Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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ANTROPOLOGIA

..

SOCIOLOGIA

., ARQUEOLOGIA

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HISTORIA

. ARTES PLASTICAS


Número 98 1991 San Juan, Puerto Rico

JUNTA DE OlRECTORES INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA Dr. Francisco O'Neill Susoni, Presidente Dr. Ismael Rodríguez Bou Sr. Rafael David Valentín Sra. Cannen Solá de Pereira Sr. Enrique laguerre Sr. Manuel Méndez BallesteaSr. Juan Albors Arq. Vil"8ilio Monsanto Sr. Howie de Jesús Schuck Lcdo. AgusUn Echevar1'fa

Director Ejecutivo dcllCP José M. Barceló MilIer

Director Dil'isicln de Pllblicaciones y Grnbacioncs Vibna Ba}'r6n Brunet

AYIIMlltc dl!l Dirtrtor de PublicacÍlmes Maria Esther Col6n

Scrretarin Divisi6n de Publicaciones y Grabaciones Aputado4184 San Juan, Puerto Rico 009024184

CRl!DITOS Diseño de portacla: lIeana Sánc:hez Muhlac:h Diseño interior y emplanaje: Alberto Arroyo Gómez 11pografíll: Carmen L. Hiralclo T¡}cnico de impresión: Anlonio Melénclez Esta publicación ha sido posible gradas a un donalivo de la Nalional Endowmenl for Ihe Arts.

La publicación de un 81'lícuio, comenlario, poema, cuento o reseña no significa que ellMllluto de Cullura Puerton'iqueña se solidariza con los puntos de vista expuestos por el aulor. Suscripción anuaJ Precio por ejemplar Número dobh:

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ImpteSO en Puerto Rico Printed in Puerlo Rico 01991

Revista del Instituto de Cultura

Puertorriqueña


Sumario El obispo Arizmendi:

JUla

revisi6n de su historiografla

Fr. Mario A. Rodriguez León, O.P.

3

Sobre un proyecto de Colegio de Segunda E'lSerlanza y el movimiento revolucionario clandestino en Mayagüez durante la década de 1860 Mario R. Cancel

9

El comercio y la tearologta alemana en Puerto Rico en el siglo XIX Ricardo R. Camuñas Madera

15

Nuevas perspectivas para el desarrollo de la inteligencia José Buacaglia

21

Apuntes sobre el bilingaismo en Puerto Rico: actitudes socioli'. jiUsticas del maestro puertorriquerJo Prot. Mufa L6pez Laguerre

29

La posible felicidad del pais

Jorge Rigau Rent~A-CoJfin:

33

las bases conceptuales del teatro de Pedro Pietri

Alfredo Malilla Rival

43

De la guerra a las sombras: sobre los pasos de la Perevinaci6n de René Marqués Jorge Castillo

47

El "mare nostrum" de 14s antologfas Aurea Mufa Solomayor

51

Hada una antología de 14 poesCa de los puertorriqueilOS Carlos Rodriguez

55

Hacia una revalorización de 14 obra de Juan Antonio Corretjer (Nota) Luz Maria Umpierre La imagen teh1rictl en la poesCa de Francisco Matos Paoli Emurismven

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El obispo Arizmendi: una revisión de su historiografía Al Obispo Mons. Antulio Parrilla, S.}.

Fr. Mario A. Rodríguez León, O.P.

Al acudir a los anales de la historia eclesiástica de Puerto Rico, nos encontramos con la insigne y singular figura de Juan Alejo de Arizmendi, primer obispo puertorriqueño. Bajo su cayado, la diócesis de Puerto Rico experimentó y vivió uno de los momentos más interesantes y dramáticos de la historia de Puerto Rico. La importancia del tema ha impulsado ciertamente a varios historiadores y escritores a escribir sobre Arizmendi, pero sin embargo estos trabajos son muy parciales y limitados. En realidad, no se ha escrito un verdadero estudio monográfico sobre el obispo Arizmendi y el conflictivo mundo que le tocó vivir. 1 En 1832, a los 18 años de la muerte del obispo Arizmendi, D. Pedro Tomás de Córdova, Secretario del Gobernador D. Miguel de la Torre, en el tomo III de sus Memorias, comentó que en la época emancipadora Arizmendi llegó a ordenar varios clérigos de Caracas, aun a pesar de la fuerte oposición del gobernador de entonces, Salvador Meléndez. Fuera de este dato y la fecha de la muerte del obispo, no incluye mayor información sobre el prelado boricua, figura que no debió ser muy amable a Pedro Tomás de Córdova. La Dra. Isabel Gutiérrez del Arroyo, al comentar sobre las Memorias de Pedro Tomás de Córdova, señala: "Nos interesa porque en ella se da concreción a un momento histórico de intenso dramatismo como lo fue el primer tercio del Diecinueve, pero visto desde un determinado ángulo ideológico: el de la reacción absolutista".) El hecho es que sólo en 1832 Arizmendi era anotado como protagonista de un hecho histórico; sólo de uno, como si nada más mereciera la pena de tener en cuenta. Así, vamos a tener ante nuestros ojos ese curioso hecho, en el que tampoco se fijan los tratadistas de historia, de cómo un personaje va haciendo historia, no por lo que hiciera, sino por lo lLa Ora. Isabel GuUérrez del Arroyo está realizando un trabajo 8Obn! el Obispo Arizmendi. 2Gutiérrez del Arroyo, Isabel: HÍltoriogra/fa puutorriqu~. Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan. Puerto Rico, 1985, p. 15.

que poco a poco van descubriendo de interés las generaciones sucesivas. Vamos a necesitar 27 años más para que Arizmendi logre dar un nuevo paso en la historiografía, cuando aparecen publicados en 1859 unos apuntes bibliográficos en el Boletfn EclesidsticIJ de la Di6cesis de Puerto Rico. Estos forman parte del catálogo de los señores obispos de Puerto Rico, desde Alonso Manso (1512) hasta Fray Benigno Carrión de Málaga (1857). Pero los datos que se incluyen en dicho catálogo no pasan de ser meras referencias que posteriormente se utilizarían como fuente de obli· gada consulta para los que escriben sobre la historia de la diócesis. Fue necesario casi medio siglo para que se agregase algo más a la simple fechación que dio el catálogo, pues fue en 1896 cuando al publicar el historiador ponceño Eduardo Neumann su primer tomo, Benefactores y hombres notables de Puerto Rico, incluyó la figura del obispo Juan Alejo Arizmendi entre ellos, para dedicarle exactamente cuatro páginas de tipo apologético, y sin indicar las fuentes consultadas. Con todo, es el primer intento de valorar la vida y obra del obispo puertorriqueño, aun par· tiendo de los datos referenciales del Boletín Eclesiástico. En 1904, cuando el historiador puertorriqueño Salvador Brau publicó su Historia de Puerto Rico, la segunda que se redactaba después de la Historia de lñigo Abbad (1788), al comentar sobre la "Revolución en Venezuela", señaló también el incidente de los clérigos de Caracas tal como lo legó Pedro Tomás de Córdova; pero no sólo dejando de añadir más, sino omitiendo las apreciaciones hechas por Neumann, con lo que en realidad producía una regresión. Sin embargo, hay que reconocer a Brau un mérito: el haber situado a Arizmendi ante los ojos de las nuevas generaciones puertorriqueñas que se asomaban a principios del siglo XX, debido a que la difusión de su obra sería infinitamente mayor que la de CórdovaJ • Por consiguiente, a partir de ese mo3Salvador Brau escribió la Historia de Puerto Rico para ser utilizado como Ubre de texto en las escuelas del país.

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mento, y siendo ése el único hecho conocido de Arizmendi, se le relacionaría con el proceso de emancipación, lo que se vería con máxima atención y simpatía precisamente en esos años del cambio de soberanía, cuando a raíz de la invasión de 1898, el espíritu nacionalista se irá poco a poco gestando ante la actitud tomada por los norteamericanos. Por eso, no es de extrañarnos que en 1909, el alcalde de San Juan, Dr. Francisco del Valle AUles, escribiera para la revista Borinquen un artículo sobre Arizmendi, aunque fuera poca la información inédita que ofreciera sobre el prelado. Su principal fuente de información fue Eduardo Neumann. En realidad, fue en 1914 cuando Cayetano ColI y Toste, al comenzar a publicar el BoleUn Histórico de Puerto Rico como antología documental de fuentes históricas, induyó algunos breves trabajos que aportaban nueva información sobre el obispo Arizmendi. Este depositario documental que consta de 14 tomos fue publicado de 1914 hasta 1927. El primero se dedicó exclusivamente a la fecha en que Arizmendi fue promovido para la silla de San Juan; el segundo, era la publicación de la Carta Pastoral de confirmación de la erección de la ermita de Hormigueros; el tercero lo dedica a una breve semblanza del Obispo Arizmendi, donde aporta nuevos datos de su vida. Luego, esta semblanza de Arizmendi, junto con otras biografías, aparecerá en el libro de Cayetano ColI y Toste Puertorriqueños ilustres editado por su nieta Isabel Cuchí ColI en 1969 y una segunda edición en 1971. En el cuarto trabajo en el BoleUn, Cayetano ColI y Toste nos presenta la verdadera acta de bautismo de Arlzmendi; en el quinto, la gestión para la fundación del Seminario Conciliar y sólo en el último apareció Arizmendi en el plano político cuando fue candidato para representar la Isla en la Junta Central Suprema, en la edición en la que triunfó, por s610 dos votos, Ramón Power. Tenemos, por lo tanto, aquí, al siglo de la muerte de Arizmendi, la curiosidad abierta de un historiador puertorriqueño, capaz de ir en busca de nuevos datos que completaran algo de la vida de quien estaba convirtiéndose en símbolo. D. Enrique T. Blanco en su trabajo genealógico sobre Arizmendi, publicado en 1935 en la revista Alma LAtina, aporta nueva información relacionada con la familia Arizmendi de la Torre. Es así como conocemos la procedencia vasca de D. Miguel Antonio de Arizmendi, así como también quién fue el hermano del obispo, D. Isidro de Arizmendi. Enrique T. Blanco rectifica la fecha de nacimiento de Juan Alejo de Arizmendi e incluye documentos inéditos hasta entonces, procedentes de los archivos de la Catedral de San Juan y de la Parroquia de San FeUpe de Aredbo (hoy Catedral). Los trabajos periodísticos de Angel Paniagua Oller, José Paniagua Seracante y Antonio Cuesta Mendoza utilizan principalmente fuentes secundarlas. Unos y otros consultan prindpalmente los trabajos de Eduardo Neumann y Cayetano Coll y Toste.

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Es decir, la figura de nuestro prelado permanecerá anquilosada durante más de treinta años, hasta que en 1948 se divulgan nuevas fuentes para su estudio. En ese año, la Oficina del Indice Histórico de Puerto Rico, bajo la dirección de Adolfo de Hostos, al publicar el primer tomo de la serie Tesauro de Datos Históricos, incluyó fuentes primarias y secundarias procedentes de la Biblioteca Camegie, del libro Efeméri. des de la Isla de Puerto Rico de Federico Asenjo (1886), la Historia de Abbad publicada por J. Julián Acosta en 1866, en el BoleUn de ColI y Toste. La indagación sobre la dimensión del patriotismo de Arizmendi como símbolo de una inquietud puertorriqueña se vería afirmada por Lidio Cruz Monclova, al publicar en 1952 el primer tomo de la Historia de Puerto Rico (siglo XIX). Esta obra monumental. realizada a base de investigaciones en los archivos españoles y otras fuentes históricas de Puerto Rico y de los Estados Unidos, ofrecía una nueva aportación a la figura de Arizmendi, en par· ticular, sobre sus conflictos con el Gobernador Salvador Meléndez. Al final del primer tomo el autor incluye dos importantes cartas del Archivo General de Indias que le escribiera el revolucionario venezolano Miguel José Sanz al obispo Arizmendi. El historiador español Francisco Morales Padrón, quien hace uso de la rica ducumentación del Archivo General de Indias en Sevilla, publica en 1958, en la Revista de Indias el trabajo, "Primer inlento de independencia puertorriqueña (1811-1812)". Aunque el trabajo no es muy claro en su exposición de los hechos que narra, sin embargo, aporta documentación valiosa sobre el momento histórico que vivió Arizmendi. En 1960, con motivo del bicentenario del nacimiento de Juan Alejo de Arizmendi, la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña dedicó un número a la figura del primer obispo puertorriqueño. La Dra. Isabel Gutiérrez del Arroyo publicó dos importantes ensayos históricos. En su primer trabajo "Juan Alejo de Arizmendi, primer obispo puertorriqueño (1803-1814)", la autora traza con agudeza, estilo y rigor científico una apretada síntesis de la vida y obra de Arizmendi desde su nacimiento en 1760 hasta su muerte acaecida en pleno desempeño de su ministerio pastoral en 1814. Isabel Gutiérrez del Arroyo se detiene a hacer ciertas observaciones sobre el perfil moral del primer obispo nativo y la complicada situación histórica de Puerto Rico que le tocó vivir. En la ubicación del contexto histórico presenta los conflictos y desavenencias con el Capitán General Salvador Meléndez pero poco aporta sobre los problemas políticos de España y el Caribe y de qué forma afectaron la obra episcopal de Arizmendi. La autora sitúa al obispo exclusivamente dentro del ámbito insular puertorriqueño. En su segundo ensayo "Itinerario de la segunda visita pastoral de su Ilmo. el Dr. D. Juan Alelo de Arlzmendi (1803-1814)", Isabel Gutiérrez del Arroyo describe su visita pastoral por 24 pueblos de la isla


(1812-1814). La autora, haciendo uso de los ricos

depositorios documentales de los archivos parro· quiales de Puerto Rico, aporta nueva información histórica sobre la obra llevada a cabo por Arizmendi en beneficio de la diócesis puertorriqueña. En sus dos ensayos, Gutiérrez del Arroyo, aunque explícitamente no indica las fuentes consultadas, utiliza documentación procedente de los archivos parroquiales. como hemos señalado, del Archivo General de Indias en Sevilla y el Archivo de la Monjas Carmelitas entre otras fuentes. Otras importantes investigaciones en torno al tema son los trabajos realizados por el Dr. Arturo V. Dávila.' En sus escritos publicados principalmente en la Rn/;sta del Instituto de Cultura Puertorriqueña se descubren nuevas facetas en la vida del obispo, en particular, su preocupación por el arte. Las investigaciones de Dávila aportan documentación inédita referente al prelado. De especial interés es su ensayo "La Pastoral del Obispo Arizmendi sobre las comedias", mediante el cual podemos trazar la formación intelectual de Arizmendi, sus lecturas e influencias. El Dr. Dávila reconstruye la situación moral de principios del siglo XIX, los predicadores itinerantes de aquella época y la vida teatral en Puerto Rico. En varios de sus trabajos, Dávlla aporta nueva información para una mejor comprensión del Arizmendi pintado por José Campeche en 1803. El breve artículo "El anillo del Obispo" reviste singular interés porque el gesto simbólico del obispo fue una clara manifestación de una conciencia patria. "El inventario de la Catedral de San Juan en 1808", publicado en 1968, es un documento histórico de gran importancia para reconstruir la riqueza material y artística de la diócesis. También en el periódico El NUn/o DCa, Dávila ha publicado inte· resantes artículos sobre Arizmendi. En 1969, en la primera edición de la Breve historia de Puerto Rico (segunda parte), la Dra. Loida Figueroa, en el capítulo sobre "El despertar de la conciencia política en Puerto Rico", mencionaba brevemente al obispo Arizmendi y lo sitúa dentro de la complicada situación política imperante en Puerto Rico a principios del siglo XIX. Loida Figueroa, en documentación encontrada en el Archivo Histórico Nacional de Madrid (Ultramar), señala que el gobernador Toribio Montes en respuesta al obispo sobre la propuesta de la formación de una Junta en la isla "... no tenía instrucciones superiores para ello, pero que no se oponía a su creación si el prelado insistías". Según la autora, hasta que ella da a conocer este dato en 1969, no se encontraba en ninguna otra historia de Puerto Rico. En 1984 el historiador dominicano Fernando A.

4En 1961, en un Congtelo de Historia celebrado en Caracas, el Dr. Arturo DávUa pn!Bentó un trabajo sobre el obis~ Arizmendi. Flgueroa, Loida: Breoe historia de PIlOto Rko, vol. 1. Editorial Edil, Reo Piedras, 1979, p. 140.

Pérez Memén publicó LA Iglesia yel Estado en Santo Domingo (1700-1853). Esta importante investigación histórica, que enriquece la historiografía eclesiástica del Caribe, contiene una oración de Arizmendi en defensa de la monarquía española y en contra de Napoleón. Aunque es breve la mención de Arizmendi, es de importancia porque permite conocer las ejecutorias del obispo más allá de su contorno diocesano de Puerto Rico. En 1985 la revista Anales de la Universidad Interamericano de Puerto Rico. recinto de San Germán. publicó un trabajo del historiador español Angel López Cantos, "Ei teatro en Puerto Rico, notas para su historia". Como indica el título, el trabajo es una exposición general de la información que sobre las representaciones teatrales en Puerto Rico se encuentra en los repositorios documentales del Archivo General de Indias en Sevilla. Comienza su esbozo desde mediados del siglo XVII hasta el año de 1824. Se incluye información sobre la posición asumida por Arizmendi sobre el teatro en Puerto Rico. El prelado manifestó una enérgica oposición .a las representaciones teatrales, aludiendo, entre otras ra· zones, el que debido a los críticos momentos por los que atravesaba España (Invasión de Napoleón). no eran tiempos de regocijos públicos sino de hacer oración y penitencia. López Cantos aporta documentación inédita; en particular, la correspondencia entre el obispo Arizmendi y el gobernador Salvador Meléndez. Sin embargo, al no consultar la investigación de Arturo Dávila sobre el mismo tema, no sitúa la posición del obispo dentro del contexto de la época y sus influencias a través de sus lecturas y los misioneros populares, que tanta importancia ejercieron en la condena del teatro en la isla. El autor incluye un apéndice de la Carta Pastoral de Arizmendi sobre las comedias, documento que ya había publicado íntegramente Dávlla en 1961. En 1986 el Instituto de Cultura Puertorriqueña publicó el libro Campeche o los diablejos de la melancolltJ, del escritor Edgardo Rodríguez Juliá. El en· sayo es una radiografía de la burguesía criolla de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX a través de la obra pictórica de Jase Campeche. Al ana· lizar el retrato de Juan Alejo de Arizmendi, Rodríguez Juliá hace observaciones de gran interés: Estamos ante un prelado profundamente comprometido con la realidad social de su grey. Es por ello que en el retrato la emblemática de la caridad prevalece sobre la del poder. El ministerio episcopal es entendido no como poder jerárquico, sino como función pastoral, como autoridad religiosa.' Sin embargo, algunas de sus sugerentes 6Rodríguez JuUá. Edgardo: Campeche o los dÚlblejos de IIJ rnebuu:ol(a. Instituto de Cultura Puertorriqueña,

1986, pp. 11..115.

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consideraciones en tomo al cuadro de Arizmendi no pasan de ser simples apreciaciones que reflejan más bien la visión de Rodríguez Iuliá que el verdadero motivo que tuvo Campeche al pintar, como lo hizo, la figura del insigne obispo puertorriqueño. Hasta el momento, el último trabajo publicado sobre el obispo Arizmendi es la conferencia ofrecida por la Dra. Isabel Gutiérrez del Arroyo, cuando fue honrada como la Humanista del año elIde mayo de 1986. La conferencia titulada "El Dr. Don Juan Alejo de Arizmendi, primer obispo puertorriqueño" fue publicada por la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades en 1986. En el trabajo, la Dra. Gutiérrez del Arroyo nos ofrece nuevos datos sobre la figura del prelado. Como en sus anteriores trabajos sobre Arizmendi, la autora se detiene en describir las cualidades morales y patrióticas que distinguieron al primer obispo puertorriqueño: su sólida formación jurídico-canónica, su celo apostólico, el sentimiento de puertorriqueñidad, su caridad sin límites, lo "estricto, minucioso, exacto" en los deberes propios de su cargo y su "energía de carácter". Aunque la autora no señala sus fuentes consultadas, se vale de sus anteriores publicaciones en tomo al tema y de las" Actas de las Visitas Pastorales de Arizmendi". El trabajo de la Dra. Gutiérrez del Arroyo, escrito con rigor y en el pulcro estilo literario que le caracteriza, ofrece nuevas pistas para ahondar la rica y poUfacética personalidad de Arizmendi. Como hemos podido advertir en estos apuntes sobre la historiografía de Arizmendl, todavía falta mucho por investigar, sobre todo mundo ideológico y doctrinal así como lecturas que pudo seguir ante la cascada de acontecimientos que le tocó vivir. Fue este vaero historiográfico lo que nos motivó a investigar seriamente la vida y obra de Arizmendi. La investigación que llevamos a cabo no es un simple estudio biográfico, es una investigación puertorriqueña sobre la Iglesia y la sociedad de Puerto Rico dentro de un contexto más amplio: el Caribe. De esta forma tendremos al obispo en función de los acontecimientos históricos que vive Puerto Rico y el Caribe, aunque en definitiva algunos de mayor trascendencia vengan determinados desde afuera. Pero también tendremos a la vista la sociedad de su época, igualmente cambiante, ase como la economía y el régimen de poblamiento cuando a Puerto Rico empezó a llegar gente de todas partes y con diversas tendencias y formaciones. Interesados por conocer más a fondo la figura de Arizmendi y su momento histórico, comenzamos a buscar nuevas fuentes que nos iluminaran mejor el tema. Luego de revisar toda la biografía existente sobre Arizmendi, comenzamos la incesante búsqueda de documentación en el Archivo Nacional de Puerto Rico. Para sorpresa nuestra encontramos mayor número de documentos de lo que esperábamos. Hallamos el Libro de Visitas Pastorales del Obispo Juan Alejo de Arizmmdi, 1803-1814. En los

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mismos fondos documentales del Archivo Nacional de Puerto Rico hemos hallado una variada cantidad de fuentes primarias: a) Fondo de Gobernadores Españoles: Asuntos Eclesiásticos, Conventos, Municipios, Cónsules, Tribunal de Gobierno, Circulares, Censos y Riquezas, Constitución 1812-1820; b) Fondo: Real Hacienda, Ayuntamiento de San Juan. Aún no hemos agotado la búsqueda de otros fondos documentales en el Archivo Nacional de Puerto Rico. También, en buen número de archivos parroquiales, hemos encontrado Autos de Visita de Arizmendi y otros documentos de gran valor, relativos a la vida material y espiritual de parroquias e iglesias en Puerto Rico. En dos ocasiones hemos tenido la oportunidad de visitar los archivos españoles. En particular el Archivo General de Indias, en Sevilla, principalmente en los fondos de Santo Domingo y Ultramar encontramos documentación sobre Arizmendi, que organizamos temáticamente. En el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid se encuentran los documentos del Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede de Roma. De la documentación derivada del Derecho de Presentación, he conseguido importante información sobre la presentación episcopal de Arizmendi y otros obispos de Puerto Rico. En la Biblioteca Bancroft de la Universidad de Berkeley, en California, se encuentra una visita pastoral de Arizmendi y valiosa información sobre la agitada situación imperante en La Española durante la ocupación francesa. 7 En el Archivo de la Universidad Central de Venezuela se encuentra el expediente académico del Bachiller D. Juan Alejo de Arlzmendi, quien fue "Porcionista" del Seminario Tridentino de Santa Rosa de Lima y estudiante en la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Documentación de gran importancia para conocer el tiempo que estudió Arizmendi con los Frailes Dominicos en San Juan, documentos personales, la tesis presentada, exámenes y su graduación, etc.' En el Archivo Arzobispal de Caracas existe una valiosa corresfondencia epistolar entre el Obispo Arizmendi y e Obispo de Caracas, Francisco de Ibarra. Esta documentación histórica, hasta el momento inédita, arroja nueva información sobre Arizmendi. En carta del 4 de junio de 1803, Juan Alejo de Arizmendlle escribió a Francisco de Ibarra recordándole cuando éste vino a Puerto Rico para ser consagrado Obispo el 24 de mayo de 1792:

7Cl. "Iglesia y sociedad en Puerto Rico y el Caribe: el Obispo Arizmendi ante el proceso revolucionario y la emancipación de América Latina". Tesis de doctorado para la Universidad de Valladolid. 80. Archivo de la Universidad Central de Venezuela. Expediente académico del Bachiller D. Juan Alejo de Arizmendi. Qendu filosóficu, exps. 651 a 697, libro 11, 1m-1780.


Muy estimado Señor mío quando V.S.Y. estubo a consagrarse en esta, tengo presente que me regaló un pañuelo figurando una Paloma, diciendo que lo guardase como una señal del Espíritu Santo, que algún dia, baxaria sobre mi cabeza, con motivo de igual día consagración, que esperaba ver antes ue morirse.' La carta manifil!sla la estrecha relación existente entre ambos prelados. Arizmendi fue vaticinado que sería Obispo once años antes de su elección. La profecía del Obispo lbarra se verificó en 1803 cuando el Rey Carlos IV, a través de su Embajador en Roma, presentó al Papa Pío VII el nombre de Juan Alejo de Arizmendi para ocupar la sede episcopal de Puerlo Rico. Una búsqueda más rigurosa en los archivos venezolanos permitirá el descubrimiento de mayor informaci<ln hist<lrica sobre Arizmendi.

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Sobre un proyecto de Colegio de Segunda Enseñanza y el movimiento revolucionario clandestino en Mayagüez durante la década de 1860 Mario R. Cancel

española y comienza a hacerse notable para la masa oprimida ávida de dirección. La lucha contra el có(1850-1864) lera morbo desatada en 185&~ por Betances y Basora desde sus puestos de médico titular de la Villa de Durante la década de 1850 se da en Puerto Rico Mayagüez y cirujano de sanidad interino, respectiun fenómeno inesperado dentro del ámbito colonial vamente, les ganan el favor popular. Betances se sofocante que imperaba. Un segmento de la juven- convirtió en una leyenda y su nombre era venerado tud puertorriqueña educada en Europa, levanta la como el de un santo. Estas tareas proyectaron a los bandera del nacionalismo y la justicia social, dando revolucionarios más allá de lo meramente político. paso al desarrollo de una dirigencia revolucionaria y Todavía pueden escucharse por los campos de militante. Añasco y Hormigueros, cuentos y leyendas popula. Claro ejemplo de ello es la llegada a Puerto Rico res sobre aquel hombre de larga barba que ayudaba a 1 de José Francisco Basora en 1853 , La de Ramón los negros y rogaba a la Reina que aboliese la esclaEmeterio Betances en 18561 y la de Segundo Ruiz vitud 6 • Ruiz Belvis, desde la posición de Síndico del Belvis en 18573. A su alrededor gravitarán toda una Ayuntamiento de Mayagüez, defendía la limpieza de serie de figuras que aportarán a la lucha desde la os- las inversiones y los procesos políticos locales.7 curidad del c1andestinaje, figuras que, en la mayoría Lo cierto es que ni Betances, ni Basora, ni Ruiz de los casos, conocemos poco, pero que a la postre Belvis rogaban. Los revolucionarios actuaban y es constituyeron el bastión fuerte del nacionalismo re- precisamente la lucha abolicionista el frente que les volucionario puertorriqueño del siglo XIX.· permite ejercitarse en el complejo y peligroso Esta alta dirigencia se ubica de inmediato en mundo de la lucha clandestina. Entre 1857-1859 se puestos de variada influencia en la vasta burocracia funda y desarrolla la Sociedad Abolicionista Secreta, entidad que aprovechaba el decreto de Juan de la Pe1Ada Suárez" "Cronología de la vida del doctor José zuela para comprar la libertad de niños esclavos en Francisco Basara", Caribt, Afto 11, Núms.2-3, 1980-1981, las iglesias de la región'. p.94. 2Ada Suárez" El doctor Ramdn E"ftterio Bdances: Su 5Lidlo Cruz Monclova, Historill tk Puuto Rico (Siglo vida y su obnI, Edici6n de la auton, San Juan, 1970, p. 5. 3Ada Sl.Iárez" "Segundo Ruiz Belvis", Caribe, Año 11I, XIX), Tomo I (1808-1868), Editorial Universidad de Puerto Núm. 4, 1982. pp. 17·18. Además M. Cancel, "Segundo Rico, 1952, p. 444. 6-rradid6n oral recogida de labios de Isabel Rosado en Ruiz Belvls: Apunles pfU1l una biografía", Claridad, Año Abril de 1984 en Cabo Rojo. XXIV, Núm. 1528. p. 127Véase A. Suárez, "Segundo Ruiz Belvls", Loe:. al. 4Véase Eugenio Maria de Hostos, "Recuerdos de Be8Loida figueroa, Breve historUz dt Pumo Rico... Edilances", Obras completas, tomo XIV, Hombrts e IdeAS, Instituto de Cultura Puertorriquefla, San Juan, Puerto torial Edil lne., Rlo Piedras, 1976, p. 255; Germán Delgado RIco, 1969, p. 69; Emilio Godínez y Haroldo DiOa, Ra",dn Pasapera, Puuto Rico: Sus lueMs emancipadoras, EdiloEmttmo BetlJnces, Casa Las Américas, La Habana, 1983, rial Cullura1, 1984, p. 52 Y Salvador Brau, Hojlls caldtJs, pp. 262-264 Y Salvador Brau, Hojas ufdlu, Upografla La Loe. Cit. Nosotros no hemos encontrado ningún esclavo Democracia. San Juan. Puerto Rico, 1909, pp. 330-335 ci· manumiUdo personalmente por Betances o Ruiz Belvis tado en A. Suárez, "Segundo Ruiz Belvis", Loe. Cit., pp. en Hormiguercs. Nos parece que la Sociedad funcionaba a 18-19, nota 49. través de delegados o agentes menos amocidos como es el

Presencia y evolución del separatismo

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Para 1858, el oeste cuenta con un liderato capacitado para las tareas de la lucha, hecho que tampoco pasaba inadvertido para las autoridades españolas. Ruiz Belvis no volverá él postularse para puestos públicos hasta entrada la década del 1860, y Betances y Basora sufren lo que se ha dado en llamar su primer destierro, único en el caso e~pecífico de Basora. En mayo de ese año abandona Basora su puesto de cirujano en Mayagtiez alegando sufría una "disentería crónica" que le obligaba a buscar climas más benévolos en Europa q • Un año después Basora fue declarado cesanle en momentos en que pedía a través de Ruiz Belvis una prórroga a su licencia por continuar enfermo 1B • En junio de 1858 pidió Betan· ces licencia para viajar a Europa por estar enfermo, según certificación del Dr. Claudio Federico Blockll. También Betances fue representado por el licenciado Ruiz Belvis, que ejercía su práctica privada y, al pa· recer, fue dejado cesante al terminar la licencia. Des· tierras o enfermedades simuladas, lo cierto es que Ruiz Belvis queda solo en el labiado hasta 1859, or· ganizando y dirigiendo la incipiente lucha política revolucionaria que podía hacerse con un liderato lacerado. El año de 1859 es uno difícil para el separatismo. Betances atraviesa por una grave crisis emocional'% de la cual sólo la necesidad de luchar y las insistencias de Ruiz Belvis serán capaces de sacarlo 13 • Basara no retoma a Puerto Rico. U En el período comprendido entre 1858 y 1863, el separatismo está a la defensiva, ensaya formas peculiares de lucha, el periodismo clandestino por ejemplo. Ruiz Belvis es la pluma que hiere la rígida autoridad del colonizador." Pero la presencia pública del sedor se acentúa. Betances siempre colaboró económicamente con los fondos de "socorro de po-

bres ft ,I6 Se suscribió para ayudar a las víctimas del in. cendio del 26 de mayo de 1866,17 fue propulsor y suscriptor, al lado de Ruiz Belvis, en el proceso de fundación del Hospital San Antonio'· y. como veremos más adelante, en un proyecto de tan profunda releo vancia como lo fue el Colegio de Segunda Enseñanza. Pero si bien a nivel local el separatismo estaba a la defensiva, los rumbos que tomaban la política norteamericana y española en tomo al Caribe servi· rían de acicate al desarrollo del nuevo ciclo de lucha por la independencia en la década intranquila. Los intereses de la ascendente nación del norte y la decadente península entraban en conflicto en las figuras de Buenaventura Báez y Pedro Santana.l~ El al· zamiento de Gregario Luperón y José María Cabral animaba al separatismo puertorriqueño y le invitaba a reanudar sus luchas. lo Los temores a la presencia norteamericana en el Caribe no eran infundados. Basado en ellos entregó Santana la soberanía en 1852 y su extraña política lnmigratoria,I' había dejado huellas imborrables tanto en los reaccionarios. que acusaban de anexionista a cualquiera que hiciese una tímida protesta; como en los revolucionarios que perdían la fe en que el coloso del norte fuese su aliado para la lucha libertaria. En este crisol cuaja una intentona revoluciona· ria poco esclarecida: la de 1864. Las adhesiones de los municipios a la política española fueron numerosas,l% pero eso era vieja costumbre de la burocracia menor de los ayuntamientos. El destierro de Betances en junio de 1864, su partida a Venezuela en la goleta ftRosalía"%3 y los rápidos movimientos de tropas en el área oeste, foco de la subversión, en octubre de 1863,lt detuvieron en seco el proceso que se 011-

caso del Juez Quiñones de San Germán que si ejercía el derecho de manumitir en Hormigueros. 9Archivo Histórico Municipal, Documentos Históricos, Año 1866 (Contienen documentos de 1859), "Expediente sobre prórroga...", f. 5. En adelante AHM. IOlbld., f. 13. lllbid., Año 1858. Vol. 1, "Correspondenda con el Superior Gobierno", f. 11.

16AHM, Año 1862, Vol. 2, (. 153. 17Ibld.• f. 138. 18Ibid.• ff. 54 Y58. 19 L. Figueroa, Op. Cit., p. 2SS¡ C. Delgado, Op. Cit.. p. 57 Y Ubielo. et al., h/troducción a la historiJI de Espal1a, Zeide, Barcelona. 1979, p. 682. 20G. Delgado, lbid., p. 57. 21Sobre este asunto véase Nelly Vázquez Sotillo, "Las Antillas amenazadas: Estados Unidos y España en la correspondencia de los gobernadores españoles". Op. CIt., Bold(n del Centro de lnvestigqciones Hist6ricas, Núm. 1, 198~86, p. 71. 22lbid., p. n.so. 23C. Delgado. Op. Cit., p. 60 YVarios, Ramdn Entde· rio Bdancl!S, Casa Nacional de la Cultura e Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, Puerto Rico, 1980, p. 42. (Delgado dice que Betances partió hacia París.) 24Gac1!t4 de Puma Rico, Año 1863, Núm. 110, Sábado 12 de septiembre y Núm. 122, Sábado 10 de octubre de 1863. Delgado, Cruz Monclova y FIgueroa, entre otros, dicen que en 1864 fue desUluido Rulz Belvis de su cargo de Srndlco, basados en Coll y Toste. Ruiz Belvis sólo fue Srndico el año 1857 y parte del 1858 y, aunque se postuló

120bras dl!l Doctor RDm6n Emderio Bdnllces m, LA Virgen de Borinqum y Epistolario Intimo, Prólogo por

Ada Suárez, Instituto de Cultura Puertorriqueña. San Juan. Puerto Rico, 1981. Este tomo recoge la correspon· dencla de Betances en ese trágico período y parte de su obra literaria producto del mismo. 131bld, pp. 47-50, 106-107, 119-121 Y142. 14Ibid.• p. 106. 15Véa5e M. Cancel ''Relaciones entre el Dr. Ramón Emeterio Betances y el Lcdo. Segundo Rulz Belvis en la lucha por la independencia de Puerto Rico", Anales, Nueva Serie, Vol. 1, Núm. 2, 1985, p. 176 Y José Marcial Quiñones, Un poco de historÚJ colm/ÚJI, Academia de la Historia e Instituto de Cultura Puertorriqueña. San Juan, Puerto Rico, 1978, pp. 97-98.

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zaba. La antillanidad se refrendaba en la práctica pero el separatismo tendría que replegarse de nuevo. Ruiz Belvis había caído en desgracia entre ese sector recalcitrante que dominaba, o al menos lo pretendía, la comunidad mayagÜezana. A principios de 1863 retó a duelo a su cuñado el militar Máximo Chulbi,2.~ y el día de la boda de su hermana Andrea Dulores Ruiz con José López Borreguero, alto oficial del ejército y ayudante especial del gobernador Messina, Antonio Ruiz, su hermano, acometió en plena calle de La Candelaria a Chulbí en venganza por la ofensa inferida a su hennano Segundo.U. La marginación era forzosa. El clandestinaje era la única vía segura de acción. La experiencia acumulada en la Sociedad Abolicionista Secreta adquiría en este momento relevancia mayor.

La preocupación por la educación había aflorado desde muy temprano en las mentes más alertas desde Manuel Alonso, Alejandro Tapia, José Julián Acosta y Baldorioty de Castro, entre otros. La ilustración llegaba a Puerto Rico por cuentagotas y tardíamente. Pero España temía a la educación superior porque -ésta produciría personas inteligentes sin empleo de ocupación inmediata en los ramos de producción, los cuales acabarían por formar un elemento potrtico peligroso".3o Esta posición había sido una constante en los gobiernos españoles hasta el punto de que Juan de la Pezuela llegó a sostener que "la instrucción había perdido a las Américas" y "la metrópoli quería a las colonias para su gloria y no para su perdición"." La preocupación por la educación se hizo más patente al comenzar la década de 1860. En 1864 el separatismo señalaba en circular clandestina el mal estado de la educación en Puerto El separatismo tras la derrota de 1864: Rico como un argumento justificativo de la necesidad de alzarse en armas en medio del conflicto donuevos rumbos minico-español. 32 En 1865 el gobernador Messina formuló el que, A partir de 1864 el separatismo atravezará por su según Juan José Osuna, es el primer sistema orgaperíodo de aislamiento relativo. Conocidos la nizado de instrucción pública para Puerto Rico." mayoría de sus dirigentes y organizadores, las tareas Como era costumbre, la educación superior fue rese verán limitadas por la vigilancia oficial constante. legada. A la vez se fue agudizandu la ya difícil siPero el aislamiento jamás significará inercia. En Es- tuación de los jesuitas en el Instituto-Colegio paña los acontecimientos se precipitaban y la condi- cuando éste se encontró sin subsidio real para su ción de inferioridad jurídica y política impuesta a la sostenimiento, hecho que lamentaba, con sobrada Isla desde 1837 pronto tendría que revisarse. razón, el Obispo Pablo Benigno Carrión. 34 La oposiA la par, los cuadros separatistas comienzan a ción de los municipios, de las juntas locales de insimpulsar toda una serie de proyectos con miras a trucción y aun de algunos maestros al llamado Demejorar las condiciones de vida del puertorriqueño. creto Orgánico de 1865, lo inutilizó para todo proEse matiz tenía el proyecto de colegio ideado por pósito al cabo de un año. 35 Ruiz Belvis y Betances. En este ámbito proponen Ruiz Belvis y Betances A lo largo de todo el siglo XIX, la educación ele- el 23 de enero de 1866 un proyecto de colegio para la mental había estado en manos de tutores, maestros Villa de Mayagüez. Por un lado, el separatismo con· particulares o la Iglesia. v El sistema de instrucción tinuaba replegado como consecuencia de la persecuelemental y superior era deficiente en términos ge- ción; por otro, contra los vientos de la época que no nerales y, por los costos que acarreaba, potestad ex- favorecían los proyectos que beneficiaban el bien clusiva de los ricos. Sólo funcionaba en Puerto Rico un centro de enseñanza superior preparatorio para las universidades españolas: el Seminario Conciliar las Escenas m, XIV, XIX del Tomo I y las notas en tomo a de San Ildefonso o Instituto - Colegiou el cual desde el Seminario Conciliar, el Padre Jlménez y el Padre RuCo mediados de 1858 estaba en manos de los jesuitas.19 en el Tomo 11. También Alejandro Tapia y Rivera, Mis memorias, Editorial Coquí, San Juan, Puerto Rico, 1966, para dicho puesto en 1862 y 1863, perdió en ambas pp. 59-63, entre otras. Las diferencias en currículos dificultaban el Ingreso de los puertorriqueños en centros doocasiones. centes en la península. 2"C;A. Suárez, "Segundo Ruiz Belvis", Loe. CIt., p. 24. JOG. Delgado, Op. Cit., p. 150. 26 Ibid., Cfr. p. 12 Y p. 24. La Dra. Suárez no se da 31José Gautier Dapena, Baldorioty, Apdstol, Instituto cuenta de que tanto la boda como la golpiza, ocurren en la Puertorrlquefla, San Juan" Puerto Rico, 1970, de Cultura misma fecha y en el mismo lugar. p. 46 Y L. Flgueroa, Breve historia..., Op. Clt., p. 243. 27Juan José Osuna, A History of Education in Puerto 32José Pérez Moris y Luis Cueto, Historia de la Insll· Rico, Editorial de la Urúven¡idad de Puerto Rico, Río Piedras, 1949, p. 43 Y L. Cruz Monclova. Op. Cit., pp. 91, 133, rrecci6n de LAres, Editorial Edil, lne., Rfo Piedras, P.R., 1975, ~. 283. 413-415, 4.C;3 y 58. 3 1. J. Osuna, Op. dt., p. 54 Y Cruz Monclova, Op. Cit., 2Seruz Monclova.lbid., p. 639. 29lbid. Y L. Figueroa, Los Jesuitas en PUtrto Rko, Mss., p. 19. lIObre las dificultad" en el proceso de educación del puertorrlqumo véase • Manuel Alonso, El Grbaro, Editorial Vosgcs, S.A., Barcelona, 1975, en espedal

p.483.

34L. Figueroa, Los Jesuitas DI Puerto Rito, Loc. CIt., p.20. 35J. J. Osuna. Op. Ot., p. 58-59.

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común, levantaban los patriotas la bandera de la ser considerados "sospechosos" por las autoridades educación. Pero detrás del documento había mucho de la época y por el observador contemporáneo. Son ellos José María Monge, poeta caracterizado por lo más que una mera propuesta educativa. acibarado de sus versos y su sátira, arrestado en 1872 durante las elecciones pulidas;" Juan Chavarry, Celedonio Carbonell y Manuel María Mangual, arresEl proyecto de Colegio tados durante el proceso del Grito de Lares;40 Eladio En la referida fecha, Ruiz Belvis, por sí y en re- Ayala, con quien Betances sostenía correspondencia presentación de Betances. Ramón Nadal, Francisco y quien definitivamente era agente revolucionario;'1 de Paula Vázquez y Rafael Bello, exponía ante los Julio Audinot de Colto que estuvo en la reunión de regidores y el ayuntamiento reunido en asamblea de El Cacao en mayo de 1867, emigró a Santo Tomás a mayores contribuyentes, la necesidad y conve- r~!z de su ~rresto por los hechos de Lares y comparniencia de establecer un colegio de segunda ense- ho en ParlS con Hostos en sus momentos de crisis ñanza en Mayagüez. l6 Argumentaba Ruiz que el apoyando la decisión de este último de viajar a Instituto-Colegio era incapaz de satisfacer las nece- Nueva York;u José Paradís, "el grande agitador de sidades educativas nacionales y, orientando sus mi- Cabo Rojo", miembro de la Sociedad Abolicionista ras hacia el alto desarrollo socio-económico de la Secreta, víctima constante de las diatribas de Pérez Villa, lo clasista y discriminatorio del sistema exis- Moris y Cueto, muy vinculado a Betances, al Padre tente y la laceración de las relaciones familiares que Mariño, a la intentona de 1864 y arrestado durante la provocaba el forzoso viaje a Europa o Sur América persecución a los revolucionarios de Lares;'" 'osé para educarse, ratificaba la necesidad urgente del Antonio Fleytas, Sergio Ramírez, Delfín Soler. Loinstituto propuesto. J7 El proyecto se basaba en una reto J. de Montalvo y José N. Montalvo, liber.lJes evaluación cabal de la realidad nacional y sobre la perseguidos a principios de la década de 1870;44 Frandivisa de que la educación es un derecho de los po- cisco Mariano Quiñones, miembro de la Junta Inbres. Mucho hincapié hizo Ruiz Belvis en sufragar formativa de Reformas por San Germán y aboliciolas necesidades de los menesterosos durante su labor nista convencido; Vicente María Quiñones, expulcomo Síndico entre 1857 y 1858 yen este caso, el del sado en 1861 a raíz del Motín de los Artilleros4~ y posible agente de la Sociedad Abolicionista en HormiColegio, sus posturas no variarían un ápice. La cuestión de la necesidad o conveniencia fue gueros; Eduardo Quiñones, en cuya finca en el barrio ratificada por unanimidad. Presentadas las bases del Río Prieto de Adjuntas se refugiaron partidas de recolegio, fueron también aprobadas unánimemente y volucionarios en 1868, entre los cuales figuraron Baldomero Baurén "Guayubín" y enmendadas tan sólo en el sentido de que no se Mateas Brugman, 46 y José Arena que ayudó a Ruiz Bel· Joaquín Parrilla "excluyese de su instituto la enseñanza primaria sua escapar de Puerto Rico a mediados perior, si por acaso se estimaba en su día oportuno vis y a Betances 47 incorporarla a sus estudios",JI de acuerdo con la mo- de 1861. De los seis proponentes tres eran harto sospeción presentada por Pedro Nieva. chosos: Ruiz Belvis, Bdances y Ramón Nadal. Una revisión detallada de la lista de adherentes arroja el siguiente balance: de los setenta y seis (76) individuos que dieron poder verbal para que se ex39Cruz Monclova. Op. CH., Tomo 11, Primera Parle. presara su adhesión al plan, diecinueve (19) podrían pp. 394 Y 396. 40Cruz Monclova, Op. Cit., tomo J. p. 607. Con Cha36Archivo Histórico de Mayagüez, Año 1866, Acta 6, varry sostuvo correspondencia Belances. Véase E. GodíC. 14-17. Este hecho ha sido obviado por la mayoría de los nez, Op. Cit., p. 75. investigadores a excepción de la Ora. Suárez. Véll5e su ya 41E. Godínez, Ibid., p. 55. Es a Ayala a quien Belances citado "Segundo Rulz Belvls" en la revista Caribe. Para dirige su célebre carta con la clave de los gallos fechada 23 una transcripción del Acta .:eCi~rase al Apéndice XII. de septiembre de 1867 en Santo Domingo. 37Ibid., ce. 14 y 15. 42Delgado, Op. cit., p. 283 sobre la reunión de El Cacao 38Ibid., f. 15. Fernando Bayrén Toro no menciona esle y p. 283 sobre su relación con Hoslos. Sobre su arresto tras proyecto entre 10& antecedentes del Colegio de Agricultura los hechos de Lares véase Cruz Mondova. Tomo l. Op. de Mayagüez. Por el contrario, remite la tradición llamada Cit., p. 607. En cuanto al viaje a Santo Tomás refiérase a colegial a la Escuela Fllotécn1ca que Baldorioty de Castro Cruz Mondova, Op. Ot., lomo 11, p. 28. quiso establecer en Mayagüez en 1878. Véase Fernando 43 Hostos, Obras Completas, Tomo XIV, Hombres t Bayrén Toro, "Mayagüez en la polftica de Puerto Rica", IdetU, Op. Ot., p. 69; Pérez Morís y Cueto, Op. Cit., p. 286Atenta, Año 2, Tercera Epoca, Núm. 2, diciembre 1982, 287 Y 290 entre otru, y Cruz Monclova. Op. Cit., Tomo 1, pp. 91-92. El 22 de enero de 1866, Ruiz Belvis escribió a p.r:m. Baldorloty sobre su proyecto y al parecer nunca recibió 44eruz Monclova, Op. cn., p. 151. respuesla. Véase Angel Quintero Acosta, Jos~ Julidn 45oelgado, Op. Ot., p. 126- 121. Acosta y su tierr,po, Instituto de Cultura Puertornquefla, 46Cruz Monclova. Op. Ot., Tomo 1, p. 602. San Juan. 1965, pp. 137·148 Y José Gautier Dapena. Op. CH., 47Ibid., p. 563. p.78.

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escritura ante el escribano José O. Quiñones y Ramos. Segundo Ruiz Belvis pagarla, al menos en el papel, el 5% de interés anual pagadero los meses de diciembre de cada añO}I) Comprometía Ruiz Belvis una hacienda de 300 cuerdas de caña y pastos, con casa de altos de madera y bajos de mampostería, con un cuartel de esclavos construido en madera y teja maní. un hospital para los mismos, casa de paila~, máquina de vapor y todu lo comprendido en ella para convertir en una realid¡¡d su proyecto.~4 Est¡¡ hacienda contenía ¡¡demás quince carretas, treinta y una yuntas de bueyes y cuarenta y un esclavos de su propiedad que había comprado a su padre Antonio Ruiz. El nombramiento de Ruiz como Juez de Paz en Mayagüez el Ira. de julio de 1866~~ y su viaje a España a la Junta Informativa de Reformas, atrasaron las gestiones y le obligaron a posponer sus trabajos en espera de mejores tiempos. El último capítulo de la historia del colegio de segunda enseñanza propuesto por Ruiz Belvis, Betances y sus seguidores estaba por ocurrir. El 15 de febrero de 1867 presentó el abogado hormiguereño una Instancia ante el Negociado de Instrucción en Destino del proyecto de Colegio Madrid manifestando nuevamente la necesidad de 56 El 7 de abril de 1866 comenzaba Ruiz Belvis a establecer un colegio en Mayagüez. Aprovechaba preparar las finanzas del proyectado colegio. Escribía tal vez la prominencia que le daba su posición de ese día al Obispo Pablo Benigno Carrión informán- delegado en la Junta Informativa. Había que remitir dole que se haría cargo de una suma de 9UO escudos y las bases y el reglamento al gobernador Marchesi y a sus intereses que debía su padre, José Antonio Ruiz, las autoridades eclesiásticas para que éstas dieran el a la Parroquia ·le Hormigueros desde hada más de visto bueno al asunto. El 31 de julio de 1867 el gobernador informaba .maba que no tenía intención de que Ruiz Belvis se hallaba "incapacitado clvilmente l.Í.el Josefa por tan pequeña cantidad llicitaba se autorizase un préstamo adi- de figuras como empresario ni director de dicho es.r 3,800 escudos que había "sin destino en tablecimiento por haberse fugado de la isla .... ~i Ruiz Belvis era sospechoso de inconveniente. Pero mienas cajas de dicho Santuario" .t9 El 11 de abril es transmitida la solicitud al Vica tras que por un lado se le perseguía, por el otro aceprio de San Germán y al Cura Coadjutor de Hormi· taba Marchesi "la gravísima importancia (... ) de digueros. Entre los días 13 y 15 se ofrecen las debidas cho Instituto"." Ruiz Belvis se había "declarado rebelde" y con aquella actitud se iniciaba una etapa ,1U torizaciones,5o ratificando el Cura Coadjutor de '"'1igueros, Antonio González, la existencia de los crucial en su vida personal y en la historia de Puerto ,e: V que los mismos no eran de necesidad Rico. Corría el mes de julio de 1867. La de. sembocadura de aquellos días sería el Grito de Lares. tuario.IH • 1866 se aprobó la formalización de la hipoteca sobre la Josefa a favor de la Parroquia Conclusiones de Monserrate5 J por la suma de 4,000 escudos. No fue En los años comprendidos entre el 1850 y el 1866 hasta el 28 de agosto de 1866 que se firmó la debida florece el movimiento revolucionario puertorriqueño. La evoludón del mismo hacia sistemas 48Archivo de Nuestra Señora de la Monserrate, Hormigueros. Sobre reconocer Don Segundo Rulz Belvis 53Reglstro de la Propiedad, Libro 11, Area de Honnl· cuatro mil escudos de varios capilales pertenecientes al gueros. Finca 73, f. 69. Santuario de Honnigueros, f. 1. Respecto a este asunto 54lbid. véase M. CanceL "Segundo Ruiz Belvis, La Monserrate y un proyecto de Colegio", El VisiÚlnte tú Pumo Rico, vol. 55Ada Suárez Díaz. "Segundo Ruiz Belvis", Loe. Cit., 12, Núm. 35, 30 de agosto - 5 de septiembre de 1986, p. 29, nota 73 y AHM Año 1860, Vol. 1, f. 1 vto. pp.l~17. 56Archivo Histórico Nacional, Ultramar, Ministerio 49Ibid., f. 1 vio. de Ultramar, Director General de Grada y Justida. Negodado de Inswcd6n, Documento 1. SOIbid., f. 2 vio. 511bid. S7lbid., docmto. 5. 58(bid. 52lbid., f. 3. Este proceso es demostrativo de un elevado desarrollo en la conciencia política de los separatistas y de un alto grado de creatividad revolucionaria. Ante las circunstancias tan apremiantes, aquel proto-partido buscaba medios para atraerse y acercarse al pue. blo. El independentismo tenía presencia pública. No era un sector disgregado, sin coordinación ni columna rectora; sus cuadros actuaban coordinadamente para obtener beneficios políticos efectivos para el pueblo y su causa. Aquí están, nos parece, las raíces de la columna de Mayagüez de 1868. ¿Cuántos dirigentes y militantes persistieron en su empeño? Tal vez pocos. Pero queda claro que las sociedades clandestinas en Mayagüez tienen una historia mucho más larga de lo que tradicionalmente se ha pensado y que sus actividades fueron más variadas de lo que se supone. En el estudio de las actas del ayuntamiento y otros fundos documentales menores puede estar la clave para esclarecer otros aspectos de la intrahistoria del separatismo puertorriqueño.

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más complejos es evidente. Cuando los separatistas no pudieron actuar abiertamente lo hicieron veladamente y este hecho, el ejercicio de ciertas actividades en el dandestinaje, fue cruclal para la consolidación de gestas como la de Lares. Esta política clandestina fue amplia de miras y sumamente crea· tiva, jamás ajena al pueblo y es notable la preocupación por mejorar ese estado de los sectores que pretendían representar. El c1andestinaje no sólo se activó para las tareas políticas sino también para tareas cívico-políticas como la aquí reseñada. El estudio de ese separatismo inteligente sigue pendiente y espera ser descubierto en los archivos regionales.

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El comercio y la tecnología alemana en Puerto Rico en el siglo XIX Ricardo R. Camuñas Madera

Durante la centuria decimonónica, mercaderes procedentes de una Europa ya industrializada esta· blecieron casas de comercio en el Caribe. Esos comerciantes importaban artículos manufacturados y agrícolas como arroz y exportaban azúcar, cuyo desarrollo promovió la presencia de técnicos para manejar y reparar las maquinarias y aplicar nuevos métodos de cultivo. De esa manera encontramos desde principios del siglo XIX mercaderes y técnicos alemanes en Puerto Rico. Ellos contribuyeron con su presencia y trabajo a transformar la Isla en un país moderno en su sociedad y economía, poniéndolo en contado con las técnicas más avanzadas y con los centros de aprovisionamiento de capital. Así podemos indicar que estos inmigrantes pusieron a Puerto Rico en el mapa de la moderna economía mundial y contribuyeron con sus conocimientos y experiencia a cambiar la fisonomía y la mentalidad del país. Este papel seria duradero ya que los hijos y nietos de estos Inmigrantes estudiarían en Alemania, pero regresadan a Puerto Rico donde abrieron caminos nuevos en las ciencias o el comercio.

ban negocios en el Caribe, y muchos habían comprado haciendas azucareras para asegurar su exportación a Alemania. Pongamos por ejemplo a Christian Friedrich Overman, natural de Hamburgo, establecido en San Thomas en 1817 como comerciante, y diez años más tarde compró una hacienda dedicada al cultivo de la caña de azúcar en Guayama en la parte suroriental de Puerto Rico.!

El comerciante alemán asimilado en el Caribe

Existen muchas formas y maneras en que un inmigrante procedente de un país de clima templado y de gran desarrollo técnico se habitúe a un medio ambiente tropical y donde habían arraigado métodos primitivos. Pongamos por ejemplo el caso de comerciantes que contraen matrimonio con per· sanas de otras razas, quedándose permanentemente en las Antillas. Eso podemos comprobar en un pardo nacido en San Thomas, isla como la de Curazao, que eran de los centros mercantiles que más relación tenían con los principales puertos de Puerto Rico como Guayama, Ponce y Mayagüez.% Empresarios nativos de Procedencia y ocupación esas islas se establecían en esos puertos puertorriqueños, siendo uno de los más emprendedores de Los inmigrantes que estudiamos se destacan por mediados de siglo Jacobo Decastro, nacido en San provenir de lugares mercantiles por siglos e in- Thomas en 1800 y establecido en Mayagüez, aunque dustrializados ya en el siglo XIX. Nada extraño era su padre don Alejandro había nacido en Hamburgo que sus ocupaciones fueran relacionadas con el co- -quizás sefardí- y de doña Rosa Boltes, nacida en esa mercio, ni tampoco que muchos fueran a estable- Antilla.3 Esta familia pudo establecerse en Puerto cerse en San Thomas, centro comercial del Caribe y Rico debido a la Real Cédula de Gracia de 1815 un colonia de Dinamarca, país relacionado cultural· mente con países industrializados como Alemania e lThe San Juan Star, 28 de diciembre de 1973. Inglaterra. Además, los inmigrantes venían de ciudades 2Véase Darío de Ormaechea, "Memoria acerca de la con gran actividad mercantil. Gran parte de los agricultura, el comercio y las rentas inlemas", BoleUn inmigrantes alemanes eran originarlos de Bremen y Hist6rico tú Pumo Rko, lomo 11, pp. 2.26 D. Hamburgo que habían pertenecido a la Liga Hanse· 3Archivo Parroquial de la Candelaria, Mayagliez, Deática. La mayor parte eran comerciantes que buscaban fundones, lomo S2, f. 84.

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año después de haberse puesto en vigor. 4 Jacobo Decastro era mulato, aunque su piel era blanca y su pelo era rubioi pero sus facciones y el tipo de pelo eran característicos de la raza negra.5 Estudió en Alemania, lo que le convirtió en uno de los jóvenes con mejores modales, educación y posición económica de Mayagüez, permitiéndole alternar con lo mejor de la sociedad de esa población. Poseía dos casas de comercio, una en San Juan y la otra en Mayagüez.' En 1853 José Julián Acosta señalaba que eran pocos los que acumulaban los conocimientos que tenía Jacobo. En el teatro de Mayagüez se le veía bailar con las señoritas de la población "donde se notan ciertas pretensiones, cierto espíritu aristocrático. Digamos aquello: Todos tratantes en jengibre y siervos·.' Además nos relataba que don Alejandro, padre de Jacobo, elogiaba la laboriosidad de los jornaleros que trabajaban en su hacienda.' De otra parte, los comerciantes, al prosperar, habitualmente Invertían en la compra de tierras. Así Jacobo Decastro compró una hacienda a los "Señores Basora y Compañía" el 24 de julio de 1846.' La hacienda contaba con 108 escJavo~, unos comprados en Puerto Rico y otros procedentes de Afeica y Curazao,IO siendo la dotación más numerosa en Mayagüez. No es extraño que Decastro llegase a ser uno de los empresarios más ricos. Pero nunca fue miembro del ayuntamiento, como otros menos ricos pero que eran blancos. Los adelantos técnicos que Decastro conocía de Alemania e Inglaterra se reflejaban en la maquinaria. Don Jacobo tenía un molino de hierro movido por vapor, una oficina de mampostería con once pailas o fondos, ocho bagaceras; y con ello producla 5,000 quintales de azúcar, 1,500 galones de melado y 7,700 galones de ron. El tamaño de la hacienda era de 365 cuerdas, y su valor montaba a 120,485 pesos incluyendo los esclavos. 1I Debemos compararlo con el mayor propietario blanco, el doctor Félix Garda de la Torre, que solo tenía 76 esclavos. 1Z Jacobo Decastro era vecino de San Juan cuando compró un terreno de bajura a Juan Bautista Odiot. Esta propiedad estaba ubicada en el barrio de Mayagilez, con una casa de madera en la calle de Mirasol 4Eslela CiCre, Cattllogo de Extranjeros Residentes en Pllerto Rica en el sislo XIX, Río Piedras, Editorial Univensilaria. 1962, p. 142. 5 Angel Acosla Quinlero, ]o'¡ ]uli4n hosta y su tiempo, San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña,

por 2,200 pesos macuquinos, pagaderos en cuatro años a 550 cada uno, a contar desde el 8 de marzo de 1848." El 6 de abril de 1848 declaró ante notario ser vecino de Mayagüez, y deber a Julián Quintero, de ese mismo vecindario, la suma de 8,70U pesos fuertes. Esa canUdad la debía pagar en onzas de oro colombiano el 7 de febrero de 1849; pero pasados solamente seis meses después saldó la deuda el 28 de septiembre de 1848. 14 Estas eran deudas de carácter personal ya que el capital para los negocios provenía de otra parte como veremos. Esta familia de origen alemán pero asimilada por la mezcla racial al Caribe aportaría con su presencia, la técnica y el capital alemán para el desarrollo de las Antillas.

El comerciante alemán ante el estado español y la sociedad Aquellos comerciantes que no eran de origen peninsular tenían que luchar contra el favoritismo, y de la misma forma tenía que enfrentarse al pre. juicio de una comunidad de religión, raza y valores diferentes. Muchos inmigrantes alemanes eran luteranos, y para poder permanecer en la Isla tuvieron que bautizarse en la Iglesia Católica. Así lo podemos ver en el archivo de la parroquia de Aguadilla, donde casi todos los mercaderes germánicos cambiaron sus nombres al hacerlo en su creencia religiosa. Uno de los descendientes más ilustres lo fue Agustín Stahl, nacido en Aguadilla y graduado de medicina en Berlín. Pertenecía a una familia de religión luterana hasta que se bautizó el 3 de julio de 1845, el niño tenía tres años y el padre lo había hecho un momento antes. El niño fue apadrinado por un alemán llamado Volkers y el padre por un comerciante del mismo origen llamado Carlos Reíchard. Además, algunas casas de comercio como la "Schroeder y Compañía" admitieron como socios a españoles para de esa manera poder operar en el país. 15 Además se aliaban con los mercaderes peninsulares en los conflictos con los terratenientes. De esa manera lograron trasladar a Aguaditla, población portuaria, la cabecera del Partido Judicial de Aguada, dominada ésta por los hacendados. La AuJiencia dispuso su inmediato cumplimiento el 4 de

1965, p. 95. 6Archivo Histdrico de MIldrid, Ultramar, Fomento de Puerto Rico, Legajo 298. 7Acosta Quintero, p. 95. 8lbid. 9 Archioo Hist6rico de May"gtUz, Vol. 4, afio 1846. lOfbid. Vol. 11U\o 1846. 111bld. Vol. 4, aI\o 1846, "Planillas de riqueza". 12lbld. Vol. 2,IU\o 1846, "Censo de 1845."

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13Archioo General de Puma Rico, Fondo: Audiencia Territorial de Puerto Rico, Serie: Real Acuerdo, caja 17-A. Año 1848. 141bid. 15Archi'l7o Parroquild de San OJrlos, Aguadilla, Bautismos 12, f. 38; Archioo Genmtl de Prumo Rico, Fondo: Audlenda Territorial de Puerto Rico, Serie: Real Acuerdo, caja 17-A. Año 1848.


abril del mismo año.\6 Además, por real decreto fechado el 27 de febrero de 1846 se suprimió el Ayuntamiento de la villa de Aguada y se le otorgó a Aguadilla, quedando para la población despojada un juez pedáneo con el título de Teniente a GuerraP Este traslado simbolizaba el traspaso del poder que tenian los antiguos terratenientes a los comerciantes de Aguadllla. Los grandes comerciantes vivían socialmente aislados de la comunidad de Aguadilla, no aparecen nada más que apadrinando a sus propios parientes, y cuando no los tenían en Aguadilla, invitaban a un personaje de Mayagüez. Este era el caso de Guillermo Fernando Schroder que tenía una compañía al por mayor en el barrio de Tamarindo, con un capital de 60,OUO pesos y productos por 15,500. 1' Estaba casado con Augusta Meller. El 13 de marzo de 1850 bautizaron un niño con los nombres Rafael María Francisco Federico. Los padrinos fueron don Rafael Arroyo, caballero de la Real Orden de Carlos III y comisario ordenador de los Reales Ejércitos, y su esposa doña María Andrea Gordon, vecinos de Mayagüez, que fueron representados por el administrador de la aduana de Aguadilla Francisco Morales de Castilla." Ejemplo adicional es el bautizo del hijo de otro alemán llamado Carlus Reichard, que invitó a su hermano residente en Alemania a apadrinar su hijo, pero se efectuó por poder en unos vecinos.:IO De otra parte, los comerciantes alemanes llegaron a ocupar importantes cargos en los gobiernos municipales. Tal fue el caso de Guillermo Schroder, síndico de Aguadilla en 1848,2\ y el hombre más rico de Aguadilla. De esa manera podemos ver cómo se fue formando una de las más importantes aportaciones al desarrollo de la sociedad puertorriqueña al ponerla en contacto con los métodos y el capital europeo. La aportación sería duradera mediante la lenta asimilación de muchos comerciantes en los asuntos de la comunidad. La Identificación con la Isla se realizaría a pesar de las diferencias de idioma y mentalidad causa del aislamiento social y de su lenta incorporación a la sociedad puertorriqueña.

16Cayetano Coll y Toste, "Aguada", Bold(n Histórico de Puerto Rico, tomo XIII, página 46. 17"Real Decreto para organizar el Régimen municipal de la isla de Puerto rico", BoJef(n Hist6rico de Puerto Rko, Tomo IV, pp. 30>306. 18Archivo Gmeral de Puma Rico, Fondo gobernadores Espai'loles, Munic:ipios: Aguadilla, caja 392, "Subsidio" de 1846". 19 Archivo Parroquúd San CArlos, AguadUla, Bautismos 13, ff. 1l7V-118. 2Otbid, f. 130. 21Qzcda de Puerto Rico, Núm. 4, p. 1, afio 1848.

El comercio alemán y el capitalismo en Puerto Rico El capital alemán era empleado por los mercaderes germánicos para muchas actividades en la economía de Puerto Rico. Una de las inversiones era financiar mediante créditos el comercio del interior, Jacobo Decastro y Compañía proveía dinero en efec· tivo a la casa comercial de Cristóbal Ferrer, estable· cida en Lares. En enero de 1855 la casa lareña recibió 1,507 pesos 90 centavos. Este dinero era facilitado en calidad de préstamo por un interés que llegaba al comercio de Ferrer trimestralmente, pero que cesó repentinamente el 18 de mayo de 1857.22 Otras compañías pagaban con provisiones o mercancías, Así vemos a Cristóbal Ferrer pagar 20U pesos a la casa establecida en Aguadilla Kuster y Compañía el 2 de febrero de 1858. 23 Por otra parte, debemos apuntar que los comerciantes de Puerto Rico iban a San Thomas a buscar dinero prestado, que frecuentemente no podían devolver. Así, llegaban a la suspensión de pagos y se iban a la quiebra, perjudicando a la vez, al comercio de la colonia danesa. u Los capitalistas de San Thomas debieron ver, no obstante, ventajas en mantener sus representaciones comerciales, -posiblemente por los productos extraídos, que venderían en Europa- y vemos que casi todos los agentes eran naturales de San Thomas, dinamarqueses y alemanes, como eran las casas establecidas en Mayagüez tituladas ~Decastro y Compañía", ~Schroder y Compañía~, y la casa de Salomón Bravo.2! De otra¡arte, casas de comercio alemanas como la "Socieda de Grunner y Compañía" compraban azúcar a otros comerciantes que habían adquirido el producto de algún hacendado, y exportaban el aZÚcar para Alemania. El 20 de enero de 1856 la compañía norteamericana "Latimer y Turull~ llegó a un acuerdo con esta sociedad alemana para venderles ciento cuarenta bocoyes del azúcar prometido por el hacendado Juan de Vlalis; sin embargo el terrate. niente con haciendas en Rincón, les manifestó no querer continuar con el acuerdo, y se negó a entregar la cosecha. Ante semejante reacción, la sociedad norteamericana deseó hacer un arreglo al proponerle al hacendado saldar todas sus deudas al entregar 2,000 quintales de azúcar y sesenta bocoyes de miel, para 22 Archivo General de Puerto Rico, Colección PoI. libro Tercero de cuentas de Cristóbal Ferrer (1854-1855), "Decaslro &t ca". 23lbid, "Duster y Compañía". 24"Memoria acerca de la agricultura, el comercio y las rentas internas de la Isla de Puerto Rico, por Dario de Ormaechea. año 1847", Cronias de Puma Rico, ed. Eugenio Femández Méndez, Río Piedras, 1969, p. 431. 25 Archivo Histdrico de May"gtln, volumen 2, año 1846.

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miel, para cumplir con los 140 bocoyes de azúcar prometidos. La deuda por refacción montaba a 17,000 pesos, pero según el acreedor el deudor solo le en· tregó 56 bocoyes de miel y nada más. Este caso ter· minó en los tribunales, donde los demandantes alegaron haber sufrido daños al dejar el deudor pasar el momento de los buenos precios de 4.50 la libra. La entrega de los 2,000 quintales hubieran significado la suma de 9,000 pesos, que hubieran saldado la deuda. El pleito terminó con el embargo de 200 bocoyes de miel el 28 de abril de 1856.16 Además, compañías alemanas se unieron a otras procedentes de varios países para obligar a pagar a un deudor determinado. El 28 de febrero de 1856 Juan José Font y Pérez, un comerciante al por menor establecido en Cabo Rojo fue demandado por las principales casas de comercio en Mayagüez, Cabo Rojo y San Germán. Estos comerciantes importaban productos de Europa y de Estados Unidos y los distribuían entre los comerciantes al por menor. El peninsular Chavarry y Polidura reclamaba 2,050 pesos; el italiano "Cabassa y Compañía" 700; y los alemanes "Schroeder y Compañía" 500 y "Camacho y Decastro" 359, eran los mayores acreedores de deudas que montaban a 5,239 pesos.Z1 De esa manera vemos como mercaderes de diferentes nacionalidades establecieron sus casas en Puerto Rico, y como colabora. ban entre sí en los negocios. La presencia de estos extranjeros facilitó, tal vez, que muchos hacendados mandasen a sus hijos a estudiar a Europa ya Estados Unidos, Francisco Mariano Quiñones, por ejemplo, mandado a estudiar por sus padres Estéfana y Francisco Plácido, dueños de la hacienda "Filial Amor", en el barrio de Sabana Grande Abajo en San Germán. lA El muchacho fue mandado cuando contaba 17 años de edad a un colegio en Bremen, donde aprendió alemán e inglés, y adquirió una sólida preparación general.:l9 De esa manera los comerciantes alemanes, norteamericanos y de otros países industrializados Introdujeron capital y técnicas mercantiles en Puerto Rico, estimulando la transformación del país a través de nuevos métodos, gustos e ideas.

Las calamidades Uno de los empresarios con más negocios entre Alemania y Puerto Rico era Jacob W. Decastro, que a mediados del siglo XIX comenzó a padecer una serie 26Archivo Gmeml de Puerto Rico, Fondo: Tribunal Superior de Aguadllla, caja 33. 27Archivo Gmu/d de Pumo Rico, Fondo Tribunal Superior de Mayagüez. caja 128. 28Archivo Hist6rlco de SGn Germ4n, caja 278.

29 Cayetano CoU y Toste, Francisco Mariano Quiftones, Bolet(n Hist6rico de Puerto Rico, Tomo IX, p. 142.

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de adversidades que le hicieron mucho daño, al igual que a la economía de la Isla. En noviembre de 1855 Puerto Rico fue invadido por una epidemia de cólera morbo que llegó a azotar toda la Isla a través de un año. En cada pueblo se esperaba el flagelo con terror, y se hacían preparativos que afectaban intereses particulares. El 19 de diciembre de ese año, }acob. W. Decastro protestó por haberse seleccionado el sector de la Puntilla para establecer un hospital de coléricos. En ese lugar se encontraba la refinería de azúcar, propiedad de Decastro. El alegaba que los empleados, al escuchar la posibilidad de que se estableciese un hospital de coléricos cerca de la refinería, amenazaban con no volver a trabajar allí. Decastro llamaba la atención sobre la paralización del proceso de refinar azúcar, lo que detendría la venta del producto por parte de los hacendados. Añadía que ni buques ni carruajes irían a buscarlos, debido a que "llegar a la casa de hierro es llegar al hospital". Decastro abundaba en una serie de argumentos en contra de establecer el hospital en ese lugar. Comenzaba con destacar que la refinería empleaba cien hombres, padres de familia. Profundizaba sobre el tema indicando que los lugares más atacados por la epidemia eran los pantanosos, y la Puntilla era el lugar más bajo y húmedo, con aguas estancadas y con manglares, lo que lo convertía en el lugar más pernicioso. Además, según él, en la Puntilla habían ocurrido otras epidemias. Este lugar era limítrofe con la hacienda de cañas de los señores Vigo Her· manos y herederos de Alayán, y era próximo a Sabandas, donde habían centenares de esclavos. Fi· nalizaba describiendo a la Puntilla, como el lugar más insalubre e inadecuado para un hospital, pues sería un semillero para la epidemia, que provocaba en los afectados una gran aprensión.JO De los intereses particulares, se pasó a la alarma colectiva. Los comerciantes y hacendados ofrecieron donativos no mayores de cien pesos, que sumaron a 3,954 pesos el 5 de enero de 1856, con el propósito de cubrir los gastos de hospitales de coléricos.JI Los comerciantes y prestamistas más importantes fueron los que dieron dicha cantidad. De procedencia ano glosajona eran los norteamericanos "Latimer y Turul1"; los alemanes ~Guillermo Schroder y ca", "Camacho Decastro y Ca", y "Guztavo Grunner y Ca. Además, de los venezolanos "Gutlérrez y Lloreda" y Julián Quintero; y los peninsulares Chavarry y Polidura, Tomás Tolosa y Pedro Juan Raldiris. 31 30Archivo Hútórico de Mayagtla, Vol. 2, año 1856, "Testimonio de don Jacob Oec:astro". No aparece ninguna contestación a esta petición, solamente una nota marginal Indica haberse considerado esta protesta. 31Archivo Histórico de Mllyagtlez, Vol. 2, año 1856, "Relación de los individuos que se ha suscrito voluntariamente para aocorrer la clase menesterosa en caso de in· vaslón del cólera. 321bld. Vol. 2, ailo 1846, "Censo de 1845".


Estos comerciantes se vieron duramente afectados por la epidemia, ya que algunos tenían casas de comercio localizadas en varias partes de la Isla. "Latimer y Turull" y "Camacho Decastro" tenían sendas sucursales en San Juan. 33 "Guillermo Schroder y Ca" mantenía en Aguadilla su casa de comercio)· Pero todos se vieron aislados por los cordones sanitarios para no permitir el ingreso de personas procedentes de otra parte. De los daños sufridos, los efectos producidos por la muerte de esclavos, no se pueden medir tan fácilmente, depende del volumen total de los poseídos, y de la condición financiera del perjudicado. Jacobo Decastro tenía 108 esclavos,3! de los que perdió 22 en el barrio Juan Alonso, donde poseía 275 cuerdas." Además este empresario tenía inversiones por 300,000 pesos y productos por 30,910 en una sola hacienda en el barrio de Sabana Yeguas, y era el mayor contribuyente en San Germán en 1853.37

países compradores de azúcar y café se vieron de repente sin capital operativo. La importancia de los efectos sobre Puerto Rico la podemos visualizar si tomamos en cuenta que el comercio alemán, como el norteamericano, mercadeaba con productos agrícolas de Puerto Rico. En la prensa de la época encontramos a "Grunner y Compañía" embarcando en goletas y bergantines norteamericanos, azúcar y melado con destino a New York y Richmond; y azúcar a Aguadilla, en una go. leta española.39 Los alemanes de Bremen y Hamburgo tenían inversiones en Aguadilla y Ma· yagüez.~o

Así podemos percatamos del enlace que Puerto Rico tenía con los países industrializados, y que lo que sucediese en esos mercados podía afectar la Isla. Así lo notamos en una reunión efectuada el 5 de marzo de 1858, cuando la sociedad Señores Camacho Decastro se enfrentó a la Junta de Acreedores, que abarcaba todo el mundo financiero. En esta junta los comerciantes endeudados mostraron sus libros y hablaron claro sobre lo ocurrido como parte ue la crisis universal. La crisis económica de 1857 En esa reunión los "Señores Camacho Decastro" presentaron el balance del año 1855, que demostró la Poco se ha escrito sobre el pánico financiero de existencia de un capital de 72,217 pesos 40 centavos. 1857.'· En Puerto Rico ha sido un tema totalmente Ellos poseían crédito tanto en Estados Unidos, como ignorado a pesar de los efectos desastrosos que pro- en Europa, como consecuencia de trabajo, y porque vocó, y de la cadena de acontecimientos que lleva- confiaban en su honradez y laboriosidad."U Esta rían a una sociedad estática a convertirse en una di- compañía había preparado un balance de su estado námica. financiero elIde marzo de 1858, del cual se obtuvo La crisis financiera de 1857 fue un efecto de la activos por 844,663 pesos 63 centavos; y los pasivos baja precipitada de los precios en Estados Unidos e por un millón 56,590 pesos 67 centavos. Pero no Inglaterra, que puso fin a dos años de empuje eco- causa sorpresa ni sospecha el que alegaran pérdiuas nómico, motivado por la guerra de Crimea, acom- en los años 1856 y 1957 por 339,906 pesos 11 centavos pañado por una loca carrera especulativa. el colapso en la venta de frutos. Y así lo relataron: comenzó en Nueva York en mayo, extendiéndose hasta Alemania en noviembre. Todos los mercados El precio del azúcar en los Estados Unidos que compraban la mayor parte de los productos de en Europa comunicó extraordinaria vida al Puerto Rico fueron afectados. Las casas de comercio comercio de esta Isla. Nosotros seguimos el que operaban en la Isla con capital procedente de los impulso de este movimiento y negociamos en elevada escala; pero cae súbitamente el precio del azúcar, viene luego á los Estados Unidos una crisis financiera, se declara 33Clfre, Catdlogo. pp. 3 Y33. también en Europa yesos acontecimientos 34Archivo General de Puerto Rico, Fondo Gobernanos precipitan. Somos una de las víctimasU dores Espaftoles, Municipios: Aguadilla, caja 392, del cataclismo Norteamericano-Europeo. "Subsiuio de 1846". 35Archivo Hist6rico de Mdyagaez, Vol. 2, año 1856 "Subsidlosot . 36 ArchiT10 Pa"oqlli41 Cllndelllria, Mayagüez, De· funciones 26, pp. 119-125. 37 Arc1rivo Generlll de Puerto Rico, Fondo Gobernadores Españoles, Municipios: San Germán, caja 554. "Riqueza Agrícola y Comerdall853". 38Véue Valentín Vázquez de Prado, Historia 1;&0n6mica Mundi4I, 11, Madrid, Ediciones Rialp, 1978, pp. 163-164; Ramiro Guerra. otEI Pánico Financiero de 1857", MdnwJl de HistorilJ de Cuba, Madrid, Ediciones R, 1975, pp. 581.588; Bruce CaUon, The CWil War, New Yorle, The Fairfax Presa, 1980, pp. 12-13.

De otra parle, los deudores tenían una gran cantidad de Ingresos en una refinería que ya hemos mencionado. Esta empresa estaba sostenida por la 39"EI compilador Industrial". Afto 11, Sábado, 21 de marzo de 1857, número 29, p. 4. 40 An:hivo General de Puerto Rico, Fondo Protocolos Notariales: AguadlUa, caja 1279, ff.30-34 v . 41 ArchiT10 GenenJI de Puerto Rico, Fondo Tribunal Superior: Mayagüez, caja 132, "Quiebra Sres. Camacho Decaatro le. comerciantes de esta plaza, 1857".

42lbid.

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solidez de "Broadwood y Barday" de Londres, pero quebraron también, y tuvieron que ceder las instalaciones, única cosa con que contaban para poder salvarse de la catástrofe. u Ya que los 160,00 pesos en letras y endosos que poseían para ser cobrados en casas de comercio eran incobrables porque habían quebrado. La mercantil tenía pocas deudas hipotecarias: una por 14,560 pesos a los herederos Julián Quintero; y la otra de 36,000 libras esterlinas por la refinería. De todo lo debido, ellos habían devuelto un depósito de 14,560 pesos a Gervasio Vidal, vecino de Añasco tan pronto se dieron cuenta de que habían quebrado. No habían pagado a nadie más. Los acreedores provenían de las compañías financieras más importantes del mundo. Inclusive S. Rothschild, representando su propia casa, hizo acto de presencia en Mayagüez. El dato, por sí solo, nos habla de la hondura de la catástrofe, como para exigir el desplazamiento a Puerto Rico de uno de los miembros de la familia más destacada en el mundo británico de los negocios. Finalmente, luego de largas negociaciones se llegó a los acuerdos definitivos del 22 de diciembre de 1858 ante Bartolomé Janer y Barea, alcalde mayor, juez de primera instancia y del comercio de Mayagüez. En la sala estaban presentes representantes de los acreedores radicados en Inglaterra, Francia, San Thomas, España y Alemania; como eran los bancos de Londres, San Thomas, Gettie y Dollmann de París, "Tapia Bayo y Compañía" de Madrid, "Wachsmouth & Krogman" de Hamburgo. Pero lo más curioso es ver entre los acreedores a nuestro conocido Jacobo Decastro representando a "Koppshy Cook". Los deudores entregaron todo el activo existente en la casa, además de un 5% de la deuda total que la pagaría Camacho cuando pudiese hacerlo, y lo mismo haría Decastro. En resumen, los acreedor'!!s recibirían solamente el 25% de lo reclamado, perdiéndose todo lo demás, aceptado con la condición de que en un periodo no mayor de seis meses arreglaran los deudores las cuentas de pasivo y activo. La refinería, ejemplo de la tecnología anglosajona, consistra en una casa de hierro y almacenes que "Bradwood y Barclay" cedió a "Camacho y Decastro", y estos a su vez a sus acreedores por 18,000 pesos en unos trámites en que Jacobo Decastro era al 431bid.

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mismo tiempo un deudor; un representante de un acreedor y un acreedor ror sí mismo, lo que le si· tuaba en un curioso pape de cobrar con una mano, y pagar con la otra. Los acreedores decidieron nombrar un liquidador que debía vender las propiedades de la sociedad quebrada y con el producto de las ventas pagar las deudas pendientes. Ese día la Junta de tres miembros fue confirmada, y ocho días después ningún acreedor objetó lo acordado, quedando este caso resuelto. Tal catástrofe no escapó a las observaciones del cónsul francés en Puerto Rico, hecho comentado en un informe ellO de febrero de 1858. El informaba que era limitado el número de casas de comercio de origen belga, francés, hamburgués, inglés y norteamericano que pudieron haber salido sin daño de los malos días de 1857 y 1858. ~Latimer y Compañía" fue la única casa norteamericana en Puerto Rico que sobrevivió a la crisis. Latimer era agente comercial de los Estados Unidos. Abundando en el informe, ninguna casa de comercio alemana sobrevivió, y las inglesas suspendieron los pagos. Los comercios en manos de franceses sufrieron daños, pero siguieron funcionando. De la bancarrota de la casa de comercio Decastro hace especial referencia por su importancia: La banqueroute des deux maisons Decastro solidaires I'une de autre est evaluée a 2 mi~ IlIons de pesos. Ce chUfle est enorme pour celle colonle et cependamt aucun créancier n'a en recoum á I'autorité pour sauvegarder se droits. 44 Es notable la importancia que este cónsul otorga a esta quiebra en un país con tan pocos capitales como era Puerto Rico. Pero a pesar de que todas las casas mercantiles alemanas en Puerto Rico fueron a la quiebra debido a la crisis de 1857, no pasó mucho tiempo sin que volviesen los intereses germánicos a reinvertir en la Isla, recuperando su papel de ser los grupos que estimuló el desarrollo tecnológico y fi· nanciero de Puerto Rico, motivo de otro de nuestros estudios.

44 Archiv~s diplomatiquts. Mjnist~r~ des Affair~s

Etrangeres, Paris, Tomo IV, n. 438-442.


Nuevas perspectivas para el desarrollo de la inteligencia Conferencia ante la Asociación de Escuelas Privadas de Puerto Rico José Buscaglia

Como partícipe en uno de los proyectos experimentales de mayor rigurosidad científica entre los múltiples programas encaminados a la búsqueda de nuevas metodologías para la enseñanza de estructuras y habilidades del pensamiento, me siento en la obligación de exponer a priori ante ustedes las estrategias que habré de utilizar para estructurar mis planteamientos. Intentaré sistematizar, epistemol6gicamente, evidencia proveniente de varios campos del saber humano, mediante un proceso de deducciones paralelas que irán aproximando el contenido de las premisas en tiempo y espacio al tema más específico de la enseñanza de las habilidades del pensamiento en el momento actual y, luego, en lo que atañe, aún más espeCÍficamente, a Puerto Rico. Paralelamente iré establedendo conYer¡encias entre la evidencia presentada para demostrar que cada premisa presentada tiende no sólo a corroborar la hip6tesis central de que la inteligencia se puede y se debe enseñar, sino igualmente a las otras premisas presentadas en el sistema de reladones que la apoyan. Es decir, que los hechos validarán las conclusiones tanto por deducción como por la convergencia de los procesos deductivos entre sí. Por último, relacionaré algunas de las conclusiones más específicas para volver atr's a la evi· dencia e inducir unos principios generales que sirvan de guía para

las recomendaciones prácticas que puedan derivarse de la evidencia. Permítanme primeramente plantear la hipótesis en términos generales. Nacemos con una maquinaria biológica cerebral única en su complejidad funcional y en su potencial operativo. Sin embargo, este magnífico equipo nos es en· tregado sin un Manual del Usuario. Para aprender a usario y, más aún, para enseñar a otros a usarlo es necesario entender cómo opera, por qué evolucionó biol6gicamente, cómo se le puede sacar el mayor rendimiento y hacia d6nde puede eventualmente llegar. La pedagogía contemporánea centra su atenci6n en la naturaleza de los procesos mediante los cuales el ser humano recibe, ordena, relaciona y genera in· formación. Es en el conocimiento de estos principios fundamentales que deberá centrarse actualmente la adquisición del conocimiento. Oe no hacerse así corremos el grave riesgo de multiplicar aceleradamente nuestro rezago y ampliar el margen de nuestra dependencia científica, tecnológica y organizativa. Nos corresponde grabar claramente en nuestras conciencias el hecho de que cada especie está dotada con sus particulares mecanismos de. fensivos y competitivos. En el ser humano éstos han evolucionado por la vertiente de las habilidades del pensamiento. Los principios de la supervivencia, el rango y la dominación operan igualmente

en las sociedades humanas como en el resto de las especies biológi* caso O definimos colectivamente nuestro futuro, o permitimos que lo definan por nosotros. O nos capacitamos para producir ciencia y tecnología, o permitimos que nos las vendan a cambio de nuestros recursos patrimoniales. O desarrollamos instituciones gubernamentales y privadas que funcionen, o permitimos que nos gobiernen y organicen. En resumen, elevamos los niveles de competencia intelectual en segmentos mayoritarios de nuestra sociedad, o permitimos que nos dominen o absorban las sociedades que han logrado desarrollar más elevados niveles de inteligencia colectiva. Estas son crudamente expuestas las reglas invariables del juego. Estas son las reglas que nos impone la naturaleza del mundo biológico al que pertenecemos. El que aún crea que somos descendientes venidos de tribus angélicas juega contra los principios naturales que gobiernan nuestra especie. Podemos, con derecho de convicci6n, creer en destinos más altos de carácter supranatual pero debemos hacerlo solamente luego de aceptar racionalmente los hechos de que de momento la sociedad puertorriqueña está sujeta a unas condiciones de vasallaje y subdesarrollo de carácter tercermundista. No es el momento ni de la humildad ni del amilanamiento. Es el momento de educar vigorosamente a un pueblo para

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hacerse dueño de su propio destino. Permítanme ahora fundamentar científicamente el porqué sostengo estas convicciones. Dos principios me parecen muy evidentes en el denso proceso evolutivo que da origen eventualmente al hombre como ent~ biológico y a la inteligencia humana, considerada ésta como un conjunto de atributos manifiestos de ese mismo ente biológico. Primero, todo el proceso evolutivo desde su origen cósmico al químico y luego al biológico procede de estructuras más simples hacia estructuras más complejas -de menos número de componentes a mayor número de componentes. Las formas más primitivas que subsisten tienden a ser las más antiguas y las más complejas, las de más acUva y reciente evolución. Las estructuras más simples que se han perpetuado o estabilizado en sus correspondientes nichos ecológicos, ocupan sí su lugar en la escala evolutiva pero han quedado al margen de los procesos evolytiyos más activos y de menos estabilidad. La culminación del proceso ascendente evolutivo parece, por el momento, residir en la especie humana. Sostengo que esta última se encuentra actualmente en pleno estado de cambio y aún sin límites fijos ni en su acomodación ecológica ni en su potencial de modlflcabilidad. Segundo, en el orden de los entes biológicos una mayor complejidad estructural Implica posibilidades más amplias de conducta. Los entes más simples permanecen más sujetos al medio en directa proporción a la simplicidad de sus estructuras. Los entes biológicos más complejos tienden a diversificar su conducta en directa proporción a la complejidad de sus estructuras biológicas. La estructura biológica más compleja y modificable, por lo menos en nuestro planeta, es el cerebro humano. Podemos trazar el relativamente rápido proceso de encefalizadón en ei orden de los primates al cual pertenecemos a través de un proceso evolutivo de unos ciento treinta mIllones de

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años a partir del momento en que nuestros ancestros se convierten en mamíferos placentarios con ce· rebros bihemisféricos unidos por un cuerpo calloso. Los cerebros c1rcunvolucionados y de tamaños proporcionales semejantes a los de los monos actuales comienzan a evolucionar hace unos treinta millones de años. Dentro de este parámetro, el proceso evolutivo más significativo, el de los homínidos, comienza hace unos cinco millones de años con el australopiteco, de cerebros superiores ya a los monos y gorilas actuales. El horno habills, hace dos millones de años dobió la capacidad endocraneal del australopiteco y así sucesivamente hasta el homo sapiens y el hombre moderno con una capacidad endocraneal promedio de mil trescientos gramos en proporción alométrica a las variantes en los volúmenes corpóreos actuales. Este recuento sumarlo hasta aquí expuesto nos trae por la vía evolutiva al origen de las estructuras cerebrales propias de nuestra especie pero éste es solamente el primer cuerpo de evidencia analizable para explicar el fenómeno de la diversidad de habilidades superiores del pensamiento humano. Una vez constituida la superfamiJIa de los homínidos con la única especie sobreviviente (horno), entiendo yo que se rompe una barrera genética que abre una nueva brecha en el proceso evolutivo. Si el principio de mayor complejidad estructural corresponde a una mayor diversidad operativa, la reproducción casi idéntica dentro de una misma especie por la vía genética clásica vendría estrecha para explicar la amplitud de conducta y diversificación de habilidades del pensamiento en el hombre actual. Propongo que en el hombre operan dos mecanismos que nos permiten ampliar sobre los límites biológicos estructurales de las otras especies vivientes. El primero lo constituye el nivel de complejidad en los mecanismos ontogenéticos, en particular el del desarrollo de los hemisferios cerebrales en el feto humanoide¡

es decir, la primera fase de vida, la vida intrauterina. Nos referiremos para esle aspecto a los más recienles estudios llevados a cabo por el recientemente fallecido Norman Gershwin, del Harvard Medical School y por el Dr. Albert Gaiaburda, en los laboratorios neuroanatómicos de Harvard y el Hospital Beth Israel de Boston, los cuales aportan sorprendente evidencia sobre los mecanismos ontogenéticos y su relación con la diversidad y amplitud operativa del cerebro en la fase de la mitosis activa de las neuronas. El segundo mecanismo se re· ferirá al cúmulo de evidencia reciente relativa al desarrollo cereo bral desde el momento en que el niño sale del claustro materno hasta su eventual deterioro. Los conceptos principales los fundamento en las investigaciones de Roger Sperry, Torsen Wiesel, David Hubel, Margaret Livingston y Jerre Levy. En ambos de estos mecanismos opera la influencia del medio y, por lo tanto, son susceptibles a cierta medida de control. El primero (el ontogenético), durante el embarazo y el segundo, mediante la enseñanza directa de procesos mentales que, como veremos, tienden a modificar, estructurar y ampliar las capacidades biológicas del t.:erebro. En el primero de los casos se han estudiado, mediante una nueva técnica de autopsiJ. cerebral conocida como análisis citoarquitectónico, de 50 a 100 áreas diferentes de arquitectura cortical y sub·cortical. El desarrollo de la corteza cerebral nerviosa en el feto ocurre en varias etapas. Las células nerviosas que constituyen la corteza se producen y reproducen de células progenitoras en áreas especiales que rodean los ventrículos o cavidades cerebrales del feto y que se conocen como ~ ¡ermlnales. De aquí las neuronas emi¡ran a diversas áreas corticales y sub-corticales y comienzan a establecer variedades de nexos y circuitos funcionales. Cuando esta segunda etapa termina, las neu-


·.

ronas ya en sus lugares correspondientes crecen en tamaño y complejidad dentro de las varias estratas de la corteza. Durante la mitosis y la migración neuronal a la corteza las diversas estratas corticales del feto crecen a diferente ritmo según el medio materno en el cual se encuentra inmerso el feto. Lo significativo de todo esto y de otros detalles de naturaleza similar en el desarrollo del cerebro fetal, es que los balances hormonales y bioquímicos en la madre, particularmente los niveles de testosterona, afectan los rUmos de desarrollo y las estructuras corticales del feto a niveles microscópicos en su diseño. Tales fenómenos no solamente señalan el origen de un sinnúmero de dificultades que luego se manifiestan en el aprendizaje, sino que de igual modo señalan al origen de otro sinnúmero de habilidades superiores en determinados individuos. La influencia del medio intrauterino parece ser crítica entre la decimosexta y la vigésimocuarta semana de embarazo. He aquí el comienzo de un nuevo reto que pronto tendrán que afrontar los pedagogos. Basta con señalar que de momento no sentimos reparo alguno en tratar de controlar el medio ambiente en que el niño nace y se desarrolla. ¿Estará justificado de igual modo el intervenir en el medio intrauterino? ¿Qué porciento de la deserción escolar tiene su origen en desórdenes neurológicos o en desaciertos pedagógicos? Pasemos al segundo mecanismo que amplía la diversidad operativa de la especie más allá de los límites filogenéticos de los otros organismos vivientes- en el desarrollo cerebral a partir del nacimiento. Aunque el número de neuronas no aumenta y de hecho va en descenso a través del ciclo de vida, hay -más aún que en la gestación- un sinnúmero de pro· cesas que modifican la estructura cerebral. Entre éstos, las conexiones intemeuronales, las funciones de otras células como las glía que coayudan al funcionamiento de

los conectores, las ramificaciones dentrlnas, la miellnizacíón del cuerpo caUoso interhemisférico, los mecanismos compensatorios neuronales, la velocidad de transmisión callosa y la acción de los agentes químicos transmisores como la hidroxiptriptamina, la serotonina, la acetilcolina y otros. Sin tiempo para entrar en el detalle de estos procesos, les ruego que tentativamente acepten como cierto que lo que cada uno de nosotros hacemos en el salón de ciases tiene un efecto directo en las diversas estructuras cerebrales del niño, del adolescente, o del adulto. De hecho, cuando ustedes salgan de esta conferencia la estructura fWg de sus cerebros será un poco distinta a cuando entra· ron. (Les pido excusas por esta agresión física a su corteza cerebral.) Más aún, ese cambio Inicial puede tener efectos de índole microscópica en fechas posteriores. Por añadid ura, estos cambios a corto y largo plazo serán distintos en cada uno de ustedes. Indica Arturo Rosenblueth en el Postulado Sexto de las relaciones Mente-Cerebro que: "Cada evento mental específico está correlacionado con un diseño espacio-temporal específico de activi· dad neuronal". Añade en el Postulado Séptimo que: "Las leyes de la física son aplicables a todo el universo material, incluyendo nuestros organismos y sistemas nerviosos; además, ni los procesos neuronales ni los mentales están sujetos a cualquier determinismo causal o probabilista, distinto del que se aplica a los fenómenos físicos". (Mente y Cerebro, Rosenblueth, Arturo, Siglo 21, 1970). En el acto mismo de añadir una nueva idea o de ampliar lo observado, acontece un fenómeno neurológico concomitante que deja huella en nuestro cerebro. En consecuencia, todo evento pedagógico contribuye a formar físicamente el cerebro del edu· cando. De estos hechos se desprende, en gran medida, la validez y efec. tividad de la enseñanza de procesos. Reladonemos los datos pre. sentados hasta el momento. Pri-

mero, la perspectiva de análisis evolutivo nos permite aseverar que la mente tiene una base orgánica la cual, por su natu raleza estructurai, procesa información mediante operaciones específicas propias de la especie. Segundo, la perspectiva analítica del desarrollo ontogenético y los procesos de maduración postnatales señalan al hecho de que la integración perceptu al y cognoscitiva son susceptibles a modificaciones controladas mediante el manejo del medio. Siendo la mente, en consecuencia de las dos premisas anteriores, una estructura or~ánjca modificable. permite la consideración de procedimientos que pu eden resultar más adecuados para aumentar, refinar y acelerar sus funciones en base a la naturaleza propia de las estructuras neurológicas que la sostienen. El punto de partida, en consecuencia, ha de ser el de diseñar y seleccionar los métodos más compatibles con los mecanismos perceptivos, asociativos, analíticos, jerárquicos, integradores y generativos cerebrales. El funcionamiento combinatorio de estas categorías funcionales y los múltiples factores operativos que las componen son el fundamento de las diversas modalidades representativas de la realidad en base a las que operan las funciones cognoscitivas superiores. Señalaba Einstein en su en· sayo "Física y Realidad" que "la totalidad de la ciencia no es nada más que un refinamiento del pensamiento cotidiano". Comparar, diferenciar, ordenar, seleccionar, jerarquizar, clasificar, deducir, inducir, formar conceptos, hacer inferencias y desarrollar hipótesis, entre muchos otros procesos, ocurren como fenóme. nos neurológicos y mentales tanto cuando hacemos la compra en un supermercado como cuando diseñamos un nuevo modelo mental en el proceso de razonar sobre un problema complejo en el campo científico o humanista. En otras palabras, la diferencia entre un buen pensador y uno mediocre es tanto cualitativa como cuantlta-

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tiva. Los procesos por naturaleza son los mismos, salvo los casos en que existen deficiencias orgánicas. Lo que varia es el ordenamiento, la riqueza, la diversidad y la amplitud de los nexos temporales o permanentes y la velocidad operativa de las funciones cerebrales. La capacidad de procesamiento se amplía y se acelera en proporción directa al volumen de circuitos neuronales establecidos y activados que el individuo haya desarrollado en un momento determinado. Dicho fenómeno es multiplicativo en términos del aprendizaje. A mayor estímulación de procesamiento, mayor activación neuronal y mayor potencial para ampliar lo que Rodríguez Delgado llama los "umbrales asociativos". El m:d.m. y amplityd asociativa es lo que a su vez amplía el nivel cualitativo. En consecuencia, existe una correspondencia directa entre el factor cuantitativo y el cualitativo en el desarrollo cerebral. Recapitulamos en lo referente a los dos principios evolutivos que mencionamos en un principio, es decir, el proceso evolutivo activo conducente al origen biológico de especies superiores procede de estructuras más simples a estructuras más complejas y una mayor complejidad estructural implica posibilidades más amplias de conducta. En el caso específico del ser humano esto impUca mayor amplitud de conducta intelectiva, adaptativa y social. Hasta aquí mis planteamientos referentes a algunos de los fundamentos evolutivos y neurológicos a tomar en cuenta al considerar nuevas bases para una futura pedagogía. Pasemos ahora a los métodos. Sostengo que existen ya cerca de unos treinta programas evaluados en mayor o menor grado y que son efectivos en términos de organizar funcionalmente y am· pliar las diversas habilidades pensantes del educando. Con fondos combinados de Petróleos de Venezuela y el Instituto Nacional de Educación (N.I.E.) analizamos, clasificamos y evaluamos los programas más destacados dentro

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de este enfoque pedagógico. Para el que tenga interés en entrar en más detalle sobre los diversos programas disponibles, lo refiero a la publicación titulada The Teaching 01 Thinking publicada por Lawrence Erlbaum Associates, Hillsdale, New Jersey. El mencionado estudio analiza los enfoques para la enseñanza de las habilidades del pensamiento bajo cinco categorías: los que enfocan en operaciones cognoscitivas, los orientados hacia la heurística, los que abundan sobre los principios de razonamiento formal, los que enfatizan en el lenguaje y la manipulación de los símbolos como medios estructurales del pensamiento y los que centran en el análisis del pensamiento, las estrategias argumentativas y las habilidades metacognoscitivas. Todos estos programas abundan sobre habilidades reconocidas y ampliamente analizadas psicológicamente bajo condiciones experimentales controladas. No tengo duda de que el conjunto de todos estos programas es lo suficientemente representativo de las funciones y capacidades intelectivas del ser humano. Cada uno de estos enfoques y programas tiene sus méritos y su utilidad. En el caso de Puerto Rico seleccionar enfoques y desarrollar programas de estímulo cognoscitivo depende de los objetivos pedagógicos que deseemos establecer para el mejor desarrollo de la sociedad puertorriqueña. Comentaré a continuación sobre tres aspectos que considero fundamentales en nuestra condición sociocultural actual y que habría que tomar en consideración al enfocar sobre el tema de una reestructuración curricular fundamentada en el estímulo congnosclllvo. Señalaremos primeramente estos tres aspectos para luego considerar soluciones pedagógicas a tenor con las circunstancias reales del fenómeno. Primero, la sociedad puertorriqueña actual carece de una agenda o propósito colectivo. Si ista existe es tan amorfa, incolora y tan carente de sabor como

un chayote crudo. Pese al camuflage de un aparente desarrollo económico, en términos sociales lo único que se está desarrollando en Puerto Rico es el subdesarrollo y la dependencia. Sin metas, no se puede saber en qué dirección uno corre. Y, cuando todos corren en direcciones distintas, sucede como en los carritos locos que nos damos continuamente golpetazos pero nadie sale del círculo porque nadie realmente va a ninguna parte cuando la colectividad en la cual el individuo actúa va al garete. Segundo, los síntomas de la condición antes descrita presentan un serio problema a todo esfuerzo educativo. El pensar requiere modelos y objetivos. Se piensa como parte de la agenda de ser y de lograr propósitos. El pensar es un acto existencial. Se piensa, en consecuencia. dentro de un estilo, dentro de una cultura y con la naturaleza de una lengua y unas imágenes que la expresan. Cuando esto no se logra o la cultura existente no provee el debido estímulo positivo, se merma el potencial y la razón de ser del pensamiento. El refuerzo positivo del logro en el pensar es la transformación y la autoafirmación. Ante estas consideraciones afirmo que en Puerto Rico en la actualidad no existen las circunstancias propias para el desarrollo cognoscitivo. Contrario al pensamiento analítico, domina la frivolidad y la holgazanería intelectual. Si no se puede remediar nada, no vale la pena pensar. Si no se va a ninguna parte, nuestra voluntad de llegar no cuenta. Si no se puede ser, no vale la pena hacer nada. De aquí la superficialidad y el desenfreno que es la ausencia de la razón y del propósito. El circo del alcoholismo y, como lo expresan las voces en uso, el del "traqueteo" y la "brega" caracterizan el primer nivel de los síntomas resultantes. El no tan carnavalesco incremento en la criminalidad y las drogas domi· nan a un nivel sintomático más profundo.


La salvedad sea hecha de que no basta con que una exigua minoría desarrolle su potencial cognoscitivo. El poder competitivo de una sociedad depende de que grandes segmentos poblacio~ .nalll desarrollen los patrones de conducta mental adecuados para garantizar su supervivencia y mantener ventajas. Recordemos nuevamente las viejas reglas del juego biológico del horno sapiens. En el proceso evolutivo de las tropas primates a las sociedades humanas el hombre desarrolla principios competitivos muy contundentes como la aniquilación, la guerra de dominación, la subyu. gación, el coloniaje interno y externo y múltiples grados de control o explotación de las sociedades más débiles. El que crea que ya no estamos jugando este "deporte" en el mismo estilo de antes que viaje a las zonas en conflicto en el tercer mundo o que observe más analíticamente su propia circunstancia. En los conflictos de esta naturaleza tiene las de ganar el "equipo" pensante que desarrolle mejor organización, mejor producción y mejor tecnología. Ayer y hoy las habilidades del pensamiento no son simple ornato de la especie sino la esencia misma del meca-nismo selectivo que la desarrolla. La cultura, a su vez, no es puro placer estético sino el vínculo de solida~ que ata a los integrantes de una sociedad para hacer a ésta más eficiente en la obtención de sus fines colectivos. Tercero, medidas psicométricas obtenidas bajo los auspicios del Proyecto lnteligencia de Harvard y Venezuela en Barquisimeto, Venezuela, con pruebas estandarizadas en Puerto Rico mostraron, desde el inido de nuestra intervención educativa en 1979, sorprendentes similitudes con los perfiles cognoscitivos de poblaciones comparables en Caguas, Bayamón y Arecibo. De igual modo, las tendencias comunes a ambos señalaron notables diferencias con las medidas obtenidas en los Estados Unidos y en otros países fuera del ámblto lingürstico-cultural de Latinoamérica.

ningún momento tales diferencias señalan o superioridades o inferioridades pero sí a significativas diferencias. En otras palabras, el "techo" psicométrico nunca es plano sino ondulado y el tipo de ondulaciones o las características dominantes individ uilles tienden a ser semejantes dentro de un determinado parámetro lingüísticocultural. El banco de datos al que hago referencia contiene los resultados de más de 46,ooU pruebas administradas y respuestas correlacionadas de más de tres millones de "flems". Mediciones de esta magnitud creo que pueden considerarse confiables. En términos generales, podemos señalar que más allá de las similitudes que podemos observar a simple vista entre Puerto Rico y otros pueblos latinoamericanos subyace una estrecha similitud en el funcionamiento de los procesos mentales. Más aún, en términos de nuestra hipótesis de las relaciones mente-cerebro, afirmamos que las estructuras neuronales propias de dichas colectividades guardan igualmente una estrecha similitud. Movidos por estos hallazgos y bajo los auspicios del mismo proyecto se preparó un informe técnico que muestra una estrecha relación entre determinados aspectos socioculturales y del uso del lenguaje con aspectos específicos del subdesarrollo sociopolítico y tecnológico, los niveles de dependencia y el grado de desorganización administrativa. A continuación algunas de mis conclusiones. Primero, podemos inducir que toda cultura o estructura social promueve el desarrollo de una serie de habilidades intelectuales dominantes al mismo tiempo que inhibe el d esarroll o d e otras. Las p arti culares condiciones históricas, culturales, sociales y económicas existentes en Puerto Rico y Latinoamérica determinan aspectos significativos en el perfil cognoscitivo de estas poblaciones. Ningún programa educatlvo puede realmente tener éxito en estas áreas del mundo sin una

comparaClon substancial de las características particulares que condicionan tales diferencias. Segundo, en el actual marco de referencia de la competencia internacional es evidente que los países primermundistas mantie· nen su más elevado nivel de vida y su dominio directo o indirecto sobre los países del tercer mundo gracias a sus niveles de organización, de productividad y a su capacidad para producir ciencia y tecnología. Esto equivale a decir que la conducta mental de un gran segmento de sus habitantes opera a los niveles requeridos para mantener estas ventajas. Tercero, la dependencia mental es el punto de origen más significativo del colonialismo económico y poUUco. Los conocimientos actuales de cómo operan y cómo se pueden enseñar directamente las habilidades del pensamiento pueden contrarrestar las iniquidades señaladas. Este es el principio revolucionario y científico que fundamenta los programas para el desarrollo y democratización de la inteligencia. Cuarto, las investigaciones más recientes y los resultados obtenidos a nivel mundial en el campo de la enseñanza de las habilidades del pensamiento aportan firme evidencia a la efectividad de dichos programas. En consecuencia, es conveniente institucionalizar en Puerto Rico el estudio e implementación de estas nuevas metodologías conducentes a reducir los niveles de dependencia y a elevar la efectividad organizaUva y productora. Quinto, sin disminuir aspectos positivos en nuestra personaUdad cognoscitiva susceptibles a mayor estímulo, cada uno de los aspectos negativos que inhiben nuestro desarrollo mental y social son modificables mediante la pedagogía de procesos. Los resultados que hemos obtenido en el 'Proyecto Inteligencia" y otras itervenciones ensayadas en Venezuela bajo los programas de la Democratización de la Inteligencia señalan en esta dirección.

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Sexto, la metodología de pro~ cesos centra en el entrenamiento y desarrollo de determinadas operaciones mentales de carácter general las cuales se van combi~ nando pedagógicamente en fonna estructural con el objeto de ir elevando por etapas la efectividad pensante y analítica del educando. La ventaja de dicha metudología es que se puede adaptar él cualquier nivel del sistema educativo y es aplicable y transferible a cualquier contenido formal y nivel de complejidad. Es decir, se puede enseñar a pensar ordenada y sistemáticamente a cualquier individuo a cualquier edad, capacitándole para analizar, investigar y absorber cualquier tipo de información de una manera más efectiva. Séptimo, el estímulo cognoscitivo directo y sistemático dirigido a grandes segmentos poblacionales, particularmente a los más oprimidos, es la clave pedagógica más efectiva para elevar el nivel de desarrollo social. El subdesarrollo no estriba, particularmente hoy en día, en la escasez de recursos naturales, sino en la de recursos pensantes y organizativos de grandes segmentos poblacionales. Puerto Rico comparte con Latinoamérica y otros países aspectos fundamentales que frenan su desarrollo y limitan su au tosuficiencia. Octavo, el estudio y diagnóstico de los factores operacionales mentales en la población puertorriqueña deberá ser la base de toda reforma educativa. La eventual reconstrucción y fortalecimiento de la sociedad puertorriqueña se fundamentaría, en consecuencia, sobre bases de mayor permanencia. Noveno, para que estos programas verdaderamente transformen la estructura social y cultural se requiere que los mismos se implementen en forma generalizada. A tales fines se requiere la toma de decisiones concertadas al más alto nivel entre el sector público y privado y derivar de tales decisiones un plan logístico integral de investigaci6n e implementaci6n.

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Décimo, todo lo anteriormente expuesto en estas conclusiones es enteramente consistente con los principios establecidos de que la mente humana es una estructura oriánica modificable. El origen y naturaleza de la mente humana señalan a la metodología de procesos como la más efectiva para ampliar sistemáticamente los límites de las habilidades intelectivas. Recomendaciones más específicas en cuanto a los métodos más adecuados a las circunstancias socioculturales y al perfil cognoscitivo actual en Puerto Rico: Primero, la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, en coordinación con la Escuela de Medicina de Harvard y el Laboratorio Neuroanatómico de Beth Israel Hospital de Boston, podría llevar a cabo una serie de investigaciones referentes a los balances hormonales y otros factores ontogenéticos dentro de las circunstancias particulares de las mujeres embarazadas en Puerto Rico. Segundo, se recomienda la adaptaci6n y adopción en Puerto Rico del "Modelo Multifaclorial de EsUmulación Adecuada" fundamentado en las investigaciones del Dr. Berry Brazelton del Massachusetts General Hospital. El desarrollo y el funcionamiento del cerebro durante la primera infancia depende de la calidad y la cantidad de las interacciones que se establecen entre el niño y su ambiente. Las experiencias sensomotrices a esa edad son fundamentales para el desarrollo de las capacidades El cerebro del recién nacido se caracteriza por su inmadurez y plasticidad. Si no se le proporciona al sistema nervioso una estimulaci6n adecuada, éste presentará retardo y deterioro estructural y funcional. (La DemocratiZQció,. de 10 ,,.teligtncÜJ, Presidencia de la República, Caracas,1984.)

En consonancia con lo aludido, conviene señalar que en nuestro medio gran parte de la estimulación a que está expuesta la población tiende a producir efectos contrarios al desarrollo cognoscitivo. Por ejemplo, se calcula que más de milJón y medio de personas se ven sometidas al condicionamiento operante de los programas sabatinos de televisión en donde el refuerzo de una premiación de cualquier cacharro electrónico fija una conducta de antivalores. Así como existe la escuela existe la antiescuela que recarga los circuitos asociativos neuronales con imbecilidades que quedan plasmadas biológicamente en los cerebros de niños y adolescentes. El programa de estimulación temprana multifactorial recomendado incluye el concientizar al público y, particulannente a los padres, sobre los riesgos de los estímulos negativos que merman el potencial biopsicosocial del ser humano. Tercero, se recomienda la aculturización, adopción y desarrollo de varios programas de estímulo cognoscitivo a nivel de primaria y secundaria. En una primera fase de experimentación formativa se podría ensayar con aquellos que han demostrado ser los más confiables y efectivos como lo son: 1. ARrender a Pensar -Introduce en el sistema educativo una metodología (CORT) creada por el Dr. Edward De Bono y ya adaptada al medio y lengua latinoamericano (CEP) en Venezuela. Mediante el ejercicio con una serie de "herramientas" del pensamiento aplicada a ejemplos reales o plausibles, se capacita al niño para no sólo adaptarse al medio, sino para actuar sobre el mismo. El método se fundamenta en la enseñanza específica de cuarenta procesos mentales que funcionan, activados por las herramientas, en la organización del pensamiento, la comunicaci6n verbal, la clarificaci6n del argumento y la creatividad.


2. Enriquecimiento Instrumental - Está basado en el sistema ideado por el Dr. Reuven Feuerstein. El mismo está dirigido a desarrollar aquellos procesos mentales que por su ausencia o por su uso ineficaz son responsables de un bajo rendimiento intelectivo. Se fundamenta el programa en la posibilidad de modificación de las estructuras cognoscitivas a través de un agente mediador que actúa entre el sujeto y el estímulo para aumentar la capacidad de aprendizaje y rendimiento escolar. 3. El Pro¡rama 5.0,1. -Está basado en la teoría de la estructura del intelecto desarrollada por J. P. Guilford y sus colegas. En su modelo se identifican tres dimensiones a decir, operaciones, contenidos y productos. De éstas se desprenden múltiples categorías. Toda tarea compleja comprende componentes de cada una de las dimensiones, sumando unas ciento veinte posibles combinaciones que él denomina como "primer orden de factores" y que a su vez son representativos de las habilidades mentales.

Los más recientes resultados obtenidos con este método en el Japón nos animan a pensar que su efectividad puede ser considerable. 4. El Proyecto InteH¡enciaTambién conocido como Odyssey en su versión en inglés es, tal vez, el de más amplio abarque en términos de las habilidades que enseña y el que posee el manual del profesor más minuciosamente detallado. Aunque fue originalmente diseñado y evaluado sumativamente a nivel del sétimo grado, se usa en la actualidad en los Estados Unidos desde el cuarto al octavo grado. Se trabaja ahora en la expansión de algunas de las series del curso para constituir otros cursos de semestre o año completo. Las posibilidades de desarrollar aún más este currículo son muy variables. Sería particularmente rráctico el desarrollar el materia en forma espiral desde los grados primarios hasta el duodécimo grado, de forma tal que se constituya en la espina dorsal de un programa de estímulo cognoscitivo. A su vez, me-

diante el uso de ejercicios isomórficos se asegurarla la transferencia a todos los cursos de contenido regular del sistema a todos sus niveles. El punto de partida de este curso, en su versión original, lo fue el análisis de las múltiples medidas psicométricas obtenidas en Barquisimeto durante la evaluación formativa de los diversos instrumentos de medición para construir la preprueba a utilizarse en la evaluación sumativa, así como durante la estandarización de la llamada "Prueba de Barquisimetro -1" que permitió establecer la línea de base para el control del experimento. Añadimos a esto los datos obtenidos durante un año completo de evaluación formativa de las lecciones. Podemos, por lo tanto, aseverar que dicho curso se diseñó en respuesta directa a las altas y bajas del perfil psicométrico bajo análisis. Debido a lo anteriormente expuesto relativo a la similitud entre las medidas obtenidas en Barquisimeto y las de Puerto Rico, se pueden anticipar efectos similares.

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Apuntes sobre el bilingüismo en Puerto Rico: actitudes sociolingüísticas del maestro puertorriqueño. Prot. María M. L6pez Laguerre

Se hace muy dificil pretender que todos acepten la existencia de un bilingüismo arquetipo en Puerto Rico, luego de examinar la multiplicidad de definiciones logradas en diferentes campos del saber que se han dedicado a su estudio. Si aceptamos el punto de vista político, de que es mediante una legislación que se declaran oficiales dos lenguas en un territorio, entonces Puerto Rico es un país bilingüe. Podríamos también aceptar que una comunidad es bilingüe cuando hay contacto entre dos lenguas, aunque la mayoría de los habitantes sólo posea un barniz de una de ellas. En estas circunstancias podría aceptarse que Puerto Rico es un país bilingüe. La meta de nuestro sistema educativo es dara al afirmar que su máxima aspiración es el bilingüismo. La realidad es otra cuando nos acogemos a una definición más rigurosa, dentro de unas dimensiones puramente lingüísticas, o nos atenemos al estricto sentido literal del término (Haugen, 1953; Weinreireich, 1953; Gili Gaya, 1965). Si se habla con el concepto etimológico a la vista, el término bilingüe se refiere a la coexistencia de dos lenguas. Por lo tanto podemos aplicarlo a los individuos que hablan dos lenguas o a las comunidades donde estas lenguas conviven. Así que puede hablarse de un bilingüismo individual y de un bilingüismo colectivo. Miremos el individual. Si examinamos las dos lenguas, el español y el inglés, en sus aspectos constitutivos, y exigimos el dominio fonitico, morfológico, sintáctico y semántico que permita una comunicación en ambas lenguas, es obvio que se reducida significativamente la población bilingüe puertorriqueña. Esta disminuye aún más cuando pensamos en el utópico bilingüe que adquiere las dos lenguas en la primera infancia y las utiUza en las mismas circunstancias y con la misma frecuencia, sin necesidad de traducir de una a otra. Si aceptamos una definición más flexible y obviamos un grado de perfección y únicamente nos limitamos a pedir que el individuo pueda comuni-

carse oralmente con efectividad en ambos idiomas; aún así no podemos ofrecer una contestación categórica sobre si el 50% de la población puertorriqueña es bilingüe. Otro aspecto no menos importante es explicar el bilingüismo en su función dentro del contexto socio-cultural de una comunidad o país conocido como bilingüe. Sin duda que es una transferencia metafórica de significado, pues si bien es difícil describir una competencia dual de un individuo, más difícil resulta describirla en una comunidad. Podemos entender que en una comunidad CO~ existan dos o más lenguas; también se explica que una porción numerosa de los habitantes sean capa~ ces de comunicarse en tales lenguas con cabal facilidad relativa. No conocemos ningún país que haya logrado un bilingüismo de toda su población. Para entender el bilingüismo colectivo, sin lugar a dudas, hay que rroyectar los fenómenos del bilingüismo individua o psicológico sobre la base de la situación socio-cultural de la comunidad bilingüe. Quede claro que, a pesar de la estrecha relación que une los dos aspectos, se trata de dos realidades distintas cuyo conocimiento implica metodologías diferentes. Del comportamiento individual se ocupa la sicología y la psicolingüística y del comportamiento colectivo, la sociolingüística o la sociología del lenguaje. Si el puertorriqueño quiere precisar la situación bllingüe del país debe comenzar por preguntarse: ¿Qué grado de competencia lingüística, conducente a lograr una comunicación efectiva en ambos idiomas, se requerirá para considerar bilingüe a una persona ya las muchedumbres? Desde este punto de vista cabe preguntarse si existe en Puerto Rico un estudio científico que demuestre la competencia dual de la población. Nos preguntamos hasta qué punto el bilingüismo de Puerto Rico es estable, objetivo y susceptible de ser medido. Muchas de las confusiones que surgen en Puerto Rico se deben en gran medida al hecho de que no se

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hacen las distinciones entre el bilingüismo oficial, el individual, el colectivo y el educativo. El que Puerto Rico no haya resuelto "su destino final como pueblo", el que existan dudas sobre la naturaleza colonial o autónoma de la Isla, seguramente ha provocado la politización de muchas situaciones que debieron haberse examinado lo más objetivamente posible para el bien del pueblo. Desde su punto de vista oficial, la Ley del Idioma de 19U2 continúa vigente en la I:-Ia. Sin embargo, en 1965, el Tribunal Supremo señaló que "siendo el español el idioma de los puertorriqueños, en cuanto a los tribunales tiene carácter directivo, no compulsivo, la parte de la Ley que dice que en todos los departamentos, tribunales y oficinas públicas, se emplearán indistintivamente el inglés y el español. (Gorrín Peralta y Serrano, 1981: 2U) Los organismos del gobierno de los Estados Unidos que funcionan en la Isla, por norma general, usan el inglés en los procedimientos oficiales y en los formularios, solicitudes y otros documentos; pero en los procedimientos informales y en las conversaciones en las que hay puertorriqueños involucrados, se usa el español. Se hace necesario señalar que, en muchos casos, se redactan formularios y otros documentos en ambos idiomas. Los documentos internos son en inglés. Cuando se celebran vistas, se proveen intérpretes en los casos en que son necesarios. El uso del idioma inglés en el organismo federal varía según el número de puertorriqueños que trabajan ahí y la posición que ocupen. Otro factor de importancia es la clientela atendida. Se usa más español cuando se presta servicio al público general como es el caso del correo, seguro social, salario mínimo, etc. En resumen, en términos estrictamente jurídicos, podemos decir que la Ley del Idioma se ha hecho más flexible en favor del español. La lengua prevaleciente en la mayoría de las actividades públicas y privadas es el español. La realidad es que el problema de la lengua en Puerto Rico ha estado estrechamente ligado a orientaciones políticas, a tal punto que la lucha por la preservación de la lengua materna se ha considerado muchas veces como un acto partidista, subversivo, y no como una herencia histórica y una obligación pedagógica del puertorriqueño. Del mismo modo otros grupos consideran al defensor del bilingüismo como un asimilista que no siente aprecio por su lengua. Después de 90 aftas de intensa labor por hacer de Puerto Rico un país bilingüe, la filosofía educativa y la propia terminología no parecen haberse precisado convenientemente en la conciencia lingüística puertorriqueña. No se pueden ofrecer datos corroborables sobre la densidad poblacional llamada bilingüe. Se carece de pruebas apropiadas para medir el grado de capacidad en cada uno de los niveles constitutivos de la segunda lengua. Erwin H. Epstein nOI señala en su tesis dodoral

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"Política y Educación en Puerto Rico ": Los puertorriqueños parecen creer que el inglés ocupa un lugar legCtimo en el currículo como materia obligatoria, pero no desean lnternalizar lo que ellos creen los haría menos latinos. Los puertorriqueños no desean renunciar a su herencia latina; el hacerse menos de lo que son, menos puertorriqueños. Hasta aquí he presentado una visión panorámica de los problemas inherentes al bilingüismo. tratando de destacar hechos particulares de la situación lingüística de Puerto Rico. Se hace imposible analizar todos los componentes sociales que intervienen en los problemas lino güísticos de esta comunidad. Pero, vaya tratar de particularizar un poco más fijando la atención en las actitudes que se han ido forjando en un grupo bastante nutrido del magisterio puertorriqueño. He seleccionado a los maestros porque constituyen un grupo íntimamente ligado a los problemas inherentes al bilingüismo en la isla. Sabemos que la meta lingüística del sistema educativo ha sido persistentemente el bilingüismo para Puerto Rico y me interesaba averiguar como se han afectado las actitudes lingüísticas del magisterio. ¿Cuáles son sus actitudes acerca de la presencia y papel de ambas lenguas en el sistema educativo? ¿Qué otras variables de la estratificación social en que se mueve el profesor afecta estas actitudes? La población bajo estudio fue la de profesores de escuela superior de la Región Educativa de San Juan que comprende los pueblos de Carolina, Guaynabo. Río Piedras. Trujillo Alto y San Juan. La muestra se constituye de 477 maestros de escuelas académicas, lo que equivale a un 70% de la totaUdad de profesores en la Región. De las 24 escuelas superiores que comprenden la Región, 20 participaron en la encuesta. La participación de los profesores fue voluntaria. Para conocer las actitudes de los profesores se construyó una escala tipo Likert. Esta se compone de 42 enunciados sobre creencias acerca del bilingüismo, 50% expresados de manera positiva y 50% negativa.. La escala se sometió a una prueba de conflabilidad y obtuvo una confiabilidad alfa de .949. La validez de construcción lógica se examinó utilizando varios análisis factoriales, los cuales indicaron que la escala es unidimensional. Para hacer la prueba a las hipótesis se desarrolló un análisis no paramétrico de la medida, esto es, la actitud positiva, neutral y negativa vs. las variables extrínsecas. Para estos anáUsis además de la tabla de contingencia, se computó la chi-cuadrada y el coeficiente de contingencia. La chi-cuadrada provee información de los efectos de una variable en otra variable. El coeficiente de contingencia provee un índice de la asociación de dos variables. A todos los análisis estadísticos se les asignó un nivel alfa de .01.


Esto indica que la probabilidad de aceptar la hipótesis alterna como cierta cuando es falsa es 1 de 100. Los resultados de la prueba de actitudes se pue· den observar en la tabla número 1. Los porcentajes obtenidos en las tres categorías: positiva, neutral y

negativa se acercaron a los porcentajes que caracterizan una desviación normal. 16.8% demostraron una actitud negativa; el 66.9%, una actitud neutral y el 16.4, una actitud positiva.

Tabla Núm. 1 PUNTOS DE CORTE BASADOS EN LA DISTRIBUCION NORMA L Actitud Negativa Neutral Positiva

Puntuación T

Frecuencia

.2Q.

20-39 40-60 61-80

80 319 78

16.8 66.9 16.4

Es interesante observar que el 66.9% de los maestros mantienen una actitud neutral, ni son positivos ni nentivos hacia el bilingüismo en Puerto Rico. Se examinaron 17 hipótesis para tratar de averiguar si existía relación entre la actitud hacia el bilingüismo y otras variables relacionadas con características de los maestros. Los análisis estadísticos paramétricos y no paramétricos señalaron que existe una relación entre la escala de actitud hada el bilingüismo y las siguientes variables: 1. 2

3. 4.

la edad materia enseñada tiempo vivió en Estados Unidos tipo de universidad donde estudió: pública o privada

5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

ubicación de la universidad dominio para leer inglés dominio para escribir nglés dominio para hablar inglés dominio para entender inglés dominio para escribir español lengua materna de los maestros si es bilingüe plan lingüístico preferido para la enseñanza lingüística en Puerto Rico.

De todos los análJsis estadísticos realizados con todas las hipótesis, éste último resultó ser el más significativo pues se demostró que existe una fuerte asociación entre el plan educativo preferido por los maestros para Puerto Rico y la actitud hacia el bilingüismo. La actitud hada el bilingüismo determina el plan educativo que prefieren los maestros.

Tabla Núm. 2 RELACION ENfRE LA ESCALA DE ACTITUD HACIA EL BILINGUISMO y EL PLAN EDUCATIVO PARA LA ENSEÑANZA DE ESPAÑOL E INGLES Total Fila

Todo Español

Inglés Voluntario

Inglés Obli2atorio

11 (57.9%)

58 (35.6%)

11 (5.9%)

O (0.0%)

O (0.0%)

O

8)

Negativa

(0.0%)

(16.8%)

Neutral

8 (42.1%)

101 (62.0%)

135 (73.7%)

DI (69.8%)

2 (100%)

4 (40%)

317 (66.7%)

O

(21.1%)

2!J (30.9%)

O

(0.0%)

4 (2.5%)

~

Positiva

(0.0%)

6 (60%)

18 (16.4%)

Total de columna

19 (4%)

163 (34.3%)

(38.9%)

96 (20.2%)

(0.4«.')

10 (2.1%)

(100%)

Chi cuadrada

=137.07019

ex· =.0001

185

Inglés Español Alternado Voluntario

Español Obli2atorio

Actitud

2

Coeficiente de contingencia

475

=.47323 31


Si observan la tabla núm. 2 verán la relación de la actitud y el plan lingüístico preferido por los maestros para la enseñanza del inglés y el español en Puerto Rico. La chi-cuadrada obtenida para las categorías es de 137.07 la cual resultó significativa a más de 0001. El coeficiente de contingencia obtenido para el plan educativo fue de .473. Esto es indicativo de que la selección de un plan educativo para la enseñanza del inglés y el español en Puerto Rico está fuertemente influido por la actitud hacia el bilingüismo según medido por la escala desarrollada. Al examinar las selecciones de los profesores se observa que de los 19 maestros que señalan que todo debe ser en español, 11 tienen actitud negativa y 8 neutral; ninguno la tiene positiva. El 38.9% de la población señala que el plan educativo debe ser "todo en español y el inglés como asignatura obligatoria" y el 34.3% señaló: "todo en español y el inglés como asignatura voluntaria". El 73.2% de la población seleccionó estas opciones: el inglés como asignatura, ya sea obligatoria o voluntaria. Sin embargo es interesante observar que el 35.6% de los maestros que aceptan el inglés como asignatura voluntaria tienen una actitud negativa mientras que los maestros que aceptan el inglés como asignatura obligatoria sólo un 5.9% tiene una actitud negativa. Otro dato interesante observado es que ningún maestro que tiene actitud nnativa aceptó la enseñanza alternada en inglés y español y mucho menos la enseñanza en inglés y el español como asignatura. No debe pasar inadvertida la conduda observada por los profesores que adoptan una actitud neutral y quienes constituyen la mayoría de la muestra. A la hora de tomar una decisión sobre su preferencia educativa para la enseñanza de las lenguas el 25% se decide por todo en español; el 32% por el inglés como asignatura voluntaria; un 43%

por el inglés como asignatura obligatoria y un 21 % por la alternada. Se puede concluir que los maestros no rechazan la enseñanza del inglés: no aceptan .el inglés como medio de instrucción pero tampoco aceptan la enseñanza bilingüe en el verdadero sentldo de la palabra, que sería la enseñanza alternada. Sólo un 20% de los maestros estuvo de acuerdo con este tipo de enseñanza. En resumen: la realidad lingüística del pueblo puertorriqueño es que el español sigue siendo la lengua de la convivencia, el medio de instrucción de la escuela pública y de la mayoría de las instituciones privadas. Pero la necesidad de la enseñanzaaprendizaje del inglés es realidad que no debe sosia· yarse. En Puerto Rico se hace difícil sostener una si· luación verdaderamente bilingüe porque las circunstancias del diario vivir no ofrecen oportunidades de comunicarse y practicar el inglés o porque hay una resistencia pasiva a aprenderlo. Históricamente se ha visto que muchas lenguas consiguieron expandirse gracias al estrecho parentesco lingürstico que tienen con la lengua en con~ tacto; pero ese no es el caso entre el español y el inglés. Además, la lengua no es un hecho aislado de la cultura y se reconocen las diferencias culturales entre ambas lenguas. No debe olvidarse la distancia geográfica entre Puerto Rico y Estados Unidos. En circunstancias como las ante mencionadas. el proceso enseñanza-aprendizaje de la lengua para formar personas bilingües se toma más difícil. Si esta es la realidad, debe encararse el problema de manera efectiva, reconociendo que en situaciones como éstas se impone la investigación científica y contínua del proceso de interacción de ambas lenguas. Cada situación bilingüe es diferente, resultado de fadores socioculturales, lingüísticos, psicológicos. etc. que deben ser identificados y tomados en cuenta a la hora de planificar el currículo que regirá la enseñanza de las lenguas.

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La posible felicidad del país Optimismo, pragmatismo y responsabilidad social en la reglamentación finisecular puertorriqueña relacionada a la construcción Jorge Rigau "Es una ley, pues, constante e invariable, que los pueblos sigan el espíritu de los tiempos... Esta es la causa de que todos los Gobiernos, inspirados en la santa doctrina del progreso, dicten para sus pueblos medidas y leyes que realicen las formas de aquéllos, y se afanen de continuo por que no sean sus dominios los que queden rezagados en la gran marcha universal" Ing. Augusto Braschi en la Memoria descriptiva del proyecto de alineaciones para la Villa de Coamo, 1870

Introducción Las metas pragmáticas o fundonales a que normalmente se asada la Arquitectura han sido, a través de los años, lastre y helio para la disciplina. Muchos por ello se niegan a reconocer la Arquitectura como Arte; aluden que el componente utilitario que se asocia a la razón de ser de la profesión limita sus aspiraciones y le priva de tal privilegio. Se insiste asf, en que la estética y el utilitarismo se excluyen mutuamente. Sin embargo, en ese aparente pareo antinómico radica predsamente la esencia de la Arquitectura, rama del quehacer humano que, a través de la historia, ha sabido satisfacer requisitos de índole práctica y, en el proceso, desarrollar y establecer criterios estéticos, transformando la apreciación del medioamblente por el hombre. Explicar a fondo tal concepción de la Arquitectura se hace, por lo general, difícil. Por un lado, el mundo construido contemporáneo -de urbanizadones, centros comerciales y una renovación continua con visos claros de amenaza a la tradición más bien parece desalentar la vigencia futura de cri· terio estético actual alguno. Por otro lado, entender la Arquitectura como producto de pragmatismo y productora de estética exige, obligatoriamente, el recorrer los senderos de la semiótica, la epistemología y, por supuesto, la filosofía. No es tal, hemos de aclarar, el objetivo de este trabajo. En su acepción

más básica, el planteamiento sobre el cual nos apoyamos, si así quiere entenderse, no reviste complejidad exagerada: que la Arquitectura, a la vez que produce soluciones para relacionarse con el medioambiente drcundante y las divulga, las convierte en referencias (no precisamente pragmáticas) para otras generaciones subsiguientes. ¿Cuántos no hemos visto grabados antiguos en los cuales el origen de la columna griega se explica a base del uso primero de un tronco como soporte? .. ¿Y cuántas veces después se ha usado la columna griega (en todo el mundo, a través del tiempo) sin pretender evocar literalmente su carácter funcional originario? Si abundamos en tales disquisiciones es porque las entendemos como herramientas eficientes para mejor comprender la naturaleza y desarrollo del entorno urbano puertorriqueño. Poco se ha escrito sobre la trayectoria urbana de la Isla.· Sin embargo, 1En las referencias tradidonales poco material apa· rece sobre el crecimiento de nuestros centros urbanos. Flaqueando quizás anle lo que Mare: Bloc:h describió como "la obeesión por los orígenes", la atención de nuestra hjs. torlografía se ha centrado primordialmente en las Leyes de Indiaa y otras reglamenladones afines. La vivienda. como hecho miado, ha sido también sólo objeto esporádico de atención. Sin embargo, los procesos mediante los cuales nuestras dudada han ido consolidándose como

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estudios recientes sobre la arquitectura de nuestros principales centros urbanos -San Germán, Mayagüez y Ponce- han arrojado luz vital en el desarrollo de nuestras ciudades.) Como resultado de estos esfuerzos -que incluyeron análisis y preparación de documentos, planos, fotografías y escritos- el período comprendido entre 1890 y 1920 se ha podido identificar como uno de particular importancia para el devenir arquitectónico isleño. Al inicio de estas tres décadas se produce no sólo un gran caudal de estructuras, sino que se sientan las bases de una legislación edilicia que ha de propiciar e impulsar una estética constructiva definida para la Isla, que ha de perdurar hasta fines de la segunda década del siglo XX. En este sentido, y a pesar del cambio político del '98, estas tres décadas representan unidad conceptual, formal y estilística. Proponemos aquí tal entendimiento mediante el análisis de leyes, ordenanzas, reglamentaciones y memorias varias relacionadas con la construcción a fines del siglo XIX, en las cuales se evidencian varios aspectos característicos de la época: la idea de la ciudad como dominio público y entorno cívico; el interés en la conservación de las estructuras ya existentes; la "ideología del progreso" como catalítico para la renovación urbana; el interés subrayado en la adaptación al clima; y, por último, el reconocimiento de la estética como elemento integral de la disciplina arquitectónica. El perfil de la época, claro está, no se agota así. Son éstos, sin embargo, algunos de los aspectos más sobresalientes y relevantes, por lo que hemos optado por su inclusión y discusión en el trabajo que nos ocupa. Aunque haremos referencia a otros documentos afines, hemos de centrar nuestra atención en la Ley general de obras públicas para la Isla tk Puerto Rico, publicada por el Ministerio de Ultramar en Puerto Rico en 1881; el Informe de la Excma. Diputación

ProvinciDl acerca de la MemoriD sobre los medios de impulsar la construcción de las obras públicas de Puerto Rico redactado por orden del Excmo. Sr. Gobernador General, de 1884; las Reglas aprobadas por el Excmo. Sr. Gobernador General 11 que han de sujetarse las construcciones de casas particulares en el término municipal de San Juan, de 1889; las Ordenanzas Municipales para la ciudad y tbmino muni· cipal de MayagUez, de 1890; y el Reglamento que ha de servir de guÚl a las comisiones municipales y ayuntamientos para el impuesto de la contribución 11 ente físico y fonnal, hasta el presente, reclaman aún atención. análisis y validación. 2EI Colegio de Arquitectos de Puerto Rico reaUzó di· chos trabajos de documentación en 1983 (San Germm), 1984 (Mayagüez) y 1985 (Ponee). Los estudios de La Ciudad de las Lomas y La Sultana del Oeste fueron elaborados mediante una aportación de la Oficina Estatal de Preservación Histórica, adscrita a La Fortaleza. El proyecto de Ponee fue auspiciado por el Ayuntamienlo de la propia ciudad.

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ción d la riqueZll urbana, de 1899. El seleccionado abarca casi veinte años y se refiere a diversas ciudades de la Isla. Un trabajo de metas más amplias quizás requeriría un acercamiento más especializado del material; esto es, revisando exclusivamente la legislación pertinente a un mismo núcleo urbano o diferenciando las obras públicas de las privadas o ubicando las leyes de la construcción en un contexto legislativo más amplio o comparativo. De ~odas formas, confiamos en que sirva esta primera aproximación al material como abono a futuras iniciativas relacionadas.

La segunda mitad del siglo XIX como telón de fondo Antes de adentrarse en el siglo XX, Puerto Rico experimentó ror unas cuantas décadas cambios de naturaleza ta que impactaron la vida cotidiana a muchos y variados niveles, reflejándose ello en una visión renovada de muchos renglones, entre éstos el de la construcción y obras públicas. Durante este pe· ríodo el País vibra ante los ideales liberales que desde Europa y Latinoamérica hacen eco en las Antillas. La Isla se inclina, poco a poco, hacia una definición nacional, alentada por los ideales separatista y autonomista. Los cambios sociales que se operan entonces alterarán significativamente la vida del puertorriqueño. Como señala Angel G. Quintero Rivera, "... el liberalismo burgués proveyó las herramientas ideológicas para la autoafirmación de los hacendados frente al absolutismo político colonial español: frente al gobierno absolutista se planteó el principio de la razón, y la libertad que de ella emana; frente al gobierno de privilegios... se planteó el principio de la igualdad ante la ley".3 Los puertorriqueños cifraron ante la Junta Informativa de Reformas (1865) sus esperanzas de que al fin se concediesen las tan ansiadas leyes especiales. Para 1869, el Gobernador Primo de Rivera promulgaba la Ley de las Cortes, por la cual se hacía extensivo a Puerto Rico el título primero de la constitución española del mismo año, concediendo igualdad política y derecho al voto a los isleños. La década del '70 rompe con la fundación de los primeros partidos políticos y un aumento en el sufragio provocado por el advenimiento de la Pri· mera República Española, ante la abdicación de Amadeo de Saboya. Poco después, la abolición de la esclavitud representará uno de los grandes logros de este período liberal. Coinciden además, en 1873, el establecimiento de la primera central de caña, la San Vicente (evento considerado como representativo de la llegada del capitalismo a la Isla) y el estableci3Angel G. Quintero Rivera, Cmtfiktos de clllSt y poUtic4 en Puerto Rko, Río Piedras: Ediciones Huracán. 1911, pp. 18-19.


miento de nuevos municipios, en adición a la con- reas de dicho cuerpo el ocuparse de asuntos relaciocesión de mayores poderes a los ya en existencia. Del nados a obras públicas, mismo año data la Ley de Libre Asociación, por la Para 1875, el Ingeniero Jefe de Puerto Rico, don cual se fundaron y desarrollaron organizaciones ta· Leonardo de Tejada, escribió al Ministerio de Ultramar su Memoria sobre las obras públicas de les como casinos y cooperativas. Tal apertura se daba (y propiciaba) por ideales Puerto Rico, señalando "el extraordinario desarrollo políticos afines al "Zeitgeist" finisecular. El separa· dado a las obras públicas en los últimos años".' tismo y el discurso antiespañol lograron producir un En 1882 José Ramón Abad comenta sobre "el Lares y un Yara en 1868; poco a poco se evidenciaba nuevo aspecto que toman las poblaciones de crecido "el surgimiento de un espíritu nacional"} Como vecindario",IO Cruz Monclova apunta además que, parte del discurso autonomista, se incorporaron al para 1896, la urbe se tomaba más compleja por el ha· debate público conceptos tales como "personalidad cinamiento. 1I De 1867 a 1899 la población de la Isla puertorriqueña" y "modernización".! creció en un 45%. Ello, añadido al desplazamiento Los cambios sociales se sucedían unos tras otros; poblacional ocasionado por la pérdida de tierras de aún dentro del liberalismo, hubo virajes y expresio- muchos, provocará un crecimiento de los centros nes de corte conservador. Basta mencionar como urbanos. Poco a poco se definían dos mundos difeejemplo el régimen de Sanz en la Isla, a raíz de La rentes: el campo y la ciudad. Paviada de 1874, o los compontes. Más importante Para la ciudad hubo, pues, que elaborar unas aún resulta el reconocer que, a lo largo del siglo pa- "reglas de juego". Como destaca Antonio Bond Cosado, el puertorriqueño experimentó "la progresiva rrea, "Dentro de un estado que como el liberal lo es ingerencia del estado en su vida".6 El gobierno va a de derecho, es necesario el imperio de la ley y esto intervenir en asuntos fundamentales de la convi- sólo se logra a través de la codificación y revencia para producir, sin así expresarlo, pero no sin glamentación".u Ya no bastaba, como en San Gerconcebirlo, un nuevo ordenamiento. Proceso inte- mán para 1735, con limitarse a reglamentar quiénes gral a tal fenómeno lo constituye el desarrollo de ocuparían las casas inmediatas a la plaza y en la calle nuestros centros urbanos. principal. 13 El General La torre, en su Bando de Pol¡Para 1867, por Real Orden del 9 de julio, se exigía cía y Buen Gobierno de 1823, se había circunscrito a ya la realización de proyectos de ensanche para cada "legislar para una mejor habitación".14 Don Juan de población en Ultramar. 7 Sabemos que Ponce, la Pezuela, años después, expande la legislación soAguada, Mayagüez, Dorado, Coamo y San Juan ela- bre edificaciones en la Isla en su Bando de Policía de boraron sus propios planos de alineaciones.· Con 1850,15 pero todos estos intentos de reglamentar paliposterioridad a decretarse la ley de 1870 para reunir decen ante sus equivalentes finiseculares. la Diputación Provincial, encontramos entre las ta-

4Angel G. Quintero Rivera, Ibid., p. 19. 5Marlano Negron Portillo, El autonomismo puertorriquetto, Río Piedras: Ediciones Huracán, 1981, pp. 23-33. 6Fernando Picó, Libertad y servidumbre en el Puerto Rico del siglo XIX, Río Piedras: Ediciones Huracán, 1983, p.115. 7Joaquín Rodríguez San Pedro, Legislaci6n Ultramarina, Madrid: Imprenta de Manuel Minuesa, 1868, X, pp. 723-724. 8EI desaaollo de un modelo de alineaciones a que debía regirse el plano para el ensanche de PORee estuvo a cargo del Ing. Félix Vidal D'Ors (Archivo Hist6rico de Ponee, Actas, 1867-69, Leg. 42, Fol. 49, Indic:e no. 3). El plano de Aguada, redactado por el lng. Ram6n Soler, fue aprobado en 1869 (Archivo Hist6rico Nacional de Madrid, Ultramar, PR, Fomento, Leg. 394, Exp. 17). El plano de Dorado mereció "consulta favorable" por parte de la Junta Consultiva a inidos de 1870 (Archivo Histórico Nacional de Madrid, Ultramar, PRo Fomento, Leg. 394, Exp. 12). La realización del plano de Mayagüez se otorgó en subasta a Antonio Laviesca en 1868 (Archivo Hist6rico de Mayagüez, Actas, 1869, Vol. 2). Maria de los Angeles Castro en su libro Arquit«turlJ en San ]wm de Puma Rico, Río Piedl'll8: Editorial Universitaria. 1980, p. 372, discute el proyecto de ensanche para San Juan.

La ciudad como prioridad Los cien años que separan el siglo XVIII del muy bien podrían designarse como "el siglo de ciudades". Durante este período se consolida y lora, como en ningún otro, la vida urbana. Ello

XX las vasu-

9Leonardo de Tejada, "Memoria sobre las obras públicas de Puerto Rico 1874-1875", Revista de Obras PrJblicas, 1, 1875, p, 197. 10JoBé Ramón Abad, P~rto Rico en la feria uposiddn de Ponce de 1882, San Juan: Editorial CoquI, 1976, pp. 40-41. 11José Cruz Monclova, Historia de Puerto Rico (Siglo X1X), Río Piedras: Editorial Universitaria, 1970, m, p. 352. 12Antonio Bonet Correa, Fátima Miranda y Soledad Lorenzo, LA poUmial de ingminos-arquit«tos en Espalla Madrid: Ediciones Tumer, 1985, p.23. 13Aida R. Caro Costas, Legislación municipal pflertorriqUdt4 del siglo XVl1l, San Juan: Instituto de Cultura Puertorriquella, 1971, pp. 46-47. 14Angel de Barrios Román, Antropologfas ,ocio«onómica dd CAribe, Santo Domingo: Editora C. Quisqueyana, 1974, p. 141. 15Angel de Barrios Rom,", Ibld., p, 142.

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cede, salvando distancias, tanto en Europa como en América. Se alinean fachadas, se abren calles, plazas y paseos, se propone y defiende la separación del tránsito vehicular y el peatonal. París era considerada la gran ciudad, la ciudad modelo l6 y Puerto Rico no estaba ajeno a ello. 17 Tampoco lo estaba a las ideas que para entonces divulgaban con su obra construida los egresados de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puentes de Madrid. El ingeniero, que era entonces un nuevo tipo de profesional, "se identificaba así con los intereses del progreso y los ideales de la burguesía ascendente"," El ingeniero era, pues, vocero del gobierno y de sus leyes, rol que desempeñaría por medio de la codificación y la reglamentación,19 tanto en la Península como en las colonias. La Revista de Obras Públicas, fundada en 1853, constituyó "...el órgano de expresión científica y la presión corporativa del Cuerpo (de Ingenieros).... 20 En ella aparecían publicadas todas las disposiciones de obras públicas, se vendía públicamente y se hacía llegar a todos los ingenieros. 11 El grueso de los artículos trataba sobre proyectos de ingeniería, planteándose a menudo el problema de la viabilidad, las edificaciones, la sistematización de la ciudad y la salud e higiene públicas. Las referencias directas o indirectas a la ideología decimonónica del progreso y la civilización eran la nonna.

ción cuando se acrecienta... -22 "Las líneas que determinan el trazado de una ciudad" -nos dice Cerdá"influyen directa y poderosamente en el bienestar... de familias a quienes no puede ser indiferente ni la magnitud, forma y experiencia de las manzanas, ni la anchura y dirección de las calles.. ."13 Todo este interés en la ciudad revestía en mayor o menor grado de un carácter socialmente responsable: El proyecto de una ciudad ha de ser la expresión gráfica y condensada de todas las necesidades de la sociedad, de la familia.. ,y ha de proporcionar los medios de satisfacerlas y facilitarlas. Este es el estudio que debe proponerse todo facultativo antes de tirar una línea sobre el papel, persuadido que cada una de estas líneas que va á trazar ha de conducirle á la resolución de trascend entales problemas sociales, políticos, economlCOS...

..

~

El mensaje se hace claro: la ciudad es ahora más importante que el edificio individual: ...así como el hombre, al entrar en el estado social, sacrifica una parte de aquella libertad en cambio de las ventajas inapreciables, inmensas, que la sociedad le proporciona, ase también la edificación siempre que se verifique en contacto, ó relación con otros edificios, en obsequio de la especie de sociedad que la necesaria reciprocidad de servidumbre inevitablemente establece, deberá perder también algo de la ilimitada libertad, que en el estado de completo aislamiento, que para la casa es el estado natural, le correspondía. lI

Los escritos del Ingeniero I1defonso Cerdá en di· cha revista resumen muchos de los aspectos más característicos de este interés en el entorno público, en la ciudad como albergue de la vida colectiva, de la esfera cívica y, por ende, más importante que todo aquello que apela a la saUsfacción personal o Individual. Cerdá no vacila en subrayar esta visión, explicando la necesidad de concebir edificios y calles como "ideas correlativas"; la conveniencia de aten· der "la multiplicación del movimiento" en las vías y para entrar de lleno en el tema de esta ideolourbanas; o lo indispensable de "preestablecer alguna forma y sistema a que deba subordinarse la edifica- gía traducida a reglamentación, Cerdá concluye: 16Para una discusión del tema. véase Raymond Carr,

La cuestión capital que se ha de resolver, consiste en definir hasta qué punto se ha de restringir y limitar esta libertad naturaI.16

Spain, Oxford: Oxford Universlty Press, 1966, pp. 211-282. También Valenti Almirall, Espatb2 tlJI como es, Barcelona: Anthropos, 1983, p. 55. Ya en el Bando de PolicÚl y Buen Gobitrno para l1Ellng. Augusto Braschi, en su MemoriIJ dtseriptiva PUtrto Rico del Gobernador Méndez Vigo; de 1841,1' del prcryecto de alineaciones para IIJ Villa de Coamo, 1810, se reconoce como responsabilidad de la ad(Archivo General de Puerto Rico, Obras Públicas, Serie: ministración pública "facilitar lo necesario para la Obras Murúdpales, Leg. 21, C. 220), se re8ere a la capital de vida...procurar la salubridad común, la comodidad Francia como "La primera ciudad del mundo, cuya belleza y arte no tienen rivaL." 221ldefonso Cerdá, "Edificación", Revista de Obras 18Antonio Bonet Correa, Fátima Miranda y Soledad PúbliaJs, 1, 1863, p.291. Lorenzo, Loe. dl. 23Udefonao Cerdá, Ibid., p. 293. 19Antonio Bonel Correa, Fátlma Miranda y Soledad 24 Ildefonao Cerdá, IbieL, p. 292Lorenzo, Ibid, p. 23. 25tldefonao Cerdá, lbid., pp. 291·292. 20Antonlo Bonet Correa. Fátlma Miranda y So. 'ad 26l1defonao Cerdá, Ibid. Lorenzo, lbid., p. 25. 27"Bando de Policta y Buen Gobierno", Boletln Iris21Carta del Gobernador General José Laureano Sanz, fechada el 22 de julio de 1874. An:h1vo Histórico Naclonal t6rft:o de Puma Rico, San Juan: Tip. Cantero, Femández & Co., 1917, IV, p. 223. de Madrid, Ultramar, PRo Fomento, Leg. 394, Exp. 1)

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de los vecinos..."Por ello, el desarrollo de ftcalles, plazas y paseos de las poblaciones ft (espacios escenarios de la vida colectiva) formaba parte integral de las obras públicas. JI Las referencias al "dominio público ft , por ende, son muchas. En la Ley General de Obras Públiazs que para la Isla prepara en 1881 el Ministerio de Ultramar son recurrentes las referencias a que las obras de interés privado no ocupen ni afecten el dominio público, a ventajas de una obra particular para los "intereses generales" y ftlos intereses públicos"; asegurándose de "que la obra de que se trata no menoscaba ni entorpece el disfrute del dominio público ft .z9 Para inicios del siglo XX se sustituirá en los códigos ftdominio público" por "vía pública ft , haciendo la última frase hincapié en el aspecto funcional de la calle y no en su rol más amplio de foco de la totalidad de la vida urbana. JO La nueva concepción de la "vía pública" bien puede haber augurado, o propulsado, la visión moderna de la ciudad ftfuncional ft donde coche y peatón se separan...visión urbana que ya se ha evidenciado es fallida. La planificación moderna trata hoy en día de integrar todos los elementos urbanos y no disasociarlos. En la Ordenanzn sobre la división de zona ur-

bana de la Ciudad de Ponce, veas públicas, edifica: . "l'O: reconstrucciones, reparaciones, traslados y y para otros fines, de 1909, el énfasis recae )s edificios, obviándose referencia alguna al no urbano. No aparece ni se insinúa el con_pto del dominio público en el texto. Sin embargo, sólo unos años antes la importancia de la ciudad como legado común se acentuaba al entenderse además como legado accesible a más de una generación. JI Tal entendimiento del entorno construido

28Ministerio de Ultrarn

meral de obras ptl-

blicas para la isla de Puer' Z9Minisle"':~ .~~

,

pp. 16, 17, 19,27,28. .;1 acepción pragmálica de ..A para lit construcción de esyagan, de 1905. Por otro lado, n ESPACIAL, FORMAL de 10 que es la .- e nos referimos a palabras de IIdefonso Cerclá: o

"¿Qué es la calle? Porque es preciso no confundir, antes conviene sobremanera dialinguir los diversos !lervidos que presta la caUe, la cual aún cuando en el lenguaje común se la di&Ungue c:on el nombre de vía pública, como lo es realmente, es también un verdadero antepatio de las casa á ella c:onUguas... la calle, además de ser vía pública, es un apéndice y complemento indispensabllislmo de la casa que á sus bordes se levanta..." "Construcciones civiles", Rtr1ist. ele Obras Pl1blicas, 1, 1863, 45. 3 Diputación Provincial, Informe acerca de lJa MemOTÜJ sobre los medios b impulsGr lit construcción de la

f,'

como ente físico capaz de apelar a diversas épocas hoy nos elude, dada nuestra inclinación por insistir en obras públicas de poca duración o vida.

El énfasis en la conservación Llama la atención el énfasis existente en gran parte de las reglamentaciones auscultadas con respecto a la conservación, mejoras y reutilización de estructuras ya existentes, Aunque se proveen incisos para atender las construcciones nuevas, abundan los artículos referentes a la protección y reparación de edificios aún en pie. En la Ley General de Obras Públicas para la Isla de Puerto Rico de 1881, ya citada. se menciona más de una decena de veces terminología como "conservación", "mejora y "reparación\ haciéndose también explícita la deseabilidad de ftproseguir las (obras) ya comenzadas",31 La reparación de edificios como prioridad no debe extrañarnos. Ciudades como Ponce y Mayagüez sufrieron del azote de fuegos, huracanes y temblores durante todo el siglo XIX y las primeras dos décadas del siglo XX. Cada desastre dejaba sus cicatrices en el pueblo y obligaba a éste a reconstruirse. Una ojeada a las condiciones de la época en lo que se refiere a la edificación de estructuras puede explicar dificultades que habían de superarse para la erección de edificios nuevos, A mediados de siglo, la carestía de jornales y materiales afectan la construcción; es carísima la mano de obra, también lo son los ladrillos.u Asimismo, en 1874 se sostiene que "el ladrillo en general es de mala calidad, debido al poco esmero en su fabricación".34 Quien tal alegación hace, apunta en adición que "los almacenes se encuentran mal y escasamente surtidos de herramientas", "escasean los operariosft , "ni se encuentran obreros hábiles", además de que "pocos son los contratistas de la [sla que se dediquen á esta clase de empresas"35. La iniciativa de una nueva construcción no debe haber constituido tarea fácil. En el Informe de la Excma, Diputa-

ci6n Provincial aceraz de la Memoria sobre los medios de impulsar la construcci6n de las obras públiCJlS de Puerto Rico, de 1884, se acusa la existencia de "casas y edificios en estado de ruina; sin espíritu de construcción y mejoramiento ft , pero no se insiste más en la deseabilidad de la conservación.J6 El énfasis parece cambiar hacia la realización de nuevas edificaciones, limitándose varios reglamentos de obra ptlblica en Puerto Comercio, 1884. p. 16,

Rico, Puerto Rico: Imprenta El

32Ministerio de Ultramar, op. dt., pp. 8-10. 33Angel de Barrios Román, op. cit., p. 147. 34Leonardo de Tejada, op. dt., p. 184. 35r.eonardo de Tejada, op. dt., p. 175. 360iputad6n Provincial, op. cit., p. 4.

37


1889 a 1905 a hacer referencia al concepto de

"reparaciones" (o "ensanche"), mucho menos abarcador éste que el implícito en la idea de "conservación" de un edificio.l1 Ya en 1899, el Reglamento para el Impuesto de la Contribuci6n a la Riqueza Urbana (antes citado) dirige su atención o "reedificación" de edificios urbanos, "entendiéndose por reedificar, no las reparaciones que se hagan, sino el hecho de volver á edificar ó construir lo arrui* nado ó caído..: JI Vemos, pues, un giro claro, prefe~ rente, definitivo, propulsor de la inserción de nue~ vas edificaciones en la ciudad antes que de la conservación o reconstrucción de las ya existentes. Los códigos, parece ser, se convierten en vehículo para difundir la ideología dei progreso que permeaba la sociedad de entonces.

"La santa docbina del progreso"

.'

En la Memoria descriptiva para el proyecto de alineaciones de la Villa de Coamo, de 187U, ya citado, abundan frases tales como: "el grado de adelanto y civilización de un pueblo" o "la encarnación de la nueva idea y de la nueva civilización". Braschi, quien la suscribe, es claro sobre su época: El siglo presente, en contradicción abierta con los principios trad icionalistas, tiene ya fundado su carácter, sus costumbres y sus leyes, bajo un nuevo ideal más bello y más perfecto; y de ahí se sigue que su civilización con obra marcha, con obras prácticas y distintos procedimientos en sus trabajos, nueva forma á sus concepciones, y otros medios en fin, que los conduzca firme y seguramente a la cumbre del progreso... Esta es la causa de que todos los Gobiernos, inspirados en la santa doctrina del progreso, dicten para sus pueblos medidas y leyes que no sean sus dominios los que queden resagados en la gran marcha universal...Jt

humanidad".40 En España el clima era uno en exceso optimista, propiciado r.0r un aumento del comercio y prosperidad genera .41 Para la década del 1860 la Península estaba enfrascada en la construcción de sus redes ferroviarias, haciéndose evidente "la revolución en el sistema de transportes~.u Para 1874 ya se está contemplando la posibilidad de establecer en Puerto Rico un ferrocarril de circunvalación.4l Todo ello respondía a un interés en respaldar y fortalecer a España como ~economía moderna"; aunque cabe señalar que, como apunta Carr: From the France of Napoleon 111 Spain be. came mildly infected with a belief in unlimited expansion by means of easy credit, daring investment and public works ... French influence brought the financial and politlcal mores of the French empire to the court of Madrid. u Del París redesarrollado por Haussmann, España heredaría el afán por "el orden, la uniformidad, el arreglo y hermosura de sus calles, la elegancia artística de sus edificios, así como también la cómoda vialidad ..... y el interés en "la perfecta alineación de sus calles" .45 El movimiento innovador de Francia, insistiendo en el desarrollo de la ciudad como ~plan científico" y confiando en los ingenieros para tal realización, tuvo en España no pocos efectos. Ciertamente, el énfasis en la reglamentación urbana fue uno de ellos, incluyendo aquellos aspectos inherentes a éste, que se relacionan al control de la vida del individuo por parte del Estado. Después de todo, como apunta Henri Lefebvre:"Hasta que se pruebe lo contrario, lo urbano no ha carecido nunca de cierto aspecto represivo..."46 Coincidimos con el historiador francés en que "desde su origen, el Estado se expresa por el vado: los espacios abiertos, las enormes avenidas, las plazas... "47 Tal conceptualización de la ciudad está íntimamente ligada a la noción del domino público, de la esfera cívica de la ciudad ya discutida. Pero también está vinculada a las prioridades decimonónicas concernientes a la yjaUdad (a veces, yiabili5lJg), término con el cual se introduce en el siglo pa-

Ese siglo que hemos llamado "de las ciudades" estaba inmerso en un impulso civilizador, renova40Udefonso Cerdá, "Edificación", Revista de Obras dor y progresista único, pero también sorprendido Pllblicas, 1, 1863, p. 291. ante "la extraordinaria rapidez con que marcha la 41Véan5e Raymond Caer, op. cit., 294 Y Maria Asunción Carda Ochoa, LA polftiClt espa1tola en Puerto Rico 37Nos referimos aquí a la RegllU aprobadJJs por el dUrrJnte el siglo XIX, Río Piedras: Editorial de la UniverExcmo. Gobernador Generll1 a que lum de sujetarse las CIt- sidad de Puerto Rico, 1982, p. 265. sas particulares en el tc!rmino municipal de San jUlfn, de 42Antonlo Bonet Correa, Fátlma Miranda y Soledad 1889; las OrdmaruJZ4s municipales p4'" la dudlJd y tc!r- Lorenzo, op. dt., p. 23. mino de Mayagaez, de 1890 y otra Ordenanu para la 43Leonardo de Tejada, op. cit., p. 185. constnlCcidn de obras pdblicas en M!¡YIIgflez, de 1905. 44Raymond Carr, op. dt. 38Reglamento que luJ de servir de gufa a las Comi4S Augusto Bruchi, op.dl. siones MuniciplJles y Ayuntamientos parrJ el impuesto de 46Henri Lefebvre, LA reoolucidn urbana, Madrid: la contribuci6n 4 la riqutZ12 urbaruJ, Ponce: Imprenta de M.

LóE 1899, p. 6.

3 Augusto Braechi, op. dl.

38

Alianza Editorial, 1983, pp. 126-121. 47Henri Le~bvre, lbid., p. 115.


sado el debate en torno al equipamiento de los cen- Clima, higiene, salubridad y seguridad ~os urb~nos con calles y avenidas capaces de manepública lar el.fluJo vehicular y peatonal existente y previsto. Cerda destacará, sin reparos, que ~la viabilidad es la Uno de los aspectos fundamentales en el convida de un pueblo ..."4' tenido de los códigos de construcción de fines de siNo debe, pues, extrañarnos que en 1884, tal cual glo I? constituyen las provisiones que contra inse e,,:id~ncia en el lnfarml! deJa Excma. Diputación ProvinCial acerca de la MemOria sobre las ml!dios de cendIOS se toman en consideración. Experiencias impulsar la construcción de las obras públicas de ~omo la del Fuego Grande de 1841 en Mayagüez dePuerto Rico, se haga énfasis en la construcción de ca- Jaron su huella tanto en la población como en las rreteras. puentes, puertos y ferrocarriles, sañalando a~ministraciones públicas que tenían a su cargo las "la importancia que revisten para el desarrollo y Ciudades. El propio Gobernador Méndez Vigo parespecto al problema en la prosperidad de los intereses generales de la Provin- tenta su preocupación 53 cia .49 El interés en las vías de comunicación claro Sultana del Oeste. Para 1849, .... .las fatales conse· está, respondía al optimismo económico reínante cuenc!as provocadas por los !ncendios inspiraron la ne~esldad de r~dactar un ngido reglamento para apoyándose en el ~engrandecimiento en orden á riqueza pública"; como ~principio básico de la felici- eVitar en lo pOSible las funestas consecuencias que dad de los pueblos". Se confiaba en que estos cam- provocan"; se exige entonces lo siguiente: bios ~una vez llevados a la práctica, transformarían Art. 1. -Las cocinas de la Población estarán por completo, en sentido progresivo, la faz del país". situadas sobre pisos de losa o ladrillos y el Se concebían estas transformaciones como medidas bien colocado en el centro de las fogón salvadoras, ~cuyos resultados responderlan indudami~mas, siendo las casas de madera, o bien blem~nte á la posible felicidad del país" .50 arrimado a los setos con condición de estar SIR embargo, descansar en que con la vialidad éstos forrados de mampostería y tener la sólo se interesaba el bienestar social seria conclusión elevación cinco cuartas lo menos. ingenua e incompleta. En diversas instancias se hace Art. 2. -Se prohfbe tener hornos en las coclaro que el deplorable estado de los caminos se relacinas de casa de madera, siempre que aquecionaba a dificultades de la producción. Si los llas no estuvieran forradas de mamprimeros mejoraban, también mejoraría la se54 postería. gunda... y se podría en el país "explotar útilmente su.s ri~uezas .naturales, dando vida en primer térPara 1889 Y seguramente desde antes, la ciudad mmo a la agricultura y comercio.... 5t La felicidad era de San Juan ya prohfbe las edificaciones de madera pues. también concebida como prosperidad material recinto amurallado y en el barrio de la propiciada por ~Ios medios de comunicación y la ba- den~ro del 55 En 1890 Mayagüez aparece prohibiendo "la Marma. ratura en los transportes". Era "unánime la opinión de que las obras públicas son uno de los más construcción de bohíos de paja, yaguas o tejamaní....., poderosos elementos para el progreso material, á la especificando que ~ ... el Ayuntamiento podrá prohivez que la faciUdad de las comunicaciones un medio bir la construcción de casas de maderas en determinados lugares, en razón a circunstancias de ornato eficacísimo del perfeccionamiento moral.:."53 públi~? y de erevención de incendios.56 Se impone tamblen que entre las construcciones de madera deberá mediar una separación de dos metros, por I~ menos, debiendo levantarse entre ambas, a costa de los propietarios, un muro de defensa de mamposte48Udefonso Cerdá, "Construcciones civiles", Rttlisla de OlmlS Pl1blia1s, 1, 1863, p. 47. En el mismo espíritu, el 53Archivo Histórico de Mayagüez. Docummtos Hisingeniero catalán subraya "...Ia necesidad de hacer desa- tdricos, 1842, Vol. l. parecer las arislas vivas de las esquinas de las manzanas S4Angel de Barrios Román, op. cit., 148. También Aren los cruceros ó encuentros, achafianándolu lo bastanle chivo Histórico de Mayagüez, Documentos Históricas, para dar á la nueva afluencia la holgura necesaria..." Lo 1849, Vol. 11. que se plantea está relacionado a uno de los aspectos más 55Reglas a que han de ajustarse las construcciones de interesantes del desarrollo urbano puertorriqueño: el adcasas particulares en San Juan, Puerto Rico: A. Lynn. Imp. venimiento del ~ o dumfls: a la esfera publica isleña. del Municipio, 1879, p. 8. Dicho ~roe:eso se discute en un trabajo previo nuestro Lt!y, 560rdeRIJnzIIs Municipales para la ciudAd Y tb'mino academUJ y cultura tn la consolidacidn urbana de un de MayagUez, Mayagüez: Imprenta de Area:o, hijo, 1890, pueblo: la RtDl Ordtn del 9 de julio de 1867 tn Ponee Puma Rico. ' 21; Dichas ordenanzas incluyen, además, lodo un capítulo sobre incendios que nos permite identificar causas comu490iputación ProvinciaL op. cit., pp. 3, 12 y13. nes de fuegos: disparos en la población, almacenaje de SOoiputación Provindal, Ibid., pp. 3, 4 Y5. pólvora y materiales inflamables; hacinamiento de gran51Diputación Provincial, Ibid., pp. 11, 12 Y17. des cantidades de paja; "candeladas" (hogueras) en calles, 52Diputación Provincial, Ibid., p. 29. plBZall, paseos Ycorrales interiores; y otros. N

1;

39


ría, que se elevará hasta el arranque de la cubierta... ~ Para 1905 la restricción continúa vigente, enmendada para incluir casos de estructuras de dos plantas.,7 Ponce tomará provisiones similares, prohibiendo en ciertas áreas construcciones nuevas en madera, y exigiendo, para evitar la propagación fácil de fuegos, que "las casas o edificios que hagan esquina deberán construirse precisamente en mampostería... no permitiéndose en ningún caso ni por ningún concepto que una edificación que no sea de material ó hierro, cierre una esquina."" Tanto las ordenanzas de 1905 para Ponce como las de Mayagüez consideraban su ciudad como dividida en tres zonas claramente especificadas (según fuese el caso) y regulaban materiales de construcción aceptables en cada una, desalentando siempre el uso de la madera. El temor a fuegos era entonces uno real... y tan relacionado a las nociones imperantes del bienestar social como al tema de la salubridad pública. El siglo diecinueve incorporó al espíritu de su tiempo una imagen de la higiene y la limpieza como metáfora de orden. La basura, el hacinamiento y la falta de facilidades sanitarias, por otro lado, pasaron a representar manifestaciones del desorden. La iluminación y la ventilación se entendieron entonces como requisito básico de la convivencia:

luz del material legislativo consultado hasta ahora, que esta afición por la ventilación y aireamiento de las estructuras alcanzará su máxima expresión después del cambio de Soberanía en la Isla, pero reconocemos que ello se da probablemente como culminación del proceso que desde mediados del siglo XIX desarrolla el interés público en la salubridad e higiene colectiva. 62

Consideraciones estéticas

Un último aspecto amerita discusión y se refiere al reconocimiento que hacen muchos de los códigos consultados (para el período señalado) de la estética como elemento integral de la disciplina arquitectónica. Gran parte de esta reglamentación insiste en "el mejor aspecto y ornato de la población",6J recalcándose siempre la necesidad de "estar dentro de las condiciones exigidas por el ornato público", para evitar que se "afease el aspecto público~.64 El mantenimiento de las estructuras era tomado en consideración bajo estos renglones. Se obligaba a los dueños de las casas a pintarlas o encalarlas, por fuera y por dentro, cada tres años, so pena de multa. 65 Pero también se prohibía "blanquear con cal ... un gran número cada dCa mayor de perlas fachadas de los edificios, así como pintarlos con sonas ilustradas amantes de su salud y de la colores fuertes que puedan hacer daño a la vista".66 de sus famillas buscan con exclusiva preEl Municipio podía obligar ai dueño de una ferencia habitaciones que estén purificadas y construcción inconclusa a terminar la fachada de saneadas por el sol de mediodía... estamos ésta, obviamente en diferencia a mantener la hoíntimamente convencidos de que la acción mogeneidad del medioambiente urbano circun· que los rayos solares ejercen en nuestros edidante.67 Igual espíritu alentaba la regla que obligaba a ficios es altamente beneficiosa para el interior los dueños de solares sin fabricar a levantar "un de las habitaciones..." muro a la altura de casas terreras... , dando a dicha pared la forma y decoración que generalmente tiePara 1874, Leonardo de Tejada, Ingeniero Jefe de nen los demás edificios... ~6' Obras Públicas, ya expresaba que en la isla de Puerto Para el 12 de mayo de 1867 la Instrucción para la Rico hay que tener presente que las circunstancias redacción de proyectos propuestos y pliegos de conclimatológicas exigen para sus construcciones una disposición que facilite su ventilación... Para 1889, 62Una consulta somera de legislación posterior a la a las casas de San Juan se les exigía una finisecular revela un gran nivel de sofisticación. reqUi"conveniente distribución de la luz y del aire", que riendo montantes de ventilación sobre cada puerta o garantizara "acceso a los rayos solares" y proveyera ventana, respiraderos en plafones y entre habitaciones, algún tipo de "respiradero que las ponga en techos y plafones independientes, etc. Se obvia su discucomunicación con el aire exterior".61 Parece ser, a la sión aquí por entenderse ello como tema a elaborarse en ft

ft60

570rdnulnZlls Municipales para 111 ciudad y tb'mino tk Mayagu~,op. cit., p. 23. 580rdenauza sobre divisiones de 111 zona urbana de la ciudad de Porree, vfas pl1blicas, edificaciones, reconstrucciones, reparaciones, traslados y dmibos y pam otros fines, Ponce: 1905, Sección 27, 3, 7, 5i Sección 8 y Sección 14, respecllvamente. 59 IIdefoIUlO Cerdá, "Edificación", Revista de Obras PlJbliCIIS, 1, 1863, pp. 294-295. 6Oteonardo de Tejada. op. cit., p. 183. 61~Reglas a que han de sujetarse las construa:iones de casas partic:u1ares en San Juan", op. cit., pp. 4-5.

40

un trabajo posterior. 63"Bando de Policía y buen Gobierno", Bolet(n histó· rico de Puerto Rico. 640rdenanza para 111 construcción de estructuras públiats en MAyagaez, 1905. 65"Reglamento que ha de servir de guía a las comi· siones municipales y ayuntamienlos para el impuesto de la contribuci6n a la riqueza urbana", op. dt., 5. 660rdnuuldZlls Municipales para In ciudad y tl!nnino tk MlJyagaez, Op. dt. p. 24; vigentes aún en 1905. 671bid. 68"Bando de Policía y Buen Gobierno", Bolet(n his-

tdrico de Pumo Rico.


diciones relativos a la policía urbana y edificios públicos se hace clara la libertad de criterio artístico que deberá caracterizar la labor del profesional de la construcción, especificando que el Estado "... deberá dejar al arquitecto la latitud conveniente en la elección de las disposiciones para el conjunto y detalles... (de una obra) .. , lo mismo que acerca del carácter y estilo arquitectónico~.'9 El documento citado resalta una visión culta y educada no sólo en lo concerniente a las labores del arquitecto, sino también en relación a la constitución misma de la ciudad. Ello se hace patente al reconocerse la importancia y necesidad de conservación de lo que, ya desde entonces, se entendían eran "monumentos artísticos e históricos" ,10 Más aún, gran parte de la reglamentación incorpora conceptos formales de composición a su contenido, lo cual habría de tener un impacto decisivo en la fisonomía de nuestros centros urbanos, al establecer una estética constructiva definida:

Apuntes finales

El universo que representa la reglamentación finisecular referente a la construcción es uno amplio y. por ende, constituye una fuente extensa de análi~ siso No hemos detallado aquí el caudal de in· formación que sobre la vida diaria de la época encierran estas reglamentaciones; tampoco prácticas comunes relacionadas a la vida urbana: uso de aljibes. letrinas y zaguanes... pero también macetas de flores y jaulas de pájaros en balcones. De interés para muchos puede resultar el rol que desempeñaban los arquitectos como directores del cuerpo de operarios que tenían a su cargo la extinción de fuegos, o el peculiar traslado de casas que era práctica recurrente en Ponce. No puede, de ningún modo. ignorarse en este inventario, toda la data concerniente a dimensiones mínimas prescritas para áreas de cuartos, áreas de ocupación de solar, elevación del suelo del piso bajo con respecto al terreno, distancia de piso a Regla lOa -Las fachadas lindantes con la vía techo o de la casa a su verja al frente. pública deberán ser simétricas en cuanto á Pero si bien son muchos los asuntos sobre los huecos de luz, balcones, etc. para que no cuales informa este cuerpo de códigos, son más las desmerezca el ornato público.:>1 preguntas que suscita: ¿cuán efectiva fue la aplicaSección 12a - ...los pisos serán proporcionales ción de la palabra escrita a la realidad?; ¿cuán efecdentro del conjunto armónico del edificio. 7J tiva fue la implantación? El legado construido parece indicar que mucho. ¿Qué mecanismos existían Tales condiciones no forman parte de códigos para velar por el cumplimiento de los códigos? contemporáneos a los que, quizás, haría falta esta ¿Cuánto respaldó España estas medidas económirestricción que aparece en ordenanzas de Mayagüez camente para dar de veras un impulso a la construcde 1890 y 1905: ción en la Isla? ¿Cómo comparó este proceso con Cuba y otras provincias de la Península? ¿Cómo Las fachadas de las casas deberán ajustarse a comparaban los códigos vigentes en Puerto Rico con las buenas reglas del arte arquitectónico para los de España? ¿Existía alguna relación entre todos evitar que presenten un aspecto que desdiga éstos con los del París de Napoleón III? ¿Cuánto de lo que exige el ornato de una población fueron capaces de propiciar estas leyes el desarrollo culta.13 de una tipología constructiva particular a la Isla? Esto es, ¿cómo estimularon los códigos conceptos tales como el de "casa gemela" o "casa de vecindad" en la Isla? ¿Cómo se veía entonces la relación Ingeniero-Arquitecto y los respectivos roles profesiona69 Archivo Histórico Nacional de Madrid, Ultramar, les? PR. Fomento. Leg. 384, Exp. 17 Más importante aún, consideramos imprescin7OMinisterio de Ultramar, op. cit., p. 8. dible el plantearnos ¿cuánto de la reglamentación 7l"Reglas a que han de sujetarse las construcciones de finisecular aún alienta la legislación vigente? y casas particulares en el término municipal de San Juan", ¿cuánto de lo que se descartó a lo largo del tiempo op. cit., p. 4. debería reexaminarse en términos de su aplicabili72"Ordenanza sobre división de la zona urbana de dad contemporánea para incorporarse al corpus legal Ponce, vías públicas, edificaciones, reconstrucciones, re- vigente? Una última pregunta podría arrojar luz paraciones, trasladoe y derribos Ypara otros fines," op. cil. sobre todo lo arriba cuestionado: ¿cómo se da el prop. S; También Leonardo de Tejada, op. dt., p. 184, hace ceso mediante el cual los códigos de construcción referencia a "la cuestión de belleza y buenas proporcio- emergen, se establecen, se revisan, reinterpretan y nes..." El concepto de PROPORCION de la época debe ha- rechazan? ¿Qué eventos o coyunturas propician el ber respondido a las nodones heredadas de la lradidón en caráder más permanente de algunas leyes y la temesle respecto, ya que no parece haber necesidad de es- poralidad de otras? De poder acercamos, aunque al principio sea supecificar qué es considerado buenas proporciones. 730rdoulnzas MuniciplJles I'IIrlJ IIJ ciudad y ttrmino perficialmente, a las contestaciones sobre las cuales aquí ponderamos, podríamos fortalecer unos víncude MIJYGg1Jez, Op. cit., p. 23; OrdenlJnza plJra la construcd,," de estructura plJblials tri MlJyagaez, Op. dt., los significativos, no aún identificados como tales, entre el legado arquitectónico isleño y los objetivos p.4.

41


de nuestra generación para el futuro. Cuando ello se Ha sido sólo un primer paso el identificar el contexto logre, quizás podamos reclamar haber alcanzado la histórico, social, intelectual y disciplinario bajo el por más de un siglo añorada "posible felicidad del cual primeramente se generaron tales expectativas. país"; en lo que a su vida urbana se refiere, claro está.


Rent-A-Coffin: las bases conceptuales del teatro de Pedro Pietri Alfredo Matilla Rivas SUNY-Buffalo

El primer ensayo dramático de Pietri, Rent-ACaffin!, junto a la "trilogía" compuesta por fesus is Leaving, The After After Hours e lIlusions of a Revolving Door (las tres de 1973), establece los puntos de partida de todo su teatro posterior. 1 En este corpus se hace patente la complicada visión de mundo del autor, enraizada al unísono en la tradición popular boricua y en las corrientes artísticas de avanzada europeas y norteamericanas de este siglo, v.g. el expresionismo y surrealismo, el teatro del absurdo, la poesía "beatO, y otras. Un amplio segmento de su dramaturgia nos refiere a la trayectoria del trabajador puertorriqueño desplazado de su suelo y trasplantado a los Estados Unidos; otro, al derrotero literario del creador de alto vuelo, quien asume la herencia artística a la mano de su experiencia vital, para intentar prestarle coherencia poética y dramática a la manifestación afarentemente caótica de la historia humana. Al igua que el verso y la prosa, ambos se amalgaman a los textos, aunque en determinados momentos descuella uno sobre el otro. La obra de Pietri propone una metáfora múltiple de la vida y la muerte del boricua en los Estados Unidos y del proceso creativo en general. Dentro de ese marco conceptual, la temática se desarrolla y repite como el movimiento circular de las puertas giratorias: cada compartimiento es una unidad autónoma y única integrada a un todo, cuya esencia huidiza es el desplazamiento y el desorden aparente. En este sentido -como en muchos otros- Pletri se dis1Down Town Traln Public:aUons, New York. 1983, Vid. más adelante sobre las lechas de su creación oral y su desarrollo hada la escritura. 2Vid. A. MaUlla, No More Bingo lit the WIIU: la ceremonia de la confusión", HomineJ, San Juan, vol. 12, Núms. 1 y 2, marzo, 1988- enero, 1989, pp. 355-366; "Algunos aspectos del teatro de Pedro Pietri", ConfluenCÚJs, Colorado, en prensa.

tingue de mucha de la literatura "niuyorrican", forjada como tal a partir de las grandes emigraciones en la década del cincuenta, más abocada a una problemática de "Identidad" y reconocimiento.) Su entronque con las letras boricuas en los Estados Unidos hay que buscarlo en un autor como William Carlos WiIllams, por ejemplo, más que en los poetas llamados "comprometidos~ que florecieron en Nueva York a partir de los años sesenta. Podríamos decir que salvo la originalidad in· discutible de Víctor Hemández Cruz y los mejores momentos de Jesús Papoleto Meléndez y Miguel Piñero, casi toda la poesía "niuyorrican" de consigna

3Vid., Amflc:ar Tirado y Nélida Pérez. "Boricuas en el Norte", R~istll de Historia, San Juan, Año 11, Núm. 3, especialmente pp. 154-166; A Malilla, "Breve panorámica de las letras puertorriqueñas en los Estados Unidos", E.l:plícacidn de Textos Literarios, Sacramento, Vol. XV, Núm. 2,1986-87, pp. 19-31. Con respecto a la "identidad", eslo es lo que Pietri tiene que decir: "I'm a nallve New Yorker bom in Ponee, Puerto Rico", Contraportada de Invisible P~try, Down Town Train Publications, New York. 1980, y:

I swear to god Ihe english I speak W8lI leamed in a wiik late al night

I write in perfecl spanish BUT SINCE The typewriler was manuCactured in The U.S.A. it never comes out that way so don't get on my case or try to erase My poetry ofC the lace of the earth Because on my blrth eertiflcate it says 1 wasn't bom here or there or anywhere WUhin walking distance Corm times square

..

( ~

("R.ubors About Blank Walls and World Wan", en: WhIlt " diffrmlct "ra elerHltor rides mllkes, 1973).

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arranca del Puerto Rica" Obituar!t, leído por Pietri en 1968 durante la toma armada de una Iglesia d~1 Barrio por parte de los Young Lords. Las huellas la<; rastreamos en seguida en Felipe Luciano. Américo Casiano, Tato Laviera y 5andra Esteves, y más adelante en Alberto Cappas, el mismo Papoleto Meléndez, y en figuras como Miguel Algarín y Miguel Piñero. Pietri trabaja en Obituario... desde el tono elegíaco de una épica histórica de la miseria material y espiritual de los emigrantes puertorriqueños, representada paralelamente a una visión utópica de su cultura. Hay una ausencia notable de concesiones partidistas. La historia inmediata vivida por Pietri, su familia, y la experiencia colectiva de la emigración a los Estados Unidos, componen la sustancia, digamos política, del Obituario puertorriqueño. Pietri es uno de esos autores que no ha claudicado ante los embates reguladores de la sociedad establecida. Su vida y obra, inseparables y genuinas, se rodean de un aura anárquica, irreverente, subterránea. Junto a Miguel Piñero, Iván 5ílén y Manuel Ramos Otero, representa el ·poeta maldito· de las letras actuales puertorriqueñas, y en relación a la literatura producida en los Estados Unidos, habla con una de las voces más originales y subversivas. Si el Obituario... había cantado la odisea del emigrante isleño "enterrado en vida" en el cementerio niuyorquino, Rt"t-A-COffi" toma distancia de la tragedia del explotado. El humor cáustico adquiere relevancia central al formularse desde premisas peripatéticas que intentan suspender la realidad inmediata del espectador. Así, la metáfora de la vida intenta sustituir momentáneamente el devenir cotidiano, ofreciéndonos como base de conocimiento la proposición inversa de lo que aceptamos como "real". Como todo procedimiento barroco, la inversión y contradicción esclarecen tanto el pasado como el presente. Desde luego que no se trata de "escapar" por las ramas de la metáfora, sino de llegar por esas "venas del aire" hasta lo vital: FeIlow future Pedestrians' Of the hereafter Now you no longer have to Pay outrageous prices When you pass away Or pay for a loan From household finance Or take a chance On the hones or the numben to burry a loved one 4Monthly Revlew Presa, New York, 1973; Obituario puertorriqutflo, Ed. bilingüe, lnatiluto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 1977. SCfr. EAt Rocb (1985), Manuscrito de la puesta en escena, en: The BUly Rose TheBtre Collectlon, The New Dramallsts, lnc., 424 West 44th st., New York, New York 10036. En esta obra de carácter drquense y de proyec:dón escatológica, los personajes (habitantes del pueblo de Eat Rocks), son esos "transeUntes del más allá".

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5ix feet under OON'T COMMIT THAT BLUNDER! RENT-A-COFFIN Is all you have to do And retum it back to us When you are throughl RENT-A-COFFIN First of it's kind In the history of neon signsl (p. 3) La premisa estrafalaria acarrea que el autor-actor se dirija hacia el espectador como lo haría un vendedor callejero provisto de una maleta rebosante de artilugios. La obra se hilvana entre dos trayectorias principales: la "narratlva~, la vida azarosa del emigrante puertorriqueño (el Vendedor), y la venta en sí de ataúdes, dilatada a lo largo del texto escrito (más adelante hablaremos del texto oral. cambiante, que es la segunda parte de la obra), pues el autorpersonaje no puede dar con la combinación que abre la maleta para poderle mostrar al espectador los diversos ~modelos" de féretros. Cada uno de los intentos fallidos por develar el contenido de la maleta, sirve de transición entre la narrativa del emigrante y el presente dramático del Vendedor y sus clientes potenciales: And now Ladies and Gents I'Il make another attempt To show you a sample Of the Coffins 1 Rent! I still can't seem to Figure out the combination of These locks- 50 let me stop (...) (p.n)

La proposición bizantina ruede ir dirigida al sacrilegio, como en lesus is Leavmg, donde Jesús abusa de María, la explota y es finalmente echado de la casa de ésta por no poder satisfacerla sexualmente: o puede encamar una trasposición dramática del coneretismo poético: This One Act Play is about 5 tables in a Night Club 4 of them occupled 1 of them empty Customers:

Jr.dIibk ay

ay ay ay ay ay

.blIibk zzz zzzz 2Z

zzzzJr.


~h12k 5 empty chairs

ilb Table uh huh hmmm oh 2nd Table Mr. F Miss U Mr.C Mrs.K (The Afier Afier HOllrs)6

o bien como una matemática imposible para la representación: This No Act Play is re-written every 100 years. It was last staged in the summer or winter 100 years ago (...) Characters: 13 speakers reading simultaneously 13 different speeches into 13 microphones.

(llI11sions of a Revolvi"g Door).7 Este retorcimiento inicial responde al contenido de la obra e inaugura la metáfora totalizadora del momento conceptual de la creación. Así, en Illusions... la imposibilidad práctica de la acotación rinde una definición de tiempo y espacio escénicos abolidos prácticamente de la escena tradicional, es decir, del metatexto personal, historicista, de un director escénico. El contenido elabora la metáfora "Imposible": la obra consiste de quinientas opciones abiertas al espectador para que éste elija entre ellas y no le preste atención al drama, el cual no es sino esas quinientas opciones. En la potencialidad de sus múltiples opciones consiste el protagonismo del espectador en esta obra "sin ados". Como más tarde en otra, A Play jor the Page and Not the Stage,' también de carácter "imposible", el texto-personaje-público es un proyecto del diseño que dibuja la palabra en la página; la esencia de lo teatral, la peripecia humana, es tanto la plena realización de la acción como la potencia del acto. Por fuerza, la manera 6Manuscrito de la puesta en esana, p. 1; !he BilIy Rose !heatl'\! CollecUon. 7EI texto matriz de la obra es un poema, "500 Opliana", que luego pasa íntegro a la primera versión, amplia, ambiciosa, de Act One and On1y (1979). Ese mismo año, Pietri extrapola este texto, ahora llamado "Oues (or Doing SomehUng- SOO Things the Audience Can Do WhUe Watching This No-Act Play", junto a otros dos fragmentos simétricos de Act One and On1y, trasfonnándolos en una obra independiente, lllusions 01 a RevoltJing Door. Aquí cito por el manuscrito depositado en el BUly Rose !heatre coUection. 8Publlc:ada por R. Kastelanetz en SCtnl2rios, 5cripts to P~form, Assembly Presa, New York. 1980.

domina la escritura. En un ámbito coherente de consustancialidad entre lo poético y lo dramático y de visión integrada de la realidad histórica con su elaboración metafórica, la intertextualidad es uno de los conductos principales entre las obras de Pietri. Rent-A-Coffin nos proporciona varios ejemplos, además de proyectar un modelo del proceso creativo del autor. Veámoslo, pues aquí la intertextualidad es retrospectiva y agorera, y nos puede servir de pivote para su dramaturgia. El texto en verso de Rent-ACoffin no quedó fijado hasta 1983, aunque se venía representando en calles, estaciones y vagones del "subway", y escenarios varios niuyorquinos desde 1968. Este texto fijo representa el primer acto; el segundo, oral, depende de la improvisación y del azar: tipo de público, condiciones del tiempo, etc., y sobre todo del orden elegido por el autor-personaje para ir sacando de la maleta una serie de objetos heterogéneos, v.g. un pequeño ataúd, una calavera plástica, una cruz, una botella de ron, una mano de goma, un teléfono, y más, los cuales dan pie al texto hablado. La improvisación del "segundo acto" es un monólogo abierto hacia los espectadores, característica que de un modo u otro es reiterado a lo largo de su dramaturgia.' El fondo cirquense, de vaudeville, incluyendo el "stand-up comedian" norteamericano, reaparece en su producción hasta llegar a su cúspide en el "circo de varias pistas", Eat Roc/cs. de 1985. La relación estrecha entre autor, personaje y público vuelve a perseguirse inmediatamente después de las primeras versiones orales de Rent-A-Coffin, En The After After Hours, el escenario es un café teatro, y los cUentes y espectadores se confunden en una obradentro-de-la-obra. La huella de Pirandello y las vanguardias literarias europeas es evidente; Pietri las adelanta con sus propios planteamientos sobre tiempo y espacio escénicos, y su visión cáustica y metafórica del derrotero histórico puertorriqueño. La maleta de Rent-A-Coffin encierra la otra parte del texto dramático, que como apunté antes, no fue redactado hasta pasada una década de su primera "puesta en escena". Es más: en 1973 PIetri perdió la maleta que él mismo había construido. Pasó horas buscándola entre la basura recogida esa noche en las estaciones y trenes subterráneos de la ciudad; halló sólo retazos. La reconstruyó en unos meses, con más amplitud y gavetas donde guardar los objetos, y respetando su esencia surrealista, irónica y callejera. El texto escrito y no-escrito; la relación autor-personaje, personaje-espectador; la simbiosis de vida y obra, de realidad-ilusión; el montaje dramático de su concepción poética, son todos elementos capitales de

9Su última obra hasta la fecha, The Gospel Atcording lo ]ohns (1987), recoge metafóricamente la imagen de la puerta giratoria, completando un ciclo de su dramaturgia. El autor-actor recita un texto donde la consustancialidad entre poesía y drama, establecida en su ars dramalig. Rmt-A-Coffin, y confirmada en obras e:apitales como Act One 12M On1y, determinan la estructura circular, dclica.

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su producción, y en seguida trasformados metafóricamente en Illusions of a Revolving Ooor. Pues bien: la intertextualidad también muestra ese carácter circular, completo, que se anuncia desde los primeros drama... Las interpolaciones y líneas de enlace con otras obras de haber sido uno de los recursos más trabajados por Pietri en el paso del texto oral de 1968 al escrito de 1983, momento en el cual el aulor puede observar un gran segmento de su dramaturgia en retrospectiva, y se halla inmerso en bocelas, ideas y primeras versiones de otras por venir. Por ejemplo, en la página 27 1/2 (sic.) de Rent-A~ Coffin leemos una sinopsis poética de No More Bingo at the Wake (1981): (...) & the widow fainls & the widow's boyfriend

comes to the rescue & the widow's brother-in-Iaw

Punches him in the mouth And the mourners begin to shout & a family fiot break out (oo.) &: the undercover undertaker Covers his face to laugh (...) Se~id~ por una cita yerbatim del poema "0/0" del Obltuarto... :

& the coast is clear & ilnd there is nothing to fear lD

También, en The Afier After Hours hay varios recursos trabajados profusamente en ne Masses are Asses. 1I entre ellos la degradación del narcisismo del poeta (rebajado como un motivo principal desde Tesus is l.eaving), y la utilización de adjetivos inflados, "incorrectos" en inglés: Mr. F: insipidless Miss U: irrelevantless Mr. C: lugubriousless Mrs. K: unwittingless (p. 4)

10Ed. bilingüe, Institulo de Cultura Puertorriqueña, pp. 50, 66 Y70. llWaterfront Presa, New Jersey, 1984, fue redactada

en 1982.

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Yo

Mr. F: boringless Miss U: depressingless Mr. C: unexcitingless Mrs. K: uninterestingless (p. 27) En The Masses ... leemos: "fuluristiker", "superber" (p,12); "wonderfuller", "f1abbergastinger", "oustandinger" (p. 25); etc. Además, uno de los motores conceptuales de The Masses... se establece desde The After After Hours: .. poverty starts in the mind 1it is there you will find / your first eviction... (p.7) En aquélla, se elabora dentro de un contexto del "absurdo": "The reason some people's problems are never going to end is because they refuse to pretend that they have no problems..." (p. 58); y: "Rich people are rich because lhey Uve in ex-hallway toilets and poor people are poor because they Uve in mansions in the sky." (p. 67)

De manera que los elementos intertextuales, la unidad de propósitos y temas, el humor corrosivo, las contrildicciones y premisas peripatéticas, y otras, le otorgan sentido a la visión de mundo que adelanta este autor en su dramaturgia, cimentada desde Rent-A-Coffin, y la "trilogía" compuesta en 1973. Rent-A-Coffin es el basamento de la dramaturgia de Pedro Pietri, no sólo por ser cronológicamente la primera, sino porque además establece desde su concepción, desarrollo y carácter movedizo, la trayectoria profunda y anárquica de su obra total. Además, en ella se dejan sentados gran parte de los procedimientos de su teatro, a saber: la utilización de lo escatológico; la metáfora como punto de arranque, sobre todo en los textos concretos y los experimentales; la imagen de la puerta giratoria, de la muerte en vida del asalariado y del puertorriqueño en los Estados Unidos, y de la vidas más allá de la muerte; la contradicción y el absurdo como vehíCi, .os de comunicación, lo cirquense, el "stand-up comedian"; y como aglutinante, una imagen cáustica del mundo, "suavizada" por un sentido de humor funambulesco, el cual permite que el espectador (y Pietri) se "persuada" a sí mismo de que puede haber, después de todo, cierta coherencia y esperanza dentro del caos de la historia humana.


De la guerra a las sombras: sobre los pasos de la Peregrinación de René Marqués Jorge Castillo

Ptrtgrinaci6n ha sido siempre la primogénita venida a menos dentro de la producción del puertorriqueño René Marqués. Este breve poemario, escrito en 1944, cuando el autor contaba 25 años, ha sido constantemente ignorado por los críticos, salvo por aquellos que han visto en el mismo una muestra temprana de los que serían motivos principales y recurrentes en la producción futura de su autor, como hace Arcadio Oíaz en un ensayo al que me remitiré. Por otro lado, gran parte de los pocos juicios que ha recibido la obra le son adversos, quizá debido a la rudeza de su adjetivación, e incluso a 10 poco afortunado de algunas de sus Imágenes, aunque se le concede un profundo y auténtico valor ideológico. El propio René Marqués no tenía muy buena opinión del libro -al que llamó "un pecado de adolescencia"¡ -puesto que, según se dice, destruía toda copia que cayese en sus manos. 2 Sin embargo, no puede objetarse la sinceridad y la vehemencia con que fueron escritos estos poemas cuando el poeta, al crearlos, asumió el nombre de "peregrino" para emprender un viaje a cinco mundos que constituyen las cinco partes del poemario: La guerra (3 poemas), la tierra (7 poemas), la luna (3 Poemas), el amor (2 poemas) y las sombras (6 poemas). El presente ensayo pretende echar alguna luz sobre esta obra de juventud y su particular estructura, que responde, como me propongo demostrar, a un conflicto ideológico surgido del enfrentamiento del poeta con estos cinco mundos; hecho que impUca no sólo grandes cambios en el plano ideológico sino también en el plano formal del poemario y que expl.icaria, dialécticamente, las contradicciones que estos cambios producen en el mismo.

1Wllfredo Bruchi, "René Marqués," El Mundo, San

Juan, 23 de octubre de 1956. 2Efraln Barradu, "El machismo exiatencialiata de René Marqués," Sin Nombre, VIII, (octubre-diciembre,

19'77), p. 62.

En el poema que sirve de prólogo, el poetaperegrino expone la Imagen que tiene de sí mismo y su idearlo poético. Es el "nervio en perpetuo insomnio, verdugo de la risa, receptáculo trágico de búhos y de cisnes, golpeador de rosales y de palomas".3 El peregrino rechaza la poesía fonnallsta, rebuscada, musical, de corte modernista (la "poesía de los cisnes"); en cambio es el poeta que "golpea los versos" manifestando con tal rudeza su rebeldía. "No es el poeta de las academias, es la trágica lucha de una voz despierta" (p. 6) que se Impone la misión de diseminar su mensaje mediante el verbo poético. La protesta del peregrino se eleva contra la pérdida de la tierra y contra una guerra impuesta, donde la muerte presagiada se cumple en el "Campamento" de la bandera de siete chorros de sangre (la bandera estadounidense), "cementerio de almas muertas," y en "Oración roja en la muerte del labriego," reclutado a la fuerza y "prisionero en la selva" militar donde vive "la noche del silencio." Esta peregrinación a la guerra, probablemente a la Segunda Guerra Mundial, plantea un tema clave en la obra de René Marqués: La subordinación de su patria a otro país.· Esta tragedia arranca de la pluma del poeta un grupo de imágenes y motivos que ejemplificarán todo el mundo anímico de un hombre herido por la "metralla de mentiras." Abundan entre ellas los colores trágicos negro, gris y rojo: El negro representa la maldad, el odio, el misterio; el gris alude a los uniformes de los soldados y el rojo a la sangre. Lo negro se manifiesta en la "negrura de la noche", la "mancha negra", el "Infierno negro." Lo gris en "momias grises" (los soldados), "Peste gris de disciplina" y "sombras gri3 René Marqués, Ptrf~gri1Ulci6n (Aredbo, San Juan: Imprenta Venezuela. 1944), p. 5. Las páginas que a mntinuación dto enlre paréntesis pertenecen a esta edición. 4Arcadio D(az, "Lce desastres de la guerra: para leer a René Marqués," en Ellllmuerzo tri bJ hitrblJ (Río Piedras: Huracán, 1982), p. 147.

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ses atrofiadas de futuro" ("Campamento," pp. 9-10). Lo rojo en la sangre del labriego, y siempre en la sangre borineana derramada, según Marqués, en una guerra absurda y estéril. Otras imágenes correspondientes a la guerra son las del infierno, la tragedia, la selva y el silencio. Estas imágenes, como se verá. no son privativas de esta sección del poemario, sino que reaparecerán en cada momento en que el poeta anuncie un mundo trágico y destructivo. La segunda peregrinación nos lleva a la tierra, tema importantísimo en la producción de René Marqués, quien basa obras de teatro como Los soles truncos (1958), La carreta (1951), Un niño azul para esa sombra (1958), para mencionar algunas, en la pérdida de la tierra y en el deseo o añoranza de recuperaci6n de la misma. No debe olvidarse que René Marqués está vinculado a la vieja hacienda agrícola, dedicada al cultivo del café, paradigma de pureza, desplazada sucesivamente por el cultivo de la caña y la industrialización, que dio el golpe de gracia al mundo agrícola en pro de lo urbano. Esta "afrenta infame/ hará salir del poeta, "el hombre de tierra," imágenes similares que unen los dos mundos trágicos de la guerra impuesta por el amo y la tierra arrebatada por éste, transformado en "un chacal de tierras negras" que se apodera de la tierramadre-hembra-amante, que ofrecía al hijo-amante "guedejas de cafeto" y la turgencia de sus montes.' El hijo-amante se toma negro de odio y jura vengar el ultraje. La sangre del chacal-amo constituirá un ritual purificador al derramarse sobre la tierra en "Canción cínica para no ser cantada":

un "pozo de agua muerta" (p. 20), eternamente muerta, sin esperanzas. El pesimismo del poeta continúa manifestándose en "El hombre de tierra" víctima del "silencio estéril" (p. 29), símbolo del puertorriqueño que es presa dócil de la opresión, torturado por un buitre que le devora las entrañas como a Prometeo "bestia pobre y agonizante"; ante él, el peregrino "echaría a las aves lenguas de palomas/ es decir, cantaría su júbilo en un lenguaje florido y grácil si la bestia se tomara en hombre. El mismo amor a la tierra se manifiesta en la visión cristológica del río en "Vida, pasión y muerte de mi río isleño," donde el río, proveniente de la montaña, de los cafetales, se contamina junto al "monstruo empenachado de gasas negras" (la central); la sangre de caña manchó sus aguas volviéndolas dulzonas, negras, al llegar a la llanura. El río, paralelo de Cristo, se refugia sumiso junto al pueblo. Es un río mártir donde se escupen feces y su cauce se toma lento "crucificado en sal y en verde" (por los desperdicios).7 "Tierra triste" es una elegía desesperanzada a una tierra que se ha vuelto estéril, por tal motivo el poeta le dirige "palabras duras, frías, yertas, sin belleza ni poesía" (p. 39). La tierra es también el pueblo, "pueblo cisne," que no ha nacido para hijastro de las águilas (símbolo de la opresión), que vive el trágico silencio sin rebelarse porque: La tristeza te ha hecho humilde, la impotencia te ha hecho esclava, la colonia te ha extirpado los ovarios..., (p. 38)

y la sangre de su carne

regará tu cuerpo-tierra, y tus muslos, y tus senos,

empapados de su sangre serán lindos, para negros, negros, negros ... ¡como el negro escandaloso de mi odio y mi venganza! (p. 25) Recurren lo negro, lo trágico, el silencio. El silencio es una de las imágenes más usadas en el poemario con múltiples sentidos. Suele expresar lo tétrico, lo infecundo, lo domeñado, lo terriblemente inefable. En el "El pozo" que recuerda por su Utulo, no tanto por su tono, a un poema de PaJés Matos, René Marqués personifica la esterilidad, la Impotencia. Es

Soraz, p. 153. 6Recuérdenae las oposiciones monte-llano, cafécaña, tan explotadas por la generación del 30. Véanse al respecto las novelas ÚI lla11UJradJJ de Enrique Laguerre (1935) y lA mspml da homlm del propio René Marqués (1959), que ilustran este punto, mú el estudio Imagm da

puertorrlqudto en I4 nowlil de José Juan Beauchamp (RIo Piedras: UPRED: 1976) entre otros.

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En "Un alto en la faena" la imagen trágica, el pesimismo negro, se aclara un poco porque entrevé la posibilidad de una purificación.- El vínculo final del hombre con la tierra produce la purificación, representada por el color blanco, que libera al hombre del pecado de la docilidad. La estrella blanca, el cielo azul, los surcos rojos y unas franjas de palomas blancas forman la bandera de la patria, que se lleva el poeta a su tumba. Este poema carece del tono trágico de los anteriores, en su lugar surge un sentimiento de nostalgia más leve que las imágenes intensas de la negrura. En la peregrinación a la luna y al amor, la visi6n de la realidad que tiene el poeta efectúa un giro inesperado. El sentido trágico, las metáforas que ilustran una realidad doliente, dan paso a unas imágenes donde predomina el color blanco, es declr 7La Imagen de la p_ión es común en René Marqués. Examínense la muerte de Michelín en Un nino azul para esa sombra y la escena de la prisión en su novela La mirIldJz. (RIo Piedras: Ed. Antillana, 1976), pp. 63-65. 80tro tema favorito de Marqués, cuya expresión cumbre está en Los soles tru1Kos, donde el fuego es el elemento purificador. Muchas veces, diría Marqués, la tierra, el centro de todo, necesita purificarse de 108 "bárbaros" que la poseen.


la pureza y la alegría, como en "Fuga en tono blanco hada la luna" donde el poeta quiere que le laven "la negrura de sus manchas" para que no enturbien sus sueños angustiados. Es decir, el poeta quiere soñar, huir de una realidad irrefragable, y se refugia en la luna (lo opuesto a la tierra) y en el amor (lo opuesto alodio): En la tierra se ha quedado mi tragedia... iHoy regreso a mi castillo de poeta! (p. 46) El poeta-peregrino vive la fiesta de la blancura, escapa de la tierra, de la sangre de dolores; en versos de resonancias lorquianas: Al galope, lucerito ya la luna nos saluda agitando su pañuelo (con la plata de mi espuela rompe nardos en la carne del lucero) iA la fiesta, a la tiesta de mis sueñosl (fiesta nácar, tiesta nívea) Ya la fiesta seca el llanto de mi niña, ¡llanto blanco que acaricia como armiño! (p. 47) Las imágenes que representan lo blanco dominan toda la peregrinación a la luna (el astro blanco). El mismo patrón de metáforas blancas continúa en "Embrujo de luna," pero empieza a ceder en "Crepúsculo' donde el poeta es herido por el amor, que ya se anunciaba en los dos poemas anteriores. "Crepúsculo" es un poema de tránsito entre la peregrinación a la luna y al amor, del mismo modo que "Un alto en la faena" medió con sus atisbos de blancura, entre la pesadilla terrestre y el ensueño lunar. La maternidad es el motivo central de esta peregrinación. Contrasta con la anterior al abandonar el tono lúdico y la metáfora frívola por una expresión de intimidad y recogimiento más genuino. El poeta es capaz de amar, ha producido un fruto, ha vencido la esterilidad. Canta a la madre que dejó de ser silencio al concebir. El paisaje recobra su esplendor y se convierte en un locus amoenus en "El milagro de mi valle": Hoy en mi valle renacen las cascadas, florecen los naranjos y los lotos hieráticos se abren para ti en un estanque claro.... (p. 37) Esta imagen se ensombrece de nuevo, y para siempre, en la última peregrinación: A las sombras. Ya en "Confesión," poema de transición, el poeta

confiesa que no puede soñar y escribir los versos que nunca ha sentido, sonetos floridos, palabras sutiles, imágenes bellas. Quiere volver al verso duro, a cantar el dolor de la tierra, de un pueblo en cadenas, sus versos son "el dolor de lo vivo" (p. 64). Sin embargo las sombras lo invaden finalmente en "El sueño de las sombras" donde canta la muerte de un ser amado, de una mujer amada: Tendida está sobre mis sueños duros: su pelo es un abismo de negruras, su boca se ennegrece mutilada, hay dos infiernos de noche enloquecida en el mentido fulgor de su mirada! (p. 65) La noche, la negrura, el infierno, el silencio se ciernen sobre el alma del poeta que se siente muerto como ella: "¡Yo soy el muerto en esta extraña vidal" Esto produce en el poeta una nueva toma de conciencia: "Las sierpes negras se enroscan a mi cuerpo. Despierta la conciencia" y siente "el dolor de luces blancas." Lo blanco desaparecerá para siempre ante la noche y el dolor de las "sombrías realidades." El ensueño del poeta-peregrino muere. Está en las sombras, solo. Solo en el silencio ("Sonata de la soledad"), inmerso en un mundoprisión donde la soledad y el silencio son uno: Soledad de penumbras ... soledad... soledad y silencio y frío de las sombras. (p. 70) Soledad, oscuridad, silencio. He aquí los compañeros del peregrino en este viaje. "Naufragio" recrea quizás con destellos nerudianos la visión de la mujer amada en su féretro "entre rocas de plumas," sus ojos son "pozos de noche." Su alma ha naufragado en una nave de 4 mástiles (el ataúd flanqueado por cuatro cirios). Después de haberse enfrentado a la realidad externa, en la peregrinación a las sombras el poeta enfrenta su propia interioridad, "encrespada como un mar" ("Ese mar"), odia al mar porque se opone a la tierra, y porque la aprisiona. El viaje culmina en "Péndulo eterno" que muestra el ser del poeta por entero, oscilando entre la nada y el infinito. Este poema, de rasgos existenciaUstas muy marcados, enfrenta al poeta con el absurdo de la vidal Yo aquí en mitad de la tierra ¿Por qué? ¿Por qué ahora y no antes.... (p. 75) La voz del poeta es un péndulo eterno que golpea dos puntos: la nada (el origen) y el infinito (el porvenir) buscando una razón de ser que no encuentra. Nadie ni nada contesta su pregunta. El poeta confiesa que:

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Entre dos extremos

soy un pasajero perdido... ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? A mi espalda: la nada . Ante mí: el infinito (p.77) La soledad personal ha desembocado en la soledad existenciaL El poeta siente la nada dentro de sí. Ve su vida como un instante entre dos abismos: nada e infinito. Y sient!! el vacío interior, el vacío venidero.' El poeta concluye su viaje "inmerso en el silencio" de su propia intimidad como ente en busca de sentido, sentido que Marqués situó en la posesión de una tierra que le fue arrebatada, y en el ser puertorriqueño, por lo que luchó con todas sus fuerzas hasta la muerte, el "eterno silencio." Por escapar del amo, que usurpa la tierra y obliga a los hijos de ésta a pelear por él, se refugia el poeta en los mundos de la luna y del amor. Pero la dolorosa realidad golpea implacable las puertas de su ensueño, y el peregrino, desilusionado, concluye su viaje en el mundo de las sombras, donde se había alejado tanto de la guerra y de la tierra, como de la luna y del amor. Ese mundo se erige como resultante de dos pares opuestos; es decir: guerra/ amor y tierra/ luna (exterioridad / interioridad). Las imágenes de negrura, violencia y odio se oponen a las imágenes donde predominan lo blanco, lo suave y lo musical, al tiempo que la insufrible realidad externa se opone al conflictivo mundo interior del poeta. Estas antítesis quedan anuladas en el mundo de la desesperanza y el desengaño (la negrura) que lleva el poeta en la interioridad de su ser. Arcadio Díaz señala con justicia que "Marqués esboza en Peregrinación un código que permanece9EI existencialismo, especialmente el de Sartre y el de Camus, es notable en muchas obras de René Marqués: El apartamiento (1966), lA casa sín reloj (1960) entre otras.

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ría casi idéntico hasta el finaL" Y describe el libro como un sermón religioso-patriótico, una parábola y una alegoria de la Caída, el Pecado, la Vida, Pasión y Muerte. Las verdades de Marqués no evolucionan, sólo se reiteran y amplifican. 10 Siendo así, me parece asombrosa la actitud de claro rechazo de Marqués hacia su poemario. ¿Por qué rechaza Marqués algo que luego reitera y amplifica? No por el estilo, porque cultivó siempre las "palabras duras"; me inclino a pensar que rechaza la "metáfora blanca", es decir, el juego escapista, la peregrinación a la luna y al amor. Marqués repudia su alejamiento momentáneo de la tierra perdida, de la visión trágica, rechaza la falsa conciencia de un ~ amoenus; por eso después de este ensueño poético, emprende la lucha con más ímpetu para recuperar su realidad asumiéndola. Pero no se perdonó ese "pecado de adolescencia," y por eso quizás el hombre de los silencios, poseído por la ira telúrica, rasgaba implacable las cuartillas de su alma.

Bibliografía Barradas, Efraín. "El modernismo existencialista de René Marqués." Sin Nombre, oel. - dic. 1977, p. 62. Beauchamp. José Juan. Imagen del puertorriqueño en III novela. Río Piedras: UPRED, 1976. Braschi, Wilfredo. "René Marqués." El Mundo, San Juan, 23 oel. 1976. Díaz, Arcadio. "Los desastres de la guerra" Para leer a René Marqués." En: El Almuerzo en la Hierba. Río Piedras: Ed. Huracán, 1982. Marqués, René. Peregrinación. San Juan: Imprenta Venezuela. 1944.

l00eaz. p. 152.


El "mare nostrum" de las antologías (Reflexiones sobre el fenómeno de las antologfas en Puerto Rico)

Aurea María Sotomayor

l. La doble presentación "Supongo, señores, que se sienten tan colmados con este banquete de manjares literarios variados que el alimento que comen amenaza con desbordar su plato. Ciertamente, se sienten atiborrados de exquisiteces, pues muchos los han agasajado con un festín mixto de discursos preciosos y variados e intentan persuadirlos para que desprecien un alimento ordinario. ¿Qué debo hacer? ¿Permitiré que lo ya preparado permanezca sin tocar y se pierda o debo exponerlo a la venta en medio del mercado para que los comerciantes al detal lo compren al precio que alcance? ¿Quién en tal caso querría una porción de mi mercancía o quién daría dos peniques por mis escritos a menos que sus oídos estuvieran tapados? Pero tengo la esperanza de que ustedes compartirán mi trabajo con bondad y no indiferentemente, pues es hábito de ustedes estimar el provecho de un banquete por el mero deseo del anfitrión de complacer. "Además, voy a servirles una comida a la que se le añaden muchos nuevos aderezos. Pues dado que no es posible que ustedes disfruten una comida indigna de sus personas que resulta únicamente de mis esfuerzos, he persuadido a muchos para que compartan las preocupaciones y los gastos y se unan a mí para agasajarles más opíparamenh:. Por cierto, los ricos me dieron muchísimo de sus riquezas y al aceptarlo me enorgullezco de sus exquisiteces. Y uno de ellos, Señalándome, podría decirle a otro: "Recientemente amasé una fresca masa de poesía y lo que él sirve proviene de mi amasadera". Así diría uno, mas no el más sabio de aquellos coclneros gradas a quien se me atribuiría a mí exclusivamente ser el señor de tan rico agasajo. Porque yo mismo he tenido la audacia de contribuir frugalmente con mis propios recursos de forma que no parezca un absoluto extrai\o ante mis invitados. Les presento una porción de cada poeta tan s610 para que lo prueben;

pero si alguno desea consumir el resto y saciarse. debe buscarlo en el mercado".1

D. La realidad ontológica y ortológica de la antología: poesía y mercado La metáfora culinaria a la que acabo de aludir y que da unidad al proemio de una antología de epigramas difiere dramáticamente de la metáfora floral que signa las introducciones a las antologías líricas griegas 2• Aquélla convoca-mucho mejor que las últimas-Ias diferencias en el consumo y recepción del epigrama satírico visea-vis la concepción que se posee de la función de la poesía lírica. Al efecto, basta recordar el proemio de Agatías Escolástico de Mirena a su colección de epigramas para que afloren -aun en una época que hoy consideramos remota como lo es el siglo sexto después de Cristo- las concomitancias existentes entre poesía, mercado y consumo. Es este proemio y no los otros conocidos mucho más esclarecedor en lo que concierne a la realidad mercantil de la poesía hoy. El fragmento es iluminador, además, en cuanto incorpora dentro del ciclo de la producción al antólago, cuyo único papel, según el mismo Agatías Escolástico señala, consiste en beneficiarse de los frutos ajenos. Insiste éste en que tan limitada es su práctica que se ve obligado a invitar al lector fuera de la antología misma de modo que -una vez consulta· dos los textos íntegros- aquél obtenga una visión más acertada del poeta. Su complejo de culpa ante la mutilación o segmentación que ha perpetrado contra la obra total es tal que no le permite ser feliz, 1The Greek Anlhology, Tomo 1 (Loeb Classical Library). Cambridge, Harvard Univemity Press, pp. 117-119,

traducción nuestra. 2VianH en la misma antología los proemios a las ~

lecciones líricas.

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no empece el propósito de atribuirse como si fuesen suyos los halagos que pudieran recaer mucho más justamente sobre aquéllos de quienes ha derivado una ganancia que no le corresponde. Revela con ello la función parasitaria del antólogo en lo que a creaciones respecta, pues lo más que puede pretender éste es una lectura inteligente. La creación está dada de antemano. Su papel no desborda el simple y complejo acto de leer y clasificar lo hecho por otros. Ahora bien, ello implica a su vez una labor mutiladora que discute sagazmente Baudrillard al denominar la tarea de coleccionar como una regresión de naturaleza anal que se manifiesta a través de una conducta acumulativa, ordenadora y de retención agresiva.3 Visto desde esta perspectiva psicoanalCtica, la mutilación es un momento crucial de la labor antológica; dicha supresión asegura (mal necesario) el equilibrio que debe mantener el antólogo a pesar del material heteróclito que maneja. Aquello que da unidad a su antología es la persona que anlologa. El antólogo pertenece a una especie poco desarrollada entre la familia de los ególatras. Sin saberlo, el antólogo Agatías Escolástico de Mirena nos enfrenta a la realidad ontológica y ortológica de la antología moderna. Señalo "ontológica" por la coherencia que la lectura del antólogo debe poseer, es decir, la teoría que sustenta una lectura que rebasa las meras fronteras del gusto personal (o quién sabe, del prejuicio legitimizado) y se instala en una conciencia histórica de lo que su labor supone. Como decía Alfonso Reyes, "toda historia literaria presupone una antología inminente; toda antología es el resultado de un concepto sobre una historia literaria".· Utilizo también la palabra "ortológica" porque una antología sólo podría sostenerse si se pronuncia dentro de un sistema literario existente. Los actos de seleccionar (o de dictaminar) que toda antología entraña están abocados a operar dentro de los límites de lo dado. Es decir, es improbable que exista una antología de lo no producido todavía. Lo único que podría aproximamos a esa utopía es la develación conjunta de lo marginal, pues para efectos del mercado, lo marginal no existe. Si bien el riesgo es superior y ese proyecto parecería ser la antítesis del de la antología clásica que, como sabemos, se embarca en un proyecto asegurado por lecturas previas ya privilegiadoras de cada uno de los objetos o lecturas que constituyen el todo, la otra antología iconoclasta se asegura tambiin un mercado: el posible.

como tal y el coleccionador o antólogo. La función por antonomasia de este último es la de producir una lectura específica y diferente de un período literario o proponer una historia de la literatura a partir de ciertos textos, o sugerir una lectura temática o in· tuir y divulgar una generación de escritores o un género literario. Las variables, pues, son agotables. En ese sentido, la selección de los textos está subor· dinada a una visión y a un propósito que dependen del tipo de antología que se quiera hacer o los motivos o funciones a los que sirva. Obviamente, existi· rán divergencias entre la antología que tiene un propósito didáctico y que va a utilizarse como instrumento básico de trabajo con estudiantes de primer año de universidad y la antología que quiera ocuparse de los escritos poUticos o estéticos de una generación o acaso de aquella otra antología que se ocupe de ofrecer una visión panorámica de la literatura nacional, como la Antología general de la literatura puertorriqueila, de Manuel Alvarez Nazario. En Puerto Rico tenemos ejemplos de todas ellas, a saber: la antología sobre el modernismo preparada por Luis Hernández Aquino; la antología Cuentos puertorriquerlos de hoy, de René Marqués, que se ocupa de la generación del cuarenta; la abortada antología de poesía feminista preparada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en la década del setenta; la excelente antología titulada Poes(a puertorriqueila, preparada para los estudiantes del sistema de educación pública por Carmen Gómez Tejera, Ana María Losada y Jorge Luis Porras en el 1956, la cual contiene como elemento innovador la incorporación de poetas contemporáneos jóvenes que surgían en ese preciso momento tales como Violeta López Suda, Laura Gallego, José Emilio González y otros; la Antología de la sospecha de José Ramón Melénde%, sobre la generación poética del setenta; las de Luis A. Rosario Quites, Nueva poesía puertorri. quefla y Junte de POtSia univtrsitarÍll y las antologías de Iván Silén y Alfredo Matilla sobre la producción de los poetas hispanohablantes en Estados Unidos y de los poetas neorriqueños, tituladas Los paraguas

amarillos y The Puerto Rican Poets.

Yo personalmente me he embarcado en dos proyectos antológiCOS. Uno de naturaleza generacional, limitado a un género y escrito por poetas mujeres titulado De lengua, razón y cuerpo, que publicado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, prece. dido de un largo estudio sobre las poetas de la gene. ración del setenta, y otro proyecto de naturaleza institucional, trabajo en equipo por varios profesores de la Universidad de Puerto Rico y en el cual me tocó trabajar con la unidad de poesía. Dados los pro· pósitos específicamente didácticos de esta última anID. De los diversos tipos de antologías Debemos reconocer, además, que toda anto- tología, es preciso lidiar allí con varios elementos: la logía posee, al menos, dos productores: el escritor naturaleza del trabajo en equipo, la calidad estética y didáctica del texto, su inserción dentro de una corriente histórica y estética, el hecho de que es un producto creado para las necesidades de una institu3ú systbne des objds. París: Gallimard, 1968, p. 123. ción educativa, la necesidad de incluir a los escrito4úz aptrieru:iIl lítmJri/l. Buenos Aires: Losada, 1961, res "consagrados" con un sitial comprobado dentro p.ll2.

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de la historia literaria, aunque esto último no exduya la posibilidad de incluir generacione~ recien· tes. Este tipo de antología, por necesidad, deJa de ser un producto personal y, por lo tanto, carece de una tesis general. Más bien las concomitancias o aciertos entre las lecturas surgen del diálogo que se entabla entre los textos mismos y las series que puedan organizarse en torno a un tema, por ejemplo, que se repita a lo largo de toda una tradición literaria, nacional e histórica y la relación que se establece entre esos textos y la realidad política, histórica, económica y filosófica en que se inserta~. Hay que paJ!i~, además, en ese tipo de antologla, de un proposlo que subordina (desgraciadamente) los textos a una fun· ción, a saber, la de familiarizar al estudiante con unos "modelos" literarios y por ende con una concepción ya aceptada por la ideología dominante de qué es literatura.

IV.

De los antólogos: el revendedor y el valorador

Independientemente de los propósitos que entraña hacer una antología, un antólogo debe reunir dos cualidades esenciales: (1) saber leer, y especialmente, saber colocar en su justa perspectiva a los miembros de una generación que le es contemporánea, y (2) poder articular una tesis coherente en torno a su selección. Si no existe una tesis que sostenga esa selección no hay antólogo, sino un acumulador de textos interesantes. Además de reconocer que el antólogo es el productor de una ledura, existen dos tipos de antólogos. La crítica de las artes plásticas distingue entre el "marchandO revendedor y el "marchando valorador. Si bien media un proceso valorativo en los actos de ambos, el "marchando revendedor es el que "dentro del mercado se ocupa principalmente de la venta de valores consagrados". Los "marchands" valoradores son "los que apuestan con su actividad por la confirmación de nuevos valores".' No podemos obviar, sin embargo, el que ambos -el antólogo revendedor y el antólogo valoradorexploten de modo similar el concepto de antología desde una perspectiva mercantil. La diferencia estriba en que la visión del antólogo revendedor es casi exclusivamente lucrativa. En el caso del antólago revendedor, además, las ganadas son casi automáticas. Por el contrario, el antólogo valorador depende del marcado que él y el otro productor puedan crear para finalmente tener un éxito relativo, y su retribución económica ocurre siempre, pero j, posteriori.

SFrancesc:o Poll. Produai6n /lrtfstica y mercado. Bar-

V.

Las antologías: retrato de familia

Parte de la historia de las letras puertorriqueñas se inicia precisamente con un libro de carácter antológico, el Aguinaldo Puertorriqueño, de 1843, al cual le sigue otro, el Album puertorriqueño, de 1844. También en el Aguinaldo, al igual que en el proemio con el cual comencé este ensayo, advertimos alusiones a la comida que se consume en épocas festivas. El objetivo de ésta, según ellos, es "reemplazar a la antigua botella de Jerez, el mazapán y las vulgares coplas de Navidad". Nuevamente, destaco el símil entre poesía y consumo de manjares culinarios. Aguinaldo, álbum, colección, antología, florilegio, corona o guirnalda. La mera etimología del término confirma su cualidad de objeto constituido por lo preexistente. "Anthros" es flor y "legos" es I~ voz activa alusiva a voluntad de escoger, de reaccionar ante la pluralidad de lo bueno. Considerado así el acto de antologar, éste supone corroborar un gusto y un mercado ya comprobados. En esa acepción, pues, la antología consagra un objeto ya develado por otros, reúne modelos. Existen otras antologías, sin embargo, que reúnen sospechas. En tal caso, como señalamos antes, se trafica con la posibilidad y son varios los resultados y objetivos de la selección: anunciar el objeto y simultánea, aunque paradójicamente, ocultarlo y abandonar al devenir sus posibilidades. Por ejemplo, el gesto mismo de ubicar la colección en el marcado como objeto marginal (como ocurre con los textos que componen la Antologta de la sospecha, de José Ramón Meléndez) posiblemente lo inscribe y hasta podría impedirle ingresar en otros órdenes. El proceso mismo de atribuirle un valor (a saber, la función marginal) a ese producto nuevo constituye a su vez otra función del antólogo. Es decir, éste no se da exclusivamente a la tarea de anunciar, sino que signa, marca. El proceso de incorporarlo al mercado contiene simultáneamente el de atribuirle una función. En el acto de atribución o de nombramiento implícito en esa tarea se descubre al antólogo como creador, pero a su vez se encubre (por el cont,enido mismo con que signa su antología) una vision re· ductivista de estos textos, los cuales destina casi fatalmente a ocupar un lugar específico dentro del sistema literario y, a su vez, fuera de éste. Se los lee exclusivamente como textos contestatarios. Cuando se presenta el caso de que los textos son material inédito, la labor reductlvista del antólogo es aún mayor. Se ha apropiado un material que sólo él ve y no es hasta años posteriores que el poeta o la poeta puede resarcirse o remedar ~ confirmar o. yetar la imagen original que el antologo pretendlo crear. Más tendenciosa aún es la postura que pretende dar una lectura a base de selecciones de fragmentos de poemas, pues en tal caso la deformación l~ega a la raíz; la mutilación se convierte en perversion. En última instancia, la colección está hecha de una serie de términos, pero el término final es la

celona: Editorial Gustavo Glli, 1976, pp. 61 Y Y.

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persona del coleccionador'. Su afán posesivo sobre los objetos (aquí, textos) es tal que la coherencia de su lectura depende de esa transgresión que se hace contra el texto total privilegiando el segmento o un texto entre varios a fin de que la selección responda a la ledura, a la tesis. De ahí la necesidad implícita que tiene el antólogo de trabajar con una serie que él mismo rompe y convierte en texto discontinuo con el propósito de que sea finalmente ~ texto. Toda antología contiene un vicio: el antólogo se arroga el derecho de prescindir del primer productor para legitimizar su producción, que es la lectura. La antología, pues, no tendría que ser necesariamente florilegio, corona o guirnalda, sino meramente una aproximación a su posibilidad como tal en el futuro. La antología oscila entre esos dos polos: el que remite al pasado y tiene la Rremisa del museo porque intenta preselVar, o la que quiere ser adelanto o profecía, en cuyo caso, en lugar de premisa, tiene vocaciÓn de museo. Ahora bien, ninguna antología pretende privilegiar el presente, pues no es característico de la antología el ser precaria. Es una de dos alternativas: o confirma lo dado o es antesala del devenir. "

VI.

La antología que deseamos

Antes de lanzarse a hacer una antología de la literatura puertorriqueña es imprescindible tomar en consideraciÓn los elementos que he mencionado brevemente aquí, la funciÓn del antÓlogo y de la antología, el posible lector de ésta y, finalmente, debemos recordar que una antología tiene más vicios que virtudes, precisamente porque intenta validar una lectura, la del antólogo. Ello conlleva una reducción y, a su vez, una mutilación: la de sacar los textos "representativos" fuera de su habitat natural: el libro. Esa antología, además, debería contener varias lecturas, sin privilegiar la académica y sin sacrificar las lecturas y versiones más populares de la poesía. Es decir, debe apelar y contener todos los tipos de

lectores y el producto estético debe ser de la mejor calidad, además de representativo. Un antecedente excelente de tal antología lo es el Omnibus de poesla menCDnD, de Gabriel Zaid'. Es de destacar cómo uno de los núcleos de la antología se· gún Zaid era el de incluir las expresiones estéticas populares, expresiones que incorpora como una categoría adicional sin signarla negativa ni positivamente. Así tenemos los siguientes acá pites principales: poesía indígena, popular, novohispana, romántica, modernista, contemporánea; y entre lo popular incluye conjuros, oraciones y jaculatorias, arrullos y juegos Infantiles, poesía inocente, canciones políticas, del campo y románticas. El principio rector de ésta consistió en obtener una antología que mostrara la aventura de la lectura y en lugar de privilegiar autores, privilegiar textos. Su lector, además, se define a lo largo de las si· gc' "ntes líneas, vertidas en la introducción: "Omnibus" en latín quiere decir "para todos". Así fueron llamados los coches de caballos que empezaron a dar selVicio colectivo, en vez de particular. Con el ferrocarril surgió el tren ómnibus: el que llevaba carruajes de todas clases y para en todas las estaciones. (...) Ojalá que el lector de esta omnímoda selección de todo y para todos no se limite a sus ventanas habituales y que disfrute todo el viaje como buen omnilector. s Basta con esta advertencia para comenzar nuestra práctica; una antología responsable y permanente que perciba nuestra historia literaria en su compleja dialéctica como el fruto de unas hazañas literarias hechas y por lo tanto permanentes y el vislumbre de otras presentes y transformadoras. Es a partir de esta visión de una historia sucesiva de la que habla Walter Banjamin que puede construirse responsablemente no solamente una antología, sino sobre todo, una obra y una conducta.

7México: Siglo XXI, 1972. 60 p. cit., p.28.

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8¡bid.. p.S


Hacia una antología de la poesía de los puertorriqueños Carlos Rodríguez

El título de este foro me sugiere la posibilidad de que el Ins· tituto de Cultura Puertorriqueña, idealmente junto a otras instituciones como la Universidad de Puerto Rico, prepare una antología poética puertorriqueña. En este espíritu de diálogo con los po~ tenciales autores -hombres y mujeres en número igual- de esa posible y necesaria antología, quiero compartir estos apuntes sugeridos por un estudio sobre la poesía puertorriqueña actual que emprendí hace un año y que probablemente conducirá a una antología de la poesía escrita a partir de la década del sesenta. Aclaro que nunca he sido ant610go, lo cual le resta la autoridad de la experiencia a mis comentarios, a la vez que les añade una cualidad que yo querría evitar si hiciera mi antología: me refiero al carácter prescriptivo y prejuiciado que lectores y críticos se ven tentados a imponer al material con el que trabajan en lugar de permitírsele revelar sus estructuras y sugerir modos de verlo y entenderlo. Como todo producto, las antologías y los textos que contienen responden a las demandas, a la ideología del grupo representado por los autores, los poetas y los lectores o consumidores potenciales. Esto impUca que en una antología preparada por instituciones que actúan a nombre de la cultura puertorriquefia debe de estar representada toda la producción poética de los puertorriqueños y no exclusivamente la del gurpo cultural dominante, el cual tiende a usar su prestigio para im-

poner una concepción de la poesía. Las autoras y autores de esa antología ideal podrían cuestionarse por ejemplo, la clasificación poesía culta-poesía popular, empleada tanto como criterio de estudio como de exclusión, quedando en desventaja modalidades poéticas tales como los cancioneros folk1óricos de la costa y de la montaña, la canción de protesta y de la nueva trova, tan vinculadas a la poesía cuita, y el cancionero comercial, que son, sin embargo, el más vivo y frecuente contacto de la mayoría de los puertorriqueños con la poesía. En otras palabras, esos antólagos entenderán el adjetivo "puertorriqueña" en relación al sustantivo que le da sentido a nivel individual colectivo y sociopolítico. El adjetivo pasaría a significar un colectivo de gentes, culturas, razas y hasta de idiomas y espacios geográficos. De modo que la poesía puertorriqueña se manifestará como las poesías puertorriqueñas, esto es, de los puertorriqueños, liberados poesía y puertorriqueños del carimbo de quienes parecen tener como consignas culturales "une y controlarás" y "clasifica para desechar." La antologización de unas literaturas podría ser un proceso liberador, como lo es todo proceso educativo auténtico. Nuestros antólogos ideales no se conformarán con coleccionar flores y joyas lite. rarias ni con levantar una suma de conocimientos. Su antología propondrá y provocará una nueva visión de las Uteraturas antologa-

das y de su proceso histórico~so­ cial, con proyecciones hacia el futuro. Por su parte, los lectores ideales hallarán unos productos "acabados", Ilámeseles "joyas" o "flores", pero dentro de un continuo, esto es, en movimiento y en relación. Hallarán o aprende. rán a encontrar "belleza", p~ro en múltiples y puede que muy diferentes manifestaciones. Hallarán y aprenderán a encontrar "poesía, mas no exclusivamente en las concepciones heredadas en tiempos modernos de la literatura cortesana europea, que a su vez se remonta a las literaturas de las élites de poder de la antigüedad clásica occidental y la oriental. Finalmente, amarán la "poesía" o "poesías" encontradas, pero no como a madonas sostenidas en el aire por nubes y querubines; en todo caso las amarán como a bellas Remedios sostenidas por la misma sábana que posibilita su vuelo. Pero antes, son nuestros futuros antálogos quienes tienen que hacer de lectores para con honestidad y humildad conocer -encontrarse con- toda la producción poética de todos los poetas puertorriquefios que unos pocos elegidos habrán de representar. En otras palabras, nuestros ideales an· tólogos irán más allá y hasta por encima, debajo, delante, detrás, al lado y dentro de los autores canonizados, entronizados, oficializados y previamente antologados. En la colonia de las letras, la visita de niños curiosos, revoltosos y preguntones es más

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urgente -por fértil- que la de un pontífice o un monarca. Los encuentros valen con o sin glorias y descubrimientos. Una lectura lo más abarcadora y cuidadosa posible evitaría que los antólogos se crearan y les crearan a sus lectores la ilusión de que su antología es la poesía puertorriqueña; y harían lo necesario porque fuera verd aderamente representativa. Ya se trate de una antología general o de antologías sobre una época o un grupo, de las poetas o del exilio, por ejemplo, todas -al igual que los textos que aun por omisión contienen- forman parte de un proceso literario que es a su vez parte integrante- no un reflej~ del proceso histórico. político y social. Por consiguiente, si por poesía puertorriqueña se entiende toda la variedad de textos poéticos producidos por los puertorriqueños, vivan donde vivan y escriban en el idioma que prefieran o tengan que escribir, nuestros antólogos considerarán la obra producida en el exilio político y económico desde los orígenes mismos de la literatura puertorriqueña, que se ha expresado en francés, como lo hizo Betances, en inglés, como lo hizo Julia de Burgos y lo hacen Graciany Miranda Archilla y Luis Reyes Rivera, o en un lenguaje poético, vivo y rebelde llamado ftspanglishft. De ese exilio nuestro de cada día colonial, explorarán también el cancionero puertorriqueño enriquecido por compositores como Ramito, Ra~ fael Hemández, Bobby Cap6, Willie Colón y Roy Brown. Así como nuestros ant610gos -mujeres y hombres en igual número- reconocerán el exilio como una constante en la poesía puertorriqueña desde sus origenes, también reconocerán la labor de los poetas como otra constante por lo menos desde Maria Blblana Benítez, aunque sin duda alguna las puertorriqueñas habían estado componiendo nanas, cantos de bomba afroboricua y controversias

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jíbaras desde mucho antes. La obra de Benítez, incluyendo la adjudicada a ella, anti· cipa algunas de las cuestiones central~s en la producción poética de las mujeres; por ejemplo, el tema de la mujer como persona racional, emotiva y política, como amante y como creadora de poesía. Estos planteamientos de lo que se ha llamado "la ansiedad del género" se tendrán en cuenta en la relectura de la producción de poetas como Lola Rodrígez, Clara Lair, Julia de Burgos, Sylvia Rexach y de las que publican a partir de la década del sesenta, cuando el proceso de liberación de la mujer adquiere actualidad d~cisiva. De hecho uno de los aspectos sobrasalientes de la poesía de las tres últimas décadas es la cantidad y calidad de mujeres poetas. Otra constante en el continuo de la poesía de los puertorriqueños es la militancia socio-política que constituye lo que podría llamarse "el master de rebeldía puertorriqueño', que incluye toda la poesía de combate por las libertades y derechos humanos, además de la que reclama la independencia de Puerto Rico. En épocas recientes, los poetas y artistas gráficos de Guajana representaron este tipo de poesía que ellos mismos trazan hasta Pachín Maren. Títulos como En ti combatt, Cantos dt rebeldCa y

Canciones de consuelo que son canciones de protesta expresan el

de la poesía que tematiza o transforma en elementos del texto poético la homosexualidad. Digo que la considerarían parte del mester de rebeldía porque poetas como Fernández Fragoso en el libro citado y en Ser Islas, de 1976, reclaman la integridad humana de la persona homosexual del mismo modo que de Burgos reclama la integridad de la mujer y muchos, incluyendo a Fernández Fragoso y a de Burgos, reclaman la integridad de la nación puertorri· queña. La poesía de amor entre personas del mismo sexo es poli· tica del mismo modo que lo fue en una época la poesía erótica e intelecutalista escrita por mujeres, pues las tres transgreden supuestos morales, religiosos, ideológicos y económicos de larga tradición, tales como que la mujer, si es honesta, no debe disfrutar de su sexualidad. que la mujer es emotiva y el hombre racional, que el amor, un senti-" miento divino no puede existir entre personas del mismo sexo, pues Dios aborrece el pecado de la homosexualidad, la cual en tér· minos siquiátricos es una aberración y en términos materialistas, una señal de decadencia burguesa. Entre los libros más militantes se hallan los de Abniel Marat,

Poemas de un homesexual revolucionario y Poemas de un homosexual caribeño y el de Luz María Umpierre The Margarita Poems.

Hay muchos otros aspectos de la poesía de los puertorriqueños que sin duda nuestros antólogos tomarán en cuenta, como el empleo del humor como recurso poético, lo cual llevará a una relectura y revalorizaci6n de la veinte surcos. Es posible que algunos de obra poética de José Isaac de Diego nuestros antólogos insistan en y Padró y de la poesía puertorriconsiderar como parte de este queña de las últimas décadas, de mester una poesía que aparece con la cual es uno de sus aspectos más alguna frecuencia a partir de 1973, destacados. Mas por ahora, es mecuando Victor Femández Fragoso jor dejar espacio para el diálogo. publica en Nueva York El reino dt ID espiga. Me refiero a mucha

tono del mester. Mucha de la poesía escrita por mujeres podría considerarse parte del mester de rebeldía; por ejemplo, el primer libro de Julia de Burgos, Poema en


Hacia una revalorización de la obra de Juan Antonio Corretjer (Nota)

Luz María Umpierre

Josefina Rivera de Alvarez en su importante historia de la literatura puertorriqueña clasifica a Juan Antonio Corretjer como uno de los miembros de la productiva generación literaria de 1930 en la isla. Aunque la clasificación de autores en grupos generacionales es en ocasiones problemática, es éste sin duda un método efectivo de localizar o centralizar a un autor específico dentro de un momento histórico. De Alvarez también incluye como miembros de esa prolífica generación puertorriqueña a Luis Palés Matos, Antonio S. Pedreira, Clemente Soto Vélez. Julia de Burgos y Enrique Laguerre, entre otros. Juan Antonio Corretjer, según de Alvarez, "se inicia en el cultivo del verso hacia la época cuando el Modernismo se ve ya superado en Puerto Rico por las corrientes de renovación vanguardista que surgen tras la primera guerra mundial."' Pese a la inclusión de Corretjer dentro de la vanguardia, las lecturas comparativas que se han hecho de su obra han dado a los críticos marcadas diferencias entre su obra poética y la de sus contemporáneos. Frente al hermetismo de alguna de la poesía de Julia de Burgos o de Clemente Soto Vélez. la obra de Corretjer se cataloga como una lírica desvestida de adjetivación, de retorcimiento en la forma y afincada en la más honda emoción patriótica hacia su pueblo y su gente. J Esta catalogación de su poesía se ha debido al hecho de que Corretjer recurre al pasado indígena La aulora desea agradecer al Dr. Carlos Rodríguez 5U apoyo hermano al instarle a la publicación de esta nota que originalmente presentara como ponencia en un homenaje a Juan Antonio CorretJer en Boston. A él va dedicado este pequeño estudio. 1Josefina Rivera de Alvarez. Literatura puertorriqudkI: su proceso cm el timpa, Madrid: Ediciones Parlenón, 1983, p. 375. 2Ver J. E. González. "La poesía puertorriqueña de 1930 a 1934, "Asomante (Xl, 1) San Juan, 1955, y De Alvarez. pp. 375-376.

isleño y recuerda gestas patrióticas, como el Grito de Lares, en su poesía. Su obra ha sido clasificada como "devocionaria" de la causa de la independencia de la isla y el tema de lo criollo. Lo anterior, sin embargo, no debe ser la única base desde la cual enjuiciar la obra poética de Corretjer dado el hecho de que Corretjer mismo dedicó varios de sus escritos en prosa a tratar el tema de la creación poética y sus polaridades que él describe con los adjetivos de poesía 'pura' y 'contaminada'.' La lectura cuidadosa de esos escritos en prosa y una nueva lectura de la poesía de Corretjer en base al tema de la creación artística nos señalan un nuevo camino a seguir en el estudio de la obra del puerto rriqueño. Un buen ejemplo entre la obra de Corretjer de cómo la crítica se ha servido de una sola visión al enjuiciar su obra -la visión patriótica-comprometida- sin observar la plasmación del tema de la creatividad y la creación literaria es el conocido poema suyo "La copla." En él, el hablante del poema se dirige a la sabana puertorriqueña olvidada en su memoria, con el propósito aparente de recuperar su pueblo y su gente: e

Sabana. Ya te había olvidado y hoy te hallé inesperada en la hamaca de un amable recuerdo... Pero hoy apareciste con tu muchacha descalza y tu mula... tu bohío pajizo y tu jfbaro haraposo y anémico. t 3Juan Anlonio CorretJer, Poes(a y revoluci6n, Tomo 1, Río Piedras: Edici6n establecida por Joserramón Melindes, 1981, pp. 201-212. 4Juan Antonio CorrdjtT. CWlderno de Poes(a. (San Juan: Instltuto de Cultura Puertorriquefla. 1976), pp. 11-12.

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'.


En una lectura en que se tome en cuenta lo artístico, el poema va más allá de lo anecdótico criollo y se adentra en el terreno de la metapoesía desde el comienzo mismo al hacer mención al mundo de los recuerdos de la memoria. Esta lectura se corrobora al final del poema cuando el hablante contrapone a la sabana, que es tan solo "un puñadito de pasto y otro puñadito de cielo' y su propia creación, su copla, su poema. Es la copla lo que resalta al final en importancia ya que ha pasado de ser un lugar innómilo al de locus poético. De ahí que las líneas finales sean: Sólo la copla te sube del suelo... La copla hamaca de dulce recuerdo. Es debido a este otro significado metapoético en "La copla" que comienzo a sugerir una lectura de la obra de Corretjer que rebase 10 anecdótico-criollo y se adentre en la polaridad artística dentro de su poesía. Otro poema que sirve para ilustrar nuestro punto de vista es el titulado "Preludio." En él, el hablante aparenta dirigirse al "cielo azul pegado a la montaña,! y el zarco amigo, y la pradera, el ave y el humo tornasol de la cabaña .. 0" (pp. 13, 14). Pero la mención de los términos "sueño," "palabra," "forma alada,' "línea" apuntan hacia otro nivel de significado en el cual el poema se transforma en uno que trata el tema de la creación artística: el "preludio" al que alude el título se torna, en los últimos versos del poema, en el ímpetu de la escritura que se desentraña o se descubre mediante el sufrimiento del poeta al trazar el poema desde el mundo de sus sueños e imaginación, a la página y la realidad escrita. Varios otros poemas afirman nuestra posición y punto de vista. El poema "Tarde," por ejemplo, parecería dedicado a la descripción de una tarde en el campo isleño. Pero la segunda estrofa, en la que alude a los nombres de las cosas, "nombres perdidos," (p. 15) apunta hacia el acto de escribir este poema mismo y la dificultad de nombrar a la tarde de otra manera que no sea la forma trillada que tenemos dentro de nuestro vocabulario limitado y mundano. En la estrofa final, la palabra "oración" parecería referirse a rezo pero dentro de nuestra lectura ella adquiere otro significado: el de poder escribir o redactar una oración gramatical que dé a la tarde su verdadero valor como "sarta de vidrios violetas" (p. 15). La mención final a la pérdida de la voz, aunque podría interpretarse como la Uegada del anochecer, en nuestra lectura se toma en lo que llamamos c10sure o cierre del acto del escribir. El poeta

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ha dado vida a la tarde mediante la voz del poema y de ahí que al final del mismo aluda a la pérdida de esa voz -el final del acto de escribir, el final del habla. Algo similar ocurre en el poema "Calabozo" en el que sugerimos una lectura que tome en cuenta al escape de la prisión mediante "el pensamiento triunfal" (p. 18) -la escritura del poema. De ahí que la "mano florecida" (p. 18) que se levanta por entre el muro sea la que ha dado vida a la palabra y, con ello, escape de las prisiones de la mente y el mundo. En otros poemas como ·Mar Caribe" (p. 19) se hace un pedido al mar nuestro a que llene de inspiración la mente del poeta. En "La tierra" (pp. 21·25) aparece el uso de la intertextualidad con la obra de Pané nuevamente para señalar hacia ese otro nivel de significado dentro de esta poesía: el nivel artístico o meta poético. Habiendo estudiado en varios artículos la poesía de Julia de Burgos y hallado en su obra elementos metapoéticos que me llevaron a sugerir toda una poética en su obra, he querido sugerir en estas breves líneas que se haga un estudio de la obra de Corretjer que vaya más allá de la clasificación que se ha hecho de su obra, clasificación exclusivamente temática, y se adentre en los procesos de creación artística dentro de su poesía.~ Un estudio de esta índole' pondrá de relieve a la ya cimera figura de Juan Antonio Corretjer dentro de la vanguardia puertorriqueña más que como un poeta patriota, como un poeta que tomó muy en serio su arte y su poesía y, entre otras cosas, trató dentro de ella el tema de la plasmación de la misma. Invito a los estudiosos de la literatura puertorriqueña, de la poesía y de la literatura latinoamericana a seguir esta línea de pensamiento en los estudios futuros que se hagan de la obra poética de Juan Antonio Corretjer.

5Sugiero la lectura de mis estudios "Metapoelic Code In Julia de Burgos, El mar y tlJ: Towards a Re·Vision," In Rdrospert: Essay' on LAtin American Uteratllre ediled by Ellzabeth and Timothy Rogers, South Carolina: Spanish Literature Publications Company, 1987, pp. 85-94; ''De la protesta a la creacl6n -una nueva visión de la mujer puertorriqueña en la poesía", Plural 3, 1 y 2,1984. pp. 119125; "La ansiedad de la influencia en Sandra Maria Este· ves y Marjorie Agosín," Revista Chicano-RiquetIIJ XI, 34 1983, pp. 139-147.


La imagen telúrica en la poesía de Francisco Matos Paoli Etnairis Rivera "Madre Nuestra, montaña, infancia mía todos los nombres van en los pulsos constelados del agua."1

La poesía de Francisco Matos Paoli está impregnada Inevitablemente de su más íntima biografía. Todo lo que puede recibir nombre en el fluir de su vida está asociado, de una forma u otra, a la omnipresencia de la montaña en su universo poético. Nacido en Lares un 9 de marzo de 1915 a las 8:00 A.M., crece con la exhuberancia del paisaje de su pueblo en la Cordillera, su frondosidad poblada de vida y sonido, ríos y cascadas, multitud de pájaros. Los cielos encendidos al alba y el poniente de la sierra antillana fueron una cuna y semilla de poeta. Su niñez transcurrente entre flores y bosques, reto· zando en la charca. Despierta con el cantar de gallo, recibe el aire fresco en la noche estrelladísima. Su espíritu se manifiesta inspirado. Y en su centro una llama inicia su ruta de guerrero, la dinámica de sa· berse parte integrante de la Naturaleza y la búsqueda por entender hasta qué punto, "La infancia tiene forma nítida de montaña."J Es indistintamente ma· dre y niño, pero siempre en su pureza, la montaña. Don Paco, como cariñosamente le conocemos, tiene 15 años cuando muere de parto su madre, Susana Paoli Gayá, de quien recibe la primera Inclinaclón haela el misticismo que le caracteriza. Esta mujer de sutil personalidad, de frecuentes raptos de melancolía, acunó su senslbllldad poética. La experiencia resulta traumática. Desde entonces el personaje de la madre será idealizado en su poesía. "Mi madre me lleva de la mano hacia donde no hay espacio, me levanta hasta el yo bien escondido... vuelvo a mi madre, la mística, coronada de pobres en aquella penumbra sellada, desplegada, arrobada de mi aldea."' En Diario ck un Poetll- dice: "Ella diIOZnto a Puerto Rico lV, Primeros libros potticos de Francisco Malos PDDli. Ed. Qeue, 1982, p. 178. 2lbld, p.179. 3 OZnto de lA LocurtJ, Serie Literatura Hoy, Instituto de Cultura Puertorriqueña. 1976, p. 88. 4 DilJrio de un Poeta, Ed. Puerto, 1973, p. 60

rigió mis pasos hacia la lejanía cósmica. Fue en mí como un signo de desprendimiento de la tierra." Ahora la montaña viene a sustituir la imagen maternal con gran fuerza edénica. "Montaña, madre nuestra, madre mía", personal y colectiva. "Montaña, madre nuestra, vegetal de vuelos, 40nde se imanta el guaraguao impávido", majestuosa y magnética. En reduplicación nos dice: "Montaña, madre nuestra, liberada".' La enunciación de la montaña ordena distinta actividad en un número no limitado de posibilidades y de relaciones designativas de las palabras con su referente. Desde el plano de análisis sintácticosemántico, la construcción de las comparaciones se da en series y con significados múltiples. Es frecuente la técnica de enfilamiento o encabalgamiento de imágenes, con asíndeton, esto es, sin nexos. "Siempre supe de la montaña, del rielo de luna. del excesivo fruto de mujer."' "El monte azul, el aposento de la luna en la noche, la migaja del colibrí sobre los lirios... "1 Las metáforas se dan en ambas modalidades: la imperfecta, donde ambas cosas comparadas están presentes, predominante en sus Imágenes, y la perfecta, donde presenta la segunda y la primera queda impHcita. Todo ello está trabajado con el indiscutible dominio del lenguaje y sobre todo el elevado lirismo que distinguen al poeta Francisco. El ente telúrico sucesivamente se transforma ya en lirio, en alondra, en orilla, otra vez en montaña, en luna, en casa de la luna, en pájaro, en mujer. En el poema "Mutación de la colina" es "transformada la colina en viento de mar, en viento que estremece el pensamiento.·' 5 canto a Puerto Rico, p. 180.

6úts petlUdlllS muertes, Ed. Malrena. 1989, p. 53. 7LA semilla encendida, Ed. Juan Ponce de León, 1971 p.69. 8Som bra VerdJJdm, Ed. Orígenes, Madrid, España,

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En ocasiones encontramos instantes paradójicos en el hecho de comparar: No todo debe ser tierna colina, collar de paloma... ~9 ~Hay un sol en la montaña atolondrado de abismos~IO. El recuerdo de la indigencia, el hambre, conflictos familiares en la infancia y adolescencia se rechaza como giro negativo del destino." No quiero el devenir, ese espesor de niebla que amarga la montaña~lI. ~ Del pasado temo la flor marchita... la montaña su frente rotunda"u. "La montaña lastima por doquier", dicho de forma literal. Dicho con imagen surrealista, "el relámpago quema la montaña, la choza se disipa en el aire"t3. Sin embargo, predomina el lugar de nacimiento divinizado de tal forma que es casi siempre aquella estrella donde libertad y felicidad aguardan la instauración de su reino. "Me voy al monte y penetro hondo en su corazón hasta readquirir la sangre bulliciosa de mis días de infancia"u. "Un rosario de crestas talla los huesos de tu lejanía y entonces sobreviene de guirnalda en guimaldas...de verdes lujosísimos, la cola de pupilas dilatadas que borda el aguacero. Mirad a esas calandrias blanquinegras vestirse de la lluvia en los recodos, entrelazar las gotas una a una, adivinar el cerco inmanente de perlas, atraer a sus picos el pan rumoroso del agua ... vida sobre las cimas, cimas de sus alas secretas"I'. "Desde niño frutecí en doncellas, vi las verdes, redondas, inoíbles laderas..."t6. La montaña, que se asocia preferentemente a la madre de la cual nacen todos los bienes y algunos males, es también ocasionalmente requerida con amor de índole sensual. "Una novia, la montaña, en sol de marzo daría consistencia de alegría a mi cuerpo alboreado"17. "Novia orquestal de pozos en desvelo"U, "La montaña, vecina de tanto mimo de luna. Y sideraL."", "...la doncellez sensual de la loma que sólo sabe esperar el amor"JO. Pero también la contemplaciór e vuelve virtud, se aposenta en su ser, en la típi' '''presión mística, "Montaña en la sed tranquila . ~ mana hasta abrir el cielo... En honda sed de mu ..taña un fruto

1980, p.34.

9tbid, p. 26.

10Cardo Labriego, Primeros libros poiticos de Francisco MDtos Paoli, Ed. Qease, 1982, p. 54. 11 Qmta u lIJ locurrI, p. 56. 12 Los crueles espejos, Edición del autor, 1980, p. 11. 13 Ibid, p. 125. 14 DiArio de un Poda, p. 286. 15 CAnto a Pumo Rico, pp. 178,180. 16lbid, p. 178. 17 Luz de los H~roes, Primeros libros pomcos de Francisco Matos Paoli, Infanda de Lares, p. 187. 18 CAnto lJ Pumo Rico, p. 179. 19 IsllJrio del Aire, escrito en 1957, inédito, p. 10. 20 CAnto de 14 LocUrrJ, p. 85.

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oculto nimbado",2t guarda la clave que conduce al conocimiento. La montaña es paz, remanso, consuelo, bálsamo, "el extremo albor de la armonía"Zz. Sólo en la montaña mía el capullo de la vena destila la luz serena y el candor que no moría. Sólo en la paz-alegría del cafeto desbordado pude ceñir mi pasado: la disposición tan dara del cielo que nunca para de caer sobre el tejado. 23 Allí se experimenta la unificación espiritual: "Isla: tú tienes corazón en la montaña, cada vez más férvido, por la sed que nunca cesa".14 Podemos constatar esa idea en esta cita de La frontera y el mar: "Por eso yo derivo gran consuelo del pie vertido en la montaña oculta":Z5 o en Los crueles espejos: "La primeril quietud advino en el camino que se fuga en montañas" .26 La montaña es luz abundante, es el reino del aire. "La tierra asombra con su azar de montaña renacida. La luz contra la luz".v "...Cerco de la montaña, luminares, aire enhiesto que en pájaros se posa: 2lI "El delantal de la montaña repleto de savias radiosas"29 la presenta vestida de néctar de luz. "El monte de luz y aire, el monte sube a su paz: 30 "Cómo se empina la clara montaña en limosna de cielo~.3t En el Canto de la Locura nos dice: "... los ruiseñores en la brama potente de la luz que viene de los Tres Picachos". Con licencia poética y como recurso lingüístico, crea palabras: "En la montaña el descielo no existe".u Dicho de otra manera, en el Canto a Puerto Rico repite: "Quien dijo la montaña, dijo el cielo". Es luz y también guardián de esa luz que conclentiza: "El monte centinela nos despierta el aura" .33 Hay casos en que

21 HaciA el hondo vuelo, UPREX, Poesía 61, 1983, pp. 68 Y24. 22EI viento y la palomQ, Ed. Juan Ponce de León. 1969, p.169. 23HaCÍII el hondo vuelo, Evocación de Lares, p. 131. 24!A Semü14 Encendida. Ed. Juan Ponce de León 1971,

p.125.

y el mar, Ed. Mairena, 1987, p.49. 26LQS crueles espejos, p. 57. 271bid, p. 30. 28Pleites(a de LAres, poema escrito en 21.1.78, inédito. 29ClJnto Naciorud lJ Borfnqum, Primeros libros poétims de Franc:isc:o Malos Paoll. p. 247. 30Mester de las EstrdllJs, Maf\ana de ManaU, escrito en 1945-48, inédito. 25LA fron ttrrJ

31lAs pttIudW muert~. p. 31. 32HacÍ4 el hondo tnUlo, La Paz, P. 194.


utiliza la sinestesia, fusión de actos sensoriales: "Extraí de la montaña un perfume luminoso".3. En sentido general la montaña es ser femenino, que en menos ocasiones se viste del género masculino, por ejemplo cuando dice: "el monte preñado de luz". El monte, masculino, adquiere una capacidad, la preñez, exclusivamente femenina. Una de las connotaciones más poderosas que posee la montaña, baluarte de criollidad en la colonia, en la poesía de Francisco Matos Paoli es la patriótica. En Lares se da el 23 de septiembre de 1868 el Grito primero de nuestra libertad patria, que define nuestra nacionalidad. Esta referencia es punto de apoyo, es bravura, es inspiración y esperanza, corazón fervoroso, es deber, espíritu de sacrificio que se remite al reencuentro de la raíz. "En ti nació Agüeibana portando el Santo Grial de la montaña, en ti la cruz, el símbolo y la tierra"; "Aquí, en la montaña, ... la libertad es un héroe degollado".35 Aquí los héroes puros nacen en caballos blancos. "Montaña en Rojas premioso, en Parrilla deseosos". Aquí la montaña misma en heroína: "Por ti somos soberanos, montaña erguida en la historia. Adentro en el monte, alabo la Patria elevada a sino" .36 La imagen se agranda cuando personifica en el poema A Betances : "... tu paso alerta en el ocaso, se deriva siempre del albor de montaña que te habló".37 El más conocido ejemplo de connotación patriótica, lareña, es la décima musicalizada por Andrés Jiménez: Montaña, montaña mía, tan altiva, tan tallada en la potente mirada que tronchó la tiranía. En tu limpidez un día descendió en alba un lucero que trazó su derrotero en la sangre que arremete sobre el filo del machete que alzó Manolo El Leñero. 38 En 1943 Francisco Matos Paoli se inició como profesor en la Universidad de Puerto Rico. A finales de 1949 es nombrado Secretario General del Partido Nacionalista. Dicta cuatro discursos en Cabo Rojo, San Juan, Guánlca y Lares abogando por la Independencia, por lo que será acusado de conspiración. Durante la Revolución Nacionalista de 1950 es arrestado, su casa es allanada y es encarcelado bajo la 34/ardln Vtd4do, Ed. Qease, 1982 p. 64. 35El Grito de LAres, poema escrito el 19.10.1935, inédilo. 36Transjigrlraci6n de LAres, hoja suelta publIcada en conmemoración del Grito de Lares en 1961 por la Federación Nacional de Estudiantes Puertorriqueños, filial dt!l Partido Nacionalista de Puerto Rico. 37Poema inédllo escrilo en 14.2.89. 380t,0 Grito dt LAres, Mesler, Afio 2, Núm. 7 agostosepl1embre de 1968, p. 7.

Ley de la Mordaza, condenado a 20 años de prisión. El confinamiento solitario y los vejámenes sufridos durante esos años afedan gravemente las facultades mentales de tal espíritu sensible. En 1955 es indultado por sus propios carceleros y sometido a tratamiento médico. Luego de su recuperación tendrá una vida activa de solidaridad y cultura. Su grandioso poema Canto de la Locura, escrito en 2 días en 1962, resume la terrible experiencia. En él el poeta plasma imágenes alucinantes, la experiencia de la locura contraída en prisión política. la locura de su Patria irredenta, la locura de un hombre de inclinación mística obligado a sobrevivir en la materialidad y la mentira. Y aún allí está firme. inamovible, la montaña, con sus flores y pájaros. "Tengo más: una viña, un lagar, una flor de cafeto cada vez más alta, una colina altiva que desprecian los hombres, tal vez una nada sencilla que redondea el espacio". Según su tradición en toda su obra hay cierto elemento panteísta donde su yo se unifica a las esencias de la naturaleza: "Que no me busquen en las frágiles hojas de los árboles...que no me busquen en el penúltimo verdor de las hojas" .39 Utilizando la hiponimia, la imagen fluye de lo específico a lo general. Hojas eS hipónimo de árboles, verdor hipónimo de hojas. La connotación liberadora no es sólo la patriótica. Dado su asentado misticismo, que aparenta no entrar en contradicción con su militancia, la liberación es también de tipo espiritual. "Detrás del monte, hay un instinto fluvial de abandono, nos desposeemos, decimos adiós a las gladiolas".~o Es el desprendimiento del cuerpo que sujeta a la dimensión de lo terreno. "En la montaña, tengo este discrimen de ser mero poema".u Presenciamos aquí, por ende, una metaforización constante de lo telúrico, que surca la simbolización y se toma alegoría de toda una vida. El tema podría asociarse al clásico Beatus Ille, alabanza de aldea y menosprecio de corte, como le llamaron los renacentistas. Este sería un acercamiento de tipo tradicional literario. "Primero la armonía del cuerpo con la fuente de la montaña. Y después la ciudad ... ".u Existe además la motivaci6n unificante metafísica. El poeta~filósofo canta la esencialidad, lo que va más allá de su físico verdor, lo que de trascendental hay en ella. Ve en la montaña una sacralización de la geografía patria; ve en esa reconcentración radiosa la pristinidad, lo primero del ser. Esto es, la imagen virginal de la montaña, paloma torcaZ, la silvestre que en el bosque recoge la esencia de la Naturaleza. "Me voy lejos a la montaña, el eco puro, primordial. Basta la paloma en el bosque obscuro...milito aún entre las flores sucesivas que se

3901nlo dt la Locura, pp. 93 Y 59. 401.05 crueles espejos, p. 106. 41lAs Ptltluet14S muertes, p. 29. 42Los crueles espejos, p. 49.

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abren mejor cuando sostengo la raíz en alto·.43 "Me auscultan las flores invisibles que están en la pradera". "Y el gozo puro de nacer me vuelve a la montaña..."44 La mención del regreso a la montaña es repeti~ tiva a 10 largo de sus cuantiosos libros. "Vuelvo ahora a la montaña. Allí rompo los moldes artificiales. Y la vena honda del río se produce como sueño habitado por ángeles".45 "Me acerco a la montaña mía en que vuelvo, trasvuelvo".46 "He ascendido a la montaña"Y Habría que ver que en ocasiones se recrimina a sí mismo por abandonar físicamente la región montañosa. "Traidor, ya no hay huella de la montaña en ti". u Mas luego se defiende: "No soy el traidor...nunca he estado ausente".49 El tratamiento de la montaña no se basa en el elemento cronotópico descriptivo. No es el retrato costumbrista. Es más bien un acercamiento lírico-filosófico. En un sentido general, la imagen telúrica en Francisco Matos Paoli apunta a un proceso purificador, catártico del ser. A través de su comportamiento lingüístico se producen subcódigos que ayudan a la comprensión de esta amplia construcción metafórica. La montaña es vida y trascendencia de la vida, en contraposición, es la resistencia al mar, a la muerte, de acuerdo con la metáfora manriqueña. "vuelvo a la montaña como el río 431bid. 44 El Acorde, pp. 53 Y44. 45El Acorde, Ed. Mairena, 1988, p.42. 46EI vieJIto y la paloma, La libertad, p. 150. 47Ullcidll de la tierra, Ed. Juan Ponce de León, 1975, p.

33. 48Los crueles espejos, p. 24. 49El Acorde, Encuentro con la tierra, p. 53.

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que negó su ruta hacia el mar".:IO "No se puede volcar esa montaña sobre el mar extingujble".~1 La montaña es el ser, "ardiente ser donde labra el rocío"5z, ser que comunica cierto tipo de conocimiento. "el secreto de los que se alimentan de la tierra".S) La montaña es un ser que aglutina vibraciones, energías cósmicas y las comunica. Otra de las connotaciones es pues la de Maestra de Sabiduría. El pensamiento humano no se vacía totalmente en la palabra, especialmente en la creación poética, porque ésta le es insuficiente para expresar lo inefa· ble. Suele pasar que el poeta quede enmudecido, como dijera San Juan de la Cruz en el Cántico Espiritual: "un no sé qué queda balbuciendo". Cuando trata de corporizar el pensamiento lo hace de un modo relativo; compara cosas entre sí para hacerlas una, indistintas, en la multiplicidad de formas y apariencias. Es el recurso semántico que Stephan MaUarmé llamó "el demonio de la analo. gía A través de ello Francisco Matos Paoli logra traducir su pensamiento-montaña: madre, mujer deseada y deseosa, Patria, lucha, liberación espiritual, luz, Maestra, vida. Es curioso que el poeta en su último libro Las pequeñas muertes, bajo el poema titulado "La vida", enfile vocablos definitorios como siguen: "Metáfora, caricia, noble instante, flor perdida en la senda, cora: zón....54 • Parecería que nombra a su constante representación telúrica del vivir, la montaña. K

50El vimto y la paloma, Contra el cambio, p. 48. 51"A Francisco Matos Paali", poema inédllo escrito en 14.2.89. 52"Mester de las Eslrellas", Poema 11, inédito. 53Q¡nto de la Locura, p. 69. 54Las peqlld'las muertes p. 43. • Todas las editoriales, excepto la Ed. Orígenes de Madrid, España, son puertorriqueñas.


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