Una negociación de dos carriles Un acercamiento a la coyuntura de las negociaciones en La Habana
E
n primer lugar, quiero señalar mi reticencia personal a realizar análisis demasiado coyunturales pues me siento mucho más cómodo en estudios históricos o estructurales de larga o mediana duración, que cuentan con información más completa y decantada, de carácter menos inmediatista. Además, por razones semejantes tengo clara mi preferencia por el seguimiento de las noticias coyunturales por Fernán E. González G., S.J. medio de la prensa escrita y mis reservas frente a los noticieros de radio y televisión, por su propensión a mirar los acontecimientos con la mentalidad de telenovela mexicana o de película de vaqueros, donde los malos y buenos están claramente identificados en una confrontación maniquea. Sin embargo, también entiendo que la coyuntura no es sino la concreción, en el tiempo y espacio actuales, de tendencias estructurales y procesos históricos de larga y mediana duración. Hecha esta salvedad, empiezo por recordar algunas ideas consignadas en mi artículo “Horizontes de paz”, del último número de Cien Días vistos por el CINEP Edición No. 77, de diciembre del año pasado, que intentaba situar el actual proceso de negociación como parte del proceso complejo de la construcción de una paz sostenible y duradera, que tocaba problemas estructurales relacionados con la manera como se han venido construyendo el Estado y la Sociedad en Colombia a lo largo del tiempo. De ahí la insistencia en la necesidad de que el país aprendiera a moverse dentro de un proceso lento, gradual y conflictivo, marcado por avances y retrocesos, sin esperar una solución definitiva de todos los problemas de la sociedad colombiana, lograda de la noche a la mañana. Y de distinguir lo que se puede lograr en un diálogo entre las FARC y la comisión del gobierno de Santos, de la posterior reconstrucción del país y de otras reformas que solucionen tensiones acumuladas en el largo plazo. Es obvia la necesidad de reformas que favorezcan la democratización del país y llenen las necesidades de las mayorías del país en materia social y económica. Se concluía entonces que las actuales conversaciones constituían una excelente estructura de oportunidades para lograr avanzar en la búsqueda de una salida negociada del conflicto armado, aprovechando la coyuntura favorable tanto nacional como internacional: la aceptación de la existencia del conflicto interno por el gobierno de Santos y el apoyo evidente de los hermanos Raúl y Fidel Castro y de los presidentes de los países vecinos como Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa significaban un contexto favorable para las