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AMLO, el perfecto farsante
from Código Sur #385
by Código Sur
Andrés Manuel López Obrador, quien se dice presidente de México, ha deteriorado y ofendido la investidura de la institución presidencial. Se comporta como un peleador callejero cada vez que se dirige a su audiencia para insultar a los que están en contra de sus políticas públicas equivocadas y de sus intentos de dictadura sin contrapesos.
Hace unos días, en una de sus soporíferas mañaneras, agredió al ministro en retiro José Ramón Cossío, al llamarlo corruptazo, conservador e hipócrita.
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Le dijo exactamente lo que es López Obrador: corrupto, simulador e hipócrita. El desacato del ex ministro fue por haberlo propuesto como orador en la segunda marcha para exhibir las tropelías y los intentos golpistas de López Obrador para tener el control de la elección presidencial de 2024.
La segunda marcha fue la segunda llamada para decirle al sedicente Presidente de México que nada le garantiza el triunfo del próximo año.
Como niño retobón ya amenazó que el 18 de marzo organizará su propia marcha para demostrar que su fuerza es mayor que la manifestada el 26 de febrero por un movimiento auténtico, sin acarreos, en los que la sociedad civil se manifestó, independientemente de estar en contra el Plan B, como un mensaje de coraje dirigido a López Obrador. El aserto anterior tiene sustento. Con absoluto desprecio y sin respeto por la figura presidencial, los manifestantes coreaban frente al Palacio Nacional:
“¡fuera López, fuera López, fuera López!”, repetido incesantemente por quienes se manifestaron en contra de un remedo de dictador.
Fue una respuesta ciudadana, por las burlas y amenazas desde las Mañaneras, cuando en la primera marcha, López se ufanaba de que los manifestantes se abstuvieron de llegar al Zócalo porque no podían ocuparlo en su totalidad.
La marcha del 26 de febrero le demostró que la sociedad no solamente copó el Zócalo de la Ciudad de México, sino que además rebasó en mucho las expectativas.
Cientos de miles de ciudadanos se quedaron atrapados en las calles aledañas ante la imposibilidad de llegar la Plaza de la Constitución.
López Obrador es el perfecto farsante. Critica hoy lo que ayer era bandera para oponerse a gobiernos autoritarios del PRI y de la antidemocracia. Recuérdese que sus recursos favoritos eran las marchas, protestas, plantones y tomas de pozos petroleros en Tabasco para inconformarse en contra del sistema político mexicano.
En el libro de Jaime Avilés, “AMLO vida privada de un hombre público”, López
Obrador manifestaba que el mayor problema de México era la falta de democracia. Exactamente lo que hoy pretende con su reforma electoral y su Plan B para desarticular al Instituto Nacional Electoral y tener el control de la elección presidencial.
La marcha del 13 de noviembre de 2022 y la del 26 de febrero anterior, le demostraron que ya no tiene el control de los próximos procesos electorales, incluidas las elecciones del Estado de México y de Coahuila.
Más de 100 ciudades se manifestaron en el país bajo el lema de “Mi voto no se toca”, en la que participaron 117 organizaciones sociales en protesta por reformas electorales que atentan en contra de la ciudadanía y del electorado. Se suma a las concentraciones de la capital de la República y de 100 ciudades más en el país, las que se registraron en lugares tan lejanos como Estados Unidos, España, Francia y Suiza. Esa expresión espontánea le demostró a López Obrador que hay demasiada sociedad para tan poco gobierno. Con su actitud beligerante y de polarización, pretende seguir los pasos de los asesinos Fidel y Raúl Castro en Cuba. Así lo ha demostrado al permitir que el dictador Miguel Díaz-Canel vulnerara la soberanía nacional, cuando el 16 de septiembre de 2021, conmemoración del día de la Independencia Nacional, al pronunciar el discurso oficial en nombre del pueblo de México, y desde luego de los tres Poderes.
Y de nuevo López Obrador volvió a ofender a las instituciones de la República al entregarle al heredero de la dictadura cubana la medalla de la Orden Mexicana del Águila Azteca. ¿Qué méritos tiene el represor Miguel Díaz-Canel?, cuando que esa condecoración se entrega solamente a extranjeros distinguidos. Díaz-Canel sólo puede presumir de tener a un pueblo cubano sumido en la miseria y 64 años de dictadura sin poder elegir a sus gobernantes. Es lo que quisiera el señor López con sus intentos electorales golpistas. Sólo que las dos marchas ya le anticiparon su derrota, y de ganar la oposición, le espera la cárcel. Admira a Nicolás Maduro, el célebre represor venezolano, invitado de honor en su toma de protesta en agravio del pueblo de México. Y desde luego comparte los métodos del otro bandido represor de Nicaragua, Daniel Ortega, presidente a perpetuidad que hace el uno-dos con su repudiada esposa Rosa Murillo, vicepresidenta de Nicaragua. La convocatoria del 13 de noviembre y del 26 de febrero tuvo más eco de lo esperado. Reunió a las diferentes clases sociales, a las diversas ideologías y aun a los adversarios políticos, pero el mayor
Roberto Domínguez Cortés / Impacto
mérito de trascendencia fue la espontaneidad de la reunión de la República, sin acarreos como acostumbra el cada vez más deteriorado Peje.
Traidor y mentiroso como es López Obrador, frustró sus intentos de minimizar la espontaneidad ciudadana, al asegurar que la marcha era en defensa de Genaro García Luna.
Ridícula y de carcajada una afirmación de ese tamaño. Al contrario. Al enjuiciar a García Luna en Estados Unidos, es una vergüenza para el gobierno de López Obrador. Los delitos que cometió el ex secretario de Seguridad Pública fueron en territorio mexicano y el gobierno de López no tuvo los tamaños para enjuiciarlo, pero sí el miedo de evitar proceder en contra del antiguo colaborador calderonista.
Mario Delgado, el bufón de la Cuarta Transformación y confeso delincuente electoral, aseguró que la marcha del 26 de febrero fue una simulación en contra de la 4T que se instrumenta a nivel nacional. Y como complemento a su falso discurso democrático, asegura también que la concentración social fue para defender a García Luna y a Felipe Calderón. Ya en intervenciones anteriores se ha atrevido a hacer pronunciamientos fascistoides. Uno de los más recordados fue cuando textual se pronunció en contra de los órganos autónomos de la incipiente democracia mexicana: “Hay que destruir al INE”, diría este comparsa de la represión lopezobradorista.
Sabrá este espúreo dirigente partidario que a raíz de la fundación del INE, el PRI perdió la mayoría en el Congreso de la Unión en 1997. Que gracias al INE se han sucedido tres alternancias en la Presidencia de la República. La de Ernesto Zedillo del PRI a la de Vicente Fox en el 2000. La de Felipe Calderón a Peña Nieto en el 2012. Y la de Peña Nieto a López Obrador en el 2018.
Por todos estos méritos indiscutibles del Instituto Nacional Electoral, y de procesos electorales impecables, la presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica, Eugenia María Zamora Chavarría, otorgó al INE el premio “Cátedra de la Democracia”, por su aporte a la democracia en América Latina. Sin mencionarlo fue una severa censura del gobierno costarriqueño a López Obrador por las descalificaciones y diatribas en contra del órgano electoral mexicano. Lo saludable en una República es la división de Poderes a lo cual López Obrador todos los días intenta concentrar los tres Poderes en su persona. Esos propósitos ya se vieron frustrados, ahora que el pueblo se ha convertido en el verdadero equilibrio, ante las fallas del Legislativo y Judicial.