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De Georg Fromm a César Andreu
De Georg Fromm
a César Andreu
Esta carta fue escrita por el compa- ñero Georg H. Fromm el 9 de enero de 1972. La publicamos por los importantes planteamientos políticos que contiene. . La Redacción
Estimado César: Río Piedras, 9 de enero de
1972
Las dos recientes ediciones especiales de LA HORA (29 dic. *71 y 3 enero “72) merecen, a mi juicio, algunos comentarios.
Entre los materiales incluídos en estos dos números del semanario hay algunos que son muy valiosos e interesantes. Pienso particularmente en el análisis de José Villamil sobre la economía de Puerto Rico, los artículos sobre los problemas de la mujer puertorriqueña, al igual que los artículos de Jorge Morales Yordán sobre la situación internacional. Se destaca también la calidad profesional de la entrevista a los líderes del PIP (aunque es una lástima que no se entrevistaran a otros líderes independentistas también). Igualmente encomiables me parecen los diseños gráficos de Reinaldo Ríos y la ps de Eos A. Torres Martinó. Sin embargo, hay algunos aspectos de estas ediciones que me preocupan seriamente. 1) Resumen de los acontecimientos del 1971. Si bien hay que reconocer y aplaudir la relativa ecuanimidad con que, en términos generales, se hace el recuen1) de los acontecimientos principales del 1971, llama la. atención la total ausencia de espíritu crítico al hacer el balance del año que acaba de concluir. Desde el editorial con que se presenta el número, y a lo largo de lá; mayor parte .. de los artículos, se establece un estilo homogéneo de mero recuento de sucesos y conmemoración de logros alcanzados, sin que asome por ninguna parte la-más leve nota crítica o autocrítica. Lo que podría ser úna tendencia inconsciente eb: .-- la mayor parte delos casos, se manifiesta explícita y conscierttemente en el artículo de Rubén Berríos, “El PIP-en el 1971”: “Es justo y provechoso. - . que miremos a los logros obtenidos durante el pasado año, pata eee, San
i - de estímulo en la lucha que queda por delante. Los Partidos, como los hombres, necesitan de logros y victorias parciales, pues son muy pocos los que sin esperanzas fundamentadas en tales victorias logran continuar la lucha sin detenerse... Es en este espíritu de espuela de lucha y teniendo siempre en cuenta que lo que falta por alcanzar es incomparablemente mayor que lo ya alcanzado, que los miembros del Partido Independentista podemos regocijamos ante lo acontecido en el 1971.”
Entusiasmar, insuflarle ánimo a los militantes es, sin duda, una tarea necesaria y útil; pero se desnaturaliza y llega a convertirse en algo peligroso si no va acompañada de la preocupación por fomentar el análisis, el examen crítico de los acontecimientos, y muy particularmente de las propias acciones. Ciertamente, el carácter prolongado y sacrificial de la lucha de independencia exige que se forjen militantes con una gran reserva de entusiasmo. Pero no necesitamos fanáticos, entusiastas ciegos con egos inflados por la autoalabanza: * pues quienes sólo pueden funcionar a base de estímulos artificiales, con un cuadro rosado (y por tanto ilusorio) de la situación, se desmoralizan rápidamente tan pronto chocan con una realidad dura y hostil. Necesitamos militantes con un entusiasmo templado por una actitud crítica: militantes conscientes, reflexivos; abiertos siempre al examen y re-evaluación de las concepciones, métodos y acciones; militantes con voluntad de lucha, pero también con vocación de comprender la naturaleza, condiciones y posibilidades de la lucha que llevan a cabo. Son precisamente los que están armados no sólo de entusiasmo, sino también de una comprensión cabal (y por ende, necesariamente crítica) de la realidad, los que no se desinflan y desbandan al primer tropiezo o contratiempo; son los que.aprenden tanto de los reveses como de las victorias y se superan constantemente; son los de largo aliento.
Sorprende particularmente que el presidente del PIP sea el autor del texto que comentamos. Un partido que proclama a los cuatro vientos que está enfrascado en un proceso de renovación radical, que aspira a convertirse en una organización política de vanguardia, que se acerca al marxismo buscando utilizarlo como instrumento de interpretación y análisis de la realidad: un partido con tales pretensiones no puede ¿emerle a la crítica sino que, todo lo contrario, tiene que propiciarla y fomentarla, tiene que convertirla en ingre diente esencial de su forma de ser y actuar.
Máxime cuando no cuesta ningún trabajo pensar en una serie de áreas de trabajo patriótico en las cuales las acciones pipiolas durante el pasado año -Claman a gritos por análisis y evaluación crítica: el dramático decaimiento de la campaña de Culebra, la forma increiblemente torpe con que se bregó con el problema del frente unido, la ausencia de un trabajo efectivo y consecuente en el campo sindical, el estancamiento de la lucha universitaria (el vacío en cuanto a éste último punto se Hena en alguna medida con el artículo de Edgardo Morales en la edición del 3 de enero). También podríamos incluir al programa del PIP que, aunque es un documento serio y en muchos. aspectos valioso, distá mucho de ser una “bomba atómica” o cosa por el estilo. Si bien es cierto que el programa del PIP se convirtió, desgraciadamente, en objeto de ataques frívolos e irresponsables, no es menos cierto que la propaganda pipiola se ha limitado predominantemente a defenderlo con alabanzas extravagantes. El comienzo de un nuevo año es quizás un momento oportuno para que los compañeros del PIP. examinen desa ionadamente - su programa con'miras a extraer un balance: _ Tiguroso y objetií o del mismo: así harían una contribución importante a levantar - el nivel del debate y la polémica entre los independentistas, ambn: de desarrollárse y superarse como Organización política, Ly le
De todos modos, sería muy provechoso recordar de vez en cuendo que no fue una mera casualidad que Marx calificara sus obras principales como críticas. 2) Frente Unido. Ya he mencionado de paso que considero que el PIP manejó muy torpemente las negociaciones con el MPI en torno al frente unido. Es muy posible (y hasta bastante probable) que las propuestas originales del MPI fueran inaceptables para el PIP; pero esto en modo alguno justifica la postura intransigente que asumió el PIP y su empeño de truncar bruscamente y a toda costa, la discusión y el debate sobre este tema. Claro está, la actitud del PIP respondió en gran medida a una serie de acciones no menos criticables por parte del liderato del MPI; pero como dice el refrán, se riecesitan dos para bailar un tango. En otros términos: los errores de un bando no se corrigen con errores iguales o peores del otro bando. - Resulta todavía más lamentable que, lejos de mostrar indicios de una disposición a re-evaluar y posiblemente modificar la posición asumida, las ediciones de fin y comienzo de año de LA HORA anuncian inequívocamente que el PIP se reafirma en su intransigencia. Esto se desprende claramente de la forma en que se brega con el problema del frente unido en los distintos artículos que hacen alusión a él; pero para quien todavía pudiera tener dudas al respecto, el editorial de la edición del 3 de enero, “Perspectiyas del 72”; lo afirma en la forma explícita y contundente. Este editorial no sólo declara rotundamente que * basta con un solo partido para representar al independentismo en las elecciones de 1972, sino que trata de justificar esta postura con un razonamiento a todas luces fatulo. Reconozco que estoy empleando un término fuerte. Pero " ¿cómo calificar £ de Otra manera una argumentación que pretende endilgamos una alternativa falaz y espúrea para darle la espalda a la realidad? El editorial argumenta que no se puede negar la proposición, “con un partido basta”, porque eso equivaldría a sostener que dos partidos son mejor que uno, tres mejor que dos, y así ad infinitum. Pero la alternativa real con la que se confronta el independentismo no es entre la posibilidad de un sole partido independentista y la posibilidad de un fracatán de partidos independentistas: esto es simplemente un mieco de paja elucubrado con propósitos polémicos. La realidad es que ya existen dos organizaciones independentistas importantes, y esa simple y llana realidad no va a desaparecer ni con el uso de prestidigitaciones erísticas ni desatando diluvios retóricos sobre el pueblo independentista. Por consiguiente, la verdadera disyuntiva, la disyuntiva real y concreta con la que tiene que lidiar el independentismo es: o lograr un acyerdo unitario entre las dos organizaciones ya existentes O padecer una lucha fratricida en medio de la campaña electoral de 1972. Y no se ayuda para nada a resolver —o por lo menos, mitigar— esta lamentable y dolorosa situación pretendiendo ocultar el cielo con las manos. El uso de una argumentación de valor tan dudoso refleja, a mi juicio, no sólo la debilidad intrínseca de la posición defendida, sino también el hecho de que el liderato del PIP y tú, como director y editorialista de LA HORA, no están en disposición de discutir objetiva y racionalmente la cuestión del frente unido. No puedo evitar la impresión de que en todo esto los intereses particulares del PIP como colectividad política han prevalecido sobre el interés general de la causa de independencia. De ser así, ha sido una decisión trágica que terminará a la larga derrotando su propósito: ya que, perjudicando a la lucha en su conjunto, se perjudica también, tarde o temprano, el PIP mismo. e | Sea como fuere, de lo que no me cabe duda es del carácter trágico de la decisión que tú has tomado personalmente dé abanderizarte a ultranza (y con ello, también el periódico) con la postura adoptada por el PIP con relación al frente unido. Me duele tener que decírtelo, pero creo francamente que has
desaprovechado una gran oportunidad para contribuir positiva y significativamente al desarrollu de la lucha de independencia. Me parece que el momento reclamaba que figuras prominentes como tú, con liderato e influencia incuestionables entre las filas independentistas, cumplieran una función orientadora, por encima de los partidismos y las perspectivas estrechas; o de no ser esto posible, que por lo menos se dedicaran a propiciar una discusión seria y a fondo del problema, de la cual pudiera surgir a la larga la solución más acorde con las necesidades de la lucha en general. Tú, en cambio, te has dedicado —con tu energía y tu vehemencia características— a aplastar el diálogo y fomentar la intransigencia. Ciertamente, tú no has sido el único; y también no han faltado razones (y hasta provocaciones) para detonar tu airada y desmesurada reacción. Pero no todos son César Andreu, a quien admiramos y respetamos, y de quien nos hemos acostumbrado a exigir más. 3) Perspectivas del 72. El cuadro del futuro a corto y mediano plazo que se esboza en la edición del 3 de enero es para mí también motivo de honda preocupación. Y, al igual que en el caso del tema del frente unido, aquí también sucede que lo que se manifiesta indirectamente o en forma más matizada en los artículos, se expresa categóricamente en el editorial del periódico. :
Así, por ejemplo, una lectura cuidadosa de la entrevista a los líderes del PIP permite detectar una tendencia peligrosa a sobreestimar el valor de las próximas elecciones. Esto se desprende de la atención desproporcionada que se le dedica en el curso de la entrevista a los problemas de organizar la próxima campaña electoral: parecería que las elecciones se han convertido en la preocupación central y prácticamente exclusiva del liderato del PIP, en desmedro de las demás actividades y áreas de trabajo del partido. Llama la atención el hecho de que es sólo hacia el final de la entrevista, y muy a la ligera, que se mencionan las campañas de Culebra y en contra del alto costo de la vidg.
Esta preocupación excesiva con las elecciones de noviembre próximo se manifiesta todavía más diáfanamente en el editorial, el cual llega incluso a concebir los comicios de 1972 como un acontecimiento trascendental, un punto de viraje decisivo en la lucha por lograr la independencia de Puerto Rico: “De conquistar [el PIP] suficiente apoyo popular en el curso de la campaña, éste puede llegar a ser, después de las elecciones, la tercera fuerza decisiva capaz de actuar como agente catalítico que provoque positivas reacciones políticas. A esto pueden sumarse favorables factores internos y externos, que junto a un realineamiento de fuerzas, aseguren un rápido tránsito hacia la independencia.” Es triste observar el renacer de concepciones e ilusiones electoreras que parecían haberse superado definitivamente en el transcurso delos pasados dos años. No pretendo negar el valor de la participación electoral ni la importancia que tendría el logro de una cantidad significativa de votos en los próximos comicios. Pero sería desastroso que la campaña electoral monopolizara todas las energías y recursos de los independentistas y se desatendieran todas las demás formas de trabajo y acción patriótica; y sería extremadamente peligroso que se perdiera todo sentido de perspectiva y se alimentaram expectativas extravagantes sobre la significación de los comicios del 1972.'
“La rencilla actual entre las dos principales organizaciones patrióticas en torno al frente unido amenaza con producir un lamentable retroceso en el nivel de comprensión de la lucha que parecía haber alcanzado, a duras. penas, el independentismo. La rica e intensa discusión sobre la cuestión electoral durante los. últimos “años había producido recientemente dos resultados eminentemente - positivos: por una parte, el MPI logró —a regañadientes— flexibilizar su postura frente a la táctica de huelga electoral y teconocer la conveniencia de la
participación en las elecciones de 1972; por otra parte, el PIP logró superar las concepciones y actitudes con las que tradicionalmente había concurrido a las urnas, hasta el punto de acercarse a una perspectiva revolucionaria de la lucha. electoral (el artículo escrito por Carlos Gallisá para LA ESCALERA, vol. V, 1-2, sobre el uso de las elecciones coloniales refleja claramente el grado y la calidad del desarrollo ideológico que había alcanzado el PIP respecto a esta cuestión): Pero ahora el MPI vuelve a coquetear con el boicot electoral (aparentemente con el propósito mezquino de usarlo como chantaje contra el liderato. pipiolo) . - mientras que, por su parte, el PIP se apresta a sumergirse de pies a cabeza en la contienda aprendidas electoral, olvidándose de las lecciones en las luchas de los pasados años, tan y reciente y trabajosamente desenterrando nociones Yo: posturas atávicas. Es notable —y digno de preocupación seria— el contraste que existe entre el contenido del artículo antes mencionado de Carlos Gallisá y las actitudes HORA. y tendencias que se manifiestan en la edición del 3 de enero po de LA |
Por otra parte, resulta insólito qye al esbozar el cuadro de las perspectivas del 1972 —y especialmente en el pasaje del editorial citado anteriormente— no se mencionen, ni se reconozca la existencia de otras organizaciones patrióticas, particularmente el MPI (PSP). Salta a la vista-el carácter ultra-sectario de esta manera de presentar las cosas, de esta forma de concebir el futuro de nuestra lucha, la lucha de todos los independentistas. El editorial lograhacer lo que parecía imposible: potenciar la intransigencia de la consigna, “basta con un solo partido independentista para la lucha electoral”, hasta alcanzar la plena aberración de creer que con un partido. basta para todo, que el PIP por sísolo puede satisfacer todas las necesidades de la lucha. En este contexto —o sea, a la luz de esta pretensión de ignorar sistemáticamente a las demás organizaciones independentistas— el llamado a “cerrar filas” con el cual concluye el editorial no puede dejar de sonar hueco e impropio: ¡vaya peculiar exhortación “unitaria” en un texto tan profundamente anti-unitario!
Tanto la concepción dei periódico como la toncepción de la lucha que se - traslucen en este editorial me llenan de asombro. En cuanto a lo primero, sólo quiero recordarte que hace menos de dos años que llevamos a cabo una lucha dentro del MPI por de-sectarizar a CLARIDAD —por convertirlo en un periódico - amplio, de la independencia y no meramente del MPI— frente a la Oposición decidida de personas como Florencio Merced y Manuel de J. González, que creian que el PIP y sus actividades no podían tener cabida en las páginas de
CLARIDAD. El hecho de que ahora el sectarismo tenga el signo político contrario no lo hace menos nefasto, menos condenable. En cuanto a lo segundo, basta señalar que tú has sido precisamente uno de los que más tenaz y persuasivamente ha abogado por la necesidad de concebir la lucha como un proceso amplio y multiforme, como la conjunción de una pluralidad y diversidad de frentes,niveles y modos de acción. Todavía en el ensayo, “La Lucha de Independencia en la Década del Setenta”, que escribiste durante tu “exilio” en Nueva York, hace apenas un año, combatías lo que. liamabas presentes la teoría de “todos los huevos en una canasta” y afirmabas: “Bajo las condiciones, la lucha de independencia no puede encerrarse en ninguna organización en particular. Por el contrario, la naturaleza de la lucha exige una diversidad de acciones. Y esto, claro está, demanda una multiplicidad de organizaciones. ..” En. el tiempo que ha transcurrido desde que escribiste estas. palabras no ha ocurrido ningún cambio fundamental ni en la situación del país ni * « dentro del ignorarlas. independentismo Al contrario, creo que que justifique en modo alguno descartarlas o hoy tienen'tanta o-más vigencia que un año. atrás. ó sy Lea Y As
En fin: la mayor parte de las críticas que he esbozado a lo largo de esta carta giran en torno al mismo mal de fondo; y es muy irónico —además de muy triste— que precisamente tú estés ahorpadeciendo de él. Tú siempre te has caracterizado —y te hemos admirado por ésa junto a muchas otras razones— por tu dedicación firme y consecuente a luchar contra toda clase de dogmatismos y sectarismos, y en defensa del análisis objetivo y científico de la realidad; por tu apertura al debate ideológico, al confrontamiento de ideas y teorías, al examen y evaluación crítica de los supuestos y las condiciones de nuestra lucha; y —no menos importante— por tu visión amplia del proceso histórico y, por consiguiente, tu disposición a enfrentarte serenamente a los cambios, aceptándolos en sus elementos necesarios y ajustándote a ellos. El ensayo antes mencionado —con su análisis riguroso y desapasionado de las concepciones fundamentales y la estrategia del nacionalismo, de la táctica de retraimiento electoral, de la conducta parlamentaria y el descalabro ulterior del viejo PIP, de la función de una organización política. de vanguardia, dél papel de la violencia en una lucha patriótica y revolucionaria, etc.— es un ejemplo brillante de la aplicación de estos principios, y el testimonio más elocuente de cuán valiosos y fructíferos éstos pueden ser para la causa independentista. Es por eso que —aún reconociendo las diferencias que existen entre un semanario y otras formas de publicación— me desconcierta tanto que el periódico que diriges exhiba cada día en forma más acentuada una tendencia a—crítica prácticos, y en doctrinaria, hasta el punto de convertirse, un Órgano exclusivamente partidista. para todos los efectos Seguramente, HORA, pero a mí tú tendrás me parece tus que razones ni el PIP para haberle dado ese rumbo a mismo, y mucho menos la lucha LA de independencia en general, se “benefician realmente de que rivalidades de grupo a través de un pugilato sectario y CLARIDAD emepeísta y un “CLARIDAD pipiolo”. se exacerben estéril entre las el
EA mismo modo, no creo que lo que necesita hoy el independentismo sea un César Andrew más pipiolo que el propio Rubén Berríos, un César Andreu reducido a mero propagandista de partido. Eso sería, a mi juicio, un lamentable desperdicio tanto de talento político como de posibilidades y oportunidades históricas. No critico el hecho de que simpatices con el PIP, que lo respaldes y trates de ayudar; lo que critico es que lo apoyes en forma irreflexiva, con la fe y la pasión del converso. Al poner al servicio del PIP tu gran capacidad política y tu enorme caúdal de experiencias de lucha libertaria y patriótica, creo que debes hacerlo —por el bien tuyo, como del PIP y de la causa— sin sacrificar tu espíritu independiente y crítico, sin abandonar tu perspectiva amplia y a largo plazo, sin ceder a las presiones del momento, sin dejarte seducir por logros inmediatos pero efímeros. . Claro que no es fácil, y a veces tendrás que decir cosas duras e incómodas, y quizás hasta tengas que andar solo a ratos. Pero, precisámente tu ejemplo en el pasado nos ha enseñado la virtud de atreverse a caminar solo cuando sea necesario para el bien de la causa con la cual estamos todos comprometidos. Hoy menos que nunca es el moménto para rehuir esta ardua, ingrata, pero indispensable, vocación. e
Huelga decir que estos comentarios críticos no están animados por _ resentimientos O propósitos destructivos de clase alguna. Hubiera sido mucho más fácil para mí —dado que he estado- fuera del país por varios meses y próximamente volveré a ausentarme— desentenderme de todo este escabroso asunto, Pero: me ha parécido que estaría siendo irresponsable si no expresara mi parecer y sentir en forma franca y abierta, sin cortapisas. Confío que ló puedas. entender así, de modo que esta carta sirva —no obstante su contenido un tanto
áspero— como agente catalítico de un verdadero diálogo, de una discusión seria y a fondo de la situación actual de la lucha de independencia.
No pretendo tener la verdad agarrada por el rabo, pero estoy plenamente convencido de que, por lo menos, las cuestiones que he levantado en esta carta no son puras elucubraciones subjetivas, sino que responden a problemas reales que el independentismo padece en la actualidad y cuya gravedad reclama que se resuelvan satisfactoriamente lo más pronto posible. Pero no podrán superarse hasta tanto no estemos dispuestos a encararlos, hasta tanto no comencemos a discutirlos y analizarlos seria y desapasionadamente, sin dogmatismos y sectarismos, anteponiendo siempre la causa de independencia a los intereses personales o de grupo.
Profundamente preocupado, pero con el cariño de siempre, te saluda tu amigo y compañero, Georg Fromm
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