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PUES SEÑOR.... É

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CABOS ATADOS a

CABOS ATADOS a

Erase que se era un cura (sino de misa y olla, porque si sobraba la primera, faltaba la segunda) el cual, creyendo ya imposible sostenerse por más tiempo en estado de santi dad, ideó llamar á sus feligreses, y, efectiva mente, los llamó, hablándoles de este modo:

Mis queridos hermanos: muy pocas ralabras, porque poca es mi saliva y muy gr:nCe mi debilidad....Me muero de hambre....

Amados mios, cuando oigais tocar la campana, acudid con algo alimenticio y que os bendiga el Señor....

Lloraron muchos de pena, pero el más afli gido fué el maestro Colás, zapatero de la calle del Sol, quien, (no el sol, el zapatero) apenas hubo llegado á su casa, llamó á la mujer para decirle:

Oye, Blasa, y qué heregías más grande hay en nuestro pueblo. ...? Figúrate que el -padre Cura se muere de necesidad y que se ve obligado á tocar la camfana en cuanto le aprieta la tripa....; porque hay que fijarse mujer, los curas también tienen tripa....

Vaya que si tienen, Colás, y algunos más que otros.... -

Pues mira tú, mujer, que yo venía pen sando en una cosa.

En cuál....?

Pues en que le preparases un poco de manjar blanco; á té de Colás que se chupará los dedos,

Cómo no, querido, que cristianos somos y con alguna cosa de ganarse ha la gloria de Dios,

Y no hubo que decir más de este asunto: sino que doña Blasa envió por los ingredientes, y al par de horas, el olor del manjar blanco Negaba hasta las narices de Juaniquillo el aprendiz, por mal mote Zambezuelas.

Más, resultó también, que, como se acabase el engrudo, y Juaniquillo tuviera que ir 24 fogón para prepararlo, fué tal su destreza que entre el uno y el otro, quiero decir, entre el engrudo y el manjar, no había quien los distinguiese.

Dejólos ambos sobre una tablilla y sentóse á tirar de la lezna.

Como á la media hora, el maestro Colás dió un brinco sobre su banqueta.

Tan..tan..tan..tan..tan..tan, .

Blasa....! Blasa una zuela.

¿Qué quieres, Colás....?

Tú no oyes....?

S8i, la campana del padre Cura....

Pues envíale el manjar....

Juaniquillo martilleaba -sobre dale que dale....

Oye, tú, pillín.... díjole el maestrocoge un plato de manjar y llévaselo al padre Cura. Dile que se lo coma y nos eche la bendición.

Y Juaniquillo (a) Lambezuelas, más alegre que unas pascuas, de un salto se puso en la cocina y de otro en la casa del señor Cura, á quien halló con las manos sobre la barriga. signo gráfico Ce debilidad, Buenos días, fater....

A títe los de Dios, que para mí no ha amanecido. ...

Pues la luz traigo del amanecer que para su ilustrísima preparó la señora de mi maestro.. Tómesela vuestra Paternidad, y así goce de ella como yo de la que para mí reservo, que este manjar no es comida de herejes....

Y se fué Juaniquillo no sin inclinarse y hasta hacer la señal de la Cruz.

Al-otro día, Juaniquillo estaba satisfecho: metía á cada rato la mano en el engrudo y lo sacaba á pelotones. Después, untábalo sobre la zuela y comenzaba á lamer

Notóle el maestro Colás. y le dijo:

Oh. hijo de tal.... Y -come embarras la obra y lambeteas de lo lindo....

... Ji....!- respondió el gran tuno Es que está flojo el engrú.

Flojo, y te lo comes....? Déjame acá á ver..

Y le metió la lengua.

Ah, hijo de perra....'Sinvergiienza....! Si esto no es engrú! Blasa'.... Blasa...., Ven acá, que este píllo nos está engañando..., Llegó la mujer y, efectivamente. aquello no era engrudo, era el manjar-.

Ah, tunante....! Si debiera romperte esta horma en la cabeza....! Le illevaste el engrudo al pater y te quedaste tú con el manjar!.... Desgraciado de mí, y cómo estará el estómago del párreco

Y sin esperar más, echó á correr hacia la casa del cura.

Lo encontró satisfecho, y: quiera que no quieras, tuvc que dejarse abrazar.

Oh. bendito Colás....! Usted es un buen

Consejos

A mi primogénito:

No des albergue á las pasiones ruines, aunque te hieran en innoble lidia los míseres zarpazos de la envidia y la injuría procaz de los caines

Persig 1e siempre generosos fines, lejos de la traición y de la insidia, y defiende animoso y sin desidia las causas de los grandes paladines.

El honor para el hombre es le primero, y es natural que á su defensa acudas, sin imitar al luchador artero que, de la vida en las batallas rudas, puede marir cual Cristo en un mader», iy se cuelga de un árbol como Judas! rgog, FELIX CORDOVA DAVILA. hijo de Dios y le coucedo cien mil años de indulgencias. ...

Perdón, señor Cura....!

Perdóname á mí, que no puedo pagar tantas bondades....!

Maestro Colás no pudo aguantarse, y de hinojos á los pies del sacerdote, empezó á deT

-Perdón....! Perdón, señor Cura....! No fuí yo, que fué Juaniquillo, el canalla del aprendiz, que en vez del manjar. le trajo el engrudo,

-Alabado sea Dios...., y como manifiesta su gracia! Has de saber, Colás, que por eso no he sentido más hambre, y sin duda fué que el engrudo me pegó las tripaz....

Y, efectivamente: á los pocos días llevaban á enterrar al señor Cura.

M. GONZALEZ GARCIA.

Bienvenidos

Después de una larga ausencia, durante la cual ha nosechado dinero y aplausos, vuelve á Puerto Rico, donde cuenta con generales simpatías, Realito, el barítono que tantas veces_hizo las delicias de nuestro público.

Mi Deseo

HMas sido tú, entre todas las mujeres. la que encendió la llama abrasadora de la voraz pasión que me devora, puesto que entre las bellas reina eres

Si del placer la fuentt brindar quieres á mis ansias cedierdo bierhechora, <on mi ardoroso labio, hora tras hora, la sed podré calmar de los placeres.

De la lecura ya los linces teco con mi pasión, y anhelo sin medidair libando el placer poqu to á poce hasta sentir la intensa sacudida del espasmo brutal de un £oce loco que me deje en tus brazos sin la vida.

Viene acompañado de <su distinguida espo-sa y se proponen pasar una corta temporadaal lado de sus familiares.

La peregrinación

Hay gran animación para la que se está organizando con motivo del centenario Ce la iglesia católica en Puerto Rico.

Los que tengan medios, pves en los tiempos que corremos, hasta pora ser pere-rino se necesita dinero, deben aprovechar esta opcrtunidad.

Brillante artículo

Reproducimos un editorial de nuestro querido colega el Boletin Mercantil por sestener nosotros idéntico criterio acerca del particular.

Entendemos que se pueden dar gracias Dios sin faltar á la verdad.

Por fin se va Villaverde. Menos mal, que ya tenemos algún motivo para dar gracias á Dios el día 30.

¡Salir de Villaverde!

¿Les parece á ustede poco?

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