Edición #2 / Diciembre - 2021
El globo de Salvita
Una historia del circo (Primera parte) El Circo España revolucionó la aldeíta de Medellín El día que Salvita... salvó una dinastía de Circo La dramaturgia en el Circo Escuelas de circo… una Odisea social
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Una historia del circo (Primera parte)................................................................(3) El Circo España revolucionó la aldeíta de Medellín......................................(7) El día que Salvita... salvó una dinastía de Circo.............................................(10) La dramaturgia en el Circo.....................................................................................(15) Escuelas de circo… una Odisea social...............................................................(20)
Editorial Damas y caballeros, niños y niñas. Bienvenidos al maravilloso mundo de nuestra revista “Ciudad Circo”. En esta ocasión presentaremos a varios magos de la palabra y artífices de historias, malabaristas con letras, que nos deleitarán con la habilidad de sus plumas. Son ellos reconocidos académicos, que son su sensibilidad hacia el arte, nos acercarán de manera amena a historias y conceptos propios del Mundo del Circo. Categorías que podremos incorporar de manera tranquila a nuestra cultura general y agrandar el cariño que le tenemos a este hermoso arte escénico. Señoras y señores, con ustedes: Memo Anjel, que nos contará una historia del Circo Universal. A continuación, leeremos a Reinaldo Spitaletta que nos deleitará con las anécdotas del Circo España. Y ahora les presentamos a Wilson Daza con la historia dramática de Salvita, el fundador de una dinastía de Circo tradicional en Colombia para el mundo. Damas y caballeros, niños y niñas, hagamos un break para ir al baño, tomarse un cafecito o comerse un paquetico de crispetas. Tomen aire porque ahora viene el señor Henry Díaz, premio Nacional de dramaturgia, quién hará un acercamiento entre el arte de escribir historias y el Circo. Para finalizar esta gran jornada, y a petición del honorable público, les presentamos de nuevo al artista periodista Wilson Daza y su odisea; las escuelas de Circo en el Mundo. Gracias y hasta la próxima función, perdón hasta el próximo número de nuestra revista “Ciudad Circo”. Carlos Álvarez Director Fundación Circo Medellín
Ciudad Circo – Edición #2 / Diciembre 2021 Fundación Circo Medellín issuu.com/circomedellin Dirección: Virginia Betancur Zapata y Carlos Álvarez - Mimo Clown Agradecimientos especiales: Agradecimiento especial a los autores que con compromiso y cariño al circo Medellín han aportado en esta edición: Wilson Daza, Reinaldo spitataletta, Memo Anjel y Henrry Diaz . Asimismo, a los entrevistados Cleotilde Acosta, nieta de Salvita. Alejandra Jiménez castro del Circo del Mundo de Chile . Donald B Lehn de la Escuela de Circo Carampa de España. Felipe Ortiz de la Gata Cirko de Bogotá. Y finalmente, a todos nuestros seguidores que participaron de los conversatorios y a nuestro Club Amigos del Circo. Diseño y diagramación: Daniel Garzón Paredes Informes: Fundación Circo Medellín Función circense todos los domingos a las 11 :00 a.m. y 4:00 p.m. Dirección: Cra 53 # 30 A - 155 Medellín - Colombia Teléfono: 300 287 67 59 http://www.circomedellin.com
Una historia del circo (Primera parte) PRIMEROS ESCENARIOS Por: Memo Ánjel
El payaso es el poeta en acción. Henry Miller.
Un primer acto sucediendo. Los hombres y mujeres somos circunstanciales y en cada circunstancia representamos un papel, igual que lo hacen los animales, pero, en nuestro caso esa circunstancia se puede magnificar, ridiculizar, ser convertida en otra, cosa que no logran los otros organismos vivos, que reaccionan sin ir más allá de su reacción básica (instintiva, dirán algunos). Lewis Mumford, el gran teórico sobre el mundo de las ciudades, dice que nuestro cerebro se diferencia del de los animales en que podemos representar a otros y darles condiciones que no tienen. La bailarina de ballet, por ejemplo, en su danza se convierte en cisne, en aire suave, en flor. El actor simula ser otra persona y vivir
Cuando uno lee frases sobre el circo, la mayoría son denigrantes. Son palabras que hablan del ridículo, de la crueldad con los animales, del engaño a través de trucos, de la risa como escape a la realidad, de malos olores y de malas interpretaciones musicales, de colorinches y de gente vestida con trajes nada serios. Y bueno, pareciera que a los intelectuales les parece mal lo que ellos mismos hacen (sin reconocerlo) cuando dictan sus conferencias o pretenden demostrar que son inteligentes: actuar. La palabra persona quiere decir actor 1. Y no es una definición errada, pues la especie humana se caracteriza por asumir roles de acuerdo con lo que está
Circo Máximo Roma
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situaciones que él no vive, el mimo crea espacios y situaciones sin decir palabras, el payaso simula a la gallina, al gato, al perro. Esta capacidad de transformación momentánea que nos permite el cerebro, no la tienen los demás animales, así sea y algunos se inflen, cambien de color o hinchen los ojos y los flancos, debido a que se sienten amenazados. Pero no están actuando a conciencia sino defendiéndose de lo que le puede hacer mal. Por lo común los animales son rutinarios, son ellos en su hábitat, y nunca se ha visto una vaca representar a un cerdo ni un burro convertirse en algo parecido a un ganso. Y si bien algunos chimpancés lograr hacer imitaciones nuestras, lo hacen por estar entrenados, igual que el loro habla después de escuchar muchas veces una palabra. Pero no hacen ninguna representación de su entorno o de sus emociones. Los hombres y mujeres podemos poner cara de asombro sin estar asombrados o reír sin estar alegres, usar palabras para que el otro imagine o usar la mano (a través del movimiento, la pintura y la escritura) para mostrar lo que nadie ha visto. Esta condición nos hace actores y gente de escenarios. No es extraño que la palabra circo , que se concibe con carpas y trapecios, animales entrenados y payasos de nariz roja nos sirva también para nombrar otros escenarios en los que la actuación de otros nos hace reír o rabiar, asombrarnos o alterarnos, como pasa también en escenarios políticos,
científicos, culturales, en los que oímos, vemos e imaginamos. El circo es una reunión para ver a otros y por eso la palabra circo se puede emular con círculo: rodeamos al actor (sea que cante, baile o predique) y su actuación, proveniente del centro y toca todo el perímetro de quienes lo ven actuar.
Un segundo acto Los primeros hombres (hablo de la especie que contiene hombre y mujer) crearon el círculo para estar en condiciones de igualdad. Concejos de ancianos, hombres, mujeres y niños alrededor de una fogata, danzas en las que todos se cogían de la mano, reuniones en torno a un jefe, la curiosidad ante un animal muerto o un hecho curioso, las primeras aldeas, tuvieron como figura geométrica el círculo. Y este círculo, además de forma, significó también reunión, protección, condición de igualdad (como en la famosa mesa redonda del rey Arturo) y manera de asistir a un acto sin que nadie quedara excluido. Y algo interesante, una manera de solidaridad, el grupo por encima del individuo, como se ve en el Ubuntu africano.
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Configurado el círculo, común a todas las culturas, el centro de este sirvió como punto para aprender, divertirse, asombrarse, imaginar en conjunto y darle otros usos al tiempo. Si conjeturamos sobre los tiempos
primitivos (los primeros) , llegamos a conclusiones verosímiles: las primeras palabras emitidas por los humanos nacieron de gestos de aceptación o rechazo (como lo hace un bebé), de copias de sonidos del entorno (guau, miau, shiiis, crack, plum etc) y de actuaciones o gestos imitando algo. Un hombre moviendo las manos para indicar un animal que vuela, una mujer imitando la tristeza o la alegría de otro, un niño abriendo y cerrando las manos para imitar una almeja. Y en este mundo con expresiones simples (la lengua arranca de nombrar lo mínimo), la gente se reunía en torno al actor que, con los movimientos del cuerpo, contaba una historia. Así, si imaginamos a los primeros hombres, antes que sembrar o pastorear, lo que hacían era reunirse en círculo para entender el mundo en el que estaban viviendo. Y en ese tiempo, que no era el de labranza o pastoreo, en el que compartieron la comida y tomaron decisiones, aparecieron otros que mostraron animales cazados, que lucieron las armas quitadas a los enemigos, que mostraron a los capturados, que hablaron de otros dioses y gentes. En El señor de los campos, la novela de Isaac Bashevis Singer (que es más un sesudo tratado de antropología), el autor habla de Polonia en el año mil, cuando buena parte de los campesinos polacos todavía eran seres básicos y ajenos a cualquier tipo de civilización. En el relato todo gira en torno a lo circense y así van entendiendo el mundo en el que viven y las cosas raras que se dan más allá de sus fronteras naturales. El jefe (que también es sacerdote) es un actor, las mujeres actúan entre ellas (les hacen círculo a las brujas), los viajeros son rodeados cuando llegan de otras partes, e igual pasa con los cazadores y hasta con lo locos, que algo deben estar interpretando en la locura.
máscaras para aumentar el sonido de la voz) sino que asistían a actos de animales amaestrados y de payasos que, al contrario de los actores que interpretaban tragedias y comedias), hacían reír y asombrar a las gentes ridiculizando costumbres e imitando a otros, ejecutando actos con animales. Y lo hacían de una manera tan simple y divertida que los niños los seguían a todas partes, pues no solo querían verlos y oírlos sino también imitarlos. En Grecia , los payasos se rapaban la cabeza y rellenaban sus ropas con fibras y hojas para parecer más mas grandes y hacer movimientos más torpes. La etimología de payaso proviene de Pagliasso, el hombre relleno de pajas, quizá en herencia de estos griegos que iban por los caminos y que aprendieron de los payasos egipcios, que hacían parte de la corte del Faraón. En el caminar y
Pero no es solo el año mil, podemos ir hasta el 500 antes de esta era, cuando los griegos no solo hacían teatro (usando
Circo Máximo Roma / Actualidad
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además de actores que interpretaban dramas, unos risibles y otros llorosos. En la Roma de Octaviano, llamado César Augusto, en la que la ciudad llegó a tener un millón de habitantes, los circos iban por los barrios (los había por nacionalidad) y el puerto de Ostia. En el Satiricón de Petronio (en lo que se pudo recuperar de la obra), ya lo circense está presente en las comilonas de los romanos poderosos, que mezclaban las diversiones con actos de circo. Se dice que Heliogábalo, el emperador romano adicto a las mentiras, se vestía de mujer y actuaba como si hiciera parte de un circo. Suetonio, en la historia de los 12 césares, dice algo parecido con relación a Calígula y Nerón, a quienes les gustaba actuar y burlarse. (Continuará).
observar obtuvieron temas para sus chistes y bromas, sus trucos de magia y el manejo de animales. Muchos de estos hombres de circo se convirtieron en bufones, esos preferidos de los reyes porque, a través de las burlas y gestos, contaban la verdad de lo que estaba pasando, algo que no hacían los ministros y cortesanos. Entre los romanos (que construyeron el circus máximus), los integrantes de un circo presentaron más actos. El payaso iba de gorro puntudo, indicando que su hablar era filudo, acompañado de domadores de animales, funambulistas, luchadores (los famosos gladiadores), maromeros, flautistas (para poner danzar a pequeños animales) y gente que comía fuego o tragaba espadas,
Circo Máximo / carreras y juegos
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El Circo España revolucionó la aldeíta de Medellín Por: Reinaldo Spitaletta Magíster en Historia - Universidad Nacional. Presidente del Centro de Historia de Bello. Docente, Investigador y Columnista.
En una ciudad aún pequeña, que en su paisaje ya albergaba algunas chimeneas fabriles, en la primera década del siglo XX, las diversiones se congregaban en el Teatro Principal (después llamado Teatro Bolívar, demolido en 1954) y algunas presentaciones de plaza, como las retretas. También desde el siglo XIX, había esporádicos circos de visita (como el estadounidense Hudson y el británico Nelson), corridas de toros y, al final de esa centuria, el cinematógrafo.
europea. Y como todo no podía ser trabajo, a las diversiones había que prestarles atención. Ante la escasez de teatros, en una ciudad que, por ejemplo, tenía desde 1888 la escuela de música Santa Cecilia, y que la que visitaban compañías líricas y teatrales, se requería la aparición de un centro de espectáculos. El Circo-Teatro España, inaugurado en 1910, diseñado por Horacio Rodríguez, fue la concreción de un sueño de miembros de la élite, entre los que estaban Daniel Botero y Manuel J. Álvarez Carrasquilla (Majalc), que ya habían tenido una incursión a través de un escenario para corridas de toros,
Medellín, que ya tenía desde fines de siglo a la Sociedad de Mejoras Públicas (creada en 1899), atraía con avidez mano de obra para las nuevas fábricas y estaba atravesada por nociones de progreso a la
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como fue el Circo El Palo. Al proyecto de construcción se sumaron Uladislao Vásquez U., Enrique Echavarría, Canuto Toro M. y José Vélez M. (también estuvieron en la sociedad Antonio Gutiérrez, Ernesto Trujillo, José Ughetti y José Zapata). El polifácetico (o multifuncional como se dice hoy) circo-teatro, construido en la manzana delimitada por Girardot, Caracas, Perú y Córdoba, hospedó zarzuela, drama, comedia, opereta, toros, circo ambulante y el alucinante cinematógrafo. El sector donde se erigió, que entonces era conocido como el barrio El Circo, ya era ocupado por miembros de la crema y nata de Medellín. En otros días, el lugar, atravesado por la quebrada La Loca, se conocía como El Chumbimbo y también como El Niguateral (donde está hoy el Parque del Periodista). Se transformará en lugar
encumbrado, que, igual, tendrá que tener como espectadores del circo-teatro, a gentes muy estiradas y a otras de bolsillo magro. En cierto sentido, el espectáculo igualaba a la sociedad de entonces.
jardines y estanques, con patos, venados y garzas, en los que la algarabía fue una de sus características. En el redondel, la parte de sombra era la de los elegidos por la fortuna, mientras la de sol era más barata, en las proyecciones de cine, los de la pobrería se tenían que ubicar detrás de la pantalla.
El España, con capacidad para seis mil espectadores, con una entrada en Caracas con Girardot, para los de la “jai” y, por Perú, para los de escasez metálica, era una belleza en arquitectura, en
La presencia de esta construcción revolucionó la aldea. Sus funciones se anunciaban con pólvora y con los sonidos
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de la Banda Paniagua. Se cuenta que había muchachos que, por la parte de la calle Perú, saltaban los muros y se “colaban” a las funciones. Dentro de las anécdotas más mentadas sobre lugar está la de la muerte de una señora, Isabel Parra de Vida, aplastada por la multitud que intentaba a entrar a una proyección cinematográfica sobre la pasión de Cristo.
esparcimiento. Alborotó a la hasta entonces silenciosa parroquia. ¡Ah!, se olvidaba anunciar que, cuando llovía, los ricos se veían en la obligación de “dar posada” a los pobres, que iban a guarecerse a los tendidos de sombra. Una oportunidad coyuntural para el “juntamiento” de unos y otros, imposible en otras circunstancias.
El circo España, inaugurado con la presentación del Circo Acrobático Palacio Real, dirigido por Honorio Palacio, duró en ese lugar hasta fines de la década del 30, cuando se trasladó a la calle San Juan, al otro lado del río, donde, más tarde, se construiría la plaza de toros La Macarena. Su decadencia en el centro se inició por la erección, a partir de 1924, del magnífico Teatro Junín, en el edificio que Gonzalo Mejía mandó a construir con diseños del arquitecto belga Agustín Goovaerts. En el mismo hermoso edificio también estaba el Hotel Europa. Las tres presentaciones que Carlos Gardel, el Rey del Tango (así se le conocía en su momento), hizo en Medellín fueron en el Circo-Teatro España, en junio 11, 12 y 13, de 1935. Decía que el espectáculo (en particular el del cine y el del circo, también el de los toros) ponía en un mismo nivel (el del espectador) a prostitutas, artesanos, obreros y otros sectores del pueblo, que entraban a las locaciones populares, con las señoras y señores de “buen tono” y rancio abolengo. Se diferenciaban, eso sí, por los lugares ocupados por unos y otros en el versátil teatro. El circo-teatro cambió la cotidianidad de la ciudad, le dio nuevos aires y abrió espacios para la sociabilidad y los encuentros. Comunicó a Medellín con otras expresiones del arte y del
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Circo España - Medellín
El día que Salvita... salvó una dinastía de Circo Por: Wilson Daza Comunicador Social - Periodista Universidad Pontificia Bolivariana
¡Volar! ¿Quién no lo ha soñado alguna vez? Pues esto fue lo que le pasó a un hojalatero, plomero, peluquero, policía, mecánico, saltador, cómico, un tipo ágil, aeronauta… un hombre todero y humilde de Medellín. Lo logró, aunque murió en su intento, pero salvó una dinastía de cirqueros que ya van más allá de los cien años de existencia en un arte que significa vida. Eso, y mucho más, es lo que significa el circo. Salvita fue un ser que se presentó en todos los ruedos del Centro de Medelín y pasó sombrero sin miedo para hacer pagar con monedas del público su excelente arte. El Pedrero, la antigua plaza de mercado de Medellín fue uno de sus grandes espacios y su transcurrir fue cuando el siglo XX apenas le acababa de sacar la cédula de ciudadanía que lo acreditó como mayor de edad para una existencia que no sería prolongada. Le decían Salvita y se llamaba Manuel Salvador Acosta, pero lo suyo no era hacerle tanto honor a su alias... aunque sí voló y salvó a muchos con su osadía. Fue un aventajado de la época y supo sortear lo que, en aquellos tiempos, querían unos habitantes de Medellín ávidos de fiestas diferentes a las habituales que ofrecían
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menos deforma redonda. Parecía un gran chorizo, y le advirtieron que estaba mal hecho. El hombre no tuvo tiempo de arreglar el entuerto porque le faltaba tiempo, tenía la palabra empeñada para aquel gran suceso y, como hombre de palabra, no se iba a permitir una falla en su empeño.
los clubes, las cantinas y las salas de baile de la ciudad. Para ellos, que un hombre les ofreciera la fascinación y la promesa de realizar un acto de volar, era una oportunidad gratuita que no podían desperdiciar. Si en Europa y Norteamérica el esfuerzo de los pioneros de la aviación por desafiar la ley de la gravedad mediante aparatos voladores terminó en muchos huesos rotos y fierros retorcidos, también aquí este hombre que se volvió legendario para la historia nacional aportó una no poca pequeña y gran trágica cuota: su vida.
Él lo fabricó con la colaboración de un amigo sastre. Lo infló con un atanor que llevó el humo de petróleo encerrado adentro de la tela, que permitiría que ganara tamaño y dejara ver los nombres de los patrocinadores de tan increíble hazaña: Colombina, Fábrica de Cigarrillos La Amistad y J. P. González y Cía, propietarios de las cacharrerías Central y Medellín.
30 de noviembre de 1923. Plaza de Cisneros. Demostración de acrobacia del popular Salvita. Quería realizar su acto en un trapecio atado a un gran globo aerostático de tela blanca, que se elevaría sobre la multitud. De todo tenía
De pronto, todo se volvió negro y los presagios se convirtieron en certezas
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entre los asistentes al acto. La tragedia devino en el mismísimo sector de la vital plaza de mercado de Guayaquil, sobre la antigua sede del Ferrocarril de Antioquia, enfrente de la droguería Pasteur. Fue ante los ojos de todos: una muchedumbre heterogénea de parroquianos de ruana y sombrero, de vendedoras de frutas y verduras, de niños descalzos, campesinas convertidas en meretrices por el rigor de los cambiantes tiempos urbanos, conductores de bus y de camiones de escalera, vendedores de carne y de granos, jugadores, borrachos y rateros. A Salvita le habían dicho que no se montara. No hizo caso. Después de inflar el globo se echó la bendición, se ató al trapecio, desamarró las cuerdas que lo separaban del cielo y ¡para arriba! No se imaginaba este Acosta que, por intentar ganarse unos pesos que bastante falta le hacían para su sostenimiento, el de su familia, y ante el sueño de tener una casita propia… ese sería su último vuelo. Lo fue. Aunque voló alto, unos 300 metros, cayó al suelo pero, ni se imaginaba este hombre que ahí iba a progresar la semilla de sus grandes anhelos: se convirtió en leyenda. Murió confesado y hasta le tomaron unas fotos históricas. En su descenso atisbó el futuro de su prole. El de su hijo, con su mismo nombre, y que, después de ser salvado del trapecio por alguien que lo arrebató de las cuerdas en el triste final del último día de Salvita, adoptó la marca artística de Manuelimpis. El niño se convirtió en la segunda generación de un ser volador que había puesto y tenía su alma en el circo. Hizo honor a su descendencia, dio mucho que
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hablar en Medellín y en circos de pueblo, fue domador de perros y le infundió vida a una nueva generación de cirqueros que, primero en Colombia y después en Venezuela, trascendieron las artes circenses en estos países suramericanos. Su hija, Cleotilde Acosta, nieta de Salvita, da prueba de ello. Una guerrera cirquera que no usó guayas de seguridad porque, como ella misma afirma: “Nosotros éramos más arriesgados en ese tiempo. No teníamos miedo. Si nos caíamos, volvíamos a levantarnos y subíamos de nuevo al trapecio”. Eran unos tesos Además de fundar su propia carpa, fue testigo de cómo sus hermanos progresaron en el vecino país y se convirtieron en protagonistas de grandes gestas circenses en la nación venezolana.
realce y nombre a su familia, a los 35 años, los añora y prende las luces de un teatro imaginario que rememora a su abuelo y a cinco generaciones que hacen honor a grandes vuelos trapecistas.
Su padre le enseñó la fuerza capilar, la dental, el trapecio doble y un número de cuatro mesas con botellas en las que mantener el equilibrio era fundamental. Fue la época del circo Farándula. Habla con orgullo de todo ello y a toda su familia Acosta, la que le siguió después de ello, por ejemplo a sus siete hermanos varones, los recuerda con amor y orgullo por la tradición que supieron sostener. Algunos de ellos empezaron a practicar en carpa desde los tres años, a decidir y a practicar con ahínco el número que más les gustaba y a arriesgarse en algo que no era fácil para ninguno, pero que era como la propia vida, esa que había que jugársela como fuera. Los recuerda uno a uno: A Perilla, de la tercera generación de los Acosta, lo rememora como uno de los mejores cómicos que ella encontró en su vida. Le da nostalgia esculcar su mente, pero los tiene presentes a todos. A pesar de que ella se retiró muy pronto de las carpas internacionales que le dieron
Añora en el , también su hermano, el gran trabajo que éste hacía en el trapecio, en la contorsión, como lanzador de cuchillos y en los anillos y el trabajo que hizo cuando apenas era un niño de cuatro años y se convirtió en el domador más joven de tigres del mundo. Fue capaz de hacerlo dentro de una jaula y con siete fieras frente a él.
A Chalimán, aparte de sus 25 hijos, le reconoce su gran circo, las difíciles épocas que pasó para sostenerlo, las grandes figuras que formó en el ámbito internacional y que supo dejar una gran semilla para que futuras generaciones perpetuaran el arte circense, a través de sus hijos, nietos y sobrinos: De él recuerda a Wilson Domínguez, pendulista; a Orlando Neira, alambrista y a Los Callejas… grandes artistas de la carpa tradicional cirquera de aquella época.
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Igual enfrentó a osos, chimpancés y ponis. Yonathan tiene una historia trágica. A pesar de su condición polifacética en las artes circenses, su pericia en el péndulo, en el trapecio, en los vuelos y en los malabares… un tigre lo atacó: El resultado… una herida que requirió más de 170 puntos de sutura y una condición de salud alarmante para la familia. Ese accidente le hizo confirmar lo que ya había pensado desde hacía mucho tiempo: “Mi futuro es morir en el circo”. Pero como buen heredero de la dinastía Salvita… se salvó y aún se salva. Hizo y hace honor a su estirpe. Sus capacidades no cesan: Aún hoy vuela por los aires, hace piruetas increíbles, es un gigante de la cama elástica con espectaculares mortales y giros dobles y triples, se convierte en artista suicida para demostrar su gran equilibrio y coraje y cruza el alambre con su cara completamente cubierta sin ningún tipo de protección. Como si fuera poco, protagoniza un acto que se llama El Péndulo de la Muerte. Los que saben de circo afirman que este acto es único en Latinoamérica. Se trata de dos cestas metálicas dispuestas a 15 metros de altura. Él, junto a su hermano Yohan, pone su vida en riesgo ya que camina por fuera de las mallas con la cara completamente tapada, salta la cuerda y desafía el equilibrio. Es algo de locura. Este circo fue fundado en 1978 y es el primer circo escuela de Venezuela. Su casa oficial está en Valencia, pero todo el grupo se aventura de un lugar a otro, y tiene como lema “no parar jamás”. El dueño es Danilo Acosta, otro de la dinastía, aunque afirma con seguridad que su fundador fue Salvita… el aeronauta de 1930. “El circo lo integra prácticamente la familia Acosta y fue antes el Circo Chalimàn. Hoy allí conviven siete de los hermanos Acosta : Daniel, Jhon Anderson, Yohan, Yonathan, Danilo, Yamile y los hijos de Danilo y su esposa Gladys Castillo. Estos últimos son la quinta generación de un hombre que quiso volar un día a su manera… y lo hizo. Tal vez no salvando su vida, pero sí la de toda una estirpe de cirqueros tradicionales que aún construyen trapecios en las nubes y hacen unos malabares con sus vidas que ya cumplen más de cien años de existencia.
Bibliografía: Centro de documentación El Colombiano-Edición Tragedias de Medellín de julio de 1997. Apellido ACOSTA. Noviembre 20 de 2003. Wilson Daza. https://matacafe.co/globo-de-salvita-en-1923/ http://aeropuertoolayaherrera.gov.co/resena-historica-2/ http://tradiciondepapel.blogspot.com/2009/11/los-globos-de-salvita-y-guerrero.html Conversatorio Circo de Medellín con Cleotilde Acosta
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La Dramaturgia en el Circo Por: Henry Díaz Vargas Dramaturgo, actor y director de teatro colombiano. Unos de los más prolíficos escritores dramáticos del país. La evolución dramatúrgica en el circo tiene un carácter multidisciplinar y fragmentario, que ya no solo consiste en una sucesión de números, sino que también está favorecido por la mezcla con otras artes, como el teatro y otras formas de artes visuales, esto ha dado lugar al nacimiento del “circo de creación” (Soler, 2016, pág. 40).
La historia del circo es tan remota como la de la humanidad. El hombre siempre ha querido ser partícipe del solaz y la diversión de su comunidad a más de querer exponer sus virtudes físicas y su capacidad de riesgo que impresione a los demás. Generar un vértigo de las emociones. Y el circo ha ido a la par, al menos en nuestra cultura occidental del desarrollo cultural y pensando que en el resto del planeta ha sido así. Según los historiadores del circo que nos hablan de las antiguas culturas mesopotámicas su guerra y sus equilibristas y otras actividades propias de la conquista y la diversión, el nombre de circo apareció con el imperio romano,
en todas sus variantes, y continúa hasta nuestros días así su arquitectura, contenido y estética haya mutado con los tiempos y los avances tecnológicos y humanísticos, sobre todo respecto a los animales y exhibiciones de “fenómenos humanos de la naturaleza”. Y no es arriesgado decir que la aparición de los nuevos medios, sistemas o formatos de comunicación amén de los cambios en la percepción del espectador y sus progresos generacionales, inquietan el desarrollo y progreso del circo. Es por esto que, en los tiempos modernos o contemporáneos, hay tanta inquietud por llegar a más públicos y con más efectividad emocional en el
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esparcimiento, diversión, admiración, suspenso y riesgo y, por supuesto, sostén económico. También se le agregan mensajes importantes humanistas y ecológicos por su gran incidencia en la comunidad. Estamos en la época o edad del espectáculo, del arte del entretenimiento, como lo han definido los estudiosos en este sentido, lo que obliga a un razonamiento importante en todos los semblantes que pertenecen a la actividad circense desde el hermoso equilibrio del trapecio, el vuelo aéreo y la combinación ecuestre, la admirada contorsión, el emocionante malabarismo, la tensión de la cuerda floja, los malabares, los payasos, los sketches, la belleza de los cuerpos cubiertos de lentejuelas… La búsqueda de la dramaturgia para el espectáculo no es de ahora. Existe si un interés marcado a su aplicación. No ser solo un muestrario de riesgos y peligros, virtudes, proezas, habilidades y destrezas de los artistas de manera independiente. También con la posibilidad de, al aplicar todas las técnicas modernas, contar una historia que contenga unidad expresiva, belleza, armonía, teatralidad, luces, sonido, voces y cantos. Y con mucha razón ser diferente a las otras formas de entretenimiento, tener más atención y comprensión del espectador y capte su mensaje, y exista una mayor confluencia de público. ¿Cómo se pudiera exponer una idea global para tanta variedad de elementos del circo? ¿Si cada uno de los artistas se preocupa por mejorar su capacidad corporal expresiva en su propio espacio y en su tiempo, en su capacidad virtuosa para mostrar, independiente de lo
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demás que suceda en el espectáculo? A pesar de la unidad emocional y espectacular que le intente dar desde su micrófono el animador, presentador del espectáculo. Hay que tener en cuenta que la transmisión del conocimiento circense ha dejado de ser tan propio de generación en generación como ha sucedido a través de la historia, que aún persiste por fortuna y rogamos que no se acabe, ha pasado a las escuelas de circo que se están abriendo en las grande ciudades del mundo y algunas otras organizaciones de menor escala que dan inicios de las actividades circenses.
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Estos conocimientos ancestrales multidisciplinarios y fragmentarios son perpetuados y mejorados con técnicas y conceptos modernos. Son elementos que provocan la atención y beneplácito del público. Se piensa en un acercamiento más a una puesta en escena de tintes teatrales con estos elementos multidisciplinarios y fragmentarios que también se acerca mucho al lenguaje contemporáneo de las artes. Como lo hacen los grandes espectáculos y conciertos musicales. Sin dejar de ser una actividad artística que como todas las actividades humanas precisan de capacidad de supervivencia desde un manejo de la economía, el circo entiende con el correr de los tiempos que ya se puede profundizar con más fortaleza una idea compacta de creación innovadora sin dejar de ser original desde la complejidad de sus componentes artísticos. ¿Cómo se planteará una propuesta que nos abra camino a más allá del virtuosismo de los artistas? ¿Cómo han hechos esos grandes y pequeños circos o equipos artísticos afines, que se han atrevido a representar con su multidisciplinariedad una obra de Shakespeare? Han sido oportunos, creativos y arriesgados para unir el teatro y circo desde sus haberes más queridos: actores de teatro y habilidosos hombres y mujeres
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del circo. Es necesario, para quienes quieran innovar en el crecimiento de la actividad del entretenimiento, un hilo artístico, mediante un personaje o un grupo de ellos en una anécdota que conduzca en su planteamiento del guión, una narración espectacular que contenga todos los elementos que confluyan al circo. Desde una mirada inquieta, como la nuestra en este momento, observamos que, ha tenido que aparecer un director de escena distinto al adaptador del texto que armonice de manera creativa un desarrollo narrativo con la poesía de la palabra y la habilidad de las proezas circenses para narrar una historia llena de especialidades visuales, emociones de riesgo, dolor, amor y aventura, a este nuevo género. Un espectáculo que no sea solo un montaje de atracciones. Un espectáculo, expuesto en un cuaderno de anotaciones de dirección, que ha de precisar de intervención activa de todos los involucrados en el espectáculo (desde los técnicos más avanzados hasta los humanos más sencillos), en una especie de creación colectiva, pero con ingenio artístico, con coherencia en los elementos o propuesta definida como objetivo general del espectáculo que genere atención, goce y sentimiento en el público. No sé si le puede llamar circo de autor (director), como se ha dado en llamar todo lo que lleva un sello personal. Conclusión en asuntos del arte son como las verdades: no existen. La posibilidad más cercana es que la técnica se aprende, el sistema se inventa en el transcurso del trabajo y el resultado lo definirá el espectador de acuerdo a su expectativa y enciclopedia mental. Cada persona o grupo de personas que integren sus trabajos circenses deben entender que cada etapa es una nueva forma de pensamiento en crecimiento y que siempre hay caminos artísticos llenos de disciplina, intuición, razón y voluntad que nos permiten expresarnos para que la comunidad que nos vea la disfrute. El circo que es tan antiguo como la humanidad nos vive poniendo atención y esperanza para que lo hagamos crecer independiente de las demás formas de entretenimiento. Con su personalidad y aceptación de los avances tecnológicos para la necesidad humana más profunda: la diversión, el compartir y el expresar pensamiento a través del arte del circo.
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Escuelas de circo… una Odisea social Carampa y Circo del mundo… una Odisea social Por: Wilson Daza Comunicador Social - Periodista Universidad Pontificia Bolivariana
Dos estilos: Carampa y Circo del Mundo. Una sola meta: hacer circo social. Son como una Odisea con Ulises de protagonista y un Umano que, a través de cinco actores, desarrollan y emulan actos heroicos que buscan salvar el planeta. Dos academias y un par de historias de cómo hacer cátedra dentro de una carpa. Pensar en grandes escuelas de circo del mundo es hablar de Carampa, en Madrid, España; o el Circo del Mundo, en Santiago de Chile. Instituciones increíbles que permiten refrendar y afirmar que el circo es vida y respira nuevos aires. Que sobrevive con mayor ímpetu que nunca y que permanece latente y eterno a pesar de muchas vicisitudes que padece. Allí los sueños y las creaciones no paran… menos la inteligencia, las ganas y ese deseo innato de los buenos comediantes de hacer “morir” de risa, causar infartos de sorpresa y despertar aplausos ante las gestas increíbles de sus actores.
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Historias como: “La hechicera Circe vivía en un palacio de piedra que se alzaba en el centro de la isla de Eea. Alrededor del palacio rondaban leones y lobos que, en realidad, no eran más que las víctimas de su magia, ya que con pociones convertía en animales a quienes la ofendían. En su viaje de regreso de la guerra de Troya, Ulises y sus hombres hicieron un alto en la isla de la maga, y ella acabaría enamorándose de él. (…) Cuando deciden que es tiempo de volver a Ítaca, ella les ayuda a planear su viaje de regreso, sugiriendo dos rutas alternativas: sirenas, roca y remolinos. La elección no es fácil y cada trayecto está lleno de nuevos peligros”.
En esas dos escuelas las obras pueden emprender viajes fantásticos en los que Ulises es el protagonista y lleva a sus personajes a explorar límites de un mapa terráqueo que confronta peligros solo superables por un exceso de ingenio y fuerza. Tras una carpa redonda, un escenario vertical o una calle cualquiera ese tipo de circo contemporáneo transita por mundos reales o imaginados, desconocidos o imposibles en los que el destino de cada interlocutor de la obra se convierte en el protagonista de nuevos retos, triunfos y hasta fracasos… casi siempre felices.
Eso es pura magia vuelta palabras y acciones increíbles que Carampa refrenda en su voz del principal creador de esta escuela, Donald B. Lehn, más conocido como “Moonbean”, un artista de calle neoyorkino que un día, tras estropeársele su furgoneta camino a Madrid, decidió quedarse allí para convertirse en “Malo el Malísimo” y luego actuar en las plazas de El Retiro y la 2 de Mayo de la capital española. Donald comenzó a convocar gente de todo tipo para trabajar circo, para reunirse de manera periódica y formar, en 1988, la Asociación de Malabaristas, hoy una de las más importantes del mundo. El grupo nació por puro amor al arte de los malabares: “El circo como espectáculo, el circo como actividad lúdica, el circo como estilo de vida, el circo como herramienta de aprendizaje… el circo como ilusión”, afirma Moonbean. Fue difícil. Lo reconoce: “El camino del artista nunca es fácil, como la vida misma. Poco importa que sea en
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La institución se abrió a las posibilidades que le ofrecieron las técnicas circenses como medio de expresión artística y a otras disciplinas como el teatro, la danza, la música. Igual, a espacios como la calle, los teatros y los centros de ocio. Hoy, Carampa es un referente único y parte inseparable del paisaje de este tipo de artes y de la calle en España, en Europa y el mundo entero. Su trabajo hace honor a su lema: “Carampa: una escuela de circo para todos” en el que Ulises, la hechicera Circe, Pili, Talio el piloto y Marco el niño imaginativo tendrán en estas navidades que atreverse a cruzar desiertos, mercados de Oriente, y ciudades exóticas, hasta llegar al corazón mismo de imperios legendarios. acrobacia, equilibrios, malabares o técnicas aéreas. Se le exige siempre la valentía de superar peligros, a la vez que llegar, como sea, a lograr su meta. Se goza del viaje, pero es difícil. Con el ojo puesto en sus propias vidas, solos, o en grupo, los alumnos contarán sus viajes: qué sirena les ha llamado, cuáles han sido las medusas y los cíclopes que han tenido, o qué tendrán que conquistar para llegar a ser artistas de circo. De aquí nace un espectáculo estrambótico, medio de barcos, medio de ninfas, medio de héroes y monstruos”. Esa es la esencia de Carampa, de su Asociación y de sus obras. Es una agrupación de poco más de tres décadas que ganó, en 2011, el Premio Nacional de Circo del Ministerio de Cultura de España, por lo que hoy ostenta la presidencia de la Federación Europea de Escuelas de Circo.
Carampa es ilusión, magia y sueño y un conglomerado lúdico de aerealistas, monociclistas, equilibristas, malabaristas y acróbatas que siempre estarán dispuestos a sorprender con su arte y energía. Del Circo del Mundo, la escuela chilena, ni se diga. Hace honor a una máxima de la teoría circense del escritor y licenciado en Filología de la Universidad de Valencia, Josep Gavaldá, que afirma: “El circo ha sido tradicionalmente mucho más que disfrutar de un atractivo espectáculo y deleitarse con sus variados números. Es una puerta abierta a un mundo de fantasía, un camino mágico al entretenimiento de toda la familia, donde lo imposible se hace realidad”. Sus artistas tradujeron, en una perfecta receta, esos primeros ingredientes del mejor plato de la abuela… Una vianda
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sencilla dentro de la cocina de una carpa: “Una pista de arena circular, un caballo resistente, un jinete ágil” y mucha creatividad. Sofisticaron el manjar y lo expandieron como una forma de arte nuevo. Lo volvieron un estilo de vida artística donde niños y jóvenes son protagonistas. El Circo del Mundo-Chile es una ONG que enseña, cultiva, promueve y profesionaliza el Nuevo Circo en Chile. Su presidenta y directora, Alejandra Jiménez, egresada de la Escuela de Teatro Imagen, pedagoga teatral de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magister en Gestión Cultural, tiene muy claras las metas sociales y culturales de la Escuela. Sabe cómo poner a funcionar las artes circenses para que se conviertan en una herramienta de intervención psicosocial, educacional y cultural, y así potenciar y transformar el desarrollo humano sin dejar de lado a la comunidad. Sus artistas no volaron solos ni hicieron malabares mal acompañados: El grupo se originó
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por la iniciativa del Cirque du Soleil y Jeunesse du Monde. En 1995, en un proyecto de Cooperación Internacional realizaron talleres para capacitar a artistas chilenos, sobre todo actores y bailarines. El objetivo fue replicar ese conocimiento y ayudar a niños y jóvenes con problemas sociales. Lo lograron y con creces. Hoy promueven y difunden la magia del espectáculo como un arte escénico y una experiencia que transforma el desarrollo humano. Ya son un referente nacional de las nuevas artes circenses en los ámbitos artísticos, sociales, educativos y académicos. Alcanzaron la meta. La Escuela difunde los postulados del Nuevo Circo, entrega propuestas que enriquecen el lenguaje artístico y abren proyecciones expresivas en distintas dimensiones para los alumnos y cultores de este arte. El grupo es reconocido y forma parte de la Federación Mundial de Escuelas de Circo. Allí, en su método diario, hay once palabras que son mandamientos para enseñar circo: RESILIENCIA que ayuda a
los niños más vulnerables, MOTIVACIÓN, para que asuman un riesgo controlado que los aleje del peligro azaroso de las calles; un espacio de LIBERTAD, MAGIA y LUDICA, donde el RIGOR, la DISCIPLINA y la PERSEVERANCIA los lleve a alcanzar logros concretos y, además, se les enseña AUTOVALORACIÓN, SENTIDO DEL HUMOR y COMUNICACION GLOBAL. No pierden su esencia: son artistas vagabundos, errantes, “Giróvagos” y genios ambulantes que pasean por el mundo un espectáculo de circo único y trascendente. Son maromeros que viajan y llegan un día a un lugar para partir al siguiente.
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Son malabaristas, payasos, acróbatas, poetas, bailarines, contorsionistas y destacados ‘petits volants’ que sueñan con un mundo mejor y educan a seres humanos que alteran el medio ambiente sin medir las consecuencias de la crisis climática. Son Umanos cuya rutina es interrogarse siempre y ven en sus obras a cuerpos que se levantan, se tuercen, se desplazan como si la fuerza de gravedad no existiera, y que sólo son impulsados por otra humanidad que busca la esencia sublime del crear. Son masas corpóreas con alma que se convierten en arte, en desarrollo y en sueños de construir un Nuevo Circo, uno más social y callejero: un Circo del Mundo chileno que también emula como meta las Odiseas del Carampa español, el que dirige el “Malo Malísimo Boonbean”, el hombre al que un día se le varó la furgoneta antes de llegar a Madrid pero logró un sueño mágico y casi imposible: un Dios Ulises más Umano que nadie. ¡Estas simbiosis solo las logra el circo!.
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@Gabriel Ortíz
Función circense todos los domingos a las 11 :00 a.m. y 4:00 p.m. Fundación Circo Medellín Síguenos
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