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<É LA CASA SOLARIEGA 57
Iv
Para subir y contemplar la gloria de una raza que sueña toeavía, ¿qué escala de Jacob como la Historia? ¿qué mejor escabel que la Poesía?
Para alumbrar el nítido estandarte del amor que domina la conciencia, ¿qué foco más potente que el del Arte ni qué luz más fecunda que la Ciencia?
Y para unirse en fraternal acuerdo crepúsculo que fué y alba que asoma, ¿qué vínculo más santo que el recuerdo
De allí brotaron las sabrosas mieles que el alma ibera por él mundo esparce: allí tomó Murillo sus pinceles y su lira inmortal Núñez de Arce.
Y así cual nace de fecunda entraña la linfa que discurre por el llano; así nació del corazón de España, lleno de lvz, el corazón indiano.
Entonces se besaron en la frente lo mismo que se besan las palomas, dos pueblos con un alma, que en la mente derramó sus facetas policromas.
Mirad, si no; la casa solariega levanta sus ojivas de granito iluminadas por la luz que llega como un beso de Dios, de lo infinito,
Su cúpula forjada en alabastro a otras cumbres excelsas se apróxima, con su fecundo resplandor de astro y Suimponente mojestad de cima.
Y allí. sobre la cúpula, aletea despidiendo sus chispas fulgurantes, el espíritu santo de la idea que hirió a Zorrilla y consagróa Cervantes-
Hi
¡Visión remota! ¡Claridad lejana! ¡Manantial de armonías y heroismos que puso Dios en la conciencia hispana para hacer realidades, de idealismos!
El mundo antiguo se vistió de albores y prolongó sus luminosas huellas; el día, alegre, se adornó con flores, y la noche se puso sus estrellas.
Las almas elevaron sus Custiodias; musitaron los bosques sus cantares. y dijeron artísticas rapsodias en su teclado de cristal, los mares.
Mas ¡ay! sobre los líricos anddamios donde cuelga el laúd sus armonías, si derrama el placer epitalamios también pone el dolor sus elegías.
vVI
Un punto oscuro que en el Orto crece es precursor de tempestad violenta... El cielo se encapota, y aparece, con su corte de rachas, la toomenta
El rayo surge; los >bismos gritan;' las ráfagas desbocan sus corceles; y en el sagrado lar se precipitan destrozando coronas y laureles.
Y entre dudas, afanes y tormentos, y al compás de terribles cataclismos, la cumbre se extremece en sus cimientos, y domina el poder de los abismos.
Así la tempestad, ruda, inclemente, la confusión y las angnstias riega, y destruye los sueños de la mente, y hace escombros la casa solariega....
Vi
Más, queda el material dé aquel emporio de ideales que viven ahora en calma; si se rompió ante el mundo lo accesorio, no se han roto los vínculos del alma.
Y hay que rehacer la casa colombina y llenarla otra vez de resplandores, y poner en la cúpula latina nuestra fe, nuestra luz, nuestros amores.
Y en esta conjunción de voluntades que por el Nuevo Continente avanza, Abrirá, como flor de otras edades sus péfalos de lumbre la esperanza.
Los ideales volarán, contentos, y brotarán, como en mdjores días, de lo alto, fecundos pensamientos; de lo interno, sagradas armonías.
De esta suerte la Casa Americana será un templo de artística belleza,
Jornada de dos minutos
Al promulgarse en Francia la ley del descanso semanal, por un <olvido involuntario» todos los olvidos.... sinceros son involuntariosquedaron fuera de los beneficios de tal reforma los dependientes de obras públicas que trabajan en las esclusas y ríos navega, bles.
Para incluir a estos obreros o funcionarios en la ley de 6 de Agosto se abrió una información, por la que se averiguase el número de horas que trabaja por día, estando ya reco gidos los infomes y clasificados, donde vibre la Musa de Quintana y flote el verso espiritual de Peza,
Allí tendrán sus nidos los condores: y allí loh visión q e sentimiento espandesl entre ritmos de a:auos ruiseñores se oirá la voz del Cristo de los andes.
Y llegarán por invisibles rampas iluminadas por divino foco, los céfiros que viven en las Pampas y los salmos que dice el Orinoco.
Y todo el continente, en los espasmos de profundos e intensos regocijos, podrá los ideales entusiasmos que iluminan la mente de sus hijos.
VII.
Y esta tierra de luces y colores que llena la campiña de esmeraldas, dará la inspiración de sus cantores y para el Arte ofrecerá guirnaldas.
Dará la paz de sus tranquilas horas; la visión de su fé, pura y sencilla; la intensa claridad de sus auroras y el laúd de Gautier y de Padilla. X
Y por fin, entre vítores y palmas, ilusiones y esp!'éndidas vislumbres, se escuchará la misa de las almas haciendo trepidar to las las cumbres.
R. NEGRON FLORES.
Y de ellos resulta que hay en la frontera belga un dependiente del ramo de esclusas, cuya misión es llevar cada día a la oficina de Obras públicas una nota en que cousta la cifra de lanchones entrados y salidos por elcanal.
La jornada de trabajo de este funcionario es exactamente de «dos minujos.»
Verdad que la paga es proporcionada, porque cobra al mes ocho francos y 34 céntimos.
El tres de Octubre desde la madrugada, divisamos el faro del morro reverberando a lo lejos, como un ojo gigantesco haciendo guiños luminosos en la oscuridad. Al fin apa --gáronse las estrellas, disipáronse las sombras, subió la luz fluida del fondo de los abismos, y el Sol esplendoroso de los tfópicos derramó - una borrachera de colores sobre el cesped de una isla prodigiosa dormida en las espumas del Oceano.
Éstábamos a la vista de San Juan; de la San Juan invencible a los ataques de los piratas y de los almirantes; desde Drake en 1597 hasta Sampson en 1898 ningún corsario o burgomaestre habia logrado sojuzgar la altivés de la heróica ciudadela. ¡Qué hermoso panorama se contempla desde la cubierta. ¡Los castillos seculares del Morro y San Cristóbal arrugados por el tiempo, carcomidos por la hiedra, se distinguen enhiestos como dos torreones que en la época del mortero y de los arcabuces, crgullo fueron de la arrogancia indígena vínculada en el honor de la fortaleza. Veo también las cúpulas del an tiguo convento de Santo Tomás de Aquino, y el vetusto campanario de la catedral que asoma su forma cónica por sobre el apiñamien. to de edificios como empinándose sobre sí mismo para mirar la inmensidad; esos contornos verticales de coñntextura pétrea, dije a un advenedizo son los tubos por donde suben al cielo las plegarias de los sacerdotes - y el fervor místico de los feligreses. Más abajo reconozco por la austeridad de sus líneas, el palacio de justicia, hemiciclo de nuestras luchas forenses, donde tantas bata llas se han librado en nombre de los códigos y de la jurisprudencia. En dirección Oeste contemplo la fachada uniforme del cuartel de Balla;a con su silueta de paralelogramo blanco precioso de la escuadra yankee, en el que quiere percibir mi odio el toque vibrante de lascórnetas. Al Este y sobre una ligera prominencia que ondula como una sierpe, brillan heridas por la luz matutinalas aristas radiotelegráficas, perpendiculares de fuego que parecen lanzas, obeliscos soberbios de la ciencia, por donde pasan y se escuchan los pensamientos y ecos del munco lejano -Bajo los ojos hasta la ribera y me descubro nstintivamente; el buque que ya está muy cerca hace visibles las cruces colitarias del cementerio que empapadas en el rocío de la mañana se me antojan tristes y como anegadas en lágrimas. HEntonces pienso con inocencia de niño, que los muertos se sentirán alegres porque con la salida del Sol han huido los fantasmas de la oscuridad, pero la razón llama a mi ceérebro y le dice que ni el alba ni el crepúsculo llegan al fondo de las tumbas, y con un =stremecimiento filial en el corazón que debe haber repercutido como un beso de amor en el nmicho de mi padre, entro con' mi bajel triunfante por los ranquilos cristales de la boca del puerto. Momentos después me encuentroen tierra y minutos más tarde en el retiro de mi alcoba.El deseo de verlo, oirlo y conversarlo todo, me empuja a lá calle y saltando'de felicidad pronto me pierdo.en la muchedumbre.
Un abrazo aquí, un saludo a lá. un apretón de mancs más adelante, la emoción me em. barga, oigo que alguien me llama por mi nombre-y cambio desde la acera una amistosa senrisa con una gentil paisana que esconde Sus travesuras tras el quicio de un alto alfeizar. -
El paseo que doy por .la ciudad me demuestra que San Juan progresa; sólo he dejado de verla un centenar de días, y mnoto sa tisfecho reformas urbanas que la engrandecen. Tiendas nuevas y lujosas montadas con elegancia _sóbria y selecta mercadería. Edificios suntuosos y modernos que acreditan el ornato público y el nuevo sistema de cons*rucciones; las fachadas lisas de antaño van callendo en deshuso porque el arquitecto de hogañose preocupa de adornar los frontispicios con plintos y capiteles dóricos y corintios.
Advierto que los propietarios se quejan del azote de la sanidad y del criterio serrado cun que se interpreta la ley. De la peste no se habla como mo sea para relacionar sus efectos con algún cuentesillo burlón de vecnidario. Una visita a la Corte me covence de que no se acaban los chismes litigiosos ante los tribunales, y felicito a algunos colegas por el vórtice de asuntos. Por lo demás las cosas no han variado; el mismo s/a/us, el mismo attorney general, el. mismo caos en los asuntos del riego, el mismo ardor político en las masas; no es necesirio entrat en ave- riguaciones para saber que nos encontramos. en plena contienda electoral. Hasta los o1des del pedestre llegan los elogios y las censuras de los candidatos; los comentarios de un mecting que pasó, los anuncios de otro que se acerca; se discute con calor la popularidad de los hombres, el crecimiento o el decaimiento de las ideas, la actividad y los pl:nes de los Zeaders, y San Juan parece un in-menso círco arengando a dos furiosos gladiadores que se disputan con frenesí las simpatías y el voto del electorado.
PYICEN que el árbol de la felicidad no existe. Estamos conformes.
Y ya que esto es una gran verdad. que tan deseado árbol no aparece por ningún sitio, la gente, en su afán de innovaciones, de romperse el caletre a caza de cosas nuevas ya sean baladíes o sehsacionales. ha sacado esta conclusión: Ya que el árbol de la felicidad no existe, podemos y debemos téner el representativo, el símbolo de la felicidad.- A buscarlo, pues.
La rosa, despreciativa e insolente, no lo merece; el jazmín, ya es en sí ánfcra de perfumes embriagantes; las enlutecidas violetas sería una contradicción; las margaritas y matizadas camelias ya han prestado sus nombres tdeales a seductoras mujeres; las sosas dalias, las azucenas, lindas mariposas, las damasquinas, las olorosas magnolias, en fin, toda esta para cohorte de caprichosas y variadas sensitivas tiene lo suficiente con sus aromas, sus matices, sus tesoros de belleza, naturalmente artística, rara asumir otra tan complicada representación. Dársela, fuera motivo de sangrienta burla: son crepusculares que se adormecen al primer beso del sol y mueren al segundo latido de un corazón amante....Son hijas de la ilusión que viven alimentándose de lágrimas....
Verde se pinta el color de la esperanza, sea verde también el color de la hoja, de la flor representativa de la felicidad; el infecundo trébol.
«Bendita política-de redención, cuando coTronarás de lauros la frente escarnecida de imi pueblo »
RÁFAEL F. FERRER.
Se ha llegado a una zonclusión encantadoram=ente sugestiva.
Ya no os veréis, amigas mías, en la precisión de una despreciativa mueca refinadamente irónica para formular la palabra convencional aún cuando os destrozéis el corazón, al desear la felicidad eterna al que os nintió amor.... :
Ya no tendréis que luchar frente al espejo confidencial estudiando el lenguaje de la sonrisas, mi hacerlas amorosas, cariñosas. cuando os veaís en la necesidad imprescindible de desear, de labios afuera, una felicidad perdurable a la rival caprichosa que tuvo el no muy grato gusto de arrebataros el novio...
Evitaos el tormento de hablar, de que se os conozca en las inflexiones de la voz la lucha interna; están las hojas, las muy verdes y lozanas hojas de trébol, que sirven a maravilla en estos trances apuradísimos....
Es una muy donosa manera de amalgamar sentimientos, sin rubor y sin. pecado; de exteriorizar por medio de una deliciosa forma todo un maravilleso poema de perdurables felicidades....
¿Será ésta una noticia fresca, quiero decir nueva? No losé, pero es lo cierto que yo no la supe hasta ayer....
Sea bendita la simbólica hoja a quien se le encomienda la misión hermosa de sintetizar todos los anhelos....
¡ Hojas misteriosas de trébol !-
. COLL Y VIDAL.
A los colaboradores del Almanaque Puertorriqueño
Nos suplica el señor Asenjo que digamos por medio de nuestra revista a todas aquellas personas que tan bondados:mente, bien 1es pondieadoa petición suya O bien expontá neamente, le han enviaco trabajes jara e <Almanaqne Puertorriqueño» Gue titne en preparación, le perccnen no les 'g'¿ntcstedi rectamente por el mcmento dárdole las graciaslo que hacemcs en su rombre p r medio de estas líneas, por impedírselo el exce:o de trabajo extra que la misma preparación del Almanaquegdle está proporcionando pero que a todos le está agradecido en extremo por su ayuda