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re EL AMOR e|

La Bruyére ha dicho la verdad: Estar c m aquella á quien se ama; eso basta Podemos aplicar al Amer lo que Foero dice del destino: Sus pies.son delicados, por jue anda, no sobre el suelo, sino sobre las cibezas de 'os honbres .

El amor y la razón se reparten la vida del hombre.

El amor es buero y de larga resistencia, el amor esbun3 y nocree eu el mal, el amor es mas poderoso que la muerte, por eso danos el amor exclam: Melanípides.

Pero ni el soplo de lo aurora al levantarse con el cástico arrobador de las madrugadoras avecillas, ni la salida del sol, sobre esta ticr a deliciosa, mi las hierbas, ni los frutos ni las flores chispeantes de rocío. ni los perfumes después de la lluvia, ni la tarde encantadora y apacible, ni la callada noche con sus aves de pesado vuelo, ni los paseos á la luz de la luna ó al centelleante reflejo de las estrellar, nada es dulce sin tí.

Shakespeare habla, como lo hace á menudo, en nomb.e de millares de personas cuando lo dice: Ella es mía; y soy tan rico, poseyendo tal joya, como si fuese dueño de veinte mares cuyas arenas fuesen perlas, néctar el aguayoropurolasrocas.

Cuando hablo conégo, dice Milton, olvido el tiempe, las estac¡¿nes y sus cambios; todos me agradan igualmente. Dulce es el soplo de la aurora y es dulce su salida, con el cántico arrobador de las madrugadoras avecillas; grato es el sol cuando comienza á difundir sobre esta tierra deliciosa sus rayos deslumbrantes sobre la hierba, los árbo:?s, los frutos y las flores chispeantes de rocío;: la tierra iértil qúedá embalsamada después de suaves aguaceros, y dulce es la aproximación de la tarde apacible y encantadora; luego viene la callada noche, con sus aves melancólicas, y con su hermosa luna rodeada por las pedrefías del cielo, su cortejo de estrellas.

Papeles viejos

Se queja nuestro amigo queridísimo don PedroMa.Descartes,dequeelgeneralMiles, _al reseñar los episodios de la guerra hispanoyanki, no menciona sus servicios.

Servicios prestados de buena fe á la causa de los Estados Unidos.

Pero ¿cómo pretende, amigo don Pedro, que el general Miles se acordara de ios que le ayudaron exponiendo la pelleja, cuando se ha olvidado hasta de los ofrecimientos que hicie:a á los puertorriqueños?

Aquellos generales resultaron unos tios c>n toda la barba, y aun así, créalo, amigo don Pedro, eran preferibles á los ceziles que nos mandan ahora.

Entre las nerviosidades de Hen:v ó los expertos de ahora, me quedo con Henry

Uu amor verdadero enmnoblece siempre. Más vale haber amado y perdido lo que se amaba, que nu haber amado nunca, dice Tenuyson.

Quizás ninguna mujer ha sido elogiada de una manera más encantadora que lo fué El:sabeth Hastings por Steele, cuando dijo que conocerla era instruirse.

El amor, e! verdadero amor se desarrolla y se hace mas profundo con el tiempo. Un marido y una mujer verdaderamente unidos viven el nno para el otro, puesto que vivir y amar es una sola cosa.

JoHN LUBOCK.

Y no digamos naca de Davis, que podía dar lecciones de lo que es gobernar un país á toda la plaga que hemos soportado desde el desaguisado de Foraker, que Dios conserve en salsa de tomates.

No haga caso don Pedro de los olvidos de Miles.

Ojalá no se acordara nmunca de usted. que es, ignorado de esta gente, como mejcr se vive.

¿Sabéis lo que bebe ese hombre en el vaso que vacila en su mano, temblorosa de embriaguez? HBebe las lágrimas, la sangre la vida de su esposa y de sus hijos.

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