Almanaque del pueblo no. 4

Page 1

almanaque del pueblo


ALMANAQUE DEL PUEBLO Este Almanaque Pertenece a:

DEPARTAMENTO DE INSTRUCCION PUBLICA DIVISION DE EDUCACION DE LA COMUNIDAD PUERTO RICO — 1954


Introducción

3

Don Lope quería un nieto

6

Aguinaldo

15

A la mujer que va a ser madre

16

Los antojos de Filomena

18

Canción de cuna

23

Cuando nazca el bebé

24

Una visita oportuna

27

Poemas cuentos

83

No hay mal que por bien no venga

35

Servicio médico gratis

42

Servicio para embarazadas

44

Guanina, la princesa india

46

Juanito va a la escuela

48

El Rondo o juego del hermano Bartolo

53

Su hijo lisiado puede ser como los demás

55

La equivocación de don Pepe

60

Canción vieja, Tarde de Mayo

68

Adivinanzas

68

Esquimales

69

La fiesta de cruz

70

Santoral

74

te

;


Introducción

3

Don Lope quería un nieto

6

Aguinaldo

15

A la mujer que va a ser madre

16

Los antojos de Filomena

18

Canción de cuna

23

Cuando nazca el bebé

24

Una visita oportuna

27

Poemas cuentos

33

No hay mal que por bien no venga

35

Servicio médico gratis

42

Servicio para embarazadas

44

Guanina, la princesa india

46

Juanito va a la escuela * *-J L* El Rondo o juego del hermano Bartolo

48;

Su hijo lisiado puede ser como los demás

55

La equivocación de don Pepe

60

Canción vieja, Tarde de Mayo

63

Adivinanzas

63

Esquimales

69

La fiesta de cruz

70

Santoral

74

53?


EL MUNDO DE NUESTROS HIJOS Sembramos arbolito* y los vemos crecer. Y tratamos de verlos crecer d> 1 modo que a nosotros nos gusta. Y en ocasiones, si el arbolito está un poco tor­ cido, tratamos de enderezarlo. A veces el árbol crece tal como queremos. A ve­ ces el arbolito no resiste nuestros esfuerzos para enderezarlo y se troncha, se i

rompe. Y es que hay árboles flexibles, árboles que pueden enderezarse con facilidad. Pero también hay árboles vidriosos, árboles que se rompen porque río nacieron para ser tratados por la fuerza que nosotros queremos imponerles. Tenemos hijos y los vemos crecer. Y tratamos de verlos crecer del modo que a nosotros nos gusta. Y en ocasiones, si el niño parece desviarse del mol­ de que nosotros queremos imponerle, tratamos de ajustarlo al molde por la fuerza. Por la fuerza de nuestra voluntad, por la fuerza brutal de nuestras ma- ' nos. Pero el niño es un árbol vidrioso. Y la fuerza, la fuerza impuesta por nos* otros, no logra enderezarlo. La fuerza puede en cambio hacer que algo muy

\

3

,

i

¿§1 i

!-/ V" ;v


delicado y vidrioso se rompa dentro del alma del niño. Y si esto ocurre el ni­ ño será para toda su vida un árbol tronchado. ¡Cuántos árboles tronchados hay dentro de nosotros, los adultos de hoy! ¡Qué mucho deseamos a veces que nuestros padres hubieran comprendido mejor nuestro mundo infantil, el mundo de nosoTxos cuando éramos niños! Porque nuestros padres y nuestros abuelos, de buenísima fe, desearon hacer de nosotros hombres y mujeres de provecho. Pero en ocasiones, con su se-

l

veridad y sus exigencias, con sus moldes estrechos donde querían meternos, con

la fuerza violenta con que querían enderezarnos, nos hicieron daño. No el daño de un chichón o de un cantazo con la vara caliente. Ese daño es superficial y se pasa pronto. Pero sí el daño de romper algo invisible dentro de nosotros. No era el golpe lo que habíamos de lamentar. Pero sí lo que había detrás del gol­ pe. Lo que nos pareció injusticia, o crueldad innecesaria, o severidad extrema, o falta de cariño y de comprensión hacia nosotros que éramos entonces niños" como lo son hoy nuestros hijos. Ese resentimiento que no podíamos decir en voz alta porque nos hubiera costado un castigo mayor, éso fue lo que quedó dentro de nosotros. ¡Cuántos arbolitos se troncharon en nosotros que éramos niños en aquella época Quizás nunca nos dimos cuenta. Pero un resentimineto de niño puede convertirse luego en rencor, más tarde en odio, más tarde en algo terrible, en un crimen quizás. En las cárceles hay muchos hombres que fueron niños des► graciados. Los peleones de barrio nunca tuvieron una infancia feliz. Los hom­ bres que hoy perturban nuestra paz; los que odian y matan, los que hacen las guerras, los crueles y los injustos, es casi seguro que son así porque sintieron 1 . i cuando niños que alguien rompía dentro de ellos, con la fuerza bruta, algo

I

u.muy delicado y vidrioso.

El mundo de nuestros hijos es un mundo complicado. Sin embargo es ei mismo mundo nuestro de cuando nosotros éramos niños. ¡Pero han pasado tan­ tos años! Ya no lo conocemos. Ya solo nos es familiar el mundo de las per-


sonas mayores, el mundo de los adultos, en donde hace tiempo encajamos. Es / 4 preciso recordar. Es preciso reconocer el mundo infantil. Y si no podemos re. cordar y nos parece distinto, entonces es preciso empezar a conocer de nuevo ese mundo de los niños. Porque ese mundo es el mundo de nuestros hijos. Y núes* tros hijos son la mayor responsabilidad que Dios nos dió aquí en la tierra. Este Almanaque de 1954. trae a nosotros cuentos, poemas, información y narraciones relacionadas con el mundo de los niños y de los padres. En este li­ bro nadie nos dirá- cómo hemos de tratar a nuestros hijos. Cada padret tiene su propia conciencia. Y cada niño es un ser con sus problemas personales. Y esos problemas nadie los conoce mejor que sus propios padres. Lo único que este li­ bro podrá quizás lograr será despertar mayor interés en nosotros, padres y ma­ dres, hacia ciertos aspectos del mundo de la infancia. Porque nosotros, los padres, a veces creemos que cumplimos nuestro deber dándoles a nuestros hijos comida y albergue. Y preparándolos como mejor po­ damos para que luego se ganen la vida. Pero si pensamos un poco más nos da­ mos cuenta que esa es sólo una parte muy pequeña

de nuestra misión. Hay co­

sas tan importantes, o más quizás, para la felicidad de un niño. Cosas que ha­ rán la felicidad del hombre que él será en el mañana. ¿Qué cosas? Está la religión que tenemos el deber de enseñar a nuestros hijos. Está la recreación y distracción a que tiene derecho un niño. Está el cariño, ¡a toleran­ cia y la comprensión que el niño o la niña debe encontrar siempre en nosotros. Está el sentido de lo bello, de lo bonito, de lo artístico que debemos fomentar y alentar en la infancia. Está la imaginación de los niños con sus cuentos y sus

i

fantasías que debemos respetar porque es para ellos

un tesoro muy valioso. Está

la salud que debemos conservarles. Las necesidades

de su alimentación

quede­

bemos conocer mejor. Los hábitos de aseo y limpieza que debemos inculcarles. En fin, cosas grandes y pequeñas, pero importantes todas en la vida de un niño. Vamos a leer este libro y vamos a ver qué es lo que él nos sugiere a cada uno de nosotros en rilación a nuestros hijos.

%■ 5


DON LOLE QUERIA UN NIETO

Don Lole no se había casado nunca, pero siempre soñó con tener un nieto. Un nieto que fuera como él: alto, fuerte, bueno y trabajador. El ya estaba entrado en los setenta y mantenía su soli tena como un tributo a su primer e inolvidable amor. —Nos díbamos a casal pa Pascuas y to se queó en ná. Lo teníamos to preparao y la víspera le entraron unos gómitos de sangre que la ejaron blanca como un percal. A los dos días la llevamos a enterral. De entonces pa’cá ha llovío mucho, pero nunca he vuelto a ponel mis ojos en rostro de mujel, como pa ena­ morarla.— José escuchaba atento las palabras de Don Lole, su padre de crianza, y aunque ya había oído la misma triste historia de


labios de su preceptor, cien veces antes¿ ahora tenía motivos pa* ra estar embelesado. Le daba vueltas hacía rato a la idea de ca­ sarse y todas las energías de sus veinte años iban enderezadas hacia un solo objetivo. Levantar un hogar y procrear familia. Y atajando a don Lole en su nostálgico relato, respondió: — Pero a mí no me va a suceder eso que le pasó a usted, Don Lole. Ya yo di los pasos del certificado médico. María está como corozo... Nos examinamos en el Centro de Salud del pue­ blo, antier...— Padre e hijo de crianza entraron en los detalles de la boda.' Desde hacía tiempo José venía preparándose. El era metó­ dico y económico. Conoció a María en la escuela del barrio y aprendió a quererla con devoción; Ella era bonita, limpia, inte­ ligente y hacendosa. Cuando se graduaron de noveno grado em­ pezaron a hacer planes para el futuro. Los padres de María mi­ raban con agrado aquella* relaciones que parecieron mantenerse en el plano de una sana amistad durante varios años. José visi­ taba a María en su hogar en los atardeceres, y María, de vez en cuando, subía a la loma hasta casa de Don Lole, acompañada de su mamá, los domingos. Mientras tanto, el sueño acariciado de te­ ner un nieto iba cobrando fuerzas en la mente de Don Lole. A fuerza de doblar el lomo sobre la ñamerá, metiéndole el pecho a la zafra y cogiendo café como un desesperado, José fue acumulando una centavería que invirtió en tablas, clavos y zinc. Aprovechando los ratos por las tardeá, con madera rolliza del monte, José fué levantando, en su altozano, la pequeña pero só­ lida estructura que luego habría de ser el hogar de sus sueños. Don Lole que le ayudaba le decía: ' —Muchacho, pa qué matalte tanto, si tú tienej mi casa que ej tuya. T


—No, padre — contestaba José — María también quiere que nos vayamos a vivir con los viejos; pero usted lo sabe, padre: el que se casa... para su casa. Y se reía de su propia ocurrencia. Las bodas de José y María fueron un acontecimiento en el barrio. Don Lole y su consuegro, don Bauta, se dieron la noble aquella noche, pero María y José observaron una digna compos­ tura, atendiendo a los invitados, sus mentes puestas en la seria empresa que acababan de iniciar. Como muy bien les dijera Do­ ña Juana a ambos: —Mis hijos, ustedes tienen la vida por delante. Bauta y yo hemos sío felices polque hemos sabio llevalnos bien. Ustedes son buenos los dos y saludables. Recuelden que el matrimonio es un ft


lazo sagrado y que cacual cosecha lo que siembra.— María y José no echaron en saco roto los consejes de la sue­ gra. En su nido de amores en el cerro hubo besos y risas y tra­ bajo. José era madrugador desde muchacho y a María le encan­ taba oir el silbido de las calandrias y de los zorzales cuando rom­ pían los claros del día. Los dos eran una pareja ideal para em­ prender esa tarea dura, honrosa y agradable que es el matrimo­ nio: sólida base sobre la cual descansa toda la armazón de nues­ tra sociedad. Cuando José regresaba del trabajo en las haciendas veci­ nas, María lo esperaba anhelante y entrambos se dedicaban a cui­ dar el conuco cuyos brotes rodeaban la rústica casita. Una tarde, María, entre azorada y gozosa, le susurró algo al oído a Jcsé mientras desyerbaba las yautías con su ayuda. José la miró fi­ jamente, perplejo, y alcanzó a tartamudear: — No me digas tú, que...— — Sí— otorgó ella. Cogidos de la mano subieron el repecho y se sentaron en la banqueta a hacer planes para el que vendría.. Ambos habían sido socios 4-H. Ella sabía coser muy bien y le mostró a José una serie de cosas, obra de su ingenio y laboriosidad, mientras se que­ daba sola en la casa: camisitas, fajas, abriguitos, botines, paña­ les... , — Cuando vayas al pueblo me compras unas frisitas v una9 toallitas.— — Mañana mismo vamos. De una vez te voy a llevar al

C en­

tro de Salud para que te examinen. La muchacha que está a cargo del laboratorio es muy buena y el doctor es muy atento.— j % Desde aquel día, José y María se dedicaron en cuerpo y al9


ma a la tarea de prepararle el camino a la criatura que habría de llegar. Ella visitaba el Centro de Salud a menudo y la enferme­ ra de la Unidad de Salud Pública asomaba de vez en cuando su rostro simpático por la casita de la loma para orientar a la joven '

r .

pareja. María hacía todo el ejercicio que podía al aire libre, al sol, sin fatigarse. José se encargaba de que no hiciera trabajos pesados que pudieran malograr la cría. Ella caminaba dos o tres kilómetros diarios llevándole la parva y el almuerzo al trabajo,

y cuando regresaba a la pieza se tiraba en el catre a descansar i un buen rato. Le gustaba más el catre de José que su propia cai ma porque le olía a él, al padre del hijo que llevaba en sus en­ trañas. Una noche, alborozada, despertó a José: !'

w

■—Mira, toca a q u í. . . Sí, aquí . . . ¿Lo sientes?— José, poniendo la mano sobre aquél vientre fecundo, sintió


los brinquitos de aquella criatura en formación, y se sintió orgu­ lloso de ser padre. Tanto José como María llevaban una vida sana, metódica y sobria, que se reflejaría en la vida futura de aquella promesa que era carne de su carne. Porque la felicidad o la desgracia de los hijos la labran los padres antes del hijo nacer. De padres sa­ ludables, hijos saludables. De padres angustiados, hijos angustia­ dos. De padres viciosos, hijos enfermizos. Y la armonía o las de­ savenencias hogareñas se reflejan en el carácter del que está por nacer. Así se lo decía Don Lole cuando se acercaba al palomar de sus hijos. —Jay que tenel cuenta con lo que se jase y con lo que se dise. Polque to eso va en mengua o en adelanto e la criatura, que ni joye ni ve, pero que to lo arresibe en el vientre e la m al Siguiendo los consejos de la enfermera, María bebía agua en abundancia y comía todas las frutas que encontraba a su al­ cance para estar al corriente. Conociendo los valores de los mi­ nerales y de las vitaminas y sus efectos saludables en la forma­ ción del bebé, José buscaba la forma de que nunca faltaran en la casa un cuartillo de leche, huevos y hortalizas, preferiblemen­ te las verdes y amarillas. El que siempre fué un buen socio 4-H comprendía ahora mejor que nunca las bondades del programa de siembras y de la crianza de animales en el hogar. Su despen­ sa estaba sempre bien aprovisionada, con poco sacrificio personal. Como María iba engordando mucho y le crecía la cintura, necesitó ropa apropiada, holgada y cómoda, y zapatos de tacón bajo. José vivía enamorado de su mujer, ahora más que nunca que se veía lozana y hermosa en sus batas de maternidad, com*

%*

pletamente suelta, sin faja alguna. Pero del séptimo mes del em11


barazo en adelante, José no se atrevió tocar a María. De no­ che, al acostarse, la besaba con devoción en la frente, y se tira­ ba aparte, en su catre, como todo un dechado de virtudes: el médico del Centro de Salud se lo había aconsejado. Un día se acercó a la casa Doña Caya, la curandera del ba­ rrio, comadrona sin licencia, para hablar con María, yenía a traer­ le un azabache para librar al nene del mal ojo. Dijo que la cría sería varón porque la barriga era “puyúa” y había un lagartijo en la solera del cuarto — y le aconsejó a la futura madre unos “baños de asiento” y “un santiguo en cruz”. J®sé que estaba por allí cerca oyendo, la atajó, midiendo sus palabras: — Oiga, doña Caya, puede que el nene sea varón. Citando nazca se sabe si el médico o usted tiene razón . . . El azabache . . • Que la mujer se quede con él si quiere, pero ni ella ni yo cree12


mos en mal de ojo. Lo del santiguo, no le digo ná; aunque pa mí i es pura pamplina; pero en cuanto a los baños de asiento nonina. *— Sí, doña Caya, la enfermera me dijo que los “baños de asientos” me podían hacer daño. Yo me baño diariamente ccn agua templada. — apuntó María. Doña Caya se fué bastante disgustada de la casa porque José le dijo que él iba a traer una comadrona auxiliar con licen­ cia para que atendiera a María. Y una madrugada en que José se levantó más temprano que nunca, cantándole a los luceros, María empezó a quejarse, a quejarse mucho. José entendió la señal y sin decir palabra, en­ silló la yegua y partió como un celaje en busca de doña Tomasa. u Al pasar por casa de Don Lole le gritó: —-Viejo, esté pendiente. Voy en busca de la comadrona.—■ —Vete con Dios, mijijo.—


Cuando regresó José, con Doña Tomasa, la comadrona au­ torizada, Don Lole estaba en el batey, en guardia, pendiente de la parturienta. Ya había ido al higuero, le había torcido el pezcuezo

a una pollanca, había puesto el agua a hervir y había des.é

plumado el ave. Al oir sus pasos en la cocina, María se había sentido protegida. Doña Tomasa no pasó mucho trabajo. Cosa natural, pues María había estado yendo religiosamente a las Clínicas Prenata­ les y luego de los exámenes de la orina y de tomarle las medidas pélvicas, el doctor le había anticipado un parto feliz. Al cabo de un rato, luego de su llegada, se oyó el “uerre”, “uerre”, “uerre” de la recién nacida. Cuando José entró al cuarto, ya la partera le había echado unas gotas de nitrato de plata en los ojos a la criatura, la había fajado higiénicamente, y ésta entreabría sus grandes ojos a la luz de un sol alegre que se filtraba por una ren­ dija. María, rendida, tenía la aureola de una santa y José, una canción en el corazón. -—Don Lole, es una chancletita... Venga pa que la vea...— Entre amoscado y contento entró el viejo al aposento don­ de tres generaciones se daban cita y musitó al ver la rolliza criaturita, moviéndose lozana, al lado de la madre: — Ta bien mi ñeta, que Dios la bendiga. En el otro tal vez venga varón . . . — Y se echó a reir de buena gana.


AGUINALDO Habernos llegado a su amado hogar habernos llegado a su amado hogar, con conchas, con perlas, con brisa del mar, con conchas, con perlas, con brisas del mar, Yo quisiera ser como el ruiseĂąor, yo quisiera ser como el ruiseĂąor, que pasa la vida picando la flor, que pasa la vida picando la flor. Oigame seĂąora, le vengo a cantar, que es una promesa que quiero pagar.


A la Mujer Que Va a Ser Madre 1— Alégrate. Y no temas. El parto es acto de vida y de esperan­ za. No temas a la maternidad. El parto es cosa natural. Alé­ grate. Tu alegría de ser madre se reflejará luego en la ale­ gría del hijo de tus entrañas. 2— Visita la Unidad de Salud Pública tan pronto como sospe­ ches que vas a ser madre. El médico y la enfermera te acon­ sejarán y te ayudarán. Ese es un servicio gratis para ti. Apro­ véchalo. El médico y la enfermera de la Unidad de Salud Pública son tus amigos. Sus servicios son para ti. Aprové­ chalos. ' .................. 3— Consérvate limpia y saludable. Así tu hijo nacerá saluda­ ble. Y aprenderá a ser limpio como tú. 4— Aliméntate lo mejor que puedas. Toma leche y come fru­ tas. Así tu hijo te nacerá fuerte. Debes darle a tu cuerpo los alimentos que tú necesitas y los que necesita el hijo que llevas en tu vientre. Aliméntate lo mejor que puedas. La leche y las frutas te ayudarán a tener una buena alimen­ tación. . . ... >:r. . . .. 5— Duerme y descansa más de lo corriente. Mientras tú duer­ mes y descansas va cogiendo fuerza y vida el hijo que te va a nacer. No lo olvides. Duerme y descansa lo más que pue­ das durante los nueve meses antes del parto. 6— Cuando cumplas siete meses de embarazo no te acuestes con tu marido. Es por el bien tuyo y del hijo que te va a nacer. Es por tu salud y por la salud de tu hijo. Habla con tu ma­ rido sobre ésto. El sabrá comprender. Y sabrá cooperar con. .. • tigo por el bien del hijo de ambos. Esa es parte de su res­ ponsabilidad como padre. Después del séptimo mes la mu­ jer y el hombre no deben tener relaciones de esposa y es­ poso. Sigue los consejos del médico y de la enfermera. Son


consejos buenos para tu salud y para la salud de tu hijo. 7— Habla con tiempo una comadrona autorizada para que te atienda en el parto. Recuerda que es un momento impor­ tantísimo de tu vida y de la vida de tu hijo. No entregues tu salud y la de tu hijo en manos de una persona que no está autorizada. Ese es el mayor .peligro que tiene un parto. El no ser atendido como debe ser. Tu marido y tú deben estar seguros que la comadrona que va a atenderte está au­ torizada a ejercer su profesión. Una comadrona autorizada tiene licencia. Tú o tu marido deben ver esa licencia para estar seguros de que la comadrona puede atenderte como es debido. 8— Prepara todo con tiempo para»el nacimiento de tu hijo. Haz planes para que todo salga como debe ser y no haya carre­ ras innecesarias a última hora. Consulta con tu marido. Haz los planes con él. Haz que él sienta su responsabilidad de padre en estos preparativos del mismo modo que tú sien­ tes tu responsabilidad de madre. Así los dos compartirán mejor y comprenderán mejor todo lo relacionado con el hi­ jo que va a nacer. El nacimiento de un hijo no es cosa de la madre solamente. Es cosa del padre también. Y de los hermanitos mayores si los hay. En fin, es cosa de toda la fami­ lia. Todos deben cooperar y ayudar. Es un acontecimiento que afecta a todos. 9— Prepara tu casa para la llegada del hijo. Recuerda que todo debe estar siempre lo más limpio posible. Tu hijo no apren­ derá a ser limpio si nace en una casa sucia. Abre puertas y ventanas para que entre el sol y el aire puro. Y ten prepa­ rada la ropita del bebé. Y los biberones. Y la cuna o el coy. Organiza el trabajo de la casa de modo que duran­ te el parto y después del parto, durante esos primeros días en que no podrás levantarte, todos en la casa sepan lo que tienen que hacer. Y espera con alegría y confianza el mo­ mento en que Dios ha de bendecirte con la emoción inmensa de ser madre.


LOS ANTOJOS DE FI LOMENA

filomena estaba encinta otra vez. Y con una mala barriga de esas que hay que hacerle el funche aparte. Al pobre Inocencio ya le habían entrado los “calofríos”, aquellos “espelucos” que le da­ ban cada vez que por náuseas de su mujer se enteraba de que estaba embarazada. Filomena estaba encinta por décimocuarta vez. En sus doce años de vivir con Inocencio había malogrado dos veces.* se le habían muerto cuatro hijos y le quedaban siete mocosos, enclenques y desnutridos.


Inocencio y Filomena creían haber tomado muy al pié da la letra el bíblico “creced y multiplicaos”... Pero en verdad, que no crecían mucho el montón de muchachos con sus bracitos co­ mo palillos. El caso es que lo que más preocupaba a Inocencio no era precisamente los muchos muchachos. Ya para eso no había re­ medio. Bien pudo haberlo pensado antes. Lo que le martirizaba ahora, lo que lo sacaba de quicio era otra cosa. Sí, los “antojos” de Filomena. ¡Y qué antojos! Desde primeriza, le comenzaron los caprichos y de ahí hasta el sol de hoy. “¡Ay, yo me comería unas gunditas de aquellas que se daban en la pieza de la Ceiba!” V. allá remontaba Inocencio esparciendo malezas y tumbando zar­ zas, para complacer a su costilla. “¡Ay, qué olor a piñas! ¿Chenchito, tú me tienes algunas?” Y allá partía el hombre y no des­ cansaba hasta poner en sus faldas la codiciada fruta. “Me come­ ría unas panitas de grano . . .

No hacía más que insinuarlo,

cuando el heroico mortal iba camino del monte o del mercado para júbilo de la antojadiza. Se cuentan y no se acaban los tor­ mentos de Inocencio y las campañas que libró por no ver malo­ grar las crías con que Filomena tan a menudo lo obsequiaba. Porque Inocencio creía a pie juntillas lo que su mujer le decía, cosa que era una “escritura” entre los vecinos. “Si me niegas lo que te pido, te van a salir orzuelos.” o “Mira que el nene me va a salir “eslembao” si no me como esos melocotones pronto”. Sus dos abor­ tos se los atribuyó Filomena, con índice acusador, a negligencia de su marido en complacer sus caprichos, cuando en realidad uno fué producido por un resbalón en la vereda del pozo y el otro por una fuerza mal hecha. Hasta que un día lluvioso, en su anterior embarazo, Filo19


mena se antojó de comerse una pana nueva cuando los palos

no

tenían ni gatos. Inocencio, para que ella no se “achismara”, se es­ meró en cumplir sus reales dictados encaramándose al cucuru­ cho del palo dando de ¡cataplúm! con su estropeada humani­ dad al suelo. Resultado: un brazo roto y el cierre de la tempora­ da de antojos. Por eso ahora Inocencio sentía “calofríos y espelucos”. Y sin consultar a su consorte, sejiué donde el maestro de escuela, le contó sus cuitas, y éste le arregló una visita de la enfermera de la Unidad. Al día siguiente, la'enfermera se presentó en su casa, “¡Qué muchos nenes! Y veo que esperan otro”. Entonces empezó a ha-


blar de lo importante que era para el niño que la madre estu­ viese saludable. “La salud del que va a nacer depende de la salud de la ma•* dre. Por eso usted debería visitar el Centro de Salud a menudo. Allí el médico y las enfermeras le atenderán complacidos.” “Y aliméntese bien. No venda los huevos de sus gallinas. Úselos. Y tome leche siempre que pueda. Si usted fuma, deje el cigarrillo durante el embarazo. Evite las comidas muv condimen­ tadas. Afectan a la criatura.” Inocencio se movía intranquilo porque la doñita aquella i

no tocaba el punto que a él más le interesaba: los antojos de Filomena. La enfermera continuaba — “Para las náuseas, por las

mañanas, cómase galletitas saladas.” Filomena tragaba en seco. — “Y sobre todo manténgase lim­ pia,” continuó la visitante — “Además no crea todo lo que 1* gente dice. Es natural que a veces usted siente deseos de comer , algo porque su organismo lo apetece..«.*


El rostro de Filomena se iluminó de esperanza. Inocencio tosió y miró fijamente a la joven enfermera como queriendo indicarle algo. "....pero no es cierto que eso haga malograr la cría. Son me­ ros caprichos que pueden evitarse con una buena alimentación. Si usted se alimenta bien su bebé nacerá fuerte y robusto.” Ya en la puerta para despedirse les dijo, con una son­ risa: "Ustedes han estaba viviendo como marido y mujer doce años . . , Ya es tiempo de que se casen.” Ambos quedaron en ir al pueblo y verse con ella para que les ayudara a arreglar les papeles del matrimonio. Cuando la enfermera se perdía ante un recodo del atajo, Filomena le dijo a su marido: "¡Adiós, cará, Chenchito, como que se me ha quitao el an­ tojo de comer panas nuevas.” Inocencio suspiró aliviado, pero Fi­ lom ena añadió: "Cuando vayamos a casarnos me compras la latita de galletas salaítas que dijo la niña. ¿Sabes, mijo?


„v l/_ A

vV ~ yf

^ ÍV

$

CANCION DE CUNA Se enojó la luna, se enojó el lucero, porque esta niñita riñó con el sueño. Duérmete, niñita, para que la luna te traiga un dorado racimo de uvas. Duérmete, niñita, para que el lucero te haga una almohadita de albahaca y romero.


Cuando Nazca el Bebé

1— Alégrate, mujer. Has recibido una bendición del Cielo en tu hijo. No importa que éste sea el primero, el segundo o el úl­ timo. El milagro de la maternidad siempre es hermoso. Alé­ grate y prepárate a alegrarle la infancia a ese nuevo hijo. En todo lo que te sea posible. Que para una infancia ale­ gre tu hijo no necesita dinero ni lujos. Lo que sí va a ne­ cesitar es salud, comprensión. Cariño tendrá de sobra. Que para algo Dios te hizo madre. Pero comprensión va a nece­ sitar mucha. Porque un bebé es un ser indefenso al que es muy difícil comprender del todo.


2— Ocúpate de que inscriban a tu hijo o a tu hija a tiempo y de acuerdo con la ley. Cuando él o ella sea mayor algunos de sus derechos dependerán de la forma como quedó ins­ crito en el Registro Demográfico. Y al ponerle nombre tra­ ta de ponerle un nombre sencillo, claro, simpático. No te • esfuerces en buscar nombres raros o distintos. Los nombres españoles que usaron nuestros abuelos siguen siendo tan I

buenos como siempre. Cuando sea grande probablemente tu hijo agradecerá más el llamarse “José’' o “Pedro” que el tener un nombre demasiado raro o demasiado distinto. 3— Cuídate mucho después del parto. Y tan pronto puedas, a la cuarta o quinta semana, ve a la Unidad de Salud Pública y lleva al bebé contigo. El médico te examinará y exami­ nará a tu hijo. Sigue sus consejos. Recuerda que el médico y la enfermera son buenos amigos y leales servidores de tu hijo. Aprovecha sus consejos y sus servicios. Tanto el mé­ dico como la enfermera de la Unidad de Salud Pública es­ tán ganando su dinero para prestarles servicios a tu hijo y a a ti misma. Aprovecha esos servicios. Son gratis. Sigue sus consejos. Son buenos consejos para tu salud y para la salud de tu hijo. 4— Si en tu barrio hay Estación de Leche aprovecha sus ser­ vicios para alimentar a tu bebé. Pero recuerda que no hay , leche mejor para un bebé que la leche de la madre. Si es­ tés sana, y si el médico no te dice lo contrario, alimenta a

.

tu hijo con tu propia leche. 5— No descuides tu aseo y el aseo de tu hijo. El aseo, la lim­ pieza, es parte importante de la salud, tanto de un niño co­


mo de un adulto. 6— Ten paciencia con tu hijo. No lo castr'gues innecesariamen­ te. Trata de comprender sus necesidades. Las cosas corrien­ tes que tú sabes él las ignora. Y le cuesta mucho compren­ derlas. Ten paciencia. Ya él irá aprendiendo poco a poco. Aprende también tú a saber por qué llora, qué cosas nece*ita, qué es lo que quiere decir en su traba-lenguas. 7— Ten cuidado con las enfermedades del bebé. Cuidado con las diarreas: no se curan con yerbas ni con guarapitos. Tampo­ co se curan con sobos. Estas cosas pueden quizás aliviar mo­ mentáneamente al niño. Pero curarlo no. La diarrea en el bebé puede ser una cosa muy peligrosa. Llévalo al médico. Llévalo a la Unidad de Salud Pública. No te fíes pensando que la diarrea se debe a que el bebé está empezando a echar los dientes. Los dientes nada tienen que ver con la diarrea k | que el bebé tenga. Llévalo al médico. Llévalo a la Unidad de Salud Pública. Y házlo a tiempo. 8— El bebé, además de buena alimentación, de aire puro y de aseo personal, necesita distracción. El bebé necesita jugar. Juega con él. Déjalo jugar. Pero está pendiente para que no juegúe con cosas que pueden ser peligrosas: herramien­ tas, fósforos, quinqués, cuchillos. Tú y tu marido deben compartir las alegrías del juego con el bebé. Pero deben también velar porque el niño esté protegido contra peligros de los cuales él no sabe aún defenderse. Cuidado con las mordidas de ratones, ardillas, cerdos, perros. Cuidado con los picotazos de las aves. Hasta que aprenda a valerse por sí mismo tu bebé necesitará de vigilancia para que pueda vivir seguro y libre de peligros..


UNA VISITA OPORTUNA ANA se alegró mucho cuando vió acercarse a su casa a su prima Carmen. Desde mucho antes de Ana haber dado a luz el nene, su pri­ ma no venía a visearla. Hacía ocho años que Carmen se había casado y desde entonces había ido a vivir con su esposo al barrio Ciénaga Alta. Ya Carmen tenía un nene de siete años que estaba en la es­ cuela. En todo ese tiempo había venido a visitar a su prima Ana dos o tres vecefc. El bariio Ciénaga Alta queda algo distante d® Palma Sola y hay que subir algunas cuestas muy empinadas pa­ ra llegar de una casa a otra. Ana se había casado con un muchacho de su barrio. Habían construido una casita en la finca del padre de su esposo y allí vivían. Hacía poco más ae cinco meses que había tenido su pri­ mer nene. Aquel día pues Ana sintió un alegrón muy grande cuando vió que su prima venía '•amino de su casa. La esperó en la puerta desde que la vió a lo lejos cuando bajaba la cuesta del mangó.


Tenía el nene en los brazos para que Carmen lo viera. — ¡Carmen! ¡Dichosos los ojos que te ven! Por fin, ya yo creí que ni te acordabas de nosotros. — Hija, es que desde que abrimos el negocito Pablo ni yo tenemos tiempo para nada. Imagínate, él trabajando en la finca y yo atendiendo el negocio. Además esas cuestas matan gente, chica. Oye, pero qué mono está el nene. Y está grande para cin­ co meses. — Si lo hubieras visto cuando nació, parecía un muñequito. Bueno Carmen, por lo que me han dicho llevas tu hijo muy bien criadito. Estarán muy orgullosos de él. —Nos sentimos muy contentos con M agüitos. Yo lo he criado con cuidado. Mira Ana, nosotros los pobres lo que más de­ bemos tener con nuestros hijos cuando estamos criando, es cui­ dado. Es muy importante. —Carmen, cuéntame. Quiero que me digas muchas cosas de esas que tú has aprendido para criar bien tu nene. Como yo soy primeriza, tú sabes..». —Pues mira, lo que he hecho lo he ido aprendiendo en las conferencias que dan algunos días de la semana en la Unidad de Salud Pública. Son muy interesantes y enseñan mucho. Ni tú ni ninguna madre que está criando debe perdérselas. — Eso me han dicho. Por aquí yo he visto bajar a Lola unas cuantas veces con la nena más chiquita cuando va para la Uni­ dad. Ella me ha dicho que yo también debo ir, p e ro ... qué se yo. Tú sabes cómo nos crió mamá a nosotras, sin nada de eso de Uni­ dades ni médicos. —Ana, los tiempos cambian. Por no haber antes las facili­ dades que hay hoy, es que se morían tantos niños. Mientras no-


.

sotras teníamos suerte de criarnos, había miles que se morían por no haber las atenciones y facilidades que hoy tenemos. Tú no debes dejarte llevar por eso — Bueno, ¿Y tú no encuentras grande al nene para cinco meses? — Sí, creo que está muy bien. De ahora en adelante «es que tienes que tener cuidado con él, Ana. Tú también debes cuidarte. *

— Mira, yo ahora como más que nunca, salí del parto con una canina terrible. Además, como estoy criando me tomo una malta todos los días. — Mira Ana, a ti te pasa como a muchas madres que cuando están criando le dan demasiado importancia a la malta. La malta es buena pero no alimenta más que la leche. También a mí me decían que una daba más leche cuando estaba criando si toma­ ba malta. Yo aprendí que eso no es cierto. El dinero que gastas en malta lo debes de gastar mejor en leche que alimenta más. — ¿Y qué tú le dabas a tu nene cuando tenía la edad de éste? — Todavía yo le daba el pecho. También le daba jugos de china y de toronja Los jugos de frutas del país son mejores que los enlatados. Muchas madres pobres gastan sus chavos en jugos de peras y de melocotón de latas para sus niños y fíjate tú Ana, con esos mismos chavos pueden comprar chinas o toronjas que son más alimenticias. /

>


—¿Y no le dabas otros alimentos? — Si, le daba avena colada. Le encantaban las sopitas de calabaza y de papas. Oye, y todavía la calabaza es mejor que las papas. Esto también yo lo variaba dándole purés de yautía o de ñame. Algunas veces también le daba harina de maíz con leche. —¿No le dió diarreas alguna vez? —Sí, pero yo lo llevaba adonde el médico enseguida. Yo nunca traté de cortarle las diarreas a Marquitos con guarapillos. Las enfermedades del estómago en los niños son muy delicadas y lo mejor es llevarlos donde el médico enseguida. El médico es el que ha estudiado y sabe de estas cosas. Todos los años mueren niños por estar las madres probando con remedios caseros o de curanderos cuando sus hijos se enferman. No es tan difícil hoy ver un médico enseguida que se enferma un niño, tú lo sabes, Ana. —Pues mira, Carmen, en estos días éste ha estado malito del estómago. Ha tenido diarreas y de noche le duele la barríguita, pero como está empezando a echar los dientes, tú sabes . .. —No, Ana, no, tú estás equivocada, esas diarreas y ese dolorcito de barriga no son porque el nene esté echando los dientes.


X \

Así cree mucha gente, pero eso no es verdad. Muchas madres no le dan importancia a esas cosas cuando sus hijos están echan­ do los dientes y por eso se mueren tantos niños así chiquitos. Yo te aconsejo que lo lleves donde un médico que lo vea. — Pues chica, como a mí me habían dicho que se le corta­ ban con un purgantito de maná.... — No, hija, esas cosas es mejor consultarlas con el médico y que él recete la medicina que él cree que conviene. Si yo le hu­ biera ido a hacer caso a ía gente cada vez que Marquitos se me enfermaba yo creo que me lo hubieran llevado para el cementerio hace rato. —¡Cuánto te agradezco que me lo hayas dicho! ¿Y Pa­ blo, piensa como tú de estas cosas? .—Claro, Pablo era el primero que se preparaba para llevar i

el nene donde el médico cuando algo le sucedía. En eso sí que con Pablo no hay quien pase. El como yo oía todo lo que nos decían que le diéramos al nene cuando se enfermaba, pero a to­ dos les contestaba con un ¡ujum!, y luego me decía que nos pre­ paráramos para llevar el nene donde el médico. #

—A la verdad, Carmen, que quien ha criado un hijo como tú

has criado a Marquitos tiene que saber de estas cosas. Yo hija, i como no salgo de aquí nunca y últimamente vienen aquí tan po­ cas visitas, figúrate....


■ — Pues es Sueno que aprendas estas cosas, El nene no tiene ahora nada más que cinco meses asi es que te falta mucho toda­ vía. —Bueno, Carmen, hemos dado una gran lata. Pero una la­ ta que yo necesitaba. Déjame prepararte una taza de café y de

i

una vez voy a prepararle el biberón al nene. — Vamos, que yo te voy a ayudar. Así le doy tiempo a Pa­ blo que fué a ver la novilla que tiene en casa de don Juancho. El »< • ' - ■* quedó de recogerme cuando bajara. v

— ¿Entonces no te quedas esta noche acá? —No, de ninguna manera. Mamá está sola con Marquitos y

se estará volviendo loca en el negocio. Tenemos que irnos hoy mismo. Las dos se fueron a la cocina donde prepararon el café. Car­ t

men aprovechó para decirle a su prima que no debía darle el agua a su nene si antes no la habían hervido a pesar de que Ana le di­

jo que el agua que le daba era del tiempo. —SÍ quieres seguir mis consejos, le dijo Carmen, debes hervir toda el agua que le des al nene. Anocheciendo salieron Carmen y su esposo de en casa de Ana. Pablo había pasado a recogerla como había quedado. Por el camino Carmen pensaba que había hecho muy bien en venir a visitar a su prima. Por su patte Ana le contó a su esposo cuando éste llegó to­ do lo que le había explicado su prima. Ella iba a seguir los con­ sejos que Carmen le había dado pues quería tener un niño sano y saludable como el de ella. Aquella había sido en verdad una visita muy oportuna.


POEMAS CUENTOS ¡Cuentos que repiten sencillas madrinas muy bajo a los niños cuando no se duermen, « y que en sí atesoran del sueño poético el íntimo encanto, la esencia y el gérmenl ¡Cuentos más durables que las convicciones de graves filósofos y sabias escuelas, y que rodeásteis con vuestras ficciones las cunas antiguas de las bisabuelas! Fantásticos cuentos de duendes y hadas, que pobláis los sueños confusos del niño, ¡el tiempo os sepulta por siempre en el alms y el hombre es evoca con hondo cariño! J o sé A su n c ió n S i l v a ,


LA RONDA DE LA LUNA Luna, Luna, Luna:

Luna, Luna, Luna:

Mira nuestra ronda,

¿juegas a la ronda?

blanca como tú

¿Sabes la canción

como tú redonda.

de la Infanta blonda?

¿Conoces la historia

Dile que esta noche

de Caperucita?

tú quieres jugar.

Oye, niña Luna,

¡Baja, y con nosotros

¿tienes madrecita?

ven pronto a cantar! G a stó n F ig u e ira s

NO HA MUERTO LA PAJARA PINTA ¿Qué se haría la Pájara Pinta que cantaba en los verdes limones? ¿Moriría de pena la pobre?

está enferma la pobre, •

porque ya los niños la han abandonado y no cantan las viejas canciones. No, no ha muerto la Pájara Pinta, se ocultó entre los verdes limones, esperando que vuelva la ronda con su sarta de risas y voces..«


NOV HAY MALX QUE POR BIEN NO VENGA * '

Desde que Cándida se casó nunca le había sucedido lo que aquella mañana. Mire usted y que amanecer sin café. Y azúcar solo le había quedado una poquita La que Geño había usado en el trago de ca­ fé negro que se había tomado por la madrugada antes de irse al trabaja Ya el sol estab* alto y había que mandarle a Geño la vme~ rienda como a las nueve. ¡Imagínese! El pobre estaba “fajao" en la tala de don Nicanor desde bien temprano. El había dicho que quería regresar temprano a su casa ese día. Candita dejaba todas las noches café colado para que su 35


marido por la mañana lo calentara y ss lo tomara antes de irse a trabajar. Ella siempre se quedaba en la cama con bl nene. Paquito, el chiquitín, solo tenía año y medio y a pesar de ser el primero de aquel matrimonio joven, lo llevaban bastante bien criadito. Muy felices vivían Cándida, su esposo Geño y el nene en la casita que éste Jiabía construido para casarse. Geño esta­ ba aprovechando esos días que había trabajado continuo en casa de don Nicanor, i ver si podía ahorrar algunos chaves para sacar­ le un alero en la parte atrás a la casita. Cándida refunfuñó cuando se dió cuenta que no había café t para colar. Pero no haoía más remedio que ir a la tienda a busl cario. La única tienda que había por aquellos contornos era la de don Felo que estaba a la orilla de la carretera. Se tiró un traje por encima, le puso los pantalones al nene y salieron para la tienda. Por las mañanas la tienda de don Felo siempre estaba muy concurrida. Allí llegaba el periódico y siempre leía en alta voz las noticias del día. A Candita le gustaba ir por las mañanas pues siempre en­ contraba a alguna vecina amiga con quien hablar. Muchas veces, según decía ella, algo sacaba de lo que allí oía que comentaban y leían. Doña Juana la mujer de don Felo era una señora que co­ nocía mucho. Iba al pueblo con frecuencia y leía los periódicos to­ dos los días. En el barrio tenía fama de ser muy conocedora de to­ do.

# \

Aquella mañana ella estaba hojeando “El Mundo’’ cuando Candita entró con el nene a la tienda. —Candita, ¿cómo tú traes ese nene tan temprano y descal­ zo por ese camino mojado? —Mire doña Juana si no lo traigo conmigo se “escorrota” 11o-


\

\

.

' raudo. Usted no sabe lo rabioso que es. —Pero es que por muchas cosas, por lo menos debes poner­ le los za^atitos si lo vas a traer por el camino mojado. Esa hume­ dad en los pies tan temprano después de haber estado durmiendo puede enfermarle. — Bah, si él está acostumbrao. —No te dejes llevar por eso Candita. Por eso es que se ven tantos niños enfermos. Por el descuido de nosotras mismas las ma­ dres. ¿Tú no sabes una cosa? — ¿El qué? —Tú no sabes que por la planta de los pies es que la gente coge la enfermedad que llaman uncinariasis? —¿Ah si? ¿Y cómo es eso? —Pues mira, ese nene andando descalzo por el camino pue­ de pisar algún sitio donde haya microbios de esa enfermedad. Por la piel de los piececitos estos microbios se introducen y así se coge la enfermedad. —¿Y de dónde vienen esos microb'os? —Pues te diré. Chica, muchas veces la gente hace sus nece­ sidades en la tierra. Ahí se reproducen los microbios que luego se riegan y pueden estar en cualquier sitio que podamos pisar. —Yo no sabía eso. Y me alegro saberlo. Así ahora tendré más cuidado con el nene.


—Mira Candita, todas esas cosas las explican muy bien en las reuniones que dan en el centro médico. Tú debes ir los días de semana que dan esas reuniones. Y tú más, que estás criando ahora. Son muy interesantes. La conversación le está muy interesante a Candita pero el pequeñín ve llegar unos mangos que traen a la tienda y empie­ za a pedirle a su mamá que le compre uno. — Doña Juana, este muchacho es el demontre. Mire usted, y que antojársele ahora los mangos esos.

. No me queda más

remedio que darle uno porque sino, no me deja vivir. Candita coge un mango de la canasta que han traído a la tienda y trata de dárselo al nene pero doña Juana la ataja a tiem­ po y se lo quita. —No, no le des ese mango sin lavarlo. Dame acá, yo lo voy a lavar. — No se moleste, doña Juana. — Es por la salud de tu hijo. A los niños nunca debe dárseles las frutas sin antes lavárselas. Mira, Candita, eso es tan importan­ te como que debes siempre lavarle las manos antes de darle los alimentos. —¿De veras? —Claro, precisamente de comer las frutas sin lavar y por llevarse alimentos a la boca con las m^nos sucias es que los niños crían lombrices. —No me diga. Pues yo creía que las lombrices las producía el comer mucho dulce. —Así cree mucha gente, pero eso no es verdad. Las lombri­ ces nacen de unos hjievitos casi invisibles que se encuentran a ve­ ces hasta en el sucio de las frutas o en el sucio que los niños cogen en las manos. Por eso es que las frutas deben lavarse antes de co-


merlas. Tampoco nunca debe dejarse a les niños llevarse nada a la boca con las manos sucias. Mientras doña Juana explicaba a Candita, el nene se calmó un poco y la madre guardó el mango para dárselo más tarde en la casa. Aquella explicación de su vecina le había dejado pensando. En eso llegó don Manolo el del otro lado del río. Este era tam­ bién un señor muy conservador que le gustaba venir con frecuen­ cia a la tienda a charlar con los otros vecinos y a comentar las no­ ticias del día. — Doña Juana, —dice don Manolo, — ¿No está ahí en El Mundo la noticia que oí anoche por radio? —¿Cuál, don Manolo? —Pues dijeron que en un barrio de Arecibo, no recuerdo aho­ ra cual, unos muchachitos se habían quedado solos en la casa mientras sus padres iban a visitar unos compadres cerca y que uno de ellos se puso a jugar con los fósforos. La casa y que se pren­ dió y se quemaron los dos más pequeños. — Virgen Santísima. —repitieron a coro doña Juana, Can-


dita y otros que habían llegado a la tienda. — Voy a buscarlo para leerlo con calma después, dijo doña Juana. —Esos sen los descuidos de muchos padres, —dijo don Ma­ nolo, —Hoy en día hay muchos padres que son descuidados con los hijos. Usted ve, Candita, ese niño que Dios guarde, ahora es que necesita cuidado. En esa edad es que ellos empiezan a que­ rer cogerlo todo. Nunca deben tenerse fósforos al alcance de ellos porque todo lo que ven en los mayores ellos también lo quieren hacer. —Así es, —dice doña Juana. —En casa que ya todos somos grandes siempre tenemos cuidado de que el quinqué esté en sitio bien seguro. Mire y cuando aquí llegan los sobrinitos de Felo lo primero que yo hago es poner las herramientas en un sitio que ellos no las puedan coger para jugar. —Bueno, doña Juana — dice Candita— yo que vine a buscar café y una azúcar y creo que me ha cogido el medio día en la tien­ da — Bueno, pero después de todo yo creo que hoy sabes más que ayer. Y mucha falta que te hace a tí y a muchas madres jó­ venes como tú saber éstas cosas acerca de sus hijos. Como ven­ ga una aquí, yo siempre la aconsejo y le digo que vaya ai centro médico a las reuniones. —Sí, yo pienso comenzar a ir desde la semana que viene que Mariita mi hermana piensa venir a pasarse unos días con nosotros y puedo dejar el nene con ella. —Ah, mira Candita, me dicen que hay en el barrio unos cuan­ tos niños que le están dando unos dolorcitos de barriga. Ten cui­ dado con el tuyo, no le des el agua sin hervir, eso es muy impor40


\

tante. A los niños de esa edad debe hervírsele siempre el agua qua toman. Ya se estaba despidiendo Candita de su buena vecina y con\

sejera cuando en la puerta se apareció Geño. —Muchacha, yo pensaba que te ibas a quedar aquí todo el día. —Hombre, me entretuve oyendo a doña Juana. Tú no sa­ bes lo mucho que he aprendido hoy por la mañana con ella. ¿Y qué

»

te pasó que llegaste tan temprano? —Pues que don Nicanor tuvo que salir para el pueblo y tu­ vimos que suspender hasta que él traiga unas semillas que faltan. —Ah, yo creía que te habías venido porque estabas estrasijao. —No, pero por lo visto si no tengo que venir, sabe Dios a qué hora tu me hubieras llevao el pienso. —Bueno Doña Juana hasta otra y gracias por sus consejos. Y Candita, Geño y el nene se encaminaron para su casita. Por el camino ella le contó todo a su esposo y este aprobó después de todo el que su mujer se hubiera tardado en la tienda. — Mire usted —se decía Candita— no hay mal que por bien no venga. Vino bien el que hubiese amanecido sin café y azúcar. Creo que hoy sé más que ayer, pa poder criar saludable a ese mu­ chachito mío.


dita y otros que habían llegado a la tienda. — Voy a buscarlo para leerlo con calma después, dijo doña Juana. —Esos sen los descuidos de muchos padres, —dijo don Ma­ nolo, —Hoy en día hay muchos padres que son descuidados con los hijos. Usted ve, Candita, ese niño que Dios guarde, ahora es que necesita cuidado. En esa edad es que ellos empiezan a que­ rer cogerlo todo. Nunca deben tenerse fósforos al alcance de ellos porque todo lo que ven en los mayores ellos también lo quieren hacer. —Así es, —dice doña Juana. —En casa que ya todos somos grandes siempre tenemos cuidado de que el quinqué esté en sitio bien seguro. Mire y cuando aquí llegan los sobrinitos de Felo lo primero que yo hago es poner las herramientas en un sitio que ellos no las puedan coger para jugar. —Bueno, doña Juana — dice Candita— yo que vine a buscar café y una azúcar y creo que me ha cogido el medio día en la tien­ da — Bueno, pero después de todo yo creo que hoy sabes más que ayer. Y mucha falta que te hace a tí y a muchas madres jó­ venes como tú saber éstas cosas acerca de sus hijos. Como ven­ ga una aquí, yo siempre la aconsejo y le digo que vaya al centro médico a las reuniones. —Sí, yo pienso comenzar a ir desde la semana que viene que Mariita mi hermana piensa venir a pasarse unos días con nosotros y puedo dejar el nene con ella. —Ah, mira Candita, me dicen que hay en el barrio unos cuan­ tos niños que le están dando unos dolorcitos de barriga. Ten cui­ dado con el tuyo, no le des el agua sin hervir, eso es muy impor40


tante. A los niños de esa edad debe hervírsele siempre el agua qua toman. Ya se estaba despidiendo Candita de su buena vecina y con\ # sejera cuando en la puerta se apareció Geño. —Muchacha, yo pensaba que te ibas a quedar aquí todo el día. —Hombre, me entretuve oyendo a doña Juana. Tú no sa­ bes lo mucho que he aprendido hoy por la mañana con ella. ¿Y qué te pasó que llegaste tan temprano? —Pues que don Nicanor tuvo que salir para el pueblo y tu­ vimos que suspender hasta que él traiga unas semillas que faltan. —Ah, yo creía que te habías venido porque estabas estrasijao. -—No, pero por lo visto si no tengo que venir, sabe Dios a qué hora tu me hubieras llevao el pienso. —Bueno Doña Juana hasta otra y gracias por sus consejos. r

Y Candita, Geño y el nene se encaminaron para su casita. Por el camino ella le contó todo a su esposo y este aprobó después de todo el que su mujer se hubiera tardado en la tienda, — Mire usted —se decía Candita— no hay mal que por bien no venga. Vino bien el que hubiese amanecido sin café y azúcar. Creo que hoy sé más que ayer, pa poder criar saludable a ese mu­ chachito mío.


dita y otros que habían llegado a la tienda. — Voy a buscarlo para leerlo con calma después, dijo doña Juana. —Esos sen los descuidos de muchos padres, —dijo don Ma­ nolo, —Hoy en día hay muchos padres que son descuidados con los hijos. Usted ve, Candita, ese niño que Dios guarde, ahora es que necesita cuidado. En esa edad es que ellos empiezan a que­ rer cogerlo todo. Nunca deben tenerse fósforos al alcance de ellos porque todo lo que ven en los mayores ellos también lo quieren hacer. —Así es, —dice doña Juana. —En casa que ya todos somos grandes siempre tenemos cuidado de que el quinqué esté en sitio bien seguro. Mire y cuando aquí llegan los sobrinitos de Felo lo primero que yo hago es poner las herramientas en un sitio que ellos no las puedan coger para jugar. —Bueno, doña Juana — dice Candita— yo que vine a buscar café y una azúcar y creo que me ha cogido el medio día en la tien­ da — Bueno, pero después de todo yo creo que hoy sabes más que ayer. Y mucha falta que te hace a tí y a muchas madres jó­ venes como tú saber éstas cosas acerca de sus hijos. Como ven­ ga una aquí, yo siempre la aconsejo y le digo que vaya al centro médico a las reuniones. —Sí, yo pienso comenzar a ir desde la semana que viene que Mariita mi hermana piensa venir a pasarse unos días con nosotros y puedo dejar el nene con ella. —Ah, mira Candita, me dicen que hay en el barrio unos cuan­ tos niños que le están dando unos dolorcitos de barriga. Ten cui­ dado con el tuyo, no le des el agua sin hervir, eso es muy impor-


1 ' . tante. A los niños de esa edad debe hervírsele siempre el agua que toman. Ya se estaba despidiendo Candita de su buena vecina y consejera cuando en la puerta se apareció Geño. —Muchacha, yo pensaba que te ibas a quedar aquí todo ei día. —Hombre, me entretuve oyendo a doña Juana. Tú no sa­ bes lo mucho que he aprendido hoy por la mañana con ella. ¿Y qué te pasó que llegaste tan temprano? —Pues que don Nicanor tuvo que salir para el pueblo y tu­ vimos que suspender hasta que él traiga unas semillas que faltan. —Ah, yo creía que te habías venido porque estabas estrasijao. —No, pero por lo visto si no tengo que venir, sabe Dios a quó hora tu me hubieras llevao el pienso. —Bueno Doña Juana hasta otra y gracias por sus consejos. \

Y Candita, Geño y el nene se encaminaron para su casita. Por el camino ella le contó todo a su esposo y este aprobó después de todo el que su mujer se hubiera tardado en la tienda. — Mire usted —se decía Candita— no hay mal que por bien no venga. Vino bien el que hubiese amanecido sin café y azúcar. Creo que hoy sé más que ayer, pa poder criar saludable a ese mu­ chachito mío.


En las Unidades de Salud Pública y en los Centros de Sa­ lud hay un servicio valioso de médico y enfermera para la ma­ dre y el bebé. Este servicio es completamente gratis. Debemos aprovecharlo. Aprovechando ese servicio estamos contribuyen42


do a mantener nuestra buena salud y la de nuestros hijos. El Departamento de Salud está cumpliendo su deber al dar ese servicio. Pero nosotros no estaremos cumpliendo nuestro de­ ber para con nosotros mismos si no aprovechamos ese servicio V • gratis. Nuestra salud y la de nuestros hijos es problema nuestro que tenemos que ayudar a resolver con nuestro propio esfuerzo. No desperdiciemos las oportunidades de hacerlo. Utilicemos to* dos los servicios médicos que se nos ofrecen gratis.

SERVICIO PARA EMBARAZADAS Este servicio gratis es para las mujeres que van a ser ma­ dres, no importa que sean primerizas o que hayan tenido mu­ chos hijos. El servicio funciona con el nombre de “Clínicas Para Embarazadas”. Pero el nombre de “clínica” no quiere decir que usted tenga que hospitalizarse. Simplemente quiere decir que usted tendrá los siguientes servicios: 1— Examen físico general 2— Exámenes de laboratorio lo cual incluye examen de la 1 sangre, de la orina, de la excreta, etc. 3— Servicio de dentista, y explicación de cómo cuidar su den­ tadura. 4— 5—

Visitas a su hogar por la enfermera de Salud Pública. Instrucciones personales de la enfermera en relación a:

Dieta adecuada (qué debe usted comer durante el emba­ razo) Higiene personal (cómo mantener su cuerpo aseado v lim­ pio durante el embarazo y por qué debe hacerlo así). Preparativos para el bebé (cosas que usted debe preparar para el parto y para uso del bebé, y por qué es importante que uss.


y

SERVICIO PARA EMBARAZADAS DIA HORA

SERVICIO PARA BEBES DIA l-ÍORA

¿CUANDO RECIBE


SERVICIO PARA BEBES El servicio para bebés funciona bajo el nombre de “Clínicas de Pediatría". Lo de “clínica” ya usted sabe lo que quiere decir. Se refiere a servicios médicos y no a estadía en un hospital. Estos seryicios se le dan a usted y a su bebé cuando usted visita la Uni­ dad o el Centro de Salud. Eñ cuanto a la palabra “Pediatría" aunqne suena muy rara quiere sencillamente decir “ciencia que tra­ ta sobre el cuidado de los niños". De modo que cuando usted vea u oiga hablar de “Clínica de Pediatría” ya sabe que quiere decir 4

*Servicio M édico para la atención de los bebés” .

Este servicio

gratis del Centro de Salud o de la Unidad de Salud Pública dá atención especial al recién nacido y al estado de la madre recién parida. Usted recibirá instrucciones y orientación de cómo cuidar al niño y de cómo mantener su salud de usted y la de su hijo también.

<

¿CUANDO RECIBE USTED ESOS SERVICIOS? Es bueno que usted averigüe en la Unidad de Salud Públi­ ca de su pueblo o en el Centro de Salud de su barrio los días de la semana y las horas en que se dan estos servicios. A usted, si solicita esos servicios, le dirán día y hora en que debe ir. Así usted estará segura de que no pierde su viaje. Y así también ayu­ dará usted al médico y a la enfermera a hacer planes que facili­ ten el trabajo de modo que el servicio pueda rendir para el ma­ yor número de personas. No olvide esto. Tanto para el Servicio de Mujeres Emba­ razadas, como para el Servicio de Bebés, usted debe pedir en la Unidad o en el Centro, día y hora segura en que usted será aten­ dida. Así se ahorrará usted trastornos y facilitará la labor del mé­ dico y la enfermera.

45


Guanina,la Princesa India En viejos libros que hablan de historia de Puerto Rico se lee el episodio de la princesa india Guanina y del guerrero espa­ ñol Don Cristóbal de Sotomayor. Los españoles, que habían invadido la Isla, estaban en gue­ rra con los caciques boriquenses. Guanina era hermana de uno de estos caciques. Cristóbal de Sotomayor era jefe de una expe­ dición de guerra española, que se abría paso por el interior de Borinquen. Cuenta la leyenda que Guanina y Sotomayor se amaron, por encima del odio y del rencor que separaba a los dos pueblos: el español y el indio. Guanina supo que su hermano, el cacique, le preparaba una emboscada a los españoles. La princesa fué a avisarle a su ama­ do del peligro que corría. Pero Sotomayor, soldado orgulloso, no hizo caso de la advertencia y continuó su avance. Guanina skbía que aquella temeridad iba a costarle la vida al hombre que ama­ ba. Sabía también que ella era traidora a su pueblo por avisar al enemigo y que si los suyos la encontraban allí la matarían junto a los españoles. Sin embargo no quiso separarse de Sotomayor. Esperó junto a él el ataque de los indios capitaneados por su her­ mano. La emboscada no se hizo esperar, tal como lo había previs­ to Guanina, la princesa india murió junto é su amado. Sólo un español, el intérprete Juan González, se salvó de la matanza fin­ giéndose muerto. Fué él quien luego contó la historia que hoy leemos en viejos libros que hablan de nuestro pasado.


Siglos después una niña puertorriqueña, María Josefa Rechani González, de 10 años, escribe un poema recordando aquel episodio histórico. He aquí el poema que habla de la princesa Guanina y del soldado Cristóbal de Sotomayor. “¡Vienen ya los indios!” grita Juan González. ¡Era cierto, era verdad! Por senderos escabrosos Sotomayor corre ya. A indios y a castellanos Guanina triste contempla. ¡Cuántas lágrimas brotaron de aquellos ojos de pena! Cerca estaba su muerte, la de Sotomayor también. Mano india arrebató la vida del castellano caballeroso, cortés, y también muy buen soldado. Al amanecer, en el alba, el hermano de Guanina de la ensángrentada cima mandó a buscar a los muertos. ¡Cuál sería su sorpresa al ver que muerta yacía en los brazos de su amado la bellísima Guanina!


JÜANIIO YA A LA ESCUELA Juanito miró atrás. Aún divisaba la escuela entre los palos de flamboyán. En la puerta estaba Miss Sosa. Le había parecido muy buena. A él le dijeron: “a que la maestra te grita.” Y era se­ guro que lo pellizcaba. Sin embargo ella se sonrió mucho con él y hasta lo acarició. Pensó en Juana. Lo estaría esperando a pique de la que­ brada para pasarlo al otro lado. Miss Sosa y Juana se le parecie­ ron mucho. “Las dos se ríen igualito y los ojos son grandes y dul­ ces” — pensó. Cuando él le dijo a Miss Sosa que la llamaba Jua­ na, ella le había indicado que debía decirle mamá o mami. — “Bue­ no, es lo mismo decirle Juana, así la llamaban toditos, ¿no?” Recordó los lápices que repartió la maestra. Eran rojos, ama­ rillos, verdes y azules. ¡Se hubiera quedado con todos! ¡Qué lindos eran! Vió un cundiamor en las matas de maya junto al caminito. Lo arrancó y comenzó a sacarle las pepitas. Le pareció oir a Juana: “Muchacho . . . ¿No te he dicho milentas veces que no cojas los cundiamores?” — Se lió y botó la fruta entre la maleza. Miss Sosa le había mirado las uñas y el pelo. El las tenía limpias y sin piojos el pelo. Juana le había estregado por la mañana hasta que las orejas le dolieron y se le pusieron calientes, Ja, Ja! El siempre pensaba que le iban a arrancar el canta / El muchacho aquel bojotú no había querido darle el lápiz. Y por eso peleó. —“¿Por qué no puedo coger tos los lápices que


Había estado todita la mañana en la escuela. Debían ser ya las doce y media. Miró el sol en lo alto del cielo. Sint'ó hambre. —‘‘No le he echac ná al estógamo. Si hubiera sío en casa ha­ bría pellizcao del bacalao y de las fritas.” —Aligeró el paso y lue­ go corrió por el caminito.

De súbito oyó el trinar de un ruiseñor. Se detuvo y miró ha­ cia lo alto de un palo de tamarindo. Tras de varios segundos lo vió entre las hojas. Era grande y el pecho estaba llenito y les plumas le parecieron suavecitas y brillosas. ¡Si pudiera saber dón­ de tenía el nido! A lo mejor encontraba pichones emplumando. — “Tendré que dejarlos allí hasta que crezcan. Escupiré el nido, después que toque los pájaros. Así no se irán con la mai a otro sitio”.


¿Estaría bien Juana? ¿Y si le daba un dolor mientras él es­ taba en la escuela? Se sentó en una piedra. Los zapatos le apre­ taban como demonios. '‘¡Contra! ¿Por qué usar zapatos para ir a la escuela? Papá trabaja tan lejos. Apuesto que la central está co­ mo a una hora de andar largo y tendió.” Vió una piedra color ro­ sa. La recogió y la puso en un bolsillo. Con aquella ya eran como mil... bueno, por lo menos eran muchas. Se echó los zapatos sobre el hombro y siguió caminando. Al bajar la cuesta vió a Juana junto a la quebrada. Corrió rápida­ mente. Al llegar junto a ella la besó y la abrazó. — Bendición, Juana. — Dios te favoresca. ¿Te gustó la escuela?

'

\

(

— Pues te voy a decir. En algunas cosas sí y en otras no. Tú me hiciste mucha falta. Y la maestra se llama Miss Sosa ¡y es más linda! Y me miró las uñas y las orejas. Hay muchos muchachos y uno es tan grande-como tú Y Miss Sosa nos dijo que . . . — Muchacho .... una cosa a la vez — interrumpió Juana mientras subían la jalda. — ¿No comiste en el comedor escolar? —No — repuso Juanito, — quería venirme enseguida pa ca­ sa.... —¡Entonces debes estar estrasijaol —Tengo las tripas pegás. La Miss nos dijo que hay que comer mucho pa que uno crezca ligero. Ah... y nos dijo que lo primero que íbamos a aprender era a escribir. — ¿Y no te regañó, Ito? ¿No me oyes? — volvió a interroI gar Juana, al ver que Juanito miraba hacia otro lado. — Bueno, pues una vez.... pero no fué casi ná ¿sabes? Un muchacho y yo por poco pegamos a las trompás. — ¿Y por qué?


'

-—Porque yo quería dos lápices de los que dieron, uno colorao y otro amarillo . . . . Bueno, yo los quería toítos y Miss Sósa me regañó. — Y con razón. Pero mira, mijo, ¿no ves que en la escuela tienes que dividir las cosas con los demás muchachos? No es co­ mo aquí, que todito es de nosotros. Y tú a lo mejor te sentiste muy importante y creiste que tó iba a ser para tí. Arrecuérdate que # los otros muchachos se sentirían igual. De ahora pa-lante tie­ nes que recordarte de eso. Que hay mucha gente en el mundo y que tenemos que vivir en paz con tos nuestros prójimos. Tú va« a necesitar de los demás asina mismo como ellos necesitarán de tí. ¿Sabes? Juanito no respondió* Se acercó al pequeño que lloraba so­ bre el petate y con un paño le limpió los mocos. Luego volvien­ do la cabeza dijo a Juana: — Pues entonces la escuela no me va a gustar mucho. ¿PA qué me mandas allá entonces? ¿Pa tenel que aguántale a los otros? — Te mando a la escuela para que estudies y llegues a ser un hombre de provecho. Un día tú serás el sostén de Juana, cuan­ do yo sea más vieja y más arrugá que una pasita.

..

v ' ..

'• 'V.


Juanito miró por la ventana. Pensó en la escuela. ¿Cómo seguirían las cosas en la escuela después? Si aquel bojote le de­ cía algo.... “Pues me hago el enfermo. . . No, no voy ná a la es­ cuela” — pensó. Un montón de ideas se le metieron en la mente. Ya sabría él qué hacer. —“¡Córcholis!” — dijo para sí mientras buscaba con la vista un gorrión que oía cantar— “Si me ajoran mucho formo un pataleo grande.” Se imaginó la correa del padre cayendo ya sobre él. —“Pues si no quiero, ni con la correa me van a hacer ir.” Recordó a Miss Sosa. —“A pesar que la Miss es buena”. Se sintió confundido y no supo qué pensar, y quedó junA :

1*

to a la ventana repitiéndose la misma pregunta una y otra vez: “¿Qué va a pasar?” ‘'¿Qué va a pasar?” Y miraba por la ventai ... na como si viera por vez primera un mundo nuevo. ¿Qué mun­ do era ese donde ya él no iba a ser el único, el importante? El gorrión seguía cantando, pero ya Juanito no le prestaba atención. El hijo de Juana empezaba de pronto a tener otras preo■cupaciones.

i


EL RONDO, O JUEC-O DEL HERMANO BARTOLO Este juego, que divierte lo mismo a niños o niñas, a chi­ cos o adultos, sólo necesita para jugarlo, de una varita y de un grupo dispuesto a pasar un buen rato. El grupo de jugadores se divide del siguiente modo. Un

jugador, el “que sirve”, se coloca en el medio. Los demás, o el coro, se colocan en rueda alrededor del primero. Para elegir al **que sirve” se puede echar a la suerte cantando el tin, marín, de los tingué” o con “la piedra en la mano”. Esto no es necesa53

/ '

'


sarlo si alguien, voluntariamente, se presta a “servir” o sea, a quedarse en el medio de la rueda. El que se queda en medio de la rueda es el “Mano Barto­ lo”. Los que forman la rueda alrededor componen el “Coro”. Al­ guien del Coro tiene una varita que va pasando por detrás al compañero de la izquierda o de la derecha. La varita debe pasar de mano en mano de modo que el “Mano Bartolo” no se dé cuen­ ta quién es el que tiene la varita. Si “Mano Bartolo” adivina quién tiene la varita entonces el que ha sido descubierto pasa a ser “Mano Bartolo”, en el centro de la rueda, y éste pasa a ocu­ par el lugar del otro en el Coro. Para empezar el juego el Coro, mientras pasa la varita, canta “Mano Bartolo”. Mano Bartolo contesta: “Bartolo, her­ manos” El Coro pregunta entonces: “Adivinadme, ¿quien tiene el foete en la mano?” Esto lo seguirán repitiendo durante todo el juego el “Ma­ no Bartolo”y el Coro. Mientras tanto el ‘M ano Bartolo” irá re­ corriendo la rueda para ver quien esconde la varita. Los del Co-


Su Hijo Lisiado Puede Ser Como los Demás ¿Sabe usted lo que es un niño lisiado? Es un niño con al­ gún defecto físico. Este defecto puede haber sido de nacimiento.

Puede haber sido causado por un accidente o por una enferme­ dad. Puede ser un defecto que afea al niño, como un ojo bizco o 55


como un labio partido. Puede ser un defecto más grave como el paladar abierto, una deformidad en la espalda, en una pierna, en un brazo. Como quiera que sea, un niño lisiado es casi siempre un niño desgraciado. Porque no se siente normal como los d ermás. O porque en ocasiones personas crueles pueden burlarse de su defecto. O porque el defecto quizás impida que estudie o que trabaje en competencia con otros que no tienen defectos físicos y triunfaron en la vida. Y llegaron a ser famosos. Pero para ello se necesita una fuerza de voluntad enorme. Y no todos los seres humanos tenemos esa fuerza de voluntad heroica. Esa fuerza pa­ ra vencer la timidez que se desarrolla cuando alguna deformidad física parece hacernos “distintos” a los demás. La ciencia, sin embargo, ha venido en ayuda de los lisiados. Hoy día se curan defectos físicos de un modo que años atrás pa­ recería casi milagroso. Y esos adelantos de la ciencia están a dis­ posición de su hijo, de su nieto, de su sobrino; del hijo de su veci­ no. Veamos cómo. El Negociado de la División de Salud Pública de Puerto Rico tiene un servicio ¿ratis que se conoce con el nombre de SER­ VICIO PARA NIÑOS LISIADOS. Este servicio se encarga de dar atención médica muy especializada a los niños cuyos defec­ tos físicos puedan curarse. Y se extiende en ocasiones hasta per­ sonas que no pasen de los 21 años. Ya centenares de niños lisia­ dos puertorriqueños se han convertido en niños normales y fe­ lices. Si su hijo o su sobrino, o el hijo de su vecino es un niño li­ siado (bizco, cojo, labio partido, paladar abierto, joroba, brazo torcido, etc.) he aquí lo que debe usted hacer: Vaya a la Unidad de Salud Pública o al Centro de Salud más cercano. Hable con la enfermera sobre el caso de su niño. Dígale que le dé oportunidad de que el médico vea al niño y exa-


mine su defecto f'sico. Ella le d'rá cuando el médico fJTJecfe lo. El médico del Centro o de la Unidad examinará al niño y se encargará de enviarlo al sitio donde un especialista decidirá si su defecto puede o no arreglarse. Si el defecto es curable usted puede estar seguro que su hijo será atendido como es debido sin costo alguno por el servicio. Un defecto físico puede tratarse de distintos modos, de acuerdo a cada caso y al tipo de defecto que sea. Puede curarse por medio de un largo tratamiento. Puede curarse por medio de aparatos que el niño deberá usar

por algún tiempo. Pue­

de

operación,

curarse

por

medio

de

una

o de

varias

operaciones. Puede curarse por medio de ejercicios especiales. El tratamiento depende de cada caso. Puede ser un tratamiento lar-



go. Puede ser una operación rápida. Un ojo bizco, por ejemplo, puede arreglarse con una pequeña operación. Lo mismo sucede con un labio partido. Otros defectos, en cambio, requieren un tratamiento largo. Sea largo o corto el tratamiento, si el especialista garantiza que su hijo lisiado puede curarse, usted debe tener fe y hacer todo lo que se le indique. La única forma de ayudar a los médi­ cos es que usted y el niño sigan las indicaciones para la curación al pie de la letra. Aproveche este servicio. Su hijo lisiado puede ser como los demás niños del barrio. Ayúdelo hoy a ser un niño sin defecto. Lo estará así ayudando a ser mañana un hombre feliz.

59

O


LA EQUIVOCACION DE DON PEPE

Don Pepe miró severamente a su hijo frente a sí. El niño, los ojos fijos en el suelo, movía nerviosamente entre sus dedos una gorra verde. Tendría a lo sumo doce años. Era delgado, pero fuer­ te. Tenía la frente ancha, el cabello lacio y negro, y las orejas grandes y aplanadas. — Mire, le he dicho y repetido que no quiero se meta al cercao de las vacas con todita esa pandilla de piojos. — P e ro ..... —No interrumpa, so malcriao. Ya los muchachos no respe­ tan las canas. ¡Si hubiera sido en mis tiempos! Como le iba di­ ciendo no quiero verlo allí. ¿M’entiende? Ya estoy cansado de tanto regañarlo. Siempre está metido en enredos. Si no es una


cosa es la otra. La próxima vez que vuelva a hacerlo le voy a pe­ gar fuego a los pies. ¿Oyó? Ahora, vaya a darle agua a las galli­ nas. El muchachito se alejó cab’zbajo y lentamente. Don Pepe lo vió salir y pensó: —“¡Qué tiempos, señor! Ya no hay respeto, no ha> ná.”— —Pepe. ¡Pepeeeeeee... ! — llamó una voz de mujer desde el patio. Don Pepe se levantó del sillón y salió afuera. En el pa­ tio estaba doña Remedios, su esposa. Era una mujer bajita y grue­ sa de rostro redondo y arrugas profusas en la frente. El cabello ca­ noso lo llevaba, cogido en un gran moño. — Pepe— dijo, doña Remedios al verlo salir — ¿qué le pasa a Felo que ha salido llorando? —Lo de siempre. Lo regañé por meterse al cercao de las va­ cas desobedeciendo mis órdenes. —¡Bendito! El pobre parecía una Magdalena. —¿El pobre?— exclamó Don Pepe— para eso sí sirve, para hacerse el santo. Se cree que con llorar puede arreglarlo todo. Pe­ ro recuerde que usted misma decía que palo que crece doblao, es difícil de enderezar. Y aquí tiene que comportarse bien o le doy una paliza que va’a estar una semana acostao. —Pepe, es que los muchachos siempre están haciendo algo para divertirse. El doctor de la unidad dice que los niños tienen mucha energía y necesitan gastarla. —Pues que la gaste trabajando. Aquí en la finca hay tra­ bajo para quitarle todita la energía que tenga— repuso Don Pepe encendiendo un cigarro. — Bueno, allá tú con tus ideas, Recuérdate que tienes que ir a la tienda a hacer la compra. No te olvides del almidón y del jabón, que la vez pasada se te olvidaron. —Está bien, mujer. Esta vez no se me olvidará— contestó Don Pepe mientras se dirigía hacia el portón— ¿Quieres todavía


la maquinita de coser que te vendía la comay Antonia? —Pepe— repuso doña Remedios llena de alegría.— ¿Te re­ cordabas todavía? —¿Cómo se me iba a olvidar? Y menos hoy que cumplimos veinte años de estar enyuntaos —repuso Don Pepe sonriéndose.— Bueno, la quieres, ¿sí o no? — Tú sabes que si la quiero, Pepe Rodríguez. Y dímele a la comay que el sábado le mando el tapetito que le tejí— repuso doña Remedios mientras recogía la ropa. Don Pepe miró amorosamente a su esposa por unos instan­ tes. Luego se arregló el sombrero y se puso en camino a la tienda. •

*

»

La tarde había transcurrido lentamente. El sol estaba ocul­ to trás nubes negras que cubrían todo el cielo. Las gallinas se metieron en los corrales al igual que los patos, los gansos y los tres cerdos. La tranquilidad era sólo interrumpida por el silbar del ventarrón contra los árboles cercanos. Don Pepe dormitaba en el sillón, en el balcón de la casa. De súbito, gritos lejanos rompieron el silencio. Don Pepe se puso de pie y escudriñó el cercao de las vacas. De allí vió un gru­ po de personas que corría hacia la casa. Al acercarse, vió que traían un niño en brazos. Presagiando una desgracia avanzó hacia ellos. —Don Pepe— gritó uno de les hombres— este muchacho está herido. — ¿Cómo fué? — Tres muchachos se metieron al cercao de las vacas. Esta­ ban jugando “libre” y uno de ellos, éste, se acercó demasiado a uno de los toritos que trajimos ayer y lo corneó.— Don Pepe se aproximó al muchacho exánime en brazos del


la maquinita de coser que te vendía la comay Antonia? —Pepe— repuso doña Remedios llena de alegría.— ¿Te re­ cordabas todavía? —¿Cómo se me iba a olvidar? Y menos hoy que cumplimos veinte años de estar enyuntaos —repuso Don Pepe sonriéndose.— Bueno, la quieres, ¿sí o no? — Tú sabes que sí la quiero, Pepe Rodríguez. Y dímele a la comay que el sábado le mando el tapetito que le tejí— repuso doña Remedios mientras recogía la ropa. Don Pepe miró amorosamente a su esposa por unos instan­ tes. Luego se arregló el sombrero y se puso en camino a la tienda. •

*

*

La tarde había transcurrido lentamente. El sol estaba ocul­

to trás nubes negras que cubrían todo el cielo. Las gallinas se metieron en los corrales al igual que los patos, los ganso» y los tres cerdos. La tranquilidad era sólo interrumpida por el silbar del ventarrón contra los árboles cercanos. Don Pepe dormitaba en el sillón, en el balcón de la casa. De súbito, gritos lejanos rompieron el silencio. Don Pepe se puso de pie y escudriñó el cercao de las vacas. De allí vió un gru­ po de personas que corría hacia la casa. Al acercarse, vió que traían un niño en brazos. Presagiando una desgracia avanzó hacia ellos. —Don Pepe— gritó uno de les hombres— este muchacho está herido. — ¿Cómo fué? — Tres muchachos se metieron al cercao de las vacas. Esta­ ban jugando “libre” y uno de ellos, éste, se acercó demasiado a uno de los toritos que trajimos ayer y lo corneó.— Don Pepe se aproximó al muchacho exánime en brazos del


la maquinita de coser que te vendía la comay Antonia? —Pepe— repuso doña Remedios llena de alegría.— ¿Te re­ cordabas todavía? —¿Cómo se me iba a olvidar? Y menos hoy que cumplimos veinte años de estar enyuntaos —repuso Don Pepe sonriéndose.— Bueno, la quieres, ¿sí o no? — Tú sabes que sí la quiero, Pepe Rodríguez. Y dímele a la comay que el sábado le mando el tapetito que le tejí— repuso doña Remedios mientras recogía la ropa. Don Pepe miró amorosamente a su esposa por unos instan­ tes. Luego se arregló el sombrero y se puso en camino a la tienda. •

*

*

La tarde había transcurrido lentamente. El sol estaba ocul­

to trás nubes negras que cubrían todo el cielo. Las gallinas se metieron en los corrales al igual que los patos, los gansos y los tres cerdos. La tranquilidad era sólo interrumpida por el silbar del ventarrón contra los árboles cercanos. Don Pepe dormitaba en el sillón, en el balcón de la casa. De súbito, gritos lejanos rompieron el silencio. Don Pepe se puso de pie y escudriñó el cercao de las vacas. De allí vió un gru­ po de personas que corría hacia la casa. Al acercarse, vió que traían un niño en brazos. Presagiando una desgracia avanzó hacia ellos. —Don Pepe— gritó uno de los hombres— este muchacho está herido. — ¿Cómo fué? — Tres muchachos se metieron al cercao de las vacas. Esta­ ban jugando “libre” y uno de ellos, éste, se acercó demasiado a uno de los toritos que trajimos ayer y lo corneó.-^— Don Pepe se aproximó al muchacho exánime en brazos del


hombre— —¡Pero *i es el muchacho del compay Marcelino! ¿Y los otros dos quiénes son? —No sabemos, nadie los vió de cerca. Cuando llegamos allá con los gritos de éste, los otros se habían ido. — Bien, monten a éste en la carreta y llévenlo al pueblo a curar. Y avísenle al compay. No creo sea peligrosa la herida—ter­ minó observando el muslo ensangrentado del niño. —Búscame a Felo— añadió dirigiéndose a otro de los peones. Mientras el grupo se disolvía don Pepe se dirigió a la casa. Ya en el balcón, comenzó a pasearse rápidamente. Pasados al­ gunos instantes, Felo subió las escaleras y se detuvo junto a la puerta del balcón. La palidez de su rostro denotaba una gran ner­ viosidad. —¿Me mandó a buscar? —Si. — Don Pepe se detuvo y miró severamente a su hijo.

63

¡i i


—¿Qué sucedió en el cercado de las vacase —Yo... no....— tartamudeó Felo. •— ¿Ya va a mentirme? Yo le voy a decir lo que pasó. Us­ ted volvió a meterse en el corral de las vacas con otros dos. Y ahora no tiene ni siquiera el valor de decirle la verdad a su pa­ dre. ¿ah? Felo permanecía con los ojos fijos en el suelo, mientras las lágrimas rodaban por sus sucias mejillas. Doña Remedios, que ha­ bía aparecido en la puerta, miraba fijamente la escena, pero sin hablar. Ella nunca intervenía cuando don Pepe regañaba al hijo. — Pero esta vez no hay mentiras, ni lágrimas que lo salven. Ahora mismito usted se va a buscar una bolsa de maíz, jLigero! Felo, lloriqueando fué a buscar el maíz. Al volver con él, el padre lo tomó bruscamente del brazo y lo condujo a uno de los cuartos cercanos al balcón. Allí, regó el maíz muy tupido sobre •1 pisa


—Ahí se arrodillará usted hasta que decida decirme la ver­ dad. Aunque se muera por terco— amenazó don Pepe mientras cerraba la puerta. Doña Remedios se había sentado a coser en su nueva má­ quina y al pasar Don Pepe le dijo: —¡Pepe! Ese castigo es muy duro para el muchachito. —Remedios, la disciplina del muchacho es cosa mía y de ahí no saldrá mientras no diga la verdad—>. Doña Remedios suspiró con pena. Ella hubiera querido poder dar a Felo más cariño, pero el carácter de don Pepe intervenía. Y sintiendo la soledad que rodeaba a su hijito, lloró queda y amar­ gamente sobré la máquina de coser que le había regalado su es­ poso. Las luces del balcón no alcanzaban a borrar las sombras quince pasos más allá de la casa. Sentado en un sillón, don Pepe mascaba tabaco, fijo el pensamiento en Felo y su silencio. Habían transcurrido seis horas desde que lo castigara y no lo había oído llamar El ruido de un caballo al acercarse lo sacó de su profundo pensar. Afuera, se aproximaba un jinete. Lo reconoció ensegui­ da. Era el compay Marcelino. — Buenas noches, compay Pepe. —Buenas, buenas. ¿Y qué lo trae por acá? —Pues vine a hablarle del casp del muchacho esta tarde— repuso Marcelino mientras desmontaba y se acercaba. — Entre y siéntese aquí. —Pues sí, como le iba diciendo, el hijo mío me contó lo que pasó, después que el doctor me lo vió y dijo que la herida sanaría bien pronto. El muchacho dice que siente lo que ha pa-


c*

sado. Parece que el hijo suyo le dijo que no lo hiciera, que usted lo había prohibido. Pero ei muchacho siempre se metió con Rafulo, el hijo del compay Juancho y otro muchachito que se llama Toño. . . . —¿El hijo mío le dijo que no lo hiciera?— preguntó don Pepe incrédulo. ■—S í......... si fué el mío que desobedeciendo, se metió al cercao. Yo debía haberlo regañao. Pero no lo hice, ¡qué quiere us­ ted! Mientras el mundo sea mundo los muchachos van a hacer travesuras, ¿no es verdad? Don Pepe se sintió mal. Miró a Marcelino y luego ponién­ dose de pie: -r-Perdóneme compay, vengo seguido. Se dirigió al cuarto donde estaba Felo y abrió la puerta. En la penumbra de la habitación lo vió postrado eq el suelo con la cabeza casi a ras ael piso. — Felo. ¡Felo! Ven acá. El muchachito se puso de pie trabajosamente y se acercó a él: —Hijo ¿por qué no me lo dijiste? —¿El qué papá? —Tú sabes . . . . tú sabes. . . .— repuso con voz trémula don Pepe. —P ues........... N ole............quería meterse al c e r c a o ..... —Si..... sí. . . ya yo sé todita la historia, ¿pero por qué dejaste qúe yo te castigara a tí? — P u e s .. . . porque. . . . ya Nole estaba todito estrasijao... to corneao. Y trás eso le hubieran dao una pela. Y además usté no me dejó hablar.... usted nunca me deja explicar. . . 66


Don Pepe no le dejó terminar. Tomándole entre los brazos, lo estrechó contra el pecho. Durante largo rato, lo mantuvo con­ tra sí. Ni una palabra se cruzó entre ambos. Pasados varios mi­ nutos tomó a Felo de la mano y salió a la sala. Doña Remedios miró a su marido sin proferir palabra, pero con la mirada llena de reconvenciones. Al fin llamó al niño y acariciándolo salió de la habitación. Don Pepe se pasó el dorso de la mano por los ojos y murmuró: —Pues sí señor. Miren qué cosas. Ese muchacho tiene más enjundia que yo mismo. Y a más tiene razón. Nunca lo he dejao explicarse. ¡Caray, qué equivocao yo estaba! —y se detuvo en la puerta para secarse las lágrimas que no quería viese Marcelino.


■ CANCION VIEJA TARDE DE MAYO Una tarde fresquita de mayo cogí mi caballo y me fui a pasear por la senda donde mi morena, gentil y risueña solía pasar. •

Yo la vi que cogía una rosa, yo la vi que cortaba un clavel, yo le dije: — “Jardinera hermosa, ¿me das una rosa del rico vergel?’1 Y la niña me dijo al instante: —“Cuantas quiéra usted yo le daré, i

si me jura que nunca ha tenido flores en la mano de otra mujer.”

— “Se lo juro por mi amor constante, se lo juro y se lo juraré, que son éstas las primeras flores - * ,*S; C•«* tfnr que cojo de mano de una mujer.”

A D I V IN A N Z A #r •

^ *

Mientras más cerca, más lejos y mientras más lejos, más cerca. (opeojeo ia)'


ESQUIMALES En las desoladas y frías regiones canadienses, cerca del Ar­ tico, vive una tribu de esquimales que se dedica a la caza y la pes­ ca. Esta tribu tiene un nombre que para nosotros resulta rarísi­ mo. Tan raro que no podríamos ni pronunciarlo. Pero los sen­ timientos de esa gente que vive tan lejos sí podemos entenderlos. El caso es que los padres esquimales de esa tribu nunca les pegan a sus hijos- Los niños gozan de entera libertad y hacen buen uso de esa libertad en que viven. Cuando se le pregunta a un pa­ dre esquimal por qué no le pega a su hijo, contesta: —¿Quién que no sea un loco levantaría la mano contra la sangre de su sangre? Y otro padre, refiriéndose a lo mismo, explica: — ¿Quién que no sea un loco se rebajaría hasta golpear con sus fuezas de hombre a un débil niño? Lejos, muy lejos de nosotros, cerca del Polo Norte, viven esos padres esquimales que' nunca les pegan a sus hijos. Nosotros no entenderemos su lenguaje y nos parecerán raros sus nombres. ¡Pero qué bien entendemos sus sentimientos!

.

.......

#



I Las Fiestas de la Cruz son una antigua tradición puertorri­ queña. De origen español, fueron sin embargo incorporadas con carácter propio a nuestra cultura campesina. Se trata en parte de una celebración religiosa. Pero hay también en las Fiestas de Cruz un canto de alegría a la primavera, al mes de mayo, mes de las flores. Se canta en coplas típicas no sólo el sacrificio del Reden­ tor en la Cruz si no también el símbolo de la maternidad en María y la fertilidad de la tierra, generosa en sus frutos en esta época del año. Todos los pueblos y naciones de antigua cultura tienen celebra­ ciones parecidas a la llegada de mayo, es decir, a la llegada de la primavera. En Puerto Rico esta celebración popular tiene hondas raíces religiosas. Acompañado de instrumentos musicales típicos el coro de celebrantes canta coplas viejas o nuevas, surgidas todas de la inspiración popuLu1. He aquí algunos de los cantos de Las Fiestas de Cruz puertorriqueñas:


Alabado sea mil veces El santísimo madero De la Cruz en quien oró Jesús, el remedie nuestro. Y la Sagrada Pasión, Del Redentor tan supremo. Que siendo Dios se humane Para redimir su pueblo. Bendito sean los dolores De la Reina de los Cielos, Que como piadosa madre Le acompaña en sus tormentos. Bendito era San José Electo por Dios Eterno. Para padre y nativo Hijo del Divino Verbo. Bendito sea San Miguel Y los ángeles caudillos Que arrojó a Lucifer Al profundo del abismo. Amén, olivo precioso Amén, escogido cedro Amén, encumbrada Palma, Ciprés de la Iglesia excelso.


Amén, árbol que das vida Amén, hasta que en el cielo Por toda la eternidad Tus alabanzas cantemos. Así sea por los siglos y de los siglos eternos Para sí y para siempre Tu Santa Cruz, adoremos. —II— Dulcísima Virgen Del Cielo delicias La flor que te ofrezco Recibe propicia. Los valles se alegran Benéfico rayo Del sol que engalana Las flores de Mayo. Risueñas se abren El cáliz asoman Y esparcen ea torno Balsámico aroma. Jazmín, azucenas, Claveles galanos, De ofrendas servimos, Venid a mis manos. El Alma, Señora Yo pobre aunque soy Con todas mis ansias Rendida te doy. Mi afecto sencillo Recibe amoroso El solio esplendente

Nos mira piadoso. Propenso a tu oído Mis voces atienda, Y admita cual madre Tu seno mi ofrenda. Tu rostro apacible Mi vista descubra Y en tanto dichosa Tu manto me cubra. — III— ¡Oh! Mayo, mes venturoso Cantemos tus alabanzas El que te admira, te alcanza Como iris delicioso. Mes florido y placentero De delicias y primores Festivo mes de las flores De esperanzas mensajero. Mes de encantos y placeres De amores y alegrías, Flores de bellos vergeles Se reúnen a porfía. Aves con alegres trinos Entonan sus canturrias En la bóveda más fría En los valles y en los ríos. Los jardines primorosos Surgen en florido Mayo Flores en su hermoso tallo Y sus colores preciosos.



MAREAS

SANTOS DE LA I IGLESIA

B A JA

ALTA A .M . P .M .

1

V

2

s

I 3 1 D 4 L I 1 5 •

i

, 1 7 1J

1

9 ! Ç, D 1 L 11 12 ) i 10 M 14 J 1S--I V 10

LA CIRCUNCISION DEL SEÑOR; STOS. EUGENIO, ODILON; STAS. EUFROSIA Y MARTINA NUESTRA SEÑORA DE LA PROVIDENCIA, PATRONA DE PUERTO RICO, STOS. MACARIO, ALEJANDRINO,' ISIDRO, NARCISO STA. GFNOVEVA, VIRGFN; STOS. DANIEL Y ANTERO STOS. TITO , OBISPO; GREGORIO, AQUILINO Y PRlSCILIANO STAS. BENITA Y ANGELA STOS. SIMEON, ANASTASIO Y FDUARDO: V IG ll IA DF IOS SAN­ TOS REYES SIN ABSTINENCIA NI AYUNO; STA. EMILIA EPIFANIA DEL SEÑOR Y A E R A C IO N DE LOS SANTOS REYES; STOS. MEI IANO Y ANDRES STOS. RAIMUNDO, IUCIAMO, FFU X Y JUMAN STOS. LORENZO, SEVFPJANO, APOLINAR Y TEOFILO cTOc JIJI IAN Y ANTONIO; STA. BASILISA STOS. G0N7AI O Dc AMARANTE, NICANOR, GUILLERMO, VAI ERO Y JUAN BUFNO STOS. TEODOSIO, HIGINIO, ALFIANDRO Y* ANASTASIO STOS. NAZARIO, ARCADIO, ZOTICO. REGATO, MODESTO, CASTULC Y BENITO; STA. TA CIA N A . r-rv,,- Fc. iv - LEONCIO; STA. VERONICA j CTOC. HH ARIO Y MALAQUIAS I STOS. PABLO (PRIMER ERMITAÑO), ISIDORO Y MACARIO; STA. SECUNDINA

i

1

22 1 V 23 | S 24 25 26 77 28 29

j t D | L I M 1í 1J 1V

j í

!

1

PRISCA: SAN IFONARDO STOS. CANUTO Y GENARO: STA. MARTA STOS. SFRASTIAN Y FABIAN; STA. CRISTINA STA. INFS; NIJFSTRA SEÑORA Dp i a ALTAGRACIA, PATRO NA1 DE l.A REPUBLICA DOMINICANA STOS. VICENTE Y ANASTASIO; STA. AQUILINA STOS. ILDEFONSO, ARZOBISPO DE TOLEDO, CLEMENTE; STA. cycpfK in

akj A t im o t p o Y

FPMCIANO: NUFSTRA SFÑORA DE LA PAZ IA CONVERSION DF SAN-PARIO- STA. FLVIRA P j r c ROI l(-APPO Y A> POMPO; CTA PAUI A CAN JUAN CRISOSTOMO: STA. ANGELA STOS. JUI IAN Y VALERIO: STAS INES Y VERONICA STOS. FRANCISCO DE SALES, PAP1AS Y MAURO; STA. RADEGUNDA ptpc

1 3C l STAS. MARTINA Y SABINA; SAN HIPOLITO 1 ! D STOS. JUAN BOSCO, PEDRO NOLASCO Y JULIO; STA. TRIPONA 31

s

| 1:43

6:51

5:11

7:35 8:17 |

5:56 6:44

12:36

11: 54 3:10

8:57 1 7:3.4

1:19

3 :4 4

9:34 1 8:27 !

2:05

4:15

9:24 10:11 10:46 | 10:24 11:22 •>i :-»s 1 12:00

2:51 3:40 A;17 5:29

4 :4 5 5 :1 9 6 :3 3

12:36 12:38 1:48 | 1:21

6;33 7:44

7:17 8:04

2:08 3:01 4: 13 1 3:01 5:22 i 4 :0 0 1 6: 25 ' 5:04 1

9:04 10:31 11:55

8:55 9:51 10: 49

7:23 8:15

11:07 11:47 2 :0 7 2 :5 7

6:03 * 0:43 7:10

! 8:07 9:01 9:42 1 9:02 10:19 l 9:53

1:37 2:28 3:15

3 :3 9 4:1 7 4:51

4 :0 0 ío- ^ i ! 10:43 11:23 1 11:34 1 4: 45 1 5:31 11:51 6: 20 17-76 i 12:19 7:15 1:20 l 17:40 8:19 7:18 1 1:72 3: 18 I 1:58 ! 9: 34 4 :1 9 1 2:39 10:54

5 :2 3 5: 53

5:20 1 3: 29 1 6: 13 ! 7:03 |

4: 26 1 5:27 |

6 :2 4 6 :5 5 7: 29 8: 06 8: 49 9:37

12:07 1:05 1 1 :2 0 1:43

1

1 ANO NUEVO; 6 SANTOS REYES 11 EUGENIO MARIA DE HOSTOS

Días de Fiesta este mes:

© LUNA NUEVA 5

P .M .

I

16 S STOS. FUIOFNCIO. MARCFLO Y HONORATO- P-DRO," OTHON, ! | ADIUTOR DE (A O R D P M DF SAN F^ANCIS^O 1 17 | D SAN AMTONIO, ABAD, STOS. DIODORO, MARIANO Y SULPICIO I 18 L ¡ LA CATEDRA DE SAN PEDRO EN ROMA; S T /S . BEATRIZ Y j 19 © 20 1 M 21 | J

A .M .

LUNA LLENA 19

) CUARTO CRECIENTE 12

c CUARTO MENGUANTE 27


MAREAS S A N T O S DE LA IG L E S IA A. 1

L

2 3

M 0

4 5 ó

J V

7

D

s

8 L 9 M 10 1 ) 1 11 i 12 13 14

V

S 1 0

15“ L M

16

17 © 18 T 19 1 Y 20 ! s 21 D 22 L M

23 24

M

25

c

26

Y

27 28

S

D

i

STOS. IGNACIO, CECILIO , SEVERO, Y EFREN; STAS. BRIGIDA Y VERIDIANA LA PURIFICACION DE NUESTRA SEÑORA STOS. BLAS, CEFERINO, HIPOLITO, ASCARIO Y EL BEATO NICOLAS LONGOBARDC STOS. ANDRES CROSINO, DONATO Y REMBERTO STA. AGUEDA; SAN FELIPE DE JESUS STA. DOROTEA; STOS. SILVANO, ANTOLIANO, G'JARINO Y SATURNINO STOS. ROMUALDO, ANGULO Y RICARDO, REY DE INGLATERRA; STA. JULIANA STOS. JUAN DE MATA, JUVENCIO Y DIONISIO; STA. COINTA STA. APOLONIA; STOS. ALEJANDRO, SABINO Y AUS3ERT0 STAS. ESCOLASTICA, SOTERA Y AUSTREVERTA; STOS. G U ILLER MO Y AMANCIO STOS. SFVFRINO Y SAZARO: PRIMERA APARICION DE LA SANTISIMA VIRGEN A RERNARDITA DE LOURDES STA. El II A LIA: STOS. MDESTO Y AMMONIO STAS. CATALIN A DE RIC C I, MAURA Y FUSCA; STOS. POLIENTO Y JU LIAN STOS. VALENTIN , VIDAL, DIONISIO, BASIANO, ELEUCADIO Y ' AUXENCIC STOS. FAUSTINO Y JO VITA, HERMANOS; SAN CRATON; STAS. AGAPE Y GEO RGIA STOS. ONESIMO, JU LIA N ELIAS, SAMUEL, PORFIRIO Y FAUSTIN ; STA. JU LIAN A STOS. JU LIA N DE CAPADOCIA, SILVINO Y ALEJO STOS. FLAVIANO, ELADIO, SIMEON, CLAUDIO Y MAXIMO STOS. ALVARO DE CORDOBA, GABINO, PUBLIO, JU LIA N Y MARCELO STOS. EUQUÉRIO, SADOT, LEON Y ELEUTERIO STOS. SEVERIANO, FEM X, SIRICIO Y SERVULO LA CATEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUIA; STA. MARGAR ITA ; STOS. PAPIAS, ARISION, ABILIO Y PASCASIO STOS. SERENO, POLICARPO, DAMIAN Y FLORENCIO; STAS. MARTA Y ROMANA STOS. M ATIAS, MODESTO, EDILBERTO Y LUCIO; STA. PRlM ITIVA STOS. TARASIO, CESARIO Y VICTOR; EL BEATO SEBASTIAN DE APARICIO STOS. FCRF1RIO, NESTOR, ANDRES, FAUSTIN IANO Y CLAUDIANO STOS. LEANDRO, ABUNDIO Y ALEJANDRO STOS. ROMAN, MACARIO Y RUFINO; LA TRASLACION DEL CUERPO DE SAN AGUSTIN

i

M.

A.

r. M.

M.

P. M.

7:45 8:25

6:27 7:27

12:10 1:02

2:22 2:53

9:03 9:39 10:14

8:26 9:25 10:24

1:53 2:45 3:28

3:24 3:57 4:32

10:51

11:25

4:34

5:11

11:29 12:28 1:35

12:09 12:54

5:33 6:37 7:47

5:54 6:40 7:32

2:45

1:45

9:05

8:29

3:57 5:08

2:44 3:52

10:28 11:46

9:32 11:37

6:12

5:05

7:09

6:13

11:41 12:52 1

7:57

7:14

12:40

2:28

8:38 9:15 9:46

8:08 8:57 9:43

1 -34 2:23 3:09

3*03 3*35 4:03

10:14 10:40 11:06

10:26 11:09 11:52

3:51 4:34 5:1 7

4:29 4:55 5:22

6:03

5:51

11:33 12:39

12:00

6:53

6:26

1:31

12:30

7:51

7:04

2:29

1:05

8:59

7:51

1:50 2:51

10:13 11:20

8:46 9:47

3:30 4:32 5:30

4:05 1

Días de Fiesta este mes:

BA J A

ALTA

1

10:49 12:11

22 JORGE WASHINGTON

© LUNA NUEYA 3

LUNA LLENA 17

CUARTO CRECIENTE 10

CUARTO MENGUANTE 23


SANTOS DE LA IGLESIA

MAREAS A LTA

B A JA

P. M.

A . M.

P. A4.

A .M.

1! L I 1

1

STA. EUDOSIA.

2i M 3! M

STOS. SIMPLICIO, PAULO, ABSALON Y LARGO JOVINO; STA. GENERA MIERCOLES DE CENIZA; STAS. CUNEGUNDA Y M A RG A; S I OS. 1 EMETERIO, CELEDONIO, MARINO Y ASTERIO 4 1J STOS. CASIMIRO, LUCIO CAYO, CIRILO, EUGENIO, EFREN Y 1 BASILIO 5 | • EL BEATO NICOLAS FACTOR; STOS. EUSEBIO, TEOFILO Y G ERAS IMO 6 1 s STOS. OLEGARIO, VICTORIANO, MARCIANO Y EVAGRIO; SI A. COLETA 1 7 1 D 1ER. DOMINGO DE CUARESMA; STO. TOMAS DE AQUINO; STAS. PERPETUA Y FELICITA 8 ! i SAN JUAN DE DIOS; STAS. BEATA Y HERENIA 9 1 M STAS. FRANCISCA, Y CATALINA DE BOLONIA; STOS. GREGO­ RIO, PAGANO Y CIRILO 10 : M LOS CUARENTA MARTIRES DE SEBASTE; STOS. VICTOR, C I­ PRIANO Y MELITON 11 > LA LANZA Y CLAVOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO; STOS. 12 1 v EULOGIO Y RAMIRO STOS. GREGORIO EL GRANDE Y BERNARDO 13 1 S STAS. EUFRASIA Y CRISTINA; SVOS. I ANDRO, RODRIGO Y SALOMON 14 1 I> 2DO. DOMINGO DF CUARESMA: STAS. MATILDE Y FLORENTI­ NA; STOS. AFRODISIO, EUSTAQUIO Y PATRICIO 15 «■ STOS. RAIMUNDO, LONGINOS Y NICANDRO; STAS. LUCRECIA Y MADRONA 56 M STOS. ABRAHAM, HFRIBERTO, AGAPITO, CIRIACO E HILARIO 17 M SAN PATRICIO, APOSTOL DE IRLANDA: STA. GERTRUDIS 18 J STOS. GABRIEL ARCANGEL. Y NARCISO 19 P> SAN JOSF. ESPOSO DE NUESTRA SEÑORA 20 S STOS. JOAQUIN, PADRE DE LA MADRE DE DIOS, Y NICOLAS; STAS. EUFEMIA Y TEODOSIA 21 ! D 3ER. DOMINGO DE CLfARESMA; STOS. BENITO, FILEMON Y BERILO 22 i L STAS. CATALINA DE SUECIA, BASILIA Y LEA; STOS. BIENVE­ NIDO Y OFOORACIAS 23 1 M SAN VICTORIANO: STAS. TEODOSIA Y Pe! AG'A 24 ! M STOS. SIMEON, AGAPITO, DION'SIO Y TIMOTEO 25 1 J LA ANUNCIACION DF LA SANTISIMA VIRGFN 26 1V STOS. BRAULIO, CASTUI O Y LUDGFRO; STAS T rd a y MAY'AM 27 1 ( STOS. JUAN (ERMITAÑO), RUPERTO; STOS FILETO Y LIDIA (SU MUJER) 28 1 D 4TO. DOMINGO DE CUARESMA; STOS. GONTRAN, SIXTO III, (PAPA), DOROTEO Y CASTOR 29 ! L STOS. JOÑAS Y BARAOUISO, HERMANOS MARTIRES; SEGUN­ DO, C I R I L O Y FIISTACIO 30 ! M STOS. JUAN CLIMACO, PASTOR. REGULO Y CLINIO M EL BEATO AMADEO, DUQUE DE SABOYA; STOS. AMOS, BENJA­ MIN Y FE LIX ; STAS. BALBINA Y CORNELIA

Días d< • LUNA NUEYA «

i 11 : ' 9 1 12:19

6:20 1 5:16 1 1 6:23 7:04 7:44 |

7:26

j

1:24

12:45 I

1:53

8:23 1 8:25 i. 1:45 1 2 : 3 3 9:21 f 2:42 ¡ 3 : 1 0

9: 00

10:18 1 3: 39 |

9:38

3:49

1 (VI 7 ! 11:16 1 4 :3 7 1 4 : ' 2 ! 5:37 ! 5. 18 10:59 1

1 :. l 9

6:40 1 6 : 0 0

11:43 !

12:16 1

i

12:33

7:48 Ì

7:05

2:26 í 3:35

1:31 2:40

9:01 ! 8:07 10:16 9 .1 7

4:44 5:47

3-53 5:13

11:24

10:27 1 1:35 12:20

1 6:40 7:25 8:03 8:35 9:04

6:21 7:1 7 8:07 8:53 9:30

l?-.rc 1:30 2:70 3:05

1:07 1:4 5 2 :1 7 2:44 3: 10

9: 30

10:07

3:48

3: 34

9 :5 6

10:44

4 :3 0

3:59

5:11 1 5- r-a 11:14 6:32 11:44 7-34 1 2:26 i 8:33

4 75 4: 55 5:30 6 :1 3 7:03

1 0:*»i 10:47 12:15 12:59 1:45

11:28

2:42

1 : 2 2

3:41

2: 36

9 :3 6 i 10:28

8:04 9:12

4 :3 6 1 3:58 11 :1 3 ' 10:24 5:28 1 5: 13 1 11:52 11:33 6 :1 3 |

j

6 : 2 1

112 :3 0

22 ABOLICION DE LA ESCLAVITUD

© LUNA LLENA 19

CUARTO CRECIENTE I I

CUARTO MENGUANTE 27

T7


SANTOS DE LA IGLESIA

MAREAS A L

r

BA

A

P .M . A .M .

11 J ai V i 3| • ii « ii D S 1L «1 M 7 1M 1 .

8! J I! 91 V 10| > 11 ! D 12 1 L 13 1 M 14 | M 1 l i s i1 J 16| V 1 17 1 s i 1 18 1 © i 19 1 L « 20 1 M i 21 1 M i 1 22 1 J 23 1 V 24 ! S 25 1 D i 2A 1 / 27 | M 28 ! M 29 1 J I 30 ¡ V

SI OS. HUGO, BONIFACIO, VENANCIO V ESTEBAN STOS. FRANCISCO DE PAULA, ABUNDIO Y URBANO; STAS. TEODQSIA Y M ARIA EG IPC IA C A STOS. BENITO DE PALERMO, BENIGNO, RICARDO, PANCRAC10 Y NICETAS; STA. ENGRACIA STOS. ISIDRO, ARZOBISPO DE SEV ILLA ; TEODULG, AMBROSIO Y PLATON v STOS. VICENTE FERRER Y ZENON; STA . IRENE STOS. CELESTINO, MARCELINO Y SIXTO I STOS. EGESIPO, SATURNINO, EPIFANIO, CIRIACO Y PELUSIO; STA. JU LIA N A STOS. ALBERTO MAGNO, DIONISIO Y PERPETUO; STAS. CON­ CESA, MAXIMA Y MACARIA STA S.. MARIA CLEOFE, VVALDETRUDIS Y CASILDA STOS. EZEQ U IEL, APOLONIO, DANIEL Y MACARIO DOMINGO DE RAMOS; STOS. LEON I, A N TIPAS, ISAAC Y FELIPE STOS. JU LIO , CONSTANTINO, SABAS Y DAMIAN; STA . VISlA STOS. HERMENEGILDO, JUSTINO Y URSO STOS. JUSTINO, PEDRO GO NZALEZ TELMO, LAMBERTO, ABUN­ DIO Y TIBU RCIO ; STA. LIDUVINA JUEVES SANTO; STAS. AN ASTASIA Y BA SILISA ; SAN VICTO­ RIANO VIERNES SANTO; STOS. TO RIBIO , PRIM ITIVO , CLEMENCIO, CA ­ LIXTO Y M ARCIAL SABADO DE GLO RIA; STA . EN GRACIA, LA BEATA MA­ RIANA DE JESUS; STO S. ROBERTO Y RODOLFO (NINO) DOMINGO DE PASCUA; EL BEATO ANDRES HIBERNON Y STOS. PERFECTO, EHEUTERIO, PATERNO Y CRISPIN ; STA. A N TILA STOS. VICENTE DE CO LIBRE, CRESCENCIO, HÉRMOGENES, EX ­ PEDITO Y SOCRATES; STA. GA LA TA STA. INES DE MONTE-PULCIANO; STOS. MARCIANO, SEVERIANO Y ANTONINO STOS. ANSELMO, SIMEON, ANANIAS, ISACIO, VIDAL Y CROTATO STOS. SOTERO, CAYO, LEONIDAS, LUCIO, LUCAS Y MURCIO STOS. JO RGE, ADALBERTO Y AQUILES STOS. FID EL, ALEJANDRO Y EGBERTO; STAS. BONA Y DODA NUESTRA SEÑORA DE MONSERRAT; STOS. MARCOS, ANIANO Y HERMINIO STOS. CLETO Y MARCELINO, (PAPAS Y M ARTIRES) STOS. PEDRO ARMENGOL, ANASTASIO, TO RIBIO ' TFO FILO STOS. VIDAL Y PRUDENCIO; STAS. VA LERIA Y TEODORA STOS. HUGO, ABAD DE CLUN I, PEDRO Y AGAPIO; STA. FLO­ RENCIA STA . C A TA LIN A DE SENA; SAN MARIANO

Días de Fiesta este mes:

J A P .M .

A .M .

1:08

6:56 |

7:21 ! 12:39

7:37

8:18

1:41

1:46

8:19

9:13 i 2:42

2:29

3:40 9:01 .10:08 4:39 9:45 11:04 5:38 10:31 1 1 ;5 9 |

3:13 3:59 4:49

6:39

5:42

12:19 1:26 2:41 4:02 5:16 6:20

7:42 8:48 9:53 10:50 11:38

6:42 7:47 8:58 10:12 11:23 12:20

6:36

7:12

12:27

12:55

7:13

7:57

1:25

1:25

11:22 1:00 2:03 3:06 4:03 5:05 5:54

1:53

7:46

8:36

2:17

8:15

9:12

3:04

2:19

¡

8:43

9:47

3 *7

2:44

9:10

10:22

4:29

3 : 1 1

9:36

10:39

5:09

3 :3 9

1 C : 0 1

' 11:40

l6 .3 1

12:23 1:11

11:10 12:02

4:li 5:81 6:35 | 4:49 5:34 7:22 6:27 8:09

8:5S 1:13 2:00 2:52 ¡ 2-36 | 9:38 3:53 10:19 3:41 5:12 1 11:00 4:31 6:16 11:41 5:19 6:05

7:15

16 VIERNES SANTO Y JOSE DE DIECO

c

12:33

!

7:32 8:43 10:04 11:25

1

12:24


SAN TO S 1 S 2 • 3 4 5 6 7 1v 8 s

DE

LA

M A R E A S A LTA B A JA r. M. A. M. K M. A. M.

IG L E S IA

STCS. FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR; STA. PACIENCIA STOS. ATANASIO Y FELIX ; LA BEATA MAFALDA

L LA INVENCION DE LASANTA CRUZ M STAS. MONICA, ANTONIA Y PELAGIA M SAN PIO V, PAPA; LA CONVERSION DE SAN AGUSTIN J SAN JUAN ANTE PORTAM LATINAM; STA. BENITA

9

)

10

L

12 13 14

M M J V

15

s

11

D

16 |

17 18

©

M M

19 20

J

21

V

22 ;> 23

s

D

24 ! L 25

i

26 27

M J

28

V

29 30 1 31

S D

1 1L 1

SAN ESTANISLAO; STAS. FLAVIA Y DOMITILA LA APARICION DE SAN MIGUEL ARCANGEL; EL PATROCINIO DEL SEÑOR SAN JOSE STOS. GREGORIO NACIANCENO, GERONCIO, HERMES, NICOLAS DE BARI Y JERONIMO SAN ANTONIO, ARZOBISPO DE FLORENCIA; STOS. GORDIANO, EPIMACO, JOB Y CELSO STOS. MAMERTO, FRANCISCO DE JRONlMO, ANTIM O, EVELIO, FABIO Y BASO STOS. DOMINGO DE LA CALZADA, Y GERMAN STOS. JUAN SILENCIARIO Y PEDRO REGALADO STOS. PACOMIO, PASCUAL 1, BONIFACIO Y VICTOR; STAS. JU ST A , JU STIN A Y CORONA STOS. ISIDRO (LABRADOR), TORCUATO E INDALECIO, STA. DIMPNA STOS. JUAN NEPOMUCENO, UBALDO, AQUILINO Y HONORATO; STAS. BARBARA Y MAXIMA STOS. PASCUAL BAILON, BRUNO Y ADRIAN STOS. VENANCIO, FELIX DE CANTALICIO Y ERICO; STAS. A LEJANDRA Y CLAUDIA SAN IVAN, ABOGADO DE LOS POBRES, SAN PEDRO CELESTINO, EL BEATO TEOFILO DE CORTE STOS. BERNARDINO DE SENA, BAUDELIO, ASTER IO, AQ UILA Y ANASTASIO; STAS. BASILIA Y PLAUTI LA STOS. HOSPICIO RECLUSO, SECONDINO, SINESIO, TIMOTEO, TIQUIO Y VICTORIO; STA. V IRG IN IA STAS. JU LIA . Q UITER IA , ELENA Y RITA DE CASIA; STOS. FAUSTINO Y EMILIO LA APARICION DE SANTIAGO APOSTOL; STOS. LUCIANO Y JU LIANO, EL BEATO ANDRES BORBOLA STOS. ROBUSTIANO Y DONACIANO, (HERMANOS) Y JUAN FRANCISCO REGIS; STAS. SUSANA V MARCIANA SAN GREGORIO V II, PAPA; LA TRASLACION DE STA. MARIA, MADRE DE SANTIAGO, APOSTOL; Y LA DE SAN FRANCISCO DE ASIS STOS. FELIPE NERI, ELEUTERIO Y CUADRATO LA ASCENCION DEL SEÑOR; SAN JUAN, PAPA Y M ARTIR; STA. MARIA MAGDALENA DE PA ZZIS STOS. GERMAN, JUSTO, EMILIO, FE LIX , LUCIANO, PABLO, ELADIO Y CRESCENTE SAN MAXIMINO; STA. TEODOSI STOS. FERNANDO, REY DE CA STILLA , Y BASILIO; STAS. JU A NA DE ARCO Y EM ILIA STAS. PETRONILA Y ANGELA DE M ERICI, LAS URSULINAS; SAN PASCASIO

EU-<

A

FUNDADORA DE

Días de Fiesta este

• LUNA NUEVA 2

m esi

© LUNA LLENA 17

#Q DIA DS u

1:08 1:40 2:42 1:55 3:40 2:43 4:37 3:33 5:34 4:26 6:30 |- 5:21 7:26 6:20

6:52 I 8:11 7:39 9:05 8:28 9:58 9:17 10:52 10:09 11:45 11:05 | 12:39 12:08 1:34

111 8

8:25

2:23

2:37

9:17

8:34

3:20

3:55

10:06

9:49

5:06 6:05 6:55

10:48 11:26 12:14

12:01

[ 4:09 4:53 5:35

11:03

6:14

7:37

1:15

12:33

6:50

8:16

2:11

1:04

7:24 7:55

8:52 9:28

3:00 1:34 3:44 I 2:03

8:25

10:05

4:26 1 2:33

8:56

10:41

5:06

3:06

9:26

11:19

5:43

3:42

10:06

11:58

6:21

4:24

10:56

6 :5 6

5:11

12:39

12:01

7:32

6:04

1:21

1:17

8:10

2:37 3:35

8:50 9:32

3 :3 7

5:06

10:16

4:27 5:20

1

6:09 7:07

\

8:57

2:05 2:50

i

6:14 9:07

7:12

!

K 28 9:51 1 1 :13

11:02

| 12:30 111:50

8:03

|

1:3 9

1 2 :4 0

2:41

1:31

c o n m e m o r a c ió n

> CUARTO CRECIENTE 9

< CUARTO MENGUANTE 2«


SAN TO S

DE

LA

M A R E A S ALTA BA J A

IG L E S IA

A . M.

!O 2 | M *1 J 1' 4 1V 5| S 6 ¡ D l

1

7

L

8 ! ) 9 1M 10 1 J i

11 I V 1

12 S 13 | D 14 | L 1 15 1 M ’ 6 1® I

17 f J 1

18 | V 1 19 | S I

20 1 D 21 I L 1

22 | M 23 | ( | V 24 . J 25 26

|

V S

1 !

27 | D 28 | L 29 | M 30 1

• LUNA NUEVA 1 LUNA NUEVA 30

® LUNA LLENA 16

A . M.

P .M .

9:48 10:39

3:37 4:30

2:24 3:17

11:27 11:55

5:21 6:11 6:59

4:03 5:02 5 :-3

1:05

7:45

2:19 3:31 4:38

8:49 9:1 1 9:52,

6:57 , 8:03 9:18 10:34

5:36

1 0:30

11:21

6:26 7:11 7:52

11:07 12:58 1:57

11:44 12:21

8:31 9:09

2:48 3:32

12:56 1:32

9:46

4:12

2:08

4:46

2:46

10:¡55

5:16

3:27

10:00 11:00

11:31

5:46 o: ib

4:12 5:U2

12:06 12:43

12:06 1:18

*,4 S 7:25

5:59 7:05

1:23 , 2:32

8:07

8:22

2:05 2:53

3:46 4:56

8:52 9:41

9:46 11:11

6:00 3:48 4:44 < 7:00 7:56 5:46 8:47 6:46 1 7:46 1 9,36

10:33 12:29 1:33 2:37

11:28 12:23 1:18

8:25

RAINERIO; STAS. TERESA (REINA) Y SANCHA S T O S . M A C O S , M A R C E L IA N O , C IR IA IC O Y L E O N C IO ; S T A S . P A U -J, L A , M A R IN A E IS A B E L (V IR G E N ) S T O S . G E R V A S IO Y P R O T A S IO , (H E R M A N O S ); S T A . J U L I A N A DE F A L C O N IE R I > S A N S IL V F R IO ; S T A . F L O R E N T IN A S T O S . L U IS G O N Z A G A , R U F IN O , IN O C E N C IO Y E U S E B IO ; S T A . D E M E T R IA ¿ S A N P A U L IN O Y A L B A N O ; S T A . C O N S O R C IA ¿ T A S . F D E L T R ID A Y A G R IP IN A ; S T O S . J U A N P R E S B IT E R O ) , F E L I X YZ E N O N L A N A T IV ID A D DE S A N J U A N B A U T IS T A Y E L S A N T IS IM O C O R A Z O N DE J E S U S S T O S . G U IL L E R M O , P R O S P E R O ; S T A S . L U C IA Y F F E B R O N IA S T O S . J U A N Y P A B L O , (H E R M A N O S M A R T IR E S ), Y S A N P E L A YO ; S T A . PERSEV ERA N D A STO S. L A D IS L A O 1 , (R E Y DE H U N G R IA ), C R E S C E N T E Y Z O IL O S T O S . IR E N IC . P L U T A R C O Y P A P IA S S A N PED R O , P R IN C IP E DE LO S A P O S T O L E S S A N P A B L O (A P O S T O L ) S T O S . M A R C IA L , C A Y O , B A S IL ID E S Y O S T IA N O ; S T A S . L U C IN A Y E M IL IA N A

Días de Fiesta este mes:

9:10

!

* •

1 3:23 1 2:13

NINGUNO

>

<

CUARTO CRECIENTE 8

V

so

P. M.

1 8:00 S T O S . IÑ IG O , S E G U N D O , JU V E N C IO , P A N F IL O Y F IR M O 8:56 S T O S . M A R C E L IN O Y E R A S M O , S T A S . V E L IO Y R L A N )IN A S T A S . C L O T IL D E , P A U L A Y O L IV A ; S A N IS A A C , M O N JE DE 9:52 CO R D O B A 10:51 SA N F R A N C IS C O C A R A C C IO L O ; S T A . S A T U R N IN A 12:13 SA N B O N IF A C IO ; S T A S . V A L E R IA Y M A R C IA D O M IN G O DE P E N T E C O S T E S ; S T O S . N O R B E R T O , F E L IP E , A R T E 1:00 M IO , C L A U D IO Y A M A N C IO ; S T A S . C A N D ID A Y P A U L IN A S T O S . PED R O , P A B L O , R O B E R T O Y L IC A R IO N Y C O M P A Ñ E R O S 1:42 M A R T IR E S 2:24 S T O S . M ED A R D O Y S A L U S T IA N O ; S T A . C A L IO P E 3:05 S T O S . P R IM O Y F E L IC IA N O , (H E R M A N O S M A R T IR E S ) S T A . M A R G A R IT A , R E IN A DE E S C O C IA ; S T O S . C R IS P U L O , R E S 3:46 T H U T O , Z A C A R IA S Y A R E S O S T O S . B E R N A B E Y P A R IS IO ; L A T R A S L A C IO N DE S A N G R £ 4:28 G O R IO N A C IA N C E N O 5:12 S T O S . J U A N DE S A H A G U N Y O N O FR E 5:54 L A S A N T IS IM A T R IN ID A D ; S A N A N T O N IO DE P A D U A S A N B A S IL IO M A G N O , E L IS E O , M A R C IA N O , V A L E R IO , R U F IN O , 6:33 A N A S T A C IO Y E T E R IO 7:10 S T O S . V IT O Y M O D ES T O ; S T A . C R E S C E N C IA S T O S . J U A N F R A N C IS C O DE R E G IS , A U R E L IA N O Y Q U IR IC O ; 7:46 S T A . J U S T IN A C O R P U S C H M S T I; S T O S . A V IT O M A N U E L . S A B E L , IS M A E L Y

CUARTO MENGUANTE 23


MAREAS

SANTOS DE LA IGLESIA

ALTA A . M.

1i j

v

2 !

3

i s 4 t D 3 1L

STOS. GALO, SECUNDINO, CASTO. RIJMOLDO Y TFOBALDO LA VISITACION DE NUESTRA SEÑORA SAN IRENEO Y STA. MUSTIOLA, (MARTIRES); STOS. HELIODORO Y ANATOLIO STO S. LAUREANO Y SEBASTIAN; EL BEATO GASPAR BONO STOS. M IGUEL DE LOS SANTOS GUILLERMO; STAS ZOE, C IR IL A , TR IFIN A Y FILOMENA STOS. GOAR Y TRANQUILINO; STAS. DOMINICA Y LUCIA STOS. PANTENO, FERMIN, SINFORIANO, SATURNINO Y LO­ RENZO DE BRINDISI; STA. EDELBURGA STAS. ISABEL, (REINA DE PORTUGAL), Y PRISCILA STOS. CIRILO , AUDAX Y ALEJANDRO; STAS. AN ATO LIA Y VERONICA DE JU LIA N IS STA. FELICIDAD Y SUS SIETE HIJOS; STAS. AM ELIA Y RUFINA; STOS. JENARO Y MARCIAL SAN PIO I, (PAPA); STA. PELAGIA SAN JUAN GUALBERTO; STA. EPIFANIA STOS. EUGENIO, ANACLETO, TURIAF Y MIROPIO STOS. BUENAVENTURA Y OPTACIANO SAN ENRIQUE, (EMPERADOR DE ALEMANIA) NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN; EL TRIUNFO DE LA SANTA CRUZ; STA. REINELDIS SAN A LEJO ; STAS. TEODOTA, GENARA Y MARCELINA STOS. CAM ILO LELIS, FEDERICO Y ANULFO SAN VICFN TE DE PAUL; STAS, JUSTA Y RUFINA STAS. M ARGARITA, CASIA, LIBRADA Y SEVERA; STOS. JOSE, " E L JU STO ” , SABINO Y MACROBIO STOS. VICTOR Y DANIEL; STAS. PRAXEDES Y JU LIA STA. MARIA MAGDALENA; SAN MENELAO STOS. APOLINAR, LIBORIO Y TEOFILO; STAS PRIM ITIVA, ROMUI A. RFDENTA Y HERUNDIN« STAS. CR ISTIN A , NICETA Y AQ UILINA; STOS. MENEO, C A P I­ TON Y FRANCISCO. SOLANO SANTIAGO EL MAYOR, (APOSTOL), PATRON DE ESPAÑA; STA. VALENTINA STA. ANA, MADRE DE NUESTRA SEÑORA SAN PANTALEON; STA. NATALIA STOS. NAZARIO Y CELSO, M ARTIRES; SAN INOCENCIO i STAS. MARTA, BEA TR IZ, LUCILA Y FLORA; STOS. FELIX II, FAUSTINO Y EUGENIO STOS. ABDON Y SENEN, (MARTIRES); Y RUFINO; STA. SEGUN­ DA STOS. IGNACIO DE LOYOLA, FUNDADOR DE LA COMPAÑIA DE JESUS CALIMERO Y DIONISIO

71

6 i

M M

8 9

) V

10

S

11 12 13 14 15

D L

M M J

16

©

S

17| 18 D

19

L

M M J

20 21 22 23

c

24

S

25 | D

26

1

27 28 29 30

31 I

L

M M •

V S

Días de Fiesta este mes:

©

BA T A r.

I*. M.

A .M .

m .

8:44 1 10:21 | 4:15 4:59 9:42 j 11:03

3:03 3:56

5:39 6:18

4:47 8:39

10:40 11:39

11:43

12:19 1 12:42 12:53 1:46 1:28 2:03

2:51 3:53

6:34 6:56 7:34 j 7:34 8:12 8:50

8:42 9:59

2:42

4:33

9:31

11:18

3:24 4:1 1 5:00 5:48 6:35 7:24

5:48 6:33 7:25 8:07 8:45 9:21

10:13 12:32 1:35 2:24 3:03 3:34

10:53 11:42 12:25 1:08 1:51

8:14 9:06 10:02 11:01

21:53 10:29 11:00 11:33

4:02 4:29 4:57 5:28

2:34 3:20 4:09 5:03

12:09 12:47

12:04 1:11 2:21

6:03 6:43 7:27

6:01 7:07 8:22

1:31

3:32

8:18

9:46

2:22

4:43

9:13

11:10

3:22 5:30 4:27 I 6:51 5:36 | 7:46 6:42 ¡ 8:35

10:14 12:27 11115 1:30 '12:15 2:23 1:13

7:44 | 9:19

3:07

2:08

8:41 '

3:47

2:59

9:58

9:36 1 10:33

4:23 | 3:48

4 INDEPENDENCIA DE E. U.; 17 LUIS MUÑOZ RIVERA) 23 DIA DE LA CONSTITUCION DE P. R.; 27 JOSE CELSO BARBOSA

>

(


MAREAS

SANTOS DE LA IGLESIA

ALTA A .M . * .M .

i !D 2!I L 3! M 4 1M 3| J 1 6 > i 7! S 8! D 9 1L 10 1M 111 M J

12í

13 f V i 14 ! € 15 i1 0 16 :i L 17 ¡ M TE M i 19 ! J 20 i,.V 21 C 22 ! 0 1 1 23 ! L 24 t M 25 ! M 26 i J 27 ! V 1 28 ! A 29 ; D 30 1L 31 1 M

STOS. PEDRO AD VINCULA, VERO Y MAURO STOS. ALFONSO MARIA DE LlGORlO, ESTEBAN Y RUTILIO; NUESTRA SEÑORA DE LOS ANGELES Sm N ESTEBAN; STAS. LID IA , MARAÑA Y CIRA STO. DOMINGO DE GUZMAN; STA. PERPETUA NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES; STAS. AFRA Y NONA; STOS. EMIGDIO Y OSWALDO LA TRANSFIGURACION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO; STOS. SIXTO II, JUSTO Y AGAPITO STOS. CAYETANO Y ALBERTO DE SICILIO ELEUTERIO STOS. CIR IA C O , LARGO, ESMERAGDO, SEVERO STOS. ROMAN Y FIRNEO SAN LORENZO; LA APARICION DE LA BIENAVENTURADA V IR ­ GEN DE LA MERCED; STA. ASTERIA STOS. TIBU RC IO , TAURIN O , EQUICIO Y RUFINO; STAS. SUSANA Y DIGNA STAS. CLARA, H ILA R IA , NIM IA JU LIA N A ; STOS. LARGION CRESCENCIANO STOS. JUAN BERCHMANS, HIPO LITO , CASIANO W IGERIO ; STAS. CFMTOLA Y HFI FNA STOS. EUSEBIO Y CA LIX TO ; STA. ATANASIA LA ASUNCION DE NUESTRA SEÑORA; STOS. A LEPIO Y ARNULFO • , STOS. ROQUE, JACIN TO , DIOMEDES, TITO , ARSACIO Y ELUTERIO; STA. SERENA STOS. LIBERATO Y PABLO; STA. JU LIAN A STAS. HFLENA, LAURA Y FLO RA; STOS. AGAPITO, SERAPIOJN, CRISPO Y HERMAS STOS. tU IS . (OBISPO!. MAGNO Y MARIANO SAN BERNARDO, ABAD Y SAN MANETO STA. JUANA FRANCISCA OR CHANTAL; SAN PATERNO STOS. SINFORIANO, TIMOTEO, HIPO LITO , ANTONINO MARCIAL Y MAURO;; STA. ANTUSA STOS. FELIPF FEN IC IO Y TFONAS STOS. BARTOLOME Y ROMAN; STA. AUREA STOS. LU IS, (REY DE FRANCIA!, Y GINES DE ARLES STOS. CEFERlNO, IRENEO. ADRIAN v VICTOR SAN JOSE DE CALASAN Z; LA TRANSVERBERACION DE SANTA TERESA DE JESUS STOS. AGUSTIN , (OBISPO Y DOCTOR!, Y PELAGIO LA DEGOLLACION DE SAN JUAN BAUTISTA SANTA ROSA DE LIM A, PATRONA DE AMERICA S I OS. RAMON NONATO, PAULINO Y ARISTIDES

Y

Y

Y

Y

NINGUNO

Días de Fiesta este mes:

)

c

BAJA t. M .

A .M .

11:05

4:56

4:35

12:05

11:36 12:12 1:05

5:28 6:00 6:33

5:23 6:13 7:07

12:35

2:01

7:08

,8 :0 8

1:08 1:45 2:28 3:19

3:00 4:03 5:03 5:59

7:47 8:32 9:21 10:14

9:21 10:39 11:55

10:29 11:23

4:18 ! 6:49 ! 12:54 5:20

7:31

1:37

6:18

8:10

2:11

7:15 8:10 9:05 10:00 10:57 11:56

2:39 3:06

8:45 9:18

9:51 ^ 3:35

i

10:24 11:00

12:20 1:09

11:37 12:58 2:05 3:16

2:07 3:15 4:30 5:43 6:50

4:28 5:35 6:35 7:21 8:12

7:49 8:41 9:30 10:15 10:57

8:51 9:25 9:56 10:24 10:52

i 1

4:06 4:41

|

11:56 11:58 12:48

1

1:37 2:27 3:18 4:11 5:07

5:21 6:07 7:12 6:05 6:55 | 8:25< 7:51 9:45 1 | 8:54 11:03 10:02 12:12 11:10 1:08 12:14 1:54 1:13 i I 2:07 2:33 2:57 3:08 3:37 3:43 4:28 4:06 4:34 5:13


SEPTIEMBRE

30 DIAS NOVENO MES

MAREAS

SANTOS DE LA IGLESIA

ALTA

1! M 2 ! j STOS. G IL , JOSUE, GEDEON Y LIIPC ST°U X T A EBAN’ (REY DE HUNGRIA1> Y ANTOLIN; STA. CA ­ j f 3 V STAS. SERAPIA, TECLA Y EUFEMIA 4 i S ROSA DE V n tR E O Y CANDIDA 5 ,» S10JU S T IN ^ N O ’ EUDOXIO‘ Z EN 0N ' MACARIO, LORENZO Y 6 L RP SAl. INA DE PA LERM° ; STÒS. ZACARIAS Y PETRONIO 7 M REINA O REGINA; STOS. SOZONTE Y PANFILO 8 M STA. LA NATIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA; SAN ADRIANO 9 J S . PEDRO CLAVER, SERGIO, JACINTO, TIBURCIO Y RUFINO 10 V SJO STOS. NICOLAS DE TOLENTINO Y AGAPITO; STA PULQUERIA AUGUSTA 11 s S I OS. PAFNUCIO, PROTO Y JACINTO 12 (?) SI OS. GUIDO, LEONCIO, TEODULO Y TACIANO 13 L EUIOC-IO, AMADO, MACROBIO Y JULIANO 14 M LSTOS. A EXALTACION DE LA SANTA CRUZ; STOS. CRESCENCIO* Y 15

STA. M STA.MATERNO; CATALINA DE

16 J 17 *.. V 18 s 19 í 20 L 21 M 22

M

23 J 24 V 25 s 26 D 27 • 28 M 29 M SO i

ROSULA GENOVA; LA CONMEMORACION DE SANTO DOMINGO EN SORIANA STOS. CIPRIANO, CORNELIO Y ROGELIO; STAS. EDITA, SEBAS­ TIAN A Y EUMEUA SAN PEDRO DE ARBUES; LA IMPRESION. DF LAS LLAGAS DE SAN FRANCISCO; STAS. TEODORA Y COLUMBA* SANTO TOMAS DE VILLANUEVA, ARZOBISPO DE VALENCIA STOS. JENARO Y DESIDERIO; STAS. CONSTANCIA, POMPOSA Y MARIA DF CERVELION SAN EUSTAQUIO; STAS. FAUSTA, FELIPA, CANDIDA Y SUSANA STOS. MATEO, APOSTOL Y EVANGELISTA, JOÑAS, PANFILO Y MELECIO; STA. EFIGENIA SAN MAURICIO; STAS. DIGNA Y EMERITA STAS. TECLA Y POLIXENA; STOS. LINO, SOSlO, ANDRES Y PATERNO NUESTRA SEÑORA DE LAvS MERCEDES; STOS GERARDO, RUSTI­ CO STOS. FERMIN, LUPO, ANATALON, ANACAR 10 Y PACIFICO; STAS. AURELIA Y NEOMISIA STOS. CIPRIANO Y NILO; STA. JUSTINA STOS. COSME Y DAMIAN (HERMANOS MARTIRES); ADULFO, TERENCIO Y FLORENTINO SAN WENCESLAO, REY Y MARTIR; EUS10QUIO LA DEDICACION DE SAN MIGUEL ARCANGEL GERONIMO; SANTA SOFIA, MADRE V IRG E­ CARIDAD

SAN NES FE, ESPERANZA Y

Días de Fiesta este mest

DE LAS STAS.

MENGUANTE

M.

P. M .

11:19

5:03

5 :5 8

5:33

6 :4 6

1 2 :i9

11:47 12:23 1:15 2:10

6:0 8 6:4 7

7:43 8:4 8

3:10 4:11 5:09 6:00 6:43

7:34 8:23 9:3 0 10:31 12:35

10:02 11:08 11:58 11:32

6:1 0 | 7:23 7:09 ! 7:58 8:05 8:34 8:59 I 9:1 0 I 9:53 | 9:4 7 1 10:47 | 10:28

1:07 1:38 2:10 2:43

12:30 1:28 2:23 3 :1 7

3:21

4 :1 3

12:56 1:42 2:42 3:5 3 5:04

! 1 ! i i

i

4:01

5:11

.

11:44 1 11:12 1 4:4 6 l 6:1 0 ii 1 12:44 3:35 7:15 12:01 I 1:48 6:2 9 8:24 12:56 1 2:5 6 7:31 9 :3 6 2:0 5 1 4:04 8:3 0 10:44 j • i 3:2 3 1 5:09 9:5 3 11:43 4 :4 3 1 6:0 6 11:05 | 5:5 6 1 6:53 12:32 1 12:12 | 6:58 7:37 1:14 1 1:12 i 7:51 ! 8:13 1:49 2 :0 6 8 :3 7 1 8:44 2:2 0 2 :5 6 | * i 9 :1 8 ' 9:1 3 2:48 3 :4 2 9:3 7 9:40 3:15 4 :2 6 10:34 1 10:07 3:41 5 :0 8 j 1 1 :12 1 10:35 4 :0 9 i 8:51

f 19

BAJA

P. M.

11:40

6 DIA DEL TRABAJO

C CUARTO

A . M.

LUNA LLENA 12


MAREAS

ALTA

SANTOS DE LA IGLESIA A.

1 1V 2 1

s

J

SAN REMIGIO, ARZOBISPO DE REMIS; STA. MAXIMA EL SANTO ANGEL D E LA GUARDA, STOS. ELEU FERIO, LEODEGARIO Y PRINIO

1

3! D 1 L

4

1 5

) 1

6

M J

7 1

8 ! V 9 S

! 10

n 12 13 14 15 16

D

L 1 !© 1 lM 1 |J ! V ! I

s

17

D

18 I r 19 M

1 20 1 M 21 22

J

V

23 1 s

! 24 D 25 L 26 ' A 27 M 23 ] J

29 ! V 10 1

s

li ! D

STOS GERARDO, CANDIDO., DIONISIO, ESIQUIO Y FAUSTO; STA. TFRESITA DE JESUS STOS. FRANCISCO DE ASIS, PETRONIO, EUSEBIO, MARCOS Y CAYO; STA AURA STOS. PLACIDO, FROILAN, ATILANO Y APOLINAR; STAS. FLA ­ VIA v GALLA SAN BRUNO, STAS. FE Y EROTIS STOS. MARCOS, (PAPA); SERGIO, BACC Y AUGUSTO; NUES­ TRA SEÑORA DEL ROSARIO STAS. BRIGIDA Y PELAGIA; SAN SIMEON STOS. DIONISIO AERO PAGITA, ANDRONICO Y RUSTICO; STAS. ANASTASIA Y PIIRI ia SAN FRANCISCO DE BORJA STOS. NICASIO, GERMAN, FERMIN Y QUIRlNO; STAS. FILONILA Y P[ ACIDA NUESTRA SEÑORA DEL PILAR DE ZARAGOZA; STA. DOMNINA; STOS. V/ILFRIDO Y SERAFIN STOS. FDL'AFDO, REY DE INGLATERRA, FAUSTO, JENARO Y TEOFILO; STA. C pl EDONIA SAN CALIXTO, (PAPA); STA. FORTUNATA, MARTIR STA TERESA DF JFStJS, AMALIA STOS. CALO Y FLORENTINO; STA. MAXIMA STAS. EDUVIGIS Y MAMELTA; STOS. ANDRES DE CANDIA Y Fl RENTING , SAN LUCAS, EVANGELISTA; STA. TR'FONA STOS. PEDRO DE ALCANTARA, LUCIO B2RONICO; STAS PE­ LAGIA Y FREDESVINDA SAN JUAN CANCIO; STAS. IRENE Y MARTA STA. URSULA; SAN HILARION STAS. MARIA SALOME CORDULA, ALODIA Y NUNILA' STOS. MELANIO Y ABERCIO STOS. TEODORO, PEDRO P \SCUAL, IGNACIO, (OBISPO); BE­ NITO Y JUAN DE CAPISTRANC STOS. RAFAEL ARCANGEL Y EVARISTO STOS. CFISPIN Y CR ISPIN !ANO STOS. EVARISTO, RUSTICO Y 1 UCIANO STOS. FRUMENCIO, FLORENCIO; STAS. SABlNS Y CAPITOLlNA STOS. SIMON, JUDAS, FIDEL Y FERRUCIO; STA. ANASTASIA SAN NARCISO, (OBISPO); STA. EUSEBIA STOS. MARCELO, CLAUDIO Y SERAPION STOS. Q UINTIN Y URBANO

M.

BAJ A

12

)

c

11: 03 ; 1 1 ! 7:27 5:14 11:35 1 1 12:37 ! 1 1 1 i 8:24 5:54 r 1:27 ! 1 ! 9:21 6:42 2:22 12:15 1 1 10:14 7:41 3:17 1:11 1 1 ! 8:47 10-55 4:11 2:24 5:01 1 10:00 3:43 4 :5 7 ¡ 5:45 11:10 | 1 1 6:27 12:06 12:16 6:02 1:19 12:41 ! 7:01 | 7:08

11:52

11:3i

7:56 | 8: 49 !

1: 19 / 2:19

7:48 /

1

1 8: 30

1:59

1

3:17

1

4:14 2:42 3:29 5:11 4:1 8 1 6:09 7:10 5:11

9: 42 ! 9: 14 ! 10:36 10:01 11:31 | 10:51 i 11:47 1 12:29 i

1

1

! 1:28 1 6 :0 9 1 8:14 9:16 7:13 12:54 1 2: 30 1 210 3:31 4:49

3 31 1 8-21 9:40 4: 30 5:22 10:55

10:14 11:06 11:49

1

1 12:06 1 1 6-55 i 6 :4 9 ! 12: 23 1 1:1 0 7:24 1:02 1 2:06 7/13 7:57 1 1:32 1 2:56 8:24 8:27 2:01 1 3:42 9:03 4:25 9: 37 ' 8:56 1 2:29 10:13? 9:24 2: 56 1 5:06 9:52 3:25 1 5:47 10:49 3: 57 j 6-30 11:28 1 0:22 ! 1 1 - n r » 1 4:33 1 7:44 5:58

6:09

1

DIA DE LA RAZA

©

6:36

4:39 '

. 1 12:09 ¡

Días de Fiesta este mes:

P. M.

A. M.

P. M.

©


MA R E A S

SANTOS DE LA IGLESIA

»! l

ALTA A .M . P. M .

LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

[1 1 :5 0 1| 12:52 [ 1:38

6:06

12:56 ? 2:25

7:05

2 I M

I *1» 4 ! J I

M í S

f

f

á

«

L0Si k ! T 8 g f R g E| r H I Í v . A S A .AAM tRTV-S STBA0R S

L0S FIELES a p u n t o s ; STA.

° E ZARAG0ZA: ST0S- TE0F|-

rE ?T A V1TAL’

P0RF1RI°*

NICANDRO

«u

■ STADE B|ARN ILjU A N iSÍABST:|SSTAN ZA CA R'A S> SAN LITO Y PADRES ¿TO S . LEONARDO ARAD Y SEVERO S °C A R |' n o c IBRORD0,

ER^ EST0*

RUFO.

ENGELBERTO;

I ! 10 ! n |j i’ !l v n I <? 14 ! D I 9 ¡ M

151 «■ 16 M

ir ; c

EÜStOOL'IO

I

8:14

9:53

3:58 4:44

9:32 10:50

10:34 11:13

3:32

11:55 12:03

1 6:51

6:17

7:46 8:39

7:05 7:55

12:39 1:25

2:17 3:15

9:32 10:25 11:13

110:36

8:45 9:39

2:14 3:05 3:58

6:01

4:54 5:52

6:53 7:50

1:13

I1 2 :n 1 1:39 1:05

1

4:11 5:06

12:49

1:57

6:56

8:43

2:07 3:27

2-49 3:33

8:06 9:21

9:31 10:19

4:41

4:25

10:39

11:01

5:45 6:39

5109 5:50

11:55

11:38 1:02

7:26

6:30

! 12:14

2 :0 !

8:06 8-43 9:20

7:06 I 12:48 7:41 ! 1:20 8:31 | 1:51

2:54 3:40 4:21

8:45 1 2:23 9:18 | 2:55

5:01 5:38

9:55 10:31 11:07 11:42

1

i

.

9 :3 9

J:2V

10:43 | 4:08 11:42

112:19

|

|

4:52 |

ia

4:43 7:14

|

11 DIA DEL ARMISTICIO; 19 DESCUBRIMIENTO PUERTO RICO; 25 DIA DE ACCION DE GRACIAS

Días de Fiesta este mes:

c CUARTO CRECIENTE 4

8:39 9:18

3:12

STA. GERTRUDIS; STOS. EUGENIO, LEOPOLDO Y LUPERO STOS. EDMUNDO! FIDENCIO, RUFINO, EPIDlO, MARCELO Y

STOS. GREGORIO TAUMATURGO, (OBISPO); ANIANO Y ALFEO ; STA. VICTORIA 18 ! J STOS ODON Y ROMAN , 19 ' V STA. ISABFL. RFINA DE HUNGRIA; STOS. FAUSTO, PONCIANO, CRISPIN Y ABptAS 20 ! S STOS FFLIX D^ VAI OIS, OCTAVIO, AGAPIO, BENIGNO, SILVFSTRF Y SIMPLICIO 21 I D LA PRESENTACION DE NUESTRA SEÑORA 22 | L STAS. CEC ILIA Y TR IG ID IA ; STOS. PRAGNACIO, FILEMON I . MARCOS Y MAURO 23 I M STOS n FMPNTR. (PAPA)' S'SiN 'O , TRUDON Y JUAN BUENO, STAS. LUCRECIA V FELICIDAD 24 I M c a n JUAN DE LA CRU7I STAS. FERMINA. FLORA Y MARIA 25 I 4>| STAS. CATALINA Y JU C IlN D A ; SAN SRASMO 26 I V pcriRO o f Al FIAN DPIA; LOS DESPOSORIOS DE NUESTRA I SEÑORA CON SAN JOSE 27 ! S STOS. MAXIMO, FACUNDO Y PRIMITIVO 28 | D S T O S . SANTIAGO DE LA MARCA, BASILIO Y PEDRO ' 29 ! L STOS. SATURNINO, SISINIO, BLAS Y DEMETE NADA 30 I M STOS. ANDRES, APOSTOL; CASTULO Y CONSTANCIO; STAS. MAURA Y JU STIN A

i |

3:35 4:47

STA.

A ^ Jrf^ N 'D A D DF I AS SANTAS RELIQUIAS Y IOS CUATRO A C®RPNAD0S' HERMANOS MARTIRES; SAN SEVERIANO LA DEDICACION DE LA IGLESIA DEL SALVADOR EN ROMA; SEOS. TFODORO Y URSINO 1 SAN ANDRES AVFl.INO, STA. TEOCTISTE S70,S; k,^ A R TIN- (OBISPO); MENAS, BARTOLOME, (ABAD); VA­ LENTIN Y FELICIANO SAN MARTIN, (PAPA) STOS. ESTANISLAO DE KOTSKA Y HOMOBONO SAN DIEGO DE ALCALA Y SAN SERAPION; STA. VENERANDA

CUARTO MENGUANTE

® 17

M .

7:58

2:14

5:52 8! L

5:56

i

Y

5 ' V

7 I D

BAJA P.

A .M .

LUNA LLENA 10

LUNA NUEVA U

DI


31 DIAS DUODECIMO MES MAREAS

SANTOS DE LA IGLESIA A. 1 I 2 I 31 4 I 5 I

M J * S D

6 I L I

7 i M 8 ' M 9 ! J I 10 ! © I

11 I s

I i*»i n 13 ! L

15 IM 16 I J ! 17> C I 18 I S 19 I D

20

IL I

21 ì M

22 :M 23 ! J

24 I V

I

25 ! A 26 ! D

27 ! L 28 i M

I

29 ! M

30 t J I

31 I V

STOS. FLOY, NAHUM, ANANIAS; STA. NATALIA STAS. BIBAN IA, ADRIA, MARTANA Y A URELIA; STOS. NEON STOS. FRANCISCO JAVIER Y BIRINO STA. BARBARA; MARUTAS Y MELECIO SAN SARAS; STAS. CRISPINA Y POTAMIA SAN NICOLAS DE BARI; SAN LEONCIO; STAS. DIO N lSlA, ANSELA Y DATIVA STOS. AMBROSIO, POLICARPO Y TEODORO LA PURISIMA CONCEPCION STAS. LEOCADIA, VALERIA Y GORGONIA; STOS. PROCULO, S I­ RO, RESTITUTO Y BASIANO STAS FUI AMA DE MERIDA Y JU LIA : NUESTRA SEÑORA DE IORFTO; STOS. SINDUtFO Y MELQUIADES STOS. DAMASO, (PAPA); BARSABAS, FUSIANO. GENCIANO Y PRETEXTATO NUFSTRA SFROP.A DF GUADALUPE- STA DIONlSlA STAS. LUCIA Y O T IL IA ; STOS. AUXENCIO, ORESTES, AUBERTO Y JUDOCO STOS. FFPiRiDION. NICASIO. ARSENIO, ISIDORO, HERON Y JUSTO: STA: EUTROPIA SAN M A M M IM O ; STA

GR IRTI ANA

STOS. EUSEBIO VALENTIN , C0N C0RDI0, IREDION Y NABAL; STA. BALRINA STAS. OI IMFIADES Y VIVIANA; STOS. JUAN DE MATA Y LAZARO NUESTRA SEÑORA DE LA O Y DE LA ESPERANZA STOS. NEMESIO, DARIO, ZOSIMO Y PAULILLO; STA. FAUSTA SANTO DOMINGO DE SILOS SANTO TOMAS, APOSTOL, Y STOS. JUAN, FESTO, GLICERIO STOS. ISQUIRION, DEMETRIO, FLAVIANO Y FLORO STOS. SERVULO, MIGDONIO Y GELASIO; STA. VICTORIA SAN GREGORIO; LA V IG ILIA DE LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SAN ESTEBAN, PRIMER M ARTIR, Y SAN MARINO SAN JUAN APOSTOL Y EVANGELISTA DEGÜELLO DE LOS SANTOS INOCENTES; STOS. TRQADIO Y DOMICIANO; STA. TEOFILA SANTO TOMAS DE CANTORBERY SAN SABINO; STA. A N ISIA ; LA TRASLACION DEL APOSTOL SANTIAGO EL MAYOR SAN SILVESTRE I, (PAPA); STA . M ELANIA LA JOVEN

Día* d e Fiesta e ste m est

) CUARTO CRECIENTI 3

* * día

BAJA

ALTA M.

12:53 2:09 3:24 4:35

P. M.

A.

M.

12:57 J 5:42 1:36 I $6:42 7:54 2:16 9:14 3:00 3:48 10:37

P. M.

| | I i |

7:48 8:24 9:03 9:44 10:30

5:40 6:40 7:36

4:40 5:35 6:32

11:56 | 11:19 1 1:08 12:10 | 2:11

8:30

7:29

1:03 | 3:09

9:22

8:26

1:56 1 4:01

10:13

11:02

9:24 10:26

2:50 1 4:52 3:45 | 5:40

11:49

11:31

4:40 | 6:29

12:39

12:35 1:18

5:37 | 7:15 6:37 | 8:00

1:52

2:00

3:06 4:16 5:17

2:42 3:25 4:08

6:12 7:00 7:42 8:23

4:53 5:37 6:21 7:01

9:00 9:35 10:10 10:42

7:39 8:18 9:01 9:48

11:14 11:45

10:42 11:42

4:41J

12:48

12:17 12:52

5:34 | 6:58 6:35 | 7:35

7:43 |

8:43

8:561 9:26 10:15 | 10:08 11:34 I 10:48 12:46 11:28 1:48 12:08 ! 2:40 12:45 I 3:24 1:22 1:59 2:35 3:14

| ¡ | |

4:04 4:39 5:08 5:33

3:55 ! 5:59 6:26

d i n a y id a »

C CUARTO MENGUANTE 17

® LUNA LLENA 10

• LUNA NUEVA 21



Este .Almanaque de 1954 es otro libro para usted, su familia y sus amigos. Esperamos que su contenido sea de utilidad en una u otra forma a usted y » los suyos. Trate de compartir su lectura con sus familiares. Y si a sus manos lle­ ga más de un ejemplar tenga la bondad de regalarle uno a su vecino, a su pa­ riente, o a su compadra. Este libro ha sido publicado por la División de Educación de la ComunidadDirector de Publicación: René Marqués Escritores: Silás Ortiz Valentín, José Luis Vivas, Enrique Sánchez Cappa J René Marqués Preparación de Santoral y Calendario: Enrique Sánchez Cappa y Silás Ortiz Valentín Dibujaron y diseñaron: Lorenzo Homar, Rafael Tufiño, José Meléndez Contreras, Juan Díaz, Francisco Palacios y Félix Bonilla.



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.