Caminos

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CAMINOS Aprendizajes de la acción del Programa por la Paz Programa por la Paz - Cinep Primera edición. Bogotá, marzo de 2007 ISBN: Bogotá, Colombia Marzo de 2007 Programa por la Paz - Cinep propazsj@cinep.org.co Tel. 245 - 6181 Cra. 5 No. 33 A - 08 Director Cinep Alejandro Angulo S.J. Director Programa por la Paz - Cinep Jorge Julio Mejía S.J. Coordinación editorial Carolina Tejada B. Colaboraron en esta producción Marco Andrés Acosta Rocío Castañeda Paula Mariana Jaimes Liliana Múnera Maria del Carmen Muñoz Juan David Villa Agradecimientos especiales a Aura Patricia Orozco Vilma Gómez Roberto Rueda Diseño y Diagramación PENSÀ / Diseño editorial imagologo@yahoo.com Impresión Panamericana formas e impresos

Con el apoyo solidario de ALBOAN


Aprendizajes de la acci贸n del Programa por la Paz

Con el apoyo de:

PROGRAMA POR LA PAZ

cinep



Apostaremos por lo germinal con toda la verdad de un amor que se derrama como el agua, que no pregunta cómo crecerá la planta, ni exige una altura a tiempo fijo, ni impone una dirección precisa, ni urge los frutos más temprano compitiendo, mirando de soslayo los otros árboles del huerto que crecen a su lado.

Apostaremos como el agua que confía en el poder de la semilla, en el sol que guía el tallo en su estatura, y en la tierra que la nutre sin descanso. Apostaremos por lo germinal como Tú, como el agua de la Vida. Benjamín González Buelta



Presentación Nos llena de alegría poder compartir con cada uno/a de ustedes este material, en él recogemos la mirada sincera en torno a nuestra acción con todas las reflexiones, logros, dificultades y preguntas que allí existen. Este es el resultado de la necesidad planteada por el mismo equipo de escribir y hacer explícitas las intuiciones que acompañan el trabajo; tal vez de esto se trata un proceso de sistematización, es el intento por fijar lo que circula en medio de la acción diaria, de la planeación juiciosa y de la búsqueda permanente. A través de esta queremos percibir lo que sucedió en lo profundo de las personas con quienes entramos en relación; detectar los procesos que iniciaron transformaciones no sólo personales sino sociales y darnos cuenta del papel que pudimos tener en ellos. En definitiva comprender mejor la vida de hombres y mujeres y su proceso de cambio gracias a una respetuosa relación educativa. La elaboración de este documento se desarrolló en tres grandes momentos: en el primero seleccionamos los proyectos y las intervenciones que considerábamos más representativas de la apuesta institucional. Con esto se inicia una revisión documental de las experiencias, recogiendo los principales aprendizajes, logros y dificultades obtenidos. A la vez se buscan pistas en torno a lo que es la sistematización y a la manera de llevarla a cabo. En este momento no imaginábamos la puerta que estábamos abriendo, y es ahora cuando comprendemos lo que muchos/as otros/as dicen en torno a la sistematización, solo se aprende haciendo y ante todo implica abrirse a un proceso de múltiples caminos que sólo pueden ser definidos a través de la reflexión. En un segundo momento se empiezan a recoger las reflexiones del equipo del PPP, fundamento para la elaboración del marco conceptual, y se abre el diálogo con personas participantes de estos procesos, indagando en torno a los aportes obtenidos en el trabajo con el Programa por la Paz y de manera especial sobre los cambios que fueron generados y que han logrado sostenerse en el tiempo. Se abre la atarraya y la cantidad de insumos, de voces, de pensamientos, de historias obtenidas es impresionante.


Ya con esto entramos en un tercer momento, donde se decanta toda la información, se le da un orden y se establece lo que se considera es la mejor forma de presentarla. Y es aquí donde nos encontramos. El texto que presentamos a continuación ha sido pensado en cuatro grandes capítulos, cada uno de ellos recoge una de las dimensiones que hacen parte de nuestro trabajo: en el primero está el espíritu, el aire que alimenta el día a día de nuestra acción; en el segundo tratamos de recoger las apuestas y los presupuestos por los que hemos optado, son manos y visiones que trabajan por la paz; en el tercero quisimos dar la palabra a quienes nos han acompañado a lo largo de los años, son voces que dan cuenta de los cambios generados en el encuentro; y en el cuarto están los pensamientos, las reflexiones en torno a las maneras como concebimos la paz y los caminos para poder hacerla parte de nuestra cultura. Finalmente queremos agradecer el apoyo incondicional y solidario de ALBOAN, quienes amorosamente nos acompañaron comprendiendo los ritmos y los tiempos necesarios para el desarrollo del proceso. Esperamos que este texto más allá de las palabras nos permita seguir siendo espíritu que en medio de las dificultades, de los aciertos o desaciertos apuesta por la paz.

Carolina Tejada B. - Responsable del proceso de sistematización Jorge Julio Mejía S.J. - Director Programa por la Paz- Cinep


Tabla de Contenido

EL ESPÍRITU: APRENDER A VIVIR COMO HUMANOS

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MANOS Y VISIONES QUE TRABAJAN POR LA PAZ

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VOCES: EL APORTE DEL TRABAJO POR LA PAZ EN LAS PERSONAS

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PENSAMIENTOS: LA PAZ COMO CULTURA COLOMBIANA

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EL ESPÍRITU: APRENDER A VIVIR COMO HUMANOS

“Hemos aprendido a volar como las aves, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido a vivir como humanos”. Martin Luther King Trabajar por la paz, alcanzar la paz, crear condiciones para que la paz sea posible. He ahí el centro en torno al cual se realizan acciones de toda índole al servicio de los procesos que buscan el afianzamiento de la Paz como cultura en Colombia. La bibliografía en torno a la violencia es extensa: orígenes y causas de la violencia, características culturales que favorecen comportamientos violentos, caracterización de los diversos actores de la violencia, diferentes tipos de violencias. Igualmente hay muchas reflexiones en torno a la paz, a la reconciliación, a la justicia, a la reparación, al perdón. Inmensa riqueza de pensamiento originado a partir de los conflictos vividos en América Latina: desde las dictaduras militares, hasta las revoluciones armadas y las violencias del narcotráfico y la delincuencia organizada. Análisis importantes sobre las causas económicas, políticas y culturales de los conflictos y los posibles caminos para alcanzar la paz.

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El grupo de mujeres y hombres que constituimos el Programa por la Paz nos hemos ido sumergiendo paulatinamente en todas estas lecturas y reflexiones. Buscamos claridad y habilidad en el manejo de instrumentos teóricos y prácticos para desencadenar y acompañar los procesos de hombres y mujeres ciudadanas comprometidas con la Paz. Nuestro punto de referencia fundamental ha sido el contacto directo con los conflictos, con las víctimas de la guerra, con los comportamientos sociales injustos, excluyentes, violentos y con la lucha de tantas comunidades por superar el dolor, la postración causada por la tristeza, el odio y el deseo de venganza. Allí hemos descubierto que hay una dimensión fundamental donde se gestan todos los procesos sociales, políticos, económicos, psicosociales: la dimensión subjetiva. Ese lugar del ser humano que puede denominarse el Interior, la Espiritualidad, el Alma. Hemos constatado que sin la atención al desarrollo de esa dimensión ningún proceso será real y duradero: allí están en juego las condiciones subjetivas que nos permiten transformarnos en actores de paz, “ser el cambio que queremos” como decía Gandhi. En cierta ocasión le preguntaron al Dalai Lama: ¿Qué es la espiritualidad? Y él respondió: “Espiritualidad es aquello que produce en el ser humano un cambio interior”. ¿Pero si yo practicara la religión y observara las tradiciones, todo eso no es espiritualidad? Y el Dalai Lama comentó: “Puede ser espiritualidad. Pero si eso no produce en usted ninguna transformación, no es espiritualidad. Una cobija que ya no calienta, deja de ser cobija”. Las verdades espirituales no pueden estar separadas de las realidades sociales. Muchos profetas y sabios reflexionaron sobre la condición humana y el estado de la sociedad, para descubrir las respuestas a los asuntos vitales de la vida, de la muerte y del futuro de este mundo. Fueron guiados por la divina inspiración y los axiomas morales que enseñaron a la gente frecuentemente referidos a los retos eternos de la vida. Es evidente que para profetas y sabios la semilla de la espiritualidad sólo se puede nutrir en el seno

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de la sociedad. Es la vida con sus triunfos y tragedias, sus alegrías y penas, la que invariablemente revela la luz de Dios. Buda, por ejemplo, fue profundamente movido por el sufrimiento. El código ético de Confucio, se formuló en una era problemática y turbulenta, caracterizada por el caos moral. Igualmente los profetas de la tradición Judía lucharon contra la tiranía y la opresión, y buscaron dar a la gente una visión alternativa de la vida fundamentada en la creencia de Dios. Jesucristo denunció la codicia y la soberbia que se habían devorado la fibra moral de la sociedad de su tiempo. Sintió que el remedio descansaba en establecer claramente las bases espirituales de la existencia humana mediante el contacto con Dios, fuente de vida, tronco del árbol1 del cual forman parte las ramas que somos los seres humanos, del que tomamos la vida para crecer, florecer y dar los frutos del espíritu: “amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia”2, frutos fundamentales para hacer viables la vida y la convivencia sobre 1

Juan 15

2

Gálatas 4, 22

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la tierra. Es una visión de la transformación del ser humano que insiste en la calidad de la vida después del nacimiento, de la que depende la vida después de la muerte. El profeta Mahoma también luchó implacablemente contra la corrupción y la decadencia, el odio y la intolerancia. Abogó por la conducta recta expresada en el compromiso con la libertad e igualdad, la integridad y la compasión, la justicia y la unidad, alcanzadas a través de la total sumisión a Dios. Las tradiciones espirituales insisten, pues, en que todo proceso social se inicia adentro, recuperando y desarrollando el potencial de humanidad de hombres y mujeres, para que cumplan responsablemente con su misión, en comunidad y en los contextos en los que les toca vivir. Nuestro trabajo por la paz ha incorporado la atención prioritaria (no única), a los procesos mediante los cuales por diversas experiencias nos volvemos más plenamente presentes, estamos más conectados con nosotros y nosotras mismas y con el mundo que nos rodea, que es cuando nos ponemos en contacto con la calidez, la inocencia, la gratitud,

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la pasión, la amabilidad, la espontaneidad, la autenticidad, la confianza, la belleza, la admiración, la franqueza, el gozo, la afirmación, la generosidad, la integridad, el poder. La franqueza existente en el núcleo de nuestro ser nos lleva a percibir la existencia como algo básicamente bueno, aun en las circunstancias más difíciles. Desde esta perspectiva, todas las maldades de este mundo son consecuencia de no reconocer, o de no tener fe en este fundamento esencial de nuestra existencia. Nuestra cultura nos enseña muchísimo sobre tener y hacer, pero muy poco sobre esta clase de ser. Cuando sentimos el impulso de conectar con lo que es más real dentro de nosotros y nosotras mismas, conectamos con el Alma. Para hacer contacto con ella tenemos que retroceder desde la superficie, avanzar en el interior profundamente y entrar. En lo más hondo de nuestro ser está la Fuente de toda realización en la vida: la viveza y presencia esenciales en el núcleo de nuestra naturaleza, cuya gran belleza y abundancia están descritas en ciertas tradiciones espirituales como una “gema de la realización de los deseos” o “joya de incalculable valor”3. Ser simplemente nosotros y nosotras mismas, ser verdaderos, es estar en contacto con el Alma. Es estar en contacto con nuestro ser primordial, que es aquello que está en, alrededor de, detrás de y entre todos nuestros particulares pensamientos y experiencias. Se llama nuestra verdadera naturaleza, nuestro hogar base, también yo esencial o espíritu sagrado. Vivir es aprender a ponernos en contacto con el corazón de la vida, en contraste con las vías indirectas por las que normalmente nos relacionamos con las cosas: a través de la actividad mental y la reactividad emocional. Ese lugar interior es el único lugar verdadero y fidedigno que podemos encontrar en esta tierra. Nuestra propia naturaleza ya contiene su propio valor intrínseco e incondicional. Ese valor incondicional se encuentra a mucha más profundidad que nuestra personalidad y actitud condicionadas, que siempre son una mezcla de tendencias positivas y negativas. 3

Mateo 13, 44-46).

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Trabajamos por la recuperación psicosocial de las víctimas de la guerra, por la formación de ciudadanos y ciudadanas concientes, responsables, éticas, competentes; por la organización y la participación en el ámbito público donde se toman las decisiones que afectan a la comunidad, por las alternativas de la comunicación en la construcción de nuevas imágenes del mundo, pero nunca perdemos de vista esta dimensión, lo que hará que nunca sean víctimas del sistema y el entorno social que puede matarles el alma y convertirlos y convertirlas en agentes codiciosos, soberbios y vengativos que están dispuestos a combatir y eliminar a quienes son diferentes o a quienes son considerados rivales o enemigos por razones económicas, políticas, culturales, religiosas o étnicas. En el trabajo permanente que tenemos que hacer para aprender a vivir de manera auténticamente humana, tenemos que aprender a utilizar las diferentes formas de nutrir el Alma. Se trata de diferentes prácticas espirituales: silencio, meditación, oración, lectura de los textos sabiduría, celebración de la vida en los diferentes rituales del alma, decisión de aceptar hacer parte responsable y comprometida de la sociedad y del universo y tener claro que hay que hacer contacto con esa dimensión de la Trascendencia que es interior a nosotros, a nosotras y a todo lo que nos rodea y que es la fuente del ser y del actuar, que no es patrimonio de ninguna creencia ni de ninguna religión, sino de la humanidad por el solo hecho de ser humana. Tal manera de considerar al ser humano y su espiritualidad puede estar vinculada a una forma religiosa, pero es indispensable que cualquier pertenencia y práctica religiosa tenga presente qué es aquello que le da sentido y es su origen: esta experiencia profunda de la existencia4. Desde este lugar es desde donde el Programa por la Paz alimenta su acción e invita a otros y otras a unirse en el empeño de aprender a ser humanos. Jorge Julio Mejía, S.J.

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Cfr. John Welwood, Amar y Despertar, ed. Obelisco.


MANOS Q U E T R A B A J A N P O R LA P A Z

visiones 17


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MANOS y visiones Q U E T R A B A J A N P O R LA P A Z En este aparte queremos compartir con ustedes las maneras como el Programa por la Paz ha pensado su intervención, son manos y visiones que han gestado un camino con muchos/as otros/as buscando hacer de la paz parte de la cultura colombiana y así generar dinámicas alternativas a aquellas que perpetúan las formas violentas existentes.

Estatuto Programa por la Paz – Compañía de Jesús 2001. Capítulo II : Objetivo. Pág. 14. Bogotá - Colombia. 1

El Programa por la Paz inicia su trabajo en 1987, apoyando y animando múltiples acciones de comunidades, instituciones o de organizaciones en diferentes regiones del país que quieren aportar en la construcción de la paz desde sus realidades. La experiencia dada por el acompañamiento a estas iniciativas va unida a una reflexión continua en torno a la manera de concebir la paz y de intervenir en el ámbito de lo social; en el año 2000 se opta por centrar la acción en la transformación de la cultura reconociendo que desde esta será posible hablar de una paz duradera, que apunte a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Esta intención se hace explícita en los estatutos elaborados en este mismo año y aprobados en el año 2001, donde también se establecen las principales estrategias de trabajo: “El Programa por la Paz, en consonancia con el Proyecto Apostólico de la Provincia Colombiana - de la Compañía de Jesús-, tiene como objetivo central contribuir a la generación y a la formación de una cultura de paz en el país. Para ello trabajará en la construcción de una paz duradera, justa y estable en Colombia, procurando formar una opinión pública favorable a la conciliación, reconciliación y negociación política, apoyando el fortalecimiento del movimiento social por la paz, y educando para la convivencia pacífica.”1

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Esta información es tomada de la ficha elaborada por Andrés Acosta y Gladys Rivera, en la primera fase del proceso de sistematización del 2004.

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Desde allí y hasta el momento han transcurrido dos planes trienales a nivel institucional, 2001 a 2003 y 2004 a 2006, en donde se han desarrollado diferentes apuestas en el campo de la educación para la paz, la opinión pública y la organización de la sociedad civil. El universo de acción y el número de proyectos ha sido bastante amplio siendo necesario para esta sistematización delimitar y seleccionar las propuestas a tenerse en cuenta. En el año 2004 el equipo elige 15 procesos, tratando de recoger las experiencias más significativas en cuanto a la búsqueda de las apuestas institucionales; como se verá en ellas existen logros pero también dificultades y preguntas frente a las maneras de intervenir en el complejo mundo de los procesos sociales. A continuación se presentan dichos procesos con su duración, una breve descripción, población, ubicación y línea estratégica.2 Aunque algunos procesos iniciaron antes del primer plan trienal (año 2001), para el presente análisis se hizo un mayor énfasis en lo ocurrido después de esta fecha.

No.

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NOMBRE DURACIÓN

BREVE DESCRIPCIÓN

1

Escuela de Paz y ALIANZA: Secretariado Nacional de PasConvivencia toral Social, Pontificia Universidad Javeriana (Antes Escuela Móvil de – Instituto Pensar. Derechos Humanos). Se ha buscado fortalecer la acción pasto1997 a la fecha. ral de la Iglesia desde un proceso formativo y de organización que abre las puertas a la participación y a la acción, haciendo de la Iglesia un actor determinante en la construcción de una cultura de paz.

2

Red Diocesana de Educadores por los Derechos Humanos y la Paz 1998 a 2001

Ver al final del cuadro

POBLACION

LUGAR

LINEA ESTRATÉGICA

Agentes de pastoral: Obispos, Clero, Religiosos y Religiosas y Laicos/as.

En 20013 Provincia Eclesial de Tolima Grande, 2002 Arquidiócesis de Bogotá, 2003 Provincia Eclesiástica de Manizales, 2004 Provincia Eclesiástica de Barranquilla, 2005 Provincia Eclesial de Cartagena, 2006 Regional centro.

Educación para la paz y organización de la sociedad civil.

ALIANZA: Diócesis de Duitama-Sogamoso. Docentes de ins- Diócesis de Duitama Se consolidó una red de docentes que a tituciones educa- Sogamoso: través de su propia formación y de la lec- tivas oficiales. 26 municipios. tura crítica de su realidad generaron proyectos de formación para la construcción de una cultura de paz y convivencia democrática.

Educación para la paz y organización de la sociedad civil (red).


No.

NOMBRE DURACIÓN

BREVE DESCRIPCIÓN

LUGAR

POBLACION

3

Organizaciones de ALIANZA: Parroquia de San Pablo. Pescadores Pescadores de San A través de procesos educativos se fortaPablo lecieron organizaciones de pescadores, 1998 a 2003 quienes han asumido su papel en el desarrollo y construcción de la paz de la región.

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Casa de la Paz 1999 a 2001

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Desarrollo Rural y ALIANZA: Vicaría del Sur. Caquetá. Campesinos/as Derechos Humanos Con organizaciones campesinas se realizó 1999 - 2001 un proceso formativo tendiente a su fortalecimiento desde la solidaridad, la cooperación y el respeto a los derechos humanos; generando alternativas de resistencia noviolenta frente a la guerra.

6

Habilidades para la Se cuenta con una estructura pedagógica Construcción de la que favorece el desarrollo de habilidades Paz psicosociales en la relación consigo mis2000 a la fecha. mo/a, con las personas cercanas y en lo colectivo, fundamentales en la transformación de la cultura.

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Semana por la Paz: Se han diseñado diferentes materiales Heterogénea Materiales Pedagógicos. lúdico - pedagógicos de amplia difusión 2001 a 2005 (Juguémonosla por Colombia, Chachafruto batalla o trueque, La leyenda del pantano, Songo-sorongo), que sirven de camino metodológico para la reflexión con grupos en torno a las temáticas propuestas por la Semana por la Paz.

San Pablo (Sur de Bolívar)

ALIANZA: Casa de la Paz perteneciente Comunidad de Cali a la Parroquia San Ignacio de Loyola. Terrón Colorado. Gracias al encuentro y a la reflexión conjunta un grupo de docentes de instituciones educativas oficiales de este sector de la ciudad han desarrollado propuestas pedagógicas en Derechos Humanos. Albania (Caquetá)

Personas vincula- Nacional das a los proyectos acompañados por el Programa por la Paz.

Nacional

LINEA ESTRATÉGICA Educación para la paz y organización de la sociedad civil.

Educación para la paz y organización de la sociedad civil.

Educación para la paz y organización de la sociedad civil.

Educación para la paz

Educación para la paz

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22

No.

NOMBRE DURACIÓN

BREVE DESCRIPCIÓN

POBLACION

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Educación para la paz en los Colegios Jesuitas de Colombia - ACODESI 2000 a 2006

ALIANZA: Asociación de Colegios Jesui- Rectores y Docen- 10 colegios ubicados en: Educación para la tas de Colombia – ACODESI. tes de los colegios Barranquilla, Medellín, paz Manizales, Se acompañó a ACODESI en el proceso de de ACODESI Bucaramanga, Cali, articulación de la propuesta educativa para la Pasto y Bogotá. construcción de una propuesta en educación para la paz acorde a la Formación Integral.

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Jóvenes por San Pablo 2001 a 2003

Jóvenes ALIANZA: Parroquia de San Pablo. Se creó un espacio de encuentro juvenil para el desarrollo de actividades que de acuerdo a sus intereses se fueron centrando en el lenguaje audiovisual. A través de éste se afianzan lazos de solidaridad y cooperación en la construcción de la paz.

San Pablo (Sur de Bolívar)

Educación para la paz y organización de la sociedad civil.

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Ciudadela Educativa del Magdalena Medio (C.E.M.M.) 2001 a 2004

ALIANZA: Ciudadela Educativa. Comunidad Construcción de una propuesta integral en Educativa educación para la paz y la convivencia, a partir de la consolidación del equipo de Bienestar Estudiantil y de la realización de Habilidades para la vida.

Barrancabermeja Comuna 7

Educación para la paz

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Emisoras Comunitarias y Promotores Locales de Opinión Pública Favorable a la Paz 2002 a 2003

ALIANZA: Instituto Mayor Campesino I.M.C.A. Se desarrolló un proceso de formación a promotores/as locales como generadores de opinión pública, y personas vinculadas a medios comunitarios buscando construir una propuesta de comunicación para las comunidades de la región.

Municipios de Buga, Restrepo y Riofrío del Valle del Cauca.

Opinión Pública

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Diplomado ALIANZA: Corporación Medios para la Paz Periodistas «Periodismo Res- y Pontificia Universidad Javeriana. ponsable en el Con- Se cuenta con una propuesta de formaflicto Armado» ción para la cualificación de la producción 2002 a la fecha periodística en donde se da la recolección y análisis de textos periodísticos, el enriquecimiento del ejercicio periodístico a través de nuevas herramientas y el fortalecimiento de la reflexión ética ante la función del periodista en la sociedad.

Promotores/as locales y comunicadores de medios comunitarios.

LUGAR

LINEA ESTRATÉGICA

Hasta este momento se Opinión Pública ha realizado en Medellín, Cali, Barrancabermeja y Bogotá.


No.

NOMBRE DURACIÓN

BREVE DESCRIPCIÓN

POBLACION

13

Habilidades para la Vida 2002 a 2004

ALIANZA: Fe y Alegría Eje Cafetero, Instituciones EduCosta Norte. cativas de Fe y Se acompañó el proceso de implementa- Alegría ción de la propuesta diseñada por Fe y Alegría Nacional, Habilidades para la Vida. Se brindaron algunos elementos para su mejoramiento a través de las herramientas diseñadas por el Programa por la Paz.

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Colectivo Nacional por la Noviolencia: Aquí Estoy País. 2003 a la fecha.

ALIANZA: Corporación Universitaria Minuto de Dios, Benposta Nación de Muchachos, Pontificia Universidad Javeriana, Ficonpaz para la coordinación de actividades centrales. Se ha participado en el proceso que busca construir un movimiento nacional por la Noviolencia, desde el desarrollo de procesos regionales alternativos a la guerra y a las violencias existentes.

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Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño A.M.O.R. 2003 a la fecha

ALIANZA: Conciudadana y A.M.O.R. Mujeres A través del acompañamiento y asesoría se busca el fortalecimiento de A.M.O.R. quienes a la vez se han constituido en gestoras de cambio en su región, de manera especial en la dinamización de un proceso de reconciliación y de organización de víctimas.

LUGAR

LINEA ESTRATÉGICA

Educación para la Manizales y Regional Costa Norte (Barranqui- Paz lla, Cartagena, Isla Barú, Berástegui y Tierralta)

Personas com- Nacional prometidas con la noviolencia: académicos, representantes de organizaciones, población de base, pastoral social, etc.

Oriente Antioqueño

Organización de la Sociedad Civil

Organización de la Sociedad Civil

Para cada año se acuerda con la Iglesia la zona donde se realizará la Escuela de Paz y Convivencia, que desde su inicio han sido: en 1997 la Provincia Eclesiástica de Popayán (Arquidiócesis de Popayán, Diócesis de Pasto, Ipiales, Tierradentro y el Vicariato apostólico de Mocoa - Sibundoy), en 1998 la Provincia Eclesiástica de Medellín (Arquidiócesis de Medellín, Diócesis de Girardota, Caldas, Sonsón - Rionegro, Jericó) y la Provincia Eclesiástica de Santafé de Antioquia (Arquidiócesis de Santafé de Antioquia, Diócesis de Santa Rosa de Osos, Apartadó y Quibdó), en 1999 la Provincia Eclesial de Cali (Arquidiócesis de Cali, Diócesis de Buga, Palmira y Buenaventura), en 2000 la Provincia Eclesial de Nueva Pamplona (Arquidiócesis de Pamplona, Diócesis de Cúcuta, Arauca, Ocaña y Tibú), en 2001 Provincia Eclesial de Tolima Grande (Diócesis de Garzón, Espinal, Líbano-Honda, Neiva y el Vicariato apostólico de San Vicente-Puerto Leguízamo), 2002 Arquidiócesis de Bogotá, 2003 Provincia Eclesiástica de Manizales (Arquidiócesis de Manizales, Diócesis de Pereira, Armenia, y Cartago de la Provincia Eclesial del Valle), 2004 Provincia Eclesiástica de Barranquilla (Arquidiócesis de Barranquilla, Diócesis de Santa Marta, Riohacha, Valledupar y Vicariato Apostólico de San Andrés), 2005 Provincia Eclesial de Cartagena (Arq. de Cartagena, Diócesis de Magangué, Montelíbano, Sincelejo y Montería), 2006 Regional Centro (Arquidiócesis de Tunja y Diócesis de Chiquinquirá, Duitama-Sogamoso y Garagoa). 3

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El permanente diálogo establecido entre la revisión de las experiencias, las percepciones y aportes de las personas con las que trabajamos y la reflexión con el equipo del Programa por la Paz permitieron construir una serie de aprendizajes que queremos compartir a continuación. Estos se estructuran en cuatro grandes temas: Los aprendizajes institucionales, La acción educativa, Experiencias para la paz y Estrategias para la paz.

LOS APRENDIZAJES INSTITUCIONALES

En ellos iremos entretejiendo los elementos de análisis y aprendizajes junto a algunos escritos realizados por cada una de las personas del equipo donde se hace un especial énfasis en lo ocurrido en el último plan trienal, pretendiendo así compartir tanto la reflexión como el sentir de quienes han estado profundamente vinculados/as a cada uno de los procesos.

Trabajar por la paz en un contexto como el colombiano implica la revisión permanente de las maneras de “ser y hacer” como organización siempre buscando responder a los retos de la intervención social. Trabajamos en un mundo complejo, en donde no existe una relación lineal causa – efecto que permita garantizar que una acción va a generar un determinado resultado; sin embargo, es necesario encontrar las maneras de desatar procesos desde las personas sustentados en la construcción de nuevas manera de ser y de vivir. Se trata de hacer sinergia entre nuestra búsqueda y su deseo, entre la elaboración de un saber y la visión de un horizonte común: el de un país más justo y equitativo, que reconozca en la diferencia posibilidad para lo nuevo.

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Por esto uno de los principales aprendizajes está dado por una manera de actuar y de estar en las regiones, siempre tratando de dar primacía a las personas, a la dimensión subjetiva, partiendo de la historia y de la singularidad, favoreciendo la construcción de lazos sólidos, puerta de entrada para la transformación de determinadas dinámicas sociales. Unido a lo anterior está el establecimiento de “alianzas”, hacer de la paz parte de la cultura ante todo implica el encuentro y la acción conjunta. Sin embargo, debemos reconocer que existen formas de estar con los/as otros/as que permiten una intervención más profunda y sostenible. La existencia de sintonía en las apuestas éticas, en el tipo de compromiso y en los caminos que es necesario recorrer para la construcción de la paz parece ser fundamental.


Esto no quiere decir que en la alianza todos/as estamos haciendo lo mismo, sino que tenemos la capacidad de reconocer la importancia de lo que cada quien está realizando, de alguna manera sentimos que la intervención del otro/a es fundamental para el desarrollo de la propuesta de una manera integral. Pero cuando alguna de las partes siente que la presencia del otro/a puede ser suplida por su propia actuación y que no es necesaria, las alianzas se enfrentan a una gran fragilidad. Otro de los factores que da fragilidad a la alianza es sentir que el camino o proceso desatado por una de las partes no tiene importancia, la acción no va acompañada de la convicción, por lo que fácilmente se deja de lado el seguimiento. En otras ocasiones la convicción ha estado unida a la presencia de una persona y no logra hilarse a una apuesta institucional, lo que igualmente da una gran vulnerabilidad al proceso. Todo esto nos lleva a reafirmar que desde lo institucional una de las principales acciones es el establecimiento de alianzas, reconociendo la importancia que tiene la interlocución y construcción de acuerdos entre quienes en lo local o nacional apostamos por la construcción de la paz. Pero esta es solo una dimensión de lo institucional, también existe un mundo de relaciones internas, un equipo de personas que se compromete, actúa y espera a través de su esfuerzo aportar en la transformación del país. Allí surge la necesidad de crear espacios y dinámicas que a la vez brinden equilibrio y flexibilidad para las transformaciones, pero donde exista la posibilidad de pensar para hacer, de aprender y de compartir para crecer.

...uno de los principales aprendizajes está dado por una manera de actuar y de estar en las regiones, siempre tratando de dar primacía a las personas, a la dimensión subjetiva, partiendo de la historia y de la singularidad.

Este es otro de los grandes retos institucionales, en medio de las dinámicas propias de la intervención trascender el actuar para generar un saber frente a lo ocurrido. Aunque contamos con un espacio mensual de revisión de lo sucedido en los diferentes proyectos, aún tenemos la necesidad de generar mecanismos que nos permitan establecer mayores tiempos para reflexionar sobre algunos de los ejes que sabemos deben acompañar el trabajo de una manera transversal. Tal es el caso de la perspectiva de género donde hemos tenido algunas aproximaciones al tema enmarcándolo en la dinámica cultural y en la necesidad de relaciones equitativas, recibimos insumos importantes gracias a los aportes que al respecto han hecho organizaciones

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nacionales e internacionales, pero aun debemos traducir estos materiales en maneras particulares de actuar y de comprender nuestra intervención en diferentes lugares. Sin duda, no podemos dejar de reconocer que algunos de los avances se han derivado de la experiencia vivida con organizaciones de mujeres en el Oriente Antioqueño y no es casual que en nuestro equipo exista una mayor representación femenina. Finalmente podemos decir que la acción por la paz no puede estar separada de una determinada manera de comprenderse como organización, siendo este un tema amplio y que requiere de una continua reflexión. Nosotros/as hemos querido compartir tan solo algunas ideas pero sabemos que estas requieren de una mayor profundización y desarrollo pero que en virtud del objetivo del presente texto solamente hemos enunciado.

La institución ambigüa El 16 de noviembre de 2005 me nombraron director del Programa por la Paz. Encontré un local, un equipo responsable de los proyectos, otro de la administración y un Plan Trienal, buen instrumento para saber hacia dónde dirigir los procesos de trabajo y negociar el apoyo económico con posibles donantes. El 1 de abril el Programa por la Paz culminó un proceso iniciado en noviembre del año 2000: la unión entre centros sociales de la Compañía de Jesús en Colombia. Nos trasladamos a la sede del CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular) donde nos integramos como una Subdirección. Fuimos recibidos por un equipo numeroso, experimentado y complementario. En este nuevo lugar hemos culminado el plan trienal 2004 - 2006, una unidad de tiempo que parece definir el ritmo en el que los objetivos de los procesos sociales deben alcanzarse obligatoriamente y sus resultados e impactos “medidos”, esos que en general sólo evalúa la historia.

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Tensión entre Carisma e Institución La tensión entre el sueño, la aspiración de una vida mejor para todas y todos y la organización para canalizar los esfuerzos para alcanzarla, existe desde el momento en que nos inventamos la institución. Ésta se puede comparar con un bus al que los viajeros y viajeras resuelven subirse para realizar el viaje hacia un destino común. Provechoso y al mismo tiempo riesgoso. El provecho: hacer el recorrido juntos, juntas y de manera organizada. El riesgo: que el vehículo sea tan demandante (mantenimiento, jerarquías, reglamentos, procedimientos, informes, cuentas, proyectos), que se olvide el viaje y el destino común. Una buena parte de energías puede llegar a emplearse en la gestión (conseguir el dinero, administrar y hacer informes). Esa tensión es inherente al compromiso social organizado y que nunca debe perder de vista la utopía de otro mundo posible, de una convivencia humana con justicia y en paz, la opción por la vida con calidad integral. Ese es el punto de evaluación de la dimensión institucional del Programa por la Paz.

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4 Cfr. Edouard Pousset, Lectures Théologiques selon l’Evangile de Saint Marc, Centre Sévres, Paris 1994

Cada árbol (ser humano) es la revelación de un hábitat, cada uno y cada una de ellas tiene ciudadanía en un mundo específico.

Miremos más cerca esa tensión. Hoy contemplamos unos extraordinarios logros, “fruto del esfuerzo de una formidable decisión de la humanidad para construir, mediante cálculo y gran esfuerzo, un mundo humano a la medida de sus inmensas aspiraciones”4. Pero el trabajo en procesos sociales y educativos tiene que ver mucho más con la actividad del “agricultor que después de que ha trabajado y sembrado abandona el grano, su esperanza, al juego de fuerzas que no dependen de él. Este tiempo de desprendimiento total de la acción en relación con el resultado que pretende, no tiene cabida en los cálculos y actividades del mundo industrial”. En la acción social las variables tomadas en cuenta por los cálculos y acciones de nuestros proyectos son bastante menos que las que de hecho intervienen en el éxito o fracaso de la misma. Nuestras planeaciones tienen el peligro de reducirlas adaptando o forzando la realidad a modelos más simples. En el mundo industrial los objetos de deseo son tratados como cosas que se pueden alcanzar por medio de cálculos y acciones metódicas. Sin embargo no todo lo que desea el ser humano se presta a este tratamiento. Muchas de las cosas que deseamos se siguen obteniendo por fuera de los circuitos de la planificación y de las decisiones de la voluntad organizadora. En la búsqueda de soluciones a los problemas sociales hay una clara necesidad de creatividad y búsqueda de otras alternativas y de respetar la naturaleza de los procesos que le son propios. Sigue realizándose un gran esfuerzo por alcanzar metas de desarrollo social, de convivencia, de calidad de vida que no dependen sólo del bienestar económico. Sin embargo este esfuerzo tiene el riesgo de ser cada vez más desesperanzado, unido a una solidaridad que se desmoviliza progresivamente. La globalización determinada por el formidable desarrollo tecnológico parece propiciar la aparición de una humanidad diferente que sin embargo comienza a mostrar la fatiga, la flojera, porque ha llegado a un extremo en el que el esfuerzo comienza a parecer insignificante. Es una especie de agotamiento de las hipótesis que han sostenido la búsqueda de solución a sus problemáticas y la persistencia en sus actividades. Es como un yacimiento que estuviera a punto de agotarse.

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Nos hemos dedicado a buscar la paz para Colombia. Pero en la medida en que nos hemos entregado a lo que nuestros cálculos y esfuerzos tenían en la mira, en esa misma medida hemos visto esos esfuerzos y cálculos golpeados poco a poco por la insignificancia. La Paz no es como terminar la construcción de una casa. La Evaluación de nuestro Plan Trienal no es el balance de lo que falta aún al logro de nuestras metas, o la posibilidad de terminar lo inacabado. Nos damos cuenta y reafirmamos que lo que parece necesitar nuestra sociedad es aquello que supone un profundo cambio en las disposiciones íntimas y en la conducta.

Ruben Alves, Conversas con quem gosta de ensinar, Cortez Editora, São Paulo, 1991, pp. 11-15 5

Se trata de educar Este grupo de mujeres y hombres que constituyen el equipo de trabajo del Programa por la Paz, es un equipo de educadores. Su acción es fundamentalmente educativa. Volviendo a la imagen del agricultor, podemos afirmar que cultivan árboles de madera fina. No es lo mismo cuidar un Caobo que un Eucalipto5. Cada árbol (ser humano) es la revelación de un hábitat, cada uno y cada una de ellas tiene ciudadanía en un mundo específico. El Caobo, en el mundo del misterio, el Eucalipto, en el mundo de la organización, de las instituciones, de las finanzas. Estas mujeres y estos hombres del equipo, así como las mujeres y los hombres con quienes trabajan poseen una cara, habitan un mundo en el que lo que vale es la relación que los liga, siendo que cada persona es una “entidad” sui generis, portadora de un nombre, también de una historia, sufriendo tristezas y alimentando esperanzas. Y la educación para la Paz es algo que acontece en este espacio invisible y denso, que se establece entre dos. Espacio artesanal. El que estas personas canalicen a través de instituciones su acción no puede producir el salto de persona a funciones. “Lo que define la identidad de la persona, desde el punto de vista de la ética religiosa cristiana, no es lo que ella hace objetivamente, sino sus disposiciones íntimas. Se articula aquí el mundo a partir de la interioridad. Con la llegada del utilitarismo, todo se alteró. La persona pasó a ser definida por su producción: la identidad es devorada por la función. Y esto se arraigó tanto que cuando alguien

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Alves, ibidem.

nos pregunta qué somos, respondemos inevitablemente por lo que hacemos. Con esta revolución se instauró la posibilidad de gerenciar y administrar la personalidad, pues aquello que se hace y se produce, la función, es susceptible de medida, de control, de racionalización. La persona prácticamente desaparece, reduciéndose a un punto imaginario en el que se amarran varias funciones”6. Nuestra búsqueda en el Programa por la Paz es la creación de una institucionalidad que sea el nicho ecológico adecuado para el cultivo de la “humanidad”. Las mujeres y los hombres que somos convocados por la Utopia de un mundo diferente, habitamos en un mundo en el que la interioridad marca la diferencia, en el que las personas se definen por sus visiones, pasiones, esperanzas y horizontes utópicos. No queremos ser funcionarios de un mundo dominado por el Estado y por las empresas. No queremos ser simplemente gerenciados, administrados según la excelencia funcional, excelencia que siempre es juzgada a partir de los intereses del sistema. Y debemos confesar que en este sentido somos malos funcionarios o funcionarias, porque el ritmo de nuestro mundo busca ir más allá de algunos ritmos institucionales que se quedan en el cumplimiento de formatos o de informes olvidando la dimensión humana y social que hay en este tipo de procesos. Apostar por la paz nos hace reafirmar que no estamos estancados en el desencanto de quienes dicen que no hay nada que hacer o que se acabó la utopía. Jorge Julio Mejía M., S.J. Director del Programa por la Paz – Cinep

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LA ACCIÓN EDUCATIVA DEL PROGRAMA POR LA PAZ En el quehacer del Programa por la Paz existe un elemento en común, la acción educativa como posibilidad de encuentro desde el compromiso con la realidad, espacio para la construcción de herramientas que favorezcan su transformación. La experiencia desarrollada en este campo nos permite decir en este momento que contamos con propuestas pedagógicas que no sólo sirven de sustento a la intervención, sino que a la vez inspiran la realización y re – creación de nuevos procesos. Partiremos de cinco (5) grandes procesos formativos, que soportados en una serie de supuestos comunes han permitido responder a diferentes poblaciones y énfasis:

Diplomado “Cultura de Paz y Convivencia” de la Escuela de Paz y Convivencia, realizado en articulación con el Secretariado Nacional de Pastoral Social y el Instituto Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana. Se dirige a agentes de pastoral (sacerdotes y laicos/as) comprometidos en la construcción de una Iglesia participativa, cuenta con 3 cartillas que recogen la experiencia.

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Desarrollo de Habilidades para la Construcción de la Paz, proceso formativo sustentado en el desarrollo de habilidades psicosociales, dirigido a representantes de diferentes organizaciones sociales, procesos de Iglesia, instituciones educativas que se encuentran vinculados al trabajo por la paz. Este proceso se encuentra sistematizado en 3 cartillas publicadas por el PPP con el apoyo solidario de la Fundación Santa María. Hacia una Pedagogía de la noviolencia, publicado en “El poder de la fragilidad: experiencias en la senda de la noviolencia”. Dirigido a todas aquellas personas que asumen una opción por la noviolencia. Publicación de “Aquí estoy país” con el apoyo de Caritas Sverige, Diakonia, Fundación Santa María, Cordaid, Uniminuto y Programa por la Paz. 2003. Proceso de sensibilización zonal sobre “Reconciliación desde la perspectiva de la noviolencia”. Proyecto ético - político para el Oriente Antioqueño. Proceso que se ha desarrollado en alianza con Conciudadanía y la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño A.M.O.R., dirigido a mujeres y víctimas del conflicto armado. Documento interno del Programa por la Paz.

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Diplomado “Periodismo Responsable en el Conflicto Armado” realizado en alianza con la Corporación Medios para la Paz y la facultad de Ciencias de la Comunicación y el Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, en el que participan periodistas de medios masivos y comunitarios que en su ejercicio profesional deben narrar las noticias y situaciones vinculadas con el conflicto armado. Este se ha realizado en cuatro ciudades: Medellín, Cali, Barrancabermeja y Bogotá. Existe un libro que recoge los principales aprendizajes de este proceso “Prensa, conflicto armado y región: Aprendizajes del diplomado Periodismo Responsable en el Conflicto Armado”publicado en el año 2006. Más que entrar a describir cada uno de los materiales y las estructuras propuestas para el trabajo, se expondrán los elementos comunes que sustentan la acción pedagógica y que le permiten ajustarse a los contextos y escenarios donde se desarrolla; evidentemente son diferentes los lenguajes y las maneras como se llevan a la acción cada una de las apuestas pero todas toman aliento de unos mismos presupuestos.

Primero las personas Sin duda en la mayoría de propuestas pedagógicas que conocemos, si no en todas, se enuncia la persona como centro de la acción pero esto no siempre se lleva a la práctica quedando enunciado sin desarrollarse metodológicamente. Desde el Programa por la Paz partir del reconocimiento del sujeto ha implicado que en cada una de las propuestas se tenga en cuenta:


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La creación de metodologías que favorecen, hacen explícita, la expresión de la singularidad.

En el caso de la Escuela de Paz y Convivencia el primer paso está dado por el “evocar de la experiencia” partiendo así de la persona para la construcción de la práctica formativa o en Habilidades para la Paz la introducción a cada una de las habilidades se inicia con un “hacer”, una acción lúdica ya sea individual o colectiva que lleva a actuar desde sí mismo/a como primera instancia. De igual manera en el proceso formativo de Reconciliación siempre se da espacio al reconocimiento y expresión de emociones y sentimientos frente a cada una de las actividades realizadas que por demás están vinculadas a experiencias vitales. Desde la Pedagogía de la noviolencia, son las singularidades y su reconocimiento las que dan sustento al encuentro, su emergencia es necesaria para que sea posible el proceso de formación. Finalmente, el Diplomado de Periodismo Responsable traduce esto en un taller sobre “dimensión humana del periodista”, pero sobre todo en el “Observatorio” donde se da el seguimiento y diálogo uno/a a uno/a a partir del quehacer y ejercicio profesional; más que un instrumento con indicadores para valorar la proyección de lo aprendido en la vida profesional ésta es oportunidad para ser reconocidos en su modo particular de producción periodística.

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Concebir a la persona como un ser integral para la acción educativa.

Aunque en cada uno de los procesos se aborda la integralidad haciendo énfasis en una u otra dimensión del ser humano para responder así a los contex-

tos y las poblaciones, existe de manera permanente un esfuerzo por incluir lo afectivo, lo corporal, lo espiritual y lo mental en tanto esferas que entran a jugar de manera particular en las formas como nos vemos a nosotros/as mismos/as pero también como nos relacionamos con los/as otros/as, ya sea en los espacios de la cotidianidad o de organización más amplios. Esto parte de un supuesto pedagógico existente en todas las propuestas, la acción es uno de los principales caminos para el logro de un aprendizaje centrado en el cambio de actitudes y maneras de actuar, de por si se descartan visiones en donde la enseñanza está centrada en un ejercicio mental que involucra solamente la reflexión y el pensamiento. En la Escuela de Paz y Convivencia aunque existe una mirada particular a la espiritualidad desde una opción católica, nunca queda de lado la dimensión corporal o la emocional, demostrando siempre que la acción comprometida para la construcción de la Iglesia implica a la persona en su totalidad. En el caso de una Pedagogía para la Noviolencia la espiritualidad se aborda a través del sentido trascendente que se expresa de diferentes maneras, una es la opción cristiana pero otras son las cosmovisiones indígenas o las expresiones de otras iglesias, igualmente este sentido se une a una corporalidad, a la emotividad siempre en la búsqueda de una profunda coherencia entre el ser y el hacer. En Habilidades para la Paz y Reconciliación la emotividad tienen un papel central, pero igualmente unida a la corporalidad y a una espiritualidad que sustenta el sentido sagrado de la vida. El Diplomado de Periodismo Responsable no se limita a brindar una serie de herramientas para el ejer-

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cicio profesional sino que esto lo integra a una opción de vida que involucra todo su ser.

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El primer universo de cambio, la persona

Tal como lo propone la Pedagogía de la Noviolencia la primera esfera de cambio está en la persona y esto es algo que se mantiene en las diferentes propuestas; es verdad que la construcción de la paz debe estar dada por amplios procesos sociales pero si estos no están soportados en profundos cambios personales adquieren una gran fragilidad o se constituyen en espacios de poca coherencia entre vida personal – espacio social siendo poco convincentes para los/as otros/as. De una u otra manera las propuestas pedagógicas hacen un llamado a la coherencia entre el decir – actuar – sentir – pensar, fundamento para las transformaciones que son necesarias en la cultura y que hacen de la paz parte de esta. En el proceso de Habilidades para la Paz, todas las personas que asistieron a la sistematización reportaron que los cambios en ellos/as mismos/as es lo que más ha perdurado, paso fundamental en la comprensión profunda del valor sagrado de la vida. Por supuesto, el proceso de Reconciliación parte de las víctimas, siendo el primer espacio por reconciliar su propio corazón y es desde este que se hace posible proyectarse a escenarios sociales clamando por la verdad, la justicia y la reparación desde una opción noviolenta. Para la Escuela de Paz y Convivencia la Iglesia se construye en el encuentro con otros/as pero este solo puede darse cuando está sustentado en una opción personal sólida y coherente.

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En el caso del Diplomado de Periodismo, el reconocimiento de la complejidad vivida en los medios de comunicación, especialmente en los masivos, hace que todas las apuestas estén dadas en la acción de las personas que asumen de manera responsable y ética el ejercicio de una profesión que cada vez posee mayor fuerza en el mundo moderno.

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La identidad,

De una u otra manera la pregunta por la identidad está en las propuestas, ¿quién soy?, ¿desde dónde me defino? Pregunta que vincula la interioridad con la exterioridad, el sí mismo/a con los/as otros/as. En la Escuela de Paz y Convivencia se parte de la identidad personal pasando por la identidad regional hasta llegar a la identidad cristiana; se trata de reconocer que no estamos solos/as y nos construimos en el mundo relacional, desde los referentes sociales, regionales o culturales. En la Pedagogía Noviolenta la pregunta por la identidad busca desmontar los referentes culturales y sociales que han justificado la violencia como algo connatural al ser humano, aspecto que también se encuentra en la propuesta de Reconciliación. Habilidades para la Paz sin distanciarse de esta propuesta, hace énfasis en la manera como la identidad personal entra a construir los espacios colectivos, la comunidad, la organización y claro está el país. Por su parte el Diplomado de Periodistas propone una manera de asumir la profesión, en tanto identidad personal y como grupo profesional.


Junto a las personas, el encuentro Aunque en las propuestas se hace énfasis en la dimensión personal esta solamente cobra importancia por la posibilidad del encuentro, se trata de trascender en la relación con las otras personas y en los procesos comunitarios u organizativos.

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Sentido colectivo y cuidado por el “nosotros/as”

Comprender la importancia de estar con otros/as es fundamental, esto no sólo parte del reconocimiento de las diferencias sino de la convicción de que no es posible quedarse en la acción individual y es necesario el encuentro y la acción colectiva. No sólo se busca al grupo sino que también se lo cuida, se trata de aprender estrategias que le permitan fortalecerse y resolver sus tensiones internas. La Escuela de Paz y Convivencia plantea para esto diferentes estrategias, una de ellas es la re – creación, el compartir los aprendizajes con otros/as, en donde se busca ir más allá de la estrategia formativa

para consolidar un proceso organizativo en donde todos/as se sientan responsables y partícipes de la construcción de Iglesia. En Habilidades para la Paz además de ser tema de trabajo “lo colectivo”, la aplicación de aprendizajes que realizan los/as participantes en sus contextos pretende ser alternativa para fortalecer y cuidar los procesos organizativos ya existentes. Una Pedagogía para la Noviolencia no solo tiene en cuenta la toma de conciencia del otro/a, del ser y estar con otros/as sino que busca desarrollar como un sentimiento permanente el cuidar de esos otros/as y de la colectividad a través de las expresiones que esta puede tener. Para la Reconciliación el cuidado colectivo empieza por el apoyo mutuo dado entre las víctimas, después de que el mundo de relaciones se ha visto fuertemente afectado por la acción de la guerra. En el Diplomado de Periodistas, este sentido colectivo se ha ido traduciendo en la necesidad de ac-

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tuar colectivamente, constituyendo red y grupo desde las ciudades donde se ha realizado.

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sión de lo local, es imposible seguir narrando y construyendo noticia sin hacer referencia a las circunstancias vitales que la acompañan.

Partir de lo local, reconocer la realidad vital

3 Estas propuestas pedagógicas parten de la necesidad de reconocer la realidad vital de las personas; diferente en cada región, marcada por determinadas circunstancias como el tipo de oficio al que se vinculan, sus posibilidades de participación en lo económico y político, etc. La Escuela de Paz y Convivencia que cada año está en una región del país, contextualiza la propuesta antes de iniciar la experiencia y construye con las personas lo referente a la identidad regional reconociendo así las lecturas que poseen en torno a lo que los/as define. Habilidades para la paz y la Pedagogía para la Noviolencia brindan herramientas para que las personas puedan reconocer en su contexto las posibilidades y oportunidades de cambio, los espacios y los mecanismos para actuar desde allí. Para el proceso de Habilidades es fundamental que los/as participantes hagan parte de procesos organizativos y de instituciones, primeros espacios en donde deben aplicar lo aprendido. Reconciliación parte de una realidad regional que ha estado atravesada por las dinámicas de la guerra, es fundamental el reconocimiento de lo que allí ha ocurrido desde la perspectiva de las víctimas para hacer posible un proceso más amplio que permita cambiar dinámicas dentro de la región. Finalmente el Diplomado de Periodismo, convierte en parte fundamental del ejercicio periodístico la utilización de herramientas que permitan la compren-

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La acción colectiva y su proyección

Aunque se ha insinuado de diferentes maneras, es importante hacer explícito que desde estas propuestas la acción colectiva y la proyección a lo social hacen parte fundamental de las mismas. Ninguna de ellas se agota en la realización de talleres, estos son el punto de partida para un proceso mucho más complejo que se quiere desencadenar y que hace parte de los mínimos para la construcción de la paz, la organización social. Efectivamente la Escuela de Paz y Convivencia cuenta con una estructura pedagógica consolidada que adquiere sentido en el fortalecimiento de los procesos organizativos de la Iglesia. Se trata de construir el sentido de comunidad a través de la participación y de la proyección a lo social con una acción ordenada, planeada y articulada que promueve la paz y la convivencia. La Pedagogía para la Noviolencia ha acompañado el fortalecimiento y la dinamización del “Movimiento Nacional de Noviolencia Aquí estoy país”, a través de esta se muestra un nuevo camino que debe traducirse en acciones que vinculen procesos organizativos y acciones en el espacio público que inviten a más personas a unirse a la propuesta. El principal aprendizaje de Habilidades para la paz se da en el ejercicio y la aplicación que las personas hacen de la propuesta en sus organizaciones o instituciones, los seminarios taller son un momento


de encuentro en donde se presentan las herramientas. Para el proceso de Reconciliación, la reconstrucción del tejido social roto por la guerra solo puede darse desde la organización social por lo que toma tanta importancia el fortalecimiento de lo existente, en este caso la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño (A.M. O.R.) y la creación de organizaciones de víctimas que les ayuden a recuperar su voz ante la sociedad. El Diplomado para Periodistas a través del Observatorio, ejercicio de seguimiento a las producciones realizadas por los/as participantes, hace una gran énfasis en la necesidad de la proyección a través de la misma actividad profesional. Sin embargo, ha sido interesante ver como desde los/as mismos/as diplomados/as surge la necesidad de consolidar una red que alimente este tipo de ejercicio periodístico y lo fortalezca.

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La Celebración

El encuentro con los/as otros/as es motivo de alegría y se constituye en espacio sagrado, de tal manera, que en cada uno de los procesos hay espacio para la celebración y el ritual; todas estas, expresiones de la sacralización de la vida, caminos para el restablecimiento de un mundo simbólico que se ve roto por las violencias. En cada uno de los procesos y estos a su vez, en cada uno de los momentos de encuentro, generan múltiples expresiones de celebración, lo importante es mostrar que es una forma de resignificar y dar un valor profundo al hecho de estar juntos/as.

Los principios pedagógicos Con los elementos enunciados hemos querido mostrar que en la base de estas cinco propuestas existen unos principios pedagógicos comunes sustentados en la construcción de saberes desde el diálogo y el encuentro con las diferencias, lo que se vincula a la acción y la proyección con otros/as. Creemos que para la construcción de la paz necesitamos desarrollar maneras de ser y estar en el país, que se traduzcan en nuevas maneras de hacer en medio de la cotidianidad. Es así como todo esto se traduce en la generación y fortalecimiento de actitudes, reflejo de una ética que opta por la paz.

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La Vida Con Risa Entra... Parodiando aquel oscuro y antiguo refrán “la letra con sangre entra” podemos decir desde la experiencia educativa del Programa por la paz que la “la vida con risa entra”. La experiencia de una educación para la paz ante todo nos lleva a recordar imágenes de rostros que sonríen, que encuentran en la alegría y en el goce un nuevo camino para aprender. Hablamos de un aprendizaje especial porque estamos haciendo referencia a la vida misma; se trata de aprender sobre nosotros y nosotras, sobre nuestras historias para entenderlas desde la orilla del amor y de las posibilidades de crecimiento, reconociendo la manera particular de afrontar nuestras rabias nuestra ira, nuestros miedos y también nuestra alegría ... y así nos preguntamos ¿cómo está mi clima afectivo?, ¿cómo está mi mar de emociones y sentimientos?. No puedo dejar de olvidar la manera como docentes, aquellos llamados por algunos/as como “los duros del sector oficial”, gozaron navegando en su mar de emociones y sentimientos, se sumergieron, afrontaron grandes olas para después poder compartir con sus grupos de estudiantes esta misma alegría... salones convertidos en mar, con peces, ballenas, delfines, corazones, historias, dolores y alegrías. Ahora navegar es una aventura que los acerca, en la que todos y todas crecen: las/os profes en la manera de comprender y hacer pedagogía, los niños y niñas en la forma de ver a ese adulto que los acompaña en su vida. Efectivamente “la vida con risa entra...” y no solo entra, fluye, se construye, crece. No sólo fueron profes, niñas y niños los que asumieron esta tarea, a este grupo se unieron otros/as,... también fueron pescadores, campesinos/as, nuevas empresarias de alimentos, mujeres, comunicadores, personas vinculadas

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a la iglesia, adultos y jóvenes, los que quisieron entrar a aprender sobre la vida misma para así construir otras posibilidades de convivencia. Todos ellos y ellas se aventuraron a jugar, a representar, a hacer títeres, a pintar para ir aprendiendo maneras de abordar los conflictos, reconociéndolos como parte indispensable de la vida que nos abre a una infinitud de caminos y por lo tanto, nosotros/as debemos ser igualmente creativos en el momento que nos sentimos enredados, anudados, amarrados, atrapados en medio de alguno que aún no logra transformarse. Al conflicto le perdimos el miedo, ya sabemos que no es sinónimo de ruptura y de pérdida... es posibilidad. También aprendimos que la comunicación nos da la oportunidad de cambiar el transcurrir de un conflicto: cuando nos comunicamos como comadrejas pensando solamente en nuestros intereses, en nuestros sentimientos y no vemos más allá de nuestras narices enredamos aún más los conflictos o hasta podemos crear uno nuevo. Pero cuando nos comunicamos como jirafas y levantamos nuestra cabeza para mirar más allá y buscamos conectarnos desde el corazón con el otro/a no sólo transformamos los conflictos sino que nos hacemos más humanos. En el juego recordamos que por la vida vamos atados – unidos a otros/as, corremos de un lado a otro superando obstáculos y encontrando las pistas que nos ayudan a construir un ser colectivo, una manera de andar en comunidad, como organización y es desde allí como vamos construyendo país... aprendemos sobre nosotros y nosotras, sobre la manera como construimos relaciones con los/as otros/as, pero también sobre las formas como nos hacemos país. “Nosotros todavía seguimos siendo alumnos de habilidades para la paz, ¿verdad Caro?” me dice alguien con acento costeño, aunque ya han pasado un par de años

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del proceso formativo; no sólo aprendemos sino que asumimos una nueva actitud que invita a abrirse permanentemente, en donde cada momento de la vida es oportunidad para aprender y para reír también... “Sabemos que no estamos solos pero no queremos sentirnos solos”, también dice alguien, aprender a valorar la vida en toda su magnitud contagia a la gente de unas profundas ganas de estar en contacto con otros/as, de seguir reconociendo que la vida se construye desde diferentes lados, desde diferentes rostros y así surge la necesidad de una red... de un tejido que nos une, que nos permite encontrarnos y alentarnos al ir compartiendo lo aprendido, pero sobre todo al compartir la risa. Esta misma alegría la hemos querido contagiar a otras personas, de muchas de ellas no conocemos su rostro, pero estamos seguros que son quienes se unen a nosotros/as en la apuesta por la vida... la invitación es A JUGAR! Camino para el encuentro, para compartir, para reflexionar sobre las maneras como vamos generando ciertas dinámicas en el país, como optamos desde la cotidianidad por la guerra o por la paz, como ponemos a circular los valores de la noviolencia, o como songo sorongo vamos perpetuando los dolores, las venganzas, bloqueando los caminos y las posibilidades para que todos/as puedan llegar al punto del encuentro. Todas estas experiencias nos llevan a reafirmar desde lo más profundo que aquello que se aprende desde la risa, desde la alegría, desde la vida misma no se olvida... En contraste con las realidades del país que son atravesadas por la guerra, por el dolor y por la injusticia nosotros/as nos vamos uniendo a un país en el que definitivamente “La vida con risa entra”. Carolina Tejada B.

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OTRA PEDAGOGÍA - LOS JUEGOS Han existido otros caminos pedagógicos que partiendo de los mismos supuestos han buscado traducirse en un instrumento, en una herramienta asequible a muchos/as, estos son los juegos. Desde hace algún tiempo, el Programa por la Paz ha querido hacer un aporte a la Semana por la Paz con un material lúdico y pedagógico, excusa para el encuentro y la sensibilización en torno a algunas de las preguntas que nos hacemos para hacer de la paz parte de la cultura. Los juegos hasta ahora producidos son:

Juguémonosla por Colombia (2001) Chachafruto, Batalla o Trueque (2002) La Leyenda de Pantano (2003) Songo sorongo y nos vamos encontrando (2005)

Queremos de manera general compartir algunos de los presupuestos que nos guían en su construcción, y el camino recorrido hasta ahora.

Empezamos por el tema. De acuerdo a las reflexiones que el equipo del Programa por la Paz va teniendo desde su experiencia, desde las realidades vividas en lo nacional y en lo local van surgiendo preguntas. Estas se constituyen en el marco para iniciar el diseño del material lúdico; en el caso de Juguémonosla por Colombia la pregunta es por la manera como se abordan los conflictos desde las diferentes identidades regionales, y desde allí cómo se construyen territorios de paz o territorios de violencia. Al diseñar Chachafruto el país estaba preguntándose por las posibilidades del diálogo o de la guerra como caminos para la solución del conflicto armado, así surge la pregunta por los costos de la guerra. Posteriormente en la Leyenda del Pantano surge la pregunta por cómo hacer evidente que las acciones que están sustentadas en la violencia nos

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dividen, hacen que perdamos el sentido de “nosotros/as” mientras que las acciones que parten de la noviolencia nos permiten encontrarnos y fortalecernos como comunidad. Finalmente Songo sorongo hace la pregunta por las dinámicas sociales que perpetúan los rencores, y que cierran las puertas a las posibilidades de la reconciliación para encontrarnos como país.

Ahora la dinámica Teniendo establecida la pregunta central se empieza a construir una dinámica que nos aproxime. Hemos encontrado que la utilización de cierto tipo de juegos que ya son reconocidos por las personas facilita la utilización del mismo. Utilizar cartas como en Chachafruto y la Leyenda del Pantano; dados y recorrer un tablero siguiendo la imagen de un parqués como en Juguémonosla por Colombia y Songo sorongo, facilita la apropiación, sobre todo por la diversidad de personas a las que puede llegar el material. Pero a la vez la dinámica debe permitir el encuentro, la risa y la participación de un buen número de personas; el parámetro está dado por las instituciones educativas en donde los grupos oscilan entre 35 y 45 personas.

No olvidemos a las personas En todos los materiales tratamos de encontrar una estrategia que permita la participación de las personas, que exista un referente que les de identidad en medio del juego pero que a la vez les permita distanciarse para actuar de manera espontánea. En el caso de Chachafruto son los animales de la fauna colombiana los que se constituyen en personajes para actuar en el juego, mientras que en Songo sorongo son los personajes y elementos de los cuatro escenarios propuestos (selva, ciudad, campo y playa) los que entran

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en el juego. Tener un personaje como referente facilita que las personas se involucren en el juego y a la vez lo hacen sin ponerse en ridículo o en tela de juicio. En La leyenda del Pantano y en Juguémonosla por Colombia el personaje central es el grupo, desde este se actúa.

Un juego para portarnos bien?

?

Estos materiales no están diseñados para que las personas actúen desde un “deber ser”, el juego busca abrir las opciones para actuar desde la cooperación o la competencia siendo esta una opción de las personas y del grupo. En el caso de Juguémonosla por Colombia, las actitudes que se asumen para abordar los conflictos pueden ser matizadas o no por el grupo llevándolos a enredar los conflictos en vez de transformarlos. Con Chachafruto, la opción por la batalla o el truque está a la mano de las manadas, ellos/as mismos/as van eligiendo el camino por el que esperan lograr su tarea especial. Mientras que en La Leyenda del Pantano circulan talentos y maleficios que los pueden ayudar o por el contrario hundir en la violencia. Y finalmente en Songo sorongo las cartas “tumbao” y las acciones que se dan en el recorrido pueden generar acciones solidarias de encuentro o por el contrario de competencia y de exclusión del otro/a. Se abren caminos y alternativas para que en medio de la dinámica actuemos de la manera más desprevenida, es decir, que lo hagamos lo más cercano posible a como ocurre en el día a día.

Y todo esto para charlar, para reflexionar Con estos materiales se espera crear un momento de encuentro que nos lleve a hablar sobre las maneras como actuamos en la cotidianidad, haciéndonos responsables de la construcción de la paz desde los espacios cercanos.

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En Juguémonosla por Colombia, la reflexión se centra en las actitudes que cotidianamente asumimos frente a los conflictos y la manera como estas facilitan o no su transformación. En Chachafruto queremos hacer visible que la opción por la guerra no sólo es de algunos pocos, muchas veces asumimos esta manera de actuar (ya sea imponiéndonos a los otros/as, tomando sobre las necesidades de los otros/ as lo que creemos es nuestro, etc) por que consideramos que es un camino más rápido sin darnos cuenta que es más costoso. En la Leyenda, la fragilidad de la comunidad y del tejido social se hacen evidentes así como la fuerza de la noviolencia para fortalecer los lazos y en Songo sorongo, las maneras como asumimos ir por el país ya sea bloqueando el camino a los/as otros/as o dándoles paso y llamándolos al encuentro con nosotros/as, son determinantes. Es fundamental hablar de lo que ocurre en cada uno/a de nosotros/as en el momento de jugar, ¿son más fuertes las acciones competitivas que las cooperativas?, ¿nos divierte generar algún tipo de daño en el otro/a? Queremos ofrecer una excusa para reconocer algunas prácticas culturales que tenemos insertas de manera profunda y que pueden ser formas silenciosas de la violencia. Con este rápido recorrido por las propuestas educativas del Programa por la Paz hemos querido compartir un camino, con algunos elementos consolidados pero donde creemos que debemos seguir avanzando. Hay muchos aspectos que tal vez no alcanzamos a mencionar, pero lo importante después de esta mirada es poder reafimar que la acción educativa es alternativa para hacer de la paz cultura, enfrentándose a las lógicas eficientistas que buscan resultados inmediatos, y reafirmando la opción por lo humano. A continuación presentamos otros dos grandes caminos que hemos encontrado en nuestra intervención, la acción a través de experiencias para la paz o la generación de estrategias.

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EXPERIENCIAS PARA LA PAZ Al revisar los proyectos propuestos para esta sistematización, encontramos que una de las formas de intervención desarrolladas se articula a la capacidad de una comunidad o de una organización para interpretar una realidad de violencia desde la paz. Esto ocurre cuando las personas pueden comprender de una modo diferente lo que ocurre a su alrededor traduciéndolo en una manera de ser y sobre todo en una forma de actuar, es decir, en un plan de acción que compromete sus vidas. Uno de los elementos centrales que identificamos en estos casos está dado por la posibilidad de significar, de dar sentido a la vida y a la acción conjunta; así como la violencia (ya sea directa, estructural o cultural) tiene de por sí la cualidad de irrumpir en lo simbólico, de quedarse en la acción sin mediación, donde parece que no hay palabra alguna para poder “decir” o “expresar” lo que ocurre, en las Experiencias para la Paz las personas encuentran nuevos referentes simbólicos que les permiten decir, construir relato, historia pero sobre todo un futuro colectivo que se traduce en un plan de vida.

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LA INTERVENCIÓN DESDE LAS EXPERIENCIAS PARA LA PAZ... SU FUERZA Y SU FRAGILIDAD Al hacer referencia a las “experiencias” incluimos el trabajo desarrollado con organizaciones de pescadores en San Pablo y el llevado a cabo para la conformación de Jóvenes por San Pablo (en el Magdalena Medio, sur de Bolívar), el proceso de Desarrollo Rural y DDHH que se ejecutó con la Vicaría del Sur (Albania, Caquetá), el fortalecimiento de la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño A.M.O.R. y el proyecto educativo comunitario con Ciudadela Educativa del Magdalena Medio (Barrancabermeja). Tal como definimos al principio estas se constituyen en experiencias por la capacidad que tienen las poblaciones para comprender una realidad que ha sido marcada por las violencias y proponer planes de vida alternativos que les permiten soñar con un futuro diferente. En este punto es importante aclarar que una experiencia no está definida como tal por ser exitosa, aunque existe un alto nivel de compromiso de la población hay factores y elementos que pueden hacerla frágil o por el contrario perdurable y fuerte. Por otro lado, como siempre ocurre con las clasificaciones, la ubicación de estos proyectos se hace desde algunos elementos pero siempre existe la pregunta por su pertinencia en este lugar. Sin más preámbulos presentamos a continuación algunos puntos comunes en torno a las fortalezas y las fragilidades vividas a través de este tipo de procesos.

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La fuerza viene de adentro,

Uno de los elementos que inicialmente llama la atención tiene que ver con el sentido construido en torno a lo colectivo. Cuando las posibilidades de intervención se unen a procesos organizativos fuertes en donde las personas han consolidado una apuesta por el estar juntos/as o la intervención de manera explícita ayuda a esto, existe una mayor permanencia en el trabajo. Tal es el caso de las organizaciones de pescadores en San Pablo, aquellas que asumieron nuestra intervención como una oportunidad de encuentro para el fortalecimiento interno sin dejar de lado la búsqueda de su autonomía, han logrado mantenerse y crecer constituyéndose en fuerza para su municipio. Las que establecieron una relación de mayor dependencia esperando que nuestra presencia les permitiera mantener la dinámica de reuniones, resolver cuestiones internas o encaminar posibilidades de gestión han tenido más dificultades para sostener desde sí una acción y proyección en pro de la construcción de la paz. Con aquellas organizaciones de pescadores donde existe una mayor autonomía se hace evidente que la posibilidad de actuar juntos/as es lo primordial, nuestra presencia llega a alimentar un sentido que ya está afianzado. Con el segundo grupo de organizaciones, pareciera que en parte el encuentro está mediado por la presencia de un tercero que viene de afuera; podemos concluir que el sentido de pertenencia y lo colectivo son aspectos esenciales que se deben trabajar cuando se está en medio de experiencias.


Esto mismo pudo observarse en la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño, A.M.O.R., quienes han asumido el acompañamiento del PPP como oportunidad para el logro de una mayor autonomía y capacidad de gestión generando propuestas que se traducen en nuevos procesos organizativos que buscan responder a la realidad de la región. Las mujeres van planteando una agenda para la región, proponen temas y ante todo salidas a las problemáticas vividas, es así como asumen la dinamización de un proceso de reconciliación que poco a poco da voz a las víctimas hasta constituir organizaciones con las que se espera ayudar en la reconstrucción de la memoria, el esclarecimiento de la verdad para abrir alternativas a la justicia y a la reparación integral. En estas dos experiencias la construcción de planes de vida sólidos y la posibilidad de proyectar sus vidas de una manera diferente, les permite asumirse desde un lugar más activo, disminuyendo los sentimientos de vulnerabilidad que da la guerra y las diferentes expresiones de la violencia.

Del Silencio a la Palabra, de la Palabra a la Acción El tiempo tiene su propio ritmo. La historia transcurre inexorablemente al ritmo de nuestra acción, de nuestro trabajo, de nuestra voz, y también al ritmo de nuestras parálisis, nuestros miedos y nuestros silencios. ¿Cómo condensar esa experiencia y esa vivencia?, ¿Qué palabras pueden ser adecuadas para poner la vida en el papel? Cualquier relato se queda corto, cualquier palabra es mera aproximación, un intento fallido por reconocer aquello que tiene su propio ritmo y su propio tiempo. ¿Qué significa entonces hablar de reconciliación en una región, en lugares golpeados fuertemente por la guerra?, ¿Qué significa promover propuestas de reconciliación en lugares donde los muertos se han contado por centenas y millares y donde cada quien tiene un dolor escondido, encogido y apretado en los rincones del alma?

¿Qué significa promover propuestas de reconciliación en lugares donde los muertos se han contado por centenas y millares y donde cada quien tiene un dolor escondido, encogido y apretado en los rincones del alma?

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Fue la muerte, la alucinación de una guerra absurda, la soberbia del poder de las armas, la humillación, el doblegarse en el silencio guardando todas las rabias y todos los pesares; fue la tristeza absoluta, aquella que no tiene derecho a expresarse, la que se encierra en el último rincón porque el llanto, las lágrimas, el reclamo, el dolor y la indignación son peligrosos: “Nuestra Alma quedó pendiendo de un hilo” decía una mujer de Rionegro (Antioquia). ¡Un Hilo! ¡Frágil y tenue hilo! ¡Tan fácil de romper! No se podía hablar de lo que se sentía, ni de la desolación que se paseaba campante por las calles de los pueblos. Algunos/as prefirieron irse para otro lugar intentando salvar, además de su vida, la esperanza de vivir. Y para muchos/as esa esperanza fue un recuerdo remoto que se perdía entre una niebla espesa que no tenía visos de abrirse al rayo de sol. Sin embargo, es en este escenario, en medio de estas historias de horror y sangre, terror y silencio, donde tiene sentido hablar de reconciliación. ¿De qué manera? Nuestro primer paso para acompañar estas vidas, estas historias, estas comunidades fue comprender que las víctimas, los/as dolientes tenían que salir de la oscuridad, levantarse de su postración, alzar su cabeza con dignidad y expresar abiertamente que todo lo que han vivido no es justo ni legítimo, que nada justifica arrebatarle la vida a otro ser humano, que necesitamos poner un límite y que es fundamental decir: NO MÁS. Se pudo entonces, nombrar lo innombrable. Algunas mujeres decidieron que sus dolores no las iban a paralizar y se comprometieron en un proceso de formación: Promotoras de Vida y Salud Mental. Aprendieron a conocer su sufrimiento, a hablar de él, a

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verle el rostro a su propia desesperanza y su sinsabor. Y al mirarlo cara a cara, al hablar con sus miedos, comprendieron que nada detiene la vida y que basta un resquicio, una grieta para que la vida se filtre, surja, emerja y sobreviva... Estas mujeres acogieron a otras, las abrazaron y las acompañaron a mirar de frente sus propios dolores, sus angustias y miedos. En este momento lentamente se fueron abriendo las puertas. Lo innombrable, aquello que aterrorizaba y paralizaba, dejó de ser fantasma indomable y se convirtió en relato, en historia que se podía contar. Renace la palabra para que otros y otras empiecen a escuchar, “lo que no se podía hablar” se convirtió en historia de vida, en pintura, en símbolo, en luz que se enciende cada primer viernes de cada mes. Otras personas se unen a estas mujeres y se conforman grupos de personas solidarias para que otras voces se escuchen y el dolor sea propuesta. Se organizan pequeños comités para trabajar la reconciliación. Su objetivo, proclamar en sus municipios que no era legítima la guerra, que debíamos detenerla: NO MÁS. Que ninguna muerte se justifica y que el valor de la vida está por encima de cualquier consideración política, económica o estratégica: NI UNA (Víctima) MAS. Y que por lo tanto, ni el horror ni la desolación pueden volver a sus terruños: NUNCA MÁS. Así pues, de la soledad se pasó a la compañía del grupo de apoyo mutuo y de allí a la necesidad de estar organizadas y organizados para trabajar por un futuro compartido, por unos derechos, por una vida mejor. El pequeño hilo del que había quedado pendiendo el alma se convirtió en tejido que arropa el sueño de muchos y muchas. Hemos asistido a la


metamorfosis de muchas víctimas, hemos visto como del anonimato han salido a la luz y de la desolación han pasado a la esperanza. Orugas que han salido de la crisálida, cual mariposas cuyos colores reflejan la fuerza del sueño, de la capacidad de la vida para siempre renacer. Hemos sido testigos y acompañantes de un proceso en el que las víctimas de esta guerra tienen una voz y en donde su dolor se ha hecho propuesta y ésta comienza a ser acción. Estamos entonces en el camino de la reconciliación, donde hemos decidido dar un lugar primordial a la víctima. Sin desconocer al ofensor, es fundamental que la víctima esté en un lugar de equidad frente a su agresor para poder afrontarlo en un escenario diferente al armado. Estamos allí acompañando este proceso, pensando que es fundamental seguir tejiendo ese hilo para que pueda arropar incluso a los victimarios, a quienes les reconocemos su humanidad y que por tanto, bajo ninguna circunstancia se les debe eliminar, porque su vida también tiene un enorme valor. Pero donde sabemos que es necesaria su transformación y su compromiso con la verdad, así como su disposición para responder por lo que ha sucedido y reparar. En cualquier tragedia humana los/as sobrevivientes son fundamentales: tienen la voz y la fuerza de la memoria, nos pueden contar la historia, llevan tatuada en su piel la experiencia que otros/as necesitamos reconocer para no repetir lo ocurrido, para no olvidarlo. Los/as sobrevivientes son insignias, son estandartes de un pueblo, de una experiencia histórica; y como tal, debemos hacerlos visibles y reconocerlos. Esta es una tarea ineludible para esta sociedad y para este país. El Programa por la Paz está comprometido con esta tarea y con este proceso, después de lo avanzado

en el Oriente Antioqueño nos enfrentamos al reto de ir a otras regiones del país a través de las parroquias de San José (Tierralta), San Pablo (sur de Bolívar) y Santa Rita (Cartagena). Ya estamos en camino: ahora las voces que nadie escuchaba comienzan a tener voz propia, soñamos con que su organización se fortalezca y con que en este Macondo eterno sin memoria su palabra sea sinónimo de historia y proyecto de sobrevivencia, de tesón, de esperanza para que todos y todas comprendamos que el rumbo llevado hasta el momento es equivocado. Se debe dar un viraje desde adentro para que cada colombiano, cada colombiana se comprometa con No Matar, con reconocer el rostro humano de cada persona. Estamos invitando a una reconciliación que no borra el dolor ni oculta la historia, sino que parte de reconocernos en nuestras verdades y desde allí asumir las responsabilidades para comprometernos con la transformación de un país, con un futuro para todos y todas. Las víctimas con las que trabajamos, los procesos que acompañamos ya están en este camino... Juan David Villa

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Los ritmos y los tiempos

Los procesos sociales poseen unos determinados ritmos y tiempos que son marcados por las circunstancias del contexto, por dinámicas culturales y por las características de la población que allí se ve comprometida. Al reflexionar en torno a las Experiencias para la Paz que hacen parte de la sistematización encontramos algunas circunstancias en donde estos elementos generan ciertas condiciones particulares; en un caso hacemos referencia a una etapa de la vida, mientras que en el otro a las diferencias existentes entre los ritmos que marca un contexto violento frente a las posibilidades dadas para el acompañamiento. Al plantear la necesidad de un espacio para los/as jóvenes de San Pablo donde puedan construir nuevos sentidos de vida que los vincule al municipio, surgen diferentes iniciativas unidas a las expresiones culturales y artísticas que poco a poco se van consolidando en la producción audiovisual. Aunque desde un principio se comprende que esta es una población cambiante, existen condiciones que vulneran la sostenibilidad de la propuesta.

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Para responder a la dinámica de los/as jóvenes se decide establecer un acompañamiento permanente en la zona, lo que permitió brindar una formación especial a algunos/as de ellos/as esperando que en el futuro dieran continuidad al trabajo; sin embargo, las condiciones económicas del municipio han hecho que muchos/as tengan que salir a ciudades cercanas para buscar un trabajo remunerado. Esto ha dado cierta fragilidad al proceso, existen momentos, cuando está presente alguno/a de los/as jóvenes con mayor liderazgo y formación, en donde la iniciativa se dinamiza; y otros,cuando no está ninguno de estos, en donde decae.

currió en el sur del país, en el municipio de Albania – departamento del Caquetá, con la Vicaría del Sur quienes poseen una trayectoria de muchos años gestando alternativas de vida. Allí la población campesina hace frente a una difícil situación derivada de la guerra existente entre los diferentes grupos armados ilegales, los cultivos de uso ilícito, la falta de alternativas económicas y de desarrollo para la región.

El proyecto siempre ha estado vinculado a la Parroquia de San Pablo para así brindarle cierto respaldo institucional, sin embargo, queda la pregunta por la construcción de más lazos intergeneracionales que puedan ayudar a la sostenibilidad de la propuesta. Con todo esto no se quieren desconocer las características derivadas de las experiencias con jóvenes, en donde hay de por sí una vulnerabilidad dada por los cambios de esta etapa de la vida. Sin embargo, queda la pregunta por el diseño de nuevas estrategias que permitan responder a este tipo de circunstancias, bastante frecuentes en la realidad de los/as jóvenes del país.

Es sorprendente la capacidad que existe en esta población para soñar en Los procesos sociales medio de las dificultades poseen unos y construir planes de vida determinados ritmos soportados en la presencia del otro/a; tuvimos la y tiempos que son oportunidad de reconocer marcados por las la fuerza de las Juntas de circunstancias del Acción Comunal o de grucontexto, por pos de trabajo agrodinámicas culturales ecológicos. Sin embargo, y por las la guerra impone un ritmo características de la a los procesos y exige de población que allí se una presencia instituciove comprometida. nal que en muchas ocasiones no coincide con las condiciones derivadas de la gestión de recursos. Era necesaria una mayor permanencia para haber construido más vínculos entre los procesos organizativos a los que brindó una formación el Programa por la Paz y aquellos más consolidados gracias al trabajo de la Vicaría del sur, así como para haber establecido mayores lazos con la administración municipal y entes locales.

Otra de las experiencias que nos ha llevado a pensar en la importancia de los ritmos y tiempos trans-

Este tipo de experiencias hace evidente la necesidad que tenemos las organizaciones por crear estra-

Sabemos que la producción audiovisual podría constituirse en una actividad económica que ayude a la sobrevivencia de algunos/as de ellos/as, pero para esto se requiere de un mayor fortalecimiento y de la gestión constante de recursos de tal manera que pueda albergar la formación permanente de un grupo significativo de nuevos jóvenes.

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tegias que nos ayuden a armonizar los ritmos de los procesos sociales con los tiempos institucionales; así como establecer caminos para que las personas responsables de la cooperación puedan comprender la importancia de la permanencia para el logro de cambios en contextos complejos.

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Un sueño común que se convierte en un Proyecto comunal

Finalmente incluimos la experiencia de Ciudadela Educativa del Magdalena Medio porque materializa el empeño de una comunidad que cree en lo educativo como respuesta a sus necesidades. En esta ha sido determinante la decisión y el compromiso de la población, lo que se refleja en la existencia de procesos organizativos que han hecho frente a las situaciones vividas allí como efecto de la pobreza, la presencia de grupos armados ilegales que además poseen el control del robo de gasolina que se da en el sector por estar ubicados cerca de la refinería de petróleo más grande del país. Ha sido muy enriquecedor ver cómo la comunidad convierte el sueño de una educación para su desarrollo, en un plan y proyecto que es ejecutado y acompañado por las mismas entidades del estado. Se trata de insertar un plan de vida común con una dinámica local, que se traduce en una forma de construir ciudad. En la consolidación de esta apuesta ha sido significativo el apoyo dado por otras instituciones como el Programa de Desarrollo y Paz del Magda-

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lena Medio, Fe y Alegría Nacional, el Laboratorio de Paz, la Parroquia San Pedro Claver y la Diócesis de Barrancabermeja entre muchos otros que han animado y participado de la propuesta. De esta manera la intervención pedagógica hecha por el Programa por la Paz para la consolidación del equipo de Bienestar Estudiantil y la aplicación de Habilidades para la Vida se vio fortalecida, siendo apropiada por las personas para constituirse en acción propia. Claro está que para este proceso siguen las dificultades propias de la vida en comunidad, de la relación con la administración municipal, es decir, de seguir llevando a la realidad lo que inicialmente era un sueño que los convocaba y les daba esperanza en medio de la guerra. Al leer estas cinco experiencias encontramos una manera de intervenir desde el corazón mismo de las personas, pero a la vez reconocemos un compromiso y un reto inmenso que debe traducirse en una acción institucional que pueda dar cuenta de las necesidades que allí pueden surgir. Pasaremos ahora a hablar de otro camino, el que es dado por la creación de estrategias que aunque se pueden vincular al fortalecimiento de experiencias implican una intervención diferente, si queremos decirlo así, tal vez más puntual pero no por esto menos compleja e importante en este camino que busca hacer de la paz parte de la cultura colombiana.


La creación de «Estrategias» para la paz implica la generación de nuevos significados que se traducen en acciones concretas, algunas veces estas se constituyen en una herramienta de trabajo, en una forma de mejoramiento de la acción por la paz o pueden incluso animar y fortalecer proyectos de vida. Lo importante es que implican una mirada más estratégica pero no por esto menos humana y comprometida.

ESTRATEGIAS PARA LA PAZ Este tipo de intervenciones no nos lleva necesariamente a entrar de lleno en la vida de una comunidad o de una organización, pero si nos exige la construcción de lazos sólidos, el reconocimiento profundo de las condiciones de vida existentes y la identificación de aspectos que al ser potencializados pueden desencadenar procesos fuertes y transformadores. Como vemos esta no es una tarea fácil y tal como lo hemos mostrado en los aprendizajes institucionales, en la acción pedagógica o en la intervención a través de experiencias es un camino con aciertos y dificultades, con logros y preguntas que nos lanzan a la creación y al mejoramiento como institución.

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Presentaremos las diferentes estrategias de acuerdo a los escenarios en los que se actúa: Iglesia, educación formal, educación no formal, comunicación y participación, tratando de cuidar su especificidad, mostrando elementos que han sido claves en su desarrollo sin entrar a realizar una descripción de lo ejecutado.

Todos/as somos Iglesia De alguna manera hablamos de la Escuela de Paz y Convivencia al abordar los aprendizajes pedagógicos, sin embargo, creemos que es importante hacer mención a su papel en tanto estrategia para el fortalecimiento de la acción de la Iglesia. Tal como se menciona al principio una estrategia permite la creación de nuevos significados, en este caso las personas – laicos/as y religiosos/as – pueden dar un nuevo sentido a la Iglesia al encontrar que en ella la participación, la vinculación a la reflexión política y ciudadana que busca ligar la espiritualidad a una acción social y que deja de estar delegada a la función de unos pocos. La Escuela no solo habla de una opción cristiana que debe traducirse en compromiso, propone a través de la organización una manera de hacer vivo el mensaje del evangelio, haciéndolo parte de la vida de todos/as, mostrando que la construcción del Reino no es una tarea para unos pocos o para el más allá sino que es una realidad que debe construirse en el día a día, en el presente porque es aquí, a través de la vida con todas sus expresiones que Dios se hace presente.

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La Iglesia hace de la Paz Cultura “Nosotros solo cumplimos durante el curso de nuestra vida con una pequeña fracción de la grandiosa empresa que es el trabajo de Dios. Nada de lo que hacemos está completo. Ninguna afirmación dice todo lo que podría ser dicho. Ninguna plegaria expresa completamente nuestra fe. Ninguna acción pastoral lo da todo. Ningún programa cumple completamente con la misión de la Iglesia. Eso es de lo que estamos hechos. Plantamos las semillas que un día crecerán. Regamos las semillas apenas son plantadas, sabiendo que ellas esperan un futuro promisorio (…)”.

Estas palabras de Monseñor Romero bien aplican en lo que ha sido el paso de la Escuela de Paz y Convivencia por la Región Caribe y el Departamento de Boyacá en estos tres últimos años, en donde cada sitio ha determinado el aporte que desde la Iglesia Católica, sin excluir otras confesiones religiosas, se adelanta en el tema de Cultura de Paz. En este caminar se han plantado semillas y se riegan otras sabiendo que sus frutos alimentarán desde el punto de vista organizativo, formativo y de sostenibilidad todo una infraestructura humana que no busca una cosa distinta que vivir en paz y dignamente.


Cuando nos referimos a la cultura como determinante en la construcción de la paz, hacemos alusión a la manera como perciben las personas que comparten un mismo territorio, unos valores, unos hábitos y unas costumbres, los estilos de convivencia y de organización social y política. En el ejercicio del proceso formativo veíamos que buena parte de las 4.043 personas que se vincularon en los procesos de las escuelas desarrollaban un matiz de actitudes y percepciones que legitimaba una forma de establecer relaciones sociales mientras que en otros sitios era reprochable, por ejemplo en la Costa Atlántica encontramos un ambiente festivo que se llevaba incluso a la celebración eucarística en donde los ritos se inundan de danza, música y expresiones de alabanza que, a la luz de los costeños, estrecha su relación con Dios; en el contexto boyacense esta manera de relacionarse y de comportarse en un templo es impensable en la medida que su vínculo con Dios se propicia mediante una celebración solemne en donde cualquier manifestación distinta al ritual tradicional puede ser calificada de manera negativa. Traspasar el ejemplo anterior a la dinámica de la convivencia deja ver de manera clara la diferencia cultural; mientras los costeños son abiertos, comunicativos, les gusta estar juntos/as para todo tipo de acontecimiento y compartir la pobreza, los boyacenses prefieren estar solos/as, son poco comunicativos e introvertidos además que no acostumbran trabajar en equipos. Estas características a la luz de la construcción social no es buena ni mala, solo son formas de ser y estar en espacios pero a la hora de generar reflexiones y revisar estilos de convivencia para transformar entornos sociopolíticos, han resultado de una gran riqueza para la Escuela. Aquí es donde cobra un valor enorme la estrategia pedagógica que se ha implementado pues ha tenido que contar con un carácter incluyente y participativo para recoger el potencial que tiene cada persona para de manera lúdica y didáctica, colocarlo como patrimonio colectivo.

La Escuela no solo habla de una opción cristiana que debe traducirse en compromiso, propone a través de la organización una manera de hacer vivo el mensaje del evangelio, haciéndolo parte de la vida de todos/as, mostrando que la construcción del Reino no es una tarea para unos pocos o para el más allá sino que es una realidad que debe construirse en el día a día...

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Desde este punto de vista la Escuela a través de su proceso formativo y pedagógico les ha aportado a los costeños la necesidad de capitalizar ese valor de mantenerse juntos/as para traducirlo en compromisos y responsabilidad social para organizarse a nivel pastoral y comunitario mejorando su calidad de vida; y, a los/as boyacenses reflexiones importantes sobre la diversidad de maneras para establecer vínculos, la riqueza del trabajo en equipo, de la cooperación, la solidaridad y el sembrar la inquietud de organizar proyectos colectivos. Y a las dos culturas, todo el aprendizaje de la construcción política que parte del ejercicio de la ciudadanía a través de los procesos de apropiación y participación activa. También se ha potenciado el valor de la espiritualidad como un elemento que aunque está definido por nuestra confesión religiosa es necesario cultivarla cada día para, a partir de su vivencia, que no es otra cosa que la experiencia de Dios en los hombres, dignificar cada vez más la vida de las personas y las comunidades. En esta dinámica de crecimiento la voz de la espiritualidad ha cobrado gran importancia por generar reflexiones que repercuten en la manera de comportarse y de reaccionar frente al entorno. Esto lo ratifica la afirmación hecha por la señora Asunción Mahecha delegada de una de las escuelas de Tunja quién luego de haber compartido la dinámica vivida siente ahora que tiene la capacidad de: “poner en práctica lo que Jesús quiere de ella comprometiéndose con ayudar a resolver las necesidades de las otras personas. Una cosa es orar, y otra distinta, orar y trabajar con los otros para que a todos les vaya bien”. Este carácter espiritual y participativo que imprime la Escuela es una estrategia que potencia espacios de interlocución ciudadana y es instrumento político de inclusión que propicia reflexiones profundas para promover cambios en la actitud, en el pensamiento, en la acción y la percepción

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del sentido de la vocación política que se debe desarrollar en espacios sociales para generar crecimiento y desarrollo sostenible en las personas y comunidades. En el caso de la Escuela la sostenibilidad está dada por las proyecciones que se realizan desde cada jurisdicción en donde se parte de la premisa que las personas que se involucran en el proyecto se mantendrán de principio a fin, garantizando su cualificación, la generación de confianza para crear sinergias de grupo y la continuidad en el tiempo de las estrategias de acción. Desde esa perspectiva la Escuela no se acaba sino que se transforma hasta adquirir un nivel de madurez en la dinámica y formación de los equipos que les lleva a crear iniciativas productivas, diferentes formas de organización comunitaria e inserción en espacios políticos locales lo que sin duda se traduce en desarrollo local y regional. Esa sostenibilidad vista también desde el punto de vista de cada persona que participa en el proyecto se refiere a la capacidad de apropiar los aprendizajes, experiencias y vivencias y hacer de ellas un estilo de vida que sirva de ejemplo a quienes lo rodean. Las escuelas de la Costa y Boyacá, hacen parte de los once procesos de construcción de Paz que se han desarrollado en el país las que comparadas con el símil de las semillas han producido frutos de diferente manera: hay experiencias exitosas como la de Manizales que se empeñó en consolidar un equipo de formadores que ahora vende servicios y acompañan procesos de desarrollo comunitarios en las localidades más deprimidas de la ciudad; o como los equipos de San Andrés y Providencia quienes se convirtieron en los grupos encargados de la atención de desastres en las islas, tarea que les fue encomendada por su capacidad organizativa, de planificación y espíritu

solidario frente a la comunidad. Otras están en proceso de fortalecimiento como son el caso de Magangué que repitió todo el proceso de formación con el clero. En Barranquilla se conformó la comisión de Vida, Justicia y Paz, ahora en proceso de fortalecimiento, al igual que Riohacha, la que además potencio el trabajo con el tema de la reconciliación y cuenta en la actualidad con grupos de pastoral social parroquial organizados. Otras han desaparecido y con el tiempo han brotado bajo diferentes formas de organización como es el caso de Dorada Guaduas que hoy hace parte de la Corporación para el Desarrollo y la Paz del Magdalena Centro y siguen acompañando las comunidades con los comités parroquiales de pastoral social y la pastoral rural. La experiencia de la Escuela a nivel nacional ha contribuido desde la Iglesia Católica a hacer de la Paz cultura lo que ha significado tejer puntada a puntada con las manos de campesinos/as, pescadores, madres cabeza de familia, desplazados/as, estudiantes, delegados de las juntas de acción comunal, comunidades afro descendientes, sacerdotes, religiosas, grupos apostólicos etc., una red social en donde prima el placer de la convivencia y no el de la competencia, vivir en un mundo en que no se lucha contra la naturaleza sino que se convive con ella, un mundo en el que se respeta la vida y su valor en todas sus dimensiones: es propiciar la creación del vivir cotidiano sin centrar la relación en la violencia, competencias, dominación , autoridad, sino en las relaciones de colaboración, confianza y convivencia. Maria del Carmen Muñoz

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Nuevos significados en la educación formal Alrededor de las instituciones educativas se tejen preguntas y esperanzas; a veces pareciera que su estructura no favorece algunos de los cambios que son necesarios para hacer de la paz parte de la cultura, pero es desde su interior, desde el aula, desde el empeño de maestros/as que se hacen realidad apuestas y alternativas pedagógicas que han permitido el surgimiento de nuevas generaciones que le apuestan a la vida. Dentro de estas podemos mencionar la “Red Diocesana de Educadores”, animada por la Diócesis de Duitama – Sogamoso en Boyacá, allí los/as maestros/as han consolidado un espacio de encuentro, donde reflexionan sobre su quehacer y se proponen nuevas formas de llegar a sus alumnos/as con el tema de la paz reconociendo que en su región son muchas las expresiones violentas que se han connaturalizado, asumiéndolas como parte de su cultura y que de alguna manera son inamovibles. A través de su intervención el PPP ayudó a consolidar los espacios de encuentro, buscando que estos se constituyeran en el mecanismo idóneo para el fortalecimiento de relaciones y para el establecimiento de ciertas formas de pensar la realidad, base fundamental para la proyección de la propuesta. El reto es llegar a los otros/as maestros/as y a las instancias administrativas que pueden hacer de esta una acción más permanente y comprometida trascendiendo el puro gusto personal, lo que a su vez favorecerá la existencia de propuestas que vayan más allá de las actividades puntuales que realizan los/as maestros/as en medio

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de las tareas y ritmos que poseen las instituciones educativas. En la comuna 1 de Cali, por iniciativa de “La Casa de la Paz” se vive un proceso similar que posee mucha fuerza gracias al empeño de un grupo de maestros/as y de algunos líderes de la comunidad que le apuestan a la paz; es así como se ha consolidado una red de docentes que cada vez contagia más instituciones educativas haciendo de sus proyectos una alternativa por la convivencia en una zona urbana marginal que está agotada de imágenes de muerte y de exclusión. Contrario a lo ocurrido en Boyacá, en esta experiencia se logró la vinculación de la secretaría de educación a través de la dirección de núcleo haciendo de ésta una propuesta avalada y animada desde la administración local. Un camino diferente a la construcción de redes para el fortalecimiento de propuestas pedagógicas fue el vivido con Fe y Alegría, especialmente con las regionales del Eje Cafetero y Costa Norte. En este caso el PPP acompaña la aplicación de una propuesta metodológica, Habilidades para la Vida, en donde docentes y alumnos/as encuentran nuevas maneras de acercarse para aprender sobre la vida misma, para mirarse a sí mismos/as y para hacer lo que parece imposible en muchos de sus contextos, ser y actuar de manera armónica desde el respeto, resolviendo los conflictos sin recurrir a la violencia. Existen algunas dificultades, claro está, ¿cómo involucrar a los/as otros/as maestros/as para hacer de éste un lenguaje común?, ¿a la comunidad y a las familias?, ¿cómo mostrar a niños/as y jóvenes que es efectiva su acción en medio de contextos urbanos marginales?. Preguntas que plantean la necesidad de una escuela abierta a la sociedad, reto que poco a poco y con


En este camino fuimos planteando una serie de presupuestos que ahora reconocemos, no eran obvios y debieron abordarse desde otros lugares. Uno de ellos hace referencia a la comprensión de las violencias desde la institución educativa; desde el PPP consideramos que es importante reconocer los lugares y las maneras como las dinámicas institucionales pueden insertarse en las lógicas de la violencia, especialmente en lo concerniente a la violencia simbólica y estructural. De esta manera queremos que todas las personas asuman un compromiso ante la difícil realidad que desde hace varias décadas vive el país. Otra manera de comprender esta relación, surge cuando se percibe que ésta – la violencia – es un problema que atañe a una realidad social exterior a la institución educativa y donde el tipo de acción debe centrarse más en la ayuda de la población que se ha visto afectada. grandes esfuerzos es asumido por Fe y Alegría desde sus centros comunitarios. Finalmente queremos hacer referencia a la experiencia vivida en el ámbito de la educación privada con los colegios de la Compañía de Jesús en donde se dan una serie de circunstancias que hacen necesaria la revisión de las estrategias de intervención. Se plantea inicialmente la necesidad de una propuesta en educación para la paz acorde al proyecto educativo de los colegios, siendo el PPP llamado para brindar su experiencia y su visión frente al tema. Para esto se considera fundamental el trabajo con ACODESI (Asociación de Colegios Jesuitas en Colombia) ente encargado de la articulación del proyecto educativo como tal y del seguimiento a una propuesta pedagógica que es común, pero que se desarrolla de manera particular en cada uno de los colegios.

Otro de los presupuestos se soporta en la posibilidad de establecer puentes entre la experiencia social desarrollada por el PPP y la acción educativa de los colegios, reconociendo en las diferencias de visiones, de lenguajes y de maneras de actuar una riqueza más que un obstáculo para la construcción de propuestas. Pareciera que para las instituciones educativas es importante encontrar lenguajes similares y maneras de intervenir que les sean cercanas. Para terminar, vale la pena reconocer que la construcción de acuerdos y consensos pudo ser más sólida si se hubiese realizado con cada una de las instituciones educativas manteniendo un marco común dado por ACODESI, esto lo vemos actualmente cuando el reto es asumido de manera diferente por cada uno de los colegios de acuerdo a sus dinámicas y necesidades.

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Al compartir estos elementos solamente queremos abrir las puertas a una serie de preguntas que deben llevarnos a pensar de una mejor manera la intervención en las instituciones educativas, especialmente en aquellas del sector privado desde donde se pueden sentir algunas problemáticas de país como lejanas o distantes por la realidad que viven en su cotidianidad.

Otra educación es posible La educación no se da solamente en el aula dentro de las instituciones educativas, esta es una acción que acompaña nuestras vidas y que determina formas de actuar, de relacionarse, de sentir y de comprender el mundo. A través de Habilidades para la paz hemos asumido el reto de romper con la tradición, mostrando que sí es posible actuar de otra manera pero que esto implica ejercicio, un esfuerzo conciente y constante por cambiar.

Por esta razón el PPP asume como parte importante de su trabajo el desarrollo de propuestas que permitan transformar las maneras de ser y hacer que se vinculan a la violencia y que hemos llegado a asumirlas como parte de la vida, imposibles de cambiar. El camino parece estar marcado por la construcción de nuevas maneras de “hacer”, de afrontar las situaciones propias de la cotidianidad que le permitan a las personas construir un nuevo “conocimiento” frente al mundo y la manera de habitarlo, para así generar otras “actitudes”, formas de ser que alimenten a la vez nuevas maneras de actuar. Se trata de un espiral que se va alimentando desde la vida misma, en donde se busca partir de la cotidianidad para transformar algunas maneras de estar en ella. Esta ha sido la base que ha inspirado la construcción de “Habilidades para la Paz”, apuesta pedagógica que pretende desarrollar ciertas capacidades en la relación consigo mismo/a como son el autoconocimiento y el manejo de emociones y sentimientos, como es la comunicación y la transformación de conflictos en la relación con las personas cercanas, o la participación y concertación en los espacios colectivos. A través de Habilidades para la paz hemos asumido el reto de romper con la tradición, mostrando que sí es posible actuar de otra manera pero que esto implica ejercicio, un esfuerzo conciente y constante por cambiar.

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Otras imágenes del país que son narradas En la actualidad la acción de los medios de comunicación tiene una gran importancia, estos nos narran y llevan a construir una imagen de lo que ocurre; en el caso Colombiano esto se hace más evidente, ya que son ellos – en gran parte - los responsables de convertir en relato lo que es invisible para una gran parte de la población, el conflicto armado y las situaciones de violencia derivadas de la exclusión y la injusticia social. Una de las estrategias desarrolladas en este campo se centró en el fortalecimiento de emisoras comunitarias en Buga – Valle, a través de la formación de algunos de sus encargados, aumentando a la vez la participación de la comunidad y fortaleciendo el papel de los “promotores locales de paz”. De esta manera la comunidad empieza a hacerse responsable de lo que comunica desde lo local y asume los medios para construir una realidad propia, sin mantenerse sometidos a los relatos ya dados por los medios masivos en donde se dice lo que existe y no existe de acuerdo a una serie de intereses y políticas nacionales. Existieron situaciones que vulneraron la sostenibilidad de la propuesta, una de ellas tiene que ver con el tipo de procesos establecidos por parte del Estado (Ministerio de Comunicación) para la legalización de las emisoras comunitarias, pero otra con el seguimiento después de haber realizado un proceso de fortalecimiento a través de la formación y del acompañamiento de algunas producciones. Hubiese sido necesario crear lazos y relaciones más fuertes con instituciones y organizaciones de la región interesadas en este tipo de producciones comunicativas y que a la vez hubiesen generado caminos para la gestión de recursos.

Buscando alternativas de impacto en espacios comunicativos más amplios como son los medios masivos, se ha creado el diplomado «Periodismo responsable en el Conflicto Armado»; propuesta formativa que enriquece el ejercicio del periodista pero que ante todo ofrece una mirada más reflexiva y comprometida con el país. Esta ha sido la intención y búsqueda de las organizaciones comprometidas en su ejecución, Corporación Medios para la Paz, Pontificia Universidad Javeriana - Facultad de Ciencias de la Comunicación y Lenguaje, y el PPP. En la construcción de la propuesta se han entretejido tres estrategias complementarias: la existencia de módulos con temas y herramientas pertinentes a la temática, el desarrollo de talleres que van desde la adquisición o el fortalecimiento de herramientas periodísticas hasta el reconocimiento de la dimensión humana del periodista, y el observatorio, donde se hace seguimiento a las producciones que van realizando los/as participantes para así llevar a la práctica lo aprendido. Esta estrategia no sólo cualifica el ejercicio periodístico, ante todo lo hace más ético y responsable frente al país.

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La comunicación está en todas partes La comunicación está en todas partes; es algo tan connatural a nosotros/as mismos/as y nuestras relaciones que, por lo mismo, puede pasar desapercibida; y sin embargo, puede ser también el canal para construir y recrear formas de ser, hacer y estar. Hacer de la comunicación una estrategia para construir cultura de paz fue, y sigue siendo, un propósito y una búsqueda permanente. Cuando iniciamos el plan trienal en el 2004 buscábamos servir de canales para cualificar el trabajo de quienes inciden directamente en la opinión pública. Es decir, trabajábamos con periodistas y con medios de comunicación comunitaria en procesos que pretendían entregar herramientas conceptuales y del oficio que les permitieran realizar un periodismo más responsable y comprometido con la búsqueda de la paz en Colombia. Así, tanto el Diplomado Periodismo Responsable en el Conflicto Armado como el trabajo que se venía realizando con algunas emisoras comunitarias en el Valle, buscaba cualificar a los/as informadores/as en aras de mejorar la información. Por otra parte, en ese año nacía un nuevo proyecto de comunicación en el que nos atrevimos a buscar incidencia directa en la opinión pública, y lo que eso significaba, era tratar de instalar preguntas en la cabeza, pero sobre todo en el corazón de muchas personas, sobre lo que nos ha costado la guerra en este país, sobre el costo que todos hemos tenido que pagar por haber apostado, y seguir haciéndolo, a las salidas violentas a los conflictos. En el año 2004 salía a la luz nuestra campaña de opinión pública La Viga en el Ojo – Los Costos de la Guerra. A través de estos tres años de camino hemos ido descubriendo nuevas formas de hacer de la comunicación una manera para forjar la paz como cultura. De la mano de cada una de las personas que hacen parte de los proyectos hemos ido descubriendo estrategias, formas de relacionar un

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proyecto con otro, y hasta rutas - insospechadas hace un tiempo – para intentar “meternos” en los medios de comunicación masivos y desde allí ofrecer una mejor información.

Expresión coloquial que significa algo flojo, sin mucho sustento, mediocre. 7

Se refiere al nombre de la red de periodistas: REPORTEROS DE COLOMBIA. 8

Con los periodistas del Diplomado descubrimos, por ejemplo, que si bien el Diplomado es una herramienta clave para cualificar el oficio, pues brinda elementos de contexto y del oficio mismo que se convierten en herramientas para cubrir la guerra y la paz en el país, había una serie de obstáculos que no se logran superar únicamente con formación. Hay políticas editoriales, condiciones laborales, falta de interés en la investigación, que hacen que muchos periodistas, por más capacitados/as y dispuestos/as que estén, sencillamente no elevan su calidad profesional en las notas que realizan; y por tanto – al final del cuento – los ciudadanos/as no estamos mejor informados. Sin abandonar las estrategias formativas como el Diplomado, ¿cómo ir más allá de estas?; ¿cómo aprovechar el talento con el que contábamos en ya cuatro ciudades del país por donde había transitado el Diplomado? Comenzamos a plantearnos estas preguntas y surgió así la posibilidad de crear una Red de Periodistas cuyo objetivo central es producir información de alta calidad y en condiciones benéficas para los/as periodistas. Hacer una buena información cuidando al informador. Así, estamos construyendo lo que hemos llamado Reporteros de Colombia, una red que integra a 115 periodistas en Cali, Barrancabermeja, Bogotá y Medellín que, al mismo tiempo que buscan estrategias formativas para mantenerse actualizados, se dedican a relatar el conflicto y los procesos de búsqueda de paz desde aquello que construimos en el Diplomado como el deber ser del periodismo; por lo menos, en búsqueda de eso. El trabajo hasta ahora comienza. El reto es grande y vamos descubriendo en la marcha nuevas preguntas sobre la intervención que no nos habíamos hecho anteriormente. Pero en este punto de partida, la esperanza está cifrada en el entusiasmo de los/as periodistas que ven en esta opción una posibilidad de hacer un mejor periodismo. Recientemente uno de ellos, al entregar la tercera versión de un artículo para prensa que ha estado preparando en las últimas semanas, nos decía: “No se preocupen por exigir tanta rigurosidad. La verdad hace rato no escribía tan largo y profundo, en medio de tanto hueso7, del que me da el sustento. Me gusta lo de reporteros”8.

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En este mismo sentido, pasamos de apoyar los medios de comunicación y producir una que otra serie radial a tener un magazín informativo semanal: AH! SIMPLE Y CLARO. Esto fue como pasar de la crítica a la acción. De hacer diagnósticos a proponer alternativas. Fue un camino para construir una propuesta de información responsable con una ciudadanía que requiere elementos de análisis, puntos de vista múltiples y contrastados, miradas comprensivas e integradoras para asimilar la realidad y forjarse una opinión pública crítica y constructiva. Ese fue nuestro propósito al unirnos con otras ONG como Viva la Ciudadanía y Codhes y con redes de emisoras comunitarias como ALER y ARCA. En el transcurso de casi 15 meses de concertación interinstitucional para dar a luz el Magazín y de 18 meses de producción y emisión semanal del programa, que se transmite por 5 emisoras ubicadas en Bogotá, Pasto, San Gil, Villavicencio y Líbano, vimos como en muchos momentos logramos acercarnos a nuestro propósito de hacer una información útil al ciudadano/a, a la democracia y la paz. Informamos de y en un país que ha estado viendo cómo un proceso de desmovilización de grupos paramilitares, impulsado por el presidente Alvaro Uribe, trae consigo anhelos y frustraciones respecto al logro de la verdad, justicia, reparación y reconciliación; pero también el rearme de estos grupos, destape de sus vínculos profundos con los poderes políticos y económicos tanto locales como nacionales; un proceso que trasluce las fallas estructurales de nuestro sistema de justicia y de nuestra democracia, pero también la tenacidad de muchas víctimas y organizaciones por hacer valer su voz y su dolor. Acerca de este país complejo y adolorido, donde día a día miles y miles de personas trabajan para vivir

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mejor, donde siguen soñando, bailando, creando y construyendo, intentamos comunicar semana a semana un punto de vista alternativo para que nuestros oyentes puedan acercarse a la realidad, asimilarla y actuar frente a ella. AH! SIMPLE Y CLARO ha sido este reto permanente, pero también ha sido el espacio para conocer, sentir y definir criterios y límites frente a la concertación interinstitucional. Con este proyecto pudimos indagar que no sólo se trata de compartir objetivos comunes con otros para trabajar juntos, sino también cómo es de fundamental compartir los caminos para hacerlo. Para el Programa por la Paz es central la coherencia entre los objetivos trazados y la forma de alcanzarlos. Buscar la democracia por medios democráticos. Hablar de diversidad e inclusión creando estrategias de trabajo respetuosas con los/as otros/as y participativas. Propugnar por miradas alternativas, y que tales comprensiones nos lleven a dialogar con todas las voces; también con las que no nos gustan. Si bien AH! SIMPLE Y CLARO pretendía construir una información así, las relaciones entre las organizaciones del consorcio no lograron reflejar coherencia con estos propósitos. Por ello, el Programa por la Paz decidió tomar distancia de este espacio y seguir construyendo otras opciones de información y participación en aras de forjar opiniones públicas autónomas y estructuradas. Con este mismo propósito, durante estos tres años recorrimos muchos lugares de este país compartiendo en diferentes espacios las reflexiones de la Campaña La Viga en el Ojo – Los costos de la guerra. Así, desde los empresarios en Medellín hasta las víctimas adoloridas y valientes de San Onofre en Sucre, pasando por espacios compartidos con estudiantes, madres, líderes comunitarios, funcionarios públicos, y


muchos otros/as. Se construyeron espacios para que cada uno de ellos expresara su percepción de la guerra que hemos vivido, que seguimos viviendo y que muchas veces no vemos. Los jóvenes de algún colegio de clase media alta se resistieron a sentirse parte de esta historia, mientras las hombres y mujeres de San Onofre reclamaban hacer parte de este relato desde su propia voz y que todos los colombianos/as escuchemos su dolor, “lo que nos pasó”. Esta Colombia, que sigue fragmentada también desde la experiencia de la guerra que hemos vivido, pasó en cada momento por los lugares de trabajo de la Viga en el Ojo. Pasó el dolor y también el cansancio de esta historia, pasó también la necesidad de multiplicar las voces que cuentan los costos de la guerra y por eso se comenzó a tejer la posibilidad de que el proyecto impulse producciones locales del tema, a partir del trabajo que se realice con emisoras comunitarias a nivel municipal. Por estos espacios también pasó la necesidad de dar un paso adelante y preguntarnos por cuál es la Inversión para la Paz que debemos hacer para que este país se parezca mucho más a lo que soñamos. Este es el nuevo reto. Esta será la nueva campaña de opinión pública del Programa por la Paz. Estos tres años han sido, así, el espacio para consolidar las apuestas hechas, para abrir nuevos caminos y arriesgarnos en rutas inexploradas por nosotros/as, pero sobre todo ha sido un constante lugar de encuentros y desencuentros que nos ratifica la necesidad de seguir estando y aprendiendo a estar juntos/as para continuar construyendo opciones de paz para Colombia. Rocío Castañeda

El encuentro como estrategia Para terminar la reflexión en torno a las “Manos y Visiones que trabajan por la paz” queremos hacer referencia a los procesos de fortalecimiento de la sociedad civil, que desde el ámbito nacional o desde la experiencia local han querido aportar en la construcción de la paz. Cuando hablamos de procesos de encuentro que convocan un sentido de país, hacemos referencia a un proceso complejo en el que se busca entrecruzar sueños, opciones éticas, visiones de futuro y lugares políticos para determinados ejercicios de poder. A veces pareciera ser este un ejercicio que se repite una y otra vez, en diferentes lugares, con diferentes nombres pero donde vuelven a surgir preguntas en torno a las maneras de comprender la paz, a las necesidades de lugares dentro de una estructura que pretende ordenar una acción que muchas veces no se llega a dar y donde las coyunturas parecen generar una espiral que hacen difícil la proyección más allá. Sin embargo, y a pesar de las dificultades, el PPP cree que vale la pena el encuentro y la interlocución; se trata de hacer presencia, de brindar palabras, de generar cuando es posible caminos metodológicos. Pero la experiencia a la vez nos hace ver que es en lo regional donde toma una gran fuerza, y posibilidad de concreción el encuentro con otros/as. Por esto hemos apostado también a la construcción de espacios en regiones, con comunidades específicas como es el caso del trabajo actualmente realizado en la Sierra Nevada de Santa Marta con sus cuatro comunidades

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indígenas. Aunque esta experiencia no hace parte de los 15 proyectos seleccionados para la sistematización, ya que inició después de haber elegido nuestro campo de análisis, creemos que es importante tenerla en cuenta porque nos abre las puertas al futuro y nos da nuevas pistas frente a la concertación y la participación dentro de procesos locales.

Participación Pública por la Paz: Voces que Buscan Articularse “Una golondrina no hace verano - Refrán popular”. Movilización, pero... ¿Movimiento? En medio de las premuras del tiempo, de las ocupaciones diarias y tareas propias de cada uno/a, delegados/as de distintas organizaciones se han dado cita uno y otro día en torno a diversas preocupaciones de paz. Colectivos, o plataformas para utilizar la expresión que ha hecho carrera en los últimos años, han asumido el propósito de aunar esfuerzos para gestar ‘procesos de paz’, no entendidos solamente en su referencia más inmediata de negociaciones formales de paz, sino ampliando su significado a una efectiva participación pública de la ciudadanía y de la sociedad en general por la paz: Los esfuerzos de Redepaz han intentado articular en red iniciativas ciudadanas de paz del nivel nacional, regional y local, la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz se ha preocupado porque dicha sociedad tenga una incidencia efectiva, y no pocos fincaron sus esperanzas en el Mandato por la Paz de más 10 millones ciudadanos (realizado tiempo atrás) por el que exigíamos por la vía de las urnas a unos y otros (gobierno y grupos armados) la necesidad de hacer la paz y proteger la población civil. Otros menos conocidos insistieron en retomar el Consejo Nacional de Paz cuya fuerza de ley haría viable definir de manera consultada con la sociedad una política permanente de paz que fuera más allá del gobierno de turno. Con los anuncios de desmovilización de las ‘autodefensas’ del 2003 nos dimos a la tarea de hacer seguimiento tanto a sus aciertos como desaciertos, y de manera más reciente (2005) nos propusimos plantear pro-

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puestas que hicieran fructíferos los acercamientos entre el gobierno nacional y la insurgencia del ELN, a través de la experiencia de ‘Casa de Paz’. También hay que señalar el creciente influjo en regiones y localidades de las denominadas ‘Constituyentes Ciudadanas’, en clara y franca sintonía con un ‘Estado social que se dice de Derecho’, o bien el rostro cada vez más visible y reconocido de las mujeres en estos propósitos y aún de las víctimas que por fin parecen contar con una oportunidad para aparecer en la escena pública y ser reconocidas como tales. Esta irrupción pública de la paz de los últimos años ha contado también con la Alianza de Organizaciones Sociales y Afines, y su preocupación por la cooperación internacional para la paz y por las recomendaciones de la comunidad internacional en derechos humanos, así como con‘ La Plataforma DESC’ que ha querido trascender en la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales. Todas ellas más o menos coincidentes en reconocer y promover el papel de las regiones, quizá más con deseo que con realidad... Todas más o menos coincidentes en unos contenidos de la paz que se quiere, todavía por enriquecer... Todas más o menos coincidentes en la urgencia de una efectiva participación de la gente, que requiere de nuevas estrategias... Todas más o menos coincidentes en reclamar para sí logros y resultados alcanzados... Y todas también más o menos coincidentes en la necesidad de alcanzar una mayor articulación entre sí, constatando la necesidad de no actuar por separado, concientes que “una golondrina no hace verano”, y donde algunos han visto más una ‘movilización por la paz’ que un ‘movimiento de paz’ propiamente dicho. ¿Hacia la Articulación? Esta breve descripción de la movilización por la paz, encontró a finales del 2005 un momento que hizo propicio la pregunta por lo que habría de venir: ¿Sería posible tal articulación? ¿Cómo? ¿Hasta dónde podríamos llegar? ¿Habría “algo” acaso que pudiera recoger las distintas perspectivas por la paz? Y de pronto, como si hubiera estado cocinándose a fuego lento

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durante los últimos años, a partir de los aportes de la Comisión de Conciliación Nacional surgió algo así como un sentido común: Caminar hacia el II grito de independencia... por la paz o 2010, cautivador, provocador y convocante como imaginamos pudo haber sido hace 200 años. Nos preguntamos abierta y serenamente ¿Por qué no caminar hacia allá? Podría ser un faro hacia el cual orientar las distintas preocupaciones que hasta el día de hoy día tanto nos han ocupado y en las cuales hemos gastado demasiado tiempo intentando ganar adeptos. 2010, 5 años, no está lejos, ni es una coyuntura inmediatista a la que simplemente estemos respondiendo, y así en vez de reaccionar a la coyuntura del momento, podríamos, por el contrario, suscitar y cultivar en el tiempo una coyuntura relevante para la paz.

Nació así lo que se ha dado en llamar el «Punto de Encuentro» de las iniciativas de paz, con un propósito común y un cronograma compartido, y donde las acciones asumieron un carácter ‘vinculante’ en cuanto nos propusimos que involucraran a todas las iniciativas de paz. Para la operatividad de este espacio fue conveniente acoger la labor de facilitación del Programa Redes de Naciones Unidas, y con ello la paradoja de que fuera un organismo multilateral, representante de la comunidad de naciones, quien hiciera las veces de articulador de un colectivo de iniciativas ciudadanas de paz. Una de sus primeras pruebas de fuego fue la preparación y convocatoria de la V Asamblea Plenaria de la sociedad civil de Octubre del 2006, cuyos resultados renovaron buena parte de la agenda de paz, resaltada así por nuestro Director General (Ver editoriales Cinep en: www.cinep.org.co)

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Conformar una Comisión Humanitaria para promover en la sociedad colombiana y a nivel internacional el respaldo a la materialización del intercambio humanitario. Compromisos en la acción integral en lo que toca a las minas antipersona, el desplazamiento forzado, la restitución de tierras, los desaparecidos, la identificación de fosas comunes, los secuestros, la protección especial a niños y niñas, el respeto a las comunidades indígenas y afrodescendientes. Acciones internacionales urgentes para la paz como el restablecimiento del Asesor Especial de Paz en Colombia del Secretario General de Naciones Unidas y la conformación de un Grupo de países y de organizaciones civiles latinoamericanos por la paz de nuestro país. En las elecciones de 2007, una consulta para un mandato popular por el cese al fuego, el respeto a la población civil, la democracia y el diálogo por la paz.

Pero todo ello requiere una tarea nada insustancial: “descubrir, montar y activar los mecanismos que permitan cumplir esos buenos deseos”, sigue diciendo nuestro Director. No hay, entonces, otra conclusión: lo que ha de venir para la todavía incipiente y necesaria participación pública en procesos de paz hace referencia no sólo a su contenido, sino a su propia forma, y esa forma no tiene un nombre distinto que el de ‘articulación’, y terminar de asumir de una vez por todas y con toda contundencia que «una golondrina no hace verano». Escrito por Marco Andrés Acosta


El espiral del Encuentro: Participación pública con pueblos indígenas Enfrentamos el reto de encontrar un lenguaje común para dialogar con las organizaciones y los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Ese es el motivo que nos inspira, que hemos descubierto por el camino y aterrizado en la experiencia. Para comenzar tuvimos que dejar atrás la idea de “intervenir para que mejore la situación de derechos humanos de esta población”, pues a los indígenas les interesa en cambio que acompañemos su propio proceso: el de resistir culturalmente a tantas influencias y agresiones externas. Podríamos homologar los conceptos, pero la diferencia semántica y cultural es más que relevante: nuestra relación con ellos se desenvuelve hace ya dos años alrededor de la manera en que podemos acompañarlos. Estos códigos lingüísticos, sociales y culturales distintos nos ponen en riesgo de hablar frente a otros en lugar de interactuar con otros alrededor de una base común; de dejar de lado el esfuerzo por una comunicación real y profunda y apenas alcanzar un intercambio artificial con el que sin embargo, podríamos sentirnos cómodos todos. Ahí el acompañamiento se queda como lo expresaba un indígena, en el “acompañar a la tienda”, estar sin compromiso. El recorrido comunicativo que vamos haciendo lentamente adquiere una trayectoria en espiral. Esta se profundiza con la confianza que genera una aproximación respetuosa y franca, sin afanes u oportunismos.

El valor que merece esta confianza nos permite hacernos bastón, en el que sólo ellos saben cuánto apoyarse, para impulsar las prácticas y los sentidos culturales que se han desdibujado entre las comunidades. Con algunos interlocutores esta confianza se convierte en confidencia cuando tiene cabida la autocrítica, justo lugar del diálogo intercultural. Los indígenas reconocen que no se trata de restablecer las imágenes del pasado, pero tampoco de acoger las estrategias y visiones del deber ser del Estado, las ONGs y la academia, aunque estas constituyan de una u otra forma parte de su realidad. Por eso en el lenguaje tratan de marcar la diferencia entre la manera en que ellos y nosotros comprendemos los conceptos. Allí, por ejemplo, nuestra definición de justicia no existe como tal; la noción más cercana es “organi-

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zarse”. Los elementos externos también adquieren su propia dimensión en la tradición: el dinero que hoy en día es necesario para recuperar el territorio e incluso para fortalecer la cultura, sólo puede recibirse, sí a través del trabajo tradicional se paga espiritualmente y con la moneda propia, pues de lo contrario “sería como sembrar una semilla para que luego otros se sientan con el derecho de cosechar el fruto”.

Ese lugar de frontera es el que nos atrae, el que nos convoca, porque nos abre el espacio para interactuar, para aportar desde quienes somos, al reto que se han propuesto los indígenas de “escribir en el pensamiento”

A pesar de que los indígenas reivindican la distancia cultural, las organizaciones indígenas de la Sierra Nevada sufren las dificultades e incluso apropian los vicios que amenazan a todo tipo de organización. Sus líderes nos presentan discursos, proyectos e informes universales, que son producto de un lenguaje externo que los cooperantes queremos escuchar, construidos en muchos casos por asesores no indígenas. Los indígenas se debaten en la tensión entre mostrarse como esencia, o dejar evidenciar las fisuras de su sistema de gobierno violentado continuamente a lo largo de la historia. Algunos perciben que mostrar su conocimiento los ha hecho aún más vulnerables, pues es manipulado como argumento que justifica nuevas intervenciones que irán a afectarlos. Hoy en día son lugares comunes la Ley de Origen, la misión ancestral de los pueblos indígenas de la Sierra, el poder de sus autoridades tradicionales y sus prácticas para el cuidado del medio ambiente. Estas categorías se presentan a quienes desde diversas posturas pretendemos aportar a su resistencia cultural, pero no alcanzan a transmitir el sentido que tienen en la tradición y la organización interna y quizás no sea posible, pues esto sólo se vive “carne a carne” dicen ellos, cuerpo a cuerpo en la práctica cotidiana, no en la explicación abstracta. De otro lado, nuestro discurso social sobre fortalecimiento organizativo, construcción de paz y derechos humanos, puede también caer en la abstracción frente a las realidades concretas de las comunidades y sus representantes. Desde allí construimos nuestra mirada respecto a su proceso. Esta tiende a idealizarlo, a subordinarlo a nuestra “ayuda” o asesoría. Es posible asumirlo también como una dinámica en la que indígenas y no indígenas no somos tan distintos y hay puntos de encuentro y de diálo-

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go profundo que pueden derivar en formas de cooperación mutua, que trata de equilibrar la relación. Esta búsqueda de equilibrio no implica hacer concesiones paternalistas, pero sí reconocer las debilidades y desarrollar estrategias para transformarlas. Así mismo requiere asumir el hecho de que nuestra relación esté mediada por el dinero, además de la prevención y la desconfianza que han generado múltiples intromisiones que desconocen la autonomía indígena. Nuestro trabajo nos ha exigido cuidar el lenguaje, ha sido un ejercicio de construir acuerdos sobre el sentido de los términos que utilizamos para reflexionar conjuntamente en la frontera entre lo indígena y lo no indígena. Allí los temas son integrales y transversales, la gobernabilidad adquiere enfoques no dimensionados: en la música y la danza tradicional, en las prácticas médicas, en la forma de cultivar, de preparar los alimentos. A esto se opone la otra cultu-

ra, que sin embargo, los indígenas encuentran necesario conocer para manejar, y en algunos aspectos valoran. Ese lugar de frontera es el que nos atrae, el que nos convoca, porque nos abre el espacio para interactuar, para aportar desde quienes somos, al reto que se han propuesto los indígenas de “escribir en el pensamiento”, no en el papel que no trasciende la cultura, sino en la mente de sus individuos que hoy no la viven plenamente. El papel nos lo dejan a nosotros para explicar las dimensiones del fortalecimiento organizativo y para registrar los aprendizajes respecto a la interculturalidad. Mientras tanto, ellos y nosotros asumimos que al compartir el reto pedagógico que nos proponen, seguimos recorriendo la espiral del encuentro. Liliana Múnera

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En este aparte “Manos y Visiones que trabajan por la Paz” hemos querido mostrar desde los aprendizajes institucionales, la acción educativa, la intervención a través de experiencias y el diseño de estrategias, algunos de los aprendizajes y muchas de las preguntas que surgen al leer la intervención realizada por el PPP en los últimos años. Reconocemos que esta tan sólo es una aproximación a muchas cuestiones que requerirían de una mayor profundización y hasta el desarrollo de un estudio propio. Pero en este momento consideramos que hemos podido enmarcar nuestra acción y ganar pistas para proyectarnos al futuro.

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El aporte del trabajo por la paz en las personas



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espués de compartir las apuestas y los principales aprendizajes obtenidos en estos últimos años por el Programa por la Paz, queremos dar un espacio y hacer explícita la voz de las personas que han estado vinculadas a estos procesos. Sabemos que sus palabras recogen nuestro esfuerzo pero ante todo su compromiso y el empeño de organizaciones e instituciones que se encuentran con nosotros/as en un sueño común. Sus voces y relatos fueron recogidos de diferentes maneras, en el caso de la Escuela de Paz y Convivencia, y de la propuesta en Educación para la Paz desarrollada con colegios de la Compañía de Jesús, se tuvieron en cuenta entrevistas y testimonios que emergieron de procesos de evaluación realizados en su interior. Los otros testimonios surgieron de la realización de encuentros regionales donde se invitaron personas que hicieron parte de los proyectos incluidos en la sistematización. En total se efectuaron 5 encuentros, en Medellín se reunieron las personas de Antioquia y del Eje cafetero, en Bucaramanga quienes viven en el departamento de Santander, Norte de Santander y en el Magdalena Medio, en Bogotá quienes están en Huila, Boyacá y Cundinamarca (lo llamamos centro del país), en Barranquilla quienes viven en la Costa Norte (Cartagena, Barranquilla, Tierralta) y en Buga quienes están más cerca del sur del país (Buga, Cali, Pasto y Caquetá). En total contamos con la asistencia de 76 personas (43 mujeres y 33 hombres). También se realizaron 4 reuniones con los/as participantes del Diplomado Periodismo Responsable contando con una asistencia total de 35 personas pertenecientes a Medellín, Cali, Barrancabermeja y Bogotá.

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Las personas hablaron en estos espacios sobre sus experiencias al trabajar con nosotros/as el tema de la paz y de manera especial sobre las transformaciones que consideran se han dado en sus entornos haciendo énfasis en el ámbito de la cultura. Al revisar sus aportes encontramos una amplia referencia a sus experiencias vitales; hablan con mucha fuerza de cambios en las maneras de verse a sí mismos/as, de relacionarse en su cotidianidad con las personas cercanas, con su familia, en el barrio o en la comunidad, hasta llegar a las formas de actuar en lo colectivo encontrando una expresión propia a su ciudadanía. En este sentido podemos resaltar la importancia de la EXPERIENCIA, es decir, de la capacidad de significar la vida desde otros lugares diferentes a los de las violencias para el desarrollo de nuevos procesos sociales. Por otra parte, y no lejos de estos cambios, se reporta la adquisición de herramientas y habilidades como logro que facilita la transformación de dichas experiencias vitales y que podemos ubicar en el ámbito de las ESTRATEGIAS para la intervención, construcción y mantenimiento de la cultura de paz. Tratamos de ser fieles a estos sentires que serán presentados a modo de voces; las voces interiores reflejan los cambios en sí mismos/as; las voces que dialogan, hacen referencia a los cambios en las relaciones cercanas, son las formas de conversar y construir acuerdos en la cotidianidad; posteriormente están las voces que son voz de otros y otras, en donde los/las periodistas cuentan las historias que construyen cultura de paz. Finalmente mostraremos las voces que tejen región, que tejen país, donde la acción social fortalece el sentido de hacer y pertenecer, para ejercer la ciudadanía está en el centro. Y en el cierre las voces que aprenden, apropiación de saberes y herramientas que alimentan sus procesos individuales y colectivos en relación a la paz.

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VOCES INTERIORES l hablar del trabajo por la paz las personas reportan haber tenido una gran cantidad de cambios en sí mismos/as. Este las ha llevado a revisar sus actuaciones cotidianas hasta transformar los referentes de identidad y las maneras como se asume la proyección en lo social. Este se constituye en elemento fundamental para la construcción de nuevos significados, perspectivas, actitudes, valores, aprendizajes, etc. tal como podemos observarlo cuando nos dicen:

Tener un conocimiento para vivir la vida, que cada día aprendamos de nuestros conocimientos adquiridos en los talleres, para enfrentar o analizar cada clase de conflicto; Es una forma de pensar, sentir y actuar para un cambio total. Seguir buscando formas que nos ayuden a superarnos, moral y espiritualmente. (Centro del país)

…para mi ha significado vida, libertad, compromiso conmigo mismo y con mi comunidad, seguridad, autoconocimiento, ha generado en mi el deseo de superarme como persona (Costa Norte)

Estas voces nos cuentan que gracias al reconocimiento y fortalecimiento de diferentes aspectos de sí mismos/as han consolidado una «manera de ser» que les ayuda a actuar en consonancia con el horizonte de la paz. Uno de estos aspectos hace referencia al logro de una mayor aceptación de sí, ayudándolos/las a tener una comprensión más integral del ser humano.

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Otras voces, nos muestran como el auto-conocimiento cambia la manera de verse y de relacionarse consigo, transformando dinámicas violentas que se generan en ese primer territorio que es el cuerpo.

Después de que he logrado elaborar muchos de los aprendizajes que ustedes me han dejado, me he vuelto más tolerante conmigo misma, reconociendo mis defectos y virtudes, sin autoflagelarme por los errores que cometo. (Antioquia)

Algo muy bello es que me conservo sana del cuerpo y corazón, he cambiado hábitos y en mi familia siento un ambiente agradable, igualmente en mi trabajo. (Costa Norte)

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Auto aceptarme como soy con lo bueno y lo malo, ser más comprensiva y tolerante. (Antioquia)

Facilita, porque permite llevar a cabo procesos internos y transformar pensamientos para un mejor vivir. (Costa Norte)

Porque me hizo ver el cuerpo como una herramienta para vivir en armonía (Costa Norte)


No deja de llamarnos la atención que las voces que hacen un mayor énfasis en los cambios personales insisten en la importancia de los procesos formativos, reafirmando que es la acción pedagógica, la que más ayuda a abordar esta dimensión personal. Y que a la vez ayuda a cimentar una actitud más coherente, tranquila y armónica para su vida,

El proceso de Desarrollo de Habilidades me ha dado la oportunidad de experimentar nuevas temáticas que me han servido para conocerme más profundamente y reconocer mis valores y mis defectos como Ser Humano que soy. (Antioquia) Otro de los aspectos que las personas señalan al hablar de lo que en ellos/as ha ocurrido a través de este trabajo por la paz, está dado por el encuentro de nuevos sentidos que los llevan a cambiar su posición ante la vida, lo que a su vez les permite encontrar nuevas formas de manejar sus emociones y sentimientos,

He logrado tener un cambio de actitud frente a la vida, entendí que soy otro, que construyo para otros, pero a partir de mí, que tengo derecho a sentir miedo y rabia y lo puedo manifestar. (Antioquia)

De pensar de una manera menos emotiva cuando una actitud mía o de otra persona me molesta. (Antioquia)

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Son voces que muestran la manera como se ha dado un cambio de actitud lo que a la vez genera una transformación interna en su forma de mirarse y de mirar la vida,

El cuestionamiento personal, el proceso de cambio personal al aplicar las herramientas aprendidas. (Centro del país)

Facilita, porque permite llevar a cabo procesos internos y transformar pensamientos para un mejor vivir. (Costa Norte)

Hacer de la paz parte de una experiencia vital permite construir nuevas maneras de entender las relaciones con personas que de una u otra forma han sido origen de maltrato o daño. Son voces que nos hablan de la posibilidad de sanar, de elaborar el pasado y de alguna forma de iniciar un proceso de resignificación frente a lo ocurrido abriendo las puertas a la recuperación.

Que ya puedo hablar de ellos con menos resentimiento y por otra parte de alguna manera, puedo compartir espacios con las personas que me hicieron daño y no rechazarlas. (Centro de País)

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Esa consciencia que he adquirido y que me ha permitido actuar ahora de manera reflexiva, procurando hacerlo en cada momento de mi vida. (Antioquia)

Elaborar duelos pasados, sanación, resignificar mi vida y lo que me ha permitido ser más armoniosa conmigo misma. (Antioquia)

Poder vivir este proceso de sanación interior hoy me proyecta como una persona constructora de paz. (Costa Norte)


Han posibilitado encontrarnos a nosotras mismas, identificando nuestros dolores, miedos, sentimientos, necesidades y llegar a perdonarnos y aceptarnos como somos. (Antioquia)

Vivir a plenitud este proceso ha permitido que reconociera mi pasado, aceptara mi historia, con todo lo bueno y lo malo, que le encuentro sentido o que aceptara las adversidades que me correspondió vivir de otra manera. (Magdalena Medio)

De esta manera reafirman sentimientos amorosos como sustento de la vida misma,

Hoy amo más las cosas, la naturaleza, los niños, aunque siempre lo hice es como sentir regocijo, eso es lo que siento… (Costa Norte) Las voces que nos hablan de una «manera de ser para la paz» han ganado una nueva visión ante la vida, comprenden la importancia de la dimensión humana y la urgencia de darle un espacio en medio de la guerra,

Entendí lo importante que es trabajar lo humano dentro de un trabajo colectivo, de exteriorizar los dolores, sobre todo en un contexto de guerra, y sacar tiempo y espacio para hablar de lo que nos pasa. (Antioquia)

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Son voces que quieren ir más allá del discurso y que encuentran en sí mismos/as la mayor fuerza para la construcción de la paz, Esta oportunidad de contacto – encontrar o encontrarme a mi misma – reconocer en cada actividad que no es un recuerdo habilidades sino que hace parte de mi pensar, actuar y proyección, siempre ha estado en mi, en mis actitudes, autoevaluaciones (DOFA) en mis formas de reflexionar (hechos, situación de alrededor – sentimientos, etc.), incluida la forma de comunicarme con los cuatro o a veces tres de los pasos de la CNV… tengo presente que no quiero luchar contra las personas sino contra las acciones, no puedo lesionar a la persona pero si puedo señalar el evento, cómo me siento y hacer una o más peticiones… puedo afirmarles que todo el aprendizaje no fue en vano y que sin darme cuenta sigo en proceso, construyendo y tratando de aporta en la construcción de otros…me hago consciente que debo ser constante y perseverante. (Magdalena Medio)

Para mi la noviolencia ya no es un cuento, es una forma de vida, a la cual debemos llegar; es una manera de relacionarnos distinto como seres humanos, con diferencias y sueños. (Antioquia)

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Encender en mi la chispa, la pasión, para transformar desde mi, mi entorno, a veces no se ve, pero el cambio esta ahí y hoy comprendí que no es desde «salvar el mundo» sino desde el detalle, desde la persona, desde lo pequeño... gran error es olvidar que somos «humanos» (Centro del país)


En este momento se sienten más activos/as en lo que se refiere al sentido y proyección que le dan a su vida, asumiendo una posición diferente que les impulsa a transformar su mundo; dejar de ser victima, reconocerse, construir, ser agente de paz, mejorar las relaciones,

Dejar de ser víctima como persona y como pueblo. (Centro del país)

Mi vida ha tenido un sentido más objetivo y una visión más real y consciente de la situación del país en todos los aspectos, especialmente en lo relacionado con el tema de la paz. He comprendido que la paz empieza en el interior de cada uno de nosotros si aprendemos a reconocernos, a valorarnos y aceptarnos como personas, como seres únicos que velamos y que somos capaces de construir nuestro futuro. (Centro del país)

He crecido no sólo en la forma de mirar el conflicto, sino también como enfrentarlo. que me siento un multiplicador agente de paz en mi Colegio, mi familia, mi entorno. (Centro de país)

Mejorar mis relaciones con mi familia y con mi pareja. (comunicación noviolenta) (con mi familia todavía sigue en proceso pues pienso que es el trabajo más largo por sus convicciones, porque aunque siendo las personas más cercanas y que más lo conocen a uno, a la hora de la verdad no es así, allí el trabajo es más fuerte e incluso a veces agotador). (Costa Norte)

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VOCES QUE DIALOGAN

E

l fortalecimiento de la dimensión personal a través de una manera de ser para la paz abre las puertas al encuentro con los otros/as; en vez de darse una situación de ensimismamiento, el cambio personal hace necesario abrirse al ámbito de las relaciones.

Mi comunicación ha mejorado, he logrado salir de mi misma en función del otro, en una entrega gratuita, vivo al servicio de los demás, al cambiar mi forma de ser puedo contribuir a la conversión de otras personas mediante mi ejemplo. (Magdalena Medio)

Siento que mi vida ha cambiado de una manera trascendental; pero este cambio también ha influido en las personas que están a mí alrededor; y me siento tan contento al saber que puedo expresar todo lo que siento en este nuevo reencuentro. (Magdalena Medio)

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Las voces dialogan y se sienten parte de una comunidad, son voces que tejen relaciones, que quieren decir algo a los/as otros/as,

Como persona inserto en una comunidad y parte activa y viva de un tejido social «entendí que no podía dejar para mi un tesoro de saberes tan importante en donde solo se saca provecho cuando busco las necesidades y dificultades de los demás para buscarles solución y sacar aprendizajes de ellas». (Sur del país)

Así, la diferencia es fuente para el encuentro, llevándolos/as a buscar al otro/a teniendo la certeza de que esto más que hacerlos/as vulnerables les permite reafirmarse en la construcción de red social,

A su vez, el buscar en el otro al ser que no hay en mi y que gracias a esas diferencias yo puedo crecer como el otro también… Es poder entender que todos somos posibles en lo imposible y que éste concepto solo existe en la mente de los mediocres. (Sur del país)

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El proceso en general ha sido de mucho beneficio en mi vida personal, ya que marcó desde su inicio el camino a seguir en la línea de la vida, la construcción de la paz en nuestro territorio colombiano desde nuestra perspectiva y con la ayuda y el desarrollo de nuestras habilidades que cada ser humano tiene, así mismo del constante acompañamiento, creciendo en todos el sentido de pertenencia, de la recuperación del tejido social perdido. (Sur del país)

Haberme sensibilizado desde lo personal, el reconocimiento del otro, mirar con otros ojos la expresión del conflicto, como un elemento de la cotidianidad y ver la participación, la construcción de lo público y el ejercicio político como un derecho y una responsabilidad. (Centro del país)

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Son voces que en el diálogo consolidan un proyecto de vida coherente con la paz, que se traduce en contribuciones valiosas en su dimensión profesional,

Me aportó el desarrollo de habilidades, conocimientos de herramientas, una intención pedagógica acertada para la pastoral juvenil. (Centro de país)

He reafirmado muchas cosas que ya conocía, he aprendido otras cosas que me han ayudado sobremanera especialmente en mi trabajo. (Magdalena Medio)

Cuando las voces dialogan con el Programa por la Paz logran ampliar perspectivas, logran cambios, inclusive algunas personas refieren a como la reflexión respecto a la paz, la noviolencia y el hecho de pertenecer a un país, los ha convertido en actores de cambio,

Encuentro la No Violencia como una opción de vida para transformar. (Antioquia)

Más comunicación y manejo del conflicto. (Antioquia)

Eso ayuda a que las personas concienticen a otros que generen movimientos constructores. (Sur del país)

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El Programa por la Paz también ha contribuido en la educación entendida ésta como la intervención que busca generar habilidades para la vida en las escuelas de la comuna y en la formación de las personas encaminadas a que sean ellas mismas las responsables de su propio desarrollo. (Sur del país)

Definitivamente el trabajo por la paz permite que las voces hablen de un cambio y transformación en sus relaciones, dando lugar a nuevas formas de construir sus vidas, ampliando perspectivas y permitiendo formas de ser no-violentas, brindando opciones de resolución de los conflictos en la vida familiar y comunitaria,

Porque me ha enriquecido más y lo he puesto en práctica con mi familia y muchas personas. (Magdalena Medio)

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Permitió que transmitiéramos la experiencia a muchas familias cuya realidad se viene transformando a través de los talleres que se viven y practican. (Costa Norte)

Las cooperativas, asociaciones y grupos tocados por el Programa han recibido formación y apoyo económico para iniciar cambios sociales. (Sur del país)

Educación: formación y conscientización a la gente más necesitada en la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. (Sur del país)

Aplicándolo en el aula de clases con los alumnos del Colegio San Francisco de Asís de Fe y Alegría Berástequi (Córdoba – Costa Norte).


En el contexto familiar y comunitario aplico los mecanismos de transformación no violenta de los conflictos. Situación que ha conllevado a que haya un mejor entendimiento. (Antioquia)

Estar en habilidades, siento que ha marcado mucho mi vida a nivel personal, familiar, grupal y comunitario. (Costa Norte)

Comprensión de los conflictos teniendo en cuenta la relación entre los sentimientos y necesidades. (Costa Norte)

Haber sembrado con el equipo que se formó en el Santa Catalina la semilla, la herramienta para enfrentar los conflictos de otra manera, con otra visión, con otra mentalidad. (Centro de País)

He ayudado personalmente en la comunicación familiar y con amigos. (Magdalena Medio)

Beneficia todo esto la economía de las familias y regiones porque a mayor conciencia mayor análisis y mejores soluciones para los problemas. (Sur del país)

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Siendo la comunicación un elemento clave para este cambio,

Crear y mantener siempre una comunicación activa y no violenta; buscar la mejor manera para hacer la transformación de un conflicto y lograr un verdadero diálogo que nos lleve a lo que tu has querido: una cultura de paz. (Centro de país)

En el caso mio, me sirvió estas habilidades para trabajar con jóvenes especialmente en «comunicación noviolenta» donde pudo transformar a ciertos compañeros e incluyéndose a si mismo. (Costa Norte)

Construir o fortalecer las relaciones en el día a día significa aumentar los espacios de intercambio de las voces que se escuchan en el vivir, en el acontecer, en el existir de cada uno/a. Es la posibilidad de estar con los/las demás, sentir que no se esta solo, que la presencia del otro/a es importante en tanto se comparten las experiencias de estar, de pertenecer a un objetivo común.

Construir afecto y confianza con lo otros y otras. (Antioquia)

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Aprendimos a valorar y a respetar a los otros, a encontrar en cada rostro la humanidad dándole un verdadero valor a la vida. (Antioquia)

Mantener la escucha ante mis amigos los cuales son muy importantes para mi (ponerme en los zapatos del otro). (Costa Norte)

Aprender a trabajar en equipo. (Antioquia)


Veo como otras mujeres sienten y viven un estado de cambio. Se sienten más acompañadas, sienten el deseo de una comunicación más a fondo. Se sienten liberadas, relajadas, se reconocen como personas, como mujeres, acompañan a otros, sueltan esa opresión en los espacios que por las habilidades crean confianza. (Centro del País)

Habilidades para la paz, estoy plenamente convencida que tu estás aportando mucho, mucho a que la paz se vaya logrando a través de mi, a través de todos y cada uno de los que hemos tenido la fortuna de vivir este proceso, porque de una manera u otra lo vamos transmitiendo a nuestros hogares, nuestros sitios de trabajo y a nuestro entorno. (Magdalena Medio)

Es una realidad que el Programa por la Paz ha permitido tomar distancia de las dinámicas deterministas, entendiendo que siempre es posible la creación de otras opciones distintas a las de las violencias. La posibilidad de apropiarse de una forma de ser y hacer, que se orienta hacia la convivencia armónica y la construcción de diálogos pacificadores,

También maneras y herramientas de relación con los otros cercanos a nosotros y ahí la manera de reconocer y manejar los conflictos en forma adecuada para que estos nos lleven a crecer y no degeneren en violencia. (Centro de país)

He replicado cada palabra y estrategia que me has enseñado aunque he optado por crear otra habilidad que va más allá de la espiritual. (Magdalena Medio)

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Mi familia se vio fortalecida con la nueva sangre y el nuevo impulso igual sucede con mi comunidad de Terrón. (Cali – Sur del país)

Desde lo que las voces dicen, se nota cómo la familia es uno de los espacios básicos y principales en los procesos de cambio y de fortalecimiento de las estructuras que favorecen las experiencias y estrategias para la paz. Esto, aunque pareciera simple o esperado, es de profunda importancia y significación, ya que la casa continúa siendo uno de los lugares fundamentales para construir las identidades, las subjetividades. Y por otro lado, se sabe que la pérdida de las referencias de hogar y de familia es uno de los factores de mayor complejidad a trabajar en las poblaciones afectadas de diferentes formas por las violencias,

Hemos decidido unir esfuerzos y fortalecer lo que estamos haciendo, encaminados básicamente a la familia. (Costa Norte)

Valoración de la unidad familiar, fortalecimiento de lazos fraternales, comunicación y resolución de conflictos y el desarrollo de aptitudes para comprender y tolerar a sus familiares. (Escuela de Paz y convivencia)

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A nivel de comunidad también me enseñó a convivir con ella y además a colaborar aprovechando la experiencia recibida, para solucionar algunos conflictos familiares. (Sur del País)


Esta característica de transformación interior conectada con la posibilidad de dar contenido real a la paz, permite, repensar lo que se entiende como cultura de paz.

Entendiendo por Cultura de Paz la materialización de conceptos obvios y fundamentales como el respeto por la diferencia y el cuidado que conviene brindar a quienes divergen de mis opiniones y consideraciones para que resulten en un dialogar sincero, ideas que aclimatan un estado general de bienestar y de posibilidades a la medida de cada quien. (Periodista)

Que la paz se empieza a construir desde muy dentro de nuestro corazón y que Dios es el que nos mueve a estar abiertos a esta gracia, empezando a entender al otro y respetando sus diferencias, construyendo como hermanos espacios o situaciones más justas en nuestra comunidad. (Costa Norte)

La Cultura de Paz no es un asunto que niegue la existencia del conflicto, sino que parte del hecho de que existe pero con retos que buscan caminar para entenderlo. (Periodista)

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El hecho de pensar en lo que es la paz, el conflicto, sus implicaciones y relaciones complejas, lleva a las personas a entender que una cultura de paz es mucho más que una disposición hacia algo y que es preciso profundizar en los elementos necesarios para la construcción de estructuras que permitan su emergencia y mantenimiento,

Además creo que incluyendo en las informaciones de hechos violentos y acciones de los grupos ilegales, presentando antecedentes que ayuden a entender el por qué de las cosas, se puede llegar a una posible salida. Eso trato de hacer en los informes aunque no siempre es posible. (Periodista)

Por Cultura de Paz entiendo todas esas posibilidades que están siendo construidas desde la sociedad civil para insertar comportamientos, opciones, miradas y avances concretos de paz (vida digna, pacífica, revolución pacificada en esas miradas, conflictos, etc.) (Periodista)

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Cultura de Paz es un ejercicio cotidiano que no contribuye a generar más violencia o formas de dominación económica, cultural, política. (Periodista)

Creo un medio pedagógico desde el canal Día a Día, con gente nueva, serios, que aportamos herramientas que abren caminos a la reconciliación. (Periodista)


Los valores morales de una comunidad se deben estimular con la proyección de sus trabajos positivos en favor de todo un conglomerado. Cuando mis noticias o informaciones, reportajes, crónicas y entrevistas, se elaboran con base en los hechos que consolidan un proceso de tranquilidad y de hermandad, creo que estoy sembrando para la paz. (Periodista)

Creo que la Cultura de Paz se construye también a través de la generación de espacios para la pregunta, la crítica, la reflexión... es la posibilidad del uso de la palabra y también de los medios a favor de la justicia, la equidad, la humanidad y el respeto por la diferencia. (Periodista)

Pensar la paz implica pensarse siempre en relación con el otro/a, el reconocer la necesidad de crear un espacio de subjetividad compartido,

Cultura de Paz: yo la llamaría más bien cultura de la diferencia, del debate de las ideas. (Periodista)

Los espacios de trabajo deben ser espacios para fortalecer la ESCUCHA, es seguir en el intento de tratar de entendernos y re-conocernos. (Periodista) Cultura de Paz, entendiéndolo como una forma de pensar, de actuar, de expresar en colectivo y con el ánimo de dignificar al ser humano de nuestra región, no es una labor individual; debe ser compartida con colegas, directores, estudiantes, audiencias. (Periodista)

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VOCES QUE SON VOZ DE OTROS Y DE OTRAS

P

ara el Programa por la Paz ha sido muy importante el trabajo con quienes son voz de otros/as, los/las periodistas. Ahora queremos recuperar su propia voz, desde lo que ha significado para su labor el horizonte de la paz, el cambio de perspectiva sobre el conflicto armado y la reflexión respecto al ejercicio en tanto periodistas, comunicadores y mediadores de la construcción de la realidad.

Un cambio de posición y de visión frente a ciertos fenómenos del conflicto que antes eran invisibles para mi.

La reflexión permanente sobre mi papel comunicacional en la organización y en la sociedad.

Fue un ejercicio de autoevaluación de mi formación periodística donde logré madurar mi labor como reportera… y reafirmar mi convicción sobre las razones que me llevaron a ser periodista.

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Los cambios se convierten en formas de ser y de relacionarse con las demás personas, asumiendo así una forma de construir lazos sociales y acciones de cambio al hacer visibles, dando voz a quienes trabajan por la paz y no la tienen,

Sólo con la visualización de las víctimas de los movimientos sociales y el trabajo comunitario como blindaje a la guerra se logra construir una Cultura de Paz.

Con mi trabajo intento hacer visibles las experiencias personales y comunitarias de quienes en medio de la confrontación resisten a las consecuencias de la guerra.

Cultura de Paz se construye a través de la promoción de los valores, necesariamente se debe hacer a través de personajes que los representen y generen empatía con el público. En mi caso he publicado varias piezas informativas en este estilo.

Se puede contribuir con lo que ahora me parece obvio: cubrir y hacer periodismo consultando los dos lados pero dando protagonismo a quienes tienen menos posibilidades de presentar su versión: la Comunidad.

Divulgando de manera permanente los diferentes temas de los derechos humanos y derecho internacional humanitario. El respeto a la vida, resaltar los valores, la formación integral del estudiante. Colocar de ejemplo las buenas acciones y labores de funcionarios, entidades, organizaciones y la gente del común.

Aporto a ella (la cultura de paz) escribiendo sobre las comunidades rurales, experiencias de vida e historias que puedan identificar a la gente las diferentes problemáticas que viven los campesinos, mineros, madereros, pescadores. Sin embargo, se intenta mostrar ese lado de lazos exitosos en regiones que han sido olvidadas por el Estado.

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Esta es oportunidad para mirar el mundo al cual se pertenece (lo local), para entender las complejidades existentes en el conflicto armado y en las violencias desde diferentes dimensiones de la vida humana. Desde aquello que es mas evidente hasta lo que es sutil y que no se ve con claridad a menos que se realice un acercamiento más intencionado,

A partir del Diplomado ha cambiado mi forma de pensar frente al conflicto armado que se vive en la región y la importancia de que la comunidad conozca realmente y de manera responsable lo que pasa en la zona, que el conflicto y la guerra van mucho más allá de los enfrentamientos entre los grupos armados y de las consecuencias que verdaderamente deja este fenómeno.

Como periodista considero que una información que educa con el contexto y con la explicación de lo que sucede, cumple con la tarea diaria de ir más allá que la simple referencia de los acontecimientos. Entiendo que son las víctimas y no los victimarios los protagonistas de los hechos. Esta es una necesidad y un compromiso diario.

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El conocer más sobre el conflicto armado ocasionó en mi ejercicio importantes cambios: ser más cauto, al revisar trabajos hechos con anterioridad observé lo atrevido y arriesgado que había sido con mi equipo de trabajo.


Voces que ahora poseen mayor reflexión y sentido de responsabilidad como informadores y formadores de opinión en el país; entienden que su labor como comunicadores o periodistas no se limita a presentar imágenes y textos sino que muestra las dimensiones de los conflictos del país,

A partir del diplomado entendí que el ejercicio periodístico es una tarea que se debe realizar con responsabilidad social, desde entonces mi proceso por capacitarme permanentemente para mejorar las técnicas periodísticas. El diplomado me hizo entender que informar sobre el conflicto es una obligación que tengo como periodista porque la región necesita aproximarse a la verdad y escribir su historia.

Primero que todo ha hecho que sea más responsable con todo lo relacionado a mi oficio profesional.

El principal cambio ha sido la autocrítica, el cuestionarme la responsabilidad con que estaba realizando mis notas, el detenerme a pensar que por falta de investigación en algunas cosas mi trabajo era solo «redundancias».

Me ha representado seguridad, conocimientos profundos en el manejo de la información. Me ha motivado para realizar un periodismo más responsable y con alto punto de vista positivo.

Ética, responsabilidad, estar pendiente de las imágenes, buscar otras formas de mirar el contexto.

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Son voces que se plantean preguntas acerca de las formas de ejercer la profesión de periodista, ampliando las perspectivas de los elementos que son necesarios en la comprensión de los hechos sociales, superando una visión simplista o dualista de las tensiones que produce la guerra,

Una valoración de los trabajos teóricos sobre la realidad del conflicto. Una real aproximación hacia el equilibrio en la producción noticiosa, reconociendo antiguos y nuevos actores del conflicto y de quienes lo analizan.

El acompañamiento comunicativo en los diferentes escenarios desde mi institución. El manejo periodístico utilizando con mayor frecuencia la crónica y la entrevista. Dando realce a la importancia de visionar y hacer seguimiento del proceso comunicativo.

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Luego del Diplomado, siento que retroalimente mis prácticas cotidianas para el ejercicio periodístico. Llené mis vacíos con las experiencias de los catedráticos, por ejemplo, mejoré mi directorio de fuentes, oxigené los temas, pero luego de mi salida del noticiero, lo que he hecho, es ser más crítica, reflexiva respecto a los acontecimientos diarios y los temas actuales respecto al proceso de paz, la ley de justicia, paz y reparación.

Manejando información positiva, investigando, dialogando con las víctimas o las personas afectadas, llevando un proceso en la información apoyándolos; no solamente el periodista busca la información como algo noticioso sino también dar como un aporte de solución a un problema, periodismo social humanitario.


La reflexión a partir de las herramientas adquiridas, por quienes tomaron el diplomado, los/as lleva a aumentar la exigencia respecto a la calidad de sus producciones,

Dejó de ser mecánico para convertirse en más reflexivo, integral, menos episódico. En ese sentido estoy más preocupado por el contexto y por las causas, los movimientos sociales o mejor las claves de nuestro tiempo, lo que hay detrás de los hechos.

Capacidad para confrontar a los jefes entorno a una noticia relacionada con el conflicto. Contexto local, departamental y nacional sobre la guerra y su dinámica.

Cambio de léxico y actitud frente a las personas y los hechos. La forma de decir las cosas y las palabras utilizadas me habían ocasionado muchos problemas.

Mayor rigor en la confrontación de informaciones, más cuidado en la exactitud del lenguaje al momento de redactar las notas (no exagerar en adjetivos, usar un lenguaje neutro), manejo de una sana desconfianza con la información que suministran las fuentes. No dejar perder la sensibilidad por el drama de las víctimas del conflicto (antes que periodista soy un ser humano).

Rigor informativo: me he vuelto exigente con mis informes y con los de mis colegas. Después del diplomado siento que tengo fundamentos más sólidos para criticarlos y especialmente para no tragar entero. Puedo ver con facilidad, puedo después del diplomado descubrir incluso cuando un informe es pegado u obedece a intereses diferentes a lo que es la prensa responsable.

Contextualizar, definitivamente el entregar la información completa, ilustrando desde diferentes puntos y con reseña del por qué de los hechos ha generado mayor confiabilidad, credibilidad y aceptación.

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Las herramientas obtenidas les ha permitido elaborar significados y sentidos que enriquecen su identidad profesional, desarrollando una posición mas elaborada y crítica del papel que juegan los medios en la construcción de las representaciones, imaginarios y formas de ver aquello que se divulga o transmite,

Desde mi ejercicio profesional seguir entregando información sustentada, seria, de directo interés, contextualizada y sobre todo con participación colectiva, sería herramienta de construir cultura de paz.

Capacidad para interpelar con criterio, capacidad de cuestionamiento. Nos confrontó: somos más exigentes. Se mira, se evalúa con más rigor la información.

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Evitando al máximo palabras explosivas con los informes. Tratando de fomentar e irradiar temas más comunitarios que fortalezcan la convivencia y la armonía. Informando cuentos, pero con sentido crítico y elementos históricos que contribuyan a la formación de opinión pública saludable. Dimensionando las potencialidades culturales, jerárquicas y artísticas de las comunidades.

Yo creo que mi rol como docente me ha permitido sembrar mis conocimientos de periodismo responsable en el conflicto armado en jóvenes que van a enfrentar en su ejercicio periodístico la compleja guerra que vive Colombia.

El cambio del lenguaje es un asunto básico para la construcción de la Cultura de Paz.


Reproducir este rigor (se refiere al periodismo responsable) periodístico en las nuevas generaciones podría ser parte del engranaje que se necesita en los medios para construir una Cultura de Paz. Igual desde mi posición como presentadora cuido mucho la terminología con que transmito o presento el informe que es clave, pues desde ese lead empiezas a generar opinión entre los televidentes cada día. Mi reto es que la gente reciba de entrada una información que genera análisis y no rechazo.

Superando el simple sentido laboral o de oficio, para así implementar nuevas herramientas y elementos que les permitan fortalecer el ejercicio de un periodismo responsable,

Me he puesto en la tarea de sistematizar y enriquecer mi directorio de fuentes. Me he preocupado por la lectura de textos periodísticos, históricos y señales que me ha ayudado a ampliar mi visión de la realidad colombiana y mi actitud crítica ante los hechos que ocurren a diario en Colombia.

Potenciar desde los elementos metodológicos y conceptuales mis habilidades como facilitadora en el trabajo social.

Indudablemente, una mayor cualificación para el abordaje de los temas relacionados con la guerra y con la paz. Después una interiorización de ese conocimiento para plasmarlo en las piezas periodísticas propias.

Incentivo para continuar analizando, leyendo y estudiando sobre la realidad colombiana. -Mayor criterio para hacer informes periodísticos que incluyan historia, contexto. «No tragar entero sobre información oficial», hablar o decir los términos adecuados. Mayor nivel de exigencia sobre la información que entregan los colegas «ojo crítico».

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Estas voces han logrado un cambio en la visión y en las formas de producir la información, dando mayor relevancia al sentido de lo local, la cuestión de los derechos humanos, la contextualización. Lo que permite pensar que la mirada respecto al conflicto se desplaza de la situación de tensión y conflicto propiamente dicha a los dramas humanos intrínsecos existentes en las historias que se cuentan, validando la necesidad de reflexión respecto al sufrimiento y ruptura que provoca la guerra en las personas,

Cubrimiento del conflicto desde las víctimas, importancia del contexto de los hechos, fundamentos del derecho internacional humanitario, periodismo que crea puentes en vez de destruirlos.

Mayor rigurosidad en la presentación de la información priorizando a las victimas por encima de la parte oficial o el actor armado ilegal. También a través de los informes hacer visible las violaciones al DIH (Derecho Internacional Humanitario) y abriendo espacios de discusión.

La reflexión en el cubrimiento del Orden Público. La guerra hay que contarla desde las víctimas. Responsabilidad social para tocar temas relacionados con las violaciones de D.H. (Derechos Humanos) y el DIH. El contraste de la información, contextualizar los hechos.

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VOCES QUE TEJEN REGIÓN, QUE TEJEN PAÍS

o

ír y pensar las voces, nos permite dar cuenta de cómo se crea el tejido social, permite visualizar los triunfos y logros de la cooperación, de la solidaridad, del estar con el otro. No son voces solas, son voces que tejen juntas una historia, un país. Las voces que tejen región y país refieren cómo el trabajo por la paz les permitió no solamente un cambio de perspectiva, sino una actitud de participación y de compromiso social, que a su vez amplía la posibilidad de reconocer y de integrarse con el otro/a en un proyecto común.

Más apropiación, pertenencia y compromiso con Colombia, con mi región, con los míos y conmigo… Y aparece la conexión con la noviolencia, qué mágico encontrar e iniciar a nombrar este concepto, esta filosofía como parte de mi, qué transformación interior tan fuerte, cuanto compromiso, cuanta posibilidad. (Antioquia)

Ver la vida desde concepciones distintas, me enseñaste a ver la vida con los ojos de los demás, y me diste muchas herramientas para compartir y transmitir esto con otras personas. (Costa Norte)

Hoy soy mucho más sensible y cercana con el dolor del otro, más solidaria y comprometida con lo que hago o me propongo. (Costa Norte)

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Creer en nuestra propia cultura y en nuestros propios valores, no querer ser como el otro. (Centro del país)

En lo que se refiere a ampliar las perspectivas de comprensión y análisis de sus contextos y de la posibilidad de visualizar la paz como realidad cultural, escriben: Lo que sí generan esos espacios son reflexiones, que seguramente no hubiesen tenido lugar si no se comparte la experiencia de escuchar e intercambiar ideas.

Ahora, tiempo después veo que tengo más preguntas que respuestas pero creo que esto siempre es sano por que donde quiera que voy, traigo estos aprendizajes y trato al menos sembrar la duda en otros. (Magdalena Medio)

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Uno construye, o toma conciencia de su identidad regional en el encuentro con los otros diferentes. (Centro del país) El Programa de Habilidades para la Paz, se ha convertido para mi, en un medio y espacio que me ha permitido superar muchas dificultades ya que me permite el análisis del contexto desde diferentes puntos de vista. (Antioquia)


Ese simple ejercicio de estar con otro/a, es una forma de reconocer y de reconocerse como voces integradas en un mismo canto, en un mismo espacio social y por lo tanto, de compartir un compromiso. Este proceso ha permitido a las voces un elemento imprescindible y poderoso para la construcción de cultura de paz: el reconocimiento y empoderamiento de sus subjetividades, es decir de sus identidades colectivas. Nuestro papel como agentes transformadores es clave, plantearnos nosotros mismos porque somos parte de la cultura de paz. (Centro de país)

También me ha permitido tener una agenda de trabajo propia, proponer temas de iniciativas de paz, miradas positivas y experiencias exitosas de individuos u organizaciones, otras vinculadas con la guerra. (Periodista)

Esto ha sido y será fundamental en mi formación académica, como persona y el trabajo de comunidad en el Cerro de la Popa en Cartagena y mi familia, me ha enseñado a vivir y enseñar al otro el arte de vivir. (Costa Norte)

Han fortalecido la valentía y la esperanza de los líderes, que a pesar de los problemas regionales ellos no han perdido lo aprendido. (Sur del país)

Fortaleciendo las escuelas de padres y grupos de estudio con los empleados en Lipaya Barranquilla. (Costa Norte)

Lograr que las personas de los grupos que participan en los diferentes procesos crean en que se pueden alcanzar transformaciones positivas. (Antioquia)

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Si la violencia genera ruptura y dispersión, es claro que lo que se ha logrado en el trabajo del Programa por la Paz es generar espacios en donde las personas se pueden reunir e intercambiar inquietudes, ideas, percepciones y que el intercambio de experiencias y perspectivas en muchos casos se convierten en acciones comunes que crean grupos o fortalecen asociaciones ya establecidas. Es así como las voces se vinculan; Todos estos aprendizajes han sido trasladados a las organizaciones teniendo eco. (Antioquia) Claridad de la apuesta de la organización, frente a lo que es el horizonte de reconciliación que tiene A.M.O.R. (Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño) en la región. (Antioquia) A partir de habilidades me empecé a vincular a otros grupos, a movimientos locales, regionales y nacionales. (Centro de país) He podido proyectar lo aprendido en los diferentes grupos de trabajo. (Centro del país) En mi labor con Fe y Alegría he trabajado con proyectos con organizaciones sociales, niños/as, jóvenes y mujer y siempre teniendo presente habilidades. (Eje Cafetero) Para lograr mejores resultados, nos hemos conformado en comités de trabajo, con cronograma hasta el mes de diciembre y medir resultados a corto plazo. (Costa Norte)

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Tener un diagnóstico sobre liderazgo o grupos y cómo estamos en lo organizativo, los conflictos ¿cómo se manejan? (Antioquia)

En Cartagena se utilizaron los mecanismos de participación ciudadana en la defensa de los servicios públicos domiciliarios y la resolución pacífica de los conflictos con las empresas prestadoras del servicio. (Costa Norte) En otros espacios como en la formación de policías en la escuela de Carabineros Alejandro Gutiérrez de Manizales he implementado gran parte de las temáticas que abordan habilidades. (Centro – Eje Cafetero) Esta capacitación me ha servido muchísimo para facilitar mi trabajo pedagógico con los estudiantes, padres de familia, compañeros docentes, diversos grupos como las madres de hogares comunitarios, sus padres usuarios y los diversos grupos de la parroquia a la que pertenezco. (Centro del país) Nosotros como comunidad hemos seguido tus pasos, paz querida, hemos construido una Red, y hemos incluido otras estrategias más para ti. (Magdalena Medio) La preocupación por la cultura de paz nos llevó a conocer otros grupos y redes que tenían la misma tarea, como el conocimiento de noviolencia. (Centro del país)


Pero también las voces se fortalecen en espacios organizativos ya existentes;

El presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Las Granjas (donde vivo) me ha invitado a que le ayude a «hacer algo» o elaborar un proyecto para que los niños y jóvenes del barrio se ocupen y no estén ahí tan «disponibles» para lo ilegal (venta de gasolina robada de ECOPETROL, A.U.C, etc.). Yo he pensado en algunos proyectos productivos donde se incluya primero formación y luego capacitación; desde lo formativo voy a preparar unos talleres para trabajar con ellos habilidades para la paz, contando con la ayuda del presidente de la Junta de Acción Comunal que también es docente y está trabajando en C.E.M.M.(Ciudadela Educativa del Magdalena Medio) asesorando proyectos pedagógicos en el bachillerato, contratado por P.D.P.M.M. (Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio)

En C.E.M.M. (Ciudadela educativa del Magdalena Medio) hemos aplicado 8 replicas con el grupo «Construyendo Huellas» y algunos jóvenes de la comuna y el colegio. Se han conseguido recursos para la aplicación de estos talleres con el S.J.R. (Servicio de Jesuitas a Refugiados) (Magdalena Medio)

Hace un mes trabajo en San Pablo (Bolívar), yo soy de Barrancabermeja; mi trabajo es como instructora del Sena y desde que pisé San Pablo mi camino de habilidades ha sido fundamental, por eso ahora que inicié un nuevo camino (Sena), que es tan enriquecedor que incluye tanto con la gente, esta nueva llamada a cambiar experiencias es abrir nuevos horizontes y saber que cada día podemos aprender más, para así poder llevarlo a todos los que queremos. (Magdalena Medio)

Me ha permitido desenvolverme más eficazmente en el trabajo social que desarrollo en mi profesión, en mi parroquia, en el sector donde vivo. (Magdalena Medio)

Lograr que muchas organizaciones de la sociedad civil a nivel local, se interesen por hacer un trabajo en el cual puedan articularse con otras organizaciones. (Antioquia)

El proceso formativo también ha sido favorecido, hay mayor empoderamiento y el colegio de Barú es muestra de dichos avances. (Costa Norte)

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Es claro que estas experiencias de participar, de aportar a la sociedad, son estrategias de construcción de cultura de paz, que generan en las personas el sentimiento y noción de que son útiles a su comunidad, dignificando la vida de aquellos/as que creen y apuestan en la posibilidad y construcción de cambios sociales significativos, pero principalmente convirtiéndose en ejemplo de opciones distintas a las de las violencias,

El Programa por la Paz también ha contribuido en la educación entendida ésta como la intervención que busca generar habilidades para la vida en las escuelas de la comuna y en la formación de las personas encaminadas a que sean ellas mismas las responsables de su propio desarrollo. (Sur del país)

La comunidad en general donde se han aplicado las réplicas del Programa por la Paz, desde Habilidades por la Paz, enseñando a la gente a construir una cultura de paz, han permitido ir paso a paso, estar dentro del proceso de generar espacios, como la formación de líderes comunitarios que aprendan a desempañarse en distintas áreas que se necesitan para la vereda o el barrio. No sólo en lo económico, sino que también se busca en prestar un servicio a quien lo necesite. (Sur del país)

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Ha sido de mucha importancia para el desarrollo de nuestra región. He resuelto muchos problemas y dificultades. (Sur del país)

Ha significado demasiado porque desde el cargo que desempeño como docente y juez de paz del corregimiento de Fenicia, me corresponde dar soluciones y capacitar a la comunidad en la resolución de conflictos de toda especie. (Sur Occidente del país)

Al acercarme al SEPAS me pude dar cuenta que en parroquias, veredas, grupos apostólicos o personas por su cuenta, siguen replicando la formación y sembrando la semilla de la inquietud de un trabajo por la paz desde lo personal. (Escuela de Paz y Convivencia)

A nivel de comunidad también me enseñó a convivir con ella y además a colaborar aprovechando la experiencia recibida, para solucionar algunos conflictos familiares. (Sur del país)


En el conjunto de posibilidades y procesos que se derivan del trabajo por la paz, las voces que tejen país, al referirse a las posibilidades de participación y asociación se conectan con mucha intensidad con la noción, reconocimiento y ejercicio de lo que es la ciudadanía. Concepto y elemento complejo y difícil de ubicar con exactitud, pero que surge como relato y referencia en prácticas cotidianas,

Se recrea la Escuela, se promueve y apoya la organización de la población, la autogestión de iniciativas comunitarias, y la incidencia y gestión ante la municipalidad y las entidades estatales. (Escuela de Paz y Convivencia)

En medio de este contexto de guerra están las mujeres, los niños y niñas y la juventud como principales victimas. Con ellas trabajamos un gran número de líderes que en cada municipio tratamos de reconstruir este tejido social que esta en andrajos. (Centro del país)

Educadores, lideres y promotores de salud han podido ser sembradores de paz en sus regiones, mediante comunicación y solución pacífica de conflictos. (Sur del país)

Capacidad de trabajo – liderazgo - conocimiento apertura a la conciencia de lo social, es así como encontramos referencias que aluden al fortalecimiento de la identidad grupal, convivencia pacífica, desarrollo de capacidades y destrezas, aptitudes hacia la colaboración e integración, compromiso comunitario. Fortalecimiento de la participación en las comunidades - formación de agentes de paz herramientas para realizar análisis de los contextos en los que se mueven, asumir un rol más activo en el ámbito de lo comunitario, asumir actitudes proactivas frente a problemáticas comunes y desarrollar aptitudes de solidaridad y compromiso social. (Escuela de Paz y Convivencia)

Inicié en Tulúa la escuela de reporteros comunitarios, personas que son líderes en sus sectores, he ido entregando conocimientos básicos de periodismo tendientes al mejor aprovechamiento del tiempo en los medios en beneficio de sus comunidades, su participación abierta en el proceso que construye Cultura de Paz. (Sur del país)

Participación activa de las comunidades en grupos, asociaciones. (Sur del país)

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VOCES QUE APRENDEN HERRAMIENTAS Y HABILIDADES

M También creo que el diplomado nos permitió tener herramientas para hacer análisis críticos y estos se deben hacer de manera permanente no solo en los medios sino en cualquier espacio de trabajo con organizaciones, estudiantes, movimientos, etc. (Periodista)

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uchas personas que han trabajado con el Programa por la Paz refieren haber obtenido, como uno de los muchos beneficios, herramientas que les ayudan a resolver las dificultades que se les presentan y el desarrollo de habilidades para mejorar muchos aspectos de su vida, principalmente en el ámbito laboral y familiar, lo que nos muestra que los procesos, espacios y desarrollos producidos se extienden en el tiempo y espacio, generando más que cambios cuantitativos, cambios cualitativos,

Ver la vida desde concepciones distintas, me enseñaste a ver la vida con los ojos de los demás, y me diste muchas herramientas para compartir y transmitir esto con otras personas. (Costa Norte)

Tengo herramientas para materializar la apuesta por la vida y la reconciliación. (Antioquia)

El afiche con las reglas para convertirme en un periodista amenazado, me ha servido mucho como sistema de autoprotección. Es cuestión de no tener tendencias o favorecimientos ni tampoco provocador de situaciones peligrosas para el ejercicio del periodismo. (periodista)


En medio del afán diario, lo aprendido en el diplomado ha servido para agudizar los sentidos ante los hechos y fuentes relacionadas con el conflicto armado. Hay más conciencia y criterio al momento de contrastar versiones, buscar testimonios y hacer cubrimiento en viajes. (Periodista)

Es claro que los espacios de pensarse a sí mismos y de reflexión ubican a las personas en posiciones más elaboradas y críticas respecto a lo que hacen, y plantean la necesidad de obtener nuevos conocimientos y nuevas herramientas,

Más responsabilidad en el quehacer, además de ser más crítica en la práctica cotidiana de revisión o «cliente» de los medios de comunicación (Periodista)

La formación y el rigor como elementos esenciales en el ejercicio diario. (Periodista)

En esa exploración comprendí que debía profundizar algunos temas para tener un referente conceptual más fuerte y empecé con un diplomado en Derechos Humanos, una especialización en Desarrollo Local con perspectiva de género y todo muy de la mano con el Movimiento de noviolencia. A leer, a estudiar, a conocer otras experiencias de trabajo por la paz en Colombia. (Periodista)

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Las herramientas que obtienen las personas definitivamente se usan en todos los ámbitos de sus vidas, donde lo mas importante de ese uso se refiere a cómo dichas herramientas se convierten en formas de proyectar el futuro con esperanza y optimismo, logrando nuevas formas de relacionarse con las situaciones que les pueden ser conflictivas,

Capacidad para resolver mis conflictos de manera pacífica y noviolenta. (Antioquia)

Estas habilidades propenden desarrollar en cada uno de nosotros destrezas para enfrentar nuestra vida pacíficamente. (Costa Norte)

Nuestro papel como agentes transformadores es clave; plantearnos nosotros mismos porque somos parte de la cultura de paz. (Centro de país)

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Aplicar comunicación activa o no violenta en las situaciones diarias; aplicación de lo aprendido con grupos específicos (jóvenes, adultos, hogar, agentes de pastora); nos ha dado bases para conocernos más y saber que se puede trabajar con diversidad de personas (herramientas). (Magdalena Medio)

En mis direcciones de grupo y orientación personal con los estudiantes he podido aplicar algunos temas como manejo y expresión de sentimientos, resolución de conflictos de manera no violenta, entre otros. Especialmente autoconocimiento. (Magdalena Medio)

Después de haber adquirido esas herramientas no las he dejado en mi sino que ahora puedo y siento que ofrezco grandes cosas con calidad y calidez humana. (Antioquia)

He mejorado en la resolución pacífica de los conflictos. He puesto en práctica el buen manejo del mismo y pienso que me ha traído buenos resultados para mí y para los actores involucrados. (Antioquia)


Mas allá de convertir las herramientas en un elemento instrumental y mecánico, las voces han logrado integrar una actitud de paz, de generar un sentido de trascendencia que les permite ampliar las miradas sobre la vida, afirmando los valores, actitudes, habilidades y afectos que permiten la construcción, fortalecimiento y mantenimiento de la paz como cultura,

Lo que ha significado el proceso, lo he multiplicado y he puesto en práctica, no sólo se ha quedado en el papel. Los conflictos son ya más fáciles de solucionar, ha cambiado la manera de resolverlos. (Sur del país)

Se preguntarán el por qué esta herramienta ha sido la que más me ha impactado. Les cuento que gracias a ella mi vida, poco a poco, va creciendo en aspectos tales como: comprender más al otro, tratar de ser más flexible y ponerme en el lugar del otro; pensar más en cambiar más aspectos negativos como el vivir acelerado, el pensar tres cosas al mismo tiempo, también me ha servido para disfrutar más la vida en los momentos. (Sur del país)

Ésta ha hecho que lleve una convivencia excelente a nivel familiar y comunitario lo cual me convirtió en una persona muy feliz a pesar de los inconvenientes económicos y de violencia que vive nuestro departamento. (Sur del país)

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c

on estas voces hemos querido hacer visible el lugar de tantas personas en medio de nuestro caminar, ellas han hecho posible nuestro trabajo, se unen a nuestros sueĂąos empeĂąando sus vidas y alimentan la esperanza de un paĂ­s que asume la paz como parte de su cultura.




Pensamientos: La paz como cultura colombiana* Resumen En este escrito se abordan algunas de las implicaciones y propuestas que se desprenden al pensar la paz como parte de una cultura, donde se apuesta por la posibilidad de sembrar desde múltiples acciones sociales, esperando que sus semillas puedan germinar como resultado del esfuerzo colectivo por el logro de una convivencia armónica y pacífica en donde el conflicto es oportunidad para la generación de acuerdos que tejen sociedad. Procura explorar una visión de lo humano que rescata la subjetividad, un sí mismo/a particular que se constituye en eje para el intercambio y la cohesión de un ser y saber colectivos encaminados a la aceptación de la diferencia. Aborda la compleja y profundamente importante noción de ciudadanía, incluyendo algunos elementos en torno a los cambios que las estructuras económicas generan siendo este uno de los principales nodos desde donde se piensa la actualidad, relación entre ciudadano/a y consumidor/a. El concepto de cultura que posteriormente se presenta, permite comprender que lo humano y lo simbólico son un camino para la construcción de condiciones que den paso a un futuro prometedor de cooperación y convivencia. Teniendo este marco general se hace referencia a las violencias como la producción de contra-sentidos, que si en un principio parecie*

Escrito por Carolina Tejada B., asesora de proyectos del Programa por la Paz - CINEP y Roberto Rueda L., quien colaboró como asesor externo. Este documento pretende brindar un marco conceptual, reflexivo y de referencia para la comprensión de la construcción de la paz desde la cultura, por esta razón, además de elementos teóricos, incorpora reflexiones del equipo de proyectos del Programa por la Paz – CINEP producto de la sistematización ¨Experiencias y Estrategias de construcción de Cultura de paz¨.

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ran tener algún tipo de lógica, en un análisis más profundo y detallado, solo muestran la ruptura, dispersión y desintegración que caracteriza el acto violento. En lo que se refiere a las formas colectivas para comprender la realidad, se indaga sobre la actuación, responsabilidad y oportunidad de los medios de comunicación como agentes generadores de una opinión pública que acepta y connaturaliza las violencias. También se insinúan algunas características del ser colombiano/a, intentando comprender las dinámicas y tensiones que sustentan algunas expresiones violentas, procurando señalar elementos que han jugado un papel central en la constitución de país. Finalmente se resalta que pensar la paz como cultura es abrir innumerables perspectivas, entre ellas la de la UNESCO, marco internacional que se basa principalmente en la aceptación y el respeto a la diferencia. Desde las experiencias del Programa por la Paz, entrar a la cultura para generar transformaciones es moverse en el mundo de las relaciones, de los vínculos y los encuentros, partiendo de aquellos que se dan en la dimensión personal, en el sí mismo/a y que se van proyectando a espacios sociales como la familia, la escuela y la comunidad hasta llegar al país. Se entiende que la pregunta y propuesta de una paz que se hace cultura, posee en principio una pregunta respecto a la ética que se construye en el múltiple y posible horizonte de las relaciones, no solamente humanas, sino de las relaciones que implican el Ser y estar en el mundo. Finalmente presenta las apuestas del Programa por la Paz en la búsqueda de otras dinámicas culturales, contenidas en el plan bienal 2007 2008 relacionadas con el sujeto y la ciudadanía (ser colombiano/a), la comunicación y opinión pública favorable a la paz, la reconciliación y la participación pública.

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Introducción Una de las principales tareas que posee actualmente la investigación social al pensar la historia de la humanidad, es poner en evidencia los triunfos y logros de la cooperación, así como la capacidad de asociación y de encuentro humano; elementos determinantes en el nacimiento, crecimiento y desarrollo de las civilizaciones. Esta mirada permite reconocer los innumerables eventos, sucesos y acontecimientos que dieron paso a las expresiones de la cultura que sustentan la vida, y que fueron determinadas por el desarrollo de una comprensión de lo colectivo; el camino para el logro del bienestar propio es el bien común. Para esto se hace necesario resignificar y reevaluar aquellas nociones de ¨darwinismo social¨, o ¨egoísmo biológico¨, en donde la violencia se naturaliza como parte constitutiva de lo humano, y por lo tanto fundamento de la cultura. Se trata de interrogar profundamente la asociación cultura-violencia que ha hecho carrera en la comprensión de lo social, donde los desarrollos culturales se explican y se legitiman a par tir y gracias a la existencia de las guerras y de otras formas de violencia.

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Pero con esto no se quiere negar la existencia de múltiples violencias; son innumerables los actos de sometimiento forzoso que se han dado a lo largo de la historia, las guerras o las estructuras sociales sustentadas en la inequidad, etc. Todos estos componen una larga cadena de hechos que parecen desplegarse de manera hilada, en donde uno justifica la aparición de otro y así sucesivamente. Es así como en muchas ocasiones al reflexionar en torno a las múltiples violencias y sus diferentes expresiones en Colombia, parece suficiente la referencia histórica, como si se buscara en el pasado alguna ¨pista secreta¨ desde donde justificar la situación actual, corriendo así el riesgo de quedar instalado en la lógica de la tradición, donde el presente es el resultado de un pasado ineludible y determinante, que condena a vivir de una sola manera sin posibilidad de cambio. Se sitúa entonces una forma de comprender la vida en el país, dispositivos de convivencia y relación que parecen repetir una y otra vez las violencias1, dificultando la aparición de otras formas de vida social.

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De igual manera no podemos negar que en el caso colombiano, la mayor parte de la población vive en la injusticia social, en la exclusión, en el miedo y en la zozobra, en múltiples formas de violencia física y simbólica. Situación que es producto de la indiferencia y negación de las necesidades del/a otro/a, de la incapacidad de solidaridad, de la no cooperación, de aceptar sin reflexión o compromiso social formas de imposición de unos/as pocos/as, porque siempre ha sido así y por ende, esto es lo que somos. Sin embargo, volviendo a la hipótesis inicial, desde la experiencia de trabajo en el Programa por la Paz, son innumerables los ejemplos y situaciones vistas en que ese mismo ser humano, capaz de una violencia sin límites, es también capaz de proponer y construir formas de apoyo y ayuda que superan los actos barbáricos, sin dejarse atrapar en la espiral violencia -venganza -miedo- violencia; generando a la vez formas noviolentas de resolver los conflictos, apoyadas en el respeto, la solidaridad, el amor, la tolerancia y otros elementos que hacen de la paz parte de la cultura.

Es importante tener en cuenta que al hablar de violencias se incluye la violencia directa ya sea física, verbal o psicológica, pero también la simbólica que hace referencia a los elementos de la cultura que la legitiman y sostienen, y la estructural sustentada en las formas de injusticia social. Una definición amplia de violencia también se encuentra en Fisas, ¨Por violencia podemos entender el uso o amenaza de uso de la fuerza o de potencia, abierta u oculta, con la finalidad de obtener de uno o varios individuos algo que no conscienten libremente o de hacerles algún tipo de mal (físico, psíquico o moral). La violencia , por tanto, no es solamente un determinado tipo de acto, sino también una determinada potencialidad…En una definición ya clásica, Galtung afirmaba que la violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales, está por debajo de sus realizaciones potenciales.¨ FISAS , V. Cultura de paz y gestión de conflictos. pp. 24.

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Parece ser entonces que una de las muchas tareas que quedan por lograr es encontrar nuevas formas de mirar nuestro pasado, comprender el presente e imaginar el futuro. No se trata de mirar con desdén la historia, se debe recordarla, analizarla, entenderla y resignificarla para encontrar nuevos sentidos que permitan superar los significados que la ¨tradición de la violencia¨ ha legado e impone de diferentes maneras, hasta constituirlos y convertirlos en referentes de la cotidianidad: ¨el tener es poder¨ ¨la fuerza sobre la razón¨, ¨quien no está conmigo está contra mi¨ ¨el que no esta de acuerdo, se baja del bus¨, ¨en el amor y la guerra todo se vale¨, ¨el mundo no es de los débiles¨, etc. De esta manera olvidamos que la paz en tanto posible - realizable - debe construirse desde los modos como actuamos, sentimos, pensamos y significamos en la actualidad 2, superando con acciones, no sólo con discursos, el peso de lo ocurrido. A través de este texto se espera ampliar la comprensión en torno a algunos de los elementos que desde la cultura colombiana nos enmarcan en las dinámicas propias de las violencias. Para también reconocer algunos de los elementos que pueden permitirnos ser y actuar desde otros lugares, para 2

Al respecto Ignacio Lewkowicz (historiador de subjetividades) nos dice: ¨Interesa sobre todo precisar, si fuera posible, cómo las situaciones constituyen actualidad; cómo las situaciones se constituyen en actualidad; cómo los modos de pensar, significar y hacer se constituyen en actualidad y no en función de unas determinaciones históricas.¨ Tomado de : Suceso, situación, acontecimiento. Charla FADU - Buenos Aires. 2003.Pág. 1 www.estudiolwz.com.ar

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generar nuevas situaciones3, camino a la paz. Se trata de for talecer las acciones ya emprendidas y abrir las puertas a otras nuevas para seguir haciendo de la paz un acontecimiento.4 La paz es un metasignificado que construye nuevos sentidos, desde donde es posible vivir de otra manera, el cambio, rompiendo con una vieja tradición que nos desdibuja, tal como lo afirman algunos autores; ¨A diferencia de otros países latinoamericanos que tienen un hecho positivo como configurador de identidad, a los colombianos nos identifica algo que nos destruye: la violencia.¨5 Que en algún momento se piense la violencia como dispositivo identificador de lo que es ser colombiano/a y lo que es su hacer, hace necesario reflexionar sobre lo que somos y lo que hacemos no solamente desde una posición sistemática, académica y discursiva, sino ante todo desde las prácticas cotidianas, mundanas y corrientes. Se trata de observarnos desde lo que son 3

¨La situación es el punto en que tenemos que hacernos responsables, el punto en que tenemos que constituirnos, el punto que tenemos que habitar, sin remitirnos a una totalidad.¨ Lewkowicz. I. Suceso, situación, acontecimiento. Charla FADU - Buenos Aires 2003. Pág. 3 4 Cuando se habla de acontecimiento, no se está haciendo referencia a una acción puntual como puede ser una marcha o un encuentro de representantes de determinadas organizaciones sociales por citar algunos ejemplos. Se está haciendo alusión a algo que irrumpe en la dinámica social, cambiándola profundamente, llevando a la construcción de nuevas formas de relación ¨…necesitamos situar el acontecimiento como una interrupción, una anomalía o una heterogeneidad respecto de un orden estructural.¨ LEWKOWICZ. I. Suceso, situación, acontecimiento. Charla FADU - Buenos Aires 2003. Pág. 5 5 Elsa Blair en su texto Conflicto armado y militares en Colombia, pág.89 cita a Gonzalo Sánchez ¨Colombia, un país que se identifica con algo que lo destruye: la violencia¨, entrevista publicada por El Espectador, Bogotá, 27 de noviembre de 1988.

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nuestros valores, actitudes, afectos y habilidades. Cuestionarnos, desde la pasión con el/la otro/a, desde la compasión, como es que en el día a día construimos nuestra subjetividad, nuestros vínculos, relaciones, nuestra noción de ciudadanía. Este texto es pretexto para mirarnos con honestidad, con valentía, con orgullo, con felicidad, con esperanza, con proyección hacia ese lugar que habita el corazón de los humanos: LA PAZ. Es así cómo en la primera parte, el texto establece un marco general en torno a las comprensiones sobre lo humano y la cultura para posteriormente entrar a proponer algunas hipótesis en torno a lo colombiano como expresión de una cultura que se ha ligado a diferentes formas de violencia para finalmente abordar el tema de la paz como tal.

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I. Una visión de lo humano: subjetividad, ciudadanía y cultura Al hablar de la paz como cultura – parece ser necesario hacer explícita una visión de lo humano/a que ayude a comprender los elementos que entran en juego en la constitución del sujeto/a, de la persona, de su subjetividad. Identidad e identidades relacionadas con dinámicas sociales específicas, dadas por la cultura, que establecen el marco para el ejercicio de la ciudadanía. Para ello se parte del reconocimiento de la profunda relación existente entre la persona y lo social, donde uno/a y otro/a se constituye en una correlación dialéctica, abierta y en permanente cambio. No es posible ser sino es en relación con los/as otros/las pero a su vez la dinámica social solamente existe gracias a la presencia de cada uno/a de los/as sujetos que allí entran en juego.

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Lo social es una estructura dinámica que implica la identidad y las múltiples facetas, los sentidos y subjetividades que emergen de la experiencia relacional con otros/as. Aquel que es hijo/a, es también padre o madre, aquel que es hermano/a, es amigo/a, es elector/a, es ciudadano/a. En fin, es el permanente e incesante movimiento lo que define las dinámicas sociales y las relaciones entre las personas. Por eso quienes piensan las culturas, siempre lo hacen desde la noción de presencia-ausencia, cambio-permanencia, donde no es posible encontrar una esencia, lo posible de encontrar es un campo u orden de relaciones en permanente cambio y fluidez. A. Subjetividad En la actualidad las ciencias sociales plantean que justamente lo propio del ser humano es lo particular, llegando a construir nuevas y diferentes herramientas conceptuales que indagan lo subjetivo o subjetividad, sin perder de vista su complejidad. Tal es el caso del concepto de subjetividad social planteado y descrito por Fernando González Rey (2002)6, que se toma en este texto como referente básico, pero no único, para la reflexión. La subjetividad social hace referencia a un sistema complejo que surge del interjuego continúo e indivisible entre la singularidad y el mundo de relaciones que se dan en un determinado contexto. Desde allí se establecen los espacios para la vida social, las formas de relación, y las maneras en que es posible hacerse persona (configuraciones subjetivas). Es claro que es un sistema de símbolos, de significantes y significados que permiten a través del tejer relaciones, la emergencia de una red de formas de saber, sentir y actuar. En palabras de Maturana (1998)7, nos hacemos humanos a través del vivir humano, en la realización relacional que se da en la red de conversaciones. Se trata de un flujo permanente que retroali6

GONZÁLEZ R., F. Sujeto y subjetividad: una aproximación histórico cultural. Thomson Editores. México 2002. 7 MATURANA, H. El sentido de lo humano. Dolmen. TM editores. Colombia. 1998.

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menta la parte y el todo; las narraciones y relatos son el campo de la ¨realidad¨ que lo constituyen, lo modifican dialécticamente, en una espiral que se expande en todas las direcciones, construyendo el pasado, presente y futuro. En este sistema o campo, se constata la existencia de un entramado social que le pre-existe a toda persona, la determina, la sujeta, pero que a la vez le permite generar múltiples formas de interrelación y apropiación. Cada quien, de una manera particular, desde su experiencia e historia personal, se acerca y construye realidad, es decir, se trata de una realidad social que es subjetivada. Con esto se quiere hacer énfasis en que se esta frente a un sujeto que de una u otra manera es partícipe y activo, que no es pasivo, que es generador de transformaciones en los espacios sociales existentes8. En este complejo interjuego de la subjetividad social, coexisten dos campos de significación que se realizan y se complementan en las prácticas culturales; por un lado existen una serie de significados y sentidos9 propuestos e impuestos desde formas

de subjetivación dominantes. Y por otro, formas espontáneas de organización, de institucionalización, de acción de los sujetos, de las relaciones que se establecen en los diferentes espacios de la vida social, que abren las puertas a la creación de nuevos significados y sentidos, que corresponden a sus expectativas, experiencias de subjetivación y construcción de identidad. Esto permite a su vez mostrar la relevancia e importancia que tiene la experiencia y la acción; todo ser humano/a, todo sujeto se hace desde la propia experiencia y a su vez es constituido por las acciones de los/as otros/as. Al hablar del ¨sujeto¨10 y de la ¨constitución de subjetividades¨ se incluyen las maneras como cada quien se hace mujer y hombre dentro de un contexto socio-histórico que establece unos significados en torno a las acciones y lugares, y por lo tanto sobre las maneras de interactuar. Esto implica a su vez el desarrollo de un cierto grado de autonomía, para poder, según el horizonte de posibilidades de cada cual y de cada situación, sembrar y producir las condiciones que permitan la emergencia de lo que se espera del/a otro/a, de nosotros/as y de la vida.

8 Esta postura se distancia de quienes hablan de un sujeto que es hablado, constituido por y en el lenguaje, efecto de un orden simbólico que le preexiste, cuyas posibilidades de actuación se limitan a la ocupación y repetición de un lugar ya determinado por una estructura que está por encima de él. Tal es el caso de algunos de los desarrollos propuestos por Michelle Foucault, Jaques Lacan y algunos pensadores del campo de los Estudios Culturales. 9 Podemos plantear que significar es la capacidad para representar, para hacer presente a través de la palabra y de lo simbólico las realidades percibidas, Gergen (1996) explica que el significado sólo es posible en el mundo de relaciones, siendo este asignado por las respuestas de los otros/as (¨el complemento¨). Por su parte, la construcción de sentido implica un proceso de discernimiento, que lleva a construir una manera particular de Entender las realidades, de encontrarles una razón de ser y una finalidad o finalidades. 10 En tanto categoría conceptual que incluye la perspectiva de género, se toma a lo largo del texto la palabra ¨sujeto¨ sin colocarle el femenino (¨a¨).

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En ese lugar que es la vida misma se hace viable reconocer la diferencia más allá de la desigualdad, y re-significar tanto lugares como formas de actuar para la constitución de identidades masculinas y femeninas. De esta manera ese otro, femenino o masculino, construye subjetividad, convoca, exige un tipo de respuesta ética responsable, pero sobretodo, legitimadora de la existencia. Estar con el/la otro/a no solamente se refiere a compartir experiencias o situaciones, significa pensarse como parte y todo a la vez, donde lo que se produce, mas allá de un sistema de relaciones, es un campo de posibilidades. Otro elemento vinculado al encuentro, al campo de la subjetividad social y de manera especial a la generación de sentidos es la trascendencia; apropiación del mundo, de la vida, de la historia y de la experiencia más allá de los limites de la inmediatez y del sí mismo. Sustento de la espiritualidad. Para cada ser humano, explica Maturana (1998), existe un sentido que impregna el vivir y que es construido en el entrelazamiento del lenguaje y las emociones, siendo el amor la emoción primaria, básica de lo humano. Trascender signifi-

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ca por lo tanto transformar la realidad en conjunción con los demás, lograr la noción de integralidad desde el reconocimiento, aceptación y ejercicio de la compasión como principio fundamental para la convivencia, el equilibrio entre las necesidades individuales y grupales, el cuidado y regulación responsable de todos/as sobre los recursos disponibles, la creación y construcción de significado y sentido vital en armonía con el entorno. Se trata de una persona imbricada en la compleja dinámica social, que puede comprender la realidad desde el amor como experiencia profunda que la une a los/as otros/as, y la lleva a actuar; que construye una experiencia de pertenencia y arraigo que brinda seguridad, acogimiento, estabilidad. El vivir y crear conexiones, intersecciones con los/as demás crea sociedad, vínculos, propósitos comunes, convivencia que se traducen en una forma de ejercer la ciudadanía. B. Ciudadanía La ciudadanía es una de las concepciones relacionadas con lo político que ha generado una innumerable gama de significados, aumentando la complejidad de su reflexión. Por eso se presentan las principales ver tientes desarrolladas entre el siglo pasado y éste.11 Desde la tradición liberal ortodoxa se habla de la pertenencia a un grupo que establece maneras de asociarse (derechos, deberes, poderes, etc.) dentro de un Estado que es encargado de su bienestar, generando una ciudadanía instalada en el lugar del ¨cliente¨, en tanto consumidor de los ¨bienes públicos¨. Su acción se centra en reclamar el cumplimiento de dichos servicios por parte del Estado, que a su vez se burocratiza y crece desmedidamente en la administración de los mismos tratando de satisfacer una demanda creciente día a día. 11

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GARAY, L.J. Ciudadanía, lo público, democracia. Santafé de Bogotá, 2000.


El liberalismo político descrito por John Rawls (1921 - 2002) se centra en las posibilidades de construcción de la justicia, entendida esta como el conjunto de principios que enmarcan las formas de relación, de cooperación y de distribución de bienes, tanto en lo económico como en lo social. Esto implica que todos/as aceptan dichos principios de la misma manera, para la construcción del bien común, y que prima la identidad ciudadana sobre la personal quedando de lado las diferencias que pueden surgir de la pluralidad de intereses. Por su par te el liberalismo procedimental se centra en el ejercicio de los derechos y de las normatividades para mediar las diferencias existentes entre los sujetos y su relación con el Estado, quien está dentro de esta normatividad es protegido y/o beneficiado por este para la realización de su propio proyecto o plan de vida. La voluntad política surge del encuentro de intereses privados que buscan influir en la administración pública. En los diferentes desarrollos del liberalismo, el Estado-Nación cumple un papel central, este es el eje de la emergencia de las subjetividades, de la identidad y del ejercicio de las cuestiones políticas y públicas. Es así como la figura del ciudadano/a toma fuerza dentro de las lógicas del adentro-afuera, de la pertenencia - no pertenencia, la nacionalidad-extranjería. La principal función del Estado-nación es brindar a los ciudadanos/as la experiencia de pertenencia a un proyecto social común, donde cada cual tiene acceso a unos derechos y la implicación del cumplimiento de deberes; inserta a los sujetos en una red de estatutos y com-

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promisos políticos, que van desde la cédula de ciudadanía hasta el pago de los impuestos, pasando por el acceso a servicios públicos. Dispositivos que además de inscribirlo/la en un orden de relaciones, proveen a los ciudadanos/as de referentes identitarios. Por otro lado, encontramos las perspectivas comunitaristas donde prima el sentido de encuentro y de consenso social (más allá de la regulación a través de normas, derechos y deberes), construido desde la valoración del bien común. En este caso, las diferencias y sentidos derivados de la esfera privada pueden verse como algo que irrumpe en lo público de tal manera que obliga a repensar las formas de construir el orden de relaciones entre los derechos y los deberes en una sociedad, a repensar la administración y competencia pública, sembrando la pregunta respecto a la manera de constituir el Estado. Finalmente, encontramos las propuestas de la tradición republicana y especialmente la teoría de acción social desarrollada por Hannah Arendt (1906 - 1975). Allí se habla de un ciudadano/a activo/a, que participa en la configuración de la sociedad y de sus planes a futuro, a través del debate para la toma de decisiones públicas que tienden a la promoción del bien común. Ser ciudadano/a, habitar la civilización, ser cívico/a, construir con el otro/a las posibilidades de accionar mecanismos de debate, de decisión, de cambio y de permanencia. Ser sujeto/a hablante y participante de lo público, construir las posibilidades de acción,

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son ejercicios de ciudadanía que generan estructuras y cultura de participación, pero sobre todo la construcción de relatos, de historia, de proyectos compartidos. En la actualidad las posibilidades de ejercicio de la ciudadanía se entrecruzan con las lógicas de la economía y los lugares que el mercado da al sujeto, ser consumidor/a. Pensar esta relación es cuestionar el modelo de primacía económico, -lugar por excelencia de la globalización y del avance de la racionalidad neoliberal, -es pensar en cómo se puede dar lugar a otras formas de resistencia creativas, otras racionalidades innovadoras, con sentido del humor y amorosas. Sin embargo, en la actualidad, la estructura imperante del sistema económico ha puesto al mercado como factor determinante en la construcción de los derechos y deberes de una categoría que se han conver tido, según García Canclini, en el sincretismo de dos actores; los consumidores-ciudadanos12. En el cambio de las estructuras económicas y políticas al final del siglo XX, con la emergencia del neoliberalismo, lo que define el orden ya no es lo político, es lo económico. Lo económico pensado como las reglas de producción-consumo impuestas por las grandes corporaciones que determinan, mas allá del Estado-Nación, los modos de

consumo, disminuyendo la importancia de lo que se vive y se comprende como ciudadanía; Hoy, el ciudadano comienza a debilitarse como soporte subjetivo de los Estados actuales. […] Asistimos a una mutación del concepto práctico del concepto de hombre -ahora determinado como consumidor-, una mutación del estatuto práctico del lazo social y del Estado. […] La distancia historiográfica permite pensar que estamos viviendo el agotamiento de una ficción y la presentación sin claridad discursiva de otro orden de ficciones: El Estado técnicoadministrativo y su soporte subjetivo consumidor.13

Lo que Lewkowicz plantea es la gran transformación del estatuto central de la civilización ilustrada hacia el de la sociedad posindustrial; allí donde habitaba ciudadano/a, emerge consumidor/a. Pensar una sociedad en la que el consumo sea el eje principal de los procesos de subjetivación es pensar que la idea o concepto de humanidad se diluye en un sistema económico que se sustenta en la acumulación. Se hace necesario repensar las identidades y las subjetividades de hombres y mujeres construidas desde la competitividad ambiciosa y desmedida que trata de responder al mandato de tener para ser. El reto esta en abrir paso a relaciones soportadas en la solidaridad y en la cooperación, en generar alternativas para estar con los/as otros/as construyendo sin temor lazos profundos que trascienden el consumo y den forma a nuevos modelos económicos.

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AMADO S., Adriana. Medios Modernos: lectores -consumidores y ciudadanos. Oficios Terrestres. Publicación de la facultad de periodismo y comunicación social de la Universidad Nacional de la Plata. Argentina. Comunicación y Memoria. 2004. Año X, Número 15/16. pp. 242-249. 13 LEWKOWICZ, Ignacio. Del ciudadano al consumidor. Pensar sin Estado. Paidós. Buenos Aires. 2004. pp. 32-35.

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Las diferentes posibilidades de compra a las que asiste el consumidor son una forma de establecer relaciones y de participar en un intercambio de significaciones, para establecer estructuras de ¨colaboración y transacción entre unos/as y otros¨14. Es importante aclarar que consumir no solamente se refiere al acto de compra, el consumir es un acto de apropiación de las realidades diarias de los sujetos en relación a si mismos y a los otros/as. El otro/a no solamente es aquel que se presenta como alteridad, es decir, semejante, es también aquel que le permite al sujeto la experiencia de su mismidad, de ser un alguien, de tener identidad. La identidad es la posibilidad del sujeto de reconocerse como individuo, como unidad pensante en un contexto a par tir de dinámicas relacionales, entre ellas el consumo, que le confieren un lugar en el mundo. Acciones en el diario vivir del sujeto, intercambios, que le permiten conocer cuales son sus límites y cuales son sus posibilidades. Las alternativas para una realidad tan compleja no son claras y tampoco son sencillas. Sin embargo es posible pensar que la crisis, lugar de incertidumbre, es también lugar de oportunidad para ver nuevas posibilidades de construcción de identidades que respondan, más allá de la lógica de la acumulación, a la lógica del dar, recibir y compartir. C. Cultura Al hablar de cultura se hace referencia a una gran variedad de ideas y conceptos; por ejemplo, las expresiones del arte y del folklore, el tipo de educación que ha tenido una persona, o las costumbres y las tradiciones de un grupo humano, las formas de apropiación del mundo, las mediaciones existentes en tanto maneras de relación con la información, conoci14

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GARCÍA CANCLINI, N. Consumidores y ciudadanos, Grijalbo, Mexico, 1995. Pág. 42.


miento y saberes que circulan, ciertas estructuras formales y no formales que surgen de las relaciones entre lo político, lo económico y lo social, las nociones de lo masculino y lo femenino, etc. Es decir, nos enfrentamos de por sí a una palabra heterogénea en su significado. Desde su raíz latina (colere15) esta palabra ha sido utilizada para significar diferentes acciones como son atender, cuidar, trabajar, cuidar la tierra, habitar, adornar, decorar, honrar, adorar, etc., sin perder por este hecho ninguno de sus sentidos, llegando a ser utilizada igualmente con una u otra acepción. La noción de cultura es de amplio espectro y uso, inclusive en la actualidad se podrían diferenciar las nociones de ¨Estudios sobre la cultura¨ de los ¨Estudios Culturales¨, lo que muestra el desarrollo conceptual que se ha gestado en torno a este término y la complejidad en su aplicación. Para este escrito trataremos de delimitar su comprensión desde las humanidades, procurando entender que es un término abierto y rico en significaciones. La preocupación por la comprensión de la cultura va de la mano con el anhelo de identificar lo que es propiamente humano. En el siglo XIX, algunas ciencias sociales, específicamente la antropología motivada por los hallazgos en la arqueología trata de construir un concepto más viable del ser humano, reconociendo la imposibilidad de separarlo de la producción de cultura.16 15

SERJE, M.R. (2002) Palabras para desarmar. Ministerio de Cultura. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Colombia.2002. Pág. 120. 16 GEERTZ, C. La interpretación de las culturas. ¨El impacto del concepto de cultura en el concepto del hombre.¨ Gedisa. Barcelona. 1989. pp. 43-59.

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Entre las muchas mentes que piensan al respecto, Clifford Geertz (1989) plantea que la cultura es justamente lo que nos ha hecho constituirnos como seres humanos a nivel evolutivo, llegando inclusive a determinar nuestra anatomía, nuestro desarrollo biológico; ¨la cultura más que agregarse, por así decirlo, a un animal terminado o virtualmente terminado, fue un elemento constitutivo y un elemento central en la producción de ese animal mismo.¨17 Así la disyuntiva naturaleza y cultura que muchas veces se ha planteado en el ser humano se pierde, entendiendo que el desarrollo de nuestro cerebro, de nuestras potencialidades y facultades fue dado gracias al uso de herramientas, al descubrimiento del fuego, a la organización de la colectividad, etc.; entre lo natural y lo cultural existe una relación dialéctica y complementaria en una estructura integradora. Desde estos aportes se puede decir que la cultura son todas las formas de comportamiento propias y comunes a un determinado grupo humano, que sirven para regular diferentes dimensiones de la vida (alimentación, sexualidad, espiritualidad, vivienda, condiciones de vida, arte, religión, relación con el entorno, etc.). Estos comportamientos se sustentan en campos de información, saberes y conocimientos construidos colectivamente (compartidos) que se implican, en un efecto de conjunto, en la producción de artefactos, símbolos y referentes comunes. Es importante recordar que la condición geográfica ha sido uno de los elementos más importantes en el origen y diferenciación de las culturas humanas. Las condiciones geofísicas han sido determinantes en las estrategias de supervivencia generadas en cada cultura, lo que se vincula a los significados y sentidos referidos a la concepción de mundo que emerge de la adaptación del ser humano a su entorno. A modo de ejemplo veamos algunas definiciones: ¨Cultura significa la manera en la que un grupo de personas vive, piensa, siente, organiza, celebra y comparte la vida. En toda cultura subyace 17

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Ibídem. Pág. 54.


un sistema de valores, de significados, de visiones del mundo que se expresan al exterior en el lenguaje, en los gestos, los símbolos, los ritos y estilos de vida.¨18 ¨Conjunto de modos de vida y costumbres de una época o grupo social.¨ ¨Es todo aquello que hace a la forma de vida de un pueblo, comunidad o grupo: usos, costumbres, tradiciones, manera de comunicarse y todo lo que hace a la identidad de ese grupo.¨19 ¨…conjunto de nociones aprendidas de manera sistematizada y organizada, para adecuar a ellas la conducta de acuerdo con lo que practica la mayoría de los componentes del propio grupo; el cúmulo de tradiciones y saberes de un pueblo o de toda la humanidad; o el conjunto de inventos, adelantos y productos de una época concreta.¨20 Más allá de los elementos observables como es la conducta, tradiciones, artefactos, podemos decir que la cultura implica la construcción de una visión de la realidad y del mundo constituyéndose en un ejercicio de significación que permite interpretar y comprender de manera colectiva la realidad. Trama de significados desde donde nos hacemos seres humanos/as, que hace posible interpretar la existencia, la experiencia y determina el accionar, siempre abierta, múltiple, heterogénea y cambiante. La cultura es compleja y generativa, produce un infinito de relaciones y conexiones, y genera en su avance como campo social, estrategias de adaptación, solución, organización, sobretodo de cooperación. 18

Nota 3. Decreto 4, Nuestra misión y la cultura. Congregación General 34 de la Compañía de Jesús. Tomado de www.definicion.org 20 HERMOSO, P. (1981) Teoría de la Educación. Cap. 23 Cultura y educación. Editorial Trillas. México. Pág. 360. 19

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¨La cultura, para ponerlo en palabras de Pierre Bourdieu (1998), es como ¨una inmensa máquina simbólica¨ a través de la cual se configura lo verdadero, lo posible, lo tolerable y se definen las condiciones, las significaciones posibles de lo real.¨21 La cultura en tanto código simbólico se fundamenta en un sistema arbitral (no hay nada que establezca porque una determinada par te de la realidad se significa de tal manera), posee una historia que siempre antecede y que por lo tanto en gran par te es aprendida, pero también tiene una gran capacidad de transformación, siempre compartida por otros/as, y a pesar de la multiplicidad se constituye en un sistema integrado. Son conjuntos de relatos y narraciones que se tejen desde los mitos, ritos, representaciones e imaginarios que circulan a través de las historias que se cuentan, que se transmiten; la cultura se vive como hecho social dialógico que implica la otredad, para devenir identificación, identidad, semejanza, diferencia, pluralidad, singularidad y otras experiencias identitarias.

21

Humberto Maturana22 habla de la cultura como una red cerrada de conversaciones. Según él, estas conversaciones recurrentes construyen un entramado de interpretaciones y de respuestas posibles (dominios de acción), a través del interactuar de formas culturalmente distintas de emocionar y razonar, trascendiendo el sentido de lo biológico en el ser humano y poniendo el énfasis en el poder generativo del encuentro uno/a a uno/a como tal. Vale la pena resaltar el papel del poder en tanto generador de significaciones, de sentidos. ¨El poder, entonces, más que reprimir, produce realidad; más que ideologizar, más que abstraer u ocultar, produce verdad.¨23 La cultura pre-existe, pero no condena, abre las puertas a nuevas significaciones, a la construcción de sentidos que permiten el relacionarse, comprender y asumir al ¨ser humano¨ de una manera diferente; se trata de convertir la experiencia de sujeción y de significación en oportunidad para crear las condiciones que admitan la emergencia de nuevas experiencias y nuevas estrategias de relación, formación, cambio, proyección y de futuro.

SERJE, M.R Op. Cit. Pág. 128. MATURANA, R., Amor y juego - fundamentos olvidados de lo humano. Editorial del Instituto de Terapia Cognitiva. Santiago. 1993. 23 Ibídem. Pág 130. 22

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II. Contra-Sentidos de las violencias

En diferentes escritos sobre cultura de paz parece ineludible la referencia a una ¨cultura de la violencia¨; Fisas (1998) explica que la violencia se puede entender dentro del orden cultural cuando ¨a lo largo del tiempo ha sido interiorizada e incluso sacralizada por amplios sectores… a través de mitos, simbolismos, políticas, comportamientos e instituciones.¨24 Es decir, se puede comprender la cultura como un marco más amplio en donde se construyen sentidos que justifican la presencia de la violencia con sus diferentes expresiones, ya sea la directa (¨la letra con sangre entra¨) como la estructural (¨si reconocemos las diferencias debemos aceptar que siempre existirán 24

FISAS, V. Cultura de paz y gestión de conflictos. Pág. 351. Icaria Antrazyt. UNESCO. Primera edición 1998, segunda edición 2001. Barcelona – España.

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unos que tienen más que otros¨). Pero en la medida que estas significaciones no se sustentan en el valor de la vida y de la dignidad humana, se sugiere para este texto hablar de contra-sentidos de las violencias. En los diálogos, relatos y narraciones que se escuchan día a día, en donde cada uno es actor/actriz, es posible reconocer los argumentos que se aceptan como propios para explicar las violencias (¨somos así...¨, ¨siempre ha sido así¨, ¨me criaron así¨, etc.) y que han estado presentes a lo largo de la historia; muchos de estos se manifiestan inicialmente en ¨posturas personales¨, posteriormente trascienden la dimensión del sujeto a la dimensión social a través de un conjunto de postulados que circulan en las representaciones, imaginarios y relatos que explican la vida de relaciones25: La violencia hace parte de la constitución del ser humano, se trata de una predisposición -tal vez genética-. Ésta hace que a lo largo de la historia la guerra y la exclusión sean una constante.

Existen grupos humanos que representan el mal, de ellos es legítimo defenderse o en el mejor de los casos, actuar directamente para poder salvarlos. Contra-sentido que es reforzado desde la producción noticiosa donde se muestra a unos que atacan y actúan contra“ los buenos/as” ; situación que se hace más compleja cuando se une al sentido de lo religioso y lo sagrado26.

25

¨Mecanismos de justificación de la violencia y cultura de paz¨ de Jesús María Alemany, en ¨Seminario de Investigación para la Paz: La Paz es una cultura.¨ 2001. Centro Pignatelli -Gobierno de Aragón. Barcelona, España. 26 En el texto ¨Guerra justa y Cristianismo en el Nuevo Mundo¨, Rodolfo de Roux muestra la manera como en la conquista se habla de la ¨guerra justa¨ contra los indígenas desde la misión evangelizadora, acción directa de Dios. A partir del Requerimiento -1513- los indígenas tenían la opción de aceptar la intervención de los españoles (representantes de los reyes de Castilla, a su vez designados por el Papa representante directo de Dios en la tierra) lo que incluía la perdida de sus tierras ó asumían su responsabilidad al ocasionar una guerra injusta e implacable. Llegando inclusive a plantear que esta no sólo era justa sino también un acto ¨humanitario y caritativo¨ que les ofrece un mayor bien.

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La inequidad existente más que ser efecto de la injusticia, es resultado de la acción ineficaz de algunos (¨existen pueblos que no han sabido como trabajar lo suficiente para producir lo necesario¨) o de un orden natural, donde siempre vamos a encontrar a algunos/as que poseen más que otros/as (¨inclusive así es en la naturaleza¨).

Una de las primeras tareas que se tiene al abordar el tema de la cultura de paz, es la de ¨desnaturalizar¨ la acción violenta como algo propio del ser humano y reconocer que esta parte de una opción, de una manera de leerse frente a los/as otros/as, lo que convierte a la acción violenta en un atributo de las determinaciones culturales. Las investigaciones realizadas sobre la supuesta ¨naturaleza¨ de la violencia, comprueban que no existe una determinación genética que la fije aunque sí existe una tendencia hacia la agresividad vinculada a la supervivencia27. La acción sobre el otro (sea para eliminarlo, excluirlo, degradarlo, etc.) está marcada por un significado construido colectivamente, que eleva el lugar de lo propio y des-humaniza al otro/a28. Parece que la mejor justificación frente a las violencias es su ¨naturalización¨, en donde la persona no se hace responsable de lo que ocurre, de lo que hace, ya que hay un ¨más allᨠque la lleva a reaccionar de esta manera, que soporta las relaciones de inequidad y exclusión a partir de la raza, el género, la religión o cualquier otro elemento. Otro de los aspectos que no puede dejarse de lado al hablar sobre los contra-sentidos de la violencia, es el contexto global actual. Aunque la 27 ALEMANY, J.M., Mecanismos de justificación de la violencia y la cultura de paz. Seminarios de Investigación para la Paz: la Paz es una Cultura. Centro Pignatelli, Gobierno de Aragón. Zaragoza. 2001. pp. 495-506. 28 Para Alemany este mecanismo tiene un sustrato psicológico que oscila entre dos puntos; en un lado encontramos la frustración y la impotencia expresadas en el desamor por el otro/a y en el otro, el narcisismo y la omnipotencia sin límites.

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globalización podría permitirnos pensar el planeta de manera conjunta, en la medida que ha sido estructurado desde la economía y no desde la política (mucho menos por una ética sustentada en la solidaridad y cooperación), ha generado una difícil situación en lo que se refiere a las condiciones de vida de la mayoría de la especie humana. Como ya se explicó, el mercado es el lugar donde se constituyen las nuevas subjetividades, más precisamente la lógica del sistema neoliberal genera la pérdida de referentes de sentido como la religión o el Estado. Se deja de ser ciudadanos/as para entrar a determinarse como ¨consumidor/a¨29; las posibilidades de realización, satisfacción y gratificación están dadas por el consumo, y la manera de alcanzarlo es a través de la competitividad. Las opciones oscilan entre la ¨felicidad¨ de quienes acceden fácil y rápidamente a los bienes ofrecidos por un mundo homogenizado desde la economía neoliberal, o la ¨frustración¨ de quienes no pueden acceder a estos y en el mejor de los casos aspiran a ganar la lotería lo que garantizará el acceso a este mundo lejano de bienestar. El punto crítico no es el consumo en sí mismo, es la codicia, indiferencia y egoísmo, que se convierte en un tipo de violencia estructural, que reduce el ¨tener¨ a la única posibilidad de ser reconocido y validado. Y por el lado de las corporaciones, el margen de ganancia que se convier te en el único objetivo, ignorando los efectos negativos sobre la ecología o salud de los compradores. La dinámica de mercado, entre los productores y compradores, trae junto a la promesa de bienestar, inequidad e incremento en la pobreza;30lo que a su vez hace que se consoliden más los procesos de industrialización 29

LEWKOWICZ, I. y otros. ¨Suceso situación acontecimiento¨, ¨Una respuesta ética ante la violencia¨, ¨Del fragmento a la situación¨, ¨La experiencia de nosotros: apuntes para una microfísica del pensar¨ en www.estudiolwz.com.ar 2003. 30 ALEMANY, J.M. según el PNUD para el 2000 existen ya 1.800 millones de personas en la pobreza absoluta aunque existen en el planeta los medios técnicos para erradicarla.

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y enriquecimientos corporativos y la creación de imaginarios que sustentan su creciente demanda, constituyéndose en un ¨bien¨ y en un ¨valor¨. Para todos/as son conocidas las estrategias de mercado orientadas a aprovecharse del deseo de los niños/as y de la influencia que estos tienen sobre sus padres para convertir esa relación en un elemento de decisión de compra. A. Violencia y Medios También hay que hacer referencia a los medios de comunicación masivos, quienes además de tener un papel central en el proceso de globalización, han llegado a determinar formas de apropiación de la realidad de tal manera que ¨aquello que no tiene imagen no existe¨31, y es más, hay cosas que aunque no existen su imagen las hace de algún modo reales. Es así, como a través de los medios se ven los hechos violentos concentrados (en media hora se condensa lo que ocurre en 24 horas en muchos lugares del planeta), a una mayor velocidad, sin pausas para el pensamiento y donde la imagen construye significados que van más allá del discurso que se puede presentar en la cotidianidad32. La noticia se constituye en la presentación de¨imágenes¨ sin explicación o contextualización alguna -ver es comprender- , reduciendo la lectura de la 31

ALEMANY, J.M. Op. Cit. Pg. 502 Las nuevas generaciones pueden construir significados y sentidos más fuertes a través de la imagen de los medios masivos, que a través de los discursos dados desde la escuela o la familia. 32

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realidad a elementos simples (imagen y eslogan), sin mayor pensamiento y cargados por una emotividad poco integrada que afianza los lugares de buenos y malos, y donde las opciones de actuación son la huída o la fascinación ante la imagen. Por otra parte las imágenes de violencia en los medios, si no son interpretadas desde una perspectiva amplia, integral y contextualizada, pueden ser ¨utilizadas¨ o ¨manipuladas¨ para justificar la violencia como única posibilidad de solución. Stuart Hall(1990)33 pionero en el abordaje de esta dinámica significante, explora y analiza las imágenes que hacen parte de publicaciones y plantea que existe un filtro que responde a los intereses de aquellos que producen o construyen la realidad, a través de la promoción de ciertos estereotipos que justifican ciertas prácticas sociales, como es el caso de las imágenes y representaciones de los guerreros, héroes, que promueven la acción violenta. En esa misma línea se puede ver que co-existen aspectos que revelan el alcance de los medios de comunicación en la construcción de la realidad, como lo plantea Rocío Castañeda en su escrito ¨Relatos y Representaciones Sobre Colombia (2006)¨: Los medios comparten la vida cotidiana de las personas y recrean su realidad. Es decir, reflejan ciertos aspectos del mundo con los matices que les interese promover y ocultan otras dimensiones de la realidad. Los medios señalan las agendas públicas. Definen los temas de debate colectivo y lo hacen basados en sus lógicas mercantiles. Su fuerza se dispara en tiempos de falta de credibilidad general y crisis de representación, cuando la participación política emigra de las movilizaciones masivas y de los partidos políticos hacia ellos, transformados en las nuevas plazas públicas(Erro Sala, 2003:62).34 33

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HALL, S. ¨Representation: Cultural Representations and Signifying Practices¨, Sage publications, The Open University, London, 1990


Algunas teorías de la comunicación han abordado el efecto que tienen los medios en el desempeño de los actores sociales; existe un margen importante de influencia en la opinión o conciencia de las audiencias. El público, los/as espectadores/as de los medios definitivamente construyen una noción de realidad gracias a lo que asimilan de estos. Pensar como se construyen las representaciones de la realidad en un mundo mediatizado y globalizado es preguntarnos en cómo se funda la opinión pública y cuál es el papel de los medios en tal bastimento. A propósito, Castañeda 2006, escribe: Las razones expresadas para trabajar el tema de la opinión pública se enmarcan en una preocupación mayor: ¿cómo podemos favorecer una opinión pública que aporte a la construcción de una cultura de paz? Un primer acercamiento en este sentido nos lleva a decir que la opinión pública da cuenta del posicionamiento de una sociedad frente a la gestión de la ¨cuestión pública¨, y por otro, que una opinión pública calificada es un elemento de fortalecimiento de la democracia; cuestión que interesa de hecho frente a la construcción de una cultura de paz.35

B. Contra - Sentidos del ser Colombiano/a Hablar de lo que es ser colombiano/a, es hablar de diversidad, de regiones, de acentos, de diferentes etnias y culturas que comparten un territorio. Es hablar de muchas formas de ser y estar en los distintos departamentos, ciudades y lugares que se incluyen en un gran referente simbólico, el de nación, en cada caso significado de diferente manera. Se podría intentar definir aquellos elementos que constituyen una identidad en el colombiano/a, a través de las costumbres, ritos, tradiciones - siguiendo los elementos propuestos en las definiciones de cultura que inicialmente se citaron- ; esto haría necesario hablar de la música folklórica y sus orígenes (la cumbia, el currulao, el san juanero, etc.) o de las estructuras predominantes en las familia según la región 34

CASTAÑEDA, Rocío. Relatos y representaciones sobre Colombia. Elementos para aportar en la construcción de una cultura de paz a través de la opinión pública. Escrito presentado en el Programa Por la Paz en la línea de opinión pública. Bogotá. 2006. 35 Ibídem.

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o de las mezclas entre la medicina alopática, con los rezos y remedios caseros, etc. Son múltiples los lugares comunes que distinguen lo colombiano/a, pero, teniendo en cuenta la intención de este escrito, es más pertinente hacer el ejercicio de reconocer la construcción de sentidos y de significados que circulan y determinan ciertas formas de relación, tendientes a la perpetuación de las violencias. Tan solo se van a enumerar algunas aproximaciones al tema, reconociendo que faltan elementos por desenmarañar y probablemente muchos de los mencionados no serán pertinentes en algunos casos. No se trata de establecer verdades, se trata de reconocer y entender las dinámicas de construcción de nuestra cultura a partir de tensiones y elementos que parecen contradictorios, y saber que justamente estas dinamizan la vida en el país:

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1. El primero de estos contra-sentidos hace referencia a la tensión existente entre significados homogenizadores36, que establecen lo posible, lo bueno, lo legal, el deber ser, lo aceptado socialmente; frente a lo ilegal o ilegalidad, que no es sancionado sino cuando se hace mas que evidente (inclusive llega a censurarse el hecho de hacerlo evidente más que el acto ilegal como tal). Esta tensión muestra como se está entre las formas correctas dadas por la ley, por la Iglesia, el Estado, la familia, etc., gran discurso que enmarca una serie de acuerdos sociales, que quedan vacíos, y contrastan con la actuación en la cotidianidad, que se enuncia a través de las prácticas de trampa, atajo y engaño. Prácticas que enlazadas y compartidas, producen una subcultura del fraude. (¨Es legítimo lo ilegal¨). 2. En el campo de lo político, se hace evidente la falta de espacios construidos donde puedan ser entendidas la participación y la democracia de una manera efectiva37. Colombia es uno de los países latinoamericanos con más baja votación pero con más alta conformidad con el gobierno actual. Y donde los mayores espacios de participación son las reuniones religiosas y las reuniones de padres de familia en los colegios y escuelas. Siguiendo las investigaciones de la OPAL, en Colombia se cree en la democracia (83.1% cree que se necesita un líder fuerte, pero mejor que sea elegido), pero a la vez se posee una baja tolerancia política y un 50.2% considera que podría haber una buena razón para un golpe de estado. Si se distingue entre la política (como la estructura de la vida política -democracia- mecanismos de participación, etc.) y lo político (como las nociones y rasgos culturales que legitiman esas determinadas formas) podríamos afirmar que en Colombia existe una incoherencia en el ejercicio de la política, es decir, entre la política y lo político, pues nos movemos en la formalidad de la política pero tenemos una cultura política, es 36

Las instituciones a las que los/as colombianos/as reportan un mayor respaldo son la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, según el estudio del Proyecto de Opinión Pública en América Latina (OPAL) del 2004. La cultura política de la democracia en Colombia. 37 Datos tomados de “La cultura política de la democracia en Colombia”. 2004. Proyecto de Opinión Pública en América Latina (OPAL)

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decir unas improntas culturales que distan mucho de las que suponen las democracias modernas. 3. Más que la modernización, con el planteamiento de caminos para un desarrollo sostenible, el país se ha quedado en la industrialización/acumulación traducida en el enriquecimiento de unos pocos/as a costa del empobrecimiento de muchos/as. Estructuras y dinámicas de apropiación que privilegian el orden de lo privado sobre la construcción de escenarios para lo colectivo, el bien común o lo público. Se asocia la imagen del bienestar con la acumulación individual que se convierte en sinónimo de poder. Las prácticas económicas se instalaron desde la lógica de la apropiación -acumulación egoístas, excluyentes y segregadoras, que amparada en una falsa visión de crecimiento y modernización, gestaron un conjunto de situaciones negativas, principalmente de carácter público, en lo relacionado con las oportunidades y construcción de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Situación que es en muchos casos el origen y causa de tensiones sociales como el desempleo, las migraciones desde el campo, la pobreza, y muchos más. 4. En relación con lo anterior, encontramos el enriquecimiento como camino para la dignificación- o por lo menos determinado reconocimiento social- y acceso a lugares, ejercicios y relaciones de poder. Esto unido a la aceptación que tácitamente existe frente a los caminos ilegales, genera un escenario propicio para el florecimiento del narcotráfico, no sólo como actividad económica ilegal sino como dinámica social (dinero fácil y rápido como anhelado deseo de las personas, sueño social). Es posible pensar que las situaciones de pobreza unidos a la cultura del fraude y la representación social de prestigio por la acumulación de dinero, fueron insumos claves para permitir la emergencia de los ¨capos¨ del narcotráfico, como un tipo de estructura que se sitúa como réplica de las clases élite.

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5. La situación se hace más compleja cuando se rompe el límite del ¨no matarás¨, origen de la violencia alienante y del ¨no robarás¨, que da pié a la violencia transgresora38, así se pierde la posibilidad de reconocer al otro/a, dándose un proceso de anulación de la humanidad a través del sometimiento, la exclusión o la muerte. Acción que restringe, en el ejercicio de violencia, las posibilidades de pensar. En Colombia, no sólo existen estas dos formas de violencia de manera independiente, se llega a combinarlas a través de acciones como el secuestro o la desaparición forzada, donde ¨se roba la vida¨. 6. La falta de confianza en el Estado y en las instituciones que lo representan ha fortalecido una concepción de la justicia como una acción propia que va ligada a la fuerza y al sometimiento como forma efectiva de solución de los conflictos y tensiones. De esta manera, y durante muchos años, la opción por las armas y la construcción de justicia vinculada a la amenaza y venganza personales ha circulado por las diferentes regiones del país, llegando en muchos casos a institucionalizarse y crear formas de organización que toman vida en los grupos armados ilegales que se conocen actualmente. Esta lógica de lo justo y el derecho de la defensa de lo propio, hace que en Colombia pareciera ¨más fácil militarizar a un civil que civilizar a un militar.¨39 Probablemente se pueden reconocer otras tensiones que enmarcan los contra-sentidos de ser colombiano/a, pero se considera que las planteadas permiten establecer unas líneas generales para continuar con la reflexión.

38

PUGET, J. and Käes, R. Violencia de Estado y Psicoanálisis. Centro Ed. de América Latina, Buenos Aires. 1990 BLAIR, Elsa. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginarios. Editorial Universidad de Antioquia. CINEP. Medellín - Colombia. 1999.

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III. La Paz como Cultura A. Horizonte global - La U NESCO Cada vez se hacen más fuertes y determinantes los lazos de un país, de una comunidad, con la dinámica global; de tal manera que no podemos hablar de la construcción de una cultura de paz en Colombia sin hacer referencia a un contexto más amplio. Incluso debemos reconocer que en gran parte nuestras búsquedas en favor de la paz parten de un referente y necesidad mundial. Por esta razón expondremos algunos de los elementos que al respecto propone Naciones Unidas a través de la U NESCO, ente preocupado desde su mismo origen por la construcción de la paz mundial, y que posee una proyección y reconocimiento global. 40 A finales del siglo XX, decenio de los 90, se puede reconocer el fortalecimiento de un movimiento internacional en torno a una cultura de paz, impulsado por la UNESCO. Un Proyecto Transdisciplinar hacia una cultura de Paz (1995), donde se plantea la im40

Después de la II Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones da paso a la creación de la Organización de Naciones Unidas (1945) esperando así contar con un organismo internacional más fuerte y con mayor capacidad para dirimir conflictos internacionales. A través de este se crea la UNESCO, encargada de la educación, la ciencia y la cultura, elementos fundamentales para la construcción de la paz. Actualmente se encuentran vinculados a este organismo 191 estados y a pesar de los cuestionamientos existentes por sus posturas y acciones frente a conflictos internos como los de Balcanes, Ruanda, Irak, no podemos desconocer su importancia dentro del orden mundial actual.

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portancia de la educación para la paz, la promoción de los derechos humanos y la democracia, el pluralismo cultural y la prevención de los conflictos hasta llegar a la elaboración del ¨Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo 2001 - 2010.¨ (1998)41 El trabajo por una cultura de paz se sustenta en la necesidad de una paz que surja de un proceso positivo, dinámico y participativo, que elimine toda forma de discriminación, exclusión e intolerancia. Dentro de la ¨Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz¨, se define en el artículo 1 y 2: Una cultura de paz es un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en: a ) El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y práctica de la noviolencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación; b ) El respeto pleno de los principios de soberanía (…); c ) El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales; d ) El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos; e ) Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente de las generaciones presentes y futuras; f ) El respeto y la promoción del derecho al desarrollo; g ) El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres; h ) El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información; i ) La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones;

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Recuento cronológico de las principales resoluciones y acciones efectuadas en torno a una cultura de paz: -1995. 28ª Conferencia General - Proyecto Transdisciplinar Hacia una Cultura de Paz. -1996. Estrategia a mediano plazo 1996-2001. -1997. Resolución 52/15. Proclamación al año 2000 del ¨Año Internacional de la Cultura de la Paz¨. -1998. Resolución 53/25. Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo 2001-2010. -1999. Resolución 53/243. Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz.

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Y animados por un entorno nacional e internacional que favorezca a la paz. El progreso hacia el pleno desarrollo de una cultura de paz se logra por medio de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida propicios para el fomento de la paz entre las personas, los grupos y las naciones.42

Junto a estas reflexiones en torno a una cultura de paz, igualmente desde la UNESCO, se ha dado un movimiento por la diversidad cultural y el pluralismo que debemos contemplar. En la ¨Declaración universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural¨, se toman como ejes centrales en toda aproximación a la cultura conceptos como identidad, diversidad, pluralismo, creatividad, cohesión social y posibilidades para el desarrollo de una economía fundada en el saber de los pueblos. Para la ejecución del plan que busca llevar a la acción la construcción de una cultura de paz, se proponen como ejes fundamentales: la educación, el desarrollo económico y social sostenible, los derechos humanos, la igualdad entre hombres y mujeres, la participación democrática, promover la comprensión, tolerancia y solidaridad, la comunicación participativa, la promoción de la paz y la seguridad internacional. B. La Paz como Cultura Hoy en día pareciera que siempre han existido las reflexiones y producciones conceptuales hechas respecto al tema de la paz, como si estas fuesen una herencia propia de las constituciones de las sociedades, pero no es así. La paz como concepto de peso e importancia para las ciencias sociales solamente se desarrolla a partir de los años cincuenta. Es desde entonces que surge la necesidad de abordar el tema desde un estatuto cientificista que permita comprender la guerra y la paz como entidades conceptuales y prácticas sociales factibles de ser estudiadas. Lo que es realmente interesante de los muchos estudios es que cuando se piensa la paz, se 42

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A/RES/53/243 Naciones Unidas.


piensa desde la guerra, no desde un lugar propio y legítimo que le confiera un referente desprovisto de relación con la violencia. Teniendo en cuenta lo anterior se hace necesario al pensar lo humano, ubicar los ciclos de emergencia y mantenimiento de las relaciones y convivencias pacificas que seguramente han existido en la historia de todas las sociedades, preguntarse por qué unas sociedades parecieran ser más pacificas que otras, ó por qué en muchos casos los conflictos no se resuelven por la vía de los hechos violentos. Entender que es difícil pensar lo societal sin la cooperación y el compartir. Encontrar el momento histórico en que la paz surge como preocupación, como hecho social organizador y atributivo de una forma de ser o hacer no es lo más importante. Lo importante es entender el por qué si existe la posibilidad de la paz, se opta por la guerra. Eso lleva a preguntar cómo se entiende aquello que se llama paz, desde dónde se ubican las

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personas para pensarse como sociedad pacifica, o cuáles son los elementos imprescindibles que permiten asegurar un ¨estado de paz¨. Muchas veces en los anhelos y búsquedas de la paz, se concibe esta como una conformación idealizada o perfecta, que una vez lograda se mantiene, garantizando que no volverá a haber guerra; concibiéndola como un hecho total, terminado, en donde no hace falta el mantenimiento y sustento del mismo. Dicha representación de la paz ha estado presente en la mayoría de las aproximaciones, sin embargo es importante reconocer que, como lo dice Muñoz, la paz es en su esencia, paz imperfecta; Sin embargo, nos gustaría huir del sentido negativo que el término imperfecto arrastra. No se trata de negar una forma de ¨hacer¨, de no-hacer. Sino más bien nuestra propuesta en actuar, crear, engendrar, incidir, llevar a cabo, obrar, operar, practicar, proceder, realizar en un sentido de transformación positiva, propositiva -de cambio hacia-, de regulación de los conflictos ontológica, axiológica y epistemológica positiva. En esta línea imperfecta seria equivalente a conflictiva en cuya correspondencia se abre una ingente capacidad de acción fértil.43

Muñoz (2000) con la propuesta de paz imperfecta, invita a comprender su posibilidad más allá de la ausencia de guerra, lo que se llama la paz negativa y anterior a la paz positiva, entendida como un estado preeminente de tranquilidad. Hace un llamado a concebir la paz como hecho inacabado, que en vez 43

MUÑOZ, Francisco A. La paz imperfecta ante un universo en conflicto. Instituto de la paz y los conflictos. Universidad de granada.(2000). www.ugr.es/neirehe/eirene/imperfecta.pdf.

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de cerrar, abre un infinito de posibilidades; donde se reconoce el conflicto como elemento constitutivo del universo, aprovechando las tensiones para generar formas conciliadoras e integradoras de concertación y construcción conjunta. La paz imperfecta es concebida y asumida como un paradigma desde donde se puede comprender la naturaleza, características y dinámicas de la violencia directa, simbólica y estructural. Asumir la paz imperfecta permite ver en los contra-sentidos de la violencia la oportunidad para captar formas de ser y hacer que pueden ser redireccionadas hacía un camino diferente. Es de cier ta forma la capacidad estratégica de la cultura para transformar los sentidos de la paz, el contrasentido de las violencias y articularlo como base desde donde se piensa y se construye la convivencia pacifica. Es necesario y urgente hablar de los sentidos y los significados que sustentados en la vida y en la dignidad humana permiten hacer de la paz parte de una cultura; sentidos que surgen de la relación con el otro/a, y con lo social -tal como se menciona en la subjetividad social- donde se reconocen diferentes ámbitos de relación que entran en juego de manera permanente; la relación consigo mismo/a, la relación con los otros/as cercanos/as y la relación con lo colectivo. En cada uno de estos espacios se pueden identificar algunos elementos claves. En la relación consigo mismo/a se debe par tir del sujeto, de la

interioridad; hacer posible el reconocimiento de la historia propia, con sus dolores, esperanzas, encuentros y desencuentros para resignificarla. Desarrollar habilidades que permitan responder de una manera constructiva a los retos de la vida diaria, fundamentar el sentido de la vida propia en lo trascendente, como hilo invisible que une de una manera profunda y veraz, llevando a hacer de la solidaridad y la cooperación una expresión de este sentir. El reconocimiento de la ajenidad, de la importancia de las relaciones desde la cotidianidad, abre las puertas a los sentidos tejidos alrededor del ser hombre y la masculinidad, así como del ser mujer y la feminidad. Fisas (1998) habla del patriarcado y los elementos de fuerza asociados a la masculinidad como uno de los componentes que hacen de una cultura, una cultura violenta y en el otro extremo se encuentra lo femenino en tanto cuidador, que hace alusión y posiblemente funda una ética del cuidado. Pensar la masculinidad y feminidad como generarador de espacios de relación, implica la reflexión también de uno de los elementos que de manera, a veces invisible, a veces visible, marcan la constitución de significaciones: el poder. Desde los contra - sentidos de la violencia se puede entender el poder como aquel ejercicio de fuerza que lleva a imponer unos determinados significados sobre el otro/a, negando y borrando toda posibilidad de diferencia. Este puede expresarse de diferentes maneras, a través del hacer (¨aquí se hace así¨, ¨es posible y

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permitido actuar de esta manera¨), pero también del pensar y expresar (¨de esto se habla, de aquello no¨, ¨llorar no es permitido¨, etc.). Pero, también es posible pensar el poder como potencialidad44, como aquello que es posible hacer y que al hacer de la paz parte de una cultura abre las puertas a la acción de la sociedad civil. Desde este lugar, ya no se piensa en los lugares de poder, sino en la proyección de acciones desde donde se está, de manera proactiva. Cambiar la tradicional concepción del poder como elemento negativo de desintegración y ubicarlo desde las prácticas cotidianas en un lugar de gestación y cuidado, construyendo vínculos, redes de cooperación, desde la diferencia y desde la ajenidad, es fundamental para la construcción de la paz. Asumir se en la Paz Desde allí es posible pensar los conflictos - por demás inherentes a la vida misma-, como posibilidad de crecimiento, de afectación positiva, ya que es a través de estos que el encuentro con el/la otro/a se hace más humano y más empático. Podemos decir que más allá de la transformación de los conflictos, es más pertinente plantear la transformación de las personas por medio del desarrollo de ciertas habilidades que permitan reconocer la ajenidad como algo necesario en las relaciones, sin temor a que la diferencia implique o se resuelva por imposición o sometimiento, ruptura o negación. Ampliar las posibilidades de encuentro con el otro/a, mas allá de una posición de control y dominio de los afectos, genera puentes de empatía, 44 ¨La tensión en la que esta transitando entre violencia y ética intenta pensar la diferencia entre el poder como imposición y el poder como posibilidad. Todo lo que llamamos violencia es el poder imponiendo un solo camino, el poder como determinación… Y la respuesta ética tiene que ver con abrir los otros posibles, con la otra dimensión del poder: lo que puede ser. En el primer caso el poder es un sustantivo, en el segundo es un verbo.¨ LEWKOWICZ, I. Una respuesta ética ante la violencia. Cátedra de Psicología, Ética y Derechos Humanos, Facultad de Psicología, UBA. Buenos Aires. 2002.

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para así construir la convivencia desde la compasión, entendida esta no como una actitud de lástima, piedad o de paternalismo sino como una de las muchas formas de ponerse en el lugar del otro/a comprendiendo compasivamente lo que él/ella es, lo que siente y lo que puede compartir. Otro de los ejercicios fundamentales de ese encontrarse en la paz, esta dado por la imaginación, creer y visualizar que es posible estar de otra manera, relacionarse, actuar en la cotidianidad, construir país, etc. Obviamente a este ejercicio debemos darle un contenido, a partir de la interlocución, del encuentro y diálogo. Aquí la educación para la paz 45 , tiene un gran reto que debe unirse a la construcción de caminos y estrategias para hacer de los conflictos una oportunidad, que fortalezcan la construcción de relaciones desde el sentido de lo ciudadano y por lo tanto del bien común. Educar para la paz significa educar para construir una sociedad de la ayuda y apoyo al próximo/a, una sociedad que comprende que el desarrollo y crecimiento colectivo solo es posible si todos/as se benefician de los logros, de los derechos y que los deberes se asumen desde una posición ética, no estratégica. 45 ¨La Educación para la Paz, en cuanto puesta en juego de la sociedad civil, esto es, en cuanto es pensada desde un horizonte amplio que de cabida tanto a principios universales como a diferencias culturales, se inscribe entonces, como una propuesta cultural alternativa que pone en entredicho a la escuela como agente único de educación en la sociedad, que replantea la finalidad de la educación en cuanto la percibe como elemento de emancipación y que la inscribe en el contexto de prácticas políticas y culturales concretas. ¨ Hacia una educación para la paz: Estado del arte. Pág. 51. Aportes 8. ACODESI Programa por la Paz. Mayo 2003. Colombia.

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Otra posibilidad tendrá que ver con el desarrollo de espacios para el análisis y el pensar de manera conjunta46; es decir, abrir preguntas en torno a aquellos aspectos que se consideran propios de la cultura y que se unen a los contra-sentidos de las violencias, los mitos, los lugares de lo masculino, el poder, la identidad, la comunicación, los medios masivos, etc., para así construir nuevas miradas, nuevas categorías de análisis, que ayuden a generar otros sentidos, desnaturalizando lo que se ha perpetuado a lo largo de la historia. Encontrarnos en la Paz En la transformación de la cultura, uno de los primeros retos que se deben asumir es la superación de la fragmentación dada por el mercado, donde se pierde el sentido del encuentro, elemento de exclusión que a su vez lleva a la consolidación de identidades primarias que afianzan las ideas en torno a los fundamentalismos, sean raciales, territoriales, urbanos, etc. Se reafirma, falsamente, un sentido de lo humano, a través de una experiencia violenta y colectiva, dando lugar a la deshumanización de los/as otros/as. En esa dirección, el encuentro o estar con otros/as cobra valor en la medida que existe otro/a afuera que es visto como enemigo/a o como amenaza. Uno de los elementos que sustentan la diversidad cultural, en medio de un mundo globalizado, es la construcción de identidades, a través de aquello que se llama sentido común. Cuando la paz hace parte de la cultura existe la posibilidad de una identidad proyecto 47, que supera la identidad 46 ¨Estos juegos de miradas y voces, de encuentro, de ver que otro me piensa de un modo en que no me pensé, o en que no me puedo pensar si no es aquí, este juego de otro u otros, o ellos, o esos otros, o esa mirada colectiva, todos estos juegos producen un cada uno en la contingencia del encuentro… me parece que la tarea de pensamiento de nuestra generación es investigar los mecanismos concretos de la producción de nosotros, tanto respecto de cómo se produce un nosotros como de qué modo un nosotros nos produce.¨ LEWKOWICZ, I. La experiencia de nosotros: apuntes para una microfísica del pensar. Facultad de Psicología, Córdoba Argentina. 2003 47 LÓPEZ, A. Paradojas de la identidad. Pág. 193 en Seminario de Investigación para la Paz: La Paz es una cultura. 2001. Centro Pignatelli - Gobierno de Aragón. Barcelona, España.

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legitimadora amarrada a instituciones dominantes y de resistencia, para constituirse en la posibilidad de asumirse como sujeto, como actores colectivos que dan sentido a su historia, para transformarla desde un horizonte de sentido compartido. Entre las muchas estructuras y dispositivos que permiten erigir colectivo y horizonte de sentido, se pueden reconocer a los medios de comunicación como uno de los campos sociales que empoderan y potencializan el proceso de construcción de estas identidades. Los productos mediáticos así como permiten el uso, consumo y apropiación de los discursos y representaciones sobre las formas de ser y hacer sustentadas en las violencias, también se constituyen en alternativa para cuestionar dichas representaciones abriendo paso a nuevas. De esta manera es posible que puedan colaborar en la construcción de experiencias y estrategias que superen la competitividad como tendencia de mercado y orienten al público a una posición que nace principalmente en la cooperación y en la elaboración de una red de relaciones que permita el surgimiento del campo de subjetividad social, que en vez de fragmentar y aislar a las personas, integre la diferencia y recupere un proyecto común. Reconocerse en un mundo de relaciones más amplio lleva a hablar de las posibilidades para participar desde el espacio comunitario hacia un sentido más amplio de país a través de un orden constitucional, sintiéndose parte y responsable de las decisiones y de las posibilidades de construcción de sueños de vida colectivos. Aquí también juega un papel fundamental la concertación, la capacidad de encuentro en los deseos y anhelos de quienes componen la comunidad. Actualmente, es la democracia el proyecto que busca hacer posible este horizonte común, sin embargo, es en su construcción y en esta búsqueda48 donde se encuentran las paradojas que como se ha mencionado 48

¨La democracia (como principio de legitimidad) presupone una identidad que la democracia (como principio de organización) nunca puede producir como algo permanente y definitivo.¨ LECHNER, Norbert

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son generadoras de sentidos para la paz y contrasentidos de las violencias. En este juego, entre la construcción de identidades y la democracia, hay que tener presente la noción de paz imperfecta49 construida desde las personas, desde lo local, a partir de las historias de la vida cotidiana en tanto dinamizadoras y transformadoras de los significados primarios de la cultura. Cuando se piensa la paz en relación a espacios más amplios, como el Estado y el territorio, surgen otras estrategias a tener en cuenta. Actualmente, uno de los elementos que es necesario abordar con mayor urgencia es el análisis y comprensión de una cultura de defensa dentro de una cultura para la paz. Respecto de esa compleja relación entre paz, guerra y defensa, Toltosa (2001) plantea la importancia de cambiar las percepciones que sobre la identidad y la seguridad existen. Para ello es necesario abrir espacios para la comprensión de la relación existente -desde la prácticas sociales- entre lo que se considera que es la paz y la seguridad, reconocer que el camino militar no resuelve las crisis vividas al interior de los estados. El problema es que tampoco se reconoce la capacidad política para abordarlas, así que surge un espacio vacío que es necesario empezar a llenar desde las acciones de la sociedad civil.

Otro de los elementos que surge, hace referencia a la recuperación de la política, no como la actuación de unos cuantos, porque entonces queda reducida a la capacidad o incapacidad que estas personas muestran para leer y resolver los problemas ciudadanos, sino como una manera de entender la vida en común desde la liber tad, la solidaridad, la igualdad, la tolerancia y la fraternidad. Se trata de encontrar las estrategias y mecanismos que garantizan el ejercicio de lo político, sin estar subrogado únicamente a las lógicas del mercado como ocurre con el modelo neoliberal; es decir, vincular la política a la ética. Pero, para que eso sea factible es necesario primero for talecer en la sociedad civil la noción de que las participaciones y acciones políticas son posibles, efectivas y están al alcance de muchos/as. C . Ética para una Cultura de Paz Al abordar el tema de la ética, se encuentran diferentes definiciones y delimitaciones entre esta y la moral, innumerables campos que surgen de la amplia reflexión que desde la filosofía se ha dado al respecto. Así que parece ineludible, aunque se haga de manera general, establecer un marco inicial sobre lo que vamos a comprender por ética.

Democracia y modernidad. Ese desencanto llamado posmoderno. En: Revista Foro, No. 10 Septiembre de 1989. Pág.38 49 Aunque son varios las autores que plantean este término para su ampliación se puede recurrir a Francisco Muñoz, director del Instituto para la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada.

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Al consultar la raíz griega, êthos, encontramos una serie de acepciones que puede ser interesante tener en cuenta: lugar habitado por los animales, hábitat, habitual50 y que hacen referencia a un espacio, a una parte, donde es posible el encuentro. Se puede hablar por lo tanto de la ética, como la manera en que se habita una realidad inevitablemente determinada en la relación con otros/as. Es decir, la ética implica el mundo de lo relacional, de lo vincular y desde allí la construcción de lo que es posible como ¨vida buena.¨51 En la ética existen una gran número de desarrollos, pero en este momento, parece pertinente empezar aclarando que no se habla de una ética centrada en el deber ser52 y por lo tanto sancionada desde el castigo, sino en aquella que par te de la responsabilidad. Se trata de una acción ética que toma como centro la dignidad humana, la conservación de la vida misma con todas sus implicaciones y complejidades sociales, culturales, económicas, políticas y que de por sí debe ir unida a la construcción de la justicia y por lo tanto trascender al espacio de lo colectivo.53

50

BADA, J. Una ética mundial para la paz en Seminario de Investigación para la paz. Pág.379. ¨…la pregunta fundamental de la ética es la pregunta sobre qué es la vida buena y cómo puedo vivir una vida digna de este nombre¨. MESA sj, JA. El reto de una educación moral para vivir a la intemperie. Pág. 13. Coloquio Internacional sobre Teología y Espiritualidad de la Pedagogía Ignaciana. Bogotá, 2002. 52 Algunos ubican los desarrollos de Kant (Paz perpetua) en este lugar, especialmente cuando habla de la paz como un bien político máximo, ideal inalcanzable. 53 BADA, J. Op. Cit. 51

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Con esta perspectiva, no se está desvalorizando a quienes asumen el cuidado por la vida y los otros/as desde la dimensión individual, logrando cuando más la transformación de conflictos que encuentran en su cotidianidad y que pueden llegar incluso al ¨pacifismo de la convicción¨54 donde la paz se constituye en el bien absoluto. Se trata más de asumir un lugar que permita la interlocución y por lo tanto la compresión, inclusive, de quienes optan por la violencia, donde se asume la responsabilidad de hacer y hacerse como lugar de poder, en tanto potencia y posibilidad55. De esta manera la ética, esa manera como se habita, se constituye en fuente de significaciones y de sentidos que apuntan a la paz o que por el contrario pueden entrar a circular con los contra-sentidos de las violencias. Construir sentido es construir posibilidades, es realizar aquello que al principio era una idea y que se convirtió en realidad. Se plantean algunas ideas que pueden ayudar a que este habitar ayude en el logro de una vida buena y digna para todos/as: Reconocer al otro/a como diferente y ajeno. ¨Si tomo al otro como semejante, el espacio dialógico se empobrece porque queda abolido un espacio de diferencia que es lo mejor que el otro tiene para ofrecerme – y lo mejor que tengo para ofrecerle.¨56

54

BADA, J. Op. Cit. Pg. 387. ¨Uno pierde potencia si no se hace responsable de lo que es responsable; uno pierde potencia si se hace responsable de lo que no es responsable; y uno gana potencia si se hace responsable de lo que es responsable. Pero la responsabilidad es un camino… Hacerse responsable aquí no es soportar el castigo sino construirse como sujeto potente a partir de la responsabilidad. Así, la ética se va ligando cada vez más con el campo del hacer y el hacerse.¨ LEWKOWICZ. I. Una respuesta ética ante la violencia. 2002. 56 LEWKOWICZ, I. Suceso situación acontecimiento. Una respuesta ética ante la violencia. Del fragmento a la situación. La experiencia de nosotros: apuntes para una microfísica del pensar, en www.estudiolwz.com.ar 2003. 55

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Trascender, ir más allá de lo posible y de la responsabilidad ética individual en la construcción de la paz, para reconocerse como sujetos en relación, siendo siempre co-responsable. Desde la diversidad se debe reconocer la importancia de unos mínimos, que al hacerse universales no pueden quedar vacíos y sin significado, como ocurre con los Derechos Humanos en muchas partes del país y del planeta.57 Estos quedan en muchas ocasiones planteados como un deber ser que no toca la identidad, las significaciones y mucho menos las actuaciones de las comunidades. Se propone entonces, construir un mundo donde quepan muchos mundos, donde se acepta el disenso y se cuida el consenso, donde el reconocimiento de la pluralidad marca un camino, una forma de tratar los conflictos, que es el discurso democrático. La ética debe unirse a actitudes, principios, afectos para constituirse en acción coherente que parta siempre del reconocimiento de la dignidad humana y la justicia, expresada en algunas religiones a través de la frase ¨No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti.¨58 Devolver a la ética su fuerza moral en el espacio de lo público a través de la solidaridad como condición y complemento de la justicia, la responsabilidad y la tolerancia, como la capacidad para vivir y generar unidad con lo distinto a través de lo comunicativo, del diálogo, reconociendo que sólo es posible ser con los/as otros/as. Recuperar en lo colectivo los sentidos para una buena vida, desde la esperanza, la fe y el amor. 57

BADA, J. Una ética mundial para la paz en Seminario de Investigación para la paz: La Paz es una cultura. Centro Pignatelli - Gobierno de Aragón. Barcelona, España. 2001. 58 Ibídem. Pág. 398

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IV. En la búsqueda de otras dinámicas culturales: Apuestas del PPP en Colombia, Plan Bienal 2007- 200859 El trabajo desarrollado por el Programa por la Paz ha estado acompañado en los últimos años por una profunda reflexión en torno a las posibilidades de transformación de una cultura que pareciera haber connaturalizado la existencia del conflicto armado y las diferentes expresiones de la violencia. Sin desconocer la importancia de los procesos de negociación y de desarme de los grupos ilegales, se debe reconocer que para lograr la construcción de una paz sostenible se deben realizar amplios cambios en las dinámicas sociales existentes. Cambios que deben sustentarse en el poder y capacidad que ha mostrado una sociedad civil a través de las acciones contrarias y alternativas a las violentas, tal como se puede observar en el Banco de Buenas Prácticas para Superar el Conflicto60 del PNUD -Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo- donde se han registrado 300 acciones o de acuerdo a Datapaz, banco de datos de acciones colectivas por la paz del CINEP61 en el primer semestre del presente año se han dado 78 acciones la mayoría de estas a nivel municipal (56%). Partiendo de esta inmensa fuente de propuestas hechas por las mismas poblaciones, el Programa por la Paz hace frente a una nueva etapa de trabajo en donde recoge aprendizajes y propone una acción integral 59

Los elementos que a continuación se presentan han sido construidos por el equipo del PPP y se encuentran en el documento ¨Plan del Programa por la Paz 2007-2008, Versión de marzo 8 de 2006¨. 60 www.saliendodelcallejon.pnud.org.co 61 www.cinep.org.co

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desde cuatro dimensiones, que aunque se sabe no son las únicas, si las considera indispensables para hacer de la paz parte de la cultura en Colombia. Sujeto y Ciudadanía (Ser Colombiano/a) Es fundamental la manera como el sujeto se concibe dentro de una sociedad, es decir, como cada quien asume ser parte de un colectivo proponiendo y construyendo desde allí unas determinadas relaciones, formas para resolver los conflictos o para el ejercicio de la democracia, entre muchas otras cuestiones. Es así como se hace necesaria una visión integral de la persona que incluya las maneras como se ve y relaciona consigo misma, la vivencia que pueda tener de su espiritualidad, las maneras como construye vínculos con las personas cercanas que hacen parte de su comunidad hasta la manera como actúa en los espacios colectivos y que implican el ejercicio de una ciudadanía. El desarrollo de esta dimensión deberá permitir: - Identificarse como sujetos en transformación, con una historia que es posible resignificar a través del autoconocimiento y crecimiento interior. - Reconocerse como un ser llamado a la vida, al amor y a la común-unión con los/as otros/as, es decir, seres trascendentes (que hacen parte de una totalidad mayor).

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- Asumir la vida como valor sagrado para rechazar la guerra y cualquier tipo de violencia como medio para solucionar conflictos. - Reconocer el conflicto como elemento dinamizador de las relaciones humanas, para asumirlo y tramitarlo de manera noviolenta. - Comprender y resignificar la noción de bien común dentro de su entorno social, a partir de la cual se construyen proyectos colectivos. - Asumirse como ciudadano/a activo/a y responsable dentro de su grupo social, lo cual implica ejercer sus derechos y deberes y por tanto ayudar a construir, con su participación, una democracia real. - Reconocer las condiciones de inequidad e injusticia social del país como una de las principales causas del conflicto armado y aportar en la construcción de alternativas para el desarrollo sostenible. Para desarrollar lo anterior es necesario contar con: - Metodologías educativas y comunicativas que favorezcan la constitución de un sujeto que se proyecta a espacios colectivos de organización y participación. - Una reflexión en torno al papel de la espiritualidad en la constitución de un sujeto que se proyecta a espacios colectivos, con sugerencias metodológicas para su desarrollo. - Avances en la investigación sobre la construcción de significados sociales acerca de la ciudadanía en algunos sectores sociales, lo que permitirá crear estrategias educativas y comunicativas para el fortalecimiento de un sujeto participativo/a, responsable en la construcción de paz y democracia. Comunicación y Opinión Pública Se entiende esta dimensión como el proceso por el cual un colectivo o colectivos construyen representaciones a partir de la interacción con información sobre las cuestiones públicas.

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Esta dimensión tiene los siguientes elementos fundamentales: 1) Sujetos con creencias, valores, necesidades, etc., que de acuerdo a la información que reciben y a la manera como la entienden, actúan y responden. 2) Procesos de mediación, a través de los cuales se da sentido y significado a la realidad donde se interviene. 3) A partir de estos elementos las personas construyen un modelo de representación del mundo, que llamamos representaciones sociales desde las cuales las personas inciden en el desarrollo de la vida colectiva. El desarrollo de esta dimensión deberá permitir a personas y grupos organizados: - Conocer procesos de construcción de paz que se dan a nivel regional y nacional. - Elaborar información cualificada, ética, con criterios de equilibrio y veracidad, que brinde elementos de análisis y visiones críticas sobre la realidad y el acontecer. - Leer críticamente y comprender la información que entregan los medios masivos de comunicación. - Comprender qué tipo de representaciones sociales están sustentando la relación con los otros/as y con la vida colectiva. - Desarrollar habilidades básicas de comunicación que les permitan recrear representaciones sociales a favor de la paz como cultura. - Desarrollar habilidades de comunicación y producción de medios para generar información a nivel local e incidir en procesos de movilización social. Es así como sectores y grupos sociales amplios de la sociedad colombiana pueden tener acceso a: - Información cualificada, ética, construida desde criterios de equilibrio y veracidad, que brinda elementos de análisis y visiones críticas sobre

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la realidad y el acontecer nacional. - Información (datos, testimonios) que los sensibilizan sobre la situación de violencia e injusticia que vive el país, sus costos y los dispone a apoyar la búsqueda de la paz por medios noviolentos. Para lo anterior es necesario desarrollar: - Procesos permanentes de formación -reflexión con periodistas y directores de medios de comunicación sobre la responsabilidad que tienen en la formación de ciudadanos/as desde la información que ofrecen. - Alianzas para el desarrollo de espacios informativos con proyección nacional y altos niveles de calidad periodística, a través de la radio, Internet, televisión y prensa. - Publicaciones que son socializadas, que integran nuevas visiones y propuestas sobre los procesos claves de construcción de paz para el país. - Propuestas pedagógicas para la formación de audiencias. - Propuestas pedagógicas para el desarrollo de procesos de comunicación y producción de medios a nivel local. - Campañas de opinión pública que recreen imaginarios sociales a favor de la paz como cultura. - Avances de investigación sobre la construcción de representaciones sociales que pueden ayudar a hacer de la paz una expresión de la cultura. Reconciliación A través de esta dimensión se busca restaurar las relaciones rotas en el tejido social a causa de la violencia social y política en Colombia. Este proceso conlleva los componentes de verdad, justicia y reparación desde una perspectiva integral.62 62

Es decir, una perspectiva que incluye tanto a las víctimas como a los excombatientes, donde la verdad se teje desde estas diferentes perspectivas incorporando las comunidades; en el horizonte de la justicia restaurativa; y donde la reparación integral que va más allá de la indemnización por los bienes perdidos y busca restablecer la dignidad de todos/as.

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Para el desarrollo de esta dimensión se deben tener en cuenta: - El apoyo psicosocial, empoderamiento y organización de las víctimas para la reivindicación de sus derechos, su participación en los procesos de desarrollo local y gestión pública. - Promover la recuperación y reinserción a la vida civil de excombatientes63 dentro de los procesos de verdad, justicia y reparación que hagan posible el reencuentro con las víctimas y la sociedad en general. - Movilización social desde la acción noviolenta. El desarrollo de esta dimensión permite que las personas y comunidades: - Se sensibilicen sobre la situación de las víctimas y la necesidad de la memoria, la verdad, justicia y reparación para el logro de la paz. - Promuevan procesos de recuperación psicosocial y reconstrucción del tejido social, sustentados en un desarrollo personal y espiritual que prepara y motiva para la participación social y política. - Se organicen para incidir en la vida pública junto con otras organizaciones sociales en favor de una convivencia pacífica basada en la justicia social. - Se movilicen a través de acciones noviolentas para sensibilizar y generar compromiso en la sociedad que se traduzca en la exigencia de la negociación para el fin del conflicto armado y la construcción de nuevos pactos sociales. - Se incluyan a los/as excombatientes en los procesos de reconciliación, posibilitando que su reinserción a la vida civil esté acompañada de procesos de desarrollo social y construcción de democracia.

63 Teniendo en cuenta el actual proceso negociación con las AUC, se considera que no todos los desmovilizados son excombatientes ya que continúan vinculados a este accionar ilegal.

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Para lo anterior es necesario desarrollar: - Una reflexión profunda sobre el papel de la reconciliación desde una espiritualidad, para la constr ucción de una paz sostenible. Esta debe traducirse en herramientas que se incorporen en el quehacer cotidiano de las organizaciones y colectivos que desarrollan procesos sociales en esta perspectiva. - Metodologías educativas y comunicativas que dinamizan los procesos de fortalecimiento espiritual, atención psicosocial y reconstrucción del tejido social. - Estrategias de acompañamiento para el fortalecimiento organizativo y la movilización social. Par ticipación Pública Fortalecimiento de la sociedad civil mediante procesos de participación ciudadana y organización social surgidos en contextos locales, regionales y nacionales en los que se desarrollan mecanismos y estrategias de acción que aportan a la construcción de la paz y a la negociación del conflicto armado como política pública fundamental para la vida del país. Para ello es necesario abordar tres componentes o niveles: 1) Fortalecimiento interno de las organizaciones a partir de la formación para la participación política y de la afirmación de una conciencia colectiva que les ayude a consolidar sus objetivos, su

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organización, estrategias, formas de planeación y proyección. 2) Fortalecimiento de la relación entre organizaciones y comunidades a través de la creación o pertenencia a redes. 3) Fortalecimiento de su capacidad de incidencia en las dinámicas políticas regionales y nacionales. El desarrollo de esta dimensión deberá permitir: - Unas organizaciones sociales capacitadas y fortalecidas internamente, que participan en los procesos de paz y desarrollo locales y regionales. - Mayor capacidad de concertación entre las organizaciones para incidir en la negociación política del conflicto armado y la construcción de la paz desde el cambio en las estructuras sociales y políticas que favorezca la justicia social. - Desarrollar estrategias de reconocimiento y aprendizaje de diferentes experiencias organizativas. - El fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones sociales para incidir en la vida pública de sus contextos locales y regionales. Para ello es necesario desarrollar: - Metodologías educativas y comunicativas para el fortalecimiento organizacional. - Una propuesta de formación política para la participación pública en la construcción de la paz. - Aprendizajes a par tir de la sistematización de experiencias en el ámbito de la organización social.


- Espacios de diálogo y encuentro entre las organizaciones que aportan a la construcción de la paz. - Estrategias para la creación y el for talecimiento de redes y movilizaciones de paz. Plan Bienal 2007 - 2008 El desarrollo de estas cuatro dimensiones debe realizarse de manera integrada, apuesta que empieza a concretarse en el Plan Bienal 2007 2008 y que se espera seguir desarrollando a futuro; donde también existen algunos elementos que se hacen presentes de manera transversal como es el caso de la perspectiva de género. Se considera que ésta enmarca la acción involucrando tanto a hombres como a mujeres, y que está dirigida a la construcción de un horizonte ético sustentado en el valor de la vida, la dignidad humana, la inclusión, equidad, justicia y solidaridad. Los elementos que generan una cultura violenta son los mismos que enmarcan las relaciones entre los géneros en la exclusión, la inequidad y el sometimiento, por lo que una perspectiva de género implica reflexionar y analizar cómo la cultura colombiana significan las diferencias, la valoración social existente en torno a los diferentes roles y la forma como se dan las relaciones de poder.

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Dicha perspectiva se vincula profundamente a cada una de las dimensiones: - Parte fundamental de la subjetividad está ligada a los lugares de lo masculino y lo femenino; desde allí se construye el entramado de relaciones de la cultura y por lo tanto, las maneras como actuamos en tanto ciudadanos y ciudadanas. - Estas formas de ser desde lo masculino y lo femenino también están dadas por lo comunicativo, siendo este mismo un camino propicio para su transformación. - Procesos de reconciliación existentes en el país han mostrado el lugar de la mujer y su papel en la reconstrucción de lazos rotos, logrando transformar los círculos de la venganza. La experiencia del perdón permite reconocer la fuerza de lo femenino que reside en hombres y mujeres. - La participación ha dejado de ser tarea delegable y poco a poco se constituye en lugar de reconocimiento de la diferencia; de esta manera la equidad y la solidaridad nacen del encuentro de diferentes visiones, una de ellas la que aporta el hombre y otra igualmente valiosa en la construcción de la vida, la aportan las mujeres.

Con estos elementos, el Programa por la Paz - Cinep, quiere dar vida a un espíritu que se compromete con la transformación de la cultura, haciendo de la paz uno de sus valores centrales.

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Para ampliar el tema en torno a la construcción de la paz desde la organización social en Colombia, recomendamos el texto ¨Apoyo a iniciativas ciudadanas para la paz¨ elaborado por Fernando Sarmiento Santander del Cinep por encargo del Programa Participación Ciudadana para la Paz - Pacipaz de la GTZ (Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit), donde también se encuentra un índice con 115 materiales para la paz.

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