MARCO SOCIAL
DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA VIDA CONYUGAL Dra. RUTH SILVA BONILLA
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Silva Bonilla. Ruth (1985). El marco social de
la violencia contra las mujeres en la vida conyugal. Río Piedras. PR: Centro de
investigaciones Sociales. UPR r>
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Puerto Kico: libros
Silva Bonilla. Ruth {1985), El marco social de ¡a violencia contra las mujeres en la vida conyugal. Río Piedras. PR: Centro de Inveslisaciones Sociales. UPR
Centro de Investigaciones Sociales Universidad de Puerto Rico
Centro Coordinador de Estudios, Recursos
Y Servicios a la Mujer (CERES)
Dra.Celia E. Cintrรณn Directora CIS
ยกAY!
ยกAY! AMOR:
NO ME QUIERAS TANTO
(EL MARCO SOCIAL DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA VIDA CONYUGAL)
Dra. Ruth Silva Bonilla
Esta ediciรณn ha sido auspiciada por la Fundaciรณn TUigel Ranios
1985
¡AY! ¡AY! AMOR; NO ME QUIERAS TANTO (EL MARCO SOCIAL DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA VIDA CONYUGAL)
Dra. Ruth Silva Bonilla*
Introducción;
Uno de los
grandes
mitos
de
nuestro tiempo -aquél
que afirma que el hogar es un refugio seguro y feliz para los
que
en
él
agigantados.
conviven-
Caen
con
comienza
estrépito
a
desvanecerse
los
cuadros
a
del
pasos
hogar,
dulce hogar, para mostrarnos una vida familiar que incorpora diversos matices de violencia y de atropello; de vejámenes y de humillaciones dirigidos a los componentes sociamente
más vulnerables del conjunto doméstico.
* El
presente
folleto
forma
parte
de
los
trabajos
del
Centro de Estudios, Recursos y Servicios a la mujer, (CERES), adscrito al Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
El mismo tiene como propósito
estimular
la
discusión
social más amplia del asunto, así como estimular la búsqueda de alternativas a las estructuras de violencia en las que enmarcamos nuestras vidas.
El
folleto
va
dirigido
prioritariamente
al
conjunto
de profesionales de ayuda que laboran en la orientación y
servicios
en
esta
difícil
área.
Esperamos
que
la
discusión que genere dé margen a otros trabajos donde los profesionales de ayuda, puedan darle seguimiento crítico a estas intervenciones hechas por investigadores
desde fuera de las profesiones de ayuda.
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%
- 2 -
3 El
hecho
mito
de
había
que
verdaderas
las
sido
grandemente
víctimas
alternativas
de
la
sociales
alimentado
por
el
violencia, privadas
de
con
las
que
enfrentar
su dolorosa situación, se han visto forzadas -en la mayoría
de
los
casos-
pareciendo
con
a
permanecer
ello
dar
en
las
relaciones
consentimiento
abusivas,
y legitimidad
al
atropello que reciben.
No obstante, los gritos desgarradores de las víctimas de esta violencia han ido ayudando a correr el velo que cubría
este
secreto
celosamente
"privacidad" del hogar.^
guardado
en
la
aparente
Las mujeres, los niños y los
envejecientes son las víctimas más frecuentes de la violen cia
en
la
familia.
Sin
embargo,
es
preciso
mencionar
que aunque de manera diferenciada, una pequeña proporción 2
de hombres también recibe el impacto de la misma.
^Aun en escritos conservadores, como suelen ser los trabajos de
infinidad
no
es
raro
de
terapistas
encontrar
y
profesionales
aseveraciones
como
la
de
ayuda,
siguiente:
"En países como los Estados Unidos, el dormitorio sigue a las carreteras como escenario más frecuente de matanza"
(Blender, 1984).
Por
otro lado, los reportajes
de
la
policía estadounidense suelen indicar que por lo menos una cuarta parte de todos los homicidios que se registran anualmente son cometidos en el seno de la vida familiar.
^Examinaremos este punto en una sección posterior.
- 3 -
En
este
trabajo
nos
esos tipos de violencia: las
mujeres
en
la
proponemos
examinar
uno
de
aquella que* se vuelca contra
intimidad
de
su
vida
marital.
Por
falta de datos sistemáticamente recogidos sólo esporádica mente incluiremos descripciones de una violencia germana a esta:
la que reciben las mujeres en el resto de las
relaciones "amorosas" en las que participan;^ o la que reciben de hombres que dicen estar enamorados de ellas, aun cuando estas no les reciproquen el sentimiento.
El énfasis mayor en la presentación de estadísticas será
sobre
presente
la
ha
y estimar.
violencia
sido
la
física,
dimensión
pero
más
sólo
porque
fácil de
al
presentar
No obstante, es preciso que recordemos que
la violencia física sólo se une a y respalda las otras
formas de atropello existente, en sus variadas dimensiones estructurales, emocionales
y
verbales, dimensiones que
quedan íntimamente vinculadas entre sí.
Examinemos^como ejemplo de esto ultimo, la siguiente escala de abusos emocionales y psicológicos de los hombres
hacia sus compañeras que reproduce CIPAF en su periódico Quehaceres (1985).Ofrece los ejemplos del hombre que:
^Examinaremos
heterosexuales.
en
este
caso
No obstante,
es
relaciones
conveniente
amorosas
señalar
que muchas de las relaciones amorosas que se desarrollan en los diversos planos de los encuentros homosexuales (femeninas y masculinos)
reproducen
y
calcan
muchas
de las estructuras de violencia que describxremos el contexto de las relaciones heterosexuales.
en
TI
- 4 -
Hs
(1) Se burla de su mujer; (2) la insulta (en público); (3) niega el mundo afectivo de ella; (4) jamás aprueba las
realizaciones
de
la
mujer; (5) le
grita; (6) la
insulta repetidamente en privado; (7) le echa la culpa de todos los problemas de la familia; (8) la llama "loca",
"puta",
"estúpida",
peyorativos;
critica
"bruta",
(9) la
como
amenaza
madre, como
o con
con la
otros
apelativos
violencia;
amante, como
(10) la
trabajadora
del
hogar; (11) compite celosamente con los hijos, exigiendo toda la atención de la mujer; (12) la critica continua
mente en público; (13) le cuenta sus aventuras con otras
mujeres para empequeñecerla; (14) la amenaza con maltrato a
los
hijos; (15 le
dice
que
vive
con
ella
sólo
por
compasión; (16) establece un ambiente cotidiano de miedo
y
terror;
(17) la
mujer
responde
sintiéndose
loca;
(18) sintiéndose desesperada y deprimida. No hay que ser un gran experto en la ciencia social
para
ubicar
mujeres
IK
estas
como
formas
maneras
de
de
maltrato
asegurar
las
psíquico
a
relaciones
las de
dominación, reduciendo la capacidad de las mujeres para
y actuar
1
i
con
dignidad, con
orgullo personal.
eficiencia
y
con
sentido
de
- 5 -
Pero
mayor y
como
será
señalamos, en
sobre la
este
presentación
sólo ocasionalmente
aludiremos
trabajo, el
de al
énfasis
violencia física complejo
conjunto
de las expresiones que la misma asume.^ El escrito ha sido organizado de la siguiente forma:
1.
En
la
primera
de
cómo
se
parte
va
hacemos
un
"descubriendo'
breve examen la
existencia
de este problema, y del papel que han desempeñado los centros de albergue (refugios) para mujeres
maltratadas, tanto en el desarrollo de conciencia sobre
el
asunto,
como
en
el
desarrollo
de
política al respecto.
2. En
la
segunda
parte
presentamos
algunas
estadísticas que nos ayudan a desarrollar una
idea global (aunque al presente, incompleta) de la frecuencia, magnitud e impacto de estas
formas de violencia sobre la sociedad y sobre las personas.
3. En la tercera sección presentamos brevemente
algunas de las dificultades que confronta la
f
mujer en el orden legal y judicial, al intenrar
.
buscar remedios legales a su situación. ^Estamos al presente trabajando en una propuesta de investigación sobre la violencia contra as mujeres en
la
V
vida
conyugal que incluirá análisis de las
dimensiones psíquicas de la violencia.
^ t r * r
^
V -
- 6 -
4.
Por
último,
violencia
intentamos
que
doméstico,
recibe
dando
ubicar
la
atención
socialmente
mujer
en
a
consecuencias
las
el
la
orden
de este tipo de interpretación sobre la política social
vigente
en
relación
a
las
mujeres
maltratadas.
Los científicos sociales "descubren" la violencia familiar Los
estudiosos
sociales
hasta
concuerdan
la
década
de
en
de
el
los
capitalismo
industrial
a
la
filtrarse
los
distintos
la
historia
estimado
setenta
observación,
niveles
de
de
que
avanzado
las
que
en
y
en
la
ciencias
no
los
comienza
estudio
violencia
de
es
sino
países
de
lentamente
explicación vida
de
familiar
(Gelles, 1979 y 1980; Dobash y Dobash, 1981; y Tierney, 1982). La
no es
un fenómeno
países (Morales
1981).
violencia
donde
el
en
la
vida
familiar,
no
obstante,
nuevo, ni en Puerto Rico, ni
asunto
ha
sido
Otero, 1947; Gelles, 1980;
examinado y
Dobash
con y
en los
rigor Dobash,
¿Qué obstaculizó, por tanto, el que una situación
de esa envergadura fuera traída a foco para la exploración científica?
Entendemos
que
el
elemento
más
importante
de
obstrucción a su debate público y a su estudio científico
- 7 -
ha sido el que dentro de la larga trayectoria histórica de
esta
extenso
violencia
de
se
ha
soportes
ido
creando
un
institucionales
y
conjunto
muy
estructurales,
así como un cuerpo muy amplio y diversificado de creencias
que actúan a título de soporte ideológico. Aunque
estos
extensamente
en
la
aspectos última
serán
presentados
sección
de
este
mas
escrito,
queremos señalar como ilustración, que dos de las piediaü angulares de refuerzo a la violencia contra las mujeres en el orden familiar se encuentran en:
(1) la ubicación
social de las
de los
mujeres como
propiedad
hombres;
y (2)
la noción socialmente difundida de que el hogar
es
lugar
un
interferir
los
"privado"
en
extraños.
cuyos Bajo
el
procesos primer
no
deben
fundamento,
los hombres pueden disponer de sus propiedades (incluidas las mujeres) según crean pertinente; bajo el segundo, nadie debe inmiscuirse en lo que ocurra en la intimidad de las demás familias.^
^Es evidente que estamos en un momento histórico en que se lucha fuertemente contra la existencia y contra las
consecuencias
ello,
quizás,
"fuerte" el señalamientos.
de
algunos
tales
arreglos
lectores
sociales.
encuentran
carácter generalizador Pero refranes como "los
un
de paños
Por
tanto estos sucios
se lavan en casa, o expresiones como "cuando lleguemos
a casa arreglaremos eso", continúan dando fe de lo prevaleciente de esas nociones.
- 8 -
De
este
situación
saben
dificultades a
los
modo,
las
muchas
ante
núcleos
ni
los
propias
veces
demás
familiares
ni se
afectadas
cómo
las
por
descubrir
la sus
personas externas
atreven
muchas
veces
a
2
intervenir por temor a ser confrontadas y rechazadas.
Pero si una parte de la explicación a lo tardío del debate social sobre la violencia conyugal se encuentra en
la
naturaleza
de
los
refuerzos
estructurales
a
la
misma, otra parte de la renuencia de los científicos sociales a examinar esa problemática deriva de la historia misma de la ciencia social.
Esa parte de la explicación
hay
trayectoria
que
ubicarla
en
la
positivista
y
neo-positivista de las ciencias sociales, particularmente
en la predilección
por metodologías que presuponen el
consenso, la integración y el equilibrio como los procesos
I
p)
sociales
o
predominantes
en
la
vida
social
(González Casanova, 1957)•
El
I 'I
básicos
uso
predominante
"funcionalistas"
o
de
modelos
"sistémicos"
(para
"orgánicos", no
mencionar
nada más que unos pocos ejemplos) así como la dependencia
en
i »i
el
empleo
de
técnicas
de
observación
como
el
Las mujeres tardan en percatarse de la violencia de que son víctimas en estas relaciones, por el sentido de humillación y de degradación personal que les provoca.
^Este aspecto de la cuestión será elaborado con mas detalle
en
la
última
sección
de
este
folleto.
- 9 -
cuestionario^ hacían imposible el desarrollar conceptos que emanasen de una tradición social de protesta y de lucha
ante
maltrato,
la
violencia
como
términos
como
políticos, en
atropello
cargados
fin,
familiar: o
de
como
como
conceptos
abuso.
valoración,
Veían
como
no científicos»
como estos
términos
En
su
lugar
oponían conceptos conservadores como integración familiar y
como
hechos
armonía lo
que
doméstica, elevando sólo
era
una
a
la
categoría
representación
de
ideológica
2
de la convivencia familiar.
Que separan a los sujetos humanos del marco de relaciones sociales reales en las que participan, sustituyendo, de paso, el análisis de esas relaciones sociales reales por el discurso ideológico dominante con el que los sujetos humanos intentamos, en vano, describir nuestra vida social.
^Creemos importante hacer aquí una pequeña disgresión. Las concepciones de lo que es "la realidad", forman parte importante de las ideologías vigentes; ideologías que a su vez se vinculan a la organización de los procesos productivos.
La
ciencia
y
la
actividad
científica
no
quedan
separadas de la historia de las estructuras sociales en las que se desarrollan; ni de las luchas que engendra esa organización histórica. Por eso la actividad científica
dominante
tiende
las ideologías dominantes. las
luchas contra
los
a
reflejar
y
a
reforzar
Sólo a medida que avanzan
sistemas
dominantes
va
creciendo
y desarrollándose el cuerpo de actividades científicas que cuestionan el orden vigente.
Dentro de ese proceso de lucha social que se refleja también en las el proceso de
actividades científicas, "nombrar" la realidad.
vale destacar Nombramos al
- 10 -
¿cómo va rompiéndose finalmente esta conspiración de silencio tramada por los grupos dominantes, que nos
impedía
conceptualizar
y
entender
estas
complejas
situaciones de violencia contra las mujeres?
Y, ¿cómo,
conceptualizar; nombramos al observar; nombramos al elaborar hipótesis; nombramos a lo largo de todo el quehacer científico. Pero el proceso de nombrar recoge y se articula con las relaciones de poder vigentesAl
nombrar
"damos
simultáneamente,
realidad"
le
negamos
dejamos de nombrar.
a
lo
que
realidad
nombramos,
a
aquello
y,
que
Lo que no nombramos queda así
socialmente invisibilizado o des-realizado.
Eso
ha
ocurrido
con
todas
aquellas
instancias
de experiencia y de vivencias específicas de los sectores oprimidos y que no encajan con las premisas que sustentan su dominación. Esas experiencias quedan obstaculizadas
de poder hacer su entrada al mundo de la conciencia social por virtud de su exclusión de la palabra dominante.
Este ha sido el caso partiuclar de muchas de las experiencias de las mujeres dentro de las formaciones clasistas y machistas. El silencio en torno a y la
invisibilización de esas experiencias ^ha sido recogido y convalidado por las actividades científicas dominantes. Ahora que avanza la lucha de las mujeres contra
nuestra opresión, no podemos detenernos ante las acusaciones de que nuestros conceptos son 'hcientíficos". Sólo estos conceptos, nacidos de la lucha, nos permitirán literalmente "ver", lo que los antiguos conceptos de la ciencia impulsada por el Estado nos impedían captar. Esto
implica
que
todavía
tendremos
que
enfrentarnos
a una mayoría de científicos sociales, ^y particularmente de profesionales de ayuda que seguirán adhiriendo los conceptos dominantes; los concepto^s de nuestra dominación y de nuestra represión. Seguiremos enfrentando, en la ciencia social misma, las premisas
de la mujer ideal, representada como "la mujer sufrida",
la "madre abnegada", la que "se ^da a los demás" (y por
lo
tanto,
representaciones
n
se
niega
semejantes.
a
si
misma),
y
otras
- 11
al romperse el cerco del silencio en la vida comunitaria,
va planteándose la cuestión en el interior de las ciencias sociales?
La
contestación
mas
amplia
a
estas
preguntas
nos remitiría al examen de los diversos procesos de lucha
social que se
han ido desarrollando en los países de
capitalismo industrial avanzado en las últimas decadas, cosa que no nos es posible tratar adecuadamente en este
breve escrito.^ Uno de los factores que sería imprescindible analizar en un examen más completo del asunto, es el efecto de la carrera armamentista y de la militarización creciente
del Estado capitalista avanzado. No hay area alguna de la vida social que no quede afectada por el rumbo tomado por el Estado hacia la dominación mundial y hacia la
confrontación
nuclear.
Para
poder
satisfacer
demandas de gastos militares, los gobiernos del Estado
capitalista van continuamente retirando fondos^ y ayudas
destinadas a aliviar la miseria y explotación de los grandes conjuntos oprimidos. Al retirarse esos on os, sigue deteriorándose la calidad de la vida,
y las esperanzas de estos sectores poblacxonales.
Vemos
aumentar el hambre, en vez de la abundancia;^ la desespera ción, en lugar del optimismo; la represión,
la libertad; el racismo, en lugar de la igualdad, el
miedo, en lugar de la seguridad. ^ Un ejemplo de esto
último, es el hecho de que en países como el nuestro, una mujer es violada cada 13 horas.
En e
de las nuevas situaciones de vida engendradas por las
luchas de poder de los sectores dominantes, la violencia
contra las mujeres se hace mas evidente, pues las mujeres les son presentadas a los hombres como . ®®9uros (por su "docilidad") donde descargar su hostilidad y
su furia y esto no solamente para los hombres <3® las clases sojuzgadas, sino para los hombres de las clases dominantes de igual modo. (Womens Coalition for Nairobi, 1985).
- 12 -
Tendremos papel
jugado
por por
tanto
que
limitarnos
a
destacar
el
el auge en los movimientos feministas
durante la década de los sesenta. Fueron estos movimientos
verdaderos puntales de toda la amplia gama de lucha social
en la que habían estado participando amplios contingentes de
mujeres
de
esos
países
de
capitalismo
industrial
avanzado.
De
particular
importancia
fueron
los
grupos
de
concientización y de discusión que se promovían al interior de
estos
movimientos.
Las
discusiones
pudieron
social
comparando
y,
mujeres
empezar
sus
a
partícipes
romper
su
experiencias,
de
esas
aislamiento
empezaron
a
descubrir la semejanza de muchos procesos problemáticos de
su
vida
que
el
personal, privado increíble
de
su
Estado
y
único.
les
había
presentado
como
Al descubrir la frecuencia
victimización
en
la
relación
conyugal,
comenzaron a promover el desarrollo de centros de refugio
y de
albergue donde
alojar mujeres cuya
ubicación en
las clases sociales de menos privilegio económico y social les
hacía
difícil
el
protegerse
adecuadamente
y
poder
librar con éxito la batalla por la preservación de su vida.
Así por ejemplo, ya para 1971 se organiza en Londres
lo que parece ser a escala internacional el primer centro de
il
albergue
para
mujeres
víctimas
de
la
violencia
- 13 -
conyugal,^
Fue este el Chiswick Women's Aid Center
(Tierney, 1982).
Una de las colaboradoras en la creación
de este centro, Erin Pizzey, le dio impulso a la discusión
del tema en Inglaterra y en otros países donde el problema era agudo, al publicar el libro Scream Quietly or the Nelghbors
will
Hear
(1974).
A
partir
de
ese
momento
se multiplica no sólo el número de escritos sobre el tema, sino también el número de albergues para la protec
ción y ayuda a las mujeres victimas de esta forma de 2
violencia (Tierney, 1982).
Ya para 1980 había en Inglaterra alrededor de 150
refugios de este tipo. En los Estados Unidos, el desarro llo de albergues se ha expandido bastante a partir del 1973, en que se establece el Rainbow Retreat Center,
Este término incluye aquí no sólo a las mujeres lega men e casadas, sino también a las que viven en matrimonio
consensual.
Incluye asimismo^ mujeres separadas y
ivor
ciadas que siguen siendo víctimas de violencia por par e de
sus
ex-esposos.
^Es interesante señalar que en ocasiones las comunidades en que se gestaron esos centros de refugio tuvie que confrontar a muchos ciudadanos que se oponían a desarrollo de los mismos. Estos alegaban que no había
recursos para organizarlos. Las feministas que impulsaban
la creación de los albergues tenxan que señalarles que
en muchas de esas comunidades había, no obstante,^ mu
i
^ v . f
j
•
pies refugios para animales. De este modo hacían mas L j clara que la lucha no era sólo contra estructuras sociales | agobiantes, sino también contra los procesos ideológicos ^ que les servían de soporte. Los animales (pets) parecían jt valer más que las mujeres en la estimación comunitaria, l| I
3
- 14 -
en Phoenix, Arxzona,
Apenas ocho años después de estable
cido este primer centro, había
ya
establecidos
en
estados
no
han
sólo se
sino y
que
han
programas
los
diferentes
expandido los
empezado
estatales
a
sobre
la
del
país.
Ahí
albergues para mujeres,
desarrollarse
para
500 albergues
algunos
orientación
centros
y tratamiento
del hombre mal-tratante.
En Puerto Rico, La
es
el
único
programa
Casa Protegida Julia de Burgos
dirigido
socialmente
a
dar
este
tipo deservicio social. En de
la
misma
resistencia
década
femenina
de
los
contra
setenta, el
el
maltrato
movimiento en
la
vida
conyugal va expandiéndose con gran fuerza en los países capitalistas avanzados
y va adquiriendo un carácter más
organizado.
En
1976,
36 países
dan
en
Bruselas,
testimonio
de
Bélgica, violencia
2,000 mujeres contra
de
ellas ante
un Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres.
Allí plantean la necesidad de que se establezca
en los
diferentes países una política firme contra las diversas formas de violencia contra las mujeres. En
1978
se
lleva
a
cabo
en
Amsterdam,
Holanda,
la
Conferencia Internacional sobre el Maltrato de las Mujeres.
Allí concurrieron mujeres de trece países. la
necesidad
de
una
mayor
coordinación
Discutieron internacional
- 15 -
en la lucha contra las variadas estructuras de agresión a las mujeres y en 1981 se lleva a cabo otro congreso semejante en Inglaterra.
La
discusión
feminista
en
Latinoamérica
comienza
también a recoger esa preocupación y a desarrollar luchas más articuladas contra ella.
Latinoamericana
y
del
Así, al crearse la Asociación
Caribe
de
(ALACEM) con sede primero en Costa
Rica
violencia
(1984),
contra
el
las
tema
Estudios
de
Méjico (1982) de
mujeres
las
es
de
Mujer
y luego en
diversas
uno
la
los
formas
de
incluidos
como prioridad de lucha y de estudio. El
comienzo
maltratadas
de
estuvo
estos
albergues
directamente
asociado
para a
mujeres la
lucha
feminista y a los grupos de concientización que promovió el movimiento.
Los grupos de mujeres que los impulsaban
rendían fundamentalmente trabajo voluntario no asalariado.
Se
daba
importancia
a
la
concientización
política
de
las mujeres, para que éstas pudiesen ubicar la' violencia que reciben én la vida familiar como parte de una violencia que abarca la totalidad del orden social.
La
historia
organizativa
de
de estos
la
transformación
centros
tiene
que
ideológica ser
y
comentada
si: queremos comprender por qué, a pesar de haber gahado terreno
en
lo
relativo
a
hacer
valer
la
"legitimidad"
- 16 -
de sus luchas, pierden cada día más terreno en la lucha global contra tan terrible problema.
Varios
aspectos
parte, el Estado parte
en
el
albergues,^ de
ha
dignos
cooptado
financiamiento
la
y
de
mención.
lucha.
Por
una
Ha ido tomando
estructuramiento
de
estos
Por otra parte, se han reclutado diversidad
"profesionales
psicólogos,
son
de
ayuda"
psiquiatras,
(trabajadores
consejeros
que rinden tarea asalariada.
de
sociales,
familia,
etc.)
Con ello, si bien el Estado
admite, con renuencia, que no se trata de una situación "privada" que
es
perteneciente
un
asunto
a
la
"público"
vida y
de
de
cada
gran
mujer,
envergadura;
es menos cierto que el Estado pasa a imprimirle su oficial a
los esfuerzos de lucha
sino
social contra
la
no
sello misma.
Es así como la violencia conyugal pasa a ser medicalizada,
profesionalizada, vuelve de nuevo á ser individualizada,
En el caso particular de Puerto Rico, ese Estado que gradualmente ha ido "prestando" ayuda financiera al albergue para mujeres maltratadas, es el mismo que en sus propios programas estatales esquiva desarrollar
programas dirigidos a dar ayuda a las mujeres víctimas de maltrato conyugal. Así por ejemplo, el Departamento de Servicios Sociales tiene una variedad de dirigidos a las familias con niños. En esos
programas programas
destacan las ayudas a niños maltratados. Pero no tienen un solo programa dirigido a dar ayuda a las mujeres maltratadas. De igual forma, los Tribunales de Justicia,
lejos
de
ayudar,
limitan
a
las
mujeres
maltratadas.
- 17 -
y
convenientonente
para
el
Estado,
neutralizada,
al
imprimirle de nuevo la visión política estatal. De lidiar
la
concientización
exclusivamente
perspectivas
en
crisis
de
con
muy
suelen
eje
la
corto
partir
reduccionistas (Kalmus
El
fundamental
política
y
de
intervención
plazo.
de
global,
la
en
Esas
atención
1981;
sigue
pasa
crisis
a
con
intervenciones
utilización
Strauss,
se
de
modelos
Tierney,
siendo
1981).
la
mujer
que corre riesgo inminente de muerte a manos de su esposo, compañero,
exmarido
o
cualquiera
de relaciones "amorosas".
de
la
otra
variedad
Se le brinda protección física
a ella y a sus hijos pequeños si los tuviera.^
Se le
dan
fuera
entrenamientos
de
autoafirmación,
quedando
de foco el engranaje total de las relaciones en las que
éstas
participan
y
la
elaboración
social de su falta
de poder, cosa que incluye, pero a la vez rebasa, los niveles de auto-estima que las mujeres podamos tener. De
esta
manera
el
Estado
"establece"
el
problema
como uno "individual" y no de estructura, y su "solución" es
presentada
al
nivel
"terapéutico",
no
al
nivel
de
la necesaria transformación estructural (Poucault, 1982).
^Este
servicio
se
mujeres que logra de buscar ayuda.
le brinda a romper
la
pequeña fracción de
las ataduras que la inhibien
- 18 -
Es así como el problema es colocado en los moldes
de los servicios sociales convencionales; de las terapias
dirigidas a elevar el nivel de "asertividad" -y el angli cismo que se usa es cuestionable o a bajar sus ansiedades
y "estrés"^ Estos adiestramientos y terapias son dados muchas veces en total abstracción de la ubicación estruc
tural de las mujeres, de la falta de apoyo social que tienen y de sus complejos procesos afectivos. total
de
los
esfuerzos
colocados
en
esa
El balance
dirección
es
que la inmensa mayoría de las mujeres atendidas en estos centros, pasado algún tiempo de haber recibido la interven
ción, vuelven de nuevo a sus antiguos contextos, a ver reiniciarse su ciclo de terror y de humillación. El estimado de la proporción de mujeres que retorna a los marcos de violencia familiar es variable pero siempre alto.
Snyder y Frutchman (1981) lo estiman en 60%. Stube
y Barbour (1983) dan
cifras de
hasta
un 78%; González
y Díaz (1985), con datos de la Casa Protegida Julia de
Burgos, estiman que en Puerto Rico la proporción de mujeres atendidas
en
el
Centro que
retorna
a
la
situación
de
violencia es de 23% (González y Díaz, 1985). ÍEn años recientes, incluso el aparato militar de países como
los
centros
Estados
de
Unidos
tratamiento
ha
para
requerido
hombres
la
creación
y^ mujeres
de
que
participan en estas relaciones de violencia. El tratamiento recoge ya la total medicalización del problema. Vea, por ejemplo, a Neiding, Freedman y Collins (1985).
19 -
Mientras tanto, la proporción de casos de violencia conyugal
no
atendidas
dentro
de
los
limitados
centros
existentes en nuestro país parece seguir su rumbo ascen dente.
Por
esta
razón
creemos
necesario
presentar
en
la última parte de este escrito un análisis de las conse
cuencias para la política social de las diversas estrate gias de lucha social contra este tipo de videncia.
Pero
antes de entrar a esas discusiones es necesario presentar un
cuadro
global
de
la
incidencia
y
magnitud
de
esta
violencia,
El perfil
de
la
violencia
contra
las
mujeres
en
la
vida
fcuniliar
Desarrollar violencia es como
una
señalamos
sostenida
por
convicciones conciencia
un
y
perfil
tarea
confiable
compleja.
anteriormente,
elaboradas creencias
humana.
han sido fomentadas
Estas
Es
la
de
esta
prácticas
prácticas
de
complicado porque,
misma
fuertemente
forma
se
encuentra
sociales
y
engranadas y
estas
por
en
la
creencias
y sustentadas por el Estado mismo-
Es por esa razón que a las mujeres se les hace muchas veces
difícil
conversar
abiertamente
sobre
la
misma,
quejarse, e incluso poder zafarse de sus relaciones con los hombres, aún cuando al permanecer en ese marco de
relaciones pongan en riesgo su vida misma.
Esta complicada
- 20 -
madeja social en la que las mujeres aparecen muchas veces como "consintiendo" a su vulneración/ ha llevado a muchos
teóricos a plantear hipótesis muy desacertadas relativas a un supuesto masoquismo "inherente" a las mujeres. Incapa ces
a
de entender
la
el complejo
situación,
postulan
nudo
que
social que las amarra
la
mujer
"disfruta"
de
su humillación y sufrimiento, pues de otro modo,se pregun
tan a sí mismos ¿no abandonaría acaso esas relaciones?^ "Una variante de las hipótesis desacertadas es aquella según la cual el problema de la violencia familiar ha sido "construida" por los científicos sociales, quienes han etiquetado como "desviada" a la mujer que "escoge" permanecer en las relaciones de violencia marital. Dicen por ejemplo Loseke y Cahil (1984): "In summary, once a woman admits that she is a
victim
of
wife
assault,
her
competence
is
called into question if she does not leave. She is defined as a type of person who requires
assistance, a
person
who is
unable to manage
her affairs."
j
Loseke y Cahil van más lejos.
Señalan además que los
científicos sociales tratan esas mujeres como si las mismas "no tuvieran control de sus vidas" y las victimizan aún más al cuestionar la "libertad" decisional de éstas cuando las mismas entienden que deben permanecer en el vínculo marital.
Este parece ser un asunto crucial en los sistemas ideológicos de los llamados profesionales de ayuda. En múltiples instancias asumen una importante porción
del discurso ideológico dominante -aq^uél que presenta a la persona humana como un ser autónomo, libre, con entera
capacidad
de
elección
entre
alternativas
racionalmente ponderadas (Braunstein, 1980). De
este
modo,
el
sistema
ético
de
estas
profesiones
de ayuda generadas por el Estado, impulsa una incapacidad entrenada en
J
los
diversos
profesionales para comprender
21 -
El
establecer
un
perfil cuantitativo del cuadro de violencia contra
la
mujer
Estado
en
la
ha
hecho
vida
difícil
conyugalr
al
el
poder
justificarlo como
parte
de una "esfera privada" y al no recoger estadísticas en esa. dirección."
Pero independientemente de
la ausencia
ese perfil "exacto" r las mujeres que más cerca hemos estado de ese problema sabemos que tanto al nivel cuantita tivo, como al nivel cualitativo -que es el más importanteel problema es grave.
Los datos que presentaremos han sido recogidos bastante al margen del Estado y de sus estadísticas y proyecciones. Los
estimados
de
frecuencia
suelen
arrojar
que
en
más de la mitad de los matrimonios (en países de capita
lismo industrial avanzado) relaciones
de
intimidad
violencia física.
y de sexual
las
parejas que
ocurren
tienen
relaciones
de
En estos casos, la mujer es la víctima
frecuente (Brown, 1981).
las dificultades de los seres humanos forzados socialmente
a consentir alternarivas la
misma
a la dentro
construida
violencia, por de la situación en
un
momento
su falta real de según se encuentra dado.
Creen
ver
en
el aplastamiento humano dentro de la situación de no-opción, una opción afirmativa, un deseo real de permanecer en su humillación. Se inhiben por tanto de considerar, junto a la "cliente", modos posibles de reconstrucción del proceso social del cual forman parte, que inhibiera su actual aplastamiento (Silva Bonilla, en prensa).
I 'ü 1
- 22 -
En en
el
Estados 1979
Unidos,
sobre
por
ejemplo,
se
2,000,000 de mujeres
estimaba
eran
que
severamente
atacadas por sus maridos, y se hallaban por tanto necesi tadas
Para
de
protección
los
años
física
próximos
a
inmediata
esa
fecha,
(Gelles, 1979).
un
promedio
de
1,700 mujeres morían anualmente a manos de sus cónyuges
en ese país (Strube y Barbour, 1983). Otro
estudio
señala
que
las
casadas
en
matrimonio
legalizado y las que viven en matrimonios consensúales, reciben proporciones similares de violencia de los hombres
a ellas vinculados, pero que la proporción de violencia que reciben se
hallan
por
en
parte de
trámites
de
maridos o concubinos las separación
y
de
divorcio
que es
diez veces más alta que la que reciben las casadas (Bell, 1975).
La incidencia de la violencia física contra la mujer
parece aumentar
zada.
drásticamente cuando esta queda embara
(Vea supra, página 46 ).
También se agudiza en
la presencia de otros cambios notables en el hogar, como
lo
presentan
el
aumento
o
la
las
en
adicción
el
y
situaciones
de desempleo
consumo
alcohol
de
dependencia
de
o
del
de
drogas
cónyuge,
pornografía,
y
narcóticos
(Bell, 1975; Gelles, 1979).
Una parte del maltrato o abuso de la mujer por su marido, novio, amante o compañero se canaliza a través
-23 -
de la violación sexual. mente
casadas
calcula sus
que
un
una
cónyuges
En el caso de las parejas legal
estudio
de
cada
hecho
en
los
ocho esposas
(Browker, 1983),
Los
Estados
Unidos
son
violadas
por
asaltos
sexuales
por
parte del esposor novio o amante suelen ser tan dolorososf
humillantes y degradantes como las demás formas de asalto físico que pueda recibir una mujer. Entre
su
las
esposa
o
formas
compañera
de
abuso
se
sexual del
incluyen:
el
hombre
hacia
asedio sexual
a las mujeres en momentos inoportunos e indeseados; el burlarse
de
infidelidad
la
sexualidad
continuamente
de y
la sin
mujer; motivos;
el acusarla el
ignorar
de o
negar los sentimientos y necesidades sexuales de la mujer; las críticas
constantes al cuerpo de la mujer
y a sus
modos preferidos de desarrollar las relaciones sexuales;
las
presiones
el abordarla
indeseadas sexualmente
durante sin
amor
la
relación
sexual;
ni cariño, exigiendo
sólo su propia satisfacción sexual; el forzarla a desves tirse en momentos indeseados por ésta, a veces incluso
delante de los hijos; la prostitución de la mujer, forzán dola
a
tener
relaciones
sexuales
comercializadas
con
otros hombres; la provocación de dolor en la relación
sexual, complaciéndose con ello; la demanda de relaciones sexuales después de haberla golpeado físicamente o haber abusado
psíquicamente
de
ella;
la
introducción
en
el
J
-c -
- 24 -
rj
cuerpo de la mujer de objetos que le ocasionan dolor,
insistiendo
en
que
de
esa
forma
él
goza
sexualmente.
Estas son sólo unas pocas de las formas de abuso sexual que suelen usar muchos hombres en sus relaciones conyu gales
(CIPAF, 1985).
Aparte de la violación sexual continua, las expresio nes de violencia física incluyen, entre otras:
(1) las
fracturas de quijadas, de nariz, de costillas, de brazos, de dedos o de huesos de cráneo; (2) dientes rotos o sacadas
de las encías; (3) quemaduras:
sea
prendiéndole fuego
a la mujer, sea acercándole objetos calientes o lanzándole
agua
u
otros
internos, y
líquidos
producto
hemorragias
de
hirvientes; (4) daños golpizas
producidas
por
severas;
los
a órganos
(5) hematomas
golpes
y
cortaduras;
(6) mordidas severas; (7) laceraciones profundas; ÍB) pata
das y puños en el abdomen, los ojos o en cualquier parte del cuerpo; (9) introducción de objetos cortantes o lace
rantes
en
la
(11) empujones (12) intentos
vagina; contra de
(10) halones paredes,
asfixia;
y
fuertes de
piso
(13) la
y
pelo;
mobiliario;
muerte,
producida
de diversas maneras (Everstine y Everstine, 1983),
La frecuencia en el empleo de la violencia física
contra la mujer puede variar.
En un estudio reciente
hecho en Puerto Rico se indica que un 12% de las mujeres
que habían recibido ayuda en la Casa Protegida Julia
- 25 -
de
Burgos,
indicaban
diariamente la
que
(González
violencia
se
va
y
dando
eran
víctima
Díaz, 1985). a
de
la
En
intervalos
más
violencia
otros
casos
distanciados,
pero siempre problemáticos. En Puerto Rico, de las mujeres que han buscado ayuda
en
la
de
los
Casa
Protegida
casos
más
Julia
de
severamente
Burgos
(que
atacados),
el
suelen 65%
ser
indica
que ha tenido que buscar atención médica a raíz de las agresiones recibidas (González
y Díaz, 1985).
El resto,
aún ante la severidad de las agresiones recibidas, parece
albergar temor a reportar el asunto y posiblemente intenta lidiar con la situación sin la intervención médica. Como
y
pies,
armas
los
de
violencia,
hombres
suelen
además
de
utilizar
puños,
objetos
manos
punzantes
como cuchillos, botellas rotas, punzones; armas de fuego que disparan o usan para golpear a las mujeres; correas,
que
utilizan
muchas
veces
para
azotar
usando
la
parte
de la hebilla; palos fuertes con los que golpean a las mujeres; en fin, casi cualquier objeto puede convertirse en
instr\imento
de
humillación
y
de
matanza (Everstine
y Everstine, 1983).
Aunque los hombres intentan excusar su comportamiento aludiendo ocasionalmente a "los celos"
o a "la bebida"
(González y Díaz, 1985), en realidad casi cualquier aspecto puede ser ofrecido en el orden de la percepción subjetiva
Sm
- 26 -
de los hombres como "razón"
las mujeres.
para sus atropellos contra
Así, una comida fría, o "muy" caliente,
o no preparada a tiempo; o la ausencia temporera de las
mujeres del hogar cuando estos llegan al mismo; el que ellas utilicen ropa que a ellos no les agrada; o escuchar
a los niños pequeños llorando; o verlos jugar y gritar a
su lado; cualquier leve episodio doméstico puede ser
elevado, en la conciencia de los agresores, a la categoría de agente provocador de su ira y de su violencia. expondremos
en
explicación
subjetiva que
formas
de
la
última
relaciones
sección
unos
de
este
Como
trabajo,
la
y otros damos a estas
hombre-mujer, aunque son parte del
cuadro, tienen que ser ubicadas en el contexto socio-histó
rico en el que se generan esas percepciones y del cual derivan su significación más real. De hecho, no es nada raro encontrar que los hombres que
participan
mujeres,
lo
que
en
parezcan
ha
llevado
Bernard, 1984)
a
estas
formas
comportarse
a
algunas
de
de
manera
contra
las
contradictoria,
investigadoras (Bernard
caracterizarlos
"Dr. Jekyll y Mr. Hyde".
violencia
como
un
paquete
y de
Por la manera en que histórica
mente va construyéndose la subjetividad de los hombres,
muchos de estos en el momento de la agresión, descargan con ira su violencia, mostrándose crueles e insensibles
al
dolor
y
humillación
de
la
mujer
(Dr. Jekyll).
r
- 21 -
Descargada su ira a través de la agresión violentar van inmediatamente
en
su
por
lugar
su
cortando
aparecen
acción,
la
crueldad
hombres
pidiendo
e
insensibilidad;
preocupados,
perdón
a
las
angustiados
mujeres
por
sus
actos de violenciar y prometiendo no volver a reincidir en sus comportamientos agresivos. tranquilos,
afables
y
Son estos personajes
preocupados
(Mr. Hyde)
los
que
suelen tener acceso a los parientes, amigos y relacionados de las mujeres.
Debemos señalar que, en términos de la prevalencia de
estos
comportamientos en
los
hombres
agresores, la
imagen tipo Mr. Hyde es la más frecuente en sus manejos públicos, hecho que contribuye a que hasta los parientes más cercanos de las mujeres piensen que es ella la culpable
de la violencia que recibe.^ La falta de alternativas hace que muchas mujeres, presio
nadas por sus padres y amigos (que generalmente piensan
que ella tiene la culpa de todo por su comportamiento -lo que hace- o por lo que deja de hacer) tengan que
permanecer en la situación.
Son más bien mujeres de
los sectores más privilegiados las que suelen tener algún nivel de escape de este entrampamiento. Pero aun a éstas se les puede hacer difícil el escape. Por
las dificultades que opone el Estado al divorcio (sobre todo cuando hay niños pequeños) muchas mujeres que son
víctimas
de
violencia
canalizan
su
demanda
por
la causal de consentimiento mutuo. En casos recientes hasta un 35% de los casos de divorcio por consentimiento
mutuo pueden encubrir atropello a la mujer. estimados de las planillas de un estudio de Pico, (1985).
i
- 28 -
Estos comportamientos contradictorios siguen repitién dose
las
con
bastante
agresiones
frecuencia,
contra
las
con
el
mujeres
agravante
suelen
ir
de
que
aumentando
en intensidad y gravedad. En tanto estos hombres responden a modelos de compor tamiento
socialmente
elaborados,
en
la
mayor
parte
de
los casos no tienen conciencia de participar en relaciones
"problemáticas"; no suelen verse a sí mismos como partíci
pes en unas relaciones que ameriten profunda transformación social.
De hecho, en los distintos centros de orientación
y ayuda establecidos en algunos países para lidiar con hombres que participan en relaciones de maltrato conyugal, se ha encontrado que estos hombres frecuentemente alegan
que la única ayuda que necesitan es que los demás convenzan a
"sus"
mujeres
a
que
regresen
a
ellos
(Simpson
et.al., 1984; Gelles, 1978; Bernard y Bernard, 1984),
Otros
estudios
sugieren,
adicionalmente,
que
la
expresión de violencia en la familia rara vez se ubica contra uno sólo de los miembros vulnerables.
Esto quiere
decir que generalmente la violencia va a todos los sectores
vulnerables: los hombres que maltratan física y emocionalmente a las mujeres también suelen atrepellar a los niños
(González
a
personas
y
Díaz, 1985)
envejecientes
e
incluso
dentro
del
podrían
núcleo
atrepellar
familiar.
Esa violencia puede fácilmente alcanzar a las figuras
- 29 -
externas al núcleo familiar inmediato, sobre todo, cuando
éstas, ante la gravedad intentan
proteger
a
de los ataques a
las
víctimas
de
la
las mujeres, violencia.
A
pesar de esto, muchos de esos parientes siguen presionando a las mujeres para que permanezcan en la relación. La última línea de comentarios en esta sección rela
tiva al perfil de la violencia conyugal nos lleva a consi derar
la
violencia
que
reciben
los
hombres
por
parte
de las mujeres.
Es interesante señalar que en algunos
países
del
del
de
denuncia
la
mundo
capital
social
en
a
avanzado,
estas
ocasiones
formas
ha
ante
de
el
avance
violencia,
tratado
de
prensa
comercial
imagen
de que los hombres son igualmente víctimas de
la violencia en este contexto (Gelles, 1979).
crear
la
V
la
Es perti
nente por tanto aclarar varios puntos: 1.
La
violencia
esposos, más
física
novios,
típicamente
decir,
en
muy
ataque
inicial
de
las
concubinos una
mujeres
o
violencia
hacia
compañeros defensiva.
raras ocasiones se presenta
sus
es Es como
de las mujeres a los hombres,
dándose más bien como respuesta a las agresiones
masculinas (Gelles, 1979).^ Es preciso señalar que siempre que hablamos de lo mascu lino y de lo femenino, o de los hombres y de las mujeres, hacemos referencia a elaboraciones sociales. No aludimos a patrones biológicos, sino a complejas estructuras de identidad sexual y de funcionamiento históricamente construidos.
i
- 30 -
2. La violencia defensiva de las mujeres contra los hombres es típicamente una respuesta a los atropellos sexuales y al resto de los atropellos
físicos y emocionales que reciben.
No obstante,
en situaciones de atropello y abuso sexual conti
nuado, algunas mujeres que han estado por años soportando esa situación, estallan con violencia
defensiva demás
ante
lo
que
ofensas leves".
puede
parecerle
a
los
Incapacitados de observar
el cuadro anterior que precedía a su estallido, culpan
a
las
mujeres
por
su
"abuso"
de
los
hombres.
3. Una
parte
importante
de
la
respuesta
violenta
de las mujeres a los maridos o compañeros puede producirse como un acto de defensa de los niños.^ Algunas mujeres que han estado recibiendo maltrato y
atropello
a
la
de
violencia
sus
maridos
defensiva
de atropello salvaje
a
por
al
años
recurren
presenciar
actos
los hijos por parte del
esposo.
Las
mujeres,
no
obstante,
canalizan
muchas
de
las
hostilidades y resentimientos que generan por la violencia
que reciben, en la dirección de los hijos.
Participan
a menudo en el maltrato físico y psíquico de éstos.
ir"
- 31 -
Los datos que hemos presentado, aun dentro de su
I
carácter incompleto y limitado, pueden dar una idea de la necesidad de desarrollar formas adecuadas de lucha
I
social contra la violencia en esta esfera.
Algunas personas canalizan sus esfuerzos de lucha hacia el orden legal y judicial.
1
¿Qué posibilidades
y dificultades ofrece la lucha en esas dimensiones? ¿Cómo se relacionan las dificultades que encuentran las mujeres
maltratadas en ese ámbito con los ordenamientos económicos
y sociales vigentes? A la contestación de esas interro gantes nos desplazamos en las dos secciones restantes de este escrito.
Limitaciones y dificultades en el manejo
^
de .los casos de violencia doméstica contra 1 as muieres
En esta sección haremos una breve referencia a dos niveles de dificultades en el manejo judicial de los casos de violencia contra las mujeres en la vida familiar, a saber: (1) mencionaremos algunas que se originan de
l
la ausencia de normas específicas y claras al respecto,
y (2) aludiremos a otras dificultades que devienen de la organización del sistema de justicia y del funcionamiento del mismo en estos casos.
Examinemos
algunos de los aspectos incluidos en
í
el primer renglón, ün factor de limitación muy poderoso
i
- 32 -
en el manejo de estos casos es la ausencia de leyes en las que se tipifique con claridad los incidentes de violen cia en el hogar como delitos particulares con un deslinde
claro de los tipos de ofensas y las penalidades que podrían conllevar.
La
ausencia
de
tipificación
de
esta conducta
como
delito particular tiene a su vez múltiples consecuencias adversas para
las mujeres.
De
una
parte, la ausencia
de legislación penal específica apunta a la poca importan cia social que el Estado le ha dado a esta forma de violen
cia e ilustra su estrategia de no intervención por vía de los Aparatos del Estado.
En estos casos, hasta el
presente, el Estado ha optado por utilizar sus mecanismos
de intervención informal que se reflejan en la preparación, adiestramientos y prácticas de todo el crecido conjunto de los profesionales de ayuda.
cia
de
legislación
penal
Por otra parte, esa ausen
específica
facilita
que
los
funcionarios que intervienen en diversos niveles en estas
situaciones incorporen sus prejuicios contra las mujeres en la determinación de cómo proceder con los casos interve nidos.
Tomemos
como
ejemplo de ese
último
punto
un
caso
de violencia conyugal que informa el San Juan Star del 23 de agosto de 1983.
Informa de un caso en el que el
marido golpea a su esposa, la empuja a la fuerza a su
^r
- 33 -
automóvil, la conduce igualmente a la fuerza al area
del Yunque, donde amenaza con matarla con su revolver. Cuando la lleva de regreso a la casa, ella logra tiraxse del automóvil en
movimiento,
magistrado, donde somete
yendo posteriormente a un
cargos contra el marido
por
intento de homicidio, secuestro y violaciones a la ley de.armas {el esposo era policía).
Los
Vecinos
y
relacionados
del marido
comienzan
a presionarla para que no prosiga con esos cargos porque
puede dañar su carrera como policía.
Ella insiste en
su denuncia, pero el juez que interviene en la vista preliminar baja la acusación de intento de homicidio a agresión agravada.
Le impone al hombre una fianza
da $2,000 que este .presta inmediataiaente.
Al día siguiente, el marido de esta la sigue a la
oficJ.na del abogado que la asesoraba en el caso y allí mismo le da muerte.
El caso, ilustra varias de las consecuencias negativas
a las mujeres victimizadas que tiene esa ausencia de tipificación del delito, y más aún en la situación de que esa ausencia va unida a unas actitudes estructuralmsnte
fundameiitadas en las autoridades judiciales por vía de las cuales estas suelen condonar a los hombres maltratan tes. pueden
Ilustra la facilidad con que diversos funcionarios colocar
las
denuncias
en
categorías
amplias
e
1
- 34 -
imprecisas como agresión o agresión agravada, asumiéndola
análoga a las riñas en los bares o a las peleas callejeras, adjudicando penalidades leves, y con ello colaborando en la perpetuación del maltrato conyugal a las mujeres. La
ausencia de leyes claras y de penalidades estric
tas al respecto se une de esta forma al conjunto de las otras condiciones sociales que refuerzan en los hombres
la firme convicción de que pueden maltratar con impunidad a las mujeres con las que conviven maritalmente.
La inexistencia de esa legislación hace además muy difícil el estimado cabal del alcance de esa violencia. Es difícil mantener un adecuado perfil de la incidencia real de esta forma de violencia cuando los casos llevados
a las autoridades policíacas y los tramitados por las
autoridades judiciales son englobadas en categorías amplias e imprecisas.
Pero la ausencia de esta legislación también tiene
una línea de efectos insidiosos en las conciencias de
las mujeres maltratadas: la poca probabilidad de castigo de ese comportamiento es un factor más en la larga lista de condiciones que inhiben a las mujeres de buscar remedio legal y social a esta forma de ataque a su persona. Otro ejemplo igualmente doloroso de las limitaciones
en nuestro marco legal es la ausencia de legislación
por vía de la cual se reconozca, tipifique y penalice
- 35 -
la violación sexual dentro del matrimonio-
Al presente,
dentro de las omisiones de legislación en torno al asunto,
los legisladores
y
las cortes en
gran
medida se
hacen
cómplices del atropello y del abuso sexual de■las mujeres por
sus maridos-
Una tercera área
legal
la
es
la
defensa
utilizar
para
ausencia
legal
a
violencia
poder
de limitación en nuestra estructura
de
normas
las mujeres
contra
preservar
su
su
claras
que
cónyuge
vida.
El
que
se ven como
posibiliten
forzadas
último
trato
a
recurso
diferenciado
en nuestra estructura legal se hace evidente en la imposi
V
bilidad de las mujeres de defender jurídicamente la utili zación de violencia defensiva contra sus maridos.
En la
que
^
provienen del funcionamiento rutinario del aparato judicial
w,
en
estos
segunda
categoría
casos- haremos
de
breve
limitaciones -las
referencia
a
algunos
de
los aspectos negativos para las mujeres maltratadas. En
diversas
investigaciones
se
ha
encontrado
Ip que,
a pesar de que hay áreas donde entre el 75 y el 90% de
^
las quejas que recibe
la policía relacionadas con el
riy
maltrato conyugal son hechas por mujeres (Hyde, 1980), la intervención de preconcepciones y de prejuicios al
V 1\
respecto interfiere con el adecuado seguimiento de esas querellas (Ford, 1983).
\
- 36 -
En un estudio hecho en los Estdaos Unidos se encontró
que
del
total
de
casos
se
produjeron
arrestos
de
los
y
casos
en
informados
del
a
presunto
ninguno
de
la
Policía,
agresor
ellos
el
en
sólo
un
hombre
11%
recibió
sentencia (Bell, 1975).
Esto implica que la Policía, salvo en los casos de
violencia
extrema
y
marcadamente
visible, suele
prestar
poca atención a esas querellas, básicamente porque suscri ben
la
asunto
creencia
privado
socialmente
de
la
impulsada
pareja.
Peor
de
que eso
aún, de
es
acuerdo
un
a
datos presentados por la Casa Protegida Julia de Burgos,
los policías forman parte de uno de los conjuntos masculi nos con tasas elevadas de violencia contra esposas, novias
o amantes (San Juan Star, 22 de agosto de 1983).
Al nivel de la participación inicial de los policías en
estos
casos,
se
resume
su
forma
de
involucramiento
en la siguiente forma: a.
son renuentes a intervenir
b.
si
intervienen,
son
renuentes
a
arrestar
a
radicar
al acusado de agresión c.
si
arrestan,
denuncias ofensa,
son
renuentes
ajustadas
tendiendo
a
a
la
gravedad
minimizar
los
de
la
cargos
que incluyen en la denuncia (Ford, 1983).
r - 37 -
Los estudiosos de esta materia indican que el mismo
patrón de funcionamiento policial suele verse replicado en las formas de
intervención de
otros funcionarios del
complejo aparato judicial: empleados para-legalesr jueces/ fiscales y otros funcionarios (Ford, 1963). Esto evidencia que el problema de actitudes adversas a las mujeres en estos
funcionarios
no
es
de
carácter
individual
y
si
más bien de carácter estructural.
Por otro ladOf es conveniente añadir que la libertad
r
con que operan los tribunales en estos casos al permitir a los agresores el uso de una amplia gama de estrategias legales, fomenta el que no se les pueda imponer responsabi lidades a los mismos por sus comportamientos agresivos. Al presente a estos agresores se les permite usar como
defensa legal los reclamos de incapacidad mental o se les facilitan los trámites para mociones de suspensión
-lo que suelen repetir constantemente.
Esa "libertad
[:
de los jueces para usar una discresión negativa contra las mujeres, y el mismo ambiente adverso a ellas que rodea los tribunales, inhibe en vastos conjuntos de mujeres la
utilización
de
ese
sistema
para
buscar
protección
y a muchas de ellas les impone elementos adicionales de victimización.
En la presencia de una orientación masculina
\
en
todo
el sistema legal; permeado éste por las mismas condiciones
[
- 38 -
Y prejuicios sociales que genera este problema, concurrimos con Ford (1983) cuando este afirma que nuestras institucio
nes en
jurídicas
son
al
su intervención
en
presente
instrumentos
ineficaces
las situaciones de violencia contra
las mujeres en la vida conyugal.
No le ofrecen, por tanto,
alternativas o remedios legales a las mujeres victimizadas por esta forma de violencia.
Las
raíces
sociales
de
la
violencia
contra
las
mujeres
en la vida domestica
En
necesario las a
vincular
mujeres
los
que
escritos
en
marcos
generan
la
las
de
y
anteriores
violencia
que
diferentes
violencia
mantienen
y Silva, 1985).^
hemos
reciben
instancias
económica
muchas
insistido
en
que
actualmente
de
sus
vidas
estructuralmente
sociedades
es
dada
humanas (Muñoz
Queremos ahora examinar esa propuesta
a la luz de las situaciones de violencia contra las mujeres en la
vida familiar que hemos descrito. Queremos asimismo
identificar interpretativo
algunas en
los
consecuencias esfuerzos
de
de lucha
ese
modelo
social
contra
esos patrones de violencia dirigidos hacia las mujeres.
Aquellos estudiosos de la problemática de la violencia contra las mujeres que han reconocido
Los señalamientos
hechos en
ese
la
importancia
de
trabajo, particularmente
en las páginas 17-27, son, a nuestro entender muy válidos en este contexto.
" 39 -
de recoger informaciácn histórica al respecto, coinciden en
señalar, que
es
imposible
explicar
el fenómeno
sin
tomar en cuenta dos condiciones sociales que son de impor tancia cardinal.
Se trata, de una parte, del desarrollo
y
de
transformación
en
virtud
de
las
unas
cuales
jerarquías las
de
mujeres
género
son
í: (
sexual
colocadas
en
r
posición de dependencia económica y personal con respecto a los hombres, en la cual son fundamentalmente definidas
como pupilas de los hombres, sujetas a su mandato, tutelaje
y apropiación.
En la experiencia práctica esto equivale
a colocarlas en una situación de discriminación^de subordi nación y de sometimiento. El
otro
factor
crucial
es
la
forma
jerarquizada
en que se ha ido organizando y desarrollando el proceso
productivo y el desarrollo de unas estructuras de clase
social que privan a los sectores humanos más amplios de los bienes y servicios esenciales al pleno disfrute de su vida.
V
La violencia en el orden familiar queda así relacio nada
con
factores
sociales
son mediatizados, en
cada
y
en
las
económicos
que
a
su
vez
persona, por elementos de su
desigual historia personal; ubicación
f t
estructuras
factores como su particular de clase
social imperante;
aspectos relativos a los conjuntos ideológicos que suscribe o cuestiona, y el cúmulo de experiencias concretas que cada uno ha ido acumulando a lo largo de su proceso social.
fil
- 40
Las a
jerarquías
las
que
de clase social y de género sexual
hicimos
dinámicamente.
referrencia,
se
han
mantenido
Es, decir, se siguen evidenciando a pesar
de los cambios y r^'efiniciones históricas que las luchas sociales le
han introducido a ambas.
Esto implica que
a pesar de las diversas conquistas económicas y sexuales
que
los
conjuntos
las
jerarquías
se
transformadas.
oprimidos han
Ambas
han ganado con
mantenido se
aunque
expresan
condiciones objetivas que repercuten
sus luchas,
sustancialmente
en
variedad
de
ampliamente en
las
esferas de la subjetividad humana (Leacock, 1977). En el orden de las condiciones objetivas es necesario aludir
a
la
elaboración de las mujeres como figuras que
han de ser objeto de apropiación:
primero por sus padres;
de adulta por su marido o "dueño".
La fijación de las
mujeres como objeto de propiedad es forzada por las diver sas
instituciones
sociales.
Así
por
ejemplo,
en
el
complejo ceremoniaͿ;^||e' las bodas, no es raro ver al padre (o su
representante) "entregar" a
su
hija
a
su futuro
marido (dueño), representado así simbólicamente el traslado de
una
propiedad
ese momento, el
su marido. en
la
de
una familia
padre
a otra.
A
partir
cede el tutelaje de la
de
mujer a
El tutelaje es reforzado por quien oficia
ceremonia, sea
esta
religiosa
o civil, quien
le
- 41 -
recuerda
a
la
mujer
que debe
obediencia a su dueño o
propietario.^ En se
el ordenamiento social en el que participamos
crean
objetivamente
las
condiciones
dentro
de
las
cuales se restringe el acceso de las mujeres al mundo
del
proceso
productivo
más
valorado
(el
trabajo
asalariado), y aun cuando las mujeres se integran a ese ámbito
productivo,
son
colocadas
en
trabajos
que
son
vistos como una prolongación de sus trabajos en el hogar. Paralelamente, los hombres son socialmente representados como los agentes "productivos"
en
la familia, como los
proveedores económicos, como las figuras de valor autoridad. toras"
y de
A las mujeres se les ve en funciones "reproduc
reproduciendo
la
especie;
reproduciendo
V
fuerza
de trabajo por vía del trabajo doméstico, reproduciendo
todo el orden social por virtud de sus diversas participa ciones en las funciones de "socialización" de niños.
En
la
mujeres
es
medida
en
que
desvalorizado
e
el
trabajo
doméstico
invisibilizado (no
de
las
\
se cuenta
No es necesario señalar que esa producción social de las mujeres como objeto de apropiación por los hombres opera
tanto
si
estas
finalmente
ritualizan
su
enlace
a los hombres a través de las ceremonias oficiales o no. Con o sin la ceremonia nupcial, los hombres y los
demás parientes y amistades la clasifican como "la mujer de"
fulano;
sujeta
a
su
mando
y
voluntad.
l
42 -
socialmente como trabajo)^ nuestra figura social como mujeres
es
construida
como
la
de
seres
"dependientes"
incapaces de valemos por nosotras mismas y de sostenernos por
nosotras
mismas
y
obligadas
por
la
presión
social
a anteponer los intereses de los demás (esposos, hijos, etc.) a nuestros propios intereses y necesidades. subjetividad
de
misma
múltiples
es
esencialmente
negaciones
dé
construida
nuestro
ser,
Nuestra a
hecho
partir
que
es
consistentemente reforzado por el orden económico-social vigente. Los han
sido,
sistemas
familiares,
hasta
el
momento,
religiosos formidables
y
jurídicos
instrumentos
de endoso y de reproducción de este cuadro de sometimiento
y de humillación de las mujeres.
Así vemos como la tenden
cia generalizada es que las familias de las mujeres maltra tadas
las
culpan
a
ellas por
la
violencia
que reciben,
y les niegan muchas veces el respaldo en las situaciones de
humillación
y
de
degradación
personal
confrontadas.
Las familias de las mujeres tienden a empujarlas hacia sus agresores, sobre todo cuando la mujer está legalmente casada
y cuando tiene
hijos
pequeños
con el hombre
en
cuestión- Esa falta de respaldo no viene sólo de la propia Wl
III
I
I
^—
Todos conocemos la siguiente conversación:
"Tu esposa,
¿en qué trabaja?"
Ella es ama
de
casa".
"No, ella
no trabaja.
r - 43 -
familia,
sino
que
"espirituales"
muchos
de
los
diversos
consejeros
o "profesionales" que las mujeres puedan
consultar tienden a recomendarle paciencia, y a sugerirle
de diversas formas que mantenga Que
esa "unidad"
de
la unidad de la familia.
la familia
se mantenga
de su propia vida, poco parece importarles. en
la
sección
precedente,
el
Estado,
a expensas
Y como vimos en
su
fase
jurídico-legal, tampoco resulta ser una ayuda real para la mujer maltratada.
Pero
ese
orden
objetivo
desde
donde
se
traspasa
a las mujeres como propiedad de los hombres, ha tenido
profundas
consecuencias
subjetivas
en
la
conciencia,
en las percepciones, en las actitudes, sentimientos y emociones de los hombres y de las mujeres que participamos en este proceso histórico.
Unos y otros sostenemos y reproducimos la subordina ción sexual de las mujeres, y al hacerlo, ayudamos a mantener
el
cuadro
de
base
y prolifera la violencia.
desde
el
cual
se
engendra
Veamos algunos efectos sobre
la subjetividad masculina que son pertinentes en la expli cación de que los hombres, pareciendo que lo hacen algunas
veces "a pesar de sí mismos", reproduzcan comportamientos de agresión y violencia contra sus esposas o compañeras sexuales.
I: I t
- 44 -
Un
gran
conjunto
de
estudios
sobre
conyugal indica que independientemente específicas
que
los
hombres
puedan
la
violencia
de las "razones"
dar
de
su
agresión
a las mujeres, la presencia de las jerarquías económicas y sexuales anteriormente aludidas se procesan en la subje
tividad
masculina
y
actúan,
sirviéndole
de
mediadores
los siguientes elementos;
1.
La necesidad de convalidación social de su "auto
ridad" o "poder" social de
igualamiento
de
autoridad
mujer y masculinidad. y
autoridad
ei el interior
sobre
del
por vía del mecanismo
la
o
poder
sobre
la
De esta manera, el control mujer
aparato
aparece
psíquico
trasladado
del
hombre
heterosexual como el mayor vehículo para demostrar socialmente su hombría o su masculinidad.
Muchas
y muy diversas actividades de las mujeres pueden ser interpretadas por los
hombres como un reto
a su poder, lo que equivale para ellos un reto a su hombría. entre
Dentro de esta trabazón histórica
autoridad
sobre
la
mujer
y
masculinidad,
los retos {reales y figurados) de las mujeres, provocan
capacidad
valor
gran
para
ansiedad
poder
en
los hombre sobre su
mantener
y estima personal.
socialmente
su
Es preciso recordar
que la ubicación de clase social de los hombres
- 45 -
matiza ser
y
afecta
lo
interpretado
que
como
en
un
cada
reto
conjunto
a
su
va
a
autoridad.
Por el modo en que ha sido socialmente elaborada
la subjetividad de
a
su
masculina, para la preservación
autoestima,
continuamente
los
hombres
ejercitar
su
se
ven
poder
impelidos
sobre
las
r
mujeres.
La
la
violencia,
subjetividad
objetivo
el
desde
esa
masculina,
intentar
particularidad
puede
obligarla
a
tener
de
como
desarrollar
conductas que ella no quiere o no puede ejecutar;
o se produce como "castigo" por algo que ella ha
hecho que él interpreta como un reto a su
deseo
o
mandato;
o
como
"castigo" por
lo que
interpreta es un incumplimiento con sus "deberes de
la
inferioridad
de
su
posición
como
mujer
(Dobash y Dobash, 1981).
2. Pero el poder sobre las mujeres que objetivamente le confiere
la
clase
dominante a los
hombres,
opera en el aparato psíquico de los hombres no sólo
asumiendo
una
ecuación
de
igualdad
entre
poder sobre la mujer y hombría, sino que también se canaliza en toda la gama de expresiones de deseo,
históricamente
generadas,
de
asegurar
\ í
- 46 -
el
acaparamiento
de
sus
domésticos, sexuales.^ existencia
las
mujeres
brinda
En
de
a
el
una
caso
una
la
sexual
posición
hombres
de
personales,
No hay duda de que la
jerarquía
ocupan
los
servicios
en
que
subordinada
innumerables
clase
la
le
beneficios.
trabajadora
los
hombres
suelen quedar privados de desarrollar otras líneas de
autorrealización
y
de
ellos
con
responden
de
satisfacción.
coraje
y
con
Muchos
violencia
cuando las mujeres -de hecho o en la mera sospecha de
los
hombres-
servicios los que otras
amenazan
personales, creen
clases
tener
de
los
suelen
hombres
hostilidades en
las
sólo
que
diversas
de
relaciones
las
privarles
domésticos
y
de
efectos
igual
modo,
adversos
desplazar
generan
de
estructuras
hostilidades
de
que
a
y
las
hacia
su
de
los
sexuales
derecho exclusivo.
sociales,
mismas líneas
con
a
En las con
las
mujeres,
ellas
las
participación
relaciones
generan
en
y
no
las
con ellas mismas.
El aumento en la incidencia de violencia contra la esposa
cuando esta queda embarazada es generalmente una forma de expresión de muchos hombres de la ansiedad que les genera la posible competencia de otros (en este caso los hijos) por los diversos servicios que de la mujer espera.
- 47 -
Cabe
destacar
en
este
ámbito el reclamo por parte
de los hombres del "derecho a la utilización sexual de
las mujeres". esto
como
negativa
A los hombres se les enseña a anticipa^r
su derecho exclusivo, y sin
por
parte de
confiscación de
la mujer.
la sexualidad
posibilidad
La
apropiación
de
y
de las mujeres por los
hombres es uno de los elementos más neurálgicos y inas resistidos en las luchas actuales de las mujeres.
Desde el ángulo de la subjetividad femenina, cabe
destacar gue la dependencia económica y su creación soc--al como propiedad de los hombres suelen afectar grandemente la elaboración histórica "racionales",
sino
de
no sólo de
toda
la
gama
sus
pensamientos
de
emociones
y
sentimientos a través de los que se vinculan a los hombres.
La dependencia económica objetiva genera en múltiples instancias una dependencia
-subjetiva
que actúa c
un factor de refuerzo adicional a la perpetuación de las relaciones abusivas.
Es conveniente aclarar que la dependencia económica
de las mujeres puede darse aún cuando estas trabajen asalariadamente.
En
muchos casos, como acertadamente
señalan Kalmus y Strauss (1981), el que una mujer obtenga
empleo asalariado no la libera automáticamente de su dependencia económica. Por ejemplo, allí donde la mujer tiene salarios muy inferiores a los del marido, concubino
-48 -
O
compañero
sexual,
o
si
se
encuentra
en
condiciones
de empleo muy precarias, enfrentando por lo mismo costos
de vida muy altos (para sí y para el conjunto familiar) la situación de la mujer sigue siendo una de dependencia
económica, independientemente de si ella se lo representa a sí misma de esta manera o no.
Esa dependencia económica -total o parcial- es ratifi cada el
y
prolongada
mercado
de
por
trabajo
el
discrimen
asalariado?
sexual
la
vigente
falta
de
en
destreza
o calificación ocupacional de muchas mujeres; la elevada tasa
de
desempleo
en
las
comunidades
y
vecindarios?
el
hecho de que el esposo o compañero le
haya impedido
le
asalariadas;
siga
impidiendo
presencia las
de
niños
mujeres
el
ocupar
posiciones
pequeños
conseguir
sin
que
quien
y la
sea muy fácil para
pueda
darles
cuidado
adecuado (falta de centros de cuidado infantil provistos por
el
Estado
y
por
Xa
falta
de
redes
de
colaboración
doméstica que tienen muchas mujeres). ¿cómo operan la
presencia
de
en
el orden subjetivo de las mujeres
estos
factores
o
condiciones
objetivas
de dependencia económica y de tutelaje?
De en
su
la
misma
aparato
equivalencia
manera psíquico
en el
que
los
hombres
postulado
incorporan
social
de
una
entre poder sobre la mujer y hombría, las
- 49 -
mujeres de
suelen
una
ser
construidas
relación
de
psíquicamente
identidad
entre
a
partir
femineidad
y
dominación;^ que se expresa en dichos populares como "quien
te
quiere te
quieres", y
así
hiere", "si
me
sucesivamente.
celas
es
porque
Las
mujeres
me son
acondicionadas desde temprano para ser "poseídas" y para ser eventualmente "madres".
En el orden subjetivo esto se expresa en emociones
t
y sentimientos como los siguientes: 1.
"No me es posible vivir sin esta persona,
que hace eso porque me quiere."
2.
"Me
tengo
que
quedar
con
él
porque
mis hijos lo quieren y lo necesitan."
f 3.
"Yo
posiblemente
soy
la
culpable
de
V
la violencia que recibo." 4.
"La
familia
costa,
pues
debe
una
ser
mantenida
familia
con
a
toda
un
solo
padre presente es inadecuada," V
'Esa dominación de su proceso de vida revierte así en ganancia a la clase económicamente dominante. Las exten sas ideologías relativas al amor romántico -que comprome
ten a las mujeres a aceptar su dominación por los hombres, y las extensas ideologías relacionadas con su ^ rol "maternal", ai bien aseguran a los hombres propiedad sobre estas, aseguran asimismo a la clase dominante que éstas se ocuparán de producir y reproducir la fuerza de trabajo necesaria, sin grandes inversiones por parte del capital en este proceso.
- 50 -
5.
"Me
sentiría
más
mal,
más
herida,
sin
él que con él." 6.
"La
son
vida
presente
pruebas
pasar
la
no
cuenta;
terrenales
mujer
para
que
estas
tiene
merecer
la
que vida
eterna."
7.
"En
realidad
no
debo
quejarme
porque
él no me maltrata tanto."
8.
"Si
me
separo
de
él
perderé
mis
quedaré
sola
amistades."
9.
"Si
me
separo
de
él
me
y despreciada por los demás,"
10-
"Sé que si me separo de él mis padres me rechazarán."
11.
"Si me alejo de él, es capaz de matarme."
Estos son sólo unos pocos de ejemplos de Xa complicada madeja
de
sentimientos, emociones, temores
y
ansiedades
por las que suele pasar una mujer atrapada en este tipo de relación conyugal. Ciertamente,
muchas
de
esas
emociones,
sentimientos
y temores no son producto de la especulación o fabricación femenina;
desarrollar
tienen
cursos
su
de
raíz social.
lucha
social
Es por tanto inútil
a
largo
plazo
que
1 ^
W(
X
no tomen en cuenta la base objetiva de las cuales parte y a las cuales retorna la violencia en la vida familiar. Hos
dirigimos
por
tanto
a
elaborar
algunas
sugerencias
con relación al efecto de esta interpretación en la lucha social contra esta forma de violencia.
Hacia una reorganización de la lucha contra la violencia que reciben, las mujeres en la vida conyugal:
En
los
señalamientos
que
hemos
hecho
a
lo
largo
de esta presentación^ abrimos una serie de cuestionamientos
a las maneras en que se está lidiando socialmente con el asuntOf un
lo quer
conjunto
de
simultáneamente abre las puertas da
recomendaciones
relativas
a
los
modos
de reorganizar la lucha colectiva contra esta situaciónNo queremos dar la impresión de que todos los esfuer zos deben ser transformados.
actualmente de
Xas
vigentes
En las estructuras de lucha
hay aspectos que, al menos dentro
circunstancias
hoy
por
hoy, es
preciso
retener.
Sin ánimo de pretender ser exhaustivos en el listador mencionaremos
tres
aspectos
que
al
presente
necesitan
ser preservados?
I»
r I-
Creemos que los centros de albergue establecidos han provisto alternativas temporeras de refugio necesario a mujeres que no tendrían muchas otras \
alternativas
de
protección
física
dentro
de
sus actuales circunstancias áe vic-a. como señalamos en »\
Sonilia.: 1985)
un
ha
trabajo
sido
Esta ayucSf
anterior
prevista
de
(Silva
un
modo
generoso, sacrificado y arriesgado por el cuerpo de
valientes mujeres que
en
las
tareas
de
han
auxilio
estado participando
social
desarrolladas"*
en estos centros-
z.
También ha sido muy necesaria y es preciso retener
la
prestación
que
posibilitan
múltiples
p
de
atención estos
efectos
.. . ,
médica
centros
inmediatos
,
de
para
de
emergencia
atender
la
los
violencia
1
reciDida por j-ss mujeres.
/
3-
Ha sido muy útil y debe rriante.nerse y ampliarse,
ia ayuda legal que se ofrece a las mujeres para que
estas
no muy
puedan
lidiar
colaborador
con
aparato
el
complicado
jurídico
y
y
judicial
vigente.
Pero nos parece que en la medida en que la vioiencra contra
las
mujeres
vínculos con
en
ia
vida
famuiiar
las estructuras de inequidad
económica, y con
tiene
profundos
y de
Vj.olencia
las jerarquías de suborainación sexual
En este ámbito hay una importante tarea de vigilancia
y educación, pues muchos de les servicios médicos en ios
centros
de
salud
vigentes
se
hacen
vulnerando
continuamente a ?i.as mujeres- Se burlan de^ sus heridas, las culpan por ser agredidas y las desatienden por largos períodos -
- 53 -
I
de las i^ujeres a los ho.^bres vigísntes en la organizaciór). ds
e
toda
la
vida
incompletos
de
reducir
de
ios
social
sino
la
social
no
sólo
inadecuados
ai ¡^racasoy ■ los intentos
destinados
lucha
procesos
resultan
a
moros
cognoscitivos
y
rcacond.icionamiontos
conductuales
ds
las
mujeres. Para
adelantar
esa
lucha
social
ílí los
albergues
de mujeres, y los sectores profesionales que dan servicios y ayuda
a
las
intervención, lucha
tiene
mujeres y
que
deben
reorientar
más
importante
aún,
ser
compismentado
sus
modelos
(2) este
por
nivel
de de
el desarrollo de
una luche comunitaria autónoma con respecto a los organis mos estatales.
Desarrollaremos brevemente ai primer punto, ofreciendo
sugerencias de como pueden ser reorientados los trabajos en
ios
albergues
terapéutica.
de
mujeres
y
en
la
orientación
Sn esa rscrganiración de esfuerzo, a pxuestro
juicio? se debe incluir;
a-
Intentes
amplios
por
lidiar
con
todo
ei
núcleo doméstico en los esfuerzos de orienta
ción y ayuda. igual
Sstc implica que se 3.e daría
importancia
á
la
orientación
del
cónyuge, del padre, modre y hermanos próximos a la mujer victimizada."
Las
estrategias
de
orientación a los hijos de las mujeres víctimas ds maltrato debe asim5.sm-0 evitar la depejw.sncia de modelos de
intervención
ccnductualista.
xa próxima página).
ív^a
advertencia
C
en
r' i' i r I
- 54
intervención
tendrían
con
que
cada
ser
uno
de
estos
ajustadas
al
sectores
modo
de
participación de cada uno de estos componentes en la situación particular. Que
en
las por
de
las
mujeres, lidiar
la
situación en de
que
son
factores
no
de
el
máximo
basta
o
de
alternativas
real
por
las
condiciones
que
violencia
para
contra
transformar
dependencia
típicamente
con
esfuerzo
económica
conocimiento
situación
personas
intervención
situación
mero
los
de
haga
la
El
de
provocan
se
con
ellas.
mujeres
sus
estrategias
económica
colocadas.
económicas
reales
la
real
La
falta es
un
obstáculo de importancia básica en la incapa cidad
de
las
mujeres
para
desprenderse
de
estas relaciones de violencia.
La
necesidad
emocionales,
las
de
lidiar
sentimentales
mujeres.
Muchos
con y
los
aspectos
afectivos
científicos
de
sociales
han sido adiestrados y preparados profesional-
mente a
la
bajo
modelos
persona
históricamente,
y
humana
ser
teorías que
con
han
incorrectas.
respecto
demostrado,
Así
por
- 55 . i
ejemplo,
la
extensa
"asertividad" fundamentan,
gama
dirigidas en
los
de a
terapias
de
las mujeres se
trabajos
teóricos
de
figuras como Watson y Rayner, como Thorndike, y
una
como
Pavlov
operación
(Stewart 1984).
semejante
o
Presumen
paralela
entre
el funcioncuniento animal y el funcionamiento humano.
El modelo es sencillo;
que
humano
el
de
una
un
sistema
ser
que
determinada
ha
sido
forma
de recompensas
reacondicionado
a
si
se argumenta acondicionado se
le
motivantes
responder
ofrece
puede
de
otra
manera.
El modelo es sencillo, pero trasladado a este contexto
es inefectivo,^
Es inefectivo porque soslaya el hecho
de que los humanos, a diferencia de los animales, produci mos
y
transformamos
nuestra
naturaleza
como humanos
en
el proceso de producir para el mantenimiento de nuestra vida.
En ese proceso desarrollamos estructuras de relacio
nes y estructuras ideológicas que son claves en la configu ración de nuestra subjetividad.
Cualquier
profesional
de
ayuda
reconoce
el■ nivel
dé
frustración personal que le genera que luego de una intensa "intervención" siguiendo estos modelos, la inmensa mayoría de las mujeres regresen a su situación inicial, Y cuando no lo hacen, suelen ser factores ajenos a la intervención los responsables básicos de la posibilidad de ruptura de la mujer con su proceso asfixiante.
t
4
-1
-1
i
J-
-I
- 56 -
Esas estructuras de relaciones sociales y esos princi pios ideológicos (normas, creencias y valores entre otros contenidos) suelen registrarse en la totalidad de nuestra
configuración psíquica (que incluye emociones, sentimien
tos, los
afectos, niveles
temores,
angustias,
etc.)
racionales-cognoscitivos.
y
No
no
sólo
en
obstante,
la
incorporación de estos aspectos relaciónales e ideológicos en
esos
diferentes
necesariamente no
es
raro
es
ámbitos
lineal
encontrar
de
la
(Sercovitch, que
una
vida
psíquica
1977).
persona,
Por no
no eso
empece
"re-conocer" que algún elemento de su operación conductual
le resulta problemático, puede verse impelido a mantener
el que
comportamiento, por retiene
en
sus
la
operación
dimensiones
de
las
ideologías
emocionales?
en
una
actividad que se le figura a su conciencia, que se da "a pesar de sí mismo(a)".
Los procesos habituales de incorporación de la persona a la vida social son procesos de sujetación.
procesos de
sujeción,
En esos
en lugar de la persona autónoma, \
enteramente racional, libre para optar, y capaz de asumir
la
total responsabilidad
sujeto que presenta
por
sus opciones (este es el
la ideología
y que
nítidamente se
recoge en el marco jurídico), el sujeto normal se produce de modo dialéctico, escindido, con una subjetividad desfa sada, que se despliega históricamente como contradicción (Silva Bonilla, 1985).
- 57 ~
Es
por
esto
que
en
el
r
ámbito
de
la
intervención
terapéutica, el mayor servicio que puede hacer el terapeuta al
humano
que
orienta,
es
concientizarlo
del
carácter
dialéctico y contradictorio de su formación para ayudarlo a
enfrentar
con
menos
inermidad
y
con
mayor
capacidad
de lucha la miseria histórica que enfrenta (Suárez, 1978). Pero es preciso retomar el segundo punto anteriormente
mencionado. albergue
Es
poco
real
-intervenidos
creer
por
el
que
son
Estado-
los centros de o
las
clínicas
y programas de intervención terapéutica los que se encarga
rán de "resolver" el problema de la violencia conyugal. Nos parece que, independientemente
del nivel de batalla
constructiva que pueda darse en estos contextos, el peso mayor
de
violencia
la
que
lucha
contra
recibimos
las
recae
diversas
sobre
los
estructuras
de
conjuntos
de
mujeres y de hombres que, en nuestras experiencias en la
vida
comunitaria,
recibimos
el
descargue
I
|
continuo
de la misma y cargamos con los costos sociales y personales
que esa violencia genera.
r
'
j|'
Nos parece que el trabajo terapéutico puede enrique
cerse substancialmente si se nutre de estas luchas sociales que se procesan en
la vida comunitaria.
Ij
Sólo a través
de la activa participación en esos procesos comunitarios se cobra conciencia práctica de lo que son las necesidades de los humanos a los que intentamos servir a diferencia
1 \ \
\
- 58
de lo que en unos momentos concretos pueden ser las necesi dades
del
Estado
dentro
histรณricamente colocados.
del
cual
sus
servicios
han
sido
Ese parece ser el reto histรณrico
para los profesionales de ayuda.
- 59 -
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