Desde ángulos diferentes, jugando sus respectivas partidas dentro de tradiciones discursivas y géneros diversos e insinuando dudas ontológicas (y éticas) complementarias, los textos de Samanta Schweblin y Lina Meruane se presentan acomunados por la obsesiva insistencia en el motivo de la transformación, por la tematización de una metamorfosis que funciona a la vez como elemento perturbador y acicate para la anarquía, surtidor del miedo y del goce. La intersección entre el discurso queer –más reconocible en Meruane– y el discurso fantástico –más evidente en Schweblin– produce, en realidad, unos textos híbridos profundamente modernos, atravesados, a su vez, por una inestabilidad de la significación que los convierte en barómetros sensibles de las inquietudes más características de lo contemporáneo.