ARQUITECTURA Y CIUDAD
una mirada social de las transformaciones urbanas en la historia porte単a.
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ARQUITECTURA Y CIUDAD
una mirada social de las transformaciones urbanas en la historia porteña
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INIDICE
/ I Introducción 3
II Construcción del problema 12
III La mirada actual 18
IV Comentario final 20
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I
INTRODUCCIÓN
“La ciudad constituye el escenario en donde Ciudad como se cruzan y convergen miríadas de existen- escenario cias y lecturas, de encuentros y desencuentros y, aún, de diferencias y contradicciones. Cruce de historias personales y colectivas de quienes en ella habitan; se trata de un espacio alternativo y simultáneamente atravesado por el orden y el conflicto.” (Rodríguez R.,
J. p.69) 11
¿Cómo se van modelando las ciudades a partir de las convergencias de las fuerzas dominantes que se suscitan en ellas? Cada uno expresa su voluntad, que perdura más allá de quien le dio origen y su motivo original, es así que con el paso del tiempo la ciudad se compone a través de elementos como los hitos, monumentos, mod-
elos importados, y su superposición, que son quienes la modelan. Este trabajo surge a partir de la reflexión del poder como motor de la producción arquitectónica. Cómo esta modela las ciudades, y cómo las ciudades se trasforman a partir de las dinámicas sociales y conviven con las materializaciones ideológicas de alguna otra época. Ciudad como En toda ciudad / sociedad encontramos grusoporte de la pos de individuos con distintos intereses, estructura social que se relacionan entre ellos de acuerdo a
los intereses que los mueven. Algunos de ellos buscan dominar y otros son los dominados. Aparece así una estructura social, que coloca a un individuo o un grupo de ellos en una posición en la escala social.
||“La estratificación es una característica de toda sociedad, que puede ser de diversos tipos, según los criterios del mercado para juzgar la posición de la gente, y que deriva, dentro de un determinado orden económico, de la magnitud y naturaleza del poder de disposición… La situación de estrato indica intereses iguales o semejantes” (Weber).
Fuerza intrínseca de las dinámicas sociales
El poder es inherente a toda relación humana. Es esta voluntad la que nos lleva a relacionarnos con los demás. Pero la diferencia entre poder y dominación se produce cuando una de las partes intenta fijar esa relación en un sentido. Es allí cuando la arquitectura puede funcionar como instrumento. La presencia de la obra edificada en el contexto urbano produce sentido y éste responde a posturas ideológicas. Posturas propias de quien la sustenta. Se entiende por poder, según Weber, la probabilidad que tiene un hombre o una agrupación de hombres de imponer su propia voluntad en una acción comunitaria, inclusive contra la opción de los demás. 1/ Poder de dominación. El poder es dinámico, refleja una ideología de acuerdo al modelo de sociedad en un momento determinado. 2/ Poder hacer: El poder se manifiesta a través de obras de arquitectura, del arte, del conocimiento, del saber. E sto le otorga prestigio a las personas o grupo de ellas que puedan tener acceso a los medios para poder plasmar una ideología, entendiendo prestigio según Weber, como posesión de características valuadas como superiores o inferiores
Concepto de
poder
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como la educación y cultura. 3/ Poder social: Poder de las masas. La sociedad como un todo, se moviliza un fin común. La ciudad como creación colectiva. Motor de la producción La producción arquitectónica como la cara
visible de un contexto, de las dinámicas sociales y económicas. Vemos como la producción arquitectónica está asociada a recursos que la sustentan y voluntades que la promueven. Siendo el arquitecto un profesional al servicio que responde a necesidades de terceros. El que domina puede materializar su voluntad, dejándola inmortalizada en un contexto, que perdurará a lo largo del tiempo. Al ser este un comportamiento de la sociedad, se produce el entrecruzamiento de arquitecturas en distintas épocas. Esta es una constante que cocerá todas las épocas. Dominar y producir generan una dinámica cíclica que atraviesa la historia de la sociedad en las ciudades. La arquitectura es la cara visible de una época, un contexto y la manifestación de ideologías políticas, económicas y sociales. Se pude decir que es esto lo que la motiva. Su imagen puede dar cuenta del contexto en cual fue pensada, proyectada y construida, es así que plasma ideales, quedando su huella en la ciudad.
“La arquitectura nos cuenta “(…) una historia cultural de las representaciones de la ciudad, pero siempre que se advierta en modo en que los artefactos urbanos producen significaciones y afectan tanto la cultura y revierten sobre su propia materialidad”. (Gorelik, p.16)4
Sabemos que la arquitectura es producto de la expresión material de una voluntad de poder. Pero ahora bien, qué pasa en las ciudades cuando a través de la historia, como sedimentaria, van quedando acumuladas estas sucesivas imágenes de la ciudad. La ciudad que fue, la ciudad que es. ¿Podemos disociarlas? ¿Podemos detectar en el presente a la ciudad del pasado o la ciudad es siempre una, una que se constituye con lo nuevo y los rastros del pasado?¿Será entonces que las ciudades son superposición de voluntades? Esta manifestación de tipo material, dentro de un entorno construido a partir de una ideología, hace que quien manifiesta su voluntad se vuelva visible, reconocido. Manifestarse es hacer historia, permanecer. “Las
permanecias (…) sólo ellas pueden mostrar lo que la ciudad ha sido por todo ello en que su pasado difiere del presente”. (Rossi)14
Arquitectura “Toda arquitectura, primitiva o actual, está como símbolo montada sobre un modelo de imaginario o
visión del mundo, que pone en manifiesto las aspiraciones, ilusiones, deseos de dominación y antagonismos de los grupos sociales, que la crean, construyen y usan.”
(Caveri)3
“El símbolo (…) es en realidad, un objeto que asume la significación concreta, material de una idea con referencia histórica y alcance universal. (…) en el símbolo hay una fusión total del ideal de un concepto” (Argan)
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En cuanto al símbolo , entendemos a este como un elemento, que mediante asociaciones a otros denota cierta significación que hay detrás de él, que nos dice y trasmite mucho más que el objeto o imagen de si misma. El poseer o no este objeto, hace que en la sociedad comiencen a aparece objetos de deseo. Entendemos que la arquitectura puede darle forma al símbolo. Toman valor con el tiempo, y es la sociedad quien los resignifica. Esto es un proceso constante, que va acompañado con las modificaciones que ocurren en la ciudad y en la sociedad misma, creando así un imaginario urbano de cada cultura en particular.
Arquitectura como reflejo de una cosmovisión que va cambiando a través del tiempo. La arquitectura perdura y en la ciudad se genera una superposición de capas, en las que podemos leer el paso de la historia. Consideramos que las relaciones de los diferentes grupos dentro de una sociedad, llevados a cabo por la lucha de intereses, implican un constante intento de imposiciones de ideales, ya sean políticos, sociales o culturales como un generador fundamental para el desarrollo de una sociedad. El querer estar, querer ser, y querer permanecer son hechos que hacen a la ciudad, que se re interpretan con el pasar de la historia, dejando su huella. Es la arquitectura el reflejo de esa lucha. Cuya consecuencia forma parte de una arquitectura para mostrar. Se construye así una arquitectura para quienes poseen el poder y los medio de dominación, en un contexto creado por ellos, basado en el imaginario del comitente, realidad diferente de las mayorías. Aquí es cuando aparece el concepto de monumento, el cual entendemos como una construcción erigida para ser vista, cuya significación es un hecho, una idea, o una persona en concreto:
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Monumento es un edificio que conserva su valor y lo transmite más allá de su grandeza histórica (…) una forma arquitectónica que transmitía un contenido ideológico (…) que tiene un valor eterno” (Argan)1 El monumento se vale de los valores simbólicos de una época, si estos valores cambian con el paso del tiempo, cómo hace el monumento para representarse como tal. El monumento, es un punto estático dentro de la dinámica urbana. Este apela al imaginario de una época para dejar asentado la visón concreta de un momento.
Carácter “Las permanencias son un pasado que aun duradero de la experimentamos.(…) La forma perdura y Arquitectura preside la construcción de tal modo que las
funciones se modifican constantemente”.
(Rossi) 14 Entonces, la arquitectura que tiene la posibilidad de permanecer y perdurar es la que delinea la trama urbana y construye ciudades. Es, en definitiva, la arquitectura, que es validada por la sociedad, la que hace historia. Es parte del imaginario urbano y forma parte de la cultura intrínseca de las ciudades y quienes la habitan.
Para Marx las ideas prevalecientes en cada época son de la clase dominante. Esta clase, al controlar los medios de producción material también controlan los medios de producción mental imponiendo las ideas al resto de la sociedad. Entendemos que con la arquitectura sucede algo similar: la arquitectura que perdura es la que está asociada a la clase dominante, puesto que su lenguaje está puesto al servicio de la ideología que predomina en una época. La arquitectura como herramienta y reflejo de la lucha es las que va creando dichas capas en la ciudad. ¿Qué es lo que ocurre entonces en la ciudad de hoy, en la que quedaron plasmados los intereses de la historia, y que continúan sumándose más día a día? ¿Cómo viven y cómo conviven con la constante dinámica y mutación de la ciudad?
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II
CONSTRUCCIÓN DEL PROBLEMA
Podríamos tomar como casos de ejemplo a dos obras en particular, como lo son el Cabildo y la Avenida de Mayo. Si bien pertenecen a distintas épocas es indudable que han dejado una gran impronta en la ciudad, desde el momento de su creación, y que repercute hasta nuestros días. Lo interesante es pensar si esta “repercusión” de la que hablamos se ha mantenido invariable a través del tiempo; si el Cabildo de 1700 es el mismo cabildo que vemos hoy… al igual que la Avenida de Mayo…
“La historia de la ciudad es la historia de destrucción del patrimonio colonial y su reemplazo por arquitecturas… de acuerdo al pensamiento prevaleciente en las distintas épocas”
El Cabildo La llegada de los españoles constituye la
primera configuración una ciudad signada por la cultura europea. A través de la grilla que delimitó la vasta planicie los españoles dieron los primero pasos hacia la conquista del territorio. La ciudad y sus instituciones.
“La implantación física constituyó un hecho decisivo para la ocupación de territorio americano por los conquistadores europeos (…) Las ciudades se organizaron como una red urbana, como obra centralizada de las metrópolis.(…) Con esto quedo planteado un problema nuevo, puesto que en el territorio ocupado se instalaba una nueva sociedad y un nuevo proyecto económico”(Romero, José
Luis, p 57 y 58). 13 El cabildo se implantó en la ciudad como ayuntamiento. Pero a su vez sería telón donde se sucedería la Revolución de Mayo. A partir de entonces la imagen de la plaza con el edificio simbolizaría el inicio de una nueva era que recordamos hasta nuestros días. Y la historia de transfiguraciones no termina allí. Pues tras sucesivas restauraciones ( como la añadidura de la Torre , la reforma de sus fachadas y arreglos por derrumbes) fue finalmente demolido en parte con la llegada de la avenida de Mayo y luego con la de la Diagonal. “La apertura de la Diagonal significó la demolición de otros arcos, dejando al más ilustre de los momento
históricos convertidos en un adefesio pasado.” (Gutiérrez, Ramón)5 ¿En qué sentido podemos decir que el Cabildo perdura como símbolo? Por un lado, tenemos la realidad constructiva del edificio, que requirió de sucesivas reconstrucciones. Evidentemente hubo una intención de mantenerlo. Pero con el correr del tiempo se produjo un efecto contrario. Prevaleció lo nuevo, y lo viejo, sufrió las consecuencias. Evidentemente el Cabildo no tiene la implicancia que tuvo para los revolucionarios pero es innegable que sigue siendo uno de los puntos históricos más relevantes de la ciudad. Como diría Rafael Iglesia, hay edificios que no necesitan conservar su fisonomía para transmitir su valor simbólico.
“El nuevo boulevard debía cumplir una fun- Avenida de Mayo ción de representación, un símbolo” (Solsona y Hunter)15 No es casual que el contexto que concibió a la Avenida de Mayo optara recortar al Cabildo. La década de 1880 y la llegada de la modernidad a Buenos Aires significo un borrón y cuenta nueva. Olvidar el pasado para mirar hacia afuera con deslumbramiento, y reescribir con boulevards y edificios afrancesados las callecitas porteñas.
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“Pero para una ciudad que debía fundarse de nuevo, que debía borrar la barbarie, la historia era casi un lastre, por que se estaba imponiendo la ideología del movimiento, la dinámica del cambio como valor esencialmente positivo donde cualquier tipo de cambio era válido.” (Gutiérrez, Ramòn, p
122.)5 Lo que en su momento había sido el símbolo de la llegada de los españoles, para luego configurarse como estandarte del inicio hacia una patria independiente quedaba ahora reducido a un bulto retrógada que dificulataba el paso hacia la modernidad. Algo, evidentemente, quedó olvidado en el camino. El antecedente para la llegada de esta avenida lo sembró Sarmiento en la década del 70. Pensando en los “Campos Eliseos” o en el paseo del Prado madrileño, la idea que subyacía era la de dotar a la ciudad de un gran paseo urbano a la imagen de las metrópolis Europeas.“La obra de la avenida
de Mayo vino sin duda a introducir nuevas pautas de comportamiento para la ciudad. Por una parte se constituyó en el “salón urbano” donde se iba a pasear, a exhibirse, y a mirar, y por otra en el símbolo de la modernidad urbana tan anhelada” (Gutiérrez, Ramòn, p 120.)5
De alguna manera se abandona el tradicional espacio de la plaza Mayor, como
lo había sido la plaza de Mayo como espacio para la comunidad y la vida social por antonomasia, a su vez complementado por el espacio de las calles dentro de la grilla como extensión del ámbito doméstico. El Boulevard sería la modernidad el espacio propicio para la vida social. Un ancho y lujoso corredor pensado como pasarela de la burguesía; un lugar donde pasear, mostrarse y ser visto. El lugar de lo nuevo, del progreso. Las nuevas ideas y el nuevo estilo de vida.
“La ciudad moderna era el escenario de una nueva sociedad y su construcción resultaba un punto fundamental para consolidar el progreso” (Gutiérrez, Ramòn, p 38)5 Podemos pensar entonces que por un lado, una intervención urbana busca consolidar una ideología dentro la práctica social. De esta forma lo edificado actuaría directamente como un símbolo de un ideal, transformando con su presencia al entorno. Sin embargo la arquitectura es necesariamente un producto de un contexto determinado. La misma intenta consolidar ( de manera material) algo que ya está presente en la sociedad. Por eso es exitosa en ese sentido, por eso la arquitectura de una época tiene cabida en la misma. Se trata sin más de un ida y vuelta donde pensamiento y construcción se retroalimentan.
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“Los ciudadanos construyen su ciudad según sus riquezas y flaquezas, de acuerdo con sus concepciones. Pero a su vez la ciudad genera un cierto tipo de ciudadano que ha nacido y ha crecido dentro de sus calles, escuelas, colegios, universidades, plazas y casas, que la conforma.” (Rodriguez, J. R.) 12
“La avenida de Mayo implicó la demolición parcial del antiguo cabildo, pero en su defensa no se alzaron las históricas voces de los próceres de la patria que también habrían de callar cuando años más tarde la apertura de la Diagonal significó la demolición de otros arcos, dejando “al más ilustre de los monumentos históricos” convertido en un adefesio en ruinas. Así comenzó a formarse la imagen de buenos aires como “ciudad sin memoria” predispuesta a recibir enfervorecida todas las modas que vinieran de afuera y a despreciar con la misma fuerza su propio pasado. La ciudad aceptó que la demolición era el paso necesario para el progreso.” (Gutiérrez, Ramón)5 Ahora bien, pensando la historia desde el hoy, los años pasaron, y el ideal moderno de progreso de principios de siglo dio paso a nuevas formas de entender la ciudad y la sociedad en que vivimos. El espacio
público y la manera de concebirlo, se transformaron. Los edificios que simbolizaron una época hoy se miran al espejo y no se reconocen. Los boulevards del progreso hoy son un centro financiero que, lejos de congregar a la elite burguesa son atracción de turistas y productoras publicitarias extranjeras. El cabildo sería declarado monumento en 1933, pocos años después de que se terminara de amputar el costado izquierdo con la llegada de la Diagonal sur.
“(…) Un edificio que es algo más que un edificio, a pesar de las tergiversaciones sufridas a lo largo del tiempo, un templo de la soberanía, un altar de la democracia, una señal imperecedera de la historia argentina, una hazaña de la libertad”.
III
LA MIRADA ACTUAL
Ruina, Patrimonio, y resignificación. Memoria e identidad.
¿Qué pasa en esta ciudad que es soporte de Sociedad dináuna sociedad que se transforma, que adop- mica vs Arquitecta nuevas ideologías, y que a su vez juzga tura estática desde nuevos puntos de vista el entorno de su habitar? ¿Cómo es que se interpretan en la ciudad de hoy estas ciudades del pasado de alguna manera presentes, a través de su imagen construída? A través del tiempo las sociedades adoptan nuevos valores; esto implica que las ideas que dieron origen a una arquitectura son abandonas, dejadas de lado y sustituidas por otras nuevas. En este sentido podemos hablar de la ruina en el edificio, si entendemos la ruina como la decadencia o el abandono de una arquitectura. Podemos pensar que se
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trata de una construcción que ha perdido el interés que la sustentaba para ser librada al “azar”; de esta manera no es solo la acción de la naturaleza que la afecta, sino también el entorno mismo que ahora se apropia de la misma, indefensa y abierta a la resignificación. ¿Qué reminiscencias del Cabildo original tiene el Cabildo que vemos hoy al caminar la plaza de Mayo? De alguna manera lo que queda de este monumento son los restos, un imaginario de ciudad colonial en vísperas de una independencia. Del mismo modo que la Avenida de Mayo, ya no es boulevard del progreso. Por otro lado, debe haber algún valor que sobreviva en ellas, como para que la sociedad las siga considerando importantes. Estos fragmentos de ciudad siguen contando historias a los habitantes de esta ciudad. Es el valor simbólico el que las mantiene vivas. Evidentemente estos símbolos mantienen su importancia a pesar de los cambios en el entorno. Resignificación En un contexto en constante cambio y en
una ciudad que se reescribe diariamente, ¿cómo hace la sociedad para convivir con estos edificios que han quedado paralizados en el tiempo? El uso del edificio con el que fue planificado, no es el uso que la sociedad le
pueda dar ahora. Se produce así un desfasaje temporal, en donde un edificio permanece inmutable y las dinámicas de la sociedad van transformando su entorno. “Con el tiempo, la ciudad crece sobre
sí misma; adquiere consciencia y memoria de sí misma. En su construcción permanecen sus motivos originales pero con el tiempo concreta y modifica los motivos de su mismo desarrollo.” (Rossi, Aldo)14 La sociedad adopta distintas posturas en relación al hábitat construido que la circunda. Como decíamos anteriormente, es inevitable que los entornos urbanos se transformen en consonancia con la cultura que los habita. Las prácticas cambian y con ellas, los espacios requeridos. Se generan nuevos usos. Nuevas tipologías que responden a los mismos… o también, nuevas maneras de reinterpretar las tipologías ya existentes, los espacios heredados. La avenida de Mayo fue concebida como una especie de pasarela urbana donde la sociedad burguesa se regodeara con los avances de la modernidad, el espíritu del progreso. Quien camine hoy por la avenida seguramente perciba algo de esta gloria que la caracterizó en el pasado, pero sin lugar a dudas la avenida de Mayo no es lo que era. Lejos de ser el ámbito de paseo de la burguesía, hoy quizás lo que nos queda de ella es este imaginario pasado. Espacio de
rememoración que evoca con su fisonomía a otra época, pero desde el recuerdo, no desde la vivencia. Por la avenida ya no se ve el trajín de los bares abarrotados… se ha perdido ese magnetismo que la convertía en el centro de la vida cotidiana. Se ha vuelto un lugar de paso para la mayoría de los porteños, y también un punto infaltable en cualquier recorrida turística. Por otro lado podríamos referirnos al caso del Abasto. Hoy del antiguo mercado sólo queda la fachada y un uso comercial que dista de ser el del antiguo mercado. Una sociedad que ha cambiado sus hábitos retomó este edificio y lo transformó en algo nuevo. Conservó de él lo que apreciaba, su imagen, su imponencia. Pero el uso ya no es el mismo. Y con la llegada del shopping no sólo se replanteó el significado del edificio en sí, sino que se transformó el barrio entero. Nuevos habitantes, turistas de paso, movida cultural. Muchos añoran lo que el Abasto fue… pero quizás la alternativa al shopping era la demolición. Por lo menos en la Buenos Aires de Hoy . Memoria “La memoria requiere un lugar donde acon-
tecer, porque la memoria es un diálogo complejo e indeterminado entre espacio y tiempo.” (Sztulwark, Pablo)16
Sin embargo es inevitable que con el
paso del tiempo nos alejemos de la verdadera esencia de lo que representó tanto una arquitectura como un entorno urbano en una época anterior. Nos hacemos una imagen, si, pero desde el hoy. Desde los edificios como están y desde un pensamiento también distante al pensamiento de nuestras generaciones precedentes. Recordamos al Abasto como el viejo mercado, pero lo que percibimos de él es más un imaginario heredado que un conocimiento específico. La arquitectura de la ciudad construye una memoria que es colectiva, y con ella va dando carácter a los espacios. A través de la misma podemos leer una especie de historia de la ciudad, pero más que nada para situarnos en el hoy, transformado. La historia reconstruye esa distancia con el pasado y le da sentido a nuestro habitar. La memoria no es estanca, se va modificando por fuerzas que exceden a uno y a la ciudad misma, pero a la vez, la memoria sobre la ciudad se crea en base a alteraciones materiales sobre lo natural, generadas por el hombre, con cierta finalidad. Cada voluntad se expresa en un contexto urbano, que va siendo modificado con el paso del tiempo, y este contexto urbano va consolidando una memoria, creando una imagen de lo que fue, lo que es, para proyectar lo que será.
“La memoria es el sitio de inscripción social. Pero si algo nos dice de la experiencia en tor-
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no de Haacke es que esa inscripción es permanente. A modo de palimpsesto, una vez y otra vez, una vez más… pero todo a la vez. En esta situación, la memoria es inscripción social.” (Sztulwark, Pablo)16
Se puede construir dos tipos de memorias, por un lado, aquella memoria arraigada al pasado, y por el otro lado una memoria, que no olvida el pasado, sino que lo memoriza por la repetición de impresiones, pero convive con el presente y dialoga con él. Es esta última la que colabora a que la sociedad acepte y conviva, en la ciudad de hoy, con una arquitectura que fue creada en el pasado dentro de las circunstancias del presente, y perdurar en el futuro. Ahora bien, la ciudad necesita de construir esta memoria a partir de lo que ya es, como también necesita de este constante reescribirse atendiendo naturalmente a las dinámicas que en ella se desenvuelven. Podemos decir entonces que la sociedad no es pasiva respecto de su memoria, sino que la construye. La sociedad construye memoria también al hacer un recorte del pasado, a partir de su valoración.
“El patrimonio debe dar lugar a la expansión de la sociedad, no debe convertir a la ciudad en un museo.”
La ciudad, por el simple hecho de recordarse a sí misma, no tiene porqué congelarse en el pasado. La memoria es un ida y vuelta con el pasado, donde elegimos qué recordar. ¿Qué obras son esas que constitu
yen la memoria? “(…) El patrimonio, como la historia son construcciones de una realidad determinada, no existen como entes autónomos fuera del reconocimiento de la comunidad, toda consideración sobre la preservación del patrimonio está ligada aun para qué, aun para quién o quiénes” (SCA)16 Una obra es considerada patrimonio si la época considera que la misma tiene valor cultural y representa de alguna manera a la sociedad contemporánea. El patrimonio es aquello que la sociedad considera constituye un testimonio de sí misma. El concepto de patrimonio surge en la actualidad a consecuencia del cruce de distintos intereses encontrados. Mientras los de un sector son los de conservar los valuares arquitectónicos que constituyen la memoria de una sociedad, para otros pondera la valoración del territorio y enriquecerse con el mercado inmobiliario. La preservación de lo catalogado como “patrimonial” responde a la necesidad de preservar un edificio que “por sí solo” no se sustenta. Hablar de conservación es de alguna manera hablar de una preservación artificial. La ciudad se
reescribe según los nuevos valores estéticos. En sucesivas épocas, en 1880 o en la modernidad el criterio era de renovación para reinscribir la ciudad desde la tabula rasa. Sin embargo el patrimonio ocupa un rol central en cuanto a la construcción activa de esa memoria.
“Las obras monumentales de los pueblos, portadoras de un mensaje espiritual del pasado, representan en la vida actual el testimonio vivo de sus tradiciones seculares” (Carta de Venecia). El monumento de alguna manera intenta constituir un aporte generacional hacia la construcción de esa memoria, que también es identidad. “Existe o se construye,
paso a paso, la identidad de la ciudad y de sus ciudadanos, en la medida en que éste es un proceso histórico y cultural.” (Rodriguez,
J.R.)12. Pero por otro lado lo que termina de definir este imaginario colectivo es precisamente la mirada contemporánea sobre los hechos históricos y su contexto. Entonces, los monumentos del pasado si, pueden conformar y de hecho constituyen a esta memoria, pero también hay muchos otros ámbitos que pueden formar parte de la misma, y esto es una decisión que la sociedad debe tomar. “El patrimonio es una construcción
social y como tal es la demostración de la
experiencia y las practicas de los distintos grupos sociales; siempre se lo planteó desde una perspectiva universal, es decir, como que había un único patrimonio, instituido como universal y único, era el patrimonio de las elites, articulado directamente al concepto del “pensamiento único” y funcional al neoliberalismo cultural y político como forma de conocimiento.” (SCA)16
En lo universal, está implícito que atañe a la sociedad en su conjunto. Sin embargo habría que preguntarse si realmente podemos pensar que el patrimonio es una especie de “parte por el todo”. Este recorte histórico que hacemos plantea la dificultad de definir los límites de un pasado y una sociedad cuyos bordes son difusos. Hasta qué punto podemos delimitar un edificio o una zona como patrimoniales. ¿Quién y con qué criterios designa ese recorte? Es necesario realizar una profunda valoración de la historia, la sociedad y tener en cuenta a todos sus actores a la hora de definir lo que es o no patrimonio. Nuestra historia no es solo la de los monumentos, sino que se trata de una construcción colectiva donde el hacer en general de la sociedad cumple un rol central y constituye en sí mismo el espíritu de la identidad.
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Los monumentos, las huellas, el patrimonio, van creando una memoria en la sociedad sobre la ciudad. “La memoria (…) está hecha de marcas y afectaciones varias, la memoria urbana es la ciudad misma. En definitiva las marcas que hacemos y hacen ciudad” (Sztulwark, Pablo)16
todo el tiempo. “Si la ciudad es una y diver-
sa, no será posible simbolizarla, todo símbolo será parcial y equivocado. Ciudad plural. Ciudad que no es jamás la misma y cuya variedad, a quien la sabe, abisma”. (Iglesia,
IV
REFLEXIÓN FINAL
La ciudad es una construcción colectiva. Es producto de una superposición. Y buenos aires en particular funda su identidad en esa heterogeneidad.
Desde sus orígenes el territorio de nuestra ciudad estuvo signado por el ir venir de ideologías que fueron dejando invariablemente como huellas sus visiones de la ciudad. Desde la grilla, la plaza, la avenida. Hasta conformar lo que es Buenos Aires hoy: un espacio dónde todo se ha reescrito, reinterpretado; una ciudad donde el aparente caos quizás pueda ser entendido como la sucesiva en incansable superposición de una lógica tras otra, una sociedad que se reinventó sobre sí misma
Rafael E.)7 Si bien existe la idea de que la ciudad debe tender al orden y a la unidad ( la ciudad pensada desde una única lógica, desde un único lenguaje, una única visión), es quizás en la heterogeneidad donde se encuentra la oportunidad de identificarse. Es a través de esta aparente incoherencia donde podemos ir leyendo sucesivamente el paso de la historia con sus egoísmos, con sus marcas personales, donde casi podríamos decir que es posible detectar las individualidades del pasado. “Tratar de lograr homogeneidad en
un trazado formado mayoritariamente por adición desordenada de elementos muy diversos… inseparable característica, inseparable de nuestra identidad urbana”. (SCA)18 ¿Cómo construir memoria en una ciudad cuya identidad está basada en la constante transformación? Se nos plantea un desafío: encontrar el delicado equilibrio entre preservar el patrimonio que nos testimonia como sociedad y a la vez, dar lugar a las nuevas generaciones, que con sus cambios seguirán construyendo este entorno tan particular.
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Buenos aires se construye así no como un valuarte de monumentos pasados, sino como una trama producto de un colectivo en constante tensión con el territorio que habita.
“Concibo la arquitectura en sentido positivo como una creación inseparable de la vida civil y de la sociedad en que se manifiesta. Ella es por su naturaleza colectiva” (Rossi, Aldo)14
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BIBLIOGRAFÍA
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Este trabajo forma parte del exámen final de Historia II. Nace como la reelaboración de una idea surgida durante la cursada de la materia. Fue reconversado y pulido a través de sucesivos encuentros con Alejandro Bocser, quien fuera nuestro docente, y a quien estimamos mucho. Gracias Ale!
María Petit, Clara Serenellini, Mercedes Rubinetti y Florencia Sciutto. Cátedra Aboy FADU-UBA Buenos Aires, Mayo de 2013