Circuitos, centralidades y estándar de vida. Un ensayo de geografía económica

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Colección Territorio, Poder y Conflicto • Hacia la reconstrucción del país Territorio, Desarrollo y Política en regiones afectadas por el conflicto armado Fernán E. González G., (Ed.), 2008

• Gobernanza y conflicto en Colombia Interacción entre gobernantes y gobernados en un contexto violento Claire Launay-Gama y Fernán E. González G., (Eds.), 2010

• Guerra y violencias en Colombia Herramientas e interpretaciones Jorge A. Restrepo y David Aponte (Eds.), 2010

• Geografías de la guerra, el poder y la resistencia Oriente y Urabá antioqueños 1990-2008 Clara Inés García de la Torre y Clara Inés AramburoSiegert, (Eds.), 2011

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Un ensayo de geografía económica

a dimensión espacial ha estado normalmente ausente de los análisis económicos tradicionales: los autores aprovechan los aportes de la geografía económica para analizar las posibilidades de algunas regiones colombianas afectadas por el conflicto armado para lograr que los excedentes producidos en ellas generen un desarrollo más equitativo. Para ello, se basan en dos nociones básicas, tomadas de Bernard Lonergan, filósofo y teólogo jesuita: las del circuito económico y de la función distributiva de la riqueza. A partir de ellas comparan los casos de Montes de María, Magdalena Medio, Oriente antioqueño, Catatumbo y el Piedemonte Llanero. Y concluyen que solo recuperando la función distributiva mediante un recaudo eficaz de los impuestos del orden municipal se puede lograr un cierto desarrollo endógeno de las localidades y regiones, y, consiguientemente, un mejor estar de los hogares colombianos.

• Una vieja guerra en un nuevo contexto Conflicto y territorio en el sur de Colombia Teófilo Vásquez, Andrés R. Vargas y Jorge A. Restrepo (Eds.), 2011

Hacia una estrategia de cierre del conflicto con el ELN David Aponte y Andrés R. Vargas (Eds.), 2011

El caso de Putumayo María Clara Torres Bustamante, 2011

GUILLERMO RIVAS M. Estadístico, Magíster y PhD (c) en Economía de la Universidad Nacional de Colombia, investigador con amplia experiencia en temas de medición de pobreza, desigualdad, análisis de condiciones socioeconómicas de la población, con énfasis en economía del bienestar en poblaciones vulnerables; implementación de metodologías estadísticas para la construcción de indicadores de focalización y de evaluación de impacto de programas y políticas públicas.

Circuitos, centralidades y estándar de vida Jorge Iván González, Martha Cardozo, Guillermo Rivas, Guillermo Ruíz, Camilo Castro, Diana Galvis

• Estado y coca en la frontera colombiana

MARTHA CECILIA CARDOZO BUITRAGO Economista, Magister en economía (T) y especialista en Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Colombia. Investigadora y consultora del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), en temas relacionados con desarrollo regional, educación, análisis de políticas públicas y de política social. Amplia experiencia en dirección, coordinación, formulación, y evaluación de proyectos de desarrollo económico, educación, control social, y desarrollo regional. Actualmente coordinadora de la investigación del CID-Odecofi, “El impacto del conflicto en el desarrollo regional”.

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• No estamos condenados a la guerra

JORGE IVÁN GONZÁLEZ BORRERO Doctor en Economía de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Magíster en Economía de la Universidad de los Andes. Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana. Profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia. Profesor del Externado Nacional de Colombia. Ha sido decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y director del Centro de Investigación para el Desarrollo (CID). Investigador y consultor en temas fiscales, de desarrollo social y regional, de política pública, desarrollo humano, calidad de vida. Asesor y consultor de organismos Internacionales –PNUD, BM, UE–. Actualmente director de la investigación del CID-Odecofi, “El impacto del conflicto en el desarrollo regional”.

Circuitos, centralidades y estándar de vida

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Odecofi

GUILLERMO RUIZ PAVA Economista y Magíster en Economía de la Universidad Externado de Colombia, docente e investigador con interés en el estudio y profundización en la economía teórica y aplicada, particularmente en temas relacionados con el análisis de las decisiones individuales y sociales (grupales), economía del bienestar, la economía política y la economía del comportamiento. CAMILO ANDRÉS CASTRO GARZÓN Estudiante de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia, en trabajo de grado, con Seminario de especialización y profundización en la Ordenación y manejo ambiental del Territorio. Investigador y apoyo en la consultoría de temas relacionados con la Ordenación del Territorio, en manejo de Sistemas de Información y Georreferenciación (SIG), y de teledetección. DIANA GALVIS RUSSI Ingeniera Industrial. Investigadora asistente del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), con amplia experiencia en procesos administrativos y logísticos. Experiencia en trabajos de campo en proyectos de educación, control social y desarrollo regional. Actualmente pertenece al equipo de la investigación del CID-Odecofi, “El impacto del conflicto en el desarrollo regional”.

COLECCIÓN TERRITORIO,

COLECCIÓN TERRITORIO, PODER Y CONFLICTO

PODER Y CONFLICTO

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Circuitos, centralidades y estándar de vida Un ensayo de geografía económica


Circuitos, centralidades y estándar de vida Un ensayo de geografía económica

Jorge Iván González B. Martha Cardozo B. Guillermo Rivas M. Guillermo Ruíz P. Camilo Castro G. Diana Galvis R.


© Odecofi-Cinep Carrera 5ª No. 33B – 02 PBX (57-1) 2456181 • (57-1) 3230715 Bogotá D.C., Colombia www.cinep.org.co www.odecofi.org.co © Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia Calle 44 # 45-67, Unidad Camilo Torres, Bloque B4 (571) 3165000 Ext.10359 Bogotá, Colombia http://www.cid.unal.edu.co/cid © Jorge Iván González, jorgeivangonzalez@telmex.net.co Martha Cardozo, mccardozob@gmail.com Guillermo Rivas, guillermorivasm@gmail.com Guillermo Ruíz, gruizpava@gmail.com Camilo Castro, cacastroga@unal.edu.co Diana Galvisl, dpgalvisr@unal.edu.co

Las investigaciones incluidas en esta publicación han sido realizadas con la colaboración financiera de Colciencias, entidad pública cuyo objetivo es impulsar el desarrollo científico, tecnológico e innovador de Colombia

Editor General Colección Odecofi: Fernán E. González G. Coordinación editorial: Helena Gardeazábal Garzón Corrección de estilo: Álvaro Delgado Guzmán Diagramación: Alberto Sosa Diseño de carátula: Marcela Otero Morales Impresión: Ediciones Antropos Ltda.

ISBN: 978-958-644-155-1 Diciembre de 2011 Impreso en Colombia – Printed in Colombia


Contenido

Prólogo

Un acercamiento a las posibilidades de desarrollo endógeno en zonas afectadas por la violencia Por Fernán E. González G. 7 Introducción Capítulo 1

El circuito económico Capítulo 2

La geografía económica y la convergencia regional Capítulo 3

La pobreza y los recursos propios Capítulo 4

Los Montes de María Capítulo 5

El Magdalena Medio Capítulo 6

El Oriente Antioqueño

17 31 43 57 65 85 107


6 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Capítulo 7

El Catatumbo Capítulo 8

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El Piedemonte Llanero

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Conclusiones Anexos

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Anexo 1 Estimación del índice de capacidad municipal Anexo 2 El índice de centralidad Anexo 3 Análisis de convergencia Referencias bibliográficas

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Prólogo Un acercamiento a las posibilidades de desarrollo endógeno en zonas afectadas por la violencia Por Fernán E. González G.

El presente libro de Jorge Iván González y su grupo de investigadores es un análisis del desarrollo desigual del país que compara cinco espacios geográficos a partir de tres ejes: el estudio de los circuitos económicos –basado en Bernard Lonergan–, la geografía económica y la convergencia entre las regiones. Este equipo de investigación se inscribe en la línea de “Iniciativas de desarrollo, paz y civilidad” del Observatorio para el desarrollo, la convivencia y el fortalecimiento institucional, (Odecofi), el centro de excelencia escogido por Colciencias en el área de las Ciencias Sociales, que pretende establecer un diálogo entre las iniciativas de desarrollo y paz puestas en marcha por múltiples grupos de la sociedad civil en regiones afectadas por el conflicto armado interno y los acumulados investigativos de varios grupos académicos sobre esas regiones y su relación con la vida política y económica del conjunto de la nación. El grupo que adelantó la presente investigación parte de constatar que el crecimiento económico, medido en términos del aumento del PIB, no conduce necesariamente a la elevación de las condiciones de vida de la población, y ni siquiera al aumento del empleo. En los tiempos recientes el crecimiento colombiano se debe a la expansión de la economía extractiva del petróleo y la minería, del sector financiero y del comercio: se trata entonces de una economía reprimarizada y especulativa, que no se refleja en el mayor bienestar de los hogares colombianos. Por otra parte, las estadísticas tradicionales y los indicadores tradicionales, debido a su carácter excesivamente agregado, no permiten acercarse a la realidad económica de familias e individuos y, a veces, ni siquiera


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a la de las regiones y subregiones. Más todavía, la experiencia de los programas regionales de desarrollo y paz, junto con algunos estudios de caso realizados en las respectivas regiones, hacen evidente el carácter enormemente desigual del desarrollo según las regiones, lo mismo que las dificultades de algunas de ellas para impulsar procesos endógenos de desarrollo que equilibren las desigualdades y el carácter de enclave de las economías petrolera y carbonífera. De ahí que este equipo se proponga buscar medidas socioeconómicas referidas a la categoría de estándar de vida elaborada por Lonergan, que vayan más allá de los indicadores convencionales. Para ello adopta el índice de condiciones de vida de los municipios, cosa que le permite aproximarse al índice de pobreza multidimensional, que sería la medida más adecuada para determinar la calidad de vida de la población. Posteriormente este índice de condiciones de vida es incorporado al índice de capacidad municipal y complementado con los análisis de la geografía económica, que conjugan el índice de centralidad con la distancia y la densidad poblacional, a fin de examinar la fuerza gravitacional de los municipios. Tales acercamientos permiten efectuar la comparación de regiones o subregiones como los Montes de María, el Magdalena Medio, el Oriente Antioqueño, el Catatumbo y el Piedemonte Llanero. Dos de ellas, el Piedemonte Llanero y el Magdalena Medio, se destacan por la producción de petróleo, sin que los excedentes se reflejen en mejores condiciones de vida de la población, como suele suceder en las economías extractivas. Similar contraste entre riqueza y pobreza originó la propuesta del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, liderada por Francisco de Roux e inspirada en la obra de Bernard Lonergan, el teólogo y filósofo jesuita. Este autor explicaba la pobreza como efecto de la debilidad de la función distributiva, que tiene como efectos la inequidad social, manifestada en la creciente brecha entre el campo y la ciudad, la inequidad intergeneracional que obliga al ahorro a favor de las generaciones futuras y la inequidad interregional, manifiesta en la creciente distancia entre regiones ricas y pobres. A partir de la propuesta del circuito lonerganiano, el equipo de Jorge Iván González insiste en la importancia de la función distributiva, que permite reflexionar sobre la relación entre bienes básicos y excedentarios, las dinámicas de los ciclos real y monetario y la necesidad de tener en cuenta la dimensión temporal en los análisis. Para Lonergan, el estándar de vida mejora cuando la mayoría de la población tiene acceso a los bienes básicos en cada fase del


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circuito económico, en vez de que los recursos se filtren hacia el consumo de bienes de lujo. Así, los logros de la producción de bienes básicos deberían ser universalizados y accesibles a todos, antes de pasar a la elaboración de bienes suntuarios. En contra de la teoría convencional, el esquema de recurrencia de Lonergan introduce la dimensión de ciclicidad, que rompe con la mirada unilineal de los ciclos real y monetario, para mostrar la multicausalidad de los fenómenos y su interdependencia intertemporal. Finalmente, el énfasis de González y su grupo en la función distributiva los lleva a mostrar la necesidad del control de los municipios sobre la tributación como la única manera de que las comunidades se apropien de los excedentes generados en sus áreas, ya que el tránsito de un ciclo a otro no es automático sino que debe ser equilibrado por la función distributiva de los ingresos fiscales, que tiene varios niveles: el nacional, el departamental y el municipal. El grupo insiste en que el margen de maniobra de los gobiernos locales, aunque es mucho menor que el del nivel central, sigue siendo bastante significativo para lograr la distribución de recursos entre el ciclo básico y el excedentario. A diferencia de la poca autonomía del nivel departamental, los municipios poseen mayores potencialidades tributarias y amplios márgenes de acción. Y gozan de una ventaja adicional: pueden conjugar el espacio con los circuitos económicos, porque los impuestos prediales afectan el espacio, la localización y el suelo, mientras que el impuesto de industria y comercio afecta la actividad económica. Obviamente, este enfoque sitúa el problema en el campo político de las localidades, que normalmente carecen de instituciones capaces de adelantar el cobro eficaz de los impuestos, por estar sujetas al juego político de las facciones que dominan los concejos y las administraciones locales. Este énfasis en la función distributiva es complementado por los aportes de la nueva geografía económica, que señalan la importancia del ordenamiento espacial y de la interacción de las personas en la aglomeración, tanto para el proceso productivo como para la calidad de vida de las personas. Tales aspectos, normalmente pasados por alto en los estudios convencionales sobre pobreza y bienestar, muestran la importancia de la localización espacial para analizar las potencialidades de los municipios y las regiones. Se trata de una potencialidad que emana de la convergencia regional, que a su vez depende de dos condiciones: la tendencia a la igualdad –que supone que en torno de un eje gravitacional operan más fuerzas centrípetas que centrífugas y que la atracción lleva a


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la reducción de las diferencias internas– y la centralidad fiscal, que logra tasar la propiedad del suelo y la producción interna. A partir de los análisis geográficos, combinados con los estudios de los ingresos fiscales propios de los municipios, el equipo de Jorge Iván González emprende la comparación entre las regiones objeto de estudio para determinar si los flujos económicos gravitan o no en torno a un polo de atracción dentro de su espacio propio. Y tiende a mostrar que las dinámicas regionales endógenas solo se originan en el Oriente Antioqueño, más específicamente en el llamado Oriente cercano –el valle de San Nicolás, más vinculado al desarrollo económico del valle de Aburrá–, y en proporción mucho menor en el resto del Oriente. Las dinámicas de las otras zonas de estudio giran en torno a polos externos a sus áreas y tienden a ampliar la brecha existente con las zonas más desarrolladas. Además, otras dos de las regiones estudiadas, el Piedemonte Llanero y el Magdalena Medio, tienen características de economías de enclave, lo que conspira aún más contra el deseo de que las regiones productoras se beneficien de los excedentes. Las grandes plantaciones, los cultivos ilegales y la minería no tienden a incrementar la convergencia regional ni favorecen la función distributiva. Para empeorar más la situación, en el nivel nacional las diferencias económicas entre las regiones han venido aumentando y la tendencia hacia la desindustrialización tampoco favorece la convergencia. Por eso, sostiene el equipo de González, hace falta conjugar políticas nacionales y locales que impulsen proyectos estratégicos dirigidos al desarrollo regional, a fin de que la distribución de las regalías provoque cierto desenclave relativo de las regiones. Para ello tiene en cuenta los aportes de la geografía económica, que introducen las dimensiones espaciales y temporales en los análisis y permiten examinar las posibilidades que cada país tiene de competir en la economía mundial. Subrayan así la importancia de la aglomeración en los rendimientos crecientes a escala, porque reducen los costos de transporte, consolidan la demanda y permiten recuperar la importancia del suelo como factor de producción. Además, rescatan la importancia del poblamiento y su localización espacial, que muestran la interacción entre ingreso, densidad demográfica y costo del transporte. Sin embargo, al lado de fuerzas centrípetas, como el mercado de las ciudades, aparecen otras de orden centrífugo, como el precio del suelo urbano, ya que es más barato vivir lejos de los centros poblados. Por eso, la geografía económica busca analizar las tensiones entre esas fuerzas de atracción y repulsión como interacciones


Prólogo 11

en torno de un eje gravitacional. En ese sentido, el grupo investigador se aproxima a conceptualizar la región mediante la combinación de los aportes de la geografía económica, la dinámica endógena de los procesos de aglomeración, la integración entre dinámicas regionales y nacionales y los espacios de participación económica con su correspondiente expresión política. Esta asociación de observaciones los lleva a definir la región como un espacio geográfico donde la aglomeración crea dinámicas convergentes en torno a un polo de atracción. No obstante, sostienen los autores, la existencia de un centro y de una región no implica necesariamente que haya convergencia, ya que ella necesita de dos condiciones adicionales: la tendencia a la igualdad, que exige que las fuerzas centrípetas vayan reduciendo las diferencias regionales en las variables significativas, y la centralidad fiscal, que logre distribuir los excedentes de modo que la producción de bienes básicos sea compatible con el ritmo de la producción de bienes de capital. Para examinar la presencia o ausencia de esas condiciones en las regiones estudiadas, el equipo de investigadores construyó el índice de capacidad municipal, que tiene en cuenta la capacidad de la infraestructura, la producción, las instituciones y el fisco, junto con índice de las condiciones de vida. Además, a esas variables se añadió el índice de centralidad, que considera la densidad poblacional y la distancia, a su vez reflejadas en los costos del transporte. El estudio comparado de las regiones y subregiones escogidas muestra que las condiciones de vida en ellas son siempre inferiores al promedio nacional y que las diferencias regionales parecen ir en aumento, lo mismo que la brecha entre el campo y la ciudad, en un contexto nacional donde las condiciones de vida han ido mejorando durante las últimas décadas. Sin embargo, el equipo muestra que hay importantes diferencias entre ellas: según sus criterios, solo el Oriente Antioqueño (aunque no su totalidad, sino apenas la zona más integrada a la economía regional y nacional) llenaría las condiciones para ser catalogado como región. El resto serían zonas o conjuntos de localidades, más articuladas por tradiciones culturales e historias comunes que por el actual desenvolvimiento económico. De esa manera el equipo constata que en la zona de los Montes de María hay menos divergencias entre los municipios, aunque en condiciones muy bajas del nivel de vida, cuya homogeneidad interna obedece a una convergencia negativa, que significa que los municipios se están nivelando hacia abajo, con una participación del impuesto predial me-


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nor del 4% de sus ingresos y del impuesto de industria y comercio ligeramente superior al 2%. La baja contribución del predial contraste con el hecho de que el 80% de las tierras se dedica a la ganadería extensiva pero no crea un mercado regional consolidado: no existen mataderos ni infraestructura para la transformación de la leche y sus derivados y la zona carece de una infraestructura de servicios y de transportes para la comercialización de la producción lechera y agrícola, así como de alianzas estratégicas entre productores y comercializadores. Aunque la zona está ubicada en el cruce de las vías entre las ciudades principales de la costa Caribe y entre ésta y Medellín, la infraestructura vial predominante en su territorio es muy precaria, lo cual favorece todavía más a las fuerzas centrífugas. Por todo ello, la región carece de un polo central en torno del cual gravite la economía regional, que gira más hacia Cartagena, Sincelejo y Montería que en torno a Carmen de Bolívar. En el Magdalena Medio la participación del predial es también bastante baja (en general, menor del 4%), pero la del impuesto de industria y comercio es mucho más alta (28,4%), como resultado de la expansión petrolera, que va más allá del esfuerzo fiscal local. Incluso las regalías territoriales –que no se incluyen en el estudio por depender de las decisiones del Estado central– no son significativas si se comparan con las ganancias de las empresas petroleras. Además de las actividades vinculadas a esa explotación, la zona está caracterizada por la ganadería extensiva, una economía campesina en las zonas de colonización, la agroindustria de caucho y palma, la minería informal, la pesca artesanal y el cultivo de coca, todo ello en medio de una gran concentración de la propiedad, especialmente en los municipios de Barrancabermeja, Bolívar, Simacota y Rionegro. Con respecto a las necesidades básicas insatisfechas y la oferta de servicios públicos, la zona está peor que el promedio nacional, si se exceptúa a Barranca. La institucionalidad es también débil y el apoyo a las actividades productivas es bajo, especialmente en las etapas de poscosecha y comercialización. En las poblaciones mayores, como Barrancabermeja, Aguachica, Puerto Berrío, Simití, San Alberto y San Vicente de Chucurí hay más ofertas de servicios, pero los municipios del sur de Bolívar tienden a relacionarse más con Barranca y Aguachica que con Cartagena, que oficialmente es su centro administrativo y político. Se observa mayor intercambio comercial interno y es importante la logística del transporte vial y fluvial, pero en la zona tampoco existe un eje gravitacional sino que las interacciones giran principalmente en torno a Bucaramanga y,


Prólogo 13

secundariamente, de Barranca y Aguachica. Así que aquí también se constata que los excedentes de la minería y el petróleo no provocan mejoras significativas en las condiciones de vida de la población: la red de mercados internos es débil, la producción interna no es suficiente para abastecer la zona, las vías internas son deficientes y las troncales que la atraviesan no dan origen a procesos endógenos sino que terminan favoreciendo las tendencias centrífugas. La falta de convergencia es evidente: el índice de centralidad es bajo y el de las condiciones de vida es relativamente bajo, a pesar de que se registran algunos avances en ambos aspectos. El caso del Oriente Antioqueño es más complejo, debido a su heterogeneidad interna, que se evidencia en los contrastes entre sus subregiones: el altiplano (valle de San Nicolás) presenta un alto nivel de urbanización y concentración de la población, muy interrelacionado con el área metropolitana de Medellín, que contrasta con los territorios vecinos a los embalses; al páramo y a los bosques, que tienden a despoblarse. Estas diferencias se reflejan asimismo en la economía: el altiplano abastece al área metropolitana con productos agrícolas y materias primas y se ha convertido en un conglomerado industrial, mientras el resto de las provincias se caracterizan por la economía campesina tradicional, que compite con la agricultura más modernizada, como el cultivo de flores. Por eso, solo puede hablarse de desarrollo endógeno, que integra las diferentes actividades económicas en la zona del altiplano y, en menor medida, en la de los embalses, que son las más articuladas al desarrollo departamental y nacional. Como consecuencia de estos desarrollos, la capacidad de las localidades del altiplano es relativamente alta, con una participación superior a la del resto de zonas en lo referente a impuesto predial (hasta del 14% en 2005 y 2006) y a otros recursos propios (más del 10% en los correspondientes de industria y comercio en 2006, 2007 y 2008). Esto hace que la calidad de vida del altiplano sea muy superior y que pueda realizar interacciones endógenas, que giran en torno a Rionegro (y Medellín), área de la región que posee la mayor centralidad. En cambio, en las otras zonas de la región la capacidad institucional de los gobiernos locales es débil y otorga poco apoyo a la actividad productiva, aunque la situación de la zona de los embalses y las cercanas a la carretera entre Medellín y Bogotá parece un poco mejor que la existente en las zonas de bosques y páramos, pese a que éstas también adolecen de deficiencias en la infraestructura vial y en el apoyo a las actividades productivas. En


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resumen, la región del Oriente goza de mejores condiciones de vida, con menor promedio de necesidades básicas insatisfechas y generación de procesos de desarrollo endógeno en el altiplano, con Rionegro y Medellín como polos de atracción. En contraste con el Oriente Antioqueño, la zona del Catatumbo (Norte de Santander), ubicada en la frontera con Venezuela, presenta pocas divergencias entre los municipios pero el nivel de sus condiciones de vida está muy por debajo del promedio nacional. La vida económica, centrada principalmente en desarrollos de enclave, como el petróleo y el carbón, con alguna porción de cultivos campesinos tradicionales y de agroindustria palmera, gira en torno a Cúcuta y en grado menor a Ocaña. La ganadería extensiva es muy poco productiva y grandes extensiones del territorio se dedican a cultivos de coca y amapola, con los consiguientes problemas de violencia y delincuencia, aunque parece que el área sembrada de tales plantíos ha venido disminuyendo. De todas maneras, los municipios perciben pocos ingresos propios: el gravamen predial solo llega al 5% y el de industria y comercio es inferior al 3%. Por eso, si se excluyen Cúcuta y Ocaña, las condiciones de vida son muy precarias, especialmente la cobertura de servicios públicos domiciliarios, mientras las redes secundarias y terciarias son extremadamente deficientes, lo que explica que en la mayoría de los municipios no haya integración vial. La debilidad institucional se refleja también en el poco respaldo de las actividades productivas y la escasa inversión en infraestructura vial destinada a mejorar la conexión territorial y a impulsar la ampliación de los mercados internos, locales y regionales. Las anteriores zonas y regiones son comparadas por los autores con las del Piedemonte Llanero, que incluye varios municipios de la Orinoquia, pertenecientes a los departamentos del Meta, Casanare, Arauca y Boyacá y caracterizados por la explotación petrolífera acompañada de economías campesinas tradicionales, agroindustria y ganadería extensiva, con tímidos pasos hacia la ganadería semiintensiva en el Meta y Casanare, dedicada principalmente al abastecimiento de Bogotá. En estas zonas las condiciones de vida son igualmente precarias, es evidente la carencia de una adecuada infraestructura de vías y transporte y es notoria la presencia de grupos armados ilegales. La importancia de las regalías del petróleo es muy grande en la zona, pero los ingresos propios derivados del predial pierden participación en los ingresos corrientes (pasaron de 10,95% en 2001 a 7,65% en 2008), mientras los provenientes de industria y comercio son altos (oscilan entre el 10% y el 15%) y


Prólogo 15

la mayor parte de ellos están asociados a la industria petrolera y no reflejan un esfuerzo tributario propio. Hay que agregar que ellos reflejan asimismo la actividad procesadora del arroz y la palma aceitera, aunque se observa la resistencia de los palmeros a pagar ese impuesto. La débil autonomía fiscal hace que los servicios y el soporte institucional de la producción agropecuaria continúen siendo precarios; la cobertura de servicios públicos es notoriamente inferior al promedio nacional, cosa que evidencia el mal empleo de las regalías y la baja calidad de las inversiones en infraestructura. Sin embargo, las condiciones de vida de esta zona y el nivel de convergencia –como ocurre con las del Oriente Antioqueño– son superiores a las del resto de zonas del estudio, aunque en el caso antioqueño los mejores resultados dependen mayormente de sus propios recursos. En cuanto a la centralidad de las actividades económicas, muchas de los intercambios internos giran alrededor de los núcleos urbanos de Villavicencio, Yopal, Villanueva y Arauca, en torno a los cuales se ha construido una red vial más amplia, con flujos importantes hacia Sogamoso (Boyacá). Obviamente, Arauca está ubicada en el corredor del comercio que fluye entre Bogotá, Bucaramanga, Cúcuta y el territorio de Venezuela; por lo demás, el Distrito Capital ejerce gran fuerza de atracción sobre toda la zona del Piedemonte Llanero, de la cual se abastece por intermedio de Yopal y Villavicencio. También se presentan relaciones importantes con Tunja y Sogamoso. Sin embargo, la red vial interna no integra suficientemente la subregión con el resto de la Orinoquia y del país. Para los autores, esta situación evidencia nuevamente que la zona no ha logrado transformar los excedentes de su economía de enclave en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población ni en estrategias encaminadas a lograr el desarrollo endógeno de la zona y que logren articular las diferentes actividades económicas. En general, el grupo investigador observa una relación inversa entre los recursos propios de los municipios y las necesidades básicas insatisfechas, cuyo caso extremo es el de Montes de María, que contrasta con el mayor bienestar del Oriente Antioqueño y muestra una relación positiva entre recursos propios y condiciones de vida. El caso de Montes de María va en contra de la idea lonerganiana de la función distributiva, cuyo ideal sería que aumentara la participación del predial en los ingresos municipales y disminuyera la de las transferencias. La región del Oriente Antioqueño respondería mejor a ese ideal, aunque sus posibilidades de desarrollo autónomo están restringidas al Oriente Cercano


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(el valle de San Nicolás, la zona de embalses y las zonas aledañas a la carretera Bogotá-Medellín, mucho más integrada a las economías principales del departamento antioqueño (el Valle de Aburrá) y de la nación. Igualmente la zona del piedemonte llanero parece girar más en torno a la economía nacional y a las ciudades más importantes del centro-oriente del país, particularmente de la misma Bogotá. Algo parecido parece ocurrir en las relaciones del Catatumbo con Cúcuta, Ocaña y Venezuela y en las del Magdalena Medio con Barranca, Aguachica y Bucaramanga. Habría que preguntarse sobre el sentido de la gravitación económica de Montes de María en torno a Sincelejo, Montería y Cartagena. Estas conclusiones apuntan a un interrogante más profundo sobre las posibilidades de desarrollo endógeno de estas regiones y zonas, porque la falta de centralidad interna en casi todas ellas estaría señalando un problema que va más allá de la preocupación de si ellas son o no son regiones o simples zonas. Es evidente que las áreas más prósperas de las zonas y subregiones son las que en mayor grado se integran a las economías de sus respectivos departamentos y del conjunto de la nación, mientras las más rezagadas están situadas en la periferia de ambas. Y, obviamente, esto se refleja en la falta de polos de atracción internos y en el predominio de la gravitación de los centros urbanos mayores, lo cual está aún más promovido por la infraestructura vial primaria, que tiende a favorecer las tendencias centrífugas de sus economía. Es claro, como hacen evidente los autores, que un mejor recaudo de impuestos internos llevaría al mejoramiento de las condiciones de vida de las respectivas localidades, a cierto grado de consolidación de sus mercados internos e incluso a algún apoyo al desarrollo endógeno. Sin embargo, los resultados del equipo demostrarían también que estos desarrollos locales y subregionales tendrían más bien que vincularse, como condición indispensable, al conjunto de las economías: regional, nacional y hasta mundial.

Bogotá, diciembre de 2011


Introducción

En esta investigación, realizada por el CID en el contexto del Observatorio para el desarrollo de la convivencia y el fortalecimiento institucional (Odecofi), se destacan tres aspectos: el circuito, la geografía económica y la convergencia entre regiones. La articulación entre estas dimensiones se hace desde la óptica del estándar de vida (Lonergan, 1983). Partimos de la premisa de que el objetivo final del crecimiento y de la política económica debe ser el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas. Teniendo como referencia la categoría lonerganiana de estándar de vida, tratamos de seguir las recomendaciones del informe final de la comisión que en febrero de 2008 nombró el presidente Nicholas Sarkozy con el propósito de buscar medidas socioeconómicas más adecuadas que el PIB o los indicadores convencionales. En el informe final de la comisión, que estuvo coordinada por Stiglitz, Sen y Fitoussi (2010), se muestra que el mundo de los negocios debe estar al servicio del bienestar (well being) de las personas. Y para saber si este propósito se está cumpliendo, el bien-estar debe ser evaluado a partir de los cambios en el ingreso y el consumo de los hogares, más que en términos de la producción agregada (PIB). El énfasis debe ser puesto en el bien-estar de las familias, advirtiendo que no existe una relación directa entre estas dos variables. Es factible que el PIB crezca y que ello no se refleje ni en un mayor empleo ni en salarios más altos. Las economías extractivas se caracterizan porque el PIB crece sin que el empleo aumente. Este ha sido el comportamiento típico de la economía colombiana en los últi-


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mos años. El incremento que ha tenido el PIB se explica, sobre todo, por el dinamismo alcanzado por el petróleo, la minería (carbón, oro...), el sector financiero y el comercio. Se trata, entonces, de una economía reprimarizada y especulativa. La política económica no se ha preocupado por generar empleo (González, 2010). Gran parte del aumento del producto ha estado asociada a actividades extractivas (petróleo y carbón) y especulativas. Las estadísticas agregadas registran las variaciones del producto per cápita pero no dicen nada sobre las condiciones de vida de las familias. Desgraciadamente – como lo muestran Stiglitz, Sen y Fitoussi–, las mediciones usuales no permiten llegar hasta el nivel del hogar. Para superar esta limitación los autores proponen que la evaluación del crecimiento se realice a la luz de lo que sucede con el consumo de las familias. Cuando las personas tienen suficientes recursos para hacer lo que consideran valioso, el espacio de la libertad aumenta y el estándar de vida mejora. Lonergan y la Comisión Sarkozy coinciden en su preocupación por conocer el impacto que la actividad económica tiene en la capacidad de consumo de las familias. Recientemente, las Naciones Unidas y el Departamento Nacional de Planeación (DNP) han buscado nuevas medidas que sean compatibles con la intención de la Comisión Sarkozy, la más significativa es el índice de pobreza multidimensional (IPM)1. Con la información disponible no es posible calcular el IMP a escala de cada municipio, así que optamos por el índice de condiciones de vida (ICV), que es la medida por municipio disponible que más se acerca a un IPM. Este índice lo incorporamos en uno más global: el índice de capacidad municipal (ICM). Con el fin de examinar la fuerza gravitacional de los municipios, estimamos el índice de centralidad (IC), que conjuga tres de los componentes del ICM, además de las densidades y la distancia geográfica territorial de los municipios a las principales cabeceras municipales y capitales. En estas páginas estudiamos las zonas de Montes de María (MMA), Magdalena Medio (MME), Oriente Antioqueño (OA), Catatumbo (CAT) y Piedemonte Llanero (PIE)2. Concluimos que únicamente en

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Ver, por ejemplo, Pnud (2010, 2010b), Alkire y Foster (2008), Alkire y Santos (2010), Battiston, Cruces, López, Lugo y Santos (2009). En el marco de este proyecto incorporamos dos trabajos realizados previamente: uno de González (2008) sobre el significado del circuito de Lonergan, y otro de González, Cardozo, Maldonado, Angulo y López (2009) sobre las características económicas de los Montes de María.


Introducción 19

el caso del Altiplano –Valle de San Nicolás– del Oriente Antioqueño puede afirmarse que existe una región. La producción de petróleo es muy alta en PIE y MME. En ambos casos los excedentes no se han reflejado en mejores condiciones de vida de la población. En general, a escala nacional, los municipios y departamentos ricos en hidrocarburos y minerales han sido incapaces de sembrar las bonanzas. Este fracaso no puede ser atribuido solamente a los gobiernos locales. Es, también, el resultado de la falta de orientación del gobierno nacional, que no diseñó una estrategia que permitiera convertir los excedentes en mayor producción, competitividad y bien-estar. Todavía no se han encontrado los mecanismos que permitan transformar los excedentes en felicidad. El MME es un caso emblemático porque continúa siendo una zona muy violenta y ha sido incapaz de alcanzar ese objetivo. Frente a este tipo de economías de enclave vale la pena recordar la pregunta angustiosa que se hacía de Roux a propósito del Magdalena Medio: “¿Por qué una región tan rica tiene tanta gente en la pobreza?” (Angulo, 2009: 22). Siguiendo a Lonergan, proponemos una respuesta al interrogante de Francisco de Roux: la pobreza continúa porque la función distributiva (del suelo, de los ingresos, de la riqueza y de las bonanzas) ha sido débil en el recaudo, no ha sido progresiva y, además, no ha ordenado las prioridades del gasto en función del desarrollo endógeno3. La preocupación por el manejo de las bonanzas no es nueva. A comienzos del siglo XIX Bentham advertía que “el dinero no es riqueza” (Bentham, 1801: 247). Es una ilusión confundir el dinero con la riqueza4. Su visión es pesimista. El error de asimilar el dinero a la riqueza es “bastante grande para tratar de evitarlo; ya se han presentado casos particulares en que un error de principio ha producido grandes males en la práctica” (Bentham, 1801: 249). En la literatura contemporánea, la incapacidad de convertir la abundancia de dinero en riqueza se expresa muy bien en la llamada enferme

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Un estudio reciente de Economía Urbana y el Centro Nacional de Consultoría (2011) muestra que los municipios que reciben regalías no elevan las condiciones de vida a un ritmo superior al de los municipios que no las reciben. Los recursos del Fondo Nacional de Regalías (regalías indirectas) no han mejorado la convergencia regional y, además, no han tenido impacto significativo en el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores. “.... es el dinero, no la riqueza, es el cambio y no la producción los que han sido el objeto de la solicitud de los gobiernos. Han tomado la imagen engañosa de la cosa por la cosa misma, la sombra por la materia, la causa accidental por el efecto. Se han dirigido todos los esfuerzos, en primer lugar hacia el incremento de la cantidad de dinero, y, en seguida, hacia el incremento del comercio” (Bentham, 1801: 248).


20 Circuitos, centralidades y estándar de vida

dad holandesa. Para Corden y Neary (1982), la enfermedad holandesa es la situación caracterizada por la “des-industrialización” que provoca la bonanza extractiva5. Los excedentes no se convierten en procesos industriales y agropecuarios sostenibles. Las entidades territoriales (ET) que han recibido regalías no mejoran las condiciones de vida de la población a una velocidad superior a la de los municipios y departamentos que no las perciben. En otras palabras, no hay convergencia. En el plan de desarrollo del presidente Santos (DNP, 2010) se reconoce de manera explícita que las brechas regionales son notables. Y, además, se pone en evidencia la existencia de tres tipos de inequidad: la intergeneracional, la social y la regional. La inequidad intergeneracional se aplica, sobre todo, a la locomotora minero-energética. El gobierno considera que la responsabilidad adquirida con las generaciones futuras obliga a guardar los excedentes de la bonanza con el fin de gastarlos en las coyunturas recesivas. De la misma manera que en los años 90, el Acto Legislativo 05 de 2011 –que modificó los criterios para distribuir las regalías– creó el Fondo de Ahorro y Estabilización, que debe contribuir a compensar los males de la “enfermedad holandesa” (República de Colombia, 2011)6. En los 90 también se estableció el Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (Faep), que, por temor a la revaluación, sacó los recursos del país, impidiendo que los excedentes se convirtieran en inversión doméstica. El ahorro de la bonanza en el exterior no se reflejó en bien-estar de la población colombiana. No obstante el fracaso de esta estrategia, ahora vuelve a repetirse. Sería preferible que en lugar de aumentar la tasa de ahorro, estos dineros se utilizaran en el fortalecimiento de la infraestructura. Este tipo de inversión tiene varias ventajas: estimula el empleo, consolida el mercado doméstico y, sobre todo, crea condiciones para que las generaciones futuras consoliden una dinámica de desarrollo endógeno.

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“De manera específica, analizamos un fenómeno –conocido como enfermedad holandesa– que cada vez es más relevante tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo: la coexistencia en el sector de bienes transables de subsectores que están en ascenso y descenso, o en bonanza y en estancamiento. En muchos casos se trata de minerales, como en Australia, de gas natural como en Holanda, de petróleo como en el Reino Unido, Noruega y algunos miembros de la Opec. El boom del subsector extractivo tiene lugar a costa de la manufactura. De allí que el principal objetivo de este documento sea explorar la naturaleza de las presiones hacia la ‘des-industrialización’” (Corden y Neary, 1982: 825). El Fondo de Ahorro y Estabilización guarda relación con la llamada “regla fiscal” (Banco de la República, Ministerio de Hacienda y DNP, 2010). La Ley 1473 de 2011 (República de Colombia, 2011b) adopta la regla fiscal.


Introducción 21

El gobierno estima que el ahorro financiero es la mejor estrategia para “blindar” la economía frente a las coyunturas. Este criterio es demasiado estrecho, porque existen otras formas de protección, como la inversión en infraestructura. La inequidad social se manifiesta en la ampliación de la brecha de los indicadores sociales entre el campo y la ciudad. En 2010 la pobreza en el “resto” del país fue de 50,3%, mientras en las trece áreas urbanas alcanzó el 23,2% (Cuadro 1)7. Además, el índice de condiciones de vida (ICV) presenta variaciones significativas entre los municipios. La inequidad social también se expresa en el coeficiente de Gini, que mide la concentración. En 2010 Colombia presentaba un Gini de ingresos de 0,56 (Mesep, 2010)8. El de la propiedad del suelo rural es de 0,84, y en el 52% de los municipios es mayor de 0,7 (Pnud, 2011). Cuando se analiza la estructura de la tenencia en 2009, según los rangos de la unidad agrícola familiar (UAF), se constata que el 1,1% de los propietarios poseía el 52,2% del área (Pnud, 2011). Tales cifras son, por decir lo menos, escandalosas. Y la inequidad regional se expresa en la falta de convergencia entre las regiones. El Plan de Desarrollo pone en evidencia el progresivo distanciamiento entre las regiones. Para ello acude a la información empírica de los ejercicios que hace el Departamento de Planeación Nacional (DNP, 2010b) con el indicador de desarrollo endógeno (Iendog)9. Las estimaciones muestran que, efectivamente, con el paso del tiempo las regiones se han ido distanciando. Estas páginas avanzan en la comprensión de los procesos regionales a partir de las tres dimensiones señaladas: el circuito, la geografía económica y la convergencia. El país no logra que haya convergencia en las condiciones de vida de los municipios porque, entre otras razones, no ha consolidado dinámicas regionales. Las preocupaciones de Fals (1994) sobre el ordenamiento territorial siguen vigentes. La convergencia es deseable cuando los municipios se acercan en medio de un proceso en el

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El Dane trabaja con tres grandes dominios: cabecera, centro poblado y rural disperso. El centro poblado más el rural disperso integran el “resto”. Para tener un punto de referencia, en los países del norte de Europa el Gini de ingresos es de 0,35, considerablemente inferior al de Colombia. El Iendog combina tres factores. El primero es las condiciones sociales, que pesa 45%; el segundo es la densidad, que tiene un peso del 16% e incluye la concentración de la población y de las actividades económico-financieras en el espacio geográfico (favorecen la competitividad); el tercer factor es el crecimiento, que pesa 39% y relaciona los factores productivos de capital humano e institucional. Ver DNP, 2010b: 117.


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cual las condiciones de vida mejoran. Si la convergencia se realiza hacia la baja, el resultado final no es positivo. No está bien que los municipios que están menos mal se acerquen a los que están mal. El circuito lonerganiano permite hacer reflexiones sistemáticas sobre la relación entre los bienes básicos y los bienes excedentarios (o bienes de capital), sobre la dinámica de los ciclos real y monetario y sobre el papel que cumple la función distributiva. Además, el circuito muestra la necesidad de realizar análisis intertemporales. El tiempo, decía Marshall (1898), es el principal problema de la teoría económica. La armonía entre la producción y el consumo –de bienes básicos y de capital–, que fue una de las mayores preocupaciones de Kalecki (1954), es adoptada por Lonergan (1983). Lonergan afirma que el estándar de vida va mejorando porque en cada nueva fase del circuito económico se incrementa la cantidad de los bienes básicos. Para que este proceso sea posible se requiere que las nuevas máquinas se destinen a la producción de bienes básicos y que no haya filtraciones hacia los bienes de lujo. El estándar de vida del conjunto de la población mejora si la mayoría de las personas tiene acceso a un creciente número de bienes básicos. Las nociones dinámicas de Lonergan están inspiradas en la escuela austriaca de economía10, en Keynes (1930, 1936) y en Kalecki (1954). El esquema de recurrencia de Lonergan introduce dimensiones temporales, como la ciclicidad, que la teoría económica convencional rechaza. Gracias a la recurrencia es legítimo afirmar que X determina a Z, al mismo tiempo que Z determina a X. Desde una percepción fundada en la recurrencia es posible entender que los movimientos circulatorios de los bienes y de la moneda cambien de dirección, y que la lógica de determinación de lo real y de lo monetario se modifique. En unas circunstancias, lo real incide en lo monetario, y en otras lo monetario impacta sobre lo real. Los ejercicios empíricos que hemos hecho sobre centralidades no pretenden establecer una dirección de causalidad, y en este sentido aceptan la propuesta de recurrencia de Lonergan. La multicausalidad de los fenómenos y la dependencia intertemporal invalidan las pretensiones de entender los hechos sociales a partir de se

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Los principales autores de la escuela austriaca son Menger (1871, 1892), Böhm-Bawerk (1884, 1895, 1895b, 1895c, 1896), Hayek (1929, 1934, 1941), Mises (1949) y Schumpeter (1954).


Introducción 23

cuencias lógicas acíclicas11. La ciclicidad es otra forma de afirmar que la historia importa, y ello implica reconocer la incertidumbre y el desequilibrio. Y en cuanto a la función distributiva, mostramos que la apropiación del excedente por parte de las comunidades únicamente es posible si los municipios tienen control sobre la tributación. El examen de los ingresos fiscales de los municipios muestra que en la mayoría de los casos los ingresos propios son mínimos, y en estas condiciones no es posible que el excedente favorezca la producción de bienes básicos. A pesar de que los tributos a la propiedad del suelo constituyen el mayor potencial fiscal de los municipios, en el país se ha hecho muy poco para estimularlos. La geografía económica le ha dado una importancia primordial al suelo y a la interacción entre las personas en la aglomeración12. Es posible ir más lejos y plantear la relación entre las comunidades humanas y los ecosistemas. Para avanzar en estas direcciones es necesario modificar los criterios convencionales de la teoría económica. La geografía nos permite entender la forma como el ordenamiento espacial incide en la calidad de vida de las personas y en los rendimientos del proceso productivo. La geografía desempeña un papel determinante en las condiciones de vida de la población. Los estudios sobre calidad de vida y pobreza que existen en Colombia no abordan de manera sistemática la relación entre la geografía económica y el bien-estar. La dinámica productiva de las empresas está muy marcada por los procesos regionales que pueden favorecer la productividad. La localización es determinante en el examen de las potencialidades de los municipios. En la investigación destacamos el papel de la región, que se convierte en la categoría integradora. Desde nuestro punto de vista, existe región si los flujos económicos gravitan alrededor de un polo de atracción. Si los municipios de una zona geográfica tienen fuerzas centrífugas que

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Una lógica acíclica es del tipo: x1 P x2 P x3 P x4 P x5, sin admitir que x5 P x1. P indica relaciones de preferencia. La lógica cíclica es del tipo: x1 P x2 P x3 P x4 P x5 y, además, admite que x5 P x1. Cuando hay ciclicidad, la secuencia de causalidades es circular. La nueva geografía económica (NGE) considera tres principios básicos en el concepto de región económica: como espacio de ubicación de las actividades productivas, como espacio de la localización y el intercambio y como espacio de consolidación de las redes. La NGE se preocupa por: i) el desarrollo desigual, ya que unas regiones concentran más actividad productiva que otras, ii) los factores que determinan la aglomeración, iii) las condiciones de sostenibilidad.


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los distancian, no hay región. La información empírica nos lleva a concluir que únicamente existen dinámicas regionales en el Oriente Antioqueño (particularmente en el Valle de San Nicolás). En los demás casos –Magdalena Medio, Montes de María, Catatumbo y Piedemonte Llanero– no existe un polo de atracción que permita generar procesos endógenos. Y, desde esta perspectiva, no hay región. Siendo consecuentes con este hallazgo, en el texto únicamente utilizamos la palabra región al referirnos al Oriente Antioqueño. En los demás casos empleamos el término zona. A partir de los instrumentos que ofrece la geografía económica nos planteamos la hipótesis sobre la convergencia regional. Volviendo al esquema de Lonergan, podríamos afirmar que hay convergencia si se cumplen dos condiciones: una de centralidad fiscal y otra que podríamos denominar tendencia a la igualdad. La tendencia a la igualdad supone, primero, que las fuerzas centrípetas alrededor de un eje gravitacional son superiores a las fuerzas centrífugas, y, segundo, que la atracción lleva a la reducción de las diferencias. La centralidad fiscal es la condición básica de la función distributiva de Lonergan. Sin unidad fiscal no es factible distribuir los excedentes de tal manera que la dinámica de la producción de bienes básicos sea compatible con el ritmo de producción de los bienes de capital. La existencia de la región favorece los procesos endógenos. Pero la endogeneidad no necesariamente se manifiesta como convergencia. Desde esta perspectiva, se observan dos hechos claros. El primero es el aumento del índice de condiciones de vida (ICV); en las cinco zonas, el ICV promedio ha mejorado. El segundo se refiere a que también se observa que entre 1993 y 2005 aparece una convergencia intrazonal entre los municipios, aunque ella es muy débil. La convergencia debe crear condiciones propicias para que haya un mejoramiento del estándar de vida. Si las brechas disminuyen habría más inclusión y, entonces, se reduciría uno de los factores que pueden estar incidiendo en los procesos violentos. De acuerdo con las premisas de la investigación, la convergencia regional requiere que haya un reordenamiento del territorio. Los municipios no convergen si la función distributiva deja por fuera el problema del suelo. En líneas generales, considerado el conjunto del país, parece que las ciudades de Colombia no están convergiendo, y esta tendencia indica que la descentralización ha fracasado. Bonet y Meisel (2007: 36) muestran que en el país no hay convergencia regional y que “con el paso de


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los años, [Bogotá] se va alejando cada vez más de la media nacional”13. Para los autores, la falta de convergencia es el mejor indicador de que en Colombia falló la descentralización. Angulo y Espinosa (2002: 1) también llegan a una conclusión similar: “en la década de los noventa se presentó un proceso de divergencia regional que coincide con la implementación de la apertura económica y un cambio en la composición del PIB que favoreció al sector terciario”. Los autores asocian la falta de convergencia a la forma como el tipo de desarrollo ha conducido a un proceso de tercerización de la actividad económica. El CID (2006) considera asimismo que el desarrollo colombiano reciente no se ha centrado en la expansión industrial. El estudio muestra que en el país no se han cumplido los teoremas básicos de Kaldor (1957), que parten de este principio elemental: el desarrollo es sostenible si, y solo si está basado en la dinámica de la actividad industrial. Moncayo (2007) examina el cumplimiento de las leyes de Kaldor14 y llega a la conclusión de que “la economía colombiana ha experimentado –desde los años 70 del siglo XX– un proceso de desindustrialización que ha afectado sus tasas globales de crecimiento”15. La industrialización es posible si lo logra el des-enclave. Si la lógica extractiva cede ante procesos que originen valor agregado y creen empleo. La reprimarización de la economía vuelve a poner en primer plano la “tensión entre modernidad y tradición” (González F., 2002: 30). Esta divergencia no facilita la convergencia. Para que el proceso sea exitoso se requiere que exista una cierta homogeneidad básica (Barro y Sala-i-Martin, 1992).

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“... es evidente que existe una polarización económica entre Bogotá y el resto del país, lo cual es particularmente fuerte para el ingreso generado por el Gobierno, las sociedades no financieras y las financieras, en donde la capital concentra, respectivamente, el 49%, 68% y 80% del ingreso nacional” (Bonet y Meisel, 2007: 40). Adicionalmente, “otra conclusión que se desprende del examen de la evolución del ingreso departamental es la persistencia en las disparidades a través de los 25 años del estudio. Bogotá se mantiene a la cabeza de los ingresos per cápita, mientras que los departamentos de la periferia continúan en los últimos lugares: Caquetá, Cauca, Cesar, Córdoba, Nariño, Norte de Santander, Magdalena y Sucre” (Bonet y Meisel, 2007: 41). Ver, además, Bonet (2006, 2007). La primera ley de Kaldor establece una relación positiva entre el crecimiento del producto industrial y el aumento del PIB. La segunda ley, que también se conoce como la ley de Verdoom, pone énfasis en la relación que existe entre el crecimiento del producto industrial y el aumento de la productividad del sector. La tercera considera que la productividad general del trabajo aumenta cuando hay una mejora en la tasa de crecimiento del producto manufacturero. El estudio de Moncayo (2007) hace un análisis detenido de cada uno de estos principios. Las tendencias por regiones han sido distintas. Moncayo encuentra que Bogotá y Antioquia siguen claramente la tendencia nacional hacia la desindustrialización. Pero en Valle, Cundinamarca, Santander, Bolívar y Cauca la actividad manufacturera presenta una “trayectoria ascendente”.


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Ahora bien, a pesar de todas las dificultades, hay avances. En las cinco zonas se han presentado mejoras en las condiciones de vida de la población, y estos resultados son positivos. No obstante, si se quiere transformar el panorama actual es importante reflexionar en el proceso de desarrollo regional de manera radical. Y para romper las limitaciones estructurales es necesario abordar los problemas relacionados con la desigualdad social y regional. Existe una relación directa entre la función distributiva y la convergencia. Para superar la trampa de pobreza y eliminar las brechas, Kakwani, Khandker y Son (2004) invitan a buscar procesos que mejoren la distribución del ingreso y la riqueza. Para que el crecimiento sea en provecho de los pobres, dicen los autores, es indispensable reducir la concentración del ingreso y la riqueza. Los resultados positivos a los que hemos hecho mención son promedios que no captan las divergencias entre los municipios. Las brechas que se observan entre los municipios son significativas y la primera gran desigualdad está relacionada con la concentración de la tierra. La inequidad en la propiedad del suelo tiene impactos negativos en la productividad y la competencia. El Informe Nacional de Desarrollo Humano (Pnud, 2011) muestra que la pequeña unidad no es la alternativa para mejorar el ingreso. Por tanto, la producción de bienes de consumo básicos debería realizarse con la mediana propiedad. La discusión es especialmente relevante en el caso de la palma africana. Hay productos que pueden ser eficientes en una finca de tamaño medio, pero otros, como la palma, exigen grandes extensiones de tierra. Y eso no significa que la propiedad deba estar concentrada. La gran plantación también es compatible con la democratización de la propiedad. Este es el intento que están haciendo proyectos como los de “palma campesina” de los programas de Desarrollo y Paz, al buscar que se avance en la propiedad común. Los procesos económicos de las zonas analizadas contribuyen a explicar los fenómenos violentos, que son intrínsecamente complejos. Podría afirmarse que la equidad y la convergencia crean condiciones propicias para que la sociedad sea más incluyente y menos violenta. La inclusión favorece la consecución de la paz, aunque puede ocurrir que no sea una condición suficiente. En la violencia colombiana es necesario diferenciar varias manifestaciones (González F., 2002: 21 y ss.): i) la macrorregional, o conflicto por corredores geográficos; ii) la mesorregional, centrada en la pelea por


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el control dentro de las regiones16; iii) la microrregional, que refleja la lucha “dentro de las subregiones, localidades y sublocalidades”. La diferencia entre las zonas se expresa en la heterogeneidad de los procesos de desarrollo y en las “diferentes formas como el Estado colombiano hace presencia en las regiones y localidades” (González F., 2002: 27). En opinión de González F., cuando se mira con un horizonte de largo plazo, el conflicto armado en las zonas de colonización tiene que ver con la incapacidad de solucionar el problema agrario17. Recurriendo a Sánchez (2003), Vásquez (2011) concluye que se trataría de una “vieja guerra en un nuevo contexto”: “En relación con el ámbito histórico espacial y la diversidad de las trayectorias regionales del conflicto armado en Colombia, el concepto de las nuevas guerras se concentra demasiado en los aspectos sincrónicos del fenómeno de la guerra y descuida los aspectos diacrónicos, que resultan de capital importancia para analizar un fenómeno de mediano plazo como el caso de la violencia y la guerra en nuestro país. Tal como lo anota Gonzalo Sánchez, “No se trata necesariamente de ‘nuevas guerras’ sino de ‘nuevos contextos’ para viejas guerras como la nuestra” (Sánchez, 2003: 121)” (Vásquez, 2011: 382).

González F. reafirma este diagnóstico al consignar que “La contraposición de los cambios en las lógicas territoriales del conflicto armado del suroccidente con los paradigmas de las nuevas guerras permite concluir, como hacen los autores, que se trata de una vieja guerra en un nuevo contexto” (González F., 2011b: 429).

Y uno de los determinantes de la vieja guerra ha sido la exclusión secular de la sociedad colombiana18. Desde esta perspectiva podría afir

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“... en la lucha por el control dentro de regiones, que refleja la confrontación entre áreas más ricas e integradas o en rápida expansión económica, y zonas campesinas de colonización campesina periférica al margen de los beneficios de las zonas en expansión. En términos políticos, estas zonas se caracterizan por el predominio de poderes políticos de corte tradicional, la poca presencia directa de las instituciones y la burocracia del Estado central, que deja bastante autonomía a los poderes locales o regionales, consolidados o en proceso de consolidarse, que sirven de base al denominado dominio indirecto del Estado” (González F., 2002: 23). También para Berry (2002), la violencia tiene que ver con la incapacidad secular de la sociedad colombiana de resolver el problema agrario. Sobre las diversas interpretaciones de la violencia colombiana es muy esclarecedor el estudio de Uribe (2011).


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marse que la convergencia reduce la desigualdad regional y favorece la inclusión. Y en esa medida debilita los determinantes de la vieja guerra. El narcotráfico entraña una disputa por el territorio, y por eso se convierte en un factor violento. En palabras de Vásquez, “El narcotráfico, entendido como una nueva etapa de la economía agroexportadora del país, debe comprenderse a partir de la base de su concreción territorial y social. Las dinámicas territoriales del conflicto no se pueden reducir exclusivamente a la disputa entre grupos armados por recursos en función de financiar su guerra. El conflicto armado es, ante todo, una disputa por el monopolio de la fuerza y la coerción, que hace que la economía cocalera se halle todavía subordinada a una estrategia política, aunque también trate de garantizar el monopolio sobre los recursos económicos (Vargas, 2003: 6)” (Vásquez, 2011: 426).

La inclusión favorece el desarrollo, la competitividad y la convergencia. Aceptando de antemano que hay diferencias entre las regiones, podría plantearse la hipótesis de que la falta de convergencia favorece la violencia. Reconocemos que no hay una relación directa entre no convergencia y violencia. Pero sí es factible avanzar en una secuencia indirecta: la no convergencia estimula la inequidad y esta situación favorece la violencia. Tal y como lo reconoce el Plan de Desarrollo, la equidad regional es inseparable de la equidad social. En todas las zonas analizadas hay exclusión. Las grandes plantaciones, los cultivos ilegales y la minería no favorecen la inclusión. Estas tres formas de producción y apropiación de la tierra acentúan las manifestaciones violentas. Los conflictos regionales moldean las condiciones específicas de la violencia, pero existen unos determinantes generales que en el caso colombiano pueden asociarse a la desigualdad. Y parte de la incapacidad redistributiva de los gobiernos (nacional y local) radica en la fragilidad institucional, que podría interpretarse como “soberanía fragmentada” (Sánchez, Vargas y Vásquez, 2001: 81). González y Otero (2008) analizan la forma como interactúan los procesos políticos y las relaciones económicas, y observan tendencias inversas: “mientras que en la economía el centro ha ganado inmenso poder, en lo político el proceso ha sido al revés: las regiones han ganado poder y autonomía a costa del centro” (González y Otero, 2008: 8). Valdría la pena preguntarse, entonces, por qué, si el poder político regional puede ser fuerte, la función distributiva es tan débil.


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En los capítulos siguientes analizamos el circuito económico, la geografía económica y la convergencia, y posteriormente hacemos una evaluación global de la relación entre la abundancia de recursos y el estándar de vida. A continuación examinamos las características de cada una de las zonas.



Capítulo 1 El circuito económico

El análisis de las regiones toma los elementos básicos de la propuesta de Lonergan. Comencemos con la presentación del circuito. Nuestra versión simplificada del circuito de Lonergan (Figura 1) parte del diagrama elaborado en 1999 por los editores de la obra de Lonergan, y la versión más cercana la realizó Lonergan en 1982 (Figura 2). Hemos modificado la presentación con el fin de resaltar tres aspectos que nos parecen relevantes: el mundo económico es dinámico, la función distributiva está en el centro del análisis, y la interacción entre bienes básicos (consumo) y excedentarios (inversión) es un elemento constitutivo de un desarrollo que mejore el estándar de vida19. La principal diferencia entre nuestra presentación y la de Lonergan (Figura 2) tiene que ver con la insistencia del autor en las velocidades y las aceleraciones, expresadas a través de las primas y las dobles primas. Para nosotros la variable con prima y sin prima no representa una derivada sino el cambio de sentido. El afán de Lonergan por poner en evidencia el movimiento (primera y segunda derivada) es la mejor expresión de la importancia que quiere darle al tiempo y al análisis dinámico. En la reflexión económica la preocupación por el circuito ha sido permanente, así que el aporte de Lonergan no debe buscarse en la idea

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En González (2008) se hace un primer análisis de los componentes del circuito de Lonergan. Allí se explica cada uno de los componentes de la Figura 1.


b’

b

k2

OB

k4

FD

k3

d

k1

e’

e

DE

OE es la oferta excedentaria, DE es la demanda excedentaria, OB es la oferta básica, DB es la demanda básica y FD es la función distributiva. b es el flujo de la demanda básica, b’ es el flujo de la oferta básica, d es el flujo de la parte de la oferta básica que es asimilada por la demanda excedentaria y d’ es el flujo de la parte de la oferta excedentaria que es asimilada por la demanda básica. e es el flujo de la oferta excedentaria y e’ es el flujo de la demanda excedentaria. k1, k2, k3 y k4 representan los flujos de DE, DB, OE y OB que llegan y salen de la función distributiva. Fuente: diagrama inspirado en la versión propuesta por los editores en 1998 (ver Lonergan, 1983: 55). Esta figura es explicada y desarrollada en González (2008).

DB

d’

OE

Diagrama de flujos de los circuitos de Lonergan

Figura 1

32 Circuitos, centralidades y estándar de vida


Figura 2

fE’

s’fI’

fD’

s’fO’

O’

fS’

R.D.

fS’’

s’’fI’’

fD’’

fE’’

ifO’’

I”

ifO’’

Per interval, surplus, I’’, pays fE’’ for current surplus products, and receives dividenda i’’fO’’ from surplus production and i’fO’ from basic production. Per interval, basic demand pays fE’ for current basic products and for its services receives c’’fO’’ from surplus supply and c’fO’ from basic supply. Vertical arrows represent transactions between the redistributional area and surplus and basic supply; horizontal arrows the dealings of dermand with the redistributional area. Fuente: Lonergan (1983: 195).

c’fO’

I’

c’’fO’’

s’’fO’’

O”

c’ + i’ +s’ = 1 c’’ + i’’ +s’’ = 1

Diagrama de flujos de los circuitos. Elaborado por Lonergan en 1982

El circuito económico 33


34 Circuitos, centralidades y estándar de vida

de circuito en sí misma, sino en la forma como incorpora la función distributiva y la relación entre los bienes básicos20 y los excedentarios21. Lonergan muestra que para pasar de un nivel del ciclo a otro superior se requiere un cierto periodo. El estándar de vida se modifica por saltos en la combinación de periodos cortos y largos. En la perspectiva lonerganiana el tiempo es explícito, pero no la dimensión espacial. La óptica de Lonergan no incluye los procesos regionales y espaciales. No obstante, la función distributiva obliga, necesariamente, a tener en cuenta el dominio espacial. El factor productivo más importante es la tierra y, por tanto, la tarea distributiva tiene que comenzar por el suelo22. En los aspectos relacionados con los circuitos, una de las primeras contribuciones la hicieron los fisiócratas franceses, entre ellos Quesnay (1758), quien asimilaba los flujos económicos a la circulación de la sangre. En el circuito de Quesnay importan los flujos de bienes y trabajo entre el comerciante, el artesano, el campesino y el obrero. Las cantidades de trabajo y de bienes se intercambian por dinero. Siempre hay compensaciones que permiten cerrar el sistema, y se llega a una situación de equilibrio dinámico, de la misma manera como ocurre en el circuito sanguíneo. Las versiones contemporáneas de la teoría de los circuitos están muy bien recopiladas en el texto de Deleplace y Nell (1996). Tal y como muestran los autores, la teoría actual del circuito recupera preocupaciones centrales de Marshall, Keynes y los austriacos. De Marshall se rescata la importancia del tiempo; de Keynes, la relación entre el tiempo y la moneda, y de los teóricos austriacos los vínculos entre el tiempo, el sujeto individual y la incertidumbre de la acción humana. Para Mises (1949), uno de los principales autores de la escuela austriaca, el objeto de la economía no puede desprenderse de la praxeología, o análisis de la acción humana. Desde Quesnay hasta nuestros días la dinámica del mundo económico se expresa a través del circuito. Lonergan vive las discusiones de

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22

“... el estado básico del proceso productivo puede definirse como el agregado de las tasas de producción de bienes y servicios en proceso y que tienen una correspondencia punto a punto con el estándar de vida emergente” (Lonergan, 1983: 29). “... el estado excedentario es un agregado de tasas de producción de bienes y servicios en proceso en una correspondencia punto a línea, o punto a superficie, o más alta, con los elementos del estándar de vida” (Lonergan, 1983: 32). Para los autores de finales del siglo XIX y principios del XX la distribución de la tierra es una condición básica del desarrollo económico. Este criterio es claro en George (1911) y Walras (1926).


El circuito económico 35

finales del siglo XIX y principios del XX sobre la relevancia de los ciclos. Es conveniente traer a colación la discusión entre Böhm-Bawerk (1895, 1895b, 1895c, 1896) y Collin Clark a propósito del ciclo y la tendencia. Böhm-Bawerk, y con él la escuela austriaca de economía, defiende la importancia del ciclo. Clark, por su parte, insiste en la relevancia de la tendencia. La distinción entre el ciclo y la tendencia tiene como telón de fondo la diferencia entre el capital físico y el flujo del capital. El primero es más cercano al ciclo, y el segundo se acerca a la tendencia. El flujo de capital es más estable a lo largo del tiempo. El capital físico también se llamó capital específico, y el flujo de capital se denominó capital permanente. Mientras más concreto sea el capital, más sentido tiene el ciclo. A lo largo del tiempo, las empresas nacen y mueren en un proceso ininterrumpido. El capital permanente se acerca a una tendencia estable. La versión austriaca pone el énfasis en la inestabilidad del ciclo. Para Lonergan la inclusión del tiempo obliga a concebir los movimientos como ciclos inestables, a la manera austriaca. Lonergan no está de acuerdo con las soluciones de estado estacionario porque congelan la dinámica. La economía lonerganiana recupera la dinámica intertemporal a través del circuito. El circuito tiene la ventaja de que conjuga los flujos monetarios y de bienes. El diamante de Lonergan recuerda la rueda de la riqueza, que en 1926 fue presentada por Knight en la Universidad de Chicago. Al rememorar su vida de estudiante de la Universidad de Chicago, Patinkin (1969, 1973) describe la buena impresión que le causó la rueda de la riqueza de Knight. Aunque este circuito es muy sencillo, tiene implicaciones analíticas importantes y, además, debido a sus virtudes pedagógicas innegables, se convirtió en un instrumento clásico en la enseñanza de la economía. A partir de 1948 Samuelson lo popularizó en las numerosas ediciones de su Economics23. En la rueda de la riqueza hay dos agentes económicos (las familias y las empresas), y dos circuitos (el monetario y el real). Los flujos monetario y real son perfectamente simétricos. La relación estrecha entre los procesos monetario y real es compatible con la teoría cuantitativa del dinero. Para Knight no es relevante el tipo de bienes que se produce, ni la forma como se distribuyen. Él pone el énfasis en la simetría entre los circuitos monetario y real, y en el cierre del sistema.

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La versión de 1967 (Samuelson, 1967) era la edición número 17.


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Patinkin (1973b) indaga por el origen de la rueda de la riqueza. Presenta los diagramas circulares de Newcomb (1886), Wicksell (1901), Hurewitz (1900), Foster (1922), Catchings (1923) y Johannsen (1908). Esta reseña histórica muestra que la preocupación de los fisiócratas por el circuito tuvo acogida. En estos diagramas se muestran las diversas alternativas de cierre entre los flujos monetarios y los reales. El circuito de Johannsen merece atención especial, por dos razones. Primero, porque sus énfasis son recobrados por la teoría del circuito en los años siguientes. Y, segundo, porque permite contrarrestar sus preocupaciones con las de Lonergan. Johannsen insiste en los aspectos puramente monetarios. El equilibrio entre ahorro e inversión depende de la armonía entre los flujos de los capitalistas, que necesitan dinero, y los intermediarios financieros, que prestan el dinero. La circulación fluida de la moneda permite que haya equilibrio entre ahorro e inversión. La moneda que está en manos de los capitalistas llega a los intermediarios a través del pago de intereses. En el diagrama no se incluyen las relaciones con el mundo real. El diagrama de Lonergan (Figura 1) es diferente de los demás porque, primero, introduce la función distributiva y, segundo, la dinámica del ciclo está asociada al estándar de vida. La rueda de la riqueza de Knight supone que existe una relación directa y proporcional entre la cantidad de bienes y el número de las transacciones. La relación simétrica entre el mundo monetario y el mundo real responde a los postulados básicos de la ecuación cuantitativa. Lonergan no entra en los detalles de esta ecuación. Tampoco le interesa examinar la forma como interactúan los mundos real y monetario24. La preocupación sobre el dinero, que tuvieron autores como Hicks (1935) y Keynes (1930, 1936), no hace parte de las reflexiones sistemáticas de Lonergan, y sus consideraciones sobre estos aspectos son muy marginales. La lógica circular de Lonergan depende de las otras dos dimensiones: la distribución y el estándar de vida. La jerarquía lonerganiana podría plantearse de la siguiente manera: el mejoramiento del estándar de vida requiere que exista una función distributiva. La circularidad es la condición intertemporal que permite pensar en dinámicas de desarrollo. Las transformaciones toman tiempo. La secuencia inter

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Los poskeynesianos han centrado su programa de investigaciones en el análisis de la forma como se relacionan la moneda y el mundo real. Este es el tema del libro de Davidson (1978).


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temporal permite pasar de un estándar de vida inferior a un estándar de vida superior25. El circuito de Lonergan no es el eterno retorno de lo mismo, de Zaratustra. No es una ciclicidad para volver al comienzo. No se trata de regresar al punto de partida después de cada ciclo. En la visión lonerganiana, cada nueva ronda mejora las condiciones de vida de las familias. El circuito de Lonergan es el único que tiene como punto de llegada el estándar de vida. Lonergan escapa a la lógica del eterno retorno. Cada nuevo circuito representa un cambio sustantivo en el estándar de vida. En cada proceso la relación entre oferta y demanda corresponde a un nivel de vida superior. Los bienes básicos del primer ciclo son más necesarios que los del segundo ciclo, y así sucesivamente. Si se aplican los principios de la llamada ley de Engel (1895)26, el ideal lonerganiano es el de que, en cada nuevo ciclo, la participación de los bienes básicos en el ingreso vaya disminuyendo. Los circuitos permiten pasar de un nivel de vida inferior hacia otro superior. Lonergan aspira a que en cada nuevo ciclo el estándar de vida sea superior. El autor no precisa cuánto tiempo se requiere para pasar de un ciclo inferior a otro superior, pero numerosos países –Brasil, por ejemplo– han mostrado que transformaciones sociales importantes pueden lograrse en un decenio. La teoría del circuito lonerganiana es incomprensible por fuera de un desarrollo que mejore el estándar de vida. El circuito no tiene sentido en sí mismo. Las fases del circuito lonerganiano serían: crecimiento nivel 1 (C1) y acceso universal (U) a los bienes producidos, crecimiento nivel 2 (C2) y acceso universal (U) a los bienes producidos, etc., así que C1 Ó ­­Ò UÒ C2­ ÓÒ UÒ... El primer tipo de crecimiento (C1) estaría

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De Roux propone una definición del circuito más amplia que la de Lonergan. El circuito sería el “conjunto de actividades, básicas, intermedias y finales, de transformación, circulación y realización, con sus componentes tecnológicos, monetarios y administrativo, que van desde la inversión inicial en factores hasta la venta en el mercado de los bienes y servicios concretos producidos en cualquiera de los sectores de la economía” (De Roux, 1996: 28). Y más adelante aclara: “El circuito es en sí mismo un conjunto de relaciones sumamente complejas, donde participa la creación de conocimiento, la información, los flujos monetarios y el crédito, diversos tipos de trabajo humano, los almacenes de materia prima y bienes intermedio, la propaganda sobre los consumidores, el diseño, el control de calidad, el transporte. Más aún, el poder en todas sus dimensiones: político, cultural, de medios de comunicación, etc.” (De Roux, 1996: 29). De acuerdo con Engel, en los hogares pobres la participación que tienen los bienes necesarios en el gasto de las familias es mayor que en los ricos. Y en estos últimos la participación de los bienes de lujo en el gasto es mayor que en las familias pobres.


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relacionado con la producción de los bienes-salarios más básicos. La fase siguiente, la de universalización (U), busca que los bienes de la fase inicial puedan ser accesibles a todos. Ello significa que antes de pasar C2 es necesario extender los logros de C1 a toda la población. De nuevo, una vez que la sociedad alcanza C2 se debe buscar que estos logros se universalicen. De acuerdo con la perspectiva de Kalecki (1954), la demanda aumenta si en cada momento del ciclo los bienes que se producen son bienes-salario. Para Lonergan, el estándar de vida debe ir mejorando de manera armónica para la mayoría de la población. La sociedad, en su conjunto, avanza de un nivel a otro. Esta concepción de Lonergan supone que hay procesos de convergencia y que los avances en la calidad de vida son compartidos por la mayoría de la población. Los fenómenos de no-convergencia que se observan en el país van en contra de los postulados lonerganianos. Si el crecimiento no crea condiciones favorables a la convergencia, el modelo de desarrollo no contribuye a mejorar el estándar de vida. A diferencia de lo que sucede con los otros circuitos, en el de Lonergan la consonancia entre los ciclos no es automática, y por eso es necesario que la distribución equilibre los flujos. La función distributiva está en el centro del diamante. Lonergan acepta, como los austriacos, que la distribución adecuada de la riqueza favorece la realización del mercado y de la competencia. Sin capacidad de pago el mercado no funciona. La distribución es funcional al mercado y es una condición necesaria para que los excedentes puedan llegar a las personas que los necesitan. El uso adecuado de los recursos requiere que exista una función distributiva. La política tributaria es la mejor manera de repartir el excedente. Los instrumentos fiscales asociados al gasto también pueden mejorar la distribución, pero sus impactos suelen ser menores27. Las normas tributarias están amarradas a unos límites espaciales. El primero corresponde a las fronteras de los Estados-nación. El ordenamiento tributario en Colombia tiene tres niveles: nacional, departamental y municipal. El análisis de los esquemas distributivos debe contemplar la diferencia entre los niveles de gobierno. La Nación tiene la posibilidad de afectar la distribución del ingreso y de la riqueza entre todos los miembros de la sociedad. El margen de acción de los gobiernos lo

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En los países del norte la distribución se hace, fundamentalmente, por la vía impositiva. En Colombia la política distributiva ha privilegiado el lado del gasto (González, 1996).


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cales es menor, pero de todas maneras es significativo. En los ejercicios que presentamos más adelante la unidad privilegiada es el municipio. Observamos las cinco zonas a la luz de los municipios que las integran. Los ingresos municipales más relevantes son el predial y el de industria y comercio. Estos tributos permiten la apropiación social del excedente. Desde el nivel nacional hay otras formas de distribuir la riqueza (por ejemplo, el impuesto a la renta, el IVA, las regalías, etc.). La función distributiva puede analizarse a partir de la óptica municipal, que es más cercana a la región, o con una mirada más global, correspondiente a instancias nacionales. Sin negar que la tarea distributiva corresponde principalmente al gobierno central, es pertinente indagar por la forma como los gobiernos locales inciden en la distribución. Esta aproximación a la tributación local se ubica bien en nuestra percepción de región. Sería ideal que la administración local pudiera captar un porcentaje importante del excedente. Si la jurisdicción fiscal coincide con los circuitos económicos, la distribución puede cumplir más fácilmente sus propósitos discrecionales. Cuando hay traslapos entre los límites espaciales de la fiscalidad y las áreas correspondientes a los circuitos, se presentan dificultades con el ideal lonerganiano de la función distributiva. A medida que la sociedad contemporánea se torna más compleja, es menos probable que haya sincronía entre la dimensión espacial de la fiscalidad y la de los circuitos. El reconocimiento del traslapo entre los circuitos económicos y la jurisdicción fiscal no desvirtúa nuestras apreciaciones sobre la potencialidad de los impuestos locales. La apropiación del excedente por parte de la unidad territorial permitiría lograr dos objetivos. El primero es la adecuada distribución de los recursos entre el ciclo básico y el excedente. En otras palabras, el excedente no debe destinarse a la producción de bienes de consumo suntuarios, sino a la elaboración de bienes básicos. La segunda tarea de la función distributiva es garantizar el escalonamiento progresivo del estándar de vida. Estos propósitos son más factibles cuando la unidad fiscal tiene una mayor cobertura política, porque eso facilita la integración de las lógicas tributarias con el circuito económico. Cuando el circuito escapa a los límites geográficos de la jurisdicción fiscal, se complica la tarea discrecional en materia distributiva. Los ejemplos de asimetría entre el circuito económico y la función distributivas son numerosos y de muy diverso tipo. Una primera di-


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mensión es la nacional y la internacional. La transferencia de los excedentes hacia otros países dificulta el recaudo en el nivel nacional. Las filtraciones también se observan entre los niveles municipal y nacional. Tal y como se observa en los mapas acompañantes, los circuitos fácilmente salen del municipio e incluso de la región. Los flujos escapan a la cobertura de la fiscalidad municipal. Los circuitos de bienes superan las fronteras municipales28. En el caso colombiano los dos niveles del ordenamiento fiscal que vale la pena resaltar son el municipal y el nacional. La instancia departamental se pierde en este proceso, porque su autonomía fiscal es muy débil. Los ingresos tributarios de los departamentos se reducen a loterías, licores, sobretasa a la gasolina, registro y vehículos. Una parte importante de sus recursos depende del Sistema General de Participaciones (SGP) y de las regalías. Tal estructura no permite manejos discrecionales significativos. Los grados de libertad de los departamentos para crear recursos propios son muy restringidos. Sus ingresos dependen, principalmente, de las transferencias del gobierno nacional. La situación de los municipios es muy distinta de la departamental, porque sus potencialidades tributarias son enormes y los márgenes de acción de la administración local son muy amplios. Los ingresos municipales tienen la ventaja adicional de que conjugan el espacio y los circuitos económicos. Por un lado, el espacio, la localización y el suelo son captados a través de los tributos prediales, y, por otro lado, la dinámica económica es aprehendida por la vía del impuesto de industria, comercio y avisos (ICA)29. Nuestro análisis se centra en los procesos municipales. El énfasis en el municipio lleva a mirar las eventuales regiones como la agregación de municipios. Y como la existencia de la región exige que haya un polo de atracción, el municipio que actúa como centralidad tiene ingresos propios superiores a los del resto. Los resultados sobre las bondades del esfuerzo fiscal son contundentes: cuanto mayor sea la participación de los ingresos propios en los ingresos corrientes, mejores son las condiciones de vida de la población, el desarrollo de la infraestructura, etc. Los municipios que crean recur

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Estas situaciones pueden ilustrarse bien con las discusiones que se han presentado en Bogotá sobre el sitio donde tributan las empresas. El secretario de Hacienda se quejaba de que las empresas se trasladan a Mosquera para pagar menores impuestos que en Bogotá. Los impuestos nacionales tienen que ver, sobre todo, con el IVA y el impuesto a la renta. Esta es una aproximación más indirecta que la del ICA a la dinámica de las actividades económicas.


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sos propios están en mejor situación que las localidades que no logran hacerlo. Esta constatación se observa en todas las zonas. Los ingresos propios favorecen la inclusión, la productividad y la institucionalidad. Del diagnóstico se deriva una conclusión clara: es indispensable mejorar los ingresos municipales de tal forma que el gobierno local tenga una mayor discrecionalidad distributiva. En el área rural el impuesto predial es el que tiene mayor potencialidad (Idhb, 2008; Pnud, 2003). Según el Pnud (2003: 351), el recaudo efectivo del predial rural en el país apenas llega al 2,4 por mil, cuando podría ser del 15 por mil. Si los municipios lograran aumentar el predial podrían captar parte del excedente arrojado en la región para mejorar las condiciones de vida de su población. El último Informe Nacional de Desarrollo Humano: Colombia Rural. Razones para la Esperanza (Pnud, 2011), vuelve a insistir en la necesidad de elevar los tributos al suelo. Los obstáculos políticos puestos al cobro del gravamen predial son enormes. Los concejales de los municipios pequeños no tienen el poder suficiente para exigir el cobro a los terratenientes vecinos. Para contrarrestar esta asimetría de poder, Naciones Unidas (Pnud, 2003) propone que el control del recaudo sea realizado por una entidad del orden nacional con capacidad de coerción. Los cuadros que presentamos más adelante muestran que la participación de los ingresos propios en los ingresos corrientes es relativamente baja. La creación de recursos propios es limitada. Los mayores niveles de ingresos propios se observan en el valle de San Nicolás, del Oriente Antioqueño. Algunas de las zonas analizadas, sobre todo el Piedemonte Llanero y el Magdalena Medio, tienen características propias de economías de enclave. El desenclave requiere transformaciones sustantivas del tipo de desarrollo, y en esa tarea debe haber armonía entre las políticas nacionales y las locales. Pero hay razones para el escepticismo. Pasados más de veinte años, La Guajira no logra el desenclave. El complejo minero de El Cerrejón ha transmitido todos los males de la economía de enclave, sin que todavía se vislumbren alternativas de desarrollo sostenible. Riohacha dispone del servicio de agua apenas dos días de la semana. El panorama del Cesar también es pesimista y la explotación minera ha terminado golpeando muy duramente la agricultura del departamento. La situación social y económica del Piedemonte Llanero y del Magdalena Medio tampoco contribuye al optimismo.


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El reto del desenclave recoge los grandes interrogantes de la locomotora minero-energética. El gobierno nacional ha insistido en la necesidad de impulsar de manera adecuada los proyectos mineros, y ello únicamente es posible si se avanza en procesos de desenclave. Estas decisiones requieren la conjunción de políticas nacionales y locales. El Acto Legislativo 05 de 2011 busca que las regalías se distribuyan con un criterio de mediano plazo en proyectos que sean estratégicos para el desarrollo regional. Además del Fondo de Ahorro y Estabilización, el acto legislativo crea tres fondos más: Ciencia y Tecnología, Desarrollo Regional y Compensación Regional. La reglamentación de los fondos debe hacerse de tal manera que efectivamente consiga que la distribución de las regalías tenga efectos positivos en el desarrollo regional.


Capítulo 2 La geografía económica y la convergencia regional

Los circuitos que analizamos en la sección anterior no incluyen la dimensión espacial. Y Lonergan es el único que incluye el tiempo de manera explícita. De acuerdo con los objetivos que nos hemos propuesto en la investigación, la localización espacial es una realidad que debe ser involucrada de manera explícita. La aproximación al estudio de la región, y del desarrollo económico local, se ha movido entre dos extremos, uno que llamamos convencional y otro heterodoxo, que corresponde a la geografía económica. Esta segunda lectura nos parece más adecuada. La mirada convencional pretende aplicar los principios generales formulados por la teoría económica, sin tener en cuenta las especificidades de las dimensiones espacial y temporal. La dinámica regional no se mira desde la perspectiva cíclica, porque todo el acento se pone en la tendencia lineal y en el equilibrio estacionario. La otra perspectiva, que designamos como de geografía económica, acentúa las particularidades del espacio y del tiempo. Las jerarquías espaciales son disímiles y, en lugar de equilibrio estacionario, el tiempo es cíclico e irreversible. Desde el lado de la geografía económica es posible hacer explícitas las relaciones entre el espacio geográfico, los recursos naturales y los procesos sociales. Lonergan pone énfasis en el tiempo, mientras Krugman y la geografía económica centran la atención en el espacio. Krugman (1991, 1) define la geografía económica como “la localización de la producción en el espacio”. Es una rama de la economía “que se pregunta por qué las cosas ocurren en un lugar y no en otro”. Para entender el comporta-


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miento de la economía internacional, dice Krugman (1991, 3), es necesario estudiar lo que sucede dentro de las naciones. Las diferencias regionales son el punto de partida para examinar las características de la especialización internacional y las posibilidades de competir que tiene cada país. La primera forma de aglomeración resulta de la tensión campo-ciudad. El esquema de Krugman (1991) sobre la distribución entre la población y la producción manufacturera y no manufacturera da una idea de la forma como los movimientos intertemporales de la población afectan la producción. Krugman insiste en que los procesos de aglomeración suelen estar acompañados de rendimientos crecientes a escala. Marshall (1920) ya había puesto en evidencia la capacidad que tienen las vecindades de transformar rendimientos decrecientes en rendimientos crecientes30. Las vecindades tienen una especie de “magia” que transforma las condiciones de producción. Además de crear economías de escala, la aglomeración tiene la capacidad de reducir los costos del transporte31. Las aproximaciones de la economía convencional, basadas en los rendimientos constantes32 y en la competencia perfecta, no son apropiadas para entender los procesos endógenos derivados de la aglomeración (Vickrey, 1977; Krugman, 1991). La teoría económica que introduce el espacio debe recurrir a instrumentos de análisis que son incompatibles con el método de equilibrio33. Los modelos de equilibrio suponen convergencia. En el caso de la función de producción ello es posible solo si los rendimientos de cada factor son decrecientes. La convergencia se presenta por dos razones. En

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Fujita (1988) examina la forma como la aglomeración afecta los procesos industriales y deriva las externalidades de los rendimientos crecientes. Si los costos de transporte fueran cero, y si en las ciudades no existieran las economías de escala, la producción podría realizarse en pequeñas poblaciones aisladas (Vickrey, 1977). La función de Cobb y Douglas (1928) se convirtió en el punto de referencia del análisis de la producción. La función supone rendimientos decrecientes de cada factor y rendimientos constantes del conjunto de factores. Aunque Cobb y Douglas son conscientes de las limitaciones intrínsecas de su formulación matemática, la función se ha impuesto como la forma privilegiada de interpretación de los procesos productivos. En los años treinta y cuarenta se propusieron otras interpretaciones de la firma y de la producción. Los enfoques de Hayek (1934), Coase (1937) y Simon (1945) son diametralmente opuestos a los de Cobb y Douglas. Hayek insiste en la relevancia del tiempo, Coase en que la naturaleza de la firma es radicalmente distinta de la del mercado, y Simon pone en evidencia las relaciones jerárquicas que se presentan en el interior de la firma. En estas tres lecturas alternativas, la discusión sobre los rendimientos constantes es irrelevante. “La existencia de economías de escala imposibilita los análisis fundados en la competencia perfecta” (Vickrey, 1977: 340).


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primer lugar, porque los nuevos entrantes pueden disponer de la tecnología existente; los costos de los descubrimientos y de las invenciones son asumidos por quienes llegaron antes. Y, en segundo lugar, porque la productividad marginal de los factores disminuye a medida que el stock aumenta. Al aplicar este principio a la producción global de los países (o de las regiones) se llega a una conclusión sencilla: los países ricos tienen un stock de factores mayor que el de los países pobres. Por tanto, la productividad marginal de los primeros es menor que la de los segundos. Esta diferencia de las productividades favorece la convergencia, porque los países que tienen un menor inventario de factores avanzan, en el margen, más rápidamente que los países que presentan altos niveles de acumulación. La geografía económica permite recuperar el suelo como un factor de producción primario. Para los economistas clásicos de finales del siglo XVIII y principios del XIX, los factores de producción primarios son los recursos naturales y las personas. Las máquinas resultan de la combinación de recursos naturales y personas y, en este sentido, son un factor de producción secundario34. Sin recursos naturales no hay máquinas. Este principio elemental ha sido olvidado por la corriente principal de la teoría económica, que insiste en considerar que la producción depende de la combinación de máquinas y personas. Krugman considera que la relectura de los clásicos debe llevar a revalorizar la importancia de la localización y la aglomeración. La población importa porque los asentamientos dependen de las tensiones creadas por el flujo migratorio entre distintas regiones. Igualmente, el capital tiene relevancia como flujo de inversión entre regiones. Las fábricas prefieren ubicarse en un sitio que tenga mucha población porque el efecto aglomeración se refleja en una disminución de los costos de transporte. Si la población incentiva la llegada de los capitales, la inversión también atrae nueva población. Y una vez que el proceso endógeno comienza, pierden peso las explicaciones convencionales fundadas en los principios de competencia perfecta, que no permiten dar cuenta de la complejidad de los fenómenos de atracción y repulsión.

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“Cuando llegó el tiempo en que se creyó conveniente economizar el trabajo y los sufrimientos de los esclavos, se evitó casi todo este esfuerzo corporal, pues se buscó el medio de que la piedra girara, no por la fuerza humana, sino por la del viento o la de una caída de agua. En este caso se hace que agentes naturales, el viento, o la gravedad del agua, efectúen una parte del trabajo realizado anteriormente por el hombre” (Mill, 1848: 48).


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Krugman destaca la relevancia de la interacción entre el ingreso, la densidad de la población y el costo del transporte. La densidad está relacionada con la demanda y el costo del transporte con la distancia de la aglomeración. En Colombia el desarrollo regional debe tener como punto de referencia la evolución de las ciudades, que actúan como fuerzas centrípetas y que halan la aglomeración. Una de las mayores fuerzas centrípetas es la potencialidad del mercado. La aglomeración favorece la consolidación de la demanda y estimula los rendimientos crecientes de las empresas. Existen asimismo otras dinámicas centrífugas, que favorecen la divergencia (Krugman, 1992). La principal fuerza centrífuga es el precio del suelo urbano. Es más barato vivir lejos de la centralidad. La comprensión de estas tensiones obliga a considerar seriamente la dimensión espacial desde su ángulo más general, que es la geografía económica. Estas fuerzas de atracción y de rechazo pueden representarse como interacciones alrededor de un centro con cierto poder gravitacional. Los radios de atracción son de muy diverso tipo, así que el esquema circular apenas es un punto de partida. Henderson (1974) considera que los rendimientos crecientes de la producción son la principal fuerza de atracción de la aglomeración. Las tendencias centrífugas están asociadas a la renta del suelo. Los precios de la tierra son más bajos a medida que aumenta la distancia con respecto al centro. Krugman (1992) asocia la aglomeración a los rendimientos crecientes de la producción, a los menores costos del transporte y a la movilidad de los factores. La inclusión de los rendimientos crecientes tiene numerosas implicaciones que riñen con los modelos convencionales. La geografía económica obliga a considerar equilibrios múltiples, cambios catastróficos y comportamientos endógenos impredecibles. La complejidad actúa como un principio organizador interdisciplinario (Krugman, 1992). Esta concepción examina los procesos con los instrumentos de la dinámica cíclica ─no lineal─ en la que los equilibrios son múltiples, las catástrofes son posibles y los procesos endógenos son auto-organizativos, que no admiten intervenciones discrecionales externas. La geografía económica muestra la relevancia de las externalidades (positivas y negativas). Se refiere, por ejemplo, a la capacitación de la mano de obra, a los sistemas de información, etc. En términos prácticos, el desarrollo regional es un proceso de cambio estructural que está directamente relacionado con la disponibilidad de infraestructuras de transporte y comunicaciones y de las economías de escala. El estudio de


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Otero (2009) muestra la importancia que han tenido las infraestructuras en la formación de centralidades. Entre todos los enfoques posibles de la región35, en esta investigación optamos por una aproximación que incorpora las siguientes características: i) los aportes de la geografía económica, ii) la dinámica endógena de los procesos de aglomeración, iii) la forma de integración entre las dinámicas regionales y las nacionales, iv) el espacio de participación económica y su expresión política. Al combinar los elementos anteriores podemos afirmar que la región está constituida por un espacio geográfico en el que los procesos de aglomeración originan dinámicas (convergentes o divergentes) alrededor de un polo de atracción36. Distinguimos entre región y convergencia regional. Para que exista región se requiere que haya un polo de atracción. Desde esta perspectiva, no hay región sin centro. En este sentido, la categoría adecuada es región nodal, tal y como la utilizan Molina y Moreno (2001)37. “De acuerdo con la teoría de los lugares centrales, mientras más elevada es la jerarquía de las funciones (o sea, la oferta de bienes y servicios que incorpora un asentamiento), más largo es su alcance espacial, es decir, su área de influencia” (Molina y Moreno, 2001: 605-606).

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El término región tiene significados muy diversos. Se refiere, por ejemplo, a áreas o zonas de dominio, en las cuales algunos elementos son homogéneos. Se habla, por ejemplo, de la región abdominal, fitogeográfica, zoogeográfica, biogeográfica, climática, económica, etc. También se utiliza para indicar el área geográfica de nacimiento (conciencia colectiva de pertenencia a un lugar). Para señalar las áreas más frías o calientes de un país o continente. Para referirse a una división administrativa o conjunto de unidades político-administrativas. Para indicar zonas con una historia y una cultura común. Para denominar espacios estrechamente vinculados a un nodo. Para señalar áreas donde se desarrollan procesos de planificación, etc. Este enfoque es muy distinto del de García, Aramburo, Barajas, Valderrama y Espinosa (2011): “Concebimos la región en los mismos términos de ‘lugar’. Adoptamos la definición de J. Agnew, para quien son tres los asuntos que la forman: a) los marcos físicos o escenarios donde se constituyen las interacciones cotidianas en función de lo que allí tiene lugar; b) el marco geográfico, que comprende los distintos escenarios de la interacción social y está definido por los procesos sociales, políticos, culturales y económicos que operan a más amplia escala (nacional e internacional); c) la orientación subjetiva de las identidades constituidas en el hecho de vivir allí en particular” (García et al., 2011: 38). Para Garrocho (2003) la centralidad es un concepto que difiere de la noción de modalidad o centro nodal. Este hace referencia a la importancia absoluta de un asentamiento o localidad que puede ser medida por la cantidad de bienes y servicios que ofrece, independientemente de si los consume la población de la propia localidad o la de su región circundante. En la visión Molina y Moreno (2001) el centro siempre tiene áreas de influencia espacial que constituyen la región nodal.


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Analizamos el municipio a partir de los flujos que se presentan entre la funcionalidad espacial de las actividades productivas y los bienes y servicios ofrecidos y demandados38. Existe un “rango” o una distancia máxima que está a disposición de ser recorrida para acceder o conseguir el bien o servicio ofrecido en determinada localidad. La importancia relativa del bien ofrecido depende de la distancia a la localidad que lo provea, del estado de las vías disponibles, de los medios de transporte y de comunicación, de la infraestructura proporcionada y del poder de compra de los demandantes. Así que la accesibilidad espacial y económica es fundamental para definir la fuerza de la centralidad (Garrocho, 2003)39. Distinguimos entre región y convergencia regional porque la atracción no significa convergencia. Es posible que exista la fuerza de atracción sin que las partes estén convergiendo en algún sentido. El ejemplo más claro de gravitación sin convergencia es la relación entre Soacha y Bogotá. No hay duda de que la capital del país ejerce una poderosa atracción sobre Soacha. Pero también es evidente que cuando el problema se analiza a la luz de una variable como la calidad de vida, entre Bogotá y Soacha no hay procesos de convergencia. Los acercamientos y las vecindades no necesariamente reducen la brecha entre las partes40. La existencia de un centro, y de una región, no significa que haya convergencia, porque para ello se requiere el cumplimento de dos condiciones: la tendencia a la igualdad y la centralidad fiscal. La tendencia a la igualdad requiere que la atracción de las fuerzas centrípetas lleve a la reducción de las diferencias en las variables que se consideren significativas. La centralidad fiscal es la condición básica de la función distributiva de Lonergan. Sin unidad fiscal no es factible distribuir los excedentes de tal manera que la dinámica de la producción de bienes básicos sea compatible con el ritmo de producción de los bienes de capital. Esta

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En la propuesta de Molina y Moreno (2001: 584 y ss.), la jerarquía funcional de las ciudades depende de: i) servicios al mercado de capitales, ii) servicios sociales y de las entidades públicas, iii) infraestructura de comunicaciones y telecomunicaciones, iv) infraestructura de desarrollo tecnológico, v) servicios comerciales y a las empresas, vi) servicios culturales al visitante. “.. la importancia de un bien estará relacionado con la capacidad de atracción que tenga ese lugar, que estará íntimamente relacionada con la centralidad del lugar” (Garrocho, 2003). La relación extrema podría representarse a través de la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo. En este caso los vínculos entre el amo y el esclavo implican dependencia y atracción, sin que haya convergencia.


La geografía económica y la convergencia regional 49

centralidad fiscal es compatible con traslapos entre los espacios geográficos de la jurisdicción tributaria y de los circuitos económicos. Para examinar las diferencias entre los municipios y las centralidades construimos el índice de capacidad municipal (ICM), que incluye los siguientes componentes: i) capacidad de infraestructura, ii) capacidad productiva, iii) capacidad institucional, iv) capacidad fiscal y, v) índice de condiciones de vida41. Los resultados finales de estos indicadores se presentan en la parte correspondiente a cada zona. Estos valores nos permiten formular hipótesis sobre la existencia de una región nodal. Una vez calculado el ICM estimamos el índice de centralidad (IC)42. La medida de centralidad incluye algunos componentes del ICM y, además, la densidad y la distancia. Estas dos últimas variables son fundamentales en las discusiones de geografía económica. Ya hemos dicho que esta teoría involucra tres dimensiones: el ingreso, la distancia (o los costos del transporte) y la densidad. Los tres componentes del IC van en la dirección de la geografía económica. La combinación de ICM, distancia y densidad permite captar la complejidad del espacio, las dinámicas de la aglomeración y las condiciones de vida de la población. El IC es una medida más completa que las aproximaciones usuales de la geografía43. Finalmente, analizamos la convergencia a partir del coeficiente de variación (CV)44. Si los municipios convergen, el CV se va reduciendo con el paso del tiempo. Lo ideal sería que hubiera convergencia cuando los niveles de vida están aumentando. La convergencia importa en términos de condiciones de vida. Siguiendo la propuesta de Stiglitz, Sen y Fitoussi (2010), tratamos de evaluar la situación socioeconómica del hogar, hasta donde es posible con la información disponible. La medida disponible más cercana para lograr este propósito es el ICV. Entendemos el desarrollo humano como la ampliación de las capacidades (Sen 1999), una definición que ha sido 43 41 42

44

Las características del ICM se explican en el anexo 1. En el Anexo 2 explicamos la metodología empleada para calcular el IC. Esta medición, que no se había realizado en Colombia, podría utilizarse como punto de referencia para otras estimaciones posteriores. Si el IC se estima regularmente es posible determinar los cambios intertemporales en las condiciones de vida de las personas y en los procesos de convergencia. Por ahora los datos disponibles únicamente cubren los años 1993 y 2005. Como estos dos puntos corresponden a los censos, la nueva comparación también requiere que haya información censal. El CV es la relación entre la desviación estándar y la media. El Anexo 3 amplía el significado de la convergencia.


50 Circuitos, centralidades y estándar de vida

acogida en los informes de desarrollo humano de Naciones Unidas. Sen hace la diferencia entre capacidades, realizaciones y logros. “El conjunto de capacidades de una persona se puede definir como el conjunto de vectores de realizaciones a su alcance”, afirma (Sen, 1985: 81). La ampliación de las realizaciones equivale a una extensión del conjunto de las capacidades45. Estas reflexiones llevan a realizar dos tipos de apreciaciones. Unas están relacionadas con las nociones de libertad y las otras tienen que ver con la operacionalidad de estos principios mediante la adquisición de titularidades. En el enfoque de las capacidades subyace una noción de libertad positiva. A medida que el conjunto de capacidades crece, las personas tienen un margen de acción más amplio. El concepto tiene sentido práctico cuando se mira desde el lado de la posibilidad efectiva de adquirir titularidades. La visión de Sen se enmarca en la concepción liberal de Mill (1848): hay una relación circular entre riqueza y libertad. En el plan de desarrollo del actual gobierno colombiano, Prosperidad para todos. Más empleo, menos pobreza y más seguridad. Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 (DNP, 2010), se eleva al primer plano la importancia de articular el desarrollo a procesos regionales46. La inversión, dice el Plan, debe tener como punto de mira los proyectos regionales, la convergencia y la consolidación de un sistema urbano regional. El diagnóstico del Plan es pertinente y representa un avance significativo frente a las visiones que pretenden establecer dicotomías inexistentes entre el campo y la ciudad. No obstante su buena intención, la propuesta de regionalización que hace el Plan no es adecuada para lograr la convergencia y la disminución de las brechas. La regionalización del DNP (2010b), basada en el indica45

46

Esta visión supera el monismo del utilitarismo. “Considero que debe centrarse la atención en las capacidades para realizar; es decir, en lo que una persona hace o puede ser. Rechazo la visión estándar que fija la atención en la opulencia (como las estimaciones del ‘ingreso real’), o en la utilidad (como las formulaciones usuales de la ‘economía del bienestar’”) (Sen, 1985: i). “En el largo plazo, se espera que el enfoque regional se convierta en una práctica permanente de la planificación y de formulación de los presupuestos públicos en el país. De tal manera que: i) La formulación y distribución del presupuesto incorpore criterios regionales. ii) Exista una institucionalidad fortalecida para el diseño e implementación de políticas regionales diferenciadas. iii) Las estrategias de desarrollo regional conduzcan a acelerar la convergencia regional en la calidad de vida de la población y en las condiciones de desarrollo local y regional. iv) Ampliar la conectividad y comunicación local y regional para reducir las distancias económicas y sociales y mejorar la movilidad intra e interregional. v) Se consolide un sistema urbano regional, articulado mediante una red de corredores y áreas de desarrollo territorial” (DNP, 2010: 44).


La geografía económica y la convergencia regional 51

dor de desarrollo endógeno (Iendog), no es consecuente con la búsqueda de la convergencia. Las zonas definidas por el DNP rompen con el sistema urbano-rural, que es central en el análisis regional del Plan. En este sentido, el proyecto es intrínsecamente contradictorio. Habría convergencia únicamente si las regiones se fortalecen alrededor de las ciudades como polos gravitacionales. Desde esta perspectiva, no tiene sentido que en la categorización que hace el DNP Cali esté por fuera de la región pacífica y Bucaramanga no figure en la región oriental. Consideraciones similares podrían hacerse a propósito de Villavicencio, Sogamoso y Neiva. Con este tipo de distribución pierde fuerza la conexión urbano-regional. Si efectivamente se busca la convergencia, los corredores de desarrollo de cada región deberían estar articulados a la ciudad que tenga la mayor posibilidad de actuar como polo gravitacional47. El Plan considera importante reformar la Ley 388 de 1997, pero no es preciso en los propósitos que se buscan. Los municipios todavía no están utilizando los instrumentos que les brinda la Ley 388 para el ordenamiento del territorio. Antes de avanzar en una modificación de la norma debería hacerse un análisis de las razones que han impedido que los gobiernos locales aprovechen la autonomía que les permite la Ley 388. La Figura 3 relaciona el índice de condiciones de vida (ICV) y el coeficiente de variación (CV). El eje horizontal representa el ICV. El eje vertical representa el CV. El coeficiente de variación se ha estimado teniendo como medida de referencia el ICV. Un CV bajo significa que la brecha entre los municipios de la zona es pequeña. Un CV alto quiere decir que la brecha entre los municipios es grande. El ideal normativo sería un ICV alto y un CV bajo. Este resultado correspondería al de una zona donde el promedio de las condiciones de vida sea bueno (ICV alto) y las diferencias entre municipios sean pequeñas (CV bajo). Este punto ideal lo representamos en la gráfica con una estrella roja, ubicada en la parte inferior derecha de la Figura 3. Los valores más altos del ICV corresponden al Piedemonte Llanero y al Oriente Antioqueño. El puntaje, que es cercano a 70, resulta inferior al promedio nacional. El ICV nacional ha evolucionado de la siguiente 47

La nueva Ley orgánica de ordenamiento territorial (Ley 1454 de 2011. República de Colombia, 2011c) es insuficiente para lograr un ordenamiento territorial que despierte dinámicas endógenas convergentes.


52 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Mapa 1

Regiones de estudio Proyecto Odecofi

Fuente: CID-Odecofi.

El Mapa 1 presenta las cinco “regiones” que se analizan en el estudio: Magdalena Medio (MME), Montes de María (MMA), Catatumbo (CAT), Oriente Antioqueño (OA) y Piedemonte Llanero (PIE).


Figura 3

El eje horizontal representa el promedio del ICV; el eje vertical corresponde al CV. El Dominio 2 solo incluye a los municipios de la zona. El Dominio 1, en cambio, también incorpora municipios que están por fuera de la zona, pero que actúan como polos de atracción. Fuente: cálculos CID-Odecofi.

Relación entre el promedio del índice de condiciones de vida (ICV) y el coeficiente de variación (CV) Dominio 2, 2005


54 Circuitos, centralidades y estándar de vida

manera: en el año 1999 (ICV de 75,2), 2000 (75,7), 2002 (77,4), 2003 (77,5), 2004 (78,8), 2005 (78,7), 2006 (79,4). En las otras tres zonas, el ICV aparece muy por debajo del promedio nacional. Catatumbo presenta el menor ICV. Estas tendencias coinciden con otros análisis ya realizados en el país. Varios indicadores muestran que las condiciones del país han mejorado. El IDH ha subido, la pobreza (por LP y NBI) ha disminuido, el ICV está creciendo. El balance positivo que se observa en Colombia coincide con otras manifestaciones internacionales. Naciones Unidas concluye que entre 1970 y 2010 solamente tres países del mundo no elevaron su IDH: Zimbabwe, Namibia y Congo. Por tanto, Colombia se inscribe en la tendencia internacional. La esperanza de vida ha subido, la cobertura de la educación se ha incrementado y el ingreso promedio ha mejorado. Aunque las condiciones de vida del país han prosperado, persisten dos dudas dramáticas. La primera es el ritmo y la segunda es la divergencia regional. La convergencia lenta en el ICV no compensa otros procesos económicos y sociales que llevan a la divergencia. En los MMA se observa el CV más bajo, así que la diferencia entre sus municipios es relativamente pequeña. La bondad de este resultado se empaña con el bajo ICV. La situación de los MMA muestra que la mayor homogeneidad de los municipios no siempre es una buena noticia. Es, por decirlo de alguna manera, una convergencia negativa. Los municipios se acercan entre sí, pero hacia situaciones de mala calidad. La convergencia en niveles bajos del estándar de vida, como la del MMA, no es deseable. No es deseable que haya convergencia hacia abajo. Se debe buscar que la cercanía entre los municipios vaya a la par con un mejoramiento de las condiciones de vida de la población. El Catatumbo tiene las peores condiciones (elevado CV y bajo ICV). La zona está mal porque la divergencia entre los municipios es alta y, además, porque el nivel de condiciones de vida es bajo y se sitúa muy lejos del promedio nacional. En 2005 el ICV del Catatumbo era de 53, mientas el nacional llegaba a 78,7. Ninguna de las zonas se ubica en la situación ideal de la Figura 3 (el sitio donde está la estrella roja, en la parte inferior derecha). En estos casos es pertinente afirmar que la conjunción de violencia y concentración del ingreso se manifiesta en menores condiciones de vida. La mezcla perversa de concentración y violencia se traduce en un menor ICV y


La geografía económica y la convergencia regional 55

en ausencia de convergencia positiva48. Esta constatación no pretende dirimir el debate sobre el sentido de las causalidades49. Conviene aclarar que el ICV es una medida distinta del ingreso. Algunos municipios tienen ingresos elevados (Cuadro 5) que no se manifiestan en mejores condiciones de vida. La violencia y la desigualdad son dos de los factores que obstaculizan la conversión del ingreso en ICV. Otras causas, como el desarrollo institucional, la infraestructura, etc., se han considerado en el índice de capacidad municipal (ICM). El afán por la apropiación de rentas puede expresarse como concentración del ingreso y, quizás, como violencia. Desde esta perspectiva, la violencia sería consecuencia de la abundancia de recursos en medio de una soberanía fragmentada (Sánchez, Vargas y Vásquez, 2011, 81)50.

48

49

50

En esta misma dirección, el Pnud (2011) muestra que el índice de desarrollo humano (IDH) pierde puntos cuando se incorporan la desigualdad y la violencia. Vásquez (2011) resume las principales tensiones del debate contemporáneo sobre las causas de la violencia. “Lo que se observa en el Caguán es, entonces, la existencia de una soberanía fragmentada, donde el Estado y las Farc ejercen simultáneamente soberanía sobre el mismo territorio. Incluso, en algunos casos, llegan a complementarse, como durante el fallido proceso de paz de la década de 1980, donde la insurgencia sirvió como intermediario para que el Estado central iniciase e intentase una ampliación de la comunidad política” (Sánchez, Vargas y Vásquez, 2011: 81).



Capítulo 3 La pobreza y los recursos propios

Antes de analizar lo que sucede en cada región es conveniente hacer una revisión general de la evolución de la pobreza (incidencia por LP) encontrada en el país entre 2002 y 2010. Cuadro 1 Incidencia de la pobreza por línea de pobreza (LP) en 13 áreas metropolitanas, resto y total del país, 2002-2005, 2008-2010 (porcentajes) 2002

2003

2004

2005

2008

2009

2010

Pasto

Ciudades

44.7

46.8

46.2

45.7

39.5

42.3

42.6

Barranquilla

43.1

48..8

45.9

44.1

43.3

42.5

39.5

Montería

48.7

50.8

50.6

46.9

40.5

38.4

39.5

Cúcuta

52.9

57.0

55.2

55.2

42.1

38.3

39.2

Cartagena

47.7

43.6

45.0

37.7

40.2

38.4

34.2

Pereira

32.1

29.6

29.6

28.7

27.5

28.4

26.6

Ibagué

38.2

40.0

43.0

39.5

32.6

28.7

26.6

Cali

33.1

33.4

31.6

30.1

28.4

28.2

26.1

Villavicencio

33.9

35.7

32.3

34.8

26.7

27.6

25.4

Manizales

37.0

39.5

40.5

36.5

31.3

27.3

23.9

Medellín

36.1

34.5

31.6

29.4

25.0

23.9

22.0

Bogotá

31.3

31.8

28.7

26.6

19.6

18.3

15.5

Bucaramanga

33.5

34.0

31.3

31.1

19.1

13.9

10.8

13 áreas Resto Colombia

35.9 60.9 49.4

36.4 56.3 47.7

34.2 58.3 47.4

32.2 56.4 45.0

26.9 57.1 42.0

25.6 54.3 40.2

23.2 50.3 37.2

Las ciudades se han organizado de mayor a menor, teniendo como criterio la incidencia de la pobreza en 2010. Fuente: Mesep (2009, 2010).


58 Circuitos, centralidades y estándar de vida

El Cuadro 1 presenta la incidencia de la pobreza en 13 áreas metropolitanas, el resto y el promedio nacional. A escala nacional, entre 2002 y 2010 la incidencia de la pobreza se redujo de 49,4% a 37,25%, una proporción inferior a la del promedio de América Latina (Cepal, 2009). Se ha presentado una ruptura creciente entre los procesos urbanos y rurales. Cuando se comparan las trece áreas metropolitanas con la pobreza en el “resto” se observa que las distancias están aumentando. La brecha urbano/rural se está ampliando. Las condiciones de la vida del campo se han rezagado frente a la dinámica de las ciudades (Pnud, 2011). En la visión de Lonergan la distancia entre el campo y la ciudad no sería aceptable, ya que si las condiciones de vida de la ciudad mejoran, estas conquistas deberían transmitirse a los habitantes del campo. Cuadro 2 Incidencia de la indigencia en 13 áreas metropolitanas, resto y total del país, 2002-2005, 2008-2010 (porcentajes) Municipios Pasto Cúcuta Barranquilla Montería Cali Cartagena Medellín Villavicencio Manizales Ibagué Pereira Bogotá Bucaramanga

13 áreas Resto Colombia

2002 10.8 11.1 8.5 9.5 6.1 9.5 7.9 7.4 7.3 8.4 4.0 7.0 6.1

2003 11.3 13.2 10.7 11.2 5.3 7.5 6.7 6.8 8.3 9.6 3.0 6.9 5.2

2004 10.4 13.2 8.5 9.9 5.3 6.9 5.6 5.3 9.0 10.4 3.3 6.0 4.7

2005 11.7 11.3 7.8 9.3 5.0 4.7 5.0 6.2 7.6 8.5 3.7 4.7 4.8

2008 10.0 7.9 10.0 6.7 7.4 6.9 6.1 5.2 6.8 7.3 4.7 3.4 2.6

2009 10.6 6.9 8.2 5.9 7.4 6.8 6.2 5.3 6.7 5.0 4.6 3.2 1.7

2010 11.3 8.4 7.4 6.7 6.4 6.1 5.6 4.8 4.7 4.3 3.8 2.6 1.2

7.4 32.8 17.6

7.3 28.6 15.6

6.5 29.0 14.8

5.6 27.8 13.8

5.6 32.9 16.4

5.2 29.0 14.4

4.6 25.5 12.3

Las ciudades se han organizado, de mayor a menor, teniendo como criterio la incidencia de la indigencia en 2010. Fuente: Mesep (2009, 2010).

Las ciudades parecen tener ventajas privilegiadas para luchar contra la pobreza. Los porcentajes de pobreza de las trece áreas son inferiores a las del resto. Vale la pena destacar además las notables diferencias


La pobreza y los recursos propios 59

encontradas entre las ciudades. El contraste es evidente entre Bucaramanga, donde los pobres son el 10,8%, y Pasto, con el 42,6%. La magia de las vecindades parece operar mejor en Bucaramanga que en Pasto. Además, las ventajas de Bucaramanga son incomprensibles por fuera de la dinámica departamental. La situación de la indigencia se observa en el Cuadro 2. En el nivel nacional, el porcentaje bajó de 17,6% a 12,3%. En las 13 áreas metropolitanas disminuyó de 7,4% a 4,6%, y en el resto de 32,8% a 25,5%. Es inaceptable que entre 2005 y 2008, a escala nacional, la indigencia haya subido de 13,8% a 16,4%. Esta tendencia pone de presente la fragilidad alimentaria del país. En el año 2007 los precios de los alimentos importados subieron de manera importante. En los municipios de las zonas que estamos analizando no existe información de la pobreza y de la indigencia por LP. Recurrimos, entonces, al porcentaje de personas con alguna necesidad básica insatisfecha (NBI). Como punto de referencia debe tenerse presente que en el año 2005 el porcentaje de NBI para el conjunto del país era de 27,63%, y que para las trece áreas metropolitanas era de 19,51%. Cuadro 3

Promedio de la participación del predial y de las transferencias en los ingresos totales (2000-2008), incidencia de la pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI) en 2005, porcentaje de analfabetismo y cobertura de acueducto en 5 zonas Zonas Montes de María Catatumbo Magdalena Medio Piedemonte Oriente Antioqueño Referencia

Pr/Y 1,5 1,6 2,8 3,7 6,5 11,3

Tr/Y 80,1 81,9 65,8 48,0 58,3 52,9

NBI 68,0 58,1 51,5 39,0 26,4 20,4

Analf. 26 30 17 10 9 6

Acu. 57 48 66 73 74 45

Las zonas se organizaron en función del NBI. Pr/Y es la relación entre el predial sobre los ingresos totales de los municipios (promedio 2000-2008), Tr/Y es la relación entre las transferencias y los ingresos totales (promedio 2000-2008), NBI es la incidencia (%) de la pobreza por necesidades básicas insatisfechas, Analf es el porcentaje de analfabetas (mayores de 15 años) y Acu es la cobertura del acueducto. Los municipios de referencia son: Bogotá, Medellín, Cartagena, Montería, Sincelejo, Cúcuta, Bucaramanga, Tunja, Duitama, Sogamoso y Granada. Los valores correspondientes a Analf y a Acu resultan del promedio nacional. Fuente: indicadores financieros, cálculos del CID-Odecofi a partir de datos de la Contraloría General de la República. Los datos de NBI, Analf y Acu provienen del Dane, censo de 2005.


60 Circuitos, centralidades y estándar de vida

El Cuadro 3 incluye dos indicadores financieros y la incidencia de la pobreza por NBI. Además de las cinco zonas, incluimos los valores correspondientes a los municipios de referencia (Bogotá, Medellín, Cartagena, Montería, Sincelejo, Cúcuta, Bucaramanga, Tunja, Duitama, Sogamoso, Granada). Así mismo se observa que hay una relación inversa entre los recursos propios de los municipios (predial, industria/comercio) y el NBI. A mayores recursos propios, un menor porcentaje de la población tiene necesidades básicas insatisfechas. Desde la perspectiva de la función distributiva es conveniente que aumente la participación del predial en los ingresos, y que disminuya la correspondiente a las transferencias. En los cinco grupos de municipios analizados la situación va en sentido contrario a lo deseado: la participación del predial es baja y la de las transferencias tiende a ser alta. Entre los cinco grupos, el Oriente Antioqueño tiene la relación Pr/Y más alta (6,5%), pero este porcentaje es inferior al del grupo de referencia (11,3%). La dependencia, expresada como la relación entre las transferencias y el ingreso (Tr/Y), también es especialmente elevada (80,1%) en Montes de María (MMA). En los municipios de referencia el porcentaje es de 52,9%. En cuanto al NBI, la situación más difícil está en MMA, donde la pobreza cubre al 68% de la población. Obsérvese, además, que en MMA la relación Pr/Y es de 1,5%, la más baja de las cinco zonas. La falta de recursos propios se refleja en un deterioro de las condiciones de vida. Las mayores transferencias (Tr/Y) tampoco han contribuido a mejorar las condiciones de vida. Como lo señala Bonet (2007), el sistema general de participaciones (SGP), que incluye gran parte de las transferencias, ha contribuido a incrementar las desigualdades regionales. Este resultado va en contra de lo esperado51, como lo ha reconocido el gobierno al proponer avanzar hacia la equidad regional (DNP, 2010). Estimamos las regresiones de la forma NBI = f (IP), en la cual IP son los ingresos propios. Constatamos que si la participación de IP en los ingresos corrientes sube, el NBI baja. El efecto más significativo se observa con el tributo predial. La pobreza por NBI puede considerarse una variable del resultado. Hicimos tres tipos de ejercicios. El primero (E1) es

51

“Los resultados muestran cómo la descentralización durante los últimos años ha perpetuado las disparidades que en materia de cobertura en salud y educación existen en el país” (Bonet, 2007: 46).


La pobreza y los recursos propios 61

1. NBIi = β0 + β1

Pr Tr + β2 + εi Y i Y i

NBI es el porcentaje de pobres por NBI del municipio i, (Pr/Y) son los recursos propios del municipio i, (Tr/Y) es el nivel de dependencia del municipio i. El segundo ejercicio (E2) incluye las zonas. Pr

Tr

2. NBIi = β0 + β1 Y + β2 Y + β3 MMA + β4 MME + β5 OA + β6 CAT i i + β7 PIE + εi

Montes de María (MMA), Magdalena Medio (MME), Oriente Antioqueño (OA), Catatumbo (CAT) y Piedemonte (PIE) se incluyen como variables dummy. El tercer ejercicio (E3) contempla los dos anteriores más la tasa de analfabetismo (Tanal)52. 3.

Pr Tr + β2 + β3 MMA + β4 MME + β5 OA + β6 CAT Y i Y i + β7 PIE + β8 Tanal + εi

NBIi = β0 + β1

Los resultados de las regresiones se observan en el Cuadro 4. El primer hallazgo relevante tiene que ver con las variables fiscales. En los tres ejercicios hay una relación inversa entre el NBI y los recursos propios del municipio (Pr/Y), de tal manera que cuando los recursos propios aumentan, la pobreza por NBI disminuye. Este resultado es compatible con la relación entre la dependencia fiscal (Tr/Y) y el NBI: el NBI es mayor cuando las transferencias incrementan su participación en los ingresos totales de los municipios. En los tres ejercicios hay una relación positiva entre el grado de dependencia y las necesidades básicas insatisfechas. La dependencia del gobierno central no se traduce en mejores condiciones de vida de la población. Las otras filas del cuadro miden la incidencia que tienen las condiciones de cada zona en el NBI. El mayor valor (28,23) corresponde a los MMA, así que el hecho de vivir en los MMA incrementa en 28,23 la incidencia de la pobreza por NBI. Esta situación contrasta con la del Oriente Antioqueño, que sí crea condiciones propicias para que no aumente la pobreza por NBI. Los MMA no favorecen la superación de la pobreza. Si se ordenan las regiones por su potencia

52

La tasa de analfabetismo se estandarizó para evitar cualquier colinealidad con las variables financieras. El analfabetismo se incluye entre los criterios exigidos para distribuir los recursos del sistema general de participaciones (SGP).


62 Circuitos, centralidades y estándar de vida

lidad de incidir de manera negativa en el NBI, la secuencia es: MMA, MME, CAT, PIE y OA. Cuadro 4

Resultados de las tres regresiones Constante Pr/Y Tr/Y MMA MME CAT PIE OA Tanal R2 DW Shapiro Wilk

E1 23,95 -1,98 0,44

E2 17,95 -1,26 0,30 28,23 17,74 18,04 7,86 -

0,59 1,53 0,90

0,74 1,91 0,20

E3 28,40 -0,90 0,19 13,26 10,89 6,56 9,58 0,79 1,93 0,00

Los resultados que se presentan tienen un 99% de significancia. Fuente: cálculos de CID-Odecofi a partir del DNP y de Dane-Redatam.

Varios municipios que están en las zonas analizadas son grandes receptores de regalías. El Cuadro 5 muestra que 34 municipios reciben el 80,15% de las regalías, y cuatro (Aguazul, Arauca, Tauramena y Cartagena) perciben el 20%53. Tres de estos municipios están en el PIE. No hay duda, entonces, sobre la concentración de las regalías. Tiene toda la razón el gobierno al considerar que la distribución de las regalías es inequitativa entre las regiones (Ministerio de Hacienda y Ministerio de Minas, 2010)54. La distribución inequitativa de las regalías, tanto entre las regiones como entre las personas, había sido diagnosticada desde mediados de los años noventa55. Tal inequidad sería menos grave si los receptores las utilizaran bien.

53

54

55

El 72,5% de los 80 municipios que reciben más regalías se clasifican en las categorías 6 y 7, que corresponden a las localidades de menor nivel. En el documento sobre el desempeño fiscal (DNP, 2010b) se hacen consideraciones similares. Ver, por ejemplo, CGR (1995, 2001), Corredor (1995).


La pobreza y los recursos propios 63

Cuadro 5 Los 34 municipios que más reciben regalías directas (1994-2009) (miles de pesos constantes de 2009) Depto. Casanare Arauca Casanare Bolívar Huila Meta Cesar Meta Santander Cesar Casanare La Guajira La Guajira Sucre Córdoba Huila Boyacá Meta La Guajira La Guajira Magdalena Córdoba Arauca Casanare Meta Antioquia Santander Casanare Huila La Guajira Tolima La Guajira Tolima Huila

Municipio Aguazul Arauca Tauramena Cartagena Neiva Castilla Nueva Jagua de Ibirico Villavicencio Barranca Chiriguaná Yopal Uribia Barrancas Santiago Tolú San Antero Aipe Puerto Boyacá Acacías Manaure Albania Ciénaga Montelíbano Arauquita Orocué Puerto Gaitán Yondó Sabana de Torres Maní Palermo Hatonuevo Purificación Maicao Melgar Yaguará

Regalías 699.082.520 642.210.233 513.959.864 489.191.700 444.971.474 378.949.870 345.334.452 339.070.124 311.540.997 295.246.151 279.500.137 277.444.262 273.224.321 269.615.543 264.424.132 250.957.917 249.863.891 249.534.630 244.071.755 219.532.623 210.170.277 208.137.747 197.328.105 190.910.681 189.990.709 184.010.266 183.537.472 162.263.612 158.677.107 156.946.765 144.887.011 136.043.922 121.060.000 120.199.272

Acum. 5.96% 5.47% 4.38% 4.17% 3.79% 3.23% 2.94% 2.89% 2.66% 2.52% 2.38% 2.37% 2.33% 2.30% 2.25% 2.14% 2.13% 2.13% 2.08% 1.87% 1.79% 1.77% 1.68% 1.63% 1.62% 1.57% 1.56% 1.38% 1.35% 1.34% 1.24% 1.16% 1.03% 1.02%

5.96% 11.43% 15.82% 19.99% 23.78% 27.01% 29.95% 32.84% 35.50% 38.02% 40.40% 42.76% 45.09% 47.39% 49.64% 51.78% 53.91% 56.04% 58.12% 59.99% 61.78% 63.56% 65.24% 66.87% 68.49% 70.06% 71.62% 73.00% 74.36% 75.69% 76.93% 78.09% 79.12% 80.15%

Los municipios del Piedemonte Llanero aparecen resaltados en rojo El primer porcentaje es con respecto a todas las regalías del país. Fuente: Economía Urbana y Centro Nacional de Consultoría (2011).


64 Circuitos, centralidades y estándar de vida

En las zonas que estamos analizando los municipios que más reciben regalías no actúan como una centralidad relevante. Estos municipios –que deberían ocupar un lugar significativo en el ejercicio de centralidades– no están impulsando procesos endógenos regionales. De los cuatro municipios que más regalías reciben, tres están localizados en la zona del PIE. No obstante el elevado volumen de regalías, los municipios del PIE tienen condiciones de vida que están por debajo del promedio nacional (ver Cuadro 4 y Figura 3). Con respecto a las otras cuatro zonas, el ICV promedio de los municipios del PIE es similar a los del OA (Figura 3). El MME también recibe un monto importante de regalías. Las limitaciones institucionales son una de las razones por las cuales las regalías no se convierten en bien-estar. El Pnud (2011) muestra que con el paso del tiempo se ha ido deteriorando la institucionalidad rural. Entre otras razones, porque la oferta de servicios del Estado ha disminuido.


Capítulo 4 Los Montes de María

Los Montes de María (MMA) comprenden siete municipios del sur del Departamento de Bolívar56 y ocho del Departamento de Sucre57. De acuerdo con el censo de 2005, la población era de 336.434 personas, de las cuales el 55% vive en las áreas urbanas. El 68% de la población urbana de MMA reside en El Carmen de Bolívar, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, María La Baja y San Onofre. Los Montes de María tienen una larga historia de disputa por el derecho a la tierra, que se origina en la estructura monopólica de la propiedad. Los intentos de “reforma agraria” han sido fallidos. La concentración de la tierra continúa siendo muy alta (Cuadro 9), y en la década de los 60 las disputas por su dominio terminaron en el desalojo de miles de campesinos. En el curso de 1971 y 1972 la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc)58 encabezó una fuerte oleada de tomas de tierra que fueron seguidas de medidas represivas (Pnud, 2003), y durante la década de los ochenta los grupos insurgentes encontraron un ambiente político propicio y unas condiciones geoestratégicas convenientes para su refugio y financiación mediante la extorsión de grandes terratenientes y la intermediación en el tráfico de estupefacientes. En el siguiente decenio el conflicto tomó un nuevo rumbo con el surgimiento y consolidación de grupos paramilitares, auspiciados inicialmente por narcotraficantes y

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57 58

San Jacinto, El Carmen de Bolívar, El Guamo, Zambrano, San Juan Nepomuceno, Córdoba y María la Baja. Colosó, Chalán, Morroa, Ovejas, San Alberto. El Palmito, Palmitos, San Onofre y Toluviejo. Creada en 1967 con apoyo del gobierno de Carlos Lleras Restrepo.


66 Circuitos, centralidades y estándar de vida

después por terratenientes de la zona, que terminaron vinculados a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Con la arremetida paramilitar los grupos insurgentes tuvieron que replegarse a la zona de montaña y las AUC dominaron las zonas planas y la salida al mar59. De acuerdo con el Observatorio de Cultura Política, Paz, Convivencia y Desarrollo de los Montes de María, el desplazamiento masivo de población montemariana entre 2003 y 2007 alcanzó a 49.937 personas expulsadas y reportadas60. Los municipios con mayor población desplazada fueron El Carmen de Bolívar, San Onofre, Ovejas, María La Baja y San Juan Nepomuceno. El desplazamiento dejó 131.000 hectáreas abandonadas (Fundación Red de Desarrollo y Paz de los Montes de María, 2008). Los Montes de María, como parte de los departamentos de Sucre y Bolívar, han recibido a población desplazada que igualmente proviene de otros departamentos (Magdalena, Atlántico, Córdoba, Cesar y Antioquia). Cartagena y Sincelejo son los principales receptores de población expulsada (Vicepresidencia, 2007). A partir de 2006, después de la desmovilización paramilitar, la zona está viviendo un lento proceso de retorno y reubicación de la población desplazada, aunque la desconfianza se mantiene. No obstante la disminución de índices de violencia, quedan rezagos activos de paramilitares y el Ejército continúa los enfrentamientos con los grupos insurgentes. Aunque la desmovilización de los grupos paramilitares contribuyó a reducir los índices de violencia, la tensión social persiste y ahora tiene mucho que ver con la disputa por la tierra. En el último año 2010 el gobierno denunció el despojo de tierras que han sufrido los habitantes pobres de los MMA, y algunos actores institucionales afirman que esa región se encuentra en un periodo de posconflicto. No obstante, miembros de la comunidad, investigadores y organizaciones de cooperación consideran que la zona sigue en situación de conflicto61.

59

60

61

La región montemariana es un corredor natural útil para el paso de estupefacientes provenientes de la Serranía de San Lucas y el Bajo Cauca Antioqueño, así como para el tráfico de armas e insumos químicos. La disputa por el control territorial tenía como objeto el dominio de las vías terrestres de acceso (especialmente la carretera troncal occidental, por donde corre el 80% del transporte de carga del país), y las vías acuáticas (río Magdalena, Canal del Dique y Golfo de Morrosquillo), como medios de financiación de estos grupos (Echandía, 2006). El número de población desplazada en la zona empieza a disminuir a partir de 2005. Sobre el desplazamiento forzado en Colombia, ver Ibáñez (2004) e Ibáñez y Querubín (2004). Se difunden panfletos con amenazas a los pobladores. El Estado todavía no logra asegurar la integridad de las comunidades y la garantía, protección y conservación de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario.


Los Montes de María 67

Cuadro 6

Montes de María Índice de capacidad municipal (ICM) y sus componentes Depto.

Municipio

Fiscal

Infr.

Instit.

Produc.

ICV

Total

Con otras capitales (Dominio 1) Sucre Sucre Sucre Sucre Bolívar Sucre Bolívar Bolívar Sucre Sucre Bolívar Bolívar Bolívar Bolívar Sucre Sucre Córdoba Bolívar

Chalán Palmito Colosó San Onofre María La Baja Morroa El Guamo Córdoba Ovejas Los Palmitos San Jacinto San Juan Nepomuceno Zambrano El Carmen de Bolívar Toluviejo Sincelejo Montería Cartagena

1.238 1.479 0.995 0.000 1.230 1.213 1.645 2.314 1.232 1.512 1.090 1.492 1.690 1.126 5.102 3.952 6.480 11.364

0.000 0.162 0.054 0.545 0.458 0.267 0.139 0.133 0.372 0.193 1.292 0.841 0.540 1.436 0.806 13.854 14.956 39.773

0.000 0.624 1.398 1.621 0.624 0.300 0.774 0.624 1.214 0.774 0.624 0.745 1.248 3.749 0.857 13.394 15.160 22.727

0.000 0.081 0.010 0.457 0.682 0.089 0.035 0.161 0.177 0.444 0.845 0.518 0.450 1.147 0.270 7.041 8.902 17.045

5.656 5.531 5.883 5.723 5.614 7.020 6.340 5.748 6.636 6.864 6.176 6.523 6.828 5.989 6.583 8.575 7.820 9.091

6.895 7.878 8.340 8.346 8.607 8.890 8.933 8.981 9.630 9.787 10.027 10.119 10.756 13.446 13.617 46.816 53.320 100.000

Sucre Chalán 0.518 Sucre Colosó 0.828 Bolívar El Guamo 1.508 Sucre Palmito 2.649 Sucre Morroa 2.277 Bolívar Córdoba 5.221 Sucre Ovejas 2.232 Sucre Los Palmitos 2.530 Bolívar Zambrano 3.397 Sucre San Onofre 0.000 Bolívar María La Baja 2.868 Bolívar San Juan Nepomuceno 3.115 Sucre Toluviejo 11.364 Bolívar San Jacinto 2.577 Bolívar El Carmen de Bolívar 2.460 Fuente: Cálculos propios CID - Odecofi.

0.000 0.806 0.637 3.506 1.982 2.693 3.287 3.791 4.530 9.422 9.515 14.266 9.398 15.176 39.773

0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 1.706 0.000 0.000 3.519 0.000 0.000 1.814 0.000 22.727

0.000 0.225 0.610 1.307 1.519 2.491 2.761 5.905 5.670 6.903 9.074 7.722 4.745 11.315 17.045

7.325 7.617 8.210 7.162 9.091 7.444 8.593 8.888 8.842 7.410 7.270 8.447 8.525 7.997 7.755

7.843 9.476 10.965 14.624 14.870 17.849 18.578 21.114 22.439 27.255 28.726 33.550 35.845 37.065 89.761

Sin otras capitales (Dominio 2)

El Cuadro 6 presenta el índice de capacidad municipal (ICM). En el Dominio 1 los municipios más importantes son Cartagena, Montería y Sincelejo, que están por fuera de la zona de los MMA. Estos muni-


Ingresos

90.247 76.614 2.607 787 327 990 500 468 73.541 7.224 3 66.314 13.633 6.048 1.184 6.401

2000

118.134 91.562 4.502 1.376 974 1.662 492 1.016 86.044 11.747 0 74.296 26.571 9.236 1.696 15.639

2001 156.192 115.859 4.923 1.475 1.007 1.427 1.015 3.301 107.634 11.378 0 96.256 40.333 12.922 11.989 15.423

2002 109.621 97.201 4.981 1.411 965 1.493 1.111 1.641 90.579 15.861 89 74.627 12.420 9.523 1.143 1.755

2003 123.470 111.737 5.297 1.838 1.100 1.441 919 1.869 104.571 11.285 0 93.285 11.733 11.126 193 414

2004

(millones de pesos de 2008)

104.061 96.015 6.304 1.600 1.225 2.369 1.111 537 89.174 9.855 4 79.314 8.045 6.145 415 1.486

2005 83.154 75.211 6.216 1.836 1.689 1.169 1.523 871 68.123 8.315 172 59.637 7.942 6.397 665 881

2006 115.476 101.503 16.914 3.929 1.526 1.063 5.012 2.068 82.521 9.790 229 72.501 13.972 9.472 1.738 2.762

2007

SGP son los recursos del sistema general de participaciones. En todos los casos, se trata de ejecuciones presupuestales. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de las ejecuciones presupuestales reportadas por las entidades territoriales al DNP y del IPC del Dane.

Ingresos totales 1. Corrientes 1.1 Tributarios 1.1.1. Predial 1.1.2. Ind. y com. 1.1.3. Sobr. gasolina 1.1.4. Otros 1.2. No tributarios 1.3. Transferencias 1.3.1. Nacionales 1.3.2. Otras 1.3.3. SGP 2. Ingresos capital 2.1. Regalías 2.2. Cofinanciación 2.3. Otros

Cuadro 7

Montes de María. Ingresos de los municipios, 2002-2008

2008 163.130 145.069 8.412 2.943 1.931 1.472 2.066 630 136.027 11.967 108 123.953 18.061 16.107 783 1.171

68 Circuitos, centralidades y estándar de vida


Los Montes de María 69

cipios se distancian de manera significativa de El Carmen de Bolívar y de Toluviejo. La brecha muestra que los municipios que están por fuera de la zona tienen un peso diez veces mayor que el de los municipios de los MMA. En el Dominio 2 únicamente se incluyen los municipios de MMA. El Carmen de Bolívar es la ciudad más importante y le siguen San Jacinto y Toluviejo. El primer componente del ICM es el fiscal. El Cuadro 7 resume los principales ingresos fiscales de los municipios de los MMA. Los recursos tributarios relevantes son el predial, el de industria y comercio y la sobretasa a la gasolina. Desde la óptica de la función distributiva de Lonergan, son relevantes el predial y el de industria y comercio. En los MMA el monto de las regalías es pequeño, las transferencias son significativas y los ingresos propios son muy reducidos. El Cuadro 8 muestra las participaciones de los impuestos predial y de industria y comercio en los ingresos corrientes62. Los porcentajes son muy bajos. El predial no pasa del 3,87% de los ingresos corrientes y la participación del ICA apenas llega al 2,25% en el mejor año. Esta estructura fiscal no permite que la región se apropie del excedente. Y, como mostramos antes, hay una relación directa y positiva entre los ingresos propios y las condiciones de vida de la población.

62

En la estadística fiscal del país la categoría ingresos corrientes no es homogénea. El parágrafo del art. 2 de la Ley 358 de 1997 considera como ingresos corrientes los tributarios, los no tributarios, las regalías y las compensaciones monetarias efectivamente recibidas, las transferencias nacionales, las participaciones en las rentas de la Nación, los recursos del balance y los rendimientos financieros. En DNP (2010b) los criterios para definir los ingresos corrientes son distintos de los de la Ley 358. Los ingresos totales corresponden a: tributarios + no tributarios + transferencias para funcionamiento + regalías + sistema general de participaciones (SGP) + cofinanciación + otros. Los gastos totales son: funcionamiento + intereses + inversión + otros. El balance corriente es igual a tributarios + no tributarios + transferencias para funcionamiento - funcionamiento - intereses - otros. La noción de corriente que utiliza el DNP es diferente de la empleada en la Ley 358. El DNP no considera como ingreso corriente ni las regalías, ni el SGP. Nuestra clasificación es más restrictiva que la de la Ley 358, porque no contempla las regalías, pero es más amplia que la del DNP porque incluye el SGP.


70 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 8

Montes de María Participación (%) del predial y de industria y comercio en los ingresos corrientes Año

Pr/Corr

ICA/Corr

2000

1.03

0.43

2001

1.50

1.06

2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

1.27 1.45 1.64 1.67 2.44 3.87 2.03

0.87 0.99 0.98 1.28 2.25 1.50 1.33

Pr. es el impuesto predial, Corr. son los ingresos corrientes, ICA es el impuesto de industria y comercio. Fuente: Cuadro 7.

El Mapa 2 y el Cuadro 9 representan las principales actividades económicas de los MMA. Se destacan la agricultura, la ganadería y la palma africana. A corto plazo los Montes de María pueden convertirse en epicentro de economías de enclave en los departamentos de Sucre y Bolívar. Actualmente se desarrollan megaproyectos asociados con la palma de aceite y la producción de biocombustibles. Entre el 2001 y 2005 la superficie sembrada se palma se triplicó, y pasó de 1.567 a 5.000 hectáreas (equivalentes al 47% de toda el suelo cultivado de María La Baja). Gran parte del monocultivo se encuentra en tierras anteriormente destinadas a la siembra de arroz y plátano63. Todo indica que en el futuro se acentuará la economía de enclave. El gobierno nacional ya anunció la explotación de petróleo. Según el observatorio de MMA se destacan tres megaproyectos: i) el cultivo de la caña de azúcar, destinada a la producción para la extracción de etanol; el área estimada es de 45.000 has., repartidas en los municipios de María La Baja, San Onofre y Momil; ii) la reforestación con maderas comerciales, con una siembra de 50.000 has.; iii) la siembra de palma de aceite, que, al ampliar la extensión de los cultivos, origina una intensa presión por el dominio de la tierra.

63

El plátano era considerado el producto líder de la zona sur del distrito de riego; sin embargo, la extensión de los cultivos de palma de aceite, la Sigatoka Negra y la falta de comercialización han llevado a la reducción de la producción y del área sembrada en el municipio.


Mapa 2

Principales actividades económicas. Montes de María

Los Montes de María 71


72 Circuitos, centralidades y estándar de vida

En el mundo existe una tendencia a sustituir energía fósil por biocombustibles o biodiesel. Se argumenta que su producción es una alternativa de desarrollo para el sector agrícola (Upme, Indupalma y Corpobid, 2003). La palma exige grandes superficies y el empleo de tecnologías e infraestructuras avanzadas (capital industrial), que descargan fuertes impactos ambientales y cambios en las estructuras productivas. Las plantaciones a gran escala vulneran las condiciones sociales de la población porque a su alrededor se presentan altos niveles de concentración de la tierra, ampliación de fronteras agrícolas y presión sobre los ecosistemas naturales, cambios en la vocación y usos del suelo, utilización intensiva de agroquímicos contaminantes de aguas subterráneas, exigencias de mano de obra calificada –que no necesariamente se encuentra en las regiones afectadas– y altas inversiones de capital que los pequeños y medianos productores no pueden asumir. Por añadidura, la especialización de monocultivos pone en riesgo la producción de bienes que garantizan la seguridad alimentaria de las regiones64. A las plantaciones de palma se suma la producción de biocombustibles como el etanol, que se obtiene de la celulosa del maíz, la caña de azúcar y productos como la yuca. A pesar de que los suelos son muy buenos para la agricultura, el 80% de ellos se destina a la ganadería extensiva65. Los principales productos son yuca, ñame, maíz tecnificado, palma de aceite y arroz de riego. La región enfrenta problemas de agua a causa de las prácticas de deforestación y contaminación de fuentes acuíferas, a los cambios climáticos (veranos más secos y extensos, periodos de lluvia más largos) y a la falta de previsión de los municipios y los departamentos. Las soluciones que se han buscado para compensar la falta de agua (pozos y jagüeyes) no han sido suficientes. El único distrito de riego se encuentra en María La Baja, y de las 18.000 hectáreas que supuestamente abarcaría solo se está utilizando el 54%. Del total de minidistritos de la región, apenas se ha habilitado el 23% de las 955 hectáreas disponibles.

64

65

Esta posición no la comparten Rangel, Ramírez, Betancur, Cifuentes y Hurtado (2008), para quienes la extensión de los cultivos de palma ha sido muy benéfica, porque ha desarrollado la economía agraria y, además, ha incrementado el empleo y los salarios. Sobre las características socioeconómicas de Montes de María, ver González, Cardozo, Maldonado, Angulo y López (2009).


Los Montes de María 73

Cuadro 9

Principales actividades económicas Montes de María Departamento de Bolívar Municipios Actividad económica Córdoba Ganadería: Cebú y Pardo Suizo. Agricultura de Pancoger Agricultura: Tabaco, Aguacate, café, ajonjolí, ñame, yuca El Carmen de Bolívar plátano, cacao, maíz y frutales. Ganadería. Agricultura tradicional de Pancoger. Ganadería. Pesca artesaEl Guamo nal. Artesanías de tejidos y madera. Ganadería. Agricultura tradicional de Pancoger: Yuca, plátano, María la Baja Maíz, Palma africana. Ganadería. Pesca artesanal. San Jacinto Agricultura tradicional de Pancoger. Ganadería y artesanías. San Juna de Nepo- Ganadería: Cebú, Holstein, Pardo Suizo y Brahaman. Agriculmuceno tura: Ñame, Yuca, Plátano, Maíz Agricultura tradicional de Pancoger: Yuca, Maíz, y frutales. GaZambrano nadería de doble propósito. Pesca artesanal Departamento de Sucre Municipios Actividad económica Colosó Agricultura tradicional de Pancoger: maíz, yuca y ñame. Agricultura tradicional de Pancoger: maíz, yuca, ñame, tabaco Chalán y aguacates. Ganadería extensiva. Agricultura tradicional de Pancoger: Yuca, Maíz, Ñame, TabaMorroa co y Verduras. Artesanías de tejidos Agricultura tradicional de Pancoger: Tabaco, Yuca, Maíz, Ovejas Ñame, ajonjolí y aguacate. Hortalizas y frutas. Ganadería extensiva de vacunos y especies menores. San Antonio de Ganadería extensiva . Agricultura tradicional de Pancoger Palmito Ganadería. Agricultura tradicional de Pancoger: Maíz, Yuca, , Los Palmitos Ñame, Tabaco, patilla, Ajonjolí y fríjol. . Ganadería extensiva de doble propósito. Agricultura tradicioSan Onofre nal de Pancoger. Turismo. Megaproyectos de agricultura. Minería. Agricultura tradicional de Pancoger. Ganadería Toluviejo extensiva. Servicios: turismo y comercio. Industria: refinamiento de Departamento de petróleo, la producción de químicos y plásticos. Actividades Bolívar agropecuarias de tipo tradicional, a excepción de cultivos de arroz. Pesca, explotación maderera, sal. Ganadería vacuna. Agricultura: yuca, ñame, arroz, maíz, algoDepartamento de dón, sorgo y plátano. El comercio y la prestación de servicios. Sucre Industria poco desarrollada de alimentos, bebidas y cemento. La pesca. Fuente: Alcaldías municipales.

El Cuadro 10 muestra el coeficiente Gini de tierra, calculado a partir del área. Cartagena (0,92) y El Palmito (0,83) son los municipios con la mayor concentración. La menor concentración (0,58) se observa en El Fuente: Alcaldías municipales.


74 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Guamo. Esta distribución desigual de la propiedad no se ha reflejado en una mayor productividad del agro. Cuadro 10 Montes de María, Dominio 1 Coeficiente de Gini (áreas), 2006 y 2009 Municipios Cartagena El Palmito Sincelejo Montería Toluviejo María La Baja Zambrano Morroa San Onofre Colosó Los Palmitos Córdoba Chalán El Carmen Bolívar Ovejas San Jacinto San Juan Nepomuceno El Guamo

2006 0.89 0.79 0.81 0.78 0.77 0.74 0.75 0.82 0.71 0.71 0.70 0.68 0.61 0.63 0.65 0.62 0.60 0.58

2009 0.92 0.83 0.79 0.78 0.77 0.73 0.73 0.73 0.71 0.70 0.70 0.68 0.65 0.63 0.63 0.62 0.62 0.58

Los municipios han sido organizados de mayor a menor, en función del Gini de 2009. Fuente: Pnud (2011), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac).

La presión sobre la tierra es especialmente intensa en El Carmen de Bolívar, Zambrano, Córdoba, Ovejas, San Jacinto, San Juan Nepomuceno y El Guamo (Castillo, 2008)66. Los vendedores son pequeños latifundistas, campesinos que tienen tierras asignadas por la reforma agraria, retornados a sus tierras o desplazados de ellas67. Los problemas

66

67

En los MMA se ha vivido el conflicto entre los terratenientes y el movimiento campesino, que a través de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc) ha reivindicado una mejor distribución de la tierra. En el lenguaje político de los años 70 la consigna de la Anuc era “la tierra para quien la trabaja”. Los medios escritos también ha reportado la presión de los grupos armados sobre la población campesina para que les entregue sus tierras. En septiembre de 2008 se vendieron 12.000 hectáreas en el corregimiento de El Salado y en el municipio de Ovejas.


Los Montes de María 75

estructurales son evidentes y difícilmente se resolverán a favor de las poblaciones campesinas de los MMA. La ausencia de políticas agrarias que protejan las economías campesinas ha llevado a la expansión de cultivos, sin que se solucione el problema de titulación y tenencia de la tierra. La institucionalidad de la zona es muy baja. La confluencia de estos factores se traduce en dinámicas perversas de pobreza y conflicto. Cuadro 11

Montes de María. Porcentaje de personas con alguna necesidad básica insatisfecha (NBI), 2005 Municipios San Jacinto El Carmen de Bolívar Colosó El Palmito Chalán Córdoba Juan Nepomuceno San Onofre Morroa María La Baja El Guamo Zambrano Toluviejo Ovejas Los Palmitos

2005 94.4 93.4 81.5 73.4 71.0 70.2 67.9 65.1 61.5 60.0 59.1 55.9 55.8 55.5 54.7

Los municipios se han organizado de mayor a menor, en función del NBI. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de Censo 2005.

En los MMA la cobertura de viviendas con conexiones de energía, agua y alcantarillado es respectivamente de 93,8%, 57,3% y 21%68. Este porcentaje es bajo, comparado con las coberturas de los departamentos de Bolívar y Sucre (45,2%). Frente a Bogotá, que goza de coberturas superiores al 95%, el rezago de los MMA es notable. Otros indicadores socioeconómicos confirman el hecho; por ejemplo, el 71% de la población tiene alguna NBI (Cuadro 10) y el 26% es analfabeta69. El Cuadro 11

68

69

Sobre las condiciones de vida de la población de Montes de María, ver González, Cardozo, Maldonado, Angulo y López (2009). En el país la tasa de analfabetismo de la población mayor de 15 años es de 8,3% (Dane, Censo de 2005).


76 Circuitos, centralidades y estándar de vida

muestra el porcentaje de personas que tienen por lo menos una necesidad básica insatisfecha en los municipios de los MMA. Los porcentajes son muy superiores al nacional y las peores situaciones se presentan en San Jacinto (94,4%) y El Carmen de Bolívar (93,4%). De acuerdo con el estudio del Pnud (2003), los principales problemas de la región de MMA son: i) la ausencia de gobernabilidad, entendida como la incapacidad de los gobernantes de conciliar las iniciativas privadas con los propósitos de la política pública; ii) la precariedad institucional, reflejada en la ineficacia para la provisión de bienes y servicios públicos, en los bajos niveles de planeación y gestión pública y en el poco control social; iii) la impunidad, que se observa en profundas carencias en el cumplimiento de la justicia, así como en las masacres y crímenes masivos y continuos que hasta el momento no tienen “responsables” ni aplicación de penas; iv) la exclusión, la pobreza y la marginalidad social, que se expresan en la precariedad de las condiciones socioeconómicas de la población montemariana. Al comparar los años 2002 y 2006 se observa un cambio importante en las áreas totales sembradas en los MMA. En 2002 la extensión sembrada era de 68.375 hectáreas, distribuida entre cultivos permanentes (19,5%)70 y transitorios (80,5%)71. En el año 2006 la superficie sembrada se redujo a 48.712 hectáreas, de las cuales el 24,1% corresponde a cultivos permanentes y el 75,9% a transitorios. El área total disminuye pero aumenta la parte correspondiente a los cultivos permanentes (especialmente de palma), mientras se reduce la participación de los transitorios (especialmente yuca, ñame, aguacate, maíz tradicional y tecnificado). La muestra más evidente es la forma como la palma aceitera ha ido desplazando los cultivos de pancoger. Desde el punto de vista del aprovechamiento del suelo, en MMA el 80% de los terrenos se destina a la ganadería y el 20% a la agricultura. Se observa un claro proceso de ganaderización. En 2001 había 165.931 has. destinadas a pastos y para 2007 la porción se había elevado a 200.151 has. Aunque la producción ganadera es considerable, no existe un mercado regional consolidado. No hay infraestructura de transformación de leche y derivados para la comercialización regional. No se dispone de mataderos que cumplan con las condiciones técnicas e higiénicas adecuadas para el sacrificio del ganado, ni un frigorífico para la mani

70 71

Aguacate, tabaco negro, plátano, palma africana, cítricos y frutas. Yuca, ñame, maíz tradicional, maíz tecnificado, arroz de riego, algodón y ajonjolí.


Los Montes de María 77

pulación y extracción de carne en canal. La producción ganadera que se alcanza a comercializar se hace con ganado en pie. La productividad en los MMA está por debajo del nivel nacional. En el año 2006 el plátano tenía un rendimiento de 2,6 toneladas por hectárea (t/h), inferior al promedio del país. En palma africana la diferencia es de 1,5 t/h, y de 1,3 t/h en ñame, 0,1 t/h en maíz tradicional, 1,8 t/h en maíz amarillo, 0,2 t/h en arroz y 0,7 t/h en arroz de riego. Además, los MMA presentan problemas de sedimentación e inundaciones en invierno porque la capacidad de drenaje es muy baja. En épocas de sequía se observa escasez de aguas subterráneas. En tales condiciones, el deficiente abastecimiento de agua se convierte en una limitante destacada de la fertilidad y la productividad de los suelos. No hay distritos de riego y la capacidad de almacenamiento natural de aguas es muy baja. La ganaderización deteriora la capa vegetal y compacta el suelo. La concentración de la tierra ha llevado a la desforestación porque los campesinos sin tierra buscan ampliar la frontera agrícola, práctica que el Pnud (2011) propone detener. La actividad pesquera es de muy baja tecnificación y se dirige al consumo interno. En los últimos años se ha incentivado la piscicultura de estanque pero no se ha consolidado el mercado interno. Tampoco se dispone de sistemas de acopio, manipulación y transporte adecuado para la comercialización. Fuera de los relacionados con la palma, los procesos “agroindustriales” son incipientes. Apenas se observan plantas tradicionales de picado y secado de yuca, proceso que agrega muy poco valor a los productos y no origina actividades complementarias. No están definidos los canales de comercialización, abastecimiento y transporte que faciliten el acceso a los mercados. El poco desarrollo de la investigación y la innovación en el país (González y Angulo, 2006) se refleja en MMA. Los procesos de transferencia, adaptación y aplicación de tecnología son incipientes. Las Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umatas) no disponen de los recursos humanos, tecnológicos y financieros para atender las necesidades de asistencia de los campesinos. Tales unidades se han ido desmontando y sus correspondientes tareas deberían ser adelantadas por los Centros Provinciales de Gestión Agroempresarial (Cpga). Este nuevo modelo de asistencia permitiría articular las actividades de varios municipios. Es un propósito que no se ha cumplido. En los MMA hace falta infraestructura de servicios y soporte para adelantar las actividades de poscosecha y comercialización. La comer-


78 Circuitos, centralidades y estándar de vida

cialización, como proceso complementario e integral de la actividad productiva, es deficiente, débil y desorganizada, debido a la alta atomización de la oferta agrícola y a su baja productividad. La presencia de numerosos intermediarios reduce la participación y el poder de negociación del productor en la determinación de los precios y en la contratación del transporte del producto. La falta de infraestructuras adecuadas para el manejo poscosecha de los productos (almacenamiento, empaque, conservación, etc.) dificulta la comercialización y disminuye la rentabilidad. No existe información consolidada y confiable sobre las actividades productivas que permita formular políticas y orientar la toma de decisiones gubernamentales de afectación regional (ordenamiento y empleo del suelo, conflictos ambientales de reservas y manejo de aguas, deforestación). No se han desarrollado alianzas estratégicas entre productores y comercializadores, y las que existen son muy débiles o están en proceso de consolidación. Destacamos la alianza que para la producción, asistencia técnica y comercialización del plátano existe en María La Baja entre la organización campesina Aproagrofor, la Continental Fruit Cartagena, la Gobernación, el Municipio y la Fundación Montemariana. Este proceso ha sido exitoso. En Córdoba, municipio del departamento de Bolívar, se creó una alianza productiva entre la Corporación PBA y la Asociación de Productores de Yuca de las sabanas de Córdoba y Sucre (Aproysa), el Ministerio de Agricultura (a través del programa de Alianzas Productivas para la Paz), el Sena, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), Fenavi McCain y Congelagro, dirigida al montaje de una planta de secamiento, que asocia a los municipios de Ovejas, Los Palmitos y Toluviejo, de MMA. Estos dos ejemplos muestran que es posible avanzar en el desarrollo de alianzas productivas favorables para las partes. La ubicación de MMA es estratégica. Por el oriente se conecta fácilmente con Valledupar y Bucaramanga. La troncal de occidente permite el acceso a San Onofre y Tolú. Hacia el norte tiene comunicación con Cartagena y Barranquilla. Por el occidente, el acceso con Montería y Medellín se realiza a través de la llamada depresión momposina. Por la carretera troncal de Occidente pasa el 80% del transporte de carga del interior del país a la costa Caribe. Pero en el interior de los MMA la infraestructura vial es precaria y ello incide de manera importante en el costo del transporte. La red vial interna (terciaria) es aproximadamente


Los Montes de María 79

de 527 km., con un elevado porcentaje de vías destapadas y en mal estado. La situación es especialmente crítica en los MMA perteneciente a Sucre. Cuadro 12

Montes de María Índice de centralidades Con otras capitales: Dominio 1 Chalán Córdoba El Guamo Palmito Morroa Zambrano San Onofre S. Juan Nepomuceno Colosó Ovejas María La Baja Toluviejo San Jacinto Los Palmitos El Carmen de Bolívar Montería Sincelejo Cartagena

0.000 0.022 0.026 0.082 0.089 0.115 0.137 0.161 0.162 0.169 0.189 0.237 0.245 0.256 1.066 3.031 49,029 100.000

Sin otras capitales: Dominio 2 Chalán El Guamo Colosó Córdoba Palmito Morroa Zambrano Ovejas San Onofre S. Juan Nepomuceno Los Palmitos Toluviejo María La Baja San Jacinto El Carmen de Bolívar

0.000 0.254 0.855 0.948 3.397 3.561 3.929 5.537 7.737 12.587 13.156 14.640 14.886 17.529 100.000

El Dominio 1 incorpora municipios que están por fuera de la zona pero que tienen una incidencia relevante. El Dominio 2 únicamente incluye a los municipios de la zona. Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

Tal y como se observa en el Cuadro 12, la principal centralidad de los MMA es El Carmen de Bolívar, pero cuando se analiza en los municipios del Dominio 1 su importancia decae de manera significativa. El índice correspondiente a Cartagena es casi cien veces superior al de El Carmen de Bolívar. Esta diferencia muestra que en los MMA no hay ninguna centralidad significativa. El Carmen de Bolívar tiene una ubicación geográfica que es estratégica, a causa de la red vial de que dispone con los principales mercados nacionales y los puertos terminales de exportación (el municipio está ubicado a 110 km. de Cartagena y a 154 km. del puerto de Barranquilla).


80 Circuitos, centralidades y estándar de vida

No obstante, su estructura productiva presenta características similares a las del resto de municipios de MMA. Aunque la red vial es fundamental para el desarrollo de una localidad, porque facilita la conexión y reduce la exclusión, esta infraestructura debe estar acompañada de otros avances tecnológicos y de sistemas de servicios complementarios. La carencia de instituciones y de condiciones productivas autónomas hace que El Carmen de Bolívar no constituya una centralidad importante. Sincelejo presta servicios funcionales significativos para los municipios de los MMA. Es una ciudad con incipiente desarrollo microempresarial (ebanisterías, curtiembres, talabarterías y confecciones), que abastece el consumo de la cabecera municipal y su área de influencia (municipio de Chinú-Córdoba). A pesar de que en el Dominio 1 es la segunda ciudad en importancia, presenta un desarrollo endógeno muy precario. La situación económica y social de otros municipios, como Magangué, El Carmen de Bolívar y otros es muy baja y con el ICV de la zona ocurre lo mismo (Figura 3). A pesar de todas las limitaciones estructurales mencionadas, María La Baja tendría potencialidades para convertirse en una centralidad. Cuenta con recursos hídricos que favorecen el abastecimiento de agua para el riego de los cultivos, que se complementa con el único distrito de riego que existe en los MMA. La cobertura es de unas 18.000 hectáreas, de las cuales se están aprovechando apenas 9.689. Sus suelos son aptos para cultivos de arroz de riego, maíz tecnificado, plátano y frutales. La palma africana es un cultivo relativamente nuevo en el municipio, que ha desplazado a los de algodón y arroz y a la ganadería extensiva. La presencia de plantíos como el arroz de riego y la palma ha mejorado la tecnificación del campo y la especialización de su mano de obra, pero tiene impactos débiles en el empleo. Por ejemplo, la palma ocupa solo 42 jornales por hectárea, el arroz de riego 20 y el maíz mecanizado 11, mientras que el plátano requiere 94. En MMA es donde se registran más procesos de transformación agroindustrial, como ocurre con la cadena agroindustrial Las Flores, del grupo empresarial de Carlos Murgas, que incluye todo el ciclo de producción de palma africana: producción de semilla, planta extractora, planta refinadora, planta de sólidos y planta de biodiesel. Adicionalmente, se observan procesos interesantes en la transformación de harinas con destino a la elaboración de productos alimentarios para peces. También se ha avanzado en la cadena de lácteos.


Mapa 3

Montes de MarĂ­a. DistribuciĂłn de centralidades

Los Montes de MarĂ­a 81


82 Circuitos, centralidades y estándar de vida

María La Baja está clasificada por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) como centro local principal72. Su sistema de conectividad vial es apreciable. La carretera Troncal de Occidente es la vía más importante: el ramal del Vizo comunica María La Baja con San Onofre (41 km.) y se prolonga hasta Sincelejo (84 km.). Por la troncal se comunica igualmente con Cartagena (72 km.), y por la vía San Juan-San Jacinto lo hace hasta El Carmen de Bolívar (84 km). El área de influencia de María La Baja la constituyen los municipios de San Onofre, en el departamento de Sucre, Arjona, Mahates, Turbaco, El Carmen de Bolívar, San Jacinto y San Juan Nepomuceno en el departamento de Bolívar. Como consecuencia de la demanda de servicios especializados de salud, educación media y superior, comercio y servicios financieros especializados, María la Baja tiene vínculos comerciales con Cartagena. El flujo económico con Sincelejo proviene de la demanda de servicios médicos y educativos, comerciales y de abastecimiento de víveres y abarrotes. Los intercambios con Arjona son, especialmente, de productos agrícolas; con los corregimientos del Canal del Dique, por su parte, intercambia productos y servicios agropecuarios. El Mapa 3, que se desprende del Cuadro 12, muestra que Cartagena, Sincelejo y Montería son los polos de atracción. La fuerza de Cartagena es el doble de la de Sincelejo. Es incuestionable que Cartagena y Sincelejo son los únicos municipios que se configuran como centralidades, por su connotación de capitales de departamento. Sin embargo, Cartagena tiene una diferencia marcada como centralidad. Allí se identifican aglomeraciones y desarrollos endógenos importantes alrededor de las industrias química, petroquímica y de producción de plástico, y hay un desarrollo avanzado del turismo, a su vez asociado a la expansión de la infraestructura, el comercio y los servicios. Cartagena, que se comunica con el río Magdalena a través del Canal del Dique, es uno de los principales puertos del país y se le considera como el centro cultural de la región Caribe. El Cuadro 13 presenta el valor promedio del ICV y el CV de los municipios de los MMA. Aunque el ICV mejoró entre 1993 y 2005, su nivel es muy bajo con respecto al promedio nacional y al del OA y el PIE. El

72

Los centros locales satisfacen las necesidades inmediatas de un pequeño núcleo de población que explota el espacio agrícola inmediato para abastecer con su producción los centros urbanos de mayor importancia que le sean próximos, según su posición con respecto a la distribución geográfica de las ciudades del sistema urbano regional al que pertenecen.


Los Montes de María 83

CV disminuyó entre los dos censos, y aunque esta tendencia es positiva, la convergencia ocurre en niveles muy bajos del ICV. Como decíamos a propósito de la Figura 3, se trata de una convergencia en condiciones precarias. El CV es menor en el Dominio 2, que tiene un ICV promedio inferior al del Dominio 1. Cuadro 13

Promedio del ICV y coeficiente de variación (CV), 1993 y 2005 Montes de María

Años 1993 2005

Dominio 1 ICV CV 49.1 59.9

19.9 15.4

Dominio 2 ICV CV 46.0 56.4

9.7 8.2

Fuente: Cálculos del CID-Odecofi a partir de los censos del Dane.

Es evidente que los MMA son asiento de una estructura agraria tradicional que no ha logrado diversificar sus sistemas productivos y acceder y desarrollar una infraestructura vial y de servicios estratégicos que potencie las ventajas de su ubicación geográfica para vincularse y articularse con el entorno regional circundante. El Mapa 3 presenta los resultados del índice de centralidad. Ninguno de los municipios que hacen parte de los MMA tiene capacidad de atracción. Las ciudades con un área de influencia significativa están por fuera de MMA. Cartagena y Sincelejo extienden su zona de influencia en los municipios de los MMA, y las diferencias entre los dos son notables. Y al no poseer ninguna centralidad, los MMA no son una región nodal.



Capítulo 5 El Magdalena Medio

De acuerdo con la clasificación que utiliza la oficina de Acción Social, el Magdalena Medio (MME) comprende los departamentos de Antioquia73, Bolívar74, Cesar75 y Santander76. La cobertura de la región y el número de los municipios que la integran no responde a un criterio claro. Antes de 1960, el reconocimiento de la región se atribuía principalmente a sus características biofísicas y su localización geográfica: “Valle de río Magdalena ubicado entre el alto y el bajo Magdalena”; su denominación correspondía al Magdalena Central o Medio (Murillo, 1999). Por su disperso y bajo poblamiento, su diversidad cultural, la heterogeneidad física y productiva, no constituyó una región importante para el Estado. En los años 60 el transporte por carretera empezó a desplazar al ferrocarril y la navegación por el río Magdalena, y precisamente en 1960 apareció el término institucional “Magdalena Medio” en proyectos estatales de desarrollo y en los informes de los medios de comunicación77. Tal delimitación de la zona tenía propósitos políticos y, sobre todo, militares. El reconocimiento social y el referente más importante que tiene este territorio como región obedecen a la presencia y las acciones de 75 76 73 74

77

Los municipios de Puerto Berrío, Puerto Nare, Yondó. Arenal, Cantagallo, Morales, Regidor, Río Viejo, San Pablo, Santa Rosa del Sur, Simití. Aguachica, Gamarra, La Gloria, San Alberto, San Martín. Barrancabermeja, Betulia, Bolívar, Cimitarra, El Carmen de Chucurí, El Peñón, Landázuri, Puerto Parra, Puerto Wilches, Rionegro, Sabana de Torres, San Vicente de Chucurí, Simacota. En la época colonial se le consideró un “espacio vacío”. Se trataba de territorios coloniales fronterizos, aislados y periféricos.


86 Circuitos, centralidades y estándar de vida

desarrollo puestas en marcha por el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (Pdpmm). El MME ha sido una región marcada por la violencia. En la segunda mitad del siglo XIX y durante el XX soportó la llamada “violencia bipartidista”. En Santander nació la guerrilla liberal ‘La Colorada’, y a mediados de los años 60 surgió el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN). La zona es un corredor de movilidad entre la serranía de San Lucas, el nordeste antioqueño y el valle bajo del río Cauca. La presencia de las Farc en el MME tiene su origen en las autodefensas campesinas del sur del territorio, establecidas en el Carare y Puerto Boyacá. En 1965 se convierten en el IV Frente de las Farc, que se extendió hasta Puerto Berrío, en Antioquia (Murillo, 1999). En los años 60 surgen igualmente las organizaciones campesinas de base, que se consolidan en 1972 como resultado de la actividad de la Asociación Nacional de Usuarios Campesino (Anuc), ‘Línea Sincelejo’, que levantaba reivindicaciones a favor del acceso a la tierra, la titulación de baldíos, los servicios productivos, la infraestructura básica y la desmilitarización de la región (Murillo, 1999). Los movimientos sociales y sindicales y la creación de asociaciones comunitarias y campesinas se convirtieron en el mecanismo de representación y participación más importante de los habitantes de la región. En los años 80 aparece en el sur de la región el paramilitarismo, como expresión de una alianza entre ganaderos, terratenientes y narcotraficantes. Inicialmente se establecen en Puerto Berrío y Puerto Boyacá, y en los 90, siguiendo la escalada nacional de este tipo de agrupaciones, se establecen en Barrancabermeja, en el sur de Bolívar y en el Cesar. En este periodo se recrudece la violencia en el MME, especialmente contra líderes políticos, sindicalistas y campesinos. Estos grupos no buscan solamente el control político y militar del territorio, sino también el acceso a los cultivos ilícitos, el tráfico de drogas y la explotación y comercialización del oro. Los conflictos del Magdalena Medio son de muy diverso tipo (González, Castilla y Merchán, 2003). El primero está relacionado con la violencia bipartidista de mediados de los años 40 y 50, asociada al descontento por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. El segundo hunde sus raíces en las diversas disputas entre las empresas dueñas de las plantaciones y del petróleo. Otro tipo de conflicto se presentó en los años 70 y 80 entre los pobladores urbanos y las administraciones municipales. La


El Magdalena Medio 87

inconformidad tenía que ver con la mala calidad y los altos precios de los servicios públicos domiciliarios. Finalmente, aparecen los enfrentamientos entre los aparatos paramilitares y la guerrilla, que se acentúan en los años 80 y 9078/79. Cuadro 14 Magdalena Medio Índice de capacidad municipal (ICM) y sus componentes Con otras capitales: Dominio 1 Departamento

Municipio

Fiscal

Infr.

Instit.

Produc.

ICV

Total

Bolívar

Tiquisio

0.000

0.183

0.000

0.034

4.158

4.374

Santander

El Peñón

0.041

0.118

0.000

0.007

4.661

4.828

Bolívar

Regidor

0.597

0.044

0.000

0.010

5.425

6.077

Bolívar

Río Viejo

0.226

0.313

0.677

0.071

5.017

6.304

Bolívar

Arenal

0.770

0.000

0.000

0.000

5.586

6.356

Bolívar

Cantagallo

0.913

0.089

0.000

0.035

5.531

6.567

Antioquia

Yondó

0.939

0.307

0.000

0.106

5.794

7.147

Santander

Simacota

0.799

0.112

0.537

0.040

5.804

7.294

Santander

Carmen de Chucurí

1.278

0.215

0.317

0.068

5.547

7.425

Santander

Landázuri

0.934

0.527

0.383

0.195

5.694

7.733

Santander

Betulia

1.562

0.199

0.000

0.048

5.933

7.743

Santander

Bolívar

1.174

0.989

0.775

0.118

5.249

8.306

Cesar

La Gloria

1.339

0.525

0.317

0.152

6.195

8.528

Bolívar

Morales

0.228

1.066

1.154

0.207

5.941

8.595

Santander

Puerto Parra

1.586

0.293

0.000

0.120

6.810

8.809

Bolívar

San Pablo

0.959

0.363

1.154

0.266

6.149

8.892

Bolívar

Santa Rosa Sur

1.532

1.018

0.378

0.319

5.821

9.068

Cesar

San Martín

2.190

0.543

0.057

0.196

6.603

9.588

Bolívar

Simití

0.431

1.283

2.161

0.239

5.710

9.824

Santander

Rionegro

1.933

0.770

0.537

0.308

6.390

9.938

Cesar

Gamarra

2.499

1.091

0.340

0.156

6.463

10.550

78

79

“Históricamente, hay tres tipos de conflictos sociales en la región. El primer problema social es la lucha obrera por reivindicaciones de derechos laborales y comunitarios, en confrontación con las fuerzas del orden y con los intereses de las empresas extranjeras. Ya en la huelga de 1928 contra la Tropical Oil los trabajadores protestan por la militarización de los campos petroleros. Y en las huelgas de los años 71 y 77 el elemento militar se hace presente. Al lado de las luchas obreras están las campesinas por la tierra, desde los años treinta hasta las marchas y paros de los 80 y 90. Hoy en día el conflicto social más grave está en torno a la tierra por la expansión acelerada de la ganadería. Finalmente, están las luchas civiles de los movimientos ciudadanos que producen paros cívicos para negociar con el Estado en torno a la falta de servicios públicos, vivienda y derechos humanos. El conflicto armado cruza estas luchas sociales. Pero además hay que tener en cuenta las relaciones entre la lucha armada y la política y las relaciones entre las luchas civiles y la política” (De Roux, 1996: 98). Ver Cadavid (1996), Loingsigh (2002), Vargas y Rincón, 2001: 4).


88 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 14 (continuación) Departamento

Municipio

Fiscal

Infr.

Instit.

Produc.

ICV

Total

Santander

Puerto Wilches

1.894

1.863

0.484

0.485

6.881

11.608

Santander

Sabana de Torres

2.004

1.714

0.898

0.494

7.206

12.317

Antioquia

Puerto Nare

3.202

0.748

1.141

0.147

7.363

12.602

Santander

San Vicente Chucurí

2.369

1.240

1.785

0.389

7.068

12.850

Cesar

San Alberto

3.317

1.219

0.560

0.360

7.660

13.116

Santander

Cimitarra

5.435

1.682

1.560

0.533

6.798

16.008

Antioquia

Puerto Berrío

4.410

2.769

2.887

0.652

7.593

18.311

Cesar

Aguachica

1.753

5.823

3.509

1.300

7.348

19.733

Santander

Barrancabermeja

11.364

9.478

4.423

2.722

8.568

36.556

Santander

Bucaramanga

6.386

39.773

22.727

17.045

9.091

95.022

Bolívar

Tiquisio

0.000

0.150

0.000

0.216

4.411

4.777

Santander

El Peñón

0.065

0.112

0.000

0.046

4.946

5.168

Bolívar

Regidor

0.172

0.214

0.000

0.087

5.756

6.230

Bolívar

Arenal

0.489

0.000

0.000

0.000

5.927

6.415

Bolívar

Cantagallo

1.047

0.419

0.000

0.176

5.868

7.510

Bolívar

Río Viejo

0.181

0.850

1.922

0.383

5.323

8.659

Antioquia

Yondó

1.107

0.965

0.000

0.636

6.147

8.856

Santander

Betulia

1.354

0.690

0.530

0.314

6.295

9.183

Santander

Carmen de Chucurí

0.959

1.151

1.062

0.397

5.886

9.453

Santander

Simacota

0.660

0.272

2.164

0.257

6.158

9.512

Santander

Puerto Parra

1.475

0.699

0.000

0.785

7.225

10.184

Santander

Landázuri

0.927

1.423

0.530

1.267

6.041

10.190

Cesar

La Gloria

1.330

2.310

1.062

0.888

6.572

12.162

Cesar

San Martín

1.852

1.857

0.583

1.267

7.005

12.563

Santander

Bolívar

0.961

2.748

3.075

0.897

5.569

13.251 13.366

Bolívar

San Pablo

0.826

2.027

2.165

1.824

6.524

Bolívar

Morales

0.100

3.240

2.695

1.371

6.303

13.711

Santander

Rionegro

1.689

1.907

1.634

2.069

6.780

14.080

Bolívar

Santa Rosa Sur

1.274

3.797

1.560

1.987

6.176

14.794

Cesar

Gamarra

2.330

3.134

1.946

0.908

6.857

15.175

Antioquia

Puerto Nare

3.023

1.912

2.737

0.918

7.813

16.402

Bolívar

Simití

0.358

3.893

5.492

1.478

6.058

17.278 20.908

Santander

San Vicente Chucurí

1.946

3.510

5.114

2.839

7.499

Cesar

San Alberto

2.851

4.617

3.171

2.349

8.127

21.115

Santander

Puerto Wilches

1.734

7.247

2.981

2.997

7.301

22.260

Santander

Sabana de Torres

2.076

5.540

4.218

3.277

7.645

22.757

Santander

Cimitarra

5.177

5.905

5.197

3.308

7.213

26.800

Antioquia

Puerto Berrío

3.731

7.243

11.057

4.371

8.056

34.458

Cesar

Aguachica

1.567

20.998

14.965

8.253

7.796

53.578

Santander

Barrancabermeja

11.364

39.773

22.727

17.045

9.091

100.000

El Dominio 1 incorpora municipios que están por fuera de la zona, pero que tienen una incidencia relevante. El Dominio 2 únicamente incluye a los municipios de la zona. Fuente: cálculos del CID-Odecofi. El ICM del MME se observa en el Cuadro 14. En el Dominio 1, Bucaramanga es la ciudad con el mayor ICM. Le sigue Barranca, con un puntaje que ni siquiera es la mitad del de Bucaramanga. Posteriormente sigue Aguachica. Las distancias entre las ciudades son importantes, y Barranca tiene un ICM relativamente pequeño que no le permite convertirse en un polo de atracción.


356.729 102.921 11.187 79.729 8.785 3.221 23.194 230.613 20.698 232 209.681

78.976

57.640 5.838 15.496

2. Ingresos capital

2.1. Regalías 2.2. Cofinanciación 2.3. Otros

54.810 6.272 30.049

91.131

260.190 93.764 10.917 68.951 6.642 7.255 12.657 153.769 18.175 130 135.464

351.322

2001

52.160 13.008 27.887

93.055

313.238 93.429 11.842 64.098 8.873 8.616 16.151 203.658 17.754 181 185.724

406.293

2002

72.193 3.363 21.449

97.004

351.478 109.637 15.043 74.636 10.427 9.532 12.765 229.077 19.029 533 209.515

448.482

2003

86.619 6.560 10.020

103.199

368.509 115.664 14.292 66.863 14.580 19.928 18.773 234.071 18.073 398 215.602

471.708

2004

(millones de pesos corrientes de 2008)

95.861 10.448 22.258

128.567

410.973 147.234 14.999 100.212 18.711 13.313 10.464 253.275 20.476 510 232.289

539.540

2005

137.615 10.145 15.441

163.200

433.299 153.725 18.771 96.738 19.828 18.387 12.539 267.035 19.475 5.970 241.591

596.499

2006

122.830 19.878 26.026

168.734

465.759 187.929 19.483 125.006 19.155 24.286 12.551 265.279 20.158 667 244.455

634.492

2007

SGP son los recursos del sistema general de participaciones. En todos los casos se trata de ejecuciones presupuestales. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de las ejecuciones presupuestales reportadas por las entidades territoriales al DNP y del IPC del Dane.

435.704

1. Ingr. corrientes 1.1. Tributarios 1.1.1. Predial 1.1.2. Ind. comercio 1.1.3. Sob. Gasolina 1.1.4. Otros 1.2. No tributarios 1.3. Transferencias 1.3.1. Nacionales 1.3.2. Otras 1.3.3. SGP

2000

Ingresos totales

Ingresos

Cuadro 15

Magdalena Medio. Ingresos de los municipios, 2002-2008

174.592 12.912 17.943

205.446

504.592 209.491 17.354 143.148 17.612 31.378 10.724 284.377 21.758 3.771 258.847

710.038

2008

El Magdalena Medio 89


90 Circuitos, centralidades y estándar de vida

El Cuadro 15 resume la estructura fiscal de los municipios de la región del MME y el Cuadro 16 muestra las participaciones del predial y del impuesto de industria y comercio en el total de los ingresos corrientes. El porcentaje correspondiente al predial se ha movido alrededor del 3,9%. El rezago en la actualización de los catastros es notable. Mencionamos algunos casos: Morales (16 años), Bolívar (16), Río Viejo (7), Santa Rosa del Sur (10), Betulia (13), El Peñón (14), Landázuri (15), Puerto Parra (13), Rionegro (11). En promedio, la región presenta un atraso de 6,4 años. La desactualización catastral tiene una incidencia directa en el nivel de tributación. La participación del gravamen de industria y comercio es mucho más alta (en el año 2008 fue de 28,4%) y tales recursos están asociados a la dinámica y desarrollos petroleros. Cuadro 16

Magdalena Medio Participación (%) de los impuestos predial y de industria y comercio en los ingresos corrientes Año 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Pr/corr 3.1 4.2 3.8 4.3 3.9 3.6 4.3 4.2 3.4

ICA/corr 22.3 26.5 20.5 21.2 18.1 24.4 22.3 26.8 28.4

Pr. es el impuesto predial, Corr. son los ingresos corrientes, ICA es el impuesto de industria y comercio y avisos. Fuente: Cuadro 15.

La lectura de los cuadros 15 y 16 debe hacerse de manera conjunta. A partir de la última columna del Cuadro 15 podría afirmarse que por la vía del ICA la función distributiva del MME es importante, pero en valores absolutos el monto recaudado es muy bajo. En 2008 el valor del impuesto de industria y comercio fue apenas de $143.148 millones. Debe tenerse en cuenta, además, que una porción importante del ICA está asociada a la propia actividad petrolera concentrada en Barranca-


El Magdalena Medio 91

bermeja. No se puede afirmar, entonces, que el recaudo del ICA se explique exclusivamente por el esfuerzo fiscal local. Las regalías son otra fuente de recursos. Su monto en 2008 fue $174.592. Atrás explicamos que no incluimos las regalías en la función distributiva local porque ellas dependen de las decisiones del gobierno central. La suma de las regalías más el ICA es de unos $318.000 millones, que no es significativa, con mayor razón cuando se la compara con las ganancias que Ecopetrol obtiene en la región. Es indispensable, entonces, reconsiderar las características que debería tener una nueva función distributiva que permita aumentar de manera importante los recursos propios de la región. No sobra recordar que la tributación es, al mismo tiempo, un instrumento para estimular el crecimiento. Tal y como lo muestra el Informe de Desarrollo Humano (Pnud, 2011), los impuestos pueden favorecer la productividad80. El Mapa 4 y el Cuadro 17 resumen las principales actividades económicas del MME. Además de la minería y el petróleo, se destaca la ganadería extensiva. Por tratarse de un territorio de colonización, predomina allí la estructura de la economía campesina tradicional, que convive con sistemas de producción agroindustrial, del caucho y, sobre todo, de la palma aceitera. Entre 2002 y 2008 la superficie sembrada de palma pasó de 40.000 a 73.600 hectáreas, así que el crecimiento en los seis años fue de 82%. En el mismo lapso la correspondiente al cacao aumentó de 39.500 a 44.000 hectáreas81. El auge y ampliación del cultivo de la palma ha estado asociado a la escalada, crecimiento y control territorial de los grupos paramilitares, y, en otros escenarios, a la sustitución de cultivos ilícitos. El Magdalena Medio posee oro, petróleo, bosques, agua, fauna, flora, etc. La refinación de hidrocarburos es la actividad económica más importante, y representa el 70% del valor producido en la región. En las superficies cultivables la economía campesina ha sido importante, particularmente en renglones como maíz, cacao, yuca, plátano, arroz y sorgo, orientados al autoconsumo, con pequeños excedentes para la comercialización. En los últimos años, sin embargo, han descendido los niveles de producción cultivos comerciales como el arroz, el sorgo, el maíz y el algodón, mientras la ganadería y la palma de aceite se han

80

81

Si, por ejemplo, a las fincas con ganadería intensiva se las obliga a pagar un predial alto (20 por mil, por ejemplo), al propietario no le queda más alternativa que mejorar la productividad o vender la tierra. Los municipios donde más se produce palma son Puerto Wilches, San Alberto y Sabana de Torres.


Mapa 4

Magdalena Medio. Principales actividades econ贸micas

92 Circuitos, centralidades y est谩ndar de vida


El Magdalena Medio 93

Cuadro 17

Magdalena Medio Principales actividades económicas Departamento de Antioquia Ganadería extensiva de levante. Agricultura: yuca, caña de azúPuerto Berrío car, frutales, maíz, limón. Pesca artesanal. Caucho. Ganadería extensiva tradicional. Minería: oro. Agricultura: maíz, Puerto Nare yuca, cacao, plátano, fríjol y frutales. Petróleo. Caucho. Yondó Agricultura: yuca, maíz. Ganadería, petróleo, caucho. Departamento de Bolívar Agricultura: campesina tradicional. Ganadería extensiva de ceba. Arenal Pesca artesanal. Minería: oro. Coca. Cantagallo Petróleo, coca. Agricultura de economía campesina. Caucho. Agricultura: yuca, plátano, maíz, sorgo, fríjol, café, frutales. GaMorales nadería extensiva de doble propósito. Minería. Pesca artesanal. Coca. Agricultura: sorgo, maíz, plátano, yuca. Ganadería: extensiva de Regidor doble propósito, no tecnificada. Río Viejo Agricultura: ganadería. Minería. Coca. San Pablo Agricultura. Pesca. Coca. Santa Rosa del Sur Agricultura. Ganadería. Minería. Coca. Simití Agricultura: maíz, yuca, plátano, arroz, frijol, cacao. Pesca. Coca. Agricultura tradicional: arroz, yuca, plátano, maíz, sorgo, frutales, Tiquisio caña. Ganadería extensiva. Pesca. Minería. Departamento del Cesar Ganadería: doble propósito (carne, leche). Agricultura: maíz, Aguachica arroz, sorgo, algodón, fríjol, palma. Pesca. Gamarra Agricultura: algodón. Ganadería. Pesca. Agricultura: arroz, yuca, plátano, maíz, sorgo, frutales, caña. La Gloria Ganadería extensiva. Pesca. San Alberto Agricultura: palma. Ganadería lechera. Ganadería: doble propósito. Agricultura: palma, arroz, sorgo, San Martín (Cesar) maíz, yuca, cacao. Petróleo. Departamento de Santander Barrancabermeja Petróleo. Industria petroquímica. Ganadería. Agricultura. Pesca. Ganadería. Agricultura: plátano, maíz, yuca, cacao, café, caña Betulia panelera, cítricos, frutales, hortalizas. Agricultura: cacao, café, plátano, caña, maíz, frutales. Ganadería: Bolívar doble propósito. Ganadería. Agricultura: cacao, maíz, yuca, plátano. Caucho. Cimitarra Petróleo. Agricultura: cacao, aguacate, plátano, café, cítricos, caucho tecniCarmen de Chucurí ficado, yuca, maíz, fríjol tradicional. Petróleo. Carbón. Caucho. El Peñón Agricultura: plátano, caña panelera, coca. Ganadería. Agricultura: cacao, café, aguacate, mango, maíz, mandarina, Landázuri yuca, banano bocadillo, plátano. Ganadería. Puerto Parra Agricultura. agroforestería. Ganadería lechera. Agricultura: palma, maíz, arroz, secano, sorgo, de pancoger. Puerto Wilches Ganadería: doble propósito. Pesca. Caucho. Rionegro Agricultura. Ganadería. Sabana de Torres Agricultura. Ganadería. Caucho. San Vicente ChuAgricultura: cacao, café, plátano, yuca, maíz, aguacate, frutales. curí Ganadería. Minería. Caucho. Agricultura: café, yuca, caña de azúcar, plátano, maíz, frutales, Simacota tomate, cítricos, millo. Ganadería: doble propósito. Pesca. Fuente: Alcaldías municipales.


94 Circuitos, centralidades y estándar de vida

fortalecido y la palma ha avanzado en grandes extensiones. Los cultivos de coca del sur de Bolívar y las explotaciones de oro de la serranía de San Lucas son factores en juego en las expresiones de la violencia de los últimos años. Además de sus recursos naturales, la región es estratégica porque por allí pasan las carreteras que comunican el centro, el occidente y el sur del país con el norte, el mar Caribe y Venezuela. La siembra de la coca también hace su aporte a la formación de los nuevos terratenientes –o narcoterratenientes– de la región (Machado y Briceño, 1995). Se estima que a finales de 2008 el área sembrada de coca en el sur de Bolívar ocupaba 6.088 hectáreas. También se siembra coca en Santander, Bolívar, Landázuri y Cimitarra. En los municipios del sur de Bolívar predomina la agricultura de subsistencia y de consumo familiar. Se trata de explotaciones campesinas de pequeños productores propietarios, algunas de las cuales se dedican a la ganadería extensiva. En esta zona aparece la estructura agraria más atrasada y precaria de la región. La producción más importante es la minería. En los municipios antioqueños predomina la ganadería extensiva y la agricultura de subsistencia con excedentes de comercialización. Los municipios del Cesar centralizan buena parte de los cultivos comerciales (arroz, algodón, sorgo, maíz), de la producción agroindustrial (palma, leche y carne en canal) y de la oferta comercial de bienes y servicios. Adicionalmente, es un espacio de producción ganadera de doble propósito (leche y carne) y, por su localización geográfica, constituye la zona más articulada e integrada al MME y a otras regiones del país (Caribe y Oriente). En Santander se encuentran tres tipos de estructura: la de economías de subsistencia con excedentes comercializables, los enclaves de la agroindustria (palma) y de la industria petrolera y, finalmente, la explotación ganadera extensiva. Entre los años 2002 y 2008 el cultivo más dinámico de la región fue el de la palma (Cuadro 18), que tuvo un crecimiento promedio anual del 11%, al pasar de 56.801 a 102.748 hectáreas. En el mismo periodo la superficie sembrada de plátano ascendió de 10.628 a 11.683 hectáreas (5,9% de crecimiento anual), en tanto que la de cacao subió de 41.477 a 46.086 hectáreas (2,9% de crecimiento anual)82. La asignada a la yuca se

82

El MME es el segundo productor de cacao del país y representa cerca del 35% del área sembrada nacional. Los principales municipios productores son San Vicente de Chucurí (12.871 has. en 2009), El Carmen de Chucurí (10.294 has.), Landázuri (7.208 has.), Rionegro, Cimitarra, Santa Rosa del Sur, San Alberto y San Pablo.


El Magdalena Medio 95

redujo de 15.193 a 12.627 hectáreas y el área cosechada de maíz tradicional bajó de 21.978 a 15.575 hectáreas. Cuadro 18

Magdalena Medio Área sembrada de palma africana Municipios

2002

Aguachica Cantagallo San Pablo Barrancabermeja Rionegro San Martín San Vicente Chucurí San Alberto Sabana de Torres Puerto Wilches Magdalena Medio Total nacional

650 840 1.175 923 3.380 3.319 1.700 8.500 3.550 32.600 56.801 206.938

%

2008

1.1 650 1.5 1.340 2.1 4.012 1.6 4.230 6.0 4.500 5.8 4.847 3.0 5.150 15.0 8.500 6.2 17.126 57.4 39.200 27.4 102.748 100 365.546

% 0.6 1.3 3.9 4.1 4.4 4.7 5.0 8.3 16.7 38.2 28.1 100

Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir del Ministerio de Agricultura.

La palma comenzó a sembrarse a principios de los años 60 en los municipios de San Alberto (Cesar) y Puerto Wilches (Santander)83. Desde sus inicios, este cultivo ha venido ocupando espacios destinados y ocupados por cultivos transitorios como los de arroz, algodón y maíz, cultivos de subsistencia, aéreas ganaderas, bosques y zonas de conservación. Además de los drásticos cambios introducidos en los usos del suelo, este cultivo incorpora un sistema de monoproducción extensiva y especializada de materias primas que contrasta con la producción de las economías campesinas. El Pdpmm ha promovido alianzas estratégicas en la “palma campesina”, que busca vincular al cultivo de palma a los pequeños productores (de menos de 40 hectáreas). Ya se han realizado 83 alianzas, que cubren 52.000 hectáreas. Para Rangel (2009)84, los re

83

84

Las primeras empresas fueron Industrial Agraria La Palma (Idupalma) del Grupo Morris Gutt, y Bucarelia y Palmas Oleaginosas Monterrey, cada una con 1.500 hectáreas (Machado y Briceño, 1995). Actualmente en el MME hay 117 palmicultores y 10 plantas procesadoras ubicadas así: cuatro en Puerto Wilches, una en Sabana de Torres, una en San Vicente de Chucurí, dos en Aguachica, una en San Martín y una en San Alberto. Ver, además, Silverman y Ramírez (2009).


96 Circuitos, centralidades y estándar de vida

sultados han sido positivos. Molano (2009), por su parte, considera que el balance final no es tan claro85. La palma campesina busca conjugar la gran plantación con formas de propiedad menos concentradoras. Los costos elevados de la planta extractora y de los procesos de recolección y transporte impiden que los pequeños campesinos puedan ser autónomos con respecto a la gran empresa. De acuerdo con las estimaciones de Cenipalma, se necesitan siete millones por hectárea para sembrar y mantener un cultivo de palma durante los dos primeros años. Ello significa que una pequeña finca de diez hectáreas necesitaría, al menos, $70 millones para empezar. Los costos de los cuatro años siguientes son altos ($40,8 millones por hectárea), pero en parte pueden ser financiados con las primeras cosechas. El caucho es un cultivo relativamente reciente en el MME. Se produce principalmente en Cimitarra, El Carmen de Chucurí, San Vicente de Chucurí, Sabana de Torres, Yondó, Puerto Wilches y Barrancabermeja. El área sembrada pasó de 564 hectáreas en 2002 a 7.938 en 2009. El MME produce el 22% del caucho del país, y la red comercial del caucho recolectado en la región se concentra en Bucaramanga. La producción de caucho ha subido, entre otras razones, porque el gobierno ha promovido su cultivo dentro de la política de sustitución de productos ilícitos. En este proceso han participado el Plan Colombia, Usaid y la Fundación Panamericana para el Desarrollo. El caucho es menos agresivo que la palma y ofrece mayores beneficios a los pequeños productores. Es una labranza de agroforestería, asociada principalmente al cacao, el maíz y frutales como piña, maracuyá

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“Mirando en conjunto, la palma campesina cumple en principio una función principal: contrarrestar la imagen que ONG nacionales y extranjeras y la izquierda colombiana han fundamentado sobre el cultivo de palma: una actividad económica de enclave extractivo, depredadora del medio ambiente, expulsora de campesinos y colonos y explotadora de mano de obra. Estas fueron las razones que las Farc dieron al justificar el secuestro de los funcionarios de las empresas palmeras de Puerto Wilches en 1999. De esta manera se alimenta un perfil social de las empresas de palma en la región y en el país, se hace socios solidarios de las empresas de palma a los campesinos –de la misma manera que un prestatario hace parte de una sociedad bancaria– y, como es natural, la mayoría de los riesgos los corre el cultivador. Hay desde luego un negocio rentable para las empresas entretejido en créditos, asistencia técnica, transporte, descuentos y desembolsos. La gran desventaja para los cultivadores campesinos es que tienen que aceptar el precio de compra y no pueden dejar de producir en óptimas condiciones porque están atados, vía crédito bancario, a las empresas. El gran peligro que afronta la economía de la palma, ligada a la producción de biocombustibles, es la baja del precio del petróleo. Tan cierto es, que Fundepalma y Pdpmm están buscando socio para instalar tanto una extractora como una productora de biodiesel. Por ahora las ofertas de sociedad se mueven por Ecopetrol biodiesel y la Texas biodiesel” (Molano, 2009: 140-141).


El Magdalena Medio 97

y papaya. Además de ser compatible con la producción de alimentos, se trata de una plantación de doble propósito, ya que después de cumplir el ciclo de producción de látex pueden utilizarse como madera. Ofrece ventajas ambientales de reforestación, recuperación y conservación de suelos, así como de retención de recursos hídricos. Igualmente, contribuye a la reducción del efecto invernadero y tiene venta adicional, que es de fácil manejo. La ganadería es la actividad que más suelo ocupa. En 2008 la superficie destinada a pastos era de 1.777.000 hectáreas. El 25,7% de ellas se ubicaban en el municipio de Cimitarra, seguido, a distancia considerable, por Yondó (9%). Predomina la ganadería extensiva de bajos niveles tecnológicos y malos manejos en la rotación de praderas. El mercado de carne se destina al consumo local y a la demanda de Bucaramanga, Medellín, Bogotá y Barranquilla. La pesca artesanal es relevante porque de ella depende la alimentación y subsistencia de la mayoría de las familias asentadas a la orilla de los ríos que integran el ecosistema regional. Sin embargo, esa labor se ha visto reducida y afectada por el empleo de técnicas inadecuadas y por el deterioro y contaminación de las cuencas hídricas. El MME es la segunda zona petrolífera del país, después del Piedemonte Llanero86. En el Cuadro 5 aparecen los municipios del MME que hacen parte de los 34 que más regalías reciben. En Barranca se ubica la principal refinería del país y allí se concentra buena parte de la industria petroquímica nacional. La producción de agrocombustibles en el MME tiene impactos económicos favorables porque crea valor agregado y empleo87. La minería es otra actividad importante de la región del MME. En los primeros años del decenio de 1990 su explotación fue significativa en el sur de Bolívar. En Santander el principal productor de oro es el municipio de Sabana de Torres. Desde mediados de la década de 2000 se reactiva la explotación aurífera en la región del MME, con una fuerte tensión entre la gran explotación industrial y la artesanal. El valor de la onza troy ha aumentado de manera significativa88. Las dificultades

86

87

88

Allí se localizan los pozos Velázquez, Teca, Nare, Jazmín, Moriche, Chicalá, Palagua, Cocorná, Río Nare Bajo. En Ecodiesel Colombia S. A. aparecen como socios de Ecopetrol: Extractora Central S. A., Palmas Oleaginosas Bucarelia, Extractora Monterrey, Oleaginosas Las Brisas, Palmeras Puerto Wilches, Palmas del Cesar y Agroince Ltda. A finales de los años 70 la onza troy valía US$50, a mediados de los 70, después de la declaratoria de inconvertibilidad de Nixon, subió a US$150, y hoy cuesta US$1.900.


98 Circuitos, centralidades y estándar de vida

financieras de Estados Unidos y Europa han revalorizado el precio del oro, considerado como el activo más seguro. Como ocurre también en otras regiones del país, parte de la actividad minera del MME es artesanal e informal. Las personas que son atraídas a las regiones mineras no logran alcanzar niveles de vida satisfactorios y sus condiciones de vulnerabilidad son muy altas. En el MME hay producción de carbón en los municipios de El Carmen de Chucurí y Landázuri (Minas de San Luis), San Vicente de Chucurí y Cimitarra. Las economías extractivas de la región (petróleo, minería), el proceso de ganaderización y la ampliación del cultivo de la palma han exacerbado las diferencias regionales en detrimento de la pequeña producción agrícola. La actividad comercial gira alrededor de bienes básicos, como bebidas, alimentos, confecciones, combustibles, víveres y abarrotes. El comercio de insumos agrícolas es dinámico. Todos estos productos son abastecidos principalmente por Bucaramanga, Barranquilla, Medellín, Valledupar y Bogotá. En la perspectiva de Lonergan, la mayor parte de ellos se ubicaría en el llamado ciclo básico. Entre los servicios se destacan las actividades bancarias y financieras, telefonía y asesorías profesionales y técnicas de menor escala. La logística asociada al transporte vial y portuario es importante en la región. En el MME la institucionalidad es débil y la oferta de servicios de apoyo a las actividades productivas es muy baja. Tal actividad está concentrada en los municipios de Barrancabermeja (Santander), Aguachica (Cesar), Puerto Berrío (Antioquia), San Vicente de Chucurí (Santander) y San Alberto (Cesar), mientras en el sur bolivarense se destaca Simití. De todas maneras, la mayor oferta de servicios institucionales, públicos y privados de la región del MME aparece en Bucaramanga. De hecho, los municipios del sur de Bolívar tienen mayores relaciones de funcionalidad institucional y de servicios con Barranca y Aguachica –por su cercanía territorial– que con Cartagena, que funge como su centro administrativo y político. Los servicios destinados a las economías campesinas y los pequeños productores se reducen a los sistemas de financiación estatal –con altas exigencias para el acceso al crédito– y a una asistencia técnica precaria, sin mayor capacidad y posibilidad de introducir innovaciones y adaptaciones tecnológicas que resuelvan las necesidades del sector y, además, desvinculada de la ordenación y el aprovechamiento del suelo (actual y potencial). La debilidad de la oferta institucional es notoria en las etapas


El Magdalena Medio 99

de poscosecha y comercialización. Adicionalmente, no se dispone de suficiente infraestructura de acopio, beneficio, manipulación y transformación de productos agropecuarios. La agricultura comercial y agroindustrial y la ganadería intensiva disponen de mayores servicios institucionales (investigación, tecnologías, recursos financieros, transportes), ofrecidos principalmente por los gremios privados. Cuadro 19

Magdalena Medio Porcentaje de personas con alguna necesidad básica insatisfecha (NBI) 2005 Municipios Tiquisio Río Viejo El Peñón Regidor San Pablo Morales Simití Cantagallo Arenal Yondó Bolívar Santa Rosa Sur La Gloria Carmen de Chucurí Puerto Parra Gamarra Puerto Wilches Landázuri Simacota San Martín Cimitarra Betulia

2005 86.5 77.0 67.3 66.7 65.9 63.8 62.0 61.9 59.2 59.1 56.2 55.4 54.8 51.1 50.9 50.5 49.0 48.9 48.2 46.9 45.7 43.2

Aguachica

41.9

Rionegro Puerto Berrío San Alberto Sabana de Torres Puerto Nare S.Vicente Chucurí Barrancabermeja Nacional

39.3 38.4 34.3 33.2 31.9 29.1 22.3 27.6

Los municipios están ordenados de mayor a menor, en función de la incidencia de la pobreza. Fuente: Dane, Censo de 2005.


100 Circuitos, centralidades y estándar de vida

La fragilidad institucional también se refleja en la incapacidad de las entidades territoriales para incorporar en los procesos de planeación una visión de desarrollo de mediano y largo plazo del sector agropecuario. La pobreza por NBI de los municipios del MME se observa en el Cuadro 19. Exceptuando a Barrancabermeja (22,3%), el resto de las municipalidades se sitúa por encima del promedio nacional (27,6%). Las localidades que están en las peores condiciones son Tiquisio (86,5%) y Río Viejo (77%). Las coberturas de servicios públicos se ubican por debajo del promedio nacional. En acueducto es de 65,8%, frente al promedio nacional de 83,4%; en alcantarillado los porcentajes respectivos son 40% y 73,1%; en energía alcanzan a 81,5% y 93,6% y en gas se estiman en 16,6% y 40,3%. En el MME la tasa de analfabetismo promedio es 17,2% para mayores de 15 años (69.715 personas según censo 2005), mientras que el promedio de analfabetos nacional es del 8,27%. En Tiquisio cerca del 30% de su población mayor a 15 años es analfabeta. Los indicadores de protección social muestran que apenas el 16,4% de la población está afiliada al régimen contributivo, 23 puntos por debajo del promedio nacional, que en 2005 fue de 40%. El 61,6% de la población se encuentra en el régimen subsidiado, 22 puntos por encima del promedio nacional (44%), el 1,54% es cobijado por regímenes especiales y el 20,2% corresponde a población vinculada (población que no está afiliada a ninguno de los dos regímenes, el contributivo o el subsidiado, y que los municipios deben financiar con recursos propios). Este último promedio es similar al registrado a escala nacional. Una vez más, se constata que los excedentes de la minería y del petróleo no se reflejan en un avance significativo de las condiciones de vida de la población. El Cuadro 20 muestra el cambio que tuvo el coeficiente de Gini de la tierra (área) por municipio entre 2006 y 2009. La concentración es muy elevada. La peor situación (Gini superior a 0,7) se observa en Barranca, Bolívar, Simacota y Rionegro. Las variaciones en los años considerados no han sido relevantes. El Cuadro 21 señala el índice de centralidades de los municipios del MME en los dominios 1 y 2. La única centralidad en el Dominio 1 es Bucaramanga, que mantiene una distancia considerable respecto de Barranca: 99 puntos de diferencia. Los datos evidencian que la gran


El Magdalena Medio 101

centralidad está representada por Bucaramanga, que no hace parte del MME, y el resultado confirma nuestra apreciación: el MME no es una región. Cuadro 20

Magdalena Medio: Dominio 1 Coeficiente de Gini (áreas) 2006 y 2009

Municipio Barrancabermeja Bolívar Simacota Rionegro Puerto Berrío Yondó Gamarra S. Vicente Chucurí San Alberto Betulia Regidor Landázuri Puerto Wilches Puerto Nare Cimitarra El Peñón Arenal San Martín Bucaramanga Carmen de Chucurí Sabana de Torres La Gloria Aguachica Tiquisio Río Viejo Cantagallo Puerto Parra Morales Simití San Pablo Santa Rosa del Sur

2006 0.76 0.75 0.71 0.72 0.66 0.64 0.70 0.67 0.64 0.66 0.66 0.66 0.66 0.64 0.65 0.64 0.64 0.83 0.60 0.59 0.59 0.57 0.57 0.56 0.56 0.55 0.55 0.51 0.55 0.43

2009 0.76 0.75 0.72 0.71 0.70 0.70 0.69 0.68 0.67 0.67 0.66 0.66 0.66 0.65 0.65 0.65 0.64 0.64 0.64 0.61 0.60 0.59 0.58 0.57 0.56 0.55 0.55 0.54 0.54 0.50 0.43

Los municipios se han ordenado de mayor a menor, en función del Gini de 2009. Fuente: Pnud (2011), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac).


102 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 21

Magdalena Medio Índice de centralidades Con otras capitales: Dominio 1 Arenal 0.000 Cantagallo 0.000 El Peñón 0.000 Regidor 0.001 Betulia 0.001 Yondó 0.001 Tiquisio 0.001 Puerto Parra 0.001 Simacota 0.001 Carmen Chucurí 0.002 La Gloria 0.004 San Martín 0.004 Bolívar 0.005 Landázuri 0.006 Río Viejo 0.007 Santa Rosa Sur 0.009 Cimitarra 0.009 Morales 0.010 Rionegro 0.011 San Pablo 0.011 Puerto Nare 0.013 Gamarra 0.017 Sabana de Torres 0.017 Simití 0.019 Puerto Wilches 0.019 San Alberto 0.022 S.Vicente Chucurí 0.029 Puerto Berrío 0.061 Aguachica 0.256 Barrancabermeja 0.950 Bucaramanga 100.000

Sin otras capitales: Dominio 2 Arenal El Peñón Cantagallo Tiquisio Yondó Regidor Puerto Parra Betulia Simacota Carmen Chucurí Landázuri Bolívar La Gloria San Martín Río Viejo Morales Cimitarra Puerto Nare San Pablo Rionegro Santa Rosa Sur Simití Gamarra Sabana de Torres Puerto Wilches S. Vicente Chucurí San Alberto Puerto Berrío Aguachica Barrancabermeja

0.000 0.010 0.038 0.042 0.077 0.085 0.106 0.106 0.118 0.239 0.354 0.373 0.390 0.426 0.471 0.656 0.762 0.775 0.799 0.812 0.825 1.215 1.373 1.583 2.001 2.113 2.248 4.830 23.398 100.000

Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

En el Dominio 2, Barrancabermeja ofrece servicios institucionales, funcionales, de infraestructura social y productiva, servicios comerciales y financieros y de consumo de bienes. La segunda centralidad de la región del MME se desarrolla alrededor del municipio palmero de


Mapa 5

Magdalena Medio. Distribuci贸n de centralidades

El Magdalena Medio 103


104 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Aguachica. Obsérvese que la distancia entre Barranca y Aguachica es de 77 puntos. La localidad está ubicada en la margen derecha del río Magdalena y se conecta directamente con la carretera troncal del Magdalena Medio, la troncal del Centro (Bogotá-Bucaramanga-Santa Marta) y la troncal del Oriente (Cúcuta)89. Aguachica mantiene vínculos con Morales, Tiquisio, Regidor, Río Viejo, Arenal, Santa Rosa del Sur, Simití y San Pablo (Viloria de la Hoz, 2009). Puerto Berrío es una centralidad de capacidad baja. Los municipios de menor jerarquía, como San Vicente de Chucurí y Cimitarra, tienen vínculos comerciales y funcionales con Bucaramanga y Barrancabermeja. El Mapa 5 muestra que Barranca no alcanza a tener la fuerza gravitacional que sería necesaria para que, efectivamente, pudiera aseverarse que el MME conforma una región. Desde una óptica de análisis muy distinta de la nuestra, Molano también duda de que el Magdalena Medio pueda considerarse como una región: “El Magdalena Medio es una gran región con grandes dificultades históricas para identificarse como tal y considerarse a sí misma como una unidad, pese a su homogeneidad geográfica. Ello dificulta la adopción de políticas de desarrollo uniformes” (Molano, 2009: 147. El subrayado es nuestro).

El MME dispone de una red de mercados internos muy débil. La producción de la zona no es suficiente para abastecerla y, además, las vías internas son deficientes. Las principales vías troncales no originan procesos endógenos en el interior de la zona sino que favorecen las dinámicas centrífugas90. Desde luego, el MME goza de una localización central estratégica. La región está atravesada por una red vial primaria muy importante que une el país en la dirección norte-sur. Sin embargo, dispone de pésimas redes de comunicación secundarias y terciarias. La construcción de la carretera troncal del Magdalena Medio y de la carretera troncal Central ha dinamizado de manera significativa las actividades productivas y el asentamiento de importantes poblaciones, especial

89

90

Distancias de Aguachica a: Bucaramanga (165 km.), Cúcuta (245 km.), Ocaña (40 km.), Valledupar (301 km.), Barranquilla (479 km.), Bogotá (538 km.) y Medellín (937 km.). Ver Viloria de la Hoz (2009). Las principales vías de la región son la Troncal del Magdalena Medio y la Troncal Central (Bogotá-San Alberto), que permite la comunicación entre Bogotá y Bucaramanga. Además de las carreteras, vale pena destacar el transporte férreo y fluvial. Por el Magdalena se transporta carbón, caliza y aceite de palma. Los principales puertos son Barrancabermeja, Puerto Galán, Puerto Wilches y Puerto Nare.


El Magdalena Medio 105

mente, las que están localizadas en la margen derecha del Río Grande de la Magdalena. La infraestructura vial favorece más a las poblaciones de la margen derecha del río que a las de la izquierda. La diferencia entre los municipios de uno y otro lado del gran río es notoria. Las actividades económicas, de servicios productivos y funcionales se concentran en Barranca, pero por la precariedad de la red vial y de comunicaciones su desarticulación con el resto de los municipios de la región es significativa. Los demás municipios y cabeceras municipales no disponen de las capacidades y estructura funcional y productiva para atender las necesidades de la población y para crear escenarios y mecanismos de integración regional. Esta asimetría agrava las profundas diferencias intrarregionales de desarrollo y crecimiento, especialmente con respecto a Bucaramanga. El principal eje de intercambio regional de Barranca es el que la vincula con Bucaramanga, ya que los dos municipios son relativamente cercanos, mantienen relaciones comerciales estrechas y están comunicados por una red vial aceptable. Un segundo eje de intercambio se establece por el sur con los municipios de Yondó (Antioquia) y Simacota (Santander); por el occidente, con Cantagallo, San Pablo, Simití y Morales (sur de Bolívar), y por el norte con Sabana de Torres y Puerto Wilches (Santander). En el MME no hay evidencia de que exista un proceso de convergencia claro. La Figura 3 muestra que el coeficiente de variación del ICV de los municipios que se asientan en la zona es relativamente alto y, además, que el nivel absoluto del ICV es bajo. En otras palabras, el MME tiene dos limitaciones estructurales: el ICV es relativamente bajo y, además, la convergencia es frágil. Cuadro 22

Magdalena Medio Promedio del ICV y coeficiente de variación (CV), 1993 y 2005

Año 1993 2005

Dominio 1 ICV CV 52.1 22.7 61.2 17.1

Dominio 2 ICV CV 51.0 20.4 60.3 15.6

Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de los censos del Dane.


106 Circuitos, centralidades y estándar de vida

El Cuadro 22 revela que entre 1993 y 2005 el ICV presenta cierto avance. También hay logros en materia de convergencia, porque la distancia entre los municipios disminuye. Sin embargo, como también sucede en otras zonas, el ICV está por debajo del promedio nacional (78,7 en 2005) y, además, el ritmo de convergencia es muy suave.


Capítulo 6 El Oriente Antioqueño

En el Oriente Antioqueño (OA) diferenciamos cuatro subregiones: Bosques91, Embalses92, Páramos93 y Valle de San Nicolás (o Altiplano)94. En total son 23 municipios. El OA representa cerca del 11% del territorio departamental (7.021 km2) y, de acuerdo con el censo de 2005, tiene 552.906 habitantes, cifra equivalente al 9,2% de la población del departamento. En el Altiplano se concentra el 67,5% de la población del OA, el 15% en el Páramo, el 11,7% en los Embalses y el 5,8% en los Bosques. En el periodo intercensal (1993-2005) se observa un claro proceso de urbanización. En 1993 el 29,8% de la población vivía en las cabeceras y el 70,2% en el resto del territorio; en 2005 la relación respectiva fue de 35,8% y 64,1%. Los mayores niveles de urbanización se han presentado en el Valle de San Nicolás. La forma como se han relacionado los municipios de la región y las tareas conjuntas que realizan ha puesto en evidencia la relevancia de la discusión sobre área metropolitana, ciudad región, etc.95 Tales interacciones se presentan, sobre todo, entre Medellín y el Altiplano. 93 94 91 92

95

Los municipios de Cocorná, San Francisco y San Luis. Alejandría, Concepción, Granada, Guatapé, El Peñol, San Carlos y San Rafael. Abejorral, Argelia, Nariño y Sonsón. Carme de Viboral, Guarne, La Ceja, La Unión, Marinilla, El Retiro, Rionegro, San Vicente y El Santuario. Con el correr del tiempo, el concepto de área metropolitana se ha ido transformando, de acuerdo con el desarrollo socioeconómico y cultural de los territorios. Sobre el significado del área metropolitana, ver De Esteban (1981). Últimamente se ha ido consolidando la idea de la ciudad región. Y en el caso de Bogotá, además, la categoría de región capital. Todas estas aproximaciones buscan resolver el problema de la integración entre municipios.


108 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Preocupa que en el periodo intercensal los municipios de San Carlos, Granada, Alejandría y San Rafael hayan tenido una reducción de su población cercana al 50%, en gran parte debido al desplazamiento forzado de personas (Marín, 2008)96. Los municipios del Altiplano son los que registran mayor crecimiento demográfico: Guarne (68%), La Ceja (66%), La Unión (64%), Rionegro (53%), Marinilla (46%) y El Retiro (45%). En general, la población presenta una tasa de crecimiento negativa en las subregiones de los Embalses y del Páramo, mientras en el Altiplano el crecimiento es superior al promedio departamental. El Oriente Antioqueño ha sido considerado como la despensa agrícola del departamento y de su área metropolitana. En la región conviven dos sistemas de producción: uno de economía campesina tradicional, basado en prácticas inadecuadas de tumba, quema y rastrojo, y otro moderno que incorpora altas tecnologías en todo el ciclo productivo (de la producción hasta la exportación y el consumidor final), similar al que se presenta en el cultivo de las flores97. Como ocurre en el resto del país, la asistencia técnica se ha delegado a las entidades privadas, como resultado del desmonte de las Umatas y de la creación de los Centros Provinciales de Gestión Agroempresarial (Cpga). En la mayoría de los municipios de la región, con la excepción de Rionegro, la economía urbana se limita a las actividades comerciales, de bienes y servicios básicos de abastecimiento y consumo local. Predominan los pequeños establecimientos, como tiendas, panaderías, cerrajerías, papelerías, expendios de alimentos y bebidas, almacenes y ferreterías. El abastecimiento de estos productos y servicios proviene principalmente de Medellín, del Valle de Aburrá y de Rionegro. La actividad industrial del OA ha logrado avances significativos en productividad y competitividad, y la producción tiene encadenamientos con las empresas del área metropolitana de Medellín. El OA, especialmente el Altiplano, abastece de productos agrícolas, materias primas y bienes intermedios al área metropolitana del Valle de Aburrá y Me

96

97

Según los registros de la Red de Solidaridad Social, entre 1995 y 2002 el Oriente expulsó a cerca de 40.109 personas, que representaban el 6,8% de la población regional. Solamente en 2002 salieron 14.998 personas. Los municipios que integran la subregión del el Altiplano, junto con Guatapé, Granada y El Peñol, crearon, por acuerdo municipal, el denominado “Distrito Agrario” del oriente antioqueño, con 70 mil hectáreas y orientado también a la innovación y adecuación de la tecnología en todo el ciclo productivo.


El Oriente Antioqueño 109

dellín. Los avances industriales convierten al Oriente en la segunda región del departamento que es productora de bienes exportables (flores, café, textiles, confecciones, papel y frutas). Gracias a la existencia de la Zona Franca de Rionegro98, la subregión del altiplano se ha convertido en un gran conglomerado industrial creado por el traslado y emplazamiento de empresas que antes se asentaban en Medellín, como Coltejer, Fabricato, Compañía Nacional de Chocolates, Pintuco, Imusa, Euro Cerámicas, Papeles Scott, Leonisa, confecciones Gef. El desarrollo endógeno supone una estrategia regional de articulación e integración dinámica entre las diferentes actividades económicas de ganadería, agricultura, agroindustria, industria, comercio y servicios, todas ellas garantizadas por mercados regionales en crecimiento y ampliación, que solo se observan en el Altiplano y en menor proporción en los Embalses. El índice de capacidad municipal (ICM) de los municipios del OA se presenta en el Cuadro 23. En el Dominio 1, la distancia entre Medellín y Rionegro es importante, aunque menor que la observada en otras zonas del estudio entre la capital y el segundo municipio (Rionegro). Pero el aspecto más interesante del OA es la similitud existente entre municipios como La Ceja, El Retiro, Marinilla, Guarne, Sonsón, Carmen de Viboral, La Unión, San Carlos, El Santuario y Guatapé. La capacidad municipal de estas localidades es relativamente buena y les permite realizar interacciones endógenas. Las mejores condiciones se encuentran en Rionegro, que, como veremos más adelante, actúa como la mayor centralidad en el Dominio 2. En este dominio, el ICM de Rionegro es casi tres veces el de La Ceja (34,5) y el de los otros municipios del Altiplano. Los cuadros 24 y 25 resumen la situación fiscal de los municipios del OA. La participación del impuesto predial en los ingresos corrientes es considerablemente mayor que en las otras zonas. Reiteramos nuestra constatación anterior: cuanto mayor sea la capacidad de la función distributiva, mejores serán las condiciones de vida de la población. Los alcaldes del Oriente Antioqueño se han preocupado por elevar los ingresos propios. La participación del predial en los ingresos corrientes

98

Esta zona franca fue creada en 1993, con un grupo de socios empresariales conformado, inicialmente, por Fabricato, Coltejer, Leonisa, Conconcreto y Suramericana de Seguros. La dirección, administración y operaciones comerciales de la zona se realizan a través de la Promotora Nacional de Zonas Francas.


110 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 23 Oriente Antioqueño Índice de capacidad municipal (ICM) y sus componentes Municipio Fiscal Con otras capitales: Dominio 1 San Francisco 0.000 Argelia 0.777 Nariño 0.472 Cocorná 0.829 Concepción 1.395 San Vicente 1.547 San Luis 0.915 Granada 1.247 Abejorral 2.010 Alejandría 1.783 San Rafael 2.857 El Peñol 2.090 Guatapé 2.656 El Santuario 3.274 San Carlos 4.104 La Unión 4.295 Carmen Viboral 4.423 Sonsón 4.046 Guarne 5.345 Marinilla 5.245 El Retiro 7.074 La Ceja 7.281 Rionegro 11.364 Medellín 10.136 Sin otras capitales: Dominio 2 San Francisco 0.000 Concepción 1.514 Argelia 0.917 San Vicente 1.699 Nariño 0.563 Alejandría 1.995 Granada 1.377 Abejorral 1.982 San Luis 1.051 Guatapé 2.817 Cocorná 0.888 San Rafael 3.251 El Peñol 2.138 San Carlos 4.402 La Unión 4.342 El Santuario 3.361 Carmen Viboral 4.529 El Retiro 7.241 Sonsón 4.058 Guarne 5.254 Marinilla 5.179 La Ceja 7.285 Rionegro 11.364

Infr.

Instit.

Produc.

ICV

Total

0.000 0.061 0.023 0.349 0.031 0.112 0.030 0.222 0.062 0.149 0.025 0.182 0.074 0.131 0.206 0.171 0.158 0.599 0.478 0.366 0.243 0.654 2.913 39.773

0.082 0.097 0.301 0.247 0.000 0.137 0.631 0.398 0.780 0.426 0.165 0.246 0.357 0.575 0.470 0.225 0.334 1.397 0.334 1.652 0.218 1.128 3.968 22.727

0.000 0.009 0.076 0.113 0.009 0.027 0.069 0.010 0.029 0.010 0.057 0.061 0.016 0.132 0.047 0.100 0.142 0.247 0.274 0.244 0.099 0.256 0.732 17.045

6.088 6.298 6.371 6.241 6.459 6.180 6.968 7.050 6.228 6.962 6.968 7.537 8.491 7.881 7.403 7.622 7.965 6.978 7.664 8.191 8.229 8.601 8.833 9.091

6.169 7.242 7.243 7.778 7.893 8.002 8.613 8.927 9.109 9.330 10.073 10.115 11.594 11.993 12.230 12.413 13.022 13.267 14.095 15.697 15.863 17.920 27.810 98.772

0.000 0.530 0.172 0.985 0.467 0.704 0.952 1.196 1.047 1.100 1.804 0.768 2.294 2.852 2.960 2.261 2.371 2.696 4.615 5.885 5.348 9.118 39.773

0.233 0.000 1.562 1.076 1.458 1.344 1.964 1.786 1.245 1.242 2.199 1.699 2.016 2.204 0.956 2.714 1.980 0.759 4.496 2.529 4.252 3.253 22.727

0.000 0.297 0.250 0.643 2.115 0.285 0.249 0.709 1.766 0.422 3.057 1.506 1.525 1.156 2.363 3.286 3.399 2.574 6.168 6.848 5.879 6.060 17.045

6.265 6.648 6.482 6.360 6.557 7.166 7.255 6.410 7.171 8.739 6.423 7.172 7.757 7.619 7.845 8.111 8.198 8.469 7.181 7.888 8.430 8.852 9.091

6.498 8.988 9.382 10.763 11.160 11.494 11.797 12.084 12.280 14.320 14.370 14.395 15.730 18.232 18.466 19.733 20.476 21.739 26.518 28.404 29.088 34.568 100.000

El Dominio 1 incorpora municipios que están por fuera de la zona pero que tienen una incidencia relevante. El Dominio 2 incluye únicamente a los municipios de la zona.Fuente: cálculos del CID-Odecofi.


Ingresos

2000

250.682 215.052 61.253 20.569 22.197 6.569 11.918 22.125 131.673 13.820 11.663 106.190 35.630 423 5.577 29.629

2001

235.330 202.206 57.806 22.549 17.686 7.165 10.405 20.336 124.064 12.052 13.615 98.398 33.125 2.554 4.503 26.068

256.758 208.749 60.800 22.416 16.958 6.873 14.555 16.148 131.801 11.578 14.319 105.903 48.008 2.186 10.623 35.199

2002 238.526 198.932 62.197 26.499 17.268 8.391 10.037 16.450 120.285 12.439 3.270 104.578 39.595 890 6.528 32.175

2003 237.115 201.819 70.723 27.417 19.718 4.329 19.259 15.135 115.962 13.391 1.644 100.925 35.296 1.128 3.891 30.277

2004

(millones de pesos corrientes de 2008)

2005 264.279 213.730 78.888 30.639 20.724 11.262 16.265 17.900 116.942 11.811 1.857 103.273 50.549 685 7.587 42.276

2006 277.642 233.721 91.120 33.346 24.075 13.426 20.273 16.809 125.793 12.540 2.270 110.982 43.921 156 31.604 12.161

343.644 266.614 112.137 34.532 28.708 14.446 34.451 18.037 136.438 12.462 1.526 122.451 77.030 247 59.311 17.473

2007

SGP son los recursos del sistema general de participaciones. En todos los casos, se trata de ejecuciones presupuestales. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de las ejecuciones presupuestales reportadas por las entidades territoriales al DNP y del IPC del Dane.

Ingresos totales 1. Corrientes 1.1. Tributarios 1.1.1. Predial 1.1.2. Ind. comercio 1.1.3. Sob. gasolina 1.1.4. Otros 1.2. No tributarios 1.3. Transferencias 1.3.1. Nacionales 1.3.2. Otras 1.3.3. SGP 2.Ingresos capital 2.1. Regalías 2.2. Cofinanciación 2.3. Otros

Cuadro 24

Oriente Antioqueño Ingresos de los municipios, 2002-2008

341.885 277.628 123.344 33.891 29.667 14.566 45.221 16.449 137.836 14.797 1.408 121.630 64.257 344 46.058 17.856

2008

El Oriente Antioqueño 111


112 Circuitos, centralidades y estándar de vida

oscila alrededor del 14%. Este porcentaje quintuplica al de otras zonas y es el doble del observado en el Piedemonte Llanero. Este solo hecho hace que el OA sea completamente distinto del resto de zonas consideradas en este estudio. Cuadro 25 Oriente Antioqueño Participación (%) del impuesto predial y de industria y comercio en los ingresos corrientes Año 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Pr/Corr 9.6 11.2 10.7 13.3 13.6 14.3 14.3 13.0 12.2

ICA/Corr 10.3 8.7 8.1 8.7 9.8 9.7 10.3 10.8 10.7

Pr. es el impuesto predial, Corr. son los ingresos corrientes, ICA es el impuesto de industria y comercio. Fuente: Cuadro 23.

El Mapa 6 muestra las principales actividades económicas de los municipios del OA. Destacamos la producción hortofrutícola, además de la de papa, maíz, fríjol, caña de azúcar, café, plátano y yuca. De acuerdo con el área cosechada, en el OA predomina el café, seguido de la caña, el plátano, los frutales y la yuca. Por toneladas producidas el orden es: plátano, caña, café y yuca. En el sector pecuario se destaca la ganadería, la avicultura y la porcicultura. Existe un desarrollo progresivo de actividades agroindustriales, tales como la producción lechera y el cultivo de flores. Asimismo es importante la actividad extractiva de minerales de arcilla, caolín y otras materias primas para la producción de cemento y cerámicas. Los mayores productores de oro del OA son, en su orden: Sonsón, San Rafael, El Retiro, Alejandría, San Carlos, Nariño. En la producción de plata el orden es: San Rafael, El Retiro, Nariño, San Carlos, Sonsón y Alejandría. El OA es una región estratégica para el desarrollo regional y nacional, debido a su biodiversidad, climas, suelos y, fundamentalmente, por


Mapa 6

Oriente Antioqueño. Principales actividades económicas

El Oriente Antioqueño 113


114 Circuitos, centralidades y estándar de vida

disponer de un importante sistema eléctrico, energético y vial99, tanto local como nacional (Gómez, 2000). El OA abastece de agua, energía hidroeléctrica, alimentos100 e insumos para la transformación industrial al departamento de Antioquia y al Valle de Aburrá. Se caracteriza asimismo por su alta actividad turística, desarrollada en torno de los embalses, por el cultivo de flores para exportación101 y por el desarrollo de la industria manufacturera102. Con excepción del Altiplano, la capacidad institucional de los gobiernos locales es débil. El apoyo institucional a la actividad productiva es limitado y proviene específicamente del municipio de Rionegro y del Valle de Aburrá. La asistencia técnica al sector agropecuario es restringida. Existe un gran número de organizaciones sociales103 y las entidades territoriales del OA han promovido la apertura de espacios de participación, concertación y planeación del desarrollo mediante los Consejos Territoriales de Planeación y el Sistema de Acción Territorial Regional de Planeación del Oriente Antioqueño, con alta contribución de la sociedad civil en las decisiones sobre los planes de desarrollo y los presupuestos participativos. Las subregiones del Altiplano, los Embalses y el Páramo han conformado una asociación de municipios interna. En todos ellos existe por lo

99

100 101

102

103

La infraestructura de carreteras permite la articulación de Bogotá con las costas Atlántica y Pacífica, el oriente y el occidente del país. Comunica las ciudades más importantes del centro na­cional (Bogotá y Medellín) por la autopista Medellín- Bogotá. Además, dispone del aeropuerto internacional José María Córdova. Su localización estratégica conecta a la región del oriente con el eje cafetero, el Magdalena Medio, La Mojana, la región del Atrato y Urabá. El OA tiene la densidad vial más alta del departamento (22% de las vías pavimentadas del departamento y el 18% de la red vial primaria), pero su distribución es desigual y se concentra en el Altiplano y los Embalses. El 60% de la producción departamental de hortaliza, frutas, papa, maíz y fríjol. Representa el 99% del total cultivado en el departamento y el 12% de la producción nacional; el 80% de la producción se exporta. Además del sector textil, que representa el 30% de la industria nacional, también hay industrias de alimentos, papel, químico y metalmecánica, cemento, gas, papel, pintura y maderas para la construcción. Mencionamos algunas: juntas de acción comunal (JAC), Asociación de Concejales del Oriente Antioqueño (Acora), Asociación de Personeros del Oriente Antioqueño (Aspoa), Red de Asocomunales del Suroriente Antioqueño, Asociaciones de Municipios Masora (Altiplano del Oriente Antioqueño), Maser (subregión de Embalses Rionegro Nare), Musa (suroriente antioqueño), Corporación Empresarial de Oriente (CEO), Ceam, Conciudadanía, Coredi, ProAntioquia, Adeproa, Cornare, Cámara de Comercio del Oriente, Fundación para el Desarrollo Empresarial del Oriente (Funde), Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), Asopaneleros, Cooperativa de Caficultores del Oriente, Asoagricultores de Granada, Asociación de Avicultores de San Carlos, Productores de Mora de Guarne y Asociación de Comerciante de Granada (Acogran), Prodepaz.


El Oriente Antioqueño 115

menos una entidad financiera, excepto en Concepción, Guatapé y San Francisco104. Una expresión del dinamismo industrial y comercial se revela en el número de matrículas y renovaciones del registro mercantil, cuyo 86% se concentra en el Valle de San Nicolás105. Le siguen las zonas de Embalses (7%), Páramos (5%) y Bosques (2%). De acuerdo con los resultados de la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, la mayoría de las actividades económicas pertenece al sector comercial y es adelantada por empresas de menos de diez trabajadores. El Cuadro 26 resume las principales actividades económicas de los municipios del OA. La zona de Bosques Húmedos Tropicales del Magdalena Medio se caracteriza por las actividades extractivas de los bosques y por el cultivo campesino tradicional de productos como caña panelera, café, cacao, plátano, yuca, maíz y frutales. Desde el punto de vista vial y de comunicaciones en los niveles departamental y nacional, la localización geográfica de la subregión es estratégica. Los principales ejes de comunicación son el río Magdalena, la carretera troncal de la Costa Caribe, la troncal Medellín-Bogotá, la troncal del Magdalena Medio y el ferrocarril del Atlántico. Esa situación es resultado de la colonización antioqueña, que buscó ampliar la frontera agrícola a partir de Marinilla y El Santuario. En el territorio predomina la economía campesina intensiva en mano de obra familiar. Los principales cultivos son caña, café, plátano, yuca, fríjol, maíz y hortalizas. Existe ganadería de doble propósito y explotación maderera con intervenciones en espacios de bosque natural (demanda de Rionegro, Marinilla y El Santuario). Se utilizan prácticas agrícolas inadecuadas, como la tumba y quema de rastrojos, que deterioran la capa vegetal y los nutrientes del suelo e inciden de manera negativa en la productividad y el rendimiento de los cultivos. La falta de especialización en los procesos productivos, la precariedad de la infraestructura productiva y los rudimentarios manejos de poscosecha explican la muy baja producción de excedentes con destino a los mercados internos y regionales. Los procesos de comercialización que se presentan en la región son propios del intercambio de las economías campesinas. La economía urbana se caracteriza por las actividades rela

104

105

El mayor número de entidades se encuentra en Rionegro (12), La Ceja y Marinilla (4 cada uno). Rionegro es la ciudad con mayor número de matrículas y renovaciones del registro mercantil.


116 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 26 Actividades económicas más importantes de los municipios del OA Altiplano Rionegro Carmen de Viboral El Retiro El Santuario Guarne La Ceja Marinilla La Unión San Vicente

Industria, comercio, explotación de hatos lecheros, floricultura, agricultura, artesanías de cuero. Agricultura: fríjol, maíz, papa y hortalizas. Ganadería (porcina y vacuna), cabuya. Industria de dulces y artesanías de loza o cerámica. Cultivo de hortalizas, frutales, madera y productos de madera. Cultivo de hortalizas (fríjol, papa, zanahoria, repollo, remolacha, habichuela y arveja), minerales no metálicos, confecciones. Papa, mora, ganado porcino y explotación de madera. Floricultura, agricultura (fríjol, tomate y papa) y ganadería. Agricultura, avicultura, leche e industria. Agricultura (papa, fríjol y maíz), ganado de leche, flores, piscicultura y minerales no metálicos (caolines, calizas, arcilla y feldespato). Agricultura (papa, fríjol, maíz, curuba y tomate), pecuarios, cabuya y artesanías basadas en ella. Embalses

Alejandría Concepción El Peñol Granada Guatapé San Carlos

San Rafael

Agricultura (café, fique caña, fríjol, yuca, maíz, frutales), ganadería de doble propósito, especies menores y minería. Agricultura (fríjol, papa, caña panelera y fique). Pecuaria (ganadería de doble propósito) y especies menores. Minería. Agricultura (hortalizas, papa, explotación de madera), pesca, turismo (alquiler de botes, hoteles, fincas de recreo) y comercio. Agricultura (café, caña, tomate y pepino), madera y ganadería. Generación de energía, agricultura (fríjol y tomate), pesca y turismo. Generación de energía, agricultura (café, maíz, caña, yuca, fríjol, plátano y frutales); ganadería, porcicultura, avicultura. Explotación maderera, silvicultura, piscicultura y minería (oro). Generación de energía. Agricultura (café, caña panelera, yuca y plátano). Pecuaria (ganadería extensiva de cría y levante, porcinos, aves de corral y actividades piscícolas (especies: cachama, tilapia roja y blanca). Comercio y turismo. Páramo

Abejorral Argelia Nariño Sonsón

Café, maíz, papa, plátano, caña de azúcar, ganadería y pequeñas industrias. Agricultura (café, caña, cacao y fique), ganadería, minería y turismo. Agricultura y ganadería. Café, hortalizas, papa, frutales, leche y porcinos. Bosques

Cocorná San Luis San Francisco

Agricultura (caña, café, yuca, plátano, frutales, plátano, caña) y ganadería. Agricultura y ganadería. Caña panelera, plátano, yuca, frutales y ganadería.

Fuente: Gobernación de Antioquia (2004) y alcaldías municipales.


El Oriente Antioqueño 117

cionadas con los servicios, el comercio y las actividades de soporte a la producción agropecuaria (servicios institucionales y técnicos). Los servicios y el comercio están determinados por los flujos de la movilidad poblacional y vehicular, promovidos por las vías troncales que conectan la subregión con el resto de la región del Oriente, con la costa Caribe y con Bogotá. La principal actividad de Los Enmbalses es el turismo y la producción de energía. Aloja una de las mayores riquezas hídricas del país y cuenta con cinco centrales hidroeléctricas: Playas, Guatapé, San Carlos, Jaguas y Calderas, que generan el 33% de la energía nacional y el 73% del total departamental. Posee además seis embalses: El Peñol, San Lorenzo, Jaguas, Las Playas, Puchiná y Río Calderas. La actividad agropecuaria ha sido afectada de manera negativa por la construcción de los embalses y el incremento del turismo106. Parte de la expansión de los minifundios se explica por el crecimiento de pequeñas fincas de recreo de propietarios que viven en Medellín. Aunque la subregión dispone de una excelente red vial y de medios de transporte, el turismo todavía no se ha consolidado como una industria dinámica. La producción agropecuaria se desarrolla principalmente en Alejandría, Concepción y Granada. Prevalece la economía campesina tradicional, de autoconsumo y con muy bajos niveles de creación de excedentes comercializables. Los principales cultivos de la región, de acuerdo con los pisos térmicos, son el café, el fique y la caña de azúcar. Los mayores productos de autoconsumo son el plátano, la yuca, el maíz, el fríjol y algunos frutales. Las actividades pecuarias se concentran en la explotación ganadera extensiva de doble propósito y de especies menores, destinada fundamentalmente al autoconsumo familiar a través del sistema de banco de proteínas. La producción agropecuaria de la subregión muestra precariedad de los sistemas productivos y de asistencia técnica, con mayor incidencia en los procesos de poscosecha. Los mercados locales son débiles y es muy frágil la infraestructura de servicios productivos (centros de acopio distintos de la caficultura, sistemas de manipulación poscosecha de productos y sistemas de vías terrestres y transporte). Son muy deficientes los mecanismos y estímulos financieros y de asistencia técnica destinados

106

Además de la migración forzosa de la población, los embalses han provocado cambios importantes en los usos del suelo. Se ha intensificado el minifundio y se observan incentivos a la ampliación de la frontera agrícola, y con ello la presión sobre los bosques naturales. Estos cambios han repercutido de manera importante en los costos de producción y en la rentabilidad de las actividades agropecuarias.


118 Circuitos, centralidades y estándar de vida

a fomentar e incorporar paquetes tecnológicos al sistema productivo, de tal manera que modernice los procesos de producción y los rendimientos. La carencia de un mercado interno intensifica la presencia y dependencia de los intermediarios procedentes de otras plazas, particularmente de la subregión del Altiplano y del Valle de Aburrá, en detrimento de distintas posibilidades y alternativas de comercialización local y regional. Destacamos los esfuerzos que se hacen en la subregión para implementar procesos de producción limpia, con prácticas agroecológicas adecuadas. La minería se concentra principalmente en los municipios de San Rafael y San Carlos, sobre el cauce del río Nare. A la zona del Páramo se la designa también como el Oriente Lejano. A pesar de su riqueza natural, es la más deprimida del OA. Los niveles de conectividad son bajos. Se trata de una extensión montañosa dedicada a la producción agropecuaria y especialmente a cultivos de café, caña, cacao, maíz, fríjol, plátano y frutales. La explotación pecuaria se concentra en la ganadería extensiva de doble propósito (con diversidad de razas puras, criollas y mejoradas) y de especies menores de tipo artesanal. Es una economía campesina de autoconsumo, donde predomina el minifundio. Los cultivos de café, cacao y caña han alcanzado un nivel tecnológico adecuado. La producción de higos en Sonsón tiene altos rendimientos, que le han permitido ganar espacio en el mercado internacional. La mayor parte de población vive en las zonas rurales. En general, por sus características topográficas, el uso y la explotación del suelo son tradicionales y extensivos. Se observan prácticas inadecuadas, como las quemas, la deforestación y el mal manejo de las aguas. Destacamos la extracción de minerales como el mármol y la roca caliza para la producción de cemento, explotada por grandes empresas cementeras del departamento. También es importante la explotación del barro, que se utiliza en la producción de tejares y ladrilleras. La deficiente infraestructura vial, de servicios productivos e institucionales no permite la consolidación y el fortalecimiento de las actuales actividades productivas y, mucho menos, la vinculación de nuevas actividades económicas que propicien cambios y transformaciones productivas del orden regional. Sonsón se convierte en la centralidad de la subregión del páramo porque concentra la mayor parte de los servicios comerciales e institucionales. Allí existe un gran número de organizaciones y asociaciones comunitarias dedicadas al sector productivo. Es un paso obligado de conexión con los municipios de Argelia y Nariño y con la ciudad de Medellín.


El Oriente Antioqueño 119

La industria del Altiplano aporta cerca del 20% al PIB departamental (Gobernación de Antioquia, 2004). La producción industrial se localiza en el Valle de San Nicolás y cuenta con una buena infraestructura de servicios (financieros, administrativos, comerciales, sociales y culturales). El alto nivel de desarrollo del valle se relaciona también con la infraestructura vial y turística. Sus municipios han recibido población desplazada en tal proporción, que frecuentemente se pone al límite su capacidad de respuesta. En los últimos años la subregión ha experimentado cambios importantes en su estructura económica, al pasar de un sistema de producción agrícola campesino a un contexto industrial. En estas transformaciones ha influido de manera importante la construcción de la autopista a Bogotá107. Las actividades agropecuarias se desarrollan de acuerdo con los pisos térmicos que se presentan en la subregión. La agricultura de clima frío se orienta principalmente a los cultivos de flores, fríjol, maíz, papa, frutales y hortalizas. La de clima cálido se concentra en cultivos de café, yuca, plátano, cacao, caña y frutales. Predomina la producción de economía campesina, aunque en algunos casos (café, caña, papa, fríjol y hortofrutícula) se aplican paquetes tecnológicos modernos y de generación de excedentes comercializables. La actividad pecuaria es principalmente de ganadería lechera de doble propósito y cría de especies menores. La cadena láctea se ha intensificado con logros importantes de negociación y abastecimiento de leche a grandes empresas de la región y del departamento (3.000 litros de leche de la subregión van a la Cooperativa Lechera de Antioquia, Colanta). Allí se encuentran los principales cultivos tecnificados de flores frescas, cortadas y de exportación, especialmente en los municipios de Carmen de Viboral108, La Ceja y Rionegro. La floricultura es muy importante en la creación de empleos directos e indirectos (es intensiva en mano de obra: 17 empleos por hectárea). Puesto que la mayor parte de las flores van al mercado exterior, la evolución de la tasa de cambio tiene efectos importantes en el ciclo del negocio, en tanto que la revaluación del peso ha sido negativa. En la exportación de flores colombianas el OA aporta el 20%, la Sabana de Bogotá el 75% y otras regiones el 5% (Universidad de Antioquia, 2007).

107 108

El municipio se destaca, además, por la producción de cerámica. En 2005, los municipios del OA con menor pobreza por NBI eran: El Retiro (1.2%), Rionegro (12,5%), La Ceja (13,8%), Guatapé (14,5%), Marinilla (14,6%), Guarne (17,7%), Carmen de Viboral (18%), La Unión (18,4%).


120 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 27 Oriente Antioqueño Cobertura (%) de servicios públicos, 2008 Acu. Departamento Valle de Aburrá Oriente

73.6 94.8 56.7

Alcan.

Ener.

80.4 95.3 59.5

95.0 98.9 96.2

58.3 50.9 65.9 42.7 85.1 64.2 63.9 64.6 29.8

97.3 98.6 99.0 98.7 99.5 98.4 99.0 98.8 96.5

62.2 38.0 58.5 42.7 77.2 67.3 49.5

94.0 97.3 98.3 91.8 99.0 92.0 97.2

50.1

96.8

40.4

89.1

65.6

95.0

64.6

90.7

39.8 50.1

87.1 70.3

60.3

87.4

Altiplano Carmen Viboral El Retiro El Santuario Guarne Ceja La Unión Marinilla Rionegro San Vicente

70.1 46.1 83.8 31.9 80.9 64.0 75.8 84.8 68.5 Embalses

Alejandría Concepción El Peñol Granada Guatapé San Carlos San Rafael Abejorral

71.1 33.4 54.4 39.7 18.4 43.9 48.5 Páramo 33.0

Argelia Nariño Sonsón

41.3 Bosques

Cocorná San Francisco San Luis

27.7 30.1

Acu. es acueducto, Alcan. es alcantarillado, Ener. es energía eléctrica. Fuente: Anuario Estadístico del Departamento de Antioquia, 2008.

En general, las condiciones de vida de los municipios del OA son mejores que las observadas en el resto de zonas consideradas. El NBI es menor, y en el Altiplano han ido consolidándose procesos endógenos


El Oriente Antioqueño 121

relativamente virtuosos. La pobreza por NBI es menor en el OA que en las otras zonas109. El Cuadro 27 presenta las coberturas de los servicios públicos de los municipios del OA, que son menores que las observadas en el Valle de Aburrá. Comparadas con las coberturas que rigen en el departamento, el OA está peor, salvo en energía. Nuevamente, la subregión del Altiplano ostenta los indicadores de cobertura más altos. En el OA funcionan 902 establecimientos educativos y su mayor número aparece en el Altiplano110. Desde luego, la cobertura todavía puede mejorar de manera sustantiva. En promedio, la tasa neta de escolaridad (TNE) es del 66%, aunque en municipios como San Francisco apenas llega al 40%. De acuerdo con las cifras de la Dirección Seccional de Salud, en el OA la proporción de la población inscrita en el régimen de salud subsidiado pasó del 27% en 2001 al 44,8% en 2008. De la misma manera que ocurre en el resto del país, tal tendencia muestra que el régimen contributivo ha ido perdiendo importancia. En el Valle de San Nicolás la composición es distinta, porque el 51% de la población pertenece al régimen contributivo y el 31% al subsidiado. Esta diferencia con respecto a las otras subregiones se explica por el predominio del empleo formal. Solamente en Rionegro, el 77% de la población está vinculada al régimen contributivo. Los logros sociales y económicos son muy desiguales porque las condiciones del Altiplano son muy distintas de las prevalecientes en el resto de regiones. El conflicto armado interno ha tenido efectos muy negativos en el OA. Los municipios de la zona se han visto afectados por el desplazamiento de población, los bloqueos de rutas, la existencia de campos minados, los incidentes y accidentes ocasionados por minas antipersonal (MAP) y municiones sin explotar (Muse), la vinculación de niños, niñas y jóvenes a los grupos armados, además de las masacres, homicidios, secuestros, amenazas, atentados y muertes selectivas. El conflicto armado en el OA “irrumpe como un proceso ‘nuevo’” (García et al., 2011: 35). En los años 80 era notoria allí la presencia de las Farc, a principios de la siguiente década incursiona el ELN y a finales de 1996 aparecen en el territorio las autodefensas campesinas y los grupos paramilitares provenientes del Magdalena Medio y del Urabá antioque

109

110

En Rionegro se localizan las sedes de la Universidad de Antioquia y de la Universidad Autónoma Latinoamericana. Ambas instituciones ofrecen programas de posgrado. Entre otros, los bloques Metro y Cacique Nutibara.


122 Circuitos, centralidades y estándar de vida

ño111, y la confrontación se agudiza hasta mediados del decenio de 2000. Las autodefensas buscaban contener a la guerrilla y ampliar el dominio del narcotráfico entre Urabá y el suroccidente del país. La violencia fue más severa en San Carlos, San Rafael, San Francisco, San Luis, Cocorná, Granada, Sonsón y Carmen de Viboral. Según la Defensoría del Pueblo, en dichas poblaciones se registró “la mayoría de los asesinatos colectivos ocurridos en las últimas dos décadas”, así como los más altos índices de desplazamiento masivo forzoso del departamento y del país. La autopista Medellín-Bogotá, que corre por cercanías de El Santuario, Cocorná, San Francisco, San Luis, Carmen de Viboral y Granada, fue uno de los territorios más afectados por las incursiones de los grupos armados. Los 23 megaproyectos de infraestructura eléctrica y vial de la zona de Embalses también han sido objetivos militares. La violencia provocó el desplazamiento de población112. Desde 1996 se han hecho intentos por fortalecer dinámicas municipales conjuntas contra la guerra. Ese año, por iniciativa de la Diócesis de Sonsón, se convocó el Encuentro de Dirigentes de Oriente, donde se propuso adelantar tareas conjuntas a partir de comisiones como Vida, Justicia y Paz, que posteriormente apoyaron la creación de la Corporación Programa de Desarrollo para la Paz (Cordepaz)113. Estas iniciativas parten de la necesidad de consolidar procesos de alcance regional.

111

112

113

“…las incursiones armadas han generado el abandono de veredas enteras, e incluso de los cascos urbanos de municipios y corregimientos, donde el cambio demográfico ha sido una variable predominante caracterizada por un paulatino proceso de despoblamiento” (Marín, 2008). Integrada por la Diócesis de Sonsón-Rionegro, Interconexión Eléctrica S. A. (ISA), Isagen, Fundación Proantioquia, Diócesis de Barrancabermeja y Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). En 2001 comenzó a llamarse Prodepaz y se conforma como una entidad de derecho privado, sin ánimo de lucro. Durante su desarrollo ha contado, además de las entidades mencionadas, con la cooperación de organizaciones nacionales como Acción Social, el Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres (Dapard), las EPM, la Gobernación de Antioquia y agencias del Sistema de las Naciones Unidas como Unicef, Unfpa y Pnud. El área de intervención de Prodepaz cubre la región del Oriente Antioqueño (23 municipios) en las subregiones ya descritas y la subregión Porce Nus, que incluye los municipios de Concepción, Santo Domingo, Alejandría, San Roque, Caracolí y Maceo. Integrada por la Diócesis de Sonsón-Rionegro, Interconexión Eléctrica S. A. (ISA), Isagen, Fundación Proantioquia, Diócesis de Barrancabermeja y Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). En 2001 comenzó a llamarse Prodepaz y se conforma como una entidad de derecho privado, sin ánimo de lucro. Durante su desarrollo ha contado, además de las entidades mencionadas, con la cooperación de organizaciones nacionales como Acción Social, el Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres (Dapard), las EPM, la Gobernación de Antioquia y agencias del Sistema de las Naciones Unidas como Unicef, Unfpa y Pnud. El área de intervención de Prodepaz cubre la región del Oriente Antioqueño (23 municipios) en las subregiones ya descritas y la subregión Porce Nus, que incluye los municipios de Concepción, Santo Domingo, Alejandría, San Roque, Caracolí y Maceo.


El Oriente Antioqueño 123

El Cuadro 28 muestra los cambios que ha tenido el coeficiente de Gini (por área) entre los años 2006 y 2009. El índice se elevó en todo el departamento de Antioquia y pasó de 0,83 a 0,84. Como señala el Informe de Desarrollo Humano (Pnud, 2011), tal nivel de concentración no solo es alto sino que está aumentando. En el OA se ha mantenido en 0,67, nivel inferior al promedio departamental pero que es alto con respecto a estándares internacionales. La peor distribución se observa en Sonsón, que en 2009 tuvo un Gini de 0,81. Cuadro 28

Oriente Antioqueño: Dominio 2 Coeficiente de Gini (áreas), 2006 y 2009 Municipios Sonsón Carmen de Viboral El Retiro Nariño San Carlos Cocorná Guatapé San Francisco Argelia San Luis La Ceja San Rafael Granada Guarne La Unión Abejorral Concepción Rionegro San Vicente Alejandría Marinilla El Peñol El Santuario Promedio Antioquia

2006 0.78 0.79 0.80 0.77 0.77 0.74 0.76 0.71 0.76 0.70 0.81 0.67 0.67 0.69 0.67 0.66 0.64 0.59 0.59 0.56 0.56 0.69 0.57 0.67 0.83

2009 0.81 0.79 0.78 0.77 0.76 0.74 0.72 0.72 0.70 0.69 0.68 0.68 0.67 0.66 0.66 0.65 0.63 0.61 0.59 0.56 0.55 0.54 0.54 0.67 0.84

Los municipios han sido organizados, de mayor a menor, en función del Gini de 2009. Fuente: Pnud (2011), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac).


124 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 29

Oriente Antioqueño Índice de centralidades

Con otras capitales: Dominio 1 Concepción San Francisco Argelia San Rafael Nariño Alejandría San Carlos San Luis Abejorral San Vicente Sonsón Guatapé El Retiro La Unión Granada Cocorná El Peñol Carmen Viboral Guarne El Santuario La Ceja Marinilla Rionegro Medellín

0.000 0.000 0.000 0.001 0.002 0.003 0.003 0.003 0.006 0.007 0.007 0.008 0.010 0.010 0.010 0.013 0.016 0.018 0.080 0.117 0.184 0.343 1.464

Sin otras capitales: Dominio 2 San Francisco Concepción Argelia Alejandría San Luis Nariño San Rafael Abejorral San Carlos Granada Sonsón Guatapé San Vicente El Retiro Cocorná La Unión El Peñol Carmen Viboral Guarne El Santuario La Ceja Marinilla Rionegro

0.000 0.028 0.035 0.069 0.113 0.123 0.160 0.164 0.167 0.334 0.337 0.339 0.458 0.702 0.856 0.888 1.220 1.478 7.343 7.513 11.178 15.474 100.000

100.000

Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

El Cuadro 29 presenta las centralidades del OA. En el Dominio 1 es notorio el distanciamiento de Rionegro respecto de Medellín. La gran centralidad la conforma Medellín, que está por fuera del OA. No obstante, el tipo de actividades que se realiza dentro del OA ha permitido consolidar procesos endógenos virtuosos alrededor de Rionegro (Dominio 2). Las manifestaciones económicas que se están presentando en el Altiplano nos permiten afirmar que allí sí existe una región. En el resto de las zonas del OA no hay evidencia de la existencia de dinámicas endógenas que pudieran interpretarse como características de la existencia de una región.


Mapa 7

Oriente Antioqueño. Distribución de centralidades

El Oriente Antioqueño 125


126 Circuitos, centralidades y estándar de vida

En el caso del Altiplano es claro que las dinámicas regionales se expresan en mejores condiciones de vida de la población. Allí donde existe región es factible que los circuitos originen procesos endógenos que favorecen el bien-estar. Hemos insistido en que no basta con que exista la fuerza gravitacional. Se trata de una condición necesaria pero no suficiente para que haya convergencia. El Altiplano tiene tres características que permiten caracterizarlo como región: la existencia de un polo de atracción alrededor de Rionegro; la existencia de procesos endógenos internos y la cercanía espacial de municipios que interactúan entre ellos y que presentan un ICM relativamente similar. Como afirma González F. (2011, 14), el OA es una región “con una larga historia de población y de inserción”. El Mapa 7 permite apreciar mejor los desarrollos regionales. En el Altiplano, Rionegro es la una centralidad alta; La Ceja y Marinilla son centralidades medias. Los Embalses tienen vínculos muy estrechos con el Altiplano. En el Páramo la centralidad más importante es Sonsón, y en los Bosques le corresponde a Cocorná. Cuadro 30 Oriente Antioqueño Promedio del ICV y coeficiente de variación (CV), 1993 y 2005 Dominio 1 Años 1993 2005

ICV 61.3 70.8

CV 18.4 12.5

Dominio 2 ICV 60.3 70.1

CV 17.3 11.8

Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de los censos del Dane.

El Cuadro 30 muestra la relación entre el índice de condiciones de vida (ICV) y el coeficiente de variación (CV) de los municipios del OA. El nivel promedio del ICV es relativamente alto. Ya decíamos (Figura 3) que sus puntajes son los más elevados, junto con los correspondientes a los municipios del Piedemonte Llanero. Asimismo, y tal como ocurre en el resto de zonas, se observa convergencia (el CV disminuye). Este proceso de acercamiento es positivo porque se realiza alrededor de un ICV relativamente alto.


Capítulo 7 El Catatumbo

La zona del Catatumbo está localizada en el departamento de Norte de Santander, que pertenece al nororiente de la región andina colombiana (Mapa 1). Está integrada por diez municipios: Convención, El Carmen, Hacarí, El Tarra, Tibú, San Calixto, Sardinata, La Playa, Teorama y Ocaña114. Su localización es estratégica porque tiene fronteras con tres estados venezolanos: El Zulia, Táchira y Apure. El Catatumbo incorpora la Serranía de los Motilones, que mide 65.280.321 hectáreas, de las cuales 998.581 constituyen reserva forestal. Además, en la región operan otras reservas y resguardos indígenas, que cubren en total 44.313 hectáreas. Se trata de un área montañosa y selvática, de clima húmedo y altas precipitaciones. Aloja un parque nacional natural denominado “Catatumbo Bari”, que mide 158.000 hectáreas y colinda con los resguardos indígenas Motilón Bari, YuKos y Cataluña. La zona está bañada principalmente por el río Catatumbo, que desemboca en el lago de Maracaibo, en territorio venezolano115. El análisis de las centralidades debe considerar también las relaciones fronterizas. Venezuela hala los procesos de Cúcuta, que, a su vez, dinamizan la región del Catatumbo. La importancia geopolítica y geoeconómica de la región del Catatumbo tiene que ver, además, con las potencialidades del comercio (legal e ilegal) que propicia la frontera con Venezuela.

114

115

Incluimos el municipio de Ocaña porque el CAT tiene numerosos vínculos socioeconómicos con esta ciudad. También incorporamos la ciudad de Cúcuta, por ser la capital departamental. En el Mapa 1 se ubica la región del Catatumbo en el contexto nacional.


128 Circuitos, centralidades y estándar de vida

En Norte de Santander la presencia de los grupos armados se intensificó desde los años 80, primero por parte de la guerrilla116 y después, en los 90, por los paramilitares117. La región es atractiva para los grupos armados ilegales a causa de su amplia frontera con Venezuela, así como por las riquezas provenientes de la explotación del petróleo y la coca. La disputa por el control del territorio es evidente. En 2005 los grupos paramilitares del Catatumbo se acogieron al proceso de desmovilización interpuesto por el gobierno. Sin embargo, como sucedió en el resto del país, allí se crearon los denominados grupos “neoparamilitares” y la presencia del Estado se ha reducido a brindar protección a la infraestructura petrolera (Vásquez, Vargas y Restrepo, 2011). Desde esta perspectiva es incorrecto afirmar que no existe presencia del Estado en el Catatumbo. A partir de 2008 aumenta la actividad de las fuerzas estatales, y a la vez se observa una reactivación militar del ELN y de los grupos paramilitares. Los municipios más afectados por la violencia en los últimos años han sido Ocaña, Tibú, El Carmen y Convención. El Cuadro 31 ordena los municipios del Catatumbo en función del ICM. Cuando se incluyen otras capitales, el primer lugar lo ocupa Cúcuta. Es la única ciudad que dispone de dotación y capacidad instalada adecuada para ofrecer bienes y servicios al Catatumbo. Cúcuta tiene una infraestructura superior a la de los otros municipios. Además, tienen conectividad binacional. Los servicios institucionales y funcionales son relativamente buenos. La diferencia entre Cúcuta y Ocaña es de 66 puntos.

116

117

El ELN tiene presencia en la región desde 1976, con los frentes “Camilo Torres”, asentado particularmente en la serranía del Perijá, y “Carlos Armando Cácua Guerrero”, que integraban el denominado Frente de Guerra Nororiental, reconocido como la unidad mayor más importante de ese grupo armado. El ELN también hace presencia en la región con las compañías “Héroes del Catatumbo”, “Colectivo Héctor” y “Comandante Diego”. En los ochenta las Farc aparecían en el Catatumbo mediante el Frente 33 y las columnas móviles “Resistencia del Barí” y “Arturo Ruíz”. Este grupo se asienta principalmente en el municipio de Sardinata y en la zona del bajo Catatumbo. En el Norte de Santander operaban principalmente dos estructuras paramilitares que hacían parte del Bloque Norte comandado por Salvatore Mancuso. La primera, el Bloque Móvil Catatumbo, establecido en los municipios de Tibú, en la zona de La Gabarra, El Tarra, Hacarí y San Calixto, con influencia en municipios como Teorama, Convención y El Carmen. El segundo bloque, “Frente La Gabarra”, se asentó en los municipios de Tibú, El Tarra, Sardinata, San Calixto, Convención y Teorama, con fuerte influencia en once municipios del departamento.


El Catatumbo 129

Cuadro 31 Catatumbo Índice de capacidad municipal (ICM) y su componentes Municipio Fiscal Infr. Instit. Produc. ICV Total Con otras capitales: Dominio 1 San Calixto 0.000 0.000 0.000 0.000 4.541 4.541 Hacarí 0.235 0.331 0.000 0.024 4.303 4.893 El Tarra 0.432 0.169 0.000 0.141 5.037 5.780 Teorama 0.016 0.033 0.762 0.045 4.996 5.852 La Playa 0.712 0.589 0.176 0.081 5.349 6.907 El Carmen 1.631 0.769 0.526 0.150 5.359 8.436 Sardinata 0.904 0.648 0.689 0.354 6.145 8.740 Convención 1.144 0.497 2.079 0.454 6.009 10.183 Tibú 1.733 1.980 2.325 0.606 6.143 12.786 Pamplona 8.700 3.744 8.602 1.654 9.091 31.791 Ocaña 7.012 7.822 7.399 3.519 8.163 33.914 Cúcuta 11.364 39.773 22.727 17.045 8.658 99.567 Sin otras capitales: Domino 2 San Calixto 0.000 0.000 0.000 0.000 5.057 5.057 Hacarí 0.397 0.334 0.000 0.119 4.793 5.642 Teorama 0.023 0.098 2.057 0.213 5.564 7.956 El Tarra 0.738 1.036 0.000 0.689 5.609 8.073 La Playa 1.242 0.451 0.880 0.392 5.957 8.921 El Carmen 2.685 1.386 1.759 0.790 5.968 12.588 Sardinata 1.414 2.844 2.705 1.740 6.843 15.547 Convención 1.880 2.837 4.894 2.122 6.692 18.426 Tibú 2.868 7.009 5.012 3.022 6.841 24.753 Ocaña 11.364 39.773 22.727 17.045 9.091 100.000 Fuente: Cálculos del CID-Odecofi

Sin incluir otras capitales, la mejor situación es la de Ocaña, el principal centro administrativo y funcional del Catatumbo. El segundo lugar lo ocupa Tibú, centro petrolero del Catatumbo. La distancia entre Ocaña y Tibú es considerable: 74,7 puntos. Los municipios que están en las peores condiciones son San Calixto y Hacarí. Las diferencias en el ICV no son tan marcadas como en los demás indicadores. El primer componente del índice reúne la información fiscal. De manera similar a como hemos procedido en los casos anteriores, la situación fiscal de los municipios del Catatatumbo se resume en el Cuadro 32. La capacidad fiscal es mínima y eso reafirma las constataciones previas sobre la poca viabilidad y autonomía de estos municipios.


Ingresos

86.449 74.820 6.125 2.731 1.070 548 1.778 4.473 64.222 14.877 69 49.276 11.628 2.907 974 7.748

2000 76.117 68.641 5.100 2.781 1.006 165 1.148 4.527 59.014 8.632 0 50.382 7.475 2.260 472 4.743

2001 90.438 79.230 6.999 2.983 1.239 994 1.782 5.563 66.669 7.721 0 58.948 11.207 3.989 1.831 5.388

2002 87.150 78.848 10.505 3.284 1.260 3.863 2.097 3.867 64.476 7.419 107 56.950 8.303 3.977 333 3.993

2003 88.388 81.470 9.808 4.208 1.217 2.098 2.285 4.840 66.822 7.495 15 59.313 6.918 4.296 100 2.521

2004 93.464 83.923 9.734 4.410 1.238 1.817 2.268 2.397 71.792 8.671 56 63.065 9.541 3.083 3.791 2.667

2005 98.175 89.488 11.691 4.502 1.888 2.185 3.116 4.008 73.789 8.801 917 64.071 8.687 6.452 695 1.540

2006

2007 107.021 94.083 13.637 4.872 2.777 2.579 3.409 3.101 77.346 8.733 365 68.248 12.937 6.244 2.354 4.339

SGP son los recursos del sistema general de participaciones. En todos los casos se trata de ejecuciones presupuestales. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de las ejecuciones presupuestales reportadas por las entidades territoriales al DNP y del IPC del Dane.

Ingresos totales 1. Ingr. corrientes 1.1 Tributarios 1.1.1. Predial 1.1.2. Ind. comercio 1.1.3. Sob. gasolina 1.1.4. Otros 1.2. No tributarios 1.3. Transferencias 1.3.1. Nacionales 1.3.2. Otras 1.3.3. SGP 2. Ingresos capital 2.1. Regalías 2.2. Cofinanciación 2.3. Otros

(millones de pesos corrientes de 2008)

Catatumbo Ingresos de los municipios, 2002-2008

Cuadro 32

2008 128.280 113.720 12.105 5.323 2.617 907 3.257 3.087 98.528 9.953 836 87.739 14.560 8.294 1.628 4.638

130 Circuitos, centralidades y estándar de vida


El Catatumbo 131

La relación entre los impuestos prediales y los ingresos corrientes (Pr/Corr.) a duras penas llega al 5% (Cuadro 33). El rezago en la actualización catastral es notorio en alguno municipios: Hacarí (35 años), El Tarra (15 años), San Calixto (15 años), Teorama (15 años). Y la participación de los impuestos de industria y comercio en los ingresos corrientes (ICA/Corr.) es inferior al 3%. Estos porcentajes ponen en evidencia la débil capacidad de crear recursos propios que presentan los municipios del Catatumbo. El caso más dramático es Hacarí, donde el 99% de sus ingresos corresponden a transferencias. Cuadro 33

Catatumbo Participación (%) del predial y de industria y comercio en los ingresos corrientes Años 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Pr/Corr. 3.6 4.1 3.8 4.2 5.2 5.3 5.0 5.2 4.7

ICA/Corr. 1.4 1.5 1.6 1.6 1.5 1.5 2.1 3.0 2.3

Pr. es el impuesto predial, Corr. son los ingresos corrientes, ICA es el impuesto de industria y comercio. Fuente: Cuadro 31.

A pesar de que los ingresos propios son muy bajos, tienen una relación positiva con los índices de infraestructura y el ICV (Figura 4). Tales resultados ponen en evidencia la pertinencia de la función distributiva. Tiene sentido interpretar estas relaciones como una causalidad que va desde los ingresos propios hacia el mejoramiento de la infraestructura y el incremento del ICV. En el resto de zonas observamos resultados parecidos, que permiten apreciar la importancia que revisten los recursos propios en el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes del campo. El Mapa 8 y el Cuadro 34 resumen las principales actividades económicas del Catatumbo, que están asociadas a la explotación del sector primario, especialmente las relacionadas con la producción agropecuaria y la explotación petrolera y minera. En el mapa se destacan petróleo,


132 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Figura 4

Catatumbo Relación entre el índice fiscal y los índices de infraestructura e ICV

Índice fiscal e índice de infraestructura

Índice fiscal e ICV


Mapa 8

Catatumbo. Principales actividades econ贸micas

El Catatumbo 133


134 Circuitos, centralidades y estándar de vida

ganadería extensiva, palma africana, coca y agricultura. En servicios sobresale el comercio minoritario ofrecido por pequeños establecimientos de víveres y de productos básicos. En cuanto a la producción agropecuaria, predominan los cultivos tradicionales, destinados principalmente al consumo familiar, con bajos rendimientos y poco excedente, que se comercializan en los mercados municipales de la región. Se destacan los cultivos de café, cacao, plátano, maíz, yuca, caña, frutales, “cebolla ocañera”, fríjol y tomate, con bajos niveles tecnológicos. No obstante, algunos cultivos, como los de cebolla, tomate, cacao y café, presentan una tecnología relativamente mejor, que les ha permitido cierta actividad comercial intermunicipal (cebolla y tomate) y nacional (café y cacao). En el corregimiento de Campo Dos, del municipio de Tibú, también se siembra palma aceitera118. Las explotaciones petrolífera119, acuífera y de carbón son actividades económicas muy importantes de la región, pero por su naturaleza extractiva se caracterizan por ser economías de enclave. Cuadro 34

Actividades económicas más importantes de los municipios del Catatumbo Convención El Carmen El Tarra Hacarí La Playa Ocaña Pamplona San Calixto Sardinata

Agricultura (plátano, cacao, yuca, caña, café), coca. Agricultura (plátano, cacao, yuca, café), coca, ganadería. Agricultura (plátano, cacao, yuca, coca, caña), ganadería, petróleo. Agricultura (plátano, cacao, yuca, caña, café). Agricultura (plátano, yuca, caña, café). Agricultura, ganadería. Agricultura: papa, fresa, ajo, trigo, morón, maíz, fríjol, arveja, zanahoria. Ganadería. Agricultura (plátano, yuca, caña, café), coca. Ganadería. Agricultura (plátano, cacao, yuca, caña, café, coca, palma africana), minería (de carbón e incipiente), petróleo, ganadería.

Teorama

Agricultura (plátano, cacao, yuca, caña, café), ganadería Agricultura (plátano, cacao, yuca, caña, coca, palma africana), minería Tibú (de carbón e incipiente), petróleo, ganadería. Fuente: Alcaldías municipales.

118

119

Este cultivo fue promovido por Carlos Murgas Guerrero, socio mayoritario de la empresa Hacienda Las Flores Ltda. y de la planta extractora Catatumbo. La explotación del petróleo en el Catatumbo, iniciada alrededor de 1933 en Tibú, provoca importantes flujos migratorios internos y externos en la región, provenientes principalmente de los departamentos de Santander, La Costa, Antioquia y el Tolima. Los asentamientos se localizaron principalmente en las áreas aledañas y de influencia de las explotaciones petroleras y en la población de El Tarra.

Fuente: Alcaldías municipales.


El Catatumbo 135

Las mayores explotaciones de carbón a cielo abierto se localizan en los municipios de Convención, Teorama, Tibú y El Tarra, y son realizadas por empresas colombianas y multinacionales de origen canadiense y mexicano. El Catatumbo encierra un gran potencial de carbón térmico pero no cuenta con la infraestructura básica para su extracción. La comercialización y distribución del carbón a los mercados internacionales se hace en buena parte por el territorio venezolano, en dirección al lago de Maracaibo. Con el fin de movilizar el carbón hacia la costa Atlántica, los gobiernos nacional y departamental dieron inicio a la construcción de la carretera Tibú-El Tarra-Convención-La Mata. La principal vía de orden nacional es la Carretera Bolivariana, o Panamericana, que une el interior del país (Bogotá) con Venezuela y pasa por Cúcuta, Villa del Rosario y Pamplona. Las redes secundarias enlazan la mayoría de las cabeceras municipales con la capital departamental (Cúcuta), pero la topografía del terreno dificulta el mantenimiento de estas vías. El Catatumbo tiene una pésima red vial y de trasporte. El estado de la infraestructura vial es deplorable, especialmente la red terciaria (veredal), que afecta directamente los procesos de comercialización y transporte de la producción agropecuaria a los mercados y centros de consumo locales. En el 80% de los municipios no hay integración vial (Loingsigh, 2008), y la peor situación al respecto se observa en Convención, El Carmen y Teorama. Los productos de mayor dinamismo son café, palma, plátano, caña, cacao y yuca (Cuadro 35). En 2008 se estaban sembrando 8.830 hectáreas de palma. Existe una planta extractora localizada en el corregimiento de Campo Dos, del municipio de Tibú. El cultivo fue promovido e implantado por Carlos Murgas, socio mayoritario de la empresa Hacienda Las Flores Ltda. y de la planta extractora Catatumbo, que entrará en operación en el presente año (2012). La producción se concentra en los municipios de Tibú, con 7.533 hectáreas, y Sardinata, con 1.297. El plátano presenta un incremento de la superficie sembrada de aproximadamente 1.000 hectáreas, al pasar de 6.089 hectáreas en 2002 a 7.055 en 2008. El crecimiento fue significativo en El Carmen. En el sector pecuario se destaca, especialmente en las partes bajas, la ganadería extensiva de doble propósito. Hay problemas en el manejo de suelos, praderas y pasturas. Los rendimientos son bajos debido, principalmente, al sobrepastoreo y a la intensidad del conflicto armado interno. La baja productividad en la ganadería es un problema del departamento. Sobresale El Tarra, que posee una de las más grandes ex-


185.165 -.-

2002

2002

2008

Plátano 2002 544 701 1.519 124 2.581 888 3.319 9.676 127.988 7.6

2008

Cacao

1.909 1.919 524 180 1.199 199 235 400 1.080 391 389 110 11 25 40 884 728 254 1.297 1.336 1.407 2.049 183 178 780 7.533 960 770 4.149 8.830 6.089 7.055 9.145 357.047 266.134 397.889 92.017 2.4 2.3 1.8 9.9

2008

Palma Africana

Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de Ministerio de Agricultura.

Convención El Carmen El Tarra Hacarí La Playa Ocaña San Calixto Sardinata Teorama Tibú Catatumbo Total nacional %

Municipio 2008

2002

2008

Caña

435 400 3.552 2.034 600 500 500 495 239 177 210 300 63 76 100 75 12 10 300 97.5 300 400 269 285 950 1.030 1.002 1.042 350 380 300 927 1.800 3.200 111 178 5.245 7.080 5.548 4.827 166.471 206.954 257.469 239.139 3.2 3.4 2.2 2.-

2002

Yuca

Catatumbo Principales cultivos (hectáreas sembradas), 2002 y 2008

Cuadro 35

ND ND ND ND ND ND ND ND ND ND 865.142 -.-

2002

2008 2.904 1.710 1.179 133 435 1.918 2.303 868 11.453 878.767 1.3

Café

136 Circuitos, centralidades y estándar de vida


El Catatumbo 137

tensiones de pastos, pero asimismo una de las capacidades por hectárea más pequeñas. La producción de especies menores (porcina y avícola) es de menor importancia y se destina al autoconsumo, y la agropecuaria no arroja excedentes ni volúmenes suficientes para satisfacer las demandas del mercado interno. Cuadro 36 Catatumbo Área sembrada de coca (hectáreas), 2001-2009 Municipio Convención El Carmen

2001 10

2002

2003

2004

33

39

181

2005 15

2006 15

2007

2008

2009

41

54

225

3

24

102

212

0

5

58

285

215

El Tarra

487

524

544

783

219

104

764

480

314

Hacarí

17

9

15

74

30

15

0

0

0

San Calixto

15

9

13

136

25

13

34

62

42

Sardinata

483

793

864

158

47

26

93

463

245

Teorama

560

217

393

200

84

42

186

296

509

Tibú

7.468

6.340

2.398

1.266

424

262

702

1.033

982

Catatumbo

9.043

7.949

9.043

3.010

844

482

1.878

2.673

2.532

Fuente: Proyecto Simci (2010), Unodc (Colombia).

La región posee asimismo grandes extensiones de cultivos ilícitos de coca y amapola (2.532 hectáreas en 2009). Entre los años 2001 y 2009 la superficie sembrada de tales cultivos se ha reducido de manera significativa. La producción ilegal se distribuye en una amplia zona del departamento. El control territorial de los grupos ilegales se refleja en altos índices de concentración de la tierra (el Gini es 0,73. Ver Cuadro 37), ilegalidad en la propiedad y titulación, procesos de desplazamiento forzoso y colonización inducida (ampliación de fronteras agrícolas con destino a nuevos cultivos ilegales y legales), y a su lado el incremento de la población flotante (‘raspachines’), la profundización de la violencia y sus formas de intervención (matanzas, desapariciones, asesinatos selectivos, etc.) y la imposición de “nuevos valores y normas sociales” en la población. La coca tiene una incidencia notable en la economía regional. Descarga sus efectos sobre el uso del suelo y además, al utilizar


138 Circuitos, centralidades y estándar de vida

la hoja de coca como “moneda” para adquirir los productos básicos de consumo familiar, no solo aumenta el precio de la tierra sino también el de los productos de primera necesidad. Surge un fenómeno típico de la “enfermedad holandesa”120. La coca provoca igualmente una alta contaminación del ambiente, del agua y el deterioro de los suelos a causa del empleo de sustancias agroquímicas. Cuadro 37 Catatumbo: Dominio 1 Coeficiente de Gini (áreas) 2006 y 2009 Municipio Cúcuta Convención La Playa Pamplona Ocaña San Calixto El Carmen Sardinata Teorama Tibú Hacarí El Tarra N. Santander

2006 0.80 0.61 0.68 0.68 0.73 0.60 0.58 0.58 0.56 0.52 0.46 0.49 0.73

2009 0.80 0.71 0.70 0.67 0.66 0.60 0.58 0.57 0.56 0.51 0.50 0.49 0.73

Fuente: Pnud (2011), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac).

La concentración de la propiedad de la tierra se observa en el Cuadro 37. Los índices son altos y entre los años 2006 y 2009 no se observan cambios relevantes. El Cuadro 38 presenta el índice de condiciones de vida (ICV) de los municipios del Catatumbo. Si se exceptúan Cúcuta y Ocaña, ellas son muy precarias. Y no hay duda de que la baja calidad de la vida tiene relación con las dinámicas perversas que ha desencadenado la economía extractiva. El ICV incluye la cobertura de servicios básicos. El acceso a todos los servicios domiciliaros es muy bajo y se aleja considerablemente de

120

Corden y Neary (1982) muestran que la “enfermedad holandesa” termina reflejándose en desindustrialización.


El Catatumbo 139

los promedios de cobertura departamental y regional. Cerca de la mitad de la población regional no tiene acceso a los servicios de acueducto y alcantarillado. En el Catatumbo la cobertura promedio del acueducto es del 51,9%, mientras en el conjunto del departamento sube al 83%. El servicio de alcantarillado es más rudimentario y limitado y dispone de una cobertura regional de tan solo el 43,68%, mientras el promedio departamental llega a 77%. El servicio de energía eléctrica de la región tiene una cobertura relativamente alta, del 77%, en tanto que el promedio departamental llega al 90%. Cuadro 38

Catatumbo Índice de condiciones de vida (ICV), 2005 Municipios Hacarí San Calixto Teorama El Tarra La Playa El Carmen Convención Tibú Sardinata Ocaña Cúcuta

2005 40.9 43.2 47.5 47.9 50.9 50.9 57.1 58.4 58.4 77.6 82.3

Cuanto más alto sea el índice, mejores serán las condiciones de vida. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de DNP, Dane, Censo de 2005.

El Cuadro 39 muestra el porcentaje de personas con alguna NBI insatisfecha, cuyo promedio departamental es de 30,43%. Con excepción de Cúcuta y Ocaña, el resto de municipios tiene un NBI superior al promedio nacional (27,63%). La situación es especialmente precaria en Hacarí, San Calixto y El Tarra. Hay población indígena de la comunidad Motilón Barí (familia Arawac), que se concentra principalmente en los municipios de El Carmen, Convención y Teorama; el resguardo Catalaura habita en los municipios de Tibú y El Tarra121. La tasa de analfabetismo del Catatumbo es 30,6%, que resulta elevada frente a la departamental (11%) y a la nacional (8,3%).

121

De acuerdo con el Dane, esta población está integrada por 417 familias y 2.739 personas.


140 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 39

Catatumbo Porcentaje de personas con alguna necesidad básica insatisfecha (NBI), 2005 Municipios Hacarí San Calixto El Tarra El Carmen Tibú Teorama Sardinata La Playa Convención Ocaña Cúcuta Norte Santander Nacional

2005 79.2 73.9 73.1 66.5 56.8 56.5 53.3 50.8 45.1 26.1 23.2 30.4 27.6

Fuente: Dane, Censo 2005

El ICV no incluye medidas de salud y seguridad social. Según el Censo de 2005, la población del CAT afiliada al régimen contributivo suma apenas el 7,6%, aproximadamente cinco veces por debajo del promedio nacional (40,1%). La mayoría de la población, el 68,5%, está afiliada al régimen subsidiado. Y la llamada población vinculada representa el 25,3%122. Puesto que los municipios del Catatumbo no son cubiertos por la encuesta de hogares, el tipo de afiliación al sistema de seguridad social es una proxy de la forma como opera el mercado laboral. El bajo porcentaje de personas que están afiliadas al régimen contributivo muestra que el mercado de trabajo formal es incipiente. En la región predominan las relaciones laborales de tipo informal. La debilidad institucional y la frágil oferta de servicios de apoyo a las actividades productivas inciden en el atraso del sector productivo del Catatumbo123, en la proliferación de los diferentes grupos armados y en el desplazamiento forzoso. La falta de institucionalidad se refleja no solo en la incapacidad para suplir las necesidades básicas, sino también

122 123

En El Tarra, Hacarí y Sardinata el porcentaje de población vinculada es superior al 40%. La fragilidad institucional del sector agropecuario se discute con detalle en el Informe de Desarrollo Humano, Colombia Rural. Razones para la esperanza (Pnud, 2011).


Mapa 9

Catatumbo. Distribuci贸n de centralidades

El Catatumbo 141


142 Circuitos, centralidades y estándar de vida

en la precariedad de la estructura económica y de los sistemas productivos. El hecho de disponer de una economía basada principalmente en la producción agropecuaria no le ofrece a la entidad territorial mayores posibilidades de crear recursos propios que puedan ser invertidos en infraestructura social, productiva, ni a la red vial para mejorar la conectividad y promover mercados internos y regionales. Estos índices evidencian el fracaso del tipo de desarrollo regional y la incapacidad institucional nacional y de las entidades territoriales para atender y solucionar las demandas y necesidades de la población en los aspectos relacionados con servicios públicos domiciliarios, educación y saneamiento básico. Sin tener en cuenta ciudades capitales, Ocaña actúa como la única centralidad de la región (Cuadro 40). Es el eje de la “Provincia de Ocaña”124 y en el contexto del Catatumbo es una centralidad alta. Convención y Tibú son centralidades medias. El Mapa 9 resume las interacciones entre las centralidades. El análisis de las centralidades debe considerar también las relaciones fronterizas. Venezuela impulsa los procesos de Cúcuta, los cuales, a su vez, dinamizan la región del Catatumbo. La importancia geopolítica y geoeconómica de esta región tiene que ver, además, con las potencialidades del comercio (legal e ilegal) que despierta la frontera con Venezuela.

124

Debido a su cercanía geográfica (entre 28 y 60 km. de distancia), Ocaña tiene influencia y ofrece servicios comerciales, sociales, cultura.les y productivos en los municipios de La Playa, Convención, San Calixto, Teorama, El Carmen, Hacarí y El Tarra. El otro eje sobre el cual Ocaña tiene vínculos y relaciones de intercambio, por fuera de la subregión opera con los municipios de Gonzales, Río de Oro, Aguachica (57 km.), Pailitas, Pelaya, San Martín, La Gloria y San Alberto, en el departamento del Cesar. La mayoría de estos municipios están localizados a una distancia de entre 50 y 150 km. de Ocaña. En el departamento de Santander, por su cercanía, tiene relaciones con Bucaramanga y Barrancabermeja (4 horas de distancia). La oferta institucional social se asienta en la presencia de entidades de educación básica, tecnológica y superior (Universidad Francisco de Paula Santander, Esap, Sena) y en un hospital de tercer nivel, en las instituciones estatales y gubernamentales de control y fiscalización, en los servicios bancarios y financieros (Banco de Bogotá, Bancolombia, Davivienda, Caja Social de Ahorros, Banagrario) y en asociaciones, gremios y cooperativas hasta de tercer nivel. En servicios productivos Ocaña cuenta con la presencia y asistencia técnica del ICA y el Fondo Ganadero. En infraestructura se destaca el aeropuerto nacional Aguas Claras. Ocaña se vincula con el departamento del Cesar por la carretera troncal del Magdalena. La comunicación con Cúcuta requiere cinco horas. La ciudad ofrece servicios bancarios y financieros, de comercio de mercancías y abastecimiento de bienes básicos, servicios de hotelería, comunicaciones y transporte. Los servicios educativos son relativamente mejores que los del resto de municipios.


El Catatumbo 143

Cuadro 40

Catatumbo Índice de centralidades Con otras capitales: Dominio 1 San Calixto El Tarra Hacarí Sardinata El Carmen Teorama La Playa Tibú Convención Pamplona Ocaña Cúcuta

Sin otras capitales: Dominio 2

0.000 0.028 0.029 0.092 0.097 0.121 0.177 0.230 0.494 4.185 22.088 100.000

San Calixto Hacarí El Tarra El Carmen Teorama La Playa Sardinata Tibú Convención Ocaña

0.000 0.039 0.168 0.283 0.365 0.384 0.424 0.753 1.713 100.000

Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

Cuadro 41

Catatumbo Promedio del ICV y coeficiente de variación (CV), 1993 y 2005 Dominio 1 Años 1993 2005

ICV 49.6 58.5

CV 31.5 26.3

Dominio 2 ICV 44.3 53.3

CV 24.2 19.6

Fuente: Cálculos del CID-Odecofi a partir de los censos del Dane.

Los municipios del Catatumbo tienen un bajo ICV (Cuadro 41), aunque entre 1993 y 2005 el puntaje mejoró. Como ocurre en las otras zonas, se observa una reducción de la diferencia entre sus municipios.



Capítulo 8 El Piedemonte Llanero

La región del Piedemonte Llanero es relevante para el análisis porque, dadas sus características, permite hacer comparaciones interesantes con las otras regiones analizadas. Hemos incluido municipios de los departamentos del Meta, Casanare, Arauca y Boyacá (Mapa 1). El PIE hace parte de la llamada Orinoquia, sin que en los diagnósticos se hayan precisado bien las características de esta región125/126. Dentro de la Orinoquia es posible diferenciar el Piedemonte Llanero (PIE), las Llanuras del Meta, las Llanuras del Guaviare, los Pantanos o Zonas Inundables de Arauca, y la Serranía de la Macarena. La mayor concentración de la población está en el PIE. La ocupación del suelo se caracteriza por el establecimiento de economías campesinas tradicionales, la producción agroindustrial de monocultivos y la ganadería. Es igualmente importante la extracción petrolera. Existen graves problemas de integración funcional y económica debido a la ausencia de infraestructura productiva, vías, sistemas de comunicación y transportes; la presencia estatal es débil y las condiciones de vida de la población son precarias.

125

126

La denominada región de la Orinoquia está integrada por siete departamentos localizados en el oriente del territorio nacional: Arauca, Casanare, Guainía, Guaviare, Meta, Vaupés y Vichada. Hacen parte de la gran cuenca del río Orinoco y sus afluentes (ríos Arauca, Meta, Guaviare, etc.), que corren desde las estribaciones de la cordillera oriental hasta los límites con Venezuela y las selvas amazónicas. La Orinoquia tiene una extensión de 310.000 km2. El Corpes (1996) reconoce que los criterios de división no son muy precios. En su definición, “la subregionalización empleada no es más que una división del territorio por razones geográficas: piedemonte, llanura y selva”.


146 Circuitos, centralidades y estándar de vida

La ocupación de la Orinoquia se caracteriza por un marcado proceso migratorio de “colonización orientada”, bajo el estímulo del Estado, y, además, por una dinámica de colonización indiscriminada que inicialmente buscaba la ampliación de la frontera agrícola como consecuencia del conflicto agrario suscitado en la zona andina y los valles interandinos a finales de los años 50. Los asentamientos demográficos provienen de los departamentos de Cundinamarca, Tolima, Huila, Boyacá y Santander, que primeramente se establecieron en el piedemonte y luego se extendieron a las llanuras. Tales procesos, que algunos han denominado de “colonización armada”, son el resultado del repliegue de los grupos guerrilleros del Tolima y el Huila (Marquetalia, El Pato). En los últimos treinta años, la presencia de grupos armados en la región se ha venido reconfigurando en función de procesos productivos legales (petróleo, arroz secano, palma, caucho) e ilegales (coca). La incursión de los grupos al margen de la ley en el PIE tiene sus orígenes en la violencia de los años 50 y los procesos de colonización. Inicialmente las Farc se localizan alrededor de los ríos Duda, Guayabero y Ariari (Cubides, 1989). Su expansión territorial se intensifica en el decenio de los 80, cuando las Farc, en su séptima Conferencia, acuerdan ampliar su presencia territorial y militar mediante el “copamiento de la Cordillera Oriental” y el despliegue de sus unidades hasta la frontera con Venezuela. Tales fuerzas se instalan en el Meta, en los municipios de Uribe, La Macarena, Vistahermosa, Lejanías, Mesetas y San Carlos de Guaroa. En el Casanare ejecutan similar operación en los municipios de Támara, Recetor, Chámeza, Hato Corozal y Paz de Ariporo, y en Arauca en las localidades de Tame y Fortul. En el marco de su rechazo a la “explotación extranjera de los recursos naturales”, el ELN llega al PIE motivado por el auge de la actividad petrolera. El frente Domingo Laín se establece en los municipios araucanos de Saravena (centro de operaciones del Oriente) y Arauquita, mientras en el Casanare lo hace en Aguazul, Yopal, Paz de Ariporo y Hato de Corozal. Sus acciones se concentran en el ataque y el sabotaje a la infraestructura eléctrica (torres de conducción) y a la producción y transporte (oleoductos) del petróleo de la zona. En los primeros años 90 las Farc y el ELN intervienen en la región a través de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. El arribo de las autodefensas y los paramilitares en el año 2000 hace parte de la expansión territorial del paramilitarismo en Colombia (19962003). En el PIE las autodefensas se asocian a las estructuras mafiosas


El Piedemonte Llanero 147

y del narcotráfico, provenientes de Cundinamarca, que estaban bajo la dirección de Gonzalo Rodríguez Gacha y Víctor Carranza. Mediante la compra masiva de tierras estos grupos ingresan en Villanueva, Monterrey, San Luis de Palenque y Cubarral, bajo la denominación y mando del bloque de Autodefensas Campesinas del Casanare (ACC), ‘Martín Llano’. En el año 2000 otro grupo de las Autodefensas Campesinas (AUC) se ubica en los municipios de Cubarral, Acacías, San Carlos de Guaroa, Granada y Castilla la Nueva, todos ellos del Meta. Hacia el año 2003 el bloque Centauros, al mando de Miguel Arroyabe, controlaba ya los municipios de Chámeza y Tauramena, del Casanare. Con la llamada “desmovilización de los grupos de autodefensa” (2003-2005), la intensidad del conflicto armado ha disminuido, pero se han intensificado los conflictos relacionados con la estructura y tenencia de la tierra y el aprovechamiento del suelo127. En 1998, el Consejo Regional de Política Económica y Social (Corpes) de la Orinoquia mostraba que en el Piedemonte se registraban tres procesos de poblamiento claramente diferenciados: i) la colonización dirigida y espontánea, entre los años 50 y 70; ii) las migraciones de finales de los años 80 hasta mediados de los 90, promovidas por la explotación petrolera; iii) las migraciones y el desplazamiento de población causados por el conflicto armado de finales de los años 90 y mediados de la década de 2000. En el periodo de la colonización, los habitantes del Piedemonte eran predominantemente rurales porque el objetivo consistía en la ampliación de las fronteras agrícolas y la ocupación del espacio rural. En el segundo tramo, estimulado principalmente por la exploración y la explotación petrolera, empieza el proceso de crecimiento urbano, con diferencias mínimas en la distribución espacial urbano-rural, especialmente notoria en los municipios de Casanare (49% urbano, 51% rural) y Arauca (53% urbano, 47% rural). En el tercer periodo aumenta la población urbana y entre 1993 y 2010 la urbana del PIE se eleva del 61% al 72%. El ritmo de crecimiento es notorio, sobre todo en los municipios particularmente provistos de petróleo e hidrocarburos (Yopal, Aguazul, Monterrey, Villanueva, en Casanare; San Martín, Villavicencio y Acacías, en el Meta).

127

Sobre la diversidad de los conflictos por la tierra, ver Pnud (2011).


148 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 42

Piedemonte Llanero Con otras capitales: Dominio 1 Índice de capacidad municipal (ICM) y sus componentes Depto.

Municipio

Fiscal

Infr.

Instit.

Produc.

ICV

Total

Dominio 1 Casanare

Recetor

0.614

0.001

0.000

0.000

5.612

6.227

Casanare

Támara

0.729

0.044

0.180

0.007

5.277

6.236

Casanare

La Salina

0.000

0.002

0.090

0.001

6.236

6.329

Casanare

Hato Corozal

0.730

0.025

0.303

0.009

5.509

6.576

Meta

San Juanito

0.470

0.000

0.000

0.001

6.229

6.700

Casanare

Chámeza

0.224

0.002

0.000

0.000

6.701

6.928

Meta

El Calvario

0.755

0.007

0.000

0.000

6.514

7.276

Casanare

Sácama

0.333

0.002

0.180

0.002

6.793

7.310

Arauca

Fortul

0.846

0.017

0.429

0.007

6.636

7.933

Meta

Cubarral

1.810

0.035

0.160

0.010

7.114

9.128

Casanare

Nunchía

4.054

0.013

0.024

0.006

5.237

9.333

Arauca

Tame

1.200

0.038

0.427

0.017

7.763

9.445

Arauca

Arauquita

1.884

0.102

0.123

0.017

7.331

9.458

Casanare

Paz De Ariporo

1.622

0.196

1.006

0.045

6.674

9.543

Casanare

Sabanalarga

2.653

0.008

0.092

0.003

7.216

9.972

Arauca

Saravena

1.918

0.120

0.510

0.071

7.385

10.003

Casanare

Monterrey

2.314

0.092

0.372

0.031

7.690

10.498

Casanare

Aguazul

2.595

0.095

0.285

0.066

7.658

10.699

Meta

Castilla Nueva

3.259

0.031

0.000

0.007

7.719

11.016

Meta

Barranca Upía

4.359

0.005

0.000

0.003

7.036

11.402

Casanare

Villanueva

3.516

0.144

0.092

0.061

7.760

11.572

Arauca

Arauca

2.309

0.153

1.657

0.073

7.926

12.119

Meta

Acacías

3.027

0.151

0.760

0.111

8.164

12.214

Casanare

Tauramena

4.507

0.074

0.086

0.033

7.522

12.222

Meta

Restrepo

4.525

0.099

0.066

0.019

7.908

12.618

Meta

Guamal

4.637

0.036

0.167

0.028

8.029

12.896

Meta

San Carlos Guaroa

7.284

0.036

0.092

0.009

7.335

14.757

Meta

Cumaral

7.045

0.086

0.102

0.043

7.816

15.092

Meta

Granada

6.774

0.262

0.725

0.136

7.405

15.300

Boyacá

Duitama

4.246

0.821

1.268

0.365

8.705

15.405

Meta

San Martín

6.039

0.086

1.592

0.045

7.893

15.655

Casanare

Yopal

4.681

0.785

2.035

0.248

8.243

15.993

Boyacá

Sogamoso

5.888

0.737

1.767

0.375

8.573

17.341

Meta

Villavicencio

5.147

1.922

3.021

0.875

8.614

19.579

N. Santander

Cúcuta

5.004

2.531

3.608

1.038

8.353

20.533

Boyacá

Tunja

8.446

1.012

3.137

0.337

8.917

21.848

Santander

Bucaramanga

6.885

3.648

5.165

1.806

8.926

26.430

11.364

39.773

22.727

17.045

9.091

100.000

Bogotá

(Continúa)


El Piedemonte Llanero 149

Depto.

Municipio

Fiscal

Infr.

Instit.

Produc.

ICV

Total

Dominio 2 Casanare

Recetor

1.037

0.014

0.000

0.004

5.923

6.978

Meta

San Juanito

0.474

0.000

0.000

0.028

6.574

7.076

Casanare

La Salina

0.938

0.066

0.251

0.013

6.582

7.851

Casanare

Támara

0.818

0.925

0.501

0.133

5.569

7.947

Meta

El Calvario

0.930

0.172

0.000

0.000

6.874

7.976

Casanare

Hato Corozal

0.304

0.551

1.509

0.172

5.814

8.349

Arauca

Fortul

0.000

0.312

0.976

0.122

7.003

8.414

Casanare

Nunchía

2.360

0.250

0.635

0.112

5.527

8.883

Casanare

Chámeza

1.828

0.107

0.000

0.009

7.072

9.017

Casanare

Sácama

1.510

0.038

0.501

0.029

7.169

9.247

Meta

Barranca de Upía

2.263

0.087

0.000

0.058

7.426

9.834

Meta

Cubarral

0.288

0.880

0.991

0.189

7.508

9.856

Meta

Restrepo

1.286

0.889

0.301

0.364

8.346

11.187

Meta

San Carlos Guaroa

2.164

0.842

0.347

0.178

7.741

11.272

Arauca

Tame

0.036

0.820

2.124

0.330

8.193

11.503

Arauca

Arauquita

1.670

1.007

1.007

0.330

7.737

11.751

Meta

Cumaral

0.909

1.443

0.591

0.856

8.249

12.049

Casanare

Sabanalarga

3.864

0.191

0.347

0.058

7.616

12.075

Meta

Guamal

2.252

0.727

0.770

0.549

8.473

12.770

Casanare

Villanueva

0.941

2.715

1.032

1.174

8.190

14.052

Arauca

Saravena

0.535

2.573

3.237

1.331

7.795

15.471

Casanare

Monterrey

2.310

1.823

2.984

0.604

8.116

15.837

Casanare

Paz de Ariporo

1.475

2.671

4.948

0.867

7.043

17.005

Meta

San Martín

1.576

2.251

5.750

0.860

8.330

18.767

Casanare

Tauramena

7.932

1.522

1.256

0.651

7.939

19.299

Meta

Castilla la Nueva

11.364

0.634

0.000

0.139

8.147

20.283

Casanare

Aguazul

7.074

2.457

1.982

1.277

8.082

20.871

Meta

Acacías

3.316

3.026

4.078

2.122

8.616

21.159

Meta

Granada

1.117

4.153

6.410

2.616

7.815

22.110

Arauca

Arauca

3.134

3.702

7.670

1.405

8.365

24.276

Casanare

Yopal

3.065

15.610

9.560

4.768

8.700

41.703

Meta

Villavicencio

1.964

39.773

22.727

17.045

9.091

90.600

Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

El ICM de los municipios del Piedemonte Llanero se resume en el Cuadro 42. En la primera parte del cuadro se observan los ICM, incluidos municipios que no pertenecen al PIE (Cúcuta, Tunja, Bucaramanga y Bogotá). El grupo corresponde a lo que hemos llamado el Dominio 1. En la segunda parte del cuadro aparecen solamente los municipios que hacen parte del PIE y, de la misma manera que en el diagnóstico de las otras regiones, a este grupo lo llamamos Dominio 2. En el Dominio 1 es notoria la diferencia de Bogotá con las otras capitales de departamento. Las distancias entre Bucaramanga, Cúcuta, Tunja


Ingresos

742.231 489.735 83.455 25.657 33.767 17.333 6.699 35.761 370.519 18.056 1.897 350.565 252.496 219.568 5.352 27.574

2000

510.878 265.819 102.052 29.197 42.282 19.132 11.440 27.613 136.153 12.964 100 123.089 245.059 200.542 13.334 31.184

2001 585.699 311.965 107.880 29.165 42.028 20.557 16.130 34.239 169.846 16.714 535 152.597 273.734 210.737 5.931 57.064

2002 759.603 371.463 108.572 30.642 36.094 27.306 14.530 20.676 242.215 18.220 3.379 220.616 388.140 280.521 10.706 96.914

2003 691.364 392.560 113.870 34.475 35.949 28.698 14.749 27.246 251.445 17.723 3.573 230.148 298.803 243.456 658 54.689

2004

(millones de pesos corrientes de 2008)

2005 790.948 443.812 125.427 34.631 39.842 31.092 19.861 30.401 287.985 15.595 3.517 268.873 347.136 259.955 2.837 84.344

916.925 463.089 138.832 39.239 46.456 30.024 23.113 25.325 298.933 17.386 3.974 277.573 453.836 318.329 58.970 76.536

2006

2007 864.896 491.779 160.366 39.826 55.373 27.849 37.320 30.797 300.616 16.297 5.516 278.802 373.117 269.283 38.894 64.941

SGP son los recursos del sistema general de participaciones. En todos los casos se trata de ejecuciones presupuestales. Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de las ejecuciones presupuestales reportadas por las entidades territoriales al DNP y del IPC del Dane.

1. Ingresos totales 1. Ingr. corrientes 1.1. Tributarios 1.1.1. Predial 1.1.2. Ind. comercio 1.1.3. Sobr. gasolina 1.1.4. Otros 1.2. No tributarios 1.3. Transferencias 1.3.1. Nacionales 1.3.2. Otras 1.3.3. SGP 2. Ingresos capital 2.1. Regalías 2.2. Cofinanciación 2.3. Otros

Cuadro 43

Piedemonte Llanero Ingresos de los municipios, 2002-2008

939.839 532.033 162.780 40.682 55.456 26.906 39.736 25.362 343.891 18.377 7.016 318.498 407.806 336.027 19.885 51.894

2008

150 Circuitos, centralidades y estándar de vida


El Piedemonte Llanero 151

y Villavicencio no son tan marcadas. Tampoco hay una gran diferencia entre Villavicencio y Yopal, cuyo distanciamiento es apenas de tres puntos. En cambio, entre Bogotá y el resto de los municipios la diferencia es abismal. Estos índices son una clara demostración de inequidad regional. En el Dominio 2 se observa un cambio en la jerarquización de los municipios del PIE. Villavicencio pasa a ser el punto de referencia porque ostenta dotaciones y condiciones de vida relativamente mejores. La brecha entre Villavicencio y Yopal se amplía considerablemente a 48,9 puntos. La diferencia entre las ciudades de Villavicencio y Arauca reside principalmente en la infraestructura disponible. Desde el punto de vista de los ingresos (cuadros 43 y 44), es notoria la importancia de las regalías territoriales. Atrás, cuando presentamos el Cuadro 5, afirmamos que en el PIE están ubicados municipios que son grandes receptores de regalías. El monto de las regalías ha ido elevándose, al mismo tiempo que los ingresos propios derivados del impuesto predial pierden participación en los ingresos corrientes. Cuadro 44 Piedemonte Llanero Participación (%) de los impuestos predial e industria y comercio en los ingresos corrientes Años 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Pr/Corr. 5.24 10.98 9.35 8.25 8.78 7.80 8.47 8.10 7.65

ICA/Corr. 6.89 15.91 13.47 9.72 9.16 8.98 10.03 11.26 10.42

Pr. es el impuesto predial, Corr. son los ingresos corrientes, ICA es el impuesto de industria y comercio y avisos. Fuente: Cuadro 43.

El ICA es un ingreso propio pero no necesariamente expresa procesos industriales y comerciales autónomos. Parte de la actividad industrial puede estar directamente asociada con la explotación petrolífera


152 Circuitos, centralidades y estándar de vida

y, en este sentido, no está reflejando un esfuerzo tributario propio. El aumento del ICA no significa, por sí mismo, la desaparición de la economía de enclave. Las empresas y el comercio que está directamente vinculado a la operación extractiva pagan ICA. Esta situación es clara también en el Magdalena Medio. En síntesis, el hecho de que la relación ICA/Corr mejore no significa que la economía de estos municipios sea más autónoma y que se hayan llevado a cabo procesos de des-enclave. La producción de arroz y de palma africana del PIE se refleja también en el ICA. Ambas presentan procesos agroindustriales (molinería de arroz, extracción de aceite). El ICA es un impuesto municipal que grava las actividades industriales (transformación de productos agrícolas primarios), comerciales o de servicios realizados dentro del territorio municipal. El recaudo lo ejerce el Municipio donde se encuentran las plantas procesadoras. Acacías ha tratado de obrar en consecuencia. No obstante, algunos palmeros se resisten a pagar el ICA alegando que no se ajusta a las características del proceso que se aplica a la transformación del fruto, que ellos describen así: “Con el proceso del beneficio del fruto de la palma, no se arriba a un bien distinto al que inicialmente se obtuvo de la naturaleza sino que, simplemente, el mismo bien extraído se conserva limpio y separado de impurezas, de forma tal que no se descomponga y pueda entrar en un proceso de comercialización, por lo cual esta actividad está cobijada en el literal a) del artículo 39 de la Ley 14 de 1983”.

En su opinión, entonces, el proceso de extracción no es industrial. La hábil interpretación del gremio fue respaldada en su momento por el Ministerio de Agricultura y la División de Apoyo Fiscal del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. El resultado final ha sido que la participación del ICA en los ingresos corrientes de Acacías es apenas de 4,2%, mientras que en otros municipios, como Recetor, se eleva a 17,9%, en Villanueva a 16,6% y en San Carlos de Guaroa a 13,1%. Los servicios y la oferta institucional de apoyo al sector agropecuario en la región del PIE son todavía muy precarios. La asistencia técnica no es suficiente y el personal disponible para estas actividades adolece de un bajo nivel profesional. Por lo demás, los servicios financieros y de acceso al crédito son escasos. El Mapa 10 resume las principales actividades económicas del PIE, cuyos suelos son mejores que los del resto de la Orinoquia. Dispone


Mapa 10

Piedemonte Llanero. Principales actividades econ贸micas

El Piedemonte Llanero 153


154 Circuitos, centralidades y estándar de vida

de excelentes potencialidades para el desarrollo de la agricultura y la ganadería semintensiva y es un territorio rico en petróleo. En algunos municipios el hidrocarburo ha desplazado a un segundo plano tanto a la ganadería como a la agricultura. La actividad extractiva más importante de la región del PIE es la petrolera. En el Meta su exploración y explotación vivieron un auge en los años 70, con el pozo de los “campos de Castilla”. En 1981 se descubre el yacimiento de Apiay, seguido por los encontrados en los campos de Sunia, Guatiquía y Libertad. En estos espacios se construye una infraestructura compleja, en la que se destacan una refinería y el Oleoducto Central de los Llanos, que transporta el crudo hasta la refinería de Barrancabermeja, para la producción de asfalto, gasolina, queroseno y Acpm. Se construyó además una planta de gas, de la que se obtiene gasolina natural y propano refrigerante destinados al consumo doméstico de Villavicencio y Bogotá. En la segunda mitad de los años 80 Arauca era ya el principal productor de petróleo del país y actualmente sus principales pozos en explotación son los de Caño Limón. En los 90, a raíz del descubrimiento de Cusiana, Cupiagua, Yuca y Matanegra, Casanare pasó a ocupar el primer lugar. La mayor producción del hidrocarburo del país se asienta en el PIE, y esa actividad se ha reflejado en el crecimiento urbano de centros urbanos como Yopal, Aguazul, Tauramena, Villanueva, Arauca y Villavicencio. Sin embargo, estos municipios no logran sembrar la bonanza, ya que no alcanzan a originar procesos endógenos de naturaleza industrial y agropecuaria. Desde luego, sus ciudades consolidan el comercio y los servicios vinculados a la producción petrolera. En el comercio se destacan las misceláneas, las confecciones, las ferreterías y mecánicas y la venta de alimentos. Y en servicios resaltan el financiero, servicios de obras civiles, el transporte, las comunicaciones, la hotelería y las agencias de turismo. El Cuadro 45 resume las actividades económicas regionales, por municipio. La producción agrícola tradicional del PIE gira en torno a los cultivos de plátano, yuca, maíz, caña panelera y frutales, actividades que se caracterizan por los bajos niveles de productividad, el atraso de la tecnología en los sistemas de producción, el empleo de mano de obra familiar y el débil y precario sistema de comercialización interna y regional. En general, se trata de cultivos de pequeñas parcelas. Los procesos de colonización y de ampliación de la frontera conllevan usualmente labores y prácticas inadecuadas en la preparación del


El Piedemonte Llanero 155

suelo, como la quema y la tumba de bosques128. El Cuadro 46 resume la situación de la superficie sembrada de plátano, cacao, yuca y maíz entre 2002 y 2009. Se observan aumentos importantes en plátano, cacao y maíz tradicional, pero el área sembrada de yuca ha disminuido. Arauca (Saravena, Tame y Arauquita) es el tercer productor de cacao tecnificado del país, calificado en el exterior como uno de los mejores del mundo. En 2009 el cacao del PIE aportaba el 12% del total de áreas sembradas de ese producto en el país. Cuadro 45 Piedemonte Llanero Principales actividades economías, por municipios, 2010

Municipios Arauca Arauquita Fortul Tame Saravena

Municipios Yopal Aguazul Monterrey Tauramena Villanueva La Salinas

Recetor

128

Departamento de Arauca Actividad económica Centro administrativo. Petróleo. Ganadería extensiva. Agricultura: cacao, plátano, maíz, yuca y frutales. Petróleo. Agricultura: plátano, cacao, caña panelera, yuca, maíz, fríjol/caraota, arroz. Ganadería extensiva. Agricultura tradicional. Ganadería. Agricultura: cacao, plátano, yuca, frutales. Agricultura: cacao, plátano, yuca, maíz y cítricos. Ganadería extensiva. Departamento de Casanare Actividad económica Centro administrativo. Petróleo. Agricultura: arroz de riego, arroz secano mecanizado, palma africana, plátano, maíz tradicional, café y yuca. Petróleo. Agricultura: arroz, palma. Ganadería. Petróleo. Agricultura: café, cacao, caña de azúcar, plátano, yuca, algodón, sorgo y maíz. Petróleo. Agricultura: palma, plátano, maíz y yuca tradicional, palma africana, maíz, caña y frutales con objetivos comerciales. Cría y levante de ganado vacuno. Petróleo. Agricultura: palma, arroz, sorgo, algodón, plátano, yuca, frutales. Ganadería: cría, levante y ceba. Minas de sal. Agricultura de autoconsumo: lulo y tomate de árbol, caña panelera, café. Explotación ganadera en pequeña escala de tipo semintensivo. Agricultura tradicional. Pastos naturales y mejorados dedicados a la ganadería extensiva, cría y ceba de ganado. Minería: explotación de la sal. (Continúa)

Entre 2000 y 2008 se quemaron tres millones de hectáreas de la Orinoquia.


156 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Ganadería extensiva. Agricultura tradicional: café, yuca, plátano, papa, fríjol, maíz y frutales, principalmente cítricos. Agricultura: café, yuca, algodón, plátano, maíz, papa, arveja y fríjol. Sácama Ganadería. Agricultura: café (actividad central). Pancoger: maíz, plátano y caña Támara tradicional. Ganadería extensiva de cría y ceba. Nunchía Ganadería. Agricultura: arroz. Ganadería de doble propósito: carne y leche. Agricultura: caña paneSabanalarga lera y algunos cítricos, como la naranja, el maracuyá y la piña. Ganadería: aporta el 60% del PIB municipal. Pastos naturales para Hato Corozal la ganadería extensiva. Agricultura de subsistencia: plátano, maíz y yuca. Ganadería extensiva, producción de carne y doble propósito, de baja Paz de Ariporo tecnificación y manejo. Agricultura: maíz, arroz tradicional y mecanizado, yuca, ahuyama, plátano. Frutales: mango y cítricos. Petróleo. Departamento del Meta Municipios Actividad económica Villavicencio Centro administrativo. Palma, petróleo, hidrocarburos. Agricultura y en menor escala ganadería doble propósito (leche, Acacías carne). Petróleo, hidrocarburos. Agricultura: arroz, sorgo, maíz, caña de azúcar, yuca y plátano. Barranca de Ganadería especializada en la cría, levante y ceba: producción de Upía carne. Petróleo. Castilla la Agricultura: arroz, plátano, maíz, yuca, cacao y caña de azúcar. GaNueva nadería: cría, levante y ceba de vacunos. Petróleo, hidrocarburos. Cubarral Agricultura y ganadería Agricultura: arroz, maíz, plátano, yuca, algodón, café, cacao y caña Cumaral de azúcar. Palma. Ganadería de leche y carne. El Calvario Agricultura, ganadería y explotación forestal. Agricultura: café, plátano, yuca, arroz, maíz, cacao, algodón, caña Guamal de azúcar y fríjol. Ganadería, especializada en leche, cría, levante y ceba de vacunos Agricultura: palma, arroz tecnificado, soya, maíz, frutales, yuca, café Restrepo plátano. Ganadería. Minería: sal. San Carlos de Agricultura: palma, arroz, soya, caucho, yuca. Ganadería. Guaroa San Juanito Agricultura: fríjol, maíz, caña panelera, frutales. Ganadería extensiva. Ganadería extensiva. Agricultura: palma, arroz, patilla, yuca, plátano San Martín y cítricos. Petróleo, hidrocarburos. Chámeza

Fuente: agendas ambientales municipales y alcaldías municipales.

Los principales cultivos de agricultura comercial son palma, arroz, cacao y soya. Utilizan buena tecnología y mano de obra relativamente calificada. Se han desarrollado procesos agroindustriales, sobre todo alrededor de la extracción y refinación del aceite de palma y de la trilla de arroz. Los centros agroindustriales se localizan en los municipios de Acacías y San Carlos de Guaroa. De los cultivos comerciales, el más dinámico ha sido la palma; entre 2003 y 2009 su área sembrada pasó de


El Piedemonte Llanero 157

74.895 a 101.112 hectáreas. Desde la perspectiva del sector palmero, la región de la Orinoquia es la que tiene mayor potencial para la expansión de ese cultivo en el país, y el Meta es visto como el departamento que ofrece las mejores condiciones y propiedades agronómicas para su implantación. La expansión y la ampliación aceleradas de plantaciones han despertado una fuerte presión por la tierra y creado condiciones propicias para su mayor concentración129. Los cultivos tradicionales y la ganadería extensiva están ofreciendo espacios a monocultivos intensivos. La ampliación de las superficies palmeras no solo está afectando las condiciones naturales del suelo sino que puede poner en peligro la producción de alimentos y, por supuesto, la seguridad alimentaria de la región y de la capital del país. Se observa, además, que los municipios cultivadores de palma son también productores de petróleo. La conjunción de estas dos actividades crea condiciones propicias para las economías de enclave. Los cultivos ilícitos existentes en la región del Piedemonte se encuentran principalmente en los municipios de Arauquita130 y Fortul131 del departamento de Arauca. Debe tenerse presente que el Meta es el cuarto departamento colombiano con el mayor número de hectáreas dedicadas a los cultivos ilícitos. Por su cercanía con Bogotá y con ciudades de frontera internacional como Arauca y Cúcuta, el Piedemonte actúa como corredor para el transporte de la droga. En el Meta los paramilitares están más interesados en el control territorial que en la propiedad de la tierra. La ganadera es la principal actividad económica del PIE. Aunque ha sido una explotación extensiva y de bajo rendimiento, se han logrado algunos avances tecnológicos en el manejo de praderas, la construcción de infraestructura (bebederos, saladeros, establillos), el control genético y sanitario, la capacidad de carga. Los pasos hacia una ganadería semintensiva son más evidentes en el Meta y Casanare y algunos municipios se han especializado en la ganadería de doble propósito (leche y carne) y en

129

130

131

Los palmeros han gozado de numerosos apoyos del Estado: exenciones de impuestos (IVA y renta), zonas francas, incentivos de capitalización rural, tasa de interés preferencial, apoyo del Fondo Agropecuario de Garantías, subsidios directos, garantía de demanda (mezcla de bioetanol y gasolina), etc. De acuerdo con el Simci y Unodc, en Arauquita el área sembrada de coca durante los últimos diez años ha girado alrededor de 1.000 hectáreas. En Fortul la producción ha sido muy errática: 338 hectáreas en 2001, 249 en 2005 y 519 en 2007 (cifras de Simci y Unodc).


Yopal Aguazul Chámeza Hato Corozal La Salina Monterrey Nunchía Paz de Ariporo Recetor

Municipio

Arauca Arauquita Fortul Saravena Tame Total municipios del departamento

Municipio

Cuadro 46

265 67 30 100 45 172 320 -

301 2.255 750 1.158 6.480 10.944

350 208 52 150 38 22 125 131 45

504 2.312 2.524 1.695 11.500 18.535

-

197 2.805 438 2.278 1.797 7.515

60 50 70 10 70 17 -

537 5.860 1.050 3.290 2.897 13.634

2009

2002

2002

2009

Cacao Área sembrada

Plátano Área sembrada 2009

2002A

250 3.000 510 865 1.235 5.860

290 1.750 400 480 2.136 5.056

360 6 50 100 20 165 100 60

280 102 50 110 30 50 90 88 100

270 74 20 174 150 315 -

Departamento de Casanare

230 2.300 1.400 1.500 2.000 7.430

100 135 150 140 50 50 60 158 80

3.500 7.500 1.350 810 720 13.880

2009A

Maíz tradicional Área cosechada

Departamento de Arauca

2002

Yuca Área sembrada

Piedemonte Llanero Áreas sembrada y cosechada de plátano, cacao, yuca y maíz 2002 y 2009

2002A

-

-

-

(Continúa)

9 40 2 9 41 4

2009A

Maíz tecnificado Área cosechada

158 Circuitos, centralidades y estándar de vida


Municipio 12 50 19 190 1.392

348 420 190 40 40 120 80 61 98 40 35 7 14 19 2.520 2.900 28 60 105 95 25 40 70 90 3.553 3.892 15.981 23.819 266.134 397.889 6% 6%

330 85 70 1.484

31 37 18 90 450 72 3 701 8.216 92.017 9%

Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir del Ministerio de Agricultura.

Villavicencio Acacías Barranca de Upía Castilla la Nueva Cubarral Cumaral El Calvario Granada Guamal Restrepo San Carlos de Guaroa San Juanito San Martín Total municipios depto. Piedemonte Total nacional % Piedemonte/ nacional

Municipio

Sabanalarga Támara Tauramena Villanueva Total municipios del Departamento

2009

2002A

26 260 100 100 1.386

195 1.198

60 40 92 5 20 40 10 267 7.513 206.954 3.6%

149 120 180 4.000 25 120 200 50 4.844 11.098 417.570 3%

Departamento del Meta

50 323 20 1.254

2002A

-

800 240 30 49 1.119 1.260 247.130 1%

10 11 10 5 141

2009A

Maíz tecnificado Área cosechada

260 877 20 250 120 90 5.000 55 250 925 5.997 16.022 5.997 334.621 137.280 5% 4%

185 49 60 1.217

2009A

Maíz tradicional Área cosechada

Departamento de Arauca

2002

Yuca Área sembrada

52 210 25 350 300 19 23 237 430 17 80 35 496 650 137 65 60 5 5 10 100 988 2.318 15.057 10.001 127.988 166.471 11.8% 6.6%

4 13 140 2 436

2009

2002

2002

2009

Cacao Área sembrada

Plátano Área sembrada

El Piedemonte Llanero 159


160 Circuitos, centralidades y estándar de vida

el ciclo completo de la cría, levante y ceba de reses. Los logros han sido modestos y los problemas de seguridad, infraestructura y transporte siguen presentes. A la luz de los procesos de la ciudad-región, es interesante observar que el 60% del consumo de carne de la capital de la república es atendido por la región de la Orinoquia (Piedemonte y Sabanas). Cuadro 47

Piedemonte Llanero. Porcentaje de personas con alguna necesidad básica insatisfecha (NBI), 2005

Fuente: Dane, Censo 2005.

Municipios

2005

Támara Nunchía Hato Corozal La Salina Chámeza Recetor Paz de Ariporo Arauquita Barranca de Upía S. Carlos Guaroa Saravena Arauca Tauramena Villanueva Cubarral San Juanito Monterrey San Martín Aguazul Sabanalarga Yopal Castilla la Nueva Cumaral Acacías El Calvario Guamal Restrepo Villavicencio Fortul Granada Sácama Tame Nacional

72.4 64.2 57.3 51.1 46.3 46.2 43.6 41.5 40.2 39.0 34.1 33.7 33.7 31.9 31.2 29.7 27.2 27.0 26.7 26.6 24.5 23.4 23.3 22.7 20.2 19.4 17.5 17.0 27.6


El Piedemonte Llanero 161

El Cuadro 47 ordena los municipios de peor a mejor, según la incidencia de la pobreza por NBI. La mayor parte de los municipios ostentan un porcentaje superior al promedio nacional. Cuadro 48 Piedemonte Llanero: Dominio 1 Coeficiente de Gini (áreas), 2006 y 2009 Municipios Duitama Tame Cumaral Villanueva Támara Arauca Yopal Paz de Ariporo Acacías Barranca de Upía Hato Corozal La Salina Villavicencio Sogamoso Restrepo San Martín Tauramena Aguazul Tunja Castilla la Nueva Sácama San Carlos Guaroa Nunchía Guamal Cubarral Monterrey Sabanalarga El Calvario San Juanito Recetor Arauquita Chámeza Fortul Saravena

2006 0.89 0.89 0.86 0.81 0.78 0.78 0.76 0.80 0.78 0.75 0.78 0.02 0.87 0.74 0.75 0.85 0.74 0.72 0.71 0.71 0.44 0.66 0.67 0.73 0.64 0.64 0.64 0.58 0.56 0.56 0.54 0.56 0.42 0.43

2009 0.91 0.88 0.86 0.83 0.78 0.77 0.77 0.77 0.76 0.76 0.76 0.76 0.75 0.75 0.74 0.74 0.74 0.73 0.72 0.71 0.69 0.68 0.68 0.66 0.65 0.65 0.63 0.58 0.56 0.55 0.54 0.53 0.43 0.43

Los municipios han sido organizados, de mayor a menor, en función del Gini de 2009. Fuente: Pnud (2011), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac).


162 Circuitos, centralidades y estándar de vida

La cobertura de los servicios públicos en el PIE está por debajo del nivel nacional promedio. En acueducto la cobertura del PIE es de 72,7%, mientras el promedio nacional es de 83,4%. En alcantarillado los porcentajes respectivos son 61,6% y 73,1%; en energía, 82,4% y 93,6%, y en gas 8,9% y 40,3. En el año 2005 el 38% del total de la población del PIE estaba afiliado al régimen contributivo, dos puntos por debajo del promedio nacional (40,1%). El 44% se encontraba en el régimen subsidiado y el 15% correspondía a la población vinculada. Al comparar los recursos recibidos por regalías y los resultados de los indicadores de NBI, educación (tasas hasta de 19%) y coberturas de servicios públicos, se observa que efectivamente la mayoría de los municipios no han logrado las coberturas e infraestructuras de servicios domiciliarios suficientes para satisfacer las necesidades básicas de la población, especialmente en acueducto y alcantarillado. Estos hechos ponen en evidencia el mal empleo que se está haciendo de las regalías. Aunque se han realizado inversiones en infraestructura, varias de estas obras no responden a las necesidades y demandas de la población y presentan problemas técnicos y de diseño, altos sobrecostos y sobrestimación de su capacidad132. El PIE refleja las características típicas de una economía de enclave que no ha logrado transformar sus excedentes en mejores condiciones de vida de la población. Existe allí una enfermedad holandesa de carácter estructural. La concentración de la tierra en el PIE se resume en el Cuadro 48. Las peores distribuciones se observan en Duitama, Tame y Cumaral. Los indicadores del nivel de centralidad de los municipios del PIE se observan en el Cuadro 49. Los servicios productivos y de infraestructura de la región del Piedemonte se concentran en los centros urbanos de las capitales (Yopal y Arauca), y principalmente en Villavicencio, que ofrece servicios más complejos que los disponibles en núcleos de abastecimiento de menor jerarquía, como Acacías, Villanueva y Granada. Aunque esta última no hace parte de la región del Piedemonte, se configura como una centralidad menor, que tiene vínculos importantes con la región del PIE. Yopal recoge las actividades de los municipios de

132

Las pésimas inversiones que se han emprendido con las regalías fueron bien ilustradas en el programa de Mauricio Gómez en CM&. La Dirección de Regalías del DNP y su grupo de Interventorías Administrativas y Financieras (IAF) ha puesto en evidencia numerosos “hallazgos” sobre el pésimo manejo de las regalías.


El Piedemonte Llanero 163

Cuadro 49

Piedemonte Llanero. Índice de centralidades Con otras capitales: Dominio 1 San Juanito 0.000 Recetor 0.000 Chámeza 0.000 El Calvario 0.000 Barranca Upía 0.000 Nunchía 0.000 Castilla la Nueva 0.000 La Salina 0.000 Hato Corozal 0.000 Cubarral 0.000 S. Carlos Guaroa 0.000 Sácama 0.000 Sabanalarga 0.000 Tauramena 0.000 Támara 0.000 Arauquita 0.001 Guamal 0.001 Paz de Ariporo 0.001 Tame 0.001 San Martín 0.001 Fortul 0.002 Restrepo 0.002 Cumaral 0.002 Aguazul 0.003 Monterrey 0.003 Villanueva 0.003 Arauca 0.004 Saravena 0.007 Acacías 0.014 Granada 0.034 Yopal 0.043 Duitama 0.336 Sogamoso 0.505 Villavicencio 0.535 Cúcuta 1.282 Tunja 1.388 Bucaramanga 12.579 Bogotá 100.000

Sin otras capitales: Dominio 2 Recetor 0.000 San Juanito 0.000 Chámeza 0.002 Barranca Upía 0.003 El Calvario 0.004 La Salina 0.006 Sácama 0.011 Hato Corozal 0.017 Sabanalarga 0.022 Cubarral 0.030 S. Carlos Guaroa 0.032 Nunchía 0.035 Castilla la Nueva 0.037 Támara 0.040 Arauquita 0.068 Paz de Ariporo 0.081 Fortul 0.095 San Martín 0.099 Guamal 0.104 Tame 0.105 Tauramena 0.105 Restrepo 0.261 Arauca 0.372 Cumaral 0.413 Monterrey 0.465 Aguazul 0.532 Villanueva 0.728 Saravena 0.984 Acacías 1.679 Granada 5.528 Yopal 5.793 Villavicencio 100.000

Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

Aguazul y Tauramena. Villanueva se convierte en otro centro de gravedad de las actividades socioeconómicas de la zona, donde converge el municipio de Barranca de Upía (Meta). La dinámica de Yopal y Villanueva está vinculada al petróleo de Cusiana (Tauramena), Cupiagua


164 Circuitos, centralidades y estándar de vida

(Aguazul-Villanueva), y Apiay (Villavicencio). La red vial se ha ampliado133 y con Sogamoso (Boyacá), situado en la “vía alterna al Llano”, existe un flujo importante de productos y pasajeros. Arauca tiene una ubicación geoestratégica internacional importante a causa de los vínculos que la unen con Venezuela (a través de Arauca y Arauquita) y que la convierten en un corredor de intercambio comercial y de movilidad internacional en el trayecto Bogotá-Arauca-Cúcuta-Venezuela. Bogotá ejerce una fuerza de atracción sobre el conjunto del PIE. Las relaciones se establecen a través de Yopal y Villavicencio y es usual referirse al PIE y al Meta como la “despensa agrícola y pecuaria” de la capital colombiana. Por el lado de Arauca los vínculos económicos e institucionales tienen como eje a Cúcuta y Bucaramanga. La interacción entre las centralidades se representa en el Mapa 11. Es importante resaltar que la ubicación geográfica del PIE es estratégica por los vínculos y la cercanía existentes con Bogotá y otras ciudades importantes, como Tunja, Bucaramanga y Cúcuta, y con Sogamoso en menor medida. No obstante, la red vial interna no es suficiente para integrar territorialmente la subregión con el resto de la Orinoquia y el país. La infraestructura productiva y de servicios adquirida no cubre las necesidades y demandas de todos los sectores productivos. Los niveles de desarrollo e innovación tecnológica de la subregión son incipientes. En estas condiciones, es muy difícil propiciar procesos de desarrollo endógeno. De acuerdo con nuestro criterio de región, puede afirmarse que el Piedemonte Llanero no es una región económica integrada. No se observa una dinámica regional de articulación e integración entre las diferentes actividades económicas, soportadas por procesos de comercialización formal y mercados internos y regionales consolidados. Si se exceptúan la palma africana y el petróleo, la economía de enclave de la región no estimula procesos productivos que arrojen valor agregado ni crea nuevas oportunidades o alternativas de trabajo productivo. El PIE no ha desarrollado dinámicas convergentes. Los enclaves provocan serios desequilibrios (Serje, 2005) y no contribuyen al mejora

133

Las principales vías carreteables primarias del PIE son: troncal del llano, alterna al llano, Soacha-Sácama-Tame, Sogamoso-Aguazul-Yopal, Bogotá-Villavicencio, VillavicencioAcacías-Guamal, Pamplona-Saravena, Colombia-Uribe. Entre las vías secundarias se destacan: diagonal Tame-Arauca, Bojabá-Saravena-Arauquita-Arauca y Villavicencio-Castilla la Nueva.


Mapa 11

Piedemonte Llanero. Distribuci贸n de centralidades

El Piedemonte Llanero 165


166 Circuitos, centralidades y estándar de vida

miento de las condiciones sociales de la población. El tipo de explotación imperante acelera el deterioro de los demás sectores económicos y no irriga beneficios locales ni regionales porque no logra integrarse territorialmente. La economía de enclave del PIE controvierte la capacidad del Estado, que no logra regular el ordenamiento del suelo. Cuadro 50

Piedemonte Llanero Promedio del ICV y coeficiente de variación (CV), 1993 y 2005 Años 1993 2005

Dominio 1

Dominio 2

ICV

CV

ICV

61.5 72.3

19.4 13.5

59.2 70.5

CV 17.8 12.4

Fuente: cálculos del CID-Odecofi a partir de los censos del Dane.

El Cuadro 50 resume los cambios del índice de condiciones de vida (ICV) y del coeficiente de variación (CV) entre los dos años censales. Las ICV de los habitantes de los municipios del PIE son las mejores, junto con las del OA, y el nivel de convergencia ha mejorado. Como decíamos en la explicación de la Figura 3, la convergencia alrededor de un ICV relativamente alto es positiva. Reiteremos que, en general, el ritmo de convergencia es lento.


Conclusiones

1. La teoría de los circuitos de Lonergan es un excelente punto de partida para entender el vínculo entre los flujos monetario y real, el estándar de vida y la función distributiva. La teoría de los circuitos tiene dos ventajas para nuestro análisis. En primer lugar, pone en evidencia las interacciones dinámicas entre los procesos. En segundo lugar, muestra la relevancia de la función distributiva como condición sine qua non para que la región pueda convertir el excedente en bien-estar. La teoría de los circuitos de Lonergan tiene la virtud de involucrar las dinámicas intertemporales propias de la escuela austriaca de economía. Al mismo tiempo, Lonergan destaca la secuencia temporal que permite ir ampliando la demanda de bienes salarios. En este contexto dinámico, las condiciones de vida de la mayoría de la población mejoran si, y solo si la tributación es progresiva. 2. La geografía económica permite introducir la dimensión espacial, que en el estudio se expresa mediante el índice de centralidad (IC) de los municipios. Además de las características municipales, el IC incluye la densidad y la distancia. 3. Propusimos una definición de región en donde el papel de la centralidad es crucial. Sin polo de atracción no hay región. Pero para que haya región se requiere, además, que el polo de atracción cree flujos endógenos virtuosos. Y si, además, esta dinámica va acompañada de una tributación progresiva, la región es convergente. En términos de convergencia, la centralidad favorece la sostenibilidad pero no la garantiza. En


168 Circuitos, centralidades y estándar de vida

nuestro lenguaje, se trata de una condición necesaria pero no suficiente. En Colombia los procesos regionales no son convergentes. 4. De las cinco zonas analizadas, únicamente habría región convergente en el caso del Altiplano del Oriente Antioqueño. En las condiciones actuales, ni los Montes de María, ni el Magdalena Medio, ni el Catatumbo, ni el Piedemonte Llanero tienen posibilidades de constituirse en regiones. No existen, entonces, mecanismos endógenos que permitan que el excedente creado allí se convierta en bien-estar. 5. En las zonas del Piedemonte Llanero y del Magdalena Medio se presentan situaciones típicas de las economías de enclave. La conclusión es clara: las regalías no se han sembrado. Y, peor todavía, no se están creando las condiciones para que, efectivamente, el excedente mejore de manera significativa las condiciones de vida de los pobladores. El gobierno está diseñando nuevos mecanismos para distribuir las regalías buscando que favorezcan las equidades (intergeneracional, regional y social), pero los instrumentos que está discutiendo el Congreso después de la aprobación del Acto Legislativo 05 de 2011 no tienen la fuerza necesaria para lograr el desenclave de las economías minero-energéticas. Y el fracaso del gobierno nacional, que tiene una jurisdicción tributaria amplia, sería también el fracaso de las regiones. Los municipios disponen de un margen de maniobra importante pero insuficiente, ya que el desenclave únicamente es posible en el contexto de políticas de desarrollo de carácter nacional. 6. Los ejercicios realizados muestran que el modelo extractivo, típico de una economía de enclave (MME y PIE), ofrece resultados muy distintos de los que se derivan de economías más industrializadas (Altiplano-Valle de San Nicolás del Oriente Antioqueño). En este último caso la actividad económica es más compatible con el bien-estar de la población. La industria crea empleo e ingreso que no se derivan de las economías extractivas. Mientras que la incidencia por NBI de los municipios donde hay producción minero-energética es alta, en el Oriente Antioqueño el porcentaje de pobreza es muy inferior al promedio nacional. 7. Los resultados muestran que hay una relación positiva entre el porcentaje de ingresos propios y el mejoramiento de las condiciones de vida. Los avances que se consigan en materia de esfuerzo fiscal propio, sobre todo en imposiciones prediales, tienen un impacto favorable en el bien-estar de las personas.


Conclusiones 169

8. Si la violencia colombiana es “una vieja guerra en un nuevo contexto” (Vásquez, Vargas y Restrepo, 2011), la exclusión continúa siendo uno de los factores determinantes del conflicto. La ausencia de convergencia crea condiciones que contribuyen a la violencia. 9. Observamos que hay relación entre convergencia, centralidad, desigualdad y violencia. El argumento básico es este: la violencia está asociada, entre otros, a los conflictos por el suelo y el territorio. No hay una relación unívoca entre el suelo, el territorio y la violencia, pero puede afirmarse que existen causas objetivas de la guerra (Berry, 2002; Bourguignon, 1999; Fajardo, 2002). Los conflictos por el suelo y el territorio reflejan dos fenómenos complejos de la sociedad colombiana. El primero es la concentración del suelo y el segundo es la lucha por la apropiación del territorio con la intención de producir o transportar droga. Desde esta perspectiva, el narcotráfico también se expresa como un problema de apropiación del territorio. Y esta discusión vuelve a poner en el primer plano la relevancia de la distribución, especialmente cuando se refiere a la tierra, que es el principal factor de producción. Hemos mostrado los elevados coeficientes de Gini de las distintas zonas. Y, frente a esta escandalosa concentración, las cargas prediales son ridículas. 10. La función distributiva debe entenderse desde una perspectiva amplia en la cual el eje sea la distribución de la tierra, que es el activo más importante. Desde el siglo XIX los autores (George, Walras...) han insistido en la relevancia de la distribución de la tierra. 11. La nueva ley orgánica del ordenamiento territorial (Loot) se quedó muy corta frente a las necesidades del desarrollo nacional. Los principales instrumentos de ordenamiento del territorio siguen estando en manos de los municipios y no de las regiones. En condiciones ideales, el ordenamiento territorial debería ser compatible con la función distributiva. La tributación debería impedir, por ejemplo, que haya una vaca por hectárea. 12. El análisis regional pone en evidencia la crisis de la producción agropecuaria (concentración de la tierra, expansión de las plantaciones, disminución de la producción de bienes básicos, falta de vías y de crédito). La brecha entre el campo y la ciudad se ha intensificado de manera significativa (Pnud, 2011). 13. Los procesos regionales, como diría Krugman, no dependen de las ventajas comparativas. No son las condiciones naturales las que de-


170 Circuitos, centralidades y estándar de vida

terminan el crecimiento de las regiones, sino la forma como la política pública se articula a los procesos locales y propone alternativas. Las políticas públicas favorecen la centralidad y pueden mejorar la convergencia. El plan de desarrollo del gobierno Santos plantea de manera adecuada la importancia de la convergencia, pero no es consecuente con la definición de las centralidades y las interacciones gravitacionales entre las grandes ciudades y las pequeñas. Los procesos que permiten fortalecer los corredores urbano-regionales no son claros. 14. El llamado de atención que se deriva del presente diagnóstico apunta hacia tres propósitos. El primero es reconocer la realidad de los flujos. El segundo es preguntarse por la posibilidad de modificar el flujo. Y el tercero es indagar por la adaptabilidad al ciclo. El gobierno (nacional y local) puede incidir en los flujos y modificar las tendencias hacia la convergencia. El desconocimiento de los flujos y de las economías de aglomeración ha llevado a pensar de manera ingenua que zonas como el MME o los MMA son regiones. Y este error de diagnóstico ha tenido consecuencias negativas en la prospectiva sobre la dinámica regional. Los enfoques nominalistas le han dado demasiada relevancia a la posibilidad de construir regiones. Se hacen supuestos normativos que no tienen en cuenta la realidad de municipios dispersos y sin interacciones endógenas. Es necesario advertir sobre el problema estructural que existe en zonas que no logran superar el círculo vicioso en el que están inmersas. En cambio, la situación de los municipios del Altiplano del OA muestra que es factible mejorar las condiciones de vida de la población y que, efectivamente, hay dinámicas regionales que favorecen estos procesos. La subregión del Altiplano cumple las dos condiciones que hemos mencionado como favorables: existen polos de atracción y, además, hay convergencia. Si la atracción está acompañada de convergencia, la región avanza hacia procesos positivos en términos de condiciones de vida. No pensamos que la atracción y la convergencia expliquen todas las diferencias entre las zonas. Incluso es factible pensar que la atracción y la convergencia no sean variables explicativas sino, más bien, variables que deben ser explicadas. Podría afirmarse, por tanto, que los fenómenos de atracción y convergencia tienen su origen en razones históricas, políticas, socioeconómicas, etc.


Anexos

Anexo 1. Estimación del índice de capacidad municipal (Icm) El cálculo de las centralidades se realizó de la misma manera para las cinco regiones: Catatumbo, Montes de María, Magdalena Medio, Piedemonte Llanero (Llanos) y Oriente Antioqueño. Primero se calcula el índice de capacidad municipal (ICM) y posteriormente se estiman las centralidades, teniendo en cuenta la jerarquización ponderada de las funciones y de los servicios ofrecidos por los municipios de cada región en su área de influencia. Estas funciones y servicios dependen de las capacidades (de infraestructura, productiva e institucional) del municipio. El índice de capacidad municipal (ICM) tiene los siguientes componentes: i) capacidad de infraestructura, ii) capacidad productiva, iii) capacidad institucional, iv) capacidad fiscal, v) índice de condiciones de vida. En cada una de las cinco regiones realizamos dos cálculos de centralidades. El primero cubre solamente a los municipios de la región. En el segundo incluimos, además de los municipios de la región, otros que ejercen un poder gravitacional importante, así no hagan parte de la región. El análisis de componentes principales (ACP) es una de las técnicas más utilizadas para reducir las dimensiones del análisis cuando los datos son multivariados134. El tratamiento estadístico de una o dos variables es relativamente sencillo, pero a medida que el número de variables aumenta, las interacciones se hacen más complejas.

134

Además de la ventaja que significa la reducción de la dimensión, el ACP facilita la construcción de índices sintéticos de fácil interpretación.


172 Circuitos, centralidades y estándar de vida

El ACP busca un conjunto de nuevas variables (Y1, Y2, ...Yp) a partir de las existentes (X1, X2, ... Xp), de tal forma que cada variable Yk se pueda expresar como 4. Yk = gk1X1 + gk2X2 + ... + gkpXp La información se va reduciendo al pasar de un tamaño n a un tamaño p, que sería el máximo número de componentes principales que se incluyen en el análisis. La numeración de los componentes de 1 a p no es caprichosa ni arbitraria. Cada componente recoge más variabilidad que el siguiente. Los componentes principales se ordenan en dependencia de la variabilidad que puedan captar; así que Var(Y1) >Var(Y2) y, de manera más general, Var(Yk) > Var(Yk+1), siendo k = 1, 2, ..., p - 1. Sea l un entero positivo, tal que k + l < p. El ACP garantiza, además, que p p ∑ Var(Yk )  ∑ Var(X k ) . Ello significa que las nuevas variables, en conjunto, k 1 k 1 representan de forma adecuada el sistema de variables originales Aunque el nuevo tamaño, de dimensión p, es menor que el tamaño inicial, de dimensión n, puede continuar siendo muy grande. Por esta razón es importante analizar el poder explicativo que tiene cada componente con respecto al total:

Var (Yk )

. Este criterio es básico para ∑ Var(Yk ) k 1 determinar el número de componentes, ya que se prefiere la componente con mayor poder explicativo. Se busca la solución que maximice la relación de varianza del primer componente principal con respecto a la p variación total, pero sujeto a la restricción ∑ γ12j  1. p

j1

Si las variables que se utilizan en el análisis tienen alta correlación, el primer componente principal subsume gran parte de la variabilidad. En tales circunstancias, el análisis puede hacerse de manera adecuada con solo uno o dos componentes. La segunda componente principal es una combinación lineal ponderada de las variables observadas que no están correlacionadas con la primera. Capta la mayor variabilidad que no fue absorbida por la primera componente. La construcción de las otras componentes principales conserva las mismas restricciones, de tal forma que la k-ésima componente es tal, que tiene la varianza más grande entre todas las siguientes que puedan construirse. El cálculo específico se reduce a resolver el problema matricial:


Anexos 173

En el sistema Γ´ X se busca la varianza máxima que resulta de todas las combinaciones lineales, con la restricción de que Γ´Γ  1; donde Γ´ (γ 11 ,..., γ 1p ) es el vector de coeficientes de la primera componente principal y X´ (X1 ,..., X p ) es la matriz que incorpora las variables originales. Por multiplicadores de Lagrange135, se trata de maximizar Var (Γ´X)  Γ´ΣΓ, siendo Σ la matriz de varianza y covarianza de tamaño p, de las variables X1 , X 2 ,..., X p , sujeto a Γ´Γ  1. El problema se reduce a resolver 5.

Σ − λ1I Γ1  0

 Que, obviando la solución trivial Γ1  0 (el vector cero), equivale a resolver

6.

Σ − λ1I  0

Esta ecuación se conoce como el polinomio o ecuación característica, cuya solución es el valor propio más grande de Σ , y Γ1 , y resulta su vector propio asociado, así que la primera componente principal es 7.

Y1  Γ1´X

De forma similar, la segunda componente principal se construye a partir del segundo valor propio más grande de , junto con su vector propio asociado. Para que se satisfaga la relación de ortogonalidad o independencia, entre este segundo componente y el primero se calcula el segundo vector ortonormalizado aplicando el método de Gram-Schmidt136. El ACP se le aplicó a las variables (estandarizadas) que hacen parte del ICM, y la primera componente se convierte en el indicador sintético. El método para la identificación de las variables más significativas dentro del indicador es tan simple como el de observar cuál de los coeficientes del índice o componente principal es mayor. El proceso se realiza estandarizando las variables y reduciendo las unidades de análisis por medio de una simple operación, que relaciona la media y la varianza, de la forma 8.

135 136

Xk − X σ    n 

Sobre los detalles del procedimiento, ver Bertsekas, Nedic y Ozdaglar (2003). El procedimiento puede consultarse en Lang (1970).


174 Circuitos, centralidades y estándar de vida

X es la media de la variable y s es la desviación estándar. La estandarización facilita la comparación entre las variables porque reduce la heterogeneidad de los valores absolutos. La técnica del primer componente principal es útil porque en la tipificación del municipio se incluye un número grande de variables. El objetivo final es ordenar los municipios de acuerdo con su capacidad, combinada en términos de infraestructura, servicios sociales, estructura funcional y administrativa, estructura productiva y estructura fiscal137. La información del censo de 2005 nos permitió ampliar el número de variables138. A continuación se describen las variables por componente.

1. Capacidad de infraestructura Con excepción del número de troncales, que se tomó de los registros del Instituto Nacional de Vías (Invías), las variables provienen del DaneRedatam, responsable del censo colombiano de 2005. La unidad de referencia es el municipio y las variables incluidas son: Abonos inorgánicos // plásticos en formas primarias // caucho sintético en formas primarias // plaguicidas, insecticidas, raticidas, fungicidas, herbicidas // talleres de fundición y refinación de níquel, cobre, plomo, cromo // fundición de productos de hierro y acero // construcción de edificaciones para uso residencial // construcción de edificaciones para uso no residencial // construcción de obras de ingeniería civil // mantenimiento-reparación de vehículos automotores // compra-venta de autopartes, accesorios, lujos para vehículos // compra-venta de combustible // compra-venta de lubricantes, aditivos // compra-venta de maquinaria y equipo para agricultura, minería // alojamiento-hotel, hostal, apartahotel // alojamiento-residencias, moteles y amoblados // restaurantes servicio a la mesa // transporte no regular individual de pasajeros // transporte colectivo no regular // transporte municipal de carga por carretera // transporte intermunicipal de carga por carretera // transporte internacional de carga por carretera // transporte-almacenamiento y depósito, silos, cámaras frigoríficas // transporte-terminales de transporte terrestre, parqueaderos, peajes // transporte-aeropuertos // transporte-agen

137 138

Para la escogencia de las variables tuvimos en cuenta el estudio de Molina y Moreno (2001). Los datos del censo los obtuvimos a través del aplicativo Redatam de la Celade. Las otras fuentes de información fueron: Ministerio de la Protección Social, Ministerio de Educación Nacional, Superintendencia Nacional de Notariado y Registro, Invías, Ministerio de Transporte, Ministerio de Hacienda, Consejo Superior de la Judicatura, Federación Nacional de Municipios, Ministerio de Telecomunicaciones y los textos de los diferentes planes de desarrollo municipal.


Anexos 175

cias de viajes // correo-telecomunicaciones-adpostal // correo-telecomunicaciones-entrega de correspondencia y paquetes // correo-telecomunicacionesservicios telefónicos, celulares // inmobiliarias alquiler-alquiler de equipo de transporte acuático // inmobiliarias alquiler-alquiler de maquinaria y equipo agropecuario // actividad empresarial-investigación en ciencias naturales e ingeniería // actividad empresarial-investigación en ciencias sociales y humanidades // cuartel, guarnición o estación de policía // cárcel o centro de rehabilitación penitenciario // educación-preescolar // educación-primaria // educación-secundaria (grados 6, 7, 8 y 9) // educación-media (grados 10 y 11) // educación-laboral especial // educación combinada-preescolar y básica primaria // educación combinada-preescolar, básica primaria y básica secundaria // educación combinada-preescolar, básica primaria, básica secundaria y // educación combinada-básica primaria, básica secundaria // educación combinada-básica primaria, básica secundaria y media // educación combinada-básica secundaria y media // educación-universidades y educación superior // educación-educación no formal // salud, servicios sociales-hospitales, clínicas, IPS // salud, servicios sociales-centros de salud, consultorios médicos // salud, servicios sociales-actividades de apoyo diagnóstico // salud, servicios sociales-servicio de ambulancias // salud, servicios sociales-recolección de basuras, eliminación de desperdicios // asociaciónorganizaciones empresariales y de empleadores // porcentaje de viviendas que tienen el servicio de acueducto // porcentaje de viviendas que tienen el servicio de alcantarillado // porcentaje de viviendas que tienen el servicio de energía // porcentaje de viviendas que tienen el servicio de gas // porcentaje de viviendas que tienen el servicio de teléfono // número de troncales que confluyen en el municipio.

2. Capacidad productiva Se hizo el análisis del número de unidades económicas de cada municipio, Ciiu rev. 3 ac. (Clasificación industrial internacional uniforme revisión 3, adaptada para Colombia) a dos dígitos, conforme con Dane-Redatam. Esta es una clasificación de las unidades económicas por su actividad principal. Es una adaptación de la clasificación internacional que la comisión estadística de Naciones Unidas propuso en 1989. Incorporamos los establecimientos industriales, los comerciales y los de servicios.

3. Capacidad institucional En este componente, la fuente de los datos es mixta y depende de la función institucional requerida. El código Ciiu de cuatro dígitos fue útil para


176 Circuitos, centralidades y estándar de vida

el caso de las guarniciones, cárceles y establecimientos financieros. La información sobre las funcionalidades estatales, como notarías, oficinas de registro, etc., fue obtenida de la entidad estatal correspondiente. Las variables incluidas son las siguientes (entre corchetes aparece la fuente): Cuartel, guarnición o estación de policía [Dane-Redatam] // lugar especial de alojamiento-cárcel [Dane-Redatam] // establecimientos de intermediación financiera (Banrep) [Dane-Redatam] // bancos comerciales [Dane-Redatam] // corporaciones de ahorro y vivienda [Dane-Redatam] // corporaciones financieras [Dane-Redatam] // cooperativas financieras [Dane-Redatam] // número de notarías del municipio [Supernotarías] // número de municipios que dependen de ese municipio en cuanto al trámite notarial [Supernotarías] // número de oficinas de registro, incluidas principales y seccionales [Supernotarías] // número de municipios que dependen de ese municipio en cuanto al trámite de registro de escrituras públicas [Supernotarías] // número de juzgados, que incluye de circuito municipal y civiles, penales, etc. [CSJ] // número de dependencias de la Procuraduría que funcionan en ese municipio [Procuraduría] // número de oficinas territoriales del Incoder [Incoder] // número de oficinas satélites del Incoder [Incoder] // unidades seccionales y locales de fiscalías de ese municipio [Fiscalía] // número de sedes de una Corporación Autónoma Regional [todas las CAR] // si el ICA tiene alguna oficina en ese municipio (1=sí) [ICA].

4. Capacidad fiscal La fuente es el DN. Incluimos la participación en los ingresos totales de los siguientes tipos de ingresos: tributarios, no tributarios, regalías, transferencias (Sistema General de Participaciones, SGP), predial, de industria y comercio.

5. Índice de condiciones de vida (ICV) Incluimos la medida calculada por el DNP a partir de la información del censo de 2005. Las variables son: i) acceso y calidad de los servicios: eliminación de excretas, abastecimiento de agua, combustible para cocina y recolección de basuras; ii) educación y capital humano: escolaridad máxima del jefe del hogar, escolaridad promedio de personas de 12 y más años, proporción de jóvenes de 12-18 años que asisten a secundaria/universitaria, proporción de niños de 5-11 años que asisten


Anexos 177

a un establecimiento educativo; iii) tamaño y composición del hogar: proporción de niños menores de 6 años en el hogar y hacinamiento en el hogar (número de personas por cuarto); iv) calidad de la vivienda: material predominante de los pisos de la vivienda, material predominante de las paredes de la vivienda. En la construcción de los cuatro índices (el ICV no se modificó), hecha mediante el ACP, tuvimos en cuenta los siguientes criterios: i) buscar que el índice tenga el menor número de variables posible. Se busca el mayor grado de ortogonalidad posible; ii) un criterio Pareto: todos los coeficientes son positivos y van en la misma dirección; iii) el peso de las variables es significativamente diferente de cero. El Cuadro 51 resume las variables139 que fueron incluidas en cada zona, por componente. Cuadro 51

Variables incluidas en cada componente y en cada zona N Variable

Catatumbo Llanos

Magdalena Montes de Oriente Medio María Antioqueño

Capacidad fiscal 1

2

3

4

5 6 7 8

Porcentaje de ingresos totales correspondiente a ingresos tributarios. Porcentaje de ingresos totales correspondiente a ingresos no tributarios. Porcentaje de ingresos totales correspondiente a ingresos por regalías. Porcentaje de ingresos totales correspondiente a ingresos por transferencias (SGP, nacionales y departamentales). Porcentaje de ingresos totales correspondiente al predial. Porcentaje de ingresos totales correspondiente a industria y comercio. Gasto per cápita. Ingresos tributarios per cápita.

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

(Continúa)

139

Realizamos los ejercicios empíricos a partir de las siguientes fuentes de información: Censo del Dane de 2005, Ministerio de la Protección Social, Ministerio de Educación Nacional, Superintendencia Nacional de Notariado y Registro, Invías, Ministerio de Transporte, Ministerio de Hacienda, Consejo Superior de la Judicatura, Federación Nacional de Municipios, Ministerio de Telecomunicaciones y los planes de desarrollo municipal.


178 Circuitos, centralidades y estándar de vida

N Variable

Catatumbo Llanos

Magdalena Montes de Oriente Medio María Antioqueño

Capacidad de infraestructura 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

24

Abonos inorgánicos. Plásticos en formas primarias. Caucho sintético en formas primarias. Plaguicidas, insecticidas, raticidas, fungicidas, herbicidas. Talleres de fundición y refinación de níquel, cobre, plomo, cromo. Fundición de productos de hierro y acero. Construcción de edificaciones para uso residencial. Construcción de edificaciones para uso NO residencial. Construcción de obras de ingeniería civil. Mantenimiento-reparación de vehículos automotores. Compra-venta de autopartes, accesorios, lujos para vehículos. Compra-venta de combustibles. Compra-venta de lubricantes, aditivos. Compra-venta de maquinaria y equipo para agricultura, minería. Alojamiento-hotel, hostal, aparta- hotel. Alojamiento- residencias, moteles, y amoblados. Restaurantes, servicio a la mesa. Transporte no regular individual de pasajeros. Transporte colectivo no regular. Transporte municipal de carga por carretera. Transporte intermunicipal de carga por carretera. Transporte internacional de carga por carretera. Transporte-almacenamiento y depósitos, silos, cámaras frigoríficas. Transporte, terminales de transporte terrestre, parqueaderos, peajes.

X

X

X X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X

X X

X

X

X

X

X

X

X X

(Continúa)


Anexos 179

N Variable 25 26 27 28 29 30

31

32

33

34 35 36 37 38 39 40 41

42 43 44 45 46 47 48

Transporte aeropuertos. Transporte -Agencias de viajes. Correo-Telecom-Adpostal. Correo-Telecom. Entrega de correspondencia y paquetes. Correo-Telecom- Servicios telefónicos, celulares. Servicios de transmisión de programas de radio y televisión Inmobiliaria. Alquiler-Alquiler de equipo de transporte acuático. Inmobiliaria. Alquiler-Alquiler de maquinaria y equipo agropecuario. Actividad empresarial-Investigación en ciencias naturales e ingeniería. Actividad empresarial-Investigación en ciencias sociales y humanidades. Educación-Preescolar. Educación-Primaria Educación-Secundaria (grados 6, 7, 8 y 9) Educación-Media (grados 10 y 11) Educación-laboral especial. Educación combinada-preescolar y básica primaria. Educación combinada-preescolar, básica primaria y básica secundaria. Educación combinada-preescolar, básica primaria, básica secundaria y ¿¿?? Educación combinada-básica primaria, básica secundaria. Educación combinada-básica primaria, básica secundaria y media. Educación combinada-básica secundaria y media. Educación-Universidades y educación superior. Educación-educación no formal. Salud, servicios sociales-Hospitales, clínicas, IPS.

Catatumbo Llanos

X

Magdalena Montes de Oriente Medio María Antioqueño

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

(Continúa)


180 Circuitos, centralidades y estándar de vida

N Variable 49

50 51 52

53 54 55 56 57 58

Salud, servicios socialesCentros de salud, consultorios médicos. Salud, servicios sociales.- Actividades de apoyo diagnóstico. Salud, servicios sociales.Servicio de ambulancias. Salud, servicios sociales.Recolección de basuras, eliminación de desperdicios. Asociación.-Organizaciones empresariales y de empleadores. Porcentaje de viviendas que tienen el servicio. Porcentaje de viviendas que tienen el servicio. Porcentaje de viviendas que tienen el servicio. Porcentaje de viviendas que tienen el servicio. Porcentaje de viviendas que tienen el servicio.

Catatumbo Llanos

Magdalena Montes de Oriente Medio María Antioqueño

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X

X

Capacidad institucional 1 2 3 4 5 6 7 8 9

10

11

12

Cuartel, guarnición, estación de policía. Lugar especial de alojamiento, cárcel. Establecimientos de intermediación financiera (Banco de la República). Bancos comerciales. Corporaciones de ahorro y vivienda. Corporaciones financieras. Cooperativas financieras. Número de notarías del municipio. Número de municipios que dependen de ese municipio en cuanto al trámite notarial. Número de oficinas de registro (principales y seccionales). Número de municipios que dependen de ese municipio para el trámite de registro de escrituras públicas. Número de juzgados (de circuito, municipales, civiles, penales, etc.).

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X X

X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

(Continúa)


Anexos 181

N Variable 13 14 15 16 17 18

Catatumbo Llanos

Número de dependencias de la Procuraduría que funcionan en ese municipio. Número de oficinas territoriales del Incoder. Número de oficinas satélites del Incoder. Unidades seccionales y locales de fiscalías de ese municipio. Número de sedes de una corporación autónoma regional. Si el ICA tiene alguna oficina en ese municipio (1= sí)

Magdalena Montes de Oriente Medio María Antioqueño

X

X

X

X

X

X

X X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

Capacidad productiva 1

Industria

X

X

X

X

X

2

Comercio

X

X

X

X

X

3

Servicios

X

X

X

X

X

El procedimiento para la estandarización de los índices se resume a continuación. Sea Yij el indicador j, con j =1,2,3,4 para el municipio i. Y sea Yjmin el menor valor del indicador sintético j. Se construye un nuevo indicador Zij = Yij – Yjmin, de tal forma que Zjmin = – y Zjmax = Yjmax – Yjmin. Cuando Yjmin es negativo, se obtiene el valor absoluto así: Zij = Yij + |Yjmin|. Obsérvese que |Yjmin| es el valor absoluto del valor mínimo de cada indicador. Para ordenar los municipios utilizamos las siguientes ponderaciones normativas: capacidad de infraestructura (39,8%), ICV (9,1%), capacidad institucional (22,7%), capacidad productiva (17%), capacidad fiscal (11,4%). La estandarización a estas cotas superiores se hace mediante la relación 9.

I ij 

Zijθ j Z j max

,

donde Iij es el indicador j (siendo j = 1, ..., 5) para el municipio i. j toma los valores de la ponderación respectiva. El indicador correspondiente a cada municipio es 10. Iit = Ii1 + Ii2 + Ii3 + Ii4 + Ii5 Si un municipio tiene el valor máximo en cada uno de los cinco indicadores, su puntaje final es 100. Los valores correspondientes se presentan en el Cuadro 52.


182 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Cuadro 52 Todos los municipios Índice de capacidad municipal (ICM) Instit.

Produc.

Magdalena Medio

Región

Bolívar

Depto.

Tiquisio

0.217

0.013

0.000

0.005

4.082

4.317

Catatumbo

N. Santander

Hacarí

0.278

0.028

0.000

0.004

4.152

4.462

Catatumbo

N. Santander

San Calixto

0.242

0.007

0.063

0.003

4.381

4.695

Magdalena Medio

Santander

El Peñón

0.272

0.009

0.000

0.002

4.577

4.859

Montes de María

Sucre

Chalán

0.000

0.000

0.000

0.001

5.219

5.220

Catatumbo

N. Santander

Teorama

0.395

0.008

0.150

0.006

4.820

5.379

Catatumbo

N. Santander

El Tarra

0.373

0.014

0.126

0.011

4.859

5.384

Magdalena Medio

Bolívar

Río Viejo

0.409

0.028

0.124

0.008

4.926

5.494

Montes de María

Sucre

San Onofre

0.000

0.034

0.289

0.032

5.280

5.635

Montes de María

Sucre

Palmito

0.559

0.015

0.046

0.006

5.103

5.730

Montes de María

Sucre

Colosó

0.149

0.005

0.255

0.002

5.428

5.839

Montes de María

Bolívar

María La Baja

0.632

0.032

0.046

0.046

5.180

5.937

Magdalena Medio

Bolívar

Regidor

0.619

0.003

0.000

0.002

5.327

5.952

Catatumbo

N. Santander

Carmen de Chucurí

0.820

0.055

0.111

0.012

5.170

6.168

Llanos

Casanare

Támara

0.723

0.044

0.126

0.007

5.277

6.176

Llanos

Casanare

Recetor

0.575

0.001

0.000

0.000

5.612

6.188

Catatumbo

N. Santander

La Playa

0.990

0.041

0.073

0.007

5.160

6.273

Oriente Antioqueño Antioquia

San Francisco

0.238

0.012

0.063

0.005

5.958

6.276

Montes de María

Bolívar

El Guamo

0.334

0.006

0.109

0.003

5.850

6.302

Magdalena Medio

Bolívar

Arenal

0.823

0.000

0.000

0.001

5.484

6.309

Magdalena Medio

Bolívar

Cantagallo

0.976

0.014

0.000

0.004

5.430

6.425

Magdalena Medio

Santander

Bolívar

1.066

0.071

0.145

0.014

5.154

6.449

Llanos

Casanare

La Salina

0.197

0.002

0.063

0.001

6.236

6.499

Llanos

Casanare

Hato Corozal

0.724

0.025

0.270

0.009

5.509

6.537

Montes de María

Bolívar

San Jacinto

0.520

0.123

0.145

0.057

5.698

6.544

Catatumbo

N. Santander

Sardinata

0.553

0.030

0.106

0.025

5.928

6.641

Montes de María

Bolívar

Córdoba

1.202

0.009

0.145

0.012

5.304

6.672

Magdalena Medio

Santander

Simacota

0.820

0.004

0.166

0.005

5.699

6.695

Magdalena Medio

Bolívar

Morales

0.394

0.087

0.414

0.022

5.833

6.750

Magdalena Medio

Antioquia

Yondó

1.044

0.013

0.000

0.012

5.689

6.757

Magdalena Medio

Santander

Carmen de Chucurí

1.209

0.060

0.046

0.008

5.446

6.769

Magdalena Medio

Santander

Landázuri

0.989

0.049

0.161

0.021

5.591

6.811

Montes de María

Sucre

Ovejas

0.441

0.019

0.229

0.013

6.123

6.825

Montes de María

Bolívar

S. Juan Nepomuc.

0.678

0.069

0.056

0.036

6.019

6.858

Catatumbo

N. Santander

Convención

0.603

0.026

0.488

0.030

5.797

6.943

Llanos

Casanare

Chámeza

0.251

0.003

0.000

0.000

6.701

6.955

Montes de María

Sucre

Los Palmitos

0.540

0.021

0.109

0.030

6.333

7.034

Magdalena Medio

Bolívar

Simití

0.597

0.111

0.699

0.025

5.606

7.037

Oriente Antioqueño Antioquia

Argelia

0.794

0.026

0.064

0.008

6.164

7.056

Montes de María

Carmen de Bolívar

0.520

0.119

0.819

0.078

5.526

7.062

Oriente Antioqueño Antioquia

Nariño

0.560

0.017

0.235

0.029

6.235

7.076

Montes de María

Sucre

Morroa

0.490

0.019

0.126

0.007

6.478

7.118

Llanos

Meta

San Juanito

1.001

0.000

0.000

0.001

6.229

7.231

Catatumbo

Norte de Sant.

Tibú

0.740

0.106

0.512

0.041

5.926

7.324

Montes de María

Bolívar

Zambrano

0.778

0.033

0.192

0.030

6.300

7.334

Oriente Antioqueño Antioquia

Cocorná

0.912

0.071

0.221

0.040

6.108

7.351

Magdalena Medio

Santander

Betulia

1.448

0.010

0.063

0.006

5.825

7.353

Llanos

Casanare

Sácama

0.435

0.002

0.126

0.002

6.793

7.357

Llanos

Meta

El Calvario

0.926

0.007

0.000

0.000

6.514

7.447

Bolívar

Municipio

Fiscal

Infr.

ICV

Total

(Continúa)


Anexos 183

Instit.

Produc.

Magdalena Medio

Región

Bolívar

Depto.

San Pablo

1.017

0.033

0.351

0.029

6.038

7.467

Magdalena Medio

Bolívar

Sta. Rosa del Sur

1.457

0.081

0.198

0.034

5.715

7.485

Magdalena Medio

Cesar

La Gloria

1.351

0.046

0.046

0.016

6.082

7.542

Oriente Antioqueño Antioquia

San Vicente

1.543

0.042

0.103

0.013

6.048

7.749

Oriente Antioqueño Antioquia

Concepción

1.408

0.022

0.000

0.008

6.322

7.760

Oriente Antioqueño Antioquia

San Luis

0.927

0.017

0.358

0.026

6.820

8.148

Magdalena Medio

Santander

Rionegro

1.726

0.043

0.103

0.033

6.274

8.180

Magdalena Medio

Santander

Puerto Parra

1.494

0.025

0.000

0.013

6.686

8.218

Llanos

Casanare

Nunchía

3.049

0.013

0.046

0.006

5.237

8.350

Oriente Antioqueño Antioquia

Granada

1.206

0.047

0.228

0.008

6.899

8.389

Magdalena Medio

San Martín

1.920

0.036

0.014

0.022

6.483

8.473

Oriente Antioqueño Antioquia

Abejorral

1.987

0.027

0.483

0.014

6.095

8.606

Oriente Antioqueño Antioquia

Alejandría

1.600

0.029

0.289

0.008

6.814

8.740

Magdalena Medio

Cesar

Gamarra

2.322

0.081

0.111

0.016

6.345

8.876

Llanos

Meta

Cubarral

1.651

0.035

0.139

0.010

7.114

8.949

Magdalena Medio

Santander

Puerto Wilches

1.867

0.159

0.137

0.049

6.756

8.968

Llanos

Arauca

Tame

0.973

0.037

0.369

0.017

7.763

9.159

Llanos

Casanare

Paz De Ariporo

1.363

0.189

0.936

0.045

6.674

9.206

Oriente Antioqueño Antioquia

San Rafael

2.321

0.014

0.121

0.022

6.820

9.299

Montes de María

Sucre

Toluviejo

2.898

0.080

0.248

0.019

6.074

9.320

Llanos

Arauca

Arauquita

1.752

0.095

0.145

0.017

7.331

9.340

Llanos

Casanare

Sabanalarga

2.189

0.008

0.065

0.003

7.216

9.481

Llanos

Arauca

Saravena

1.578

0.121

0.384

0.071

7.385

9.539

Magdalena Medio

Santander

Sabana de Torres

1.961

0.131

0.419

0.053

7.075

9.639

Oriente Antioqueño Antioquia

El Peñol

2.110

0.053

0.199

0.023

7.376

9.761

Llanos

Arauca

Fortul

2.732

0.017

0.417

0.007

6.636

9.809

Magdalena Medio

Santander

S. Vicente Chucurí

2.080

0.084

0.695

0.043

6.939

9.841

Llanos

Casanare

Monterrey

1.963

0.092

0.386

0.031

7.690

10.162

Llanos

Casanare

Aguazul

2.156

0.096

0.292

0.066

7.658

10.267

Llanos

Meta

Barranca de Upía

3.384

0.005

0.000

0.003

7.036

10.427

Llanos

Meta

Castilla la Nueva

2.906

0.031

0.000

0.007

7.719

10.663

Magdalena Medio

Cesar

San Alberto

2.916

0.087

0.148

0.038

7.521

10.709

Llanos

Casanare

Villanueva

2.658

0.144

0.106

0.061

7.760

10.728

Magdalena Medio

Cesar

Aguachica

1.651

0.522

1.231

0.131

7.214

10.749

Magdalena Medio

Antioquia

Puerto Nare

3.187

0.045

0.322

0.016

7.230

10.799

Oriente Antioqueño Antioquia

San Carlos

3.259

0.057

0.357

0.019

7.245

10.937

Oriente Antioqueño Antioquia

Guatapé

2.428

0.036

0.233

0.010

8.311

11.018

Llanos

Arauca

1.859

0.153

1.391

0.073

7.926

11.403

Oriente Antioqueño Antioquia

Sonsón

3.526

0.166

0.851

0.077

6.829

11.450

Llanos

Meta

Acacías

2.335

0.153

0.702

0.111

8.164

11.464

Llanos

Casanare

Tauramena

3.779

0.074

0.079

0.033

7.522

11.487

El Santuario

3.113

0.332

0.390

0.044

7.713

11.592

Cesar

Arauca

Oriente Antioqueño Antioquia

Municipio

Fiscal

Infr.

ICV

Total

Oriente Antioqueño Antioquia

La Unión

4.116

0.051

0.147

0.034

7.460

11.807

Llanos

Meta

Restrepo

3.927

0.093

0.057

0.019

7.908

12.004

Llanos

Meta

Guamal

3.829

0.036

0.158

0.028

8.029

12.079

Magdalena Medio

Santander

Cimitarra

5.069

0.156

0.426

0.055

6.675

12.381

Oriente Antioqueño Antioquia

Carmen de Viboral

4.292

0.047

0.216

0.046

7.796

12.397

Magdalena Medio

Antioquia

Puerto Berrío

3.725

0.200

1.027

0.068

7.455

12.476

Catatumbo

N. Santander

Ocaña

2.684

0.713

1.353

0.217

7.875

12.842

Oriente Antioqueño Antioquia

Guarne

5.119

0.136

0.238

0.085

7.501

13.078

Llanos

Meta

Cumaral

5.114

0.086

0.075

0.043

7.816

13.135

Llanos

Meta

San Carlos Guaroa

5.815

0.037

0.065

0.009

7.335

13.261

Llanos

Meta

Granada

5.137

0.264

0.752

0.136

7.405

13.692

Catatumbo

N. Santander

Pamplona

3.546

0.173

1.444

0.107

8.771

14.040

Montes de María

Sucre

Sincelejo

2.185

1.138

2.371

0.478

7.912

14.084

Marinilla

5.144

0.092

0.836

0.075

8.016

14.164

Oriente Antioqueño Antioquia

(Continúa)


184 Circuitos, centralidades y estándar de vida

Instit.

Produc.

Llanos

Región

Boyacá

Depto.

Duitama

Municipio

Fiscal 3.292

Infr. 0.821

1.014

0.365

8.705

ICV

Total 14.196

Llanos

Casanare

Yopal

3.640

0.788

1.765

0.248

8.243

14.685

Llanos

Meta

San Martín

5.386

0.087

1.311

0.045

7.893

14.721

Oriente Antioqueño Antioquia

El Retiro

6.750

0.067

0.145

0.035

8.054

15.050

Montes de María

Córdoba

Montería

3.263

1.348

2.723

0.608

7.216

15.158

Llanos

Boyacá

Sogamoso

4.383

0.746

1.570

0.375

8.573

15.647

Oriente Antioqueño Antioquia

La Ceja

7.075

0.167

0.658

0.078

8.418

16.396

Llanos

Meta

Villavicencio

3.897

1.841

2.784

0.875

8.614

18.011

Catatumbo

N. Santander

Cúcuta

3.693

2.329

3.321

1.037

8.353

18.733

Llanos

Boyacá

Tunja

6.335

0.828

3.008

0.337

8.917

19.425

Oriente Antioqueño Antioquia

Rionegro

10.277

0.797

1.261

0.208

8.645

21.187

Magdalena Medio

Santander

Barrancabermeja

11.364

0.821

1.469

0.271

8.413

22.338

Montes de María

Bolívar

Cartagena

7.074

3.927

3.385

1.165

8.388

23.939

Magdalena Medio

Santander

Bucaramanga

5.583

3.390

4.855

1.802

8.926

24.556

Medellín

8.452

9.647

9.962

4.827

8.897

41.785

Bogotá

9.022

39.773 22.727

17.045

9.091

97.658

Oriente Antioqueño Antioquia Bogotá

Los municipios se han ordenado de menor a mayor y tienen como referencia el puntaje final. Fuente: cálculos del CID-Odecofi.

Anexo 2. El índice de centralidad (IC) Figura 5

Distancia e índice de centralidades Índice de Centralidad (IC)

Mediana de la Distancia El eje vertical representa el IC y el horizontal la mediana de la distancia de cada municipio con respecto a los otros municipios de la región.

Para determinar las centralidades incluimos la distancia, una variable fundamental en la geografía y en la economía espacial. Utilizamos la mediana de los metros lineales de carretera que unen a cada municipio con los


Anexos 185

demás en la región (Figura 5). La pendiente de la curva es negativa porque el índice es mayor a medida que la distancia disminuye. Dos municipios con índices de desarrollo iguales pueden ser clasificados o no clasificados como centralidades, en dependencia de su cercanía media con la región. En esta ponderación no incluimos ni el ICV ni la capacidad fiscal, con el fin de hacer énfasis en los otros tres componentes, que reflejan más las interacciones entre las regiones. Desde el punto de vista de la interacción entre los municipios, el ICV y la capacidad fiscal son menos relevantes que la infraestructura, la capacidad productiva y la capacidad institucional. El índice de centralidad es ∑ Ii k 11. ICi k  k~ D , di en el cual k es igual a 3 (infraestructura, capacidad productiva y capa~ cidad institucional), I i k es el indicador correspondiente, d i es la mediana de la distancia del municipio i al resto de municipios de la región y D es la densidad del municipio. Cuanta mayor sea la densidad, mayor será la centralidad140.

Anexo 3. Análisis de convergencia El análisis de convergencia se basa en las diferencias estadísticas de la distribución de los datos para un indicador de referencia en dos momentos diferentes en el tiempo. Este cálculo corresponde a s convergencia (Sala-iMartin, 1994). En el sentido matemático, la convergencia expresa la tendencia que muestran los datos hacia un límite específico. La convergencia entre

140

El Banco Mundial (De Ferranti, Perry, Foster, Lederman y Valdes, 2005) propuso una medida de ruralidad que combinaba distancia y densidades. Partiendo de esta metodología, el Informe de Desarrollo Humano (Pnud, 2011) estimó un índice de ruralidad (IR) para todos los municipios del país. El IR del municipio k es

Distanciak IRk = ln Densidadk2 que se normaliza así: Ik-Min(Ik) IR *= 100 k Max(Ik)-Min(Ik)

En nuestra medida, las características del municipio (ICM) son fundamentales para poder precisar su capacidad de polo de atracción.


186 Circuitos, centralidades y estándar de vida

municipios la estimamos teniendo como referencia el índice de condiciones de vida (ICV) para los años 1993 y 2005. Estimamos la convergencia entre los municipios de la región. Es deseable que haya convergencia, siempre y cuando el ICV del conjunto de municipios esté mejorando. En otras palabras, es deseable que los municipios que tienen un ICV bajo lo mejoren más rápidamente que los municipios que comienzan con un ICV relativamente alto. La convergencia la analizamos a partir del coeficiente de variación (CV), que relaciona la desviación estándar de la distribución (s) con la media (X): 12. CV 

σ x

Si el coeficiente de variación aumenta a lo largo del tiempo, de tal forma que CVto< CVt1, no hay convergencia, mientras que hay convergencia cuando CVto> CVt1.


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• Gobernanza y conflicto en Colombia Interacción entre gobernantes y gobernados en un contexto violento Claire Launay-Gama y Fernán E. González G., (Eds.), 2010

• Guerra y violencias en Colombia Herramientas e interpretaciones Jorge A. Restrepo y David Aponte (Eds.), 2010

• Geografías de la guerra, el poder y la resistencia Oriente y Urabá antioqueños 1990-2008 Clara Inés García de la Torre y Clara Inés AramburoSiegert, (Eds.), 2011

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Un ensayo de geografía económica

a dimensión espacial ha estado normalmente ausente de los análisis económicos tradicionales: los autores aprovechan los aportes de la geografía económica para analizar las posibilidades de algunas regiones colombianas afectadas por el conflicto armado para lograr que los excedentes producidos en ellas generen un desarrollo más equitativo. Para ello, se basan en dos nociones básicas, tomadas de Bernard Lonergan, filósofo y teólogo jesuita: las del circuito económico y de la función distributiva de la riqueza. A partir de ellas comparan los casos de Montes de María, Magdalena Medio, Oriente antioqueño, Catatumbo y el Piedemonte Llanero. Y concluyen que solo recuperando la función distributiva mediante un recaudo eficaz de los impuestos del orden municipal se puede lograr un cierto desarrollo endógeno de las localidades y regiones, y, consiguientemente, un mejor estar de los hogares colombianos.

• Una vieja guerra en un nuevo contexto Conflicto y territorio en el sur de Colombia Teófilo Vásquez, Andrés R. Vargas y Jorge A. Restrepo (Eds.), 2011

Hacia una estrategia de cierre del conflicto con el ELN David Aponte y Andrés R. Vargas (Eds.), 2011

El caso de Putumayo María Clara Torres Bustamante, 2011

GUILLERMO RIVAS M. Estadístico, Magíster y PhD (c) en Economía de la Universidad Nacional de Colombia, investigador con amplia experiencia en temas de medición de pobreza, desigualdad, análisis de condiciones socioeconómicas de la población, con énfasis en economía del bienestar en poblaciones vulnerables; implementación de metodologías estadísticas para la construcción de indicadores de focalización y de evaluación de impacto de programas y políticas públicas.

Circuitos, centralidades y estándar de vida Jorge Iván González, Martha Cardozo, Guillermo Rivas, Guillermo Ruíz, Camilo Castro, Diana Galvis

• Estado y coca en la frontera colombiana

MARTHA CECILIA CARDOZO BUITRAGO Economista, Magister en economía (T) y especialista en Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Colombia. Investigadora y consultora del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), en temas relacionados con desarrollo regional, educación, análisis de políticas públicas y de política social. Amplia experiencia en dirección, coordinación, formulación, y evaluación de proyectos de desarrollo económico, educación, control social, y desarrollo regional. Actualmente coordinadora de la investigación del CID-Odecofi, “El impacto del conflicto en el desarrollo regional”.

Un ensayo de geografía económica

• No estamos condenados a la guerra

JORGE IVÁN GONZÁLEZ BORRERO Doctor en Economía de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Magíster en Economía de la Universidad de los Andes. Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana. Profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia. Profesor del Externado Nacional de Colombia. Ha sido decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y director del Centro de Investigación para el Desarrollo (CID). Investigador y consultor en temas fiscales, de desarrollo social y regional, de política pública, desarrollo humano, calidad de vida. Asesor y consultor de organismos Internacionales –PNUD, BM, UE–. Actualmente director de la investigación del CID-Odecofi, “El impacto del conflicto en el desarrollo regional”.

Circuitos, centralidades y estándar de vida

Circuitos, centralidades y estándar de vida

Odecofi

GUILLERMO RUIZ PAVA Economista y Magíster en Economía de la Universidad Externado de Colombia, docente e investigador con interés en el estudio y profundización en la economía teórica y aplicada, particularmente en temas relacionados con el análisis de las decisiones individuales y sociales (grupales), economía del bienestar, la economía política y la economía del comportamiento. CAMILO ANDRÉS CASTRO GARZÓN Estudiante de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia, en trabajo de grado, con Seminario de especialización y profundización en la Ordenación y manejo ambiental del Territorio. Investigador y apoyo en la consultoría de temas relacionados con la Ordenación del Territorio, en manejo de Sistemas de Información y Georreferenciación (SIG), y de teledetección. DIANA GALVIS RUSSI Ingeniera Industrial. Investigadora asistente del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), con amplia experiencia en procesos administrativos y logísticos. Experiencia en trabajos de campo en proyectos de educación, control social y desarrollo regional. Actualmente pertenece al equipo de la investigación del CID-Odecofi, “El impacto del conflicto en el desarrollo regional”.

COLECCIÓN TERRITORIO,

COLECCIÓN TERRITORIO, PODER Y CONFLICTO

PODER Y CONFLICTO

COLECCIÓN TERRITORIO, PODER Y CONFLICTO

COLECCIÓN TERRITORIO, PODER Y CONFLICTO


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