EL CAMBIO ES AHORA
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Legislaci贸n para nuevos modelos de vivienda
“Cualquier hombre tiene absoluto derecho, a que sin no tiene techo y encuentra una vivienda vacía, de ocuparle. Los ocupantes ilegales de una vivienda tienen un legítimo espíritu de derecho”. Abbé Pierre
El mundo de la vivienda se encuentra en un estado de crisis antes desconocido. La urbanización de las ciudades ha crecido descontroladamente en los últimos años, produciendo con si, un desmesurado crecimiento de la vivienda informal. Y hasta ahora, los modelos de planificación urbana no han previsto un crecimiento en la vivienda a la misma velocidad que el crecimiento humano en la ciudad. Si nos remitimos al término “vivienda informal”, podemos encontrarnos con palabras como: irregulares, precarios, sub-íntegros e ilegales, entre muchos otros. De manera que el término en sí, nos habla de la dificultad por definir espacios. De esta manera, los barrios informales, son un reflejo de las necesidades de la población, y de las dificultades que cada persona tiene en su lucha por ocupar un territorio y lograr llamar a este su “hogar”. De igual forma, son el reflejo del fracaso y la incapacidad que han tenido políticos y arquitectos, por ofrecer mejores alternativas. La vivienda digna es una condición imprescindible. Es un derecho que todos tenemos, pero que pocos consiguen.
¡Necesitamos brindar soluciones reales a problemas reales!
¡A Ustedes señores políticos!
Que fueron elegidos por la gente y para la gente. No pueden seguir promulgando leyes y proyectos, que solo buscan beneficios económicos para la nación, y que por el contrario son insuficientes resolviendo los problemas de las personas. No podemos seguir viviendo en la mentira ideológica, donde a las personas que viven con mínimos, no se les ofrezca más que eso. Seguir viviendo como “personas mínimas”, como si eso esto, de por sí, ya no fuera un estigma. ¿Para qué seguir derramando los recursos de la nación, si a estas personas no se les ofrece una mejor alternativa? Parece que los intentos fueran en vano, y que sus decisiones no fueran más que por compromiso. Compromiso, que adquirieron al recibir el voto de esperanza de miles de personas, y al que deben responder con acciones honestas y soluciones integrales.
No podemos seguir viviendo un modelo de ciudad, que no correspondan con el comportamiento de las personas. Un modelo contenido detrás de una reja, que fragmenta la ciudad en pequeñas islas habitadas, donde cada persona tiene un pequeño territorio que siente propio. Y donde lo público se convierte en espacios de residuo, complemente inseguros y ajenos a la realidad interior. En vez de eso, todos deberíamos sentir la calle, la plaza y el parque propios, en general, deberíamos sentir la ciudad como nuestra. No podemos seguir construyendo viviendas, que no tengan relación con la ciudad y que, en vez de ser integrales, sean excluyentes. Que no propicien las relaciones humanas, la salud, el progreso, la economía, la cultura, la identidad y algo muy importante, la felicidad y el amor hacia la ciudad ¡Dejen esto atrás y trabajen para lo que se prepararon! Para servir a las personas. Para servir a la ciudad.
Debemos comprender, el valor que hay dentro de las posibilidades.
El sector informal
Es la oportunidad de aprender de un sistema urbano auto-gestionado, con base en valores, normas, reglas y acuerdos sociales, construidos en común acuerdo con base en la experiencia de la comunidad. También, representa un modelo de ciudad variada. Pues cada pequeña construcción, es el reflejo único de las posibilidades, los gustos, las necesidades, la identidad y la cultura de sus habitantes. Tanto que, la conformación aislada de los barrios informales, ha fomentado modelos de autosubsistencia, pues al interior de estos barrios se desarrollan un sin número de actividades y servicios, que logran dar autonomía al barrio. Esto fomenta el sentido de propiedad y pertenencia sobre el territorio, y hace que la comunidad se una, y forje propósitos solidarios para mejorar su entorno. Hasta ahora, estos barrios han logrado apropiarse fácilmente de procesos progresivos de re-construcción y de-construcción, que buscan acoplarse a las necesidades y situaciones temporales.
¡Podemos valorar el aprendizaje por encima de las dificultades! Rescatar los esfuerzos humanos implicaría un mayor esfuerzo, pero en el proceso lograríamos darle mucho más valor a las prácticas y los resultados. En general podríamos darle espacio a la autonomía, pero esto no significa como hasta ahora abandono. Podríamos gestionar modelos integrales auto-suficientes, en donde se valore, el poder de lo formal, pero también de lo informal. Generando un modelo mixto y flexible entre arquitectura y política. Donde se puedan desarrollar múltiples actividades; Que se pueda vivir, pero también trabajar. Que se pueda estudiar, pero también jugar. Que se pueda planear, pero también progresar. Pero que también que se adapte y transforme fácilmente, preservando el poder de las comunidades para gestionar sus propias normas, valores y acuerdos. Podemos rescatar también el valor de la arquitectura, como un ejercicio que puede influir positivamente en el comportamiento de las personas.
Podemos proponer modelos funcionales, en donde las nuevas formas de ciudad se integren a los modelos de ciudad existentes. De esta manera, se construirá verticalmente, pues esto daría oportunidad a la aparición de nuevos espacios públicos, espacios públicos que en función a la ciudad pueden ser de todos, también daría espacio para fomentar, la mezcla de usos y servicios dentro del espacio privado, preservando la idea de auto-suficiencia. También se deberá preservar la variedad y la adaptabilidad, para así fomentar el interés y la apropiación de las personas sobre el espacio.
ÂŤCada vez que se niega 1 mil millones para la vivienda, es 10 mil millones que se prepara para los tribunales, las prisiones, los asilos de locos.Âť AbbĂŠ Pierre
David Silva Clement Panier des Touches Teoria Urbana - Universidad Los Andes 2015