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En una montaña china, un héroe de edad avanzada contra la caza furtiva reflexiona sobre el futuro

por Wang Yan en 1 agosto 2016

Yu Jiahua, un aldeano de 65 años, que vive en la montaña Jiuding, en la provincia de Sichuan, era un cazador habilidoso cuando tenía veinte años.

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Cuando una afluencia de cazadores furtivos externos redujo notablemente la población silvestre local, él y su hermano comenzaron a patrullar la montaña, donde enfrentaban a los cazadores y les confiscaban los rifles y las trampas.

Con el tiempo, Yu convenció a otros aldeanos de ayudar, y así estableció una organización que ganó elogios y apoyo financiero del exterior.

La vida silvestre en la montaña se ha recuperado, pero las finanzas siguen siendo bajas y los que patrullan, pocos. A medida que Yu Jiahua envejece, no está claro quién se hará cargo de su misión. Una tarde de abril, Yu Jiahua, de 65 años, terminó sus tareas, se colgó del hombro un canasto de bambú lleno de comida y de botellas con agua, y comenzó a recorrer un sendero del bosque en busca del cerdo perdido de la familia. Luego de unos veinte minutos de caminata, notó tierra removida bajo los arbustos al costado del sendero y algunas plantas desechas sobre el sendero angosto de tierra que bordea la montaña Jiuding en la provincia china de Sichuan.

“Vino por aquí hace poco y no debe de estar lejos de nosotros” , comentó Yu a Mongabay señalando la vegetación desecha. Yu dedujo en qué dirección se había dirigido el cerdo y adónde había dormido por la noche según una serie de pistas igual de sutiles.

Finalmente, colocó algo de comida y agua sobre el suelo y explicó que el cerdo —una raza indígena domesticada conocida como cerdo tibetano— había consumido provisiones dejadas el día anterior en el mismo lugar. “Sin duda vendrá hasta aquí a comer y a descansar —agregó Yu— . En pocos días, hará de este lugar su asentamiento habitual, y luego será mucho más fácil para nosotros atraparlo y llevarlo de regreso a casa” .

Al haber vivido toda su vida en el bosque en la montaña, Yu —un granjero Qiang con la espalda encorvada, pelo canoso y rostro arrugado— tiene una conexión cercana con la flora y la fauna de la montaña Jiuding. Su habilidad para identificar especies es comparable con la de un biólogo profesional. Yu sostuvo que, desde que tenía unos treinta años, ha sido capaz de determinar, a partir de una huella, la especie y el tamaño del animal que la dejó, así como también la cantidad de animales que pasaron por el lugar. Cuando describía encuentros previos con la vida silvestre, sus ojos se iluminaban con placer y entusiasmo.

De cazador a protector

Yu vive en la aldea Chashan, ubicada a 1900 m (6235 pies) por la ladera norte de la montaña Jiuding, un pico de 4969 m (16 302 pies) en la cadena montañosa Longmen, en el condado Maoxian, provincia de Sichuan. La ladera sur de la montaña es un mirador turístico.

Nacido en la década del cincuenta, Yu recuerda con claridad que en su infancia las montañas cercanas estaban llenas de animales salvajes, que eran fáciles de detectar. Entre ellos: panda gigante (Ailuropoda melanoleuca), panda rojo (Ailurus fulgens), langur chato dorado (rhinopithecus roxellana), takín (budorcas taxicolor), ciervo de copete (elaphodus cephalophus), faisán dorado (chrysolophus pictus) y goral chino (naemorhedus griseus). Cuando tenía alrededor de veinte años, Yu era un cazador habilidoso. Comentó que, en aquella época, las comunidades locales se adherían a normas de caza comunes. “No cazábamos durante la época de apareamiento y no matábamos hembras ni crías. Tampoco matábamos todos los animales de un grupo” , explicó Yu a Mongabay en el patio pavimentado de su casa, una linda propiedad según los estándares de la aldea, hecha de cemento y con dos plantas. Las cosas comenzaron a cambiar en la década del ochenta cuando los habitantes de aldeas cercanas empezaron a ir a la zona para cazar. Además de utilizar rifles caseros, colocaban trampas de alambre para cazar animales. Se colgaba un círculo de alambre entre dos árboles cercanos para atrapar la cabeza del animal cuando pasaba. El alambre se cerraba cuando el animal continuaba moviéndose y lo mataba cuando ya no podía respirar.

Anteriormente la caza era legal. Pero, a fines de los ochenta, tanto la tenencia de armas como la caza de vida silvestre fueron prohibidas en China. Aun así, la aplicación de la prohibición fue poco rigurosa, y la caza desenfrenada redujo gradualmente la abundancia de la vida silvestre en la montaña y provocó la extinción local de la mayoría de los carnívoros grandes, incluidos los leopardos (Panthera pardus) y los lobos (Canis lupus). Yu recordó que el capítulo más cruel ocurrió más tarde, cuando los cazadores comenzaron a hacer fogatas para atraer y matar a los animales restantes. “Los gritos horribles de los animales eran una pesadilla para mí” , afirmó él. Yu y su hermano menor, Yu Jiagui, habían dejado alrededor de 200 yaks pastando en las praderas alpinas de Jiuding y también sufrieron pérdidas por la caza ilegal. En 1995 Yu decidió tomar cartas en el asunto. “Si no comenzábamos a proteger a los animales, desaparecerían todos, y nuestras futuras generaciones no tendrían la oportunidad de verlos —explicó él— . Entonces, mi hermano y yo iniciamos un programa de patrullaje contra la caza furtiva” .

De allí en más, los dos hermanos hacían recorridos habituales por la montaña Jiuding. Quitaban las trampas de alambre y evitaban que la gente cazara, ya fuera por enfrentamiento directo o mediante denuncias ante la autoridad forestal local. A patrol member clears a wire snare on January 3, 2015. Photo courtesy of Jiudingshan Friend of Wildlife Association. Un miembro de la patrulla quita una trampa de alambre el 3 de enero de 2015. Foto cortesía de Jiudingshan Friend of Wildlife Association.

Futuro incierto

A pesar de todo el apoyo y la aclamación, aún hay una cantidad importante de obstáculos que le esperan a la asociación. Uno es la falta de una dirección fuerte, que se agrava con la escasez de jóvenes escolarizados en la zona. La mayoría de los miembros del equipo de patrullaje son granjeros sin mucha educación, excepto Yu Biao (el nieto de 19 años de Yu Jiahua) y Yu Youqiang (el sobrino de 30 años). Sin embargo, durante las entrevistas con Mongabay, ninguno de ellos expresó interés en ayudar a dirigir la asociación para colocarla en un camino sólido de desarrollo.

Por el momento, Liu Zhigao, de cincuenta y ocho años de edad — presidente de la asociación y funcionario retirado del condado— , actúa como mediador entre la asociación y el mundo exterior. “Estoy viejo ya, y la asociación realmente necesita a alguien con formación académica para hacerse cargo de la coordinación y la administración” , comenta él a Mongabay en su departamento en el condado de Maoxian.

Durante las entrevistas con Mongabay, Yu y varios miembros de la patrulla expresaron su descontento con el nivel de asistencia externa que recibe la asociación, argumentando que la paga recibida no es suficiente para alentar a los miembros a que dejen sus empleos y participen con mayor regularidad. Los miembros de la patrulla, Tang Shubin (40), Shun Zhaolong (46) y Yu Youqiang (sobrino de Yu) recalcaron varias veces la necesidad de un mayor apoyo financiero para mantener los esfuerzos de conservación de la asociación.

Yu sostiene que un apoyo ideal de unos 100 000 yuanes por año (15 625 dólares) sería suficiente para motivar a los aldeanos jóvenes para que participen de las patrullas. “Si nos relajamos, los cazadores furtivos regresarán, por lo que necesitamos más apoyo financiero para continuar estimulando el entusiasmo de los jóvenes por participar” , señala.

“Si no comenzábamos a proteger a los animales, desaparecerían todos, y nuestras futuras generaciones no tendrían la oportunidad de verlos —explicó él— . Entonces, mi hermano y yo iniciamos un programa de patrullaje contra la caza furtiva”

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