Comenzamos en Puerto Rico a prestar mayor atención al Caribe. Así en el campo de las relaciones económicas como en el terreno de los deportes. Se resiste,
bien lo sabemos, la tendencia natural hacia la integración. Pero inevitablemente el mundo se mueve hacia estructuras regionales, y las islas del Caribe no- son excepción. No se trata de retórica de efemérides ni de sentimientos de poeta sino de fenómenos concretos: intercambio comercial, operaciones industriales, movimientos de población. Se derrumban barreras y se cierran distancias entre los
pueblos de la.cuenca de! Caribe. El Mar Caribe cubre un área de 750,000 millas cuadradas y en su constelación de islas y. costas de tierra firme vive una apreciable porción de la humanidad. Reina una múltiple variedad racial. y las más diversas fuentes culturales forman a sus pueblos:
aborígenes,
europeas,
africanas
y
asiáticas.
Domingo, Jamaica y Puerto Rico— tienen territorio con una población de 20 millones.
. El Caribe es una de las zonas álgidas del
Sus más
islas de
mayores
82,000
—Cuba,
millas
Santo
cuadradas
de
mundo. Aquí chocaron los imperios de
'los siglos 17 y 18, y la dominación de unas u otras islas y con ellas las rutas de navegación, decidió el destino de más de un imperio en Europa. Y aquí, en las
postrimerías del
Siglo 19, específicamente en Cuba y Puerto Rico, Estados Unidos
asestó su golpe de muerte al imperio español en América. Ese final de drama no fue sino el comienzo de otro de mayores dimensiones. En
el curso del Siglo 20 el resto de los imperios europeos (Inglaterra, Francia, Holanda) perdió su arraigo en el Caribe. Sus islas emergieron como estados independientes conservando lazos económicos y políticos de alguna dimensión con sus antiguas metrópolis. Pero a pesar de los muchos obstáculos en contrario, la tendencia
dominante es la de integración de las islas. Aunque bien sabemos, claro está, que por encima se yergue Estados Unidos, el vecino más poderoso. Alguien llamó al Caribe el “swimming-poo! dé los americanos”, refiriéndose, naturalmente, a Estados Unidos. La expresión describe en forma gráfica la historia
de lo que va de siglo. Nadie ignora las intervenciones de los U.S. Marines y las todavía más frecuentes Órdenes de los embajadores y representantes de Washington
¿Seguirá siendo así? La pregunta debería leer más propiamente: ¿Podrá Washington, poder, persistir en su primitiva política del ““big-stick"?
con todo
su
No es de esperarse. Aunque, ciertamente, no desaparecerá la tentación. Pero su influencia, que persistirá, tendrá que manifestarse a través de otros medios. Piénsese lo que se quiera, el cambio que representó Cuba en enero de 1959 es irreversible. Esto, unido al proceso de abolición del viejo colonialismo, ha alterado
definitivamente la faz del Caribe. A
pesar
de
los
distintos
sistemas
económicos,
formas
constitucionales
y
desigualdades en niveles de desarrollo, la tendencia dominante es hacia la integración. Prueba al canto:
¿Quién iba a pensar, cuarenta años atrás, que Puerto Rico vendría a depender tanto, como depende, del petróleo de Venezuela? ¿Y no dependemos en más de un renglón de productos agrícolas de la República
Dominicana?
i
¿Y seesperaban, acaso, emigraciones a Puerto Rico tan grandes como la cubana y
la dominicana? * Ramales norteamericanos de fábricas se establecen en Puerto Rico y se trasladan luego a la República Dominicana. O se realizan ciertas operaciones de un producto
UN
allí o en Haití (sabemos por qué)pasando luego la operación final a Puerto Rico. De otro lado, se extienden las facilidades para turistas en la República Dominicana (actualmente hay gran número de hoteles en construcción), lo que obligará a relaciones más estrechas para soslayar competencias ruinosas. Y sobre este mismo tema del turismo, no olvidar que, reanudadas las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Cuba volverá a contarse, incuestionablemente, entre los primeros centros
turísticos del Caribe. Claro
que
la actuación
de
Puerto
Rico
en
el
Caribe
se
ve coartada
por
las
limitaciones de soberanía del Estado Libre Asociado. Por lo mismo, bien haríamos en pensarnos más como parte del Caribe, a lo que abonan factores geográficos, históricos y culturales. No podemos renunciar a nuestro destino en la región del mundo en que estamos situados. Además de puertorriqueños, somos caribeños, aunque algunos se maldigan a sí mismos por ello. ... Lo somos a pesar de los pesares!
28 de octubre de 1974
- avance 9