JULIO-SETIBMBRE, 1976
_ San Juan de Puerto Rico
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T A
DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES
Enrique Laguerre. Milton Rúa Carlos Sanz Amelia G. de Paniagua
Presidente Carlos Conde Samuel R: Quiñones jesús María Sanromá
Director Ejecutivo: Luis M. Rodriguez Morales Director de la Revista: Ricardo E. Alegría Apartado 4184 AÑO XIX
SAN JUAN DE PUERTO RICO'
1976 JULIO - SETIEMBRE
Núm. 72
SUMARIO
josefino Parés: Nuestro primer guitarrista puertorriqueño por Ernesto Cordero
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En tomo a "Inventario" de Diaz Valcárcel por Asela Rodríguez-Seda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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¿Existe una Arquitectura Puertorriqueña?
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Maletas muertas por]osé Angel Figueroa
13
Pablo Neruda por]osé Angel Ft'gueroa
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César Andreu Iglesias (1914-1976)
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César Andreu Iglesias por]osefina Rz'vera de Alvarez
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Cronología sumaria de César Andreu Iglesias
18
La fiebre del oro por César Andreu Iglesias Fábula de los aspavientos por César Andreu Iglesias
22
Un escudo de armas para Baltazar de Castro por su victoria contra los Caribes en el Daguao en 1515 por Ricardo E. Alegría
29
Vicente Geigel Polanco: Amigo, escritor y ateneista por Concha Meléndez
25
A un árbol copioso y sano por]osé Agustin Balsez'ro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
30
El Cabayo por Francisco López Cruz
32
Visita del Padre Labat a Caja de Muerto y Vieques . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . ..... . . . . . .. . . ..
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PUBLICACION DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORIQUEÑA
Director: Ricardo E. Alegría Fotografías de Jorge Diana Aparece trimestralmente Suscripción anual Precio del ejemplar
$2.50 $0.75
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DEPÓSITO LEGAL: B.
3343 - 1959
IMPRESO EN LOS TALLERES GR~FICOS DE l\IANUEL PAREJA BARCELONA - PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESPAÑA
COLABORADORES
Josefina Rivera de Alvárez nacio en Mayagüez y cursó estudios en la Universidad de Puerto Rico. En 1947 obtuvo el grado de maestra en artes de la Universidad de Columbia y en 1954 se recibió de doctora en Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Desde 1947 está adscrita a la Facultad de la Universidad de Puerto Rico, en cuyo Recinto de Mayagüez desempeña una cátedra de español. Es miembro de la Academia Puertorriqueña de la Historia. En 1955 publicó el Dz·cet"onaTÍo de Literatura Puertorn·queña, obra laureada con un primer premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña y con el premio "Club Cívico de Damas" del mismo año, Historia de la Literatura PuertoTTz·queña (1969); Dz·cet"onan·o de la LÜeratura Puertorn·queña Tomo 1 (1970); Dz"ccionan·o de la Lt"teratura Puertorn·queña Tomo JI; (1974).
Salvador Tió. Escritor puertorriqueño. Nació en San Germán. Se l:a destacado como periodista y humanista. Es autor de los libritos A fuego lento y Tz·rabuzones. Actualmente es director de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico y Presidente de la Academia de la Lengua.
Demetrio Ramos. Destacado historiador español. Autor de numerosos libros y artículos sobre la historia hispano-americana. Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid.
José A. Balseiro nació en Barceloneta, Puerto Rico. Ensayista, poeta y novelista, se ha distinguido principalmente por sus estudios de cñtica literaria, muchos de los cuales ha reunido en la colección titulada El Vz'gía (tres volumenes publicados entre 1925 y 1942) yen la obra Novelistas españoles modernos (1933). También ha publicado los libros El Quijote de la España contemporánea: Miguel de Unamuno (1950), Critz'ca y estz'lo literan'os en Eugenio Maria de Hostos (1939), y Expresz'ón de Hispanoamén'ca, conjunto de ensayos, publicado en 1960 por el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Francisco López Cruz ha dedicado su vida a la investigación del folklore musical puertorriqueño. Ha publicado El Aguznaldo y el Vz'llancico en el folklore puertorriqueño, Método para tocar el cuatro puertoTTt'queño y La música folklórz'ca de Puerto Rico. Músico diestro en la ejecución de varios instrumentos de tipo folklórico como el cuatro, tiple y guitarra, es también un prolífico compositor de canciones populares.
Manuel Cárdenas Ruiz es profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico. Junto con Eugenio Femández Méndez ha publicado diversos artículos de crítica de arte en revistas y periódicos del país.
. Josefino Parés: Nuestro primer guitarrista puertorriqueño Por ERNESTO CORDERO
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A BREVE BIOGRAFÍA DEL GUITARRISTA JOSEFINO PA-
.... rés, incluida en el libro Música y Músicos Puertorriqueños, del compositor y musicólogo boricua Fernando Calleja (186¡-1926), me motivó a investigar más a fondo la vida y obra de este artista. No obstante, debo admitir que las posibilidades de investigación sobre su vida musical son muy limitadas. En primer lugar, era Parés un guitarrista que no se presentaba en salas de concierto, excluyendo así la evidencia concreta que nos ofrecen los programas y críticas. Luego, no dejó nuestro guitarrista ningún discípulo que pudiera testificar sobre su delicado arte. Sin embargo, por otras fuentes he podido constatar que fue Josefino Parés un guitarrista digno de profunda 'admiración y que en adición se le puede considerar como "el primer guitarrista culto puertorriqueño". Nació en el pueblo de Morovis en el año 1862, trasladándose luego a Manatí, su pueblo por adopción. Realiza sus estudios de guitarra en Barcelona, donde estudia por espacio de dos años con el maestro catalán Ferrer Esteva, muy conocido en su época. Fue tal -el dominio técnico que logró en el instrumento que su maestro le calificó como un virtuoso de la guitarra. Dice la Dra. María Amalia Parés, descendiente del músico, que según tradición oral dentro de su familia, éste también cursó estudios de guitarra con el célebre guitarrista catalán Francisco Tárrega (1854-1909). Como ya he dicho anteriormente. Josefino Parés era, indudablemente por temperamento, un guitarrista que no acostumbraba llevar su arte a las salas de concierto. Aun así, fueron muchas las personas que disfrutaron de sus interpretaciones. En reiteradas ocasiones, sobre todo cuando venían algunos de sus amigos procedentes de San Juan y de distintos punt~ de la isla, se corría la noticia de que había un concierto de guitarra. Es-
tas visitas que le hacían sus amigos daban lugar a que poco antes de las diez de la noche, hora que escogía el maestro para comenzar sus tocatas, sus admiradores fueran acomodándose silenciosamente para luego escuchar este espectacular concierto al aire libre. Estos conciertos informales los ofrecía desde el balcón de su casa, situada al lado derecho de la iglesia del puebl.o: Cabe preguntarse. ¿qué obras solía interpretar Parés en estos recitales?, en fin, ¿cuál era su repertorio? Según la biografía del guitarrista incluida en el libro de Calleja (Pub. Cantero Fernández y Ca., San Juan, 1915) y un articulo publicado por el hijo del guitarrista Juan R. Parés (El Mundo, 16 de enero de 1965; este artículo aparece reproducido en el libro Manatí, la Atenas de Puerto Rico), puede verse que dentro de su repertorio incluía transcripciones para guitarra de obras de los grandes clásicos, una obra original para guitarra y varias piezas adaptadas para guitarra de campesitores nacionales. Algunas de las piezas de los clásicos que tocaba eran: el "Ave María" de Gounod, la "Serenata" de Schubert y el "Claro de Luna" de Beethoven. Su pieza favorita era "Variaciones sobre el Carnaval de Venecia", escrita originalmente para gUitarra por el insigne compositor y guitarrista Francisco Tárrega. Del repertorio puertorriqueño solfa ejecutar la danza "La Melancolía", de Manuel G. Tavárez (18431883), valses de Rafael Balseiro (1867-1929), danzas de Morel Campos (1857-1896), el "Seis Chorreao" de Andino; pieza que interpretaba para finalizar sus recitales. Las "Variaciones sobre el Carnaval de Venecia" son, por su larga duración y gran dificultad técnica, un verdadero reto para cualquier virtuoso de la guitarra. Sobre la ejecución que hacia Parés
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De pie, Josefino junto a Ramón
de estas variaciones de Tárrega, creadas sobre un tema de Paganini, Calleja nos dice: "Ponía de alto relieve su técnica y agilidad." Otro respetable músico de la época que también tenía en alta estima el talento interpretativo de Parés, lo fue el profesor de violín don Cándido Acevedo. Cuando al Maestro Cándido, como le llamaban sus discípulos, le preguntaban sobre el guitarrista, éste exclamaba con admiración: "¡Qué tono! ", indicando así el precioso sonido que poseía. De su ejecución de la danza "La Melancolía" de Tavárez, oímos decir: "¡Con qué modo tan especial producía los sonidos armónicos!" (Fernando Callejo. Música y Músicos de Puerto Rico). Era Josefino Parés un hombre curiosamente ver· sátil, pues además de ser guitarrista, pianista, calí2
el guitarrista Parés, fotografiado su hermano Parés.
grafo y dIbujante, era tambien perito mercantil. Ejerció por muchos años, hasta su fallecimiento, el cargo de tesorero del municipio de Manatí. Poseía profundas cualidades morales, las cuales le hicieron ganar la confianza y el respeto de todos sus compueblanos. Su muerte, la cual acaeció repentinamente el 18 de marzo de 1908, en Manatí, prod-ajo un hondo sentimiento de tristeza entre todos los que le conocieron y escucharon alguna vez. .. Sus íntimos y familiares recuerdan que en la cabecera del féretro habían colocado su instrumento favorito. La habitación donde reposaba era muy ventilada, y sucedía que el aire, en tenue brisa al pasar, hería las cuerdas de la guitarra haciéndolas sonar imperceptiblemente, como si fuera un gemi·
do. Y, en aquellos tristes momentos, las personas que acompañaban el féretro sentían,en s.u corazón como que la guitarra del músico queridb lloraba de pena, al quedar su cordaje huérfano de las caricias de sus manos," (Juan R. Parés, "Un Gui·
tarrista Inolvidable", El Mundo, 16 de enero de 1965.) Considero que Josefino Parés, nuestro primer guitarrista culto, merece un distinguido sitial en nuestra historia musical.
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En torno a "Inventario" de Dlaz Valcárcel Por la DRA.
LA ¡}LTIMA NOVELA PUBLICADA DEL puertorriqueño Emilio Díaz Valcárcel, desafortunadamente aparece cronológicamente después de su innovadora Figuraciones en el mes de marzo, novela de estructura verbal que abrió nuevos horizontes a la narrativa puertorriqueña contemporánea. Por un lado, la aparición de esta novela, escrita en 1968 y 1969, defrauda las expectativas de críticos y lectores que esperaban el próximo paso progresivo técnicamente en la narrativa de Valcárcel. Contrario a lo ansiado, la novela se desplaza lentamente en un neorealismo crítico con escenas retrospectivas fáciles de encasillar dentro del desarrollo de la acción. Por otro lado, para el historia· dar de la literatura la obra constituye un importante eslabón en el estudio de la evolución temática y estilística de Díaz Valcárcel desde El asedio (1958), Proceso en diciembre (1963), El hombre que trabajó el lunes (1971) hasta Figuraciones en el mes de marzo (1972). La crítica, tal vez con cierta premura, ha puno tualizado Inventario como obra "inferior a Figuraciones", a la fIque le falta el fuerte plano imaginativo y el audaz experimentalismo de Figuraciones",2 sin plantearse el problema de que si acaso no será Figuraciones otro inventario. Teniendo presente la proximidad de fechas de publicación de las dos novelas -no tanto el orden-, hay que pensar que ambas quedan inscritas en el proceso simultáneo de creación, y hay que concluir que son dos facetas resultantes de un mismo proceso de creación novelística de un mismo autor. Esto no quiere decir que Díaz Valcárcel haya estado experimentando con dos formas novelescas, distintas
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NVENTARlO,.
1. (Río Piedras: Editorial Cultural, 1975.) Todas las citas de esta novela provienen de esta edición. 2. Ver la reseña del profesor José Emilio González, publicada en Claridad, Suplemento En Rojo, 9 agosto de 1975, página 11.
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AsELA
RODRíGUEZ-SEDA
aunque así lo parezca demostrar la extraordinaria distancia formal y estructural que entre ambas obras existe. Tanto Inventario como Figuraciones son dos modos, dos metáforas extendidas que proyectan la presentación analítica de miembros de una generación puertorriqueña, afectados necesa· riamente por la realidad socio-económica y política de la isla. Son inventarios pero diferentes. Mientras en Figuraciones, en forma de novelaálbum,l Día¿ VéJ-cárce) nos presenta un inventario de una realidad de la cual el protagonista ya se ha salido, en inventario el autor se detiene en el catá· lago de la multiplicidad de experiencias concretas del personaje principal con el objeto de iluminar la realidad escueta, subyacente, sobre la cual convergen todos los planos reales que forman la personalidad. Contraria a la reacción que ofrece Eddie Leiseca, el exiliado escritor puertorriqueño que reside en España logrando escapar de cierto modo de la mediocridad colonial isleña, en Inventario, el protagonista ya no puede alterar su descubrimiento de que la personalidad resultante es sencillamente la hechura, la creación directa de realidades externas que han moldeado el "yo" hasta adquirir necesaria y obligatoriamente la expresión no ya del "yo" auténtico, esencial sino de un "yo" mediatizado, colectivo y netamente colonizado. De ahí el patetismo latente que nos deja la inútil y vana vida del señor Ramos. La novela se centra alrededor del ex-estrel1a de· portista y jubilado agente de seguros, Germán Ramos, hombre que al filo de los sesenta años hace un inventario de sí mismo para finalmente reconocer que su vida transcurrió de espaldas tanto a su yo auténtico como a la realidad socio-política de 3. Para. un análisis de Figuraciones ver Randolph D. Pope, .Dos novelas álbum: Libro de Manuel, de Cortázar, y Figuraciones en el mes de marzo, de Díaz ValcárceI-. The Bilingual Review, 1, N.O 2 (May·Aug. 1974), pp. 170-184.
su tierra. Ese tardío reconocimiento se manifiesta cuando dice: "No he sido quien hubiera querido ser... Siento que me han manipulado, que no he sido quien ha vivido mi vida. Todo ha sido tan falso" (204). Este conflictivo problema entre el "ser" y "haber sido" se anuncia desde el epígrafe, tomado de un verso del poeta Luis Palés Matos: "¡Cuán lejos ya me encuentro de mí mismo! I ¡Qué mundo tan extraño me rodea!" La vida de Ramos se proyecta como la encarnación del puertorriqueño miope que penosamente comprende como la compleja estructura socio-económica-política de la isla le ha moldeado, alterando su "yo". A través de escenas retrospectivas que no siguen otro orden que el de las rememoraciones "ad random" se nos recrea la vida pasada: un jovencito limpiabotas que ante vejámenes sociales se esfuerza por superarse y sobresalir por los medios que posee: la distinción atlética, y por el empleo lucrativo en una agencia de seguros. Esto le permite vivir dentro de un materialismo vanal, frívolo, canalizado solamente a provocar la admiración y envidia de sus amigos y ex-condiscípulos de clase media. Admite como "Cada año, en las veladas del grupo, yo aparecía con un nuevo carro deportivo. Compraba mi ropa en las tiendas caras, y... mi figura seguía siendo esbelta (95). Su éxito, apoyado también en las excentricidades de una prolongada soltena, culmina con el casamiento con Celia, joven bella y vanidosa que él se enorgullece en exhibir. Con esta etapa comienza a su vez su ruina: acusación de malversación de fondos, la humillación y la muerte de Celia. Los golpes sociales, económicos, morales, pero principalmente el descubrimiento del engaño y estafa que fomenta la Ohio Insurance Company y las ideas separatistas del Dr. Meléndez influyen para que el protagonista sufra el reconocimiento de que ha vivido manipulado y con una visión errónea de su vida y de su pueblo. La vida de Ramos no tiene que enfocarse necesariamente desde un sentido de frustración o como producto de una psicología abúlica. Díaz Varcárcel, fino y sutil psicólogo, nos presenta un personaje que hace un inventario de su vida, no ya con un propósito de cambio ni con la e~peranza de ayudar, impulsar algo que está por hacer. Su inventario es revelarse a sí mismo, sin meditación ni análisis profundo, dentro y a través de la "data" que forman sus experiencias. El inventario de Ramos revela la existencia de un sustrato personal que nunca llegó a vivir, del que nU!1ca se tuvo plena conciencia y, en consecuencia, cuya responsabilidad nunca se supo ni se pudo asumir. De ahí que mucho más que un conflicto entre "ser y querer ser" o "ser o no ser", Inventario es la revelación del total, de la suma de una vida constituida de números y figuras que forman una existencia y cuyo balance lo más que llega a ilustrar es un "haber sido" que no tuvo sentido.
Si en Figuraciones existe un inventario, éste no puede calar para destruir al protagonista. El inventario de Figuraciones es el de una realidad, sí, pero de una realidad de la cual se ha salido. Eddie I:.eiseca vive en España y a tiempo ha superado muchos obstáculos, costumbres y .prejuicios sociales, políticos y culturales. Germán Ramos contempla con pesadumbre cómo pasó su vida, lo que fue y lo que todavía es pero no se plantea modos de transformar su existencia actual ni maneras de.realizar, aunque tardíamente aquello que a él le hubiese gustado ser. La novela rebasa el plano psicológico para penetrar en la realidad social y política del Puerto Rico después de la década del treinta. Las aspiraciones y conducta de la clase burguesada (profesionales, nuevos ricos, comerciantes) responden a hábitos, creencias y valores de una sociedad vivien· do "entre vitrinas. Vidrieras opacas, vitrinas que difícilmente proclaman lo que se oculta adentro" (196). De un lado sobresalen los ex-condiscípulos de Germán (Jorge, Elena, Sergio) como representantes de la clase media profesional acomodada, americanizada y partidarios del actual régimen gubernatorio y polftico porque .. este es un país pobre, pero circula el dólar. La cosa es saberlo atrapar" (37), y porque la asociación con los Estados Unidos garantiza un "gobierno estable" en un "país democrático" (37) propicio a los negocios de bienes raíces y por lo tanto al progreso económico. Estos "seres grises, desconocidos, que engordaban soñando con alcanzar la presidencia de los rotarlos o leones" (9,5) son aquellos que Germán Ramos trató de impresionar e igualar. De otro lado tenemos a Amalia, la ex-condiscípula pobre pero inteligente que estuvo enamorada de Ramos y que representa la clase proletariada e independentjsta que nunca reniega de sus ideales separatistas. Entre los puertorri. queños sólo el Dr. Meléndez posee una visión cIa";sima de la situación colonial de la isla, y aprovecha cada momento para tratar de despertar la conciencia adormecida del boricua, esperanzado con que en el futuro el pueblo despierte. Al extremo infimo de la escala social aparecen los obreros (como Roque) y otros seres que viven una vida dura y sufrida. A la cima de la escala económica se hallan los due,ños y ejecutivos norteamericanos de empresas comerciales para quienes el "motor de nuestro sistema". es la ambición y para quienes la isla es sólo una inver:sión donde se puede obtener el máximo .de rendimiento y de ganancias (ejemplo, Mr. Clarence). Además del tema dicotonómico "ser" y "haber sido", de la denuncia socio-poUtica, se denuncia la educación en inglés (la burla del protagonista porque no sabe una frase en inglés), el oportunismo materialista (padre de Celia), y la frivolidad del pueblo. En la concepción del puertorriqueño se incurre en la tradicional definición y caracteri-
s
zación que hiciera Fray Iñigo Abbad en el siglo XVIII del criollo, continuada y popularizada en el siglo XDC por Antonio Pedreira en Insularismo, como hombre predispuesto naturalmente a la mansedumbre. Esta concepción, que aparecerá también en Figuraciones sirve para justificar históricamente el porqué de la situación política actual, criticada por crear preCisamente resignación y pasividad. Estéticamente se plantea la necesidad del artista de ~rear "obras de afirmación nacional que reflejen el orgullo de 10 propio, de lo nuestro" (47). A su vez se condena la represión cultural de lo autóctono, nacional por considerársele peligroso, y se denuncia la falta de homenajes, monumentos y estatuas que honren las figuras revolucionarias isleñas. Tamb'en se critica irónicamente el gusto artístico de la clase burguesa que cubre las paredes de óleos de "palmitas, flamboyanes" ejecutados por pintores de ocasión y mediocres cuando viven "rodeados de palmas viviendo ea plena costa" (68).
El estilo neo-realista de Inventario coincide más con la última novela de Pedro Juan Soto, TempOrada de duendes (1970), donde parsimoniosamente se expone el complejo problema socio-político de la isla, y en la que se contrapone al impresionante desarrollo económico, el desempleo y la frustración a través de un joven propagandista médico definido por clisés de cine, televisión y sin ninguna definición política. Como Baldomero Linares, Germán Ramos es un hombre común· que busca junto con el bienestar económico la figuración social. Ambos viven engañados y sin calar en la cruel realidad. Su misma inconciencia los lleva a des-
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truirse o a un arrepentimiento inconsecuente. A diferencia del protagonista de Figuraciones, Germán Ramos no es ni un intelectual ni un escritor revolucionario pero ~fsicamente ambos comparten una serie de dolencias. Mientras Figuraciones denota la influencia de Tres Tristes Tigres de Cabrera Infante en su estructura y temática y se condenan todos los nivelés de dominación y dependencia de- la isla·, Inventario traduce algunas de esas inquietudes sin las innovaciones técnicas, lingüísticas ni estructurales típicas de la primera. Aparte de las diferencias estructurales en Inventario se anticipa la experimentación y método verbal de Figuraciones como otro modo de transcribir la realidad cuando se dice: ti El mundo estaba asombrosamente lleno de palabras; no eran sólo sonidos, sino signos que llevaban una carga profunda, reflejaban la vida, la proximidad de la muerte" (51). Las dos novelas comparten el presentar de modos distintos la vida puertorriqueña, el trágico desenvolvimiento de un pueblo que se encuentra en una encrucijada: o se asimila o se afirma como nación económica y culturalmente libre. Ambas son los inventarios de una isla, o de protagonistas representativos de diversos niveles sociales e intelectuales de las últimas décadas en Puerto Rico. Inventario es una buena novela psicológica y sociológica estructurada en forma adecuada, pero no inferior a ninguna de la" producción literaria de Díaz Valcárcel. 4. Para una comparación entre Figuraciones y Tres Trisles Tigres, véase el interesante trabajo de José J. Beauchamp, .Figuraciones en el mes de marzo y el Boom-, Pe· n¿lape y el mundo nuevo, Añ(l 1, N.o ~ (marzo.agosto, 1973), pp. 4-11.
¿Existe una Arquitectura Puertorriqueña?
. . A ESCUELA DE ARQUITECTURA DE LA UNIVERSIDAD DE
LPuerto Rico, en su afán de capacitar profesionales que puedan producir una arquitectura que cumpla con las necesidades actuales del puertorriqueño. tiene como misión educativa el investigar las trayectorias históricas de dichas necesidades. A estos fines. la Escuela de Arquitectura ha organizado. como parte de su currículo. un seminario de arquitectura puertorriqueña bajo la dirección del Prof. Rafael Crespo. Este seminario pretende recopilar toda información gráfica. escrita y verbal de todas aquellas estructuras que puedan contribuir a señalar el desarrollo histórico y arquitectónico de Puerto Rico. El propósito de señalar dicho desarrollo por medio de un inventario es el de analizar y clasificar en un archivo toda la información necesaria para establecer una tipología de la arquitectura vema· cular. Por medio de este estudio pretendemos obtener los criterios necesarios a través de la perspectiva histórica para crear una verdadera arquitectura puertorriqueña. . Es importante señalar que el seminario tiene como misión el concientizar a la comunidad puertorriqueña de que existen estructuras en toda la isla que podemos considerar como valores arquitectónicos dignos de preservación o restauración. Con el .propósito de hacer público la labor del seminario. se publicará una serie de artículos ilustrativos de los informes que contiene nuestro archivo. Estos artículos serán compendios de los tra'bajos realizados por los estudiantes de la Escuela de Arquitectura para tales fines. Es por tanto que exhortamos por este medio a todas aquellas personas o instituciones interesadas a participar en el intercambio de la infonnación pertinente.
FAJARDO
Tipología de su arquitectura doméstica-urbana El presente artículo está basado en un informe sobre la arquitectura de Fajardo y sus estructuras sobresalientes en el sentido histórico de su arquitectura. Este trabajo fue realizado por los entonces estudiantes~ Rebeca Portuondo, Ana V. Sotolongo. Radamés O'Farril y Héctor Mercado. para rendirlo al curso de arq. 245 en diciembre de 1974. Este informe es la base para futuras investigaciones sobre este y otros pueblos de la isla y forma parte del archivo histórico-arquitectónico de la Escuela de Arquitectura. El trabajo se ha desarrollado en base a entrevistas, observaciones y datos empíricos que no pretent!en ser absolutos y están abiertos a futuras investigaciones. comité de publicaciones
Estructuras para uso residencial Dentro del conglomerado de viviendas del pue. blo de Fajardo se destacan como conjunto del pasado las residencias que se encuentran principalmente a lo largo de la calle Celis AguiJera. En este sector se han encontrado las residencias de mayor valor arquitectónico conservando muchas de las características de su pasado: representativo de una etapa de desarrollo 'económico-social que floreció en Fajardo. Aún las residencias más modestas poseen cierto grado de riqueza en los detalles, que acentúa su atractivo. Hoy en día estas casas que antiguamente eran parte de un centro residencial activo, están mayormente deterioradas. muchas de ellas en venta y en peligro de desaparecer. 7
Para efecto de simplificar la clasificación de esta tipología se han dividido en tres grupos generales bajo criterios de valores arquitectónicos.
Tipo 1 Catalogadas en este tipo consideramos las casas que tienen en común el balcón que corre a lo largo de la fachada con el techo más bajo respecto
al de la casa. Este techo está sostenido por esbeltas columnas de apariencia delicada, entre las columnas y en toda la periferia del balcón pegados al techo encontramos elementos decorativos. Es típico en estas casas el herraje en las barandas. Puesto que la calle tiene cierta pendiente todas las casas poseen un estilóbato o base que en algunos casos es exagerado agregándole éste cierta ele, gancia a la fachada. En la mayoría de estas casas las plantas son en
Antigua residencia Dr. Cintrón. calle Garrido Morales {/875 - 80J.
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forma de L pero las fachadas no expresan este concepto. Estas casas parecen ser representativas de un grupo socio-económico medio por carecer de detalles o rasgos de ostentación en ellas. Aunque los elementos decorativos existen, estos son de carácter más bien sencillos. La ·proporción que predomina en estas residencias es la horizontal acentuada por el ba.lcón longitudinal, los tedlos por lo regular son de cuatro aguas y no se identifican con la fachada. La entrada no está definida, todas las puertas guardan la misma relación y tamaño, el acceso a la casa se hace lateralmente por el balcón sin pretensión de marcarla. En este grupo, con una sola excepción de dos plantas, todas son de un solo piso.
Tipo 1/
Las residencias del segundo tipo son la expresión de unas familias más acomodadas. Esto es evidente en la escala, proporción y vocabulario formal de las mismas, aunque utilizan los mismos materiales (madera y techos de zinc) que las casas más modestas.
Antigua residencia familia Blanco-Lugo, calle Celis Aguilera lO (/875 - 85),
Antigua residencia Dr..Ordóñez. calle Ce/is Aguilera 205 (1910 - 12).
Antigua residencia familia Vizcarrondo. calle Celis Aguilera 161 (1890).
Se caracterizan por una planta en L. la fachada con halcón corrido y entradas 'bien definidas por el techo elevado en forma de frontón. Tres de estas casas tienen una glorieta octogonal con techo sostenido por columnas finas. Este elemento articula la fachada y se utiliza en una esquina o, en un caso, en el centro. Esta última residencia es de dos plantas y proporciones verticales de apa· riencia danesa-holandesa que recuerdan las fachadas de la isla de Cura~ao. La casa de la familia Cintrón, ahora Centro de Gracia, se destaca por su riqueza de detalles, techos elaborados con molduras y reIiev~s en madera y pinturas de motivos ornamentales.
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Anligua residencia Sr. Jorge Bird. Le贸n, calle Federico Garc{a (/92 J). Casa de palio de residencia Sr. Monnel. calle Celis Aguilera 8 (J890).
Pintura pIafan interior de la antigua residencia Dr. Cintr贸n (J875 - 80).
lO
Antigua residencia familia Calderón, calle Celis Aguilera esq. Jorge Bird León (J890 - 98).
Antigua residencia Dr. Diaz calle Unión 8, ,'Sq. Celis Aquilera (1890).
Tipo III Las residencias con carasterísticas que no se repiten se clasifican en el tercer grupo. Una de estas, en la calle Celis Aguilera esquina J. Bird León, es totalmente de madera sin balcón ni ornamentación y con techo de zinc muy elevado. Es sumamente simple y se asemeja por sus rasgos a
una residencia de mampostería que posee el único techo de tejas de esa época (1890). La residencia en la calle Celis Aguilera núm. 54 es otra estructura atípica. La fachada central no tiene balcón, pues está dividida en tres cuerpos con la parte central recedida. Esto nos hace pensar que sufrió una modificación al añadírsele dos volúmenes laterales. Se eliminó el balcón original y se cons-
Residencia de la calle Celis Aguilera 5 (J890 - 98).
JI
truyó uno más profundo y pequeño con entrada en el centro. La casa de Jorge Bird León (1910-25) es única en su tipo en Fajardo. Posee grandes masas, riqueza en los detalles y vidrios multicolor en las ventanas. Su vocabulario se asemeja al utilizado en esa época por Nechodoma.
Observaciones En el pueblo de Fajardo, al igual que en otros
de la isla encontramos el tipo de estructura que combinan comercio en la planta baja y residencia en la segunda planta. Dentro de este tipo de estruc· tura se ha observado diferencias en los sistemas y técnicas de construcción manteniendo, a .pesar de la variedad y cambios, el concepto comercio-vivienda combinados. Es por tanto que la discusión de este tipo de estructuras será presentada próximamente a través de la serie de articulos que se tienen programados.
Poemas
Maletas muertas Por
. ~ ACUERDO DE ESE
PRIMER DtA. Nos BAJAMOS con nuestro "shopping bags" roto y con pánico, la familia entera salió afuera como un arcoiris. Yo era el flaquito con el suit azul, camisa púrpura con corbata finita, medias rojas con ring around the heels y siempre con hambre de gomas de mascar. Alto delgado Carlos sobresalía más porqué su peinado en forma de gallo lo hacía parecer más guapito. Y Rubén, él era el gordito jíbaro que le gustaba leer los libros cómicos de Jene Autry y nunca le gustó usar camisas de mangas largas porque siempre le fatigaban. Me acuerdo de Celia, tímida, piel color nieve y siempre escondiendo su sonrisa porque unos de sus dientes se le fueron. Y mi hermanita más pequeña, Miriam, era la mejor mamá deos puertorriqueña en el aeropuerto... (y hablan-
1'.
Jos~ ANGEL FIGUEROA
do de chupar, nunca llegué a comer las gomas de mascar ese día). Mi hermano Héctor, era el peor vacuum cleaner de Rincón y me las quitó. ¡Ahh! y mi mamá Milagros: ¿Han visto alguna vez una rosa orgullosa con cachetes desdentados antes? Siempre la recordaré como un pedazo de viento, escrachándome en la ventana y alimentando mis pensamientos con las maravillas de cuándo y dónde y por qué las hojas de los árboles se caerán en los sueños pasados de niños. Y soñé de ese primer día: cuando bajamos de terminal de las maletas, mi mamá vio nuestras maletas asesinadas y tiradas sobre el piso fria de esta ciudad. Y me acuerdo de ese día como un puñal cuchillando mi memoria: ésta fue la primera vez que vi a una rosa suspirando mientras se derretía adentro la nieve.
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Pablo Neruda Por
Ios~ ANGEL FIGUEROA
Oí decir a Neruda: Hay que seguir despertando los sueños sin usar de las estatuas.
mis borracheras; que tu mente camine con los secretos que viven en los bosques; pacifica Úl embriaguez en' bochinche,
Ya estaba mu.erto. y después que la tierra devoró sus carnes, sólo pude pensar que algún día poetas de poemas portátiles escribirían sobre las memorias de Neruda, dejando su cuerpo y cayendo sobre la saliva de hermanos, amigos
y nunca culpes a las noches de afuera por las raíces de la soledad...
y enemigos.
Los poetas deben soplar Nueva Vida en las palabras, ingerir las papilas gustativas del Arte, acostarse con la Vi~a, alimentar
Tenía que hacer algo con su muerte, algo. No sé, gritar los sentimientos dentro de él; tragarme las infames sonrisas con que los soldados lo tocaron .durante la invasión. No sé, abrir cada palabra que él hablara y entrelazarlas para colgar al fascismo por su horrible garganta...
ábreie a los regalos de esta tierra y de tu alma; crea y une la solidaridad que enseñaría a nuestras revoluciones jamás llorar la libertad encequecida.
el sentido de dirección y despertar con las canciones de Taberneros Poéticos c¿uyas borracheras compensan su extremada poesía grasiente...
qué?
Créeme: es el único modo en que las estatuas confesarían cualquier sobra.
Oí a Neruda contestarme: Poeta: aliméntate de
o
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sueño
si~
usar.
In Memoriam
César Andreu Iglesias
(1914-1976)
C
éiAR ANDREU IGLESIAS, PERIODISTA, ENSAYISTA, NO-
velista, cuentista, autor teatral y una de las más destacadas personalidades del mundo literario y político del país, falleció en San Juan el 17 de abril de 1976. Nacido en Ponce en 1914, bachiller en ciencias de la Universidad de Puerto Rico (1949). Desde sus años de estudiante descolló por su activa participación en el periodismo y en los movimientos obreros y de liberación nacional. Fue miembro destacado del Partido Comunista y participó activamente junto a diferentes partidos y agrupaciones defensoras de la independencia de Puerto Rico. En el año 1950 dirigió el vocero Verdad, órgano del Partido Comunista Puertorriqueño. En 1951 dio la estampa su primera obra Independencia y Socialismo.
En el campo de la narrativa cultivó el cuento, y luego, con señalado éxito, la novela, género en el que dejó tres obras aportadoras de nuevas y vigorosas proyecciones en temática, tratamiento y estilo. Los derrotados (1956), Una gota en el tiempo (1958) y El Derrumbe (1960) son, a la vez que penetrantes y directos análisis de nuestra realidad política y social, ejemplos de moderna factura artística. Se le debe también la obra teatral El inciso H, cuadro de la deshumanización implantada por el sistema burocrático. Como periodista, Andreu Iglesias será principalmente recordado por los comentarios críticos -muchos de ellos de valor antológico- que en el diario El Imparcial, y desde la columna titulada "Cosas de aquí", publicó durante varios años. Con Andreu Iglesias ha perdido Puerto Rico uno de sus más auténticos valores nacionales. 15
César Andreu Iglesias· Por JOSEFINA
Penseñanzas teatral. Cursó estudios de primera y segunda en Ponce y en San Juan, y superiores
ERIODISTA, ENSAYISTA, CUENTISTÁ, NOVELISTA, AUTOR
en la Universidad de Puerto Rico, donde se recibe de Bachiller en Ciencias Sociales en 1949. Como miembro de las fuerzas armadas de los Estados Unidos le corresponde servir durante la Segunda Guerra Mundial en algunos puntos del Caribe no hispánico: Jamaica, la Guayana británica. Labora activamente en Puerto Rico como dirigente obrero y político de ideas marxistas y asimismo como defensor del credo independentista. En 1950 dirige y edita el vocero periodístico Verdad, órgano del Partido Comunista Puertorriqueño. Su libro inicial, Independencia y socialismo (1951), reúne una serie de ensayos de interés histárico-político-social enfocados desde el ángulo de la ideología de izquierdas. En el terreno de la narración literaria cultiva en un principio el género del cuento, desde sus tiempos estudiantiles en Río Piedras, y luego el de la novela, en el que lleva publicados hasta la fecha unos tres títulos: Los derrotados (1956), Una gota de tiempo (1958), El derrumbe (1960). La primera do estas obras merece ser premiada por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Ha ensayado asimismo el teatro con el drama El inciso hache, que recibe una tercera mención honorífica en el certamen de Navidad del Ateneo Puertorriqueño correspondiente al año de 1958 y se estrena en San Juan en ocasión de celebrarse en 1962 el V Festival de Teatro Puertorriqueño. Colabora también en la prensa insular, particularmente en el diario El Imparcial, en calidad de comentarista critico, desde la columna que titula "Cosas de aquí", de los acontecimientos del ambiente so-
* Diccionario de Literatura Puertorriqueña. Tomo U. Vol. l. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña. 1974. 16
RIVERA DE ALVAREZ
cio-cultural y politico del país, labor por la cual obtiene en 1960 un premio de periodismo del Instituto de Literatura Puertorriqueña. En el cuadro de las letras puertorriqueñas pertenecientes a las últimas hornadas se destaca An~ dreu Iglesias, desde la salida de Los derrotados, su primera y más lograda novela, como narrador de talento que domina los recursos de su oficio -relato bien estructurado, que hilvana con verosimilitud; autenticidad caracterizadora en los personajes; diálogo fluido, de fuerza dramática, que elude innecesarias digresiones-. Conocedor evidente de los mejores novelistas en la literatura universal de nuestra época, muestran sus novelas sello de factura artística moderna. La problemática humana, social y política que en ellas late, al igual que en sus cuentos y en la única incursión que hasta ahora ha realizado en el campo del teatro -colonialismo frente a separatismo nacionalista, luchas obreras y justicia social, la situación del hombre rural encarado al modo de vida urbano, el mundo de la burocracia- arranca de la realidad puertorriqueña que ha conocido estrechamente Andreu Iglesias a lo largo de su existencia, tanto en función de espectador. sagaz y hondo en la observación, como de actor que se ha comprometido en la defensa de determinados ideaños. Tienen así los relatos novelísticos de este autor fuerza de reportajes plenos de vida y acción externa e interna, situados sobre fondos realistas del ambiente isleño, los que alcanza a delinear sin recurrir al pictorismo tradicional y característico de la paleta costumbrista. El manejo lingüístico revela al escritor de palabra directa y sencilla, de frase de sobria estructura y claro sentido, cargada a veces de densas sugerencias y de leves tintes de emoción poética. En sil única realización en el terreno del teatro, la comedia en dos actos y un epílogo titulada El inciso hache, plantea Andreu Iglesias, sobre el pla-
no de la realidad del presente en Puerto Rico y a la par con evidente ademán de proyección universal, el problema del hombre abocado a la ruina económica y defraudado en su búsqueda de la justicia debido a la cruel indiferencia e irresponsa-
••
bilidad de una maquinaria burocrática fria y deshumanizada. Desenvuelve el autor la acción principal de esta obra en un ambiente de pesadilla, en cuyo trazado alcanza sus logros dramáticos superiores.
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Cronologia sumaria de César Andreu Iglesias
1915
(31 de julio). Nace en Ponce, Puerto Rico.
1943
1925
La familia Andreu-Iglesias se traslada a San Juan.
'946
1930-4
Estudia en la Escuela Superior Central de Santurce. Participa en las campañas estudiantiles en contra de la enseñanza en inglés en las escuelas y en defensa de la cultura puertorriqueña. Hace lecturas independientes en la Biblioteca Carnegie de San Juan.
1935
1936
1937-40
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1939
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18
Ingresa a la Universidad de Puerto Rico, la ruina económica de su padre le obliga a abandonar sus estudios sin completar siquiera el primer semestre universitario. Va a trabajar a los muelles de San Juan. Conoce al líder comunista, Luis Vergne Ortiz. Ingresa al Partido Comunista y se incorpora al cuerpo de redacción del periódico del Partido, Lucha Obrera. Se desempeña como organizador de la National Maritime Union en el puerto de San Juan. Desempeña el cargo de Secretario Sindical del PCP. Además de su trabajo sindical en los muelles, participa en los esfuerzos organizativos en la industria azucarera yen diversas fá· bricas. También participa destacadamente en las campañas a favor de la extensión a Puerto Rico de la ley federal de Horas y Salarios y de la Ley Wagner. Participa en las campañas de frente unido por la independencia de Puerto Rico (en ocasión del primer proyecto Tydings), por la excarcelación de Albizu Campos y otros lideres del Partido Nacionalista, y de apoyo a la República española. Juega un pagel destacado en la huelga general en los muelles, que culmina en una gran victoria para los trabajadores tras 42 dias de lucha. (enero-mayo). Estudia en la Escuela Nacional del Partido Comunista de los EE. UU. (en Camp Unity, Windale, Nueva York). (julio). Contrae matrimonio con Jane Speed. (31 de marzo). Asamblea Constituyente de la Confederación General de Trabajadores (CGT): César es electo al Comité Ejecutivo. 'posteriormente. renuncia a este puesto para dedicarse totalmente al PCP. Asume el cargo de Secretario de Educación y Propaganda y dirige el nuevo periódico del Partido. Verdad. El PCP 10 postula como candidato independiente en las elecciones generales de este año.
1947
1947
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1953
1954
Es reclutado por el ejército norteamericano; sirve en Jamaica y en la Guayana Británica. (febrero). Se licencia del ejército. Acogiéndose a los beneficios para veteranos, reinicia sus estudios en la Universidad de Puerto Rico. (10 de marzo). Asamblea de Reorganización del PCP (el Partido se habia autodisuelto en 1944): César es electo Presidente. Controversia con Juan Antonio Corretjer, que culmina con la expulsión de Corretjer del Partido. Fundación de la Unidad General de Trabaja· dores (UGT). Nace su hijo, Nicolás Andreu Speed. (20 de junio). 2a. Asamblea Nacional del PCP: César es reelecto Presidente del Partido. (septiembre). Dicta la conferencia. El Grito de Lares y la actualidad puertorriqueña, que luego se publica como foUeto. Termina el Bachillerato en la Universidad de Puerto Rico. (noviembre). Con motivo de la insurrección Nacionalista, es encarcelado, junto con olros dirigentes comunistas: pocos dias más tarde, es exonerado y puesto en libertad. (mayo). Presenta extenso informe político a la 3a. Asamblea Nacional del PCP; es reelecto Presidente. Publica el libro Independencia y socialismo, una selección de sus ensayos políticos en 1947-51. (mayo). Asamblea Extraordinaria del PCP para dilucidar la controversia con Juan B. Emma· nuelli. César presenta dos trabajos polémicos: La polftica del partIdo y nuestras tareas y Res· puesta al camarada Emmanuelli. La controversia culmina con la expulsión de Emmanue· lli del Partido. César asume el cargo de Secretario General (Juan Santos Rivera. quien a la sazón era el Secretario General, pasa a ocupar el puesto de Presidente). Prepara extenso proyecto de Tesis Política, La situación de P. R. Y el camino de la victoria del pueblo, para ser considerado en la 4a. Asam· blea Nacional del PCP. También, Memorial a las Naciones Unidas sobre el caso de Puerto Rico, el cual se publicó también como folleto en inglés. (septiembre). Es separado del cargo de Secretario General del PCP y excluido del Comité Central. (marzo). Es arrestado, junto a otros comunis-
1955 1956
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1960 1961
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tas, a raíz del ataque Nacionalista al Congreso de los EE. UU. Poco tiempo después, es puesto en libertad. (mayo). 4a. Asamblea .Nacional del PCP. Tras una intensa controversia, un grupo de mili· tantes (entre ellos, Jane Speed) abandona la Asamblea. Tanto en su intervención en el debate, como en una extensa carta que sometió posteriormente al Comité Central, César critica duramente la trayectoria que está siguien· do el Partido y la forma en que se desarrolló la 4a. Asamblea. Aunque no renuncia formalmente, está para todos los éfectos prácticos al margen del Partido. (verano). César se retira con su familia a una rustica casa en Indieras de Maricao. (octubre). César, Jane y otros destacados comunistas son arrestados por el FBI y acusados por violación de la Ley Smith. El proceso en la Corte Federal se extenderá hasta 1958. Comienza a escribir la novela Los derrotados. La editorial Los Presentes, de México, publica Los derrotados. (diciembre). Tras el descalabro del PIP en las elecciones generales de noviembre, César redacta el ensayo "Bases para una nueva política independentista", en el que analiza la situación del independentismo y explora las posibilida. des de una nueva alternativa para la lucha de independencia. Recibe el premio de novela del Instituto de Literatura Puertorriqueña por Los derrotados. Su segunda novela, Una gota de tiempo, obtiene el primer premio en el Certamen de Navidad del Ateneo Puertorriqueño. (enero). Se archivan los casos contra los comunistas en la Corte Federal. El periódico El Imparcial inicia la publicación en serie de Los derrotados. Su comedia, El inciso hache, obtiene mención honorffica en el certamen del Ateneo Puertorriqueño. Fallece su esposa, Jane Speed. Escribe su tercera novela. El derrumbe. Se une a los esfuerzos por organizar el Movi· miento Pro Independencia. Dicta una importante conferencia en la que traza su concepción de la estrategia y táctica que debe seguir el MPI (esta conferencia se publica como folleto en 1960, bajo el titulo, Bases para una nueva política independentista). Contr:.:e matrimonio con Diana Cuevas. (diciembre). Comienza a escribir la columna diaria, Cosas de aquí, para el periódico El Imparcial. El Club del Libro, de San Juan, publica El de· rrumbe. Nace su hija, Leila Aurora Andreu Cuevas. Recibe el premio de periodismo del Instituto de Literatura Puertorriqu_ña por sus colum· nas, Cosas de aquí. Participa destacadamente en la preparación de la la. Tesis Política del MPI. El proyecto de Tesis es aprobado en la 4a. Asamblea Nacional del MPI y se publica en 1963 bajo el título, La hora de la independencia. Prepara un suplemento a la Tesis Política, que se publica en 1964 bajo el titulo, ¡Despierta boricua! ¡Defiende lo tuyo!
1964
Publica el libro, Luis Muñoz Marin: Un hombre aoorralado por la historia, en el que reproduce una serie de columnas sobre Muñoz que escribió para Cosas de aqui en El Imparcial. Prepara ponencias, discursos, hojas sueltas y consignas para la campaña de huelga electoral del MPI.
1965
Recibe el premio de periodismo de la revista San Juan Review.
1967
Participa destacadamente en el frente unido antiplebiscitario. (agosto). Polémica con Juan Angel Silén y Ana Livia Cordero. (diciembre). Publica un extenso ensayo polémico -Los fundamentos del MPI", en contestación a los planteamientos de un grupo de jóvenes militantes del MPI.
1968
La gerencia del periódico El Imparcial decide descontinuar la columna Cosas de aquí. Comienza a trabajar como asesor de la Unión Gastronómica. Presenta la ponencia "El movimiento obrero y la lucha de independencia", en el Seminario de Dirigentes del MPI. Dirige el proceso de elaboración de la IIa. Tesis Política del MPI. El MPI aprueba el proyecto de Tesis Política y ésta se publica bajo el título, Presente y futuro de P. R.: La doctrina de la nueva lucha de independencia. Viaje a la Unión Soviética y la República Democrática Popular de Corea para asistir a un congreso internacional de periodistas. Trabaja como asesor de la Unión de Tronquistas y les prepara un programa radial. (junio). Se separa del MPI tras la controver· sia con Juan Mari Brás. (septiembre). Se traslada a Nueva York para desempeñarse como profesor en el programa de Estudios Puertorriqueños de Hunter Col· lege. Prepara y lee ante un gfIJpo de independen· tistas de Nueva York el ensayo "La lucha de independencia en la década del setenta". (mayo). Regreso a Puerto Rico. (septiembre). Inicia, con la colaboración de Samuel Aponte, la publicación del semanario La Hora. Controversia con Rubén Berríos y otros líderes del PIP; se ve obligado a cerrar el semanario La Hora. Comienza a colaborar con la revista Avance. Trabaja nuevamente como asesor de la Unión Gastronómica. Termina de preparar su edición de las Memorias de Bernardo Vega. (17 de abril). Fallece en el Hospital de Veteranos, de San Juan, como resultado de un in· farto cardiaco. Deja inconclusos, entre otros, los siguientes trabajos: Aspectos ignorados de la historia de Puerto Rico: Una visión "desde abajo", Problemas politicos (y personales) de la lucha de independencia: Cartas al camarada Zeta. El muerto de primera plana. (Proyecto de novela).
1969
1970
1971
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1975 1976
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La .fiebre del oro Por
es no mencionar, un partido político celebraba E una asamblea. Pasaba por casualidad pnr el lugar N UNA POBLACIÓN COSTANERA, CUYO NOMBRE MEJOR
y, como novelero que soy, eché un vistazo al interior. No me hubiera detenido más de un segundo, a no ser por la sorpresa... Un norteamericano se dirigía a los presentes. Hablaba en inglés. A juzgar por su aspecto, la mayoría de la asam· blea la constituían obreros de la industria azucarera. Con su cortesía habitual, la gente oía en silencio aun cuando no entendiera ni papa. Final· mente, uno de los individuos del proscenio se paró junto al norteamericano y dio una versión al es· pañol de sus palabras. Me repuse de la sorpresa inicial al recordar que días antes, en la calle Fortaleza de San Juan, tropecé con un viejo yanqui vendiendo billetes de lotería. ("Hey man! Lottery tickets!") Y dije para mi capote: Si hasta para vender billetes de lotería nos invaden, ¿por qué no para líderes politicos? "You will see how 1 change this town", fue la frase final del discurso del norteamericano. 1.0 que el papagayo boricua tradujo: "Y dijo el americano que él va a hacer de nuestro pueblo el más rico de Puerto Rico." La concurrencia aplaudió. El norteamericano abandonó la asamblea desliando sonrisas. Yo le abordé. Le dije que me habían impresionado sus palabras y que deseaba entrevistarlo. "I'm all for this town, my friend", comenzó por decir tan pronto nos sentamos en un banco de la plaza. Y efectivamente, estaba muy en favor del pueblito. ¡Como que aspiraba a ser su dueño! Comprenderán que debo reservarme su nombre. Le bautizaré MI'. Fax. Es uno más. Hombre de mediana edad, atlético y optimista, como ~o describi· ría uno de los periodistas yanquis que andan por
20
C~SAR
ANDREU IGLESIAS
ahí, y también jovial, campechano y... oh, how fIjendly! Para MI'. Fox, éste es el país del futuro. ¡Qué playas 1 Las ha recorrido todas. Conoce el tipo de sus arenas, la profundidad de sus aguas cercanas, los sitios mejores para la pesca deportiva... Ya es dueño de una. Acaba de comprar treinta cuerdas que bordean la playa cercana a la población. ¡La mejor del mundo! Yes, sirl Y mientras me hablaba, se me figuraba un Cortés ante las riquezas de Montezuma, un Pizarro ante los tesoros de Atahualpa. Era, sin duda, un conquistador. Los conquistadores de hoy son de nuevo tipo. No vienen con lanza en ristre ni espada al cinto. Son hombres de iniciativa, capaces de descubrir una mina en el interior de una higüera. Los hay de mucho dinero, en busca de la inversión fácil que se 10 multiplique. Los hay sin dinero, cuyo único capital es el arrojo, la osadía y la insolencia. ¿Y quién dijo que habían desaparecido los indios en nuestro país? En cuanto a blandenguería sicológica, se encuentran a montones... MI'. Fox es uno de los conquistadores. Ya tomó posesión de sus dominios. El mismo, con sus propias manos, ayudado por algunos natives, limpió la playa. Ya tiene escogido el lugar exacto donde se levantará el futuro hotel. Tendrá aire acondicionado, cabañas independientes, campo de golf. Será un paraíso para deportistas. Como que apenas varias yardas fuera del rompiente de las olas hay una profunda trinchera submarina que es fantástico criadero de peces... En fin, todo se reduce a canse· guir inversionistas y, naturalmente, el apoyo de Fomento. Al llegar a este punto de su relato, Mr. Fox me mostró una fotografía. Era de una niña con un gran collar de lianas al cuello, recostada en una
palma de coco. "Better than in Hawaii!", exclamó el conquistador; y añadió: "Las hay amontones." Percatándose, quizá, de mi ceño adusto, concluyó diciendo: "There are millions of dollars here, my boyo You want to work for me? 1 need a publicity man." Le dije que lo pensaría. Me confesó entonces que no contaba con más capital que los pocos cientos de pesos que invirtió en la compra del te-
rreno. Pero como especlmen perfecto del yanqui optimista, repetía: "This is a growing country, amigo!" Lo que tomé al principio como burda caricatura, comenzó a transformarse en verdadero reflejo de la realidad presente. Me levanté y me fui. Pero todavía me dura la sensación. Fue como la picadura de un insecto raro. Esto, señores, no es cuento. ¡No es cuento! Es el gold rush, nueva fiebre de oro, nueva invasión.
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Fábula de los aspavientos Por CItSAR ANDREU
UNA UN PASTOR EN UNA ISLA BIEN E RASE de mañana salía a apacentar su rebaño de oveVEZ
FELIZ.
jas y corderos. Le seguía su perro... Así ocurría siempre, día tras día. Al llegar al prado, el pastor se tendía blijo la sombra de un árbol y se entretenía tocando aires de la tierra en su flauta. Mientras tanto su· fiel compañero merodeaba por los alrededores. Un día el perro regresó jadeante, batiendo el rabo en el aire, con medio palmo de lengua por fuera. -¡Amo! ¡Amo! -exclamó--. ¡Unos extraños han tomado la costa! El pastor despegó sus labios de la flauta y regañó al animal: -No seas aspavientoso. Será gente que viene de visita. y tomó a llevarse la flauta a la boca y continuó soplando. El perro dio unos ladridos. Pero finalmente se acostó al lado de su amo y se quedó dormido mecido por las notas suaves de la flauta. Al día siguiente... -¡Amo! ¡Amo! -ladraba el perro, mientras corría al encuentro del pastor-o Los extraños se han adueñado de la playa.
IGLESIAS
-¡Aspavientoso que te has puesto! -exclamó el pastor. y sin perder el hilo de sus notas, volvió a sumirse en la música de su flauta. El perro husmeó al aire, mirando siempre con temor hacia la costa. Luego fijó la vista en la manada de ovejas y corderos. Finalmente volvió la cabeza hacia su amo, se acercó y se tendió a sus plantas. Varios días después el perro regresó como una bala, la cola entre sus patas traseras. -jAmo! ¡Amo! -gimió el fiel animal-o Los extraños levantan cercas en el valle. Cuando me acerqué, me lanzaron piedras. -¡Aspavientos! Quizá te tiraron algo de comer, y tú confundiste el alimento con piedras. El pastor tomó a soplar su flauta. El perro se acurrucó a su lado. Pero esta vez cerró tan sólo un ojo. El otro lo mantuvo abierto, moviéndolo a
veces hasta captar la línea del horizonte... Mientras tanto, el rebaño de ovejas y corderos pacía por el prado. De pronto una de las ovejas se asustó y echó a correr. Otras le siguieron, y también los corderos. El perro levantó la cabeza y olfateó el ambiente. -Los extraños se acercan -murmuró con medroso temblor. El pastor se incorporó, y sin despegar sus labios de la flauta, oteó el valle. La inquietud de su perro le obligó a dejar de soplar un instante, lo indis· pensable para decir: -Cuidado que te has puesto aspavientoso. Acuéstate y oye estas nuevas notas que le arranco a mi flauta. •• El perro obedeció. Pero no bien hubo cerrado un ojo, saltó de súbito... Varios extraños se acero caban. El perro comenzó a ladrar con furor. -¡Aspavientoso, cállate! ---ordenó el pastor. Los extraños llegaron hasta el pistar que permanecía a la sombra del árbol tocando su flauta. Le dijeron que el rebaño de ovejas y corderos estorbaba la realización de sus planes. Y le pidieron Que se moviera hacia los terrenos de la altura. Allí
podría seguir con su rebaño tocando la flauta. Ya vería él las muchas riquezas que ellos extraerían de esa tierra, puesto que poseían los conocimientos, y también el capital indispensable... El pastor pensó que no tenía otra alternativa. Pastor, rebaño y perro abandonaron el valle. Pero aún subiendo por el escarpado y. rocoso paraje, el perro alertaba a su amo. Este caminaba soplando su flauta, y en las raras veces que interrumpía la música, era sólo para acusar al perro de aspaventoso. Así retrocedieron hasta un terreno árido y seco. Pero los extraños no tardaron mucho en alcanzarlos. No había guardarraya que detuviera su avance... Cuando el perro ladró anunciando su llegada, todavía el pastor tuvo fuerzas para exclamar: -¡Aspavientoso! Un día apareció flotando sobre las olas de la playa una flauta. Un extraño la recogió. Sopló. El instrumento ya no sonaba. Decidió, sin embargo, conservarla... En la actualidad se exhibe a los turistas que visitan la isla, en la que ya no hay pastor, ni ovejas, ni corderos. Tampoco perro. Pero dicen que posee una gran civilización.
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Episodios de la Historia de Puerto Rico
U n escudo de armas para 8altazar de Castro por su victoria contra los Caribes en el Daguao en 1515 Por RICARDO E. ALEGRíA
6
1535,\
Carlos 1, concediendo un escudo de armas al E viejo colonizador de Puerto Rico Baltazar de CasN. UNA CÉDULA DEL
DE JUNIO DE
DEL REY
tro, por sus servicios, se hace relación a la destacada participación de éste durante el desembarco que los caribes hicieron en la región de Daguao (Naguabo) el año 1515. Baltazar de Castro había sido Factor en la Isla durante varios años. De acuerdo con la información que se ofrece, cuatro piraguas con 150 guerreros caribes habían desembarcado en el Daguao, donde se habían de unir con "indios de la tierra de los caciques Danao [Daguao) y Genuvan y de otras partes que a la sazón estaban rebeldes".2 Los guerreros que se habían de reunir "serían por todo 400" y su propósito era marchar contra Caparra para "quemar e destruir la ciudad de Puerto Rico". En el momento del ataque, los vecinos estaban en las fundiciones de oro y desconocían los propósitos de los caribes e indios rebeldes de Puerto Rico. El documento nos dice que cuando Baltazar de Castro tuvo noticias de lo que se preparaba, junto al licenciado Sancho Velázquez, teniente de gobernador en la Isla, reunieron a los españoles en la ciudad y se prepararon para la defensa y el ataque. Se envió a Pedro Moreno con ¡O hombres para determinar dónde se encontraban los indios. Otros 20 hombres fueron asignados a la defensa de Caparra. Baltazar de Castro junto a Sancho Velázquez y otros 27 españoles siguieron a Pedro Moreno, quien "había ido derecho al Danao [Daguao), donde ha· bía tenido nuevas que estaban los dichos Yndios e l. Archivo General de Indias, Sevilla, Santo Domingo, Leg. 2280, Libro 2. 2. Los caciques de Daguao y Humaeao que hablan estado en guerra desde el levantamiento de 1511, estaban en paz, pero volvieron a rebelarse cuando en 1515 PODce de León tomó por la fuerza algunos indios de estos caciques para que lo acompañaran en la armada que capitaneaba contra los caribes de Guadalupe.
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caribes". La tropa española llegó al final de la tarde al do del Loquillo [LuquilloJ, el cual cruzaron. El río estaba muy crecido y por lo tanto "tenían la salida peligrosa por ser pocos los cristianos y muchos los indios". Los "guardias y espías" les informaron que aquella noche, casi al alba, los dichos caribes con las cuatro piraguas habían desembarcado muy cero ca de donde ellos se encontraban. Los españoles recibieron información sobre el número de indios que se encontraba allí reunido y sabiendo que al día siguiente se le unidan más, decidieron atacar de sorpresa. El ataque se realizó, resultando victoriosos los españoles que lograron capturar una de las cuatro piraguas de los caribes, "lo cual fue causa que toda la dicha isla e comarca se allanase y estuviese pacífica". En premio a los servicios de Baltazar de Castro en dicho encuentro con los caribes y reconociendo el daño que hubiera sufrido la isla si los españoles hubieran sido derrotados, el rey le concede un escudo de armas cuyo diseño estaba inspirado en el episodio. La descripción del escudo así otorgado es la siguiente: .. ...un escudo terciado que en lo alto tenga un lucero de oro en campo azul en memoria que al lucero del alba vencistes la dicha batalla y en lo restante del dicho escudo, un castillo de oro e porque dezis que el dicho castillo en campo azul son las armas de vuestro linaje, que en memoria de la sangre que derramastes en la dicha batalla os la diesemos en campo colorado o sanguíneo e por orla del dicho escudo seis piraguas de oro sobre ondas de mar azules e blancos al natural." Otros escudos de armas, también inspirados en episodios similares, fueron otorgados por los reyes a destacados colonizadores y caciques indios de otras partes de América.
Vicente. Géigel Polanco: Amigo, escritor y ateneísta· Por CONe H A MBLl1NDEZ
UANDO NOS ACERCAMOS A LA VIDA Y LA OBRA DE
C Vicente Géigel Palanca, nos asombra la vaste. dad de lo que ha escrito, los múltiples temas que ha estudiado; su actividad inteligente como jurista, legislador, periodista, poeta, ensayista; sus importantes servici05 a nuestra Isla, amada por él hasta hacerla motivo general de su pensamiento, afán unificador de numerosas páginas en donde insiste en el ideal de independencia para ella. Se graduó de abogado en 1926 y ha ocupado altos cargos en la vida pública de nuestro país: Procurador General de Justicia y Dirigente Parlamentario del Senado de Puerto Rico; profesor de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico. Fundó además la Academia de la Historia en nuestra Isla, y fue director de la Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, el Diario de Puerto Rico, el Diario de Nueva York y editorialista de los periódicos El' Mundo, La Democracia y El Imparcial de este pais. Con Antonio S. Pedreira, Samuel R. Quiñones y Alfredo Collado Martel, dirigió la revista literaria Indice donde nos iniciamos algunos de los escritares de hoy. 1. En el poema A la memoria de Ricardo Guiraldes,l Alfonso Reyes. quien acompaña mi pensamiento con frecuencia oportuna. dice el autor de Don Segundo Sombra:
Cada uno me habla de ti con un elogio dife· rente: puedo pensar que sólo contigo se me murió mucha gente. Pienso que también de Géigel Palanca cada uno podrá hablar con un elogio diferente, de acuerdo
*
Primera Parte del Ensayo escrito con motivo del otorgamiento de Premio de Honor del Ateneo. 1. Alfonso Reyes, O.C. X México, Fondo de Cultura Económica. 1959, pp. 12J.124.
con la imagen que ha formado de él. Un extenso libro se escribirá algún día sobre esta dación cívica y literaria. Hoy he de hablarles del amigo, el escritor y el ateneísta, porque esas tres expresiones de su inteligencia y de su alma nos dan los rasgos esenciales de su verdadero ser. 2. Martí, en alguna página de las más bellas que escribió, afirma que la amistad es un sentimiento superior al amor erótico. Como sentimiento, la amistad es una manifestación del amor divino, que nos fortalece cuando la damos y cuando se nos da. Y Géigel Palanca me ha acompañado en mis alegrías y en mis tristezas con una amistad larga fortalecedora. Lo vi de cerca por primera vez, cuando enseñaba yo Literatura hispanoamericana en la Universidad de Puerto Rico. Estudiaba él Leyes entonces, y dice con gracia que "se coló" en mi clase deseoso de conocer mejor las literaturas de nuestros países. Cuando recibí en 1939, la medalla Eugenio María de Hostos en el centenario de su nacimiento, escribió un editorial en El Mundo de San Juan de Puerto Rico sobre mi obra hasta aquel momento. Y en el instante en que dejé sobre la tumba de mi hermana Rafaela la rosa roja que para los estudiantes del movimiento jesucristiano a que pertenezco, simboliza vida eterna, sentí una mano sobre mi hombro. Era la mano amiga de Vicente Géigel Palanca. 3. El escritor se ha expresado como ensayista, poeta, periodista y autor de estudios de legislación social.2 El ensayo José de Diego legisladorJ es una 2. El más importante. Base, naturaleza y cardcter de la Legislaéión Social recibió el primer premio en el Concurso de Estudios Jurfdicos del Colegio de Abogados de Puerto Rico en 1945. 3. En la Revista Asomanre, San Juan de Puerto Rico, J966, núm. 4, pp. 3345.
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indagación cuidadosa del tema. El autor anuncia en el Preámbulo: "Nos proponemos señalar, a grandes trazos, sus empeños, planteamientos y logros en el campo de la legislación." El propósito se cumple en la investigación segura de Géigel Polanco. Su examen de las Actas de las Cámaras Legislativas reveló que De Diego durante sus dieciséis años de tareas parlamentarias, con su sola firma a veces y con la de algunos compañeros en otros, presentó más de ciento veinte proyectos de ley, resoluciones y memoriales." Encaró así los problemas de la sociedad puertorriqueña: con enmiendas a los Códigos básicos: fomento de la cultura, educación y' protección social, gobierno y administración, agricultura y comercio, cuestiones obreras y defensa de nuestra lengua vernácula. Géigel Palanca subraya el interés de De Diego en la legi91ación obrera y resume los te~as del discurso que como Presidente de la Cámara de Delegados pronunció sobre la obra realizada para afrontar algunos de los problemas de las clases trabajadoras ...y la salud precaria de los campesinos víctimas de la unciniariasis." Cita palabras del discurso de De Diego en la Cámara en 1915: u ••• Queríamas curar a los padres para fortalecer a los hijos, preparar las futuras descendencias para que sobre nuestro sepulcro pueda erguirse un dja el pueblo puertorriqueño, sano, vigoroso, regenerado, combatiente, y alzar a los espacios la bandera emancipadora del solar nativo." La defensa del Español, como nuestra lengua vernácula, y el problema de la soberanía nacional de Puerto Rico como los vió De Diego, son temas también de este ensayo donde se evoca la noble y genial figura tan amada especialmente por los jóvenes estudiantes de entonces. El párrafo final resume la gestión última de De Diego: la Resolución Conjunta de la Cámara para la celebración de un plebiscito en las elecciones generales de 1920 "que decidirá en forma auténtica la determinación del pueblo de Puerto Rico hacia su status político final". Pero el 6.de septiembre de 1917, De Diego explicó en otro discurso m~morable, su voto para qúe esa resolución quedara sobre la mesa hasta que concluyera la guerra mundial que entonces ensombrecía la tierra. El párrafo final de este ensayo es una cita de inolvidables palabras del autor de Cantos de Rebeldía. "Ahí quedará el proyecto; no en letargo de muerte, sino en acopio de vida y segura esperanza." tt
4. La prosa de Géigel Polanco ha circulado en tiradas parte de revistas o en cuadernos impresos con elegancia. Sus primeros libros El despertar de un pueblo y Valores de Puerto Rico fueron publicados en 1942 y 1943. Ellos bastan para conocer el tono, el estilo, y los. temas más frecuentes en su prosa. También bastan para conocer su alma y su espíritu hasta donde nos es posible a<;ercarnos a lo cálido y 10 secreto.
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5. El despertar de un pueblo. El autor mismo define el tema central del libro en estas palabras del prólogo:. u Recoge este libro unas cuantas reflexiones en tomo al destino de Puerto Rico." Está estructurado en tres partes precedidas por una meditación sobre el centenario de Bolívar: Epístola al Libertador. Confesión contrita porque'" no hemos hecho lo debido para merecer la gloria que nos ofreció". "En verdad te digo -dice con amargura- que no podemos acercarnos a tu sombra con la dignidad del deber cumplido."s Esas palabras anuncian un tema del libro: Puerto Rico, ¿pueblo o muchedumbre? Y la respuesta: .. Para el logro de la libertad, para la demanda eficiente de derechos colectivos, no bastan las muchedumbres desorganizadas. "6 No cree que nuestro pueblo ha nacido "bajo un signo de irrevocable fatalidad", pero asegura que "la reconstrucción final de Puerto Rico ha de ser obra de nuestro esfuerzo". En la segunda parte: Puerto Rico en el centenario de Hostos, tres hermosos ensayos: Meditación del centenario, Hostos y la independencia de Puerto Rico y Hostos, realidad actuante en nuestro mundo moral. En uno de sus recursos estilísticos más frecuentes -la interrogación- que pone acentos de intensidad en su estilo, pregunta: "¿Tenemos derecho a Hostos? ¿Nos merecemos a Hostos? ¿Somos dignos de él?" Piensa que la contestación es "dolorosamente negativa." "No hemos escuchado su palabra, no hemos amado su ideal, ni correspondido a su sacrificio." Su gestión por la independencia de Puerto Rico "para asegurarnos la libertad y hacer la federación antillana", no cesó con la ocupación de la Isla por las fuerzas norteamericanas. Entonces escribió: "Ni hoy, ni mañana, ni nunca, dejará nuestra patria de ser nuestra." Este ensayo expresa convicción de que Puerto Rico "no escuchó al Apóstol". Sordo ante sus palabras,. indiferente ante sus afanes, "volvió la espalda al' hombre que le trazaba el caminb de su destino auténtico".7 6. A Betances, "voz de todos los tiempos", dedica otro magnífico ensayo, como se distingue por una estructura anunciada desde las primeras lineas como entrada a la introducción, y se mantiene en el desarrollo de las ideas hasta el fin. En tres categorías perfectamente definidas cabe agrupar a los hombr~s que fomentan el progreso social: "aquellos que logran la plena realización de sus concepciones o que indirectamente intervienen en la mar4. El despertar de un pueblo, San Juan, Puerto Rico, Imprenta Venezuela, 1942. 5. lbid., p. 19. 6. lbid., p. 33. 7. /bid., pp. 69-70.
Vicellte Géigel Polanco
cha evolutiva de ]a sociedad, plasmando ideas propias o ajenas... los sembradores de ideas, precursores de las bienandanzas futuras, auspiciadores de los idealeli de mejoramiento, visionarios del porvenir... Corresponde a la otra categoría un tipo de hombre que interviene corno factor de decisivo alcance en ]a marcha progresiva de su pueblo. 1mpulsando las fuerzas sociales de su época y determi· nando pasos de positivo avance en la conquista de la civilización y la cultura, y al propio tiempo, proyecta irradiaciones hacia el porvenir en anticipada postulación de los ideales del mañana." Sitúa a Betances en la tercera categoría. Resume su pensamiento en un párrafo donde se aclaran con relieves de luz, las daciones apostólicas: Betances rinde a su época una máxima fórmula de trabajo en diversos campos del saber y del hacer. Aporta su valiosa<contribución a las empresas cívicas, a las letras, a los esfuerzos civilizadores. La libertad constituye su mayor
preocupación. Por eso lucha por la redención del esclavo. por la libertad de Puerto Rico, por la independencia de Cuba. Es, en verdad, un infatigable soldado de la libertad.s Los tres capítulos siguientes: El pueblo en escena, El problema educativo, La reforma universitaria, nos llevan al último: Un pueblo en marcha. El autor ve una transformación del "pueblo dormido" en uno que "en los comicios de 1940... dio claras señales de estar alerta a sus derechos y demostró e] propósito de contribuir a cerrar una época de explotación. agobio y esclavitud, para dar paso a una nueva era de justicia, seguridad y libertad,'HJ
7. Valores de Puerto Rico. En este libro Géigel Polanco ordenó en tres grupos dieciocho figuras puertorriqueñas. "Son" -asegura con verdad"hombres de sensibilidad alerta a nuestras realida8. lbid.. p. 113. 9. San Juan de Puerto Rico. Imprenta Venezuela. 1943.
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des políticas y económicas, quienes desde el principio del siglo XIX iniciaron el despertar de la con· ciencia ciudadana."lo En el primer grupo estudia a Buenaventura Quiñones y Vizcarrondo, Segundo Ruiz Belvis, Ma· nuel Corchado y Juarbe, Román Baldorioty de Castro, Eugenio María de Hostos, Luis Muñoz Rivera y José de Diego. Los tres primeros son excelentes ensayos históricos, seguidos por unas páginas sobre el espíritu del 78 -el año descrito como "terrible" por Antonio S. Pedreira- para continuar con otro ensayo tan valioso como esos tres, sobre Román Baldorioty de Castro. Reaparece entonces Eugenio María de Hostos, en una alabanza basada en la consideración de sus ideas que parten de la máxima que es norma esencial de su vida: "Bien predica quien bien vive." En un solo párrafo, síntesis hábil y difícil, comenta la obra pedagógica de Hostos en Venezuela, Perú, Chile, Santo Domingo: sus luchas por la unión antillana y por una mayor compenetración entre nuestros pueblos hispanoamericanos. 8. El primer capítulo está dedicado a Buenaven· tura Quiñones y Vizcarrondo. Hay en él un resumen histórico de los acontecimientos que avivaron "el sentimiento de la nacionalidad puertorriqueña: la revolución hispanoamericana, el proyecto de Bolívar de libertar a Cuba y Puerto Rico y el estableci· miento del absolutismo en España por Fernando VII. Todos los hombres de la familia Vizcarrondo: Andrés, Salvador, su hermano Juan, Buenaventura Quiñones y Vizcarrondo, apoyaron una proyectada sublevación." Entre los instigadores del proyec· to revolucionario fue arr~stado Buenaventura Quiñones y Vizcarrondo, quien apareció ahorcado en su celda del Castillo del Morro el catorce de agosto de 1858. Comenta el autor que "siempre ha habido sospechas de que Quiñones no dispuso de su vida". El capítulo es una alabanza de todos los Viz· carrondo. Termina con una cita sobre su persis. tencia en la idea de la libertad para Puerto Rico: Andrés Vizcarrondo, desde Caracas, escribe al Go· bernador de la isla, diciéndole que se prepare a recibir una gran expedición de valientes americanos "que vamos a darle libertad a los puertorriqueños". 9. Sobre Segundo Ruiz Belvis escribe Géigel Palanca uno de sus ensayos más conmovedores: .. Re· volucionario por temperamento y por afiliación ideológica, dedica sus más valiosos empeños a sacudir la colonia de su marasmo de entonces, agio tanda ideas de libertad en prédicas constantes por campos y ciudades." Redactó para la Junta de Información sobre Reformas Ultramarinas el alegato de más altos fundamentos económicos, politicos y morales concebi10. lbCd.
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do en el siglo pasado en favor del esclavo. "El documento", escribe Géigel Palanca, produce una honda impresión en el pueblo y el Gobierno de España. Cinco años más tarde queda abolida definitivamente la institución de la esclavitud. Al regresar a Puerto Rico, "fue uno de los principales inspiradores del movimiento encaminado a ganar por las armas la independencia de Puerto Rico". Desterrado en 1867 por el Gobernador de Puerto Rico General Marchessi con otros puertorriqueños entre los cuales estaba Ramón Emeterio Betances, los dos logran llegar a Nueva York. Con el doctor José Francisco Barea, organizan el comité revolucionario de Puerto Rico y Ruiz Belvis es enviado a Sur América en busca de ayuda para el proyecto de liberación. Embarca para Chile. Llega enfermo a Valparaíso y muere allí el tres de noviembre de 1867. La conclusión reproduce el relato que escribe Hostos de su visita a la tumba de Ruiz Belvis años después, en el cementerio de Valparaíso. Lo llama por su nombre. Ruiz Belvis le responde. Y Hostos le habla, diciéndole que descansó a tiempo para no ver a Cuba martirizada y a Puerto Rico escarnecido. Las palabras de Hostos a Ruiz Belvis, el "hombre dormido" que según él le respondió, son revelación de cómo Hostos sufría por Cuba, por Puerto Rico, por los héroes, clamando en vano por auxilio; por los esclavos "bailando al son de sus cadenas". . lO. Sobre Manuel Corchado y Juarbe escribe en 1940 unas páginas en el centenario de su nacimiento. Corchado y Juarbe estudia derecho. Ayuda con bondad al desvalido; es orador brillante; con valentía expone en la Diputación Provincial y en las Cortes españolas la situación puertorriqueña. En el periódico, en las tribunas del pueblo, denuncia el régimen equivocado prevaleciente en nuestro país. Estudia filosofía y ciencias sociales, y escribe estas palabras que nos dicen la altura de su alma: .. La raíz de la verdadera emancipación de los hombres civilizados es el trabajo pacífico y perseverante, cooperativo y armonioso." Admira a Abraham Lincoln y escribió su biografía, otro testimonio más de su grandiosa espiritualidad. Pensando en Lincoln escribe: "El hombre se transforma, muere, pero con su vida no termina la buena o mala reputación. La reputación, a seme· janza del espíritu, que es eterno, no muere nunca." Dos páginas y media dedica Géigel Palanca a comentar estas palabras. Exhorta a nuestro pueblo a buscar hombres en nuestra historia de conciencia insobornable como éstos que nos recuerda. Y termina: "El contacto con sus nobles enseñanzas, el confrontamiento con su obra de abnegación, el recuerdo de sus palabras, contribuirán a despertar las fuerzas dormidas de nuestro pueblo y llevamos al camino real de nuestro destino." 11. Después de un corto desvío de las figuras de nuestro pasado para elogiar el espíritu de los hom-
bres del 87, vuelve a sus evocaciones ejemplares, esta vez, la de Román Baldorioty de Castro. Como siempre la introducción empieza con una valoración del hombre, esta vez en tres elogios: "de aquí un hombre en que se dan las tres claridades apostólicas: la claridad de la conducta, la claridad de la conciencia y la claridad del ideal". Estudia las tres claridades describiendo las persecuciones y angustias que sufrió por encenderlas. No trabajó en vano", concluye: "Su simiente cuaja en frutos de bien. La prédica fervorosa de los ideales reformistas cobra realidad en la Carta Autonómica que años más tarde España otorga a Puerto Rico." Este ensayo se completa y enriquece con la conferencia escrita en conmemoración de los ciento cincuenta años del.,lJacimiento de Baldorioty. En la introducción se reproduce el poema de Luis Lloréns Torres A Baldorioty de Castro, cinco décimas que evocan su figura y su alma. La última resume su ideal de independencia, su preocupación por el estado sufriente del campesino y del esclavo: H
Hablarle de independencia, del malestar del labriego, del esclavo y su dolor, era ecl1ar llamas al fuego, era derramar esencia sobre el cdliz de una flor. Cita también Géigel Polanco el artículo de Martí publicado en su revista Patria el catorce de mayo
de 1892 Las Antillas y Baldorioty de Castro, en donde nos da una imagen inolvidable: De hombres puros y cordiales necesitan dos colonias españolas de América para purgar la independencia de los vicios burocráticos... Las tres islas que se han de salvarse juntas o juntas han de perecer, ban hecho bien en coronar de .flores en la fiesta de Azúa, al rebelde, al fundador, al americano Román Baldorioty de Caso tro." H
En Valores de Puerto Rico aparecen también páginas sobre Luis Muñoz Rivera, José de Diego, Cayetano Coll y Toste, Nemesio Canales, Antonio S. Pedreira, Miguel Meléndez Muñoz, Emilio S. Belaval, Juan Augusto Perea, Luis Lloréns Torres, Evaristo Ribera Chevremont y José Antonio Dávila. Es admirable el comentario de 1nsularismo que resulta ser también una semblanza del hombre que fue Antonio S. Pedreira: "vida sencilla, noble y fecunda". A la poesía de José Antonio Dávila, evidente pre· dilección de Géigel Palanca, dedica uno de sus mejores ensayos, que ha recogido de su crítica lite· raria y prologado en un libro la prosa del poeta}'
11. Sociedad de Autores Puertorriqueños, San Juan, Puer· to Rico, 1971.
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A un árbol copioso y sano Por J OS~
AGUSTíN BALSEIRO
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Arbo[ que no IJU11diste nunca tus plantas sedentarias en el mar: no sabe de mudanzas y destierros ni del dolor de andar y andar y andar. Arbol que nunca alzaste el faro de tu copa sobre páramos sin paz: bendecido de Dios, tú desconoces la amargura de lejos llorar. Gigantesco y sereno -ciclópea atalayalevantas tu cabeza al firmamento,' siempre firme, porque eres recio con majestad enhiesta de tu sino sin horrores de ausencia y soledad,' ¡que ya hay algo de Cielo en tu grandeza, y puedes esperar! Cambias sólo de traje con los signos de las estaciones. A las plumas y los nidos abres los brazos sin pedirte asilo, verde refugio de ternuras plenas, mecer de cuna de canción eterna. Conversas, con las mieles de tu pulpa, a los ojos, a las rrvanos y a [os labios de pájaros y niños, verdes las lenguas de tus hojas puras. No tienes que pedir agua a la lluvia. Es cada gota suya la que anhela sentir, al derramarse, el amor de tus frondas, la vertical pujanza de tu mástil, tu mullido almohadón para su sueño. 30
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En duerme-vela o despierto, co"re mi vida, interrogdndote d,mde estardn mis pies de un año a otro. A la vuelta. de un viaje, ¿qué me aguarda? Busco y busco senderos que no hallo y rincones de paz que siempre teudan. Te miro, Arbol, y oigo los gritos de la mar violenta. y siento el llanto de la ruta sin fin hacia la muerte. Envidio tu ejemplar afincamiento: la quietud infalible de tu tronco, el vuelo sin adioses de t.us hojas y el vaivén, que echó anclas, de tus ramas. Porque en tí hay movimiento, ritmo, canto, pero enlazados a tus raíces de invencibles garfios el riñón de nuestro suelo amado. Eres sabia lección de sobriedades sin renunciar a la quimera loca:
que un ala es cada una de tus hojas y una canción de júbilo tus ramas. Por limosna de sombra hasta ti llega el viajero de largos horizontes. Bajo tu copa enhebra los recuerdos, deletrea a tu amparo lo que sueña, sin saber que no escuchas y conoces el inútil vagar de las distancias. 3
¿A dónde llegard?... ¿Pero se llega? Vagar, soñar, luchar: un racimo de ideas y caídas al extraviarse el paso... más alld. y tú Arbol, sin perderte jamás: porque tu meta eres tú mismo bajo patios de Infinito. y es a tu vera, protectora y buena -cargada de dulzuras y bellezasa donde, sin partir, siempre se llega ...
Si
El Cabayo Por
•
L
OS CANTARES Y BAILES DE NUESTRA TRADICIÓN SON
huella y expresión pura, identidad colectiva de los valores históricos de nuestra vida puertorriqueña. Todos los pueblos en su larga trayectoria pierden expresiones autóctonas, las mismas que un día prestarc;>n fecundo abono al patrimonio tradicional de sus gentes. Ningún país escapó a este designio; Puerto Rico, tampoco. No obstante, a veces, casi milagrosamente, se sal. van algunas de esas manifestaciones consideradas irremediablemente perdidas en los múltiples rec~ dos de la historia. Una de esas expresiones musicales que es nues· tra, y en peligro de perderse para siempre, es la que se identifica con el substantivo cabayo. En España esta modalidad quedó sepultada en el olvido desde mediados del siglo XVIII. Allá se escribió el nombre con doble "1" (caballo). En Puerto Rico se escribe con "y" (cabayo), aunque existen contadas excepci~ nes. María Cadilla lo escribe cabayo.t Alonso lo escribe con "y"" y también con doble "1".3 González Font lo escribe cabayo.4 Francisco del Valle Atiles lo escribe caballo.5 Para el año 1949 y, en efecto, el jueves primero de diciembre, con motivo de la celebración del Primer Centenario de la publicación de El jíbaro, de Alonso, tuvimos la oportunidad de dedicar un re· cuerdo devoto a esta antigua expresión nuestra. La nota periodística que recoge el programa celebrado en el Ateneo Puertorriqueño, y en el cual participaron los profesores Manrique Cabrera, Margot Arce de Vázquez, Arturo Morales Carrión y la señorita Matilde Suárez, dice: "La joven guitarrista Matilde Suárez y el profesor Francisco López Cruz interpretaron las danzas Margarita, de Manuel Tavárez, y No me toques, de luan Morel Campos". Continúa el entonces periodista Luis Hernández Aquino: "Y como otra sorpresa para los asistentes al Centena·
FRANCISCO LóPEZ CRUZ
rio de El jíbaro, tocaron ambos guitarristas un ca· bayo, música de un baile, de la época del doctor Alon· so". Y concluye la nota: "Esta pieza musical fue recogida a viva voz de los labios de un anciano por el profesor Francisco López Cruz, quien hizo un
arreglo de la música para tocarse a dúo de gui· tarras".6 Veamos lo que realmente es la forma musical cabayo. Dice María Cadilla: "A la cuarteta octasilábica asonantada en los versos pares antiguamente se le llamaba en la isla, cabayo, por alusión a un baile con el cual se la cantaba". Y añade: "Con ese nombre aparece en las fiestas de febrero de ~858 de nuestra capital en que se compusieron las coplas para celebrar el natalicio de quien luego sería Alfonso XII". Veamos los versos: Tanto me gusta la fiesta, que a mi esposa Maigarita, poi venilme la he de;ao, enfeimita y apuraíta. Allá la estaba curando, el curioso Juan Garai con un unguento de moa que lo llaman joyo bai. Sin embargo me peicato que yo boi a estai de luto pues según eya queaba pronto pagará el tributo.7
Manuel Fernández Juncos, en La serenata estam· pa un cuadro típico, y la canción está también escrita en la forma estrófica cabayo. Veamos una pequeña selección de esta serenata tomada, así como también la anterior poesía, de Escritos de Puerto Rico, por González Font: ...Era Fernando Collares mozo alegre, talla esbelta. tez blanca y descolorida, grandes o;os, barba negra, aire galán, busto erguido. rostro de lineas correctas y e.xpresión movible y vaga entre sumisa y enérgica...•
Veamos otros ejemplos de cabayo cuando González Font reseña: "Cantaron Don Heraclio Bennúdez y Don José Sola las tonadas conocidas en el país con los nombres de cabayo, etc. ...acompañados de música campesina muy acorde y bien ensayada". El motivo de estos versos es la celebración de 1858 que ya mencionamos. Veamos: Saluamos a Guescencia, con respeto y con cTÜlnza, que hemos sio melicianos, y sabemos la oidenansa. También 10 felicitamos, como jefe oloitunao, que nos dió la gran noticia, del paito tan aseao. 9
El cabayo es copla, canción y baile. Aún se cantaba y se bailaba en Puerto Rico en las primeras
décadas del Veinte, y no está completamente oIvi· dado hoy día. Alonso menciona el cabayo en los siguientes versos de su poesía El baile de garabato: ...Bailóse espués un caballo, una caenas etrds, un fandanguillo bombeao, y un seis que dioa a locay, cuando dentró esbanesío en el baile un camard con el sombrero en la oreja y la daga esembainaa.. .J°
De la Escena XI, también de El jíbaro, tomamos del poema Fiesta en Utuao, un fragmento que dice: ...Bailaron unas eaenas, después un seis valseao, un cabayo y un sonduro sin que yo hubiese bailao.. .J1
Antonio Pedreira relaciona el origen del cabayo con la industria de ganado vacuno y caballar. Dice Pedreira: "El ganado vacuno y caballar fue durante mucho tiempo una de las más florecientes industrias de Puerto Rico. Una triple dedicación le asegu. raba éxito: la fuerza, la comodidad y el lujo". Y añade: "Desde fecha que se oculta en las remotas brunas de remotos tiempos" ~itando a José G. del Valle, 1896-- "en Puerto se celebraban carreras de caballos, por las que tos habitantes de la isla tenían mucho entusiasmo y en las que mostraban gran destreza". Sigue Pedreira: "Y ese entusiasmo llevó a los puertorriqueños a bautizar con el nombre de caballo a un género de coplas y hasta un baile que logró gran popularidad en cierta época". Concluye Pedreira: "En nuestros días" -1934.. para ponderar los méritos de una persona se dice que es mucho potro".IZ Veamos lo que significó en España el caballo. Luisa Lacal lo define como .. el estribillo de algunas canciones, tiranas, gallardas, villanescas, etc. que estuvieron muy de moda en España", etc. u En realidad el estribillo era una pequeña sección de la forma teatral llamada tonadilla escénica. En estas representaciones se alternaban diálogos, cánticos, dúos, bailes, etc. Algunas tonadillas incluían seguidillas que se cantaban y bailaban, y otras canciones y bailes de la época. Así, por ejemplo, la tonadilla escénica Las señoritas simples, de Laserna, seguía el orden siguiente: Alemande Baile de gitanos Bodevil o canción Caballo (que enlaza con breve alegro de despedida»)4 El eminente musicólogo español José Subirá escribió: "El epígrafe tonadilla escénica designa aque33
llas producciones literario·musicales que comenza· ron a fructificar hacia 1750, y durante medio siglo florecieron." Añade que "la tonadilla tuvo un naci· miento oscuro, una evolución rápida, una boga efí· mera, como remate, un olvido absoluto".15 No podemos dudar de la veracidad del incansa· ble investigador José Subirá. Su nombre es símbolo de seriedad y competencia entre todos los más gran· des músicos de España. Subirá ha estudiado yana· lizado dos mil tonadillas. De él ha dicho el historia· dor Altamira (Rafael Altamira): "Subirá ha estu· diado de modo particularísimo, agotando la docu· mentación de la Biblioteca Municipal de Madrid. una de las formas típicas de esa música (la del siglo XVIII), la llamada Tonadilla, y es de desear vivamente que pronto goce el público de los resultados de esa investigación copiosa, que desvanecerá no pocos errores y fijará líneas definitivas en la evolu· ción de aquel género".16 Volvamos nuestra atención a las palabras de Su· birá. Después de meditar en tomo a las mismas, pademos concluir que el cabayo, como parte de la tonadilla queda olvidado en la España de fines del siglo XVIII y que se refugia en América, proyectándose Dios sabe en cuántas formas distintas. En Puerto Rico se asila y desenvuelve en la tradición campesina para convertirse en patrimonio nuestro y quedar en el repertorio del músico y cantaor cam· pesino.
En tomo a la pasión y muerte de la tonadilla dice Matilde Muñoz: "La Guerra de Sucesión aleja de los escenarios todo motivo de esparcimiento. Las primeras zarzuelas languidecen y es la tonadilla la que entretiene a las clases populares". Y añade: "más adelante la llegada de músicos y cantantes ita· lianos determinan la intronización ofuscadora de la ópera italiana y el definitivo alejamiento del género nacional, que vive durante mucho tiempo una difícil y mísera etapa".17 De otra parte vale señalarse el origen de la tona· dilla en "España. Subirá defiende la paternidad espa· ñola de esta forma musical y expresa que ésta "ha· bía sido un producto eminentemente castellano y mas concretamente madrileño, mientras no la contaminó la influencia italiana".u La inclusión del caballo' en la tonadilla pare~e una constante. En el sainete anónimo El maestro de música, uno de los personajes cantaba: Señor, yo quiero un maestro Que sepa hablar en mi lengua Que agarre aqueste instrumento Que me enseñe a cantar coplas
de caballo, malagueñas o gaditanas. tonadas seguidillas y jopeos.'9
Veamos a continuación la musica y copla (ca. bayo) de algunas tonadillas escénicas. La transcripción de cada una es fiel al original.
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Veamos ahora el aspecto bailable del cabayo. Francisco del Valle Atiles escribió: "El baile llamado caballo exige que los bailaores den vueltas vertiginosas de vals".2J María Cadilla repite el mismo concepto en Costumbres y tradicionalismos de mi tierra.24 Existe para este baile una coreografía un tanto curiosa que nos ofrece Alonso. Señala el autor de El jíbaro: "En éste se colocan dos parejas de modo que estando la mujer frente a su compañero, tenga a la izquierda al de la otra que está delante de él". Para concluir dice Alonso: "Toda la dificultad está en unos pasos muy sencillos y poco variados, y en cruzarse y cambiar de pareja sin tocarse nunca las manos".25 Respecto del cabayo hay una frase de Alonso que debernos analizar. Según sus palabras el gran escritor señala como desabrido y poco interesante el baile que es tema de estas líneas. Y lo expresa del modo siguiente: "Después de las cadenas, el seis es de los bailes de garabato el que más gusta, porque no es atronador como el son duro, ni frío como el fandanguillo y el caballo".2IJ Esta opinión de Alonso nos lleva a concluir que después de la época de este autor el cabayo -su música y su baile- evolucionó para convertirse en una modalidad llena de viveza y alegría que está lejos de merecer el modificativo de frío. Si comparamos la música del cabayo en Puerto Rico con el mismo en España inmediatamente ob· servamos que la música nuestra es más vivaracha y retozona. Esto lo veremos en las ilustraciones pautadas más adelante. En los primeros años de nuestro siglo, en Naran· jito aún se tocaba, se cantaba y se bailaba el cabayo. Abundaban los músicos. Recordamos los nombres de algunos que aún vivieron muchos años des· pués: Jesús Osario (nuestro tío), Aurelio Ortiz, Juan José Rivera, Juanito Nieves, Trinidad Pagán (del barrio Mulas), y Severo Padilla, del barrio Achiote. Los "bailaores" eran prácticamente todos los concurrentes a la fiesta puesto 'lue todos bailaban el cabayo siguiendo la rutina del vals. Claro es que los más diestros siempre enriquecían la coreografía añadiendo pasos, cortes, saltos, etc. No hay que decir que en los pueblos pequeños y aún en los grandes, los concurrentes a un baile intercambian anécdotas e hilvanan chistes de inci· dencias que tal vez en el momento del suceso estaban lejos de ser graciosas. En los años Treinta, todavía recordaban en ese querido pueblo de Naranjito lo sucedido a un joven llamado José López (Pepe) en Barrio Nuevo. Narra· ban el incidente y lo celebraban con ingenua jocosidad. Según el relato los músicos tocaban un cabayo. El joven Pepe, que por años se había ganado la reputación de tan porfiado como buen "hailaor" em-
pezó a exhibir su arte con gran entusiasmo y a en· sayar sus acostumbradas cabriolas. Esa noche nues· tro protagonista practicaba un paso difícil. Trataba de tocar con la punta de une de sus pies descalzos la solera del techo de aquel humilde recinto. Seguían mirrando que a medida que la música progresaba nuestro héroe parecía afanarse más y más en su temerario propósito. Y que en un momento de extremado esfuerzo, la asombrada concurrencia vio como se rasgaban las costuras del estrecho pan· talón. Y que al verse en tamaño quebranto el joven Pepe trataba en vano de cubrir las indiscretas costuras con una mano, mientras amenazaba con la otra: "Ríanse, y aquí no habrá paz". Pasemos a otro asunto, el cual constituye un verdadero rompecabezas. Es el caso que en un sitio ya indicado por la música un "bailaor" grita: "¡La subía!" En la música hay en ese instante una modulación, un cambio tonal. Es decir, la tonalidad sube una quinta. Y ese subir lo advierte el danzante con su "¡La subía!" Nos preguntamos: ¿Cómo es que algo tan técnico pueda ser tan popular y fácil entre los campesinos? No lo entendemos. Verdaderamente es imposible explicarse la razón de esta coso tumbre. En la música pautada de dos cabayas, ilustra· ciones números l y 2 véase la indicación del sitio en que ocurre la modulación, el cual marca el momento en que se oye el tradicional "¡La subía!" En conclusión, el cabaya es una forma musical que se toca, se canta y se baila en Puerto Rico. Es· paña es la progenitora de esta modalidad folklórica.
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Pero allá era expresión artística que formó parte del repertorio teatral, y constituye uno de los elementos del género llamado tonadilla escénica. . Cuando este género muere en España y reaparece en América. en Puerto Rico se refugia en la tradición campesina. Veamos a continuación algunos ejemplos de esta modalidad en Puerto Rico. La ilustración número 1 es la música de un cabayo, muy popular aún a principios de los Veinte en los campos de Morovis. Lo aprendimos bien temprano del músico y fabricante de cuatros Juan Peña, todavía bien recordado por los cuatristas moroveños. En este primer ejemplo podemos observar el cambio de tonalidad -la "subía"- en que realmente la música cambia de la tonalidad de Fa a la de Do. Es decir, sube una quinta, lo cual justifica que el jíbaro le llamase "subía" aún cuando él desconocía la causa de este nombre. Al examinar la música de este cabayo vemos que sólo cuenta veinticuatro compases. La interpretación de su música dura menos de medio minuto. Como sabemos que es tradicional la costumbre del músico campesino prolongar desmedidamente la interpretación de cada pieza musical, no es difícil con-
2. Alonso, Manuel. El jíbaro. Edit. Colegio Hostos, Río Pie· dras, Puerto Rico, 1949. Págs. 29, 43, 79. 3. Alsonso, ob. cit. Págs. 37 y 38. 4. González Font, José. Escritos sobre Puerto Rico. Bar\ " celona, 1903. Pág. 17. 5. Valle Atiles, Francisco. El campesino puertorriqueño. Tip. de José González Font. Puerto Rico, 1887. Página 112. 6·La música. "El Mundo", 16 de diciembre de 1949. San Juan, Puerto Rico. 7. Cadilla, M. ob. cit. Págs. 118-119. &. • ob. cit. Pág. 292. 9·González Font. ob. cit. Pág. 17. 10. Alonso. ob. cit. Pág. 43. 11. . ob. cit. Pág. 79. 12. Pedreira, Antonio S. Insularismo. Madrid, 1934. Pág. 198. 13. Lacal, Luisa. Diccionario de música. Pasaje de la Alham· bra número 1. Madrid, 1899,600 págs. . 14. Subirá, José. La tonadilla escénica. Tipografia de Ar· chivos, OIózaga, 1. Madrid, 1929. Tomo II~ fág. 280. 15. . ob. cit. Tomo 1. Págs. 13-14. 16. Del AI"chivo de la Casa de Alba. "La Nación", de Buenos Aires, 5 de agosto de 1927. 17. Muñoz, MatiIde. Historia del teatro en España. Editorial Tesoro. José Antonio número 43, Madrid, 1965. Págs. 17-18. 18. Subirá, José. ob. cit. Tomo n. Pág. 361. 19. . ob. cit. Tomo l. Pág. 75. 20. . ob. cie. Tomo 111. Pág. 117. 21. . ob. cit. Tomo III. Pág. 144. 22. . ob. cit. Tomo JII. Pág. 13. 23. Valle Atiles, Francisco del. El campesino puertorrique. ño. Tip. José González Font. Puerto Rico, 1887. Pági. na 112. BIBLIOGRAFIA 24. CadiUa, M. Costumbres y tradicionalismos de mi tierra. Puerto Rico, 1938. Pág. 42., 1. CadilIa de Martínez, María. La poesia popular en Puer. lo Rico. San Juan, P. R., 1953. Págs. 32, 117, 118, 119, 25. Alonso, Manuel. ob. cit. Pág. 39. 26. . ob. cit. Pág. 38. 292.
c1uir que este cabayo habíase de repetir innumera· ble número de veces. El músico de cuatro solía adoptar una posición que hoy día es ajena a la forma de los cuatristas modernos. Sentado en un banco pequeño cruzaba una pierna y sobre la misma hacía descansar el instrumento. En esa posición iniciaba su pieza musical. Después de largo rato cambiaba de posición cruzan· do la otra pierna para seguir con aquella música que parecía nunca acabar. Se decía en forma jocosa que cuando algún "bailaor" desesperaba porque una pieza era extensa, otro comentaba: "¿Extensa? Espera y verás; ¡si aún el cuatrista no ha hecho siquiera el primer cruce de piernas!" Veamos la segunda ilustración. Es la música de un cabayo muy popular en los campos de Naranjito y Toa Alta. Lo aprendimos desde nuestra infancia. Formaba parte del repertorio, de nuestro tío Jesús Osorio, gran músico y ejecutante del cuatro. Obsér· vese la "subía" en el décimo compás y la gracia rítmica de su música. También es muy breve y requiere incontables repeticiones. La ilustración número 3 es ejemplo de la copla octasilábica con que se cantaba el cabayo.
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Visita del Padre Labat a Caja de M~erto y Vieques Por MANUEL C,(RDENAS
RUIZ
LABAT (1663· 1738), autor de la obra Nouveau Voyage aux hemos dicho en una ocasión anterior que fue un buen historiador del Caribe francés y magnífico antropólogo, asi como también actor de primera importancia en los asuntos y evolución de ese mundo colonial durante los once años -1694-1705- que pennaneció en las Antillas. Como parte de su incesante actividad, pasó cerca de Puerto Rico en dos ocasiones, 1701 y 1705. En la primera ocasión visitó Caja de Muerto y Vie· ques (la Isla de los Cangrejos). El excelente viajero y magnífico narrador que es el Padre Labat nos da sus impresiones y nos cuenta sus breves peripecias en tales Islas en el volumen VII de su mencionada obra. Tal visita ocurre a la vuelta de su viaje a Santo Domingo, a donde había llegado a finales de 1700 acompañando al Padre Cabasson, Superior General de l.a Orden Dominica, quien iba a poner orden en algunas diferencias existentes entre los Dominicos establecidos en la Española. La· bat desembarcó en Caja de Muerto el miércoles 13 de abril de 1701 y no llegó a estar un día en tal isla. El 16 de abril de 1701 llegó a la isla de Vieques donde tampoco llegó a pasar 'un dia completo. De aquí fué a S. Thomas y posteriormente a la Guadalupe. Su segunda visita a la Isla de Vieques ocurrió en 1705 como consecuencia de una tempestad que sufrió su embarcación cuando iba de la Guadalupe a la Martinica, siendo arrastrada hacia la Isla de los Pájaros, y de allí, después de haber estado algún tiempo, pasó a la de Vieques a donde llegó el sábado 31 de enero de 1705. Permaneció en esta isla dos días y medio. Esta visita está recogida en el Vol. VIII de su citada obra. De Vieques
Dejamos a estos Señores hacia las siete de la tarde del sábado 2 de abril (1701). Nos dirigimos a alta mar para alejamos de la ruta del Navío de Registro. Esta desgraciada aventura me impidió ver la ciudad de Santo Domingo donde quizás me habrla detenido, pues supe algún tiempo después que el Presidente I había enviado al 'CaYo S. Louis a solicitar un ingeniero que dirigiese los trabajos que quería mandar hacer. Es cierto que si se me hubiese hecho la proposición no me habria hecho de rogar para quedarme con ellos Y tener posterionnente la ocasión de ver la Nueva España. El domingo, 3 de abril, un poco antes del amaneo cer fuimos arrastrados por un golpe violento del Noreste, el más vÍolento que haya sufrido jamás; fuimos obligados a arriar todo completamente Y a navegar con viento trasero sobre los mástiles Y
.. París, 1722, 6 volúmenes. Para esta traducción hemos utilizado la edición de Nully, Pans, 1742, compuesta de 8 volúmenes.
1. As( era llamado el Decano del Consejo Soberano. Di· cho Consejo juzgaba en última instancia las apelaciones de todos los tribunales de Justicia.
D Isles de L'Amerique,1
EL PADRE DOMINICO JEAN BAPTISTE
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partió para Guadalupe pasando por S. Thomas, las Islas Vírgenes (Labat hace tal distinción), San Martín y San Bartolomé. Poco tiempo después vol· verla a Francia de donde nunca más habría de retomar. NOUVEAU VOYAGE AUX ISLES DE L'AMERIQUE R. P. Jean Baptiste Labat, París, 1742 Volumen VII, págs. 308·318 Capítulo XIII
Tempestad. - Vista de la Catalina. - De Puerto Rico. - Descenso en Caja de Muerto y en la Isla de los Cangrejos. - Las tunas de petate y su efecto.
Portada del Volumen II de la obra del padre R. P. Loba!
NOlifVEAU
VOYAG"E AUX ISLE S L·AMERIQUE.~
DE
CONTEN.A.NT L'fIISTOIR~N ATUREttl! DE CES PAY!.
I'Origine, les MCJ!Dn, la RefiKion &: le Goq. vememCDtdcs Habírans aoc¡icns Be modcmCSi Les Gucifts & la'Evmemens rm¡uljers qui y fonr arrlvez pcndant le féjour Cluc r Aiueur y la w.; 1'",-
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las cuerdas, y no obstante hicimos una gran distancia. Vimos las montañas de Santa Marta hacia las tres de la tarde. El viento se puso del Este hacia las nueve de la noche, 10 que nos llevó hacia el Norte; cambió en la mañana y se puso del Oeste con una extremada violencia. Llevábamos entonces el Noreste, y continuó así todo el martes hasta la noche en que cayó de golpe, dejando la mar tan agitada, con olas tan espantosas que ninguna de nuestras gentes se podía tener en pie sobre el puente. La lluvia vino hacia la medianoche, 10 que tranquilizó la mar, y el día nos hizo descubrir el Cabo Mongon. Al cruzamos con él estábamos a unas seis leguas. No fué necesario rogamos para que nos
dirigiésemos a alta mar lo que hicimos el jueves a mediodía cuando llevábamos el Noreste. Descubrimos ciertas montañas que estan al Este de la Ciudad de Santo Domingo el viernes al anochecer. El sábado nos encontramos a dos leguas de tierra a Sotavento de la Catelina, o Isla de Santa Catalina que es una Isla Larga y baja, bastante cerca de la costa de Santo Dominigo. Nuestras gentes quisieron bajar a tierra para tomar agua ya que habíamos perdido nuestras cuatro Barricas en los bandazos que habíamos sufrido y no nos quedaba más que las que estaban usándose. Se puso la canoa en el mar con dos pipas. Alli descendí para pasear un poco pero acabé pronto mi paseo. Apenas llegamos
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a tierra fuimos rodeados de la más espesa nube de mosquitos que se pueda imaginar. He dicho que la Isla de la Vaca era el país de estos insectos, me desdigo de ello. La Isla de la Vaca es un país que no tiene comparación con el lugar donde habíamos descendido. Creo que todos los granos de arena y todos los átomos del aire se habían transformado en insectos que defendían tan bien la entrada de su país que me vi obligado a embarcarme a toda prisa. Nuestras gentes llenaron las pipas pero perdieron las ganas de ir a matar alguna vaca o algún cerdo y se volvieron a bordo. Nos servimos de nuestras velas y partimos hacia Savone o Saone, distante de la Gran Tierra alrededor de dos leguas y a tres leguas o alrededor del Este de la Catalina. La bordeamos el domingo por la mañana, dejándola a babor a media legua de nosotros. En la actualidad está desabitada aunque en otros tiempos estuvo muy poblada tanto de naturales del país como de los primeros Españoles que descubrieron el país. Me pareció bella, bastante lisa y bien provista de árboles. Algunas de nuestras gentes que habían estado allí, me dijeron que no estaba bien provista de agua dulce. Hay casi siempre Pescadores Españoles y frecuentemente Filibusteros y Piratas que allí se detienen en el tiempo de la puesta de las
Tortugas para volcarIas y avituallar sus Barcos. Ella es más larga que ancha; me pareció a la vista de siete u ocho leguas de largo. El lunes 11 de abril vimos la Mona, la Monita y Zaqueo desde bastante cerca, y el martes por la mañana nos encontramos ya pasados la punta del Oeste de Puerto Rico llamado el Cabo Rosso o el Cabo Rojo. El miércoles fondeamos en Caja de Muerto. Los Españoles le llaman la Bomba del In. fiemo. Es un Islote alejado de Puerto Rico alrededor de dos leguas, casi a la mitad del largo de esta Isla. Pues aún cuando ello desagrade a algunos de nuestros geógrafos, la Isla de San Juan de Puerto Rico es un cuadrilátero de cuarenta y cinco leguas de largo o alrededor por dieciséis o dieciocho leguas de ancho. La isla se llama San Juan. Su puerto que es uno de los más bellos que se pueden ver, natural, seguro, y capaz de recibir las más grandes flotas, está en la costa del Norte. Es su belleza la que le ha. ce llamar Puerto Rico y no las minas u otras riquezas que allí se hayan encontrado, y el nombre del Puerto ha dado por último la denominación a toda la Isla; como el nombre de la ciudad capital de la Española, llamada Santo Domingo, se ha converti. do en el nombre de toda esta gran Isla. La Caja de Muerto tiene cinco cuartos de legua
Escena canibalesca. Grabado del
siglo XVllI.
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o alrededor de largo, y mil o mil doscientos pasos en su parte ancha más extensa. Se afirma que cuando se la mira desde un cierto ángulo tiene la figura de un muerto extendido sobre una mesa. No he encontrado tal ángulo para asegurar que aquélla lo parezca o no. Me ha parecido más bien como dos gruesas bolas aplastadas, separadas la una de la otra por una cañada bastante grande. Los bordes de este islote del lado de Puerto Rico son lisos y arenosos; los de la costa del Sur son altos y pedregosos. No hay agua dulce, ni árboles de especie alguna salvo los que no pueden servir más que para quemar. Yo creo, sin embargo, que excavando en la arena un poco más allá del lugar donde las más gruesas olas y mareas pueden ascender, se encontrarla agua dulce, pues de esta manera se la encuentran en todas las bahías arenosas. Solamente hay que tener en .cuenta de no excavar muy abajo y conformarse con un agujero de tamaño mediano ya que una vez que se le hace más profundo se siente inmediatamente la salinidad del agua, puesto que el agua dulce que se encuentra así en la superficie es la de la lluvia que se ha filtrado a través de la arena y que su ligereza ha mante'nido encima de la del mar,- la cual no deja jamás de encontrarse una vez que se ha llegado más abajo del nivel de la del borde del mar. Es un muy buen lugar para la pesca y para la tortuga que viene a poner en la arena de la gran rada. También este lugar es muy frecuentado por los corsarios, piratas y por los habitantes de Puerto Rico, que son en la mayor parte mulatos. . Encontramos al poner pie a tierra marcas seguras de que había pescadores españoles en el islo· te. Aun cuando no teníamos por todas armas más que tres fusiles, dos pistolas y algunos machetes (es así que se llaman a unos sables cortos y bastante anchos que no cortan más que de un lado), a nuestras gentes se les metió en la cabeza encontrarlos y seguramente le habrían hecho pasar algún mal rato si hubiesen caído en sus manos. Su habilidad en ocultarse les salvó; yo no quise descubrir su canoa que el azar me hizo encontrar ya que la habrían hecho pedazos si la hubiesen visto, como hicieron con sus sedales y los otros instrumentos de pesca. Nos llevamos cuatro tortugas vivas y más de seiscientas libras de tortuga salada con muchos huevos, sus casabes, sus marmitas y barriles de agua; si yo hubiese descubierto su canoa es seguro que estos pobres mulatos, que son por otro lado unos completos canallas, crueles, ladrones e insensatos, habrían sufrido muchas miserias antes de poder volver a Puerto Rico. Almorzamos en el suelo a sus expensas. Hicimos cocer dos tortugas en el bucán y tantas otras viandas como creímos tener necesidad para llegar a Santo Tomás. Nos hicimos a la vela hacia las cinco de la tarde. Tuvimos un viento grueso del Noreste que nos
duró dos días y nos obligó a barloventear sin cesar, El sábado por la mañana fondeamos en la Isla de los Cangrejos (Vieques). Es así que nuestros filibusteros llaman a la Isla de Borinquen; ella está a seis leguas o alrededor al abrigo de Puerto Rico. Esta isla es bella y bastante grande. Tiene montañas y tierra llana y por consecuencia manantiales y riachuelos. Los ingleses se habían establecido allí hace un número de años y allí habían hecho muchas habitaciones, Pero los españoles, conociendo el perjuicio que esta vecindad les podía traer, hicieron una armada, los sorprendieron y destrozaron en pedazos a todos los hombres y se llevaron a las mujeres y a los niños, que fueron dispersados en Puerto Rico y Santo Domingo, donde están todavía hoy día. Esta isla, en el presente, está enteramente desierta. Hay apariencia de que los españoles la han habitado en otros tiempos, pues no es posible que las -alamedas de naranjos y limoneros que se encuentran por todos lados hayan sido plantadas y cultivadas por los ingleses en el poco tiempo que allí permanecieron. Fondeamos delante de un pequeño río donde nuestras gentes llenaron sus pipas mientras que el patrón y otros dos fueron a la caza. Yo tomé con· migo a mi negro y al grumete de la barca para recoger ca~grejos y pronto estuvieron cargados de ellos. Es por esta razón que nuestros filibusteros han llamado a- esta isla la Isla de los Cangrejos; está completamente llena de ellos y se les encuentra de todas clases y' especies. Según la buena costumbre de los franceses, no cogimos más que. las hembras. Encontramos una marmita de hierro llena de huevos de tortuga y muy cerca la canoa, la cabaña y todos los arreos de los pescadores que se habían ocultado a nuestra vista. Este descubrimiento me hizo volver prontamente a bordo, mandé disparar el pedrero para dar aviso a nuestras gentes de que había personas en la isla con el fin de que no fuesen sorprendidos. En efecto, ellos se reunieron inmediatamente. Volví a tierra una vez los vi en la rada y les dije la razón que me había obligado a hacerles el disparo. Ellos fueron inmediatamente a la canoa y habiendo reconocido que era española, quisieron hacerla pedazos; yo les argumenté tanto que se lo impedí. Ellos capturaron una tortuga y todo el pescado seco que se encontró y mandaron cocer la tortuga. Uno de nuestras gentes se puso a recoger tunas de petate que los ingleses llaman peras picantes. Jamás las había visto tan bellas. Hay que ser diestro para recogerlas y para pelarlas sin llenarse los dedos de sus espinas que son casi ~imperceptibles.
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He aquí cómo él las cogió. Cortó un pequeño bastón, al cual hizo una punta. Con él agujereó la tuna y teniéndola así enganchada la separó del tallo con su cuchillo y la peló ligeramente toda alrededor. El nos preparó de esta manera más de doscientas que nos fueron de gran ayuda para refrescamos, pues estábamos sofocados hasta tal punto que M. des Portes tenía un comienzo de flujo de sangre y en cuanto a mi tenía todos los labios pelados. Creo haber señalado ya que este fruto es un refrescante completo. Se parecen más a la forma de un guineo que a cualquier otro fruto. Su pri· mera piel es verde, bastante espesa y toda eriZada de espinas. TÍF.!1e bajo esta piel otra blanca, más delgada y más blanda, que encierra una sustancia de un rojo muy vivo y toda sembrada de pequeños granos como los higos. Este fruto tiene un gusto agradable azucarado con una pequeña pizca de acritud que deleita y que parece limpiar~el estómago. Tiñe la orina de un color de sangre sin que, no obstante, cause ningún mal. M. des Portes, que no sabia este secreto, se atemorizó tan pronto se dio cuen ta de ello y no quiso comer de las mismas. Tuvimos la caridad de hacerle saber la propiedad de estos frutos después que los hubimos comido todos, el patrón y yo. Nuestros cazadores volvieron sin haber encontrado a los españoles. Trajeron un buen número de palomas torcaces, perdices y cotorras. Todos juntos hicimos una comida magnífica de pescado y de caza con un postre de tunas, pajuil, bananas frescas, chinas y limones, y después de haber hecho una buena provisión de todos estos frutos, nos hicimos a la vela para Santo Tomás, donde teníamos necesidad de tocar para algunos .asuntos.
Volumen VIII, págs. 326 a 338 Capitulo XV De la Isla de los Cangrejos, de Santo Tomás y de la Vírgenes
Llegamos a la Isla de los Cangrejos el sábado último día de enero (1705), hacia el mediodía; se hizo descender inmediatamente a todos nuestros prisioneros a tierra, pues cuando estábamos fondeados no dejábamos a ninguno a bordo. Se tenian siempre las canoas a bordo y siempre había una guardia en tierra, frente por frente de los barcos, con el fin de prevenir las malas intenciones de los ingleses, no se les fuese a ocurrir. h~cer algún intento para apoderarse de nuestros barcos y dejarnos plantados allá. Anclamos en una Rada de arena delante de un alegre rio al sur de la isla muy cerca del lugar en
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donde yo habia anclado en 1701, al volver de Santo Domingo en la barca L'Aventuriere. Estábamos a tiro de pistola de tierra, a unas cuatro brazas y media del fondo de arena blanca. La cantidad de cangrejos que se encuentran en esta isla le hizo dar este nombre por nuestros Filibusteros. Su verdadero nombre es Boriquen; está alejaCla de cinco a seis leguas de la punta Sureste de Puerto Rico a diecisiete grados y diez minutos de latitud Septentrional; puede tener de ocho a diez leguas de circunferencia al menos en la medida en que 10 he podido juzgar al atravesarla de sur a norte. Es montañosa pero estas montañas no son excesivamente altas ni escarpadas ni áridas; dejan entre ella muy bellos y muy grandes predios cuya tierra me ha parecido muy buena; están cubiertos de árboles de todas clases y por ella corren manantiales de agua que forman varios ríos pequeños de un agua que e~. muy clara y muy buena. Se encuentran por todas partes marcas de habitaciones que los Españoles tuvieron allí en otros tiempos; se ven largas alamedas de Naranjos y Limoneros, vastos predios donde no hay más que árboles blandos y Guayabales y otros árboles frutales, señal cierta de que estas tierras han sido cultivadas lo que es fácil distinguir de las que no lo han sido. pues en estas se ven árbo· les de un grueso y de una altura extraordinaria. La caza es allí muy abundante; se encuentran Palomas en todos los tiempos, Loros, Gruyas, Hortelanos, pájaros de mar y de agua dulce. Cerdos Cimarrones, Lagartos y Armadillos. Hay una cantidad prodigiosa de matas de Guineo y de Plátano y los bordes del mar están todos cubiertos de tunas de petate; he encontrado allí en diferentes lugares buenas Cañas de Azúcar, y ñames salvajes tantos como se quieran. Es una desgracia que un país tan agradable y tan fecundo esté abandonado, y que la política de los Españoles no permita a los Europeos el establecerse allí. Después de todo, tienen razón, pues a fin de cuentas podrían venir allí gentes tan poderosas que su vecindad se convirtiese en incómoda e incluso peligrosa para su colonia de Puerto Rico. Por lo demás este lugar me ha parecido muy sano, las aguas del mismo son muy buenas, los árboles bellos y no cubiertos de moho. los frutos gruesos y muy alimenticios, la caza gruesa y de muy buen gusto. El Capitán Daniel mandó bajar a tierra todas las balas de mercancías que se habían mojado con el agua del mar; se las llevó a un barranco del rio alejado alrededor de ciento cincuenta pasos del borde del mar, y todos los que no estaban de guardia se pusieron a trabajar, lavar y extender las mercancías para hacerlas secar. El domingo primer dia de Febrero después de haber rezado y desayunado me fui a la caza con mi negro y un joven Criollo de la Guadalupe que era pasajero en nuestra barca; el joven y yo teníamos fusiles y bayonetas. Mandé tomar a mi negro un
Familia caribe
machete, es así que se llama a una especie de cuchillo de dos pies de largo cuya empuñadura es de madera. Los que van a los bosques lo llevan ordinariamente con ellos para cortar las lianas y los dientes de perro que dificultan el camino. No se por qué instinto le encargué una botella de ron y tres o cuatro galletas como si hubiese tenido que donnir fuera, aunque no era ese mi deseo. El Capitán Daniel me dijo riendo que esperaría mi caza para cenar y que la deseaba buena. Marchamos alrededor de una legua y media a lo largo del río donde nuestras gentes lavaban las mercancías y encontramos bastantes palomas torcaces y loros. Una o dos horas antes del mediodía, teníamos cerca de cincuenta piezas de caza y estábamos a punto de volvernos cuando encontramos
huellas y trazas de cerdos cimarrones que nos parecieron muy frescas. Mandé inmediatamente envolver nuestros "ájaros los que pusimos en el río bien cubiertos, bien rodeados de piedras por temor a que el calor los estropease, o a que las moscas se parasen sobre ellos si se les hubiese dejado al aire. Es así que se conserva la vianda en los países cálidos cuando se está obligado a dejar la caza en el bosque; los jabalíes permanecen allí tres o cua· tro días sin corromperse ya que la frescura del agua impide que se excite la fennentación que es la causa de la putrefacción. Seguimos éstas hasta las cinco de la tarde en que encontramos una jabalí con cinco jabatos de alrededor de dos meses. Disparé sobre tres jabatos que estaban a mi alcance y todos en fila, y los tumbé
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bres que llevaban cada uno una mitad del mismo, iban doblados bajo la carga. Otro llevaba una buena cabra gruesa; el cuarto estaba cargado con dos cabritos y la cabeza del particular; y mi negro y yo con pájaros. Llegamos al borde del mar al ponerse el Sul; todo el mundo estaba embarcado. La canoa vino a buscamos tan pronto aparecimos y nos llevó a
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bordo. La cena estaba lista, se hizo la Oración y nos pusimos a la mesa. Hacia las diez se subió a bordo el ancla que tenía pico; aparejamos y seguimos la "caiche" 2 que 'había partido cuatro bue· nas horas antes que nosotros. 2. Pequeña embarcación de un puente, yate, y lleva una sola vela.
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