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Omar Hernández: Un principe venezolano en Nueva York

Omar at Vaucluse en Upper East Side

Un príncipe venezolano en Nueva York

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titina penzini [@titinapenzini]

fotos: liz clayman y cristina macaya cortesía omar at vaucluse

Instagram: @oavnyc / Dirección: Esquina de Park Avenue y calle 63, Nueva York / Web y reservas: www.omaratvaucluse.com

Omar Hernández, venezolano de pura cepa, se ha convertido en el emperador de las noches en la Gran Manzana en la segunda mitad de esta década; primeramente con su Club Privado “Omar’s La Ranita”, que fuera un ícono en el West Village y recientemente, con su cambio de dirección, en otoño de 2018, a la escena del Upper East Side newyorkino causando una verdadera revolución en este respingado vecindario con su estilo, clase y elegancia, cualidades que le caracterizan como anfitrión. Cada noche, Omar recibe a la créme de la créme de Nueva York, elegantemente vestido con su chaqueta entallada de terciopelo, camisa impecablemente planchada y la distintiva pajarita, todos enmarcando un rostro que pareciera salido de alguno de los famosos retratos del pintor Giovanni Boldini y, lo más resaltante, una cultura global y simpatía que se pierden de vista. Omar se graduó de Ingeniero Electrónico, profesión a la que le agradece y atribuye hacer tantas conexiones estratégicas entre personas, noche a noche, ya que a la final, todo está conectado gracias a la tecnología y la ciencia. Igualmente, el aspecto espiritual no lo descuida, ya que se desconecta haciendo hiking para, justamente, poner en blanco su mente y espíritu trepidantes. Omar’s at Vaucluse es una nueva experiencia concebido como si se tratase de un selecto club, donde las personas se consigan con sus amigos y la pasen increíblemente bien y, de hecho, cada noche se llena de celebridades como Prosperous, Martine y Alex Assouline, Aerin Lauder, Nina Griscom, Jane Fonda, Scarlett Johansson, Lee Radziwill, modelos, galeristas, artistas, entre otros. Personas relevantes que quizás no tenían un sitio cercano a esta zona donde ir y ahora tienen este recinto donde saben que además van a encontrase con tantas amistades y conocidos, mientras disfrutan alguno de los innumerables cócteles -algunos clásicos, otros reinterpretaciones o invenciones del mixólogo del bar-. Sin embargo, no solo la mezcla está basada en la gente que, noche a noche, se da cita en este bello espacio, la gastronomía también es un elemento clave en el éxito del local, para ello, Omar se asoció estratégicamente con el grupo AltaMarea y el chef Michael White (3 estrellas Michellin), sinónimo de alta cocina y especialidad en pescados y frutos del mar con una carta excelente y variada, muy mediterránea y que forman parte de esta gran experiencia multi sensorial y que, además se compone de platos clásicos, de toda la vida, revisitados para disfrute del comensal. Omar nos comenta que “las personas esperan mucho del sitio cuando vienen, no sólo cuentan con recibir un servicio impecable, sino que la comida sea excelente así como la música, el sonido, la iluminación, la decoración e incluso el crowd, es toda una puesta en escena. Por eso, en este oportunidad quisimos hacer énfasis en la comida. Estamos en el Upper East Side, la gente aquí está acostumbrada a comer divinamente bien, a viajar, conocen el mundo el entero entonces debemos hacer que salgan satisfechos de aquí y eso es lo que hará que nuestro sitio resalte y llene las expectativas de quienes lo frecuentan”.

En cuanto a la decoración, el voyeurismo toma un sentido protagónico, ya que una de las diversiones de los visitantes es el “ver y el dejarse ver “ y es por ello que las columnas están forradas en espejos así como todas las partes posteriores a las banquettes, tapizadas en suntuoso terciopelo, una iluminación muy tenue, a la luz de las velas, acentuando el tono sensual de la velada, “Como quieras, puedes venir y pasar desapercibido y si no, puedes hacerte notar, dependiendo de tu mood, una actitud muy neoyorkina” que, como dice Omar, le encanta que a medida que va transcurriendo la noche va aumentando la penumbra hasta que él mismo apaga la última vela, poco a poco van entrando las criaturas de la noche y a medida que eso ocurre va sucedieno la magia de la gran fiesta, esa es justamente la magia de Omar’s” desde sus inicios en el Village. Mi percepción muy personal de Omar’s at Vaucluse es como el fenómeno que ocurrió en los tardíos 70s con el Studio 54, reinterpretado para esta época. Allí convergen jóvenes bellísimas y guapísimos modelos, actrices y actores famosos, intelectuales, personas de todas las edades, de todas las religiones, credos, razas, orientación sexual o política, posición económica, todos, absolutamente todos terminan cenando juntos bajo la misma disco ball de espejos colocada -estratégicamente- en el centro del comedor principal y al final de la noche bailando juntos en el comedor y el bar-biblioteca que funge de elegante foyer y que está completamente dotado de libros de la prestigiosa editorial Assouline, toda una propuesta estética que marca perfectamente la entrada al restaurant. Omar me confía que ese es el New York que él ama, esa ciudad en la que no existe la edad, sino la inteligencia, la cultura, en la que prevalece un estado de espíritu y es ese en el que justamente la libertad hace que todos se mezclen en armonía perfecta y esa es la belleza de esta ciudad, a lo que añade “por eso me esfuerzo cada noche, para que esa magia ocurra y se mantenga esa balanza en mi comedor. Creo que eso es lo que lo hace único e irrepetible, balanceado y diferente y ¡por eso es tan sexy!”.

El arte forma parte importantísima de la atmósfera del lugar ya que, decorar es crear historias, tal como nos explica Omar, no sólo la colección de libros delicadamente editada por Assouline en el foyer sino también, en este momento, ostenta una colección de fotografías de su amigo David Yarrow, así como de la muy talentosa además de gran amiga Cristina Macaya. Lo más interesante, es que cada obra expuesta tiene una historia personal que la respalda, la legitima e imprime esa energía necesaria para pertenecer a esa pared. Su plan es cambiar constantemente y añadir nuevos artistas, renovando el espacio, buscando nuevas influencias, de eso se trata, de buscar lo extraordinario en lo cotidiano. De construir la sofisticación a partir del detalle, de un nuevo lujo que se nutre del conocimiento del mundo y las cosas bellas de la vida. Se trata de vivir tiempos mágicos y es lo que nos brinda cada noche Omar en esta aventura del Upper East Side con un sentido de la elegancia, saber vivir y cultura global únicos que dan en el punto necesario para llenar un vacío y convertirse en la gran sensación de Nueva York.

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