6. DOCENCIA: Residentes
Residentes,
la figura del tutor y una evaluación eficaz Tras muchos años de experiencia como tutora de residentes en la especialidad de Digestivo, la Dra. Maite Betés, que también es vocal de la Comisión de Docencia desde 2005 y responsable del ECOE, comparte en esta entrevista algunas reflexiones sobre la evaluación del aprendizaje y la figura del tutor dentro de la Clínica ¿Cómo se evalúa la formación en la Clínica? En los últimos años, se ha trabajado para conseguir evaluaciones cada vez más objetivas. Con este fin se introdujo la aplicación DOCENTIS, en la que se solicita la introducción de los objetivos de cada rotación. Así, la evaluación puede basarse en estos objetivos y no exclusivamente en la apreciación subjetiva global del responsable. Hoy en día estamos asistiendo a un cambio de paradigma, que es el paso del concepto de «evaluación del aprendizaje» al de «evaluación para el aprendizaje». A través de esta evaluación pretendemos comprobar que se están alcanzando los objetivos que nos habíamos planteado. La evaluación no debe ser únicamente una comprobación del aprendizaje, sino un medio para mejorarlo. Por
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este motivo, evaluar solo al final de un ciclo no basta, ya que no contempla la mejora de los aspectos menos desarrollados. Tenemos que ir a una evaluación continuada, con parámetros analizables, que son los que permitirán una mejora individual en las áreas más deficientes para lograr una formación global excelente. La evaluación tiene que ser un medio para conseguir lo mejor de cada residente.
¿Qué papel cumplen los tutores? El tutor es el mentor o coach del residente. En una profesión como la nuestra, el mentor es una figura muy importante para el desarrollo del profesional. Los residentes MIR tienen la suerte de que siempre se les adjudica un tutor y deben aprovechar al máximo esta oportunidad.
Es una persona formada en la especialidad, que tiene la responsabilidad (aceptada voluntariamente) de guiar para conseguir una formación básica establecida en el plan nacional de las especialidades y una formación “de excelencia” que depende de metas personales que cada residente tiene que definir. Este último punto es muy importante, porque después de la formación de grado, que es más “encorsetada”, una buena parte de los logros del residente depende de las metas que se proponga. No se trata de considerar que el tutor es el formador oficial del servicio o departamento, sino que es el facilitador que ayuda al residente a establecer contactos con otros especialistas y a realizar rotaciones específicas, aunque no dependan de su área de trabajo. Un tutor convencido de su tarea de facilitador del apren-