ONE Magazine en Español Septiembre 2024

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Caminando con los Marginados en

Dios • Mundo • Familia Humana • Iglesia

ARTÍCULO DE PORTADA

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Perspectivas del presidente por Mons. Peter I. Vaccari 18 26 12 30 6

Una Preocupación Mundial

La iglesia se preocupa por las personas con VIH y SIDA por Anubha George con fotografías de Sajeendran V.S.

ARTÍCULOS

Donde ‘Realmente Todo es Positivo’

Un centro en Jordania ayuda a las niñas vulnerables por Laure Delacloche con fotografías de Nadia Bseiso

La Diferencia que Marca un Año

Refugiados en Armenia perseveran por Gohar Abrahamyan

Cerrando la Brecha del Hambre

Las hermanas cuidan de los niños necesitados por Hikma A. Abdulmejid con fotografías de Petterik Wiggers

Un Siglo de Relaciones Católico-Ortodoxas por John Long, S.J.

SECCIONES

Conexiones al mundo de CNEWA

La Última Palabra

t Estudiantes toman una sieste en la Escuela de la Divina Providencia en Debre Berhan, Etiopía.

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PARA EL BIENESTAR DEL CERCANO ORIENTE

VOLUMEN 2 NÚMERO 4

38 18 30

Portada: Estudiantes en Mandya, India, reciben apoyo educativo a través de un programa de servicios sociales de la Iglesia siro-malabar.

Contraportada: Estudiantes en la Escuela de la Divina Providencia en Debre Berhan, Etiopía.

Créditos fotográficos

Portada, pág. 12-17, Sajeendran V.S.; pág. 2, 26-29, contraportada, Petterik Wiggers; pág. 3 (arriba), 37, foto CNS/Paul Haring; pág. 3 (arriba izq. y extrema dcha.), 6, 8-11, Nadia Bseiso; pág. 3 (abajo izq.), CNEWA-Misión Pontificia, Beirut; pág. 3 (abajo dcha.), Filippo Monteforte/AFP/ Getty Images; pág. 4, 39, Riad El Hajj; pág. 5, Gerald Wutkowski; pág. 19, 20-25, Nazik Armenakyan; pág. 20, Caritas Armenia; pág. 31, Bettmann/Getty Images; pág. 34, Andreas Solaro/ AFP via Getty Images.

ONE se publica trimestralmente. ISSN: 1552-2016

CNEWA

Fundada por el Santo Padre, CNEWA comparte el amor de Cristo con las iglesias y los pueblos de oriente, trabajando para, a través y con las iglesias orientales.

CNEWA te conecta con tus hermanos y hermanas necesitados. Juntos, edificamos la iglesia, afirmamos la dignidad humana, aliviamos la pobreza, fomentamos el diálogo e inspiramos esperanza.

Editor

Mons. Peter I. Vaccari

Editorial

Michael J.L. La Civita, Director Ejecutivo

Laura Ieraci, Directora

Olivia Poust, Directora Asistente

David Aquije, Coordinador de Publicación

Elias D. Mallon, Director Adjunto

Creativos

Timothy McCarthy, Administrador de Recursos Digitales

Paul Grillo, Diseñador Gráfico

Samantha Staddon, Diseñadora Gráfica Subalterna

Elizabeth Belsky, Redactora de Anuncios

Oficiales

Cardenal Timothy M. Dolan, Director y Tesorero

Mons. Peter I. Vaccari, Secretario

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Brinde paz y misericordia a un mundo roto

Su donación ayudará a las familias traumatizadas por la guerra, rescatará a las víctimas de la trata de personas y llevará alivio a las personas que padecen hambre, enfermedades y soledad en el mundo

Al recordar a CNEWA en su testamento, puede conceder esperanza a los que están a menudo olvidados y dejados atrás.

Su legado dará a los necesitados una oportunidad para un futuro más brillante, iluminado por el amor de Cristo.

Póngase en contacto con nosotros hoy mismo para obtener más información: 1-866-322-4441 (Canadá) 1-800-442-6392 (Estados Unidos) O visite cnewa.giftplans.org

Conexiones Últimos informes sobre el mundo de CNEWA

La misión pontificia cumple 75 años

Mons. Peter I. Vaccari, dcha., sirve la comida en la Mesa de San Juan Misericordioso en Zahleh, Líbano, con el arzobispo melquita Ibrahim Michael Ibrahim de Zahleh y Furzol, en el centro, y el cocinero voluntario, el 25 de julio.

Continuaron las conmemoraciones por el 75 aniversario de la Misión Pontificia, la agencia operativa de CNEWA en el Medio Oriente, con una segunda visita pastoral a la región. Mons. Peter I. Vaccari, presidente de CNEWA-Misión Pontificia, viajó al Reino Hachemita de Jordania, al Líbano y Siria, del 14 al 26 de julio, acompañado por Tresool Singh-Conway, directora financiera de CNEWA, y Thomas Varghese, director de programas.

El viaje comenzó en la capital jordana, Amán, con visitas a programas financiados por CNEWA-Misión Pontificia.

Continúa Ayuda a Gaza

Al momento de la impresión de esta edición, seguía la distribución de ayuda humanitaria en Gaza, y las condiciones allí empeorando. CNEWA-Misión Pontificia trabaja con parroquias y comedores locales para distribuir alimentos, agua potable, ayuda médica y de otro tipo, incluyendo comidas regulares a 1.000 personas en el norte de Gaza, en coordinación con la parroquia ortodoxa griega de San Porfirio.

El 17 de julio se celebró en la iglesia de María de Nazaret una misa por el aniversario, celebrada por el arzobispo Giovanni Pietro Dal Toso, nuncio apostólico en Jordania.

En Líbano, el aniversario se conmemoró con una conferencia de prensa en el Centro Católico de Información de Beirut el 18 de julio. El cardenal Bechara Boutros Rai, patriarca maronita de Antioquía y de todo oriente, presidió la divina liturgia conmemorativa del jubileo.

Mons. Vaccari viajó a Siria, del 22 al 24 de julio, donde se reunió con obispos, y hombres y mujeres consagrados, y con líderes laicos que realizan el trabajo de la iglesia en circunstancias difíciles.

“El papel histórico de la Misión Pontificia nunca ha sido más importante que ahora”, dijo Mons. Vaccari de Amán.

En abril, Mons. Vaccari viajó a Israel y Palestina con el Cardenal Timothy M. Dolan, director de la junta directive de CNEWA, iniciando las observaciones del aniversario con misas en Jerusalén y Beit Jala y visitando a quienes sufren por el conflicto en curso entre Israel y Hamás.

Para más información, visite cnewa.org/es

El 29 de julio, un misil que cayó en la iglesia no explotó; tres personas resultaron heridas. A principios de julio, el Hospital Árabe Al Ahli, financiado por CNEWA, fue incluido en una orden de evacuación en Gaza. En agosto, más de 40.000 personas (más de 39.000 palestinos y casi 1.500 israelíes) habían muerto en este conflicto que comenzó el 7 de octubre.

Para información sobre el trabajo de CNEWA en Gaza, visite cnewa.org/es.

Dos Nuevos Miembros

La junta internacional de directivos de CNEWA eligió a dos nuevos miembros en su reunión bianual del 6 de junio. Los nuevos miembros incluyen el arzobispo Richard W. Smith de Edmonton, Canadá, y la filántropa Amanda Bowman. Comenzarán su mandato de cuatro años el 7 de noviembre.

El cardenal Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York, es director de la directiva.

CNEWA Gana 58 Premios

CNEWA tuvo otro año récord en la Conferencia Anual de Medios Católicos, celebrada este año en Atlanta, del 18 al 21 de junio. Ganó 58 premios por sus medios, incluyendo la revista ONE, el sitio web de la agencia, videos y blog.

CNEWA también celebró el 50 aniversario de la revista patrocinando dos eventos en la conferencia el 21 de junio: un desayuno y un panel sobre el tema “Conflicto, Crisis y Esperanza: Cristianos Orientales en las Calderas del Mundo”.

Durante el desayuno, Mons. Vaccari otorgó el Premio Fe y Cultura de CNEWA al Metropolitano Borys Gudziak de la archieparquía grecocatólica ucraniana de Filadelfia por su promoción de la dignidad innata de cada persona humana y su defensa del papel de la fe en la cultura. El arzobispo aceptó el premio a través de Zoom desde Lviv, Ucrania.

El arzobispo también participó en el panel consiguiente. Michael J.L. La Civita, director de comunicaciones de CNEWA, moderó la discusión, que incluyó al obispo Tesfaselassie Medhin de la eparquía católica etíope de Adigrat, Joseph Hazboun, director regional de la oficina de Jerusalén de CNEWA-Misión Pontificia, y Laura Ieraci, directora de ONE. El obispo Medhin y Hazboun participaron desde Roma y Jerusalén, respectivamente.

Evento de CNEWA en Roma

Ada Odino, abogada con sede en Milán y querida amiga de CNEWA, organizó un evento para promover la misión de la agencia en Italia el 25 de junio. Se llevó a cabo en la Terrazza Babuino, un hotel de lujo a poca distancia de la Plaza de España.

Michael J.L. La Civita, director de comunicaciones de CNEWA, y la directora de ONE, Laura Ieraci, participan en un panel en la Conferencia de Medios Católicos en Atlanta en junio.

Mons. Vaccari, que estaba en Roma para el encuentro anual de agencias católicas de ayuda dedicadas al servicio de las iglesias orientales, asistió al evento, junto con el equipo de CNEWA en Roma.

La ocasión fue un hito importante para CNEWA en Roma, una plataforma ideal para destacar la misión de CNEWA y discutir sus actividades en curso en apoyo de las iglesias orientales.

Reserva la fecha

La tercera Gala Anual de Sanación y Esperanza de CNEWA se celebrará el lunes 9 de diciembre en un club privado en Manhattan. CNEWA

tendrá como invitado de honor al arzobispo Gabriele G. Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, cuyos llamamientos a la justicia y a la paz siguen siendo un faro de razón y esperanza.

CNEWA presentará su Premio de Fe y Cultura a Gayle M. Benson, propietaria de los New Orleans Saints, una destacada defensora de la presencia de la fe en la cultura, especialmente en su amada ciudad de Nueva Orleans.

Para obtener más información, llame al (212) 826-1480 o envíe un correo electrónico a gala@ cnewa.org

Para más información y noticias

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Y encuentra videos, artículos y las últimas noticias de lo que sucede allí donde CNEWA está presente en cnewa.org/es/blog

‘Realmente Todo es Positivo’

+ Donde

Niñas vulnerables encuentran un refugio con las Hermanas Franciscanas

por Laure Delacloche con fotografías de Nadia Bseiso

Cada tarde en Beit Mariam comienza con un abrazo. La hermana Rabha Kayrouz, F.M.M., y su colega Lorice Haddad abren los brazos a las 18 niñas que asisten, emocionadas de contar cómo les fue en su día. Beit Mariam (Casa de María) es un centro extraescolar, situado en al Hashmi al Shamali, un barrio de bajos ingresos al este de la capital jordana, Amán.

El centro recibe a niñas cristianas del área cinco días a la semana y ofrece un lugar seguro dedicado a la educación y el crecimiento personal a través de la tutoría, apoyo psicosocial e instrucción religiosa.

“¿Nos hemos lavado todas las manos?”, pregunta la hermana Rabha a las niñas que platican alegremente. Se canta un himno, se reza una oración y se sirve el almuerzo.

La hermana Rabha, directora del centro y miembro de las Misioneras Franciscanas de María, se sienta junto a Sahar Khoury, 10, y la anima a comer unas cucharadas más de arroz y carne.

Al Hashmi al Shamali es hogar de refugiados cristianos y musulmanes de Palestina, Irak y Siria. Una calle comercial principal conduce a callejones estrechos. Ropa humeda cuelga en las ventanas enrejadas de los abarrotados edificios de apartamentos, originalmente construidos como vivienda para soldados. Las cabras pastan entre la vegetación escasa y bolsas plásticas de basura, y a veces mordisquean ramas de olivo que los niños les dan. En una esquina, un pastor vende leche de cabra por 1 dinar jordano ($1,41) el cuarto de galón. El año pasado, con más de un tercio de los jordanos viviendo bajo el umbral de la pobreza, el Banco

Aline Hijazeen, 11, y su hermana Marelen, 9, asisten a Beit Mariam, un centro para niñas en un suburbio de Amán, Jordania.

Mundial reclasificó a Jordania como un país de ingresos bajos a medianos. Muchas de las niñas de Beit Mariam, cuyos padres en gran parte son jornaleros y cuyas madres están desempleadas, pertenecen a este grupo demográfico.

“Los mayores problemas que enfrentamos a diario son la pobreza y la ignorancia”, dice la hermana Rabha. Habla de las consecuencias de la pobreza en las niñas: deficiencias vitamínicas por ausencia de una dieta equilibrada, problemas de salud por la incapacidad de las familias de pagar atención médica, viviendas hacinadas y conflictos en el hogar.

“Las niñas son más ignoradas, mientras que a los niños se les motiva”, añade. “Elegimos enfocarnos en quienes quedaron atrás”.

La hermana biológica de la hermana Rabha, la hermana Wardeh Kayrouz, F.M.M., fundó Beit Mariam en 2011. Un día, durante su visita regular a las familias, vio a una niña cristiana quemando papel para hornear una papa, lo que la impulsó a iniciar un apostolado para niñas cristianas vulnerables. La hermana Wardeh se fue al Líbano, pero Beit Mariam continúa en la misma casa que el obispo local donó al principio.

Los cristianos representan el 3% de la población total de Jordania; el resto es predominantemente musulmán suní. Norig Neveu, historiador del Instituto Francés del Cercano Oriente, investiga cuestiones religiosas en el país. Aunque Jordania tiene una “burguesía cristiana muy rica” e “históricamente, las grandes familias de comerciantes cristianos desempeñaron un papel intelectual en la construcción del estado jordano”, dice, “hay una pobreza significativa en la población cristiana existente, tanto entre refugiados cristianos como entre jordanos”.

Misión Pontificia

Nota de los directores:

Para conmemorar el 75 aniversario de la fundación de la agencia operativa de CNEWA en el Medio Oriente, la Misión Pontificia para Palestina, cada edición de la revista en este año de múltiples aniversarios incluirá al menos un artículo sobre este esfuerzo especial de la Santa Sede en el Medio Oriente.

En la edición de septiembre, presentamos un reporte sobre Beit Mariam, un centro para niñas vulnerables, ubicado en la periferia de Amán, Jordania. Fundado y operado por las Franciscanas Misioneras de María, el centro ofrece a las niñas un lugar seguro para crecer en conocimiento, amistad y fe.

“Abre tu libro de gramática”, le dice Raghad Hijazeen a una niña mientras le explica a otra cómo calcular el área de la superficie. Hijazeen, profesora en Beit Mariam, ayuda a las seis niñas sentadas a su alrededor con paciencia y atención individual.

Farah Haddad, 13, que asiste a Beit Mariam desde hace un año, dice que la tutoría en el centro, donde los adultos “son estrictos con nuestros estudios, pero cariñosos”, es útil.

“Entiendo en la escuela, pero necesito ayuda mientras hago mis tareas. Mi promedio era de 60.4% cuando llegué, ahora es de 80%”, dice.

Las niñas también reciben orientación en situaciones difíciles. Soul Hijazeen, 15, dice que una niña la acosaba en la escuela.

“La hermana Rabha me dijo que me tuviera más confianza y que no me preocupara por ella”, dice.

Maya Qaqish, 13, dice que se siente “más fuerte” con los adultos que la ayudan en Beit Mariam. “Soy tímida y estoy trabajando en mí misma para mejorar en las relaciones”, dice.

Haddad comenzó a trabajar como supervisora en Beit Mariam hace ocho años. Al jubilarse de una larga carrera como secretaria, se dio cuenta de que su pensión mensual

de 120 dinares ($170) era insuficiente para mantener a su familia y pagar los préstamos de su esposo.

“Es un salario pequeño, pero es un regalo de Dios trabajar con este equipo”, dice sobre su trabajo en el centro. “Nuestro mayor reto es darles a las niñas la fuerza para enfrentar sus vidas”.

El centro proporciona ropa y cubre la matrícula y atención médica para las niñas más necesitadas. Haddad comunica estas necesidades a las siete mujeres cristianas de la junta directiva elegida de Beit Mariam, quienes tratan de satisfacer las solicitudes.

“Los mayores problemas que enfrentamos a diario son la pobreza y la ignorancia”.

“Priorizar las necesidades es difícil. En algunas casas, no hay nada: ni estufa, ni alfombras”, dice. “Las niñas dependen de Dios, y después de Dios dependen de mí”.

Amani Masadeh, una nutricionista, se incorporó a Beit Mariam como profesora hace un año.

“Me había imaginado a niñas pobres, pero cuando llegué, solo vi a chicas lindas con ropa bonita”, dice. “Poco a poco, me di cuenta de que parece que les va bien por fuera, pero por dentro, es una historia completamente diferente”.

“En algunos hogares, no hay una madre que les pregunte a las niñas si son felices”, dice. “Cuando están molestas, les demuestro que las estoy escuchando. Esto es eficiente: se enfocan más en sus tareas y logran cosas”.

El enfoque holístico del centro parece dar frutos. El año pasado, tres niñas aprendieron a leer, una exalumna ingresó a la universidad y dos se graduaron con títulos universitarios.

Aumentar las tasas de alfabetización entre las niñas vulnerables es uno de los objetivos del centro. En marzo, el gobierno publicó estadísticas que indicaban una disminución del analfabetismo entre las mujeres, del 9,5% en 2015 al 7,3%.

“Su educación es su futuro”, dice la hermana Rabha.

De las 200 niñas que el centro ha acogido desde su creación, unas 30 completaron la educación superior. La mayoría se casó sin ir a la universidad, y algunas no terminaron la secundaria, dice Haddad.

La hermana Rabha señala que si Beit Mariam no existiera, estas niñas “estarían en casa o en las calles”.

La hermana Rabha Kayrouz, F.M.M., da la bienvenida a las niñas a Beit Mariam. Arriba, Lorice Haddad ayuda a Natalie Hijazeen, 10, con sus tareas de inglés.

Conexión CNEWA

Los socios globales de CNEWA trabajan incansablemente para garantizar que las niñas tengan oportunidades para prosperar y construir un futuro brillante. Beit Mariam es uno de los más de 100 proyectos en Jordania apoyados por CNEWA-Misión Pontificia, que asignó 24.000 dólares al centro en 2023, casi la mitad del presupuesto anual del centro. A través de un programa extraescolar que incluye tutoría, apoyo psicosocial y educación religiosa, Beit Mariam se asegura de que las niñas cristianas en Jordania tengan un lugar seguro para crecer, aprender, cultivar amistades y compartir en comunidad.

Para apoyar las oportunidades para las niñas en el mundo de CNEWA, llame al: 1-800-442-6392 (Estados Unidos) o 1-866322-4441 (Canadá) o visite cnewa.org/es/haga-una-donacion

Dice que piensa en un versículo del Evangelio de Marcos (2,17) cuando reflexiona sobre su trabajo: “Jesús, que había oído, les dijo: ‘No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores’”.

La tasa de desempleo de las mujeres en Jordania es casi el doble que la de los hombres. Aunque las estadísticas del gobierno indican que la tasa general de desempleo es del 21,4%, esta estadística salta al 35% entre las mujeres.

Reem Aslan, especialista en género de la Oficina Regional para los Estados Árabes de la

Organización Internacional del Trabajo, que gestiona el Programa de Trabajo Decente para las Mujeres en Jordania. Ella señala múltiples razones para esta disparidad.

“Hay más mujeres que hombres graduándose de la universidad, pero, sus habilidades a menudo no coinciden con las necesidades del mercado laboral”, dice. Para las mujeres, el alto costo del transporte, responsabilidades familiares y normas culturales presentan limitaciones adicionales.

“Las mujeres no pueden trabajar muchas horas porque ya tienen más trabajo no remunerado” cuidando del hogar, dice.

Beit Mariam proporciona empleo a cinco mujeres de la comunidad local.

Para Masadeh, convertirse en maestra en Beit Mariam fue una rara oportunidad compatible con sus tareas domésticas.

“Espero a que mis hijas crezcan para conseguir un trabajo a tiempo completo”, dice. Mientras tanto, su salario de 180 dinares ($250) le ayuda a cubrir algunas necesidades básicas.

Se espera que persistan las dificultades económicas para esta comunidad debido al conflicto entre Israel y Hamás en Gaza y sus consecuencias regionales. Agencias de la ONU señalaron en noviembre pasado que el conflicto agregará “muchas presiones económicas en Jordania, como bajo crecimiento, alto desempleo, informalidad, y escasez de agua” y los posteriores llamados a la reforma.

En una calurosa tarde de junio, las chicas de Beit Mariam toman un descanso para plantar flores en el jardín cubierto. La hermana Rabha explica porqué decidió instalar láminas de techo corrugado.

“Los niños del barrio tiraban piedras por encima del muro hacia

Las niñas estudian juntas durante el programa extraescolar en Beit Mariam.

el patio, gritando: ‘¡Cristianos!’ Tenía miedo de que una chica saliera herida”.

En principio, no hay discriminación contra cristianos en Jordania. La constitución indica que el islam es la religión del estado, pero garantiza “el libre ejercicio de todas las formas de culto y ritos religiosos”, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.

“Existen muchas iniciativas sobre el diálogo interreligioso”, dice la historiadora Neveu. “Hay mucho control sobre el discurso que separaría a los cristianos del resto de la sociedad”.

Ra’ed Bahou, director de la oficina regional de CNEWA-Misión Pontificia en Amán, dice que mientras la población cristiana en muchos países del Medio Oriente está disminuyendo, “Jordania es la excepción”.

“La comunidad está creciendo con cristianos de Irak, Siria y Filipinas”, dice.

A pesar de las garantías estatales y de una creciente comunidad cristiana, algunos cristianos perciben su realidad cotidiana de manera diferente.

Hijazeen, la maestra, es católica romana y ha vivido en al Hashmi al Shamali por casi dos años. “Aquí, la gente está acostumbrada a convivir”, dice. “Pero, algunas personas nos llaman ‘infieles’”.

Neveu dice que “estos comentarios y comportamientos discriminatorios no concuerdan” con su investigación de los últimos 18 años y probablemente estén “vinculados a un contexto específico en el vecindario”.

Aún así, algunos padres cristianos, como Walaa Qaqish, optan enviar a sus hijos a una escuela cristiana privada por temor a que sean intimidados o persuadidos de convertirse al islam en una escuela administrada por el gobierno.

Qaqish es una de los 15 padres que acuden a Beit Mariam los viernes por la tarde para asistir a talleres sobre paternidad. Aprenden sobre los factores estresantes de los niños, como la presión académica, las dificultades financieras, el hacinamiento y la violencia, y cómo crear un hogar más saludable.

Según un estudio nacional de UNICEF en 2019, el 73,9% de los cuidadores familiares en Jordania habían utilizado la violencia para disciplinar a sus hijos al menos una vez.

“Mi esposo y yo no nos perdemos ninguna las reuniones”, dice Qaqish. “Me di cuenta de que había cosas que estaba haciendo mal y, alabado sea Dios, ahora cambiaré. Con mi hijo de 2 años, puedo hacer lo correcto desde el principio”. Ella reconoce el impacto positivo que Beit Mariam ha tenido en su

hija Maya, que “tenía miedo de la gente” y no hablaba con nadie.

“Desarrolló un tic debido al estrés”, dice Qaqish. “Desde que Maya empezó a venir, ha ido mejorando. Su personalidad ha cambiado más que sus notas”.

Les dice a sus hijos que vayan a jugar antes de describir sus dificultades familiares: “Tenemos dos habitaciones, una para mi suegra y otra para mí, mi esposo y nuestros tres hijos”. La familia arrastra una gran deuda debido a la matrícula de una escuela privada.

Mushira Abdallah, la madre de Soul, también aprecia los cambios que los talleres han provocado en su familia. “Antes les daba órdenes a mis hijos, ahora hay un diálogo”, dice.

También comparte sus dificultades financieras. El salario mensual de su esposo, de 250 dinares ($353), por debajo del salario mínimo nacional de 260 dinares, es su única fuente de ingresos e insuficiente para cubrir las necesidades. La matrícula anual de sus tres hijas en la escuela privada es el equivalente a cinco meses de salario. Endeudada con la escuela privada, la pareja inscribió a sus hijas en una escuela del gobierno para el nuevo año académico.

Para su hija Soul, comenzar en una nueva escuela no fue el único gran ajuste este agosto. Después de completar el noveno grado, dejó el programa en Beit Mariam, donde “realmente todo es positivo”, dice, y ya no puede asistir.

Al contemplar este hecho en el patio de Beit Mariam en junio, una sombra cubrió el rostro de la joven. Al ver esto, la hermana Rabha intervino.

“Podrías volver después del grado 12 y enseñar aquí”, dijo. “¿Te gustaría?”

Y los ojos de Soul se iluminaron de nuevo.

Laure Delacloche es periodista en el Líbano. Su trabajo ha sido publicado por la BBC y Al Jazeera.

Empodere a las niñas para un futuro mejor cnewa.org/es u

Mire el programa extraescolar de Beit Mariam para niñas en este video exclusivo.

Una Preocupación Mundial

Programas de la iglesia cuidan de personas afectadas por el VIH y el SIDA

por Anubha George con fotografías de Sajeendran V.S.

La Dra. Sukurtha George da una sesión para mujeres sobre la prevención del VIH en Mandya, India, organizada por la Sociedad de Servicios Sociales Jyothir Vikasa de la Iglesia católica siro-malabar.

RESPONDIENDO A LAS NECESIDADES HUMANAS

Sridevi M., huérfana por el SIDA, sueña ser doctora. Su madre, durante un análisis prenatal de rutina dio positivo en la prueba del VIH. Luego, el padre de Sridevi, un camionero, también dio positivo. Había tenido relaciones sexuales sin protección con prostitutas mientras viajaba.

La madre de Sridevi decidió continuar el embarazo y comenzó el tratamiento contra el VIH. Después de nacer, Sridevi recibió medicina para el VIH por seis semanas y dio negativo.

Ella tenía seis años cuando sus padres murieron de SIDA. Desde entonces, Sridevi, ahora de 16 y en la secundaria, vive en el convento de la Congregación del Sagrado Corazón, una comunidad de hermanas religiosas católicas siromalabares que sirven en el distrito de Shimoga de Karnataka. Como

hindú de casta inferior, Sridevi no tiene apellido, solo una inicial después de su nombre. En la ciudad de Shimoga, el padre Abraham Areeparambil, director de la Sociedad de Servicios Sociales Malnad de la eparquía católica siromalabar de Bhadravathi, ha trabajado con pacientes de VIH y SIDA por casi 20 años.

“Necesitan simpatía, empatía, cuidado y preocupación, como cualquier otra persona”, dice. “A través del tratamiento y el apoyo, pueden llevar una vida casi normal. Como el compasivo Jesús, necesitamos brindarles compasión a ellos”.

Aunque el VIH ya no es un problema urgente de salud pública en occidente, sigue teniendo proporciones epidémicas en la India, donde se estima que 2,54 millones de personas vivían con el

VIH en 2023, según la Organización Nacional de Control del SIDA (NACO), que la ubica entre las cinco poblaciones de VIH más grandes del mundo. India registró casi 80.000 muertes relacionadas con el SIDA ese mismo año.

A nivel mundial, el VIH y el SIDA siguen siendo un problema de salud pública. Según ONUSIDA, 39,9 millones de personas vivían con el VIH a finales de 2023, la mayoría en el sur global. El África subsahariana registró el mayor número de casos, con 25,9 millones de personas con VIH, en comparación con los 6,7

El Padre Abraham Areeparambil, dcha., y la Hermana del Sagrado Corazón Rosaline Jose, abajo, atienden a pacientes con VIH en el Centro de Cuidados Holísticos y Paliativos Navajeevan en Bommanakatte, India.

“Necesitan simpatía, empatía, cuidado y preocupación, como cualquier otra persona”.

millones de casos en Asia y el Pacífico, y los 2,3 millones en Europa Occidental y Central y América del Norte combinados. Hasta la fecha, se estima que más de 42 millones de personas en el mundo han muerto de SIDA desde que se diagnosticó en 1981.

En India, los estados sureños de Maharashtra, Andhra Pradesh y Karnataka tienen las tasas más altas de infecciones por VIH del país, según la NACO. En el estado mayoritariamente rural de Karnataka, la tasa de infecciones per cápita es más alta que el promedio nacional.

El padre Areeparambil recuerda un preocupante aumento de casos en el estado en 2007. “Llegaron más industrias a Shimoga y, con ello, más camioneros y, por tanto, trabajadoras sexuales”, dice.

En respuesta, en 2009, la Sociedad de Servicios Sociales Malnad estableció el Centro de Atención Comunitaria Navajeevan para pacientes con VIH y SIDA en Bommanakatte, una ciudad siderúrgica en el distrito de Bhadravathi de Karnataka. Poco después, se cambió el nombre a Centro de Cuidados Holísticos y Paliativos de Navajeevan, debido al estigma social asociado con el VIH y el SIDA en la India, derivado de las quejas de la comunidad local.

“El estigma de tener VIH o SIDA en India es enorme”, dice el padre Areeparambil. “La mayoría de las personas viven en familias extendidas. Si tus familiares se enteran de que eres VIH positivo, casi siempre te condenan al ostracismo”.

Aunque el centro tiene alrededor de 200 pacientes del área, también atrae a pacientes con VIH y SIDA de lugares distantes que buscan privacidad y discreción durante el tratamiento.

Los hijos de pacientes con VIH y SIDA a veces también son segregados o rechazados por sus compañeros debido al estigma.

Conexión CNEWA

En India, con una de las poblaciones VIH positivas más grandes del mundo, la iglesia está en el centro de llevar sanación y esperanza a quienes sufren con el VIH y el SIDA. “Recibimos algunas subvenciones del gobierno estatal, pero no es suficiente para administrar un hospital como este”, dice el padre Sajeesh Thrikkodanmalil, director del Centro de Cuidados Holísticos y Paliativos de Navajeevan, que cuenta con el apoyo de CNEWA para continuar con su misión. CNEWA proporciona fondos adicionales para ayudar a compensar los costos de los servicios esenciales del centro, así como a otras organizaciones administradas por la iglesia en la India dedicadas a este trabajo.

Para marcar una gran diferencia para las personas con VIH o SIDA, llame al: 1-800-442-6392 (Estados Unidos) o 1-866-3224441 (Canadá) o visite cnewa.org/es/haga-una-donacion.

“A veces logramos resolver estos problemas, a veces fracasamos”, dice el padre Areeparambil sobre el trabajo con las familias afectadas. “Pero estamos aquí para ellos. Asesoramos a los pacientes y a sus familias”.

El sacerdote dice que su fe lo anima a perseverar.

“Nuestra presencia como cristianos es en sí misma un testimonio de nuestros valores evangélicos. Y nuestro testimonio es valioso para nuestra Iglesia católica”, dice. “Sé que Jesús está conmigo en todo momento”.

El padre Sajeesh Thrikkodanmalil, director del Centro Navajeevan, dice que se ofrece atención médica, alimentos y medicamentos a los pacientes con VIH y SIDA “independientemente de su fe”.

“La mayoría de nuestras pacientes son abandonadas por sus familias o maridos. En el caso de los mayores, los hijos no quieren cuidarlos”, dice. “Ayudamos a tratarlos y nos aseguramos de que se reintegren a las comunidades brindándoles oportunidades de trabajo”.

El centro organiza programas de concientización sobre higiene, nutrición y bienestar general para pacientes con VIH y SIDA. Gran parte implica educar sobre los peligros de las infecciones de transmisión sexual, incluso entre grupos marginados en mayor riesgo, y alentar a las personas con síntomas similares a la gripe a hacerse la prueba o si sospechan que pueden tener VIH.

“Como el compasivo Jesús, necesitamos brindarles compasión a ellos”.

Los niños afectados por el VIH reciben apoyo de la Sociedad de Servicios Sociales Malnad, donde el padre Abraham Areeparambil, en primera fila, se desempeña como director.

La Dra. Deepa K.M. trabaja en el Centro Navajeevan. “En la India, los grupos marginados, como trabajadoras sexuales, personas transgénero y homosexuales, a menudo son estigmatizados, no solo porque pueden ser VIH positivos, sino también porque pertenecen a grupos socialmente excluidos”, dice. “Sabemos que sufren discriminación hasta en sus propias comunidades”.

La hermana Rosaline Jose, de la Congregación del Sagrado Corazón, también trabaja con pacientes en el Centro Navajeevan.

“Algunos de nuestros voluntarios son VIH positivos”, dice. “Saben lo

que es vivir con la enfermedad.

También se ponen en contacto con los hospitales públicos y nos traen a cualquier paciente que necesite apoyo más allá de la medicación”.

La hermana Rosaline dice que también están concientizando sobre los derechos y responsabilidades de las personas en relación con el VIH y el SIDA según la ley india.

“Por ejemplo, un hombre con VIH o SIDA, que a sabiendas se casa con una mujer y le transmite el VIH, sería declarado culpable de propagar una infección potencialmente mortal. Es un delito penado legalmente y conlleva una pena de cárcel de dos años”, explica.

El país trabaja con ONUSIDA para implementar un riguroso programa de intervención dirigido a lograr el objetivo 90-90-90: identificar al 90% de personas con VIH, administrar terapia

antirretroviral al 90% de los diagnosticados y lograr la supresión viral sostenida en el 90% de pacientes con terapia antirretroviral. Los objetivos a largo plazo son la eliminación de la transmisión materno-infantil para 2025 y la transmisión cero para 2030.

Mandya, un distrito de Karnataka conocido por su caña de azúcar, ha logrado una disminución constante de casos de VIH en la última década. En 2014, Mandya fue el segundo estado con mayor cantidad de pacientes con VIH. En 2021, tuvo el puesto 16.

El padre Roy Vattakunnel, director de la Sociedad de Servicios Sociales Jyothir Vikasa de la eparquía católica siro-malabar de Mandya, atribuye el declive a campañas de concienciación efectivas, principalmente a través de teatro

comunitario, carteles y carteles publicitarios, que “educan a las personas contra la propagación del virus”. Las campañas se ejecutan en colaboración con agencias gubernamentales, organizaciones voluntarias y comunidades locales. La organización benéfica administrada por la iglesia también colabora “con el gobierno en sus programas de prevención y tratamiento”, junto con el apoyo de organizaciones de servicio voluntario, dice el padre Vattakunnel.

Su programa de ayuda a personas con VIH y SIDA, llamado Asha Kirana, también atiende a personas que trabajan en la industria del sexo, que ha crecido en Mandya junto con la afluencia de trabajadores migrantes en las fábricas de caña de azúcar. Según estadísticas oficiales de 2021, 92 de las 1.221 prostitutas registradas con el sindicato de trabajadores sexuales de Karnataka en Mandya y 56 de los 991 prostitutos registrados eran VIH positivos.

Asha Kirana apoya a más de 350 pacientes remitiéndolos a centros de tratamiento y ofreciéndoles asesoramiento, comidas nutritivas y educación sobre el VIH y SIDA. En el primer semestre de 2024, la organización ayudó a identificar 14 nuevos casos en Mandya y remitió a 55 pacientes al centro de pruebas local.

“El gobierno proporciona instalaciones para el tratamiento de pacientes en el hospital de Mandya. Pero debido al estigma social y a factores emocionales y económicos, los pacientes no siempre pueden hacer uso de estos servicios por sí mismos”, dice el padre Vattakunnel. “Ahí es donde entramos nosotros”.

“Por último, nuestro objetivo es mejorar la calidad y la duración de la vida de los pacientes a través del apoyo emocional, espiritual, nutricional y social”.

Meena K., una de 11 miembros del personal de la organización, dice que la cultura predominantemente patriarcal en Karnataka es un gran desafío para conectarse con las mujeres en temas relacionados con la salud, el VIH y el SIDA.

“Las mujeres aquí tienen que pedir permiso a sus maridos para todo. Sin eso, ni siquiera moverán un dedo”, dice, y agrega que es igualmente desafiante hablar con hombres que “simplemente no están abiertos a tener una conversación y piensan que saben más”.

Ella cuenta la historia de un hombre VIH positivo que se casó sin revelarlo a su novia o a su familia. Luego, durante cada uno de los tres embarazos de su esposa, la obligó a abortar, alegando que no quería tener hijos en lugar de revelar su condición.

“Los hombres no se dan cuenta de que, según la ley india, no revelar su estado de VIH al casarse es un delito punible”, continúa. “En esta parte de Karnataka, a los hombres no les gusta ser educados o informados. No toman su medicación a tiempo, ni acuden a hacerse análisis de sangre regulares”.

Asha Kirana también organiza reuniones mensuales de grupos de apoyo para acompañar emocional y psicológicamente a los pacientes con VIH o SIDA.

“Tenemos que asegurarnos de que la gente se sienta apoyada y no renuncie a la vida”, dice el padre Vattakunnel.

“En última instancia, el objetivo es tener un futuro libre de VIH y SIDA, en el que todas las personas puedan prosperar y crecer”, dice. “Tenemos que hacer esto, especialmente para los pobres y los desatendidos de la sociedad”.

Anubha George es columnista y redactora de diversas publicaciones.

Obtenga más información sobre los servicios que se brindan a las personas con VIH o SIDA a través de la iglesia en la India en este video.

La Diferencia que Marca un Año

Refugiados en Armenia perseveran

Continúa la lucha para los desplazados por la fuerza de Nagorno-Karabaj hace casi un año, a pesar de los esfuerzos para integrarlos en la sociedad armenia. Añoran su tierra, viven sin una residencia permanente y enfrentan desafíos físicos, financieros y psicológicos.

Nagorno-Karabaj, una región en las montañas del Cáucaso sur en el actual Azerbaiyán, fue por siglos predominantemente étnicamente armenia. Se integró a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán como región autónoma en 1923. Con la caída de la Unión Soviética en 1991, los armenios étnicos se independizaron y renombraron el territorio como Artsaj. Libraron, desde 1988, una guerra de seis años contra Azerbaiyán por esta causa. A pesar del alto al fuego en 1994, en las décadas siguientes ocasionalmente ocurría un conflicto armado entre las dos partes. En 2020 estalló una segunda guerra, de 44 días, en la que los

armenios étnicos perdieron la mayor parte del territorio que reclamaron 29 años antes. Luego, en septiembre 2023, tras un bloqueo de nueve meses, Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar de un día, iniciando la evacuación de al menos 102.000 armenios étnicos a Armenia a través del corredor de Lachin. Cerca de un tercio eran menores de 19 años.

Yulia Sargsyan y su familia estaban entre los desplazados. Se asentaron en Artashat, provincia armenia de Ararat. Ararat, con una población de unos 260.000, acogió a más de 14.650 armenios étnicos el año pasado, la tercera comunidad más grande de desplazados en el país.

La joven de 14 años se reencontró con dos amigas cercanas de su tierra, lo que la ayudó a adaptarse a su nuevo entorno.

Asistir al Centro El Principito, donde recibe psicoterapia para su sueño interrumpido y miedo a ruidos fuertes y lugares oscuros, consecuencias del trauma que

experimentó en Nagorno-Karabaj, también ha sido útil, dice.

“Los maestros nos ayudan y nos animan a comunicarnos con niños de aquí”, dice Yulia, quien al principio tuvo dificultades para entender el dialecto armenio local. “He hecho muchos amigos aquí y he aprendido nuevas habilidades, como el bordado, que me ayuda a relajarme”.

El centro, dirigido por Caritas Armenia, apoya a niños vulnerables y sus familias. La psicóloga Suzy Sargsyan trabaja en el centro con unos 50 niños de Nagorno-Karabaj y sus padres. Los niños asisten dos veces por semana, reciben comidas calientes y participan en actividades, como pintura, clases de computación, clases de inglés, costura y deportes.

La psicóloga también da sesiones individuales y grupales sobre cómo manejar el estrés y expresar emociones. Los lugareños también asisten a los grupos, parte de una iniciativa para fomentar las amistades y la integración en la

Rima Avagyan, 69, y su nieta, Eva, 7, viven juntas en Armenia tras haber sido desplazadas por la fuerza de Nagorno-Karabaj en septiembre de 2023.

RESPONDIENDO A LAS NECESIDADES HUMANAS

Conexión CNEWA

Cuando más de 100.000 personas de etnia armenia huyeron a Armenia después de que Azerbaiyán se hiciera con el control de Nagorno-Karabaj en 2023, CNEWA apresuró la ayuda a sus socios, que les brindaron cuidado y atención a sus necesidades, incluyendo alimentos y refugio. Ahora centrados en gran medida en proyectos de recuperación, que incluye apoyo empresarial, mejoras de vivienda y proyectos de desarrollo económico, los socios de CNEWA sobre el terreno, Caritas Armenia y el ordinariato católico armenio, continúan apoyando a los refugiados a medida que se integran en la sociedad armenia. No solo satisfacen las necesidades inmediatas de las personas; brindan esperanza para el futuro.

Para apoyar a CNEWA en este trabajo, llame al: 1-800-4426392 (Estados Unidos) o 1-866-322-4441 (Canadá) o visite https://cnewa.org/es

Personal de Caritas Armenia da la bienvenida a los refugiados de Nagorno-Karabaj en Armenia en septiembre de 2023. Opuesto: Una enfermera y una trabajadora social de Caritas Armenia visitan a Sonya Avanesyan, dcha. La viuda huyó de Nagorno-Karabaj a Armenia el otoño pasado.

comunidad. Esas sesiones eran imposibles cuando las familias recién llegaron de Nagorno-Karabaj y buscaban satisfacer sus necesidades inmediatas de alimentos, refugio y ropa, dice.

Al principio, los niños de NagornoKarabaj estaban “perdidos y alienados”, añade. Pero, desde que se llegaron a la escuela, hicieron amigos y participaron en actividades extracurriculares, “sienten que son parte de nosotros”, dice.

En toda Armenia, hasta junio, había unos 17.300 niños de Nagorno-Karabaj matriculados en escuelas públicas, y unos 3.800 jóvenes asistiendo a universidades o instituciones de formación profesional. Sargsyan enfatiza la importancia de trabajar con los padres. “Mucho

depende de las actitudes y percepciones de los padres”, dice.

Muchos sufren de ansiedad, miedo y angustia y luchan por superar sus pérdidas por la guerra y su situación empobrecida en Armenia. Su estado psicológico afecta a sus hijos, que se deprimen y se vuelven retraídos, dice. Sargsyan busca explicar estas emociones desde un punto de vista psicológico.

“Pasaron por guerra, bloqueo y deportación. Les explico que ante esta situación, la ansiedad, el insomnio, la pérdida de apetito, es

“Debes actuar, usar cada minuto. Cientos de personas necesitan nuestro apoyo.
No podemos darnos el lujo de ser débiles”.

normal”, dice. “Cuando una persona entiende lo que está pasando, puede manejar la situación”.

El Centro El Principito también ofrece cursos sobre paternidad y oficios, como peluquería, barbería, sastrería y cosmetología, así como herramientas de trabajo y maquinaria, como máquinas de coser, para ayudar a los padres a ganarse la vida.

“Les damos a las familias estabilidad y habilidades para que puedan cuidarse a sí mismas”, dice Anush Zazyan, una trabajadora social. “No se trata de una ayuda

interminable, sino de empoderarlos para que sean autosuficientes”.

Según Tigran Khachatryan, viceprimer ministro de Armenia, hasta el 1 de junio, unas 17.000 personas desplazados habían encontrado trabajo, a pesar de la tasa de desempleo de Armenia, que ronda el 12%, y más de 1.000 registraron nuevos negocios. Además, casi 800 trabajadores de la salud de Nagorno-Karabaj recibieron capacitación adicional para trabajar en el sector de la salud de Armenia. Sin embargo, según el Servicio de Seguridad Nacional, hasta el 1 de

junio más de 10.300 de desplazados abandonaron Armenia para trabajar en otros lugares.

El padre y el hermano de Yulia, sin encontrar trabajo en Armenia, se fueron a Rusia en marzo. Ella y el resto de su familia planeaban unirse a ellos.

Vahe Poghosyan, 16, se inscribió en el curso de barbería de Caritas.

“Llevo más de un mes y ya estoy cortando el pelo, aunque tengo mucho por aprender”, dice.

Originario de Spitakashen, un pueblo de Nagorno-Karabaj, vive

en una casa en ruinas y sin un contrato de arrendamiento en las afueras de Artashat con sus padres, abuelos y dos hermanos menores. Sus padres son discapacitados y la familia depende de él como principal proveedor. Vahe espera que su familia no sea desalojada antes de que termine su curso.

Aunque el gobierno armenio tiene programas de ayuda para desplazados, incluido un suplemento de unos $130 para vivienda y utilidades, las familias a menudo tienen dificultades para pagar el alquiler y necesitan mudarse con frecuencia.

La afluencia de personas ha creado una crisis de vivienda en Armenia, con alquileres que se han disparado por la demanda. El alquiler de un apartamento de dos habitaciones, por ejemplo, más que triplicó desde 2019, de $100 a $360.

En abril, ARMSTAT, el comité de estadística de Armenia, publicó

nuevas cifras que indicaban que la población residente permanente en el país superaba los 3 millones, un aumento con respecto a los 2,98 millones del año anterior.

Un mes después, el gobierno armenio aprobó un programa estatal de asistencia a la vivienda para familias desplazadas forzosamente de Nagorno-Karabaj que adquieren la ciudadanía armenia. Hasta el 1 de junio, 2.075 habían solicitado la ciudadanía, de la cual se les concedió a 1.437, según Arpine Sargsyan, viceministra del Interior.

Además, casi 97.000 personas de Nagorno-Karabaj recibieron certificados de protección temporal, que les protegen de ser trasladadas a otro país de acuerdo con el derecho internacional.

La legislación armenia también garantiza beneficios sociales a los desplazados, incluyendo una pensión, subvenciones de maternidad y cuidado de niños, y

Vahe Poghosyan, izq., sus dos hermanos, abuelos y padres viven juntos en las afueras de Artashat, Armenia, tras haber huido de Nagorno-Karabaj. Opuesto: Vahe está aprendiendo a ser barbero para ayudar a mantener a su familia.

una subvención única por nacimiento de un hijo. Al 1 de junio, más de 26.000 armenios étnicos de Nagorno-Karabaj recibían pensiones y más de 80.000 estaban registrados en el programa de atención primaria de salud del estado, según Khachatryan, viceprimer ministro.

A medida que estos programas de vivienda se ponen en marcha, en respuesta a la escasez y los altos alquileres, el estado ha convertido espacios públicos, como gimnasios y antiguos jardines de infancia, en residencias temporales. En junio, por ejemplo, unas 40 personas, entre ellas padres solteros con hijos, se refugiaban en el antiguo hospital

Los padres de Vahe son discapacitados y la familia depende de él como el principal proveedor.

“Esta ayuda es vital para nuestros prójimo en situaciones difíciles, les da esperanza y les recuerdan que no están solos”.

de enfermedades infecciosas de Gyumri, en la provincia de Shirak —un viejo edificio abandonado— viviendo en condiciones extremadamente precarias, con una cocina y baños comunes. Caritas Armenia les proporcionaba alimentos y artículos de higiene.

“Esta ayuda es vital para nuestro prójimo en situaciones difíciles, les da esperanza y les recuerdan que no están solos”, dice Gagik Tarasyan, director ejecutivo de Caritas Armenia. “Nuestra visión no ha cambiado. Inspirados por la Biblia y las enseñanzas sociales de la Iglesia católica, nos esforzamos por crear un entorno en el que las

personas nunca están solas en su momento de necesidad”.

La pequeña comunidad católica de Armenia y sus organizaciones han asumido mayores responsabilidades en el cuidado de los desplazados, y Caritas Armenia ha ampliado sus actividades en las cinco provincias en las que sirve: Shirak, Lori, Gegharkunik, Syunik y Ararat. Junto con el ordinariato católico armenio, Caritas abrió las puertas de todos sus centros a los desplazados. El reverendo Grigor Mkrtchyan, rector de la Catedral de los Santos Mártires en Gyumri, dice que

Los refugiados de NagornoKarabaj, que se refugian en un antiguo hospital de enfermedades infecciosas en Gyumri, Armenia, reciben asistencia de Caritas Armenia.

cientos de personas de NagornoKarabaj fueron recibidas en las instalaciones de la iglesia y apoyadas directamente por las comunidades eclesiales locales el otoño pasado. Aunque la mayoría se mudó a diferentes pueblos — unas 20 familias cuyos miembros eligieron ser bautizados en la catedral han permanecido en la ciudad—, el padre Mkrtchyan dice

que la iglesia permanece “en contacto constante” con ellos.

“Los motivamos a participar en los eventos. Lo necesitan”, dice. “Sólo hay una regla: vivir en Cristo con amor y perdón”.

Ahora, tras un año de la evacuación masiva de armenios étnicos en Azerbaiyán, la mayoría de programas de respuesta rápida para los desplazados han pasado a programas de recuperación temprana, que incluyen apoyo empresarial, mejoras de vivienda y proyectos de desarrollo económico, dice Anahit Gevorgyan, gerente de programas de Caritas Armenia.

La organización trabaja en estrecha colaboración con el gobierno armenio y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en proyectos destinados a mejorar la situación de los desplazados, añade. Junto con el gobierno, Caritas Armenia planea estudiar la viabilidad de proporcionar mejores viviendas. Junto con ACNUR, trabaja para sensibilizar a los desplazados sobre sus derechos como refugiados en el derecho internacional, dice Gevorgyan.

“Cuantos más ayuda tengamos, más podremos hacer”, dice.

Vyacheslav Sargsyan, 67, vivió toda su vida en una espaciosa casa de dos pisos en Stepanakert, en NagornoKarabaj. Desde octubre de 2023, él, su esposa y sus dos hijas alquilan un apartamento oscuro y húmedo en la planta baja de Artashat, lejos del centro de la ciudad. La habitación principal es estrecha e incluye una cocina de esquina, un baño y una pequeña sala de estar con un sofá y dos sillones. El armario está casi vacío.

El señor Sargsyan recuerda el día en que dejó Stepanakert. “Fui a nuestra casa a buscar algunas cosas, pero el enemigo ya estaba cerca. Me apuntaron con un arma y no pude llevarme nada”, relata.

Su salud se deterioró drásticamente después de eso. En Armenia le diagnosticaron cáncer. Su esposa dice que las cirugías y los tratamientos lo han agotado, y sus malas condiciones de vida están deteriorando aún más su salud. Su único apoyo proviene de Caritas Armenia, que ofrece un programa desde 2016 que proporciona a 60 ancianos paquetes mensuales de medicamentos, alimentos e higiene, así como ropa y ropa de cama dos veces al año. El programa también incluye eventos, como excursiones y caminatas, para aquellos que puedan participar.

Los trabajadores sociales, cuidadores y enfermeras visitan regularmente a los Sargsyans mayores, comprueban su salud, les proporcionan alimentos y medicinas y les ayudan con las tareas domésticas. El señor Sargsyan no podía pagar sus medicinas sin el apoyo de Caritas.

“El simple hecho de que alguien nos visite e intercambie algunas palabras es de gran ayuda”, dice. “Solíamos tener un gran círculo social, pero ahora estamos completamente solos”.

Nelly Tatosyan, 38, trabajadora social, es una de los desplazados. El conflicto en la región desde 2020 provocó que su familia se mudara dentro de la región y luego a Armenia, donde se unió a Caritas Armenia para ayudar a sus compatriotas a adaptarse a una nueva vida. En junio, estaba embarazada de su tercer hijo.

“Solo trato de no pensar demasiado, de lo contrario, puedes volverte loco”, dice.

“Debes actuar, usar cada minuto. Cientos de personas necesitan nuestro apoyo. No podemos ser débiles”.

Gohar Abrahamyan cubre temas de justicia y paz en el Cáucaso para medios locales e internacionales.

Conozca a los armenios étnicos que están comenzando de nuevo en una tierra extraña pero familiar en este video.

Cerrando la Brecha del Hambre

Hermanas en Etiopía cuidan de los niños necesitados

por Hikma A. Abdulmejid con fotografías de Petterik Wiggers

NIÑOS NECESITADOS

Todos los estudiantes de la Escuela Divina Providencia en Debre Berhan reciben pan fresco a diario.

Conexión CNEWA

El compromiso de CNEWA con los pobres y vulnerables en Etiopía se ejemplifica a través de su programa de alimentación, que proporciona alimentos nutritivos a más de 18.000 estudiantes, especialmente en las regiones del norte, desde mediados de febrero hasta junio, meses típicamente de escasez de alimentos debido al ciclo de siembra. Durante los últimos seis años, CNEWA ha apoyado el programa de alimentación de la Escuela Divina Providencia en Debre Berhan, que proporciona alimentos saludables a más de 100 estudiantes diariamente. “Nunca nos falta harina y otras cosas que necesitamos para producir comidas para el programa escolar”, dice la hermana Elfnesh Teklu, S.D.P., superiora de la comunidad.

Para ayudar a combatir el hambre infantil en Etiopía, llame al: 1-800-442-6392 (Estados Unidos) o 1-866-322-4441 (Canadá) o visite cnewa.org/es/haga-una-donacion

En Etiopía central, a 80 millas al noreste de Addis Abeba, la capital, se encuentra Debre Berhan, a una altitud de 9,318 pies sobre el nivel del mar, la ciudad más alta del continente. La antigua ciudad en la región norte de Amhara creció significativamente con el establecimiento de una fábrica de lana y mantas en 1960, y luego con la construcción del Parque Industrial Debre Berhan, un centro de procesamiento agrícola, en 2019.

A pesar del crecimiento, muchos de sus 154.000 residentes se enfrentan a la pobreza debido a varios factores: inflación, malas condiciones agrícolas, alto índice de desempleo, afluencia de desplazados internos por la guerra en la vecina región de Tigray (2020-

2022) y el acceso inestable a la infraestructura de comunicaciones. El actual conflicto armado entre el gobierno etíope y la Fano, una milicia que dice representar al pueblo amhara, ha exacerbado estos desafíos.

Sin embargo, muchos residentes de Debre Berhan encuentran cierto alivio entre las Hermanas de la Divina Providencia para Niños Abandonados. Fundada por Mons. Francesco Torta en Piacenza, Italia, en 1921, esta pequeña congregación se dedica a servir a niños y familias vulnerables.

El impulso misionero de la congregación las llevó a Etiopía, a Mendida, en la región norte de Shewa, en 1971. Llegaron a Debre Berhan en 1972, y en 1988 fundaron la Escuela Divina Providencia, con

Pan fresco se hornea a diario en la cocina de la Escuela Divina Providencia como parte de un programa de alimentación.

sólo 48 alumnos y dos profesores. Hoy, hay más de 1.400 niños matriculados, desde kindergarten hasta octavo grado. Unos 3.500 estudiantes se han graduado desde la fundación de la escuela, y muchos pasaron a la escuela secundaria y a la educación superior.

La presencia de las hermanas en Debre Berhan ha sido transformadora. Además de brindar una excelente instrucción, la escuela ofrece a los estudiantes, de kindergarten hasta cuarto grado, un desayuno diario con pan recién horneado. El pan fresco reemplazó a las galletas empaquetadas en el 2006, cuando una benefactora donó un horno para la cocina de la escuela.

“Iniciamos el programa de alimentos cuando vimos que algunos estudiantes llegaban a la escuela sin haber desayunado”, dice la hermana Elfnesh Teklu, S.D.P., superiora de la comunidad.

La escuela brinda ayuda adicional, como un almuerzo diario, a los niños más necesitados. Las hermanas también exoneran la matrícula de 80 estudiantes y brindan a 50 estudiantes todos los materiales de aprendizaje, así como uniformes, confeccionados en el taller de costura de la escuela.

Etenesh Abebe, madre de dos, dice que las hermanas fueron un salvavidas después de la muerte de su esposo.

“Me quedé sin nada. Mi hija Tsion lloraba de hambre”, recuerda. Las hermanas “me animaron y empezaron a prepararle el almuerzo a mi hija. Su amabilidad ha sido una bendición”.

“El programa de alimentación me ha quitado un enorme peso de encima”, continúa. “Saber que Tsion recibe alimento y cuidados en la

escuela me permite concentrarme en encontrar trabajo”.

De los 110 estudiantes en el programa de almuerzo, 21 provienen de escuelas públicas cercanas.

“Cada inicio de año, el gobierno identifica a los estudiantes que no pueden pagar las comidas y los envía a la escuela [Divina Providencia], donde reciben comidas diarias”, dice Getnet Temtime, supervisor gubernamental de varias escuelas de la ciudad.

Temtime dice que el rendimiento académico de estos 21 estudiantes “ha mejorado notablemente”.

“El gobierno había planeado proporcionar leche y pan a los estudiantes de las escuelas públicas, pero nunca se implementó debido a limitaciones presupuestarias y al conflicto en la región de Amhara”, añade.

kindergarten en la escuela, ha estado notablemente más feliz y concentrada en aprender desde que comenzó el programa de alimentos.

Como principal sostén de su familia, Demelash dice que el programa de alimentos le ha brindado un alivio muy necesario.

“Me cuesta alimentar a mi hija todos los días. Antes de que comenzara a asistir al programa de alimentación, me estresaba constantemente al prepararle la comida”, dice.

Ella y su marido se mudaron de Gondar, en el norte de Amhara, a Debre Berhan hace ocho años, y el empleo inestable de su marido y el alto costo de la vida han sido una carga para la familia.

Dos hermanos, Endrias y Yeabkal Tsegaye, también asisten a la Escuela Divina Providencia. Su

“Los estudiantes ... ahora pueden concentrarse en sus estudios”.

La Escuela Divina Providencia llena este vacío.

Ketema Kitaw, director de la Escuela Atse Zereyaqob en Debre Berhan, dice que el impacto del programa de alimentación es evidente y mesurable entre sus estudiantes que caminan hasta la Escuela Divina Providencia para almorzar.

“Los estudiantes que antes estaban preocupados por su próxima comida ahora pueden concentrarse en sus estudios”, afirma. “El programa de alimentación de la Escuela Divina Providencia ha cambiado eso, mejorando significativamente el rendimiento académico y el bienestar de los estudiantes”.

Himanot Demelash dice que su hija, Nuhamin Aklate, que asiste al

padre, Amare Tsegaye, dice que el programa de alimentación le ha dado “tranquilidad”.

Él y su familia huyeron de la guerra en Tigray, donde trabajó como profesor. Al no poder encontrar un puesto de docente en Debre Berhan, aceptó un puesto mal remunerado como guardia de seguridad para mantener a su familia. Su esposa está desempleada y él es el único sustento.

El programa de alimentación de la escuela no sólo nutre a los dos niños, afirma, sino que también los motiva en su aprendizaje.

Hikma A. Abdulmejid es periodista independiente y profesora de periodismo y comunicaciones en la Universidad de Addis Abeba en Etiopía.

Que ningún estudiante pase hambre

cnewa.org/es

Obtenga más información sobre los esfuerzos de la iglesia para alimentar a los niños hambrientos en este video.

one @50

Nota de los directores: Para conmemorar el 50 aniversario de la revista ONE en inglés en 2024, cada número presenta una reimpresión de un artículo “clásico” que continúa captando la atención y el interés de los lectores años después de su publicación.

Esta edición presenta un artículo del padre jesuita John Long sobre la evolución de las relaciones católico-ortodoxas en la historia reciente. En el último año de vida del padre Long, Michael La Civita, director ejecutivo de ONE, se sentó con el ecumenista y registró sus recuerdos. Estas conversaciones derivaron en este artículo, publicado en ONE en julio de 2005, dos meses antes de la muerte del autor. El padre Long fue un destacado ecumenista de su época, que sirvió en el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (1963-1980) y en la Consulta Teológica Católico-Ortodoxa de América del Norte.

La explicación del padre Long sobre los avances en las relaciones católico-ortodoxas —y sobre las disputas centenarias que aún deben superarse— “desafiará e inspirará” a los lectores en el camino hacia la unidad.

Un siglo de relaciones católico-ortodoxas

En 1962, mientras era estudiante de posgrado, visité Monte Athos, la famosa montaña monástica de Grecia. Aunque los monjes ortodoxos me recibieron amablemente, me mostraron una pintura del emperador bizantino Miguel Paleólogo y un pontífice romano presidiendo la ejecución de un grupo de monjes ortodoxos que se negaron a aceptar la “unión” de las iglesias griega y romana proclamada en el Segundo Concilio de Lyon en 1274.

Ese incidente nunca ocurrió, pero fue una señal de la memoria histórica de agravios reales o imaginarios que han influido en las relaciones católicas y ortodoxas durante siglos.

En 1956, un sacerdote de la Universidad de Fordham llevó un grupo de universitarios a una iglesia ortodoxa. El sacerdote ortodoxo los recibió amablemente, les explicó la disposición de la iglesia y señalando el iconostasio, una mampara de íconos que divide el santuario de la

nave de una iglesia, les dijo que el sacramento eucarístico para los enfermos se guardaba detrás. Al salir de la iglesia, un estudiante preguntó al sacerdote católico si los ortodoxos tenían la Eucaristía como los católicos. Cuando dijo que sí, el estudiante dijo: “No noté que hiciera ninguna reverencia. ¿Está realmente Cristo presente?” “Sí”, dijo el sacerdote, “pero no quiere estar”.

Desde los primeros días de la iglesia, los seguidores de Jesucristo se han dividido en cuanto a cómo interpretar y practicar sus enseñanzas.

Mucho antes de que la Reforma Protestante dividiera al occidente cristiano en el siglo XVI, no menos de seis movimientos —descritos a menudo como económicos, lingüísticos, filosóficos, políticos o teológicos— dividieron a la iglesia primitiva, principalmente al oriente cristiano. En sólo cuatro décadas, hemos viajado mucho desde cuando estas historias eran la norma. No obstante, poco nos

divide hoy, excepto la costumbre de estar divididos.

Pero últimamente ha habido un buen número de declaraciones sobre un “invierno ecuménico” y el “diálogo vacilante” entre las iglesias del oriente y el occidente cristiano. A medida que avanzamos en este milenio, debemos reflexionar sobre nuestro pasado y rastrear los considerables avances realizados en nuestra búsqueda de la reconciliación y el restablecimiento de la plena comunión.

La primera mitad del siglo XX

La falta de comunión eclesial entre las tradiciones católicas y ortodoxas es el resultado de un distanciamiento que se remonta a siglos, atenuado y a veces exacerbado por los esfuerzos por restablecer la plena comunión.

Durante siglos, los cristianos orientales y occidentales mantuvieron una comunión eclesial fundamental a pesar de las diversidades. Pero el distanciamiento

se convirtió en separación a medida que cada tradición insistía cada vez más en su visión de la revelación de Dios en su Hijo y en la iglesia como la única visión correcta. Restablecer la plena comunión, por tanto, significaba un “regreso” de una comunidad a la otra. Los intentos de lograr una unión global fueron un fracaso, ya que el clero y los laicos de ambas comunidades no reconocieron la legitimidad de la diversidad en la unidad o la posibilidad de que, fundamentalmente, la comunión entre iglesias ya existía.

Esta política de retorno y uniformidad fue predominante en las iglesias católica y ortodoxa hasta mediados del siglo XX. En la católica, el retorno y la uniformidad fueron enfatizados particularmente después de la Reforma Protestante. La unidad era simplemente la plena comunión con la iglesia presidida por el obispo de Roma, fuera de la cual no había iglesia y pocas posibilidades de salvación. Así, se

El Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras I de Constantinopla intercambian su “tercer beso de paz” durante un servicio de oración en el Vaticano, el 26 de octubre de 1967.

fomentó la plena comunión con Roma, individual o nacional, incluso cuando el ideal de la comunión universal comenzó a considerarse inalcanzable.

Las acciones de tres papas del siglo XX —León XIII, que alentó a las iglesias católicas orientales a restaurar y renovar sus propias tradiciones mientras asumían un papel más decidido en la vida de toda la Iglesia católica; Benedicto XV, que fundó el Pontificio Instituto Oriental y la Sagrada Congregación para las Iglesias Orientales (ambos en 1917); y Pío XI, quien alentó la formación de comunidades católicas orientales con sus jerarquías adecuadas— aunque genuinas en su respeto por los ortodoxos, se basaban en la noción

de que los ortodoxos tenían que “regresar” a la comunión católica. Ésta siguió siendo la política oficial de la Iglesia católica bajo Pío XII. En 1896, el Patriarca Ecuménico Anthimos VII respondió con dureza a una carta sobre la unidad de León XIII, reiterando un tema ortodoxo de que para lograr la unidad los papas deben renunciar al papado y a todas las innovaciones del segundo milenio: la introducción del filioque —“y del Hijo” en el Credo de Nicea— la infalibilidad papal y las doctrinas de la Inmaculada Concepción y la asunción de la Virgen María. Incluso cuando los ortodoxos comenzaron a participar en el movimiento ecuménico en la década de 1920, eso no incluyó el diálogo con la iglesia de Roma. Continuaron las protestas públicas contra las actividades, e incluso la existencia, de las iglesias católicas orientales, llamadas “uniatas”. Se siguieron imprimiendo o reimprimiendo libros polémicos de estilo antiguo y, en algunas iglesias ortodoxas, continuó el rebautismo de los católicos.

Sin embargo, durante este tiempo se produjeron ciertas aperturas. La abadía benedictina de Amay, hoy en Chevetogne, Bélgica, fue pionera. Teólogos de Alemania y Francia desarrollaron contactos con teólogos ortodoxos en Grecia, Rumania y Europa occidental. Y los programas sociales católicos de posguerra en Europa para el gran número de refugiados ortodoxos del bloque soviético crearon lentamente un clima de confianza y voluntad. Se preparaba el terreno para un florecimiento de ideas que conducirían a la eclesiología renovada y reformada del Vaticano II (1962-65).

Una nueva mentalidad ecuménica

Un claro cambio entre católicos y ortodoxos comenzó con el pontificado de Juan XXIII y su

convocatoria de un concilio. Uno de los objetivos declarados del Vaticano II fue buscar caminos hacia la unidad de los cristianos. Sin embargo, no mucha gente entendió lo que quería decir el papa; incluso su comprensión de la unidad cristiana se desarrolló a medida que avanzaban los preparativos para el concilio.

Las iglesias ortodoxas estaban divididas cuando oyeron hablar por primera vez del concilio, y la mayoría lo consideró como un asunto interno de la Iglesia católica.

No obstante, poco nos divide hoy, excepto la costumbre de estar divididos. ”

Algunos en Grecia y el Medio Oriente mostraron cauteloso interés, mientras que los rusos fueron hostiles. Pero, las actitudes entre las iglesias ortodoxas de tradición bizantina cambiaron después de que el Patriarca Ecuménico Atenágoras I convocó la Primera Conferencia Panortodoxa en septiembre 1961. Para los católicos, los planes del concilio incluyeron la presencia de observadores no católicos. La recién creada Secretaría para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, después de superar dificultades

internas en Roma, envió invitaciones a varias iglesias. Inicialmente, la secretaría decidió invitar a los jefes de las distintas iglesias ortodoxas bizantinas autocéfalas (o independientes) a través del patriarca ecuménico. Pero, pronto quedó claro que cada iglesia deseaba decidir por sí misma la cuestión de la asistencia, lo que generó confusión e incertidumbre. Paradójicamente, sólo el patriarcado de Moscú contó con dos observadores presentes en la sesión inaugural del concilio.

Esto cambió a medida que los sacerdotes conciliares se abrieron a la idea de observadores y a que sus funciones quedaron mejor definidas. Los ortodoxos también determinaron que su iglesia en su conjunto debía decidir sobre lo oportuno del diálogo teológico con la Iglesia católica y la estructura y temas que lo caracterizarían. Cada iglesia autocéfala, sin embargo, fue libre de entablar cualquier tipo de relación que deseara, siempre que no implicara que hablaba en nombre de toda la ortodoxia.

El diálogo serio con aquellas iglesias ortodoxas que no están en comunión con Roma o Constantinopla, más conocidas como “ortodoxas orientales” — armenias, coptas, etíopes (y ahora eritreas), malankaras y siríacas ortodoxas— datan de este período. Aunque las relaciones católicas con estas comunidades no siempre fueron amistosas, ellas enviaron observadores a varias sesiones del Vaticano II.

La elección del Papa Pablo VI en junio de 1963 desencadenó acontecimientos que provocaron un cambio de clima. El intercambio de obsequios, cartas y delegaciones entre Roma, Constantinopla y Moscú —viene a la mente que Pablo y Atenágoras relegaron al olvido los acontecimientos de 1054, año en que las iglesias católica y ortodoxa se separaron

simbólicamente— fueron más que simples cortesías diplomáticas. Simbolizaron una realidad más profunda: el reconocimiento católico de la vida sacramental de estas iglesias, la realidad eclesial y la autoridad pastoral de sus obispos y sacerdotes, y la misión que estas iglesias tenían para con su propio pueblo y con el mundo.

Esta realidad se manifestó en “Unitatis redintegratio” o Decreto sobre el Ecumenismo del concilio, publicado el 21 de noviembre 1964. El decreto, base para el diálogo católico-ortodoxo moderno, estableció el principio de comunión real, aunque imperfecta, entre los cristianos y sus iglesias y comunidades. Pero el concilio identificó la “posición especial de las iglesias orientales”, reconociendo los orígenes apostólicos de muchas de sus creencias y prácticas, la posesión de verdaderos sacramentos, especialmente la Eucaristía, y la legitimidad de la diversidad en disciplina y costumbres, “puesto que son más acomodadas a la idiosincrasia de sus fieles y más adecuadas para promover el bien de sus almas. No siempre, es verdad, se ha observado bien este principio tradicional, pero su observancia es una condición previa absolutamente necesaria para el restablecimiento de la unión”.

El concilio dijo además que la diversidad legítima se aplica a las diferencias en las expresiones teológicas de la doctrina, que “más bien que oponerse entre sí, se completan”.

Un acontecimiento que caracterizó el pensamiento expresado en el decreto fue la visita de Pablo VI a Atenágoras en Estambul en julio 1967. El papa tomó la iniciativa, rompiendo el pensamiento predominante entre católicos de la época de que cualquier visita de este tipo llevaría al patriarca al papa, quien era el jefe de la sede preeminente y por

tanto de la iglesia. Al tomar la iniciativa, Pablo demostró que la autoridad en la iglesia no siempre significaba respetar el protocolo, sino el servicio; su visita demostró su disposición a servir a sus hermanos y hermanas ortodoxos. El papa aprovechó la visita para centrarse en la unidad que existía entre católicos y ortodoxos, a pesar de las diferencias reales que persistían. Citó la comunión de los primeros padres de la iglesia, quienes se aceptaron mutuamente a pesar de las diferencias en

Hemos

aprendido a

definirnos por lo que no somos. ”

por las tradiciones de cada uno. Todo elemento que pueda fortalecer los vínculos de la caridad, de la comunión y de la acción común es motivo de regocijo espiritual y debe ser promovido; todo lo que pueda dañar esta caridad, comunión y acción común debe ser eliminado con la gracia de Dios y la fuerza creadora del Espíritu Santo”. Afirmaron además que “el diálogo de la caridad... debe dar frutos de una cooperación que no sea egoísta, en el campo de la acción común a nivel pastoral, social e intelectual, con respeto mutuo por la fidelidad de cada uno a su propia iglesia. … [y nosotros] esperamos una mejor cooperación en obras de caridad, en ayuda a los refugiados y a los que sufren y en la promoción de la justicia y la paz en el mundo”. Con estas palabras, Pablo y Atenágoras trazaron un modelo para el diálogo de la caridad. No hay nada sentimental o emocional aquí; es al construir de acuerdo con este modelo que uno puede llegar a un diálogo teológico serio que pueda abordar eficazmente las cuestiones de fe y práctica que aún nos separan e impiden la plena comunión sacramental y canónica.

costumbres y expresiones teológicas de la única verdad.

Diálogo de caridad. A medida que se intensificaron los contactos entre católicos y ortodoxos, también la comprensión de lo que los separaba: la falta de caridad y el malentendido mutuo. “El verdadero diálogo de la caridad”, declararon el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras en una declaración conjunta en octubre 1967, “debe estar arraigado en la fidelidad total al único Señor Jesucristo y en el respeto mutuo

Relaciones católico-ortodoxas bizantinas. Desde el final del Vaticano II, se pueden discernir dos períodos en las relaciones católicas y ortodoxas bizantinas y quizás el comienzo de un tercero. El primero, que comienza con el fin del concilio en 1965 y termina aproximadamente con el colapso de la Unión Soviética en 1991, vio varios avances significativos hacia la reconciliación, entre ellos:

• Reconocimiento ortodoxo ruso de los matrimonios mixtos ante un sacerdote católico (1967).

• Permiso para admitir a los católicos a la Comunión en las iglesias ortodoxas rusas cuando no haya ninguna iglesia católica disponible (1969).

• Discusiones teológicas en Leningrado (1967), Bari (1970), Zagorsk (1973), Trento (1975), Odesa (1980) y Venecia (1987) que abordaron una variedad de temas, incluida la doctrina social de la iglesia, la formación religiosa, la iglesia en el mundo, secularización, evangelización, inculturación y el papel de la mujer.

• La creación de una comisión conjunta católico-ortodoxa en 1978, que delineó los objetivos y la metodología para el diálogo, cuyo propósito sería restablecer la plena comunión entre ambas iglesias.

• La primera declaración acordada de la comisión, “El Misterio de la Iglesia y de la Eucaristía a la luz del Misterio de la Santísima Trinidad”, producida en la segunda plenaria celebrada en Múnich en 1982.

• La segunda declaración acordada de la comisión, “Fe, Sacramentos y Unidad de la Iglesia”, después de largas discusiones en Creta (1984) y Bari (1986 y 1987).

• Una tercera declaración, que examinó la estructura sacramental de la iglesia, acordada por la comisión en New Valamo, Finlandia (1988). Sin embargo, reveló las crecientes tensiones entre católicos y ortodoxos por el resurgimiento de las iglesias católicas orientales en la era de Gorbachov. Esto resultó en la creación de una subcomisión especial para estudiar la cuestión del “uniatismo”.

• La culminación de esta era con las celebraciones que marcaron el aniversario mil del bautismo de la Rus’, en las que participaron 16 funcionarios de la Santa Sede,

El Papa Francisco se une al Patriarca Daniel de la Iglesia Ortodoxa Rumana para un servicio de oración en la Catedral de la Salvación del Pueblo en Bucarest, el 31 de mayo de 2019.

entre ellos nueve cardenales y este autor. El Papa Juan Pablo II publicó dos cartas notables para conmemorar el aniversario, reiterando los principios y objetivos del diálogo y la necesidad de que los católicos orientales participen en una actividad ecuménica sincera.

El segundo período, o “invierno ecuménico”, coincide con el resurgimiento de las iglesias católicas orientales de la Europa poscomunista. En la quinta sesión plenaria de la comisión conjunta católicoortodoxa celebrada en Freising,

El verdadero diálogo de la caridad debe estar arraigado en la fidelidad total al único Señor Jesucristo.

Alemania, en 1990, se esperaba que se abordaran las espinosas cuestiones de la autoridad y la primacía, incluida la primacía especial del obispo de Roma, pero eso desvaneció cuando los miembros ortodoxos insistieron en que se diera plena consideración al problema del “uniatismo”.

La comisión reconoció que el “uniatismo” —la creación de una iglesia católica oriental a partir de una iglesia ortodoxa paralela— se percibía como un método para buscar la unidad entre católicos y

ortodoxos sin tener en cuenta que la Iglesia ortodoxa es una iglesia hermana que ofrece medios de misericordia y salvación. Los miembros de la comisión pidieron la redacción de documentos para examinar el problema, pero en cierto sentido ya habían rechazado el “uniatismo”, que se oponía a la tradición común de ambas iglesias. Finalmente, un documento de trabajo formó la base de la cuarta declaración acordada de la comisión, “Uniatismo, Método de Unión del Pasado y la Búsqueda Actual de la Plena Comunión”, publicada en Balamand, Líbano, en 1993. Balamand destacó la “comunión” y las “iglesias hermanas”, rechazó el exclusivismo eclesiástico (uniformidad) y reafirmó que la expansión misionera católica a expensas de la Iglesia ortodoxa ya no puede aceptarse como método de unidad. Pero, la comisión reconoció el derecho de las iglesias católicas orientales a existir y responder a las necesidades espirituales de sus fieles. Obligadas por su comunión con la iglesia de Roma, sus actitudes hacia los ortodoxos, sin embargo, deberían guiarse por los principios esbozados por el Vaticano II y las declaraciones esclarecedoras de los papas. La declaración de Balamand también afirmó que las iglesias católicas orientales deben ocupar el lugar que les corresponde, a nivel local e internacional, en los diálogos sobre la caridad y la teología. La reacción hacia Balamand en los círculos católicos y ortodoxos ha sido mixta. Y a pesar de los esfuerzos de Juan Pablo II por eliminar los obstáculos al diálogo y de sus numerosos gestos —visitas a las iglesias ortodoxas de Antioquía, Bulgaria, Georgia, Grecia, Jerusalén, Rumania y Ucrania; la devolución de las reliquias tomadas por los cruzados medievales; designar iglesias para el uso litúrgico de varias comunidades ortodoxas en

Roma— las diferencias son grandes. La Comisión Internacional Conjunta, incluso en su reunión de junio 2000 en Emmitsburg, Maryland, no ha podido producir una declaración desde 1993.

La muerte en abril pasado de Juan Pablo II y la elección del cardenal Joseph Ratzinger como Papa Benedicto XVI pueden marcar el fin del “invierno ecuménico” y el comienzo de un deshielo. Alexei II, patriarca de Moscú y de toda la Rus’ (quien, si bien reconoce las propuestas y los gestos de Juan Pablo II, ha acusado repetidamente a la Iglesia greco-católica ucraniana de hacer proselitismo a expensas de la Iglesia ortodoxa rusa), por ejemplo, dijo en una declaración transmitida por Radio Vaticana que uno de los desafíos “cruciales” que católicos y ortodoxos deben abordar juntos es traer de vuelta los valores cristianos a Europa. Contaba mucho con Benedicto para trabajar juntos “contra la violencia, el egoísmo y el relativismo moral”.

Relaciones católico-ortodoxas orientales. Las diferencias católicas y ortodoxas bizantinas con la familia de iglesias ortodoxas orientales (armenia, copta, eritrea, etíope, malankara y siríaca) se remontan a las grandes controversias cristológicas de los siglos V y VI. Cada una de estas iglesias posee tradiciones litúrgicas, monásticas y pastorales que no son fácilmente entendidas por los teólogos latinos (romanos) o incluso bizantinos. Los observadores de todas estas iglesias ejercieron una presencia activa en el Vaticano II. Sin embargo, el mayor desarrollo entre católicos y ortodoxos orientales se inició con una serie de consultas teológicas no oficiales establecidas en 1964 por el cardenal Franz König, arzobispo de Viena.

La Fundación Pro-Oriente reunió a teólogos católicos, obispos y

teólogos de las distintas iglesias ortodoxas orientales que estudiaron en profundidad problemas comunes, muchos de ellos pastorales.

Hay acuerdo en que la cristología expresada por estas iglesias, que las separó de Roma y Constantinopla, no debe considerarse un factor de separación. No diferimos sustancialmente en nuestra comprensión de Jesucristo; de hecho, nuestras diferentes fórmulas teológicas buscan expresar la misma realidad:

“Confesamos que nuestro Señor, Dios, Salvador y Rey de todos nosotros, Jesucristo, es Dios perfecto con respecto a su divinidad, hombre perfecto con respecto a su humanidad”, declararon el Papa Pablo VI y el Papa Copto Ortodoxo Shenouda III en mayo 1973.

“En él su divinidad está unida a su humanidad en una unión real y perfecta, sin mezcla, sin aleación, sin confusión, sin alteración, sin división, sin separación. Su divinidad no se separó de su humanidad ni por un instante, ni por un abrir y cerrar de ojos. El que es Dios eterno e invisible se hizo visible en carne y tomó sobre sí forma de siervo. En él se conservan todas las propiedades de la divinidad y todas las propiedades de la humanidad, juntas en una unión real, perfecta, indivisible e inseparable”.

Aunque son prolijas, faltan algunas palabras muy significativas (persona, naturaleza, hipóstasis o sustancia), palabras en torno a las cuales giraron las controversias de los siglos V y VI; que desembocaron en amargura, fratricidio y separación que duró casi 15 siglos. Esta declaración conjunta se produjo llegando a la realidad de la fe escondida durante mucho tiempo detrás de palabras y fórmulas.

Para reconciliar y restaurar la plena comunión, los papas pidieron una comisión conjunta para guiar el

estudio común de la tradición, la patrística, la liturgia, la teología, la historia y los problemas pastorales prácticos, “para que mediante la cooperación en común podamos tratar de resolver, en un espíritu del respeto mutuo, las diferencias existentes entre nuestras iglesias y poder proclamar juntos el Evangelio de manera que corresponda al auténtico mensaje del Señor y a las necesidades y esperanzas del mundo de hoy”.

“Con sinceridad y urgencia”, declararon los papas, “recordamos que la verdadera caridad, arraigada en la fidelidad total al único Señor Jesucristo y en el respeto mutuo de las tradiciones de cada uno, es un elemento esencial de esta búsqueda de la comunión perfecta.

“En nombre de esta caridad, rechazamos toda forma de proselitismo, en el sentido de actos mediante los cuales las personas intentan perturbar sus comunidades, reclutando nuevos miembros unos de otros mediante métodos o actitudes mentales contrarias a las exigencias del amor cristiano o a lo que debe caracterizar las relaciones entre iglesias. Que cese donde pueda existir”.

Aunque la comisión conjunta católica y copta ortodoxa ha realizado un trabajo importante, particularmente en sus primeros años, el diálogo no ha progresado. Hay varias razones:

• Preocupación por la posición de los coptos en Egipto y las diásporas.

• Temor de proselitismo católico copto, que no parece bien fundado.

• Tradicionalismo entre algunos círculos monásticos y académicos coptos ortodoxos.

• Prácticas coptas ortodoxas ambiguas, como la práctica del “rebautismo” de los católicos que ingresan a la Iglesia copta ortodoxa, generalmente a través del matrimonio.

Los contactos con los coptos sólo continúan ocasionalmente. Sin embargo, las relaciones con los armenios, los malankara y los siro-ortodoxos continúan desarrollándose, abriendo vías de comprensión teológica y colaboración pastoral, especialmente en la educación, el trabajo caritativo y la vida familiar. En 2003 se creó una comisión internacional conjunta católica y ortodoxa oriental para proporcionar un foro para un mayor diálogo.

Un nuevo milenio: luces y sombras. Para quienes hemos participado en el diálogo entre las iglesias católica y ortodoxa estos últimos 40 años, ha sido una experiencia estimulante. A veces se necesita una buena dosis de realismo para recordarnos que, para lograr la reconciliación y restablecer la plena comunión, debemos superar un milenio de tensión, discordia, prejuicios y odio.

Hemos aprendido a definirnos por lo que no somos. Esta actitud sigue siendo común en el mundo en general y entre los cristianos en particular.

Los acontecimientos de los últimos 20 años (el desmoronamiento de la Unión Soviética y el declive de sus aliados, el aumento de la violencia en el Medio Oriente y la resurrección del nacionalismo en los Balcanes, por ejemplo) han puesto esto de relieve al liberar muchos de los sentimientos y emociones mantenidos bajo control durante al menos 50 años.

Los cristianos afectados por estos cambios, particularmente aquellos que alguna vez vivieron con algunas libertades limitadas y aquellos que ahora surgen del pozo de la opresión, tienen que reconocer que las relaciones entre el oriente y occidente cristianos han evolucionado.

En Europa, los líderes (muchos de los cuales, con o sin razón, eran

percibidos como colaboradores de regímenes opresivos) pidieron tanto clérigos como laicos, que acepten ideas y participen en actividades que consideren infieles a sus tradiciones y fe. Temen por sus identidades nacionales, culturales y espirituales, que parecen amenazadas. Y es posible que, de hecho, sea necesario desmantelar algunas instituciones cómodas, que han resistido pruebas a lo largo de los siglos.

Intimidados por la magnitud de la renovación y reevangelización cristiana, y escasos de recursos y personal, algunos en puestos de liderazgo no tienen tiempo para el ecumenismo.

Católicos y ortodoxos tienen un fuerte sentido de la vida eclesial y religiosa anclada en la tradición. Reconocemos que es una tradición viva en la que el Espíritu Santo está obrando constantemente, tanto en

El Papa Francisco y Karekin II, patriarca católicos de la Iglesia apostólica armenia, participan en un gesto de unidad durante una reunión ecuménica en Ereván, Armenia, el 25 de junio de 2016.

palabra como en sacramento. El núcleo de nuestras decepciones en estos últimos 15 años es nuestra lucha por mantener la tensión entre “la revelación dada una vez por todas a los santos” y el Espíritu que continúa hablando. Desde finales del siglo XIX, ese Espíritu ha estado obrando a medida que católicos y ortodoxos han progresado del distanciamiento a la reconciliación. Los acontecimientos de las últimas décadas no se pueden deshacer. Los documentos publicados no pueden ser anulados. Desafían e inspiran y, a medida que avanzamos en este nuevo milenio, nos juzgarán si los evitamos.

La Última Palabra Perspectivas del presidente

por Mons. Peter I. Vaccari

“Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’ Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’”.

(Mt 25,37-40)

Este año es el 75 aniversario de la Misión Pontificia, la agencia operativa de CNEWA en el Medio Oriente, establecida por el Papa Pío XII en 1949 para ayudar al pueblo palestino desplazado y sufriente.

Ofrezco esta reflexión después de las conmemoraciones por el aniversario en Jerusalén (12-17 de abril), Amán (15-17 de julio) y Beirut (18-21 de julio). Desde su fundación, la Misión Pontificia ha servido fielmente a esta región en tiempos de guerra, COVID-19, desastres naturales y una amplia gama de convulsiones sociopolíticas y económicas.

El desafío más reciente es la devastación y pérdida de vidas que comenzaron el 7 de octubre con el ataque de Hamás a Israel.

El cardenal Timothy M. Dolan, director de la junta directiva internacional de CNEWA, encabezó una delegación de CNEWA a Israel y Palestina en abril para conmemorar el 75 aniversario. Gracias a Joseph Hazboun, director regional de CNEWA-Misión Pontificia en Jerusalén, y su equipo, visitamos proyectos y programas, escuchamos a israelíes y palestinos, cuyos corazones han sido destrozados por el interminable ciclo de violencia, y participamos en las liturgias de aniversario en Jerusalén y en Beit Jala en Cisjordania.

El 14 de julio viajé a Jordania junto con Tresool SinghConway, directora financiera de CNEWA, y Thomas Varghese, director de programas de CNEWA.

Agradezco a Ra’ed Bahou, director regional de CNEWAMisión Pontificia para Jordania, y a su equipo por organizar nuestra agenda en Amán. Las visitas al Centro Jesuita, a las Franciscanas Misioneras de María, al Centro Comunitario Teresiano y a Beit Mariam, un centro extraescolar para niñas, demostraron el compromiso de la Misión Pontificia con la juventud, el

liderazgo laico, los refugiados, los pobres, las víctimas de abusos y la promoción de mayor diálogo y armonía entre las diversas culturas.

Nuestro encuentro con el nuncio apostólico, arzobispo Giovanni Pietro Dal Toso, confirmó la comunión de la Misión Pontificia con la Santa Sede. Durante la misa de aniversario del 17 de julio, el arzobispo habló del agradecimiento de la Santa Sede por el trabajo de la Misión Pontificia en su “actividad pastoral y humanitaria en favor de los jordanos y de los refugiados”.

“Su trabajo es una piedra en la construcción de un Medio Oriente pacífico”, afirmó.

Esto sólo es posible gracias a las oraciones y donaciones de nuestros generosos benefactores, la mayoría de los cuales viven en América del Norte.

El 18 de julio iniciamos nuestra visita a Líbano con una conferencia en el centro de prensa de la conferencia episcopal libanesa en Beirut. Hablamos con la prensa sobre el propósito único de la Misión Pontificia y la asociación que deseamos con los medios para contar nuestra historia.

Agradezco a Michel Constantin, director regional de CNEWA-Misión Pontificia para Líbano y Siria, y a su equipo por organizar nuestro itinerario en el Líbano, y mi posterior visita a Siria.

Visitamos dos hospitales en Líbano, incluyendo al hospital Libanés Geitawi, donde nuestro equipo de la Misión Pontificia estuvo en el terreno ofreciendo asistencia antes, durante y después de la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020.

El 19 de julio, el cardenal Bechara Boutros Rai, patriarca maronita de Antioquía y de todo Oriente, presidió y

predicó una Divina Liturgia para conmemorar el aniversario. Asistieron unos 300 invitados de Líbano y Siria. Luego, en una recepción organizada por nuestro equipo de Beirut, el trabajo de CNEWA-Misión Pontificia fue reconocido con cantos y aplausos.

También visitamos el campamento de refugiados de Dbayeh, en las afueras de Beirut, donde apoyamos programas de atención médica y humanitarios, educativos y de concientización en nombre de las familias palestinas, libanesas y sirias en el campamento. Asistimos a un taller organizado por Talitha Kum, una red internacional de religiosas católicas dedicada a la erradicación de la trata de personas en sus múltiples formas. “Talitha kum” es la frase en arameo que Jesús pronunció en el Evangelio de Marcos: “¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!” (5,41).

Mi visita a Siria el 22 de julio incluyó un tiempo con nuestros socios en Alepo: el arzobispado maronita de Alepo, los Maristas Azules y la Sociedad de San Vicente de Paúl. En Homs, mis visitas fueron para apoyar el trabajo del arzobispado siro-católico de Homs, Hama y Nebeq, junto con el arzobispado greco-católico melquita de Homs, Hama y Yabroud. El trabajo de CNEWA-Misión Pontificia en Siria incluye esfuerzos para ayudar en la reconstrucción después del terremoto de 2023.

Estas visitas por el 75 aniversario de la Misión Pontificia reflejan nuestro deseo de ser fieles al mandato de Jesús, que se encuentra en Mateo 25, 34-40: alimentar al hambriento, dar de beber al sediento y acoger al extranjero.

Nuestros equipos en Jerusalén, Amán y Beirut están dedicados al mandato evangélico y a nuestra misión eclesial papal. Estamos allí, “sobre el terreno”, y ofrecemos nuestra asistencia sin preguntas sobre fe

Tresool Singh-Conway visita a niños en el campo de refugiados de Dbayeh, en las afueras de Beirut, el 19 de julio.

religiosa, cultura, idioma, género, edad o política. Los representamos a ustedes, fieles católicos, que apoyan a quienes más desesperadamente necesitan un atisbo de curación y esperanza. Buscamos hacer sonreír a cada niño, ¡porque los niños que sonríen son hijos de esperanza!

Mientras reflexionamos sobre la gracia de este aniversario, les pido tres cosas: oraciones, que se familiaricen con nuestra historia y sus generosas donaciones según sus posibilidades.

El aniversario me ha enseñado la urgencia de esta hora. Por favor sea generoso. Planee asistir a nuestra tercera cena de gala anual en Nueva York el 9 de diciembre. Envíe su cheque a nuestra oficina por correo o haga una donación en línea en www.cnewa.org/es. ¡Gracias!

Finalmente, felicito y agradezco a todos los involucrados en la producción de la revista ONE por los 58 premios ganados en la Conferencia de Medios Católicos celebrada en Atlanta en junio. ¡Este año se cumple el 50 aniversario de la joya mediática insignia de CNEWA! Aplaudo el nivel de colaboración entre los equipos de comunicaciones y servicios creativos junto con todos los periodistas y fotógrafos, que informan desde las distintas regiones donde trabajamos, y nuestro personal regional en cuya experiencia confía el equipo editorial para sus artículos.

Con mi gratitud y oraciones, Peter I. Vaccari, Presidente

CNEWA una agencia papal para apoyo humanitario y pastoral

1011 First Avenue, New York, NY 10022-4195 • 1-212-826-1480 • cnewa@cnewa.org 223 Main Street, Ottawa, Ontario K1S 1C4 • 1-866-322-4441 • www.cnewa.ca

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