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VANGUARDIAS

Las vanguardias arquitectónicas destacaron por su componente visionario en el futurismo y el expresionismo

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Los avances formales y técnicos de la arquitectura del s. XX son, pese a las revoluciones materiales de este siglo, indisociables de los progresos efectuados en los dos anteriores. Desde la Revolución Industrial se venían produciendo numerosas mejoras técnicas: se mantenía el uso del ladrillo, la piedra o la madera, pero estos materiales tradicionales comenzaron a ser utilizados de forma más personal y libre por los arquitectos. A ellos se unieron otros nuevos: el hierro, el cristal, el hormigón, el zinc o el acero, cuya distribución y empleo obedecía también a principios novedosos. La maquinaria que aplicaba tecnologías de reciente aparición permitía que estos nuevos materiales resistiesen mejor, aparecieron además escuelas especializadas en arquitectura contemporánea y el aumento de la población y de los movimientos migratorios ocasionó el surgimiento de

nuevas ciudades, con la consiguiente construcción de nuevos edificios públicos y privados e infraestructuras. En arquitectura, los primeros movimientos de vanguardia destacaron por su componente visionario (en relación con el futurismo y el expresionismo), su rechazo a la decoración, tal y como había defendido Adolf Loos, y su maquinismo ingenieril a veces utópico: la primera arquitectura vanguardista a veces puso más empeño en la gestación de proyectos soñados, dibujados sobre el papel, que en la materialización de los prácticos. Podemos considerar que el primer país donde se dejó notar la vanguardia arquitectónica fue Italia, por el peso allí del movimiento futurista. Centroeuropa le seguiría los pasos. Cubismo y futurismo contribuyeron a generar espejismos entre lo que se pintaba y lo que podía construirse, aunque el cubismo fue aún más utópico que el movimiento de raíz italiana, porque solo pudo manifestarse en pinturas y esculturas, nunca en arquitecturas o planes urbanísticos. No obstante, hacia 1911 los intelectuales checos conocedores de la arquitectura de Otto Wagner y de la pintura cubista parisina debatían y ensayaban en Praga los posibles nexos entre los objetos que se com-

ponían y descomponían de Braque y Picasso y las relaciones espaciales, fijándose también en Delaunay. Algunos arquitectos desarrollaron edificios con cierta influencia cubista y también del gótico tardío, en este último caso presente sobre todo en cerramientos abovedados que permitían estructuras casi abstractas. También se inspiraron en el sentido decorativo del Art Nouveau. Los almacenes de la Virgen Negra de Josef Goár (1911-1912) destacan por su fachada, interrumpida por acristalamientos en sus tres pisos. Juega con formas prismáticas, generando luces y sombras visibles en la calle, sobre todo cuando caen los rayos del sol, dando lugar a efectos ópticos de descomposición. También se acristalaron su buhardilla y su puerta de entrada, cuyas columnas presentan capiteles de esquema prismático. El edificio se construyó en hormigón y prescindiendo de decoración. Los Apartamentos Hodek de Josef Chochol (1913-1914) se modelan a través de cubos y prismas, enteramente mediante líneas horizontales y verticales. Sus ventanas son también hexagonales y la cornisa, dentada, se remata con formas de diamantes que introducen la impresión de dinamismo. En el interior, las habitaciones poligonales tambiénson cubistas.

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