REVISTA del INSTITUTO de CULTURA PUERTORRIQUEÑA ANTROPOLOG1A HISTORIA LITERA TURA ARTES PLÁSTICAS TEATRO MOSICA ARQUITECTURA
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ENERO· MARZO, 1971
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DEL INSTITUTO DE CULTURA ?UERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES Guillermo Silva, Presidente Enrique Laguerre - Aurelio Tió - Elías López Sobá Arturo Santana - Esteoan Padilla Milton Rua
Director Ejecutivo: Ricardo E. Alegría \partado 4184 AÑO XIV
SAN JUAN DE PUERTO RICO 1971
Núm. 50
ENERO-MARZO
SUMARIO Dimensión Latinoamericana de Ramón Emeterio Betances por Carlos M. Rama Bartolomé de la Tormenta por Arturo V. Dávila
6
La carrera de Juano Hernández en el cine norteamericano ¡por Luis Trelles Plazaola
10
Los campos de mi patria por José María Monge
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Hostos, escritor por José Luis Martín
16
La visita de Víctor Schoelcher a Puerto Rico por Thomas G. Mathews
21
Francisco Arriví y la entrada por las raíces ¡por Frank Dauster
25
Correos mayores de España a las Indias por Fernando Camino
31
Puerto Rico en el siglo XIX: Siglo de la lucha por la democracia y la autonomía por Eugenio Fernández Méndez .
35
E~posición
de Leslie Colombani .
44
La motivación estética en el pensamiento filosófico de América Latina por José A. Fránquiz .
46
Nocturno por Pedro Bernaola
52
Aportación al estudio del folklore médico en Puerto Rico por Teodoro Vidal .
53
SEPARATA DE MÚSICA
,PRELUDIO N.o 3 Ernesto Cordero
PUBLICACION DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA Director: Ricardo E. Alegría Ilustraciones de Carlos Marichal Fotografías de Jorge Diana Aparece trimestralmente Suscripción anual Precio del ejemplar
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2.5 SO.7
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DEPÓSITO LEGAL: B.
3343· 1959
IMPRESO EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE MANUEL PAREJA BARCELO:-lA - PRINTED IN SPAIN . IMPRESO EN ESPAÑA
COLABORADORES
CARLOS M. RAMA nació en Montevideo, Uruguay, el 26 de octubre de 1921. En 1952 se recibió de Doctor en Leyes y en Ciencias Sociales de la Universidad de Montevideo y de Historia y Sociología de la Universidad de París en 1954. Es profesor de historia universal en su país y como tal se ha desempeñado en los diferentes países que ha visitado. También se ha desempeñado como sociólogo. Es un reconocido intelectual en su patria y ha publicado numerosas obras sobre temas de historia, sociología y literatura. Entre éstas se destacan: La historia y la novela (1947), Las ideas socialistas en el siglo XIX (1947), Guía de sociología (1949), Ensayo de sociología uruguaya (1957), José Pedro Varela, sociólogo (1957), Vivienda y clases sociales en el Uruguay (1958), Ideología, regiones y clases sociales en la España contemporánea (1958), Teoría de la historia (1959), Comunicaciones sociológicas (1959), La crisis española del siglo XX (1960), Las clases sociales en el Uruguay (1960), Itinerario español (1961), Revolución social y fascismo en el siglo XX (1962), La religión en el Uruguay (1964). Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporáneo (1967) y Sociología de América Latina (1970).
ARTURO V. DÁVlLA nació en San Juan. Hizo sus estudios de licenciatura en la Universidad de Madrid, donde se especializó en historia y obtuvo, en 1960 el grado de doctor en filosofía y letras. Es autor de 'la obra La Isla de Vieques en la historia (su tesis doctoral) y de otros trabajos de investigación sobre la historia religiosa y el arte en Puerto Rico, algunos de ellos publicados en números anteriores de esta revista. La editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña le ha publicado 'las obras, Las encíclicas sobre la revolución hispanoamericana y su divulgación en Pw!rto Rico (1965) y José Campeche (17511809) que contiene una biografía y un catálogo de las obras del notable pintor puertorriqueño. Actualmente ocupa una cátedra de arte en la Universidad de Puerto Rico.
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LUIS TRELLES PLAZAOLA, es profesor de apreciación cinematográfica en la Universidad de Puerto Rico y en el Colegio Universitario del Sagrado Corazón. Es Doctor en Leyes de la Universidad de La Habana. Posee además una Licenciatura en Derecho Internacional de dicha Universidad, así como Maestrías en Ciencias Bibliotecarias del Pratt Institute y en Cine, Radio y Televisión de la Universidad de Columbia. Colabora con sus críticas a distintas revistas especializadas de cine como Revue Internationale du Cinea, CineTeatro de Caracas y Cine-Guía de La Habana. Ha sido jurado especial en los Festivales internacionales de Berlín, San Sebastián y Buenos Aires.
JOSÉ MARíA MONGE nació en Mayagüez en 1840. Poeta y periodista. Realiza sus estudios primarios en Mayagüez y sin mayor formación escolar se dedicó a estudiar por cuenta propia. De este modo llegó a dominar el latín, el francés y el italiano. Se destacó, además, como uno de nuestros mejores periodistas. Murió en su pueblo de origen en 1891.
JosÉ LUIS MARTíN es poeta, ensayista y novelista. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad de Columbia, en Nueva York, ha sido profesor de las siguien· tes universidades: Universidad de Puerto Rico, Universidad Interamericana, Universidad de Columbia, Universidad de Nueva York, Hunter CoIlege, Universidad de Hofstra. Entre sus obras figuran: Meditaciones puertorriqueñas, Arco y flecha, Análisis estilístico de La Sataniada de Tapia, Agonía del silencio y La poesía de José Eusebio Caro.
JOSÉ A. FRÁNQUIZ nació en Puerto Rico en 1906. Se ha dado a conocer desde los años treinta como autor de artículos) ensayos sobre filosofía, sicología, literatura, sociología, religión, historia y ciencias políticas. Se destacan, entre éstos, los trabajos dedicados a auscultar el pensamiento del sociólogo puertorriqueño Eugenio María de Hostos. También sus ensayos sobre el escritor Alejandro Tapia y Rivera. Es autor, además, de un ensayo titulado Panorama de la filosofía en Puerto Rico (1945) y de una tesis, Metafísica del cambio y la identidad, que presentó como requisito para obtener un doctorado en la Universidad de Boston en 1940. De la Universidad de Colgate, también ostenta otro doctorado. Fue por muchos años profesor y director del Departamento de Filosofía de la Universidad de Puerto Rico y actualmente ocupa idéntico cargo en la Wesleyan University (West Virginia).
PEDRO BERNAOLA nació en Aibonito y se crió en Ponce. Poeta. Es autor de los siguientes poemarios: Trémolo de angustias (1962), Brechas (1963), Sirimiri (1965), Diario (1965) y Madrugada (1967).
TEODORO VIDAL nació en Santurce. Cursó estudios en la Universidad de Pennsylvania. Obtuvo una Maestría en 'Gerencia Industrial en la Escuela Graduada de dicha Universidad. Fue ayudante del Gobernador Luiz Muñoz Marin durante diez años y miembro de la Junta de Directores del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
PRELUDIO NUMERO 3 por
Ernesto Cordero
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUERA San Juan de Puerto Rico
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Preludio
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SEPARATA DE MUSICA DEL NUMERO SO DE LA REVISTA DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIOUE~A
Dimensión Latinoamericana de Ramón Emeterio Betances Por
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B TODOS LOS PERSONAJES DE LA ATORMENTADA HIS-
toria de Puerto Rico ninguno con más títulos para ser consagrado entre los grandes hombres de América que el 'Dr. Ramón Emeterio Betances.t Aunq~e los puertorriqueños no vieran en él al "Padre de la Patria", precursor de la nacionalidad en '),as luchas por la independencia isleña contra el dominio colonial español, tendría justamente ganado su lugar junto a Simón Bolívar, José de San Martín, José Artigas, Bernardo O'Higgins, Morelos e Hidalgo, Benito Juárez, Toussaint L'Ouverture, José Martí y tantos otros que en el siglo XIX lucharon por la independencia y la libertad de estos pueblos.2 Tal vez este hecho es menos evidente a sus propios connacionales que a los extraños, y seguramente en buena parte esta situación está vinculada al cuestionamiento de los lazos con América Latina de Puerto Rico, tanto en el siglo pasado como en el actuaJ.3 Objetivamente nuestras afirmaciones resultan 1. Nació Betances en Cabo Rojo (Puerto Rico) en el año 1818 cursó estudios de Medicina en Francia, y actuó como médico en la zona de Mayagüez. Desde 1858, vincu· lado a la Sociedad Antl·Esclavista, por su adhesión a la causa de la Independencia de su país es deportado por segunda vez por el gobierno colonial en 1867. Recurre entono ces al exilio y vive hasta su muerte, acaecida en París en 1898 conspirando por la independencia de ~uerto Rico. Reside durante a1lfÚD tiempo en los p!lisel! antillanos, y .es considerado unámmemente como el tnsplrador del Gnto de Lares del 23 de septiembre de 1868 contra el dommio español en su país. 2. Esta lista no es arbitraria, pues recoge a destacados patriotas Ubertadores, bien conocidos en la historia lati· noamericana, que asimismo defendieron los ideales de uni· dad y cooperación latinoamericana. Como el propio Betan· ces no todos fueron triunfadores en su empeño, y se les llama a veces Precursores (Artigas, Morelos, Hidalgo), y en esa misma calidad debemos agregar a Francisco de Miranda. 3. La lucha de las autoridades coloniales españolas se extendió al plano cultural, procurando durante el siglo XIX mantener aislados a Cuba y Puerto Rico del resto de los
CARLOS
M.
RAMA
del conocimiento, entre otros, de )05 siguientes hechos fundamentales, y que esquemáticamente corresponde destacar, a saber:
1.0 Betances es el primer puertorriqueño iluso tre que al desolidarizarse de España acepta a cabalidad ser americano, y después de unos me· ses (1867-1869), en que considera la posibilidad legal de ser norteamericano, termina por definirse como latinoamericano, y en esa tesitura persiste de 1869 a 1898.4 países de la misma lengua en América, y por explicables razones ese comportamiento ha sido heredado por los Es· tados Unidos. Todavía hoy en Puerto Rico se hace un equivoco uso de los términos patria y nación, y se cuestiona o discute la integración de la sociedad local en el seno de América Latina. 4. «España no puede dar lo que no tiene.. (1858) le lleva a separarse del sector autonomista, llamado a veces liberal, y convertirse en independentista, llamado por las autoridades coloniales, con evidente propósito peyorativo, separatista, en que también se destacan Francisco Basora, Segundo Ruiz Belvis, Eugenio Maria de Hostos, Iulio Hen· na, y otros. Privado de la documentación legal española en diciembre de 1867 declara en Nueva York su aspiración a ser ciudadano norteamericano, p'ero se aleja de Estados Unidos, y por tanto de la pOSibilidad de incorporarse al sector llamado anexionista, por su critica a la política norteamericana con la Dominicana en 1869, en el asunto de Samaná. Su ideario latinoamericanista en las cartas a E. M. de Hostos, desde 1&eme1 (Haitf) en 1870, 8 de ju· nio, en M. Guzmán Rodríguez, Epistolario del doctor Be· lances, Mayagüez, Puerto Rico, 1943, p. 2. En el volante La abolición de la esclavitud en Puerto Rico y el gobIerno mondrquico de España (29 de diciembre de 1872), después de referirse a Europa y Estados Unidos, expresa: eNo menos poderosa, si bien de otro modo ejercida, ha sido la influc;ncia de la América Latina. De esas repúblicas hermanas, cinco son hilas del mismo padre, de Bolívar, del Libertador que también pensó en arrancar a Cuba y Puer· to Rico de manos de los españoles. Siendo hermanas, su misión es -toda de fraternidad. Por eso, desde el golfo de México, hasta el archipiélago de Chileé, todas se conmovieron al oír el- FÍto de libertad lanzado, casi el mismo dia, por Cuba y Puerto Rico; y México abrió sus puertos a la bandera de la Revolución; Colombia_-proclamó sus de· rechos; Venezuela armó sus buques; Haití los defendió victoriosamente: Bolivia, Ecuador, Chile, afirmaron la beligerancia de los cubanos: El Salvador y Pení reconocieron su independencia...
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2." Es prácticamente el primero de los gran· des personajes· isleños del siglo XIX que tiene conciencia de los lazos con América Latina. Antes, y en mayor escala que Eugenio María de Hostos, comprende la necesidad de recurrir, para asegurar la independencia de Puerto Rico y Cuba, a los demás países latinoamericanos. 3." Une siempre la causa de Puerto Rico a la de Cuba, y presta a ésta insignes servicios en su lucha por la independencia. Con excepción del dominicano Máximo Gómez, creemos -y los his· toriadores cubanos podrán probarlo- que ningún no-cubano hizo tanto por la libertad de la Patria de José Martí.5 4." Sus servicios a la República Dominicana se basan en sus propios orígenes, ya que su padre era dominicano; allí vive años importantes y deci· sivos, y sirve al Estado como su representante en Francia. En la historiografía ·dominicana se cita a Betances (y también a Hostos), continuamente en el mismo plano que a los grandes héroes naciona· les del siglo pasado. Explicablemente, en algún momento, Betances dice sentirse dominicano, y la anécdota en que rechaza su candidatura a la presidencia de la República Dominicana es ilustra· tiva.6
de Nueva York de 1867 su ideal es la Federación Antillana, idea en que figurarán como sus discípulos hombres tan ilustres como Hostos, los dominicanos Luperón y Bonó y el cubano Martí.1 7." Su defensa de las repúblicas hermanas de Dominicana, y más tarde de Chile, frente a la prepotencia colonialista española, ya desde 1860, se une más tarde a su oposición a los EE.UU. qu~ en cumplimiento del pretendido .. destino mani· fiesta" entre 1866 y 1874 intentan conquistar las Antillas. "América para los americanos, y las Antillas para los antillanos", será su divisa, finalmente triunfadora. 8." La defensa del Dr. Ramón Emeterio Betan· ces del pueblo miserable de la América tropical, especialmente representado por los afro-americanos no se ha estudiado y valorado suficientemente. Desde su actuación en la Soc~edad Anti-esclavista de Mayagiiez (1858) a la hora de su muerte este hombre, que se decía "prietuzco y a mucha honra", es el más firme defensor que hay en América de los afro-americanos.9
5." No se ha comentado igualmente su intensa relación con la República de Haití, donde reside entre 1870 y 1872, ya quien sirve con su pluma desde Estados Unidos y Europa, posteriormente.7
9." Betances llamó la atención a los pueblos latinoamericanos sobre los peligros que para su seguridad, y continuidad histórica, significaba la perpetuación del colonialismo en las Antillas. Des· de las colonias de Cuba y Puerto Rico, efectiva· mente, se atentó repetidas veces durante el si· glo XIX contra las repúblicas de México, Dominicana, Chile, Perú, Venezuela,l°
6." "El Antillano" se llamó a sí mismo, en buena parte de sus escritos, y desde el Manifiesto
10." Su acción desde Francia, entre 1872 y 1898, es una de las más brillantes que conocemos
5. No existe todavía un conjunto de estudios sobre el tema (como, por ej., se hizo por Hostos, en <!casi~n de sI;! Centenario), pero tenemos la CorrespondenCIa Dlplomdtl· ca (tomo Francia), las Obras completas de José Martí, las cartas al doctor Julio Henna (incluidas en el citado volu· men de Guzmán Rodríguez) y el libro de J. de la Luz León, lA diplomacia de la manigua, La Habana, Lcx, 1947. De la obra del ~ropio Betances se destaca su edición Question cubaine. L esclavage et la traite a Cuba, Pans, Tomer et lsidor, 1876, aparte de la hoja volante antes citada de 1872. 6. Cabría la misma afirmación hecha con referencia a Cuba, pero son elocuentes las obras de memorias de Gregario Luperón, el epistolario de Bonó, e incluso los volú· menes de E. Rodríguez Demorizi, Hostos en Santo Domin· go, Santo Domingo, Garcia, 1939. La declaración de Belan· ces, al comentarse que sena candidato a la presidencia de la República Dominicana, en la obra de Luis Bonafoux, Betances, San Juan, Inst. de Cultura Puertorriqueña, 1970. 7. Tenemos el j)rolijo traba/'o de Ada Suárez DillZ, Betances en Nueva York y Hait, publicado en la _Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña., núm. 43, abriljunio 1969, San Juan, p. 27·34. En la producción betancia· na hay que considerar sus ediciones del folleto de Phillips Wendell, Discurso sobre Toussaint L'Ouverture, Nueva York, 1869, trad. del inglés al español; y París, 1879, HispanoAméricaine, trad. al francés, con su prefacio. También la menos citada contribución al libro Les détracteurs de la race naire, Paris. Marpon et Flammarion, 1882. Sin embar&0, su contribución más importante en este dominio es el Ensayo sobre Alejandro Petion, Nueva York, Zarzamendi, 1871, dedicado cA Cuba libre».
8. Sobre este especifico tema hemos publicado La idea de la federación antillana en los lfderes independentistas del siglo XIX, Río Piedras, Librería Internacional, 1971, al que nos remitimos. No existe todavía un estudio sobre la producción betanciana como _El Antillano., ni siquiera al nivel de una bibliografía. 9. Anteriormente, y con referencia a la República de Haití, hemos citado algunas de las contribuci0!1es iné~it.as importantes de Betances al tema, y a la esclaVItud aSImISmo se refieren trabajos citados a propósito de Cuba. Recuérdese asimismo su impreso La abolición de la esclaviwd en Puerto Rico y el gobierno radical , mondrauico de España, en que informa, entre otras cosas, de la lucha antiesclavista en Cuba y Puerto Rico desde 1843. La autoreferencia de Betances a los antecedentes africanos de su familia en la bella carta a su hermana Demetria Betances, del 30 de marzo de 1879, en Betances, de Bonafoux, ob. cit. p. VIII-X. 10. _Cuba y Puerto Rico... han sido el arsenal en Que se han armado todas las expediciones contra los pueblos de América; allf han depositado los ingleses pertrechos de guerra para Jos esclavistas de la Luisiana y de las Carolinas; aIU han repuesto sus fuerzas los franceses para im· ponerle a México un emperador; allJ se han organizado las tropas que pretendieron en vano oprimir a Santo Domingo; allf se ha preparado el bombardeo de Valparafso y del Callao.... en el articulo A los patriotas americanos. Cuba y Puerto Rico, primer texto que publica en el periódico _La Revolución-, Cuba y Puerto Rico, Nueva York, número 6, segunda época, 5 de mayo de 1869. La historia posterior ha dado nuevos fundamentos a esta certera observación del doctor Betances.
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Ramón Emeterio Betances
en todo el siglo XIX por asegurar la vinculación latinoamericana, tendiendo a su unidad definitiva. En ese momento Betances no se limita obviamente a las Antillas, sino que piensa en términos latinoamericanos. A R. E. Betances le corresponde el liderazgo de iniciativas tan importantes (;omo la creación de la Biblioteca Simón Bolívar, el Hospital Latinoamericano, el Colegio Latinoamericano y la llamada Unión Latinoamericana, y en esas grandes empresas lanzadas en París, le acompañan latinoamericanos tan destacados como los l'x-presidentes de Venezuela (Gral. Páez), de Argentina (Bartolomé Mitre), de Uruguay (Gral. José Díaz), políticos, escritores y periodistas, como el domi· nicano Gregario Luperón, el costaricense Rodrí· guez, el hondureño Soto, el venezolano Urbaneja, el dominicano E. G. Marchena, etc. u 11. No eltiste ningún estudio sobre estos temas, y solamente contamos con Jos telttos (en francés) que aporta
11. El papel de Ramón Emeterio Betances entre los librepensadores y miembro de las sociedades franco-masónicas latinoamericanas y particularmente su vinculación con los centros vitales franceses de esa corriente no es bien conocida, pero merece ser estudiada. u 0
BonafoUlt, ob. cit., con el titulo equivoco de -Betances orador.., p. 231 a 1$, que corresponden en su mayor parte a recortes de revistas o diarios. También Betances ocu· pa un papel importanUsimo en las relaciones entre los republicanos esflañoles de la segunda mitad del siglo XIX y América Latma independiente o insurgente. Léase el diario intimo que sobre sus relaciones con Ruiz Zoml1a llevaba Betances, ob. cit. BonafoUlt, p. 141·168. 12. Betances vive toda su vida el ambiente de las logias masónicas, pues su padre era adepto (presumiblemen· te desde la Dommicana¡ bajo el dominio del Gral. Ferrand), y él ingresa en 1856 (Qgia Unión Germana) y al año si· guiente funda la logia Yagüez. Se conocen sus comunicaciones con los masones caborrojeños, según nos comuni· ca el profesor Morales Camón. En Haití, en nombre de un grupo de Cltiliados, toma la palabra en la Gran Logia de Port·au·Prince. Basara, Hostos, Henna, y otros inde· pendentistas p'uertorriqueños, lo mismo que los liberales dominicanos (Luperón, Cabral, Bonó, etc.) y los haitianos
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Sus diez mandamientos
12.0 Betances, doctorado en la Universidad de París, ha ejercido su profesión en todas partes, y se destacó en la propia Francia siendo el médico por excelencia de la gran colonia hispánica e his· panoamericana. "Es necesario tener toda la audacia de un filibustero (antillano) para establecerse en el medio de estos médicos", decía de sí mismo. Pero, además es un estudioso y sus trabajos cien· tíficos son una contribución original a la historia de la ciencia latinoamericana, y en particular de la medicina.
* * * (Geffrard, Héctor, Nissage Saget, etc.) eran dirigentes del movimiento masónico de sus respectivos paises. Las ini· ciativas parisinas, antes señaladas, tienen todas las características de la filantropía masónica decimonónica, y Páez, Mitre, Díaz, son grados 33 de las logias de sus respectivos paises.
Nosotros no creemos agotar el tema con estas puntualizaciones, como se dij'o explicablemente esquemáticas, pero. queremos llamar la atención sobre el tema, especialmente para abrir una perspectiva de estudio a los jóvenes estudiosos de las ciencias históricas del solar puertorriqueño, a quienes corresponde cumplir las investigaciones pertinentes que permitan conocer en todas sus dimensiones a los personajes nacionales, y en especial al Dr. Ramón Emeterio Betances. Todo indica que, en la medida que mejor se conozca a Betances, y su acción en el exilio a que lo condenara el colonialismo, se elevará su estatura c.omo latinoamericano, por ser el primero de los puertorriqueños en sentir como su nación a la América Latina entera, y confiar tanto en el futuro de su patria como en el de los pueblos del mismo origen y cultura.
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Bartolomé de la Tormenta Por ARTURO V. D.(VILA
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A ORDEN DE SAN JERÓNIMO DE LAS ESPAÑAS, QUE
celebra en este año el sexto centenario de su fundación, vinculó su nombre a las primeras horas de la Conquista con la discutida eplpresa de los comisionados por el Cardenal Ximénez. Llegados a las Islas a contrapelo por la voluntad del célebre Franciscano, la corta misión de los prelados, ganosos de volver a la tranquila lección de las Escritu· ras en el silencio de sus claustros, apenas trascendió en el proceso de los orígenes de la nueva sociedad y los estudiosos se inclinan últimamente a clasificar su gestión de poderosos terratenientes y hábiles explotadores del campo castellano y extremeño, de conformista y débil ante el empuje de los encomenderos. La vida monástica con el signo del jeronimiano trecentista Juan de Siena no pasó a América, aun· que floreciera en la Nueva España en su modalidad femenina en el célebre claustro de San Juan de la Penitencia, donde como un milagro entre criollas chocolateras, dio a las letras hispánicas a la Déci· ma Musa, Sor Juana Inés de la Cruz. Sin embargo, pasó el mar en el vientre de los carabelones la devoción y el culto a María bajo el título de Guadalupe, radicada geográficamente en t.l célebre santuario extremeño desde la mariofanía que cuenta el Padre Siguenza en su Historia del Onden de San Jerdnimo, y confiada en ese siglo a los monjes del mismo instituto" Entre las advocaciones marianas bajomedievales que pasaron a las primeras tierras descubiertas se . encuentra la titular de este Santuario, cuyo desarrollo, parejo con el de los dinastas de la casa de Trastámara, logró en el siglo xv un auge en el que es ocioso insistir por ser sobradamente conocido. 1.. Siguenza, fray José de: Historia de la Orden de San
Jerónimo. Segunda edición, tomo 1, Madrid, 1907, p. 83.
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Privilegios, donaciones de tierras, gruesas sumas y alhajas de valor incalculable convirtieron al San· tuario, al monasterio vecino y al pueblo que, como fenómeno de geografía religiosa, creció a sus pies, en un conjunto de valor e interés únicos e incluso, andando el siglo XVI, pasó a América más de un religioso de la Orden en busca de las cuantiosas limosnas que con destino al Santuario y sus dependencias se recogían en estas partes.2 Pero los vestigios de la devoción en las Antillas son escasos. En los primeros momentos del Descubrimiento bautizó Colón a una isla que sólo guarda de 'aquella hora el nombre: Guadalupe y las neticias particulares con que contamos sobre las foro mas de piedad en nuestro siglo XVI poco o nada dicen sobre el culto a esta advocación mariana en Puerto Rico. No obstante, un juicioso espurgador de milagreo rías en nuestro siglo XVII, testigo y al parecer él mismo objeto de hechos extraordinarios, que no quema su pluma con ingenuas concesiones a maravillos'is· mas de cascabeles, Diego de Torres Vargas Zapata, refiere un hecho calificado como milagroso y atrio buido a la intercesión de María invocada bajo el título de Guadalupe, acontecido en Puerto Rico entre 1568 y 1573. Citado en su Memoria, redactada a mediados del siglo XVII, la fecha del acontecimiento fluctúa sin gran precisión, pues ocurrido en el curso de una tormenta, los estudiosos no han legrado fijar con claridad el año exacto en que ésta azotó a Puerto Rico. El texto de Torres Vargas dice así: .. Un milagro hallo comprobado en el libro de Nuestra Señora de Guadalupe, que fue cuando en la tormenta rigorosa 2. Ocaña, fray Diego de, O.S.H.H. y Alvarez, fray Arturo, O.F.M.: U'l viaje fascinante por la América hispana del siglo XVI. Madrid, 1969.
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Historia de Nueslra Señora de Guadalupe, por Fray Gabriel de Talavera de San Bartolomé, que ¡Jubo en esta Ciudad, ha más de setenta años se llevó el aire una criatura, que pasaba de una casa a olra y encomendándose a la Virgen ,de Guadalupe, de allí a tres días se hallÓ I,iva y sana debajo de una teja".3 En 1568 fija el sucedido la historiografía puertorriqueña, salvas las ambigüedades que ya hemos citado.· El hallazgo -nada difícil- de la fuente empleada por Torres Vargas -un Liber miraculorum- nos pennite reproducir en su integridad la relación original, extractada con brevedad sumaria por el conocido cronista. El libro, cuya portada reproducimos, lleva el título que sigue: HISTORIA / DE NUESTRA SE-
RORA / DE GUADALUPE / CONSAGRADA A LA SOBE / rana magestad ide la Reyna de los Angeles, / mila¡:rosa patrona de este Santuario. / POR FRAY GABRIEL / de Talavera prior de la misma casa. / í Colofón] / Con privilegio en Toledo en casa de TllOmas de Guzma / Petrus Angelus. 1597 fecit. Se trata, como el texto lo demuestra, de la única
Historia de Nuestra Señora de Guadalupe dada a la estampa hasta 1601. Debió andar en manos de 3. TOlres Vargas. Diego de: .Descripción de la Isla y Ciudad de Puerto Rico. y de su vecindad y poblaciones, presidio, Gobernadores y Obisp'os; frotos y minerales., en: Tapia y Rivera, Alejandro; BIblioteca Histórica de Pllerro Rico, San Juan de Puerto Rico, 1970, pág. 550. 4. Salivia, Luis A.: Historia de los Temporales de Pllerto Rico, San Juan de Puerto Rico, 1950. pp. 33-36.
predicadores populares para fiestas de la Virgen pues en realidad consta el volumen de una relación del origen de la imagen, el desarrollo de su culto y los principios del Santuario y monasterio, a los que sigue de inmediato un elenco copioso de milagros ocurridos desde el Mediterráneo al Lejano Oriente, en la India Portuguesa, por la intercesión de la Virgen de Guadalupe. Sin numeración de folios o páginas, sí están numerados con ingenuo criterio cuantitativo los hechos milagrosos, tocándole al referente a Puerto Rico el número veinte. Lee como sigue el sabroso relato:
.. Levantase ,de noche en Puertorrico una tan grand tempestad, vientos yagua, que se llevaba las casas enteras, con crecido daño de sus moradores. Acerto en esta ocasión a parir una pobre muger, y viendo los que estavan presentes el peligro grande que corría, siendo la casa debil, la cogieron en brafos cuatro hombres, y passaron a otra parte que estuviesse segura. Dieron el muchacho recien nacido a una mOfa que le llevase, y sobrevino un tan desapoderado viento, que dio con ella en tierra, y le arrebato el muchacho, sin saber donde lo llevo. Llegando la mOfa a donde estava la madre del niño, y viendo que faltava, recibio increyble tristeza y pesadumbre, y pidio con grandes ansias se le buscásen, aunque no fuesse posible hallarle aquella noche. Afligidissima la pobre madre, y haziendo mil amenazas de ravia, se acogio la mOfa a nuestra Señora y dixo con muchas lagrimas: Benditisima Reyna de Guadalupe, madre de misericordias, pues las que usais con to'do el mundo son tan manifiestas, suplico os humilmente os apiadeys de mi, y guardeys seguro al muchacho donde esta, y le pongays en parte que le hallen. En asomando la luz, ya que yva aplacando la tempestad, salieron muchos a buscar la criatura: y queriendo la soberana Reyna de los Angeles aceptar las fervorosas oraciones de aquella muger, acaecio un sucesso digno de inmortal memoria, y fue, que hallaron el niño dos o tres ca· lles de donde le arrebato el ayre, tan sano y bueno como si uvierQ passado toda aquella noche a los pe· chos de su madre: cosa que puso en tan gran admiración y pasmo a todo el pueblo, que se hazia lenguas pregonando el sucesso. Vino toda la ciudad a vello, y sabiendo avia prometido la muger una Mi· ssa a nuestra Señora de Guadalupe, se juntaron el't la iglesia, y la dueron con grande sol!mnidad el dia de san Bartolomé, y llamaron al muchacho (en memoria deste ilustre acontecimiento) Bartolomé de la Tormenta". Como puede apreciarse a primera vista, el canónigo portorricense ha leído hace rato el1ibro cuan· do escribe su Relación pues coloca el hallazgo del muchacho tres días después de perdido. Seguramen· 7
te se trata de una confusión con las .. dos o tres calles" más allá del lugar donde se hallaba al ser arrebatado el infante por la fuerza del viento y la teja protectora que no menciona Fray Gabriel de Talavera. tradición local o variante de una edición que no conocemos. Un curioso elemento del relato es que los que invocan en este trance el valimiento de la Virgen de Guadalupe son gente pobre de la ciudad. lo que indica que la devoción esta.ba difundida entre el pueblo de Puerto Rico a lo que se añade el detalle. destacado intencionadamente por el cronista, de la participación colectiva en la comprobación del mIlagro: "Vino toda la ciudad a vello...". No menos real.!2.ta. con su acento patético, la compendiosa de·
S OLVE
daración del estado de ánimo de la madre, ..... haziendo mil amenazas de ravia... ", que precedió al gozo del encuentro. Pero de conceder rango de primera fuente a esta relación como por el momento es preciso hacerlo. debe rectificarse un punto, presente ya en Torres Vargas: de acuerdo con el texto del Jerónimo Tala· vera, la tormenta no ocurrió en el día de San B'artolomé sino en uno de los inmediatamente anteriores, probablemente la víspera, o antevíspera (22 o 23 de agosto), como demuestra la frase: " ... y sabiendo avia prometido la muger una missa a nuestra Se· liara de Guadalupe, se juntaron en la iglesia y la dixeron con grande solennúiad el día de San Bar· 101omé... ".
VÍNCLA REí S.. . PR OFr.R LVMLN OECI
~
,}'1CALA NOSTRA rr.l.LE . . .BONA CY'Nerr'A¡ POSCr. ~ 8
.Vuestra Señora de Guadalupe
Sobre el grado de historicidad de este relato ¿Quién ha podido recoger el suceso y hacerlo así como sobre su cronología, preparamos un estullegar al monasterio extremeño? La lógica parece in· dio que esperamos dar a la prensa en breve. dicar la persona del Obispo de Puerto Rico don fray Manuel de Mercado, religioso del Orden de San Jerónimo, preconizado en 1570, quien tomó lrúhrú Jt flMt/lr" StiJtJrA posesión de su sede en marzo de 1572,5 Las graves e Cuplicando con mucha humildad a la Vargtn irreparables pérdidas sufridas por el archivo y bi· Maria de Guadalupc le fauorcciefie. Acabada blioteca de Guadalupe en los años que sucedieron a eftl oracion,entrctanto que ltallauan quienlc las leyes desamortizadoras de~ siglo diecinueve han dispersado probablemente, entre otros, los papeles facafte,re vinoabaxo todo el PO'l.o,cayendo fo de fray Gabriel de Talavera, entr.e los que pudo bre el pobre mas de cinco diados de tierra y figurar la carta del Obispo Mercado, si realmente piedru.La(Hmados los que fe hallaron prefen existió. tes de tan notable defgracia, hizicron que fe El siglo XIX, como en otros casos, bordó en torno defembarafa{fe el pOlO , Yllamaron quien á las sobrias líneas de don Diego de Torres Vargas enterraffe al que dlaua détr(\.Masla roberan. un fantástico episodio que se encargó de divulgar PricelTa,remedio vnico de qui~111a Ilama,oyo el hecho aunque tan alejado de su primera redaclapetició el afligido mancebo auia prefenc& ción y de sus motivos, que pudiera creerse escrito do a clemécia. y fueron tá eficaces rus rue· para las páginas de un devocionario positivista, ~i admitiera tan piadoso género el genio ordenador gos,aceptados de las entrañas piadoras de Mol· de Comte. rilJque con caer tanta tiena'i piedr.l fobre eJ, La pluma que a más de la leyenda trazó el ilu'- eRar en facalla cafi dia y me(lio,falio tá libre, minado comentario volteriano que la sigUe, fue en fin daño y letion,como fi.,uieraellado durmié este caso, como en tantos otros, la de don Cayetano do en vna cama regaladifsima. Coll y Toste que en El Milagro de la Guadalupe lO Euantofe de noche en Puenorrico vna realizó uno sin segundo: el de convertir a Bartolatan gran tempellad, vientos, yagua, que mé de la Tormenta en una Lupita de año y medio, fe lIeu.tua las caras enteras,con crcci(lo daño a la que lanza por un agujero practicado por el de fu. moradores. Acerto en eaaocalion a pa viento en las paredes de la casa de un clérigo de rl~ vnapobrc muger , y viendo los que enala vecindad, para aterrizar blandamente en un lío uan prefc:ntes el religro grande que corria,' de ropa.6 ficndo la cafa debi , la cogieron en bra~o5 qua 5. cEpiscopologio portonicense-. SEnado diocesano del no hombres J y palTaron a otra par~ que
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Obispado de Puerto Rico, celebrado .. por el lUma. y Rdmo. Sr. Obispo Dr. D. Guillermo Iones, O.S.A., Puerto Rico, 1917., págs. 135:-136. 6. con y Toste, Cayetano: Leyend4s y tradiciones puer· torriqueñt2S, Bilbao, 1971, pp. lSO-1S3.
enuuielTc fcgura. Dicl'OIl el mudlacbo reBartolomé de la Tormenta, cien en el libro de Fray Gabriel de Talavera
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La carrera de Juano Hernández en el cine norteamericano Por LUIs
EL 17
PLAZAOLA
DE JULIO SE PRODUJO EN SAN JUAN LA MUERTE
de Juano Hernández. Esta polifacética figura del mundo del espectáculo había alcanzado experiencia y renombre en múltiples actividades antes de debutar en las estructuras del cine norteameri· cano en 1948. Contaba entonces más de cincuenta años y ciertamente había dejado tras sí el período florido de la juventud y el pleno vigor físico y se encontraba en la madurez tanto de su arte como de su edad física. El teatro, el mundo de la comedia musical, el espectáculo ambulante conocido como el "minstrel show", el circo y la radio, habían recibido su aporte y su presencia. Desde los años diez en que comenzara su carrera trabajando en un número acrobático para un circo, Juano había conocido experiencias diversas en el mundo de las variedades, ayudado muchas veces por su voz de barilono e inclusive había formado parte de coros de iglesias. y en 1948 una de las más poderosas empresas productoras del cine de Norteamérica la MetroGoldwyn Mayer se disponía a filmar la novela de WiIliam Faulkner lntruder in the dust. Localizada la acción en el Sur de los Estados Unidos donde suceden sus obras más representativas, la novela de Faulkner describe en vívidos términos y con el estilo literario que ha hecho famoso a su autor, el angustioso proceso de un negro acosado por una sociedad eminentemente prejuiciada que lo acusa de un asesinato que no cometió y que se propone lincharlo en acto que se ha hecho tristemente célebre en la historia de aquella parte del país. A cargo de. la dirección del filme figuraba Clarence Brown, uno de los artesanos más hábiles del estudio que contaba a su haber con una filmografía exitosa y de prestigio entre cuyos títulos cabe 10
TRELLES
Juano Hernández recordar algunas de las cintas que hicieran famosa a Greta Garbo como Anna Christie y Ana Kare· nina o la cuidada película libremente inspirada en los amores de Napoleón y la condesa polaca María Walewska titulada Conquest. Uno de los tres pape-
les protagónicos, el del perseguido y acosado Lu· cas Beauchamp le fue encomendado a Juana Hernándcz. Esta primera actuación en cine del actor puertorriqueño le valió encomios de la crítica como los aparecidos en la reseña del entonces influyente crítico (,!el New York Times, Bosley Crowther en la que se exalta la dignidad del actor y la efectividad de su juego interpretativo: "El señor Hernández, quien interpreta el papel del negro condenado en la feroz historia del señor Faulkner sobre un linchamiento abortado en un soñoliento pueblecito del Sur de los Estados Unidos, suministra a su papel una segura y espléndida dignidad. Su porte, sus ademanes y su expresión, constituyen la fuerza esencial de toda la profunda compasión y el irónico comentario que se encierran en esta película."
Intruder in the dust, pese al cuidado con que fue realizada y a la favorable acogida crítica que recibiera no resultó un éxito comercial. Conspiraba en contra del filme no sólo su tema fuertemente dramático y sin concesiones, sino su estilo, uno muy simple y sin afeites que parecía inspirarse parcial. mente al menos en los patrones de realización que por aquella época hacían famosa una nueva escuela en cine, procedente de Italia y que se conoce como la escuela neorrealista italiana. El filme sin embargo a más de brindar a Juana su más importante papel en su carrera cinematográfica norteamericana, lo dejó descubierto para futuras venturas fílmicas. Esta carrera cinematográfica de Hernández abarcó 21 años y se extendió hasta el propio año de su muerte, ya que en 1970 se estrenó en Puerto Rico una de las últimas cintas en que trabajara Juana, la versión cinematográfica de otra novela de Wi· lliam Faulkner, The Reivers en -la que el desapareo cido intérprete vivía otro role de negro del Sur, esta vez el del patriarcal y persuasivo tío Possum en cuya casa encuentra el joven protagonista del filme abrigo y calor humanos; y aún no se ha visto entre nosotros 1a más reciente película de Juana Hernández Rere comes Mr. Tibbs, en la que Sidney Poitier encama el papel central. Es interesante destacar que en la filmografía de Juana los papeles caben agruparse en tres categorías diversas que por sí, son evidenciadoras de los tipos de personajes que les tocó en suerte interpretar a los actores negros dentro del cine de aquel país. Reflejan también estos papeles la evolución de la carrera del actor desde el momento de inicio, el período más exitoso en que se le asignan roles de mayor importancia y prestigio, pasando por la etapa más pobre artísticamente en que vive personajes generalmente foráneos; hasta llegar a una tercera fase, la de los años de la
vejez en que los papeles se espadan más y tienen menos importancia estelar. El primer momento de su carrera fílmica abarca desde 1948 hasta 1955. En este período el actor aparece en seis producciones, financiadas por tres estudios diferentes: la Metro-Goldwyn Mayer, ya citada, responsable de tres de las cintas; la War· ner IBrothers, productora de otras dos de las películas y Artistas Unidos para quienes realiza la última obra del período. En este período se perfilan ya dos de los tres tipos de personajes que Juana va a representar consistentemente en el cine de los Estados Unidos. De una parte están los personajes de negros severos y nobles, generalmente del Sur a cuya categoría pertenecen el role encamado en Intruder in the dust o el personaje del juez Theodore Motley de la película Trial que data de 1955. La otra vertiente de papeles posibles para Juana, la tipifica la cinta de la Wamer, del año 1950 Young man with a horno En ella el actor puertorriqueño interpreta el papel de Al Hazzard, ejecutante de música popular y representa en la filmografía de Hernández el papel moderno, en que el negro es visto como personaje filklórico, generalmente, relacionado con el mundo del entretenimiento. De 1956 a 1962 Juana entra en una segunda fase de su carrera hollywodense, los papeles que se le ofrecen califican como de indígenas o salva· jes y suelen estar fuera del contexto del mundo negro norteamericano, bien sea éste el del Sur del país o el contemporáneo. Cabe citar como cinta representativa del período en lo que al tipo de papel se refiere, la producción Two laves con Shirley MacLaine como protagonista, que basada en una exitosa novela de Sylvia Asthon Spinster, se enmarca en la lejana Nueva Zelandia. En ella Hemández hace de Rauhuia, un habitante del país perteneciente a la raza autóctona de las islas. Hay excepciones en el período como la de Saint Louis Blues, filme de Artistas Unidos en el que vive el personaje del padre del compositor de "blues" Handy, en una película dedicada toda ella a exaltar este tipo de música folklórica norteamericana y en la que aparecen afamados intérpretes de estos ritmos como Nat King Cale y Pearl Bailey; o Sergeant Routledge, hecha para la Wamer Brothers en que personifica a Skidmore, negro alistado en el ejército de los Estados Unidos en los tiempos de las guerras contra los indios, a raíz de concluirse la Guerra de Secesión. A partir de 1962 y hasta el momento en que le sorprende la muerte, Juano entra en una tercera fase de su carrera fílmica norteamericana. Vuelven a predominar las cintas hechas para estudios más importantes como la Twentieth Century Fax y los papeles que encama vuelven a ser de personajes de la escena norteamericana. Cabe destacar 11
en este período el intento de dar por la pantalla la biografía de los años mozos de Hemingway titu· lada Adventures of a young man en que Juano hace de Bugs, fiel compañero de un pugilista enloquecido con que se tropieza el héroe en sus andan· zas por la América rural de principios de siglo; o la ya citada The Reivers, en que vuelve al marco familiar de la obra de FauIkner con su favorable y enaltecedora visión del hombre negro en el Sur blanco y hostil. En resumen la carrera de Juana Hemández se caracteriza dentro de las estructuras del cine nor· teamericano por el encasillamiento en papeles de apoyo o de característico que ofrecen poca variedad pero que le permiten al actor hacer gala de su sobrio dramatismo y de su innata dignidad. A la hora de hacer el recuento de la tipología negra en el cine norteamericano y de su evolución hasta los momentos actuales, que han permitido la apa· rición como estrella de un actor de esta raza, Sidney Poitier con el que Juana hubo de colaborar en ese filme reciente They call Mr. Tibbs, aún no visto en Puerto Rico; el aporte y la presencia de Juano Hernández no pueden se~ desconocidos y sus personajes revelan una fibra interpretativa de calidad que lo hacen merecedor en este momento de su muerte al tributo de exaltación y destaque de su faena interpretativa en cine, faena que como queda dicho, no es más que una parte de la con· tribución polifacética de este artista de Puerto Rico al campo de las artes representadas.
FILMOGRAFIA ESENCIAL DE JUANa HERNANDEZ EN EL CINE NORTEAMERICANO (1949·1970) Productora: MetroGoldwyn Mayer. - Director: Clarence Brown. Intérpretes: Claude Jarman jr., David Brian. Interpreta el papel de Lucius Beauchamp (negro del Sur a quien se pretende linchar). The Breaking point. - Productora: Wamer Brothers. - Director: Michael Curtiz. - In· térpretes: John Garfield, Patricia NeaI. Hace de Wesley Park (amigo y ayudante del personaje central). Stars in my crown. - Productora: Metro-Gold· wyn Mayer. - Director: Jacques Toumeur. Intérpretes: Joel McCrea, Ellen Drew. Cubre el papel del tío Famous Prill (negro viejo, en peligro de ser linchado por el Ku·Klux Klan en una comunidad del Sur de los Estados Unidos). Young man with a horno - Productora: Warner Brothers. - Director: Michael Curtiz. - Intérpretes: Kirk Douglas, Lauren Bacall, Doris Day. Interpreta el papel de Art Hazzard (músico de jazz que protege y ayuda al protagonista). Kiss me deadly. - Productora: United Artists. Director: Robert Aldrich. - Intérpretes: Ralph Meeker, Albert Decker.
1955:
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1949: Intruder ,in the du.st. -
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Hace de Eddie Yeager, un papel secundario en este filme centrado en la figura del detective Mickie Spillane. Ransom. Productora: Metro-Goldwyn Mayero - Director: A1ex Sega!. - Intérpretes: Glenn Ford, Donna Reed. Cubre el papel de Jesse Chapman (mayordomo comprensivo del padre del niño secuestrado). Trial. - Productora: Metro-Goldwyn Mayer. Director: Mark Robson. - Intérpretes: Glenn Ford, Dorothy McGuire. Hace de Juez Theodore Mothey (encargado de hacer justicia a un joven mexicano que se pretende linchar en una comunidad del Sur de California, acusado de asesinato y violación). The mark 01 the hawk. - Productora: Universal Pictures. - Director: Michael Audley. - Intérpretes: Sidney Poitier, Joho McIntire. Interpreta el papel de Amugu, protestante de Ni· geria (que ofrece, conjuntamente con un pastor norteamericano, la solución cristiana a la problemática del país, dividido entre el colonialismo y el nacionalismo). Something value. - Productora: Metro-Goldwyn Mayer. - Director: Richard Brooks. - In· térpretes: Rack Hudson, Sidney Poitier. Hace de Njugu (Jefe de los Mau-Mau en Kenya durante el proceso de liberación de esa antigua posesión inglesa). Machete. - Distribuidora: United Artists. - Intérpretes principales: Albert Decker, Mari Blan· chard. Saint Louis Blues. - Productora: United Artists. - Director: A1len Reissner. - Intérpretes: Nat King Cale, Pearl Bailey. Interpreta el papel de Charles Handy, padre del compositor de blues W. C. Handy, rígido y disciplinario. Sergeant Rutledge. - Productora: Wamer Brothers. - Director: Joho Ford. - Intérpretes: Jeffrey Hunter, Woode Strode. Hace de Skidmore (negro viejo y sapientoso prestando servicios militares con otros miembros de su raza, algunos ex esclavos durante las guerras indias liberadas por los Estados Unidos en el Suroeste del país). The sins 01 Rachel Cade. - Productora: Wamer Brothers. - Director: Gordon Douglas. - Intérpretes: Angie Dickinson, Peter Finch. Hace de Kalamumu (negro congolés aferrado a la superstición que recibe ayuda de una misionera norteamericana madre de un hijo ilegítimo). Two laves. - Productora: Metro-Goldwyn Ma· yero - Director: Charles Walters. - Intérpretes: Shirley MacLaine, Laurence Harvey. Cubre el papel de Rauhuia (Jefe Maorí en la lejana Nueva Zelandia, donde ejerce su profesión de maestra la heroína del filme). Hemingway's Adventures 01 a young mano Productora: Twentieth Century Fox. - Director: Martin Ritt. - Intérpretes: Richard Beymer, Diane Baker. Hace de Bugs (viejo negro amigo del boxeador enloquecido, con que se encuentra el protagonista Nick Adams en sus andanzas por el centro de Estados Unidos a principios de siglo).
o,
Productora: Landau. Director: Martin Rítt. - Intérpretes: Rod Stei· ger, Geraldine Fitzgerald. Hace de Mr. Smitb, un papel menor en esta cin· ta ambientada en el barrio hispano de Nueva York. 1969: The Reivers. - Productora: Twentieth Century Fox. - Director: Mark Rydell. - Intérpretes: Steve MacQueen. 1965: The pawnboroker. -
Cubre el papel del tío Possum (negro del Sur en cuya casa encuentra albergue, calor y comprensión humanas el joven Lucius Priest). Productora: United Artists. - Director: Gordon Douglas. - Intérpretes: Sidney Poitier.
1970: They Call Me Mr. Tibbs. -
Interpreta el papel de Mealie. (Este filme aún no ha sido estrenado en Puerto Rico.)
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Los campos de mi patria Por José
y
A EN EL ORIENTE LA ARGENTADA LISTA
Al mundo anuncia el reluciente coche Del poderoso rey, a cuya vista Recoge el manto la callada noche. De ópalo y grana, y oro y amatista, Se van las pardas nubes decorando: Murmura el manso río, y en las húmedas hojas resbalando Las gotas de rocfo En mil cristales diminutos saltan, Que el valle alegre en su extensión esmaltan. Del monte oscuro en la poblada cumbre Destácanse mil árboles gigantes, En cuyas copas la apolínea lumbre Finge colores vívidos brillantes. Los crujientes bambús y los helechos En sus dormidas aguas silenciosas El lago azul retrata, y en recamados lechos Las fuentes bulliciosas Quiebran sus hilos de bruñida plata. Ya en el risueño prado Saltan los corderillos revoltosos, Sale el buey del cercado, El campesino la cabaña deja, Y estirando los miembros perezosos, La desgastada reja Apresta sin tardanza, Y removiendo fértil el terreno, Deposita en su seno Con la rica semilla, su esperanza. Y mientras de su frente Abundante sudor la tierra baña, Oyense en la cabaña, De su fiel compañera Los sencillos cantares Que entona, preparando los manjares, Con los que ufana a su amador espera.
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MAJÚA MONGE
¡Oh, quién habrá que ciego A los encantos viva de Natural ¡Quién que placer no sienta Al contemplar el plácido sosiego, La majestad sublime y la hermosura De los alegres campos, donde ostenta El Hacedor su inmenso poderío! Venid, los que en la orilla Del Támesis sombrío El canto no escucháis del avecilla Que con presteza suma Los espacios cruzando diligente, En el cristal de solitaria fuente Viene a empapar la matizada pluma. Venid, los que del Sena En la poblada margen bulliciosa, Sólo miráis espléndidos palacios Y cúpulas soberbias, que parecen Escalar de las nubes los espacios: Y los que en leños débiles se mecen Al compás de las aguas turbulentas Del histórico Rhin, en cuya orilla, Salvando de los tiempos el abismo, Las ya negruzcas torres nos recuerdan El pasado esplendor del feudalismo. Venid todos, venid: en esta Antilla Breve porción del mundo americano, Donde Natura desplegó sus galas En cielo, y mar, y cúspides y llano; Donde agitan sus alas El ruiseñor, la alondra y el jilguero; Donde crece el banano Y el rico limonero, De la ciudad ornato y de la granja; Donde brota el hicaco diminuto, Al oro imita la sin par naranja, Y el alto cocotero Mece en los aires su sabroso fruto.
Aquí al rayo de lumbre matutina Que ofrece por doquier bellos celajes, Naturaleza ostenta mil paisajes Que envidia dan a la región alpina, y a los fecundos valles Que el Ararat altísimo domina. ¡Oh, si a las obras de Natura sabia También viese yo unidas Aquellas que pregonan La inteligencia y el esfuerzo humano! ¡Si desde las alturas que coronan Las lomas florecidas y ·los extensos llanos Donde crecen la caña cimbradora, La palmera, y el mango, y el yagrumo.
Viese cruzar con rapidez que impone, Entre penachos de humo. Veloz locomotoral ¡Si en los bosques espesos Que forman los cocales, Viese pasar la barca silenciosa Por los anchos canales Trazados por la ciencia, que orgullosa, Parte de su caudal quitando al río, En múltiples variadas direcciones Va llevando riqueza y poderío A lejanas e incógnitas regiones ... Entonces yo diría Lleno de orgullo y de emoción sincera, Que tú eras, patria mía, ¡Entre todas las otras, la primera!
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Hostos, escritor Por
Preliminar.
A BOSTOS SI!
LI! HA ESTUDIADO PRIMORDIALMENTE como sociólogo y pensador. Su libro Moral social es el más conocido de todos, si no el único conocido de muchos. La vida política de Bostas, activísima en la lucha externa, pero muy inactiva y lenta en las decisiones interiores, se ha derramado en sus cartas y en sus escritos todos, y ese aspecto de su peJ:Sonalidad es de más arraigo público, que otros no menos interesantes. Así, tenemos al Bostos jurista, poco estudiado; al Hostos pedagogo; al Bostos escritor. De' éstos, el último aspecto es el menos conocido. Aparte de breves ensayos y menciones esporá. dicas en los libros dedicados a la totalidad de la obra hostosiana, no hay ningún estudio serio y ex· haustivo sobre este aspecto del gran antillano. Por otro lado, está el hecho de que el mismo Bostos en más de una ocasión indicó que le hastiaba la profesión de escritor como tal, que la literatura era cosa de ociosos, y todo ello ha contribuido no poco a debilitar el interés que estudiosos e investigadores pudieran tener en él como artista de la palabra. En este trabajo apuntaremos esquemáticamente los aspectos de su obra literaria que deberían estudiar los que en lo futuro decidan dedicarle un profundo análisis al Bastos escritor.
Las fuentes de su labor artística: Al considerar los libros y escritos que en Hostos aparecen como más marcadamente "literarios", te· nemos que destacar los siguientes, que a la vez que enumeramos vamos discutiendo brevemente: 16
Jos~
LUIS
MARTIN
a. La peregrinación de Bayoán. Esta novela, editada en Madrid, en 1863, es su primer esfuerzo de ~scritor propiamente dicho. A pesar de que él mismo dijo que nunca la consideró como "novela" en sí, y que muchos críticos, siguiendo de cerca las propias afirmaciones de Hostos, se han conformado con citarle y decir que no lo es. Un estudio estilístico de fondo, de esta obra, podría comprobar las sospechas de muchos otros hostosis· tas que creen que sea una novela en todo el sentido de la palabra. Personalmente opino gue lo es, aunque apunto que siendo éste el primer esfuerzo de Hostos por crear una obra literaria de tipo artístico, era más bien un primer intento esquemático, que de haberse continuado, con sucesivas novelas, hubiéramos tenido en él a un gran creador. Aunque esta obra está concebida como medio, o cortina de humo, para Hostos verter sus ideas políticas, a la postre, queriéndolo o no, su autor crea una obra de arte con ciertos valores literarios de tipo creativo: El argumento, original y román· tico -Bostos tiene influencia directa del Romanti· cismo, aunque no poco de la Ilustración-, tiene un esquema natural lleno de violencias, pasiones, momentos dramáticos, tensión emocional y un profundo sentido trágico, lleno de melancolía y honda amargura personal. Los personajes, sobre todo Ba· yoán, Guarionex y Marién, son bellamente simbóli· cos, pero tienen una gran calidad artística en su presentación, y no les falta calor humano. Ya había dicho Hostos en el Prólogo del libro, que esa obra significaba para él un deseo, que era hija de su corazón, y añadía: "Temo que en ella se deslice mi personalidad." En efecto, a pesar de lo
tempestad de mi alma me impidió gozar de la del mar. ...¡Qué hermoso día! [en el mar] ¿Qué hay en eso de extraño? ¿No han sido siempre los días más alegres en el cielo, y los más tristes en mi corazón? Son muchas las páginas de esta obra en que Hostos establece este contraste, pero no sería necesario enumerar más. Su alma, siempre sofocada y siempre encendida en. alguna esperanza, está detrás del paisaje continuamente. Característica puramente romántica, como es sabido. Las descripciones del. paisaje en sí son, sin embargo, sobrias. No hay abuso del adjetivo ni de las imágenes. Abunda más el símil que la metáfora. La fantasía escasea, pues hay más autoanálisis que imaginación. Veamos: La luz rosada de la aurora tiñe de rosa las aguas
del canal de los Vientos: la parte oriental de Cuba se presenta a mis ojos, envuelta en su atmósfera diáfana, con sus picos coronados por aureolas purpúreas, con sus campos de un verde clarísimo y sus bosques de un verde casi negro.
Eugenio María de Hostos
autobiográfico que pudiera encontrarse en el trasfondo del libro, hay una nota de objetividad en la presentación de ciertos personajes y en la descripción de ciertos lugares. Es indudable que en Hastos se combinaban armoniosamente lo objetivo y lo emocional del buen artista, pero las formas en que luchó por expresar esto no siempre fueron fructíferas. El estilo de este libro, en forma epistolar, como en el caso del Werther de Goethe, es a veces rigurosamente metódico y reflexivo, como si oyéramos a un moralista del siglo XVIII, otras, apasionadamente impulsivo como en Espronceda, como en Hugo, como en Sarmiento. Muy interesante en esta novela es el juego de contraste, que a través de todo el libro sostiene Hostos, entre él como protagonista-autor y la naturaleza-ambiente. Este contraste le da motivos para un maravilloso claroscuro de emociones y tonos dramáticos. Por ejemplo, contemplando el mar, dirá: ...Y el mar también sombrío! Sus olas me recuerdan el desierto: yo llevo uno conmigo. ¿Por qué me asusta su soledad? .. La implacable goleta se parece al destino, y no se detendrá.
-.
...mientras velaba, oí anoche el silbido del viento, y el rugido del mar, truenos y estrépito en el cielo, gritos e imprecaciones en el buque. La
Hay verdadera abundancia de paisajes, todos tropicales o subtropicales, según los lugares por donde el protagonista va viajando. Es una verdadera fiesta para los ojos y el espíritu el deleite con que el autor describe y presenta los distintos paisajes. Se podría, inclusive, escribir una tesis sobre el paisaje en esta novela, su modo de presentarlo, sus contrastes, SU significación. La fuerza avasalladora y salvaje de la .. jungla" tropical, los valles del norte de las islas, la serenidad o fiereza del mar, todo está presentado con perfil emotivo y dramático. En un momento de paz, dice: Montamos a caballo: seguimos la orilla de un arroyo sin nombre; nos comunicamos nuestra aclmiración por sus márgenes frondosas, por lo benéfico de su curso, por la frescura de sus alrededores, y señalando un árbol, contemplando un llano, admirando la ondulación de una colina, llegamos a una alameda de m::mgos, fresca, sombría, y solitaria. Son sumamente interesantes también los aspectos siguientes: la narración, muy lenta a veces, pero movida y dramática generalmente; el diálogo, escaso, a pesar de ser atinado y preciso, pero siempre chispeante de frescura y lozanía; las descripciones de momentos dramáticos o muy emotivos son siempre de buena pluma realista, y aquí las pinceladas son de bastante colorido tonal: y tras el suspiro vinieron las lágrimas llenas,
abundantes, tranquilas, que eran a mis ojos, más un pesar de la felicidad sentida, que un temor de una conciencia tímida. 17
y hemos notado en este libro algo que se repite en los otros de Hostos en donde lo consideramos artista de la palabra, es decir, "escritor", y es que tie· ne una invencible tendencia a la enumeración cuando describe, narra, o medita. Las enumeraciones se suceden con mucha frecuencia en él. Sin embargo, se nota que en la mayoría de los casos están bien trabajadas y no repite el epíteto, o el pensamiento. o la línea esquemática de la cláusula. Naturalmente, en esta obra, además de este artista que encontramos en Rostos, está el gran pensador muy vivo. matizando aquí y allá los párrafos con la hondura de sus conceptos y la originalidad de sus ideas, y todo ello envuelto en una presentación fina y bella. Como ejemplo de esto, veamos 12 última oración del libro: Me dirigí a la playa, y cuando el buque se confundió con el horizonte, bajé entristecido la cabeza y pensé que el horizonte de la vida es mucho más oscuro que el del mar. b. Páginas Intimas.
El volumen· 111 de las Obras Completas de Has· tos, editadas por el Gobierno de Puerto Rico en 1939, se titula Pdginas Intimas, y recoge "gran parte del caudal literario de Rostos no bien estudiado hasta la fecha. Incluye una serie de pequeños libros y otros opúsculos que Hostos escribió "en sus ratos de ocio", es decir, en sus momentos de verdadero artista. En primer lugar el delicioso libro titulado Inda. Otra vez en estilo epistolar, Rostos narra detalladamente la historia de los amores con la que fue luego su compañera !le toda la vida: Belinda, a la que poéticamente llamaba Inda. La vinculación emocional y artística de este libro al que ya arriba he· mas discutido, es definitiva. Al abrir sus primeras páginas, leemos: Como Bayoán a Marién. así conocí yo a Inda: de pronto. de repente, sin saber siquiera que existía, sin prever el influjo de su existencia en 1JÜ existencia. Ya que el libro está dedicado más bien a presentar la historia amorosa de ellos dos -y así podemos clasificarla, como una novelita de amor-, con· centra en lo psicológico más que en lo externo. Hay más descripciones de estados emocionales que de paisajes. Más narración, meditación, y análisis in· terior, que diálogo. Por otro lado, abundan los perfiles y rasgos descriptivos de personajes, casi todos ellos de la vida real. En esto, Rostos, sigue la línea de los buenos satiristas españoles e hispanoamericanos. Las descripciones de Inda, siempre poéticas e idealistas, y la presentación del amor, desde el pri18
mer momento hasta el último, están repletas de fogosidad reprimida y equilibrada con pensamientos hondos sobre la vida, el destino y la muerte. La novelita termina con un beso a estilo de las modernas películas hollywoodenses, pero esta vez sin mencionar la palabra beso en sí: y hablando así, él recibió de ella la medicina de
sus labios, devolvió él la dulce medicina. y la imagen maldita de ·la Beata acabó por disiparse en las tinieblas. Luego tenemos otros libros y trabajos en el volumen de Pdginas Intimas: Naturalmente lo que Rostos titula Cuentos a mi hijo, es en efecto la continuación y capítulo final del libro Inda, por lo cual no lo consideramos como obra aparte. Sin embargo. de por sí, ese "capítulo" incluye cinco cortos cuen· tos, que sí pudieran considerarse como cinco obritas aparte. cada uno de ellos. Aquí. Hostos se nos revela como original y tierno cuentista para niños. Vienen luego tres comedias: Quien preside, El cumpleaños, y La llegada de la guagua. No queremos decir que Hostos sea un gran cuentista, pero al ensayar el cuento, lo hizo con tendencias más bien de uso íntimo y personal, no público. Lo mismo podemos decir de sus comedias. Sin embargo. en los cuentos y en las comedias, aquí y allá. hay esbozos. diálogos. perfiles. aciertos dramáticos, y logros estilísticos, que sostienen nuestra tesis: que de haberse dedicado Rostos de lleno a la literatura cr.eativa, hubiera sido un gran autor, de hondura, de calibre. de estilo definitivo. Terminá el libro Páginas Intimas con una serie de cartas familiares en donde una vez más vemos lo dramático y contrastante del estilo literario de Has· tos. Aquí también se incluyen las cartas de amor de Rostos a Belinda. Todas apasionadas, pero finas, reveladoras de la sensibilidad exquisita y grandeza interior del hombre que las escribió. c. El "Diario". Dos tomos ocupa el Diario de Hostos en la edición de sus Obras Completas.' Es tal vez en este Diario que más íntimamente encontramos al Rostos verdadero. Y 10 sorprendente y revelador es que este Hostos de la intimidad espiritual y profunda, es un gran artista, un hombre de madera de novelista. un creador de la imaginación y la palabra. Es imposible mencionar los mil y un momentos en que vemos en el Diario estos arranques espontáneos del novelista, escritos a vuela pluma, pero fijos ya para siempre como expresión del que hubiera podido ser el gran Hostos novelista, del escritor malogrado. En el tomo l, página 199, leemos: SaU ayer por la tarde, cuando la luz crepuscular entristecía la ciudad. a buscar con quién hablar;
pero me arrepentí; buscar es entregarse, es dar el derecho de abusar. Varié de propósito y me puse a pasear calles y avenidas. Ocasión propicia, la aproveché y me puse a meditar. Parece en estas líneas que estamos leyendo el primer capítulo de una novela de Eduardo Mallea. Lo mismo ocurre si abrimos la página 14 del segundo tomo: He soñado. Al oscurecer, sentado en mi balcón, mirando el cielo, he pensado en mi vida. en 10 que ella hubiera podido ser; en mi familia. en 10 que ella hubiera podido llegar a ser si yo me hubiera consagrado menos a las ideas y hubiera tenido más suerte; en mi gloria, en 10 que yo hubiera podido hacer por el bien de los hombres, mis ingratos. Y hubo un momento en que llegué a sufrir de tal modo el antiguo dolor, la agonía de mi impotencia, la lucha entre mi pensamiento, mis sentimientos y mis actos, que me sentí enfermo y caí en el desespero más doloroso. Vemos claramente, que de haberse dedicado a la novela hubiera sido un novelista psicológico. Y para ello tenía Rostos madera y savia, ya que su habilidad del autoanálisis, de la introspección y de la captación de los momentos fugitivos del alma, pero momentos definitivos para un personaje, le capacitaban para penetrar hondamente en sus creaciones y desarrollar novelas de aquella estirpe de los Dostoiewsky, de los Dickens, de los Galdós. Lástima que no lo hizo. Pero lo esbozó, y en toda su obra se hallan esos rasgos sueltos que al unirse, como en un rompecabezas -al decir de Pedreira- se encuentra la unidad del novelista interior, no del todo cristalizado, que había en Hostos. d. Crítica. (Artes y Letras) En el tomo XI de las Obras Completas se recogen sus ensayos sobre critica literaria y artística: teatro, música, escultura, pintura, etc. Conocidos y famosos son sus dos ensayos sobre Romeo y Julieta así como sobre Hamlet. No queremos mencionar estos ensayos aquí al considerar a Rostos como escritor, en el sentido de artista de la palabra, como pura repetición innecesaria. Más bien lo hacemos solamente por sus ensayos sobre las dos obras de Shakespeare. Lo cierto es que estos dos ensayos son piezas de critica impresionista, muy moderna en verdad. La descripción de personajes y de situaciones así como el análisis de las pasiones y de la técnica es en Hostos un esfuerzo de maravillosa creación estilística. En estos dos ensayos el escritor puertorriqueño se nos muestra como maestro del estilo creacionista en el ensayo, y demuestra la habilidad de re-crear las obras estudiadas con un poder de evocación, sólo logrado por la magia y el hechizo de sus frases.
En estos dos ensayos, Rostos es un verdadero artista de la palabra. Cuando describe a Ofelia, una y otra vez el artista que hay en Hostos se revela maravillosamente creador: Así Ofelia en Hamlet. Es una estrella fugaz en el cielo de la tragedia. Apenas aparece, desaparece. Brilla para desvanecerse. Son sus formas tan vagas, que nos parecen impalpables. Es su influencia tan rápida, que nos parece nula. Y sin embargo, no hay expresión de su rostro, palabra de sus labios, ademán de sus manos, quejido de su corazón, lamento de su alma, que no quede grabado en nuestro espíritu, que no guarde con cuidado el corazón, que no se complazca en representar la fantasía. Ha caído la estrella fugitiva y aún divisan los ojos su estela luminosa. También usa en algunos de estos ensayos de crítica literaria la técnica de la crítica a través del diálogo imaginado, en donde, además de la critica en sí que se va desarrollando, tiene que ir creando las personalidades de los que hablan, y a la vez en· volverlos en una sencilla trama. Amén de buen ensayista, es Hostos artista en su crítica literaria.
Conclusiones: Con todo este bagaje, Rostos nos deja sedientos de lo que no fue, de lo que ardientemente desea· ríamos que él hubiera sido: el gran novelista psicológico que Puerto Rico nunca ha tenido. Desde su Bayoán, su Inda, sus cuentos de niños, su teatro, su Diario, sus cartas de amor, y su otro epistolario, hasta su crítica creacionista, Rostos se perfila como un artista de la palabra en todo el sentido que ésta tiene. No obstante, dadas sus otras ambiciones a las que dedicó todas sus energías y su vida, lo poco que escribió en este sentido revelan a un novelista psicológico que se iba formando, y que otros aspectos de la personalidad ahogaron, . pero no mataron. Esperamos que estas notas puedan inspirar a otros a intensificar más esta búsqueda y lleguen 3 conclusiones más definitivas que las nuestras. Hasta donde el tiempo y nuestras ocupaciones nos lo permitan, también mantendremos este ideal como parte de nuestros futuro~ proyectos. En tanto, meditemos en las agonías interiores que ha debido presenciar y sentir Bostas allá en su intima soledad, al ver que su deber en otros aspectos de su vida y su destino clamaban su pluma por otros caminos, que no le dejaban libertad para expresarse como artista y novelista en los momeIítos de ocio. ¿Acaso no era ésta su más honda tragedia? En su Bayoán, ya nos había dicho que así como el 19
sol pugnaba en los días de invierno por lograr el paso de su luz a través de la niebla, así también su alma necesitaba luchar "para ahuyentar su niebla". De ahí su intima soledad, propia de las grandes almas. Oigámosle y callemos:
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Lo que me pesa sobre todo es mi soledad. Completamente solo para sufrir, para rumiar mi dolor, para buscar medios con qué curarlo, pretextos para aumentarlo, resoluciones por tomar, resoluciones que desechar, busco en vano quién podrá o quién querrá oirme gritar, quejarme, maldecir.
La visita de Víctor Schoelcher a Puerto Rico Por THOMAS G. MATHEWS
Es
EL 1948 LA NACIÓN FRANCESA RINDIÓ TRIBUTO A LA memoria de Víctor Schoelcher declarándolo hé· roe nacional y enterrando sus restos en el Panteón Nacional donde hoy descansan al lado de Víctor Hugo y otras grandes figuras de todas las épocas. Más que cualquier otro francés, Víctor Schoelcher, está reconoCido como ]a persona responsable por la abolición de ]a esclavitud en las colonias france· sas. El distinguido historiador del Caribe, Dr. Eric Williams, en su reciente libro lo denominó e] "Las Casas del negro". Por casi veinte años (1830 a 1848) Víctor Schoelcher luchó por la libertad del negro y ]a abolición de la esclavitud. La cruzada que él realizó fue iniciada como re· sultado de un viaje de negocios que Schoelcher hi· zo a México para ]a empresa de su padre en 1829· 1830. En la ruta de su viaje hizo paradas en la Habana, Cuba y Nueva Orleáns, Louisiana. En estos dos lugares tuvo las primeras oportunidades de conocer de cerca la esclavitud. La reacción a la experiencia en el joven Schoelcher (tenía escasamen· te 2S años de edad) fue algo traumática. Al regresar 1\ París en el 1830 publicó en e] periódico Revue de Paris l cuatro c;artas con sus observaciones. En una de sus cartas ofrece una vívida descripción del mero cado de esclavos que, en contra de la ley que prohibía ]a trata de esclavos, habían llegado reciente· mente de Africa. Schoe1cher, como muchos otros, quedó ofendido al ver a seres humanos vendidos por regateo en el mercado como si fueran nada más que mercancía o animales.
1. Estas cartas aparecieron en la Revue de Paris entre mayo y noviembre 1830. La cuarta carta ha sido reproducida en: Esclavage et Colonisation. Paris: Presses Universitaires de france. 1948. Extractos de las cartas se encuentran tamo bién en Ch. Gaumont, Abrégé des Calomnies du Courrier de la Martinique contre M.V. Schoelcher. Paris: D'E de Soye et Cie., 1850.
En sus articulos se limitó a argumentar en pro del estricto cumplimiento de ]a ley prohibiendo la trata de esclavos africanos. Aparentemente creyó al principio, como el intelectual ,cubano Ramón de la Sagra, a quien Schoelcher citaba con frecuencia, que la única manera de acabar con el sistema era por medio de la abolición gradual empezando pri· mero con el cumplimiento estricto de la prohibi. ción de la trata. En otro artículo en el 1833 titulado De L'esclavage des Noirs,2 Schoelcher proponía la abolición gradual de la esclavitud en un período de cuarenta a sesenta años. Se suponía que Francia estaba bajo control de los liberales durante la monarquía burguesa de Louis Philipe, pero en realidad las reformas reali· zadas durante e] período se quedaron muy cortas de tocar la base del sistema conservador. Por ejemplo, en e] caso del sistema de la esclavitud, ]a monarquía entró en un acuerdo con Inglaterra para enfor· zar la ley prohibiendo la trata de esclavos. En el 1832 el gobierno abolió el impuesto sobre el acto de liberar un esclavo. En el 1833 se prohibió el acto de marcar con hierro candente el cuerpo de un esclavo y a la vez se prohibía cualquier otra mutilación del esclavo. En el 1836, cualquier esclavo que pisara territorio francés en Europa era puesto en libertad, y finalmente en el 1839 bajo ciertas condiciones el esclavo tenía derecho a comprar su propia 1iber~ tad.3 En e] 1840 el rey nombró una comisión a cargo del Duque de Broglie para explorar la manera de realizar la emancipación. Esta comisión laboró tres años y fue la causa indirecta del segundo viaje de Víctor Schoelcher al nuevo mundo. Para conseguir 2. Abrégé. op. cit. 3. Augustin Cochin, L'Abolition de l'E:cclavage. París:
1861.
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información la comisión decidió enviar un grupo se· lecto de hacendados franceses a visitar las Antillas Inglesas donde recientemente (1834-1838) se había liberado al esclavo y abolido el sistema de la escla· vitud. El propósito del viaje era el de estudiar la experiencia de los ingleses y evitar sus errores. Casi todos los miembros de este pequeño grupo eran conservadores. Tres de ellos eran dueños de esclavos y el cuarto había publicado una defensa de la esclavitud. Schoelcher estaba persuadido que de un grupo compuesto de personas de opiniones ya formadas no se podría esperar nada más que una defensa del sistema imperante y la prolongación de la vida de la institución. Por esta razón, Víctor Schoelcher, quien tenía recursos eco~ómicos propios gracias al negocio que él había heredado de su padre, decidió hacer su propia visita no solamente a las islas inglesas sino, también a las islas danesas y españolas. Así que en enero de 1841 llegó a Puerto Rico donde se quedó por tres meses visitando la isla antes de seguir en viaje a Cuba. En estudios históricos donde se analiza la institución de la esclavitud bajo el sistema colonial español, casi todos están de acuerdo con la interpreta. ción generalmente asociada con el recién fallecido profesor Frank Tannenbaum, autor del libro: Slave and Citi,en: The Negro in the Americas.4 Según la tesis de Tannenbaum, las leyes coloniales españolas, en contraste con las de otros poderes coloniales no ibéricos de Europa, contribuyeron a la creación de un clima más humano hacia el africano permitiendo así, a lo largo de la historia, una fusión de las razas en vez. de una polarización entre el blanco y el negro. También el historiador Luis Díaz Soler en su obra La esclavitud negra en Puerto Rico, está de acuerdo con 10 anterior. Según él: "Tanto los cronistas como los poseedores de esclavos y abolicionistas, concuerdan en el criterio de que el negro esclavo recibió en Puerto Rico mejor trato que los siervos de colonias inglesas y francesas del área del Caribe".s Sería un error dar la impresión de que el estudio concienzudo y bien documentado del profesor Díaz Soler hace caso omiso de la crueldad y trato inhumano del esclavo en las colonias españolas. El trab,ajo de investigación del notable historiador es 10 suficiente completo como para recoger los inci· dentes de trato inhumano, el uso de instrumentos de tortura y ejemplos de discriminación racial aun por parte de la Iglesia. No obstante, tal impresión es transmitida y respaldada por los testimonios de los propios abolicionistas insulares de la época que 4. Frank Tannenbaum, Slave and Citizen: The Negro in tite Americas. New York: KnopE, 1947. 5. Luis Díaz Soler, Historia de la Esclavitud Negra elf Pue,to Rico. Madrid: Revista de Occidente. sin fecha, p. 144-145.
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el sistema de esclavitud español era el más benévolo de todos los otros. Pues, la opinión de Schoelcher es contraria a lo afirmado por Díaz Soler. Schoelcher reconoció los méritos del código negro español el cual él admitió era el mejor de todos los estados donde existía la esclavitud. No obstante, Schoelcher balanceó este elogio con otra observación que también muchos otros observadores han hecho del sistema colonial español pero que por alguna razón inexplicable no se menciona cuando se escribe sobre el sistema de esclavitud en territorio español. Siempre se ha notado una marcada discrepancia entre la letra de la ley decretada en España y la aplicación de dicha ley en las Américas. Como observó Schoelcher: "Las leyes protectoras para los esclavos son ilusorias y de hecho nulas." 6 Y en otro lugar escribió: "Por desgracia, las leyes españolas en favor del esclavo son nada más que palabras. No hay nación que trate mejor a sus esclavos por medio de la legislación y no hay nación que los trate peor en la realidad de las colonias."7 Schoelcher fue muy severo al condenar las condiciones de vivienda de los esclavos de Puerto Rico diciendo que ¡en París los perros recibían mejor trato que los esclavos en Puerto RicO!8 Schoelcher se preparó bien para su viaje y había leído las observaciones del coronel Flinter. Lo criticó por su "opinión insensée" 9 ya que creyó que el esclavo de Puerto Rico vivía mejor que el peón rural de Europa. Schoelcher quien conoció bien las condiciones del trabajador europeo, y como socialista trató de mejorar esas condiciones, también discrepó de la opinión del inglés. Contrario a la opinión expresada por otros observadores y aun los mismos abolicionistas puertorriqueños, Schoelcher pensaba que la pobreza de Puerto Rico en contraste con la riqueza de Cuba y otras tierras azucareras, en vez de crear un ambiente favorable para el esclavo, en realidad hacía más dificil su tarea y fue en parte causa del mal trato que recibió de sus amos,l° Mencionó el ejemplo de un hacendado (no conocido por él personalmente) que se decía que había obligado a sus esclavos a trabajar por un período de cincuenta y dos horas corridas durante la zafra para poder aprovechar mejor el beneficio de la caña. u Otro aspecto de la sociedad puertorriqueña que impresionó a Schoelcher fue la vida de los jíbaros, los blancos de la tierra, llamados así, siguiendo la 6. Victor Schoelcher, Colonies Etrangeres et Haiti T.I. Paris: Pagnerre Editeur, 1843. p. 337. 7. Victor Schoelcher. Des Colonies Francaises¡ Abolition [mmediate de L'Esclavage. Paris: Pagnerre, Editeur, 1842. p.77. . 8. Colonies Etrangeres T.I. op. cit., p. 331. 9. lbid. p. 332. 10. lbid. p. 333. 11. [bid. p. 341.
Víctor Schoelcher explicación de Fray Iñigo Abbad y Lasierra a quien él habia leido, para separarlos de los blancos de Europa. Dos cosas impresionaron a Schoelcher sobre los jíbaros. La primera fue que el jíbaro era prueba vívida que desmentía la falacia de que el blanco no podía trabajar en el trópico y que solamente el negro era capaz de resistir el sol tropical. Schoelcher opinaba que la solución a la falta de brazos para las islas dei Caribe era traer trabajadores de Europa. La existencia del jíbaro ofreció respaldo a este plan de Schoelcher. La segunda cosa que im· presionó a Schoelcher fue un hecho que hoy día se entiende mucho mejor que entonces. Fray Iñigo comentó sobre el letargo del jíbaro y Schoelcher lo confirmó pero a la vez de lamentarlo trató de enten· derlo observando que el blanco tanto como el africano tantas veces acusado de ser vago por los ha- . cendados y amos de esclavos, en realidad estaba ajustándose a las condiciones de vida del trópico. Así Schoelcher afinnó que no existía base alguna para alegar que el negro era más vago que el blanco.12 12. Ver la obra reciente de Henri Bangou, La Gtladelotl· pe 1492-1848. Aurillc: Imp. Centrale, 1962.
Menciona un memorial del ayudante del intendente, un tal Sto Latoja, que recomendaba la imposición de una tasación por cabeza de la población de Puerto Rico con el propósito de obligar al vago a rendir trabajo para pagar sus impuestos. Junto con esta medida se recomendaba el establecimiento de una casa de corrección donde el delincuente ten· dría que trabajar para pagar sus deudas. Observa Schoelcher que la propuesta tuvo la aceptación de! gobernador Baños, pero el nuevo gobernador, Santiago Méndez Vigo, a quien se le tenía como amigo de los jíbaros, tenia otros planes. Schoelcher visitó varias haciendas incluyendo la Santa Ana del señor Fernando Fernández y una de un inglés, MI'. Kortright en las riberas del río Ma· natío Su impresión general no fue muy favorable ya que en su opinión el hacendado de la isla era un "especulador" quien en vez de hacer agradable su hacienda y vivienda las convirtió en almacenes; no había jardines, ni paseos como en Cuba o las otras islas de las Antillas. Y esta vida rustica, la peor que se podría esperar, era la suerte del esclavo. Sobre el papel del negro libre en la sociedad, Schoelcher ofrece también una versión distinta a los demás observadores. Luis Díaz Soler ha escrito: .. No hubo en Puerto Rico grandes contingentes de negros retraídos del movimiento general de la sociedad. Los grupos [de negros] que gozaban de la libertad desarrollaron una actitud de franca convivencia, eliminándose los prejuicios raciales en la medida que pennitieron los tiempos." II En contraste, sobre la población libre de coior en Puerto Rico, Schoelcher observó que a pesar de su gran número (más grande en cuestión de porcentaje de cualquier otra isla en el Caribe) y a pesar de la supuesta política benévola de los españoles, había en Puerto Rico más discrimen racial que en cualquier otra isla del Caribe. La persona libre de color en las islas francesas desde 1833 ejercía todos los derechos civiles y políticos. En la isla de Dominica (isla inglesa) había notado Schoelcher durante su visita que la asamblea insular tenía una mayoría de personas de color. Pero en Puerto Rico, observó que el discrimen racial se encontraba en todos los niveles sociales: en las cárceles las peores celdas eran reservadas para la gente de color. Cita la ordenanza del gobernador Miguel de la Torre sobre las reglas de los asientos en las galleras, donde se impuso un sistema de segregación racial en la distribución de los asientos. 14 La posibilidad de abolir la esclavitud en las islas españolas, admitió Schoelcher, no era muy halagadora. Quedó muy desilusionado por la prosp:;:· ridad y desarrollo económico que notó en Cuba ca· 13. Historia. op. cit:, p. 145. 14. Des Colol1ies Fral1caises. op. cit., p. 173.
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mo resultado de la esclavitud. u No obstante, el aislamiento que España impuso sobre las islas, para evitar la contaminación con ideas liberales, Schoelcher encontró una actitud muy liberal entre al~ gunos de los terratenientes criollos y citó varios de ellos quienes expresaron la opinión de que dentro de quince años la esclavitud sería abolida.16 Una vez proclamada la abolición en las Islas Vírgenes, razonó Schoelcher, sería muy difícil mantener la esclavitud en Puerto Rico. Ya, notó él que los es· clavos estaban saliendo clandestinamente de la costa oeste de la isla buscando la libertad en Quisqueya. Su visita en enero de 1841 coincidió con una rebelión de esclavos en la parte este de la isla,l1 El viaje de Schoelcher que incluía además de las islas francesas de Guadeloupe y Martinica, las islas de Dominica, Antigua, Sto Thomas, Santa Cruz, Cuba, Jamaica y Haití, ofreció al francés una va· riedad de experiencias e información que más tarde le sirvieron muy bien en sus cargos gubernamen· tales. Como resultado inmediato del viaje, Schoelcher publicó tres libros de más de trescientas páginas cada uno. El primero se concentra sobre las islas francesas. El segundo cubre las islas inglesas y españolas, y el tercer libro cubre a Haitf y las islas danesas. lB En 1848 ocurrió una revolución en Francia que derrotó la monarquía de Louis Philipe y estableció la segunda república francesa. Schoelcher pertenecía al grupo de revolucionarios republicanos conocidos como la Montaña. En el momento de la revolución Schoelcher se encontraba viajando por Africa pero interrumpió su viaje para regresar inmediatamente a París y aceptó el puesto en el gobierno a cargo de las colonias de ultramar. Inmediatamente el gobierno publicó un decreto, preparado por Schoelcher, declarando libre todos los esclavos en el mismo año de la revolución, 1848. La segunda república por desgracia duró corto tiempo (hasta diciembre 1851) pero la abolición de la esclavitud -
fue quizás su más brillante logro realizado durante la corta vida del gobiern~ republicano. En 1850 cuando Narciso López invadió a Cuba con la ayuda de los esclavistas del sur de los Estados Unidos, SchoeJcher publicó un corto artículo sobre el incidente, aprovechando la oportunidad para condenar la acción de los esclavistas y los con· servadores de Cuba que pretendían perpetuar la institución de esclavitud. Observó que España corría gran riesgo de perder no solamente a Cuba sino también a Puerto Rico a manos de los Estados Unidos. Escribió que el día que Cuba cayera bajo el dominio norteamericano Puerto Rico seguiría al día siguiente.J9 Proponía que los liberales de ambas islas debían invadir los Estados Unidos para elimi· nar el sistema de la esclavitud de los estados del sur; pero confesó que su plan era irrealista ya que España lejos de permitir un movimiento de liberales no estaría tampoco de acuerdo en abolir la esclavitud en sus colonias. Después de la caída de la República Francesa Schoelcher tuvo que huir al exilio, pasando unos dieciocho años en Inglaterra. En los últimos años de su vida regresó a París y otra vez entró en la política siempre al lado del radicalismo de su época. Mantenía contacto con los antillanos, tanto franceses como ingleses y españoles. En 10 que concierne a Puerto Rico es interesante notar que conoció :1 Ramón Emeterio Betances y simpatizó con su lucha por la independencia de Puerto Rico. Hasta cedió a la petición de unos estudiantes haitianos y cooperó con Betances en la preparación de la introducción a una obra política sobre Haití.211 Copia de la misma se encuentra en la colección Nemours de la biblioteca de la Universidad de Puerto Rico. Víctor Schoelcher murió en París en el año 1893; a la edad de 89 años, después de una vida muy activa luchando por un gobierno liberal y la eliminación del control colonial sobre las islas del Caribe.
15. ¡bid. p. 313. 16. Colonies Etrangeres. op. cit., p. 343. 17. Des Colonies Francaises. op. cit., p. 12D. 18. Víctor Schoelcher, Coloníes Etrangeres et Haiti. T. 11. París: Edíteur Pagnerre, 1844.
19. Víctor Schoelcher, cL'Insurrection de Cuba et Les Etats-Unís_ tomado de la Liberté de Penser, septiembre, 1851. p. 22. 20. Jules Auguste, et. al. Les Detracteurs de La Race Noir et de Republique V'Haiti. París, Marpon et Flammaríon, 1882. '
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Francisco Arriví y la entrada por las raíces Por FRANK DAUSTER
. AL ACERCARSE A LA TRAYECTORIA DEL TEATRO DE FRANcisco Arriví, hay que reconocer su compromiso inalterable con la realidad de Puerto Rico. A ratos varía de énfasis, de tema o de estilo, y creemos percibir un desarrollo técnico circular, por decirlo así, pero el enfoque constante es la búsqueda de la realidad puertorriqueña. Le apasionan en todas las obras la identidad de Puerto Rico y la de su pueblo; sus personajes están radicados en el dilema existencial tanto del individuo como de la sociedad, y su obra entera es un enorme Í"ito de curación del alma. Ya en El diablo se itumaniza (1941) presenciamos la salvación del alma de Angel, pero lejos está del sentido tradicional de esta frase. Para Arriví la salvación y la condenación están inevitablemente eslabonadas con la capacidad humana para librarnos de nuestro propio veneno. de los pustulosos prejuicios y pequeñeces que son la causa verdadera de nuestro sufrimiento. Lilí, la coqueta malévola, y su madre, Colombina, frívola y regañona, se condenan porque llevan el alma" ." para lo que se lleva la sortija o la pulsera, para lucirla de acuerdo con el momento social". La criada Cruz se salva por la pureza cristalina de su alma, y Angel. el protagonista que rechaza la hipocresía de las Lilí y las Colombina, halla la salvación cuando por fin puede ..... separar la esencia de los hombres. de los grotescos prejuicios sobre los que sostiene la clase engreída y decadente de doña Colombina y Lilí". El diablo se llUmaniza sufre de los defectos de toda obra primeriza. pero anuncia claramente la temática que a Arriví le apasionará en toda su obra posterior. Esta temática encuentra expresión algo distinta en Alumbramiento (1945), que trata la crisis espiritual de Gilberto, joven escritor desgarra· do entre la necesidad de crear, de ser auténtico, y
el apremio de cuidar a los seres queridos. Pero Gilberta es incapaz de transigir con la sociedad y con la necesidad de trabajar de manera más o menos regular. Cuando su mujer, Beatriz, queda enferma y ya no puede seguir manteniéndolo, Gilberto, lleno de remordimientos, cede a las repetidas súplicas de Beatriz de que tengan hijo, e intenta organizar la vida. Pero no puede; obsesionado por las dudas acero ca del significado de la vida, perseguido por la visión de una estrella que le amenaza, fracasa. Beatriz muere de parto, dejando una niña no deseada y un padre cuyo desquiciamiento raya en la locura. Es dificil desentrañar qué es lo que buscaba Arriví en Alumbramiento. El título puede referirse tanto al parto como a la iluminación, y las dos cosas pasan en un nivel tanto físico como espiritual. Obviamente, Gilberto representa al artista puertorriqueño, destinado a escribir articulas de fondo que reflejan las actitudes de una clase conservadora cuyos ideales le son totalmente ajenos; a la vez, es la encarnación de la eterna pregunta humana acerca de la esencia de la vida. Desafortunadamen· te, Gilberto resulta casi una parodia del poeta romántico; hipersensible, egocéntrico hasta olvidarse de los demás, y muy dado a compadecerse. Su bao jada final a la locura parece más bien patológica que simbólica. Por otra parte, el final ambiguo provoca otras preguntas; aunque Gilberto parece ha· berse sumido ya definitivamente en la locura, el aura de luz matutina que lo rodea y la presentación de la niña por la viuda Elena, quien a través de la obra representa el consuelo de la religión, todo sugiere que acaso Gilberto esté no loco, sino preso de una visión beatífica. Quizá esta dificultad se deba a que el tema le es tan -personal al autor que no pudo domeñar su idioma, lo cual no quita que la obra tenga valores muy positivos, como el más ve-
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rídico de los personajes, Pedro Mendoza, el artista que se vendió. Pero a pesar de creaciones de este tipo, Alumbramiento tiene que ser considerado un anticipo de obras más logradas. En Caso del muerto en vida (1951), dio Arriví un paso definitivo en el desarrollo de su temática y hacia la madurez artística. Basado en una pieza de radioteatro de 1949, llamada VIl cuento de ¡ladas, Caso del muerto en vida entra de plano en el realismo simbólico hacia el cual viene apuntando el autor desde su primera obra. Se junta el dilema del artista -el protagonista está casado con una rica, trabaja por su suegro, portavoz de los intereses adinerados- con el étnico: Rafael es de ascendencia mixta, y la abuela de su mujer, Carola, pasó la vida en el infame cuarto de atrás, por ser negra. Todo esto enfoca el problema moral de Rafael, consciente de su propia herencia y de la idiotez de distinguir entre los hombres por' el color de su piel, pero empujado por sus propias circunstancias a colaborar con estas infamias. Se debe el éxito de la obra en parte a esta mayor complejidad temática y en parte también al desarrollo de los personajes, mucho más profundos que los anteriores, y cons,cientes de las complejidades de su propio ser, lo cual conduce a una mayor interacción dramática. Otro factor importante es la sofisticación técnica que emplea diversas partes de las tablas para representar múltiples áreas dramáticas, además de una plataforma a la altura del escenario y que da acceso a la platea. Estas distintas áreas se emplean de manera muy imaginativa para imponer a la obra movimiento y agilidad físicos y dramáticos. Al comenzar la obra, Miguel entra desde la platea llamando a Rafael y se sube a la plataforma, donde lo interrumpe el ujier, primero hostil y luego intrigado. Cuando se empeña éste en que se marche Miguel, un espectador insiste en que se le escuche a Miguel. El cuerpo de la obra, pues, es una larga secuencia retrospectiva, 10 cual permite que se establezcan muchos detalles importantes para comprender la obra. Miguel, de narrador, sirve de enlace, de modo que la obra tiene hilo central que unifica las diversas escenas de retrospección. Esta creciente madurez artística queda patente en la resolución de la obra. En Un cuento de hadas, Rafael, loco o iluminado, abandona a los suyos para buscar la libertad con la ilusoria Dinorah. En Caso del muerto en vida, Dinorah queda identificada con Lidia, contrastando así la aparente disolución moral de ésta y la pregonada rectitud de Carola con hechos más fundamentales: Carola es una histéri· ca egocéntrica que se interesa exclusivamente por ella misma, mientras que Lidia es la única persona capaz de percibir el verdadero mérito de Rafael y la profundidad de su sufrimiento. En el epílogo, Rafael resuelve partir en busca de su auténtico ser, y Carola, por fin puesta a elegir, 'defiende a su mari-
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do. Todavía está incierta y confundida, pero hay el . asomo de una percepción de lo que significa ser ml;1jer, ser Carola. No hay final absoluto: ni trágico. ni tipo Hollywood. Lo que le pase a Carola, en última instancia a dla le tocará resolver, como lo que se haga de Rafael será su propia labor. En las palabras finales de Rafael: "El hombre maravilloso espera. Tenemos que destruir sus cárceles. Dejar florecer su maravilla. Su fuerza liberta de culpas y agonías. Su vida cree vida verdadera." Este hombre maravilloso es la visión que a Rafael le apasiona por toda la obra, como a Arrivi le apasiona la misma visión. Rafael es el hombre cohibido, psicológicamente encadenado, incapaz de pelear contra las frustraciones y las represiones que le agobian. Su alter-ego Leonardo, dentro de la neurosis estuvo libre para hablar a nombre de la autenticidad del individuo; ahora Rafael busca esta misma independencia moral y espiritual. En Club de solteros (1940), intentó Arriví la obra para marionetas visiblemente radicada en la tradición del Retablo de Maese Pedro o Los cuernos de don Friolera, hasta el extremo de comenzar con la escena tradicional del titiritero que presenta su obra al público. Es una especie de Lisistrata al revés, tratándose de los esfuerzos de don Osvaldo por librar al hombre de la nefasta influencia de la mujer y, sobre todo, del matrimonio. Por supuesto, todo resulta en el más catastrófico fracaso. La obra divierte de manera poco trascendental, pero en ~951 su autor la rehízo para presentarla dos años después. Ahora está repleta de dos historias adicionales, la de Manuel empujado a la rebeldía por un pellizco administrado en pleno casamiento por su novia, y la historia de don Pepón el viejo verde y Ello, espía de las mujeres, aunque aparentemente un joven afeminado desesperadamente necesitado de inyecciones de hormonas. La primera historia menor divierte a través de los esfuerzos hercúleos pero destinados de antemano al ruidoso fracaso, por no caer víctima de los encantos de la novia. La segunda es más cínica; Ello es fascinado por el dinero de don Pepón a pesar del poderoso encanto de don Hipólito, abanderado del movimiento; don Pepón, el más desvergonzado de todos, ingiere regularmente las hormonas destinadas a Ello. Pero la farsa, por hilarante que sea, no se detiene en la risa. Hipólito es un fanático que niega la vida, y su club es un templo de hombres incompletos. Está tan deshumanizado como LudIa, la jefa de las mujeres, que anhela la poliandria. Los dos -son blanco de la flecha de Arriví cuando ataca a todos los deshumanizados y deshumanizantes, todos los que se alejan de la vida completa, total. El enfoque de la obra anticipa el absurdo, ya que es casi uña caricatura, una foto sacada con cámara un tanto fuera de enfoque. Los personajes son más bien títeres, productos de un sociedad deshu-
manizada que exagera los externos y pierde de vis· ta las relaciones humanas auténticas. Donde antes los personajes de Arriví eran seres humanos, funcionando en ténninos humanos, por pesadillesca la circunstancia, se han vuelto hermanos carnales de Krapp, buscando el sustento en ,una máquina grabadora, y de todos los demás antiprotagonistas solipsistas de nuestro teatro actual. Pero nunca abandona Arriví su tema predilecto, del aislamiento radical. En María Soledad, que pasó por tres títulos y cuatro versiones entre 1946 y 1961, está obsesionada María por la búsqueda de la pureza absoluta. Es una obra compleja y de muchas maneras difícil, debido a su funcionamiento en dos niveles simultáneos. María es un ser psi· .:opatológico, víctima de una presunta violación por su padre; su ropa blanca y la obsesión con los lirios blancos son símbolos de su rechazo de una relación completa para refugiarse de esta experiencia traumática. Pero en otro nivel, la obra reinterpreta la leyenda de la' Bella Durmiente. Cuando María Soledad sueña que está presa en la cueva del dragón, es un comentario a su estado psicológico. pero es también la metáfora dramática fundamental de la obra. Es ella la Beila Durmiente, como José Luis es el Dragón, Sandra la Bruja, Ricardo el Príncipe Hermoso, y el primo Esteban, enamorado sin esperanzas de María Soledad, viene a ser el Duende. Los personajes hasta se hablan de esta manera, y José Luis se describe en términos sardónicos al decir de los dragones: "Pues a mí se me antojan pobres. Pobrecillos bajo las escamas. ¡Quién sabe si el fuego que despiden por boca y nariz es sólo calor del corazón enamorado!" En el momento climáctico, Ricardo y -José Luis se miden como caballeros medievales: JOSÉ LUIS: Repase los cuentos de hadas. Observará que ningún dragón ruge a la princesa. RICARDO: De acuerdo con la teoría, la llegada del príncipe hace patético el final. J oSÉ LUIS: Si el dragón cae vencido. RICAROO: Y si no cae... también. La princesa quedaría encantada para siempre... contra sus deseos... José Luis... de ambas maneras seria doloroso... pero el rescate de la princesa por el príncipe resultaría más fiel a la vida. Usted lo sabe por experiencia. La vida exige soluciones constantemt:nte. El triunfo de la bestia celosa perpetuaría la misma incomprensión, la misma angustia. ¿Quién, en verdad, podria llamarse libre? JOSÉ LUIS: El príncipe muerto. RICARDO: Exacto. JosÉ LUIS: Y la princesa también. RICARDO: No veo. J osé LUIS: Si el dragón muriera junto con el prín· cipe. RICARDO: Ya... Una verdadera jugada de ajedrez. JosÉ LUIS: Con un jaque mate dedicado a la reina.
y este es, por supuesto, el resultado: mueren José Luis, el Dragón, y Ricardo, el Príncipe. Y María Soledad permanece suspendida en su locura encantada. . La terrible ironía de María Soledad es que la única persona capaz oe comprender la aspiración de la Bella Durmiente de trascender los sentidos para llegar a la hermosura espiritual, es el único ser a quien rechaza ella terminantemente, porque en el comienzo no entendió: José Luis. La obra no es sencillamente una especie de leyenda al revés; maridaje extraño de fábula arquetípica y drama psicológico, es un símbolo deliberado del misterio y de la complejidad de la psique humana. María Soledad es un enigma dramático, una personalidad complicada que despierta en todos los demás su naturaleza verdadera. Sólo a través de ella llegamos a percibir la bondad fundamental del payaso Ernesto, o el erotismo enmascarado de Ricardo; por ella comprendemos la celosa malignidad de Sandra y por ella vemos que únicamente José Luis, el que cree en la tierra, es capaz de compartir su sueño de pureza. Y por ella misma la vemos por fin como es: tan demoníaca como don Hipólito. A fin de cuentas, este hermoso sueño de la pureza provoca la muerte de Ricardo y de José Luis, que han cometido el crimen de amarla. ¿No es Maria Soledad la denuncia de la traición de una vida natural, como lo es también Club de solteros? María Soledad Será hermosa y encantadora, pero es tan fría y venenosa como la culebra. Con las tres obras agrupadas bajo el título Máscara puertorriqueña, sobreviene un cambio de énfasis en el teatro de Arriví, aunque sería suma· mente equivocado verJa como abandono del estilo anterior. Todavía le preocupan la soledad del in· dividuo y la situación del artista, pero ha cobrado plena conciencia del problema esbozado en Rafael: no el racismo sino " .. .la problemática de conciencia que engendra el mestizaje racial en Puerlu Rico ..... (La gel1eración del treinta). El primer volumen, Bolero y plena, se compone de dos obras en un acto, "El murciélago" y "Medusas en la bahía" escritas en 1955 y estrenadas en 1956. Presentan un p:-oblema de autodefinición que paraliza a los protagonistas, que están enajenados por ser incompletos. En el caso de "El murciélago", se trata de un hombre psicológicamente herido por haber crecido sin padre; en "Medusa en la bahía", este tema de la mutilación queda expresado en términos del puertorriqueño de herencia mixta quien ha rechazado su lado negro por razones de éxito económico~ El protagonista, Augusto, tarde se da cuenta de su autotraición, y cuando se encuentra rechazado él mismo por su hija y su mujer, como por el ramo negro de la familia, se suicida. Jamás ha tenido la fibra moral para enfrentarse con el hecho de su doble herencia. y su negativa a reconocer este he· 27
cho ha producido la llaga psicológica. Es decir, no ataca aquí Arriví el racismo como tal, sino que está explorando las consecuencias de la falta de aceptación de la compleja herencia racial. Augusto se mata porque ya no le queda más remedio. Su conciencia humana no le permite seguir viviendo como blanco, y a estas alturas es incapaz de transformarse en negro; ni él ni la sociedad son capaces de aceptar la autenticidad de una forma de vida a base de la verdad completa de su ser. Es importante señalar aquí hasta qué punto emplea Arriví elementos teatrales para subrayar su tema. La escenificación múltiple permite el movimiento rápido tan necesario para que la obra tenga fluidez dramática; en "Medusas en la bahía" las cuatro partes del escenario representan las cuatro etapas que condujeron al protagonista a su crisis. De importancia clave es el papel de la música como leitmotif; Bolero y plena toma su nQmbre de dos obras de Rafael Hernández, el bolero "Silencio" y la plena "Tanta vanidad". Además de subrayar el tema, resumen en su letra la situación del personaje, de modo que Augusto, ni blanco ni negro, ni mucho menos el ser completo compuesto de los dos cosas, atrapado en un limbo espiritual, está descrito en la plena: Tanta vanidad, tanta hipocresia si tu cuerpo, después de muerto, pertenece a la tumba fria.
La segunda obra de la trilogía es Sirena, inspirada en la danza "Vano empeño" de Juan Morel Campos. Está en relación directa con "El murciélago"; el irracional rechazo de la herencia particular conduce inevitablemente al desastre. Cambu· cha, alucinada por las promesas de su amante, sueña con ser la princesa blanca, pero al someterse a la cirugía plástica, que le impone máscara en el sentido más literal, se halla abandonada. Los que intentan llevar la máscara de lo que no son terminan desilusionados y desarraigados. Pero en este caso hay una nota de esperanza; después de haberse desgarrado Cambucha la falsa cara que se hizo imponer, su madre Micaela y el fiel Pedro Alejandro juran rehacerle la vida, y éste afirma su volun· tad de aceptar como suyo el hijo-futuro. Vejigantes (1958) ofrece una visión aún más positiva. Toma nombre y tema del festival de Santiago Apóstol en Loíza Aldea; en el baile de los vejigantes, eco del antiguo baile de moros y cristianos, los ca· balleros representan el bien y los vejigantes el mal. Los describe así María Teresa Babín: "Los vejigan. tes se disfrazan con un mameluco de mangas ama plias, también de telas brillantes. La careta es grotesca, con cuernos, dibujos atrevidos exagerando las facciones y fonn.as caprichosas para representar el mal, el diablo, los moros..... (Panorama de la cultu· 28
ra puertorriqueña, 207). Pero hay un nuevo elemento importantísimo, el africano, y el antiguo rito de moros y cristianos tiene un colorido muy especial. Como ha dicho Gordon Lewis, hay" ... in the shape of the colorful fiesta de Santiago Apóstol, an isolated phenomenon of Puerto Rican religious life in which the cult of popular saints seems to be connected with the ancestral memory of the old African war gods". (Puerto Rico: Freedom and Power in the Caribbean, 246.) O sea que la estructura está mandada a hacer: un rito popular. en el cual el bien desempeña la batalla con el mal, dentro del marco de la doble herencia étnica y cultural. Cuando por fin la joven Clarita se da cuenta de la monstruosidad de negar a su abuela, que equivale a negarse a si misma, de tener aislada en el cuarto de atrás a un pedazo de su ser, llega a la resolución que viene soslayando: rechazar la vida fraudulenta inventada por su madre y aceptar la verdadera. En una magnífica escena final, enriquecida por el empleo magistral de las luces y la música, invita a su abuela a que vaya'n de paseo por el jardín prohibido. MAMA TOÑA: Los vecinos... Recuerda que vivim,os en el Condado. Gente encopetada con repelillos. CURlTA (natural): Que nos vean los vecinos. Y si quieren pasear con nosotras, haremos lado. Pero Marta también se siente empujada a escoger entre la negación de su ser complejo y el simbólico paseo por el jardín. En un brillante momento climáctico, escoge. Se lleva las manos a la cabeza y se desabrocha el turbante. Se.lo quita y lo arroja junto a la radiola. Sacude su pelo crespo de mulata, recortado a la moderna, y se lo arregla con las manos. Saca un pañuelo del bolsillo y comienza a limpiarse el blanquete de la cara. No sólo se ha quitado el turbante, sfmbolo de su vergüenza; literalmente se ha quitado de encima la máscara que cubría su conciencia y su herencia, la máscara impuesta por la hipocresía y el miedo a una gente temerosa de su propia herencia. Las figuras de la trilogía sienten el suplicio de no estar preparadas para ser lo que son, y sólo los que se han hecho las pac~s con el mundo y consigo mismas pueden vivir tranquilas. Estas obras, hay que repetirlo, no atacan tanto al racismo <;omo a los incom· pletos; los que niegan la existencia de Mamá Toña y Micaela son María y Cambucha. Como dijera G. R. Coulthard, Vejig<mtes pone el dedo en la llaga de " ... the absurdity of social pretensions based on colour and... the unhappiness and neuroses these can produce". (Race and Colour in Carib-
bean Literature, 102.) Mdscara puertorriqueña representa una progre·
sión hacia la esperanza. El Juan de "El murciélago" está enajenado más allá de cualquier posibilidad de reintegración, porque es dueño de una parte nada más de su unicidad; simbólicamente, es Puerto Rico, atrapado entre dos culturas. Augusto da unos pasos tambaleantes hacia la resolución del dilema, pero es un ser tan débil, tan castrado por los años de mentira, que no encuentra más remedio que el suicidio. Con Cambucha, empezamos a ver alternativas; Cambucha misma se destruye la máscara. Son Clarita y, más impresionante todavía, Marta quienes se quitan la máscara de buena gana y se aceptan. Su decisión está muy cerca de la visión trágica, del reconocimiento del orden de las cosas como resultado de una percepción nacida del sufrimiento. Juan sufre tan ciegamente que no puede ver el problema; Augusto ve nada más la autodestrucción mientras que Cambucha tiene una visión vaga, parcial, de la traición de su propio proceder. Pero Clarita y Marta tienen la fuerza moral para reconocer lo que han hecho y lo que les queda por ser y hacer. Hasta aqui, los personajes de Arriví estaban frustrados en su intento de comunicación más allá de las limitaciones individuales. Sólo cuan· do se reconocen por lo que son alcanzan la integridad y la entereza espirituales, saben para siempre quienes son y quienes pueden ser. Con Cóctel de don Nadie (1964), vuelve Arrivi al tono y la temática de Club de solteros, aunque de forma mucha más completa; la obra tiene claro parentesco con las sátiras de Emilio BeJaval, Cielo calilla y La vida. La obra tiene estructura hasta cierto punto paralelIstica, ya que cada espanto presenta un aspecto del tema, siendo relativamente completo en sí; la repetición de acción y diálogo al comienzo de cada acto refuerza esta característica. Las diversas mujeres "liberadas" que asisten al cóctel de don Nadie son, por supuesto, sendos ejemplos de la llamada libertad. Pero Remedios es la única realmente libre; sencilla pero lista, es una enciclopedia viva del saber popular. Es libre en el sentido más veridico, dispuesta a seguir sus instintos sin calcular antes las posibles ventajas económicas. Esta libertad le ha dejado en premio tres niños ilegitimas y la volunt~d de arriesgarse al cuarto, siempre que las circunstancias sean apropiadas. Remedios es una fuerza vital. a sabiendas de lo que es y contenta de serlo. Contrasta fuertemente con la segunda, Rosa, pobre parodia de la niña bien, destruida por la mitologia barata del glamor. La sedujeron los cinco novios, pero con Rosa es la promiscuidad vacfa, y no el ~sto natural de vivir de Remedios. La tercera en llegar es Brunilda, cuya histeria es enteramente distinta del estado semicomatoso de Rosa, narcotizada por el sexo. El problema de Brunilda es el opuesto. un marido tan entregado a los negocios que se olvida de su mujer, y la po-
bre de Brunilda está en estado de frustración exa· cerbada. La cuarta es Virginia, quien promete retener el estado implfcito en su nombre; lleva pantalón y camisa de hombre, y le cuesta barbaridades portarse como mujer. Donde a Remedios le gusta el sexo por el regocijo natural, las uLras tres son desesperadamente antinaturales. Rosa es autómata erótica, Brunilda salvajemente agresiva y Virginia totalmente confundida. Están obsesionadas por el sexo, o como dice don Nadie, "... se les desquicia el rito de la perpetuación". La obra es, por supuesto. una severa crítica de la explotación del sexo en la sociedad puertorriqueña de hoy. Claro está que el ser sencillo, de raíces en la tradición popular. la diosa erótica casi sin mente propia, el hombre de negocios demasiado ansioso de ganar dinero para poder pensar en su familia o la joven de género indeterminado son clichés de nuestro tiempo, pero no lo serían de no ser tan patéticamente comunes. Remedios se muestra natural hacia el sexo porque en natural hacia la vida; Rosa, Brunilda y Virginia son el producto neurótico de una civilización desquiciada. neuróticos en el sexo como en todo lo demás. Son tan incomple'tos como los tristes seres de las obras anteriores. Quizá el triunfo femenino de Club de solteros no sea la mejor contestación a la misogi· nia loca de Hipólito, pero por lo menos asegura la continuidad de la raza. Pero los hombres otra vez se han traicionado, y la raza se encuentra en pe· ligro. Don Nadie, pobre Dionisos vuelta para investigar el funcionamiento de sus orgiásticos ritos re· Ügiosos, los encuentra punto menos que desaparecidos. Todo esto resulta un ataque al papel del hombre en la sociedad puertorriqueña de hoy y la entrega del dominio tradicional del hombre latino. No debiera sorprenderle a nadie que la obra fuera recibida tumultuosamente, para decir lo menos. Pero este nivel de interpretación no es el más profundo ni el más importante. Lo principal de Cóctel de don Nadie es su examen de la entrega de la integridad y la identidad de Puerto Rico. Ba· bia es muy obviamente Puerto Rico y Quimbamba tan obviamente los Estados Unidos. Subraya la paradoja lunática don Nadie al decir: "La prensa de aquí está escrita en babieca y, no obstante. defiende la enseñanza en quimbámbico." Arriví es amargadamente exacto al retratar la fascinación de su personaje con la greca, que lo mismo puede ser la bomba atómica o cualquier máquina fabulosa, porque es el Dorado de la tecnología moderna, que por fin chisporrotea a un final estéril e ignominioso al producir ¡un café instantáneo! Los personajes de Cóctel de don Nadie no tienen cero teza de su identidad. y no debe maravillar a nadie que varios deseen morir, atrapados en "oo. el cóctel disolvente que se mueve vertiginosamente a desnaturalizamos". (Areyto mayor, 160). 29
Cóctel de don Nadie es una alegoría de la transculturación y de la desintegración de una manera de vivir. Es tan feroz que resulta difícil de valorar; da brillos ene<eguecedores de sus filos fragmentados.. Es casi una parodia del absurdo: el diálogo mecánico es una clara mofa de los interminables filósofos semimudos de Beckett, o las lecciones de gramática incoherente de Ionesco. A la vez es una obra desesperadamente seria que está
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pidiendo a gritos que los puertorriqueños la tomen así; no puede ser casual que la vía natura~ se llame Remedios. No sorprende que a veces la palabra- pierda su humor y se haga ideológica, a veces demasiado para que la delgada acción dramática la sop.orte. Cóctel de don Nadie no es una obra pulida, pero sí es una obra importante que habla directamente y ccm fuerza al corazón de Puerto Rico.
Corre~s
mayores de España a las Por
L
AS ETAPAS SUCESIVAS DE DESCUBRIMIENTO, CONQUIS-
ta y colonización de América por los españoles a partir del año 1492, no fueron en conjunto etapas perfectamente delimitadas, sino más bien superpuestas, las cuales describiremos someramente por creer que su conocimiento facilita la comprensión de los personajes, fechas y extensión de los correos por el Nuevo Continente, aunque procurando ceno trar la atención en las tierras ribereñas del Caribe. Inmediatamente al descubrimiento, hay que con· siderar que se formó por los conquistadores, un primer núcleo de colonización que abarcaba las islas de La Española (Santo Domingo), Boriquen (Puerto Rico) y Santiago (Jamaica), llevado a cabo entre los años 1493 y 1505. La iniciación de un comercio inci· piente así como las necesidades militares y políticas de la ocupación, determinó la adopción de una serie de medidas destinadas al encauzamiento y regla· mentación de los asuntos americanos, por lo que en Real Cédula del 4 de febrero de 1503 se creó por la Corona, la Casa de la Contratación de Yndias, en Sevilla, a la que se adjudicó el papel de servir de nexo de unión entre la Metrópoli y las nuevas tie· ,rras descubiertas. En una siguiente etapa, se conquista y coloniza la Isla Fernandina (Cuba) y Castilla del Oro (Panamá) entre 1505 y 1513, bases ambas de partida para la posterior conquista de Nueva España (México) y Nueva Castilla (Perú). En 1514, el Regente de España don Fernando el Católico concedió a don Lorenzo Galíndez y Carvajal el oficio de "Correo Mayor de las Yndias, Yslas y Tierra Firme descubiertas y por descubrir". cargo hereditario y que estuvo vinculado a la fami· lia Carvajal hasta 1769, en que, desempeñado en Lima por don Fermín <le Carv~jal y Vargas, fue desposeido del mismo al ser incorporado a la Corona
Indi~8
FERNANDO CAMINO
el Oficio de Correo Mayor, por estatificación de las comunicaciones postales. Desde los trampolines de Castilla del Oro y Fernandina, emprenden los españoles la conquista de Nueva España y Perú. En 1519 Hernán Cortés funda la ciudad de Veracruz mientras que Pedrarias Dávila crea la de Panamá, en el Pacífico. Hasta 1531, los conquistadores extienden su acción hacia los cuatro puntos cardinales y todo el istmo centroamericano pasa a depender de la Corona de España. En dicho año, los hermanos Pizarra se extienden hacia el Perú y dos años más tarde conquistan. Cuzco. El año 1535 se distingue históricamente por la rápida expansión española en Sudamérica: Ximénez de Quesada somete a los chibchas en Nueva Granada, Almagro conquista el Alto Perú (Bolivia), y al sur, se comienza la colonización del estuario del Río de La Plata, fundando don Pedro de Mendoza la ciudad de Santa María del Buen Ayre, abandonada después par la creación de la ciudad de Asunción ' del Paraguay por Juan de Salazar. Los años siguientes, la acción militar prosigue desde La Plata y Alto Perú para cerrar la gigantesca "tenaza" en las tierras centrales sudamericanas y completar de esta forma lo que durante siglos fue el más grande imperio colonial de una potencia europea. La organización política sigue inmediatamente a la conquista, pese a las disputas entre "los conquistadores sobre sus derechos y capitulaciones, dirimidas muchas veces con las armas. De forma análoga ocurre entre éstos y los enviados por la Corona para cortaJ; los abusos que siempre acompañan a las guerras y procurar la organización de los territorios. Sucesivamente llegan a América, licenciados, religiosos, hombres de letras, labradores, etc., portadores de la civiliZación ~ccidenta1 traducida en la erección de' templos, Universidades, bibliotecas, ofi·
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cios y el consiguiente comercio. El paso a las tierras continentales de los primeros grupos de colonizadores de las islas del Caribe, produce una auténtica despoblación blanca, la cual en 1551 era tan intensa, que el Consejo de Yndias propone al Emperador Carlos I que se favorezca la emigración a Cuba y resto de América de gentes labradoras y se autorice el traslado de esclavos negros que puedan ayudar a aquéllos al laboreo de las tierras. Fácil es darse cuenta de lo que seria para España esta despoblación, cuando el número de sus habitantes en el año 1500 era solamente de siete millones y medio y sus soldados tenían también que atender a las neo cesidades militares de la Corona en más de media Europa. En 1534 se crea el Virreinato de Nueva España al que posteriormente se adscribió la Audiencia de La Española, con jurisdiccióQ sobre Cuba, Puerto Rico y Tierra Firme. En 1542, el Emperador concede a Guatemala la Capitanía General, con jurisdicción desde la hoy provincia mexicana de ChIapas hasta Costa Rica inclusive. Y al año siguiente, se crean los Virreinatos del Perú y el Gobierno General de Asunciól,l, núcleo de lo que después sería el Virreinato del Río de La Plata. En ~568, el Virrey de Nueva España, don Martin Enríquez de Almansa establece oficialmente el correo privado en sus territorios, extendiéndolo hasta la Capitanía de Guatemala. En principio estos servicios eran encargados a los Oficiales Reales de la Recaudación bajo la dirección de un Teniente designado por el Correo Mayor. Había casos en que el correo tenía un carácter local o regional y ejercido por personas particulares, generalmente negociantes Q comerciantes, lo cual daba origen muchas yeces a confusión y numerosos pleitos. Por ello, se reglamentó por los Correos Mayores y Virreyes el transporte de la correspondencia, a la vez que por la Corona se dictaron órdenes severas sobre la inviolabilidad de la misma y la creación de las estafetas postales. En 1612, los Correos Mayores de Nueva España y Guatemala (Oficios entonces vendibles y renunciables) habían complementado servicios fijos de rutas postales terrestres, así como sus enlaces con los correos marítimos. Así, pues, estas dos colonias centroamericanas fueron las pri· meras en contar con un sistema postal organizado, aunque su eficiencia diera motivo a pleitos con los Correos Mayores de las Yndias miembros de la familia Carvajal, que pretendían hacer valer sus der~chos concedidos generaciones anteriores, por la Corona, reclamaciones que al .menos en estos dos Virreinatos, de nada les sirvieron. En el primer tercio del siglo XVIII se comienzan a emplear las primeras marcas postales. Concretamente en 1716 en España y en 1736 en México. El primer sello o marca postal del continente ameri· cano .es lá marca del Correo Mayor don Manuel 32
Jiménez de los Cobas, el cual desempeñó su oficio desde el año 1720 al de 1745. Este sello, auténtica joya de una colección, es llamado por los coleccionistas "sello de lacre". En realidad es una estampación "en negativo" en la que sobre fondo negro figura en dos líneas el nombre de la ciudad de VERA-CRVZ, siendo la U una V, como en aquella época se escribía aquella letra. Damos estos detalles para informar a los coleccionistas con absoluta certeza, ya que en una reciente obra sobre prefilatelia mexicana, lo hemos visto reproducido a tamaño na· tural, erróneamente.
Nuestra reproducción es exacta en copia serox tomada de una carta que figura en la colección del autor, en la que el sello postal fue estampado en tinta negra el año 1739. Según nuestra información, hasta la fecha sólo existen tres.ejemplares de esta marca. En Guatemala, la marca más antigua encontrada hasta la actualidad, pertenece a la antigua capital del Reino, es decir a ANTIGUA GUATEMALA. (La capitalidad fue trasladada posteriormente, por lo que la actual capital es Nueva Guatemala.)
Se trata de una marca del año 1770 estampada en color rojo, en la que como en la marca anterior, la letra U es una V. Como seguidamente se indica, esta marca corresponde a la Renta General de Correos, puesto que ya en 1765, éstos habían pasado a la Coroná. En Cuba, el añe:> 1607, el Gobernador General reconoció como Correo Mayor a don Diego Carvajal y Vargas. que lo era del Perú, como descendiente del primer Correo Mayor fundador de su dinastía por orden de Carlos l. Pero este noble, en ~ada se preocupó de las mensajerías de la Isla hasta que fue nombrado años más tarde un Correo Mayor por el Capitán General. Hasta 1755 no existe en la isla un correo terrestre. El entonces Gobernador don Francisco Caxigal de la Vega, logró del Rey de Es-
paña autorización para enlazar postalmente las diversas ciudades de Cuba, creando a costa de la Corona un servicio. Las dificultades económicas subsiguientes a su funcionamiento, le obligaron (con aquiescencia de la Corona y a imitación de los correos de Nueva España y Guatemala) a sacar a subasta pública el cargo de Correo Mayor, concediéndose el mismo en 1757 (pese a la oposición de Carvajal que dio origen a un dilatado pleito) a don José Cipriano de la Luz. De la época de este administrador sólo. existe una marca postal de La Habana, que se reproduce. Es una marca que podemos también llamar "en negativo" la cual tiene como gran peculiaridad, que las cuatro primeras letras son mayúsculas y las dos últimas minúsculas.
[HAVA11 O Solamente existe un ejemplar de esta marca, estampada sobre carta dirigida a don Lorenzo Madariaga, "Coronel de los Exercitos y Govemador" de Santiago de Cuba. Está estampada al dorso de la carta o cubierta (de la que el autor desconoce el año que circuló), pero que indudablemente es anterior al 1765, fecha en que con la creación de los Correos Marítimos de Ultramar, don José Antonio de Armona y Murga, Administrador General de los mismos en La Habana, se hizo cargo de la Administración y formuló en el libro, Inventario de los materiales encontrados y en ellos dice: "Un sello de Bronce con la inscricion Havana" "Diez sellos de Bronce que binieron de España para el uso de este oficio, con las inscriciones España, Yndias, Yslas y son del cargo de esta Administración" . Muy probablemente, el cuño de este sello fue obtenido en la misma Isla, dadas las características de la leyenda, tan diferentes de los otros c~ños "que binieron de España" con leyenda análoga a los empleados en Puerto Rico, a los cuales dedicaremos un estudio metódico posteriormente. En Puerto Rico hay que considerar que la creación de su correo terrestre pertenece al año en que se incorporaron a la Corona, es decir a 1765, no habiendo existido servicios dependientes de ningún Correo Mayor. Para dar unidad a este trabajo, dejamos su estudio para el siguiente capítulo. En breve relación que abarque los primeros cuños o marcas postales de Hispanoamérica exponemos a la contemplación del lector los siguientes:
-CARACAS.
Conocemos el sello CARACAS con las letras inclinadas hacia la derecha del lector, sobre carta dirigida a San Sebastián (España) del año 1782 y estampado en negro. La cubierta fue nuevamente usada dentro de España y lleva la marca VIZCAYA del mismo año. (Col. del autor).
PERU En Pern, la marca más pretérica indica el nomo bre del Virreinato, 'no el de la capital. De esta marca existen diversas variedades siendo a nuestro juicio la más primitiva, la expuesta, estampada sobre cubierta dirigida a Madrid "Por Cartagena de Yndias". Es del año 1782. (Col. del autor).
POTOSI En el Alto Perú (Bolivia) las marcas datan de 1780 y de ellas la más antigua, parece ser la reproducida en esta página, estampada en rojo sobre carta de dicho año. (Col. Estrada).
POfS<l~ A la amabilidad del finado e ilustre filatelista colombiano doctor Cayzedo, debemos la reproducción de la marca postal de POPAYAN, que consideramos interesantísima y sobre cuya rareza no podemos opinar por carecer de datos comparativos. Estampada en rojo sobre frontal de 1789. No obs· tante, en un trabajo publicado el año pasado por el filatelista colombiano señor Santa Maria, indica haber visto una marca con la leyenda PASTO, del año 1774. Y por nuestra parte reconocemos que si existen marcas de oficinas postales tan pretéritas, es lógico pensar que la primera haya sido de Santa Fe, como capital del Virreinato. En nuestra colección figuran dos cartas dirigidas desde Fimaná (Colombia) a La Habana, del año 1765 en la que no figura ninguna marca de origen (en cambio sí la de recepción en Cuba), por lo que deduce el autor que el empleo de marcas en Nueva Granada es posterior a este año. Sucesivamente exponemos las marcas que parecen ser más antiguas en Ecuador (Audiencia de Quito), y las antiguas Provincias del Virreinato de Buenos Ayres y que según datos del autor (referencias de publicaciones o cartas en la colección personal) pertenecen a los años siguientes:
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QUITO
B\rNOS. AYRES·
P~AGVAY
Marca Marca Marca Marca Marca
= =
QUITO Roja. 1790 (Col. del autor) BUENOS AYRES = Roja. 1770 (Pub. Base) MONTEVIDEO Roja. 1773 (Col. del autor) PARAGVAY = Negra. 1775 (Col. del autor) CHYLE = Roja. (Col. Quast)
MONTEVIDEO
CHYLE Hay que tener presente que por lo que respecta a Cuba y Puerto Rico, sus marcas terrestres no son presisamente las más antiguas. ya que son las em· pleadas por los Correos Marítimos, a los que será dedicado el artículo correspondiente.
Puerto Rico en el siglo XIX: siglo de la lucha por la democracia y la autonomía Por EUGENIO FERN,{NDEZ
EN EL SIGLO XIX LA SOCIEDAD PUERTORRIQUEÑA VA A .J experimentar profundos cambios. En Europa y en los Estados Unidos la Revolución Industrial, es decir, la introducción de la máquina en la producción de artículos de consumo: telas, fertilizantes, objetos de cristal, zapatos, máquinas de vapor, locomotoras para el transporte, etc., va a producir una profunda transformación de la sociedad. El siglo XIX fue en Europa y en los Estados Unidos, el siglo del Industrialismo, cuyo símbolo y centro de actividad era la fábrica, con sus chimeneas y sus máquinas. Fue además el siglo XIX, el siglo de la demacrada, con el surgimiento de las ciudades y las nuevas clases trabajadoras, de la guerra contra la esclavitud y del libre comercio en las relaciones entre los pueblos y naciones. Puerto Rico, que había sido hasta entonces una sociedad de pequeños agricultores que producían principalmente para el propio consumo, se va a convertir en una sociedad activa de hacendados y agricultores que producen para los mercados de España y más tarde de los Estados Unidos. En los campos de Puerto Rico, en siglo XVIII sólo encontrábamos pequeños estancieros que tenían sus pequeñas viviendas distribuídas a lo largo y a lo ancho de toda la tierra. En el nuevo siglo y ya desde 1815 en adelante, van a ir apareciendo en nuestros campos nuevas fábricas de manufacturar azúcar, llamadas haciendas. Estas fábricas de azúcar, al principio sólo usaban el trabajo de bueyes para mover las máquinas que exprimían las cañas para sacar el guarapo o jugo de la caña con que se fabricaba el azúcar. Más tarde, ya por la segunda mitad del siglo, se van a introducir máquinas de vapor para sustituir a los bueyes. El proceso de industrialización de la producción azucarera va a servir para enriquecer a los dueños de estas fábricas o
M~NDEZ
haciendas, y todos ellos juntos van a formar una nueva clase de propietarios llamados hacendados. Si hubiésemos hecho un viaje a Puerto Rico ~urante el siglo XIX, hubiésemos visto aparte de grandes ciudades como San Juan, Ponce y Mayagüez, con su agitada vida y su activo comercio, y de numerosos pueblos pequeños como Humacao, Fajardo, Cayey o Aguada, un gran número de haciendas en los campos, especialmente, haciendas de azúcar en los llanos costaneros y haciendas productoras de café en las montañas de Puerto Rico. También hubiésemos encontrado un gran número de pequeños propietarios rurales libres, o campesinos llamados jíbaros, que vivían con sus familias en pequeñas casas techadas de paja, como las que usaban años atrás, los. indios de Puerto Rico, y que todavía entonces recibían el nombre de bohíos. Estos jíbaros de nuestros campos, eran los descendientes de los primeros pobladores. Tenían en 'sus estancias sembrados de maíz, de plátanos y de otros frutos, algunas vacas con sus becerros que cuidaban y gallinas, que le daban la leche y los . huevos que le alimentaban. Tenían además sus hamacas colgadas de los estantes de sus bohíos y que usaban para dormir y tenían machetes y guitarras para ayudarse en su trabajo o para alegrarse en las horas de descanso. El jíbaro era pobre, pero vivía con poco; se conformaba con un vestido de tela inglesa. compuesto de un pantalón ancho y una camisa sencilla y para protegerse de los intensos rayos del sol, usaba un sombrero de paja tejido, que ellos llamaban una pava. Los jíbaros no sabían-leer ni escribir, y eran tradicionalmente muy religiosos. En sus casas tenían un pequeño altar dedicado a sus santos. Bautizaban a sus hijos en la iglesia del pueblo más cercano y en los días de fiesta celebraban bailes a los que te-
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nían gran afición y carreras de caballos en que gustaban de lucir su escasa riqueza. También gus. taban de los juegos de gallos y a veces hacían gran. des apuestas de dinero al verlos pelear, jugando en ellos el dinero de sus pocos ahorros. Casi siempre se transportaban a pie o a caballo por los caminos vecinales de los campos, pues entonces todavía no hab!a en Puerto Rico las modernas carreteras de hoy en día. Eran los jíbaros buenos amigos. Tenían gran n:speto y consideración por sus compadres. Eran muy hospitalarios con los visitantes, a los que hacían regalos y acogían en sus casas con grandes muestras de amistad. En las grandes haciendas azucareras de Puerto Rico, los dueños que eran ricos propietarios tenían sus casas llamadas ..casas grandes", -donde vivían con todo lujo y refinamiento. En los campos de cada hacienda, laboraban las cuadrillas de esclavos negros traídos del Africa, pues todavía la esclavitud era una institución reconocida por las leyes de entonces. Cada hacienda era un pequeño mundo social, un mundo novelesco, donde amos y esclavos, o amos y agregados, se relacionaban diariamente en sus múltiples tareas de trabajo y diversión. Por las mañanas, se tocaba en la hacienda una campa· na y los esclavos mandados por los mayorales o capataces, salían de sus b~rracones a laborar en las faenas del campo, cuidando de los sembrados de la caña o de las plantaciones de café. Las prácticas y costumbres de los señores amos propieta. rios, eran distintas de los esclavos y trabajadores. En los días de fiesta los negros esclavos tenían sus "bailes de bomba", donde al compás de los tambores pasaban horas y horas entre alegría y diversiones. Los amos tenían también sus fiestas en sus "casas grandes" que recordaban los elegantes salones de una casa europea. La música preferida de estos señores de ingenio era la danza, que hallegado a ser la música nacional de Puerto Rico. Mú' sica compuesta por maestros como Morel Campos, B.aulio Dueño y Manuel Tavárez. En la zona de la montaña de Puerto Rico, existía otro tipo de hacienda. La hacienda de café, y era allí, próximo a estas haciendas, que vivían la ma· yor parte de los pequeños campesinos o ¡ibaros de Puerto Rico.' El siglo XIX, fue pues el siglo de la formación en la sociedad de Puerto Rico de una clase de hacendados azucareros o cafetaleros -sellores de ingenio, se llamaba a los primeros y. pa. dres de agrego a los segundos. Si las haciendas de azúcar usaban la mano de obra del esclavo para las tareas de la agricultura y del trapiche o fábrica de azúcar, las haciendas de café se valían del trabajo de campesinos agregados, a los que los dueños pagaban un salario y le concedían un pequeño predio de tierra para sus sembrados. Allí el jíbaro agregado de la hacienda tenía su casa y su familia. El amo de una haCienda cafetalera tenía su .. casa gran· 36
de" rodeada de glacises, o explanadas donde se ponía a secar el café, que después era llevado por los trabajadores a las máquinas despulpadoras o malacates para sacar el grano que se enviaba en sacos y era transportado a lomo de mula y vendido a través de los comerciantes de las ciudades a los mercados de España y Europa. Al comenzar el siglo XIX, se produjo la guerra de independencia de Hispanoamérica. Cuando las tropas francesas de Napoleón invadieron a España en 1808, los habitantes de la América del Sur, vieron ]a oportunidad que habían soñado desde mucho tiempo de declararse independientes de España, tomando en sus manos el gobierno de sus respectivos países. En Venezuela, en Argentina, en México y otras partes, se rebelaron los pobladores y decidieron proclamar su independencia, como 10 habían hecho en 1776, los habitantes de las colonias inglesas de los Estados Unidos. La independencia de Hispanoamérica fue obra de hacendados y comerciantes criollos y españoles ya americanizados; fue una lucha civil, y además un cQnflicto entre ideas venidas de Francia y otros países y la tradición española. La fuerza de la monarquía española había ido debilitándose a fines del siglo XVIII, y la cultura de España se hallaba en conflicto con la cultura de tipo racionalista que iba extendiéndose por Europa y América. El nuevo espíritu positivo de la ciencia y las ideas políticas de libertad.y democracia de Francia e Inglaterra, comenzaron a penetrar a través de los mismos pensadores españoles e hispanoamericanos o de libros y revistas extranjeras. Tres hechos precipitaron al fin el movimiento de Independencia de las colonias de Hispanoamérica: la independencia de los Estados Unidos, que había dado el ejemplo ya en 1776: la Revolución France· sa que había proclamado al mundo de igualdad, fraternidad y libertad de todos los hombres (1789), y la invasión napoleónica de España y Portugal (1807) que sirvió de excusa a los gobiernos de Hispanoamérica, para proclamarse independientes. De todos los países de América española sólo Cuba y Puerto Rico, quedaron todavía en el siglo XIX bajo el dominio de España. Así, el siglo XIX, siglo del gran Simón Bolívar, libertador de Venezuela y Colombia: siglo de Sucre, San Martín y O'Higgins los grandes caudillos de' las guerras de liberación de América del Sur, dejaría a Puerto Rico y a Cuba, con el problema de conquistar libertades que otros países de América del Sur habían conquistado ya en las primeras décadas del siglo. Los puertorriqueños y los cubanos, igua! que los hispanoamericanos deseaban la libertad y duo rante este siglo. luchan tenazmente por alcanzarla. Cuando estudiamos el progreso científico y social de Puerto Rico en este momento inicial del siglo XIX, nos topamos con que en lo comercial,
La ciudad de Puerto Rico hacia 1860
la Cédula de Gracias (1815) concesión que hicieron a Puerto Rico los Reyes de España, proporcionó el camino. Este hecho fundamental en manos del economista don Alejandro Ramírez, primer Intendente de Puerto Rico, abrió las puertas al tráfico mercantil, revolucionó el manejo de aduanas, creó nuevas fuentes de ingreso nacionales, y se convirtió en estímulo para el desarrollo de la agricultura nativa, al favorecer la inmigración de numerosas familias que venían huyendo de las guerras de Haití (1791), de la venta por Francia de la Louisiana francesa a los Estados Unidos (1803) o de las Islas Canarias. En 1815, la Cédula de Gracias permitió además la entrada de católicos extranjeros -irlandeses, es· coceses y franceses- que vienen a establecerse a Puerto Rico con sus caudales y esclavos. trayendo éstos consigo numerosas destrezas que estimulan el progreso y adelanto económico del país. En 1818, España declaró libre la contratación y comercio de
Puerto Rico con Estados Unidos e Inglaterra. Esto fue un gran estímulo al comercio y favoreció e} aumento de riquezas y capitales en Puerto Rico. En el solo mes de diciembre'de 1817, el movimiento portuario de San Juan, la ciudad capital y el puerto más importante de la isla, registraba la entrada de 17 barcos españoles y 11 extranjeros. Al pasar los años, el numero de barcos extranjeros, especialmente de Estados Unidos, aumentaría a expensas de los de Epaña. Esto daría base a un conflicto de intereses entre Norteamérica y España, que sólo tendría su desenlace normal en la guerra de fin~s del siglo, cuando Puerto Rico, pasó a formar parte, como territorio no incorporado, de la Federación de los Estados Unidos. Como en siglos anteriores, la industria azucarera dependía aún para su prosperidad de la mano de obra esclava. Así en la primera mitad del siglo XIX, aumentó en Puerto Rico el número de esclavos negros, y en la segunda mitad del siglo la libertad
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de los esclavos será un problema que ocupará la atención de los más distinguidos líderes puertorriqueños; hombres como José Julián Acosta, Ramón Emeterio Betances, Julio Vizcarrondo, Segundo Ruiz Belvis y Eugenio María de Rostos. Respondiendo al mismo espíritu de progreso que caracterizó buena parte de la historia económica del siglo XIX en Puerto Rico pronto comenzó a difundirse la ilustración en el país. La introduc-. ción de la imprenta en 1806 hizo posible que don Alejandro Ramírez. fundara en 1814. El Diario Económico, primer periódico del país, y la Sociedad Económica de Amigos del País. estableció las pri· meras escuelas estimulando así la educación y la vida intelectual. Los hacendados puertorriqueños gustaban del lujo y la ostentación. Los criollos acaudalados acoso tumbraban ir a Madrid, Londres o París, a derrochar su fortuna. Los hijos de las familias adineradas de Puerto Rico acostumbraban educarse durante el siglo XIX en Barcelona, Madrid, Santiago de Compostela, Salamanca, Sevilla y Granada, o si en vez de irse a España permanecían en América,' se trasladaban a Santo Domingo, México, la Habana, Caracas, o los Estados Unidos donde existían facultades educativas de nivel graduado que faltaban en Puerto Rico. Entre los puertorriqueños que se distinguieron en el siglo XIX, en la formación del clima intelectual y moral de la isla se cuentan: Manuel Alonso (1823-1890); José Julián Acosta (1825-1891); Alejandro Tapia y Rivera (1827-1882); Segundo Ruiz Belvis (1829-1867); Ramón Emeterio Betances (18271898); Eugenio MarIa de Hostos (1839-1903); Fran· cisco OUer (1833-1927); José Gautier Benítez (18511870); Baldorioty de Castro (1822-1889); Salvador Brau (1842-1912), y Luis Muñoz Rivera (1859-1916). En 1813, tres años después de comenzar la guerra de independencia de los países hispanoamericanos y por gestión del diputado puertorriqueño en las Cortes de Cádiz, don Ramón Power y Giral, se iniciaron las juiciosas reformas del Intendente Alejandro Ramírez, combatiéndose los abusos que retardaban el fomento de la riqueza de la isla. La Constitución de Cádiz. que había sido promulgada en Puerto Rico en 1812 duró hasta 1814; implantada de nuevo en 1820 volvió a caer en 1823. En 1822 fue nomb¡¡ado por Gobernador General de Puerto Rico don Miguel de la Torre, ocupando este capitán .general el mando de la isla hasta 1837. En 1825, el gobierno español le otorgó .. poderes discrecionales", con las facultades extraordinarias que las ordenanzas militares confieren a los gobernadores de plazas sitiadas. Temiendo que las doctrinas revoluCionarias de hispanoamérica pudieran extenderse a Puerto Rico, de la Torre se propuso fomentar las diversiones populares para distraer a los habitantes de otras ocupaciones, inaugurando en la isla 38
un período licencioso de gobierno que es conocido en la historia insular con el nombre de gobierno de las Tres B (baile, botella y baraja). Al comenzar la segunda mitad del siglo XIX cuenta ya el país con una modesta vida social e intelectual. La afición teatral en la isla era muy grande. Don Salvador Brau nos cuenta como las visitas frecuentes de compañías dramáticas, de músicos célebres y de cantantes de ópera, dejaron en nuestra sociedad un gusto y un refinamiento artístico de perenne duración. Los aficionados al teatro en Ponce. Mayagüez, Juana Díaz y en poblaciones pequeñas corno Rincón y en todas las ciudades mayores, montaban obras y organizaban veladas lírico literarias en que el pueblo amante de la buena música, del teatro, de la ópera y la poesía, le daba expansión a sus aficiones artísticas. También en la segunda mitad del siglo florece una literatura regional de la cual El Album Puertorriqueño (1844) es un ejemplo. El Album Puertorri· queño, como El Aguinaldo Puertorriqueño, nació del deseo de los jóvenes puertorriqueños de expresarse en el campo literario. En el Album figura este notable soneto de Manuel Alonso mejor conocido por su excelente obra costumbrista El Gibara (en el que se intenta definir al puertorriqueño tanto en .Jo físico corno en lo moral). Color moreno, frente despejada, Mirar ldnguido, altivo y penetrante, La barba negra, pdlido el semblante, Rostro enjuto, nariz. proporcionada, Mediana talla, marcha acompasada; El alma de ilusiones anhelante, Agudo ingenio, libre 'Y arrogante, Pensar inquieto, mente acalorada; Humano, afable, justo, dadivoso. En empresas de amor siempre variable' Tras la gloria y placer siempre afanoso. y en amor a su patria insuperable. ¡Este es, a no dudarlo fiel diseño Para copiar a un buen puertorriqueño!
Una de las primeras obras literarias de esta época es El Gibaro de Manuel Alonso (1841). Manuel Alonso, nació en San Juan, en 1823. Estudió medicina en España y ejerció su profesión en Puerto Rico y en España. En 1873 al trasladarse definitivamente a Puerto Rico fue miembro del Partido Reformista que deseaba mayor democracia y descentralización en el gobierno y defendió el derecho de Puerto Rico al gobierno propio, tendencia que culmina con el triunfo a fines del siglo XIX del Autonomismo (1897). Autor de cuadros de costumbres que reflejan la vida, usos y lenguaje de los campesinos o jíbaros de Puerto Rico que formaban la parte más importante de nuestra población ru· ral, describe en sus e$tampas los bailes y las jugadas de gallos de nuestros campesinos y señala
algunos rasgos del progreso en la economía y sociedad de Puerto Rico. Narra por ejemplo, como en la industria azucarera se han introducido máquinas de vapor en la fabricación de azúcar, desplazando el viejo sistema que se valía del trabajo de los bueyes en los trapiches del azúcar. A Manuel Alonso, se le considera el primer clásico. de la literatura de Puerto Rico. Sus cuadros de costumbres de El Gibara, revelan una actitud moralizadora, y constituyeron un repertorio único de vivencias y recuerdos de la cultura del campe· sino del siglo XIX. Describe, Un casamiento jíbaro, Los bailes de Puerto Rico, Una pelea de gallos, Las fiestas del Utuao, y los Aguinaldos y Carreras de caballos. Sus cuadros de la vida campesina no sólo son valiosos como fuente de la vida del hombre del campo, sino que sirven desde el punto de vista lingüístico como testimonio de numerosas formas de la lengua popular de los puertorriqueños. "Salvando las distancias -ha dicho nuestro gran crítico An· tonio S. Pedreira- El Gibara, es nuestro Poema del Cid, y nuestro M,artin Fierro." Un meritísimo liberal español, el canónigo don Rufo Manuel Fernández, ex-catedrático de la Universidad de Compostela, en GaIicia, se dedicó des· de sU llegada a Puerto Rico en 1832 a estimular la experimentación científica y a sostener una cátedra de física y química ayudado por la Sociedad Económica de Amigos del País. Este sabio sacerdote fue protector de jóvenes intelectuales puertorriqueños como José Julián Acosta, Manuel Alonso, Baldorioty de Castro y Alejandro Tapia y Rivera,. hombres que serian líderes en las luchas políticas de Puerto Rico en este siglo o destacados escritores y orientadores ~e la opinión pública. En 1854 un grupo de estudiantes puertorriqueños publicaron en Madrid la Biblioteca Histórica de Puerto Rico, una valiosa colección de lecturas y documentos sobre el pasado histórico de la Isla, con lo cual estimularon el conocimiento del pasado y el origen de la sociedad puertorriqueña. Fue prin. cipal gestor en la organización de este grupo el gran patriota don Román Baldorioty de Castro. Figuraron además en él don Alejandro Tapia y Rivera. Segundo Ruiz Belvis, Ramón Emeterio Betances, José Julián Acosta y otros. El escritor más prolffico del siglo XIX en las letras de la isla fue Alejandro Tapia y Rivera. Condiscípulo de Manuel Alonso .en el "Seminario Conciliar" fundado en 1832, por el obispo Gutiérrez de Cos, Alonso recuerda a Alejandro Tapia en la segunda edición de El Gibara (1844). y.le describe: ",Era Alejandro el muchacho rpás alegre y revoltoso que he conocido... hablaba de prisa, cuidábase poco el vestido, y tomaba parte en las cuestiones para decir siempre la verdad y ayudar al más débil." Alonso añade como final de su descripción un de-
talle muy humano de amistad: "jamás riñó con· migo". De la obra de Alejandro Tapia sobresale el manojo de recuerdos autobiográficos sobre el San Juan de mediados de siglo que tituló Mis Memorias. Son también de inter~s su gran poema filosóficoelegórico La Sataniada, y de su teatro de tema regional La palma del cacique, La leyenda de 105 veinte años, y La cuarterona, obra esta última en que discute el tema del prejuicio racial en la sociedad antillana de aquellos tiempos. Por breve tiempo, en 1836, volvió a regir la Constitución de Puerto Rico, hasta que en 1837 un artículo adicional aprobado por las Cortes Españolas dispuso que "las provincias de ultramar serán gobernadas por leyes especiales". Con sobrada pa· ciencia los puertorriqueños habían estado aguar· dando desde 1837 las "Ieyes especiales propias para hacer su felicidad". Muchos años pasaron y los gobernadores de Puerto Rico dieron numerosas pruebas de abuso del poder. En 1849 don Juan de la Pezuela, dictó las célebres "Instrucciones para el mejor régimen de los jornaleros, o trabajadores de los campos", y fundó el sistema de libretas que obligaba a cada jornalero a una servidumbre disfrazada y a un régimen de trabajo forzoso. Por fin en 1865, el gobierno español autorizó una Información de Gobierno e invitó a delegados cubanos y puertorriqueños para que comisionados por sus islas respectivas informaran en qué debían basarse las leyes especiales que reformarían el gobierno de Puerto Rico, concediendo nuevas libertades. Al tratar las reformas políticas y económicas de Puerto Rico los delegadQs dieron preferencia a la abolición de la esclavitud y a la democratización o descentralización del gobierno. La abolición de la esclavitud vino en 1873, en tiempos de la Pri· mera República Española. Pero la descentralización del gobierno no llegaría hasta el triunfo del Gobierno Autonómico en 1897. El llamado Grito de Lares, ocurrido en septiembre de 1868, merece aquí una breve mención de paso. Es· innegable que por esos años existía una vasta conspiración dentro y fuera de la isla para de· clarar la independencia de Puerto Rico y Cuba. Es digno de notarse, que entre los cabecillas de la revolución figuraban muchos extranjeros y peninsulares. El Grito de Lares, sin embargo, en Puerto Rico no tuvo éxito. Como dice Brau comentando este suces,o: "Lo cierto e;s que el movimiento de Lares y su fracaso fueron vistos por el país con una tranquilidad. rayana en la indiferencia." Sin embargo, como consecuencia de la situación polí· tica inestable de Puerto Rico nació en la isla junto al movimiento mayoritario autonomista, un movimiento separatista que quería proclamar en Puerto Rico una república. No obstante, la mayor parte de los grandes líderes de Puerto Rico, José Julián 39
Acosta, Román Baldorioty de Castro, Julio Vizcarrondo, Manuel Corchado, Ramón Marín y tantos otros fueron o bien asimilistas que querían convertir a Puerto Rico en una provincia española o bien autonomistas que aspiraban tan sólo a alguna foro ma descentralizada de gobierno propio. Ruiz Belvis, Betances, Basara, Eugenio María de Hostos. Hen· na y algunos otros más pensaron y trataron de independizar a Puerto· Rico de la gobernación de España. A pesar de todo. fracasaron en sus anhelos de libertad plena y estuvieron siempre en franca mi· noría. El 1868 dejó de existir el maestro Rafael Carde· ro, negro modesto y caritativo, que por muchos años había dedicado sus esfuerzos a la enseñanza sin remuneración ninguna. Zapatero de oficio. el maestro Cordero, se dedicó con verdadera abnegación a enseñar a leer y escribir en su taller y salón de clases a muchos niños de la capital entre los que
ya hemos nombrado a José Julián Acosta, Alejandro Tapia y Rivera y Román Baldorioty de Castro. En honor a su memoria escribió una magnifica semblanza póstuma el escritor y sociólogo puertorriqueño don Salvador Brau, y para recordarle como era le pintó en un hermoso cuadro que figura hasta hoy, en lugar de honor del Ateneo Puertorriqueño, don Francisco Ollero Durante el siglo XIX, se produjo un hecho que tuvo consecuencias de gran alcance en las relaciones de Puerto Rico con los Estados Unidos. Lenta y progresivamente según transcurre el siglo Estados Unidos desplaza a España del mercado local de im· portación. Ya a mediados del siglo XIX Estados Unidos importaba más del cuarenta por ciento de los productos puertorriqueños. Ya por entonces dijo don Andrés Viñas: "que en ninguna parte se trata peor a las producciones de Puerto Rico que en la Metrópoli (España)". Y en 1866. decía don José Ju·
lián Acosta: .. Sin el mercado consumidor y productor de los Estados Unidos, puede asegurarse que no se habría desarrollado la agricultura puertorriqueña." La vida norteamericana a fines del siglo XIX se caracterizó por la importancia concedida al éxito material e industrial y por estar dispuesta a sacrificar otras cosas para conseguir ese éxito. Al subir a la presidencia de los Estados Unidos el gran abolicionista Abraham Lincoln, en 1861, sobrevino la Guerra Civil entre los estados del norte y los del sur. Los acontecimientos en los Estados Unidos activaron la propaganda en favor de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico. Ya en 1843 se había hecho necesario acudir a las milicias para subyugar los esclavos sublevados en las haciendas azucareras de Toa Baja. Temiendo que los esclavos de Puerto Rico pudieran seguir el ejemplo de los negros de Martinica y Santa Cruz que se habían sublevado contra sus amos blancos, el general donJuan Prim, gobernador de Puerto Rico, promulgó un bando en 1848, llamado él "Código Negro". Era un código de leyes altamente restrictivo de los derechos y libertades de los esclavos, pues permitía los más severos castigos. La iniciación, el desarrollo y triunfo del sentimiento abolicionista en Puerto Rico es la página más clara de la historia de la isla. El absolutismo y el militarismo no podían seguir ya entonces su camino sin que se levantara la voz de protesta del país. En 1863 el puertorriqueño don Julio L. Vizcarrondo, fundó en Madrid la Sociedad Abolicionista Española, que agitó la opinión pública de España Y. las Antillas con su campaña de propaganda en favor de la libertad de los esclavos. El 22 de marzo de 1873, durante la Primera República Española, se proclamó la libertad total de los esclavos de Puerto Rico, pagándose la debida indemnización a los dueños. Se distinguieron en esta lucha por la igualdad y la libertad de los esclavos, los patricios Ramón Emeterio Betances, Eugenio María de Hostos, Román Baldorioty de Castro y Francisco Mariano Quiñones. En la novela ochocentista de Pepita Caballero de Balseiro Bajo el vuelo de los alcatraces, la autora recrea maravillosamente el mundo de la esclavitud en la isla de Puerto Rico. No sólo al descri· bir las fiestas y las costumbres de las haciendas, sino al referirse con sentido histórico y psicológico a la relación humana entre amos y esclavos, presentando cuadros de gran fuerza emotiva y descriptiva. El telón de fondo de la sociedad en esta novela lo ofrece entonces la etapa anterior a la emancipación de la esclavitud en Puerto Rico. Eugenio María de Hostos, uno de los incansables luchadores por la democracia y la independencia puertorriqueña fue un gran escritor, y uno de los maestros notables de la América Hispana. Hombre de educación sólida, demostró tener una recia mo-
ralidad a toda prueba. Nació en Mayagüez en 1827, (en la casa de campo de sus abuelos), en un ambiente rural de grandes haciendas esclavistas. Estudió derecho en Madrid. En 1868, emprendió por la América del Sur una gira reclamando ayuda para la primera revolución de independencia de Cuba que duró diez años. En Santo Domingo, de 1879 a 1888, realizó una tarea educativa incomparable en la cátedra, en la prensa y en el libro. En 1898, terminada la Guerra Hispanoamericana que convertiría a Puerto Rico en parte integrante de la Federación de los Estados Unidos, vino a Puerto Rico donde fundó la Liga de Patriotas para que sus conciudadanos reclamaran de los Estados Unidos la proclamación inmediata de la independencia de Puerto Rico. Igual que en ocasiones anteriores su misión política no tuvo éxito. En el conjunto de su vasta obra literaria y filosófica que fue publicada por el gobierno de Puerto Rico, Obras completas (1939), veinte volúmenes, hay diversos aspectos de creación y pensamiento desde su novela La peregrinación de Bayodn, donde aboga por la unidad política de las Antillas españolas, hasta su Moral Social (1888) donde expone sus ideas acerca de la convivencia social deseable entre los hombres. Fue Hostos, un gran educador además de patriota y escritor notable. En Santo Domingo fundó una escuela para maestros y en Chile dirigió por muchos años el Liceo Miguel Luis Amunategui. A la edad de 61 años, en 1903, muere Hostos en Santo Domingo. Años más tarde, la Confederación de Estados Americanos reunida en Lima (1938) -le proclamó para honrarle con título continental "Ciudadano de América". Otro de los escritores notables de Puerto Rico en el siglo XIX, es José Gautier Benítez. Hijo de la poetisa doña Alejandrina Benítez, y criado en un hogar animado por tertulias literarias, tuvo desde niño aficiones poéticas. De joven intentó dedicarse a la carrera de las annas trasladándose a Toledo, España; pero la nostalgia de la tierra le hizo aban· donar el ejército con el grado de teniente. Regresó a Puerto Rico donde luchó por el ideal de la patria. Es Gautier el poeta romántico por excelencia de Puerto Rico, y su poesía tiene gran afinidad con la del español Gustavo Adolfo Bécquer, con quien frecuentemente se le compara. Suya es la conocida poesía A Puerto Rico, que mucha gente de la isla se sabe de memoria: ¡,Borinquén! nombre al pensamiento grato como el recuerdo de un amor profundo, bello jardín, ae Améríca el ornato, siend~ el jardín América del mundo. Ya no eres, patria, un dtomo perdido que al ver su propia pequeñez se aterra, ni un jardln escondido en un pliegue del manto de la tierra.
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Eres el pueblo que su voz levanta si la justicia y la razón le abona, que las exequias del pasado canta y el himno santo del progreso entona. Tú no serds la nave prepotente que armada en guerra, al huracdn retªndo, conquista el puerto, impdvida y valiente las ondas y los IlOmbres dominando. Pero serds la pldcida barquilla que al impulso de brisa perfumada llegue al remanso de la blanca orilla. Tal es, patria, tu sino, libertad conquistar, ciencia y ventura, sin dejar en las zarzas del camino ni un jirón de tu blanca vestidura.
En su época y durante las últimas décadas del siglo XIX Gautier Benítez llegó a ser el poeta más popular en el país. Figura Gautier entre los más finos poetas del romanticismo hispanoamericano. Su vida y su obra se funden cantando a la patria y a la mujer. Buena parte de su !frica es autobiográfica. La ausencia de la patria, cantada en su poesía, es motivo de honda pena y su regreso a la tierra amada es para él motivo de alegría y consuelo. El gran pintor impresionista de Puerto Rico, don Francisco Oller, aparece ya en un momento de madurez po!ftica y social CJe nuestra historia, cuan· do Puerto Rico estaba dando muestras de su existencia cultural en la literatura y en la música. Oller llena por sí solo el espacio de medio siglo, sin tener junto a él otro pintor de talla. Oller puso en su obra el sentir costumbrista de su tiempo recogiendo en cuadros realistas de gran colorido el tema de la vida y de la sociedad puertorriqueña de aquellos años. Estudió en París. Fue discípulo de Courbet,y Couture y camarada de pintores franceses famosos como Camille Pizarra, Paul Cézanne y Armand Guí· llaumin. Su obra más importante, donde presenta una estampa de la vida campesina de Puerto Rico es El Velorio, enorme y bello cuadro que está hoy en la segura custodia del Museo de la Universidad de Puerto Rico. En el terreno político, la aspiración máxima de los puertorriqueños en el siglo XIX, con la excepción ya señalada de los separatistas como Betances y Ruiz Belvis, fue alcanzar el gobierno propio bajo una forma de gobierno autl:)fiómico. En 1887 se reunieron los autonomistas en Ponce y lograron unifi· car los deseos de todos los líderes de mayor arraigo y significación en ia vida pública de Puerto Rico. EllO de marzo de 1887 quedó fundado el Partido Autonomista en Ponce bajo la hábil dirección de don Román Baldorioty de Castro. En varias asambleas consecutivas se van añadiendo nuevas precio siones programáticas que culminaron en la asam· blea de Caguas de 1896~ asamblea ésta en la cual 42
se nombró una comisión compuesta por Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matiendo Cintrón, Gómez Brioso, y Federico Degetau para verificar un pacto con al· gún partido nacional español en pro de la autonomía de Puerto Rico. La comisión así nombrada se trasladó a España logrando .el pacto con Sagasta del partido fusionista español. Un año más tarde los autonomistas verían coronados sus esfuerzos con el triunfo de su ideal, al proclamarse, por el gobierno español la Autonomía para Puerto Rico. Conociendo el miedo que a los defensores del coloniaje inspiraba la enseñanza de Baldorioty de Castro es que apreciamos el sentido y el alcance de su obra. Fue además de un gran político, un maestro modelo, que preparaba la inteligencia del alumno para los grandes estudios de la vida, y modelaba al mismo tiempo su espíritu para que en él no arraigaran más que justas y dignificadoras doctrinas. Al educar el joven pensaba Baldorioty con la pa· tria en el corazón, en el ciudadano de mañana. Es el amor a la tierra nativa, a la isla diminuta que le viera nacer lo que gobierna todas sus acciones, pues anhelaba ver a su pueblo inteligente y sabio capaz de todas las conquistas de la democracia y de todas las responsabilidades de la libertad. Baldorioty de Castro, nació para gloria de Pl;1er· to Rico en Guaynabo a principios del siglo XIX (1822). Hijo natural de María Baldorioty y de don Juan de Castro. En la capital asistió de niño a las clases que daba el inolvidable maestro Rafael Coro dero y luego ingresó a estudiar la segunda enseñanza en el Seminario Conciliar a .. donde ricos y pobres encontraron siempre el alto don de 'la ense· ñanza que enriquece el espíritu y el más fecundo aún de las sanas costumbres que robustecen y forti· fican el corazón del hombre". Como diputado de Puerto Rico a las Cortes Es· pañolas, en 1870, hizo en Madrid el famoso discurso del cual son estas elocuentes palabras: "Puerto Rico tiene hambre y sed de justicia, aunque se mantiene en paz, y aquí reclaman sus representantes dentro de la legalidad, los derechos de aquel país. Andan· do el tiempo si la suerte no es adversa, si por una fatalidad incontrastable, perdemos la esperanza y continuamos de nuevo bajo la injusta reprobación de 1837, ¡ah! entonces, yo no creo en las ventajas de un pugilato desigual e imposible, pero temo su desgracia, porque los pueblos como ~os individuos. cuando pierden el último rayo de luz de la esperanza o se degradan o se suicidan'" Al llegar a Puerto Rico don Romualdo Palacios, • como gobernador militar por España, no tardó en poner en práctica procedimientos violentos contra los seguidores del partido autonomista. Dice el historiador Brau: "A altas horas de la noche sorprenrlían los guardias (civiles) el domicilio de determi· nadas personas y conduciéndolas al despoblado, o
llevándolas a los cuarteles de la policía atadas a la cola de los caballos; aplicábanle castigos corporales y torturas ignominiosas que se designaban con el gráfico nombre de Campantes." A pesar de estas persecuciones los autonomistas lograron prevalecer y triunfar poco después. Luis Muñoz Rivera (1859-1916) una ae las personalidades más 'vigorosas de la vida política isleña, ocupó a la muerte de Baldorioty de Castro la jefa. tura máxima del partido Autonomista, alcanzando para Puerto Rico la proclamación del gobierno autonómico en 1897. Fue un gran poeta y prosista de combate, autor de un notable libro de versos llamado Tropicales donde escribe los bellísimos versos de su poema Paréntesis: Tras diet alias de luchas incesantes quiero vagar, como antes, junto a la margen del humilde rio que tantas veces ofreció a mis penas la palo de sus arenas y la quietud de su ribato umbrio. Corren aqui, cual liquidas cristales, otras linfas iguales a las que vi correr hora por hora,' en su murmullo ldnguido y doliente, el espiritu siente toda una juventud que pasa y llora.
¿A dónde voy? Que el porvenir responda. La sima es negra y honda,' pero es la abrupta cima ingente y clara. Soy de los que en la lita perseveran, y sin temblar esperan la gloria o el peligro cara a cara. Mi musa altiva, que el placer rehusa, fue la trdgica musa contra todos los dogmas insurrecta: armada con el yambo deslumbrante marchó siempre adelante y, entre cien lineas, eligió la recta. •••
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La vejez llega,' la existencia es corta. Si mi destino aborta y torno a demandar calma y olvido ¿reservards en tus riberas pEas el sitio que solfas a la altivez estoica del vencido?
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. No caeré,' mas si caigo, entre el estruendo rodaré bendiciendo la causa en que fundi mi vida entera,' vuelta siempre la faz a mi pasado y, como buen soldado, envuelto en un girón de mi bandera.
El proceso de liberalización política de Puerto Rico, durante el siglo XIX, culminará en su trayectoria histórica con el advenimiento al poder en 1897 de los autonomistas puertorriqueños. En ese año concedió España la Carta Autonómica que reconocía a Puerto Rico nuevos y más amplios derechos de gobierno propio. Hacia fines del siglo XIX, Estados Unidos llegó a ser el principal mercado del azúcar de Puerto Rico. Cuba y Puerto Rico se convirtieron en mercados importantes de los Estados Unidos y el azúcar de estas islas llegó a ser parte importante del consumo de los Estados Unidos. Desde 1895 Cuba luchaba en nueva guerra contra España para alcanzar su independencia. Estados Unidos veia con simpatía la lucha del pueblo cubano. El 15 de febrero de 1898 explota en la bahía de La Habana el buque de guerra norteamericano Maine que habia sido enviado aIli para proteger a los súbditos de los Estados Unidos. El 4 de marzo de ese mismo año subió a la presidencia de los Estados Unidos William McKinley. La prensa norteamericana pedia la intervención de Estados Unidos en la guerra de Cuba. Líderes puertorriqueños hicieron gestiones ante las autoridades norteameri· canas para que Puerto Rico' fuera incluido en los planes militares en caso de que estallara una guerra. Apenas habian jurado sus cargos los miembros del gabinete autonómico de Puerto Rico, siendo gobernador de la isla don Manuel Macías Casado, cuando desembarcaron en las playas de Guánica las tropas del ejército de los Estados Unidos, el 25 de julio de 1898, bajo el mando del general Nelson A. Miles. La resistencia a las tropas norteamericanas de parte de los soldados españoles fue débil. Los puertorriqueños esperaron ilusionados el desenlace de la guerra. El General Nelson A. Miles, jefe de las tropas norteamericanas, al ocupar la isla a nombre del gobierno militar, prometió al pueblo de Puerto Rico la igual protección de las instituciones democráticas de' los Estados Unidos. Así había comenzado un nuevo capítulo en la historia política, social y cultural de Puerto Rico.
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Exposición de Leslie Colombani
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N EL MUSEO DE ARTE DB PUERTO
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PRESENTÓ
Leslie Colombani una interesante exposición de arte constructivista, la primera de esta modalidad artística que ha auspiciado el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Nacido en el pueblo de Coamo en 1939, Colombani es un artista autodidacta. Recibió su enseñanza primaria y secundaria en su patria, donde ha residido siempre, con excepción de dos años (19551957) que pasó en Nueva York, estudiando escenografía y técnicas de televisión. De regreso a Puerto Rico ingresó en la sección de cinema de la División de Educación de la Comunidad, organismo adscrito al Departamento de Instrucción Pública, al cual perteneció hasta el año 1968, en que se estableció por su cuenta. Ya desde cuatro años antes se había iniciado profesionalmente en la pintura, que cultivaba desde sus años de escolar. Colombani ha expuesto en el Museo de Arte de Ponce, en el Ateneo Puertorriqueño, en varias ga· lerías' de San Juan y en el Museo Riverside de Nueva York. Obras suyas figuran en colecciones privadas de Puerto Rico, Santo Domingo, Estados Unidos, Canadá, Suecia y Kenya. La exposición, inaugurada el 11 de septiembre, estuvo abiérta al público durante dos semanas. De las piezas presentadas ofrecemos algunas ilustraciones en estas ·páginas.
Guerrero V
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Masa
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Sue単o
La motivación estética en el pensamiento filosófico de América Latina * Por
ENTBNDER A JORGE SANTAYANA y A ORTEGA y GAS-
. set es descubrir un rasgo fundamental del alma latina. En los faíses del Noroeste de Europa y en los Estados Uqidos de América, la investigación y la escolaridad en el estilo y tradición de las grandes universidades alemanas durante las últimas tres centurias ha resultado en una manera de filosofar científico que esencialmente consiste en análisis lógico y lingüístico, investigación de precedentes e influencias, historia y clasificación de conceptos y epistémicos debates interminables sobre definiciones, implicaciones y clarificaciones. Mientras más auténticamente filosófico es un libro, o un ensayo, o una cátedra, más lógico y epistemológico, más didáctico y huérfano de imaginación creativa habrá de ser el trabajo. Naturalmente no es la escolaridad lo que engendra la pobreza imaginativa. Pero en términos generales casi se ha establecido proverbialmente que el reino de la imaginación y la belleza pertenece al arte y como tal no cabe dentro del campo de la investigación científica y filosófica. De esta manera en vez de la jubilosa frase de John Dewey respecto a Jorge Santayana, -la filosofía ha encontrado en un gran poeta su expO:nente- a algún espíritu filisteo se le ocurrirá observar que los escritos de Santayana son todos buena poesía pero filosofía mala. Honorables excepciones, por supuesto, existen tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos, así como en Alemania, los países Escandinavos y otras tierras. Basta con mencionar las obras de Schiller, Fichte, Schopenhauer, Nietzsche, Goethe, Eucken, Lotze, E. F. Carrit, Hartley Burr Alexander, William Emest Hocking, John Dewey, Irwin Edman, Alfred North Whitehead, Albert C. Knudson, Edgar S. Brigbtman • Conferencia dictada en el Ateneo de Puerto Rico.
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Jos~
A. FRÁNOUIZ
y otros. Pero lo que es excepcional en los países angloteutónicos es típico en las tierras latinas. El alma latina es impotente en la dialéctica cuando se le obliga a descartar la belleza. En efecto quién sao be si no es ésta una de las debilidades de Jorge Santayana y Ortega y Gasset. Sus mundos filosóficos están tan inmersos en océanos de belleza que sus instrumentalidades estéticas fácilmente podrían desviar al lector hacia ontologías inaceptables, algo así como el deleite ~ensorial del Rubdiyat de Ornar Khayyám que incita al lector a éticas insatisfactorias. Por supuesto, ni Ortega y Gasset ni Santa· yana fueron latinoamericanos. Ambos fueron filósofos españoles, Santayana escribiendo en inglés de hermosuras inmáculas, y Ortega y Gasset en español glorioso; ambos príncipes de la expresión elegante, y maestros de la excelencia en el estilo; y a la vez ambos influyentes poderosos en el pensamiento filosófico de la América Latina contem· poránea. Sin embargo lo que es cierto respecto a la delicia literaria en Santayana y Ortega y Gasset, es generalmente cierto respecto a los filósofos de América Latina. Fundamentalmente el pensador Latinoamericano es poeta en su corazón. Y usualmen· te también lo son los juristas y abogados de talla que arriban al derecho por el camino de las bellas letras, y por los caminos del derecho proceden en· tonces a los campos de la filosofía política, la éti· ca, la estética y la metafísica. Parcialmente esto es también cierto respecto a artistas y críticos, ciertos hombres de ciencia, dirigentes políticos y hasta teólogos. En su prólogo a la primorosa obra de Conchita Meléndez, La Novela Indianista en Hispano-América, R. Brenes-Messén observaba en 1934 que -Para muchos profesores la erudición ha de salir al mundo con traje de severa austeridad y de bien pesada bayeta, como si la gracia, como
si el donaire del estilo, como si el pensar alado fue· sen peligrosa contaminación a su virtud. Y más de una universidad de HispanG-América se ha contagia· do de ese retardatario germanismo, que no tiene razón de ser allí donde la tradición de raza nos invita a mirar como cosa de rara excelencia el con· nubio de la sabiduría y del arte... Escabúllasele al erudito lo eterno humano, el palpitar del corazón apasionado, la visión de la imaginación vidente, porque se ha lanzado a la procura de lo transitorio histórico, del hecho perecedero, pero comprobable. Suele esa erudición desdeñar la poesía en el poeta y lo genial en el hombre de letras para ocuparse en las lejanas o próximas relaciones de un poema con otro poema, de una época con otra que le precedió. Y con el nombre de influencias se le arrebata la personal originalidad a un escritor. Lo univer· sal humano, lo que el hombre de todas las edades ha experimentado en presencia de los espectáculos de la Naturaleza o de los intangibles acontecimientos del alma, parece no tener razón de ser ante esta escudriñante crítica que, reduciendo a su mí· nima expresión los temas, les busca y les halla en todos los siglos, en todas las literaturas sometidas al ritmo que se manifiesta en la vida y la civili· zación humanas. La erudición de nuestra raza no ha podido olvidar que sólo aromada con el bálsamo del arte, exaltada con el prestigio del estilo, puede ella subsistir y desempeñar su función de de· rramar claror de sabiduría con el hechizo de la belleza.! Once años luego de estas acertadas observaciones de Brenes-Messén, el distinguido profesor y filósofo español, don José Gaos, recoge en un serio volumen sus criticas penetrantes: "Para una interpretación histó,ricG-fi!osófica del pensamiento nispanG-americano."2 Aludiendo al rico repertorio :le temas estéticos en las contemporáneas publica. :iones hispanG-americanas nos habla de dos signi'icaciones que podrían observarse en la filosofía lispanG-americana. En primer lugar una honda Ireocupación estética sinfónicamente corre por de-laja de toda la vida y el pensamiento de la Amé· ica hispana; y en segundo lugar, esta misma preGupación e~tética deviene en activa filosofía -de cción.3 En previos estudios ya he bregado con )s imperativos prácticos de la filosofía latinG-Ame· :cana, y especialmente en relación con la obra de :ostos, Tapia, Baldorioty, Betances, Ruiz Belvis, ello, Varona, Deústua, Korn, Rodó, Vasconcelos, aso y otros, he tratado de justificar dentro de s circunstancias de su' tiempo y sus medios los .bretonos éticos y pedagógicos de su pensamien. l. El motivo pragmático de acción que imparte CGr a todo el pensamiento filosófico de América ,tina tiene que entenderse en términos de la hisria política de las naciones de América Latina te aún en el presente están pasando por un prGso de autoencuentro con su historia y en busca
de su propia identidad política.· Este mismo motivo de acción política y social, ilumina sin embargo, la preocupación estética que imparte color sobre toda la vida y pensamiento de América Latina. A medida que uno lee los escritos de pensadores como AntGnio Nariño de la república de Colombia; Belgrano, Rivadavia, Alberdi, Alberini, Ingenieros, Kom, RGmero, de la Argentina; José Enrique Rodó del Uruguay; José Martí y Enrique José Varona de Cuba; Andrés Bello de Venezuela; Benjamín Constant, Barreta, Silvia Romero, Farias Brito, del Bra· sil; Baldorioty de Castro, Ramón Emeterio Betan· ces, Ruiz Belvis, Eugenio Maria de Hostos, Luis Muñoz Rivera y José de Diego, de Puerto Rico, y tantos otros incluyendo a Bolívar, Sarmientos, Su· ere, San Martín, O'Higgins, y durante los últimos treinta o cuarenta años, Rufino Blanco Fombona, Luis Alberto Sánchez, Haya de la Torre, para mencionar sólo unos pocos, una idea central parece delinearse como hilo de oro encadenando la vida y el pensamiento de estos hombres en la totalidad de una experiencia de cometido irrevocable: -La liberación política, económica y cultural de Améri· ca Latina-. Pero para los filósofos de IberG-América este cometido demandaba mucho más que lógica y teoría política. Se trataba de una situación existencial que estos hombres estaban experimentando y la cual tenían ellos que comunicar y difun· dir entre las multitudes apelando primeramente y ante todo a las emociones y sentimientos de los pu~blos. Y no es que a las multitudes no pudiera persuadírsele de otra manera; sino que los oradores y escritores en sí eran emotivos en su pensar, y la dialéctica de sus ideas se enraizaba más en la estética que en la lógica. En los escritos filosófi. cos de pensadores como Hostos, Alejandro Tapia, Antonio Caso, Enrique José Varona, José Martí, Alejandro Deústua, Gr~a Aranha, José Enrique Rodó, José Vasconcelos, Alejandro Korn, Francisco Romero, Andrés Bello, Enrique Malina y tantos otros, el lector muchas veces se sorprende cuan· do frecuentemente se encuentra envuelto en la magia inspiradora de páginas y páginas ricas en prosa poética. Del ensayo, el diario, la autobiografía, la novela, los pequeños cuentos, el artículo periodístico, la oratoria incluyendo la oratoria sagrada, y aún de la amigable e íntima conversación, así como de la poesía y la correspondencia epistolar, se va· lieron estos hombres para comunicar sus inquietudes filosóficas y sus enseñanzas morales.! Estrictamente hablando el periodismo didáctico y la estética no siempre harmonizan, pero es altamen· te significativo que los filósofos de América Latina siempre se hayan valido de todas las formas literarias de expresión para comunicar sus ideas. A la vez es también muy significativo que críticos literarios como Luis Alberto Sánchez, Jorge Mañac, Alfonso Reyes, Antonio S. Pedreira, Victoria Ocam·
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po, Margot Arce, Concha Meléndez, Henríquez Ureña, Vicente Géigel Palanca, Tomás Blanco, Evaristo Ribera Chevremont, Luis Palés Matos, Enrique Laguerre, Lidio Cruz Monclova, José Emilio González, Rubén del Rosario, José A. Balseiro, Lina Pérez Marchand, Cesáreo Rosa-Nieves, otra yez para mencionar sólo unos pocos, siempre imparten a sus escritos literarios algo del sabor y el color de la visión metafísica. En varias ocasiones y a manera de ilustración, Margot Arce ha identificado la poesía genuina con la metafísica, y lo ha hecho ella con más belleza y donaire que Whitehead, Heidegger y H6Iderlin.6 Aparte de los casos desafortunados de que durante la pasada centuria para Hostos y para Tapia la estética devino en algo así como una nodriza de la pedagogía, en el caso de ambos pensadores la estética siempre ocupó un sitio de prominencia. Las Conferencias Sobre Estética y Literatura publicadas por Alejandro Tapia en 1876, si no me equivoco, constituyen la primera obra sistemática sobre estética publicada en el hemisferio occidental. Es una obra concebida y escrita en el pensamiento y lenguaje filosóficos del siglo pasado, anclada en la metafísica de Schiller, Hegel, y Schelling, resonando con ecos de la catarsis Aristotélica, y enraizada en la ultimidad ontológica del espíritu y la dignidad ,sacramental del ser humano. En efecto Alejandro Tapia y Rivera fue el padre de las letras puertorriqueñas y su mensaje espiritualista sinfónicamente se deslíe en todos sus dramas, sus novelas, sus cuentos breves, sus artículos periodísticos, su poesía, su crítica artística, y hasta en sus Memorias o autobiografía? El paren· tesco entre la estética y la pedagogía o la ética es más conspicuo en los escritos filosóficos de Eugenio María de Hostos que en las obras de Tapia. Hostos fue un gran pedagogo y moralista, apóstol de la libertad'y fundador de naciones. Mucho antes de Henry Franklin Giddings traer la sociología como disciplina a la familia del curriculum académi· ca de la Universidad de Columbia, ya Hostos la había hecho parte central de los sistemas pedagógicos que había él instituído en Santo Domingo, Chile, y otros países de la América Latina. Para él la moral individual y social constituía la armazón civilizada de la existencia significativa, y lo que contribuyera a la realización de este ideal era digno de encomio, pero era indispensable evitar lo que pusiera el ideal en peligro. Este eticalismo ultra Kantiano casi frustró el pensamiento estético de Hostos. Es por ejemplo, difícil, reconciliar la profunda sensibilidad de Eugenio María de Hostos para lo bello, con su absoluto silencio respecto a la poesía de Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva y Rubén Daría, cuando por razones moralistas y patrióticas, él dedicó parte tan considerable de su tiempo al estudio y apreciación de poetas menores y versificadores populares. Esta así como otras Ii· 48
mitaciones en la estética de Hostos han sido ob· servadas y justipreciadas por críticos de alto prestigio.- Por cada una de las limitaciones estéticas de Hostos, sin embargo existen valores trascendentales de significación imperecedera. Que yo sepa, en el campo de la escolaridad sistemática no existen enfoques más penetrantes de la sensibilidad estética de Eugenio María de Hostos que los escritos de Rufino Blanco Fombona, José A. Balseiro, Conchita Meléndez y Cesáreo Rosa-Nieves. Críticos literarios, poetas y autoridades estéticas que en sí cada uno de ellos es, individualmente ellos analizan y enfocan los distintos aspectos de la manera y estilo en Hostos. Con su inimitable gracia Conchita Meléndez investiga la experiencia de la naturaleza en Rostos, su artística expresión del significado telúrico para el hombre en las infinitas ma· neras en que la naturaleza se manifiesta en bosques, montañas, ríos, praderas, océanos, perspectivas, flora y fauna.9 Con artística delidadeza desmonta Cesáreo Rosa-Nieves varias selecciones de las obras de Eugenio María de Hostos y estudia la técnica y estética sintáctica del maestro con la paciente pers· pi~acia de un lírico arqueólogo,IO y tanto Rufino Blanco Fombona como José A. Balseiro penetran en la hondura psíquica y el genio observacional de Hostos tal como éstos se revelan en su obra maestra de análisis metaético. el Hamlet de WilIiam Shakespeare. lI En efecto los escritos de Conchita Meléndez, José A. Balseiro, Vicente Géigel Palanca, Cesáreo Rosa-Nieves, Rufino Blanco Fombona, Margot Arce y tantos otros, brillantemente ejemplifi· can las observaciones del presente estudio ya que todos ellos son poetas y han profundizado en la estética, pero los vectores de toda esta estética polarizan y apuntan en la dirección de la ontología y visiones filosóficas del mundo. En relación con la estética como camino del romance hacia la metafísica en el pensamiento filosófico de la América Latina o como motivación tras el pensamiento ontológico de Ibero-América, las ideas de Antonio Caso, Alejandro Deústua. José Vasconcelos, Grac;a Aranha, Luis Lloréns Torres y Abelardo Bonilla merecen especial consideración. De ~cuerdo con Antonio Caso el arte es una dimensión de la metafísica, porque en primer lugar el arte es una revela· ción de un sistema de orden que existe sobre los reinos biológicos y de utilidad económica, y en segundo lugar el arte constituye una forma sui generis de conocimiento. El punto de partida dialéctica en Antonio Caso es la noción Kantiana del desinte· rés pero elaborado por Caso en una manera muy personal con ingredientes y elementos sugeridos por las estéticas de Schopenhauer, Nietzsche, Berg. son y Benedetto Croce. DotJ Antonio Caso nos expli. ca que en la experiencia del desinterés el espíritu humano se liberta de las tramas del egoísmo biológico e intuitivamente captura el reino de lo indi
vidual y 10 concreto que constituye la forma y el contenido del arte. El arte nos .revela'lo característico individual en la naturaleza de las cosas mientras que la ciencia nos provee con una intuición general de su naturaleza. La filosofía tiene que tomar en consideración tanto lo general como lo concreto o individual de la existencia, pero el punto de partida, recalca el filósofo mejicano, tiene que ser la individualidad estética.JZ Como ya he señalado en un estudio anterior,13 a pesar de notables diferencias, existe una similitud fundamental entre las ideas metafísicas de Alejandro Deústua, Gra~a Aranha y José Vasconcelos. Individual y colectivamente los escritos de estos tres pensadores representan una emancipación victoriosa contra el positivismo prevaleciente durante sus épocas. Los tres fueron prominentes educadores, y la preocupación metafísica dentro de la cual han de encontrarse sus filosofías de la libertad, constituye para los tres, el reino de la estética. Dicha estética nunca culminó en el caso de ninguno de los tres en una poética cosmovisión contemplativa; pero en la manera de una casi experiencia mística, en el caso de cada uno de los tres siempre floreció en vigorosos cometidos educativos y en ingente acción social. La libertad metafísica como concepto, sin embargo, milita de manera distinta en cada una de sus correspondientes estéticas. Alejandro Deústua, por ejemplo, contrapone el orden y la libertad, por supuesto, no en el sentido del cosmos y el caos, o el gobierno y la anarquía, pero en el sentido del sistema y la trascendencia, lo continuo y la novedad. De acuerdo con el filósofo del Perú el orden y la libertad son los dos conceptos fundamentales de la existencia. Ambos corresponden al descanso y al movimiento en toda actividad espiritual. Pero el concepto del orden, sin embargo, ha prevalecido en la economía, en ·la práctica y en la teoría política, así como en las ciencias y en la religión; mientras que la libertad, que es el aspecto positivo del espíritu, nunca ha prevalecido. Es la libertad, no obstante lo que engendra el orden y el sistema y lo que hace posible que un orden o sistema devenga en otro. Deústua no limita sin embargo su dialéctica de la libe.rtad al reino del arte. Es cierto que de acuerdo con Deústua, es en la experiencia artística donde la actividad creativa del espíritu realiza su expresión más alta y noble. Pero a la vez nos recuerda el filósofo, que la economía, la ac.ción moral, la investigación científica, la religión, y toda actividad humana, son manifestaciones de la libertad creativa del espíritu"· El filósofo brasileño, Gra~a Aranha, autor de La Estética' de la Vida, aunque profundo y penetrante en sus intuiciones, es a veces inconsistente y difícil de clasificar, ya que en ciertas ocasiones se expresa como un materialista determinista, y en otras asume la posición de un idealista personalista como en el pasaje
donde alude a la situación absurda del materialismo y a la centralidad e indispensabilidad de la conciencia, sin la cual, de acuerdo con sus ideas, no podrían existir ni el infinito, ni la unidad, ni el Ser. 15 Su concepto de la libertad nos recuerda la filosofía de la libertad en Leibniz aplicable única.mente a los bienes particulares, inaplicable sin embargo al reino de la armonía pre-establecida o, el reino del bien universal que el hombre rechaza, pero al cual necesariamente el ser humano ha de dirigirse. El esteticismo monista de José Vasconcelos, aunque más crítico y medular que el de Gra!;a Aranha, comparte con este último cierta similitud fundamental. Ambos enraízan en el sentimiento intuit~vo de la totalidad universal. Pero más crítico y penetrante que Gra~a Aranha, Vasconcelos es más consistente en su análisis lógico y mucho más armónico con las direcciones generales del pensamiento naturalista contemporáneo. Para el filósofo mejicano el universo es el producto de una energía primigenia, que guiada por un principio libre y creativo y comenzando con un estado original de latencia y 'posibilidad, gradualmente se transforma en átomo, en célula, y últimamente en conciencia. Nos explica Vasconcelos que esta transformación se realiza como resultado de un cambio cualitativo o una nueva manera de integración que él denomina "la revulsión de la energía" y que funciona di· ferentemente en los correspondientes niveles de) átomo, la célula y la personalidad conciente. Cada. nivel o ciclo de energía se caracteriza por rasgos correspondientes o ingredientes distintivos de con· ducta cualitativa: -En el campo atómico, la repetición mecánica; en el de la célula, la finalidad, pero en el de la conciencia, la libertad y la creatividad. Es en la conciencia donde el espíritu comienza. Es en la conciencia donde el espíritu emerge.16 Pero la vida del espíritu en el hombre no se limita al conocimiento, y mucho menos, a las formas intelectuales del saber. La vida del espíritu es el acon· tecimiento de )a libertad, y traducido a la práctica todo ello deviene en intuición, imaginación creativa, iniciativa, acción moral, y la espiritual liberación de toda forma de necesitarianismoP Ha sido el propósito de nuestra investigación mostrar la extensión de la motivación estética tras el pensamiento filosófico de la América Latina. Nuestro material ha sido recogido de entre las obras más representativas de filósofos, estéticos y oríticos de talla en las naciones de Ibero-América. Pero aún en -el pensamiento popular y en la práctica, la estética muchas veces determina las consecuencias éticas. A- manera de ilustraciones bien conocidas, el autor de este pequeño ensayo recuerda haber asistido a una convención política en el año 1924 llevada a cabo en la plaza pública de su pueblo, en la cual los dos oradores principales se dirigieron al pueblo en poesía. En la historia ju49
dicial de Puertq Rico se registran casos en que Luis L10réns Torres, el poeta laureado de la isla en unión a otros abogados poetas ante la corte aro guyeron' sus casos en poesía. Aún en nuestros días todavía sobrevive la vieja tradición española de los duelos a décimas, y aunque por lo general este tipo de poesía popular es lírico y épico, en la mayor de las ocasiones contiene riquezas didascálicas. En niveles superiores de poesía más digna y noble es proficuo recordar que no solamente filósofos como Alejandro Kom, Francisco Romero, Alejandro Tapia, Andrés Bello y otros se han valido de la poesía para expresar su filosofía, sino que a la vez muchos ingentes poetas de la América Latina, como Rubén Daría, Santos Chocano, Gutiérrez Nájera, Amado Nervo, José Martí, Luis Muñoz Rivera, José de Diego, Luis Lloréns Torres, Luis Palés Matos, José Antonio Dávila, Evaristo Ribera Che· vremont, Vicente Géigel Palanca, Antonio S. Pedreira, Pablo Neruda y tantos otros, filosóficamente han sido profundos en su poesía. Podría señalarse, además, que 10 que es cierto respecto a las relaciones entre la poesía y la filosofía en Ibero-América, es también cierto respecto a las relaciones entre la filosofía y las otras bellas artes, especialmente la escultura, la pintura, y la música. La razón fundamental que explica estas relaciones va más allá de la mera utilidad de la belleza y las artes para asuntos de la filosofía, o de la filosofía para asuntos de las artes y la belleza. Simplemente se trata de estética. Pero la estética no es la ciencia del arte ni la ciencia de la belleza. Estética es la ciencia de la sensibilidad. Es una manera de conocimiento prelógico, adumbración eidética honda en los recesos de la aurora de la imaginación donde del reino y el misterio del Ser, lo univers~l cristaliza en lo individual y emerge la percepción. Es comunicación íntima con uno mismo, conciencia de la esencia, un capturar, un aprisionar, un intuir, un despertar en el acontecimiento del significado. Este es el mundo de la experiencia estética que precede a la lógica tanto en el tiempo como en la primacía ontológica. Pero la realización de esta naturaleza de la expresión como in· tuición última y percepción espiritual elaborada en sus tres tratados de estética constituye la contribución inmortal de Benedetto Croce a la teoría estética. Independientemente, aunque no tan profunda y felizmente, el laureado poeta puertorriqueño Luis Lloréns Torres; los estéticos del Perú y del Brasil, Alejandro Deústua y Gra~a Aranha; el médico y filósofo de la Argentina, Alejandro Korn; el catedrático de Costa Rica e historiador de la literatura, Abelardo Bonilla, así como los dos filósofos y estéticos mejicanos, José Vasconcelos y Antonio Caso, ya habían arribado a conclusiones
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similares.l ' Partiendo de diferentes datos dialécti· cos y cada uno acentuando distintos aspectos de la experiencia estética, no solamente todos aluden a la estética como una manera sui generis de conciencia y válido conocimiento prelógico, pero también entre ellos, muchos como- L10réns Torres, Vascancelas, Antonio Caso, G~ Aranha y Alejandro Deústua, consideraban la estética como el campo más inclusivo y significativo de futuras investigaciones. -Belleza -nos dice L10réns Torres- es la compenetración del cuerpo con el espíritu de las cosas. Es el concepto más noble que la mente humana puede entretener. Es el único camino racional a la realidad de Dios. Es la armonía última del hombre con la naturaleza... 19 Schopenhauer creía· que cualquier cosa imaginable podría ser bella con tal que el genio la mirara. Pero Lloréns Torres agrega que actualmente todo es bello, puesto que el universo es la gran totalidad de las ocasiones divinas dentro de las cuales las ideas o pensamientos y sus objetos de referencia se encuentran en perenne interacción y constantemente floreciendo en significado. A este tipo de estética, Luis Lloréns Torres llama Pancalismo. El brasileño Gra¡;a Aranha, sin embargo, menos poético que Lloréns Terres y más ingenuo que muchos de los estéticos de Ibero-América, en su clásica y primorosa obra La Estética de la Vida nos habla de la unidad infinita. de la realidad universal y del júbilo inefable que experimentamos cuando pertenecemos y participamos en la sinfonía armoniosa del vivo mundo pulsátil. Voluntad de fragmentaridad, era para él la asencia de la maldad, mas la voluntad de totalidad significativa, era la salvación. Y es por esta forma y manera de la fe, que hombres como L1oréns Torres, Antonio Caso, José Vasconcelos, Alejandro Deústua, Alejandro Korn y todos sus discípulos han contemplado en sus visiones un mundo de amorosa creatividad y gracia redentora más allá de las tramas de la materia y los asuntos económicos de los hombres... ¡Ilusiones y sueños! Los cínicos habrán de comentar. Pero, ¿de qué consiste la historia humana sino de la epopeya de los sueños humanos? ¿A~aso no podría ser que muy hondo bajo la motivación estética del pensamiento filosófico en Ibero-América yazga un algo divinamente auténtico, un algo trascendentalmente rebelde que rehusa toda identificación con formas y diseños ya establecidos, y rechazando lealtades a lo inauténtico intuye un mundo de esencias que pudieran ser, mas no sabien· do qué nombre darle, ya que la vida es incierta, el tiempo es corto, y el lenguaje no siempre adecuado; en ansiosa desesperación llora y se derrama. por todo el Continente en lágrimas del mito, y en onomatopeyas y arcoiris de símiles y metáforas... ?
BIBLIOGRAFIA
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2. José Gaos, Pensamiento de Lengua Española. México: Stylo, 1945.
9. Conchita Meléndez, "Hostos y la Naturaleza de América», Am. y Hostos, págs. 19·95; "Hostos y Santo Domingo. Construcción del Hombre Nuevo». San J.uan, p. R.: Rev. Inst. Cultura Puertorriqueña, n.· 19, 1963, págs. I-S.
3. Ibid., 16-94. 4. Cp. mi "Esencia del Pensamiento de Hostos» en América y 'Hostos. Habana: Imp. Cultural, 1940. También mi "Llamada de Hostos a las Américas», "La Visión de Kant y el Ensueño de Hostos» y mis demás escritos sobre Hostos. Hemerobibliografía de Hostos. Habana: Cultural, 1940. También mi "Persona· lismo en la Filosofía de América Latina». Philosophical Forum, 1954, págs. 68-81; y Los Anales del XIII Congreso Internacional de Filosofía. México: Stylo, 1964.
10. Cesáreo Rosa·Nieves, "El Pensamiento Estético en la obra de De Hostos». San Juan, P. R.: Rev. Inst. Cultura Puertorriqueña, n.o 14, págs. 14-11. 11. José A. Balseiro, op. cit. supra, y Rufino Blan· co Fombona sobre "Eugenio Maria de Hostos» en América y Hostos, págs. 91·129, esp. págs. 105-113. 12. Antonio Caso, Principios de Estética, p. 231, Y Existencia Como Economía, pág. 103.
S. Isalas García Aponte, Andrés Bello. Univ. de Panamá, 1964; págs. 9-23. - Antonio Caso, Filosofía de la Intuición. México, 1914; La Existencia como Economía, como Desinterés, y como Caridad. México (1919), 1943; Principios de Estética. México, 1925. - Samuel Ramos, "La Estética de Antonio Caso» en Homenaje a Caso. México, 1941, págs. 255·269. - Alejandro Deústua, Estética General, 1921; Estética Aplicada. (Lo bello en el arte). Arquitectura, 1932; Estética Aplicada. (Lo bello en el arte). Escultura, Pintura, Música, 1939. - Alejandro Korn, Obras Completas. 3 vols. 19381940. Esp. Vol. l. págs. 18-58; 120-142. - Gra!ra Aranha, A Esthetica Da Vida. Río de Janeiro: Gamier, 1920, págs. 3-6; 20-81. - José Vasconcelos, Pitdgoras: Una Teoría del Ritmo. Habana (1916), 1920; El Monismo Es· tético. México, 1918; Estética. México, 1936. Para penetrantes análisis del esteticismo creativo de Vasconcelos, véase: "Bergson en México». Tributo a Vasconcelos por Patrick Romanell en Phil. and Phen. Researclt, Vol. XXI, n.- 4, págs. 501·513, y tributo de José Gaos, en Pensamiento de Lengua Española, 1945, págs. 121-143.
18. Luis Lloréns Torres, Sonetos Sinfónicos, San Juan, P. R., 1914.
6. Margot Arce en ..Prólogos» a la poesía de F. Matos Paoli y Litian Pérez-Marchand.
19. Luis Uoréns Torres, Voces de la Campana Mayor, 1935, págs. 16-24.
13. Cp. mi ensayo sobre "El Concepto de la Libertad en el Pensamiento Filosófico de América Lati· na», en Anales del XIV Congreso Internacional de Filosofla. Viena, Austria, 1969. 14. Alejandro Deústua, "Las Ideas de Orden y Li· bertad en la Historia del Pensamiento Humano». Lima: Rev. Universitaria (1911-1922, omitiendo 1921), págs. 141-155; Estética General. Lima, 1923, págs. 315-380; 421-430; 571-516. 15. Gra~ Aranha, A Esthetica da Vida. Río de Janeiro: Gamier, 1920, págs. 3-6; 20-81. 16. José Vasconcelos, Tratado de Metafisica. Méxi· co, 1929, págs. 221·230. 11. José Vasconcelos, ibídem, 18. Cp. Sentón n.· 5, supra.
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Nocturno Por PEDRO BERNAOLA
(A Isabel Cuchi Coll)
ESTA NOCHE YO SIENTO NOSTALGIA DE MI TIERRA.•.
Esta noche la inmensa metrópoli me aterra. En esta noche añoro palmas bajo la luna; el puente Dos Hermanos que cruza la laguna; el Castillo del Morro, la Puerta de San Juan, las híbridas pavonas y el noble guayacán... Esta noche quisiera poder alzar el vuelo... No detenerme nunca hasta besar el suelo donde alboreó mi cuna... Allá en un pueblecito colgado entre montañas bautizado Aibonito. ¡Ay, cuánto yo daría por volver a mirar el dorado Poniente a la orilla del mar.. .l De aquel océano nuestro, cabrilleante y salvaje, I 1 ',. \ll que derrama en la arena espumas de coraje, . cuando en vano desea llevarse en una ola \ el nazareno cuerpo de alguna indo-española...
I\ '1
y volver a escuchar frente de mi ventana
aletear de reinitas temprano en la mañana... y sentir a lo lejos pregón de verduler s' y el bastón de rebeldes mendigos callejeros... O tenderme a la sombra de algún mango frondoso sin ansias y sin fuegos, inerme, perezoso, mientras suaves alisios interrogan mi oído: ¿por qué, por qué olvidaste tu suelo bendecido... ? Esta noche yo siento nostalgia de mi tierra... Esta noche la inmensa metrópoli me aterra. Me aterran ya sus nieblas, sus ventiscas, sus fríos, , sus locos rascacielos y los plomizos ríos... y el trajinar de gentes de enmascarada faz que parece perdieron para siempre la paz...
(En Nueva York)
Aportación al estudio del folklore médico en Puerto Rico Por
UNO DE LOS ASPECTOS DE LA CULTURA POPULAR PUER·
torriqueña que mejor se conserva en la me· maria de los habitantes de las zonas rurales del país, es la medicina folklórica. Es raro encontrar un campesino, o vecino de un pueblo del interior, que no tenga vivos recuerdos de los métodos que empleaban sus padres y abuelos para tratar de recobrar la salud, o para diagnosticar y prevenir enfermedades. Algunas de estas prácticas aún sobreviven. No obstante las advertencias de la cien· cia médica, todavía hay quienes recurren a métodos curativos de antaño, ya sean éstos de carácter supersticioso, que emplean ensalmos y conjuros de tipo mágico y esotérico; de naturaleza religiosa, que encomiendan a Dios la curación; o de carácter empírico, que entrañan el uso de remedios caseros como 10 son, por ejemplo, los numerosos guarapi1I0s, cataplasmas y baños que se preparan a base de distintos productos de nuestra flora y fauna, y que por generaciones han gozado de tanto favor popular. A nuestro cronista dieciochesco, el benedictino español Fray lñigo Abbad y Lasierra, le parecieron admirables "la multitud de plantas medicina· les que la naturaleza ha puesto en esta tierra (Puerto Rico) para la curación de las enfermedades de sus habitantes, bien sea aplicándolas en apósitos o bebiendo sus infusiones, que producen los más prontos y admirados efectos".! Oviedo 2 y Herre~,3 en el siglo XVI, también nos habl8!l en sus eró1. Abbad y Lasierra Fray Iñigo, Historfa Geogrdfica, Civil y. NaturiJ1 de la Isla de San Juan BautISta de Puerto Rico Madrid, 1789, Río Piedras, P. R., Editorial Universi· dad 'de Puerto Rico, 1966~ p. 196. 2. Femández de Oviedo, 'Gonzalo, His,torJa General Natural de las Indias, San Juan. P. R.• Biblioteca Histón· ca de Puerto Rico. Instituto de Uteratura Puertorriqueña, 1945, p. 59-60. . 3. Herrera, Antonio de. Crónica General de las Indias,
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TEOOORO VIDAL
nicas del empleo de tales medicamentos en nuestra Isla. La tradición ha continuado hasta nuestros días y hoy, como en aquellos tiempos, el pueblo usa diversas plantas de la flora isleña para fines medicinales; y asimismo, como se acostum· braba en la época precolombina, los habitantes de la ruralía suelen sembrarlas junto a sus viviendas 4 para así tenerlas a mano en las necesid~\des. Aunque los métodos curativos que nuestro pueblo tradicionalmente emplea tienen matices autóctonos, ellos son, en su mayoría, de raigambre española. Como veremos en los remedios que presentamos, éstos mezclan a veces la superstición, la religión católica, y el uso de minerales, produc. tos animales, y plantas, a los que se les atribuyen distintas propiedades curativas. Se notará, igualmente, que en estos remedios figuran con frecuencia los números impares, muy en especial el tres, el siete y el nueve, números éstos de poder mágico, que desde la remota anti· güedad se han considerado poseedores de· virtu· des sagradas y maravillosas. También tienen im· portancia en la medicina mágica, y figuran frecuentemente en los remedios de esta naturaleza, las gallinas negras, las fases de la luna, el sereno, los amuletos y talismanes, la ruda y los días mar· tes y viernes. Todas las tradiciones que aquí presentamos son el fruto de excursiones de investigación folklórica que durante el curso de los últimos tres años hemos llevad!? a cabo. Fu~ron recogidas en San Juan, P. R., Biblioteca Histórica de Puerto Rico, Instituto de Uteratura Puertorriqueña, 1945, p. 12lf.129. 4. Eugenio Femández Méndez di~ que los bohitihus, o sacerdotes indígenas de Puerto Rico, «conocfan el uso de ciertas lllantas medicinales y las cultivaban junto a sus babias•• HIStoria Cultural de Puerto Rico, San Juan, P. R., Ediciones El Cerní, 1970, P" 49.
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las zonas rurales del país -en los campos de Adjuntas, Barceloneta, Barranquitas, Bayamón, Cayey, Comerío, Lares, Naranjito, Toa Baja y Utuado- donde los campesinos todavía conservan un conjunto de' costumbres y creencias que son de clara antigüedad, pero que se encuentran, como tantas otras cosas que atañen al folklore puertorriqueño, en vías de rápida desaparición. Aunque los remedios folklóricos que vamos a describir no son muy numerosos en relación a los muchos que aún se recuerdan o se practican, ni pretenden cubrir adecuadamente un campo tan extenso como lo es nuestro folklore médico, creemos, no obstante, que constituyen un avance útil para el conocimiento de tan interesante aspecto de la cultura popular puertorriqueña, y como tal los ofrecemos.
* * * Uno d~ los medicamentos que se recomienda en la ruralía para curar el Catarro es el jarabe de la pulpa del higüero, que debe tomarse por cucha· radas, y con un poco de ron o vino para aumen· tar la acción sudorífera. Otro remedio que se asegura que es muy bueno para sacar los catarros es tomar guarapillos s de los cogollos del árbol de naranjo, que deben ad· ministrarse bien calientes tres veces al día. Da resultados excelentes contra los catarros que se "pasman" el tomar cucharadas de miel de abejas con ron.
* * * Los Calambres desaparecen poniéndose un aro de cobre en un dedo. Si afecta las piernas, es muy útil, además, hacer una trenza de paja de maíz y ponerla en el tobillo del lado dolorido. Se quitan los adormecimientos en los brazos y las piernas colocando un papelito doblado detrás de la oreja.
* * * Es creencia popular que la Culebrilla, o herpes zoster, es una enfermedad sumamente peligrosa. La infección del nervio, que en algunos casos comienza en la espalda y avanza en dos ramos hacia el vientre, tiene dos extremos que el pueblo llama rabo y cabeza. Si éstos llegan a unirse, dice la gente, se produce la muerte. Para evitarlo, el re· medio que aconseja la medicina folklórica es "es· cribir la culebrilla". S. El guarapillo es una bebida que se prepara hirvien· do en agua las hojas, rafees u otras partes de las plantas. La infusión generalmente se toma caliente y se sazona con azúcar, melao o miel de abejas.
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Una manera de hacerlo consiste en mojar una pluma de ave en el zumo de la fruta del árbol de camacey -zumo que se asemeja a la tinta- y escribir sobre el vientre del enfermo, entre la cabe. za y el rabo de la culebrilla: "Jesús, María y José". Entonces se reza un Padrenuestro. Otra fórmula mágica entraña el escribir un con· juro sobre el vientre y luego, para ahuyentar el mal, azotar la franja herpética con varias ramitas de hinojo empapadas en ron. El conjuro es éste: Culebrilla, te maldigo de rabo a cabeza; y si fueras macho o ltembra, que no juntes rabo con cabeza.
Un método que emplea un curandero 6 de Comerío es el de escribir entre la cabeza y el rabo de la culebrilla la palabra "allirbeluc", o sea, cu· lebrilla al revés, mientras pronuncia unas oraciones amenazadoras y de sentido oculto con el fin de amedrentar el espíritu maléfico que, según dice, es la causa de la enfermedad. Según la explicación de un campesino de Bayamón que practica la medicina supersticiosa, se cura también la culebrilla dibujando en tinta chi· na tres circulos alrededor de la franja herpética. El primero se traza hacia la derecha, el segundo hacia la izquierda y el tercero nuevamente hacia el lado derecho. Mientras se dibujan los círculos hacia la derecha se dice tres veces: "Culebrón o culebrilla, yo te mato de la cabeza pal rabo, por si eres macho, pa que te mueras." Al hacer el círculo hacia el lado izquierdo se repite, también tres veces: "Culebrón o culebrilla, yo te mato del rabo pa la cabeza, por si eres hembra, pa que te mueras." Luego se azota la culebrilla con ramas de ruda, de poleo o de hinojo, mojadas en vinagre. Para que sea efectivo, el tratamiento deberá darse tres días consecutivos. Si no mejora el paciente es porque se trata de un culebrón, que es ma· cho, y más dificil de matar que la culebrilla o hembra; y entonces hay que repetir el tratamiento dos días más, o cuantos sea necesario, pero nun· ca debe hacerse un número par de veces.
* * * Los Dolores de Dientes se evitan cortándose las uñas los miércoles. Entre los remedios que se recomiendan para aliviarlos, figuran los siguientes: 6. Los curanderos, que antiguamente abundaban en Puerto Rico, no santiguan los martes ni los viernes, ni a aquellas personas que tienen fiebre. Algunos tampoco san· tiguan él quienes han sufrido de empacho por más de cua· tro dlas, pues dicen que transcurrido ese tiempo, el cm· pacho ccrla pelos. y es imposible sacarlo. A estos indio viduos que santiguan no les gusta revelar a más de tres personas las supuestas oraciones curativas que emplean, pues dicen que, si lo hacen, entonces las oraciones dejan de servirle para sanar él los hombres y animales.
1, hacer buches de la infusión de la raíz del mori· viví; 2, masticar hojas del árbol de limoncillo; 3, introducir un clavo de especia en la picadura; 4, ponerse en las caries un taponcito de hojas de menta, y S, hacer buches de orines yagua de mar. Como tópico local se aconseja usar la enjundia de gallina. Para conservar la dentadura limpia y en buen estado, se emplea un pedazo de la raíz de la hierba zorra de limón. Esta se machaca bien en un extremo para que quede como una brochita y con ella se limpian dientes y muelas. Para blanquear la dentadura, en Adjuntas nos dijeron que es bueno quemar cáscara de pan y pasarla repetidas veces con el auxilio de un paño. A Santa Polonia, abogada en contra de los ma· les de la dentadura, se le prenden velas y se le reza para que los dolores se calmen. El siguiente ensalmo, que recogimos en Barceloneta, es indicado en tales ocasiones: Venia Santa Poloñia de la orilla de la mar y a la Virgen se encontró rezando en un palmar. -¿De dónde vienes, Polonia? -Señora, vengo del mar, que las muelas y los dientes no me dejan sosegar. -Yo te prometo, Polonia, por lo que traigo en mi vientre que no te han de doler meis ni las muelas ni los dientes.1
El pueblo dice que el primer diente de leche que se le cae al niño debe arrojarse al techo de la casa para que le salgan otros mejores. Al tirarlo, se dice así: Ratoncito, ratoncito, ahí va ese dientecito, para que me envíes otro mds bonito.'
* * * Los Dolores de Cabeza desaparecen con aplicaciones de hojas de salvia. Por 10 general, las hojas se mojan en aceite, que puede ser de oliva o de 7. Las oraciones que se rezan a Santa Polonia (el pueblo puertorriqueño. como el español. asi llama a Santa Apolonia) para calmar los dolores de muelas, son conocidas en muchos ~aíses. Francisco Rodríguez Marin. en Cantos Populares Españoles. Tomo 1, Madrid, Ediciones Atlas, p. 427428, da a conocer una oración a la sant,a. encontrada en España. Oreste Plath, en Folklore RelIgIOSO Chileno. Santiago de Chile, Ediciones PlaTur. 1966, p. 23-24, ofrece una versión chilena; e Isabel Aretzl en Folklore Ve· nezolano, Caracas, Ediciones del Ministeno de Educación. 1957. p. 157, cita una que halló en Venezuela. 8. El doctor Antonio Castillo de Lucas, en su obra Folkmedicina, Madrid, Editorial Dossat, 1958, p. 222, presenta una estrofa recogida en España, que recuerda la nuestra. Dice así: Dientecito, dientecito te tiro al tejadito para que salgas mds bonito.
coco, y se sujetan fuertemente a las sienes con paños o vendas. Se sugiere igualmente hacer uso de una mezcla que incluye harina de café, nuez moscada, hojas de tabaco y aceite de coco. Si al dolor de cabeza 10 acompañan calenturas, se dice que, para bajarlas, se debe poner en la planta del pie el mismo medicamento que se aplica a las sienes. Remedio excelente contra los Dolores de la Ma· triz es administrar a la enferma chocolate caliente en el que se hayan hervido tres ramitas de ruda en forma de cruz; pero se dice que la ramas no deben cortarse martes o viernes, pues perderían su virtud curativa. Para desaparecer los Dolores en la Cintura, o "cintura abierta", se mata una culebra, se curte su piel al sol, y ésta se usa alrededor del cuerpo, como faja, hasta que se quita la afección. Otro recurso consiste en medir la cintura dolorida con un cordón, y con la medida exacta amarrar una moneda de escaso valor. De inmediato se lleva a un árbol de panapén; se le da al árbol un corte hondo, y en él se inserta el cordón con la moneda. Según se va secando la herida del árbol, se sanará la cintura. Es muy útil para el Dolor de Garganta hacer gárgaras de la infusión de las hojas de verdolaga y aplicar externamente sebo con orines. Como remedio contra el Dolor Moral se recomienda repetir esta conocida oración: San Jasé glorioso alivia mis penas, dile al buen Jesús que se apiade de ellas.'
También se aconseja llevar a la cama una ima· gen del mencionado santo y repetir, hasta quedarse dormido: San José glorioso, que todas mis penas se me vuelvan gazos.
* * * Las Dislocaciones se tratan a veces con métodos mágicos. Uno que emplea un anciano de Barranquitas, que dice que tiene "gracia" para santiguar, es hacer varias cruces con la. mano sobre el hueso desencajado, frotarlo con manteca de culebra, y decir solemnemente, mientras lo hala y trata de llevarlo a su sitio: "Que vuelva el hueso a su lugar, como Jesucristo volvió al altar." -
* * * 9. Esta plegaria, que a veces se canta en los rosarios que nuestros campesinos celebran para honra!: a San José, la recoge también Pablo Garrido en su libro Esoterfa y Fervor Populares de Puerto Rico, Madrid, Ediciones Culo tura Hispánica, 1952, p. 228.
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Durante el Embarazo todos los antojos de la mujer deben ser satisfechos para así evitar que aborte, o que nazca el niño deforme. Si ocurre un eclipse de luna, la mujer embarazada no debe tocar parte alguna de su cuerpo, pues, si lo hace, le saldrán manchas o lunares al niño en los mismos sitios que ella se tocó. El vientre de la que va a dar a luz una niña es redondo y bajo; pero' si el feto es varón, entonces es puntiagudo y alto. Si se desea una hembra, se recomienda la concepción en luna menguante; si varón, en luna llena. Para los buenos partos se coloca sobre el vientre de la parturienta una imagen de San Ramón Nonato, que en la ruralía es, por lo general, de bulto en madera. Asimismo, para alcanzar mayor favor del santo, se le prenden velas, en las que a veces se labra su nombre con un palito. Durante el parto, para favorecerlo, se reza, además, la muy popular oración de San Bartolomé, que dice así: San Bartolomé se levantó, cuando el primer gallo cantó, su pie derecho calzó, su bastón de oro cogió, y al cielo se encaminó. En el medio del camino se encontró con el Señor, y Este le preguntó: -¿Para dónde vas, Bartolomé? -Contigo, Señor, me iré. -Vuélvete, Bartolomé, que yo te daré un don que no le he dao ni a hembra ni a varón. Donde tú seas mentao no morird mujer de parto, ni nii'io de espanto, ni caballo fatigao, ni buey en el arao. Con San Pedro, con San Pablo, con Santa Maria de Aragón. Kyrie eleison. l'
Tan pronto la mujer da a luz debe administrársele un grano de ajo y un palo de ron para matar la "manta", un animal que a veces se cría en el vientre junto al ·feto. El mencionado animal, que dicen los campesinos que es espantoso y tiene el aspecto de un pájaro aplastado, enloquece al perder el calor del niño, y si no se mata a tiempo, 10. Concepción Teresa Alzola, en su artículo sobre las costumbres cubanas relacionadas con la infancia Que aparece en Etnología y Tradiciones Populares, Zaragoza, Institución Fernando el Católico de la Diputación Provincial de Zaragoza, 1969. p. 255, dice: .Según parece Que sucede en España, cada parto tiene un patrono general Que es San Ramón Nonato y un patrono particular o regional Que, en el caso de Cuba, es el mismo de Canarias: San Bartolomé.. Luego la escritora cita una oración al santo, Que escuchó en Cuba, y que es muy parecida a la que es tradicional en Puerto Rico.
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muerde el corazón de la madre, ocasionándole la muerte. Otra precaución que debe tomarse, y que evita los "dolores de entuerto" después de dar a luz, es colocar las tijeras empleadas para cortar el om· bligo del niño, abiertas en cruz, debajo de la almohada o del colchón de la cama. Esto debe hacerse con sumo cuic;lado de que la mujer no lo n9te. pues, de lo contrario, no tendrá la virtud deseada.
". ". * En las afecciones del Estómago da excelentes resultados tomar agua en la que se hirvió un clavo mohoso. Se recomienda, igualmente, ir al mar tres veces en tres días seguidos, y tomar lentamente tres buches de agua salada. La carne de chango, frita o asada, es magnífica para abrirle el apetito a quienes 10 han perdido. No se debe tomar leche cuando se comen piñas o mameyes, pues la persona que lo hace se indigesta. Los dolores de estómago se calman, según nos dijeron en Lares, acostando al paciente y poniéndole sobre el vientre un pilón de moler especias caliente. Para los empachos, o "embuches", un "yerbatero" de Adjuntas manda a tomar guarapillos de flores de albahaca o de cáscara de plátanos. Estos últimos se preparan secando la corteza de la fruta al sol, machacándola bien, y colándola después de hervirla. Luego se le echan algunos ajos -siempre cuidando de que sea en números nones- y se deja todo al sereno, por lo menos una noche, para aumentar su virtud curativa. Se toma en ayu· nas con tres gotitas de aceite de coco. Contra los empachos también se aconseja tomar guarapillos de la hoja de la mata de ipecacua-. na, que provocan el -vómito. Al arrancar la hoja de la mata se debe tener cuidado de hacerlo tiran· do hacia arriba, pues si se tira hacia abajo, echa lo malo para abajo y puede ocasionar diarreas. Un procedimiento mágico que emplea un curandero de Barceloneta para sacar empachos es el siguiente: se soba el abdomen del enfermo con aceite de coco o de oliva, y se dice tres veces: .. Empacho sal y deja a Fulano de Tal descansal." Entonces el oficiadar hace siete cruces so15re el vientre y reza tres Padrenuestros. De inmediato, administra al paciente un guarapiUo preparado con tres hojas de tártago, tres cogollos de guanábana, tres . de yerba buena y tres granitos de sal. Otro método de sacar empachos, similar al ano terior, consiste en sobar el vientre con aceite, a la par que se dice tres veces: En el nombre de Dios y de Maria, que ponga su santa mano donde yo pongo la mía.
Dichas estas palabras, se santigua el 'abdomen y entonces se dice: Criatura de Dios, confla en Dios,' Dios te amparard; Dios contigo y tú con El.
El diagnóstico de la enfermedad lo hadan ano tiguamente . algunos curanderos de Barranquitas mediante la orina. Para hacerlo pedían que se les llevara orina del enfermo en un frasco de cristal y "por las aguas", que contemplaban intensamen· te durante unos minutos, hadan el supuesto diagnóstico sobre el tipo de empacho que padecía el enCermo. Otros determinaban el mal tocando el vientre del paciente con la mirada fija en el cielo. o por medio de una serie de medidas secretas de 'las coyunturas del enfermo, que sólo podían efectuarse al mediodía o a medianoche.
• * * Para la farfayota, o paperas, se recomienda quemar una "garra de yagua" ir aplicar la ceniza con aceite al cuello del paciente. Se dice que la mejor manera de hacerlo es con una pluma de gallina -preferiblemente de un ave negra- y con movi· mientas circulares. Si se unta hacia abajo hay el peligro de que la enfermedad se baje a los tes· tículos. En Barceloneta aseguran que es también muy útil calentar una "dita" y ponérsela en la cabeza al paCiente hasta lograr fa completa curación. El enfermo de farfayota debe cuidar de no mi· rarse al espejo, pues, si lo hace, se puede quedar hinchado. , . Entre los numerosos remedios que se prescriben para la fatiga, o "fatigas de ahogo", uno de los más comunes es comer carne de múcara, que, por lo general, se receta hervida y sin sal. Otros son:· 1, tomar leche de burra recién ordeñada; 2, comer corazón de murciélago ·frito; 3, echar leche de yegua negra en un dedal y tomársela en un vaso de agua; 4, ingerir ~n caldo que se prepara hirviendo nueve lapas en agua salada; S, fumar cigarros hechos de las hojas secas de la mata de campana; 6, tomar tres veces al día leche en la que se hayan hervido las cabezas de tres lagartijos; 7, tomar infusiones de sargazo; 8, comerse tres ratoncitos fritos; 9, tomar el agua en que se haya cocido hueso de manatí rallado, y lO, poner al cuello del enfermo una bolsita que conten· ga un lagartijo vivo, pues se dice que, según mue· re el reptil, se cura la afección.
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Uno de los medios de combatir la Fiebre es abrir una paloma en dos y, estando aún caliente, ponerla sobre el pecho del enfermo para sacarle la calentura.
* * * La manteca de gato es muy buena para sobar aquellas regiones en donde hay Fracturas. También se aconseja. en estos. casos, fricciones con - las raíces molidas de la mata suelda con suelda, y luego amarrar con paños la fractura y cubrirla con "lomo de yagua".
* * * Las Hemorragias se detienen con aplicaciones de hojas de higuilIo oloroso. Para tratarlas, una curandera de Adjuntas em· plea el siguiente método: sobre la región afectada hace la señal de la cruz tres veces con la mano y, mientras da vueltas y hace movimientos miste· riosos, pronuncia las siguientes palabras: Sangre de _. _ detente en tu cuerpo como Jesucristo se detuvo en el huerto. _ Sangre de detente en tu flu5 como Jesucristo se detuvo en la crut.
Otras frases de sentido oculto que se emplean contra las hemorragias son: "Que vuelva la sangre a tus venas, como Jesucristo volvió a la tierra" y "Sube y baja sangre, y vuelve a tu centro, como subió y bajó Jesús a su convento". En los niños, las hemorragias nasales se detie· nen colocando una 'moneda de cobre en la frente de la cria tura y haciendo que incline la cabeza ha· cia atrás. Se recomienda igualmente el uso de lla· vecitas de plata, que también se colocan en la frente, y tienen fama de ser muy beneficiosas, sobre todo si son obsequio del padrino. Colgadas del cuello del niño, evitan que se repita, el flujo de sangre.
* • * La curación de las Hemorroides se consigue sen· tándose sobre una piedra limosa de río varias veces al día con los pantalones bajos. Otro método consiste en aplicar a la parte afectada los trapos de cocina usados, luego de calentarlos bien. Se dice iambién que para las hemorroides es muy bueno comer quingombó.
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Para sanar las Heridas se receta una mezcla que incluye "azúcar trigueña", gas y un poco de ceniza bien venteada. Luego de aplicarla, se santigua el sitio afectado. Entre los numerosos medicamentos para la curación de heridas, también se encuentran los siguientes: 1, las hojas de la yerba de escoba mascadas; 2, la tela de arañas; 3, la mascadura de tabaco, y 4, el hollín de la cocina mezclado con aceite. En las heridas ocasionadas por clavos está indicado aplicar tocino caliente con gas.
* * * Las cataplasmas de hojas de higuereta tienen la virtud de bajar la Hinc11azón. Asimismo, los paños de ron tibios. Otro recurso, muy popularizado en tiempos de antes, era aplicar una sanguijuela a la hinchazón con el fin de que chupara la "sangre mala". Para desprender el gusano del lugar a que estaba adherido, se empleaba mascadura de tabaco o un grano de sal. Este método aún 10 usan los que pescan jueyes en los pantanos para despegarse de las piernas las sanguijuelas que les muerden.
* * * El Hipo se quita haciendo pasar un gran susto a quien lo tiene. También tomando tres tragos de agua lentamente y saltando y repitiendo: "Hipo tengo, hipo doy", hasta que desaparece la molestia. Otros dicen: Hipo tellgo, 1lipo me dará, con tres tragos de agua se me quitará.
Si se trata de un recién nacido, se moja en la boca una hebra de hilo -preferiblemente de sus pañales- y se le pone con saliva en la frente, en forma de cruz.
* * * La Impotencia masculina se trata tomando en ron los órganos genitales del carey macho, luego de haberlos secado al sol y machacado. Se reca-mienda igualmente echar un pulpo pequeño -si es posible, aún vivo- en ron, e ingerir el licor. Otros toman sopa de pescados con harina de maíz.
* * * Las Infecciones, en las orejas abiertas para pendientes, desaparecen en seguida tocando el lóbulo con un poco de saliva al salir el sol.
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Las Lombrices se revuelven en luna nueva, y para sacarlas, los mejores días son el tercero y el quinto de novilunio. En Barceloneta se receta una infusión que se hace con la pulpa de la caña-fístula, y a la que se añade hojas de sen, de malá y de manzanilla. Este laxante, que los vecinos del barrio Florida Adentro llaman "purgante negro", se aconseja tomar en ayunas y bien caliente. El pazote se recomienda mucho para las 10m· brices. Una prescripción para niños es hacerles tomar, durante nueve días seguidos, en pequeñas dosis, guarapillos de la hoja de aquella planta, para que expulsen todos los parásitos.
* * '" Para calmar los nervios se mandan a prepa· rar guarapillos de la hoja del árbol de naranja o naranjo agrio. Estas infusiones, para ser verdaderamente efectivas, deben sazonarse con .. azú' car trigueña", según nos dijeron unos ancianos de Bayamón. Otro medicamento muy popularizado es tomar agua de azahar, que se obtiene de las flores del árbol de naranjo. Se recomienda también, como sedante efectivo, el oler plumas de gallina quemadas, muy en especial si éstas son negras. Si se trata de un recién nacido, se quema un pedacito de su ca· misa y se le da a oler.
* * * Al Niño que tarda mucho en andar se le rece· ta, para que camine, tres baños de pie en el agua en que se hayan hervido tres patas de cabro. También se aconseja darle caldo de las patas del mencionado animal. En las zonas costaneras, el remedio en estos casos es, a veces, friccionar las rodillas del niño con jueyes de playa. Asimismo se lleva la criatura al mediodía a un cruce de caminos, y con polvo caliente del suelo se -le soban las rodillas. En cambio, cuando tarda en hablar, se puede: 1, hacerle beber agua de la que haya tomado un loro; 2, introducirle ·el pico de una gallina en la boca; 3, darle a comer lengua de cabro hervi· da, y 4, hacerle tomar, detrás de una puerta, un caldo sacado directamente de la olla. Para prevenir 'las fiebres hay que evitar que la luz de la luna le dé a los pañales del niño cuan· do éstos se encuentran tendidos. Cuando se infecta el ombligo, el remedio es raspar una tabla de palma real, sacar un poco de polvo, y aplicárselo a la herida mezclado con aceite. Para impedir que el ombligo se brote, la madre del niño deberá pedirle a su padrino -o a quien vaya a serlo- que le dé a su ahijado una moneda de limosna, pero cuidando de que el padrino no sepa la verdadera razón por la que se
la pidió. La moneda se coloca sobre el ombligo, sujeta con una faja, y se le deja por varios días. "Sapos" en la boca, o moniliasis, se curan haciendo que, durante tres días consecutivos, un huérfano que no conociera a su padre le sople la boca al niño tres veces seguidas. Si una mujer que tiene período menstrual coge el niño al hombro, se afectará la salud de la criatura. Para evitar que al niño le hagan mal de ojo, debe llevar una crucecita de ruda hecha en siete viernes, que tiene gran poder defensivo contra las miradas dañinas. * * * Los padecimientos de los Oídos se curan vertiendo en el conducto unas gotitas del zumo de la hoja de la mata de bruja, o tapándolo con un capullo pequeño de higuereta. Se asegura que también da muy buenos resul· tados el que una persona que esté fumando tabaco sople el conducto repetidas veces y lo tape en seguida con una mota de la mata de algodón. Para la higiene del oído son utilísimas las plumas de gallina.
.. .. * Es excelente, para las afecciones de los Oj:Js, el aplicarse, al rayar el alba, y en ayunas, hojas de llantén, húmedas de rocío. En la ceguera se hace lo mismo, pero con hojas de ruda. Los orzuelos se maduran frotando el dedo del corazón en la palma de la mano y tocando con él el borde del párpado afectado, para que el calor los madure. Lo mismo se hace "triccionando un "mato". También desaparecen los orzuelos pasando tres veces sobre el ojo un rabo de gato en forma de cruz. Cuando un cuerpo extraño cae en un ojo, se cruzan el índice y el pulgar en forma de cruz y con ellos se hacen tres cruces sobre el ojo, mientras se dice tres veces la siguiente oración, que es muy conocida en la tradición oral de Puerto Rico: Santa Lucía pasa por aquí y sdcame esta paja que me ha caido aquí. u 11. Este ensalmo (Garrido también lo incluye, ob. cit., p. 135) se emplea en muchos paises. E.iemplo de ello son las numerosas versiones gallegas que ofrece el doctor Víctor Lis Quiben en La Medicina Popular en Galicia, Pontevedra, Gráficas Torres, 1949, p. 187·195; la que recoge en Portu~al Firmino A. Martins en Folklore do Concelho de Vinhms, Coimbra, Imprensa da Universidade, 1928, p. 26; y la versión argentina de Rafael Jijena Sánchez en su artículo Expresiones del Folklore Argentilto, en la Revista de Dialectologla y Tradiciones Populares, Madrid, Canse· jo Superior de Investigaciones CienUficas, 1959, Tomo XV, p.264.
Un ensalmo que se emplea con el mismo propósito, y que recogimos en Barranquitas, dice así: Santa Lucía tres 1lijas tenía: una que lavaba, tina que tendía, otra qlle las pajas desaparecía.
Para las irritaciones de la vista, ulceraciones y otros males, se vierte en el ojo enfermo tres gotas de leche de mujer; se hacen tres cruces tres veces sobre él, y se recita al mismo tiempo esta popular oración: Santa Lucía pasó por aquí, la lec11e de su pecho me ha caído aquí.
Una copla que hace referencia a los poderes curativos que se le atribuyen a la santa, y que recogimos en Adjuntas, dice así: Santa Lucía por aquí pasó,' se llevó la paja, el ojo me dejó.
Otro recurso que emplean los que padecen de la vista, así como de otras enfermedades, es ofrendar a los santos exvotos o milagros. En los males de los ojos, es costumbre invocar a Santa Lucía, la abogada universal en contra de tales padecimientos. Para alcanzar el favor de la santa, el oferente le promete que, si con su ayuda obtiene la curación, colocará junto a cierta imagen piadosa, en ac:dón de gracias, una pieza que represente el ojo u ojos enfermos. Si se obra el milagro y desaparece el mal, el que hizo la promesa tiene el deber de pagarla con todo rigor. * * * Para curarse del Paludismo, el enfermo se debe mudar a otro dormitorio de la casa y tomar todos los días tres guarapillos de hojas de eucalipto hasta que se le quiten las fiebres. * * * Coger sereno luego de planchar, o tostar café, causa Pasmos. Igualmente el cobijarse bajo la sombra del árbol de mangó, cuando se está sudado o mojado, pues la sombra de ese árbol es "pasmuda" y ocasiona el mal. También se puede coger un pasmo si se torna agua fría cuando el cuerpo se encuentra caliente. Para prevenirlo se debe echar, en el agua que se va a beber, un tizón o un pedazo de pan quemado.
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Un remedio magnífico contra el pasmo es t~ mar guarapillos de comején. La infusión se prepara hirviendo en agua un trozo del panal de esos insectos en el que se encuentren vivos algunos de los animalitos o "pichones". Luego se cuela en un paño y se toma tres veces al día sazonado con miel de abejas. Algunas personas lo recomiendan frito en aceite con nuez moscada y tabaco de hilar.
* * * El Pelo crece con vigor si una mujer encinta 10 recorta, y se suaviza y se pone muy hermoso, si se corta en luna nueva. El aceite de coco se recomienda mucho para alisar el cabello. El aguacate bien maduro, o "pa· sado", le añade lustre, y algunos también asegu· ran que es muy útil para evitar la caspa. Las canas suelen ocasionarlas los sufrimientos y las preocupaciones. Si' se saca una, nacen dos. Para evitar la caída del cabello, nada mejor que la suela de zapatos. Según una receta que recogi· mas en Bayamón, la suela debe hervirse con hojas de verbena. Entonces se .lava la cabeza con la in· fusión y se peina el cabello con aceite de coco. En cambio, para que el pelo crespo nazca liso, se aconseja lavarse la cabeza la mañana de San Juan, al rayar la aurora, observando el más abo soluto silenci9.
* * * Las Picaduras de los insectos y otros artróp~ dos tales como ciempiés, guabás,l2 y escorpiones o "camaroncillos", se tratan aplicando en la picadura, alcoholaron en el que se conservara, aunque haya sido por poco tiempo, insectos de la misma clase del que picó. Por eso en las casas se guaro dan frascos con distintos insectos en alcoholo en ron, para así tenerlos a mano en casos de picaduras. Cuando pican las avispas el mejor remedio con· tra el dolor y la hinchazón es mezclar un poco de tierra con orines y poner el fanguillo sobre la pi. cadura. Para combatir otros insectos se emplean diversos recursos: Los mosquitos se ahuyentan quemando hojas de ruda y pezones de tabaco. Para los piojos se recomienda lavar la cabeza con agua en la que se hayan hervido flores de poleo. Otro método es aplicar el zumo de las hojas de la mata de cundeamor. Las niguas, en cambio, se extraen con espinas, alfileres o agujas, y "uego de lavar la parte afecta12. En nuestros medios rurales hay la creencia de que la picadura del guabás es venenosa, pero la ciencia ha probado que no lo es.
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da, se unta manteca de ubre de vaca. Para evitar que piquen, se aplica hiel de vaca a la piel. Para proteger la ropa contra las cucarachas y otros insectos, se guardan, en los baúles y roperos, pequeños mazos de raíces secas de pacholí, que tienen un olor agradable. Las pulgas y otros insectos se ahuyentan de las casas con ramas de poleo, que se estrujan en los pisos y esquinas. Luego se riegan algunas hojas por los rincones de la casa y en el batey. Para librar las viviendas de las muchas chino ches que en otros tiempos habia, se acostumbraba "vender': las sabandijas al tocón de un árbol. El procedimiento, según nos dijeron en Barceloneta, es el siguiente: bien temprano en la mañana se busca un tocón y junto a él se depositan tres m~ nedas. Momentos después el que va a efectuar la venta regresa portando tres chinches en un paqueo tito; pero para llegar al lugar deberá tomar un sendero distinto al que tomó en la primera ocasió':l. Ante el tocón se descubre cortésmente, le da los buenos días y él mismo se contesta: "Buenos días." Entonces le pregunta si desea comprar tres joyas que hay en el paquetito y él mismo responde afirmativamente. Acto seguido, coloca el paqueo te sobre el tocón, toma las tres monedas en pago, y se marcha con premura y sin volver la cabeza. Durante toda la ceremonia no se puede hablar con nadie pues, de lo contrario, la venta no tiene va· lidez, y las chinches volverán a la casa en mayor número. Una variante de este método es ir a casa de un vecino con varias chinches envueltas en un papel, llamar a la puerta, y cuando alguien responde decir: Chinches traigo. chinches vendo, si no las quiere aquJ las dejo.
Dichas estas palabras se arrojan las chinches al suelo y se vuelve a casa, sin virar la cabeza, ni hablar con nadie. Aún otro método consiste en dejar el paquete en un cruce de caminos con una moneda encima. Quien toma la moneda compra las sabandijas.
* * * Para rejuvenecer la Piel y aumentar su herm~ sura, las mujeres deben lavarse el rostro con agua del primer aguacero de mayo. El vino de mesa, aplicado al cutis, está indicado para eliminar la grasa excesiva. El sol causa las pecas. Estas se pueden quitar aplicando -leche de vaca o zumo de limón. Para desaparecer las manchas de la piel debe enjuagarse la parte afectada con el agua en que
se lavó el arroz en la cocina. Otro recurso es tomar agua de talantro durante cuarenta días canse· cutivos. El remedio se prepara hirviendo durante el primer día una hoja de la planta, el segundo, dos y así sucesivamente hasta que se llegue a cuarenta. Los empeines desaparecen aplicándoles leche del árbol de jagüey blanco. El salpullido, esparciendo polvos de yuca sobre la piel y tomando agua de hojas de ajonjolí, que es una bebida fresca, y el paño, estrujando flores de emajagua en la parte afectada. La erisipela se cura con cataplasmas de la pepita rallada del aguacate. Otro remedio que se asegura es efectivo consiste en aplicar sobre la inflamación polvo de ladrillos con aceite. Los callos se eliminan aplicando sobre ellos flores del árbol de roble cimarrón, bien ,machacadas. También con aplicaciones de hojas de caléndula. Otro procedimiento para reblandecerlos consiste en encender una vela y hacer caer sobre los callos varias gotas de esperma caliente. Cuando la sangre se encuentra "sucia", dice el pueblo, salen granos en el cuerpo. Para limpiarla no hay como purgantes de la pulpa del tamarindo. También se recetan guarapilIos de ají caballero, pero echando los ajíes que se van a hervir en números nones. Otro medicamento se prepara hirviendo raíces de maguey con un poco de sal. El liquido debe ponerse al sereno, en un frasco. por tres noches para aumentar su virtud curativa. Se toma durante siete días consecutivos. Por último, se recomienda encerrarse en una letrina, ñangotarse, e ingerir lentamente un plátano asado. .Maduran los tumores de la piel con cataplasmas de ceniza, aceite, y huevos de arañas machacados.
* * * Para el que padece de Quebradura o hernia, en Utuado recomiendan el siguiente procedimiento: el quebrado debe buscar a un Juan "primerizo", o sea, a un primogénito de nombre Juan. e invitarlo a su casa a pasar la noche. El siguiente día, al rayar el sol, se encaminan juntos a un árbol de jagüey. Deberán hacerlo guardando el más absoluto silencio y con cuidado de no volver la cabeza. Al llegar al jagüey, Juan coloca su pie derecho, descalzo, sobre el tronco del árbol y el enfermo, valiéndose de un cuchillo, u otro instrumento cortante, saca una plantilla de la corteza. El quebrado regresa a su casa y la coloca en la techumbre de la cocina, procurando que quede en un lugar en donde le dé humo. Se asegura que la hernia desap'arece a medida que se va secando la plantilla con el calor de la cocina.
* .. *
Las Quemaduras se tratan con tinta de achiote y manteca. También aplicando a la parte dolorida excremento de cabro, tostado y pulverizado.
* * * Una prescripción para curar el Raquitismo, obtenida en Bayamón, es así: se entierra un coco seco en cuyo interior se virtió, por un agujero hecho en la parte superior, un poco de azúcar negra. Deberá enterrarse en un lugar en donde dé el sol naciente. Al cabo de nueve días se desentierra. En el interior se encontrará un líquido espeso que se, recomienda tomar por cucharadas y durante siete días consecutivos, para que desaparezca el mal. Otro remedio es tomar leche de cabras, que se dice que es muy buena para fortalecer el organismo.
"* * * Para evitar las mordeduras de los perros, sobre todo las de aquellos que sufren de Rabia, las per.' sanas en peligro deben bajar los brazos, cerrar fuertemente los puños, y repetir tres veces, mi· randa con fijeza al animal: Detente, animal feroz. Mete tu hocico en la tierra que primero nació Dios antes de que tú nacieras.U El que enferma de rabia se cura empleando los pelos del propio perro que le mordió. Por lo general, el remedio que se ofrece, consiste en hacer quemar los pelos, preferiblemente del rabo, y espolvorear la ceniza sobre la mordedura. Esta copla de nuestro cancionero popular hace referencia a tan singular recurso de la medicina folklórica: Si acaso te preguntaran qué te quiero decir )'0, que te curen con los pelos del perro que te mordió.
"* * * A los colmeneros no les da Reuma, dice el pue· blo, pues contra ese mal no hay nada mejor que las picaduras de las abejas. Esto se debe a que el reuma es frío y las picaduras de esos insectos inyectan calor. Otro remedio menos doloroso, y muy común, es sobar las regiones afectadas con manteca de cu13. En: Lis Quiben. ab. cit., p. 283, hay un conjuro parecido al que es tradicional en Puerto Rico. El autor dice que se emplea en Coruña contra el perro rabioso. Jijena Sánchez, en la ab. cit., p. 263, da una versión que se usa en la Argentina ccuando acecha algún animal dañino».
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lebra. Algunas personas emplean igualmente la de hicotea. En Barceloneta, para los dolores de reuma, sue· len recetar la carne de los cobos, que antes eran abundantes en la playas. La carne del crustáceo se frie ligeramente en a,ceite, con jenjibre amargo, y con ella se friccionan las coyunturas y huesos doloridos.
casos de "sarango" y otras enfermedades comunes, dice:
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Para curar las Secas, o inflamación de los módulos linfáticos, se procede de la siguiente manera: se soba con aceite la parte afectada y se hacen tres cruces con una vela encendida en la planta del pie contrario al lado en donde el paciente tiene la seca. Al mismo tiempo se dice el siguiente ensalmo:
En las enfermedades de los Riñones está indicado tomar agua de coqui, que se prepara hirviendo los "coquillos" subterráneos de esa planta silvestre. La infusión por lo general se bebe fría y sazonada con un poco de azúcar. Con ese mismo fin, se aconseja hacer uso de -las flores de borraja y de las hojas de la mata de peletaria. Da también muy buenos resultados orinar sobre un ladrillo caliente. Un procedimiento muy generalizado para los dolores de riñones es aplicar en la espalda del paciente una cataplasma de tuna. Esta se confecciona abriendo en dos mitades una penca de dicha mata, calentándola bien o asándola, y luego aplicándola, mezclada con aceite tibio, a la parte in~' ferior de la espalda. Otro método curativo es que un Juan primogénito haga en la espalda del paciente, con el pie descalzo, tres cruces, tres veces, tres días consecutivos.
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Sarallgo toca a la puerta, viruela dice quien es, sarango con calenturas, la gripe viene después.
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San Millán y San Tillán juntos por un caminito van; se encuentran con el Señor, y el Señor les pregunta: -Hijos, ¿por qué no andáis? ¿Por seca que tenéis? Pues pasad la mano en plan y en yan y desaparecerán como la sal en el agua y como el agua en la sal. Una variante de esta fórmula, que nos explicó un campesino de Barranquitas, entraña el uso de un tizón, o de una cáscara de guineo caliente, para hacer las cruces en la planta del pie, y el empleo de las siguientes palabras: Don TilCn y don Tilán por un caminito van, secando las secas qu~ secas están.
La Ronquera se quita mascando hojas de sábila. Asimismo, haciendo gárgaras de agua en la que se hayan hervido siete cáscaras de limón y un pedacito de azufre. Son excelentes, para aclarar la voz, las claras de huevo batidas con azúcar.
Otro método curativo consiste en dejar una plancha al sereno -preferiblemente en noche de luna- para aplicarla al otro día a la región afectada.
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A quien tiene Sarampión, o "sarango", se le manda tomar pasas hervidas con leche y bebidas refrescantes. Una de estas bebidas se hace lavando hojas de verdolaga, malva y verbena blanca, estrujándolas un poco, hirviéndolas en agua y, por último, colándolas. El líquido, que se le da al paciente cada vez que pida agua, se puede sazonar con melao, azúcar negra o miel de abejas, pero no con azúcar blanca, pues ésta, según nos dijeron, apenas sirve. Las ventanas y luces del dormitorio del enfermo se deben cubrir con paños o papeles rojos para evitar que se le afecte la vista. . Una copla popular, que se recita cuando hay
Para sacar las Solitarias que se alojan en los intestinos, se llena un recipiente de -leche caliente y se sienta en él al enfermo, en ayunas. El parásito hambriento sale a beber la leche, y según va sao liendo, se retira cautelosamente el recipiente hasta que el animal haya salido ~or completo.
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• • • El pueblo dice que el Sueño alimenta. Para dor· mir bien se recomienda comer mucha lechuga o tomar la infusión de sus hojas. Otros aconsejan acos· tarse boca arriba y poner bajo la almohada una vaina de gandúl de siete granos.
A una persona dormida no se le debe despertar llamándola por su nombre pues puede quedarse muerta. La manera correcta de hacerlo es en voz baja y por un nombre que no sea el suyo. Para evitar las pesadillas y reposar bien, se manda a hacer tres cruces sobre la almohada y repetir el siguiente ensalmo: El Señor me dijo a mí que me metiera en la cama, que no le tuviera miedo a la pesadilla mala, ni a los dientes del rastrillo, ni a la mano agujereada.'•
Otra oración que también se usa al acostarse, como remedio contra los sueños intranquilos, es ésta: Jesús me dijo a mi: -Descansa y reposa, no le tengas miedo a ninguna cosa.
Al llevar sus hijos a la cama, los padres deben decirles: Acuéstate, acuéstate, métete en la cama; no le tengas miedo a la pesadilla mala.
* * * Para la Tisis, en Utuado recomiendan tomar sangre de buey. También se receta para las pero sonas débiles o anémicas, quienes antes acostumbraban ir a los mataderos, para tornarse allí un vasito del segundo chorro de sangre que la bestia echaba, tan pronto 'la mataban.
* * * Para tratar a quienes tienen el hábito de Tomar licor en exceso, uno de los remedios que se recomienda es echar en el ron que va a beberse la pero sona, pero sin ella saberlo, unas gotas de sangre de murciélago o de gallina negra. Otros aconsejan hacer lo mismo con leche de cerda.
* * * Desaparece la Tortícolis pronunciando el siguiente ensalmo, que escuchamos en Barceloneta: La Virgen Marta tres husos tenia; tres con que jilaba, tres COIl que torcia, 14. Garrido ofrece una versión de esta plegaria: ob.
cit., p. 227.
tres con que destorcEa las cuerdas toreJas.
De inmediato se rezan tres Padrenuestros y se coloca alrededor del cuello torcio una media con tres nudos.
* * * Como recurso curativo contra la Tosterina se prescribe el comer en ayunas tres higos que hayan estado sumergidos en ron o en vino desde la noche anterior.
Para sanar los Tullidos, en las zonas costaneras se recomienda sacarle la carne a .Jos cabos, y con ella sobar las coyunturas del paralítico. Asimismo, si se trata de un niño, la criatura se mete en el vientre de una vaca acabada de matar pues se dice que, según se enfría la bestia, el en· fermo recobra el movimiento de su cuerpo o el de las partes impedidas. Una copla que tiene una alusión a ese mal, y que suele oírse en los rosarios que se celebran en honor de San Antonio de Padua para implorar su ayuda en las enfermedades, o para agradecerla, dice así: Padre San Antonio, médico divino, cura a los enfermos, mancos y tuyios" s
* * * Para la Ventosidad, o gases intestinales, se recomienda tornar una bebida que algunas personas llaman "café de hedionda", y que se hace por infusión con la semilla de la mata de hedionda, tostada y molida. Otro método para extraer los gases es mediante el uso de ventosas. Para aplicar -las ventosas se pasa un poco de aceite en la espalda (o vientre) del paciente, se acuesta boca abajo, y se le pone en la espalda una moneda, sobre la que se coloca una vela muy corta. Esta se enciende y se cubre con un \'aso pequeño. que se sujeta con la mano, y se corre lentamente por la espalda. Según se rueda la ventosa, ésta chupa los gases. Si no mejora el paciente, la operación puede repetirse 13. De la tradición oral recogimos otras que dicen: Padre San Antonio, médico del cielo, dale la salud a lodos los enfermos. Padre Sall AllIollio, médico divino. danos la salud. que te la pedimos.
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cuantas veces sea necesario, pero siempre en meros nones.
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• • • La orina del sapo, dice la gente, causa Verrugas. Al que cuenta las estrellas, le saldrán en la lengua. Un método que se emplea en un barrio de Cayey para desaparecer las verrugas requiere es· perar la luna nueva, y salir una noche fuera de la casa, provisto de tres piedras pequeñas. Se toma una piedra en la mano y mirando fijamente a la luna, se dice tres' veces:
Luna, lunita, te estoy mirando, y las verrugas me estoy curandq.
Terminad.a la oración se tira la piedra hacia atrás, pero con gran cuidado de no volver el rostro, pues si esto se hace, el tratamiento resulta inefectivo. Entonces se hace lo mismo con -las dos piedras que quedan. Si la ceremonia se efectúa tres noches consecutivas, las verrugas desaparecerán. Un método parecic,to consiste en sacarse una verruga con un alfiler, y con la sangre de la herida hacer una cruz sobre cada verruga, mientras se repite tres veces: Lunita linda te estoy mirando y verruguitas me estoy sacando.
Un método curativo que nos recomendaron en Comerío consiste en buscar un árbol de higüero, temprano al -levantarse, saludarlo, y ofrecerle en venta las verrugas que tiene la persona. Esta se contesta a sí misma, en nombre del higüero, que no tiene dinero, pero que acepte hojas en pago. El vendedor se lleva tantas hojas como verrugas tiene, las deja en la cocina de su casa, cerca del humo, y según se secan las hojas, se van cayendo las verrugas. Es también recurso frecuente ir a un árbol de higüero con tres granos de sal y alH, junto al ~rbol, estrujarse Il¡ls verrugas repetidas veces con la sal, y pronunciar este ensalmo: Verrugas traigo, verrugas vendo,
aqut las dejo y me voy corriendo"·
Entonces se arrojan los granos de sal hacia atrás, y el verrugoso echa a correr en la completa seguridad de que muy pronto se verá libre de sus verrugas. NOMBRES CIENTIFICOS DE LAS PLANTAS. Aguacate: persea americana MilI.; ají: capsicum ano num,' ajo: allium sativium L.; ajonjolí: sesamum orientale L.; albahaca: ocimum basilicum L.; algodón: gossypium barbadense L.; borraja: borago officinalis L.; bruja: bryophyllum pinnatum (lam). Krug; café: col· fea arabica L.; caléndula: calendula officinalis L.; cañafístula: cassia fistula L.; clavo de especia: caryop/Ji11us aromaticus L.; caqui: cyperus rotundus L.; cuno deamor: momordica charantia L.; emajagua: hibiscus tiliaceus L.; eticalipto: eucalyptus globulus Labill.; gandul: cajanus cajan,' guanábana: annona muricata' L.; guineo: musa sapientum L.; hedionda: ditremexa occidentalis (L.); higo: ficus carica L.; higuereta: ricinus communis L.; higüero: crescentia cujete L.,' hi· guillo oloroso: piper marginatum Jacq.; hinijo: foe. niculum vutgare Gaertn.; ipecacuana: pedilanthus tithymaloides (L.) Poit.; jagüey: ficus laevigata Va/ti; lechuga: lactuca sativa L.; limón: C'itrus aurantifolia (L.) Swingle; limoncillo: calyptranthes krügi Kiaresk; llantén: plantago major L.,' maguey: furcraea tube· rosa Ait. f.; malá: ai1.oides De; malva: malachra ca· pitata L.; mamey: mammea americana L.; mango:
mangifera indica L.,' manzanilla: anthemis nobilis L.; menta: mentha piperita L.; morivivf: mimosa pudica L.; naranjo (naranjo amargo): citrus aurantium L.; nuez moscada: myristica frangans Houttuyn; pacholí: vetiveria zílanoides (L.) Nash; palma de coco: cocos nucifera L.; palma real: roystonea borinqueña O. F. Cook; panapén: artocarpus altilis (Parkinson); pazote: chenopodium ambrosioides L; peletaria: pe· peromia pellucida (L.) H. B. K.; piña: ananas ananas L.; plátano: musa paradisiaca L.; poleo: lippia stoechadifolia (L.) H. B. K.; quingombó: albesmoschus esculenthus (L.) Moench.; roble cimarrón: tabebuia haemantha (Bert.) OC.; ruda: ruta chalapensis L.; sábila (sávila): aloe vulgaris Lam.; sen: cassia acuti· folia; suelda .con suelda: boussingaultia leptostachys Moq.; tabaco: nicotiana tabaccum; talantro: casearía bicolor; tamarindo: tamarindus indica L.; tártago: curcas curcas L.; tuna: oputia ficus-indica (L.) Mill.: verbena: valerianoides jamaicense (L.)" Kuntze; ver· dolaga: portulaca oleracea L.; yerba buena: mentha nemorosa Willd.; yuca: manihot utilissima; zorra de limón: cymbopogon citratus (De) Stapf. 16. Ha de notarse que este popularlsimo ensalmo es casi igual al que se usa para librarse de las chinches. El mismo se conoce en España. en donde se emplea mucha la magia de transmisión para curar verru¡ras. como se puede ver en Folklore de Ver'n. de Jesús Taboada. Orense, Imprenta La Región. 1961, p. 113¡ yen: Us Ouiben. ab. cit., páginas 293-294.
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