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Testimonio literario de Juan Calzadilla AÑO 7 / NÚMERO 341 DOMINGO 28 DE MAYO DE 2017
Dancer, de Mark M. Mellon
Cultura sometida, cultura liberada
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Q
uienes en el seno de la Asamblea Constituyente de 1999 vivimos la experiencia de escuchar, sentir, estudiar y evaluar las múltiples manifestaciones, inquietudes, observaciones y propuestas de numerosos compatriotas y colectivos, incluyendo gran parte del denominado país cultural, no podemos menos que manifestar nuestra preocupación por lo que ha venido ocurriendo en algunas instancias del gobierno revolucionario, especialmente en estados y municipios cuyos Consejos Legislativos, Gobernadores, Alcaldes y otros funcionarios con poder de decisión parecen desconocer, ignorar o relegar la primordial significación de los derechos y bienes culturales consagrados en la ley fundamental aprobaba por nuestro pueblo en jornadas memorables. Un constante andar por el país durante estos dieciocho años, participando en foros, conversatorios, lecturas y encuentros, me han persuadido de que apenas una lúcida minoría de funcionarios estadales, y hasta de dirigentes nacionales, está realmente convencida de la importancia de la acción cultural como elemento transformador de las mentalidades, única manera de forjar cimientos perennes e inquebrantables en la sociedad que queremos. A tal punto abunda la confusión en tal sentido, que a menudo se tiene por acto cultural lo que no pa-
sa de simple diversión o jolgorio, y se invierten en ello —a la manera de otros tiempos— recursos que se niegan o escamotean a instituciones de cultura. O se tienen y se suele etiquetar a las artes (especialmente las expresiones musicales y plásticas) como únicas de la cultura, obviándose el resto de los saberes y disciplinas humanísticas. O se siguen destinando recursos no a las esencias sino a lo no urgente, como cuando en tiempos de bonanza se construían sobredimensionados estadios de fútbol y no pocas obras de carácter suntuario (a lo que nadie podría oponerse si privara el mismo criterio en los ámbitos culturales, educativos y científicos), mientras las casas de cultura y recintos similares (teatros, bibliotecas, salas de cine, museos, galerías, librerías) padecen en buena parte, donde existían o existen, la mengua de la indiferencia o la desidia, al punto de colocar en peligro valiosos inventarios del patrimonio artístico, incluyendo el arquitectónico, del país. Por supuesto que no es difícil encontrar, en Caracas y en algunos estados, importantes obras e iniciativas que no pueden, desde luego, soslayarse y constituyen parte sensible de lo anhelado. Han sido generadas por voluntades revolucionarias que lograron crear, rescatar y proteger ámbitos y expresiones extraordinarias, algunas de ellas, sin embargo, hoy tan desamparadas que de no mediar el apoyo y la acción continua de quienes están obli-
gados a ampararlas quedarán como efímeros operativos en el gran mar de operativos en que cierta parte de la burocracia, sin visión de futuro, ha sumido a la función pública. Estas carencias, omisiones y equívocos no pueden ser consideradas como manifestaciones de mala fe o frívola ignorancia. Son de larga data y sus orígenes cabalgan sobre cinco siglos de dominación política, económica y cultural.
II Si me preguntaran por la música o la culinaria o las formas tradicionales de cohabitación en algunas regiones del país, las islas de Margarita y Coche por ejemplo, o las de su vecino continental el estado Sucre (para sólo nombrar territorios de nuestro oriente), podría enumerar un copioso inventario de prodigios. Pero si indagaran por las de Anzoátegui o Monagas, territorios petroleros cuyas economías desplazaron como en un incesante aluvión no sólo sus formas seculares de producción sino sus propias tradiciones culturales, no sabría qué decir. Pues de existir, si existieron como presumimos, fueron sepultadas por lo que Rodolfo Quintero llamó la «cultura del petróleo». Sigue›››
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LETRAS CCS / CIUDAD CCS / DOMINGO 28 DE MAYO DE 2017
›››Viene de Portada Esa especie de pastiche ideológico—-factor esencial, junto con el despojo material y espiritual, de los propósitos de toda dominación— logró penetrar lenta pero inexorablemente, aunque no sin pertinaz resistencia de nuestro pueblo, el tejido social venezolano —sobre todo en las capas medias de la población— hasta convertirlo en triste remedo de la nueva hegemonía neocolonial. Los tentáculos de su acción deformadora siguen vigentes entre nosotros desde que las transnacionales petroleras y sus socios, con la anuencia vasalla de gobernantes y lacayos, impusieran los lineamientos de la política imperial estadounidense y con éstos gran parte de sus valores y antivalores socioculturales. Y ya se sabe, los antivalores de la dominación —no sus valores— conforman una costra dura, casi férrea, pero al mismo tiempo maleable, dúctil, acomodaticia, persistente, que arropa, aturde y distorsiona el vivir. Y así, con los modos de producción cambiaron nuestros gustos, concepciones del vivir, comportamientos y muchas de las costumbres y tradiciones devenidas de la conformación pluricultural de nuestras sociedades primigenias y de las eras colonial y republicana, hijas estas últimas a su vez de los valores y antivalores preponderantes en la vieja supremacía. Tal fue el último legado espiritual que nos dejaron, a lo largo del siglo XX, los factores dominantes de un ciclo histórico en el cual, incapaces como fueron —por ser sus socios o cómplices— de enfrentar con éxito el proceso desnacionalizador impuesto por los actores imperiales, han intentado restaurarlo por todos los medios, incluyendo el golpe de Estado, el cerco mediático cartelizado y la violencia criminal.
III A casi dos décadas de haberse iniciado el proceso bolivariano no es poco, como hemos dicho, lo logrado en el camino de esa otra emancipación, pero ello no basta. Cuanto queda por hacer es esencial: convertir la conciencia nacional —la racional y la sensible— en permanente y fervoroso proceso de aprendizaje y acción mediante la dignificación y prelación de los saberes y valores, incluyendo la historia de sus luchas ancestrales. Leer en nuestros días los medios impresos (que en su inmensa mayoría transformaron páginas y suplementos culturales en noticieros de farándula), sintonizar nuestras radioemisoras, mirar la televisión abierta o por suscripción, caminar por calles o centros comerciales del este de Caracas o de cualquier ciudad venezolana, más que simples actos de rutina, constituyen símbolos elocuentes de una realidad mediática y mercantilista que sigue privilegiando la uniformidad de los antivalores de la cultura hegemónica que se nos fue imponiendo a contrapelo de dignidad y soberanía. En contraposición a esos y otros instrumentos de poder que la derecha universal ha esgrimido en comandita contra el proceso revolucionario venezolano, una mayoría del país y sus vanguardias han resistido y resisten como lo han hecho siempre, ahora fortalecidos por la unión cívico-militar instaurada desde el primer gobierno del presidente Chávez. La resistencia y conciencia de pertenencia de nuestras mayorías populares —a las que pertenece la inmensa mayoría de los integrantes de nuestra Fuerza Armada— ancla esfuerzos y anhelos en esos valores ancestrales que hallaron en Bolívar y Chávez sus voceros más representativos, antes y ahora. La actual conflagración entre estas fuerzas populares y las tuteladas por el imperialismo y sus aliados, más que política, encarna la gran batalla cultural que libra la humanidad contra la pretensión de encadenarla y debe enfrentarse en todos los terrenos, incluyendo ante todo el de los medios de comunicación, que no en vano llamó el Libertador artillería del pensamiento, pero también, agregamos, de las sensibilidades. No se trata de afincarse en un nacionalismo enfermizo y huraño o en una suerte de absolutismo a expensas
de la inmensa zafra de la cultura universal. Se trata de seguir conformando la nueva sociedad en la dignidad del esfuerzo creador con la propia savia de la pertenencia.
Pero no sólo desde arriba, desde los lineamientos y esMedios y lugares, comunicación y organización, fuerzos de un Ministerio al constituyen enclaves esenciales en la conformación de cual alcaldes y gobernadores los valores que harán posible las bases de la revolución suelen tener, con las muy indestructible. Estimular y apoyar a quienes han dedi- dignas y lúcidas excepciones cado y dedican sus mejores esfuerzos a la construcción que por fortuna existen, coespiritual de la nueva sociedad significa proporcionar a mo único responsable y ejeIV la comunidad estas herramientas de liberación. cutor de las políticas cultuLos Estados Unidos, gran rales, sino como expresión factor hegemónico de nuesnacional de la única revolutros días, no suelen exportar en masa lo más fecundo y ción imperecedera: la que se genera en las mentalidapositivo de sus artes y culturas, que no escasean en crea- des. ción sabia y fulgurante. Por el contrario, monopolios y Imperioso nos ha parecido siempre que en cada pueoligopolios del complejo militar-financiero que ejerce blo, ciudad, municipio y estado palpite, con iniciativas allí el verdadero poder, para afianzar los mecanismos y apoyos presupuestarios de gobernadores, alcaldes, code penetración ideológica que conducen al cautiverio munas y funcionariado, la benigna acción cultural mental de sus desprevenidos destinatarios —y los con- transformadora de quienes prodigan sus esfuerzos para vierte en eunucos o siervos políticos y robotizados con- dignificar, iluminar y embellecer la vida. Como ocurre y sumidores— atiborran al mundo de basura supuesta- debe seguir ocurriendo con lo hecho en otras disciplimente inofensiva, cargada de violencia irracional y fal- nas y actividades, es preciso fundar y/o fortalecer los essos paraísos degradantes de la vida misma. Y mientras pacios culturales en todas partes, no para que sean o sisometen a sus dictados a las industrias culturales perifé- gan siendo cascarones para la vacua diversión o el simricas, incluyendo las de sus aliados europeos —cuyo ci- ple entretenimiento, sino para formar y alentar volunne, por ejemplo, hoy es poco menos que clandestino en- tades creadoras, para que las comunidades organizadas, tre nosotros— impiden o vedan de mil modos, parcial o sus niños y jóvenes sobre todo, encuentren asilos distintotalmente, la divulgación de los aportes de otros conti- tos a los que ofrece la dejadez o la fanfarria: talleres de nentes, y hasta a nosotros los latinoamericanos de nues- formación que no excluyan el conocimiento de los hetras propias manifestaciones culturales. chos históricos y literarios tanto como de las artes y las ¿Qué sabe nuestro pueblo de la historia y la cultura ciencias sociales, bibliotecas, discotiendas, cineclubs, haitiana, cubana, colombiana, mexicana, ecuatoriana, salas de conferencia y espectáculos múltiples, tiendas argentina o brasileña? ¿Qué de sus más trascendentes de arte y artesanías, cafés, pequeños restaurantes de cohechuras musicales, cinematográficas, plásticas, cientí- mida venezolana y latinoamericana, etc. Es decir, recinficas, tecnológicas? ¿Qué de los esplendores de sus arte- tos sagrados alternativos de la comunidad, territorios sanías o sus literaturas, como no sea lo que el mercado para formar seres sensibles, capaces de condolerse y socapitalista comercia para sus propios fines o nos llega lidarizarse ante el dolor ajeno, indignarse ante toda inpor obra y gracia de pequeñas iniciativas? justicia y crear bandadas de avíos espirituales y belleza. ¿Alguien puede dudar de la distorsión u omisión freMedios y lugares, comunicación y organización, conscuente de la verdad, de la subordinación de ésta a los in- tituyen enclaves esenciales en la conformación de los tereses crematísticos, del predominio omnímodo del valores que harán posible las bases de la revolución inespectáculo frívolo y la estupidez y la promoción per- destructible. manente de la desesperanza y el catastrofismo en los Estimular y apoyar a quienes han dedicado y dedican medios audiovisuales? ¿O de las programaciones musi- sus mejores esfuerzos a la construcción espiritual de la cales vinculadas al mercantilismo vinculado a transna- nueva sociedad significa proporcionar a la comunidad cionales —por lo común made in usa— de la mayor parte estas herramientas de liberación. La misión cultura, rede nuestras radioemisoras? ¿O de las películas, series y tomada en sus más amplias facultades, y utilizando sus otros programas televisivos, incluyendo los infantiles más lúcidos voceros y cuadros, debe constituirse en —no por azar también made in usa— tan consustancia- vanguardia permanente para garantizar que se haga dos con la violencia y la estulticia que parecieran elabo- realidad este poblamiento de saberes y espiritualidad rados por y para deficientes mentales? en cada espacio. Transcurridos dieciocho años de haberse iniciado la Por lo demás, tan importante como esto es la necesirevolución bolivariana, ¿cumplen los medios privados, dad de establecer con escuelas y liceos una interrelacomo lo establece la Constitución de 1999 en su articulo ción que mantenga vivos y en permanente ebullición 101, con el deber de coadyuvar a la difusión de nuestros creadora sus recintos. valores culturales? ¿Es o no cierto que en sus programaLa nueva normativa constitucional debe, a nuestro ciones, del mismo modo que en nuestras salas de cine o juicio, fortalecer las formas de cumplimiento de los deen cuanto centro comercial existe en el país, predomina rechos culturales consagrados en la Carta Magna de la industria cultural estadounidense y su constante inci- 1999, bien agregando nuevos artículos, bien estimulantación al consumismo irreflexivo? ¿Proliferan o no los do acciones específicas o contemplando de una vez elenombres y contenidos en inglés como identificación de mentos que permitan sanciones por incumplimiento y lo «decente» y se degrada o no el ser latinoamericano otras disposiciones indispensables. con estereotipos subliminales de inferiorización? Víctimas de la indiferencia con que suele mirarse lo El autodesprecio que un sector de nuestra población fútil o de la precaución con que se intuye lo peligroso, siente hacia una pertenencia que incluye el idioma que los derechos culturales de nuestro pueblo, durante sihablamos y, por supuesto, hasta el color de la piel ¿for- glos, fueron tachados o ignorados por cuanta constituma parte del legado de la dominación que aún no he- ción o instrumento jurídico redactaron y ejecutaron mos podido vencer? quienes ejercieron la hegemonía política del país neoNo es fácil encontrar respuestas unidireccionales a es- colonial. ta aún ostensible realidad, aunque sabemos que para En los albores del mal llamado tercer milenio esos detransformarla necesitamos ejercer efectivas formas de rechos, representativos de valores ancestrales de resiscontención y alternativas creadoras y fecundas. tencia colectiva ante las minorías poderosas enardecidas, fueron rescatados de su orfandad por la revolución bolivariana, No obstante, siempre han estado allí, en toIV da nuestra historia y geografía, ocupando un sitio sensiEs hora de asumir a plenitud la transformación cultu- ble en lo mejor de las tradiciones y creaciones de nuesral para convertirla en verdadera revolución cultural, tro pueblo y de sus hijos. como sucedió en las primeras y eficaces iniciativas duToca a esta generación convertirlos en herramientas rante la primera década del gobierno revolucionario de verdadera cultura de liberación y de afirmación veaun en condiciones de asedio continuado. nezolana.
DOMINGO 28 DE MAYO DE 2017 / CIUDAD CCS / LETRAS CCS
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Regiones verbales
Juan Calzadilla:
«Armando Reverón pasó a ser un mito»
La muerte de Reverón ¿Por qué tomó tan extraña decisión de irse a vivir a una playa desierta donde el lento acezante mugido del oleaje, embistiendo contra las rocas, rompe el silencio de la arena y el viento que silva entre los almendrones lima la aspereza de la hoja del uvero? El borde del mar y la picada montaña los cocoteros, los dioses, los monos, las quebradas el bramido de la espuma salpicando las piedras supieron al fin que aceptar a este huésped irónico significaba no hacerse cómplices de los que, al usurpar sus dominios prehistóricos, no abandonaban su mal habidas ganancias sus chequeras, sus colts, sus automóviles. Reverón prefirió sus demonios al gusto de ver canjeados sus cuadros por títulos de la bolsa y murió pobre. La locura no avasalla sino a los que saben, por haberla poseído, arrancarle alguna estrella. Y así, aunque nada podamos contra ella para librarnos de su mordaza sino cuando el sueño termina y la tiniebla llega, padecerla es también una prueba de que, aún en la soledad y en la miseria, a un hombre puede estarle reservado por un momento ser un dios o un genio.
La vida de Reverón está sintetizada en ese texto, casi exactamente como lo que se describe allí, en palabras. Reverón no era conocido más que por un grupo muy pequeño, y eso de los pintores que formaban parte del Círculo de Bellas Artes, sus amigos íntimos, entre ellos: Manuel Cabré, Antonio Edmundo Monsanto y Enrique Planchart que era hermano del dueño de la agencia Chevrolet aquí. Enrique tenía un automóvil y se podía dar el lujo de ir a buscar a Reverón al litoral, cada vez que tenía un problema psiquiátrico agudo. El resto de la población no conocía a Reverón, porque Reverón era muy ajeno a participar en exposiciones, a visitar museos… no tenía casi familiaridad, o amistad con otros pintores que no fueran los que lo visitaban en Macuto en medio pues de esa soledad en que él vivía en el momento final de su vida, que se sabía que estaba internado en una clínica, la clínica del Dr. Finol en Catia. Mucha gente empezó a interesarse en Reverón y en su vida y se pasó de las creencias de que Reverón no era sino un loco, un loquito, como decía la gente común que no conocía a Reverón porque lo que le había llegado era la leyenda del loco, que paseaba por las tardes por la avenida principal de Macuto y los niños le tiraban piedras, ya marcado completamente en la fase crítica, fuerte de la esquizofrenia. Entonces sus amigos idearon hacer una exposición retrospectiva en el Museo de Bellas Artes como en efecto se hizo. El principal protagonista de esa gestión fue Alfredo Boulton, que era el fotógrafo de Reverón y su principal coleccionista antes de su muerte. Hizo un buen trabajo Boulton rescatando toda la obra que estaba en manos de los coleccionistas y principalmente de los médicos, que era a quienes Reverón les vendía por doscientos, trescientos bolívares un cuadro. Después de esa retrospectiva Armando Reverón pasó a ser un mito y todo el mundo quería saber qué había pasado con él, claro todo eso ocurrió un año después de la muerte de Reverón. En ese momento, el médico que lo estaba tratando para sacarlo de la fase crítica de la hipomanía que lo azotaba, a causa de la esquizofrenia, le permite salir y al poco
tiempo, después de un momento de mucha alegría, de mucho fervor, de visitar museos, se muere. Muere de un paro cardíaco, o una embolia cerebral más bien. Luego de haberse muerto Reverón se erige como un artista muy importante, es citado, entra a jugar un rol en los mercados del arte, los precios suben, se van apoderando de su obra los mercaderes y pasa a esa otra fase que es la que produce la fama —que es entrar a las grandes subastas, a donde en este momento se encuentran sus obras por una operación de extracción de un producto genuino, nacional, para llevarlo como mercancía a los grandes consumidores que se encuentran sobre todo en los Estados Unidos. De manera que la obra de Reverón la de sus momentos más importantes, sus obras principales no están en Venezuela, salvo lo que el Museo de Bellas Artes, y después la Galería de Arte Nacional, pudo coleccionar, pudo adquirir para tener en su bóveda. El poema de lo que trata, es la suerte infausta de Reverón que después de haber pasado toda la vida trabajando, ¿verdad?, sin ninguna intención comercial, ni siquiera para sobrevivir, porque hasta regalaba su obra, para que la gente la tuviera; y muere en una gran pobreza y sin haber recibido durante todo ese tiempo ninguna atención, salvo el Premio Nacional de Artes Plásticas, que se lo dan un año antes de morir, casi por un gesto piadoso de sus propios amigos que estaban metidos en el procedimiento de la realización de los salones oficiales que se hicieron aquí hasta el año 1969 desde el año 1940. Y cómo es que Reverón no gana el Premio Nacional de Artes Plásticas en toda su vida y se acuerdan de él solamente por un gesto piadoso, pues dicen «vamos a darle el premio a Reverón porque está muy enfermo». Una gran incapacidad para atender lo humano de la gestión artística, porque en el otro plano, que era el comercial si era bien atendido, los millonarios, los dueños de las empresas, que oyen hablar de la fama de Reverón como un gran pintor, a través de lo que divulgaba Boulton que era como un representante de los artistas; Sigue›››
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LETRAS CCS / CIUDAD CCS / DOMINGO 28 DE MAYO DE 2017
La Librería Mediática Marialcira Matute En torno a las campañas de fomento de la lectura y hallazgos literarios
›››Viene de página 3 pero también de la burguesía. Iban todos los fines de semana a tratar de ver si se divertían con Reverón, pues como se sabe Reverón era chistoso, era una especie de bufón que para vender, según él mismo dice —yo lo cuento en una anécdota— hacía una cantidad de morisquetas a los que iban allá a observarlo y a disfrutarlo viéndolo, le compraban casi por lástima. En la mayoría de los casos se lo llevaban fiado, a crédito y después no le pagaban más nunca. Reverón comenzó vendiendo un cuadro a cien bolívares y en vida no vendió un cuadro por más de trescientos bolívares, el precio no dependía de él, dependía de la demanda. Doscientos bolívares no eran una fortuna tampoco, era mucho menos del alquiler que tú pagabas por una casa pequeña y eso en muchos casos vendido a crédito porque casi nunca le pagaban de contado, incluso cuadros grandes, bueno… ¿Ahora cuáles fueron los cuadros que se vendieron?. Todos los que hizo en estado lúcido, es decir no penetrado por la esquizofrenia y que demostraban su gran talento, la buena preparación de la obra. Esos cuadros pasaban a manos de los coleccionistas, que eran principalmente médicos y gerentes de empresas como Alfredo Boulton. Esos cuadros a los que el Estado les dio la espalda, nunca se interesó realmente por adquirir la obra de este gran artista. Entonces esas obras pasaron a las grande galerías y salas de exposición donde se vendieron causando una gran dispersión, una diáspora, que continúa, para todos los países latinoamericanos, llevándose todo lo que puedan, para adueñarse, no sólo de los recursos naturales y eso… sino también de los talentos de la cultura. Todo eso es el drama de Reverón, que comenzó con el de su propia vida, de su biografía, todos los trabajos que pasó en aquel medio inhóspito, que no había casi ni transporte, sin alternativas, solo y sin los servicios básicos para la vivienda, la electricidad, todas esas cosas, viviendo la mayor soledad, como un solitario, como un primitivo: El borde del mar Y la picada montaña. Lo que pasa con Reverón es que tiene dos grandes temáticas, que eran las temáticas de los paisajistas de aquella época y de los pintores que salían de la academia, que estudiaban usando el modelo en vivo en los talleres, los que
pasaron por esa etapa podían dedicarse a la pintura de caballete, usando el modelo natural de la figura humana, el desnudo femenino principalmente. Reverón adquirió destreza del conocimiento con Herrera Toro, como para dedicarse también al trabajo figurativo, al realismo, vamos a decirlo, utilizando modelos que tenían a la mano y cuyo principal ejemplo fue Juanita, a quien enamoró en una fiesta de carnaval y desde ese momento la tomó como modelo y compañera; estuvo con él 35 años hasta la muerte de Reverón. La temática de la figura humana sobre todo del retrato femenino, utilizando modelos criollos de personas que estaban allí en su entorno y a veces de visitantes, muchachas que iban con sus padres o sus esposos a tratar de conseguir un cuadro, o simplemente iban a visitar a Reverón, a oír sus chistes, sus cosas. El otro tema es el paisaje, Reverón es un paisajista natural, formado en una tradición de paisajista que viene de Herrera Toro y de Cristóbal Rojas y Michelena, toda una tradición del siglo XIX y lógicamente no podía salir de ese temario, que era el que había heredado y era el que estaba de moda, el que se utilizaba en todas las operaciones de montaje de obra, o de coleccionismo, fue esencialmente paisajista, el paisaje visto del natural, eso es muy importante, porque una cosa es que tú seas paisajista a través de la imaginación recordando o imaginando lo que has visto o lo que sabes, la luz, el paisaje, los árboles, etc. Y otro, es que te enfrentes a la realidad del paisaje y esa realidad paisaje se puede ver, tiene dos modos de presentarse: uno es que tú lo captes tal como es o que tú lo interpretes. Reverón lo que hace es interpretar y tratar de ver el paisaje más allá de los elementos que te están hablando de su realidad, ¿cuáles son? Bueno… unos aspectos metafísicos que están inmersos en la impresión que produce en tu ánimo, en tu espíritu, la luz. La luz se convierte para él en una obsesión y trata de captarla en el paisaje, pero trata de captarla de un modo expresionista, es decir, a través de la forma como lo afecta sentimentalmente, en su ánimo, en su alma; no una luz exactamente como es en la realidad y, resulta que ahí está la gracia porque en esa interpretación de la luz, la luz se presenta como ella es, como si captara el alma de la luz en el paisaje. Eso es lo importante de la obra de Reverón que no ha visto mucha gente que ha escrito sobre él.
Testimonio literario recopilado por el *poeta Antonio Trujillo
Director Freddy Ñáñez Coordinadora Karibay Velásquez. Letras CCS es el suplemento literario del diario Ciudad CCS y se distribuye de forma gratuita | correo-e: informacionletrasccs@gmail.com | Twitter: @LetrasCcs
La semana pasada se realizó por cuarto año consecutivo la Feria de la Lectura de la Fundación Misión Leer y Escribir de Guárico. Ellos han conformado un equipo de voluntarios para promover la lectura, con aliados del sector público y privado y 25 líneas de acción concretas y sistematizadas detalladamente que ponen a la orden de quien quiera replicar el concepto en cualquier estado del país. Estamos también en época de relanzamiento del Plan Nacional de Lectura. En días dedicados a reflexionar sobre la lectura, traigo a colación parte del discurso que hice en la ocasión de serme conferida, por parte del CLEBG y Misión Leer y Escribir, hace un año, la Orden que lleva el nombre del poeta Ernesto Luis Rodríguez, primer bibliotecario de Guárico: Podemos pensar en mil campañas o planes de lectura. Pero mientras no sepamos conectar el libro de forma positiva con nuestros sentimientos de afecto y los sentimientos de los potenciales lectores, como nos pedía Robinson, poco lograremos. Preguntemos a quienes no gustan de leer. Seguro que no encontrarán un solo sentimiento de afecto en relación con el libro, la lectura o la escritura. Lo verán como tarea, obligación, castigo, aburrimiento. Preguntemos a quienes gustan de los libros. Me pregunto a mí misma acerca del afecto y de los libros. Descubrir las letras y sus significados fue producto de ser la niña preguntona que cada mañana iba a la cama de mamá y papá, que leían el periódico, a indagar por las letras y palabras. Un sitio de afecto. Aprender a leer y descubrir los libros era esperar a papá y mamá que llegaran de trabajar, siempre con un cuento o un libro de regalo, o que nos llevaran a visitar librerías o bibliotecas para descubrir y elegir. Un momento de afecto. Ir a dormir era especial, si me había portado bien, porque sabía que bajo la almohada aparecería un libro como muestra de cariño. Los regalos hechos por mí y recibidos con más amor siempre han sido libros que siempre iban o venían con la explicación de su valía, dedicatorias, anécdotas. Momentos amorosos. Y así, siempre. Pareciera, agrego ahora, que esos lazos de afecto se crean entre el libro como objeto y el lector. Pareciera también que no sucede lo mismo entre el lector y el libro electrónico. Son asuntos a estudiar y a tomar en cuenta, entre tantos otros, en el diseño y aplicación de los planes de lectura, que cualquiera sea el método, para obtener buenos resultados, pasan principalmente por el hecho de que los promotores sean a su vez ávidos lectores y lo puedan comunicar. Si no, difícilmente tendrán éxito. Hallazgos. El humor negro del mexicano David Toscana, finalista del Rómulo Gallegos en 2007 con El ejército iluminado, aflora también en su novela El último lector, sobre un muy particular lector en una historia donde la ironía y la crítica social están presentes: «o a menos que el autor sea un latinoamericano que en sus inicios creyó que la escritura corregía males sociales y con el paso de los años prefirió entretener a las señoras de charol que le solicitaban su autógrafo entre lisonjas y coqueteos y amor por lo extranjero...». Originales, y no precisamente para niños, son los los relatos rarísimos de Ramson Rigss en Cuentos extraños para niños peculiares: «Hubo una época en que las personas corrientes aceptaban —e incluso reverenciaban— a los peculiares, con los que se mezclaban con absoluta normalidad. Pero últimamente la ignorancia reinaba en el mundo y los corrientes desconfiaban de ellos. Cada vez que ocurría una tragedia que la rudimentaria ciencia de aquellos tiempos no podía explicar, lo pagaban los peculiares».
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