MÁXIMA EVOLUCIÓN COACH ROLANDO LÓPEZ
«La evolución espiritual no se manifiesta por la posibilidad de almacenar conocimientos, declamar verdades u obrar milagros, sino por la capacidad de corregir los propios errores» ― Rudolf Steiner Tenemos la herramienta, el don y la capacidad más elevada, especializada, sofisticada, sorprendente, versátil y poderosa de entre todas las demás formas de vida, por lo menos entre las que conocemos y entendemos: nuestra capacidad cerebral. Millones de años en este planeta encarando los más diversos desafíos, peligros y adversidades han permitido que nuestro ADN, generación tras generación, vaya modificando nuestros genes para irnos adaptando cada vez más y mejor al desafío de vivir y prosperar en este planeta. Para lograrlo, nuestro cuerpo renunció a desarrollar poderosas garras o colmillos; a capacidades para correr, saltar o sumergirnos excepcionalmente; o a la mejor visión, audición, olfato o gusto del mundo. Es más, en todas esas áreas, casi siempre quedamos al final de la lista en cuanto a los seres físicamente mejor dotados para la sobrevivencia.
Nuestro don se ha centrado, como dije anteriormente, en desarrollar el cerebro más complejo del reino animal y que se manifiesta específicamente en la capacidad para comprender la realidad que nos rodea para, así, visualizar y crear las mejores herramientas, sistemas y estrategias. ¡Esa es nuestra ventaja maestra! Todos — salvo muy raras excepciones — hemos sido dotados de un cerebro con un plan mega infinito de acceso a todas sus capacidades y funciones. Esa es la buena noticia. La mala noticia es que, debido a la programación recibida en nuestra infancia, hemos sido muy negligentes — por ignorancia, inconsciencia o incredulidad — respecto a obtener todas las ventajas de las altas facultades intelectuales. Aún si somos conscientes de ese potencial, a la mayoría de las personas se nos condiciona a centrar su uso casi exclusivamente en un área específica: el almacenamiento y recuperación de datos, conceptos, patrones y conductas. Eso nos hace operar en modalidad de robots y autómatas: dedicados a mantener el statu quo del sistema y circunstancias imperantes, mientras que nuestra ilimitada capacidad disruptiva creativa, transformativa y evolutiva es puesta en modo «avión» ¡Anulando y desperdiciando todo el aprendizaje y avance de quienes nos precedieron!