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NUESTROS PERIODISTAS .

q "MPIEZA el nuevo año bajo los mejores aucpicios para los periodistas de Saan ]u'an.

Las otras tardes, con motivo de celebrar la ¡naugurac1on dé la nueva central telefónica de Santurce se reunieron, invitados por los amigos Salvador Sierra y Joaquin Cañizal, los periodistas de San Juan, en el Café Colonial:

Se bebió, se fumó, y se habló en el tono más familiar de la poca solidaridad que hay entre los periodistas en activo servicio

Y don Vicente Balbás, que es verdadero periodista de acción dijo, poco más ó menos, después de apurar una copa de champagne. ¿Por qué, señores, no hemos los periodistas de Puerto Ricn, de reunirnos con más frecúencia pará cambiar impresiones y estrechar los lazos de una verdadera confraternidad? Aqui está representada casi toda la prensa de San Juán, los órganos de todos los partidos políticos tienen aquí su representación *y no puede haber más armonía que la que réina entre nóosotros. Pudríamos acordar celebrar un banquete mensual, un banquete mcdesto como de periodistas al fin, per» que sirviera para reunirnós y cambiar impresiones. Y quien sabe lo que podría salir de esos banquetes. .

El Doctor Zeno Gandía, secundó con entusiasmo la idea de don Vicente y por unanimidad se tomó el acuerdo de celebrar mensualmente el banguete de los pericdistas.

Una comisión compuesta de los prestigiosos compañeros Romualdo Real, Carlos Zeno y Pedro de Diego, quedó encargada de dar cumplimiento al acuerdo.

Y tan bién desempeñó su cometido que esta tarde se celebrará en Cataño el primer banquete de los periodistas.

Quiera Dios, si es que Dios se mete en estas cbsas, que este sea el principio de la verdadera asociación de la prensa puertorriqueña, cuya mecesidád se hace sentir más cada día:

Revista De Las Antillas

ONRAMOS está página con el retrato del a Director de la "Revista de las Antillas , el periódico próximo á publicarse. llamado á producir, +icúmple su programa, una verdadera revolúción en el periodismo antillano. E

Luis Lilorens Td?es, que representa la nota más radical dertro de la política puertorriqueña; aborado notable, poeta distinguido, prosista irreprochable, historiador y crítico. vá á dirigir el nuevo periódico y es una garantía al frente de esa dirección.

Completarán la ebra de Llorens Torres, intelectuales taz prestigiosos como Córdova Dávifa, hoaorable juez de niestra Curte de Distrito, Isaac Gonzalez Martirnez, una de las reputaciones m:édicas mejor. cinentadas en el país, Eugenio B-nitez Castaños, el delegado que renunció «u puesto en la Cámara de Delegados para defender el ideal de la independencia desde la tribuna política: prestigioso abogado y peeta de altos vuelos....y Mariano Abril índiscutiblen «11e el más celebrado de nuestros cronistas, periodista de combate formado en las luchas del pasado régimen. Todos son, desde el director hasta el cronista, amigos nuestros estimadísimos, -circunstancia que nos impide tributarles tudos los elogios que merecen.

Madrigalesco

Era un lago de cristal, tres pálidas japonesas y un zagal, & una góndola sutil, que al impulso Ce sus alas de marfil. se deslizaba ligera en la superficie azul.

Primavera, en divina floración, entonaba su primera melodía: una diana, de las flores que preludian. parecía todo aquello que era un destello del día

Era un lago de cristal, un zagal y tres lindas japonesas; una góndola flotante que llevaba tanta rosa palpitante, que en cada pétalo.... se encerraba! ¡Amor

La frágil góndeola inquieta se quiebra contra una roca :.. y el poeta que le cantara á la vida, triste, el alma desprendida, ora, evoca d una oración por las almas de las vestas que parecen en la angusto del dolor.

En los rizos de la espuma de la linfa, suavemente aparecen, entre brurra, cuatro lotos que se mecen subre el movible cristal ......

¡¡Si serán mis Japonesas...... y el zagal!!

A. M. VILLAMIL.

NA revista franc de.cien_cias nos ánuncia la triste noticia de la muerte del gran Henry Po¡ncar el más grande genio de nuestra épbca..;Uya mentalidad fué capaz de abarcar prqfuudamente las matemáticas, la física y la astronomía. F1lósofo profundísimo, hizo-trazar. más de uña vez. nuevos de_rroteros a los mejores pensadores del mundo. Su gemo fué tan s¡ngular -que ante su nombre sejescub¡ ieron galla.rdpinente alemanes. -íngleses y americanos.:Jam$ los tradicionales celos se despertaron en Contra de las doctrinas de esta estrella francesa de la ciencia.

Humbert. de la Academia de Ciencias Francesa,siempre aseguró que Boincaré poesía la llave del mundo' algebraice. Fué su cerebro el que en -astronomía.sintetizó, ror las matemáticas-puras. el hechcde que los ani- llos de Saturno estaban compuestos de cuerpos pequeños, separados unos de otros; deducción que fué más tarde comprobada físicamente por el espectroscopio.

... Y si-es verdad que este gran genio popula: rizó su nombre con las matemáticas, también es cierto que en astronomía ascendió al nivel - de Newton.

Cuéntase, que el doctor Toulouse, uno de sus más grandes admiradores, recordando la creencia vulgar de que existe una fntima relación entre el hombre-genio y el loco, hizo muchas cuidadosas investigaciones, con la ayuda de otros colaboradores, del cerebro y - el sistema nervioso de aquél ser magnífico. Pract¡caron med¡das frenológicas, notaron sus reflejos fís¡cos y .mentales, é hicieron observaciones psicofisiológicas, sin que jamás se en-

No me lo esplico

Yo, en buena hora lo digo, no he estadó nunca en los Estados Unidos é ignoro por lo tanto, si por allá se usan-esta clase de gobernadores mitad civiles y mitad militares, al estilo de Puerto Rico.

Pero tengo para mí que esto tiene que haber sido de la exclysiva invención de mi amigo Taft, que se pinta solo para inventar cosas raras. + contrara en aquel pcrtento de sabiduría, la más ligera tlaza de condición neurótica Poincaré relató una vez la historia de sus grandes descubrimientos sobre las funciones Fuchsianas. No llegué á conocerlas. dijo, en transición rápida, sino lentamente. Las ideas acudieron á mi cerebro cu2ndo menos las esperaba. El primer rayo de luz. continuó, se gún pde¿¡o recordar, me - llegó una noche que dormía 'intranquilo a causa de una taza de café negro que tomé (en contra de mi costum- bre) en la última comidade aqueldía. Los intrincados problemas q. se presentaron ante mi. mientras mi cuerpo reposaba, eran harto difíciles para-que yo pudiera abarcarlos en una noche. Y pensando en esto, me quedé dormido, Las ideas sucesivas acudieron cuando así les plugo. . Jamás fueron ellas el resultaco de un estudio deliberado. Mucho tiempo después de ocurrírseme la primera, surgieron las deméás en igual forma. , Como relámpagos. Verdaderas inspiraciones Los conocimientos sucesivos fuí teniéncolos. serún mi imaginación iba penetrando paulatinamente aquella inmensa madeja que aturdía mi cerebro. Al poner un pie sobre el estribo de un om- nibus, cruzando un boulevar, en medio de una excursión grológica ó cuanda más entasiasmado conversaba con mis amigos. sobre asuntos indiferentes se presentaban de im proviso 1+s ideas qué tanto ansiaba.

Con el gobernador demócrata, si es que nosotros no ló maleamos, desaparecerán todas estas cosas raras.

Tejamos una coruna de siemprevivas ccn los recuerdos gratos del que engendró la Sibiduría en la tierra, en, holocausto á la memoria del que ¿e;apareció llevando consigo infinitus secretos por revelar.

R. DEL VALLE SARRAGA.

Losx automoviles

Supongo yo que un gubernador demócrata es decir un gobernador como deben ser.los gobernadores amer¡cancs, no necesitará tanto automovil,.como tiene actualmente el Gobierno insular. -

Porque Cuida lo que se dan 'gusto paseando en automovil los salvadores del país!

Yo nosé á que vamos á dedicar desphe» tanto carro, vi como se las van á arreglar para ir de una parte á otra los que no saben an:dar' s¡no es en auto. . ,

Cuento De La Semana

El cesto de flores

Sus muros, visCosos, -purulentos. manaban Manchas verdes y amarillas en las tumefacciones del muro nauseaLundo, semejaban pústulas prontasá reventar. .Una cloaca espantosa, sin aire sin luz, respiraba sobre el antro mortífero; y les horrendos muros aparecían fantásticos en la indescriptible tapicería colgada en-ellos por la respiración acumulada de la cloaca infernal.

L antro se llenaba sin cesar negros, oprobio.

Esta cloaca era una agravación desmesurada del antro deletéreo. kEra elcastigo ubicuo de las víctimas condenadas al suplicio del antro Doquiera que se estuviese, se estaba con ella. Ella mezclaba su veneno en e agua, en el aire, en los alimentos, y ¡ondera. ba sobre los aherrojados como un ultraje so brehumano, como un terrur continuo de mayor gravedad. e reía de todo, cual si la risa fuese la intención y la actitúd constantes de su espíritu; se reía con una risa zumbona. maliciosa, como inspir:da por una visión fija del ridículo ó un vicio inveterado del sarcasmo. En el pavor del antro y de la cloacai en el dolor de 1a belleza azul del pedazo de cielo, enferma y muerta en la penumbra helada; en el gran duelo de la multitud ahogadaen la sombra y en el cieno, la risa de aquel hombre era de un exotismo cruel, imprevisto, que sugería la emoción de una comedia en la horca, una -impasible farsa en el tormento. Era uu «uigma aquel hon:bie Con su risa obsediante. Parecía un dolor extraño, salvaje, transformado por la locura en sempiterna hilaridad. Parecía mas bien un filósofto cínico que encontrase bufcna la tragedia de la vida y derramase en risa vengativa la amargura de su filusofía.

Uaa mezquina abertura circular practicada en lo alto de los techos sombríos, mostraLa la quimera . ¿2E del cielto. La hermisura radiante del día se degradaba al caer en el antro; y "* de * era un día clurótico que exaltaba el horror de los muros leprusus, cya abominación desDurdaba entunces en un tumulto de tonos y relieves provecados por la -descomposición de la luz depravada. Los astros parecían mirar Estupefactos ta ingnomima del antro y de - la cloaca.

Aquel hombre tenía empero quién lo amase. Pronto se tuvo en él el espectáculo de un amor delicado, generoso y - efusivo. En la tarde de cada domingo entraba para él una pulida, durada cesta de mimbres rebozantes de flores; y en el asa, como en el cuello armonioso de una virgen despuda, un lindísimo la-zo en que estallaba la púrpura. Eran violetas, blancas ó moradas; eran lilas, camelias, claveles, nardos, rosas.... Una tarde, todolos ojos quedaron embelesados ante el artístico cesto cuajado :e heliotropos bajo las alas sangrientas del gran lazo emblemático.

Su tiniebla no había sido nunca herida.

En la gran sentina implacable ni siquiera reflejos del día sepulcrel del antra penetraban.

Reinaba intacta, quieta, feliz en =u pavorosa virginidad. Y daba lo que tenía, daba su aliento y su espanto. daba el veneno' afrentoso que en los muros, ebrios'de humedad, se -condensaba en una decoración Mmonstruosa, y en los pulmoues y en la sangre de la multitud hacinada en el antro supliciante engendraba 'la muerte.

E =.

Las brutales rejas de :hierro, los-cerrojos [os siniestros manojes de llaves, funciónaron: aquel día con su habitual actividad Los torvos carceleros, inconscientes y ruines, hacían su trajin bestial. Un último chirri o torcedor anunció, ya muy tarde la llegada de una victima más.

A poco apareció en el antro' ún hombre cuyas facciones se borraban: en-da sombra sórdida de un mugriento caaodil, que oscilaba y prgdpc¡a con la lívida proyección de su llama una ronda macábrica en el suelg ulcerado

Pudo verse despues la cara típica del recien llegado: una cara joven y jovial, dueña de una risa persistente aún en los momentos

La másica, la caricia. el -encanto de la vida entraban con aquellas flores al antro horripilante, cantando en la monstruosa ignominia el himno del amor y la belleza. La tumba rugidora se calmaba en el éxtasis de las floresdivinas. cuyo hechizo se esparcía como un resplandor de aurora en el antro homicida; y todos bendecían lo noble mano inspirada que vertía la belleza doliente de su alma en la belleza fragante del aureo cesto de fiores.

Esa tarde, la tarde en que 'todos los ojos quedaron embelesados ante el lírico cesto colmado de heliotropos bajo las alas sangrientas del gran lazo simbólico. el hombre de la risa sempiterna conmovió cl antro con una sorpresa atónita. En sus manos tomó el cesto ¡primoroso. lo elevó algo más arriba de su ca'beza,-lo contempio con p otervo sarcasmo, giró sobre sus piés y lo lanzó hacia la cloaca ¡M9nstruosa, exclamando con una terrible Tisa 1mpud¡ca

¡Qué estupidez!

¡En lugar de ñoru de bía mandarme aguard¡eute'

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