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de
viviendas al inicio del trayecto fuera de las murallas de San Juan. El asunto se trató en una serie de artículos titulados “El ensanche de la capital”. En el número IV, se hizo claro la situación, con más declaraciones reveladoras sobre la situación miserable de la clase trabajadora:
Pero ya lo dijimos otra vez: la tranvía no resuelve por sí ‘ misma la cuestión del ensanche, como han creído algunas persons. Las clases proletarias, que son las más numerosas, por barato que sea el pasaje, no pueden pagarlo. A las cocineras, por ejemplo, que suelen alimentar a sus hijos con lo que sobra en las casas en que trabajan, no les conviene vivir lejos del domicilio en que prestan sus servicios, y en fin, la generalidad de los menos favorecidos por la fortuna apenas si logra ganar lo indispensable para su subsistencia, y no podrá nunca darse el lujo de pagar viajes diarios.
Una vez hubiera habitaciones en Puerta de Tierra, que les habría en breve por la remuneración que alcanzaría el capital en ellas empleado, podría prohibirse alquilar para moradas humanas una gran parte de estos cuartuchos interiores que a este objeto actualmente se destinan.
Con ese fin al principio convendría tolerar que se fabricasen dentro del trazado que se hiciese en la nueva zona toda clase de viviendas aunque fueran modestísimas, pues ante todo lo que urge es sacar de intramuros este gran exceso de población que en tan insalubres condiciones vive. Afuera, tendrían a lo menos aire y luz y no se producirían las repugnantes escenas que actualmente se desarrollan a la vista de los niños de ambos sexos de las clases pudientes, que viven en los altos.
Los que, como nosotros, han vivido y se han confundido con el pueblo de la Habana, saben lo que allí significa una ciudadela. Llámanse así ciertos edificios hechos a las clases menos acomodadas que no pueden pagar habitación más decente y desahogada.54
El Boletín Mercantil del 16 de octubre de 1878 inform;o que el día anterior, llegó a San Juan de Newport, “la barca noruega Sdarjdejan trayendo a su bordo el tranvía del Excmo. Sr. Don Pablo Ubarri”. Tardó otro año en llegar la locomotora del tranvía, informado por el Boletín Mercantil el 19 de octubre de 1879. Finalmente, el 29 de enero de 1880 se inauguró pomposamente el trayecto de San Juan a Cangrejos del tranvía.
54 “El ensanche de la capital. IV”, Boletín Mercantil, Año 39, Número 109, 18 septiembre 1878, p. 2.
Si el pasaje ida y vuelta entre San Juan y el Puente de Martín Peña costaba 40 centavos, definitivamente aquel transporte presentado como otro símbolo del progreso no era para el beneficio de la clase trabajadora. Hay algunos apuntes con ilustraciones (en internet), pero todavía la historia completa del tranvía y de los trabajadores empleados y del proceso de construcción está por hacerse. Luego se construyeron tranvías en Ponce y Mayagüez, que igualmente aguardan estudios profundos.
I. Banqueros
A partir de 1814 y hasta 1877 hubo más de 30 proyectos establecer bancos en Puerto Rico En éste último año se fundó la Sociedad Anónima de Crédito Mercantil, con Ángel Navajas como presidente, pero cerró en 1894. No fue hasta los últimos cinco años de la dominación española que se fundaron cuatro bancos, propiamente. En Crédito, moneda y bancos en Puerto Rico durante el siglo XIX, la historiadora Annie Santiago estudió, con amplia base documental, todo el panorama bancario (incluyendo la Cajas de Ahorro) de aquel siglo. Así mismo indicó las causas de sus experiencias cortas y fallidas.
Por otro lado, en Tradición de futuro, el historiador Guillermo A. Baralt, en su capítulo 1 ofrece un panorama general del siglo 19, mas, su libro se centra en la fundación y primer siglo de operaciones del Banco Popular de Puerto Rico, de 1893 a 1993. Para nuestros propósitos, basado en ambas investigaciones y en nuestra incursión por diversos periódicos, ofrecemos algunos datos nuevos y el cuadro de los bancos existentes, con sus años de fundación y algunas de sus accionistas principales, especialmente a finales del aquel siglo:
Cuadro 12: Bancos en Puerto Rico, 1893-1898
Año Banco Accionistas
1. 1877/88 Sociedad Anónima de José Ramón Fernández Crédito Mercantil (m. 1883), Marqués de San Juan la Esperanza, Ángel Navajas, presidente
2. 1888/98 Banco Español de Pablo Ubarri, Conde de Puerto Rico Santurce, San Juan Guillermo Mullenhoff
Manuel Vicente
José Caldas
3. 1893- Banco Popular de Rafael Noguera y Guasp Economías y Préstamos Enrique Cerecedo Millán San Juan Rafael Ojeda Martínez
Francisco Molina
Grato Tinaud
Mauricio Guerra Mondragón
Gerónimo Agrait
4. 1894 Banco Territorial y Pedro Santisteban Chavarri Agrícola
Julián E. Blanco Sosa San Juan Mateo Luchetti
5. 1895 Banco Crédito y Ahorro Lucas Amadeo Ponceño
Juan Guillet
Ulpiano Colón
Antón Frías
La Sociedad de Crédito Mercantil, señaló Guillermo A. Baralt, fue fundada por José Ramón Fernández , Marqués de la Esperanza (18081883). Aunque nació en San Juan, de puertorriqueño lo que tenía apenas haber nacido en la isla. Fue dueño de la poderosa hacienda azucarera La Esperanza (Manatí), socio comercial con el cónsul de Estados Unidos y rico propietario George Latimer (Latimer & Fernández & Cia), y jefe del Partido Conservador. El Crédito Mercantil, Baralt observó, “pronto se conviritó en un banco, principalmente al servicio de los comerciantes españoles”. En 1888, se disolvió para dar paso al banco español
José Ramón Fernández, Puerto Rico Ilustrado, Año 1, Núm. 20, 16 de mayo de 1886; portada.
El Banco Español, fue dirigido por el sustituto de Fernández en la jefatura del Partido Incondicional español, Pablo Ubarri. Sobre esa realidad bancaria, además observó Baralt: “…los pequeños y medianos comerciantes e industriales – nativos, españoles o extranjeros- los empleados del gobierno militar, los maestros de escuela, algunos profesionales, y muchos otros miembros de la reducida clase media, así como también los obreros y artesanos, al no poder cobijarse bajo al sombra de la institución, continuaron a merced de los comerciantes y prestamistas usureros con sus abusivos intereses, que a veces ascendían a más de 25 por ciento mensual”.55
La autorización del Banco Territorial y Agrícola dependía de reunir 1,000 acciones, cifra que sobrepasó por mucho pasando de 5,500 hacia mayo de 1894. Para entonces, el periódico La Correspondencia de Puerto Rico informó que varios propietarios invirtieron en 100 acciones. “El opulento comerciante de Mayagüez, don Francisco Blanes”, por ejemplo, “se ha suscrito por cien acciones al Banco Territorial Agrícola de Puerto Rico, siendo hasta ahora el mayor accionista”.
56 Poco después, también adquirieron cien acciones la firma comercial y financiera Mullehoff & Korber, y el propio periódico La Correspondencia, entre otros.
55 Guillermo A. Baralt, Tradición de Futuro. El primer siglo del Banco Popular de Puerto Rico, 1893-1993 (San Juan: CARIMAR, 1993), pp. 15-17.
56 La Correspondencia de Puerto Rico, Año IV, Número 1242, 3 mayo 1894, p. 3.
Uno de los principales promotores de ese banco fue Mateo Luchetti, quien publicó en dicho periódico una serie de nueve artículos de “Estudios del crédito territorial” en 1894. Mathieu (Mateo) Luchetti Piccioni (18251905) era oriundo de Córcega. En 1848 emigró a Saint Thomas, donde trabajó con un tío propietario y comerciante. En 1877 se mudó a Puerto Rico, y en 1887 era dueño de la Hacienda Quebrada Palma, en Naguabo, dedicada la caña de azúcar.57
Con el objetivo de promover principalmente los intereses de hacendados y la agricultura comercial, en reunión del 2 de julio de 1894 quedó fundado el Banco Territorial y Agrícola de Puerto Rico. Se eligió una directiva que integró hacendados y conocidos comerciantes y financistas, conservadores y autonomistas. Su presidente fue el conservador vasco Pedro Santisteban Chavarri, de los mayores contribuyentes de la capital, miembro de la fundamentalista Asociación de Católicos (desde 1882), y empresario minero, dueño de la mina de hierro La Esperanza, en Juncos (1896).58 El Vice-presidente fue el antiguo reformista colonial Julián E. Blanco Sosa. Entre los consejeros de la capital estaban José T. Silva, Guillermo Korner, José Roig Colomer, Fidel Guillermety, Fernando López Tuero; y del resto de la isla, Carlos Armstrong, Juan Serrallés, Antonio Mattei Lluveras, Francisco Blanes, Federico Calaf, Juan Bianchi Pagán, Gregorio Ledesma, entre otros.59
57 Hacienda Quebrada Palma, Naguabo. Jaimemontilla.com (portal en internet); accedido 17 abril 2023.
Fernando López Tuero era ingeniero agrónomo español y director de la Estación Agronómica de Bayamón en 1889.60 Además de fomentar el establecimiento de otras estaciones agronómicas, por ejemplo, en Mayagüez y Río Piedras, abogó por facilitar crédito a la agricultura, “la base de sustento de todos los pueblos”. También instaba a crear Docks, o depósitos donde reunir los productos, que sirvieran de almacenes y centros de contratación y negocios agrícolas. Desde su óptica de la estrata profesional media (pequeño burguesa, se decía en tiempos pasados), para López Tuero, “los propietarios, los agricultores y los hacendados”, que él llamó “la clase agricultora” era “la categoría social más numerosa”. Los autores de los artículos sobre el ensanche de la capital, citados en un apartado antes, tenían más claro el cuadro social al identificar a las clases proletarias - la clase trabajadora asalariada - como la que efectivamente componía la mayoría de la población.
Asimismo, el ingeniero agrónomo favorecía instrumentar seguros agrícolas, pagaderos en porciones de cosechas, ganados, maquinaria, semillas, etc.61 Fernando López Tuero fue autor de los libros La reforma agrícola (1891) y el Tratado de cultivos tropicales (1895). También publicó una serie de artículos titulados “Importación de productos agrícolas en Puerto Rico”, como el arroz y otros, en el Boletín Mercantil de aquellos años. No era equivocada su idea de promover la sustitución de productos importados por los muchos que se podían cultivar en el país y desarrollar el mercado interno de Puerto Rico.62
58 Datos sobre Santisteban Chavarri, en Boletín Mercantil, 22 julio 1883; Gaceta de Puerto Rico, 7 marzo 1889; Gaceta de Puerto Rico, 26 noviembre 1896.
59 “Banco Territorial t Agrícola”, La Correspondencia de Puerto Rico, Año IV, Núm. 1308, 3 de julio de 1894, p. 2.
60 Gaceta de Puerto Rico, Número 37, 26 enero 1889, p. 3.
61 “Los bancos agrícolas”, Boletín Mercantil, Año 51, Número 62, 26 mayo 1889, p. 2.
El 5 de octubre, un grupo de propietarios, comerciantes y profesionales españoles y puertorriqueños, algunos de ideas cooperativistas, miembros de logias masónicas y procurando aliviar la opresión de la usura y fomentar el ahorro entre las clases populares, según ha señalado el historiador Baralt, fundaron la Caja de Economías y Préstamos Banco Popular. Entre sus fundadores figuraron el escritor y periodista Manuel Fernández Juncos (oriundo de Asturias, radicado en el país hacía muchos años), el abogado Manuel Muñoz Barrios, el abogado mallorquín Damián Monserrat y Simó, el abogado Manuel F. Rossy, los comerciantes José B. Carrión, Grato Tinaud, Justo M. Izquierdo, Eduardo López Cepero, Gerónimo Agrait, entre otros.
Los primeros pasos del Banco Popular fueron modestos en comparación con los otros bancos, y para 1897 solo 4% de las cuentas de ahorro eran de la clase obrera.63 A pesar de las buenas intenciones, lo que podemos preguntar es, con los salarios bajos devengados y el alto costo de la vida siempre ahogando sus esperanzas, qué capacidad de ahorro real podían tener los trabajadores.
Un grupo de la clase propietaria - hacendados y comerciantes – se reunió en la Cámara de Comercio de Ponce, en la noche del martes 13 de marzo de 1894 para poner en marcha el Banco de Crédito y Ahorro Ponceño. Participaron el mallorquín Antonio Trías, Juan Gilet, Olimpio Otero, Ulpiano R. Colóm y Luis Muñoz Rivera, entre otros.64 Lucas Amadeo expuso los postulados capitalistas y paternalistas respecto a la clase trabajadora asalariada del proyecto: “Crédito y ahorro, hermoso binomio que simboliza las dos fuerzas mágicas generadoras de esta faz esplendente de la civilización: el crédito que ensancha y facilita los trabajos; y el trabajo y el ahorro que dan vida a los capitales, el factor más poderoso para la transformación que se ha operado, en las condiciones de existencia de las modernas sociedades”.
62 Bien merece hacer unas investigaciones sobre las estaciones agronómicas y los textos y perspectivas de López Tuero. Otro personaje, a conocer con más detenimiento, es el conservador español Alejandro Infiesta, promotor de escuelas de agricultura, granjas modelo y estaciones experimentales agrícolas, entre la década de 1870 y la del 1890. Por el 1895 se llevaron a cabo Concursos Agrícola-Industriales, como el de Mayagüez en 1895, desconocidos hasta ahora. .He ahí la sugerencia de estos temas para investigaciones y tesis de maestría y/o de doctorado. Para iniciar estas y otras investigaciones, es tan simple como ir al portal de internet, Chronicling America Newspapers, y poner los temas y nombres en la búsqueda.
63 Baralt, Tradición de Futuro (1993: 26).
64 “El Ahorro Ponceño”, La Democracia, Año IV, Número 709, 14 de marzo de 1894, p. 3.
Amadeo, evidentemente expresando la preocupación del segmento empresarial de la que formaba parte por las chispas del movimiento obrero que prendían, afirmó la primacía del capital sobre el trabajo asalariado, como sigue: “Los capitales, contra quien, sin embargo, los delirantes de la civilización mueven a guerra a las clases obreras, suponiéndole enemigo de trabajo, cuando en realidad no pueden existir trabajo sin capitales”.65 Como en los casos anteriores, los promotores se dieron a la tarea de reclutar accionistas. En septiembre ya sumaban 1,341 (La Democracia, 4 septiembre 1894, p. 3). Cuando se reunieron en octubre para instrumentar el banco, pasaban de 1,500, con muchos accionistas de Yauco, Juana Díaz, Guayanilla y Adjuntas. Y en noviembre, entre los 1,806. Luis Muñoz Rivera figura con tres acciones.66
La Democracia dio la noticia de la fundación el lunes 5 de noviembre, “a la una y media de la madrugada” y la elección Francisco Parra como presidente, y Guillermo Schcuk, Carlos Armstrong, Enrique Fritze, Xavier Mariani, Eduardo Wellenkamp, Antonio 67Trías, en la directiva. Lucas Amadeo, Jerónimo Lluveras, Juan E. Totti, Francisco Lluch, Francisco Mejía y Santos Palmieri, entre los consultores.
En febrero de 1895, La Correspondencia de Puerto Rico indicó que el banco ponceño quedó constituido como “una compañía anónima denominada Crédito y Ahorro Ponceño, “con un capital de 200 mil pesos representado por 2mil acciones”; para hacer “toda clases de operaciones bancarias y al fomento del ahorro”. La circular emitida por el banco también identificó a la Junta de Gobierno (todos los nombres precedido con “don”), de lo que se pone de manifiesto un fuerte componente de la clase comercial:
65 Lucas Amadeo, “En la buena vía”, La Democracia, Año IV, Número 798, 29 junio 1894, p. 2.
66 “Äcciones para el Crédito y Ahorro Ponceño”, La Democracia, Año IV, Número 907, 3 noviembre de 1894, p. 3.
67 “Crédito y Ahorro”, La Democracia, Año IV, Número 911, 8 noviembre 1894, p. 2.
Cuadro 13: Junta de Gobierno del Banco Crédito y Ahorro Ponceño, 1895
Accionista Puesto Categoría o empresa
1. Francisco Parra Presidente Propietario capitalista
2. Antonio Frías Vice-presidente A. Frías y C.ª
3. Guillermo Schuck Vocal Vidal y Co.
4. Juan Gilet Vocal Juan Gilet y Co.
5. Miguel Mayol Vocal Mayol Hermanos y Co.
6. Enrique Fritze Vocal Fritze, Lundt y Co.
7. Juan Cabrer Vocal Cabrer Hermanos
8. Jaime Frau Vocal Frau y Co.
9. R. Ulpiano Colóm Vocal Barnés, Colóm y Co.
10. Víctor Manescau Vocal Manescau y Co.
11. Xavier Mariani Vocal A. Luchetti y Co.
12. Eduardo Wellenkamp Vocal Propietario
13. Jerónimo Lluveras Vocal consultor Propietario
14. Lucas Amadeo Vocal consultor Propietario
15. Santos Palmieri Vocal consultor Propietario
16. Francisco Mejía Vocal consultor Propietario
17. Francisco Lluch Vocal consultor Propietario Barreras
18. Juan E. Totti Vocal consultor Comerciante
19. Emilio Pozuelo Vocal suplente Abogado Registrador de la Propiedad
20. Antonio Arias Vocal suplente Comerciante
21. Pedro Juan Rosaly Vocal suplente Apoderado de Bregaro y Co.
22. Antonio Castañer Vocal suplente A. Castañer y Co.
23. Luis Muñoz Rivera Vocal suplente Propietario y director de La Democracia
Fuente: La Correspondencia de Puerto Rico, Año V, Número 1542, 22 febrero 1895, p. 3.
Annie Santiago documentó los estados financieros de los cuatro bancos de 1877 a 1898, con recursos totales de 8.6 millones de pesos (3.6 millones en depósitos y 4.9 millones de préstamos). La historiadora concluyó: “Hay que apuntar que este volumen de actividad bancaria, al finalizar el siglo, era insignificante”.68 Puede que la cifra resulte baja en comparación con otras transacciones empresariales, tanto de centrales como de casas de comercio. Sin embargo, al ver la composición de los principales accionistas de esos bancos, sugiero matizar la apreciación. Pues lo que se revela en muchos casos es un entrelazamiento de intereses bancario-financieros con los de predominio hacendadocomercial. Algún beneficio sustancioso, o suplementario, estaban obteniendo para haber puesto en marcha de manera más regular ese ramo del capital.
J. Pequeños empresarios
La Tabla XXV “Ocupaciones por departamentos” (significando los 7 distritos de Puerto Rico), del Censo de 1899, identifica un número de ocupaciones que podemos agrupar bajo la clase de pequeños empresarios y profesionales; nos referimos a los que tenían empresas, talleres u oficinas por su cuenta y con empleados asalariados en números diversos (cifra no dada). La Tabla XXVI brinda datos sobre los “varones y hembras” en las ocupaciones, por lo que es posible ver las exclusiones sobre todo para las mujeres en aquel tiempo. La tabla ofrece los datos a nivel general, que reunimos en otro cuadro aquí. Mas también es posible ver su distribución por distritos (aunque no pueblos específicos), que apenas señalamos para los interesados, pero que no discutiremos aquí por no ocupar más espacio.
68 Annie Santiago de Curet, Crédito. Moneda y bancos en Puerto Rico…(1989: 123). El tema amerita más investigación de cada banco, especialmente de sus integrantes principales y sus actividades económicas.
Cuadro 14: Pequeños empresarios y profesionales, 1899
1.
3.
Fuente: Censo 1899 (2003: 330-331)
Aunque todas estas categorías percibían dinero por sus labores o servicios individuales, era base de los precios que pedían por ello. No eran trabajadores asalariados, e incluso contrataban a otros pagándoles salarios, en cada área.
Los alarifes (del árabe hispano, al arif) se usaban para identificar a los arquitectos, maestros de obras y lo que ahora llamamos peritos; asentistas designa con los contratistas (por el Gobierno o privados), para hacer tareas o suministrar materiales, por ejemplo. Los barreros, confeccionaban objetos barro o cerámica. Examinando los periódicos de aquella época se encuentran anuncios de muchos de los sectores enumerados.
K. Clase trabajadora asalariada
En la base de toda sociedad dividida en clases se encuentran las clases trabajadoras; en el caso del capitalismo todos y todas los que trabajan por salarios. La clase trabajadora asalariada, a su vez, se compone de diversos sectores, por tipos de labor, remuneración distinta y otros rasgos. Volvamos al cuadro 2 de empleos por sector. El criterio empleado para ubicar a los trabajadores y trabajadoras en el censo de 1899 es el mismo que se sigue usando para componer las estadísticas laborales en el presente; en los informes económicos a los gobernadores y gobernadoras, y en los informes de empleo y desempleo del Departamento del Trabajo, por ejemplo. Es decir, la clasificación por sectores amplios de empleo.
Aquí hay que hacer un ejercicio de relacionar las ocupaciones específicas señaladas y el empleo por sector en el Censo de 1899. Vamos a intentarlo, invirtiendo el orden de los sectores y actividades; se verá como los números van aumentando, de pocos centenares a muchos miles al cambiar el sector. Puede que haya quien piense que la ubicación de alguna ocupación corresponde mejor en otro cuadro de los que exponemos. No hay ningún problema: en este ejercicio todos y todas pueden compartir sus ideas y nociones. Sencillo, señalen sus propuestas y criterios; las mejores precisiones son bienvenidas y se harán las modificaciones correspondientes.
Comenzamos con el sector de Servicio Profesional; se trata de una porción con funciones profesionales medias o pequeñas o empleados en este sector. Aquí podemos incluir, a los siguientes:
Cuadro 15: Trabajadores del servicio profesional, 1899 Ocupaciones Cantidad varones mujeres
1. Escribientes y copistas 1,100 todos
2. Funcionarios de gobierno 287 todos
3. Enfermeros [y enfermeras] 127. 63 64
4. Maestros [y maestras] 809 563 246
5. Periodistas 49 todos
6 Policías y serenos 955 todos
7. Soldados 369 todos
8. Tenedores de libros 165 todos
Fuente: Censo 1899 (2003: 330).
Cuando se fundó el Banco Crédito y Ahorro Ponceño, publicaron una convocatoria de los puestos que crearon, con indicación de salarios en pesos anuales: Director Gerente, $3,600; Contador Cajero, $1,500; Tenedor de libros, $1,200; Auxiliar de tenedor de libros, $900; Secretario, $ 600; y conserje, $360.69 Obviamente, son ejemplos de los empleos mejor remunerados.
¿A quiénes podemos ubicar bajo comercio y transporte? La sugerencia, a continuación:
69 Crédito y Ahorro Ponceño, “Convocatoria” , La Democracia, Año IV, Número 932, 3 diciembre 1894, p. 2.
Cuadro 16: Trabajadores de comercio y transporte, 1899
Ocupaciones
Cantidad varones mujeres
1. Carreteros y cocheros 1,392 todos -
2. Empleados de ferrocarriles 54 todos -
3. Empleados de telégrafos y teléfonos 69 todos -
4. Empleados de tranvías 14 todos -
5. Marineros y barqueros 1,595 todos -
6. Vendedores de mercancías 4,590 4,565 25
Fuente: Censo 1899 (2003: 330).
Hay un sector de trabajadores que podemos relacionar al transporte y comercio, particularmente en lo que a carga y descargar los barcos se refiere: los estibadores o braceros de los muelles. Tienen que haber sido centenares en los todos los puertos del país. De hecho, las huelgas de enero-febrero de 1895 demandando aumento de salarios de 50% para compensar el aumento en los precios hasta de alimentos básicos de 50% impuestos por el comercio, comenzaron con los estibadores de Arecibo, San Juan y Ponce.70 De manera que debemos tomar el censo como una aproximación al tamaño de la población y de sus clases y sectores sociales, conscientes de que hubo este, y probablemente otros sectores, que dejaron de contar. ¿Cuántas mujeres relegadas a las tareas destinadas injusta y desigualmente para ellas, pariendo y cuidando criaturas, cocinando y limpiando la casa, en estas y otras labores no remuneradas, tampoco entraron en la concepción de la fuerza trabajadora? Es lo que sucede con tofos los censos poblacionales a través de la historia y hasta el presente. Sin embargo, son suficientemente informativos y cercanos a la realidad (unos más que otros) como para permitir formar unas nociones aceptables en general, y con lo que podemos trabajar, como en este caso que tiene lujo de detalles.
Siguen los empleados en lo que llamaron sector de industriales, fabriles y mecánicas. Por industriales, en el siglo 19, se referían a los artesanos de oficios (no los artistas).
70 Sobre esas huelgas, a las que se sumaron 22 categorías de trabajadores, véase nuestro ensayo: ¡Abajo! ¡Aquí no se trabaja!: Las huelgas obreras en Puerto rico, 1895; originalmente publicado en seis partes en el periódico Claridad, suplemento En Rojo (1993). Pare este y otros textos digitalizados del tema obrero, lo pueden solicitar a mi correo electrónico al final.
Cuadro 17: Trabajadores industriales, fabriles y mecánicos, 1899
Fuente: censo 1899 (2003: 330-331).
El criterio clasificatorio de este sector es que podemos deducir que sus labores fueron contratados a base de salarios, y no que ellos ponían los precios. Algunas categorías se pudieran situar en dos situaciones, por ejemplo, los panaderos. Ciertamente, hubo dueños de panaderías, pero en cada una contrataban asistentes y otros trabajadores por salarios.
En el sector de trabajo doméstico y personal, también hay diversas labores.
Cuadro 18: Trabadores domésticos y personales, 1899
Fuente: Censo 1899 (2003: 330).
El segmento más numeroso de trabajadores englobó la agricultura, pesca y minería. En el Censo de 1899 por sectores se dio la cifra de 198,761; pero en la Tabla de ocupaciones, se identifican como “trabajadores” a 215,742. La diferencia puede estar en los criterios que guiaron a los enumeradores para ubicar a unos y otros. En todo caso, es claro, que la mayoría estaban laborando en las centrales azucareras, así como en las haciendas de azúcar y café, y haciendas y fábricas de tabaco, especialmente.
El censo de 1899 también incluyó un apéndice de tablas con diferenciación de sexo (género), raza (“blancos y de color”), edades y escolaridad. He aquí algunas observaciones: todos los abogados, excepto uno, eran blancos. De los 219 médicos y cirujanos, solo diez eran “de color”; la mayoría de los 115 ingenieros y agrimensores, 109 eran “blancos”. En el ámbito de los trabajadores y trabajadoras, entre los albañiles (todos varones), 1,022 (77%) eran “de color”. Entre los carpinteros, del total de 5,125, “de color” fueron clasificados 2,647 (52%). El censo apenas indica 455 pescadores, todos varones y la mitad “de color”. No hay indicación de cuántos laboraban con referencia a la ganadería.
En las pocas ocupaciones permitidas y donde eran mayoría las mujeres: de las 18,453 mujeres criadas, 11,137 (60%) eran “de color”. Del total de lavanderas, 10,155 (60%) también eran “de color”. Estas son solo algunas instancias demostrativas de lo que era el Puerto Rico clasista, sexista (patriarcalista y machista) y racista de la coyuntura histórica estudiada.
La jornada de trabajo diaria oscilaba entre 10 y 12 horas. El salario común de los trabajadores varones era de 35 a 50 centavos al día; algunos en las centrales azucareras percibían hasta 75 centavos. A las mujeres y niños les pagaban la mitad o menos que a los hombres, 12 a 18 centavos, “nunca más de 24 centavos”.71 ¿Cuántos podían montarse en el tranvía de Ubarri?
71 Véase el artículo de nuestra autoría, basado en la información del Informe Carroll (1898-1899), “Situación de las clases trabajadoras en Puerto Rico en 1898”, en dos partes, Claridad, suplemento En Rojo, 9 y 15 de noviembre de 2022.
Por último, pero no menos importante - de hecho, escandalososon los datos referentes a la exploración de menores, el child labor. Es una realidad en diferentes formas de sociedad desde la antigüedad y una situación denunciada con vehemencia por el movimiento obrero y voces liberales a lo largo del siglo 19 con referencia al capitalismo en su contexto industrial. En el Censo de 1899 se clasificaron 211,832 como trabajadores varones, significando especialmente aquellos laborando en las zonas rurales y en la diversidad de haciendas. De ese total, 18,642 (9%) eran menores de 15 años de edad. Y, 29,085 tenían de 15 a 19 años (14%). Entre ambos suman 47,727, lo que significa que 23% de la fuerza laboral de varones eran niños y adolescentes.
Generalmente, cuando se habla de clases sociales se piensa en los adultos. Esta evidencia pone de manifiesto que en la composición de las clases, especialmente las trabajadoras, la juventud considerada aun no de “mayoría de edad” componía un segmento de mayor peso del considerado. ¿Acaso no tiene implicaciones en cuanto a los temas de conciencia de clase y organización de la clase trabajadora?
El asunto es más dramático cuando lo vemos con referencia a donde se empleaba a la niñez y adolescencia en oficios, concretamente. Usemos la imaginación, visualizándolos en cada tarea:
Cuadro 19: Explotación del trabajo de varones menores, 1899
Fuente: Censo de 1899 (2003:332-333).
Respecto a los oficios permitidos a las mujeres, el censo de 1899 registró la explotación de 28,886 niñas y adolescentes. En el caso de las mujeres (clasificadas como “hembras”), 3,910 fueron identificadas como obreras, que asumimos también laboraban en los campos de las haciendas agrícolas de todo tipo. De ese total, 477 (12%) tenían menos de 15 años; 480 (12%) estaban comprendidas entre 15 y 19 años. Semejante a los varones, las niñas y adolescentes representaban 24% de la fuerza laboral femenina. Se desglosan de la manera que sigue:
Cuadro 20: Explotación del trabajo de mujeres menores, 1899
Varones y mujeres de niñez y adolescencia suman 76,613, representando nada menos que 29.5% de la fuerza laboral puertorriqueña en 1899.
VI. Salario, pobreza y ganancia
Entre noviembre de 1898 y marzo de 1899, el comisionado Henry K. Carroll recorrió la isla recogiendo información ocular y testimonios de primera mano, como señaló, “de todas las clases”. El Report of the Industrial and Commercial Condition of Porto Rico, publicado en 1899, consta de 813 páginas. De interés especial son los testimonios de líderes de gremios organizados en San Juan, incluyendo: Santiago Iglesias, carpinteros; Facundo Valencia Ramos, pintores; José Antonio Giménez, hojalateros, encuadernadores y plateros; Rosendo Rivera, tipógrafos; José M. Figueras, tabaqueros; Estanislao Sesman, albañiles; Hernando Torres, panaderos; Norberto Quiñones, estibadores; Hilario Díaz, barberos; Esteban Rivera Núñez, zapateros; Benigno López Castro, maestros y peones agrícolas.
A base de sus declaraciones, dadas el 4 de noviembre de 1898, podemos componer un cuadro de salarios pagados en las diversas áreas laborales. Los salarios fueron dados en moneda española o nativa, según identificados:
Cuadro 21: Salarios por gremios, 1898-1899 (pesos españoles)
Deponente Gremio Salarios diarios salarios mensuales
1. Iglesias carpinteros $1 - $1.25 $24 - $30
2. Giménez hojalateros, $1.50 - $1.80 $36 - $43.20 encuadernadores, plateros
3. Figueras tabaqueros $1.25 diestros $30 0.80 cvs no dtrs $19.20
4. Rivera tipógrafos 1¼ cvs/ 3 líneas $6 - $8.00 $24 - $32 $8 - $10 algunos $32 - $40
5. Torres panaderos $3 amasadores $72 $1.50 - $2.00
Peones $36 - $48
6. Quiñones estibadores y $1.00 - $1.50 $24 - $36 lancheros
7. Castro maestros y $.38 - .50 cvs $9.12 - $12 peones agrícolas niños 0.10 - 0.12 cvs $2.40 - $2.88
Fuente: Carroll, Informe 1898-1899 (2005: 714-724)
Los datos de bajísimos salarios se complementan con los testimonios de estos líderes de gremios y de otros trabajadores, e incluso d algunos hacendados. Severo Tulier, mal vestido e hijo de un hacendado cafetalero arruinado (por falta de dinero) en Vega Baja, manifestó que a los peones de la hacienda les pagaban 25 centavos al día más desayuna, a los mejores 37½ centavos, y a algunos diestros hasta 50 centavos diarios; pero a estos últimos se pagaban en vales redimibles en la tienda del propietario. La jornada laboral regular era de 6 am a 6 m (12 horas). No se les daba café y pocos salían a trabajar comiendo algo. Los que no tenían permiso de vivir en la hacienda, caminaban una o dos leguas (cada legua 3.5 millas). Allí la comida regular consistía en plátanos con arroz y habichuelas; carne solo algunas veces. Usualmente vivían en chozas cinco personas dormían juntos sobre pencas de palma. “El campesino es inteligente por naturaleza”, afirmó Tulier, y todos estaban deseosos de tener educación.72
El comerciante-hacendado español Manuel Ledesma, de Arecibo, dijo tener 400 peones empleados en el ramo cafetalero, pagándoles a los varones 50 centavos al día; a las mujeres de 30 a 60 centavos, dependiendo de la cantidad recogida. A pregunta de Carroll de si creía 50 centavos era suficiente paga para vivir, Ledesma respondió que “sin duda podían vivir muy bien con eso, si no estuviera adictos al juego”. Los peones, según aquel capitalista, “tenían pocas necesidades y ninguna ambición”. Ledesma añadió: “Cuando hay una huelga entre nuestros hombres, usualmente ellos siguen el consejo de dos o tres que saben leer…si algunos son malos es porque son dirigidos incorrectamente”.73
72 Declaración de Severo Tulier, Carroll, Informe 1898-1899 (2005:724-727).
73 Declaración de Manuel Ledesma, Carroll, Informe 1898-1899 (2005: 731-732).
El farmacéutico y hacendado José Ramón Rivera, expresó que la población estaba creciendo y la ciudad de Arecibo “era saludable”, con raras epidemias, Sin embargo, sobre los peones, apuntó: “Ellos no tienen nada. No tienen medicinas, ni doctores, ni comida adecuada; ellos no viven en casas, no viven en aldeas, sino que viven como salvajes”. Admitió que, “es muy cierto que a los trabajadores se les paga muy mal, y lo que es peor, hay demasiados trabajadores para el trabajo que se les ofrece”.
“Los negros”, dijo Rivera, “están en una condición peor, porque son descendientes de una raza de esclavos, y su condición moral de aquel periodo no ha mejorado. Se les hace trabajar como animales, y pueden ser sometidos y usados como animales”.
Carroll le preguntó a Rivera sobre las medidas que recomendaba para mejorar tal situación. Respondió que primero había que implementar la educación compulsoria y mejorar la salud pública. También hacía falta “un buen sistema de policía y un sistema riguroso de inspección de la comida. En las tiendas todo es adulterado y podrido. No hay artículo de comida que no haya sido manipulado”.74 Solo le faltó condimentar su testimonio denunciatorio con la palabra corrupción.
El alemán Leopold Strube, dueño de la Hacienda El Jobo dedicada al café en Arecibo, testificó el 15 de enero de 1899. Señaló que en el tiempo de la zafra contrataba hasta setenta peones, y casi todos tenían casas en su propiedad. Empleaba adultos y niños. El salario regularmente era de 50 centavos al día. Algunos contratados por tarea (“piecework”) podían ganar hasta 70 centavos. “A los niños y adolescentes (boys) les pagamos de acuerdo a la cantidad de trabajo que pueden hacer – de 25 a 50 centavos – y las mujeres perciben como 20 o 25 centavos. Los niños pequeños reciben 10 o 15 centavos por recoger los granos de café”.
Strube tenía su propia tienda, en que vendía arroz, bacalao, tabaco, azúcar, cigarrillos, galletas y poco pan, pues los trabajadore consumían más plátanos. “Todo hombre que trabaja tiene cinco plátanos y un cuarto de libra de bacalao, con aceite, además de los 50 centavos”. Dijo tener además a dos peones alemanes que empezaron ganando $20 pesos al mes, a quienes aumentaría cinco pesos cada año hasta llegar a $40 a los cinco años; como si fuese la gran cosa.75
74 Declaración de José Ramón Rivera, Carroll, Informe 1898-1899 (2005; 732-733).
Otro testimonio, con una perspectiva original, fue el de Celestino Domínguez, alcalde de Guayama. En calidad de “ciudadano particular”, señaló “tres clases de pobres”: (1) los que trabajaban con sus manos para ganarse le pan de cada día, “cuya condición es terrible”; (2) los artesanos, que no encontraban trabajo regular y pasaban hasta seis meses sin labores, y; (3) los paisanos que vivían en el interior montañoso, que todos padecían anemia y los hacía aparecer “indolentes” cuando no lo eran, “que están en una lucha continua por la existencia”. Le pidió a Carroll que le dijera al Presidente de Estados Unidos “que los pobres requieren la primera atención”.
Domínguez propuso que el Gobierno estadounidense introdujera inmediatamente una política monetaria, “para que el costo de vida se abaratara a esa gente”. Propuso, además que el Gobierno iniciara una serie de obras públicas para dar trabajo; bancos agrícolas para apoyar a los agricultores y un sistema de escuelas para lo que llamó la clase campesina.
Aparte del pago en moneda o en vales (también llamado riles), el pintor Antonio Rivero, de Coamo, identificó otra modalidad de pago: el hacendado que enviaba al peón a una tienda en el pueblo con una “orden de compra”. El peón Juan José Dávila, de Aibonito, observó que cuando el hacendado era conocido como “mala paga”, entonces le subían los precios. Otro testimonio indicó que incluso le cobraban intereses hasta 12%. Rivero dijo que hacía poco “una comisión” de obreros había llegado unos días atrás, “a incitar a los obreros a la huelga debido a los salarios miserables que recibían”. Carroll le preguntó: ”Usted cree que los trabajadores se beneficiarían con una huelga?”. Rivero respondió: “yo creo que sí”. Hasta ahí llegó la simpatía del reverendo comisionado por la condición miserable de los trabajadores que documentó por todo Puerto Rico: “Usualmente no se benefician en Estados Unidos. En casi todas las huelgas los trabajadores pierden no solo por lo que luchan, pero también los salarios que devengarían durante el periodo de la huelga”. Entonces Rivero buscó a dos peones (farm laborers) que testificaron sobre los 25 a 37 centavos diarios que le pagaban (a veces en dinero y otras con órdenes de compra) y la comida de guineos o plátanos con bacalao, sin sabor ni condimento, que comían cotidianamente. El segundo peón dijo que era casado con cinco hijos, el mayor trabajador. Solo uno de los hijos iba a la escuela. Preguntado si su esposa trabajaba, contestó: “lavandera”.76
75 Declaración de Leopold Strube, Carroll, Informe de 1898-1899 (2005: 733-734).
La jornada laboral duraban según unos casos y otros, generalmente de 10 a 12 horas; la mayoría de 6 de la mañana a 6 de la tarde. Sobre el tiempo que los hacendados y otros patronos les daban a los trabajadores para comer, las respuestas variaron de media a una hora. Al peón José Sánchez, quien trabajaba en la finca de un “señor Ortiz” en Cayey, Carroll preguntó cuánto tiempo le daba para comer: “Until I have swallowed the last mouthful” (hasta tragarme el último bocado”).77
El alcalde de Guayanilla, Eustaquio Torres, aseguró que con el alto precio de los alimentos de primera necesidad, los 50 centavos diarios eran insuficientes para que el trabajador satisficiera sus necesidades y las de su familia: “El resultado es que esta desdichada gente camino por ahí sucios, descalzos, en harapos, y, peor aún, desprovistos de comida adecuada, y viven en la más abyecta ignorancia”.
“Todavía peor”, afirmó Torres, “es el destino del trabajador del campo. Sin trabajo durante casi todo el año – pues el trabajo se corta tras la zafra – arrastra una existencia miserable, su ocio forzado algunas veces conduciendo al hurto y crimen”. Ese alcalde abogó por que se les pagara al menos $1.00 equivalente en oro y no en la “moneda colonial” como hasta entonces. Su reflexión final es tan válida entonces como ahora: “Por lo tanto, no solo por razones humanitarias, pero por razones de Estado, el trabajo debería estar bajo reglas dando al trabajador algún tiempo de descanso y alguno para estudio y placer, como se acostumbra en todos los países civilizados”.78
Casi siempre se asocia el “tiempo muerto” a los trabajadores de la caña de azúcar, que quedaban sin empleo luego de la zafra.
Precisamente, esa es la noción transmitida en el drama del escritor Manuel Méndez Ballester, Tiempo muerto (1940); crítica de la tragedia de los trabajadores asalariados que fueron explotados por las grandes corporaciones azucareras estadounidenses en las primeras cuatro décadas del siglo 20. Los testimonios recogidos en el Informe de Carroll sugieren que el “tiempo muerto” afectaba a diversos sectores de trabajadores, tanto en las haciendas de azúcar como en las de café y otras, y a las ramas artesanales.79
76 Declaraciones de Antonio Rivero y dos peones, Carroll, Informe de 1898-1899 (2005: 740743).
77 Declaración de José Sánchez, Carroll, Infome de 1898-1899 (2005: 748-749).
78 Declaración de Eustaquio Torres, Carroll, Informe de 1898-1899 (2005: 755).
De los testimonios, también podemos formar una idea del número de artesanos organizados en algunos gremios (como muestra) en aquel periodo:
Cuadro 22: Algunos gremios organizados en San Juan, 1898-1899
Deponente Oficio Gremio
1. Santiago Iglesias carpinteros 600
2. José Rivera albañiles 400
3. Facundo Valencia pintores 200
4. Rosendo Rivera tipógrafos 152
5. Bernardo T. Callars panaderos 150
6. José Giménez herreros 27 encuadernadores 22 hojalateros 20
Total: 1,566
Fuente: Carroll, Infome de 1898-1899 (2005: 757-762).
Estamos conscientes de que esta es una muestra, restringida a San Juan, y que probablemente había estos y otros sectores sobre todoquizás únicamente - artesanales organizados en todo el país. Pero aun así, como indicador mínimo, en una población con una fuerza de trabajo que sobrepasaba los 316,000, esa cifra gremial representa apenas 0.5% del total. Aunque se pueda documentar otros ejemplos, siendo San Juan entonces el principal núcleo organizativo, el por ciento no habrá de subir mucho más. Ciertamente, se conocieron y existían formas de asociación desde la década de 1870, tales como sociedades de socorro mutuo, casinos de artesanos y cooperativas. Pero, el cuadro gremial sugiere que el movimiento sindical, o de uniones obreras, estaba en pañales; en sus comienzos históricos.
79 Es un tema pertinente al presente, para investigarlo y exponerlo en sus diversas manifestaciones. Por ejemplo, a “tiempo muerto” son sometidos los profesores y profesoras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) que trabajan por contratos de servicio, de semestre a semestre cuando les dan una o más secciones de clases, y usualmente ninguna en los veranos.
Hay otra noción, muy importante, que surge de diversos testimonios del Informe de Carroll. Por un lado, el repudio al Gobierno español y a toda su política represiva, particularmente en lo que concierne a los trabajadores, prohibiéndoles el derecho a reunión, organización y manifestación libre por sus intereses, y criminalizando, atropellando y encarcelando a los que se atrevieran a ello. Y, por otro lado, la expectativa de que, bajo el Gobierno de Estados Unidos, por el contrario tendrían pleno derecho a todo ello y sus condiciones de vida mejorarían sustancialmente. Por supuesto, era una expectativa condicionada a que, entre 1898 y 1900, aún no habían experimentado plenamente el escenario y realidad del capital y trabajo asalariado en toda su nueva crudeza.
Hablando a nombre del gremio de carpinteros, el 4 de noviembre de 1898 Santiago Iglesias expresó que “nuestro objetivo principal es obtener para cada uno de sus miembros la mayor educación posible”. Pero, contradictoriamente y quizás pensando en su propio caso y la práctica común entonces, añadió “y facilitar los medios de emplear muchachos, de 15 años de edad, que desean ingresar en los talleres”. Creía que esto se facilitaría en la circunstancias nuevas, “porque entendemos que en Estados Unidos la mayor parte de las fuerzas del Gobierno están dirigidas a la propagación de la instrucción de sus trabajadores, y la nueva forma de gobierno se encargará mismo de eso, a través de las municipalidades y el gobierno insular”.80
El maestro Benigno López Castro, quien además habló a nombre de los peones agrícolas por no tener representación, manifestó: “Hemos estado, se puede decir, en un estado de revolución reprimida por muchos años, y ahora que ha llegado la oportunidad sentimos que bajo las Franjas y las Estrellas nosotros logaremos nuestras ambiciones largamente acariciadas”.81
Rosendo Rivera representó al gremio de tipógrafos de San Juan. Manifestó ante Carroll que, “el Gobierno de España siempre fue inquisitorial y el enemigo del derecho y la justicia”. Afirmó que los trabajadores en Puerto Rico “son capaces de competir con los de cualquier otro país, sin importar cuan civilizado”. Sin embargo, apuntó que “los trabajadores puertorriqueños están en un estado de ignorancia teórica parcial” culpando al Gobierno de España de no ocuparse nunca de asistir en su educación. “Sin embargo”, Rivera señaló, “el trabajador, gracias a su lucha personal. Ha sido capaz de mantenerse a la altura, aunque no plenamente, con la gran marcha de la civilización”.
80 Declaración de Santiago Iglesias, Carroll, Informe de 1898-1899 (2005: 715).
81 Declaración de Benigno López Castro, Carroll, Informe de 1898-1899 (2005: 724).
Ese líder tipógrafo, evidentemente con cierta preparación, esbozó la necesidad de establecer escuelas de artes y oficios en que se impartiera Conocimiento teórico82, y Entrenamiento práctico 83 “Nosotros, los trabajadores puertorriqueños, tenemos la esperanza y la convicción fuerte de que obtendremos estos favores deseados del Gobierno de Washington”. Dos días después de izarse la bandera de Estados Unidos en la Fortaleza, el 18 de octubre de 1898, el 20 de octubre los obreros ya constituidos en el grupo Ensayo Obrero y otros fundaron la Federación Regional de Trabajadores (FRT); de la cual Rosendo Rivera García era parte de su directiva. Entre las once propuestas que él expuso a Carroll, la número 10 dice: “Deseamos tener la forma de gobierno Territorial tan pronto sea posible, y que la ocupación militar termine tan pronto sea práctico; también la protección de los nativos del país y a todos aquellos que juren fidelidad a la Constitución Americana”.84
Con estos testimonios, el punto que quiero colocar sobre la mesa de discusión es que, antes de fundarse el Partido Republicano en 1899 y provocar la ruptura de la FRT ese año, entre algunos trabajadores y líderes como Rosendo Rivera García, había una predisposición al anexionismo debido a las expectativas reales y/o imaginarias que tenía de Estados Unidos. Esto contribuirá a la explicación de lo sucedido con las organizaciones del movimiento obrero subsiguientemente.
Una pregunta muy relevante es, ¿de dónde surgió y qué información tenía la gente en Puerto Rico, y la clase trabajadora especialmente, de
82 Aquí incluyó: “Lectura en prosa y verso. Lectura de manuscrito, ortografía, gramática en Inglés y Español y nociones de gramática en Latín, Francés e Italiano; conocimiento y uso de ciencia matemática, comercio, música, química, dibujo en todas formas, aritmética, algebra, conocimiento técnico de manufactura”, entre otros puntos.
83 Bajo este renglón, especificó: “casos en Inglés, Español y Francés”, así como composición y corrección y paginación en la prensa, estadísticas, y todo lo relacionado a la imprenta.
84 Declaración de Rosendo Rivera, Carroll, Informe de 1898-1899 (2005:759-761.
Estados Unidos para tener tales expectativas y darle la bienvenida en 1898? De los testimonios se puede inferir que había un imaginario idealizado sobre el Gobierno de Estados Unidos y sus instituciones políticas y jurídicas y prácticas sociales. Por lo menos sectores del naciente movimiento obrero tenían conocimiento de la lucha por las 8 horas de trabajo y el evento del 1 de mayo y la ejecución de los mártires de Chicago de 1886.
En La Correspondencia de Puerto Rico, en agosto de 1894, se publicó esta noticia: “Acabamos de presenciar en los estados Unidos una huelga casi equivalente a una revolución que periódicamente ocurren en esa República…la situación llegó a ser tan grave que el Presidente de los Estados Unidos se vio obligado a enviar tropas federales a la ciudad de Chicago y varios estados del Oeste”.85 En 1894 los trabajadores del American Railway Union, se fueron en huelga contra la Pullman Palace Sleeping Car Company, en las afueras de Chicago, que había efectuado recortes en los salarios. Obreros en muchos estados se solidarizaron rehusando operar los trenes de Pullman. La American Federation of Labor (AFL), por otra parte, no se solidarizó con la huelga. Los huelguistas fueron aplastados con miles de tropas federales, y el líder sindical Eugene V. Debbs fue condenado a seis meses de cárcel.86 Más cercano al 1898, en La Correspondencia de Puerto Rico, en octubre de 1897 se publicó esta noticia: “La prensa inglesa dedica largos artículos al estudio y comentarios de las huelgas de los Estados Unidos, condenando unánimemente la conducta de la policía”.87 ¿Acaso no había obreros letrados y alertas en Puerto Rico que supieron y comentaron sobre estas y otras huelgas de aquellos años en Estados Unidos?
Por esto insistimos, ¿cómo surgió la imagen idealizada que tenían sectores de trabajadores sobre la situación obrera en Estados Unidos? Al calor de la invasión en 1898, Santiago Iglesias acababa de pasar siete meses en prisión y cuando fue puesto en libertad intentaron encarcelarlo otra vez. Escapó a Carolina donde un comandante Scott acaba de tomar el
85 La Correspondencia de Puerto Rico, Año IV, Número 1349, 13 de agosto de 1894, p. 2
86 Aaron Brenner, Benjamin Day, and Immanuel Ness, Editors, The Encyclopedia of Strikes in American History (London and New York: Routledge, 2009), p. xix.
87 La Correspondencia de Puerto Rico, Año VII, Número 2509, 21 de octubre de 1897. p. 2 pueblo, y lo puso bajo su protección.88 ¿Ese episodio fue suficiente para que produjera en Iglesias una conversión instantánea al anexionismo yanki?
Esto es apenas una embocadura. El Informe de Carroll contiene más testimonios y datos sobre las pésimas condiciones laborales y de vida miserable de los trabajadores en general; por lo cual sugerimos que lo lean y estudien.
Después de examinar la economía y sociedad, desde varios ángulos, pasemos a considerar el nuevo panorama político.
VII. Partidos políticos transmutados
Hasta julio de 1898, había tres partidos políticos que dominaban la escena colonial: el Partido Liberal Puertorriqueño, presidido por Luis Muñoz Rivera, y vencedor de las elecciones del Gobierno autonómico; el Partido Autonomista Ortodoxo, liderado por José Celso Barbosa; y el Partido Incondicional Español, dirigido por Pablo Ubarri.89
Al triunfar Estados Unidos en la Guerra Hispano-Americana de 1898, terminó la dominación colonial de España en sus últimas colonias americanas de Cuba y Puerto Rico, y de Filipinas en el sureste de Asia. Estados Unidos, a su vez, emergió como nueva potencia imperialista a nivel mundial.
En el escenario de los partidos políticos en Puerto Rico, el Partido Conservador (también llamado Incondicional Español), integrado fundamentalmente por españoles y representante de la oficialidad del Gobierno y de los hacendados y comerciantes de España, quedó anulado para siempre. Muchos españoles regresaron a España, una porción permaneció en Puerto Rico. Algunos españoles influyentes, por ejemplo, el comerciante Manuel Egozcue, permanecieron en el país y procuraron reubicarse en el nuevo partido más cercano a proteger sus intereses económicos, como se verá más adelante.
88 He tratado sobre este episodio y otros eventos de aquel momento, en el artículo: “La clase obrera en la encrucijada de 1898 (primera parte)”, Claridad, suplemento En Rojo, 25 de abril al 1 de mayo de 2019, pp. 16-17.
89 Para una desmitificación completa del caudillo Luis Muñoz Rivera, el control y fraude perpetrado por el Partido Liberal que él encabezaba de las elecciones del 27 de marzo de 1898, los antecedentes de la invasión de Estados Unidos y los grandes intereses económicos que la empujaron, entre muchos otros asuntos, es lectura obligada la obra de la historiadora Nieve de los Ángeles Vázquez, El Jefe. Populismo y corrupción en el Puerto Rico de 1898 [San Juan, Puerto Rico], 2023.
Los partidos que hasta el 1898 defendían la autonomía experimentaron una metamorfosis política para reacomodarse y desempeñar unos nuevos papeles de subordinación colonial. El Gobierno de Estados Unidos no reconoció el Gobierno autonómico electo el 27 de marzo de 1898. El general Nelson A. Miles, al mando de la invasión de Puerto Rico que comenzó el 15 de julio, hizo publicar su Proclama a los Habitantes, en la ciudad tomada de Ponce el 28 de julio. En la misma comunicó que “el primer efecto de esta ocupación será el cambio inmediato de vuestras antiguas formas políticas”, entre otros mandatos dictatoriales.90
Eso significó no solamente el fin del Gobierno y soberanía de España, sino igualmente la anulación del Gobierno autonómico. Los generales que ejercieron de funciones de gobernadores durante el periodo miliar (del 18 de julio de 1898 al 30 de abril de1900), lo que hicieron fue utilizar los servicios de algunos miembros del Consejo de Secretarios del moribundo Gobierno autonómico, mientras se prestaran a ello y les convino para implantar la dominación de Estados Unidos.
El 6 de febrero de 1899, el general Guy V. Henry abolió ese último vestigio de autonomía bajo el decrépito régimen colonial español. Aplicando la legendaria política imperialista de divide et impera (divide y domina), en su lugar nombró a dos oficiales del Partido Liberal, Francisco de Paula Acuña como Secretario de Justicia y a Herminio Díaz Navarro como Secretario de Justicia; y del Partido Autonomista Ortodoxo o Puro, el doctor Cayetano Coll y Toste y a Felipe Degetau como Secretario de lnterior, más bien para funciones auxiliares administrativas, a lo que se prestaron. A eso Henry llamó “secretarías del Despacho”. Como señaló Bolívar Pagán, “Luis Muñoz Rivera quedó fuera del gobierno”.91
El general Henry fue sustituido por el general George W. Davis el 9 de mayo de 1899, y este gobernó un año hasta el 30 de abril de 1900.
90 Nelson A. Miles, General en Jefe del Ejército de los Estados Unidos, Proclama ÍA los Habitantes de Pto-Rico!, Ponce, Puerto Rico, julio 28 de 1898; texto en Ángel Rivero, Crónica de la Guerra Hispano-Americana (Madrid; Sucesores de Rivadeneyra, 1922), p. 232.
91 Historia de los partidos políticos puertorriqueños, Tomo I (1971: 30).
Durante ese año el Congreso de Estados Unidos deliberó y determinó el próximo destino político de Puerto Rico. Lo que quedó claro para los políticos tradicionales era que no sería una nueva autonomía, mucho menos algún gobierno dirigido por ellos, y que estaban obligados a transformarse si querían mantenerse de alguna manera influyentes y protagonistas en la política puertorriqueña.
Tras estallar la guerra entre Estados Unidos y España, el Gabinete autonómico provisional, compuesto por tres integrantes de cada partido autonomista, publicó un manifiesto al país, enalteciendo las raíces españolas de Puerto Rico y adhiriéndose plenamente a la defensa armada - ofreciendo hacienda y vida - a favor de España.92
Un anticipo de los nuevos bandazos del reformismo colonial se hizo público con la publicación de la Alocusión del Consejo de Secretarios del Gobierno Autonómico al País, el 23 de octubre de 1898. Ese gabinete fue formado con el solo propósito de instrumentar las elecciones de marzo y que formara el gobierno autonómico el partido vencedor.
92 El texto de dicho manifiesta se encuentra Bolívar Pagán, Historia de los partidos políticos puertorriqueños, Tomo I (1971: 20-22).
Gabinete autonómico provisional, La Ilustración Española y Americana, 30 de mayo de 1898
Apenas siete meses después de firmar su apoyo incondicional a España, tres integrantes del Consejo de Secretarios ya necesitado de respiración artificial, más otro incorporado luego, manifestaron con palabras serviles y sumisas, en parte lo siguiente:
Al extinguirse la Soberanía Española e iniciarse la Soberanía Americana, estableciéndose el poder Militar, absoluto y supremo por orden del Muy Honorable Presidente de los Estados Unidos, ocupábamos nosotros el Gobierno Insular. Estimando que la resignación [renuncia] de nuestros cargos se imponía de un modo absoluto, la hicimos ante el general Brooke, resuelta y formalmente. El general Brooke estima, que debemos seguir prestándole nuestro concurso en el despacho de los asuntos del Gobierno de la Isla y ocupar las Secretarías que Subsistirán mientras no legislen para el país las Cámaras de Washington. Y, como queremos corresponder a tan honrosa prueba de confianza, permaneceremos en nuestrso puestos, aceptando este periodo transitorio, las responsabilidades que nos crea.
…Puerto Rico ha menester que todos sus hijos se agrupen en torno de la bandera a cuya sombra se desenvolverán sus progresos y se afirmarán sus libertades.
…Cedido por España el territorio de la Isla en que nacimos, y sometiéndonos sin reserva de ninguna clase a los hechos consumados, no serviremos de hoy más a una bandería, serviremos a la nueva metrópoli que nos asegura el bienestar y el derecho, y a la tierra en que radican nuestros afectos y nuestros intereses.93
Este manifiesto lo firmaron Luis Muñoz Rivera y Salvador Carbonell, del Partido Liberal, y Juan Hernández López y Julián Blanco Sosa, del Partido Autonomista Ortodoxo
Para ser coherentes - para mantener su moral y vergüenza - ante el pueblo a quien apelaban y decían representar, se hubiese esperado que los Secretarios de ambos partidos, exigieran un gobierno mínimamente como el otorgado por España, por lo que lucharon dentro de la legalidad permitida un tercio de siglo. Y, tratándose de Estados Unidos tenido como paladín de la libertad y la democracia en el mundo entero (otro tema a investigar), un gobierno mejor y superior que aquel. ¿No es lógico pensar esto?
93 Pagán, Historia de los partidos políticos puertorriqueños, Tomo I (1971: 27-28).
Pero la actitud sumisa y de subordinación “a los hechos consumados” no terminó con las renuncias y disposición a servir a los generales de la invasión. De ahí pasaron a la transmutación del autonomismo al anexionismo.
De autonomistas puros a republicanos
Desafortunadamente, no hay muchas fuentes de información directa de donde reconstruir las deliberaciones de los autonomistas liberales y ortodoxos puros en aquellos días. Quien único ofrece alguna pista fue el abogado y político Bolívar Pagán en su historia de los partidos citada en varios puntos.94
Bolívar Pagán, Library of Congress.
Pagán apuntó que el 14 de octubre, cuatro días antes de que el Gobierno de España entregara formal y finalmente el poder, hubo una reunión de “personalidades distinguidas” del Partido Ortodoxo – los que decían ser autonomistas “puros” y fieles seguidores de la perspectiva de Baldorioty de Castro, tenido como la máxima aspiración autonomista - , en la residencia del Dr. José Celso Barbosa, en San Juan. No identificó a los que estuvieron presentes, excepto a Manuel F. Rossy, quien presidió la reunión y parece a ver sido la voz cantante. Pagán resumió lo expuesto por Rossy, en estas palabras: “Declaró que por la extinción de la soberanía española en la Isla se habían disuelto o estaban disolviéndose los partidos de la época, y que la cesión de Puerto Rico a los Estados Unidos señalaba nuevos rumbos y orientaciones en la política local”.
94 Bolívar Pagán Lucca (1897-1961), nació en Guayanilla y educó en escuelas de Ponce. Se graduó de abogado en la UPR, en 1921. También se desempeñó como periodista, escritor e historiador aficionado. Fue miembro del Partido Socialista (PS) encabezado por Santiago Iglesias, y se casó en segundo matrimonio con una de las hijas de este, Igualdad Iglesias Bocanegra. Autor de diversa legislación obrera en la década de 1930, y tras la muerte de Santiago Iglesias, fue electo Comisionado Residente por el PS de 1940 a 1944. Evelyn Solá, “Bolívar Pagán: Reformador del sistema jurídico, pilar de la cultura puertorriqueña”, 19 de julio de 2013. Centro de Documentación Obrera Santiago Iglesias Pantín, Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Humacao; porta en internet. Véase, además la tesis de maestría de Ramón J. Amador Vélez, Bolívar Pagán Lucca: el intelectual y político olvidado. Programa Graduado de Historia, Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metropolitano, 2021; 508 pp.
¿Cuáles eran los “nuevos rumbos y orientaciones”, según Rossy? “Añadió Rossy”, en el relato de Pagán, “que las dos orientaciones eran, una la autonomía con posibles adaptaciones al modelo inglés, y otra la federativa para que Puerto Rico fuera un Estado dentro de la Unión Norteamericana, pasando por el status preparatorio del Territorio”. Esos autonomistas “puros” hasta aquel instante, esa noche se decidieron por la estadidad anexionista y se dispusieron a organizar un partido en esa dirección.95”¿A dónde fue a parar la “histórica” y “pura” autonomía?
El mismo día que el general Brooke tomó el poder en la Fortaleza, el 18 octubre, ese sector (pues hubo otro…) de transmutados autonomistas convocaron a una asamblea de sus seguidores para el 30 de octubre. Esta estuvo presidida por Manuel F. Rossy, “y entre vitores y aclamaciones se juró acatamiento a la Constitución de Estados Unidos. Se aprobó una ponencia suscrita por Manuel F. Rossy y Juan Hernández López, entonces Ortodoxo y Puro, para que cesara el régimen militar, y para que Puerto Rico se constituyera en un Territorio de Estados Unidos”.96
Después de que el general Henry abolió el Consejo de Secretarios autonomistas, el 6 de febrero de 1899, el 28 de marzo circularon un manifiesto al país en que se pone de relieve la racionalización (o justificación ideológica) de su cambio de postura a la “anexión definitiva y sincera de Puerto Rico a los Estados Unidos”. ¿En qué se basaba tal sinceridad?
“Tenemos el convencimiento de que a nuestro país no le conviene ser independiente por su corta extensión y por la mala educación política que ha tenido hasta ahora”, expusieron al comienzo del manifiesto. De manera que, por una parte, desde ese argumento la libertad, de los seres humanos personalmente y de los pueblos y naciones a que pertenecen, depende del tamaño. ¿A partir de qué estatura un ser humano cualifica para ser libre? ¿Desde cuál tamaño territorial una nación puede ser libre e independiente? Y en cuanto a educación política, ¿cuál era la requerida? ¿Siguiendo cuáles postulados políticos y orientación filosófica? La libertad de los seres humanos y de las naciones, o si prefieren de los países (o de las islitas…), ¿a qué credos debe responder para cualificar? Que pena, ya no tenemos con nosotros a los “autonomistas puros” cambiando de vestimenta en el 1898 para dialogar y debatir sobre todo esto; pero, tenemos a sus herederos políticos del presente para hacerlo.97
95 Pagán, Historia de los partidos…, Tomo I (1971: 32).
96 Pagán, Historia de los partidos…, Tomo I (1971:33-34).
Salpicaron ese enunciado con observaciones superficiales sobre la situación en las Antillas hispanoparlantes vecinas, con quien Puerto Rico tenía (y mantiene) un trasfondo colonial español común. “Tampoco nos ilusionamos con las falsas ventajas de una confederación antillana, pues si bien a las antiguas Antillas españolas les son común el origen , el lenguaje y las costumbres, también lo es que Cuba está por organizarse, Santo Domingo constituye un deplorable atraso político, y Puerto Rico con su cultura, su civismo y su admirable disposición para el ejercicio de las funciones democráticas, no hallaría en aquel medio compensación ventajosa de gobernarse libremente en el interior y defender en el exterior la garantía de una nación poderosa y bien organizada que le asegure el libre ejercicio de las libertades contemporáneas”. ÍNo sabíamos que en Puerto Rico había tanta disposición por la democracia! Se les pasó decir que Estados Unidos invadió a Cuba en junio y estaban procurando “organizar” su destino político a la medida de Washington. Y estaba por introducir su política de préstamos a la República Dominicana a cambio de hipotecar sus aduanas.
Ese manifiesto fue acompañado de una Constitución del nuevo Partido Republicano Puertorriqueño. En la misma se jura “lealtad a la bandera de los Estados Unidos que sustituyó a España como “nación”, se aceptó la premisa ideológica enunciada por los generales y autoridades civiles estadounidenses de que los puertorriqueños estaban incapacitados para gobernarse en aquel momento, y se apoyó la pronta americanización con el inglés como idioma oficial en las escuelas, y medidas económicas favorables a la agricultura y comercio local, entre otros puntos. En los catorce puntos no hay una sola oración dedicada a la situación de los obreros, excepto el 7, que lee: “Nos oponemos a la introducción en el país de obreros extranjeros contratados”.98
97 Por supuesto, a los partidarios del anexionismo estadista, y particularmente del Partido Nuevo Progresista (PNP): partido viejo pordiosero.
Alineados con el Gobierno de Estados Unidos vigente, con presidente del Partido Republicano, y mayoría de ese partido en el Senado y Cámara de Representantes, en asamblea en el Teatro Municipal de San Juan, del 1 al 4 de julio de 1899, los exautonomistas “ortodoxos y puros” guiados por los postulados antedichos fundaron el Partido Republicano Puertorriqueño.
¿Para favorecer los intereses sociales de quiénes en Puerto Rico se fundó el Partido Republicano? Pagán identificó a sus fundadores, de los que hemos conseguido algún dato básico de sus oficios99:
Fundadores Oficios
1. José Celso Barbosa médico
2. Federico Degetau abogado
3. Francisco del Valle Atiles médico
4. Pedro del Valle Atiles médico
5. Fidel Guillermety farmaceútico
6. Roberto H. Todd político, escritor
7. José Carbonell médico
8. José Gordils periodista, poeta
9. Jaime Sifre Tarafa administrador (luz eléctrica)
10. Gabriel Ferrer Hernández médico
11. Cruz Castro redactor
12. Ramón Llovet jefe policía SJ
13. Ramón Falcón secretario tribunal (distrito SJ)
14. Fernando Núñez médico
15. Salvador G. Ros médico
16. Gerónimo Agrait comerciante
17. Vicente Guillot Jordán oficial 3ro (administración estatal)
18. Manuel Fernández Náter médico
98 Pagán, Historia de los partidos…, Tomo I (1971: 35-37).
99 Falta conseguir información sobre: Luis Venegas, José Francisco Díaz, Enrique Hernández, Francisco Candela, José María Candela, Arturo vega Morales, Raimundo Palacios Salazar y Manuel Nussa Chiqués,
Este es un cuadro básicamente de pequeños empresarios y profesionales. En sus postulados constitutivos abogaron específicamente por los intereses comerciales (libre comercio entre Puerto Rico y Estados Unidos) y hacendados (agricultores). No siendo ellos elementos de la clase dominante, eran portavoces de esos intereses, y de los propios que les pudieran brindar los puestos en la administración colonial. De autonomistas liberales a federales
Mientras eso sucedía, Pagán señaló que en las filas del Partido Liberal también se hablaba de disolver el partido y organizar otro “que se ajustara más apropiadamente al nuevo orden”. La transmutación de ese sector es más compleja que la anterior, y por eso le dedicamos más extensión.
Entre las triquiñuelas ideológicas de Luis Muñoz Rivera estaba la de achacar al pueblo debilidades políticas que en realidad eran las suyas, falsificar la historia, y como demagogo consumado aparentar ser defensor de la “libertad”, la “democracia” y la “justicia social” para la clase trabajadora. Por ejemplo, cuando el delegado de los revolucionarios puertorriqueños en Nueva York, Gerardo Forrest Vélez, intentó conseguir que apoyara la lucha por la independencia en 1896, en una gestión clandestina que tuvo con él en Ponce, Muñoz Rivera racionalizó su postura realmente colonizada, timorata y falsa, en estas palabreas:
Mi situación es ésta, señor Forrest, soy partidario de la independencia, como ideal. Todos los pueblos han de ser libres. Considero, sin embargo, absolutamente imposible la independencia de mi patria. Nuestras masas carecen aún de una educación cívica completa. No pelearon nuca y no pelearían con el empuje de las masas cubanas. Intentar el esfuerzo equivale a realizar un sacrificio inútil. Cuba no ha podido tras veinticinco años de titánicas proezas. Puerto Rico sucumbiría sin éxito y sin gloria.
Muñoz Rivera añadió, que él iba con una comisión a Madrid a pedir la autonomía, pero que, si no lo lograban, le aseguró a Forrest, “que volveré a Puerto Rico por Nueva York, y volveré con ustedes, amigo Forets, y volveré con las armas en la mano para libertar a nuestra tierra o morir en la demanda” 100
100 Luis Muñoz Rivera, “Apuntes para un libro. Gerardo Forets. III, La Democracia, 26 de julio de 1896, p. 2. Su nombre correcto es Gerardo Forrest Vélez ((1859-1918), farmacéutico, oriundo de
El emisario revolucionario no se engañó con el caudillo autonomista farsante. En 1896 lo que Muñoz Rivera hizo fue: (1) en Madrid, cabildear con Práxedes Mateo Sagasta, dirigente del Partido Liberal Fusionista español; (2) regresó derechito a Puerto Rico (no por vía de Nueva York…), y; (3) esperar; siguiendo la misma postura del líder autonomista antecesor José Julián Acosta en 1867. Cuando se concedió la autonomía en noviembre de 1897, y se instrumentó a duras penas y por breves días en el verano de 1898, tras la invasión estadounidense Muñoz Rivera y su partido Liberal no hicieron nada para defenderla y se entregaron a las órdenes de los generales invasores. La última orden que el general Guy V. Henry dio a Muñoz Rivera (con los días contados como pretendido todopoderoso Secretario de Gobernación), para poner coto a la vieja práctica de intervenir y manipular los consejos municipales fue esta:
Sírvase informar a los Alcaldes de las poblaciones, que no tienen los oficiales ni los soldados autoridad para entrar en las sesiones de los Ayuntamientos e intervenir en sus acuerdos o dictarlos. Los Ayuntamiento son responsables ante mi del exacto cumplimiento de su deber; y cuando falten, ha de dárseme cuenta del asunto por el Secretario de Gobernación. Los militares son responsables de obediencia a la ley, y del orden, y ayudarán a las autoridades civiles; pero no intervendrán en modo alguno en la parte civil, a no ser que se le ordene, o para prevenir cualquier desorden.101
Un poco después, el general Henry le dio la patada al desinflado Secretario de Gobierno Muñoz Rivera, quedando fuera hasta de las secretarías de despacho finales. Pero, ¿quién tenía la culpa de ni siquiera adoptar una postura de no colaboración con los invasores? ¿Luis Muñoz Rivera? Que va: el pueblo puertorriqueño.
Seis días después de la orden del general Henry al fantoche de ministro autonomista, en su periódico La Democracia tuvieron la osadía de publicar el poema en dos partes titulado Mi patria, que Luis Muñoz Rivera escribió en 1887, en cuya primera parte expone su sentir sobre Puerto
San Sebastián, Puerto Rico. Era miembro del Partido Revolucionario Puertorriqueño, o Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, con sede en Nueva York.
101 Orden al señor Luis Muñoz Rivera, Secretario de Gobernación, Mayor General Guy V. Henry, Comandante del Departamento de Puerto Rico, San Juan, 13 de enero de 1899, Boletín Mercantil, Año 61, Número 13, 14 de enero de 1899, p. 2.
Rico y su pueblo entonces, que seguía siendo su recurso ideológico colonizado en 1899:
Mi patria pobre, cautiva
Del mar que sus costas bate; Garza dormida entre brumas
Como en lecho de azahares; Humilde más que el cordero, Inocente más que el ave, Nunca sintió en sus entrañas
El furor de los volcanes, Ni oyó el grito de las fieras En sus selvas seculares; Ni contempló en sus collados
El himno de los combates; Ni el tumulto en sus ciudades. Mi patria, la noble esclava
No puede romper su cárcel
Porque faltan, vive Cristo, Mucho fuego en sus hogares
Mucho espacio en sus campiñas
Mucho nervio en su carácter.
Porque no hay hierro en sus montes; Porque no hay plomo en sus valles; Porque en sus campos no hay pueblos, Porque en sus venas no hay sangre.102
¿Por qué revivir ese poema de 1887 en 1899? Ni por casualidad ni al azar. Fue calculado y con el propósito de exculpar a Muñoz Rivera y que la imagen de “patria dócil” recayera en la supuesta historia de Puerto Rico, en el pueblo, en todo el mundo menos Muñoz Rivera.
En la segunda parte de su discurso colonizado disfrazado de poema, elogió a Cuba evidentemente por haber desplegado la Guerra de los Diez Años (1868-1878), dicho sea de paso, no por la autonomía, sino por la Independencia. Pero todos los levantamientos, motines y protestas en Puerto Rico, llamados por el Gobierno colonial español de “desafíos al orden público” del mismo período y más allá, Muñoz Rivera los pasó por alto. Ni siquiera respetó la resistencia que el Partido Autonomista desplegó en 1887, el año de su “poema”, en el boicot contra el comercio español y por lo cual fue duramente reprimido. Y la misma Cuba revolucionaria que le señaló a Forrest en 1896, que con 25 años de lucha no había logrado su independencia, se la tuvo que tragar en 1898-1901, cuando Estados Unidos tuvo que reconocer su independencia, con todo y Enmienda Platt, y Puerto Rico quedó sembrado bajo el dictamen de la Ley Foraker durante el resto de la existencia de Muñoz Rivera.
El falto de sangre en las venas era Luis Muñoz Rivera. Con ese poema Muñoz Rivera no hizo justicia ni verdad a la historia de Puerto Rico, que era (es) muy distinta a la así pintada. Lo que hizo fue tallar su propio retrato de “humilde cordero”, “noble esclavo” y “falta de nervio” en carácter de sí mismo - que era el de la perspectiva reformista colonial que él y otros seguían, y le inculcaron sus mentores colonizados anteriores, de paso agrediendo con esas palabras al género de la poesía. Hasta la pluma con que escribió lo resintió, y le duele hasta hoy, en esta metáfora denunciatoria.
Cuando fue dejado fuera de la administración subordinada al mando militar, Muñoz Rivera publicó una Carta abierta a mis amigos de la isla, el 13 de febrero de 1899. Se contuvo tácticamente y expresó momentáneamente: “La solución a la crisis es muy satisfactoria para el partido liberal, en que figuran tres de los nuevos Secretarios. Les aconsejé, más aún, le rogué que aceptaran ese sacrificio”. Muñoz Rivera racionalizaba que se trataba de un “periodo transitorio”, en el que había que mantener la “serenidad y la calma” (para honra de Acosta…). Tenía la esperanza de que las autoridades estadounidenses confiaran en ellos, pues “los liberales puertorriqueños representamos aquí una tendencia conservadora, dentro de las amplitudes de la democracia, y sería extraño que cayésemos en exageraciones o que contribuyésemos a los triunfos de la anarquía política y social”. Sin embargo, reconoció que de autonomía quedaban apenas los vestigios de los secretarios en nuevas funciones administrativas, pero sin ningún atributo de gobierno autonómico: “En nuestra patria nada es nuestro”.103 Entonces pensó que era necesario ir a Washington a reclamar la parcela política perdida.
En la edición del 21 de febrero de 1899 se publicó una carta de Muñoz Rivera al director de La Democracia, Ramón B. López. Parece que hubo otro texto que fue interpretado como que Muñoz Rivera actuaba “rebelde” frente al general Henry. López decidió retirarlo del periódico. Muñoz Rivera le expresó que aceptaba su determinación pero que guardara las pruebas tipográficas del último párrafo, “a fin de que nunca sea posible suponerme tendencias de rebeldía”. Ni dócil ni rebelde…¿qué hay entre medio?
Afirmó que “no es un cambio de personas; es un cambio de sistema lo que pedimos”. Dijo que había que agotar en Washington “todos los recursos de la verdad y de la lógica”.
¿Con qué firmeza habría de exigir Muñoz Rivera en Washington, supuestamente el cambio de sistema en manos puertorriqueñas? “No hay en mi artículo nada que justifique ninguna clase de rumores. Cuando el país lo lea – y algún día ha de leerlo – se convencerá de que lo redactó una mano discreta, aunque firme y segura”. Añadió el caudillo liberal: “Deseo ser un patriota; pero no seré jamás un demagogo. Necesito reivindicar los derechos de mis conciudadanos; pero nunca aconsejarles procedimientos que se aparten de la ley”.104 ¿Era el pueblo o el “patriota” quien estaba molesto por haber perdido el Gobierno autonómico?
Desde el 21 de febrero se anunciaba el viaje de Muñoz Rivera a Estados Unidos. Antes de su partida, en las ediciones del 24 y 28 de febrero de 1898 y bajo el título de “Habla un partido”, La Democracia publicó decenas de cartas o mensajes de respaldo y elogios a Muñoz Rivera, de todos los pueblos del país. Los términos y principios de la “libertad”, “patriotismo”, “dignidad”, “salvadora política”, “derechos del país”, “honra suprema” y “nobleza” se asociaban (y asociación) a todos los países independientes, libres y soberanos. Por ejemplo, empezando por España, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y tantos otros. En el Puerto Rico vestido y restringido a usar la camisa de fuerza colonial española, se asociaron con la autonomía, especialmente la representada por Luis Muñoz Rivera. A los ojos de sus seguidores del Partido Liberal, él era tenido como el paladín de todo ese repertorio de grandeza política en aquella coyuntura histórica. Esos son los términos que se registran en aquellos mensajes. Ese es un ejemplo de la ideología del colonialismo en acción. Todos esos principios y sus significados se tergiversan y redefinen para hacer entender que la libertad de un país colonizado se manifieste en su máxima posibilidad como la administración colonial en manos de los colonizados - en este caso de los puertorriqueños - pero bajo el poder supremo y soberanía de la potencia imperial que domina. Para el colonizador, la ideología del colonialismo es exitosa cuando ella no solo es manifestada por los líderes de los partidos y algunos de sus portavoces principales, sino cuando ha penetrado y guía las mentes de segmentos significativos del pueblo colonizado. Los colonizados racionalizan sus conductas políticas a base de esas redefiniciones. No solamente son engañados, se autoengañan llegando a creer que sus procederes son el orden natural de las cosas.
104 “Carta de Luis Muñoz Rivera al Sr. Don Ramón B. López”, La Democracia, Año VIII, Número 2147, 21 de febrero de 1899, p. 2.
Esa inversión ideológica y colonizada de principios no era nueva. Ya se manifestó en la coyuntura de la revolución puertorriqueña de 1868, el Grito de Lares que Muñoz Rivera tildó de “raquítica algarada” en las páginas de La Democracia en 1891.105 En 1869, después de reprimir la revolución el Gobierno de España autorizó la formación del Partido Conservador, sostenedor del régimen colonial, y del Partido Liberal Reformista acaudillado por Roman Baldoritoty de Castro y José Julián Acosta. Desde su exilio temporero en Jacmel, Haití, el líder revolucionario Ramón Emeterio Betances escribió al educador Eugenio María de Hostos, quien se encontraba entonces en Lima, con referencia a los liberalreformistas y su influencia ideológica en el pueblo, entre otras observaciones, lo siguiente:
Puerto Rico está en una borrachera completa. Allí están borrachos con las reformas que no les han dado. Se han embriagado por el olfato. Es el espectáculo más raro y triste el de todo un pueblo – chicos y grandes – celebrando las libertades que cree tener y que no tiene. Así es que ahora podemos darnos gusto. Ellos se han cansado de llamarnos locos y nosotros somos ahora quienes podemos contemplarlos casi con compasión. Parece aquello una reunión de dementes, bailando sin música. Tal vez el baile no dure mucho tiempo. Es lo único que puede consolar. Desde que vuelvan la vista hacia la orquesta, todos ellos tienen que ver que no hay violines.106
105 Sobre ese tema más amplio, véase el análisis del historiador Mario R. Cancel Sepúlveda, “Puerto Rico entre siglos: Historiografía y cultura”, 80 Grados, 17 de noviembre de 2011.
El independentismo continuó siendo prohibido y perseguido en Puerto Rico hasta el final de la dominación española en 1898. También el autonomismo fue más golpeado desde 1887, resucitando a partir de 1896 en la consecución de la reforma colonial. Echemos un vistazo a una muestra de aquellos mensajes de adhesión a Muñoz Rivera en1899:
1. “Aplaudimos su digna actitud, continuando siempre a su lado”. Dr. Vidal, Dr. Font y Martelo, Licenciado Julbe. Humacao, 9 febrero”.
2. “Al descender de él, se eleva usted a gran altura en el concepto de todos los puertorriqueños de dignidad”. Clemente Ramírez, Manatí, 9 de febrero”.
3. “Salud al gran puertorriqueño. Más que nunca estoy a sus órdenes. Mande. Domínguez, Guayama, 10 de Febrero”. [Probablemente Celestino Domínguez, el alcalde].
4. “Sabíamos que habías de sacrificarlo todo, todo, menos el principio augusto de nuestras libertades. Lastímase un derecho que teníamos conquistado, y tu dignidad de puertorriqueño te obliga a separarte del poder…y para ejemplo de hasta donde alcanza la honradez del verdadero hijo de Borínquen”. Lcdo. Maldonado, Vidal, López Torres, Antonio Díaz, Luis A. Ibañez, José Yumet, Leoncio E. López, Federico Vizcarrondo, Juan Rubio, Remigio Cabán, Osvaldo Peña. Aguadilla, 10 de febrero”.
5. “Al subir usted del gobierno se coloca a la altura de una insuperable dignidad. Ayer estuvimos con usted; hoy lo estamos mañana lo estaremos”.
Porque en su alma y en sus labios se revelará siempre el patriotismo, anterior y superior a las miserias de la lucha política.
Acepte nuestra adhesión y nuestros plácemes.
Por la juventud liberal, Mariano Acosta. José Elzaburu,
106 “Carta de Ramón Emeterio Betances a Eugenio María de Hostos, Jacmel, 1 de abril de 1871”; en Dr. Manuel Guzmán Benítez [padre], Epistolario del Dr. Betances (Mayagüez, Puerto Rico; Tipografía Comercial, 1943), pp. 4-5.
Francisco J. Marxuach, Roberto Vizcarrondo, Luis Padial Quiñones, Licenciado Fernández Marquez Roig, Teodoro Moscoso, Juan de Zengotita Fernández, Pedro de Elzaburu, José Mofeno Santí, Eduardo Cesteros, Manuel Gorbea Navedo, Pedro R. de Diego, Salvador López Nussa,[ y trece firmas más]. San Juan, 8 de febrero”.
6. “Los elementos liberales de este pueblo, por mi conducto, expresan a usted su más completa adhesión, con motivo de su salida del consejo insular, que estiman muy digna y patriótica…Ordene siempre como quiera a su muy adicto amigo s. s. q. b. s. .n, Manuel María Baralt. Fajardo, 10 de febrero”.
7. “Abandonó usted el poder obligado por decisiones que Deben hacer llorar al país puertorriqueño. No importa. Tiene usted un poder más estable, más hermoso, más amplio: el amor de su pueblo. De este pueblo que ve en usted el más grande de sus hombres, el más enérgico y entusiasta de sus paladines; el que luchó con más brío, con más talento, con más fortuna por sus señaladas libertades…José Félix Colón, Barranquitas, 10 de febrero”.
8. “Querido Jefe: La familia Beauchamps, que formó parte de la vanguardia del gran Partido Liberal reitera a usted, por mi conducto, su invariable adhesión y su cariño. Como ya le hemos dicho, estamos con usted en todas las situaciones. Su atto, s.s. – J. C. Beauchamps. Mayaüez, 15 de febrero”.
9. “Mi felicitación a usted y a sus demás compañeros de Gabinete por su digna y patriótica actitud al resignar sus cargos en manos del gobernador general. Caen ustedes, pero llenos de gloria…Carlos J. Monagas, Mayagüez, 14 de febrero”.
10. “En el poder, o fuera de él, siempre será usted, el puertorriqueño honrado, el político sincero, el verdadero amante de esta Isla desventurada”. .. ..José F. Náter, Julio Otero Ramírez, Julio Pérez, Francisco Otero, Pedro Prado, [y 43 firmas más}. Vega Baja, 15 de febrero de 1899”.107
107 “Habla un Partido”, La Democracia, Año VIII, Número 2150, 25 de febrero de 1899, p. 2; el 9 y 10 en, La Democracia, Año VIII, Número 2153, 28 de febrero de 1899, pp. 2-3.
Roberto Graham, el magnate comerciante de la tecnología azucarera en Ponce, publicó dos cartas criticando artículos “en burlas que ni educan ni divierten” sobre Muñoz Rivera en el periódico La Nueva Era, y favorables a Muñiz Rivera. Ello le mereció un reconocimiento por parte de un grupo de ciudadanos de Ponce: “Los hombres que como usted han fomentado dignísima familia en esta ciudad, y que han sabido trabajar por el progreso y bienestar de ella, merecen las consideraciones y aprecio de todos los hombres honrados”.108
Hasta un segmento de la clase obrera asimilados al credo liberal reformista, en Ponce, se sumó a las adhesiones a Muñoz Rivera. Asumiendo un fraseo paternalista, le cursaron una carta a finales de febrero del 99:
Ilustre Jefe; Los obreros que suscriben, puertorriqueños amanes de las libertades de esta tierra bendita, y liberales de toda la vida, dispuestos a ir con usted tanto a la gloria como al sacrificio, tienen el honor de felicitarle por su dignísima actitud «subiendo al poder». Ayer como hoy y como siempre estaremos incondicionalmente al lado de usted, esperando la ocasión para depositar en las urnas y mil veces nuestros votos a favor del puertorriqueño ilustre, que con tanto tesón ha defendido los intereses del terruño, sin haceres caso a los que, envidiosos, tratan por todos los medos de desprestigiarle.
ÍSalud al Jefe!
Somos de usted, admiradores fervientes y affmo. s.s.1.b.s. m. Pablo Collazo, Justino Olivo, Enrique Santiago, Luis Guzmán, Herminio Morales [y 72 firmas más], Ponce, 23 de febrero de 1899”.109
Con la patada del general Henry aun fresca en su trasero (sin atreverse a denunciarlo), y disfrazado de “resignación” al Consejo de Secretarios, queriendo decir renuncia después de que bota militar yanki los abolió (aunque también estaban resignados…), el jefe máximo del Partido
108 “Otra carta de Mr. Graham”, La Democracia, Año VIII, Número 2153, 28 de febrero de 1899, p. 2; “Manifestación a Mt. Graham”, firmado por Fernando delgado, Anselmo Berdegués Guibbs, Guillermo Conde, Luis Archeval [y 30 más], La Democracia, Año VIII, Número 2155, 2 de marzo de 1899, p. 2.
109 “Manifestación Obrera”, La Democracia, Año VIII, Número 2153, 28 de febrero de 1899, p. 3.
Liberal Luis Muñoz Rivera hizo un viaje a Estados Unidos supuestamente a reclamar enérgicamente la autonomía perdida.
¿Por qué todos los centenares de firmantes de esos y otros mensajes (son muchos más no citados, hay que leerlos) de adhesión a Muñoz Rivera, con toda la dignidad y patriotismo aludido y que se atribuían, no se pararon de frente ante los generales invasores y le exigieron respeto y reconocimiento a la autonomía conquistada y recién instaurada? ¿Será porque Luis Muñoz Rivera llevó del brazo al general John Brooke a izar la bandera de las franjas y las estrellas en la Fortaleza en la ceremonia formal del 18 de octubre de 1898? ¿Es que había que seguir al caudillo en todas las circunstancias? Nos parece que es un ejemplo claro de hasta dónde llegó (y puede llegar) el seguir ciega e indiscutiblemente a un líder tenido por última y suprema palabra: el culto a la personalidad dirigente, históricamente, desemboca en el autoritarismo. Pero no es cuestión de un líder, exclusivamente, hay una masa que apoya y lo sigue.
Betances murió en París dos meses antes, el 16 de septiembre de 1898. Se mantuvo luchando hasta el último suspiro tratando de persuadir a los integrantes del Partido Revolucionario dirigido desde Nueva York y con ramificaciones en el país, a tomar acciones armadas contra España antes de suceder la invasión de Estados Unidos y evitar la nueva conquista.
110 Creemos que, en su agonía política, presagiaba hasta dónde estaba llegando la borrachera y la demencia colonial entre los autonomistas (de cualquier bando) en 1898.111
Viaje de Muñoz Rivera al Norte
El 9 de marzo La Democracia anunció que Muñoz Rivera estaba por embarcar a Nueva York vía la Habana, en el vapor “San Ignacio de Loyola” unos dos días. De Nueva York se trasladaría a Washington a solicitar entrevista con el presidente McKinley. A partir de ahí La Democracia desplegó una campaña propagandística durante los meses que el caudillo estuvo en Estados Unidos proyectándolo como el máximo representante de Puerto Rico, a quien principalmente le hicieron caso, y quien más defendió los intereses de Puerto Rico.
110 Véase de nuestra autoría el ensayo, “Betances, la invasión norteamericana y el plebiscito de 1903”, Pensamiento Crítico, suplemento Documentos, Año XI, Núm. 57, enero/febrero 1988, 15 páginas.
111 De hecho, para las elecciones de marzo de 1898 se habían dividido en tres bandos: Partido Liberal Puertorriqueño, Partido Autonomista Ortodoxo o Puro, y Agrupación Autonomista Oportunista (sí, con ese nombre…).
La realidad es que desde los últimos meses de 1898 diversos sectores políticos estaban promoviendo el envío de comisiones a Washington y a hablar directamente con el presidente William McKinley. En el Teatro Municipal de San Juan (hoy Teatro Tapia) se llevó a cabo una asamblea mixta, el 30 de octubre. Allí se pronunciaron Manuel F. Rossy (autonomista puro), Eugenio María de Hostos (por la Liga de Patriotas), y Santiago Iglesias (por los obreros socialistas), entre otros. Pero no llegaron a ningún acuerdo sobre una comisión.
En cambio, en una asamblea bien concurrida, especialmente de obreros, en Ponce, el domingo 6 de noviembre de 1898. Se designó la primera Comisión Puertorriqueña a Washington. Estuvo integrada por Eugenio María de Hostos, el doctor Rafel del Valle, y el también médico José Julio Henna, el único que hablaba inglés y residente en Nueva York, y quien había presidido el Partido Revolucionario Puertorriqueño (Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano de 1895 a 1898). Luego se incorporó el médico Manuel Zeno Gandía, autonomista y como representante de una asociación de agricultores de Adjuntas.
Esa Comisión Puertorriqueña consiguió una reunión con el presidente McKinley el 21 de enero de 1899. Pidieron el fin del gobierno militar, la creación de una milicia puertorriqueña, una asamblea legislativa, comercio entre Puerto Rico y Estados Unidos, reforma del sistema monetario que promoviera inversión del capital, reforma del sistema de educación con métodos avanzados estadounidenses, la designación de Puerto Rico como Territorio y su incorporación como estado, y el derecho al voto para los trabajadores, entre otros puntos. McKinley respondió que daría consideración a las peticiones, pero que Puerto Rico necesitaba pasar primero por un “proceso de aprendizaje”. Las autoridades de Estados Unidos, civiles y militares, implantaron su dominación colonial apoyados también con el enunciado ideológico de la incapacidad de los puertorriqueños de gobernarse a sí mismos. A esa premisa falsa abonaron, a su vez, no solo la antedicha comisión sino, especialmente, los sectores políticos autonomistas de aquel periodo histórico.
Cuando Muñoz Rivera emprendió su viaje, a su vez, McKinley había ordenado al Secretario de la Guerra a enviar una Comisión Insular, presidida por el general Joseph P. Kennedy, a investigar la situación económica, social y política de la isla. De manera que no fue Muñoz Rivera quien proveyó al Gobierno de Estados Unidos información exclusiva ni fue él al que más caso hicieron. Para eso tenían a sus propios comisionados y recopiladores de información y estadísticas de todo tipo (Carroll, Sanger, US Insular Commission, y otros).
Por otro lado, en ese mismo tiempo los autonomistas puros se transformaban en Republicanos, en este caso no partidarios de la república independiente sino en estadistas anexionistas, y se presentaban como los más leales al Gobierno de Estados Unidos. En otras palabras, como se dice popularmente le estaban comiendo los dulces a los autonomistas liberales. Muñoz Rivera y el Partido Liberal tenían urgencia de montarse en el barco del anexionismo que se iba perfilando como el medio de tener alguna tajada en la administración colonial.
Con la pretensión de que el Partido Liberal representaba a la mayoría en el país, su primera reacción a la formación del Partido Republicano fue de calificarlo como una acción de “división” de los puertorriqueños. Ellos, acaudillados por Muñoz Rivera, tenían la pretensión de representar la unión de todos los puertorriqueños. Entonces Muñoz Rivera comenzó también a hablar de convertir a Puerto Rico en Territorio formal del Estados Unidos, primero usando un lenguaje difuso. En un texto que encargó publicar a La Democracia, titulado A los presidentes de los antiguos comités [liberales], Muñoz Rivera señaló que el país le había encargado promover la agricultura, instrumentar el cabotaje sin impuestos, y “para nuestro pueblo el Territorio, ósea la creación del gobierno civil”.
Entonces, después de cuatro siglos España dejó de ser y, en cuestión de medio año, como por arte de magia, Estados Unidos se convirtió en la Nación de los puertorriqueños. “El programa Liberal es muy sencillo y muy claro”, expuso Muñoz Rivera: “profunda lealtad a la nación; auxiliar a sus representantes para que desarrollen un plan de gobierno compatible con la soberanía americana y con el decoro puertorriqueño, de declaración de TERRITORIO, régimen sin trabas para los ayuntamientos en asuntos administrativos de carácter municipal, libertad de imprenta, de reunión, de asociación y de cultos; servicio militar voluntario; representación legislativa en una Cámara deliberante; cargos públicos sin otra causa de preferencia que la capacidad y la honradez”, entre otros puntos. Puerto Rico fue visualizado como “la región puertorriqueña, dentro de la soberanía americana”. Nada planteó con referencia a la clase trabajadora.
Con obvia referencia a los partidarios de la independencia y a sus rivales autonomistas (ahora republicanos), Muñoz Rivera presentó a su sector político como el pacífico y moderado, del cual el Gobierno de Estados Unidos no tenía por qué preocuparse: “Nosotros representamos aquí los tonos suaves y templados de la política. No nos cuadra la exageración tumultuosa, ni hemos de pensar en las temerarias rebeldías; nuestro campo es la ley”.
Terminó diciendo, ese texto, “guardemos las posiciones conquistadas con perseverante esfuerzo”. ¿Pero esas conquistas no habían sido el Gobierno autonómico? “Trabajaré para que se reconozca el derecho de mi tierra a vivir libre y próspera”, afirmó el jefe de los liberales.112 ¿Pero “libre” como “región puertorriqueña de la soberanía americana”? Bueno, en esa concepción tergiversada de libertad que equivale a subordinación colonial, un completo contrasentido.
El barco hizo escala en la Habana, donde fue recibido con simpatía. De lo primero que hizo fue procurar una reunión con Máximo Gómez, el dominicano solidario y generalísimo de la lucha y conquista de la independencia de Cuba. El encuentro fue pintado por La Democracia de esta manera: “De una parte, el libertador de Cuba; de la otra, el esforzado luchador de Puerto Rico”. Ni era ni lucharon por lo mismo. Al periódico no le costó más remedio que reportar cómo, realmente, Máximo Gómez al autonomista “esforzado” en su sitio: “Dedicó el generalísimo frases de encomio a los puertorriqueños que han luchado por la independencia de la gran Antilla”.113 Esos eran de los “tumultuosos” y “temerarios rebeldes” …
En Cuba Muñoz Rivera no tenía mucho que buscar; alivio para él que el barco siguió viaje a Nueva York. En entrevista con reporters del The Independent, Luis Muñoz Rivera, en la primera parte de una oración afirmó: “El Partido Liberal, del cual soy representante, está formado de las cuatro quintas partes de la población”. Es decir, reclamó que el 80% “de la población” era seguidor de su perspectiva política. Lo que probablemente los periodistas no sabían era cúal era el universo electoral y la composición de los partidos políticos de Puerto Rico en aquel momento. Evidentemente, el político astuto se refería al resultado de las únicas elecciones habidas para constituir el Gobierno autonómico.
112 “Muñoz Rivera a sus amigos”, La Democracia, Año VIII, Número 2178, 29 de marzo de 1899, p. 2.
113 “Máximo Gómez y Muñoz Rivera”, La Democracia, Año VIII, Número 2178, 29 de marzo de 1899, p. 2.
Observamos primero que los únicos que tenían derecho al voto eran los varones de 25 años arriba, que se inscribieran. De 144,420 inscritos (14% de la población general), en las elecciones del 27 de marzo de 1898 tomaron parte 108,191 electores, o 75% de los inscritos. Presentamos el resultado en el cuadro que sigue:
Cuadro 23: Elecciones autonómicas, 27 de marzo de 1898
Fuente: Estadística electoral, La Correspondencia de Puerto Rico, Año VIII, núm. 2673, 2 de abril de 1898, p. 2.
Había cuatro organizaciones autonomistas, dos principales y dos disidencias. La historiadora Nieve de los Ángeles Vázquez ha documentado cómo el Partido Liberal con Muñoz Rivera a la cabeza controlaron las juntas electorales y se registraron irregularidades y fraudes de todo tipo en esas elecciones.114 Evidentemente, para Muñoz Rivera el 80% “de la población” era el de esas elecciones. En la segunda parte de la oración que comenzamos antes, más cercano a quienes componían y representaban los Liberales, termina diciendo: “y figuran en sus filas los más poderosos elementos entre los agricultores y comerciantes, así como inmenso núcleo de personas de ilustración y refinada cultura”.
114 Véase, El Jefe. Populismo y corrupción en el Puerto Rico de 1898 (2023).
“Ese partido, le dijo Muñoz Rivera a los reporters del The Independent, “simpatiza de modo absoluto y está plenamente de acuerdo con la soberanía americana, y desea la rápida consecución de los derechos de ciudadanía al amparo de vuestra bandera”.115 Pero, ¿esos votos no habían sido por la autonomía? Bueno, lo que estaba sucediendo es que Muñoz Rivera los estaba timoneando y redefiniendo para un reacomodo suyo y del Partido Liberal bajo la dominación de Estados Unidos para la cual no se prepararon bien.
Antes de ir a Washington, Muñoz Rivera entró en contacto con algunos senadores y representantes en Nueva York. Allí, por ejemplo, se entrevistó con Orville H. Platt, conservador del gobernante Partido Republicano y uno de los senadores más influyentes; éste le prometió “estudiar el problema de Puerto Rico”. Muñoz Rivera comentó que los congresistas eran “desconocedores” de Puerto Rico y que solo les comunicaban, como le dijo Platt, de “vuestras rencillas personales”. El ingenuo pequeño político, y mucha gente en Puerto Rico, eran desconocedores de la historia real de Estados Unidos y, en este caso de aquel senador. Por gestión de Platt se impondría a Cuba la condición de permitir la intervención en Cuba cuando Estados Unidos creyera que sus intereses económicos y/o sus ciudadanos estuvieran amenazados, a cambio de reconocerle la independencia y su Constitución; se conoce como la Enmienda Platt. Mariano Abril, redactor principal de La Democracia, acompañó a Muñoz Rivera en parte del viaje y fue quien relató la entrevista.116
McKinley recibió a Muñoz Rivera en la Casa Blanca el 17 de mayo de 1899, a las 3 de la tarde y por espacio de una hora. Le acompaño el cubano Gonzalo de Quesada, quien residió muchos años en Nueva York, donde se graduó de abogado en 1891, y le sirvió de intérprete. Quesada era comisionado de Cuba revolucionaria en Estados Unidos. Míster Muñoz
115 “Muñoz Rivera en los Estados Unidos. Importante conferencia”, La Democracia, Año VIII, Número 2212, 9 de mayo de 1899, p. 2.
116 Mariano Abril, “Estafeta. Desde Nueva York”, La Democracia, Año VIII, Número 2011, 8 de mayo de 1899, p. 2. Abril le dio título de Mi Estafeta a una de sus columnas regulares. “Estafeta”, se define como una especie de correo, y la persona a cargo de ella cumple la función de “realizar encargos y trámites y enviar mensajes entre personas o entidades”. Véase también, Mariano Abril, “Mi Estafeta. Desde Washington”, La Democracia, Año VIII, Número 2220, 9 de mayo de 1899, p. 2.
Rivera tenía que aprender inglés, aunque McKinley y demás autoridades estadunidenses no tenían que saber español.
Muñoz Rivera fue nombrado Representante de los agricultores de Puerto Rico en una asamblea el 23 de abril de 1899. Por agricultores designaban, realmente, a la clase de los hacendados en general, especialmente a los relacionados con los cultivos comerciales de exportación (azúcar café y tabaco). Muñoz Rivera contradijo al general Henry quien había dicho que en Puerto Rico la situación era “todo lo mejor que se puede desear”. Abogó por los hacendados y señaló los altos aranceles aduaneros que pagaban esos cultivos para entrar a Estados Unidos. McKinley le prometió (como hizo con la Comisión de Hostos, Henna y Zeno Gandía…) que atendería lo de Puerto Rico, pero que “tenía que pasar una semana o dos en los baños termales de Hot Springs”, en Virginia. Y que no se haría nada hasta su regreso. Le recomendó que se entrevistara con el secretario interino de la Guerra, George Meiklejohn. Muñoz Rivera salió muy complacido de la entrevista con el afable
McKinley.117 Al mismo tiempo La Democracia se mantenía publicando mensajes enalteciendo y de adhesión al que proyectaban como jefe de Puerto Rico.
Luego La Democracia publicó la detallada Exposición al Presidente, que había preparado el 6 de mayo, con datos específicos y en defensa de los intereses del azúcar, el café y el tabaco.118 ¿Qué otros intereses y clases sociales dominantes podían ser esos que los expuestos en las páginas anteriores de este ensayo?
Muñoz Rivera pasó el resto del verano en Estados Unidos. A final del viaje se le unió el ingeniero Tulio Larrinaga. En mayo, Muñoz Rivera conoció al general George W. Davis poco antes de este asumir la gobernación en mayo del 99. Desde el 30 de agosto se anunció el regreso a la Isla, para ir preparando el gran recibimiento; como aconteció el 5 de septiembre cuando desembarcó. Se había preparado el terreno también para la trasmutación de los autonomistas liberales.
En su discurso del 6 de septiembre de 1899, entre otras cosas, Muñoz Rivera dijo: “Vengo de un país cuya pujanza es el asombro del mundo. He podido estudiarle en sus actividades para el trabajo y en sus instituciones para el gobierno. Y le admiro profundamente, lo mismo en sus campiñas fecundas y en sus ciudades industriales, que en sus leyes, redactadas y cumplidas con el espíritu de una verdadera democracia. En la América del Norte el único poder, la única fuerza, reside en el sufragio”.
Que pena que en si viaje, Muñoz Rivera no visitó los estados de Alabama, Mississippi, Arkansas, y otros del sur, para ver la cruda realidad de los afroamericanos ni las reservaciones de indios en Dakota. Aunque tuvo ocasión de ver algo en Nueva York, si hubiera dado una vueltecita por Harlem o alguna naciente comunidad boricua.
Sobre el estatus político, empuñando el timón del Partido Liberal, Muñoz Rivera dictó el nuevo camino: “Es preciso ir con rapidez a la identidad. El partido liberal desea y pide que Puerto Rico se transforme en un especimen de California o de Nebraska…”. Pero dónde quedaba o a qué se reducía Puerto Rico. Desde esas concepciones colonizadas era una cuestión de mantener la “personalidad puertorriqueña”, con la administración colonial en manos puertorriqueñas, y bajo la dominación de Estados Unidos: “Tenderemos ayuntamientos electivos con facultades autonómicas, y se dará satisfacción a nuestros anhelos ardientes de afirmar la personalidad puertorriqueña en el seno de la nacionalidad americana y al amparo de la constitución federal”. En lo que eso se producía, “¿Cuál debe ser nuestra norma? ¿Cuáles nuestros procedimientos? En los asuntos nacionales, esperar y confiar en el pueblo y en el Congreso de los Estados Unidos. Sólo tendremos derecho a la protesta si el pueblo nos abandona y el Congreso nos olvida”.119 Pero, si el pueblo los abandonara, ¿protestar contra el pueblo?
117 La Democracia, Año VIII, Número 2219, 18 de mayo de 1899, p. 2.
118 “Muñoz Rivera en Washington. Exposición al Presidente”, La Democracia, Año VIII, Número 2223, 23 de mayo de 1899, p. 2.
En asamblea en San Juan, dejando atrás al Partido Liberal Puertorriqueño y la trasquilada autonomía a la española, se fundó el Partido Federal, el 1 de octubre de 1899. Entre sus postulados organizativos, estipularon: (1) El Partido Federal declara que acepta y aplaude el hecho de la anexión, consumado tras la guerra, considerando que Puerto Rico será un pueblo próspero y feliz a la sombra de la bandera americana y al amparo de las instituciones federales”. En su punto 4, dice:
“El Partido Federal pide que Puerto Rico sea, desde luego, un Territorio de la Unión, con todos los derechos de un Estado, excepto el de enviar Senadores y Representantes al Congreso, en el cual tendrá, como los demás Territorios, un Delegado con voz y sin voto”. Pedían lo mismo que los republicanos, la declaración de Territorio para después de un periodo indeterminado ser admitido como otro estado. Mientras tanto, que tuviera un comisionado residente trunco.
La mayor maniobra ideológica, la más grotesca racionalización y tergiversación de los hechos históricos para justificar el reacomodo anexionista federal, se expuso en el artículo “Nuestro Programa”, el 4 de octubre de 1899. En ese, manifestaron; “Nuestro partido no sino de nombre, pero para dar mayor amplitud al concepto de la autonomía”. Alegaron que no había diferencia fundamental con la lucha del pasado; “Somos, pues, los mismos autonomistas de 1887; los mismo liberales de 1897; con la propia doctrina, ahora más realizable que nunca”. ¿De veras?
119 El discurso en, La Democracia, Año VIII, Número 2311, 7 de septiembre de 1899, p. 2; y en Pagán, Historia de los partidos…, Tomo I, (1971: 38-42).
Pero ahora viene la culminación de la patraña más colonizada de aquel partido, la que transmitió una mentira absoluta sobre la condición de ser un Estado de Estados Unidos: la mentira de que los estados equivalen a repúblicas independientes federadas entre sí:
Perteneciendo hoy Puerto Rico a un República, y a una República Federal, podemos aspirar, sin que se tome como un sueño irrealizable, a la constitución de un Estado independiente, sin veto de Gobernadores, que no otra cosa son los Estados que forman la República de Norte América.120
120 “Nuestro Programa”, La Democracia, Año VIII, Número 2335, 4 de octubre de 1899, p. 2.
¿Acaso Muñoz Rivera y sus liberales no percibían que California o Nebraska, en su ejemplo, no tenían presidentes propios ni embajadores de sus “repúblicas estatales” en Londres, París o en cualquier otra capital del mundo? Por supuesto que lo sabían. Pero había que formular un discurso para las gradas de Puerto Rico.
¿Quiénes fueron los fundadores del Partido Federal? También hemos podido identificar los oficios de algunos.121
121 Ramón Siaca Pacheco ocupó el puesto de Oficial 3ro en la Secretaría del Gobierno autonómico en 1898, pero no se indica su profesión. También falta por identificar los oficios de Francisco Marxuach, Julio Grau,Tomás N. Fradera, Luis de Celis Alymer, Modesto Solá, Ezequiel Tristani, Federico E. Virella, y José Cobián Rivera.
Fundador
Oficio
1. Luis Muñoz Rivera periodista, pequeño empresario
2. Antonio R. Barceló abogado, comerciante
3. Salvador Carbonell hacendado, médico
4. Manuel Camuñas comerciante
5. Juan Hernández López abogado
6. Herminio Díaz Navarro abogado
7. José Janer Soler médico
8. Luis Muñoz Morales médico
9. Félix Matos Bernier periodista
10. Rafael Arrillaga farmacéutico
11. Ramón Cestero junta de instrucción (Dorado)
12. Manuel Orbea Guzmán oficial 3º instrucción pública
13. José de Diego abogadp
14. Tulio Larrinaga ingeniero civil
15. Santiago Oppenheimer oficial de Contaduría Central (Hacienda)
16. José H. Amadeo médico
17. Vicente Muñoz Barrios alcalde (Caguas)
Como en el caso del Partido Republicano, la muestra es suficiente para tener una noción de la composición del liderato o individuos influyentes del Partido Federal. ¿A qué conclusión política se puede llegar?
Por supuesto, tener una profesión u ocupar un oficio tal o cual nos e traduce automáticamente en una afiliación e identificación política, en ninguna época. Ser abogado, por ejemplo, no equivalía ni antes ni ahora, a ser un conservador o reformista. Dependiendo de la persona y su práctica política, se pudiera ubicar en su propio servicio, o al servicio de los capitalistas, o en apoyo y solidaridad de los obreros. Sin embargo, con respecto al caso a la mano, examinados en su conjunto, y en el contexto de los intereses económicos que defendían, podemos identificar a los partidos Republicano y Federal como dos partidos de clase media profesional, de pequeña burguesía como clase social, y ambos fundamentalmente defensores de los grandes intereses de las clases dominantes hasta aquel momento que hemos identificado.
Con el Partido Republicano, liderado por José Celso Barbosa, y el Partido Federal, liderado por Luis Muñoz Rivera, dos caudillos o jefes políticos, asistimos al nacimiento del bipartidismo del contexto de la dominación colonial de Estados Unidos.122 Es decir, dos partidos políticos principales – colonialistas en su esencia - que han dominado la escena de la historia política colonial, con algunas reformulaciones y cambios de nombres, hasta el presente. La particularidad es que en su génesis comenzaron como dos bandos autonomistas que se transmutaron en bandos anexionistas, hasta 1904 cuando se bifurcaron en estadistas y básicamente autonomistas (articulado con independentismo hasta 1945).123
Se dice que el Partido Republicano, por los antecedentes artesanos del doctor Barbosa, promovía en algo intereses de los trabajadores (cooperativas, educación, etc). Igualmente, en la coyuntura del 1898, el Partido Federal también hizo manifestaciones favorables a los trabajadores. Ambos tenían algunos segmentos obreros de apoyo. Segmentos, subrayamos. El Partido Federal expuso en el punto 10 de su programa: “El Partido Federal se preocupa del bienestar de las clases obreras y campesinas; contempla con interés sus avances en la vida pública; coadyuvará a todo propósito de armonía entre las resistencias del capital y las exigencias del trabajo, y persistirá en su deseo de hacer sitio, en las corporaciones electivas, a los hombres virtuosos e inteligentes, no importen cuales sean su oficio y raza”.124
Ahí está expuesto, en lenguaje aguado, paternalista y sin compromiso (preocupaciones y deseos…), el tipo de apoyo que el Partido Federal tenía para “las clases obreras”. También apelaron a atraer a las mujeres su bando, El punto 13, lee: “Romperá el Partido Federal con todo rutinarismo y fundará colegios en que reciba la mujer seria y copiosa instrucción, que la facilité al ejercicio de las distintitas profesiones a que ya consagra su ingenio y su habilidad en pueblos más adelantados”.125
122 Entre 1869 y 1897, hubo otro tipo de “bipartidismo”, el permitido por el Gobierno de España, con el Partido Conservador (Incondicional Español) y el Partido Liberal Reformista, luego cambiado a Partido Autonomista Puertorriqueño. La gran diferencia e que los reformistas coloniales fueron atropellados a cada paso, incluso optaron por el boicot electoral por muchos años, y no llegaron a gobernar excepto ocupando algunos puestos en la Diputación Provincial (reducida legislatura).
123 En 1952, el Partido Independentista obtuvo el 19% de los votos. Pero de 1956 en adelante, han predominado estadistas y autonomistas como partidos principales, y de 1968 para acá el Partido Popular Democrático y el Partido Nuevo Progresista.
124 Pagán, Historia de los partidos…, Tomo I (1971: 50).
125 Ibid., p. 52.
¿Gravitarían los trabajadores y trabajadoras hacia los bipartidos? Las alusiones o promesas de tales partidos no eran casualidad. Es que desde 1893, la revista La Mujer, fundada por la educadora y escritora Ana Roque de Duprey ya venía haciendo reclamos sociales y políticos a favor de las mujeres. La emancipación de las mujeres era un asunto que todos los hombres, y tanto los partidos tradicionales como el movimiento obrero tenían que atender. El patriarcalismo, el machismo y la macharranería estaban presentes en todas las clases sociales. Por otro lado, se estaban dando los primeros pasos organizativos sindicales con visión y objetivos de clase trabajadora asalariada en su conjunto. El grupo y periódico Ensayo Obrero ya estaba en marcha desde 1897.126 Muñoz Rivera ordenó el arresto de Santiago Iglesias y otros obreros en el contexto de las elecciones de 1898. José Ferrer y Ferrer, director de Ensayo Obrero fue multado y preso unos días por publicar el artículo “Socialismo”.127 El 20 de octubre de 1898, un grupo de artesanos y obreros regulares fundaron la Federación Regional de Trabajadores (FRT), el paso sindical promovido por Ensayo Obrero. El 1ro de mayo de 1899 se dio la primera manifestación pública masiva de la clase obrera en San Juan, por la jornada de 8 horas de trabajo y otras reivindicaciones de condiciones laborales opresivas. Y el 18 de junio de 1899, cuando los autonomistas trasnochados se transmutaban, se fundó el Partido Obrero Socialista (POS). Y empezó a circular otro periódico obrero, El Porvenir Social.
Entonces, el Partido Republicano y el Partido Federal decían preocuparse por la suerte de las clases trabajadoras. Buscarían la manera de cooptar al movimiento obrero.
Pero antes de continuar a ese escenario, y luego de dejar establecido la situación económica y la estructura de clases prevaleciente hasta aquel momento, se impone tratar otro factor que se cruzó con gran impacto en todo ello en el país.
126 Véase el artículo, Francisco Moscoso, “La clase obrera de Puerto Rico ante el 1ro de Mayo de 1897”, Claridad, suplemento En Rojo (San Juan ,Puerto Rico), 27 de abril de 2021; versión digital en línea.
127 Véase el artículo, Francisco Moscoso, “La clase obrera en la encrucijada de 1898 (primer parte)”, Claridad, suplemento En Rojo, 25 de abril al 1 de mayo de 2019, pp. 1617.
VIII. La furia de San Ciriaco
Desde la antigüedad histórica indígena el área del Caribe es afectado frecuentemente por huracanes. Es un factor natural que agrava cualquier situación socioeconómica, y dependiendo de su nivel destructivo trastoca todas las actividades educativas, culturales y de todo tipo por meses o años.
Si la situación de la clase trabajadora, y de la mayoría de la población en general, ya era difícil y de condiciones de miseria, ahora; le vamos a echar encima la furia del huracán San Ciriaco y exponer algunos de sus efectos. Repetimos, la causa de las desigualdades sociales, de la pobreza, de los problemas que aquejaban a la economía, y de la condición colonial, etc., era (y es) la realidad históricamente determinada, la vida de la humanidad reunida en sociedad; el huracán - los huracanes y terremotos - fueron (y son) factores agravantes.
Al tiempo que sucedía todo lo que hemos discutido hasta aquí, el 8 de agosto de 1898. El general George W. Davis había asumido la gobernación apenas dos meses antes en la segunda semana de mayo. En su Informe citado, el general Davis hizo acopio de informes detallados de oficiales y de médicos del ejército de los 12 distritos militares en que dividieron la Isla. Probablemente es la mejor fuente sobre aquel huracán y sus estragos.
El huracán San Ciriaco azotó a Puerto Rico desde la noche de; 8 de agosto hasta la mañana del día siguiente. Entró por Arroyo, en el sureste a y salió por Aguadilla, en el noroeste de la Isla: “dejando a su paso un rastro de muerte y desolación”, escribió Davis. “Largos meses de sufrimiento siguieron”. En el Capítulo XX de su Report of the Military Governor of Porto Rico on Civil Affairs, Davis estimó que murieron alrededor de 3,000 personas, sin cuenta total de heridos, con destrucción en no menos de $100 millones de dólares de pérdidas, incluyendo “gran parte del abastecimiento de comida de la isla, y amenazando a miles de habitantes con hambruna”. Todas las plantas de guineos y plátanos fueron arrancados de cuajo. Una gran parte de los frutos menores, como el maíz y las papas, incluyendo algunas recién cosechadas, “fueron arrastrados por el agua o volados”.
Davis, Report…, entre pp. 674 y 675.
Para comprender el alcance del desastre, apuntó apropiadamente el general, había que considerar las condiciones económicas imperantes inmediatamente antes y después del huracán. De la población de cerca de 950,000, apuntó que entre 750,000 a 800,000 “belonged to the poor or laboring clases” [pertenecían a las clases pobres o trabajadoras]; es decir, el 84% de los habitantes. Por los menos 250,000 personas dependían del ramo cafetalero en aquel momento; el huracán liquidó 90% de la cosecha. Y en una isla ya con malos caminos, no hubo carreteras, rieles de tren, puentes, etc. que no fueran afectados.128
El capitán Harry R. Lee informó que en Lares de los edificios usados por los militares el hospital perdió medio techo, y el telégrafo y correo quedaron sin techo. “Todos los edificios del pueblo fueron dañados de una manera u otra”. La cosecha de café, “parece haberse arruinado enteramente”. ¿Dónde se refugiaron los pobres? “Las chozas nativas cayeron al suelo o quedaron inservibles, y sus ocupantes buscaron refugio en las tiendas y almacenes”.
128 General George W. Davis, Report (2003: 210-211).
Yabucoa, tras destrozado por el Huracán San Ciriaco
Por otro lado, el capitán Eben Swift que el pueblo de Yabucoa quedó prácticamente destrozado; “solo las paredes de la iglesia están en pie”. Preliminarmente se contaron 90 muertos y otros sepultados, ‘y un gran número están heridos”. Había escasez de alimentos y de medicinas. En Cayey, el capitán F. W. Foster dijo que “todo se ha destruido”, y la gente estaba comiendo los guineos verdes que encontraran, que durarían solo unos días. Si no se proveía comida pronto muchos morirían de hambre: “ahora el pueblo está lleno de gente sin casas mendigando comida”. En Guayama le costó mucho persuadir al cura, más preocupado con la profanación de la iglesia, que permitiera a la gente refugiarse en ella. Morovis, reportó el capitán H. S. Bishop, “fue casi totalmente destruido por el viento”. Allí cayeron todas las casas y la iglesia también.
En Ponce, según el comandante Albert L. Myer, informes preliminares registraron 117 muertos, muchos desparecidos y a otro número indeterminado se los tragó el mar. Hubo una confrontación entre el alcalde y el consejo, de un lado, y gente “de la clase de indigentes y pobres” que acusaron a las autoridades de negligencia por no advertir a tiempo sobre la llegada del huracán. En la tarde del 11 de agosto, “varios centenares de nativos indigentes” se presentaron frente al edificio municipal y demandaron la renuncia del alcalde. Hubo que destacar patrullas montadas de noche por toda la ciudad.
Así por el estilo el cuadro de desolación por todo Puerto Rico. “Una población de casi un millón de habitantes, de los cuales no menos de un cuarto de millón ya padecían de hambruna crónica, fueron desprovisto en una noche de más de la mitad de la comida de que disponían para el año entrante, sin esperanza de suplementarla de fuentes locales”. De esta población, el general Davis señaló, “probablemente 800,000 estaban sin un centavo”.129
Después del huracán la miseria aumentó indescriptiblemente. Los gobiernos municipales eran incapaces de auxiliar adecuadamente y atender todas las necesidades del pueblo sufrido. Hasta ahora, en los textos de historia, se ha dicho que en el huracán San Ciriaco murieron cerca de 3,000 personas. Nos parece que hay que revisar la cuenta. Pues no se trata solamente de las víctimas directas del azote de los días del huracán. Hay que contabilizar, igualmente, las victimas colaterales del hambre agudizado por el sistema socioeconómico vigente (como base) en combinación con los fallecidos por la catástrofe natural (como agravante). Después del huracán, hubo informes de masas de gente vagando por los caminos del campo hacia los pueblos, desfalleciendo y cayéndose muertos. Y los que llegaban aglomerándose y mendigando en las plazas y por las calles.
En su informe sobre las defunciones entre agosto de 1899 y enero de 1900, el doctor G. G. Groff contabilizó 22,911 muertos, un promedio de 3,818 mensuales.
129 “Of this population probably 800,000 were peniless’”. Davis, Report (2003: 673-678)
Cuadro 24: Defunciones a raíz del huracán
San Ciriaco, 1899-1900
Fuente; Davis, Report (2003: 612-613)
El doctor Groff urgió a todo el mundo a sembrar huertos caseros, urgentemente. No era una mala recomendación; pero algunos no tenían fuerzas ni para levantar una azada.
El cuadro de pobreza y miseria brutal en Puerto Rico se desdobló hasta pasado el cambio de régimen militar por el civil en mayo de 1900. El Informe del general Davis incluye, además, unas estadísticas sobre la población y el número de indigentes en el país. Indigente significa, la persona que carece de lo necesario para sobrevivir. De los 953,243 habitantes en 1899, una tercera parte, 314,310 (33%) fueron clasificados como indigentes.
Demos la vuelta por la isla para ver los diversos grados de indigencia en el archipiélago de Puerto Rico, basado en los “Recibos y distribución de comida para las víctimas del huracán, entre el 8 de agosto de 1899 al 15 de julio de 1900”. Reordenamos la lista y proveemos los porcientos de mayor a menor, en una muestra donde la indigencia sobrepasaba el 50%
Cuadro 25: Indigentes en Puerto Rico, 1899-1900
Fuente; Davis, Report (2003: 658-659).
No se piense que el cuadro era mejor en cualquier otro pueblo, aunque fueran porcentajes más bajos. En Culebra, de 704 habitantes, 200 (28%) eran indigentes; en Vieques, de 5,964 habitantes, 1,200 (20%) eran indigentes. En la capital de San Juan con 32,555 habitantes, 1,700 (5%) eran indigentes. Para los pobres no importaba el porciento, necesitaban comida para empezar.
La falta o mala alimentación tiene sus primos hermanos: la salud pobre y las enfermedades de todo tipo. Los informes de los médicos, entre ellos el Dr. Bailey Ashford, indicaron que después del huracán había gente durmiendo debajo de los árboles y sobre el piso mojado. El repertorio de enfermedades de aquel periodo incluye: anemia (22.5%), venéreas (15%), disentería (11.6%), malaria (6%), tuberculosis (4%), tétano (3.4%); más bronquitis, pulmonía, lepra, elefantiasis, ceguera, y otras dolencias. La infraestructura sanitaria era pésima por todas partes.
Para atender la calamidad, el gobierno de la ocupación militar asistido por los gobiernos municipales y diversos sectores sociales se movilizaron para, primeramente, allegar alimentos de primera necesidad, las masas de hambrientos. Se creó una Junta de Caridad (Charity Board) dirigida por el Comandante médico John Van R. Hoff (Jefe cirujano), el cirujano de la Marina, F.W. Wielser, el Dr. Francisco del Valle Atiles y otros médicos, encargados de la distribución de los suministros. En los meses que se extendieron hasta el 15 de julio, informaron haber allegado 32 millones de libras de comida y miles de artículos de vestimenta. Hubo muchas donaciones y actos de caridad de ciudadanos de Estados Unidos así como de Puerto Rico.
También se instrumentaron estrategias de distribución, incluyendo poner en manos de hacendados (Planters Relief) raciones de alimentos para los trabajadores y sus familias; y obras públicas, como la reparación de caminos y construcción de nuevas carreteras.
Así mismo haya informes de actos de corrupción en el proceso, que procuraron atajar. Por ejemplo, hacendados que acaparaban abastecimientos y repartían entre familiares o trabajadores escogidos.
Hubo que hacer un registro de fiscalización, algo pero no enteramente efectivo.
Como se puede percibir, las cosas no estaba nada de bien en Puerto Rico cuando el gobernador Davis ordenó celebrar unas elecciones para elegir consejos municipales.
IX. Las elecciones de los cien días
Sobre este tema no se ha escrito mucho. Como en otros asuntos, la referencia es la obra de Bolívar Pagán, Historia de los partidos políticos puertorriqueños, Tomo I. Bajo el subtítulo de este apartado, escribió: “En 1899, el Gobernador Militar Davis decretó la celebración de elecciones generales en toda la Isla, para elegir funcionarios municipales”. Es decir, para elegir los consejos o asambleas municipales y a los alcaldes. Su narración contiene una mezcolanza de hechos con falta de rigor.
Comencemos por aclarar cuándo en 1899. Pues, como ya señalamos, Davis asumió el puesto en la segunda semana de mayo. Y en cuanto a cuán “generales” fueron, solo tenían derecho al voto los varones mayores de 21 años, y que fueran propietarios y supieran leer y escribir. Pagán apuntó que esas elecciones comenzaron en Adjuntas, en julio. A comienzos de ese mes apenas se había constituido el Partido Republicano, Muñoz Rivera estaba de viaje en Estados Unidos, y el Partido Liberal se andaba reformulando.
Lo que haya comenzado en julio, obviamente, fue interrumpido por el huracán el 8 de agosto. Recomenzaron en octubre, recientemente fundado el Partido Federal, y continuaron hasta el 30 de enero de 1900; debido a las dificultades en los caminos, y no poderse dar en un día específico, se extendieron en “cien días”.
En aquellas circunstancias de catástrofe general en Puerto Rico, con todas las necesidades básicas por atender, muriendo miles de personas diariamente, los Republicanos y los Federales se enfrascaron en una lucha feroz por las migajas de puestos municipales.
El Partido Obrero Socialista no participó en aquella contienda. Pero en junio de 1899 se produjo la ruptura del movimiento obrero sindical. Fue instigada por el Partido Republicano. Una comisión de ese partido encabezada por el abogado Federico Degetau le propuso a la Federación Regional de Trabajadores (FRT) que favorecieran a su partido. En Luchas emancipadoras, Santiago Iglesias dio su versión de lo sucedido. El presidente de la FRT, Rosendo Rivera García y otros obreros afiliados, fueron sobornados por “puestos y dinero”. A mediados de ese mes la FRT se convirtió en apéndice del Partido Republicano, y la mayoría de los obreros que abogaban por una acción independiente fundaron la Federación Libre de Trabajadores (FLT).130
Pagán resumió el panorama de los contendores republicanos y federales con las observaciones que siguen:
Las animosidades se recrudecieron, en enconada lucha como de tirios y troyanos. Los grupos se movilizaron con cálido apasionamiento, y mutuamente se dirigían fuertes epítetos y diatribas. Los vivas y mueras resonaban en toda la Isla. El Gobierno tuvo que prohibir manifestaciones nocturnas, y fueron prohibidos mítines simultáneos en la misma localidad, para evitar choques y violencias personales. El resultado electoral dio lugar a indignadas protestas y acusaciones de fraudes e ilegalidades. En los testimonios del liderato de ambos partidos prestados ante el Comisionado Especial Carroll…se consignaron frases duras de recriminación de unos contra otros.
De 51,649 “votos contados”, según señaló Pagán, el Partido Federal obtuvo 28,880, ganando en 44 municipios. El Partido Republicano consiguió 22,769 votos, y mayoría en 22 municipios.131
Sin embargo, el Partido Republicano triunfó en San Juan, con 1,529 votos, frente a los 591 de los federales. Eso significó la elección de Manuel Egozcue, reacomodado a los Republicanos, como alcalde de la Capital.132 Tendría consecuencias nefastas.
130 He tratado algo más este tema en, “La Federación Libre, Las Turbas y los Mártires Obreros, 1899-1902”, Claridad, suplemento En Rojo, 2 al 8 de mayo de 2019, pp. 18-19.
131 Pagán, Historia de los partidos…, Tomo I (1971: 60-61).
132 “El Ayuntamiento de la Capital”, La Democracia, Año X, Número 2429, 2 de febrero de 1900, p. 2.
Manuel Egozcue, apuntamos en el apartado de las clases sociales, era un comerciante español, y antiobrero. Desde que la FRT cayó bajo el ala del Partido Republicano, algunos obreros, funcionarios menores y otros reclutados “del batallón de mendigos” que recorrían la ciudad de San Juan”133 fueron constituyendo destacamentos armados y terroristas que vinieron a conocerse como las turbas republicanas. Manuel Egozcue figuró entre sus dirigentes e instigadores desde la alcaldía. De hecho, ya en enero, Egozcue aparece en la lista de 95 personas a quienes el Gobierno militar concedió licencia para portar armas (General Order 180), en diciembre de 1899.134
El 2 de febrero el capitán R. M. Blantchford, alcalde de la Capital durante el periodo electoral, “ante un numeroso público que llenaba todo el salón y contornos del ayuntamiento”, le dio posesión a Egozcue como alcalde electo por “el voto popular”. Seguidamente, Egozcue pronunció un discurso en palabras que dijo “renunciaba al sueldo en favor de las clases proletarias de esta Capital que fueron acogidas con entusiasmo por parte del público”. ¿Es que de repente Egozcue se enamoró de la clase obrera? Nada de eso, fueron palabras calculadas parte de la seducción de la FRT que habían puesto al servicio del Partido Republicano. Para sustituirlo en caso de enfermedad se designó al republicano Gerónimo Agrait. Egozcue cerró el acto con el enunciado cínico en que “manifestó a los señores concejales los deseos que le animan por el engrandecimiento y la cultura de la población”.135
En esos días el periódico El País, órgano del Partido Republicano, publicó un artículo en que reclamó que a pesar de haber triunfado en solo 22 municipios, eran los más importantes porque allí se pagaban las mayores contribuciones y donde se producía más azúcar y café. Los Republicanos que querían dar la impresión de que ellos, principalmente, contaban con el respaldo de la clase hacendada. En su réplica, el periódico La Democracia, del Partido Federal, rechazó tales reclamos e, inadvertidamente (afortunadamente para la reconstrucción histórica), transmitió su propio sello de clase social:
133 La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Número 3338, 19 de febrero de 1900, p.
3. Supuestamente el alcalde Egozcue estaba tomando medidas para “extirpar la mendicidad” en San Juan y “el batallón de mendigos que recorren sus calles, principalmente los sábados”.
134 Número 40 en la lista. Parte Oficial, Gaceta de Puerto Rico, Número 11, 14 de enero de 1900. p. 1.
135 Boletín Mercantil, Año 62, Número 28, 3 de febrero de 1900, p. 2.
La Lucha electoral ha sido sostenida por dos partidos, y empezando por la capital y acabando por Ponce, que son las poblaciones más importantes por ellos conquistadas en la contienda, podemos asegurar que entre los ciudadanos del cuerpo electoral que les dieron el triunfo en los comicios, no hay un dos por ciento del grupo de poseedores de fincas azucaras y cafetaleras, ni de mayores contribuyentes en comercio, industria o riqueza urbana.
…El verdadero cuerpo de contribuyentes capitalistas, no votó en la Capital con los republicanos. Sabe el país entero, que no fueron los propietarios de azúcar ni de café ni comerciantes los que dieron a los republicanos la inesperada mayoría que obtuvieron en Mayagüez. De Ponce no hay para que hablar.
Lo que representa aquí banca, comercio, propiedad, exceptuando dos o tres individuos, es federal.
Con riquezas federales han querido hacer cómputo de contribuyentes republicanos, para presentar un triunfo que les negó el voto popular en cuarenta y cuatro pueblos de los sesenta y seis que tiene la Isla.
Así escriben la historia los republicanos. Así vienen engañando al pueblo. Así se exponen al ridículo.136
No sabe La Democracia lo agradecido que le estamos, al menos yo, por esas aclaraciones. Han expuesto abiertamente, aparte de cualquier retórica obrerista de unos y otros, los intereses de la clase dominante que los Federales decían representar más que los Republicanos. A fin de cuentas, esos eran fundamentalmente los intereses de clases que defendían ambos embriones del bipartidismo colonial.
136 “El despecho de la derrota. Números son números”, La Democracia, Año X, Número 2440, 15 de febrero de 1900, p. 2.
El periódico La Correspondencia de Puerto Rico, procurando distancia entre unos y otros, sobre el clima político de aquel momento, observó: “Contrista el alma, contemplar las bizantinas luchas sostenidas en la actualidad por los dos bandos políticos que se disputan la supremacía. Los periódicos de cada agrupación van envenenando poco a poco la atmósfera de nuestro cielo, empozoñando a la vez la conciencia del pueblo puertorriqueño”.137
En marzo de 1900, desde las páginas de La Democracia denunciaron la quiebra a que la administración republicana había conducido a la Capital. Cuando “los disparates administrativos” del general Henry” llevaron a la disolución del Consejo de Secretarios autonomistas, alegaron en este relato, dejaron un superávit de $11 mil pesos. A un mes de la administración de Egozcue, en municipio estaba en quiebra, y el déficit ascendía a “400,000 pesos moneda provincial”.138
Pronto, la quiebra y la ruina económica asolaría a muchos propietarios, y los nuevos decretos del Gobierno de Estados Unidos, instrumentados por sus administraciones militares y civiles indistintamente, reventarían a la clase trabajadora y agravaría más las condiciones de vida de los pobres.
X. Gobierno civil y canje de moneda
El decreto del Gobierno de Estados Unidos sobre el canje de moneda española a la americana, es decir, de los pesos españoles valorados en plata a los dólares americanos valorados en oro, vino entrelazado con el cambio del gobierno militar al civil.
En el Capítulo XVI del Report of the Military Governor que hemos ido citando, el general Davis señaló que la Orden Ejecutiva del presidente McKinley, dada el 20 de enero de 1899, ya disponía la tasa de cambio de
137 “Menos política. Edúquese al pueblo”. La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Núimero 3361, 14 de marzo de 1900, p. 2.
138 “Administración Republicana. Un Ayuntamiento en quiebra”, La Democracia, Año X, Número 2455, 5 de marzo de 1900, p. 2.
60 centavos (moneda americana) por 1 peso (moneda española). En otras palabras, desde entonces se anticipaba la devaluación de la moneda circulante en 40% de su valor. Pero demoró más de otro año en poner el decreto en vigor.
¿Cuándo apretaría el nudo monetario? Davis apuntó que la ley del 12 de abril de 1900 dispuso que toda la moneda circulante española tenía que ser sustituida parel 1 de agosto. Desde el 1898, aparte de la pobreza generalizada observada, Davis señaló con respecto al dinero que había separado para las pensiones de maestros, antes de efectuarse el cambio político imperial, el último gobernador español se llevó – se robó - $34,147 pesos a España y no los devolvió.139
Resulta que el 12 de abril de 1900, el Congreso de Estados Unidos decretó la Ley Foraker disponiendo el mando civil de la colonia; como indicamos en el Prefacio con nota correspondiente. Los efectos de la puesta en vigor del cambio de moneda, señaló Davis, “ya se han visto ser ventajosos para la clase comercial y capitalista, pues ellos no tuvieron dificultad o pérdida en ajustarse a las nuevas condiciones, pero este no fue el caso para los pobres, y especialmente con los sostenedores de las familias [breadwinners]”.
“Los comerciantes, los banqueros locales, y los empleadores del trabajo”, además señaló el general militar, “se aprovecharon de la densa ignorancia y desamparo general de 80% de los habitantes”. A los pobres peones asalariados también les tocó cambiar sus pocos pesos a la tasa de 60 centavos. Por ejemplo, por 10 pesos españoles solo recibía $6.00. El patrono que pagaba 50 centavos provinciales de salario, pasó a pagar 30 centavos de dólar. El comercio subió los precios al nuevo cambio, con aumento general en el precio de todas las necesidades de la vida.
Circularon rumores falsos de que si no cambiaban sus pesos rápidamente al nuevo cambio, no tendrían ningún valor. . “Hubo huelgas y peticiones a las autoridades para que se les hiciera justicia”, añadió Davis, “pero ayuda efectiva no se les pudo proveer por nadie en el poder”.
A nivel de los propietarios, particularmente afectados fueron los hacendados cafetaleros, muchos que abandonaron sus empresas, con las consecuencias de perdida de empleos para miles de trabajadores.
139 David, Report (2003: 135).
Se acercaba el 1 de mayo, día escogido para la inauguración del primer gobernador civil, Charles Allen; pero también el Día Internacional de los Trabajadores. Si hubo insatisfacción política sobre todo del Partido Federal, mucha más insatisfacción económica hubo entre la clase trabajadora. La Correspondencia de Puerto Rico, a pesar de apoyar el canje monetario, captó el problema mayor claramente:
Es cosa resuelta ya el canje de la moneda provincial, por la del cuño americano. La medida nos parece acertada y conveniente, a la larga, pero es indudable que traerá muchos conflictos entre el Capital y el trabajo. Los caseros, dependientes, empelados particulares, operarios industriales, braceros y todos los que reciben sueldos y jornales, ¿exijirán que se les abone en oro, lo que reciben hoy en moneda provincial?
Los inquilinos, los dueños de talleres y establecimientos comerciales, los agricultores en grande y pequeña escala, ¿podrán a su vez pagar en oro, lo que actualmente pagan en moneda provincial?
He aquí el conflicto, de gravísima importancia y de difícil solución. Se trata pues de intereses encontrados que han de luchar al encontrarse de frente, y esto muy pronto, en los primeros días del próximo Mayo.140
140 “Conflicto en Puerta. El canje de moneda”, La Correspondencia de Puerto Rico, 22 de abril de 1900, p. 1.
Efectivamente, como señaló La Correspondencia con su titular, había un conflicto a la puerta entre el capital y el trabajo asalariado.
XI. Primero de Mayo de 1900
Un mes antes, el 1 de abril de 1900, la Federación Libre de Trabajadores difundió una Circular en preparación de la conmemoración del día combativo internacional de la clase trabajadora. “Compañeros:”, comienza diciendo la Circular, “Ha llegado la ocasión más oportuna para estrechar los lazos de solidaridad, de unión y cariño, entre todos los trabajadores residentes en Puerto Rico y los del continente americano y Europa”.
Anunciaron que la FLT había celebrado una Asamblea Magna en San Juan en que estuvieron representados los Gremios de Carpinteros, Albañiles, Tabaqueros, Braceros, Pintores, Auxiliares, y Sección de Oficios varios, “se nombró un Comité Organizador para la celebración del día 1º de Mayo”. Se habrían de celebrar dos congresos, un Congreso Cooperativo Económico, con comisionados y delegados de Puerto Rico y de Estados Unidos, por una lado. Y el Partido Obrero Socialista (POS), “respondiendo a los deseos expresados por los compañeros”, compartía las iniciativas de la FLT “celebrando otro Congreso Socialista”.
El 1º de mayo de 1900, por primera vez en la historia de Puerto Rico se celebraron dos congresos, según se expuso en la Circular: “de carácter eminentemente obrero y bajo las dos distintas fases que tiene el movimiento obrero internacional. La lucha económica y la lucha social: la emancipación política y capitalista”.
“Puerto Rico con esos dos Congresos”, además se dice en la Circular, “puede estrechar y solidarizar la fuerza y la inteligencia de clases trabajadoras, para que ellas en el porvenir puedan sentar sus aspiraciones, deberes y derechos, y disputar los privilegios que gozan los gobiernos antipopulares y las demás clases sociales, en el manejo de las riquezas del país, producidas por las manos del obrero”.141
He ahí la manifestación de la conciencia de clase obrera y de internacionalismo proletario que tenían los sectores del movimiento obrero organizados en la coyuntura del 1898-1900.
141 “La Federación Obrera. Una Circular”, La Democracia, Año X, Número 2480, 14 de abril de 1900, p. 2.
Llegado el 1 de mayo, de un lado, los oficiales militares de Estados Unidos, Mr. Frank Techter Jefe de la Policía Insular, el Comité de Festejos presidido por el alcalde Egozcue, Manuel F. Rossy por el Partido Republicano y Herminio Díaz Navarro por el Partido Federal (en representación de Muñoz Rivera quien se excusó “por enfermedad”, que probablemente era colonialitis), y la ciudadanía que se allegó, participaron de la inauguración del gobernador Charles H. Allen.142
A las 3 de la tarde del 1 de mayo, el “filantrópico” alcalde Egozcue repartiría una limosna de $518 pesos (en moneda provincial…) “entre los pobres” de la Capital. A Talleres Benéficos correspondieron $50 pesos, a la Sociedad san Vicente de Paul, otros $50, y el resto se distribuyó entre 153 familias pobres, a razón de $2.70 cada una. Una generosidad conmovedora, según La Correspondencia. 143
Paralelamente, en San Juan se llevó a cabo la manifestación obrera y reunión en el Teatro Municipal. Parte de lo sucedido se informó en la noticia siguiente:
Esta tarde, a las dos, atraviesa la calle de San Francisco, una imponente manifestación de obreros con dirección al Teatro, en donde celebrarán un espléndido “meeting”.
Entre los estandartes recordamos que iban de los carpinteros, albañiles, trabajadores del muelle, tabaqueros, bandera roja (igualdad y fraternidad), escudo de Puerto Rico, obreros socialistas, federación libre, carpinteros socialistas, unión y progreso, dos pendones llevados por señoritas, etc. etc.
142 “Comisión de Festejos”, La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Número 3402, 25 de abril de 1900, p. 2; “Programa para la recepción del primer Gobernador Civil de Puerto Rico”. Ordenes Generales No. 88, 26 de abril de 1900, La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Número 3404, 27 de abril de 1900. P. 2.
143 “Limosnas a los pobres. Filantropía del Alcalde de San Juan”, La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Número 3407, 30 de abril de 1900, p. 2.
La banda del música del señor Verar amenizaba el acto.144
En Ponce, a su vez, la FLT también llevó a cabo la celebración del 1º de Mayo. Desde la sede de la FLT salió una manifestación “de todas las uniones del distrito de Ponce” hasta la plaza de las Delicias, donde hubo un “meeting”. Por la noche hubo una velada en el Tetro La Perla en que habló Santiago Iglesias, y se presentó la zarzuela Quien fuera Libre, entre otros actos.145
Más adelante, en junio hubo una breve noticia de que se estaba “instrumentando el vals El primero de Mayo, original de don Juan Vizcarrondo. Se iba a tocar en alguna retreta.146
Al menos en los periódicos de la época, y citados, no aparecen noticias sobre los congresos de la FLT y del POS. Queda para otras investigaciones, e intentando encontrar fuentes documentales sobre ello.
Para finalizar, ante el alza abusivo de precios, a mediados de mayo los trabajadores respondieron con una iniciativa inédita hasta entonces. En los antecendentes organizativos de la clase trabajadora encontramos sociedades de ayuda mutua, cooperativas y otras. La novedad fue la organización de sociedades colectivas en San Juan:
Ha llegado a nuestra noticia que los obreros socialistas para combatir el alza de precios en los artículos de primera necesidad han decidido constituir pequeñas sociedades colectivas en cada barrio de la Capital, compuestas de 40 obreros quienes todos los sábados unirán el dinero que han de invertir en la compra de provisiones para la subsiguiente semana y solicitarán un almacén que les proporcione ventajas sobre los precios corrientes, distribu- yendo luego los efectos comprados en proporción.
144 La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Número 3408, 1 de mayo de 1900, p. 3.
145 “Notas de Ponce. La fiesta del 1º de Mayo celebrada por la federación libre”, La Democracia, Año XV, Número 4072, 2 de mayo de 1900, p. 2.
146 La Correspondencia de Puerto Rico, 7 de junio de 1900, p. 3.
Tal vez sea un medio de acabar con los monopolios.
…De estas pequeñas sociedades puede resultar una grande por el número y por el pensamiento que la animan.147
Conclusión
Esto, a grandes rasgos, es el cuadro socioeconómico imperante y legado por España en Puerto Rico, después de cuatro siglos de dominación colonialista. Ahí está expuesta la composición en clases sociales y los contendores patronales y trabajadores hasta el instante de la ruptura y cambio imperialista, antes de que las nuevas clases dominantes estadounidenses asumirán el comando del capitalismo directamente en la colonia. Cuando la clase trabajadora dio sus primeros pasos organizativos entre 1898 y 1900, su enemigo principal de clases eran los hacendados centralistas, comerciantes-hacendados, hacendados agro-comerciales en general (azucareros, cafetaleros y tabaqueros), empresarios marítimos y terrestres, banqueros, comerciantes medios, gobernantes y funcionarios burocráticos, españoles preponderantemente y otros extranjeros, por un lado; y los partidos políticos conservadores y autonomistas, transformados en republicanos y federales anexionistas en aquella coyuntura histórica.
Ahí es donde hay que fijar la atención y hacer el análisis de la formación del grupo Ensayo Obrero, de los sindicatos Federación Regional de Trabajadores (FRT) y Federación Libre de Trabajadores (FLT), y del Partido Obrero Socialista (POS), en 1899 y 1900. Procuremos examinar la historia en su movimiento en cada instante y en cada paso. Bajo aquellas circunstancias concretas es que se estaba intentando organizar a la clase trabajadora en aquel Puerto Rico descuartizado y atormentado.
147 “Los obreros se mueven”, La Correspondencia de Puerto Rico, Año X, Número 3424, 17 de mayo de 1900, p. 2.
Aunque el establecimiento del nuevo cuadro de clases y de actividades económicas sucedió con bastante rapidez y está dialécticamente entrelazado, de 1900 en adelante, no debemos mezclarlo con la realidad inmediatamente anterior. No es lo mismo, por ejemplo, la FLT y el POS, con sus periódicos Ensayo Obrero y El Porvenir Social en 1898-1899, y la FLT y el POS y el periódico Unión Obrera en 1901-1904.
Entre 1900 y 1910, la clase trabajadora luchaba a la vez, contra los vestigios del pasado explotador y opresor y las nuevas instancias explotadoras y opresoras económicas imperiales, y de partidos políticos que representaron esos intereses y los propios de sus sectores de clases clientelistas. Esta es la perspectiva de reconstrucción y análisis histórico que estoy sugiriendo.