Ciudad Circo - Edición #4

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Proyecto beneficiado de la Convotaria de Fomento y Estímulos para el Arte y la Cultuta 2024, Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín.

Contenido

Las mujeres del circo: ¿Cuál ha sido su posición en la historia? ................................

Conversatorio Payasas en el Circo, La Clown ...........................................................

Las mujeres en la magia ...........................................................................................

Ahí va la señora del circo ..........................................................................................

La artista que sostiene el arte del circo en la región

Editorial

Las mujeres en el circo

Malabaristas, equilibristas, magas, écuyeres, payasas, portoras, acróbatas, administradoras y mucho más, la presencia y fuerza de las mujeres en el circo siempre ha estado presente, que se ignore u oculte es otra cosa. Tal vez un asunto de ego, tal vez un miedo que nos ha asistido a los hombres, cuando hemos sentido un poder que nos sobrecoge. Sin embargo, y pese a esas sensaciones,nosotros tendríamos que estar eternamente agradecidos por el gran aporte que hicieron y continúan haciendo las mujeres, no solo en el circo, sino en todas las artes y todos los campos del conocimiento, y en todas las esferas de la vida. Sin ellas, este mundo sería otra cosa.

Hoy, en esta revista “Ciudad Circo”, queremos hacer un reconocimiento, un homenaje y agradecer a todas las mujeres que nos acompañan en esta ardua tarea de hacer circo. En esta ocasión tenemos como colaboradores en la publicación, dos jóvenes periodistas: Isabella Chica y Alejandro Zapata Peña; un reconocido escritor de la ciudad, Reynaldo Spitalleta; tres payasas de Medellín: Ana Milena Velásquez, Claudia Yaneth Garcés y Paula Andrea Murillo Gómez, quienes se dedican de tiempo completo a esta actividad, ellas ponen el alma, la vida y el corazón a formar y fortalecer la profesión de clown en la ciudad; Gabriel Fernando Londoño y su hija Carolina, ambos magos, quienes hacen una presentación muy especial sobre las mujeres en la magia.

Tres artículos cortos y dos crónicas amenas y emotivas componen los textos de la revista. El propósito no es otro que reconocer el trabajo de las mujeres en las artes circenses y agradecerles su invaluable aporte.

Esperamos que disfruten este recorrido en compañía de las mujeres del circo, y se adhieran a este homenaje que les rendimos, por su papel en la historia, su entrega, su capacidad de trabajo, resiliencia, todo ello reflejado en mujeres como Pilar Eraso, una artista que sostiene el circo en nuestra región; Celina, la señora del circo y tres excelentes payasas, que nos cuentan cómo ha sido y es el papel de las mujeres en la profesión de clowns, y finalmente, entrar al mundo de la magia.

Apreciemos, pues la potente participación de ellas en este aclamado arte.

¡Qué comience la función….!

Carlos Álvarez - Mimo Clown

Revista Digital Ciudad Circo - Edición #4 Noviembre 2024

Fundación Circo Medellín - issuu.com/circomedellin

Dirección: Virginia Betancur Zapata y Carlos Álvarez - Mimo Clown

Diseño y diagramación: Daniel Garzón Paredes

Informes: Fundación Circo Medellín

Teléfono: 300 287 67 59

Dirección: Cra 53 #30 A - 155

Medellín - Colombia www.circomedellin.com

Las mujeres del circo: ¿Cuál ha sido su posición en la historia?

Por: Isabella Chica Galeano - Comunicadora social, periodista con experiencia en comunicación y periodismo digital, mercadeo y áreas creativas. Amante de los temas culturales, el cine y las artes escénicas.

El ser humano es social por naturaleza, por lo que la formación de sus ideales, de su carácter y de su forma de actuar está, en muchos casos, asociada a la cultura en la que crece y por tanto las tradiciones, las dinámicas y los códigos que lo permean.

En lo que concierne a la mayoría de las culturas occidentales, estas estructuras sociales se erigieron sobre un modelo patriarcal, razón por la que los hombres creaban la ley, imponían la norma, gobernaban los pueblos, se profesionalizaban, eran la mayor fuerza de trabajo y, en efecto, eran quienes tenían los derechos y las libertades. Los hombres eran sujetos de lo público.

Por su parte, las mujeres, de acuerdo con ese “rol tradicional femenino”, se caracterizaban por desenvolverse en el ámbito íntimo: eran cuidadoras de su hogar, de su familia y de las relaciones que se daban en este espacio. Las mujeres eran sujetos de lo privado.

Sin embargo, con el tiempo se gestaron diferentes movimientos sociales, que empezaron a cuestionar el sistema y con ello la configuración del poder.

En ese contexto se habla de la “primera ola” feminista, que surge aproximadamente en el Silglo XVIII, de la mano de la Ilustración y la Revolución Francesa. Mujeres como Olympe de Gouges, quien fue guillotinada, y Mary Wollstonecraft reclamaban en aquel momento por la igualdad de los derechos civiles entre hombres y mujeres.

Pero la historia no es igual para todas. De acuerdo con Macarena Simonetti, antropóloga y gestora cultural chilena, a la par de la cultura de -por llamarlas de alguna forma- “las personas de sociedad”, nacieron ciertas “subculturas”, que eran representadas por personas que vivían “por fuera de las ciudades amuralladas”.

Por ende, quienes conformaban estos movimientos, “vivían en un ‘orden’ y una normativa distintas y con códigos de relacionamiento diferentes”.

Podría considerarse entonces que el circo, a grandes rasgos, hace parte de estas “subculturas”, que desafían el “modelo tradicional”.

Aunque para comprender la razón, hay que “rebobinar” y echar un vistazo en la historia, porque si bien las artes circenses se remontan varios siglos atrás -autores como Xavi de Blas y Mercè Mateu hablan de acróbatas y malabaristas en el 3.000 a.C en China-, se puede plantear que en la Edad Media estas compañías, que recorrían los pueblos con sus espectáculos (no vivían como tal en una ciudad), cobraron mayor fuerza y, finalmente, en el Siglo XVIII -el tiempo que nos compete en este artículo- “nació” el circo tal como lo concebimos en la actualidad: con un espacio determinado para la realización de las presentaciones.

Y es que como el circo “proviene de esos cuerpos de familias itinerantes que ‘vivían fuera de los muros’ y, por consiguiente, por ‘fuera de la ley’”, los esquemas de poder eran completamente diferentes y las personas que vivían bajo esta dinámica “eran -de alguna manera-, iguales”.

La antropóloga Simonetti, quien ha realizado un extenso trabajo investigativo sobre el circo, asegura que tanto “mujeres, hombres, niños y niñas eran fuerza de trabajo. Entonces, la estructura que había en las ciudades dentro de los muros se desarticulaba y no se usaba en el circo porque no servía”.

Así pues, la cotidianidad de las mujeres del circo era “diferente” a la de otras mujeres de su época, hablando particularmente del Siglo XVIII. Simonetti lo resume de la siguiente manera: “Las mujeres de circo trabajaban, eso les daba una independencia económica. Las mujeres de circo tenían libertades de vestimenta por su quehacer artístico. Las mujeres de circo estaban permanentemente desarrollando sus habilidades físicas, por lo que tenían una relación distinta con su cuerpo”.

Y aunque hay poca documentación sobre el papel que jugaban las mujeres en el circo y, según la antropóloga Simonetti, en algunos textos un poco más antiguos hay cierta romantización y estereotipación de la mujer artista, también hay escritos bastante interesantes e inspiradores como “The Circus Lady” de Josephine DeMott Robinson.

El libro es una autobiografía de una artista circense de finales del Siglo XIX y principios del XX, quien provenía de una familia de circo. Básicamente, DeMott vivió siempre bajo esta dinámica artística, pero en un punto de su existencia decide dejar el circo por una vida más “convencional”; sin embargo, regresa. Simonetti afirma que ahí radica la reflexión de la autora del escrito y es “esa diferencia entre cuáles eran las ‘libertades’ de las mujeres artistas en contraposición de las ‘libertades’ de las mujeres ‘dueñas de casa’ o ‘de sociedad’”.

A todas estas, vale la pena decir que, de acuerdo con la gestora cultural Macarena Simonetti, Josephine DeMott, con su expresión artística, más adelante se convertiría en una persona importante en el movimiento sufragista femenino en EE.UU.; es decir, no solo era una artista de circo madura, sino una activista por los derechos de las mujeres. Ahora bien, más allá de la “libertad” que tenían las mujeres de los circos de poder crear, actuar, expresar y trabajar, ellas eran quienes mantenían las relaciones de las personas en el circo, las encargadas de los espacios de reunión y conversación, muchas veces eran quienes de alguna manera administraban el dinero y, además, eran quienes cuidaban a los niños. Las mujeres de los circos eran sujetos activos de lo público y de lo privado.

Ciertamente, en la medida en que la sociedad se fue modernizando, los circos -y sus dinámicas- comenzaron a integrarse a la “vida normal”, la “vida convencional”, y si bien las mujeres ahora ocupan, habitan y se desenvuelven en otros escenarios de autoridad; las mujeres de los circos históricamente han tenido ese poder “subterráneo” o -mejor dicho- ese poder tras bambalinas.

Conversatorio Payasas en el Circo, La Clown.

Por: Ana Milena Velásquez - Claudia Yaneth Garcés - Paula Andrea Murillo Gómez (Artistas, docentes e investigadoras) 25 de septiembre, 2024

Lo que hoy, desde una perspectiva histórica se define como «nuevos clowns» es una expresión que se deriva de otra: «nuevo circo» que corresponde a la renovación de la estética circense. Este nuevo circo actualiza las formas del circo tradicional y desarrolla una estética diferente, por ejemplo, la domesticación de animales desaparece por distintas razones, como la peligrosidad de los animales salvajes mantenidos en cautiverio que, sumada a la disciplina que requiere la domesticación, desemboca en actitudes aún más violentas. Además de esto, varios movimientos animalistas en el mundo, levantaron la voz en nombre de los animales maltratados, logrando establecer marcos jurídicos para prohibir la utilización de animales en espectáculos circenses.

Con la necesidad de recrear el nuevo circo, los artistas han representado de forma crítica a los animales y sus jaulas, utilizando esta situación como potencia creativa para sugerir nuevas dramaturgias cómicas que enriquecen los espectáculos circenses.

La Pista del circo se convierte en un escenario en el que los recursos como la utilería y escenografía empiezan a ocupar un lugar importante al evocar espacios alternos al de la arena circular. En el “nuevo circo” el espectáculo se construye alrededor de una concepción global, una historia, un cuento, una situación dramática no necesariamente discursiva o lineal, que da cuenta de la evolución de algunas características del lenguaje circense.

En el contexto del circo tradicional, la presencia de las mujeres se limitaba a la exaltación de los estereotipos de belleza en los roles de bailarinas, acróbatas y asistentes de mago, o en casos de fealdad extrema como los “freak show” que utilizaban la imagen de los “fenómenos” femeninos como centro de atracción.

Y ¿Cómo fue la aparición de las mujeres en el rol de clown en el circo? Este proceso tiene su propio desarrollo. Desde mediados del siglo XX, diferentes mujeres asumieron el rol de clowns: Yvette Damoiseau-Spiessert en 1928 y Annie Fratellini, quien relataba en 1989 como fueron sus primeras apariciones en los años 60 al lado de sus hermanos, señala que, aunque se presentaba vestida de hombre, en ese entonces el rol de la mujer clown en la pista era muy criticado, si bien el hombre payaso resultaba hilarante vestido de mujer, la mujer clown resultaba demasiado “bella” para reírse de ella.

En palabras de Henry Miller (1942) “El clown, es el poeta en acción[…]” La palabra «clown» en inglés significa paisano, campesino, montañero, rústico, y literalmente se traduce en español como payaso. Así que clown y payaso lingüísticamente son la misma cosa, pero son dos palabras que culturalmente designan dos personajes diferentes. La palabra “clown” se le atribuye al clown blanco, imagen del dueño o presentador del circo, ya que él posee un cierto estatus de elegancia, y la palabra “payaso” se utiliza para designar al niño fanfarrón o el adulto fantoche

y bromista, el pobre hombre de paja, el “palero” que recoge el popó de los caballos durante su presentación en la arena. Esta última acepción es asumida como una expresión peyorativa . Sin embargo, actualmente todos los payasos se dicen clowns y el sueño de todo clown es volverse un auténtico payaso.

Reflexionar en la actualidad sobre la clown, la payasa, es más que pertinente. En los primeros años del siglo XXI, podemos identificar una gran presencia de mujeres en este arte, en las escuelas de formación, en el circo, en el teatro cómico, en las artes itinerantes. La presencia de “lo femenino” resulta siendo un aspecto sobresaliente con relación al proceso evolutivo del arte circense y clownesco, entendido como una cualidad que denota solidaridad, pasión, humanidad, en diálogo con los elementos cómicos del ridículo, el fracaso, la torpeza y la vulnerabilidad. Para Jesús Jara , autor y clown español: “los juguetes del clown son sus emociones”. Las mujeres payasas resignifican completamente un arte que emergió en exhibiciones ecuestres cientos de años atrás con Philip Astley yJoseph Grimaldi, en el siglo XVIII, y se desarrolló gracias a la tradición familiar, con entradas cómicas en tríos, dúos y clowns célebres: Frattelllini, Grock, Rivel, Dimitri, Popov, Avner, hasta salir de la pista al teatro, a la calle, a la escena de la vida, para expresar las emociones humanas y hacer circular la risa que convive con la vulnerabilidad, y en este punto reconociendo el camino creado por payasas como Nola Rae, Caroline Dream, Gardi Hutter, Wendy Ramos, entre tantísimas existentes hoy en día.

Dentro del contexto de las mujeres en el circo en America Latina, se referencia el documental “Mi abuela era payaso”, que narra la historia de María Eliza Alves, una mujer negra que perteneció al Circo Guarany en 1940, interpretando al payaso Xamego, y escondiendo ante el público el verdadero sexo del payaso, por suponerlo un escándalo dentro de las convenciones sociales de la época.

En Brasil, el movimiento circense tiene mucho tiempo de existencia con un impacto bastante amplio en todo el

territorio y en la herencia cultural de los pueblos, en especial, del interior y la ruralidad. Durante mucho tiempo el circo fue la única instancia de transmisión de cultura, antes de la radio y la televisión. Los circos se conformaban como familias con dinámicas particulares entre los roles designados a cada integrante, la transmisión de conocimientos entre ellos y la circularidad de la economía. Dentro de esta lógica, a las mujeres se les designaban los roles de cuidado y reproducción de la vida material, la preparación de los alimentos, el cuidado de las y los niños, etc.

A partir de los movimientos sociales de los años 60 y 70, varias estructuras de lo social encuentran una instancia política y contracultural que pretende desestabilizar los patrones hegemónicos del momento, a partir de ahí se da apertura a un campo vedado para las mujeres en el circo latinoamericano, y desde el cual empiezan a asumir participación política y su voz es escuchada en múltiples escenarios.

El primer grupo de payasas mujeres en Brasil se funda en 1990 con las Marias da Graça, que comienzan su trayectoria como actrices de teatro, entrando en conflicto con algunos roles preestablecidos dentro de las obras que interpretaban, que se reducían a personajes femeninos encarnando conflictos amorosos, o desde el rol de brujas y villanas, estereotipadas y con poca posibilidad creativa.

En la década del 90, la formación para payasos se impartía en cursos específicos, que abordaban la pedagogía a partir de los aportes de Lecoq, al centrar la búsqueda de las características de este personaje en la vida personal del actor, en sus miedos, sus fracasos, sus inadecuaciones, sus torpezas. El grupo de “Las Marías” inaugura estos espacios formativos, encontrando en esta vertiente del payaso, un espacio fértil para sus propias dramaturgias, referidas al universo de lo femenino ampliamente invisibilizado dentro de los espacios artísticos del momento.

Frente a la particularidad de la comicidad femenina, reconociendo inicialmente el proceso evolutivo de la estética del nuevo circo y los desafíos que han asumido las mujeres para ganarse un espacio dentro de la comicidad clown, exponemos otra perspectiva con respecto a las diferencias de género. El género es asumido como construcción cultural que determina el comportamiento de hombres y mujeres; para nosotras, en este momento de la historia, resulta importante empezar a replantear estos determinantes, con el ánimo de garantizar la vivencia de todos, todas y todes sin distinción sexual. Consideramos que, al lograr un espacio con posibilidades creativas para las mujeres, podemos extender de vuelta esta posibilidad para englobar la humanidad en cuanto especie, pues en la pista del circo, todos somos iguales, todos somos artistas.

En el circo, los "distintos" encuentran su hogar, su familia, su refugio. La utopía del circo, un lugar que se adapta a cada lugar, a cada topografía, a cada estructura, pero que en esencia recoge el espacio de los relegados, históricamente ha sido la “casa de los freak”, seres relegados por su condición diferente, pues su diferencia, aparentemente problemática para la sociedad, es su valiosa posibilidad creadora y particular.

Dentro de las apuestas personales, queremos resaltar la iniciativa y el emprendimiento cultural que están realizando “Los Hijos de Clawndia”, al fundar un circo rural en el Municipio de San Vicente, Antioquia. Este circo se propone como familia de payasos que alimenta y realiza el sueño de compartir su arte con la comunidad y fortalecer los lazos familiares que pueden acoger amplias manifestaciones de la diversidad, en “clave de clown”.

La magia del circo está en la capacidad de transformar lo ordinario en extraordinario , y por esa vía, en desacomodar nuestro pensamiento “formatado” dentro de un “deber ser” que alimenta el status quo, y que la comicidad del clown, de la clown, de le clown, tiene la posibilidad de cuestionar y movilizar mediante el juego y la creación, para podernos reencontrarnos de nuevo, como humanos, en un abrazo colectivo que celebre la diversidad, el amor y la alegría de ser quienes somos.

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“Payasas. Mujeres en la historia del clown”

Las mujeres en la magia

Por: Carolina Londoño Gutiérrez, (Maga Kania) Medica Cirujana de la UPB, Maestría en Sexología Clínica, especialista de la magia de escenario - Gabriel Fernando Londoño Flórez, (Mago Gaferló) Ingeniero Mecánico y Administrador, Gerente del Centro Psicopedagógico Integrado "C.E.P.I.", conferencista, docente fundador y presidente desde su fundación del Círculo Mágico de Medellín.

En las comunidades de culturas antiguas se puede identificar algunos ejemplos de pitonisas, adivinas, brujas, encantadoras y magas encargadas de proteger el conocimiento milenario de los poderes inventados. En la magia, las mujeres han cumplido roles de ayudantes de magos, compañeras de actuación y magas de sus espectáculos propios.

Las primeras referencias históricas que podemos encontrar son de Hécate, Diosa griega de la luna y la brujería de Circe, la hechicera griega, hija de Helios, experta en hierbas y pociones mágicas. Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII demandada por bruja y de quien se dice tenía seis dedos y un tercer pecho, decapitada en 1536, y las 20 brujas de Salem juzgadas y ejecutadas en 1692 por comer pan con centeno.

La presencia de la mujer en el mundo de la magia ha estado ligada al papel de asistente, un rol sexualizado y poco relevante a los ojos de los espectadores, pero fundamental para que los aplausos se los lleve el mago; en interpretación psicológica, se identifica un papel destructor masculino sobre el femenino, partiéndola, torturándola, mutilándola, clavándola con espadas y lanzas, transformándola, desapareciéndola, etc. Incluso en la actualidad, este aspecto aún hace parte de los espectáculos.

El protagonismo del mago también es evidente, por ejemplo, la organización mágica más antigua del mundo, la Sociedad de Magos Estadounidenses, tiene sólo 300 socias femeninas de un total de 4.000 asociados registrados .

Gran parte de la historia que tenemos sobre la mujer en la magia, debemos tomarla de la información ofrecida en posters o material publicitario de la época. A continuación se referencian algunos de los más significativos:

• Un dibujo extraído de un documento alemán de 1493, donde se observa la actuación de una pitonisa callejera, tirando los palillos sobre un plato, método adivinatorio aún utilizado. Ella usa como refuerzo a su conjuro una varita mágica y el juego de las copas y las bolas. Los expectantes viajeros esperan su dictamen para emprender la travesía acompañados con animales mitológicos.

• Un dibujo de 1867, en el que se observan torturas de la inquisición aplicadas a las hechiceras.

• Llama la atención una del gran brujo John Henry Anderson, con una médium quien presenta efectos de mentalismo. En ella se insinúa doble personalidad con un espíritu saliendo del cuerpo y él invocando poderes de ultratumba con la vara mágica en forma de calavera.

• La dinastía de los Herrmann mantuvo su renombre desde 1800 hasta 1920. Primero Carl, luego Alexander, lo siguió León y por último Adelaide, quien nació en Londres en 1853. Ella fue asistente de su esposo entre los años

1880 a 1898. Popularizó el baile de la serpentina y se presentó en Europa y América con montajes de magia argumentada. En 1910 caracterizó a Calígula y su palacio romano. En 1916, con 64 años, era Cleopatra en su palacio egipcio y en 1918 presentó el palacio del misterio. Murió a los 79 años el 19 de febrero de 1932. En un poster de 1908 se muestra su decapitación, se la ve flotando sobre la ciudad y con publicidad de la alianza establecida con su sobrino León, acompañado de unos diablillos desde el fuego infernal quienes confirman la naturaleza de sus poderes. Durante su época de esplendor actuaba sola en su propio espectáculo y en sus anuncios publicitarios se destaca el modelo de belleza femenina de la época y su fabuloso vestuario. Por su fama no necesitaba promocionarse con motivos mágicos, bastaba su nombre y el título de la reina de la magia.

• Stenegry anuncia en 1887 a Galatea, Metempsicosis o un secreto de los dioses, una estatua dentro de un ramo de flores que cambiaba a una mujer y luego a un cráneo y un esqueleto completo; también se observan ilusiones fijas presentadas por mujeres en el templo negro del misterio del circo The Barnum Bailley, en 1889, donde las presenciaban los espectadores mientras recorrían el recinto.

• En 1904 Harry Kellar, con su esposa Eva, hacían los juegos de la levitación y la mariposa dorada donde el mago hacía aparecer su bella dama vestida de mariposa. Mantuvieron su espectáculo por más de 50 años,

• Harry Houdini y su esposa Bessie en 1894, llamados los Houdinni´s, hacían su escape en tres segundos, llamado metamorfosis.

• En 1905, los comediantes de Mephisto o monarcas de la magia, León Bosco, Servais LeRoy y su esposa Mercedes

Talma llamada “la reina de las monedas”, con 25 monedas y sus manos, armaban un espectáculo de una hora. En 1920 presentaron la ilusión Rostrum.

• Olive Dot conocida como Suee Seen, fue la esposa de Chung Ling Soo, anunciada en 1907 con los maravillosos magos chinos. Dicen que, por celos, fue la responsable de la muerte de su esposo en el escenario al cambiar la bala con la cual presentaba el efecto de atraparla en la boca, el 23 de marzo de 1918 en Londres.

• Edna, la gran sensación en 1905, hacía el juego de “la metamorfosis”, trasformando su capa y alas diabólicas de murciélago en una figura con forma de mariposa.

• Anna Norman, llamada Anna Eva Fay, nació en Estados Unidos en 1878, se hacía llamar la “sacerdotisa del misterio”. Se destacaba por su belleza y hacía juegos de mentalismo e hipnosis con la cabina espiritista. Murió el 15 de septiembre de 1931.

• Durga, vestida a la moda de los tiempos de Salomé anunciaba en 1909 la levitación y giro de 360º de un piano y la pianista, ilusión presentada por primera vez en Viena.

• Elsie Deveré llamada Iona la encantadora, hija de un fabricante de magia, realizó 1900 giras por Europa con un acto egipcio oriental y un elenco de 8 asistentes. En 1903 se presentó en el Follies Bergere de Paris como la gran estrella parisina con su acto de magia. Se dejó tentar por la farándula y abandonó la magia para dedicarse al baile y a los espectáculos de variedades.

• Elizabeth y Susy llamadas Las Wandas o “diosas del misterio”, continuaron a partir de 1906 con el espectáculo que les dejó su padre al morir, anunciado como el de “la señorita flor blanca y su violín danzante”. A los 45 años clausuraron su alianza y Susy continuó sola con éxito en Montecarlo, París y Berlín. En 1953, en Estados Unidos se casó con el mago Zino Benett, regresó a su país y recibió del presidente del Círculo Belga de ilusionistas el título de: “la decana de la magia”.

• Hugard, “la ninfa del océano” fue una artista australiana quien promociona el espectáculo en el Luna Park de Nueva York desde 1919 a 1926. Ella surgía de una concha en el centro del mar, escoltada por tres terroríficos peces en una noche estrellada y con luna, custodiando lo que pasa en el escenario.

• Annie Abbott practicaba a finales del siglo XIX el extraño arte del magnetismo corporal, señalando que 20 fornidos hombres no podrían doblar sus brazos bajo su misterioso poder.

• La señora Herbert L, apodada Flint o “la pequeña hipnotista rayo de sol”, fue una afamada practicante de hipnosis y una de las primeras en hacerlo de manera cómica con hombres bailando y actuando como mujeres.

• The Floyds era una pareja de esposos magos. Él trabajaba con manipulación y grandes ilusiones y ella con actos de trasmisión de pensamiento y mnemotecnia, actuaba sola como “Mohala, la maravillosa”.

• Miss Mariana de la Haye, reconocida artista circense, promocionada a principios del siglo XX su espectáculo mágico llamado el vuelo de la princesa Iris, adornado con bailes realizados por Geishas.

Otras artistas que vale la pena destacar son: La incomparable Vonetta, Elsa Amandria, Victoria Berland, la Señora Ed Reno, emperatriz de la magia, Maina la vidente, Zulaina, entre otras.

En el siglo XX podemos destacar a la rusa Elena, la venezolana Tina Lenert, invitada por años al Castillo Mágico, con su rutina de aseadora que da vida a una escoba, Melinda, Luna Shimada, Dania Diaz y Guisell, ganadoras del premio Nacional de Magia en España en el 2016 y el 2017, la China Juliana Chen, manipuladora de cartas, Magic Babe Ning con sus grandes ilusiones y sus escapes, Angela Funovits, mentalista, Inés Molina, psicóloga y especialista en magia de cerca y escenario, entre otras.

En Colombia, resaltamos las siguientes artistas: Consuelo Lorgia, de Bogotá, esposa de Juan Tamariz, segundo Lugar en magia femenina en Flasoma 1989 y 1995. Yonna, de Tunja, segundo Lugar en magia femenina en Flasoma 1992, segundo Lugar en magia de cerca en Flasoma 1995 y Kania, de Medellín, segundo premio en magia de salón en el Simposio de Magos Mexicanos 2005, tercer lugar en magia general Flasoma Perú, 2009, primer premio Cartomagia y magia de salón en noches de magia en Medellín -

Para terminar, compartimos esta reflexión con nuestros lectores de la maestra Navarro, docente en la escuela de magia de Ana Tamariz y autora del libro Historia de las magas antiguas y modernas:

Los varones se acercan a la magia principalmente por las siguientes razones:

• Conocen un amigo mago que los motiva

• Leen por casualidad un libro de magia

• Reciben de regalo una caja de magia

• Ven actuar un mago importante

Las mujeres se acercan a la magia por las siguientes causas:

• Por recibir la herencia mágica del padre o el esposo, luego de este fallecer

• Por las relaciones paternas, el padre mago las instruye desde pequeñas

• Iniciándose como ayudantes de un mago

• Por contraer matrimonio con un mago

• Por azar o casualidad

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Bibliografía

Londoño Flórez, Gabriel Fernando (2019) Historia de la magia para ver con los ojos del alma. Ed. Arte SAS Colombia 400 p. Daniels, Noel; Caveney, Mike; Jay, Ricky y Steinmeyer, Jim (2010). Historia de la magia entre los años 1.400 y 1.950. Editorial Taschen. USA, 640 p. Milbourne, Christopher (1962). Magic a Picture History. Gover Publications Inc. New York, USA. 216 p. (Archivo de consulta personal de Gabriel Fernando Londoño Flórez, mago Gaferló).

Ahí va la señora del circo

Por: Reinaldo Spitaletta - Magistes en Historia U. Nacional. Presidente del centro de Historia de Bello. Docente investigador y columnista.

(Celina Cortés - Artista de las carpas, una equilibrista que nos cuenta historias circenses)

El artista de circo sabe ver el cielo, a veces por algún rotito de la carpa o desde su camarín, quizá como un modo de conexión con el infinito que es el que se siente cuando se está en lo más alto, en el trapecio, a punto de realizar una escalofriante acción para que las graderías se estremezcan. Es aquel que se trepa a unos zancos de tres metros de altura para ir por el barrio, por la zona donde se ha instalado esa comparsa de las maravillas, a anunciar que el circo está aquí, hemos llegado, no se pierdan la función.

Es también el que se viste de payaso y tiene a su público preferido a los niños, a esos que siempre hacen fiesta cuando saben que el circo ha aterrizado y que ellos podrán entrar a un mundo que, por repetido y viejo que sea, tiene siempre entre sus sorpresas y rutinas una inmensa fascinación.

Y en ese universo polifacético, siempre asombroso, el del circo moderno, que parece estar un tanto en retirada, también, entre sus números de programa, está el equilibrismo, ni más faltaba. El que desafía la gravedad y hace gala de concentración (bueno, esta es una facultad ejercida por todos los artistas circenses), de gracia, de ritmo, de estar en una caja de sorpresas de la cual brotan sensaciones inesperadas que el público también experimenta y aprecia.

El circo también es un arte del encantamiento. Y en este instante me dispongo a narrar una breve historia, del circo de los Pachucos, del circo de la familia Cortés, sus ancestros y descendientes, representados aquí, en esta crónica por Celina Cortés, una matrona, cuyo hijo, Sombrillita, está dispuesto a intervenir en sus recuerdos para ir redondeando una historia que tiene sus raíces en México, pero también en el Tolima, en Caldas, y que se cuenta casi toda en Medellín.

Ahí, en una mesa de cafetería, está doña Celina, la equilibrista nacida en Pácora, Caldas, en 1954. Y que a sus

cuatro años se inició en el circo de su papá, Hernán Cortés Cardona (pariente del cantante Tito Cortés) en el número de la rola (una tabla sobre un rodillo), que la convertiría en una estrella de la carpa. Daba continuidad a la tradición familiar, la que se transporta en la sangre, en la historia personal. Recuerda que en el circo se nace sin apelar a otros juegos, una infancia bajo carpas, trashumante, sin muñecas, sin posibilidades de tener amiguitas de niñez, con otros juegos, otras imaginaciones.

Su mamá, Celina Martínez, de origen gitano, le enseñó a leer, porque, como casi siempre pasa en esas compañías, lo que más interesa para la familia del circo son las rutinas propias de ese mundo que sucede en el aire, en tierra, en una pista, bajo un techo de lona y siempre andante. Y no tanto otros aprendizajes. Para quienes hacen parte de un circo, sus únicas compañías son los que a esa actividad se dedican. No hay vecinos. No hay barrio. Ni calle. Y muchas veces, no hay escuela.

Doña Celina, para favorecer un poco su memoria, me muestra fotografías de antaño. Ella en actitud de equilibrista, con una hermana, en perfecto equilibro, en un desafío de la gravedad, con control corporal y muy concentrada. De pronto, al preguntarle algo más sobre su infancia, dice haber hecho su primera comunión en una ceremonia a la que fue del circo a la iglesia y de la iglesia al circo, sin más parafernalias. Las navidades sucedían en el circo, en el que, además, ella, en sus primeros años, realizaba también contorsiones.

Un circo hacia afuera es toda una conjunción de maravillas. El solo arribo a un sector, es una fiesta, una conmoción. ¡Llegó el circo!, una noticia de alta importancia, agradable y festiva, para el vecindario donde se yergue la carpa, los camerinos, las otras tiendas que son, en esencia, las habitaciones de los funambulistas, de los clowns, de todos los que hacen los prodigios de ese espectáculo que sigue vivo, pese a tantas dificultades.

Ahí está pues doña Celina, que estuvo bajo carpas de circos de cuatro mástiles, de tres, de dos y de uno, que son estos últimos los que ahora apenas sobreviven, porque se acabaron los espacios urbanos. Se emociona con sus recuerdos, con todo ese equipaje de memorias que forman parte de una tradición. Desde su más remota infancia el circo ha sido una presencia infaltable. Vienen a su memoria las faenas de equilibrista tenaz, y los olores a crispeta, tan penetrantes en aquellos espectáculos donde los niños son los reyes de las expectativas.

Después de tantas giras por el país, en 1967 el circo de los Cortés se quedó en Medellín. Y, claro, en sus alrededores como Bello, Itagüí, Envigado, Copacabana. Tal vez todavía se siente el perfume de las carpas parafinadas. Ahora, casi todas son de plástico y no de lona. Y tras una vida de feria ambulante, doña Celina habita ahora en el barrio Robledo. Vivir del circo tiene su cuento. Y sus

peripecias o aventuras. Y estas, como una condición ajena a esas artes, en Medellín tuvo momentos críticos, en los nefastos tiempos de los carteles de la droga, del sicariato, del terror.

Nacer en el circo, crecer en él, tener amores de trapecio, amores de pista y fanfarrias anunciadoras de nuevos números. Todas esas condiciones, inherentes a la vida circense, tienen sus altibajos. En una época, ya más bien remota, cuando una compañía llegaba a un pueblo, había prevenciones, ciertos temores, casi siempre infundados, porque se creía que a las muchachas se las podían robar los del circo. También, y no fue el caso de los Cortés, los cirqueros contrataban gentes que se robaban los perros como alimentos para tigres y leones.

En el circo, donde casi siempre las estrellas son los payasos, no faltan las tragedias, los impases, hay que correr riesgos, como les pasa a los trapecistas. En una función en Copacabana, una de las hermanas de Celina, María Linda, sufrió un mortal accidente. Se cayó del trapecio. Todos recordaron el célebre y trágico tango La muchacha del circo, con versiones, entre otros, de Carlos Gardel y Agustín Magaldi.

En lo que tanto Celina como su hijo Sombrillita llaman los “tiempos difíciles de la violencia” en Medellín, hubo impases a granel en las barriadas en las que el circo recalaba para sus espectáculos. En una función, por el sector de La Avanzada, aparecieron unos encapuchados, con listas. Seleccionaron del público los que estaban destinados a ser fusilados. Los mataban en las afueras del circo. Alguna vez, en el barrio Ocho de Marzo, los sacaron a bala, porque acusaron a integrantes del personal de ser guerrilleros.

El circo, que es un universo de dichas para los espectadores, tiene sus contrastes. Sus momentos de dolor. Celina y Sombrillita recuerdan la muerte del payaso Calambre,

cuya velación sucedió en la pista, con sus atuendos de artista. También llegan recuerdos, poco gratos, de las extorsiones, las “vacunas” al circo de parte de bandas delincuenciales.

El Circo Familiar, el de los Pachucos (en El laberinto de la soledad, Octavio Paz habla de los pachucos, jóvenes poco aconductados que no quieren ser ni mexicanos ni

yanquis), el de la familia Cortés sigue vigente, con una tradición importante, que pesa y les da carácter e identidad. Doña Celina, la equilibrista, hace unas crispetas inolvidables y la vida le enseñó otros caminos, que no están en los libros. Parece dolerse, sin embargo, porque, ella, nacida en el circo, no tuvo otros estudios. Sus padres decían que si los entraban a la escuela, no volverían al circo.

Y el circo sigue ahí, con sus zancos elevados, sus payasos, los ilusionistas, los contorsionistas, los maromeros…

Doña Celina continúa mostrando fotografías, que son testimonio de lo que ella fue y sigue siendo: una artista de las carpas, que ya no se balancea en una tabla sobre un rodillo, con otra artista de su misma sangre en los hombros. Todo pasa, el circo vive.

La artista que sostiene el arte del circo en la región

Por: Alejandro Zapata Peña -Comunicador social-periodista, egresado de la UPB con habilidades en el periodismo urbano, cultural y medioambiental.

María del Pilar Eraso Lozada es una mujer que nació en el circo. Es de piel morena, tiene los labios pintados de rojo carmesí y es feliz en las alturas. Narra cada una de sus vivencias como si hubiera sido ayer. Se nota mucho entusiasmo cuando habla de sus hijos y su esposo, con el cual fundó el Circo Silvestre, un espacio que se encarga de darle nuevas sonrisas y asombrar a personas de diferentes partes de Antioquia. También recuerda cómo generó la idea del circo, aunque confiesa que resulta en muchos momentos agobiante para su ser, la complejidad que supone el sostenimiento de un proyecto artístico en las subregiones de Antioquia. Sin embargo, sonríe cuando describe todo su trasegar estético con las posibilidades que le ha brindado el circo en su vida.

La herencia circense de Pilar comenzó en los Llanos Orientales, con su abuelo, pues cuenta que la hermana de él lo convidó a que hiciera de payaso en un circo, pero poco a poco, y después de haber empezado como payaso, montó su propio circo llamado Circo Llanero, debido a los recorridos que hacía en gran parte de esta región del país. En ese entorno del espectáculo, también la madre de Pilar conoció a su esposo, un joven no muy asociado al circo pero un gran aficionado a la música y los instrumentos en vivo.

Entre el abuelo y sus padres acondicionaron en el escenario circense la cuna de pliar. Ella nació en el circo de su abuelo en Playarrica, Tolima, es la menor de tres hermanas y se crió haciendo actuaciones como contorsiones y argollas. A los 7 años sabía hacer estos espectáculos, pero después de un tiempo, su padre consideró que lo mejor era que comenzara a estudiar, se marcharon a Pasto, Nariño, sin embargo, no pudo dejar de lado su vena artística y empezó a especializarse en alambre, aro y sobre todo lo que más disfruta: la altura.

Hace 27 años inició en la tela aérea, algo no muy conocido por esa época en el país. Trabajó en el circo de Orlando Valencia por 15 años, luego pasó por otros dos circos y la vida la puso con su presente: el Circo Hermanos Silvestre, un proyecto que nació hace16 años en el Barrio Antioquia, de Medellín. Allí Conoció a Frank Silvestre Álvarez otro

apasionado de la escena circense en la región, con él y un dinero del entonces Capital Semilla —fondo económico de la Alcaldía de Medellín para promover emprendimientos— crearon este circo itinerante. Frank es el esposo y compañero de Pilar, tuvieron tres hijos que también heredaron la magia, el arte y la vocación del circo.

La mayor, Angie Silvestre, tiene 29 años, aprendió el hula hula desde los 7 y también dominó el alambre; le sigue Andrés quien desde muy pequeño se instruyó en la rola y fue montando hasta 5 rodillos, y en su momento domó el giratorio; y finalmente Sebastián quien tiene 14 años y es el payaso principal del Circo Silvestre.

Los tres crecieron en el circo: en el caso de Angie sabe hacer argollas, aros, hula hula, alambres y domina varias disciplinas más, sin embargo, su punto más fuerte es el alambre alto, modalidad que la hecho recorrer más de 10 países junto con su esposo. Ha viajado por distintos lugares de los Estados Unidos, demostrando su talento. Andrés es la estrella y mano derecha del Circo Silvestre, también ha recorrido diversas ciudades del mundo, entre esas Arabia Saudita, hace giro, globo, rola, malabares, lanzamiento de puñales y actualmente es motociclista, mientras que el menor se especializó en la comicidad.

son aproximadamente, 10 o 15 personas que sustentan el proyecto y se aseguran de que todo salga bien en las presentaciones del Circo Silvestre. Frank está detrás del montaje del espectáculo: de armar el circo, la carpa, que aguante el viento, los materiales que se necesitan y el detrás de toda la puesta en escena. Pilar recalca que el circo es un equipo, ella maneja la pista, el sonido, prepara ventas y de la mano del esposo preparan el trabajo que casi no se ve. El circo actualmente trabaja las zonas del Nordeste y Bajo Cauca antioqueño, como Yolombó, Yalí, Segovia, Remedios, Caucasia, Nechí y puede ir a cualquier parte de Antioquia.

Pilar se echa al hombro un circo entero, resuelve situaciones y toma decisiones. Hace tres o cuatro solicitudes a varios municipios para que le asignen un área para desarrollar su espectáculo, así —recalca la artista— que pueden responderle rápido, en ocasiones, pero, otras, pueden demorarse un mes o dos para dar una respuesta. Ella gestiona los dineros, va y viene, prepara la alimentación del equipo, se encarga del almuerzo, arregla la cocina, después de llegar a cada pueblo se encarga de difundir la publicidad, pegar los afiches, y desde las 6 de la tarde está pendiente de la taquilla, realiza la agenda del programa que se presentará en el circo, además de un sinfín de tareas que la convierten en uno de los ‘pilares’ del Circo Silvestre.

Sostiene que quizá el problema más complejo que han enfrentado es la falta de público, la carpa tiene capacidad para 400 personas, sin embargo, cuando más aforo hay, es durante los fines de semana, que asisten 200 o 250 espectadores.

Otra de las problemáticas que enfrentan es el costoso transporte de todo el circo a los diferentes municipios, un viaje corto no baja del millón de pesos y a veces puede incrementarse hasta los 3,5 millones. De otro lado, los permisos solicitados para estar en un lote o un espacio propicio para el show son muy retrasados.

Pero Pilar ha sido una mujer a la que siempre le ha gustado tomar riesgos y está dispuesta a luchar para mantener este gran proyecto.

Hace poco terminó su bachillerato y planea seguir estudiando más para fortalecer su negocio con el que ha criado y sacado adelante una familia, la cual ejerce orgullosamente uno de los oficios más milenarios en la historia del arte.

Pilar seguirá siendo el pilar y referente del del poder cultural de las mujeres en la región.

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