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DIAZ

DIAZ

Í-Xqui otra vez: eñ la Ciudad hermosa Donde pasé mis infantiles días, Bebiendo como alegre marij csa, En cálices de luz mis alegrías. . e Aquí otra vez a coronar mi anhelo De embr:a.garme en tu magla seductora, Antes que el alma. remoutando el vuelo, Busque el-fulgor de la eternal aurora.

_Y eres lo mismo que en mi edad temprana Unastro de perpetuos resplandores: Nereida de la costa borincana, l uciendo perlas y ostentando fiores.

Es verdad que ahora estás embellecida - Con los ricos matices del progreso, Pórque en fu seno virginal anida De la cultura el fecundante beso.

Pero a mi se me antoja, y no es quimera, Verte tal cual te contemplé en mi infancia: Tu misma costa turbulenta y fiera, Y tus campiñas con igual fragancia.

Tu misma afable, cariñosa gente, Feliz, sincera, dulce, hospitalaria: Tu mismo templo do elevé ferviente Lleno de amor mi angelical plegaria.

Tu mismo Sol con su guedeja rubia. Que al desdoblarla en irizados lampos, Cae en hebritas de dorada lluvia Sobre el verde esmeralda de tus campos.

Todo es igual: mujeres, flores, aves: El aura, el cielo, el mar, la luz, el río: Todo lo miro con los tintes suaves Del tiempo aquel que se esfumó sombrío?

Y solo falta a mi febril anhelo, Para que el cuadro entero se reviva,

Ensueño

Emilio Dávila, el compositor que ya en otras ocasiones ha obtenido grandes triunfos con sus danzas, está obteniendo uno más con la última que bajo el título de «Ensueño» aca. ba de publicar, dedicada a la distinguida y bella señorita María Gorbea Cestero.

<Ensueño» es una danza del mismo corte y estilo de las más sentimentales del inolvidabla

Abrazar al querido Machiavelo, Y estrechar de Pachín la mano altiva.

Elos, des luchadores compatriotas, Que al ceñirse corcnas de laureles, Enilazaron tu nombre con sus notas, Que aun suenan en tus plácidos vergeles.

No mecierou mi cuna triste y fría De tus bosques los céfiros risueños; Mas tu encendistes en el alma mía Ideas sublimes y benditos sueños.

Po: eso para tí no es mi cariño Una fórmula en vano cónsagrada: No: yo te quiero con amor de niño, Y beso cun fruición tu tierra amada.

Tú fuístes la nostalgia de mi vida Al rodar.entre sombras por el mundo; Y cada vez que recibía una herida, Pensaba en tí con interés profundo.

Mas no vengo a con__tafte mis tristezas, Ni a referirte penas quejumbroso: Solo vengo a embeberme en tus bellezas, Y a morirme en tu suelo cariñoso,

Por eso me desciño los arreos Conque luchaba en la feroz contienda, Y arrojo ante tus plantas mis trofeos, Y cuelgo aquí mi desgarrada tienda.

Yo quiero que mi lira soñadora, No turbe este placer hondo y ferviente, Y arrodillado puede en esta hora Posar en tí marchitada frente.

MODESTO CORDERO. Arecibo.

Se AA z Morel Campos y tenemos la"séguridad que ha de obtener una gaan popularidad.

La edición, editada con sencillez y gústo se encuent-a a la venta en el Bazar Euterpe, en San Juan, a 35 céntavos el ejemplar, a cuyos dueños, los señores ], Laza y Co., damos las gracias por el que nos han enviado.

Gracias te doy Señor; por haberme librado de las consecnencias que me hubiera traido la muerte de Teddy.

A Cata O

Nuestro director que viene de la isla muy satisfecho por tpdas las atenciones recibidas, aunque no tan rico como dice el amigo don Vicente, traslada temporalmente su residencia á Cataño.

Habiendo lanchas como «La Sultana» dice Barreiro, vivir en Cataño es vivir en Sanm Juan con la ventaja de mo verle con tanta frecuencia la cara al Gobernador.

El Cataño de hoy no es el Cataño de hace algún tiempo Tiene buen teatro, aunque algunos actores dejan bastante que desear, excelentes boticas, un cura bastante aceptable, buenos médicos y hasta juzgado de paz, que son generalmente los causantes de que no la haya en los pueblos.

Don Ramón Valdés, que ha llevado á cabo obras importantísimas en la estación de Bayamón y en el muelle de San Juan, se dispone á cambiar los coehes del tren y entonces, amigos mios, desde Cataño al Cielo, aunque en el cielo no deben sentir simpatias por nuestro director,

Bodas

Federico Porrata Doria, un amigo a quien se profesa en esta casa un grande y sincero sincero afecto, nos invita para su casamientu con la dsstinguida señorita Consuelo Fajardo.

No hay que decir toda la felicidad que deseamos para el nuevo hogar, que el angel del amor cubrirá siempre con sus níveas alas.

Agradecemos mucho la invitación, aunque haya venido en inglés.

Fué una gran fiesta la celebrada en honor de la Casa de América de la cual debe sentirse orgulloso su representante en Puerto Rico. Por ser verdaderamente notables reproducimos los versos leidos por el señor Negrón Flores esa noche memorable:

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