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from Beishaolin_11
por Gwong Zau (gong fu)
Muchos estilos de Kung Fu trazan sus orígenes a un supuesto templo de Shàolín en la provincia sureña de Fújiàn (Fukien), que sería objeto de ataque por las tropas de la dinastía Qīng, y del cual sólo conseguirían escapar cinco monjes, conocidos como los Cinco Ancianos o Cinco Ancestros de Shàolín (Shàolín wǔ zǔ).
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Aunque esta historia está ampliamente difundida entre los círculos de artes marciales del sur de China, hoy sabemos que es, con toda probabilidad, falsa. Aunque se han mencionado varios lugares como posibles sedes del templo Shàolín del Sur, no está probado que estos enclaves tuviesen ninguna relación con el templo Shàolín de Hénán o que existiera ninguna tradición marcial en ellos.
(Para saber más: The Southern Shaolin Monastery, Between Myth and Reality).
Por el contrario, si atendemos a los textos escritos, las primeras referencias a la existencia de este templo, su quema, y la leyenda de los cinco ancianos procede de dos fuentes principales: el mito fundacional de la sociedad secreta del Cielo y la Tierra o Tiān Dì Huì, y las novelas de ficción de los siglos XIX y XX aparecidas en Guǎngdōng y Hong Kong y encabezadas por la novela anónima de 1893 titulada Shèng Zhāo Dǐng Shèng Wàn Nián Qīng (“El Florecimiento de la Sagrada Dinastía” , título que ha sido traducido al inglés simplemente como Everlasting, con el cual nos referiremos a ella de ahora en adelante, por conveniencia).
La leyenda de la quema de Shàolín
La leyenda que circula entre artistas marciales de hoy en día y de la que la mayoría de estilos sureños se hacen eco para explicar sus orígenes puede variar ligeramente de
A principios del s. XVIII, el gobierno Qīng solicitó ayuda a los monjes del monasterio de Shàolín para hacer frente a los ataques de una tribu de origen mongol llamada Xīlǔ. El desempeño de los monjes en la batalla, que terminó en victoria, impresionó tanto al emperador que llegó a temer la posibilidad de tenerlos como enemigos en caso de que se rebelasen, por lo que decidió secretamente acabar con todos ellos.
Así, el emperador mandó tropas a destruir el templo, contando con la colaboración de uno de los monjes desde dentro que, traicionando al resto de la orden, facilitaría el ataque de las tropas imperiales.
Casi todos los monjes fueron muertos durante el ataque, a excepción de dieciocho de ellos, que consiguieron escapar. Descubriendo su huida, las tropas imperiales los perseguirían durante 70 días consiguiendo acabar con trece. Sólo cinco, pues, sobrevivirían. (Según otra versión, estos trece monjes morirían después de escapar debido a las heridas recibidas durante la batalla).
Una multitud de fechas entre 1647 y 1732 se han dado en las historias para la destrucción de este templo. Así, el nombre del emperador que ordenaría la destrucción varía: Yōngzhèng, Shùnzhì o Kāngxī. Los defensores de la leyenda claman además que el templo habría sido blanco de ataques repetidos hasta su quema definitiva.
Por otro lado, la mayoría de versiones de esta historia se refiere al templo de Shàolín del Sur, pero incluso existe una versión que sitúa el episodio en el templo de Hénán. Mientras que no existen pruebas de la existencia de un templo en el Sur, supuestamente construido bajo patronazgo de la dinastía Míng, sabemos que la versión referida al templo del Norte es definitivamente falsa, a pesar de haber sufrido éste otros ataques tanto antes como después.
El Bosque de Pagodas, en el monasterio de Shàolín en Hénán
Volviendo a la leyenda, la lista de los cinco supervivientes varía. Una versión da los nombres de Choy Dak Zung, Fong Dai Hung, Ma Chiu Hing, Wu Dak Dai, y Lei Sik Hoi (hemos transcrito estos nombres en cantonés, ya que es en Cantón donde principalmente circuló esta historia).
Otras listas nombran a Miu Hin (que no sería monje sino un discípulo laico), Fung Dou Dak o Zi Sin, incluso otros nombres más, en lugar de algunos de los ya nombrados; versiones posteriores incluyen a Ng Mui, siempre haciendo un total de cinco. El nombre del traidor también varía: unas veces Ma Ji Fuk, otras Bak Mei.
Cualesquiera sus nombres, estos Cinco Ancianos jurarían propagar las Artes Marciales de Shàolín y luchar contra la dinastía, bajo el lema fǎn qīng fù míng (derrocar a los Qīng y restaurar a los Míng).
Los estilos de gong fu sureños claman descendencia de uno u otro de estos supervivientes, que enseñarían a los fundadores del Hung gar kyun o el Choy Li fut o a los maestros de éstos y, en el caso del wing chun, la creación del estilo por la propia Ng Mui.
Bak Mei es el villano por excelencia en las leyendas de las Artes Marciales Chinas. Según la historia que lo coloca como el traidor a la Orden de Shàolín, este monje, cuyo verdadero nombre varía de historia a historia, habría aspirado a ocupar el puesto de abad del templo. Pero, cuando el anterior abad Hong Mei, murió dejando el puesto a Zi Sin, Bak Mei no lo aceptó, creyendo que la Orden estaba corrupta y prefiriendo servir a la dinastía Qīng.
A Bak Mei se le atribuye la fundación del estilo que lleva su nombre, aunque es posible que dicho estilo existiese ya con anterioridad a la fecha en que se sitúa la leyenda.
La
Sociedad del Cielo y la Tierra
La Sociedad del Cielo y la Tierra o Tiāndìhuì fue una organización secreta fundada en 1761 por un monje llamado Tíxǐ en la provincia de Fújiàn, y es también conocida como Hóng Mén (o Hung Mun, en cantonés).
Aunque se ha pensado que desde un principio su finalidad era el derrocamiento de la dinastía Qīng, de origen manchú, parece que en su origen estuvo destinada únicamente a la ayuda económica y protección mutua entre sus miembros, que pertenecerían a grupos marginados. Sin embargo, al ser este tipo de sociedades ilegales durante la era de dominación manchú, y consecuentemente estar perseguidas, inevitablemente la sociedad Tiāndìhuì se acabaría acercando a la órbita de los grupos de resistencia anti Qīng, tornándose esta resistencia, eventualmente, en su principal actividad.
Fue entonces, a principios del s. XIX, cuando se creó su mito fundacional: los cinco monjes supervivientes de la quema de Shàolín del Sur, en alianza con otros individuos leales a la dinastía Míng, fundarían Tiāndìhuì para luchar contra la dinastía manchú.
Se cree que la creación de esta historia ficticia habría dotado de legitimidad a la sociedad secreta en sus actividades, que ahora habrían tomado un cariz político y revolucionario.
Las novelas de ficción de artes marciales
En 1893 se publicó en Guǎngdōng y Hong Kong la novela Shèng Zhāo Dǐng Shèng Wàn Nián Qīng (“El Florecimiento de la Sagrada Dinastía”), a la que vamos a referirnos por su título abreviado en inglés, Everlasting. En esta novela se narraba la historia de la quema de Shàolín, que ya hemos contado, y la fuga de los cinco monjes supervivientes.
Hasta ese momento, y a excepción del mito fundacional de la sociedad Tiāndìhuì, no parece que hubiera existido en la región ninguna fuente de folklore popular relacionado con Shàolín, en el que se inspirasen los artistas marciales de la época. Sin embargo, después de la publicación de Everlasting, se produjo un boom de novelas inspiradas en aquella, inspiración que llegó a la copia literal
y plagio de pasajes enteros. Cada novela adaptaba la historia a gusto del autor, introducía cambios y personajes nuevos; y como denominador común, unos héroes caracterizados por su resistencia al gobierno manchú y por su lucha en asistencia de los oprimidos.
Toda esta narrativa llegaría a constituir un género propio, que se ha denominado Guǎng pài wǔ xiá xiǎo shuō (“ficción de artes marciales de la escuela de Guǎngdōng”) y se difundiría en el área cultural y lingüística de Guǎngdōng, incluyendo Hong Kong. En esta difusión, los periódicos jugaron un papel importante. Publicaciones que estaban prohibidas en Guǎngdōng veían la luz en Hong Kong, que era colonia británica, y se vendían al otro lado de la frontera a precios recargados.
Este género de ficción marcial constituyó la fuente de la que, más tarde, la mayoría de estilos sureños adoptaría las historias de sus orígenes.
Por otra parte, parece que el sentimiento anti Qīng y el espíritu revolucionario, tan propio de las historias fundacionales actuales de los estilos del sur, era ajeno a la mayoría de la población en aquella época. Este sentimiento sólo surgiría en los últimos años de la dinastía, a partir de la revolución de 1911. Es posiblemente a partir de entonces cuando los estilos del Sur comenzaron a asociarse con los grupos revolucionarios y con las historias sobre los Cinco Ancianos de Shàolín.