Una noticia lamentable en 2008 fue el crecimiento del desplazamiento forzado a niveles comparables con el año 2002 y la consiguiente permanencia de esta forma de destierro y desarraigo, que ocurre por graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario, en medio del conflicto armado interno. Según el Sistema de Información sobre Desplazamiento Forzado y Derechos Humanos SISDHES, alrededor de 380.863 personas (76.172 núcleos familiares), fueron obligadas a abandonar sus lugares de vivienda o trabajo para sumarse al universo de víctimas de este delito de lesa humanidad.