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Romero canceló los votos en contra • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Ese domingo 6 fui con Carlos Rivera Lugo, miembro del Comité Central del PSP, a encontrarnos con Marco Rigau eri La Bombonera, de San Juan, tal como habíamos acordado. De allí él nos llevaría al sitio de la reunión. el cual era desconocido para nosotros. Hernández Colón sabía, porque fue gobernador de Puerto Rico, que las fuerzas represivas norteamericanas y del patio me siguen muy de cerca, para vtgilar mis pasos, cada vez que lo estiman necesario. Por eso habían tomado precauctom;s extraordinarias para evitar que la reunión fuera detectada.
"El 25 de julto. en el acto del Parttdo Popular, Rafael Herrández Colón había anunciado su propósito de dedicarse por completo a lograr el m:iximo desarrollo autonómico del estado libre asociado ·· .
Luego de dar varias vueltas por el área metropolitana, en un vehículo que no era el de Marco ni el nuestro, enfilamos hacia las montañas de Aguas Buena& y recalamos en UI}a casa donde ya
Rafael nos esperaba.
Tuvimos una conversación no muy extensa desde el principio fuimos al grano de lo que nos interesaba discutir.
Le indicamos al líder Popular cuáles serian los principios no negociables para nosotros: 1) el proyecto debería reiterar el reconocimiento del derecho inalienable (que quiere C:lecir que no puede renun·ciarse nunca) del pueblo puertorriqueño a la indepéndencia, 2) el principio de la transferencia previa de poderes al pueblo puertorriqueño debería estar claramente establecido en la resolución, y 3) lo que habría de validarse en el proyecto como alternativa de descolonización seria la libre asociación y no el estado libre asociado actual.
Hernández Colón no tenía problema con ninguno de esos tres principios. pero -como era de esperarse- tenía sus cualificaciones sobre algunos de ellos. La transferencia de poderes para él. no significa la pre-república, ni debía confundirse con la independencia. Así lo aceptamos, pero subrayando al mismo tiempo que no podía ser 'tampoco uria transferencia simbólica. Debía ser real. El problema es muy sencillo. El meollo del asunto consiste en devolverle a los puertorriqueños la totalidad de los poderes que le corresponden como pueblo sobe. rano para estar en condiciones de tomar las decisiones que quiera optar libremente. Solo en el ejercicio de la plena soberanía es que un pueblo puede autodeterminarse. Las alternativas que nuestro pueblo tendría ante sí serian el establecimiento de la república, con todos los atributos que el Derecho Internacional le reconoce a los pueblos coloniales de recuperar la totalidad del patrimonio intervenido y reclamar las indemnizaciones correspondientes al país interventor, o algún tipo de libre asociación, que deberá ajustarse a lo que
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define como tal la legislación internacional.
Quise aprovechar para explicarle a RHC cuál era nuestra posición, de manera que todas las cartas quedaran sobre la y no hubiera lugar a equí-_ vocos. Los Socialistas somos independentistas por principio, para mí personalmente no hay nada en este mundo que tenga mayor prioridad en mi vida que el logro de la independencia de Puerto Rico. Lo crucial. en este momento histórico, es detener la avanzada del anexionismo y precipitar la descolonización. Para eso estamos dispuestos a juntar fuerzas con los autononitstas. Creo que la autonomía plena. tal como la definen las Naciones Unidas, no cuadra con el sistema constitucional norteamericano. Pero en última instancia. eso es problema que tendría que resolver Washington, si en algún momento nuestro pueblo acuerda soberanamente proponerle un pacto de asociación. Nosotros siempre estaremos en contra de tal asociación, pero aceptaríamos et.Qictamen del pueblo si éste fuera en esa dirección, porque la Ubre asociación incluye el derecho de separación unilateral. Y sabemos. que más temprano que tarde, nuestro pueblo se dirigirá al único destino compatible con su historia. su geografia y sus intereses nacionales, que es la plenitud de la independencia y la incorporación de Puerto Rico a la comunidad de pueblos caribeños y espíritu es latinoamericanos. En ese que entramos / en estos acuerdos.
Le hice saber también a Hernández
Colón que el proyecto de resplución que se elaborase debetja recoger los puntos . de vista de Rubén Benios y el Hderato del ' PIP, de los independentistas de varias y no afiliados que se congregaban en el Consejo Puertorriqueño de la Paz y del ex-gobernador Roberto
Sánchez Vilella y otros autonomistas con quienes estábamos reuniéndonos a los mismos fines. Le sugerf la alternativa de que realizáramos una reunión conjunta de estos lideres y grupos pero él manifestó que preferla reunirse conmigo y que yo bregara con los demás separadamente.
Así, súbitamente, me vi en la situación un .tanto insólita de estar sirviendo de enlace y buscador de consenso en toda la amplia gama. no solo del movimiento independentista. sino también de varios sectores autonomistas.
Cuando bajábamos de aquellas montañas hacia San Juan, nos comentó Marco
Rtgau que la coincidencia de que la reunión se hubiera celebrado eq Aguas
Buenas tenía un significado simbólico para los Populares, porque iniciaba un nuevo procese-Qc retomar el espíritu del
Pronunciamiento de Aguas Buenas de 1970, aquel fugaz ·pintno autonomista que luego se diluyó. y se disolvió en el nuevo pacto que nunca llegó a pactarse.