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Pro Guaynabo Echándole maíz
Ante la consideración de la E cámara está un proyecto de ley A 4 ye
+ concediendo la independencia á Guaynabo.
El año pasado fracasó el provecto, y este año está costando mucho . trabajo sacarlo al otro lado
Dicen que el Attorney opina, v cuando el Attorney opina hay que esperar algun desaguisado que no es partidario de que se independicen los pueblos pequeños.
¡Como no! A esprecisamente, debe él el ser Altorney.
Pero una cámara unionista, á raíz de un manifiesto en que se defiende con más cariño que nunca la base 5a; no puede oponerse á la independencia de Guaynabo
No olviden los delegados que sopla viento de fronda
Lo aplaudimos
La actitud del Lcdo. Acosta, fiscal de la corte de Humacao, merece uu síncero: aplauso, que le tributamos gustosos
Lo que viene ocurrienido en el país con los incendios, es verdaderamente alarmante y es preciso asumir una actitud enérgica, como la asumida por el fiscal Acosta
Quintero, para bien de la paz publica y del crédito de Puerto Rico
Celebridad fácil
¡Adios! exclamamaba un pasajero que va de Nueva Yorx á Hoboken por vapor de río El viento me llevó el sombrero que tenía mis iniciales y la gente va á creer que me tiré al agua ¡Pobre animalito! cómo me lo han dejado los unionista! -No te_ apures, hombre, le Pero las cosas han cambiado. Y aunque se gaste algo en dice uno que va con él-asíte imaíz, vale la pena de alimentarlo para las próximas eleccioharás celebre por un par de se- mes manas Y si en las próximas no pica hay que salir de este pájar
LA ORACION DEL HOMBRE au as
SCUCHA mi palabra y atiende mioracion, ¡oh Jeova!, para quien nada hay de imposible ni escondido.
Dice mi corazón: haz que la corriente de la vida retroceda en su cauce hácia las fuentes misteriosas, y no descienda al mar donde todo se anega y se confunde. Nadade lo que pasó era pasado y nada de lo vivido vive.
Vuelve á caer el mundo y creáme. Tú á mi 'oh Jehová!, del limo y de la tierra !Tú y yo estaremos solos en plenitud del tiempo y del espíritu. Tú, el señor: vyo, el siervo. Y oiré tu voz y entenderé tu manda miento.
Pon mi soledad en el jardín quen estienden los cuatro ríos, vuelve á decir al primer hombre: De todo fruto de i¡os árboles del huerto comerás; más no de este árbol, que es el de la ciencia del bien y del mal. Morirás el día que de su fruto comieses.
No necesitará mi flaqueza del conjuro de hembras ni serpientes. Tú y yo estaremos solos en la universal llamarada del espíritu.
Y yo consciente, rebelde, setenta veces peca cador, comeré del fruto y saciaré mi gloria en los juegos del árbol del bien y del mal, de la vida y de la muerte.
¿Por qué señalaste 4 mi apetito ese árbol de toda ciencia? Me diste los ojos para ver la luz ¿cómo lo cerreré con las tinieblas? Me diste el oido para sentir la música admirable de las cosa y el ritmo puro de la palabras ¿cómo volveré silencioso al mundo? Me diste la finura del tacto para oler los gratos
Mi Reliquia
Llevo siempre en el viejo relicario el rizo de cabellos que me diste ¡reliquia de un amor imaginario de una loca pasión que va no existe
Cuando con paso vacilante y triste llego al nido desierto y solitario. mi corazóan que an adorarte insiste se estremece á la vista del Santuario
Todo-está como entonces' aquel lecho que abrigó nuestro amor, ahora deshecho lo envuelve como fúnebre sudario aromas, para gustar las buenas especiee y 1a ra apetccer las tersas y tibtas snavidades; ¿Como negaré ese goce á mi corazon y á mis sentidos?
Me has dado la lumbre de un entendimien to como lámpara d e alabastro enc nCida y puesta en el altar; ¿cómo apagaré esa lán para y me uniré á las bestias en la « b curicad de su instinto?
Yo pecaré, Señor, comiendo del fruto. inte rrogando á la Esfirge, protananco los veles de todo lo arcano. gulpeando en lasy uertas de roda sabiduría y de todo misterio Es n ás fuerte mi necesidad que mi conciencia
Castígane s, si es tu volunt:C, con el dolor a la muerte á mi pecador, y á mi descender cial pecád(1ra_ Aflígenos con todas las corgojas del nacer, del vivir y del morir en un nido de espinas; más redimamos nuestro :fán y purifiquemos tu misericordia
Destiérranos del jardín que riegan los cuatro ríos y habita el hada de los ensuefos de serenidad perdurable arióiancs en el Ces: m paro doliente del tormento de la miseria y de la infamia, pero déjanos. ¡oh Dios'. mojar los labios en ese jugo supremo de la justicia » sabiduría.
Déjanos pisar los lindes del Bien y del Mal para llegar á lo alto de las ideas v á lo hondo de las cosas, y sea cumplida la palabra alen tadora del mandato.
¡Sed perfectos cono nuestra ¡adre que está en los cielos, es perfecto!
De aquel tiempo feliz, solo subsiste el rizo de cabellos que me diste testigo de tu olvido y mi calvario....
Resario Gansore de Sangenís
La sensatez iQuiá! Los hombres sensatos no tien n mujer
¿De dónde viene? pregunta la esposa ] marido, que llega un poco tarde Querida, la mujer sensata nunca hace tales pregentas Vaya, que ustedes los sensatos. luez preguntones son.