Epifanías del Deseo

Editorial

Epifanías del Deseo Espacio Ex/Céntrico

Por: Sonia Viano Fregni.

Epifanías del Deseo, un espacio ex/céntrico que está enmarc ado por un gesto, una ficción distópica.

Epifanías, punza y empuja a liberar al Sujeto y su arte, aunque más no sea de su queja de las cadenas que lo amordazan.

Abre un evento, un acontecimiento de un tiempo anamorfósico que va desde la proliferación salvaje hasta los escenarios más escandalosos y mistificadores, para escribir un Sujeto y sus vitalidades mortificadoras que tematizan su Deseo.

Espacio ex/céntrico, porque el Sujeto es ex/céntrico también, conviene decir dividido, aparecido fantasmático de un agujero negro que brilla en su rotación.

Ceremonia de la transgresión.

Cemento no académico que hace de este ser escribiente una completa definición mucho más artística, ética y política, que cualquier idioma analítico entramado en los estándares de la cartografía del Poder intelectual orgánico, behaviorista, del SaberSaber.

A c u m u l a c i ó n informativa, informática de una ventana inútil para esos advenimientos mágicos y poéticos de la subjetivación.

Todos temas que abandonan al Sujeto político, en la tergivización de un dispositivo llamado analítico, que deja al cuerpo deshabitado del discurso.

Un dispositivo de lo igual para todos. De la detumescencia de la palabra. Un puro Discurso de semblante que entorpece metáforas, y por lo tanto las avenidas de ese indestructible Deseo.

Con sus partículas virtuales en un mundo Real, Sujeto que se evapora en la luz de una palabra posible que desmonta lo imposible, que hace titilar, enluciendo al Sujeto.

Epifanías es un modo de intervención que intenta resituar esas formas enmascaradas de des/ subjetivación.

Epifanías intenta despedazar las tumbas academicistas e institucionalizadas de la crudeza de un sistema de sometimiento, alienación, mortificación, y asesinatos reglados por el Poder.

Se opone a la masacre, así como a la putrefacción de los sujetos y su mundo.

Levanta la Voz, mantiene la vibración. Incorpora Grafías impresionantemente subversivas.

Sujetos (in)dignos Nada es más difícil de soportar que una sucesión de días hermosos Goethe Por: José Antonio Gómez Montelongo Los proceso de globalización y de la llamada modernidad han traído consigo diversos cambios, no sólo en las dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales de las sociedades modernas, sino también, en las estructuras subjetivas que han cambiado a la par de su temporalidad y contexto. Sería un error metodológico y epistémico pensar que nos encontramos de frente al mismo sujeto de lo inconsciente que fue bosquejado por Freud y problematizado por Lacan. Estamos ante la presencia y emergencia de en un paradigma otro.

dimensión, una división tácita entre lo privado y lo público, en cierto sentido, mantenía cierta negatividad respecto a las condiciones de prohibición o del no-poder (Han: 2012).

Con la llegada de la globalización –entendida como las formas de mundialización de los discursos que han marcado las relaciones económicas y de intercambio de los individuos, que secularmente ha generado un impacto en la dimensión de la construcción de sujetos de consumo–, comenzó a establecerse otra forma de sociedad.

La mundialización de los discursos y la maximización de las formas de producción trajo consigo una mutación en la construcción de capitalismo moderno. Los mecanismos de intercambio traspasaban las fronteras de lo local para abrir una brecha irreducible en el mercado global. A modo de semblanza y en la dimensión de lo singular, la brecha entre lo privado y lo público comenzó a diluir su distancia a medida en que los medios virtuales de comunicación e

Aquel sujeto cuestionado por el psicoanálisis, hasta mediados del siglo XX, era un sujeto al que se le cuestionaba sobre sus formas de obtención de placer y de gozar, aquellas que contrastaban, de una manera u otra, a las condiciones sociales de la época. Un sujeto inmerso en una sociedad disciplinaria y de la cual era objeto de los mecanismos creados para su explotación. Su condición de servidumbre voluntaria le permitía hacer semblante a la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo. Una relación que implicaba cierta disyunción y conjunción donde los saberes y la técnica sobre las formas de gozar eran depositados imaginariamente en uno y en el otro. Los cuerpos pasaban a ser los depositarios de los discursos culturales, de las adecuaciones y ortopedias para mejorar su condición de adaptabilidad a una sociedad que le demanda un bien pensar y un bien consumir. Hasta este punto, no podemos negar que la formula que se ha mantenido constante, al interior de la práctica analítica, ha sido que el sujeto enferma de realidad, de su propia realidad, del exceso o falta de adaptabilidad a la misma, así como de su condición exclusión en las formas de obtención de placeres y sus formas singulares de gozar. Hasta este punto, las sociedades disciplinares –focalizadas en los mecanismos y dispositivos de control– habían mantenido la lógica de dominación de los cuerpos, de sus placeres y de sus formas de producción en la dimensión exogámica del amo –esta figura representada por el caracterizado cerdo capitalista que materializaba la presencia de una entidad que apuntaba a gobernar de manera absoluta los cuerpos y prácticas sociales de los individuos–.

La sociedad disciplinaria había mantenido, hasta cierta

"...un sujeto que se ha vuelto explotador de sí mismo..." intercambio ganaban terreno en la cotidianidad de la vida misma. El siglo XXI trajo consigo la fractura de las fronteras en las dimensiones espaciales y de comunicación. El mundo se volvía un red telecomunicativa que simbólicamente reducía su espacio. El mundo entero estaba ante los ojos del sujeto, pero a su vez, el sujeto se presentaba ante los ojos del mundo mismo. Otros discursos comenzaron a emerger, desplazando la condición y mecanismos disciplinarios por la condición del emprendimiento y del rendimiento.

Las sociedades del rendimiento (Han: 2012) reconfigurarían a un sujeto que se ha vuelto explotador de sí mismo. Ya no es necesario un amo que trate de dominar los cuerpos y sus placeres, ahora el sujeto es el amo de sí mismo, aquel 5

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Aquellos cuerpos perfectibles en su exuberancia intentan (ha saber si de manera fallida) sostener EL saber sobre la sexualidad. La muerte se vive como una forma de negatividad que hay que aplazar hasta el último aliento, y si el sujeto muere habrá que demostrar que mantuvo un cuerpo y vida beata en relación a los cánones sociales.

Nos encontramos ante la caída de la negatividad, frente al imperio de la transparencia y de la imagen. Pasamos de servir voluntariamente a convertirnos en ser-viles, una sociedad de servicio y del clientelismo donde el sujeto es calificado en rangos de cinco estrellas. ¿Qué lugar para el habla cuando se nos taponea con el exceso de multiplicidades de objetos que supondrían satisfacer hasta la más íntima necesidad?

Las depresiones modernas, son la manifestación de los sujetos indignos que no logran colmar los discursos de éxito, belleza y emprendurismo. Las bulimias y las anorexias hacen eco del rechazo más real a las exigencias de la adaptación, ahí los huesos son testigos del vacío materializado en los cuerpos, o de exceso del consumo. El burn-out, o síndrome del quemado, no es otra expresión de la condición autoexplotadora y superyóica del rendimiento.

que de manera superyóica exige rendimiento, excelencia, perfección. Es en este punto donde la historia da un giro radical, los discursos culturales que habían delimitado las formas de placer y de gozar del sujeto, ahora se convertían en sus portavoces, el discurso emergente del todo es posible rompería la frontera entre la dominación de los cuerpos para dar paso a la ergonomía de los cuerpos y de su psique. Ya no es necesario generar mecanismos que obliguen a los sujetos trabajadores rendir sus horas laborales para que con su producción adquieran vienes de consumo que les permitan vivir, ahora esa exigencia, de manera introyectada, impulsa al trabajador a exigirse consumir los objetos que se les son mostrados como suplementos de felicidad, éxito, amor o autorrealización.

Nos encontramos ante un reto que deja muchas aristas abiertas, en un espacio que se demanda resultados inmediatos e indoloros, no para recuperarse y aliviar la existencia, sino para seguir produciendo. Pareciera que de cierta manera, la forma de dignificar aquellos cuerpos heridos por el capitalismo (Soler: 2007) es a través de la resimbolización del no-todo. Apostar por quebrar la hegemonía del todo es posible para dar paso a no-todo se puede ni gozar ni obtener.

Marzo 2021 REFERENCIAS: Baudrillard, Jean (2008). Sobre la seducción. Cátedra: M adrid Han, Byung-Chul (2012). La sociedad del cansancio. Herder: Barcelona

El impacto de la masificación de cuerpos perfectibles ha llevado al límite las construcción subjetivas modernas.

Vivimos en una sociedad pornográfica (Han: 2014; Baudrillard:2008) en donde se nos muestra constantemente, y sin censura, simulacros estéticos de belleza y éxito.

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Han, Byung-Chul (2014). Psicopolítica. Herder: Barcelona Han, Byung-Chul (2014a). La agonía de eros. Herder: Barcelona Soler, Colette (2007). El anticapitalismo del acto analítico. En “¿Qué se espera del psicoanálisis y del psicoanalista?” Editorial Letra Viva: Argentina

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15 minutos de Epistemodisidencias Por: Sonia Viano Fregni

Retomando un texto muy conocido, pero poco leído, el texto que escribe Freud en el año 1917, allí él nos viene a exponer los dos postulados básicos del psicoanálisis y a este propósito nos señala y especifica que son: La imposibilidad de dominar la vida sexual y el otro, la esencia inconsciente de todos los procesos psíquicos. Cierto es que estas proposiciones nos remiten al axioma, “El yo no es dueño y señor en su propia casa” (Freud 1917) cierto es que la formalización del inconsciente freudiano, vino a romper con las propuestas planteadas por las psicologías del yo o los psicoanálisis psicologizantes. Que aventuran nociones de cierta vaguedad. Al mismo tiempo el psicoanálisis, nos pide un esfuerzo, pensar al sujeto, como segundo, definido por dos órdenes_ Inconsciente y sexualidad_ que lo constituyen como ajeno a sus más propias e íntimas certidumbres y sus propias verdades. Conviniendo distinguir lo que considera Lacan (Sem 17.1969-1970), en El reverso del psicoanálisis que, entre agente, es decir el sujeto y el Otro, hay una relación de impotencia que se llama producción, o efecto de incidencia. Detrás de éste vinculo existe una verdad oculta. En los discursos, que son la manera de hacer lazo social, ninguno puede apropiarse de la verdad/toda. Retomando a Freud (1900) en La interpretación de los sueños nos convoca a pensar que esos deseos inconscientes, son de la misma tela, _sexuales e infantiles_ Algo más, importante de sumar, es el texto de Freud, (1915-1917) Introducción al psicoanálisis en la conferencia titulada La vida sexual humana imprime y aclara ciertas especificidades sobre el tema de la sexualidad que fueron marginadas por teorías ya oficiales, ya vulgares.

Define, que la sexualidad no se reduce a conductas adquiridas en el desarrollo de sujeto, sino y esto es fundamental, que estas conductas son evidentes desde los primeros años de vida. Es decir, si lo psíquico no se reduce a lo consciente, la sexualidad no se reduce a la reproducción. La sexualidad no tiene como fin la reproducción. Sino la consecución del placer.

Es toda una cuestión que se vislumbra muy compleja. De ahí que Lacan en los años 1973 y 1973 invente las fórmulas de la sexuación, como una manera de dar respuesta a esta verdad imposible. La de que no hay relación (sexual). Cabe señalar que subsiste una sexualidad con efectos en la trama fantasmática de los sujetos. Como hay un imposible al absoluto de la unidad, el sujeto se las tiene que arreglar con sustituciones, el Goce Fálico y el Goce Otro. Ante todo, este derrotero, la idea es que se comienza a iluminar es que no se está hablando de funciones biológicas, son lugares y funciones. Así sobreviene la pregunta: ¿qué es primero, la biología o la palabra? Ya tenemos un andamiaje que vectoriza, La palabra. Insistamos en no volver a lo viejo de siempre. Persistir obstinadamente en que el Significante es el talismán de las diferencias. Enfrentarse con los mathemas de la sexuación es una plataforma para engarzar con otras disciplinas.

Sobre este suelo comienzo a cercar la idea de que por los rodeos de Freud y los mathemas de Lacan que se aparean cruzan por distintos dispositivos. Pero con esto en mente pienso que todavía se ganaría una práctica normativa heterosexual. Que taladra el sentido común de la normalidad y anormalidad, una especie de disfraz o maquillaje que vela lo Real de cada humus. Lo original de la transgresión donde el Deseo toma su estilo epistemodisidente. Antes de avanzar insistir que la letra “a” tiene un saber epistémico, no sólo para el psicoanálisis, sino para otras territorialidades. ¡Irrefutable que el Inconsciente no tiene ni sexo, ni género! Concibo, entonces, ni esencia, ni sustancia, ni biologismo. Ficción, Compendio de ficciones, compendio de Sujetos Políticos, envueltos en el cuero que contiene la carne de una crueldad rabiosa, osadía y arrojo de escotar a un Sujeto de la subversión, incesante, mutantante, escupitado al mundo para inscribirse y ser actuante de la vida, apostar, tomar el precio. Abismarse en las raíces de la muerte para aceptar su lealtad, que lo abruma, o lo mortifica, pero lo vivifica.

Regresando a Lacan, creo que abre ventanas. Hay un profundo oleaje, desvanece el estatuto sexual-genital. Pienso que va más allá del adoctrinamiento cultural, la presión social, o la educación y yo diría la “civilización abyecta”. También supongo una pifia en el psicoanálisis. Hasta en los más liberales. Estructuras estables. “Per-versión como Estructura”. Estoy supuesta a otras posibilidades. Otras lógicas. No binaristas, disidentes. Lógicas paraconsistentes, subsumiendo inconsistencias. Trenzar, hilar un Sujeto en el tratabilleo de su estela, con un gasto que lo consume para la vida y para el Deseo, el formulado por él.

Sin cocerle la boca, porque el Deseo y la resurrección es crueldad, que fabrica ficciones vitales, no binarias, ni opresivas, 7

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sujetos de segunda. Hablo de la crueldad como fundamento epistémico. Fabricante de Sujetos que elevan sus alas, sus deires, sus haceres dionisíacos en actos libertarios, conflagraciones éticas.

El no binarismo sería una constelación o un dispositivo, molinillo de ficciones que llama a metamorfosis de Sujetos, un coexistir en la consideración de la otredad, la diferencia, el rizoma que rompe la unidad del Uno. Génesis de la heterogeneidad del Sujeto, producto del golpe traumatizador de la palabra que genera el motor ininterrumpido de lo que anima, a serpentear los términos del biopoder y la biopolítica, o las políticas neoliberales con aspiraciones hegemónicas.

Esos, aquellos, nosotrxs a los que no les queda más que caminar por los márgenes de la sociedad, a un costado del acontecimiento, miniaturizados y constreñidos a las máquinas de sujeción semiótica. Para salvarlas apariencias de una más cara de racionalidad, binarismos absolutistas estereotipos naturalistas-biologistas, sin perspectiva crítica. Evaluaciones por bandadas de ciertos científicos, intelectuales, maestros.

Catedráticos. Lista de infinitos absolutos. Cementos prolijamente aplanados. Deportando a sectores de su palabra, de su discurso, también de sus cuerpos, de su erugeneidad.

Dejando montones de sujetos, detrás de la pantalla. Sujetos empalados, diagnosticados encarnados, perforados en sedimentadas normas culturales en series perfectamente definidas, desolladero infernal.

Se llevaron las reses al matadero, se llevaron las reses, los cuerpos que existen en una relación binaria con el OTRO/otro. Programados en un lienzo de regulación a propósito de una sexualidad obligada heteronormal, reproductiva. Confunde identidades fijas, repartiendo los espacios internos y externos de los Sujetos en tanto lo inscrito en los cuerpos se niega como tal en una Ley manifiesta y latente. Jugo que somete inventando signos corpóreos, creando ilusiones de estabilidad del espaciado psíquico ya arruinado ya renunciado. Balbuceo de una epistemología sinthon-sexual magnetizada por el yugo del soberano a una epistemología que despotencia a los Sujetos y sus subjetividades quedando sin oportunidad deseante, sexual, política. Parece que se trata de un régimen de cortar los cuerpos y el discurso para llevarlos al ojo visor binario.Con nuevas tecnologías para valerse de una daga más filosa para valerse de un mejor-sutilpoder. La epistemología del sexo es una dimensión jurídica, perofundamentalmente discursiva.

La propuesta es la deconstrucción del lenguaje. Ya que en lo más nimio de las palabras hay violencia.

Si la problemática del lenguaje es la “universalización” es una problemática de la modernidad.

En la modernidad Dios ha muerto. A manera de pregunta me gustaría plantear para convocarlos a la reflexión: ¿Qué es lo que se encuentra detrás de la transparencia? Con todo propongo y convoco una política-sexo-epistemología comunitaria.

REFERENCIAS: Freud, Sigmund. “Una dificultad del psicoanálisis”. (1917). Ed. Amorrortu. Buenos Aires.

Lacan, Jacques. El Seminario 20. “Aún”. (1972). Ed. Amorrortu. Buenos Aires.

Preciado. Paul. B. “Yo soy el monstruo que os habla”. (2020) Ed. Anagrama. España Epifanías del Deseo

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Hacia una heterotópica de inspiración económica La escritura es originalmente el lenguaje del ausente, la vivienda un sustituto del seno materno, esa primera morada, siempre añorada probablemente en la que uno estuvo seguro y se sentía tan bien (SIGMUND FREUD, 1929 2007, p. 90)

Por: José Antonio Mejía Coria Detengámonos un poco y revisemos lo que Freud planteaba en relación al juego en Más allá del principio del placer:

repetición trata de capturar esos restos echados a pique, y que mediante su continuo retorno en la escena re-producida por “el escribir” nos muestran la cualidad fundamental que para Freud tendría el juego: predominio del principio del placer que exige una explicación metapsicológica, la cual no puede ser pensada sin una “estética de inspiración económica”. Estética de inspiración económica, abordar la exigencia placer-displacer, la pérdida, la ganancia, desde sus remanentes más específicos: escritura y acto creativo darán a esa económica ensoñada por Freud la posibilidad de acercarse a una estética que problematice ese más allá del principio del placer que la escritura pone en escena, de la cual cual el poeta echa mano para crear heterotopías.

“[..] el juego y la imitación artísticos practicados por los adultos, que a diferencia de la conducta del niño apuntan a la persona del espectador, no ahorran a este último las impresiones más dolorosas (en la tragedia, por ejemplo), no obstante lo cual puede sentirlas como un elevado goce. Así nos convencemos de que aún bajo el imperio del principio de placer existen suficientes medios y vías para convertir en objeto de recuerdo y elaboración anímica lo que en sí mismo es displacentero. Una estética de inspiración económica debería ocuparse de estos casos y situaciones que desembocan en una ganancia final de placer; pero no nos sirven de nada para nuestro propósito, pues presuponen la existencia y el imperio del principio de placer y no atestiguan la acción de tendencias situada más allá de este, vale decir, tendencias que serían más originarias que el principio de placer e independientes de él.” (Freud, [1920] 2007, p. 17)

Podríamos decir: estética heterotópica de inspiración económica. Sin embargo, realicemos un breve paréntesis para pensar las heterotopías: La heterotopía, como el campo de la heteronomía hace referencia a esos lugares múltiples inscritos en una misma localidad. Por ejemplo: el nombre del poeta dislocado para que aparezcan otros poetas con otras voces, con otros nombres, que a su vez, no hacen más que dar cuenta de lo heteromúltiple que es el cuerpo de ese mismo poeta autoheteronombrado: Pessoa, dejando su lugar a Alberto Caeiro o a Ricardo Reis para explotar eso que en

Escribir es un divertimento serio. Escribir, como jugar, en tanto puesta en escena es un intento por tramitar la exigencia dolorosa propulsada por el principio del placer y cancelada vía la represión. Es en esta medida que la escritura en tanto 9

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Fernando no podía ser explotado. Es necesaria la heterotopía para dejar de ser ese rostro de la mismidad de siempre, esa misma discursiva de siempre. Si bien, Foucault plantea que las heterotopías fueron inventadas por los “adultos” antes de que los niños pudieran, mediante sus juegos hacerle saber al “adulto” de su olvido, es quizá pertinente decir que sin el rasgo creativo que hace resonancia en la infancia, las heterotopías no tendrían lugar, nos dice Foucault:

lugar real varios espacios que, normalmente serían, deberían ser incompatibles” (Foucault, ibídem, p. 25).

Por otro lado, el cuerpo heterotópico, de geografías múltiples, se ciñe a la lógica de Alicia a través del espejo, al juego con las palabras que arma Pessoa vía Caeiro, a la afirmación de la vida aún en la muerte y desde la muerte denominada erotismo, de la cual Bataille (entre otros) nos hace participes.

El cuerpo y la escritura como geografía de inscripciones diversas, como laboratorio de trabajo que no cede ante las mismidades del discurso.

Por más que se diga del cuerpo y la escritura, por más que se le nombre, el cuerpoescritura escapa en esas topias en las que se enlaza cual juego de superficies y bloques, movimiento rizoma. La heterotopía es lo otro que ya no puede ser lo mismo. Afirmación de la diferencia en relación a la expropiación de lugares, potencia y acto entrecruzados.

Ordenamiento secuencial excedido que revienta la escritura del mundo a partir de esa ciencia ensoñada por Michel Foucault, la heterotopología.

“Esos contraespacios, a decir verdad, no sólo son una invención de los niños; y esto es porque, a mi juicio, los niños nunca inventan nada: son los hombres, por el contrario, quienes susurran a aquéllos sus secretos maravillosos, y enseguida esos mismos hombres, esos adultos se sorprenden cuando los niños se los gritan al oído. La sociedad adulta organizó ella misma, y mucho antes que los niños, sus propios contraespacios, sus utopías situadas, sus lugares reales fuera de todo lugar. Por ejemplo, están los jardines, los cementerios; están los asilos, los burdeles; están las prisiones.” (Foucault, [1966] 2010, p. 21) Un contraespacio como lugar real fuera de todo lugar es el principio de la heterotopía. Topos desbordado ¿No es acaso entonces la escritura heterotopía y multiplicidad? La estética de inspiración económica ensoñada por Freud, a la que referíamos al principio de estas notas, toma cuerpo a partir del despliegue de pliegues de desterritorialización que referimos a partir del traslado del contraespacio a la heterotopía. Superficies heterotópicas: el armado del mundo, la irrupción de los contraespacios propulsados por la imaginación de quienes supusieron que había algo que hacer con el espacio a partir del más allá de las representaciones.

Producción enloquecida de multiplicidades que se deslizan en contraespacios: lugares de susurros y gritos, secuencias de escritura y desborde, inscripción como oposición múltiple: “En general, la heterotopía tiene por regla yuxtaponer en un Epifanías del Deseo

REFERENCIAS: Michel Foucault, [1966-67], El cuerpo utópico. Las heterotopías. Nueva visión, Buenos Aires, 2010.

Sigmund Freud, [1920], Más allá del principio del placer. Obras Completas, Tomo XVIII. Amorrortu, Buenos Aires, 2007.

--------------------, [1930], El malestar en la cultura. Obras Completas, Tomo XXI, Amorrortu, Buenos Aires, 2007.

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¿QUÉ SE MATA CUANDO SE MATA? CUERPOS Y PODER

Por: María Leticia Rodríguez

El entorno social en el que actualmente nos colocamos, responde a una especie de voracidad, aniquilamiento y subordinación del bien que debiera ser la propiedad más preciada para el hombre: su cuerpo. Homicidios, suicidios, matanzas, desapariciones, linchamientos, secuestros, pedofilia, y hasta canibalismo, son actos que se llevan a cabo cada vez con más crueldad y que por su dimensión de horror escapan a nuestra imaginación. De suerte que pensar el cuerpo del otro en nuestros días, es concebirlo como el botín y el espacio donde se inscribe la imposibilidad de la justicia y con ello el ineficiente acto de aplicación de la ley que hoy por hoy, evidencia el dominio de sus opuestos, la ilegalidad y la in-justicia. Roberto Esposito en el texto titulado “Personas, cosas, cuerpos” (2017), desarticula el dispositivo de la persona que se construyó al establecerse una relación de diferencia entre esta categoría y la de cosa. Lo anterior es retomado por el autor desde los orígenes del Derecho Romano, señalando que, de lo que se va a ocupar el derecho, es de “una acción, o una persona, o una cosa”, lo cual implica el establecimiento de una relación meramente instrumental. Por otro lado, destaca que, lo que vincula los términos Persona – Cosa, es un elemento que ha sido excluido del dominio de la ley: el cuerpo.

“Lo que defiendo en las páginas siguientes es que la única forma de desenredar este nudo metafísico entre la cosa y la persona es aproximarnos a él desde el punto de vista del cuerpo. Porque el cuerpo humano no coincide con la persona o con la cosa, sino que abre una perspectiva externa a la fractura que la una proyecta sobre otra.” (p. 30) A la luz de este planteamiento, el objetivo del autor es la desarticulación del dispositivo “persona” para dejar en claro que la base de dicho presupuesto definió una relación fundante que distinguía y remarcaba la diferencia entre Personas y cosas a partir de la cual, no únicamente se constituyó la relación entre humanos y cosas, sino que también determinaría la relación entre los mismos seres humanos, esto es su rango, su estatus y su poder. Lo que podemos percibir así, es la concepción de un cuerpo convertido en espacio de tensión, que pone en evidencia la perversidad de la ley y sus instituciones. Ese Otro simbólico a cuyo código somos sometidos al momento de inscribirnos como “personas” en el orden de la Ley. Ahora bien, la relevancia del dispositivo “persona” planteada por este autor, radica en el hecho de que genera una serie de consecuencias y efectos que producen desde su perspectiva, la personalización de unos seres humanos a partir de la despersonalización de otros (Esposito, 2017, p. 28). Lo cual trae como consecuencia la posibilidad exponencial de que ciertos seres humanos terminen siendo cosificados ante el embate de la apropiación de sus cuerpos. De tal manera que la desarticulación del mencionado dispositivo, a decir de Esposito, nos permite ver la manera en que opera en tanto instrumento de las distintas prácticas jurídicas y los mecanismos de poder que de ellas devienen y en consecuencia los efectos de inclusión y exclusión de los sujetos tanto en lo social, como en lo jurídico. Es decir que lo que vemos ante esta deconstrucción del dispositivo “persona” que nos propone Esposito, es la paradoja que implicó la distinción Persona – Cosa, ya que marcó no solo la oposición misma entre ambas, sino que también posibilitó el desplazamiento de los seres humanos a la esfera de objetos inanimados.Ser cogido, oradado, violentado o devorado por el otro, son imágenes que evidencian la manipulación que de los cuerpos se hace en la actualidad. Cuerpos vejados por una “modernidad y neoliberalismo” que nos ha heredado como bien de intercambio primordial, el mismo cuerpo. Día tras día somos sometidos a la visibilización del horror que vivimos o enfrentamos, a la constante transgresión de la ley y a un incansable clamor de “justicia”. Nada más incompatible que esta dupla. Razón por la cual la relación, quizás indisoluble, Cuerpos-Poder, es un tema que no podemos eludir debido a que la violencia, la impunidad y la injusticia son ahora los grandes síntomas de un mal estar tan profundo, que ha puesto en un macabro juego a los cuerpos. Si el capitalismo convierte a los seres humanos en mercancías, apunta Martha Lamas, para 11

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Sayak Valencia la sangrienta dinámica en su versión neoliberal, antes de desecharlos los tortura o despedaza, configurando con ello un nuevo campo de sentido simbólico que va a producir sujetos cuyas prácticas resulten impasibles y estremecedoras. (Citado en Valencia, 2016, p.

9) Ante este panorama, cabe el preguntarnos entonces, si no estamos ante una condición que, para muchos, y cada vez con mayor frecuencia, solamente adquiere su valor con la pérdida y destrucción de la vida. Es decir con el acto de matar y deshacer “eso” que imposibilita la restitución de un orden que en apariencia, se disfrace de justicia. Es decir con el acto de matar y deshacer “eso” que imposibilita la restitución de un orden que en apariencia, se disfrace de justicia. De ser así, y desde este marco, podríamos hacer una lectura de los textos dramáticos “Bajo el silencio” y “Un misterioso pacto” de Oscar Liera como muestra de una “enfermedad social”, del “lugar” que, con mayor exacerbación, ha vuelto a poner en tensión la dualidad persona o cosa; vida o muerte, en tanto mecanismo de supervivencia de los seres humanos.

Dicha dualidad como la exhibe Liera en estas obras podría posibilitarnos la reflexión en torno a la manera en que a partir del ejercicio de la violencia, se puede echar luz sobre lo perverso del contubernio Poder-Derechos-Justicia. Tal inconsistencia no únicamente hace visible la no posibilidad del ejercicio de la justicia, sino que ante ello, pareciera viable e incluso justificable el acto de “justicia por propia mano” como medida de reparación inmediata y eficaz, pero cuyo argumento de restitución de la misma, no resulta ser sino un ejercicio cruel de venganza. Ejemplo de ello podemos verlo en los personajes de estas obras, para quienes la ley y la justicia no va a estar en las instancias de control institucional, sino en otro lugar, el lugar del vacío que de tanto ser oradado por las injusticias, ha obligado a los sujetos a buscar una salida, un “equilibrio” que restituya el orden perdido, y ese orden en su discurso tiene la forma del “ojo por ojo” como única alternativa; como única posibilidad de pensar la Justicia. Paradógicamente, esta “justicia”hace visible su propia imposibilidad y el hecho de que ninguno de nosotros escapa ya a la violencia. Para tomar un lugar ante el acto criminal que se muestra en estas obras, creo que tendríamos primero que cuestionarnos el qué mata el asesino, para intentar dimensionar el porqué de dichopasaje al acto. Desde mi punto de vista, aquello “desagradable”, “montruoso” que implica el acto criminalmostradopor Liera en ambos textos, devela en primer lugar el “derecho” deapropiación del cuerpo del otro, el cual queda investido de todas las injusticias sociales que puede llegar a simbolizar para el que comete el acto criminal. En segundo, el que esta posesión del cuerpo con una enormeviolencia, pone el acto de justicia como imagen opresora y al mismo tiempo como signo de la imposibilidad de realización de los individuos. Por lo que las obras dramáticas en cuestión se convierten en un intento por explicar aquello que ya resulta inexplicable: Son las mismas instituciones las que delinean las más atroces formas de transgresión y de ejercicio de la violencia. Misma que será repetida por sujetos de a pie quienes han sido despojados y violentados de los más elementales derechos de supervivencia y que a través de un acto transgresor y criminal posibilitan su retorno a la categoría de sujetos.

REFERENCIAS: Esposito, Roberto, (2017), Personas, cosas, cuerpos, España, Madrid, Ed. Trotta.

Liera, Oscar, (2008) Teatro escogido, México, FCE. Valencia, Sayak, (2016) Capitalismo gore, México, Paidós.

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LILITH, MUJER INSUMISA Y LOS MITOS DE LA RELIGIÓN

“Yo soy Lilith, la innombrable, la Shejinah, la primera mujer de Adán. Soy mujer y soy demonio; el demonio del deseo, la mujer que se introduce en los sueños lúbricos, la de pubis de fuego; el demonio de la rebeldía, la mujer insumisa; el demonio de la libertad, la mujer nocturna de barro de la tierra; mis Lilim se han mezclado con las hijas de Eva. Los vástagos de Adán me niegan porque incapaz de reflejar mi imagen, soy espejo de sus miedos”. Teresa Dey

Por: Adelina Rosas Mercado Lilith fue la primera esposa de Adán. En la Biblia su existencia fue borrada, aunque no totalmente pues dice en el Génesis: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y a hembra los creó”, antes de la narración de la creación de Eva en donde Adán estaba solo. Entre Lilith y Adán, sexualmente hablando, no había un acuerdo. Adán insistía en una única posición: ella tendida de espaldas y él arriba porque él era más fuerte e importante; Lilith le decía que los dos fueron creados igual y que variaran, pero él no accedió. Lilith se negó a tener relaciones con él y Adán, después de un tiempo y desesperado, intentó violarla. Cuando ella desfallecía defendiéndose de Adán, pronunció el inefable y secreto nombre de Dios, por lo que fue trasladada por los aires a otro lugar donde encontró otras parejas, ángeles caídos o demonios. Adán rogó a Dios que hiciera regresar a Lilith y Él envió a tres ángeles a solicitárselo, pero ella no quiso volver. Entonces Adán fue dormido por Yahveh y de su costilla creó a Eva. El significado de la metáfora es claro. La mujer no tiene el mismo nivel del hombre, debe someterse a él y a sus deseos. Pero, ¿quién necesita sobajar a una persona para sentirse bien? ¿El perverso, el que tiene un complejo de superioridad que encubre otro de inferioridad o el narcisista pleno de inseguridades?

que desea un goce sexual y la otra una mujer dependiente, de segunda, que debe obedecer y que está maldita por haber comido e invitado a Adán a comer de la fruta del árbol del conocimiento… Y esa maldición se continúa generación tras generación a todas las mujeres. Inaudito y totalmente injusto pues fue una trampa prefabricada. ¿Qué deseaba esa interpretación del Dios de la Biblia? Buscaba la obediencia en un acto perverso, pues sabía lo que iba a suceder ya que dejó un árbol con el fruto prohibido en el centro del jardín del Edén. Posteriormente en la mente misógina de muchos -y así lo cuentan los diferentes mitos- Lilith es una bruja, una mujer lujuriosa, un vampiro, un demonio que engendra demonios. La sexualidad igualitaria donde la mujer goza igual que el hombre es erradicada. ¿Por qué? La sexualidad es controlada, acotada, limitada… pues una persona que no ha logrado satisfacer sus necesidades básicas es fácilmente dominada y alienada.

A pesar de todo, en una versión feminista del mito de Lilith (muchos años después de la separación) Lilith busca a Adán, lo visita. Él está ya muy viejo, encorvado, con la piel agrietada y con la vista cansada, tiene cerca de 930 años, edad en la que según el mito muere. Lilith lo saluda y le dice: “Soy Lilith, tu primera esposa”. Adán apenas alcanza a levantar la vista para verla y Lilith dice: “Yo pensé que Yahvé no me quiso y ahora veo que sí”. Lilith sigue joven y hermosa y

Dos concepciones de mujer, una insumisa, con deseos sexuales y de igualdad, que se niega a obedecer al marido y 13

Epifanias del Deseo

que consideran que tienen el derecho a gozar sexualmente igual que los hombres, a elegir libremente, a expresar sus pensamientos en palabras y exigir sus derechos. La mayoría de las religiones, si no todas, pretenden someter a la mujer a la servidumbre controlándolas, desvalorizándolas. Y si Dios existe, definitivamente estos escritos no fueron dictados por Él o por Ella pues son propios de personas con miedo, inseguridades y patologías varias.

ha disfrutado de una vida plena, ella no pecó. Es por eso que Lilith es la Shejináh que significa en hebreo la radianza o la presencia de Jehová y de Yahvéh -que según ciertas antiguas tradiciones son distintos- y que, en el misticismo judío de la cábala, representa el aspecto femenino de Dios. (Dey, 2012). ¿Por qué la convirtieron en bruja que se roba a los niños? ¿Miedo a la capacidad de goce y orgiástica de la mujer que puede tener varios orgasmos en un encuentro sexual? ¿Deseos de asegurar la legitimidad de la progenie por motivos económicos y de herencia? ¿Inseguridad rampante a la capacidad de satisfacer sexualmente a una mujer? ¿Envidia por no poder gozar de esa manera ni engendrar?

REFERENCIAS: Brown, G. (2006) The book of Lilith. United States of America: Amazon.

Edición Kindle.

Dey T. (2012). Mujeres transgresoras. México: Editorial Punto de Lectura.

La Biblia. Antiguo Testamento. Génesis e Isaias, 34,14. Febrero 15, 2021.

Sitio web: https://media.ldscdn.org/pdf/lds-scriptures/old-testament/oldtestament-83800-spa.pdf

¿A qué se debe el afán de eliminar a las diosas de la estructura de las religiones? Metis, primera y poderosa esposa de Zeus y Asherah esposa de Yahvé y de Jehová en una poliandria antigua fue transformada en el Espíritu Santo y eliminadas ambas del panteón de los dioses.

Mos, D. (2003). Hating in the First Person Plural: Psychoanalytic Perspectives on Racism, Sexism, Homophobia (Book Review). New York, NY: Other Press.

Nájera, O. (2003). Mitologías. Lilith y Caín ¿Rebeldes o revelaciones?

Febrero 15,2021, de Razón y palabra. Sitio web: http://www. razonypalabra.org.mx/anteriores/n35/onajera.html

La estirpe de Lilith es la de las mujeres insumisas que se niegan a ser un apéndice o costilla del varón. La de aquellas Epifanías del Deseo

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EL CUERPO Y LA PALABRA EN EL DIVÁN “El analizante manifiesta: el cuerpo me duele, no quiero hacer nada, me duele mucho, últimamente he sentido que de tanto dolor pareciera que ya no lo siento”.

Por: Vera Angélica Granados García Cuerpos perseguidos, mutilados, fragmentados, cifrados, preformados, sometidos… El Otro con sus deseos inconscientes trata y a veces consigue infringir dolor y muerte, es algo que va más allá de la palabra que constituye al sujeto, la pulsión de muerte/goce.

El cuerpo y sus síntomas histéricos o psicosomáticos intentan revelar algo de la historia del sujeto… Historia entretejida a través del lenguaje, en un entramado de significaciones.

El dolor físico es un dolor del pasado que se anuda en el presente porque algo intenta decir, en algunas ocasiones el dolor físico no tiene causa orgánica, pero sí psíquica. En ambos casos, el doliente se enfrenta con una condición de sufrimiento y abandono.

El yo “piensa” es mi cuerpo, el cuerpo me pertenece y el del otro también, pero acaso, ¿el cuerpo es nuestro? O se hace cuerpo en el discurso del Otro… si es así, ¿qué entramado será necesario escudriñar para develar algo del propio deseo?

Pero, ¿quién habla cuando habla el analizante? El Otro habla, el inconsciente como discurso del Otro, ese que habla está ahí para constituir un discurso histórico que somete y domina al sujeto; por lo que se hace necesario desanudar ese discurso alienado que posibilite la responsabilidad subjetiva.

En psicoanálisis, el cuerpo no es el organismo, es un hecho del lenguaje, a partir del baño de los significantes. Es así que, a partir del lenguaje, el organismo se hace cuerpo. ¿A qué se refieren los analizantes cuando dicen que el cuerpo duele? Al parecer el dolor del cuerpo no desaparece únicamente con la medicación, se requiere de algo más, darle lugar al mensaje (inconsciente) que transmite ese dolor; lo que implicaría, a partir de la palabra, su desciframiento.

El cuerpo habla en el diván, se expresa en el discurso del analizante cuando dice que le duele/que no lo siente/ que está enfermo. En el síntoma histérico, el sujeto habla sobre su padecimiento. De acuerdo con Freud (2008) “el síntoma puede variar de un significado a otro, así como las condiciones que favorecen la transferencia de lo psíquico a lo corpóreo, es decir, la conversión” (p.28). En este sentido, el síntoma conversivo es propio de la estructura clínica de la histeria, resultado de un conflicto psíquico que se originó en la sexualidad infantil, es decir, en el pasado de la historia del sujeto.

En los primeros trabajos de Freud sobre la histeria, en el año 1880, se puede observar la trascendencia de que una de sus pacientes Ana O, le dijera: “cállese, no me interrumpa, déjeme hablar”; así vemos surgir el método de la cura por la palabra; fue necesario que Freud se desmontara de su posición de saber-poder, para escuchar la palabra de la paciente; lo cual constituye uno de los fundamentos de la clínica psicoanalítica.

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Epifanias del Deseo

A diferencia del síntoma histérico, en el fenómeno psicosomático el órgano enferma debido a una falla en la metáfora paterna, es decir, en la transmisión de la ley que es el acceso al registro simbólico; pareciera que se carece de la palabra, actuándose en el cuerpo porque no se alcanza a apalabrar. El escollo se presenta en la juntura entre lo imaginario y lo real, que provoca una afectación del órgano, aunque hay algo de lo simbólico como traza que se cuela y no se borra, a partir del traumatismo de la embestida de lo real de lalengua.

Un cuerpo que habla es político…habla sobre la enfermedad, el dolor, la pérdida, el abandono; se podría concebir como indefenso, pero también es una posición de resistencia frente a la atrocidad, lo siniestro…Visibilizar implica tomar el lugar del no saber para acceder al discurso del Otro.

En el dispositivo analítico se recupera la singularidad del sujeto en el caso a caso, dándole lugar a la palabra, como una forma de resistir frente al sometimiento de las configuraciones económicas, políticas y culturales de la época, las cuales han provocado padecimientos, resultado de los embates perversos de explotación, feminicidios, marginación y segregación.

Es por ello que recobrar la experiencia dialéctica del análisis, en ese encuentro entre el cuerpo y la palabra, donde el sujeto puede hablar libremente sobre sus padecimientos, es una posibilidad simbólica frente a lo mortífero en lo humano.

La subjetividad de la época actual nos convoca al reconocimiento de otras manifestaciones como la separación de los cuerpos, su persecución, explotación, olvido, violación, desmembramiento, estéticas, anorexias, bulimias y más… que al parecer se producen como efectos de un sistema económico y patriarcal que hacen callar, pero además se montan en la explotación de la imagen como ilusión de un por/venir de felicidad a través de los objetos de consumo, es decir, de goce.

Epifanías del Deseo

REFERENCIAS: Freud, S. (2008). La Etiología de la Histeria. En: Obras completas, tomo III. Amorrortu.

Lacan, J. (2019). El seminario 10. La angustia. Paidós.

Nasio, J. (2010). Los gritos del cuerpo. Paidós.

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Yván Silén: o la poética del inconsciente Por: Octavio Patiño García Pocos autores contemporáneos logran trazar en sus obras el onirismo, el erotismo, la violencia, la subversión y el lenguaje poético como lo hace Yván Silén. La madre asesina (2018) es la materialización de la escritura de lo inconsciente. Una antinovela que rompe la comodidad del lector, que le convoca a una implicación con sus propios fantasmas. En su escritura se ha gestado una nueva máquina de guerra, donde los neologismos desencadenan la potencia misma de la letra en su más pura viveza, en su rebeldía, en su estallamiento.

Los trenes se habían detenido.

La muerte se había detenido.

Los sueños se habían detenido.

---Estaba confundido.

Mamá telarañaba. […]

---¡Salta! ¡Salta! ¡Batmaniza!—gritaba Nilda. ¡Y batmanicé!

---¡Arañiza! ¡Y arañicé! (Silén [2018] pág. 21)

Como los anteriores, leemos otros neologismos como: la maestra fellatiaba, nosotros poesiábamos, las ambulancias amarillaban, la maestra se levantó madremente, Nilda y yo ¡telarañábamos!, ¡”falábamos” y “vaginábamos”!, que no son sólo recursos ornamentales, sino fulgores intempestivos, proveedores de imágenes repentinas que disparan directo a la mirada, donde la mera forma racional no basta.

Ella había copiado equivocadamente la cadencia de mi verbo (azuelo, azuelas, azuela, azulamos, azuelan —realidar, taxiar, metagramatizar, serestar, etc.--) De igual manera que con La muerte de mamá, otra de sus más grandes obras, la frase con que inicia su antinovela es contundente, “Cuando me enteré de la muerte de mamá no pude contener la risa” y “La madre disparó cristianamente contra el hijo”, son frases que rasgan, cuestionan y declaran la guerra a las pretendidas escrituras acomodadas, prestas al aplauso fácil, porque la escritura de Yván Silén es radicalmente política.

En esta antinovela de La madre asesina podemos constatar que Yván, el poeta del sombrero de copa, el poeta esquizo, es ya una de las voces imprescindibles dentro de la literatura de habla hispana de nuestros días, su escritura es navaja, punzón, granada que hace estallar el centro coagulado de la gramática, en él se encuentran la carcajada del esperpento, lo siniestro y contestatario del romanticismo, la agudeza poética, la urgencia siempre insistente de la libertad, el rizoma deleuziano, los símbolos profanados de Matos Paoli. En su escritura serpentea la lengua de la rebeldía, las hebras del inconsciente, la ruptura con el Astro, a la manera que Blanchot nombraba la escritura del des-astre. Yván Silén es herejía.

Yván, el poeta de los taxis amarillos, el de la noche de la madre rota, es el escritor que logró navegar sobre las aguas que conducen al Hades, y asomándose al Tártaro logro arrancar de sus muros un fragmento de tiza para escribir sus obras, Yván 17

Epifanias del Deseo

Creo que los adultos me habían visto caer y me habían descubierto niño en la caída.

Esta obra de Yván Silén logra arrancar la mirada bajo las luciérnagas que iluminan el telar de la escritura y su noche.

Pero es también el amanecer de la revolución, lo que no calla. En esta antinovela emerge una escritura política, una escritura violenta contra la otra violencia, la de falsademocracia.

Había hambre del Ángel de la Muerte (caballo negro) desatado y había maestros en todas las escuelas con el odio que los caracterizaba contra la administración del Departamento de Educación y contra los estadistas.

Y había odio en el Departamento de Educación contra todos los maestros. El desempleo era el Érebo mismo y yo proseguía cayendo. Las ventanas estaban descascaradas y las celosías estaban mohosas.

Los inodoros se habían deteriorado y se habían desbordado.[…]Los sueños se parecían al caballo de Troya. Mamá creía en la ley. Mamá estaba de acuerdo con los hornos de los crematorios. Mamá era nazi (=demokráticamente fascista y demokráticamente anexionista). Mamá era demokráticamente yanqui.

(Silén [2018] pág. 34, 141) Silén es el que escribe con la tiza del Tártaro, por ello puede inventar-reinventar la palabra, parasitar el lenguaje, invitar a los muertos a tomar vino a su mesa, mientras acaricia las heridas de los caballos azules, esos que corren locos en las calles de las mujeres desnudas de Dios y resucitadas mariamagdalenamente.

La nebulosa y trágica trama de un filicidio, ¿quién ha matado al Juanito el lumpemproletario? ¿Al que metamorfoseaba?, ¿Al que soñaba con caer y caer? Quién sino Lalenguamaterna ha asesinado al hijo con las mismas armas con que lo fraguó y se fraguó a sí misma. Juanito el Quasimodo de Nilda, el Quasimodo de mamá, como a ese jorobadito feo al que Walter Benjamin acudía como metáfora de sí mismo, a éste Juanito-Quasimodo también lo amaban feamente. O como el mismo Yván le nombra en referencia a Heidegger, el Juanito para la muerte, que devela una de las verdades fundamentales del ser, el no-ser en el ser, la rajadura, la grieta por donde se asoma el fulgor del inconsciente, ese destello que se parece a Dios, terriblemente a Dios.

Así también como en los Poemas de Filí Melé, en La madre asesina lo mujer aparece con voz propia, Nilda es una interlocutora difícil para Juanito, personaje de la obra, un espejo insoportable, una radical otredad, la carne abierta del sexo, el erotismo y la provocación política, la expresión íntima de la libertad, lo extrañamente familiar, lo profundamente incomprensible. Y la madre carga con toda la historia de una tierra frutal colonizada, colonizante, bella y terrible, total y totalitaria, ausente y persecutoria, delirante, y por ello asesina.

La danza de la muerte sacude los hilos que sostienen el teatro del anexionismo, del colaboracionismo, donde el niño responde con la poesía, como la manifestación radical de la libertad, de la subversión, de la rebeldía.

Él, Juanito, el niño poeta, el insistente rebelde, el amoroso y erotizador del mundo, el fantasma que puede ir y venir cual tren de niebla del inframundo, del Mictlán, y dialogar con lo que ya no existe, y con lo que está por venir, la pequeña criatura del tiempo fragmentado que vive desangrándose, agonizando en la propia agonía de un país colonizado por la servidumbre envilecida, a la que su madre defiende y con quien tiene afinidad, y con ello también mata, porque ese niño, Juanito, el desdoblado en otros, el de los espejos trizados, es un niño caído de la madre, es un niño que cae en el eterno retorno.

Epifanías del Deseo

REFERENCIAS Silén, Yván. La madre asesina. La casa editora Puerto Rico. 2019.

Los poemas de Orfeo. Publicaciones Gaviota. Puerto Rico. 2016.

Dios es ateo. Atarraya cartonera. Puerto Rico. 2011.

El pájaro loco. Colección maravilla. Puerto Rico. 2013.

Los poemas de Filí Melé. Ediciones el huracán. Puerto Rico. 2008.

La muerte de mamá. Instituto de Cultura Puertorriqueña. Puerto Rico.

2004.

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Bernardo Couto: El cuerpo como lienzo del asesino Sur ta vie et sur ta jeunesse moi je

veux regner par l’effroi Sobre tu vida y sobre tu juventud, Yo quiero reinar por el terror1 Charles Baudelaire

Por: Adelina Pérez Rosas Al decadente no le importa la moral; le importa el arte. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX tuvo lugar el movimiento decadentista en México cuyos representantes eran jóvenes hartos de las ideas utilitarias del positivismo y del nacionalismo que buscaba el progreso social con la literatura la cual era empleada, hasta entonces, para educar y convencer a los lectores de los beneficios de la modernidad.

de desenfreno, alcoholismo y abuso de drogas, tal como el grupo de autores de su época solían vivir.

El cuento Blanco y rojo, el sexto de su publicación, se sirve al lector como la nota roja, tal como si se estuviera leyendo el testimonio de Alfonso Castro, un asesino en prisión que le concede a un reportero, quizás Couto, su discurso apologético del asesino a sangre fría que es, uno que no demanda misericordia, sino que se le reconozca como alguien que no está loco, alguien que busca nuevas emociones: “Seré un enfermo, no lo niego, un enfermo, pero un enfermo de refinamientos, un sediento de sensaciones nuevas”2, dice mientras que le ofende que se le diga demente pues eso le disminuye en su poder intelectual y cultural: “Quise refugiarme en el arte, estudiar y vibrar ante las grandes concepciones, sentir el estremecimiento creador del Poeta, el Músico o el Pintor (…) había estudiado a fondo los grandes maestros, había vivido una época entera en los museos más célebres…”.

Los autores decadentes mexicanos usaron su lenguaje refinado durante una década para atreverse a tocar temas que hasta antes eran tabú: sexualidad, vicios, asesinatos, zoofilia, necrofilia, desenfreno. Eran gente culta que sabía usar el lenguaje para sus textos sumamente descriptivos con el fin de crear estéticamente sin importar el mensaje; con el objeto de liberar a la literatura.

Entre ese grupo de literatos mexicanos decadentes estaba Bernardo Couto, de vida despreocupada y llena de excesos -como solían ser los decadentes- quien sólo logró publicar el libro de doce cuentos Asfódelos 1 publicado en 1897 donde se encuentra el cuento objeto de este artículo: Blanco y rojo.

Couto murió a los 21 años de neumonía, después de una vida

El asesino propuesto por Couto es un predestinado, sabe que su objetivo es asesinar y nos cuenta sus razones: su inquietud, su avidez por la literatura de Edgar Allan Poe o por otros libros que “marchitan los sentimientos”, la falta de energía en su cuerpo y en su vida sustituidos sólo por

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Tomado del poema “El espectro” de Charles Baudelaire.

Bernardo Couto cierra su cuento Blanco y rojo con este fragmento. https://fleursdumal.org/poem/171 2 En la antigua Grecia se creía que los asfódelos, plantas que se ponían en las tumbas de los muertos, facilitaban el tránsito hasta los Campos Elíseos.

3

Ésta y las demás referencias textuales son del cuento original de Bernardo Couto. Couto, Bernardo. (1897). “Blanco y rojo”. Asfódelos. UNAM. 19

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impresiones y falta de convicciones. Se dedicaba a los placeres y a los excesos, quizás como Couto, y después de un tiempo de abuso buscaba recogerse en tiempos en los que se deprimía hasta que salía de nuevo a buscar nuevas sensaciones.

En uno de tantos frenesís, en realidad en el último, se acerca a la víctima y la vuelve su amante. Le llama la atención su piel blanca, su delgadez y su altura y cuando pudo conocerla más, su mente. “Era también adoradora de Baudelaire” y le gustaba recitar sus poemas. Acá el asesino reflexiona y se sabe a punto de ser fusilado. Recurrirá a el sonido de esos versos cuando esté a punto de morir. Pero no son versos de amor, son versos que hacen alusión al dominio y a la muerte, al espanto.

Un día, después de escuchar a Wagner, y seguramente después de drogarse y beber hasta casi perder la conciencia, observa a la mujer tendida en el diván. Ya no es suficiente leer y declamar, ya no basta tener sexo hasta hartarse y le surge la idea del crimen: ha de matarla para obtener de su cuerpo, totalmente expuesto y desnudo la caricia decadente: “Para mí, aquello no era sino un goce supremo, un exquisitismo como nunca me lo había pagado; pertinaz, imborrable; me aparecía en la obscuridad, blanca, desnuda, plástica, un himno de la forma…”.

Para el decadente no hay lugar para las culpas pues su objetivo no es educar ni dar lecciones de moral sino de impresionar con el durísimo cinismo de un asesino confeso que encontró placer en la sutil muerte de una mujer: “Yo la veía vaciarse, las venas se azuleaban, se aclaraban, eran abandonadas por el carmín; sus labios, sobre todo, se tornaban lívidos, mientras la sangre seguía corriendo y extendiéndose como un tapiz (…) Abrió los ojos, por su cuerpo pasó una convulsión, me miró, algo atravesó en su mirada como una luz que se extingue y sus palpitaciones de la sangre terminaron”. El asesino, inmóvil, se siente en una nueva melodía; las sensaciones se exacerban y está listo para un nuevo reposo, ahora sí, el último.

La propuesta decadente mexicana no hubiera logrado ser una eminente puerta de entrada a la libertad creativa de la literatura, si no fuera por estos oscuros jóvenes que decidieron cortar de tajo con lo socialmente permitido y dar rienda suelta a lo infame, lo tabú, lo que generó en el lector del siglo XIX, acostumbrado a lecturas educativas y modernistas, un tremendo sobresalto.

REFERENCIA: Couto, Bernardo. (1897). “Blanco y rojo”. Asfódelos. UNAM.

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Intervenciones No se puede determinar, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal de un objeto dado.

En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad. Esto implica que las partículas, en su movimiento, no tienen asociada una trayectoria bien definida. Principio de incertidumbre.

Werner Heidelberg, 1927.

Por: Ana Patricia González Rodríguez En relación a los tiempos postmodernos, señala Dany-Robert Dufour: (…) la postmodernidad se caracteriza según Jean-Francois Lyotard, por el fin de los grandes relatos de emancipación de la humanidad que se elaboraron durante la modernidad, la cual funcionó en torno a ciertos ideales, como por ejemplo el acceso a la razón, y al criticismo y la emancipación social (…)1 En este fin de los discursos ¿Cómo pensar categorías absolutas?

Gilles Deleuze2 señala: Foucault situó las sociedades disciplinarias en los siglos XVIII y XIX; estas sociedades alcanzan su apogeo a principios del siglo XX. Operan mediante la organización de grandes centros de encierro. El individuo pasa sucesivamente de un círculo cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, después la escuela (“ya no estás en tu casa”), después el cuartel (“ya no estás en la escuela”), a continuación la fábrica, cada cierto tiempo el hospital y a veces la cárcel, el centro de encierro por excelencia (…)fue el sucesor de las sociedades de soberanía, cuyos fines y funciones eran completamente distintos (gravar la producción más que organizarla, decidir la muerte más que administrar la vida); la transición fue progresiva, Napoleón parece ser quien obra la conversión de una sociedad en otra. Pero también las disciplinas entraron en crisis en provecho de nuevas fuerzas que se iban produciendo lentamente, y que se precipitaron después de la segunda guerra mundial: las sociedades disciplinarias son nuestro pasado inmediato, lo que estamos dejando de ser.

La pérdida de referentes ideológicos anuncia la crisis de representaciones sociales, entonces, ¿Lo que estamos dejando de ser, anuncia lo que somos, o lo que seremos? ¿Cómo saberlo? aventurarnos en balbucear una “Teoría de verdad” es ya un absurdo. Los espacios de encierro y control, son cada vez menos tangibles, la visibilidad del poder absoluto, y de los ordenes hegemónicos (Laclau, y Mouffe) exceden las prácticas policiales tradicionales. El orden simbólico, anuda (o desanuda) tales referentes.

Las disciplinas se tornan, se moldean y se aventuran en generar nuevos referentes de INTERVENCIÓN ¿Cómo intervenir en los horizontes de la compleja realidad cotidiana?

1 2

Dufour Dany-Robert. La muerte de Dios postmoderna. Entrevista por Aguado Angélica y Paulín José.

Deleuze Guillie, Conversaciones, PRE-TEXTOS,España, 1999.

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Epifanias del Deseo

Intervenir, alude a la noción misma de transformación desde la reflexión, la investigación y la actitud renovadora de búsqueda, desde la desconstrucción. En este panorama los procesos de nominación son rebasados por la presentificación, se trata de la crisis al centro de las palabras.

¿Cómo entender que la creación implica un momento de locura y delirio?

Delirar significa salirse de la surco-realidad, salirse del consenso discursivo. El surco es la primera realidad que establece que es lo que queda fuera del surco.

Gary Hall, señala que la desconstrucción interrumpe y excede el campo clásico de la filosofía de Badieu. No se trata de la ontología clásica para nominar los nuevos objetos.

La realidad excede a la palabra. También señala que la tecnología ofrece a la academia un campo de nuevas reglas de transformación y creación. El performance es cada vez más una posibilidad, una escenificación de reflexión.

La fluidez del proyecto académico de Hall, se desliza del surco del pensamiento tradicional a la renovación de la escritura, de la propiedad del autor, deconstruye los límites del editor y posibilita la diferencia en la INTERVENCIÓN escritural.

Hall interviene en el espacio virtual, y desdibuja los parámetros más dogmáticos que atrapan la palabra, incluso los espacios de referencia escritural, no son ya únicos, son producto de una red, una compleja red de pensamiento, acciones (WIKIS) e INTERVENCIONES.

¿Cuáles son las implicaciones de la tecnología para el pensamiento posmoderno? Las redes generadas por INTERNET, la noción misma de WEB (World Wide Web) han generado que la noción de amplitud y referencia territorial sea permeable y penetrante, y con ello, la temporalidad y espacio son nuevamente un punto de crisis (peligro y oportunidad).

El acto de locura con el que Gary Hall logra que su proyecto “libro líquido” sea una realidad, es ya una INTERVENCIÓN en la subjetividad.

Gary Hall emprende con su proyecto “Libros líquidos”, una reflexión sobre la noción misma de escritura, confronta la noción de libros tradicionales. Explora el movimiento constructivo del libro. En el libro líquido, los usuarios reescriben y reutilizan las fuentes de oportunidad que pudo tener el autor. Con el espacio virtual generado por el “libro líquido”, Gary Hall INTERVIENE en el espacio de la WEB, con un DISPOSITIVO que posibilita la reflexión sobre las Implicaciones de la realización. La fluidez del libro líquido permite pensar la intervención como un proceso y efecto de la locura y el delirio.

Epifanías del Deseo

Los tiempos posmodernos convocan a atender y renovar las prácticas, los dispositivos clásicos y generar nuevas INTERVENCIONES e INTERMEDIACIONES.

REFERENCIAS: Dufour, D. (2016). La muerte de Dios. Postmoderna. Entrevista por Aguado Angélica y Paulín José.

Deleuze, G. (1970-1990), Conversaciones. Edición electrónica de www. philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.

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Performance: Gritar con el cuerpo

Por: Claudia Itzel Velasco Vilchis El cuerpo, el discurso y el poder, son aristas de una misma figura, cuyas paredes se juntan para hacer forma, son lados de una misma configuración que adquiere su valor perceptual a partir de la posición en que se le mire. Al tener aristas, implica la unión o la conformidad de una sola cosa con elementos separados pero que comparten similitudes, puesto que son constructos que parten de un vacío para unificar y hacer estructura, configuración u “orden” político y social (pero sólo a conveniencia de unos cuantos). Son constructos hoy en día que son cuestionados para erradicar “la objetividad” y la heteronormatividad a fin de dar paso a lo subjetivo, a la alteridad, a lo autónomo; sin embargo, este cuestionamiento, provoca un desenlace fatídico, pues produce nuevas formas (incómodas para muchos) que fungen como una amenaza a los discursos que se encuentran inmersos en lo político y socio-cultural, y que a su vez, atentan contra todo amorfismo, diferencia, anormalidad, desviación y unicidad, es decir, contra todo eso que busca ser distinto o producirse en otro

lenguaje, fuera del tradicional. La pregunta inmediata es ¿Cómo crear nuevos discursos, nueva noción de poder a fin de producir otros cuerpos y por lo tanto, otras formas de vida?

Me parece que nos encontramos en un tiempo crítico que manifiesta dicha intolerancia por medio de la violencia, por ejemplo, la violencia estructural, clara evidencia de ello, son los crímenes de odio, desapariciones forzadas, violencia de género, pigmentocracia, etc., todas aquellas posiciones que de alguna manera son invisibilizadas, excluidas y silenciadas del mundo que las conforma. En relación con lo anterior, me parece pertinente y urgente, crear nuevas formas de atención y denuncia, que permitan no ignorar tales hechos. Una de estas formas es el arte, pero no el arte como usualmente se le piensa, sino como lo menciona Ranciére (2019), “la forma de vida como arte”, en donde se busca precisamente una ética del arte en tanto intervención de los espacios públicos, políticos y que a su vez integran (por medio de la inclusión) a la comunidad; ya se veía, en 1995, como Antanas Mockus 23

Epifanias del Deseo

creó en Bogotá toda una transformación y disminución de la violencia en el país por medio de la cultura y las artes; considero, las artes son ese lugar en donde es posible generar un discurso alternativo, creativo, que invite a la aceptación de nuevas formas políticas. Ranciére (2019) hace énfasis en ver al arte no sólo como un fin al que pocos tienen acceso, sino también como un medio para la transformación, menciona: “El arte tiene que dejar el mundo del arte para ser efectivo en la <vida real>: seguimos tratando de anular la lógica del teatro haciendo activo al espectador, convirtiendo la exposición de arte en un lugar de activismo político […].”. Una vertiente del arte que resalta en este contexto es el Performance. La palabra <performance> tiene sus raíces en el inglés “perform”, que se traduce como “realizar”, “desempeñar”, “llevar a cabo”, etc., podría decirse, que implica ejecutar una acción o una serie de acciones con el fin no sólo de re-presentar, sino de crear un discurso corporal que se realice en un tiempo presente, que no sólo sea sujeto de observación sino de inter-acción con el medio. En el performance, el cuerpo es ese instrumento que se emplea para establecer una relación política en tanto sujetos partícipes en el tiempo y espacio de la realidad social que ocupan dichos cuerpos, acotados por la cultura e historización (individual y universal), lo percibo como una delación ante los fenómenos históricos y sociales que acontecen, pero no cualquier fenómeno, sino aquellos que son dolorosos, ominosos, donde reina la injusticia social-política, esos que no se voltean a ver salvo se realice un acto, acto público, que se transforme en un lenguaje (que grita), pero sobre todo, que se presenta en tiempo real para hacer presencia, movimiento, dinamismo o inquietud, que deje una huella para que no quede en el olvido, que no sea censurado por ser grotesco, “ilegal” o violento. Uno de los artistas que manifiesta estas ideas anteriores es Lukas Avendaño, artista muxe, que integra distintos elementos de la sexualidad o mejor dicho, borra los límites que impone la cisnormatividad, portando con orgullo la “muxeidad” y toda la cosmovisión de tal género que incluye también cuestiones étnicas; pero no sólo eso, sus actos artísticos están encaminados a manifestarse y proclamar justicia por su hermano desaparecido, víctima de las desapariciones forzadas; su identidad y su forma de manifestarse, crean ya un discurso subversivo para generar otras posibilidades, para visibilizar, como él diría, “a los ninguneados”. Otra artista es Teresa Margolles, cuyo tema central de su obra es la violencia producida por el narcotráfico, los feminicidios, pero sobre todo la muerte y los recintos que la habitaron (en vida), su obra es una forma de denuncia ante la invisibilización intencional, insensibilización y desatención de la violencia por parte de los grupos de “poder” en el país, los elementos que emplea son los restos de las escenas mortíferas y de los cuerpos que alguna vez hicieron presencia en vida, generando un contraste ante la ceguera voluntaria de todos aquellos que, en tiempos de capitalismo, no perciben cuerpos (uno a uno), sino cifras de somas, estadísticas que apuntan al olvido y a la indiferencia. ¿Cómo producir otros discursos y nuevas formas políticas si en el primer intento de cambio se atenta violentamente contra eso diferente?

REFERENCIAS: Ranciere. J. (2019). La política de la estética. (1ra Ed.) Disenso. Ensayos sobre estética y política. (pp. 150194). México: Fondo de cultura económica.

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El cuerpo atravesado por el discurso del otro

Por: Maricela Campos Muciño ¿Qué es esta masa de carne, huesos, articulaciones, grasa, venas? ¿qué es esta masa que deja de servir? Desde el momento del nacimiento, el cachorro humano crece, alcanza un máximo de maduración física y después poco a poco, sobreviene undeclive hasta que va dejando de ser útil, se va des-componiendo y es alcanzado por sumuerte.

El cuerpo humano se sostiene no de los huesos, no de los músculos. Es sostenido por su aparato psíquico y es entonces cuando esa masa de carne ruidosa, hambrienta, tal vez “sin sentido”, va adquiriendo un sentido, es escuchado y es hablado por esos padres que lo procrean, que lo hablan desde su deseo, o desde su no deseo. El ser humano se va constituyendo, casi de forma escultórica a partir del discurso de ese Otro.

poder: “El cuerpo humano es, como sabemos, una fuerza de producción, pero el cuerpo no existe tal cual, como un artículo biológico o como un material. El cuerpo humano existe en y a través de un sistema político. El poder político proporciona cierto espacio al individuo: un espacio donde comportarse, donde adoptar una postura particular, sentarse de una determinada forma o trabajar continuamente” (Foucault, 1990).

Foucault, al igual que Freud, percibe al cuerpo no solo desde lo biológico, el cuerpo no solo es un organismo, sino es ahí donde se inscribe el lenguaje para que devenga ese cuerpo en sujeto psíquico, social y político. Donde en cada uno de estos espacios puede observarse como un Otro, ejerce poder en el cuerpo y en el sujeto, mejor dicho en el cuerpo del sujeto.

Es importante considerar el planteamiento foucaultiano, el cuerpo es analizado desde la cuestión de la disciplina y el

En la escucha clínica se presentan discursos donde hay un Otro que ejerce el poder,tal es el caso de Yeri, ¿quién otro 25

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ejerce un acto de violencia física y psicológica a punto de perder la vida? Ella hace referencia al dolor de su cuerpo, a la pérdida de sus dientes, a la dislocación de su pelvis, a la imposibilidad de procrear, como consecuencia de la golpiza, pensar que no existía, que no tenía control sobre ella, que no quería saber de ella.

Hay algo impuesto, violentado, se ejerce un poder, necesario para devenir sujetos y posteriormente, como un modo de control, desde lo institucional, social y político.

Estos ejemplos aquí expuestos acerca de las experiencias de esos cuerpos hablados,son pocos; pero el objetivo es mostrar cómo el cuerpo de estas pacientes se vive, se representa. El cuerpo del que se habla en el psicoanálisis, es un cuerpo perturbado, modificado, marcado por el significante, es decir por el Otro y por lo real.

Mientras que Charlotte, refiere ese poder del que tiene miedo a contagiarse. Teme que todo esté sucio, tiende a lavarse las manos hasta sangrarse; siente un miedo que se instala sobre su cuerpo, sus ideas, sus percepciones, al grado de atravesarle la idea de que es mejor estar muerta.

En la praxis del psicoanálisis, se escucha al sujeto, el discurso del cual fue impregnado, cuerpo que sufre, que necesita de otros significantes, tal vez menosabrasivos, que permitan al sujeto colocarse en otro lugar, tratando de sostenerse.

O el dolor que ocasiona una enfermedad física, que te quita las fuerzas, la independencia, te atraviesa el cuerpo, porque te cuestiona: y ahora ¿cómo hago para moverme, para tener ánimos, ganas? Pero el dolor constante no deja espacio para desear otra cosa. Como Yeri, el dolor y la pérdida de ella misma la deja sin nada. O como Charlotte, para quien la enfermedad mental ocupa todo su espacio psíquico.

Finalmente hago mención a Guattari, quien expone en su texto, para acabar con la masacre del cuerpo, una denuncia al sistema capitalista, refiere a ese sometimiento de la vida deseante, sexual y afectiva.

El cuerpo con sus diferentes afecciones. El cuerpo al que se le impone una etiqueta, como si se tratara de diferentes cuerpos, para poder entenderlo, estudiarlo, tratarlo, o bien, diferenciarlo en sano o enfermo, normal o anormal.

“Queremos acabar con los roles y las identidades distribuidos por el Falo.Queremos acabar con toda forma de asignación a una residencia sexual.

Queremos que ya no haya entre nosotros hombres y mujeres,

Hoy en día, al cuerpo hay que pensarlo desde ese miedo que produce el exterior enestos tiempos de pandemia, desde el control que tiene sobre la sociedad ese gobierno que autoriza poder salir, o depender de un cubrebocas, de una sana distancia o de una vacuna para poder liberar a nuestro Cuerpo con todo sus deseos y necesidades. Salvarlo “del contagio” donde el Cuerpo queda recluido. Un Cuerpo que queda suspendido en el encierro y con la duda del movimiento; hay que pensar también al Cuerpo no solo como organismo indefenso, sino como un Cuerpo psíquico deseante.

homosexuales y heterosexuales, poseedores y poseídos, mayores y menores,amos y esclavos, sino humanos transexuados, autónomos, móviles y múltiples;seres con diferencias variables, capaces de intercambiar sus deseos, sus goces, sus éxtasis y sus ternuras, sin tener que hacer funcionar algún sistema de plusvalía,algún sistema de poder, si no es a modo de juego”. (Guattari, 1973).

Tales circunstancias llevan a pensar en el texto foucaultiano.

“Ha habido, en el curso de la edad clásica, todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de poder.

Podrían encontrarse fácilmente signos de esta gran atención dedicada entonces al cuerpo, al cuerpo que se manipula, al que se da forma, que se educa, que obedece, que responde, que se vuelve hábil o cuyas fuerzas se multiplican” (Foucault, 1974).

REFERENCIAS Foucault, Michel (1974). Vigilar y Castigar: “Nacimiento de la prisión”.

Pág. 140. Siglo Veintiuno Editores Argentina, Buenos Aires. Argentina, 1974.

Foucault, Michel (1990). Estrategias del Poder, vol.II. Barcelona. Paidós, 1999.

Guattari, Felix (1973). Para acabar con la masacre del cuerpo. En Revista Fractal. Núm. 69. Tomado de artilleríainmanente.noblogs.org.

Desde el abordaje psicoanalítico, Freud establece una diferencia importante entre lo biológico y lo psíquico, entre organismo y cuerpo. Un cuerpo se constituye a través de la relación con un Otro que lo permea de significantes desde que nace, desde que es nombrado, pensado, diferenciado por su sexo, es soñado; hay un discurso que impregna a este cuerpo que se convierte en un sujeto, sujeto que es hablado por ese Otro.

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La psicosis de un progenitor y la violencia de la transmisión psíquica Por: Héctor Josué Gómez Guzmán Los padres del niño también son seres hablantes y hablados, traen consigo una herencia que quizá ha sido desconocida. Es lícito preguntarse sobre la influencia del episodio psicótico vivenciado por el hijo, si bien es cierto puede ser testigo y cómplice forzado que, tras el acercamiento a dicho evento, puede conservarse de cierto modo en el inconsciente.

psique del niño. Durante la etapa de la infancia el niño tiene la fantasía del pensamiento de omnipotencia y, sumado con lo heredado, es posible que el niño pueda llegar a pensar que tiene el poder para volver loco al otro. Entonces: Este poder maléfico, confusamente percibido, eventualmente recordado en circunstancias familiares tormentosas, corre el peligro de suscitar la culpabilidad sacrificial de tonalidad expiatoria que ninguna tentativa de reparación podrá satisfacer verdaderamente jamás, si no es por la puesta en acto del sacrificio de su vida física y mental (Ibid.:104).

Micheline Enriquez (2006), referente a estos casos, comenta lo siguiente: Mi experiencia me incita a pensar que, en la mayoría de los casos. tales mandatos identificatorios están destinados a tomar otras vías que la represión para borrarse de la conciencia. Su olvido me parece generador de un hueco en la memoria, hueco que resulta de una renegación, de una forclusión, de una proyección (pp. 100, 101).

Importante acotación, pues lo mortífero se vuelve contra el mismo sujeto en forma de cultivo apto para expandir dicho sacrificio; esto remite al narcisismo comandado por la pulsión de muerte, donde es importante encontrar la culpabilidad.

Esto que se queda suspendido y, en cierta forma, no ligado para advenir en una representación que permita el flujo de la energía psíquica, suscita una angustia indecible, pues el niño se ve en imposibilidad de pensar aquello que no puede ser metabolizado por los otros en otro tiempo.

También, todo lo que el niño durante la transmisión pueda recibir por parte del adulto psicótico, posee ciertas significaciones inconscientes y sexuales que escapan al adulto mismo. Aunque el pequeño tenga defensas y recursos eficaces ante ello, ese sin sentido tomará un lugar y el niño, en el intento de interpretar, podrá utilizar o crear posibles teorías que den coherencia en torno al delirio parental.

Si es verdad que ninguna realidad histórica, por patógena que sea, alcanza por sí sola para dar cuenta de una u otra psicopatología, y que de las condiciones precoces de la infancia no podemos inferir el destino psíquico del adulto, también es verdad que una situación tan traumatizante en sí misma como el encuentro con la psicosis parental impone al niño una violencia y un sufrimiento que exigen un esfuerzo de interpretación no siempre fácil de sostener (Ibid:101).

El padre delirante, cuando comunica a su hijo sus pensamientos delirantes, obliga a este que, seguramente no está en condiciones de juzgarlos como tales, a establecer ligazones causales abusivas y le impone representaciones aberrantes que atañen electivamente a sus objetos y sujetos de investigación universales, como lo son para todo niño el nacimiento, la sexualidad, el poder, el tiempo (Ibid.:106).

El camino que se articula en el vínculo de intercambio entre el niño y los padres se va articulando a modo que pueden ir zurciendo identificaciones, pueden organizarse discursos y actos fantasmáticos que vehiculizan de manera latente la cuestión delirante.

Es entonces que no se deja de dar sufrimiento al niño por la cuestión obturada y no elaborada de los padres.

Siguiendo la reflexión de Michelin Enriquez (2006), es imprescindible la escucha para determinar la influencia del sufrimiento psicótico dentro del vínculo entre uno de los padres delirantes y el hijo.

Se tiene que tomar en cuenta la circunstancia y tiempo en el que se engendran a los hijos, ya que con ello es posible pensar las consecuencias del discurso en el lugar de la 27

Epifanias del Deseo

El padre psicótico impone un sinsentido en el niño, relacionado con la persecución y/o una voluntad de ejercer el mal; el pequeño se vuelve sostén y destinatario de lo implicado de la persecución y el ejercicio del mal. El padre psicótico, siendo víctima, tiene una estrecha relación con la proyección del propio odio; le obliga al niño a responder a una imposición que nombra como perseguidor a otro y, con ello, es responsable de todos los males, dando lugar a una confusión guiada por la identificación con la víctima y con el agresor, e impondrá el mandato de sostener relaciones donde se juega lo persecutorio, para así seguir sosteniendo el sufrimiento delirante del padre psicótico.

lo mismo y en tanto que es así, se comparte el sufrimiento y el sin sentido.

Es entonces que:

experiencia de odio hacía él y el entorno, es por ello que se repite y sostiene entre generaciones esto imposible de desanudar.

El padre hace testigo al hijo de lo que sufre y a la vez, puede que lo persiga con su vivencia persecutoria. Es en ese sentido que la posición del hijo puede verse eclipsada con la del padre, que, igual, tendrá huecos mentales y narcisísticamente ocupa la misma posición donde es portador de lo mortífero.

Esto es lo que Haydée Faimberg nombra como “telescopaje de generaciones” (2006).

Debido a la privación de placer por el sufrimiento psicótico, cuando el niño logra diferenciarse, internamente se vive la

El hijo del psicótico, atrapado en las redes del delirio parental, lo que estructurará el desarrollo de sus capacidades de imaginar, de juzgar, de pensar, será el esfuerzo, no siempre sostenible, de desprenderse del dominio de la proyección, y de la interpretación causal del sufrimiento que ella impone. El dominio que por su discurso delirante ejerce el progenitor sobre su hijo opera además en otro nivel que este del sentido y/o del sin sentido. En realidad, el progenitor, a través de su delirio y de sus proyecciones, envía al hijo un mensaje que le asigna una posición indentificatoria mortífera en la sucesión de las generaciones (Ibid.:11).

El origen de la creación funda la función de reconocimiento y es con ello que el bebé mira la forma en que su madre lo mira, si desde el origen existen los huecos mentales, el niño en el intento de lidiar con eso tendrá como imposición la exigencia de trabajar psíquicamente de manera voluntaria o no. Aunque, lo heredado por este sufrimiento puede problematizar al niño en tanto que el delirio invade el espacio psíquico y puede ser detonante de una vulnerabilidad y fragmentación psíquica.

REFERENCIAS:

Es de suma importancia mencionar que, tanto el hijo como el padre, en la imposibilidad de elaborar algo referente al sufrimiento de la psicosis, tejen lugares de proyección donde no hay posibilidad de hacerse cargo al respecto; es por eso que se sostiene la proyección, pues en el otro existe Epifanías del Deseo

Faimberg, H. (2006). El telescopaje de generaciones. A la escucha de los lazos narcisistas entre generaciones. Buenos Aires: Amorrortu editores.

Enriquez, M. (2006). El delirio en herencia. En Enriquez, M., Baranes, J.-J., Käes, R. y Faimberg, H., La transmisión de la vida psíquica entre generaciones. Buenos Aires: Amorrortu editores.

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Hasta la noche tiene día

Por: Juan Octavio Alor Arriola

¡Qué buena decisión colocar la primigenia semilla donde la aridez engaña! Finalmente, no es posible permanecer en el anonimato de lo imposible, porque estamos siempre transitando por él. Se puede vacilar entre la rapidez de nuestros pensamientos y la parsimonia de nuestras equivocaciones, pero también es posible sostener en la palabra que no se expresa con palabras nuestra arenga hacia la verdadera revolución, la cual, se esculpe en cada uno de nuestros actos.

La determinación, para sabernos soberanos de nuestros deseos, es la tierra fecunda que se oculta debajo de esos lienzos en los que gobierna el sometimiento de todo aquello que tiene etiqueta y al que se especifica un valor; el deseo del no deseo es la mejor cosecha de esa aridez mencionada que no desaparece al compás de la invisible melodía; esos frutos que provienen de la premisa que debes desear lo que otro sujeto puede sentir, solamente adelantan el extravío del que sin percatarnos ya formamos parte.

La aridez, que va dejando esos escombros en donde se desfiguró el deseo, termina convirtiéndose en un amuleto que no desaparece con el atardecer ni se vuelve inextinguible hacia el amanecer, porque después de todo se puede decir con ruborizada esperanza que hasta la noche tiene día.

Resulta una desventaja ufanarse de la sombra que te comparte el abeto cuando desconoces la secular historia que reposa en su follaje; entre riqueza, bienes y distracciones muchos han erguido su singular figura, la cual ante la luz de fondo solamente proyecta una sombra con seguridad infundada; todos quienes han adoptado esa manera de hacer experiencia a partir de lo que otros han establecido, abandonan su propio deseo, insertándose en el propio no deseo y adoptando patrones de vida que heredan vacío y enajenante creación.

Medios de comunicación, mensajes publicitarios, discursos de impecable elocuencia y magistral engaño, simulación de vida que no es vida, sino incesante vacío que se llena con más vacío, y deseos que son no deseos, sino artificios que congelan ese lugar en el cual construíamos verdadero camino, logran que advenga sujeto que no se pertenece, que nunca se ha pertenecido y que sucumbe adquiriendo convicciones ajenas; hombres que congelan hombres, hombres que construyen sueños, vidas que nunca se descubren fuera de la brillantez del eclipse en que transcurren.

Cuestionar que la tierra seca no es el atavío que mejor nos hace lucir, sabernos poseedores de nuestros deseos es una apuesta digna que nos convoca a no creer que alguien más puede decirnos taciturnamente lo que debemos sentir; hay tantas maneras en que terminamos viviendo el libreto de otros y consumiendo el veneno que van sembrando por nuestro camino.

Recordemos que hasta el nómada no busca un destino sino construir un camino.

Cuestionar todo lo que podamos cuestionar, desarticular todo aquello que se subasta con facilidad y a lo que se le pone un precio solo bajo el criterio de la voracidad, es un acto para revolucionar lo que con tanto daño se teje en un mundo caótico, violento y sumergido en la auténtica tempestad.

Tomar decisiones cuando vagamos en ese crepúsculo que guía lo que no nos pertenece, es sucumbir ante el seductor encanto de creer dirigir aquello que en realidad gobierna nuestros actos; no somos el interminable camino de satisfacciones logradas pero si el parpadeante estanque de las desiderativas palabras que nos mantienen con vida; el talante de hacer vida desafiando a la muerte es la senda directa para encontrar cosechas de privilegiado desencanto; la vida en el deseo no se produce desafiando su finitud, porque éste será perenne cada que se renueve la esperanzadora búsqueda por encontrarlo; seamos 29

Epifanias del Deseo

"Tomar decisiones cuando vagamos en ese crepúsculo que guía lo que no nos pertenece, es sucumbir ante el seductor encanto de creer dirigir aquello que en realidad gobierna..."

destinatarios de nuestro deseo, y actuemos con la intensidad que adoctrina a quienes realmente se saben sin las cadenas que aprisionan los vicios del consumo y el control. La enajenación es una perfecta aduladora; el deseo no necesita adulación, el ser no se expresa con la vanidad de las palabras sino con la profundidad de las ideas.

Vida y muerte nos terminan perteneciendo, pensamiento y revolución, cuerpo y no cuerpo, también. Como si el comienzo fuera una robustecida edición de lo que apenas termina, no hay un final que se escriba dos veces; tenemos que optimizar cada gota de vida que se endulzará en el manto de la muerte; no dejemos que nuestro camino deje de pertenecernos, sigamos construyendo disertación, seamos cabalgantes del pensamiento y emprendamos el camino hacia el alba que también oscurece, porque después de todo hasta la noche tiene día.

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EL DIABLO INCORPORADO Pasaba noche y día entre los sepulcros y en los cerros, gritando e hiriéndose con piedras Mc 5,5

Por: Victoriano Martínez Navarro El Diablo es un personaje que, de vez en cuando, se asoma en el consultorio. No es raro que lleguen personas que manifiestan sentirse agobiadas por la acción del mal; e, incluso declaran, tener el “diablo dentro”. Ante tal declaración, surgen infinidad de preguntas teóricas.

los tribunales eclesiásticos, era idéntica a nuestra teoría del cuerpo ajeno y de la disociación del inconsciente. Pero ¿por qué el diablo, tras haber tomado posesión de sus desdichadas víctimas, fornicó siempre con ellas y de ese horrible modo? … ¡todo eso puede hallarse en la historia de la seducción! …” (Freud, 1897, p. 283).

Sin embargo, en estas líneas me limito a la pregunta sobre la experiencia de un cuerpo que se vive cómo poseído, invadido por “otro”, o por “algo” que se ha metido dentro, y que se ha metido de forma violenta. En la Europa medieval se tenía la convicción de que la bruja para tener poder debía dejarse poseer por el Diablo; pero aquí no hay pacto, en el caso del que hablamos hay una experiencia violenta, donde el individuo se siente sometido, avasallado, invadido.

Esto según Luisa de Urtubey, en su obra “Freud y el diablo” (1983): “coincide, evidentemente con la teoría del padre seductor, que también fornica con sus hijas y las posee” (p.

31).

Ahora bien, en la teoría católica sobre el mal, existen tres tipos de vejaciones atribuidas a la acción extraordinaria del demonio: la influencia u opresión diabólica; la obsesión diabólica; y la posesión diabólica.

Surge además la pregunta sobre el lugar del padre. Siguiendo la intuición freudiana donde afirma, a propósito de un caso de posesión del siglo XVII, que Dios y el diablo son un sustituto del padre, resulta evidente que la incorporación de ese “algo” que experimenta el sujeto, tiene que ver con el padre (Cfr. Freud 1923, p. 87).

“Se habla de posesión diabólica cuando uno o más demonios se hacen con el control del cuerpo de una persona en contra de su voluntad, quien momentáneamente o de forma más duradera pierde el dominio sobre sí y -dependiendo de que la posesión se haya producido a través de su consciente o, por el contrario, de su inconsciente o subconsciente- la conciencia de lo que sucede en él en esos momentos.” (Peña, 2017, p. 45).

Para Freud, la posesión diabólica es una explicación medieval de lo que será la teoría psicoanalista del cuerpo extraño y de escisión de la conciencia, declaración que hace en la carta 56 de 1897 a Fliess: “Te acuerdas de haberme oído decir siempre que la medie teoría medieval de la posesión, sostenida por

En la narrativa de la posesión nos encontramos con un 31

Epifanias del Deseo

cuerpo sometido, lastimado, violentado; pero al mismo tiempo seducido y quizá también seductor al mismo tiempo. Es un cuerpo en el que se experimenta la incorporación de “algo” o de “alguien”, como dice Freud: un cuerpo extraño (cfr. Carta 56 a Fliess, 1897). Sin embargo, en el fondo de la escena, aparece la relación ambigua, una historia de seducción y de amor-odio con el padre, un padre que es temido y deseado a la vez.

Si además para Freud “el prototipo del diablo en la vida individual permanece en primer lugar en la sombra”, se podría decir, que se trata de un padre que permanece oculto, que no es nítido, ni claro, forcluído quizá. De hecho, Luisa De Urtubey (1983) dirá que “es, sin duda, esta sombra, que envuelve y oculta al padre seductor…” (p. 141), una sombra que acecha, en espera el momento oportuno para acometer e incorporarse en el sujeto.

De hecho no es raro escuchar en los relatos, alguna referencia a eventos de acoso e incluso de violación sexual en la edad temprana. Al parecer, el padre-diablo, el que ha perdido su posición enaltecida -o quizá nunca la tuvo-, es un padre que permanece en la sombra, que no se revela, es la mano que se desliza sigilosa entre las piernas, un susurro gélido en la nuca, y, finalmente, es la penetración. Una pesadilla nocturna que tomando cuerpo espera el momento más oscuro para actuar.

La sombra que está al acecho, es una sombra de padre, es un padre-sombra. Es el padre que no se reconoce y que no quiere ser reconocido y que, sin embargo, se intuye su presencia, se padece su acometida. Toma posesión del cuerpo, lo hace suyo, lo penetra, lo domina, en el movimiento involuntario, del cual no se puede dar cuenta, que no se apalabra. Del que parece que no se tiene registro. Es lo siniestro, lo ominoso.

Pero no solamente es temor o miedo, sino que también es anhelo y deseo, no es raro que en el delirio de posesión haya está invasión masiva, está penetración constante que provoca estremecimientos. Es el padre de la horda primitiva que toma todo a su paso. Es el incubo que en la inconsciencia seduce, subyuga y penetra. Es el cumplimiento de la transgresión incestuosa, siempre y cuando dicha transgresión permanezca en la sombra.

No se puede eludir la pregunta sobre el nombre del padre, sobre la función del padre en el sujeto que sufre semejantes tormentos. Me limito a decir, por ahora, que da la impresión que en la función estructurante de los significantes del padre, parece que se quedan a mitad de camino. No llega a su cometido estructurante, y al mismo tiempo, permanece como suspendido, precisamente como una sombra que está al acecho.

REFERENCIAS De Urtubey, Luisa (1983). Freud y el diablo. Ediciones Akal, S. A., (traducción de Clara Janes 1986) Madrid – España.

Freud, Sigmund. Obras completas. Cartas a Fliess. Carta 56. (1897) Amorrortu Editores vol. I. 2007. Buenos Aires.

Freud, Sigmund. Obras completas. Una neurosis demoniaca en el siglo XVII. (1923) Amorrortu Editores vol. XIX. 2007. Buenos Aires.

Hurtado Ponce, Salvador B. Satanás. Una biografía no autorizada. Editorial Morgana. 2017. Ciudad de México.

Luzón Peña, Javier. Las seis puertas del enemigo. Experiencias de un exorcista. Ediciones Altolacruz 2017.

Córdoba España.

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Violencia y pasión sobre la mujer asesinada.

Por: Eva Yunué Cárdenas Marín En el contexto actual la muerte de las mujeres ejecutada por un tercero nos lleva a terrenos en los cuales ya no nos es posible retroceder: ¿Cómo no pensar en la cotidianeidad de lo violento y pasional de nuestro entorno como un tejido en resonancia mutua? ¿Cómo es que pluralizamos estas voces? ¿Por qué pensar como vecinas las violencias y pasiones, cual es la frontera que comparten?

sucede en torno al tema de las violencias sobre las mujeres, aun cuando no es el objetivo definir un sector, debo reconocer que es la motivación primaria de este trabajo, y la pregunta que se mantiene hasta ahora es: ¿Será acaso que hay algo de la palabra no dicha o mal-dicha sobre las mujeres y algo de la carencia de representación sobre el sexo femenino?

Este trabajo lo pienso como un ejercicio de miradas, como cuando el ojo observa hacia la luz y se contraen las pupilas, y en otros momentos, de observación más generalizada, se dilatan. Esto para decir que lo anterior corresponde a una mirada a pupila ‘abierta’, sin embargo llega el momento de contraer las pupilas para mirar hacia la luz de los textos.

Para Lacan, “[…] la violencia es ciertamente lo esencial en la agresión, al menos en el piano humano. No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra.”1 Podemos pensar en entonces que esto violento tiene un acercamiento con un Real que no logra ser apalabrado.

Quiero enfocar mis esfuerzos hacia algo que pensaba sobre lo que quería decir cuando llegó esta idea, lo visualizaba así: La mujer-es a-sé-sin-nada

Por otro lado tenemos el tema de la pasión, aquí recurro a Eric Laurent y cito: ”Decir pasión es un modo de decir que no hay idea, que no hay representación (Vorstellungen) o (Vorstellung-reprasentanzen) representante de la representación sino la presencia de un afecto.”2

Pensando en las fórmulas de la sexuación que ocuparon gran parte de nuestro curso: La mujer, con su La tachado nombrando la no existencia de LA mujer, y pensando en un juego de palabras La mujer es un ser sin ser nada: la mujer asesinada.

Entonces, regresando a mi frontera entre estos términos, lo que encuentro es una falta, por un lado, falta de palabra y por otro de representación: no hay palabra, no hay idea.

Las noticias diarias sobre el asesinato de las mujeres parecen una cadena metonímica, que surge como necesidad y que se encuentra en el registro de lo real, como imposible e inaccesible a través de los significantes, es decir, de lo simbólico, de ahí esa demanda que eternamente es demanda ¿de objeto a?, este siempre es lo que se supone de vacío

Palabra e idea, parece que son la clave para civilizar a las pasiones desmedidas, a nuestro ser pulsional. Pero, qué

1

Lacan, J. El Seminario, Libro 5, Las formaciones del Inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 467-468 2 Laurent, E. Los objetos de la pasión. Tres Haches, p. 8 33

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tiene una demanda3. Si se demanda es porque algo falta y la necesidad no cesa de escribirse4. Y en estos casos, ¿qué es lo que no cesa de no escribirse? Pareciera que hay un Otro que permite ese goce, ese goce que hace falta que no haya ¿fálico? Este goce es el que hace falta que no haya, por el hecho de que su naturaleza está en el fallar. Lo que se quiere no es lo que se desea. En el tema de violencia contra la mujer, en el asesinato de una mujer ¿qué se quiere, qué se desea? Entiendo que el deseo es aquello que sobrepasa a la demanda y que no está intrínsecamente en la necesidad.

La necesidad es aquello que no cesa de escribirse5 en las cadenas significantes y lo que procrea los aparatos del goce6; es decir el lenguaje. Y es en la falta de objeto es donde se dan los significantes y el deseo. Y entonces me encuentro nuevamente con la insistencia de la cadena significante

cuando menciono sobre aquello que no cesa de escribirse, como la demanda. El lenguaje es los aparatos del goce con los que se busca aquello que falta7.

Acá tejo entonces que existe una necesidad por repetir ese significante de la mujer asesinada, porque la mujer en tanto objeto no puede ser deseada sino demandada a su extinción por la vía de la fragmentación, de ser reducida a(sesin)nada.

Goce como punto donde la palabra se confronta con lo inarticulable, que supone el horror indomable que atenta contra el interdicto de Goce. Llevar al cuerpo al estado de carne sin tachar por el significante. Un regreso al Uno. ¿ A la horda?. Horror infecto, imposibilida de asumir asimetrías, inexorable marchitar. Sórdido aspecto arraigado a raíces que hormiguean bajo el suelo, repugnantes como la miseria. ¡Marchar hacia otras formas de lazo social!.

3

Lacan, Jacques. El seminario 20, clase del 15 de mayo de 1973. Paidós.

4 Ibíd. clase del 26 de junio de 1973. Paidós.

5 Lacan, Jacques. El seminario 20, clase del 26 de junio de 1973. Paidós.

6 Ibíd., clase del 13 de febrero de 1973. Paidós.

Epifanías del Deseo

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Ibíd., clase del 13 de febrero de 1973. Paidós.

Eduardo

Relero

Eduardo Ruiz Relero, ( “Eduardo Relero” ) dibujante, pintor y escultor nacido en Rosario, Argentina. Afincado en Europa, desde 1990 en Roma ,y en Madrid desde 1996 .

Conocido principalmente por sus ilusiones ópticas de tipo anamórficas. Intervenciones de gran formato generalmente efímeras, de tono satírico, crítico o absurdo, de fuerte impacto plástico.

Ha intervenido espacios como el que se encuentra frente al edificio de Naciones Unidas en NY, el día de la Asamblea general, cuando se debatía la intervención militar en Siria en 2013 .

Ha colaborando con organismos como Oxfam, Amnistía Internacional, Cruz Roja Internacional, Mozilla (Mozfest 2016 Ravensbourne College) .

Ha realizado obras en el Gran Teatro del Liceo ( Ópera de Barcelona ), distintos festivales de cine, Las Calles de Jerusalén, Dubai, Núremberg, Londres, Roma, Guadalajara, Madrid, Kazan, Florencia, Chitá ( Siberia), Riga, Guatemala, Bruselas, Sevilla, La Haya, Nancy, y un largo etcétera.

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Epifanias del Deseo

Indiana

Castillo

Indiana Castillo Constant es una artista argentina nacida en la provincia de Tucumán. Actualmente reside en México.

Cursó sus estudios en la Escuela Provincial de Artes Visuales de Rosario (Argentina) y en la Universidad Nacional de Rosario.

Realizó talleres de grabado durante los años 1987-89 con el maestro Rubén Porta, y de pintura durante 1988-89 con el maestro Emilio Torti.

En dos ocasiones (2001 y 2004) recibió el Primer Premio Nacional de Pintura otorgado por el Laboratorio JassenCilag.

También obtuvo dos becas, la primera otorgada por el Grupo Médico Cádiz al Proyecto de pinturas y dibujos llamado «El ángel que cayó del hombre” (2003-2004); y la segunda otorgada por el coleccionista Dr. Gustavo Ordaz Castillo al Proyecto de pinturas y dibujos llamado «El habitante de dos mundos Emanuel Swedenborg”.

Además participó en diversas muestras individuales y colectivas.

CONTACTO https://www.indianacastillo.com.ar https://www.facebook.com/incastilloconstant https://ar.pinterest.com/indiana7163/_saved https://www.instagram.com/castilloconstant/ Epifanías del Deseo

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