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¿DEBEN LOS NIÑOS ASISTIR A LOS FUNERALES O VISITAR A PERSONAS MUY ENFERMAS? La decisión de si debe o no un niño visitar a una persona gravemente enferma o asistir al funeral depende de la edad del niño y de su capacidad para entender la situación, su relación con la persona que se está muriendo o que ha muerto y, lo que es más importante, si quiere o no asistir. A un niño jamás se le debe obligar o hacer que se sienta culpable por no querer participar (o por no sentirse cómodo

con la idea de asistir al velatorio). Si quiere asistir y es posible, el niño debe ser acompañado por un adulto que mantenga la calma y que pueda dar atención y responder a sus preguntas. Un niño al que se le permite visitar a una persona muy grave o asistir a un funeral tiene que estar preparado para lo que va a ver y escuchar. Alguien previamente debe informarle del aspecto que puede tener la persona enferma o fallecida, y del ambiente que se va a respirar en ese lugar.

Nuestros propios sentimientos, creencias y actitudes sobre la muerte o pérdida de seres queridos se transmiten al niño, tanto si Intentamos como si no camuflar nuestros verdaderos sentimientos. La manera en que hablamos y compartimos nuestras experiencias con el niño, puede ser lo que más recuerde.

MAYO 2012

COMO HABLAR CON NUESTROS HIJOS ACERCA DE LA MUERTE

C.P.E.E. “CIUDAD DE TOLEDO” C/ Río Fresnedoso, 16-18 45007 TOLEDO Teléfono: Fax:: Correo:

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ESCUELA DE FAMILIAS CURSO 2011-12


COMO HABLAR CON NUESTROS HIJOS ACERCA DE LA MUERTE El fallecimiento de un ser querido es un hecho que nos produce consternación. Por eso en ocasiones pensamos que lo mejor es ocultar el tema de la muerte a nuestros hijos para evitarles sufrimiento. Pero si de verdad queremos ayudarles, debemos hablarles de ello, para poderles brindar información, consuelo y comprensión. Y de paso podemos enterarnos de lo que ellos saben, lo que desconocen, y si tienen ideas equivocadas, temores o preocupaciones.

ALGUNOS CONSEJOS PARA ABORDARLO EVITAR USAR PALABRAS CONFUSAS Expresiones como “ hemos perdido al abuelo” o “el tío está dormido para siempre” , puede generar en el niño temor a que le pierdan a él, o plantear problemas para irse a dormir. Hay que explicar que la persona murió o falleció. Que su cuerpo, cansado o enfermo, dejó de funcionar.

LO PRIMERO QUE HAY QUE TENER EN CUENTA Es fundamental adaptarnos a la edad mental de nuestro hijo, conociendo su manera de entender la muerte con arreglo a su nivel de desarrollo cognitivo:

Podrían aumentar sus rabietas o berrinches, estar más irritables o agresivos. También puede producirse un exceso de apego al adulto conocido, así como conductas regresivas que ya tenía superadas, como chuparse el dedo o hacerse pis. No hay que castigar estos comportamientos, y sí entender que será algo temporal. Podemos ayudarles a expresarse de formas alternativas a través de la pintura, la arena, las canciones, el movimiento, las fotografías...

Los rituales ayudan a asumir los acontecimientos. En todas las culturas existen rituales alrededor de la muerte. Pensar en algún ritual que el niño pueda realizar y le haga aceptar la situación con más serenidad. Por ejemplo plantar un árbol en honor de la persona fallecida, hacerle un dibujo, realizar un pequeño álbum con algunas de sus fotos, lanzar globos al aire para despedirlo, escribirle un mensaje en una botella y enviarlo al mar…

De 2 a 6 años existe la creencia de que la muerte es reversible. También la puede considerar como un castigo. Entre los 6 y los 11 años se va entendiendo la relación causa-efecto de la muerte y su carácter irreversible.

En las primeras etapas es conveniente dejarles claro que la persona no va a volver, que solo permanecerá en nuestro recuerdo. Y por supuesto, que ni él ni nadie es culpable de su muerte.

OBSERVAR SUS REACCIONES Y COMPORTAMIENTO

PERMITIRLE REALIZAR ALGUN RITUAL

Entre 0 y 2 años se percibe la muerte como abandono o separación. No existe la comprensión abstracta del concepto.

A partir de los 11 años se comprende el concepto real, irreversible e inevitable de la muerte. Se produce una reflexión abstracta y filosófiica.

fado, ira…) Podemos ayudarles a canalizar el dolor a través de un dibujo, una música agradable, o mirando juntos la foto “del abuelo”.

DARLE TIEMPO Y OPORTUNIDADES PARA EXPRESAR SUS SENTIMIENTOS Conviene permitirnos y permitirles las manifestaciones de tristeza y llanto. La muerte conlleva un tiempo de duelo necesario, y no se debe ocultar ni negar la expresión de estas y otras emociones negativas (miedo, en-

TRANQUILIZARLE ANTE SUS TEMORES Es muy probable que le surjan dudas y miedos sobre la posible muerte de sus padres o de sí mismo. Hay que explicarle que estareis ahí para cuidar de él aún durante mucho tiempo, y darle seguridad aclarando que tanto él como vosotros estais muy sanos y aún os queda mucho por vivir.


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