tenemos chico nuevo en la oficina
maría rosa madueño díaz
tenemos chico nuevo en la oficina maría rosa madueño díaz
Diseño y Maquetación: Antonio Lara Perales @ideacultor Edita: Ayuntamiento de Puente Genil · Área de Juventud Mesa Local de la Juventud de Puente Genil de la imagen portada: canva.com del texto: maría rosa madueño díaz
C O N T E N I D O
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ME LLAMO JAVIER
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MI PRIMER DÍA
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DESENLACE
1 ME LLAMO JAVIER
Hola a todos, me llamo Javier, aunque todos me llaman Javi, bueno… todos, todos, no. Mi madre se sigue empeñando en llamarme “tesoro”. Sí, lo reconozco, es una completa cursilería, pero ¿qué le voy a hacer?, pese a mis 34 años, sigo viviendo en casa de mis padres y mi madre es la única persona que me aguanta tal y como soy. Los recuerdos que tengo de mi infancia no son muy agradables. En el colegio era el chico tonto, el típico sin amigos y al que le hacían todas las perrerías del mundo. Era puro nervio, no aguantaba una hora entera sentado en el pupitre y además me costaba bastante poder seguir el ritmo que marcaban los demás. Con 12 años, por fin encontraron mis padres a un profesional que supiera “bautizar” lo que me pasaba. Era algo tan raro como TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Unos años después, cansado de ser el último de la fila, abandoné los estudios ordinarios y entré a formar parte de un centro de educación especial. Gracias a ellos hoy voy a conseguir mi primer empleo. Bueno, más que empleo, vamos a llamarlo servicios a la comunidad, porque la remuneración va a ser: tenerme entretenido durante algunos días. Pero algo es algo, nadie había confiado antes en mí, así que estoy bastante satisfecho. 5
2 MI PRIMER DÍA
El centro ha firmado un acuerdo de colaboración con la Jefatura de policía y me van a dejar estar sentado en la oficina de un inspector. Con no tirarle el café encima el primer día, creo que voy a estar satisfecho. El primer día que entré por la puerta, me acompañó Carlos, un trabajador social de la entidad, que siempre me ha tratado con mucho cariño. Siempre me ha dicho que soy como un “huevo kínder” porque por fuera soy muy apetecible, pero el regalo de dentro no vale una mierda. Y yo siempre le respondo que esté tranquilo que no voy a ir a su funeral, porque está claro quien la palma antes. Carlos es mi único AMIGO, y ni os imagináis las tardes de risas y momentos de complicidad que hemos llegado a tener. Por personas como él, hoy soy quien soy, así que le debo mucho. La primera reunión fue en el despacho del director de policía. Marta, me estuvo advirtiendo de todas las cosas que NO tenía que hacer y entre ellas la que más destacó fue la de no tocar ninguna prueba, porque llevaban tres años, sin admitir a ningún RETRASADO como becario, desde que el último se disparó con una pistola de 9 mm en el pie al estar “jugando” con ella. Su manera de hablar (sólo a Carlos) y de mirarme a mí, me hicieron saltar todas las alarmas de que mi paso por aquel sitio, no iba a ser como estar en un parque de atracciones con risas y diversión. Estaba claro que me iban a tener allí para callar bocas y parecer, de cara al exterior, que las personas con discapacidad estábamos incluidos en la sociedad y desde luego en aquel edificio.
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Al cabo de un rato, entró al despacho Gloria, la inspectora que iba a acompañar. Al contrario que Marta, esta mujer fue mucho más educada y correcta y pronto me preguntó que si estaba seguro de donde me había metido, porque había mucho trabajo atrasado. Los papeles le llegaban ya al techo y necesitaba otras dos manos para ordenar, archivar y sobre todo, me dijo riendo, que le tenía que ayudar a llevar la cruz de aguantar al resto del personal. Me despedí de Carlos, quien me dijo que no dudara ni un segundo en llamarlo si algo salía mal y me dio el mayor de los consejos, que fuera la persona tan fuerte y decidida que había sido hasta ese momento. Acompañé a Gloria hasta la planta cuarta, donde trabajaba todo su equipo. Los encontré bastante agitados porque acababa de entrar un nuevo caso. Ella me indicó cuál sería mi mesa y sólo le dio tiempo de presentarme a Jesús, quién me ayudaría a archivar los asuntos atrasados. Éste se presentó gritándome su nombre y diciendo muy despacio lo que tenía que tener en cuenta para empezar a archivar. Cuando terminó, le dije mientras me rascaba los oídos y me reía, que gracias a él me iban a terminar dando la paguita que tanto necesitaba. Gloria y su equipo, mientras tanto, se marcharon al lugar del crimen. Había aparecido, junto al río Guadalquivir, el cuerpo de una joven en avanzado estado de descomposición. Lo había encontrado un equipo de voluntarios, que se reunía una vez al mes para limpiar la ribera del río a su paso por Córdoba. En principio, la causa de la muerte parecía haber sido un estrangulamiento por los moratones que tenía alrededor del cuello, pero nos sacaría de dudas el equipo forense. Que tras el levantamiento del cadáver, se encargó del trabajo sucio. El equipo volvió a la oficina y empezaron a preparar un gran panel de corcho donde empezaron a poner fotografías, por cierto, nada agradables de la víctima. Aquello había que mirarlo sin haberse tomado los churros con chocolate a los que me había invitado Carlos antes de entrar. Después del almuerzo, volvíamos al trabajo y Gloria me preguntó cómo me había ido la mañana y un poco más relajada me empezó a presentar, ahora sí, a los demás, quienes con más o menos desgana me saludaron.
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Sin saber por dónde, empezaron a aparecer cajas y más cajas con los desechos que habían encontrado los voluntarios de la limpieza y la oficina se convirtió en un estercolero. Pero lo más importante fue que con ellas llegaron los resultados de la autopsia. Efectivamente, como habían sospechado, la muerte se produjo al efectuar una gran fuerza sobre el cuello de la chica, hasta dejarla sin aliento, provocándole una parada cardíaca y posteriormente un infarto celebrar. Además el cuerpo presentaba signos de violencia en las extremidades, provocados por el intento de la víctima por defenderse y su cara estaba completamente desfigurada. Pero lo que más destaca de la autopsia, es la existencia de un par de teselas de caliza en su intestino, de dimensiones muy pequeñas, de las que nadie sabría decir su procedencia. Como a las 6 de la tarde, llegaron los testigos. Cinco chicos que formaban parte del equipo de voluntarios de limpieza, que habían sido los primeros en visualizar el hallazgo. Gloria entró con ellos a una sala, que por qué no decirlo, se parecía mucho a las típicas de las películas, porque no tenía ni un solo adorno en las paredes, solo había una mesa y unas sillas. Junto a esta habitación nos encontrábamos nosotros, pegados a una gran cristalera, opaca por su lado. Todo el equipo prestaba mucha atención al interrogatorio que realizaba Gloria y existía un silencio sepulcral, que solo se rompía por algún susurro y por el estornudo de Jesús, que el pobre tenía un resfriado de dos pares de… De este interrogatorio no salió gran cosa. Los chicos solo dijeron que no habían visto nada más raro de lo que se suelen encontrar cuando realizan esta actividad de limpieza. Ya no se extrañaban de nada, porque durante su labor podían encontrar desde una rueda, a lavadoras o incluso una bombona de butano. Y luego dicen que el raro soy yo, cuando hay gente por ahí que hace este tipo de bestialidades. Cuando ya eran las 7 y media de la tarde, no aguantaba más en el mismo sitio. Mis piernas tomaron vida propia y me llevaron al ascensor. Estaba tremendamente cansado y agobiado por estar en un mismo lugar, y mi mente necesitaba salir a tomar el aire y a distraerse con cualquier otra cosa. 8
Ya en la puerta, me encontré con unos policías que tenían el extraño vicio, ahora tan poco de moda, como es el de fumar. Lo de tomar aire puro no iba a poder ser esta tarde, pero al menos iba a salir de esas cuatro paredes por un rato, antes de volver arriba para recoger las cosas y salir de vuelta a casa. Mientras me distraía mirando cómo unas golondrinas construían su nido bajo el balcón de la fachada contigua, empezaron a salir los chicos que había tenido arriba Gloria y uno de ellos les iba leyendo a los demás una noticia que había salido en el Diario de Córdoba. Por lo visto, la noche anterior, habían forzado la entrada del museo arqueológico de la capital y además del destrozo que habían producido en un par de estatuas y algún que otro capitel, los ladrones habían conseguido salir con un mosaico que había sido encontrado en la Villa romana de Fuente Álamo, situada en Puente Genil. Las cámaras del museo habían podido captar la figura de dos personas corpulentas que se jactaban del daño que estaban haciendo en el interior del edificio, al no encontrar en la zona más nueva del mismo el tan ansiado botín. Entré corriendo de nuevo en la jefatura y al encontrarme el ascensor bloqueado por la cantidad de personas que empezaban a marcharse, subí lo más deprisa que pude las escaleras hasta llegar a Gloria. La pobre se me quedó mirando como si de un mago al final de su función se tratara, con extrañeza e ilusión a partes iguales. Cuando fui capaz de recuperar el aliento, lo primero que hice fue arrepentirme de no haber hecho caso a mi madre cuando me decía que esa barriga no me quedaba bien y después le conté a la inspectora todo lo que había oído. Sin lugar a dudas, era una locura poder unir las dos historias para resolver el caso, pero no sé por qué, Gloria me hizo caso y me dijo que a falta de pan… y sin perder tiempo, puso a todo el equipo a trabajar. La mayoría de los compañeros empezaron a marcharse, pero aun quedó un grupo muy reducido de personas trabajando en el caso. Gloria los alentaba y les recordaba que tendrían un merecido descanso después de resolver este caso. Por último, se dirigió a mí y me dijo que yo había hecho mi labor y que me debería ir a casa. Me aseguró que pondría todos los medios con los que contaba para poder resolver el caso lo antes posible. La intriga me comía por dentro, pero mi mente ya no podía más y decidí hacerle caso.
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3 DESENLACE
Casi sin haber pegado ojo en toda la noche y con más nervios que nunca, entré de nuevo en aquella oficina de la cuarta planta. Gloria me recibió con un café en la mano y unas ojeras que le llegaban al suelo. Habían rastreado las cámaras de vídeo-vigilancia de todo el recorrido que habían seguido los ladrones, hasta llegar a una nave del polígono de la Torrecilla. La policía consiguió entrar gracias a la autorización del juzgado de guardia y se encontraron con un escenario dantesco. Esta nave se utilizaba como taller de arquitectura por Carmen y todos los indicios hacen pensar que la joven se resistió para que su tío y un amigo de éste, no utilizaran su local como almacén y cede de operaciones para su posterior venta. Fracasando en su intento porque, junto a unas grandes cajas que contenían productos de limpieza, encontraron el ansiado botín, el mosaico de Fuente Álamo. Pero eso sí, Carmen consiguió, justo antes de morir, injerir unas piezas para llevarnos hasta él. Al terminar Gloria el relato, apareció Marta, con su mismo semblante de siempre para convocarme a una reunión en su despacho. ¿Será para una prórroga de mis prácticas o para echarme por haberme excedido de mis funciones de archivo? Los neurotípicos son muy peculiares, así que ya os contaré.
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