nº 20 Octubre 2014
LLEGÓ LA HORA ¿Quién ganará el Superclásico? Los mejores en la historia de Colo Colo y la U Todos los números entre albos y azules CarLoS Chandía, EX ÁRBITRO INTERNACIONAL: "no ComparTo LoS vaLoreS Con Sergio JadUe"
DIRECTOR Marco Sotomayor Periodista de la Universidad de Chile, con maestría en Comunicaciones Audiovisuales en el Instituto de Radio y Televisión Española. Trabaja en radio, televisión y prensa escrita EDITOR GENERAL Luis Urrutia O´Nell (Chomsky) Periodista, académico y escritor de nueve libros sobre el fútbol chileno DIRECTOR GRÁFICO Jorge Flores Diseñador gráfico, socio fundador VeoMarket EDITOR FOTOGRAFÍA Y WEB Claudio Quijada Diseñador gráfico y fotógrafo, colabora en distintos medios digitales REDACTORES Francisco Coloane Sociólogo y comentarista internacional Julio Salviat Periodista, escritor y académico de la UNAB Matías Alcántara Periodista, de deportes y comunicaciones corporativas Daniel Pérez Pavez Periodista Carlos Pérez Historiador TAMBIÉN ESCRIBEN Rodrigo Ried Editor deportes radio Bío Bío Scarleth Cárdenas Periodista de TVN y radio Bío Bío Eduardo Bruna Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2000 René Naranjo Periodista y editor de contenidos Diego José Osorio Periodista y relator argentino, de Radio Bío Bío Jorge Castillo Periodista e investigador musical Ramón Reyes Periodista de La Tercera, director sindical y vicepresidente Fetracose REDES SOCIALES Paula Salas Periodista de la Universidad de Santiago de Chile. Experta en redes sociales SOPORTE Álvaro Sotomayor Licenciado en Ciencia de la Computación, Universidad de Santiago de Chile
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Un “cementerio de elefantes”
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acimos en una región del mundo muy particular: cercados por cadenas montañosas, la vastedad del Océano Pacífico, el desierto más árido del mundo, los hielos perennes del Polo Sur y… por tres campeones mundiales de fútbol. Brasil, Argentina y Uruguay marcan el ritmo del balompié sudamericano y, por sobre vaivenes puntuales, asoman con rivales difíciles, a veces invencibles, para el resto de las selecciones de la región. Su influencia dentro y fuera de la cancha es tan potente que, por ejemplo, el Scratch ha participado en todas las copas del mundo (ganando cinco, nada menos); Argentina es el país que mayor cantidad de jugadores exporta al resto del planeta, y el mito de la “garra charrúa” (sustentada en la mayor hazaña de la historia: el Maracanazo de 1950) trasciende épocas y fronteras, provocando admiración y respeto por doquier. Agreguemos el manejo de sus directivos en la Conmebol y en la FIFA, para entender integralmente qué representan estas tres naciones en el orbe futbolero. Así, cada vez que estamos ad portas de arrancar unas Clasificatorias, se nos hace un nudo en el estómago, porque meterse en una Copa Mundial es una tarea titánica, que requiere, casi, de un desarrollo perfecto y de un rendimiento sostenido durante… ¡dos años! No olvidemos eso: el formato sudamericano es particularmente cruel con países como el nuestro, porque son dos años de angustia permanente. Pero, como siempre ocurre, hay casos peores. Pensemos en Bolivia, Venezuela y en el Perú de los últimos años, y ahí entenderemos a cabalidad la frase “estar jodidos”: jugar 18 partidos para ver cómo los clasificados son otros. El proceso europeo parece un juego de niños
en comparación a lo que ocurre en Sudamérica, donde toda la competencia bien puede compararse con un pequeño Mundial. Acá no existen Andorra, San Marino, Islas Feroe, Malta ni otros países cuyo nivel competitivo genera sentimientos de profunda pena y desolación… Hecho este “pequeño” preámbulo, nos parece que la idea de Jorge Luis Sampaoli de llevar algunas fechas clasificatorias a Calama no es tan descabellada como suena en principio, sobre todo considerando que la FIFA nos quitó el ya tradicional repechaje frente a rivales asiáticos u oceánicos. Es decir, para Rusia 2018 sólo tenemos derecho a cuatro cupos. Siendo realistas, sólo a dos, porque no vemos por dónde argentinos y brasileños vayan a quedar fuera del torneo. Dos cupos, entonces, para ocho países. Un grupo que pronto se reduce a cinco (Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Chile), aunque igual bolivianos, venezolanos y peruanos ofrecen muchas complicaciones. Sampaoli debió sacar cuentas similares antes de esbozar la intención de inscribir a Calama como sede para este tipo de partidos. Ojo, lo de jugar a más de dos mil metros de altura no garantiza la clasificación. Sólo una dificultad extra para brasileños, argentinos y uruguayos, quienes –como se dice en el mundillo futbolero- se marean de sólo subirse a una mesa… También hay que considerar factores logísticos, económicos y de infraestructura antes de materializar este incipiente anhelo del director técnico, sin embargo, no parece criterioso desechar la idea con desdén. Démosle vueltas, analicemos, midamos los pros y los contras antes de decidir. Quizás dentro de poco hablemos de Calama como nuestro “cementerio de elefantes” (donde va morir los grandes, por si no se entendió…)
ENTREVISTA
“No comparto los valores de Sergio Jadue” ¿Está en crisis el arbitraje chileno? En crisis está Universidad Católica, no el arbitraje chileno. El tema de los árbitros es cíclico y cuando un equipo grande anda mal se destacan más los errores referiles. Son situaciones que se dan cada cierto tiempo. Los jueces no están en crisis, pero sí sienten la presión. Dirigen presionados por las medidas impulsadas por el presidente de la ANFP. ¿Qué medidas, específicamente? El sometimiento al escarnio público a través de las sanciones que son publicadas en todos los medios. Un tema que es interesante sólo para el periodismo, pero que termina convirtiéndose en una presión adicional para los jueces. Y también el sorteo de los árbitros. No todos están capacitados para dirigir cualquier partido. Es como si a Sampaoli le pusieran los jugadores en una tómbola y por sorteo se eligieran a los seleccionados. Hay jueces que no están preparados para determinado partido y al final los terminan quemando, especialmente a los más jóvenes. El presidente de la ANFP es responsable de que hoy se hable de malos arbitrajes. ¿Por qué dejó la comisión de arbitraje de la ANFP? Por muchos motivos. Por estas medidas que no compartí, y se lo dije al presidente de la ANFP cuando le presenté mi renuncia. No me la aceptó y tampoco me despidió, por lo tanto llegamos a un acuerdo mutuo que puso fin al vínculo. No comparto los valores del señor Jadue ni tampoco su liderazgo. ¿Qué tan alejados están sus valores de los del presidente de la ANFP? Hay cosas que sé, pero que lamentablemente no puedo comentar porque sería irresponsable de mi parte… Mi única prueba es mi palabra contra la de él. Pero si se supiera… Sigue
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El alcalde de la comuna de Coihueco, Carlos Chandía, hace un alto en sus actividades municipales de domingo por la mañana para dialogar con El Ágora respecto del delicado momento del arbitraje en Chile, materia que le apasiona al que es considerado el mejor juez nacional del siglo XXI, y número 31 a nivel mundial, de acuerdo al ranking elaborado en 2013 por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol.
Por Matías Alcántara
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A N A L I SE INS T R E V I S T A
…Si se supiera, ¿Sergio Jadue tendría que renunciar a la ANFP? Ni siquiera estoy tan seguro de que renunciaría, porque solo él conoce sus valores y su conciencia. ¿No deberían ser estamentos independientes la ANFP y el arbitraje? Indudablemente. Pero al final terminan siendo cargos de confianza. Harold Mayne-Nicholls me nombró porque teníamos características comunes, las que no encontré en Jadue. ¿Cómo evalúa la gestión de Pablo Pozo, quien cumple su rol en la comisión? No es de mi gusto y tampoco es la persona más competente para ocupar el cargo. Los resultados avalan lo que digo, por la cantidad de errores que se comenten en los partidos, que son a consecuencia de los métodos que se utilizan actualmente en Chile, métodos que se utilizaban hace 40 años. ¿Y cómo se debería trabajar? Hace 40 años era 70% de teoría y 30% práctica. Así trabajan los árbitros en Chile, y debería ser al revés,
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es decir, 30% de teoría y 70% de trabajo práctico. ¿Recomendaría a alguien para dirigir la comisión de árbitros? No tengo candidatos en Chile. Creo que tendría que ser de fuera y el idóneo podría ser Horacio Elizondo, pero conociéndolo no creo que quiera trabajar con el señor Jadue. En las futuras elecciones en la ANFP aparentemente no habrá una lista opositora a la de la actual directiva, ¿qué le parece? Lo único que les puedo decir a los presidentes de clubes es que lo piensen bien, porque es muy importante elegir a la persona más idónea para dirigir nuestro fútbol. ¿Los árbitros sienten presión de la ANFP? Sin duda. Los sorteos y las sanciones públicas de la ANFP generan presión en los árbitros. ¿Qué sentido tiene que se publiquen? Como ejercicio periodístico es útil, pero nada más. ¿Los árbitros entran a la cancha queriendo perjudicar a algunos equipos?
O P I N I Ó N Por Diego José Osorio Periodista y relator argentino, de Radio Bío Bío
Un mal cuento chino para Argentina
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Para nada. No se quiere perjudicar a los equipos, pero sí se producen situaciones puntuales dada la presión generada por lo que comenté antes. Pero no hay otras cosas. ¿El “Club del Póker” perjudicó a esta generación de árbitros? Sin duda. Fue dañino para el arbitraje chileno en general. Y al final los jueces que hicieron la denuncia fueron recientemente absueltos. Tenían la razón. ¿Volvería a trabajar en el arbitraje chileno? Lo veo muy difícil. Me siento realizado en la labor que realizo en mi querida comuna de Coihueco. Es poco probable que vuelva. Y más aún si no existe cambio de presidente en la ANFP. ¿Seguirá guardando silencio respecto de por qué valóricamente no se siente representado por Sergio Jadue? Hablar sobre ese tema sería osado e irresponsable, porque –reitero- no tengo más pruebas que mi palabra. Sí puedo decir que bajo ningún punto de vista comparto sus valores.
ambia, todo cambia... Y en pocos meses, una de las peores tragedias futbolísticas de Brasil se transformó en una mueca de sonrisa y de esperanza. La pregunta que se habrá hecho más de un algún garoto: ¿cómo Luiz Felipe Scolari no pensó en Diego Tardelli para la máxima cita futbolística, ante un trabajo tan opaco de Fred y Hulk? Dunga retocó el equipo en todas las líneas y le empezó a dar resultado. Pero, no nos equivoquemos: el duelo que ganó Brasil a Argentina, en China, hace pocos días, pese a ser un clásico (o Superclásico del fútbol sudamericano y planetario) no borrará el espanto de Brasil en “su” Mundial, ni el meritorio subcampeonato albiceleste. Así y todo la “canarinha” siempre será un rival de temer, frente a la cual duelen las derrotas. Ya he manifestado que el cambio de Alejandro Sabella a Gerardo Martino no fue una buena decisión de parte de la AFA. El Tata comenzó a hacer de las suyas, cometiendo errores garrafales en el planteamiento frente a Brasil . En la apuesta de un mediocampo con mejor pie, se nota que falta trabajo para que volantes más talentosos incorporen responsabilidades defensivas. Se vio a Mascherano muy desprotegido en la batalla por controlar esa zona del campo, y resultó fallido el trabajo de retroceso de Pereyra y Lamela, siendo, paradoja, Di María el más aplicado para replegarse, gastando energías que necesitaba para lastimar. Además, flojos el Kun Agüero y el Pipa Higuaín. Se echó de menos más “polenta” arriba. ¿Un motivo más para probar con la vuelta de Carlos Tévez? Martino no puede analizar un partido basado en apenas 25 minutos, tal como lo hacía en el Barcelona. Sus análisis resultan pobres o, al menos, parciales y carentes de una sana autocrítica. Con este juego de Argentina que no agrada y bajo el rumor de que Brasil podría jugar la Copa América 2015 con una mezcla de figuras consagradas y jugadores Sub 23, que se estarán preparando para los Juegos Olímpicos, otras selecciones, como Chile, Colombia y Uruguay, se podrán ilusionar con ganar el máximo torneo continental.
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uando se habían cumplido seis fechas del torneo nacional, la impresión en Pedreros era categórica, según las declaraciones de Emiliano Vecchio y de Gonzalo Fierro: “Somos el mejor equipo del campeonato”. Colo Colo ya había empatado con Arica y perdido con O’Higgins, pero los jugadores albos tenían la razón. La “U” ganaba y ganaba, pero los puntos eran casi tan abundantes como los sustos. Cada final de partido era un drama para los azules. Con el Superclásico a la vista, la tendencia se mantiene, pero las declaraciones cambiaron. Ahora son cinco los puntos de diferencia, y en el Monumental ya no se escuchan las autoalabanzas. Al revés: los jugadores y el técnico albos comenzaron a encontrarle méritos a su adversario. Pero, si hubiera que apostar, el consejo es ponerle fichas al blanco. DISTINTOS MÉTODOS Se repite que, en los Clásicos, los puntajes no valen. La rivalidad estrecha cualquier diferencia, el ambiente levanta a los moribundos, las ganas superan a las debilidades. Se insiste en que la historia no juega. No valen, por lo tanto, los antecedentes que indican que Colo Colo ganó 77 de esos duelos, contra 48 de Universidad de Chile (más 50 empates), y que anotó 65 goles más de los que recibió (292-227). Pero el fútbol, dentro de todo, tiene una lógica: casi siempre gana el mejor. El problema, en esta oportunidad, es determinar cuál de los equipos es mejor. Ya está insinuado: por puntos, la U; por juego, Colo Colo. Los azules son más prácticos y contundentes; los albos son más regulares dentro de un mismo partido. Los primeros 15 minutos de cada tiempo son, por lo general, favorables a la “U” (5 goles en cada cuarto de hora). Pero su rendimiento goleador máximo lo consigue entre los 30’y los 45’, con 6 anotaciones. En cambio, es flojo el ataque azul en las medianías de cada tiempo (1 gol en el primero y 2 en el segundo). En los instantes finales ha convertido tres goles, dos para ampliar la cuenta (Rubio contra Arica y Canales a O’Higgins) y uno para ganar (Canales a Unión Española). La contra: de los 9 goles recibidos, seis fueron en el cuarto de hora final. Y de esos, cuatro se produjeron después de los 80’. Los tres restantes fueron en el primer tiempo. Y eso significó que en varios partidos la “U” llegara al pitazo final pidiendo la hora. Eso no ocurre en la tienda alba. En los últimos diez minutos sólo le anotaron dos veces, y en ambas cuando ya tenía el partido liquidado a su favor (con Palestino y Huachipato). De los cuatro restantes, hubo dos en el primer tiempo (Leal a los 31’ y Meza a los 38’), y dos en el segundo (Valenzuela y Rivero). Pero lo más determinante –y pocos han reparado en estoes que a Colo Colo sólo le hicieron un gol en los últimos seis partidos: el del palestinista Valenzuela cuando los albos ganaban 3-0.
PÓNG FICH AL BLA
El análisis de factores que normalmente este domingo habrá más posibilidades p defensa, presenta su equipo estelar y jue de sus atacantes, en sus goles tempr
Por Julio 8
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GALE HAS ANCO
deciden los duelos clásicos determina que para Colo Colo: es más regular, tiene mejor ega en casa. La U confía en la contundencia raneros y en la variedad de su banca.
CARAS CON CARAS Duelos de estas características se definen normalmente por soluciones individuales. Lucas Barrios y Carlos Muñoz, por nombrar dos albos, lo saben muy bien: desequilibraron con genialidades cuando todo era parejo. Los arqueros también son muy influyentes en estos duelos. Era distinto el Colo Colo de Prieto, que se comió cinco de un viaje, que el de ahora, con Justo Villar cuidando el nido. Al otro lado está Johnny Herrera, que da tantas garantías como el paraguayo… En este rubro, por lo tanto, están pareados. Si los dos equipos utilizan a cuatro jugadores en el fondo, como probablemente lo harán, hay leves ventajas albas: la que otorga el rendimiento de Julio Barroso en la comparación con José Rojas. Y podría haber otro elemento favorable a Colo Colo si Osvaldo González no reaparece en su mejor forma después del desgarro o no figura en la alineación. En laterales están parejos: Mathias Corujo es tan eficiente como Fierro, y Cristian Suárez defiende mejor –aunque ataca menos- que Jean Beausejour. En la zona de volantes también una diferencia favorable a Colo Colo, provocada por la lesión de Gonzalo Espinoza. Esto pone al técnico Martín Lasarte en un dilema complicado: si recurre a su compatriota Ricardo Guzmán Pereira, gana en quite, pero pierde en entrega; si le da el puesto a Gustavo Lorenzetti, refuerza el ataque y disminuye la marca. Los otros, Sebastián Martínez y Ramón Fernández son inconmovibles y de rendimientos muy similares a los de Esteban Pavez y Emiliano Vecchio, que conforman el trío junto con “Pajarito” Valdés. Por las puntas, más peligrosos los azules. Sebastián Ubilla y Patricio Rubio son dos delanteros temibles, con más poder de gol que Juan Delgado y Felipe Flores. Entre los dos azules han convertido 9 goles. Entre los dos blancos, cuatro (todos del primero). Y para el final queda el gran duelo, con los dos protagonistas saliendo de lesiones y de la Selección. El hombro de Gustavo Canales y el pubis de Esteban Paredes preocuparon a sus respectivos técnicos, conscientes de la importancia de ambos para el funcionamiento de sus equipos y para culminación de sus ataques. Paredes es el subgoleador del torneo, con 9 anotaciones. Canales tiene dos menos. De haber acertado los dos penales que desperdició, estarían igualados. Pero así como el colocolino muestra mayor contundencia en la definición, el azul ha tenido mayor preponderancia en la gestación de conquistas. Donde la diferencia puede resultar decisiva es en las bancas. Por plantel, la azul es muy superior. Si Colo Colo va perdiendo, es poco lo que puede hacer para cambiar su rendimiento de ataque, porque sólo cuenta con juveniles para suplir a los atacantes. La U, en cambio, tiene gente más avezada (Enzo Gutiérrez, César Cortés, Juan Ignacio Duma). En los otros sectores están más parejos. El otro aspecto favorable a Colo Colo es ultraconocido: juegan en el estadio Monumental, donde los azules no ganan desde el 9 de septiembre de 2001.
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Colo Colo 1973: Leonel Herrera, Guillermo Páez, Rafael González, Mario Galindo, Manuel Rubilar y Adolfo Nef; Carlos Caszely, Francisco Valdés, Sergio Ahumada, Sergio Messen y Leonardo Véliz.
El fútbol que conocí (III) Mis equipos ideales. Colo Colo: Misael Escuti; Mario Galindo, Leonel Herrera y Rafael González; Guillermo Páez y Jaime Pizarro; Enrique Hormazábal y Jorge Toro; Patricio Yáñez, Carlos Caszely y Leonardo Véliz. Universidad de Chile: Sergio Vargas; Luis Eyzaguirre, Alberto Quintano y Juan Rodríguez; Roberto Hodge y Rubén Marcos; Ernesto Álvarez y Leonel Sánchez; Pedro Araya, Carlos Campos y Marcelo Salas. Por Luis Urrutia O’Nell
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Universidad de Chile 1962: Braulio Musso, Humberto Donoso, Roberto Hodge, Luis Eyzaguirre, Sergio Navarro y Manuel Astorga; Carlos Contreras, Ernesto Álvarez, Carlos Campos, Rubén Marcos y Leonel Sánchez.
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i se piensa en las mejores formaciones de Colo Colo y Universidad de Chile, naturalmente la elección del Cacique va a recaer en 1973 (el equipo que retrasó el Golpe) y la del Chuncho en el Ballet Azul 1962. No faltará el simpatizante albo que mencionará que Colo Colo 1991 sí conquistó la Copa Libertadores, no obstante, los mejores jugadores de ese conjunto no habrían sido titulares en 1973. Carlos Caszely, Francisco Valdés, Guillermo Páez y Mario Galindo, en ese orden, fueron superiores futbolísticamente a Patricio Yáñez, Rubén Espinoza, Eduardo Vilches y Gabriel Mendoza. También Sergio Ahumada, Leonardo Véliz, Sergio Messen y Rafael González eran más que Ri-
cardo Dabrowski, Marcelo Barticciotto, Jaime Pizarro y Lizardo Garrido. El único titular habría sido el arquero Daniel Morón en lugar de Adolfo Nef. Universidad de Chile obtuvo seis títulos entre 1959 y 1969, pero su producción más brillante la alcanzó en el torneo de 1962 que comenzó después del Mundial. Cuatro actuaciones de jerarquía en 1963 le valieron el apodo de Ballet Azul: El 19 de enero se impuso por 6-3 a Colo Colo; el 8 de febrero, superó por 4-3 al Santos de Pelé; el 16 de marzo, ganó por 5-3 la definición con Universidad Católica, y el 3 de abril, goleó 6-1 a Peñarol de Montevideo. También le había anotado nueve goles a Magallanes y ocho a Everton. Fue bautizada así por el Ballet Azul de MiSigue
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HISTORIA
llonarios de Colombia, que en 1950 descolló con los argentinos Alfredo di Stéfano, Adolfo Pedernera, Néstor Rossi, Antonio Báez y el arquero Julio Cozzi. Más de un fanático de la “U” va a saltar con la alineación que ganó la Copa Sudamericana 2011, pero sus cuatro mejores jugadores no habrían sido titulares en el Ballet Azul: Eduardo Vargas, Charles Aránguiz, Marcelo Díaz y Johnny Herrera no habrían dejado en la banca a Leonel Sánchez, Carlos Campos, Rubén Marcos y Alfonso Sepúlveda o Roberto Hodge. Instalado entre los palos, Herrera tenía más presencia que Manuel Astorga, pero no su capacidad para salir del arco y cortar centros por sobre las cabezas de atacantes y defensores. No era común que Sergio Livingstone elogiara a otro portero, si lo hizo con Eduardo Simián, de Universidad de Chile, fue porque el Pulpo era un gran arquero. No alcanzamos a verlo, tampoco a un cañonero como Víctor Alonso. En los albos, no vimos
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al goleador Alfonso Domínguez, ni a Enrique Sorrel, temible por la dinamita de su disparo sobre la carrera, ni a Francisco Hormazábal (no confundir con Cua-Cuá Hormazábal). Tampoco al mejor Jorge Robledo, el de 1953, con Atilio Cremaschi y Manuel Muñoz a su lado. Mi equipo ideal de Colo Colo: Misael Escuti; Mario Galindo, Leonel Herrera y Rafael González; Guillermo Páez y Jaime Pizarro; Enrique Hormazábal y Jorge Toro; Patricio Yáñez, Carlos Caszely y Leonardo Véliz. Me cuesta mucho dejar afuera a Francisco Valdés, Mario Moreno, Elson Beyruth y Jaime Ramírez (puntero izquierdo en 1956). Mi equipo ideal de Universidad de Chile: Sergio Vargas; Luis Eyzaguirre, Alberto Quintano y Juan Rodríguez; Roberto Hodge y Rubén Marcos; Ernesto Álvarez y Leonel Sánchez; Pedro Araya, Carlos Campos y Marcelo Salas. No es fácil excluir a Jorge Spedaletti, pero elijo la contundencia del Tanque Campos.
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Los números
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n total, 24 partidos se han disputado en el césped de Macul, con saldo positivo para el Cacique: 12 triunfos, nueve empates y sólo tres triunfos para los azules: en 1999, en la liguilla por el campeonato (1-0); en 2000, con arbitraje del paraguayo Robert Troxler (3-1) y en 2001, en la segunda rueda del torneo nacional (3-2). Por eso, los números, aunque no juegan, muestran una superioridad abismante de colocolinos sobre universitarios. Sin embargo, siempre será necesario tener en cuenta algunos guarismos que sirven para entrar en calor previo al Superclásico 176. En tornEos nacionalEs: n Han jugado 175 veces: 77 triunfos para Colo Colo, 48 para Universidad de Chile y 50 empates; 292 goles para
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albos y 227 goles para azules. n Los jugadores con más partidos entre Colo Colo y la “U” son Misael Escuti (arquero colocolino con 37 partidos jugados) y Leonel Sánchez (que actuó con ambas camisetas, con 33). n En la segunda rueda del torneo nacional 1986, se registró la mayor asistencia en estos partidos: 77.584 espectadores vieron en el Estadio Nacional la igualdad 1-1, en la jornada del 16 de noviembre de 1986. n Carlos Campos, de Universidad de Chile, posee el registro de más goles anotados en el derbi chileno, con 16. n Dos veces se han medido por definiciones de campeonatos oficiales: en 1959, en el partido que dio origen a la rivalidad clásica entre ambas escuadras, Universidad de Chile venció por 2-1, quedándose con el título de esa tem-
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de una pasión El próximo domingo, al mediodía, los ojos futboleros se depositarán en el estadio Monumental, donde por vigesimoquinta vez se medirán Colo Colo y Universidad de Chile, en un partido que asoma como definitorio aun cuando falta un tramo importante para cerrar el Torneo de Apertura 2014. Por Carlos Pérez @puertomontt25
porada. Casi 50 años después, en el Torneo de Apertura de 2006, fue Colo Colo, que se adueñó de su estrella 24 tras vibrantes partidos que se definieron en una inolvidable definición por penales. n Doce jugadores han obtenido títulos en ambos equipos: Paulo Magalhaes, Charles Aránguiz y Roberto Cereceda, destacan entre los últimos. Severino Vasconcelos efectivamente campeonó con ambos, pero en los azules obtuvo el título de Segunda División, en 1989. En otras instancias: n Hay que considerar además, los enfrentamiento producidos en los antiguos torneos de apertura, o su similar Copa Chile, donde suman 38 enfrentamientos, con 16 triunfos de Colo Colo, 13 de Universidad de Chile y nueve
empates. A eso se le puede agregar el doble enfrentamiento que tuvieron ambos equipos en la desaparecida Copa Mercosur, en cuya versión de 1999 se produjo un triunfo para Colo Colo (2-0) y un empate 0-0. n La estadística contempla también seis partidos en instancias discontinuadas en nuestro fútbol, los cuales datan de antes de 1950. Ahí se computan tres triunfos albos, dos empates y una victoria azul. Finalmente, el registro estadístico sumando todas las competiciones oficiales que puedan haber enfrentado a Colo Colo y Universidad de Chile arrojan como resultado 221 partidos jugados; 97 triunfos para Colo Colo, y un número que se repite: 62, para los empates y los triunfos universitarios. 360 son los goles anotados por los albos y 275 las conversiones universitarias.
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Por Juan Oyaneder Periodista
Una muralla guaraní
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andia Calada”. Así tituló la prensa chilena la llegada de Rogelio Delgado a Universidad de Chile, allá por el año 1992. El paraguayo venía de ganarlo todo con Olimpia, de ser figura en Independiente de Avellaneda y, durante casi una década, el referente defensivo de la selección albirroja. Palabras mayores.
Como buen guaraní, cargaba un nombre con estampa: Rogelio Wilfrido. Qué nombres se gastan los paraguayos, ni una teleserie mexicana los equipara. Catalino Rivarola, Arístides Rojas, Estanislao Struway, Celso Ayala, Saturnino Cardozo, Teófilo Barrios, Blas Cristaldo, Adolfino Cañete, Justo Jacquet, Teresio Centurión… Nunca un Rodrigo, nunca un Andrés, nunca un Cristian. Los paraguayos saben bautizar a sus hijos. Alto, ancho y robusto, tenía cuerpo de refrigerador. Cuadrado como un Fensa antiguo, nadie salía ileso después de un cuerpo a cuerpo con Delgado. Si hasta el mismísimo Candonga Carreño, otro guapo de verdad, terminó masticando el rekortán del Nacional, luego de un choque entre sus humanidades. Como buen tanque de guerra, Delgado no brillaba por su velocidad, pero suplía esa carencia con un extraordinario sentido de la ubicación, con un impecable manejo del tiempo y espacio. Pero no sólo la rudeza y potencia eran sus herramientas, a la hora de salir jugando Delgado era un caballero, casi vestido de frac, cabeza en alto, mostraba toda su clase y experiencia. Poco a poco, se fue convirtiendo en figura y, en conjunto con Marcelo Salas, Esteban Valencia, Luis Musrri, Sergio Vargas y otros próceres chunchos, logró devolverle el protagonismo a un grande que coqueteaba año a año con el descenso. Así vino el título del ‘94, conseguido ante Cobresal en medio del desierto más árido del mundo. El pueblo azul se tomó la capital. El cemento fue cubierto por serpentinas, challas y cajas de vino. La alegría invadió las calles como sólo ha ocurrido con el plebiscito del ‘88 y la Copa Libertadores de Colo Colo,
el ‘91. Comenzaba el renacer de una escuadra marcada por 25 años de fracasos deportivos y el saqueo sistemático de sus activos por parte de Rolando Molina, Ambrosio Rodríguez y otros monigotes de la dictadura. Para celebrar la corona, se jugó un partido de celebración ante el monarca de la Segunda División (me parece que fue Rangers, si la memoria no me traiciona). La hinchada más fiel del país se merecía una vuelta olímpica. Justo cuando ésta pasaba por el sector donde se ubican Los de Abajo, el Paragüa Delgado lanzó una flor a la gradería, henchido de emoción y agradeciendo el cariño de la gente en el epílogo de su carrera. Yo fui testigo de ese acto. Pocos días después, vinieron declaraciones cruzadas con el doctor Orozco y, sorpresivamente, Delgado anunciaba su retiro y asumía como ayudante técnico de Gustavo Benítez y Gualberto Jara en la banca del Cacique, sus amigos y compadres de toda la vida. La escandalera vino cuando en un partido por la Liguilla de la Copa Libertadores ante Deportes Temuco, Rogelio vistió la casaquilla alba. Los hinchas universitarios lo retiraron dentro de sus máximos ídolos. Lo acusaron de traidor y, tal vez, lo fue. Pero el guaraní tenía las cosas tan claras como el escritor inglés Edward Morgan Forster, quien dijo: “Si tuviera que elegir entre traicionar a mi patria o a un amigo, espero tener el coraje de traicionar a mi patria". Y Delgado tuvo el valor suficiente para apoyar a sus amigos y meterse las instituciones por el culo. Nunca quiso hablar de eso. No era muy amigo de las entrevistas. En realidad nunca habló demasiado ni cuando fue el entrenador de Unión Española, Antofagasta y 12 de Octubre, ni ahora que es presidente de los Futbolistas Agremiados del Paraguay. Alguna vez hizo una excepción y expresó lo siguiente: “La probabilidad de decir tonteras aumenta con la frecuencia de las entrevistas. Así que desde que empecé en esto me propuse medir mis palabras. Mi refrán es ‘decir menos pelotudeces que los demás’. No sé si siempre lo logro, pero al menos lo intento”. Un ídolo.
Con esto no ganamos la Copa amériCa…
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ANALISIS
Después de superar expresivamente a Perú – tras algunos momentos muy complicados en el arranque-, la Selección retrocedió a niveles preocupantes frente a Bolivia. Resulta curioso que ante los rivales en el papel más débiles de estos amistosos (recordemos lo que ocurrió contra Haití, en Estados Unidos), la Roja pierda su línea futbolística y termine jugando como lo haría un grupo de perfectos desconocidos: sin funcionamiento colectivo, apelando al empuje e inspiración individuales. Por Marco Sotomayor
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l objetivo de estos amistosos preparatorios es ir afinando todos los detalles en función de meternos muy arriba en la Copa América, que se jugará el próximo año en nuestro país. Mirado desde esa perspectiva, los 180 minutos en los puertos de Valparaíso y Coquimbo no arrojan un balance optimista. Por momentos, Chile dejó de jugar “a lo Sampaoli”. Olvidó la intensidad, la proximidad entre sus líneas (achique de espacios que permite una rápida recuperación), los movimientos que tanto se trabajan en las prácticas y que tienden a privilegiar lo colectivo sobre lo individual. Careció de una elaboración pulcra, de una administración de balón coherente, de talento. El desequilibrio entre la banda derecha y la izquierda es demasiado evidente; la habilidad de Alexis Sánchez no bastó; la zaga –sometida a cambios producto de la necesidad, más que de la convicción- no ofreció solidez y nuestro estratego muestró poco manejo en momentos de crisis. Esta generación se proclamó como “la mejor de la historia” y “con la obligación de ganar la Copa América”. Luego de estos amistosos, queda claro que aún hay mucha distancia entre esa rimbombante autocalificación y la realidad objetiva. DE LA ANGUSTIA AL DESAHOGO Si los primeros 21 minutos fueron preocupantes, la última media hora pareció un paseo. Chile controlaba el partido sin contrapesos, producto de un categórico 3-0, de que estaba con un hombre más en la cancha y de la falta de combatividad de un rival que, además, había perdido un penal. Los del Rímac mostraron una vez más que tienen problemas en las dos áreas: en la propia, donde el juego aéreo brilla por su ausencia, y con porteros que no ofrecen garantías, y en el área rival, mostrando poca capacidad de finiquito: Paolo Guerrero desperdició un penal (21’) y André Carrillo elevó su remate, solo ante Claudio Bravo, después de un grosero error de Pepe Rojas (49’). El triunfo fue claro, aunque igual quedaron algunas asignaturas pendientes. Vamos al detalle de los aspectos más relevantes de la noche del viernes 10, en el estadio Elías Figueroa, de Valparaíso (cancha blanda y resbaladiza): 1.- Sorpresas en defensa. Reconociendo implícitamente que la zaga sigue siendo un tema sin resolver,
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ANALISIS
Jorge Luis Sampaoli mutó funciones en el fondo chileno, dejando en la banca al Gato Silva (¡quien no es central!), optando por Gonzalo Jara como último hombre; como centrales por la derecha y la izquierda, Gary Medel y José Rojas, respectivamente. En los primeros instantes, Medel se vio particularmente mal en la marca y con la pelota en los pies. Perdió balones en la salida y Carrillo le ganó su espalda en la jugada del penal. En esa jugada, nuestra última línea estaba tan mal parada que el cierre lo intentó hacer Pepe Rojas (central por el sector opuesto). La acción prosiguió, y Medel bajó a Guerrero, mientras Jean Beausejour hacía lo propio con Carlos Ascues. Dos penales en uno. Luego, en la medida que la Roja tomó las riendas del partido, la defensa dejó de sentir presión e, incluso, el equipo terminó jugando con una inédita línea compuesta por Mauricio Isla, Silva y Jara… Quien no tuvo remedio fue Rojas, quien hace largo rato dejó de mostrar la solidez de 2011, cuando fue campeón de la Sudamericana, al punto de que fue reemplazado a los 65’ por José Pedro Fuenzalida. 2.- Por 90 minutos recuperamos a: Marcelo Díaz, Eduardo Vargas y, en menor medida, a Mauricio Isla. El volante del Basilea, desde el arranque, tomó el control del mediocampo y distribuyó juego criteriosamente, mostrando que domina el puesto mejor que nadie, con retroceso, desahogo, manejo de los tiem-
pos y hasta remate de media distancia. Hacía falta una presentación a Díaz, quien hace rato estaba “ausente” de la Selección. Vargas, por su parte, se reencontró con el gol, y eso ya basta para destacarlo. En realidad, Chile mostró un “poder de fuego” que había olvidado en los duelos anteriores (dos conquistas en los últimos cuatro partidos). Edu volvió a ser el goleador de la U, sobre todo con un golazo de volea –el tercero-, tras desborde de Isla. A propósito del Huaso: mejoró notoriamente en agresividad, entrando en juego constantemente por su banda, pero, ojo, eh, que exceptuando la jugada para el segundo gol de Vargas, no le cundió mucho con la pelota. Isla luce más de lo que produce. 3.- Preocupación por la franja izquierda (I). Así como por el sector derecho la Roja inclinaba la cancha, por la franja contraria la pobreza fue franciscana. Beausejour no desbordó y sólo en una oportunidad llegó a línea de fondo. El colocolino, da la impresión, que perdió compromiso con el funcionamiento y su toque insulso en mediocampo no sostiene su titularidad. Al lateral peruano Luis Advíncula apenas le vio el número de la camiseta cuando desbordaba, pues ni siquiera muestra fuelle en el retroceso. En su favor, hay que decir que ningún punta chileno copó esa zona. Recién, con el ingreso de Juan Delgado y el desplazamiento de Alexis Sánchez por el sector izquierdo, en el seSigue
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gundo tiempo, Chile compensó esa carencia. 4.- Sánchez, el mejor. Alexis, por instantes, se hizo irremplazable. No me refiero a esos “chiches” que hace con la pelota y que llevan al público a un estado orgásmico, sino a su consistencia y productividad colectiva. Al tocopillano –contra lo que pensamos muchoscada vez le resulta más su papel de habilitador (destapó a Vargas en el primer gol), consolidando una faceta que puede ser muy importante, dado que la Roja carece de enganche. También mejora su golpe con balón detenido (pateó dos tiros libres, el primero lo rechazó Fernández; el segundo dio en el vertical derecho) y con pelota en movimiento. 5.- ¿Y Vidal? No sabemos si esta vez fue su rodilla o la sanción que le aplicaron en Italia, pero el volante jamás gravitó. Hay un tema posicional con el hombre de la Juve: le cuesta jugar detrás de los delanteros. Vidal necesita espacios para avanzar sobre todo sin balón. Ubicado, casi, como enganche, se pierde, se siente incómodo y sin confianza. Menos mal que Díaz y Aránguiz supieron administrar esa zona, por lo que la tarea de Vidal se vio facilitada, por así decirlo, pero individualmente Arturo no camina. 6.- Otros aspectos. Para quienes aman la estadística, este duelo también trascenderá por el récord de Claudio Bravo en la Selección, con 85 presencias oficiales (una más que Leonel Sánchez); el diente que perdió Medel, tras el codazo de Rinaldo Cruzado (roja directa para el agresor, minuto 39), y los 17 goles que ha marcado Edu Vargas con la Roja (igualó el registro de Enrique Cua-Cuá Hormazábal). CEGUERA COLECTIVA ANTE BOLIVIA La peor presentación fue ante los altiplánicos, pues allí se vieron los grandes problemas colectivos de un equipo que tiene tanta historia, conocimiento y fiato entre sus jugadores. Sencillamente se perdió la línea futbolística. Con la presión de ir cayendo parcialmente en dos oportunidades (se esfumaba, así, el invicto de Sampaoli en nuestras canchas), Chile fue una suma de esfuerzos individuales que sólo encontró recompensa con ese penal inventado por el juez argentino Pablo Díaz. Faltaba muy poco: apenas tres minutos, más los descuentos… Algunas conclusiones: 1.- Gonzalo Jara, también último hombre en Coquimbo. No sabemos si esto se transformará en una constante, pero nos queda claro que aún no tenemos una última línea claramente definida. Por fin pudimos ver a Enzo Roco, ubicado como central por la izquierda, mientras Gary Medel ocupaba el sector opuesto. El Pitbull había perdido una pieza dental con-
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tra los peruanos, ergo ¿convenía exponerlo frente a Bolivia? No sabemos si eso incidió, pero el primer gol fue responsabilidad suya y del poco entendimiento con Jara (Medel buscó apoyo en su compañero y terminó habilitando al goleador Carlos Saucedo). En la segunda conquista, la rápida salida altiplánica nos pilló mal parados, resbaló Isla, pero, ya de pie, el Huaso y Medel se comieron la sutil finta del propio Saucedo antes de meter una derecha alta y batir a Johnny Herrera, quien –seamos justos- no tuvo nada que hacer en los goles. 2.- Sorprendió la baja intensidad. Si algo caracteriza a los equipos de Sampaoli es, precisamente, la intensidad. Sin ella, todo el concepto del casildense se va un ratito largo... La elaboración de la jugada, sobre todo en el primer tiempo, fue anunciada, con Marcelo Díaz sin chispa en la circulación el balón; intermitente Charles Aránguiz, la desorientación de Arturo Vidal fue tremenda, pese a un par de habilitaciones a Mauricio Isla (de una de ellas salió el 1-1 parcial). Claramente Vidal no es enganche. El DT justifica diciendo que en esa posición, el volante garantiza rápida recuperación de balón… Sin comentarios, pues en base a ese argumento sería mejor que de enganche jugase Carlos Carmona u otro recuperador de pelota. 3.- Preocupación por la franja izquierda (II). Ese sector ya había fracasado contra los peruanos y ocurrió los mismo días después en Coquimbo. Se prolongó la baja de Jean Beausejour, quien intentó desbordar un par de veces, pero sumó más intrascendencia. No cambió mucho el panorama con el ingreso de Eugenio Mena (ambos han perdido agresividad), aunque la presencia de Juan Delgado sí generó un tono diferente en el ataque. Ojo, que el hombre de Colo Colo es diestro… Allí, Sampaoli se enfrenta a un problema no fácil de resolver. 4.- Sánchez generó peligro, pero terminó enredado y enredando. El mejor hombre contra Perú, tuvo un opaco desempeño, principalmente porque erradicó el colectivismo, tampoco logró comunicarse con Isla ni tuvo contundencia en el finiquito, si bien dos balones suyos fueron sacados desde la línea por el capitán Ronald Raldes. 5.- Sampaoli. No es fácil descifrar sus decisiones. Por momentos, se ve confundido y sin respuestas. La reflexión mayor es por qué el equipo, en lugar de profundizar los conceptos que dieron buenos resultados en las Clasificatorias pasadas y en el propio Mundial, parece retroceder. Insiste con jugadores desgastados (el paradigma es Beausejour) y ofrece poco espacios para el recambio (sólo la novedad de Henríquez, Hernández y Roco). Y no pareció acertado hacer jugar a Medel los 180 minutos. Casi resultó un abuso.
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Por Belus Bravo Abogado, comentarista deportivo y ex jugador de Universidad de Chile
El último pase
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n el lejano 2001, cuando Juvenal Olmos señaló que la función del 10 estaba en retirada, se abrió un debate que aflora cada cierto tiempo. Con la renuncia de Jorge Valdivia a la Selección, uno de los últimos 10 con ciertas características clásicas, el tema toma vigencia, más aún con las declaraciones de Jorge Sampaoli, en las que dice que no tiene otro jugador de esas características. El seleccionador nacional no se refiere al enganche clásico, ese jugador preferido por nuestros padres y abuelos; un jugador de técnica exquisita, pegada, regate, freno y que tenía libertad de movimiento (o flojera para otros); el volante que no tenía obligación de marca: sólo retrocedía hasta el sector defensivo para llevar el balón y desde esa zona, distribuir; el tipo de jugadores que prácticamente no se encuentran (queda uno y lo disfruto cada fin de semana: Juan Román Riquelme) Más que desaparecer la función del 10, ha ido evolucionando por varias razones: a) por la intensidad del juego; b) por los mínimos espacios que hay para jugar, y c) por los sistemas tácticos que se adoptan para contrarrestar al futbolista “distinto”. Estos jugadores con buena técnica han tenido que retroceder en el campo, actuando ahora, la mayoría de las veces, al lado del volante que siente genuinamente la marca. Veamos los ejemplos de Pirlo, Xavi, Pizarro, Ozil e Iniesta, y chilenos como Valdés y Jorquera. Sampaoli, al referirse a las características “únicas” de Jorge Valdivia (subutilizado durante su ciclo), se refería a la funcionalidad que el Mago tenía con la Selección y ésta era la del último pase, característica invaluable en el fútbol de hoy. Valdivia distinguía como pocos el momento de acelerar, de hacer la pausa, de ejecutar el pase entre líneas para dejar a sus delanteros con espacios para definir frente al arco rival, cualidad difícil encontrar por estos días. No profun-
dizaré de otra característica distintiva de Valdivia, saber jugar de espaldas al arco (uno de sus formadores, don Mario Moreno, algo tuvo que ver en eso) con una tranquilidad y fluidez que no deja de asombrar. Ahora, Chile no tiene un hombre así, y Sampaoli trata de subsanarlo con los volantes mixtos de buena técnica que han alternado en ese rol (Aranguiz y Vidal), pero sobretodo con Alexis Sánchez, que ha jugado últimamente de 9 falso, retrocediendo, a mi entender, en demasía, enredándose en luchas de mediocampo que no debe dar, pese a que según la estadística es unos de los mejores asistentes de la Selección. Sánchez con su velocidad, desequilibrio y facilidad para ganar los duelos personales, es determinante en los últimos metros, más todavía cuando Alexis aclaró en Inglaterra que la posición que más le agrada es como delantero por izquierda, para enganchar y quedar con el arco de frente. Sampaoli, por supuesto, debe probar alternativas -es una de sus facultades privativas y si no lo hiciera, sería muy criticado- y una de ellas es Pedro Pablo Hernández (quien se perdió el Mundial de Brasil por culpa de una lesión), que en O´Higgins alternaba como 9 y como 10, con facilidad para ejecutar el famoso último pase. Matías Fernández también es una carta, función que cumplió con Marcelo Bielsa, aunque con características distintas: mayor conducción y traslado. En la Universidad de Chile, Sampaoli jugaba sin enganche, y cuando no había respuestas individuales, trabajaba movimientos ofensivos para crear los espacios necesarios y profundizar, y en esa etapa se encuentra hoy la Selección. Pues bien, si aparecen en el horizonte mediocampistas con las características de Valdivia a mediano plazo, por favor, y como dicen en los avisos de cobranza, no considere esta columna…
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El grito dE alErta El segundo lugar logrado por la Selección Sub 20 en el cuadrangular “Cuatro Naciones”, disputado en Santiago, no debe llamar a engaño. El equipo mantiene debilidades fundamentales de cara al Sudamericano de Uruguay, en enero de 2015. Jorge Castillo Pizarro
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i algo debe tener claro Hugo Tocalli tras el torneo amistoso “Cuatro Naciones” es que necesita tomar decisiones de fondo para tener expectativas clasificatorias en el Sudamericano de Uruguay. Chile logró un segundo lugar en un cuadrangular de pesos pesados. Colombia, el campeón, Uruguay y México son adversarios difíciles para cualquiera. Por eso, igualar 1-1 con los cafeteros y golear 3-0 a los charrúas es un buen logro, pese a la derrota final 2-1 ante
dE la Sub 20 los aztecas. Y un aliciente para una selección que hasta agosto se había acostumbrado solo a perder. Pero no tan positivo es haber jugado como se jugó. Despejado en buena parte (aunque no totalmente) aquello del banco de pruebas en que se había convertido la Sub 20, lo que asoma como un problema serio es el pobre juego colectivo. Ya lo reconoció Tocalli luego de igualar en el debut con Colombia. No quedó conforme y no titubeó en admitir que con ese nivel es improbable una clasificación en enero para el Mundial
Sub 20, los Juegos Olímpicos o los Juegos Panamericanos. Lo de la pobreza colectiva es más patente ofensiva que defensivamente. Atrás, pese a los dos errores del capitán Sebastián Vegas que costaron los goles mexicanos, hay cierta solidez que parte en la buena labor defensiva de los volantes centrales. El temuquense Sebastián Díaz, de buena técnica, el azul Bernardo Cerezo, el hispano Pablo Galdames, el cruzado Adolfo Ovalle y el loíno Fernando Cornejo son fuertes y diSigue
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námicos. Una buena ayuda para la defensa. Y como los de atrás, salvo el lateral derecho albo Camilo Rodríguez, superan el metro 80, el juego aéreo tampoco es un déficit. Incluso acá el panorama debería mejorar si vuelven los colocolinos Luis Pavez y Hardy Cavero. El primero, porque a su experiencia en Primera une buen fútbol y capacidad para llegar arriba, algo que no brinda el rancagüino Raúl Osorio, un zaguero zurdo usado en esta vez como lateral izquierdo. Y el también central zurdo Cavero, porque a su estatura y buena técnica suma su dominio del puesto de lateral. En el arco el buen portero cruzado Miguel Ángel Vargas ha convencido, pese a ser algo dubitativo por arriba. Si a él se suma el iquiqueño Brayan Cortés, el más probable titular, la tranquilidad debería crecer. Son el dominio de las acciones y el poder ofensivo las grandes debilidades. El primer defecto afianza el segundo. No es Chile un equipo cuyo circuito colectivo le permita apoderarse del balón e imponer su ritmo. En los tres partidos del cuadrangular se le vio atolondrado a la hora de construir, sin armonía de movimientos individuales ni fluidez en la circulación de la pelota. El talentoso Bryan Carvallo transita solo y aproblemado para apoyarse en los demás volantes. Tampoco le es fácil ligarse con los laterales, que no suben mucho ni a tiempo. El resultado es una escasa conjunción con los delanteros y una preocupante pobreza de oportunidades de gol. En el torneo Chile siempre comenzó con dos atacantes, uno por el medio (Sebastián Gómez o Rodrigo Linares, ambos fuertes, cabeceadores y nada de hábiles, aunque menos torpe el segundo) y Cristian Cuevas por la izquierda, pero rindiendo mucho menos que en la Sub 20 anterior por culpa de la desconexión generalizada. ¿Hay solución? En los 90 días que restan para el Sudamericano y con solo dos amistosos por delante, ante Paraguay, Tocalli debe mejorar el volumen ofensivo. Por lo visto hasta ahora, un segundo creador o un
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tercer delantero son las soluciones estructurales más lógicas. Para lo primero la reincorporación del UC Diego Rojas asoma vital. Más que el punzante y rapidísimo Carvallo, Rojas puede manejar el ritmo de juego y ayudar a reconectar las líneas. Si la opción es un tercer delantero, como en la selección adulta, está cantado el regreso desde Italia del ex palestinista Matías Ramírez. En sus apariciones en el primer equipo árabe antes de emigrar, este puntero derecho demostró una velocidad y una potencia inusual para nuestro fútbol. Sin duda sería un plus su regreso a la Rojita. También es una alternativa convencer al suizo-chileno Francisco Rodríguez. Ya rechazó venir a la adulta, por el temor de quedar impedido para jugar, luego, por la selección absoluta de Suiza, si es que así lo decidiera. Pero actuar
O P I N I Ó N Por Rodrigo Ried, Editor deportes radio Bío Bío
Es un desperdicio llevar la roja a Calama
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por la juvenil chilena no lo dejaría atrapado. Tocalli confesó que está pensando en tentarlo. Ojalá sea convincente, porque su actual nivel en la liga profesional helvética sugiere que está por encima de sus hipotéticos futuros compañeros en Quilín. Su deseo de contar con Rodríguez demuestra claramente que él sabe que con el actual contingente no puede llegar tranquilo en enero a la localidad de Maldonado para clasificar en un grupo con Brasil, Colombia, Venezuela y Uruguay. Una celeste a la que se goleó acá, pero que como local y por los puntos, será otra cosa. Por ahora, la actual Rojita está lejos del nivel de su predecesora, aquella maquinita de Mario Salas que llegó a cuartos de final en el Mundial de Turquía 2013.
n esto no estoy de acuerdo con Jorge Sampaoli. Resulta que nuestro especial entrenador ratificó la posibilidad de que Calama sea una de las sedes para las próximas Clasificatorias, lo que a todas luces me parece una pérdida de tiempo. Tal vez contraviniendo el apoyo masivo que puede tener esta idea -de debatir se trata, ¿no?- mi postura es radical: no tiene sentido llevar a la Selección Chilena a un lugar donde podemos pensar que rivales poderosos, como Brasil Argentina o Uruguay, se debilitan. ¿Por qué? Definitivamente no creo que la altura sea razón para hacer tan drástico cambio. Además, son sólo poco más de 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar, y no una ciudad como La Paz (Bolivia), donde hay 3 mil 640 metros. Allí sí se siente la cosa. Ni siquiera voy a considerar la merma en público y en recaudación que un hecho así puede provocar. Además, la gente de Calama es bien especial y en Santiago la “Marea Roja” muchas veces se volvió un factor importante a la hora de obtener un resultado positivo para La Roja. Pero, tal vez lo más relevante a postular, es que siento que un recurso así puede ser utilizado para un equipo sin fútbol, no para Chile, que hoy atraviesa por un gran momento. O sea, Bolivia juega en La Paz porque sabe que esa localía, a veces, le ha sirve: con una pelota más liviana, los altiplánicos disparan desde todos los sectores de la cancha, mientras los adversarios se quedan sin oxígeno. Incluso así, apenas han clasificado una vez en su historia para una Copa del Mundo (Estados Unidos 1994). Primero está el fútbol, luego la altura... ¿Otro ejemplo? Cobreloa. Hoy todos ganan en Calama, porque el equipo naranja definitivamente no tiene un buen plantel. Hace rato, eh, no como en los '80 o '90, donde ganar en la Segunda Región era casi un milagro. Pero acá viene la diferencia: el factor geográfico estuvo acompañado siempre de grandes equipos. Si no, que lo digan los estelares que pelearon dos Copas Libertadores seguidas en el '81 y '82. Finalmente, eso de que los argentinos y brasileños se apunan y bajan su rendimiento, ¿está científicamente comprobado? ¿Y Chile juega mejor en altura? No tengo para nada claras esas respuestas. Si un experto me da razones y argumentos, les juro que la pienso. Por el momento, no me muevan a la Roja de la capital, por favor.
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Por Andrés Alburquerque Fuschini Periodista
El futbolista indeseable (II)
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os quedamos la semana pasada con un vistazo a los futbolistas indeseables; quienes de presencia, por antecedentes o por su forma de actuar nos resultan adversarios simplemente infames. Curiosamente, y aunque están derechamente “al otro lado de la fuerza”, los “troncos y pataduras” son los más tolerados por los hinchas, aunque sean de equipos rivales. Menos soportados son los buenos pa’ la pelota, los que la dejan chiquitita, hacen un par de túneles y vuelven a repasar al defensa, quien finalmente se ve en la obligación moral de bajarlo con una simple, eficaz y ordinaria patada en las canillas. Así lo hacían Marcelo Vega, en Copiapó, y David Pizarro, en Wanderers. Claro que el primero vertió demasiados esfuerzos fuera de la cancha, y el porteño aprendió en Europa que quedarse mucho con el balón es peligroso. Con el pasar de los años perdió habilidad y algo de memoria, porque en la Fiorentina han debido soportar muchos contraataques debido a su tozudez en enganchar. Finalmente, convengamos en que a quien no se logra soportar es al tipo “mala leche”, al que exagera, simula, alega y no deja arbitrar ni jugar. En este ítem, mención especial para Marcelo Espina y Néstor Gorosito, maestros en influir en los jueces. Pero ejemplos sobran, y de seguro usted recuerda más que yo, sobre todo de su equipo rival. Frente al micrófono, también muchos sufren una transformación. Y se convierten
en insufribles, buenos para hablar mucho y decir nada, o remilgados parlanchines de vocabulario extenso y que terminan en lo mismo: nada. De estos últimos, saco del tinterillo a Jaime Pizarro, Rubén Espinoza, Eros Pérez, Jorge Aravena y Patricio Reyes. De los primeros, Iván Zamorano dio cátedras, por décadas. Severino Vasconcelos también hablaba, y mucho, pero jamás nadie puedo entender lo que decía. Pero los insufribles no son una especie en extinción ni mucho menos y, como ya decíamos, se encuentran a la vuelta de cualquier pichanga, por rasca que parezca. Es que hay tipos que gozan con su pesadez. Un día un amigo, que por supuesto terminó traicionándome, me dijo muy serio: “Cualquiera puede ser simpático; pero ser pesado es un arte”. Muchas veces se dejan llevar por la ira o las propias frustraciones, porque fuera de la cancha son muy agradables personas. Para los antiguos, el recuerdo de Miguel Ángel Gamboa e Ivo Basay. Para los no tan viejos, Juvenal Olmos y Marco Antonio Figueroa, con o sin chaqueta. Otros futbolistas realmente se sienten satisfechos y realizados cuando logran enervar a sus rivales, a los periodistas, a quien sea... Como el italiano Mario Balotelli, el argentino Juan Román Riquelme y el holandés Arjen Robben, especialistas en sacar de sus casillas hasta a sus propios dirigentes y entrenadores. Claro que si nos ponemos a hablar de dirigentes y entrenadores, en esas aguas pantanosas encontraríamos mucha más sopa para echarle al plato.