POR CONVICCIÓN PROPIA COACH ROLANDO LÓPEZ
«No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia.» ― Buda Gautama ➢ Nuestra vida es el reflejo y resultado de nuestras creencias.
➢ Una creencia es un pensamiento que, por sugestión, repetición o por un impacto emocional, se ha convertido para nosotros en una verdad, sin que necesariamente lo sea.
➢ Al principio, nosotros tenemos esos pensamientos o ideas. Una vez programada en nuestro subconsciente, ellos nos tienen a nosotros.
➢ Si nuestras creencias son frescas, actualizadas, individuales, comprobadas y sostenidas por hechos y datos de fuentes fidedignas, entonces estaremos viviendo a la luz de la verdad y cosechando sus frutos.
➢ Si, por el contrario, nuestras creencias son circunstanciales, culturales, dogmáticas y sin hechos o datos de fuentes fidedignas que los sostengan, estaremos viviendo y obteniendo resultados ilusorios, adversos y hasta letales.
➢ Al nacer, ninguno de nosotros vino con un manual de referencia acerca de quiénes somos, qué es la vida ni cuál es la mejor manera de experimentarla.
➢ La mayoría nos hemos conformado, como lo dije
anteriormente, a imitar lo que los demás hacen, a inferir lo que la vida es o a suponer de lo que la vida se trata.
➢ Todo esto, por supuesto, bajo la influencia — negativa o positiva, ingenua o intencional — de los entornos en los que nos desarrollamos.
➢ Así, los intereses políticos, sociales, económicos, religiosos y culturales, entre otros, dirigen sus baterías de creencias hacia cada recién llegado al mundo para amaestrarlo, adaptarlo, programarlo y prepararlo para servir a sus intereses.
➢ Con esto no quiero decir que todas las creencias que recibimos son malas, ¡de ninguna manera! ¡Muchísimas creencias tienen el potencial de darnos el soporte, valor y fundamentos imprescindibles para nuestro éxito en la vida! ¡Son el calostro cultural que contiene información indispensable y básica para la vida!
➢ Lo malo es que, junto con ese calostro, se nos introducen creencias limitantes que sabotean nuestro éxito más allá de la vida biológica e instintiva: una vida abundante y libre, llena de propósito y significado...
➢ Una vida que se experimenta no solo a lo largo, sino, también, a lo ancho, alto y profundo...
➢ Una vida libre de ataduras dogmáticas, que suelen hacer de nosotros solamente serviles criaturas autómatas, desempeñándonos como actores de reparto y no como los actores principales de nuestra propia película.
➢ Necesitamos, entonces, usar nuestro derecho y deber de mantenernos evaluando, actualizando, profundizando, renovando y experimentando — por convicción propia — los sistema de creencias más elevados y productivos.