Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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JULIO - SEPTIEMBRE 1961


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D E L 11\JSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUENA JUNTA DE DIRECTORES Eugenio Fernandez Mendez - Presidente Enrique Laguerre Arturo Morales Carrion Salvador Ti6 Teodoro Vidal Guillermo Silva Enrique Campos del Toro

Director Ejecutivo - Ricardo E. Alegria SAN JUAN DE PUERTO RICO

Apartado 4.184 ANO IV

NUM. 11

1961 ABRIL - JUNIO

SUM A¡R I 0

Aguadilla en los versos de Jose de Diego por Margot Arce de V dzquez . Disquisiciones del primer libro Puerto Rico por Eloisa Rivera de Garcia

impreso

1 en

8

El Cuarto Festival de Teatro Puertorriquefio por Francisco Arrivi . . . . . . . .

12

Taller de vitriales del Instituto de Cultura Puertorriquefia

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El taino en relaci6n con el caribe insular y el lokomo por Douglas McR. Taylor . . . . . . . .

22

Algunos datos concernientes al origen y desarrollo de una "comunidad puertorriqueii.a: Yauco por Francisco Lluch Mora . . . . .

26

Cacimar, el nifio borincano ( cuento) por Julio Marrero Nunez

32

Dos Poemas por Lilianne Perez-MarcYiand

36

Aziyade (poema) par Pedro Bernaola

38


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MARGOT ARCE DE VhouEZ, natural de Caguas, hizo sus estudios en la Universidad de Puerto Rico y en la Central de Madrid, donde en 1930 recibi6 el titulo de doctora en Filosofia y Letras. Desde el rnisrno ano es catedratica de Lengua y Literatura Espanola . en la Universidad de Puerto Rico, cuyo Departarnento de Estudios Hispanicos dirige en la actualidad. Su tesis doctoral, titulada Garcilaso de · la Vega: una contribuci6n al estudio de la lirica espafiola del siglo XVI, fue publicada en 1931 por la Revista de Filologia Espanola, y recienternente ha sido reeditada por la Universidad de Puerto Rico. Otros dos libros suyos, Jmpresiones (1950) y Vida de Gabriela Mistral (1959) ban rnerecido prernios del Instituto de Lite- . ratura Puertorriquena.

FRANCISCO ARRIVf. Drarnaturgo, director de teatro y poeta, naci6 en San Juan. Becado por la Fundaci6n Rockefeller curs6 estudios de arte teatral y radio en la Universitlad de Columbia. Durante algunos anos dirigi6 la Escuela del Aire, y desde 1953 es director ejecutivo de la radioernisora de la Secretaria de Instrucci6n Publica (WIPR-Radio). Es autor de las siguientes obras teatrales : Club de Solteros (1940), El diablo se humaniza (1941), Alumbramiento (1945), Maria Soledad (1947), El caso del muerto en vida (1951), Bolero y plena (1957), Vejigantes (1958) y Sirena (1959). Ha publicado los poernarios Isla y nada (1958) y Frontera (1960).


Jos:E A. BALSEIRO naci6 en Barceloneta, Puerto Rico. Ensayista, poeta y novelista, se ha distinguido principalmente por sus estudios de critica literaria, muchos de las cuales ha reunido en la colecci6n titulada El Vigia (tres voh'.1menes publicaclos entre 1925 y 1942) y en la obra Novelistas espaiioles modernos (1933). Tambien h a publicado las libros El Quijote de la Espana contempordnea: Miguel de Unamuno (1950), Critica y estilo literarios en Eugenio Maria de Hostos (1939), y Expresi6n de Hispanoamerica, conjunto de ensayos, publicado en 1960 por el Instituto de Cultura Puertorriquefia.

PEDRO BERNAOLA naci6 en Aibonito y se cri6 en Ponce. Ha vivido muchos afios en el extranjero, principalmente en Estados Unidos. Actualmente ocupa un cargo de relaciones publicas en el Departamento de Estado de Puerto Rico. Tiene en prensa su primer libro de versos, titulado Tremolo de angustias.

:REGINALD R. ISAACS, arquitecto graduado de las Universidades de MinI).esota y Harvard, es catedratico de esta ultima instituci6n y presidente de su Departamento de planeaci6n urbana y regional. Ha prestado sus servicios tecnicos a numerosos organismos privados y oficiales de Estados Unidos y es actualmente consultor de las Naciones Unidas, el Departamento de Estado de Estados Unidos, la Universidad Central de Venezuela, la Junta de Planes de Puerto Rico, la Secretaria de Instrucci6n Publica de Puer- ¡ to Rico y otras entidades. Ha sido profesor visitante de la Universidad de Puerto Rico y dictado conferencias en numerosos centros universitarios de Centro y Sur America.

FRANCISCO LLUCH MORA naci6 en Yauco en 1925. Se gradu6 en la Universidad de Puerto Rico de b achiller en educaci6n especializado en Len gua y Literatura Espanola. Cultiva la poesia desde su adolescencia. Es con Felix Franco Oppenheimer y Eugenio Rentas Lucas fundador del movimiento poetico trascendentalista. Entre sus libros de poesia se encuentran Tu presencia, Del asedio y la clausura, Coral de la alegria y Del barrio a Dias. Es tambien autpr de algunos trabajos de estudios literarios. Ejerce el m agisterio en la Universidad de Puerto Rico. ¡


Juuo MARRERO NUNEZ naci6 en San Juan. Se gradu6 de bachiller en Artes en la Universidad de Puerto Rico. La guerra civil espaiiola, 1936, le sorprende en Madrid donde hacia estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Pasa mas tarde a loi; Estados Unidos para continuar estudios en la Universidad de Yale. Ha contribuido al desarrollo del teatro en Puerto Rico como autor, director y escen6grafo. Ha colaborado en las revistas Isla y Palique. Ocupa actualmente el cargo de historiador en el Servicio Nacional de Parques. Prepara un libro de cuentos inspirados en las leyendas y tradiciones del Castillo de San Felipe del Morro.

LILIANNE PEREZ-MARCHAND DE MARfN n aci6 en Ponce. En 1948 se gradu6 de bachiller en humanidades en la Universidad de Puerto Rico. Ha publicado colaboraciones en verso y en prosa en Asomante y en otras publicaciones peri6dicas del pais. Tiene tres libros de poesia ineditos : Tierra indiana, De mis raices y Busqueda y camino, el ultimo de los cuales sera publicado pr6ximamente por el Ateneo Puertorriquefto. En la actualidad ocupa un cargo en la Secci6n de Promoci6n Cultural del Instituto de Cultura Puertorriquefta.

ELOfSA RIVERA DE GARCfA, natural de Rio Canas abajo, barrio rural de Mayag~~z, recibi6 en esta ciudad su instrucc10n primaria y secundaria. En la Universidad de Puerto Rico obtuvo el grado de bachiller en artes liberales con especializaci6n en espaftol y trances. Pas6 luego a la Universidad de Columbia, Nueva York, donde se especializ6 en literatura hispanoamericana y le fueron conferidos los grados de Maestra y de Doctora en Filosofia. En la actualidad es profesora de literatura espaftola e hispanoamericana en el Montclair State College, de Nueva Jersey. Tiene ineditos varios trabajos sobre la poesia de Ruben Dario.

ANTONIA SAEZ naci6 en Humacao en 1889. En 1908 se gradu6 de Normal; en 1928 obtuvo el bachillerato de Educaci6n; en 1930 la Maestria; y en 1931 se doctor6 en Madrid de Filosofia y Letras. Es autora de las siguientes obras: El teatro en Puerto Rico (notas ,para su estudio), Las artes del lenguaje en la escuela elemental, La lectura, arte del lenguaje y Las artes del lenguaje en la escuela secundaria. Junto a D. Miguel Melendez Munoz, D. Jesus Figueroa, D. Miguel Pou, y D. Augusto Malaret recibi6 el galard6n, medalla de oro, del Instituto de Cultura Puertorriquefta.


DOUGLAS ¡M. TAYLOR, etn6logo ingles, curs6 estudios superiores en las Universidades de Cambridge y Heidelberg y en la Escuela de Ciencias Politicas de Paris. Ha sido becado por el Fondo Viking y por la Fundaci6n Guggenheim y se ha desempeiiado como investigador en los Departamentos de Antropologia de las Universidades de Northwestern y de Indiana. Es autor de los libros De Lanka c'i Pondichery (Paris, 1931) y The Black Carib of British Honduras (New York, 1951 ). Otros trabajos suyos sobre etnografia y lingtiistica en las Antillas Menores han sido publicados en revistas cientificas de Estados Unidos y Francia.


Aguadilla en ·los versos de Jose de Diego Por MARGOT ARCE DE VAZQUEZ

N EL PR6LOGO DE LA PRIMERA EDICI6N DE « POMARRO-

E sas», escrito en

Paris, junio de 1904, De Diego dice de sus versos que llevan la historia de su vida con sus amarguras, alegrias, ansiedades, culpas, arrepentimientos, sus quejas de vencido, sus gritos de victoria, la pasion efimera y el ideal eterno, cuanta luz y cuanta sombra pasaron por su alma. ' Definen estas palabras con cuidadosa precision la sustancia espiritual de su poesia sin omitir uno solo de los ricos materiales sicologicos que la componen; muestran, ademas, la estrecha vinculaci6n de esa poesia con el proceso historico de la vida del poeta y con las circunstancias qu.e lo determinaron. De Diego renuncia deliberadamente en todos sus libros al subjetivismo extremo, a lo que se llama con termino poco afortunado «poesia pura»; rechaza tanto el narcisismo esteril como el esteticismo y se entrega, apasionadamente, a su vocacion civil, a su misi6n. Desde el despertar a la conciencia y afirmaci6n de su propia identidad personal en las «ardientes y rapidas estrofas» de Jovillos, hasta la plena madurez y la interiorizaci6n dolorosa y visionaria de Cantos de Pitirre, vamos asistiendo, al compas de los versos, a la revelacion de un hombre, de una persona que, por serlo cabalmente y con todos sus riesgos y consecuencias, sabe que la personalidad autentica no es contemplacion morosa del propio ego, ni regodeo meticuloso en lo puramente formal; sino disponibilidad y dacion a los otros, instinto de simpatia, trascendencia. El conjunto de su obra poetica tiene este doble rostro: aquel que nos revela la historia de su alma en lo exclusivo suyo, y, tambien, aquel que participa con reflejos y resonancias de la historia de su patria y de su pueblo. El destino personal y el destino colectivo se confunden en su canto y la vida Y la obra se entregan -se sacrifican voluntariamenteen una suerte de «pasi6n» redentora. Versos a Aguadilla. Los versos q'ue dedica a Aguadilla, escritos entre 1888 y 1894, ya bajo el signo de 1. Barcelona, Imp. Henrich, 1904, XV· 219 p. 14-15.

la afioranza del desterrado, ya ante la vision inmediata y deslumbrada del paisaje, todavia no acusan el predominio exclusivo de la preocupaci6n civil y del tono combativo y profetico de los poemas posteriores. Inclusos en Pomarrosas, participan de su lirismo introspectivo y de su tono romantico, sefialados con . acierto por Concha Melendez. ' Pero, en algun momento, aun en estos poemas que cantan la belleza de la region natal acendrada por el amor y los recuerdos de la infancia, el poeta sale de si mismo, es capaz de objetividad y de descubrir en el mundo exterior significaciones generales y no meramente subjetivas. De Diego nace en Aguadilla y pasa alli su nifiez, parte de su adolescencia y algunos afios de su primera juventud, etapas importantes en la vida de cualquier hombre y, en su caso, agravadas por la dolorosa experiencia de !a muerte de su madre, la embriaguez del primer amor y SU subita desgarradura. Bajo la superficie de los poemas aguadillanos, la aspera herida mana sangre y late con el sordo rumor de una corriente subterranea. Se podrian agrupar esos poemas en dos grupos: los que escribe en Barcelona entre 1888 y 1889 y los que compone en Aguadilla entre 1892 y 1894. El primer conjunto comprende una pieza de gran valor, Suefws y volantines, 1888, y algunas alusiones en A Laura, 1888, Pro-Patria, 1888 y Desde el Atldntico, 1889. El segundo es una trilogia inspirada en la contemplacion del pueblo desde diversos puntos de mira: un poema muy hermoso, Aguadilla, 1893, y dos sonetos, El Oja de Agua, 1892 y El Canto de las Piedras, 1894. El romance Pelicanos y alacranes, 1893, cierra el ciclo aguadillano y sefiala el memento en que De Diego intenta dar expresi6n a su absorbente inquietud por la suerte de Puerto Rico mediante comparaciones o sim2. Tiempos en la poesia de Jose de Diego. Pomarrosas (18851904). «El Imparcial», San Juan de Puerto Rico, 4 de marzo de 1961, R - 2; R - 10.

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bolos mas o menos explicitos. Por este motivo no lo comentaremos aqui. Ni en los versos de Jovillos, ni en Cantos de Rebeldia y Cantos de Pitirre hay menciones o poemas dedicados a Aguadilla. Los versos de aquel primer libro, ligeros, audaces, salpicados de gracia burlona o satirica, giran en torno a dos temas tinicos: el amor sensual. el interes por la poesia y por la critica literaria. El temperamento ardiente del poeta, su vivacidacl, su imaginacion se vuelcan en cantos de exaltacion del placer efimero y del misterio de lo femenino, y aluden a las circunstancias que estimulan su naciente vocacion literaria. Su feliz atolondramiento juvenil no le permite emociones mas maduras y decantadas. A ratos, una reflexion incidental, una imagen nos dejan entrever la sensibilidad etica, la inte.. ligencia, la sabiduria intuitiva que ya apuntan b ajo la mascara de la frivolidad. En el prologo de la edicion de 1916 ' evoca De Diego sus escapadas de la escuela con otros compafteros de clase, para internarse en la finca del Caimital, tentados por la agridulce golosina de los jovillos. ... «irse de jovillos» deciamos en Aguadilla los muchachos de la escuela de aquel magnifico Domine de ojos negros sonrientes, que de pura bondad nos daba unos ridiculos palmetazos tan leves y suaves como caricias_. . La frase venia de que torc1endo el cammo de la escuela nos ibamos al «Caimital», una finca rustica c~rcana al pueblo, donde, ademas de caimitos habia un alto jovillo, de copioso ramaje, qi:.e a su tiempo , se iluminaba y nos bri~­ daba con millares de aureos globos de la agndulce fruta». Pero este recuerdo obedece no tanto al afecto o la nostalgia de su patria, como a la necesidad de explicar a los lectores el titulo de la obra, las circunstancias en que fue escrita y el acento peculiar de sus versos. En Cantos de Rebeldia y Cantos de Pitirre el combate por el ideal absorbe hasta el limite todas las facultades espirituales y morales y todas las energias fisicas. La vision de la patria y el presentimiento de su destino desplazan hasta borrarlos por completo el paisaje y los recuerdos de la region m a Lerna.

Desde Barcelona. Afioranza. Las primeras alusiones indirectas a Aguadilla ocurren en la extensa oda iPatria!, compuesta en Barcelona y premiacla en los primeros Juegos Florales celebrados en el Ateneo de San J uan de Puerto Rico. En este momento, De Diego estudia la carrera de Derecho, ama a Laura y padece inmediato desengafto de este amor. La oda es un canto a la tierra y a la libertad, testimonio valioso p ara fijar el instante en que el ideal politico toma forma definida en su p ensamiento. Tras la evocacion de los h~roes clasicos, espaftoles y americanos que lucharon por la liberacion de sus pueblos, el 3. Jovillos. (Coplas de estudiante), Barcelona, Maucci, 1916, p. 7-8.

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tono heroico se disuelve en la melancolia del desterrado.

;Diganlo esta alma mia y estos sueiios, huerfanos ya dos veces en la vida, ausentes de sus lares borinqueiios! p. 48, vss. 5-7. Suefia el ausente con la tierra y con la mujer amada hasta confundir sus imagencs en el espejismo del deseo y de la nostalgia.

Mas si, con el zumbido con que aletea el colibri riqueiio un nombre de mujer gira sonoro alrededor de su alma y de su oido y murmura «jte adorol», y chispea el amor en su mirada ... jes que se han confundido la imagen de su tierra y de su amada! l>· 47, vss. 9-16 Se complace asimismo en recordar pequefios detalles del paisaje amado: el zumbido del colibri, las lomas, el perfume de las montaftas (vs. p. 36, vss. 1-5). Pero este apego sentimental al terruiio empieza a transformarse dentro de! mismo poema en el concepto mas abstracto y espiritual de la patria que ha de ser en los afios de la plenitud viril razon de vida, de la obra, del canto. Dos alusiones incidentales, mas rapidas y acaso mas expresivas, aparecen en los ardientes tercetos A Laura. En ambas persiste la confusion de la tierra con la mujer:

Dulces recuerdos a alentarme vienen de mis benditos lares borinqueiios, que alga del fuego de tus ojos tienen. p. 57, vss. 1-3.

La luz se impone: la inocencia brilla, ;tu bien pudiste disipar la sombra, hija del sol triguefio de Aguadilla! p. 54, vss. 13-15. Fusion p erfecta, porque la mujer comunica a la tierra el fuego de su mirada y, a su vez, r ecibe de! sol aguadillano, su padre, el legado de la luz que disipa sombras materiales y morales. El lector percibe las delicadas r elaciones afectivas y esteticas que enlazan la radiante hermosura de Laura con el encanto dorad.o y luminoso del paisaje natal, y comprueba de nuevo como todo verdadero amor siempre trasciende el objeto amado y proyecta su deslumbramiento y su ternura sabre la geografia. De regreso a Puerto Rico, en 1889, tras varios aftos de ausencia, asom ado al puente del «Cristobal Colon», De Diego contempla como surgen en la distancia las costas de su pais. Mentalmente compara ese instante y su emocion con el que vivieron los descubridores de America. Los recuerdos historicos del pasado espaftol e hispanoamericano fecundan y enriquecen con frecuencia sus creaciones poeticas.


El buque avanza y ya de gozo el coraz6n palpita ...

Pronto, como un celaje, en lontananza, la tierra se alzard sobre el abismo, que tiene ya el color de la esperanza. Desde el Atldntico, p. 91, vss. 17-18; p . 92, vss. 1-3. Su alegria y su esperanza se manifiestan en forma y palabras semejantes a las de Gautier Benitez en A Puerto Rico, regreso. Para ambos, la tierra y la mujer son una misma cosa y se funden en una sola imagen amada.

Paternidad espiritual. En Suefios y volantines, De Diego dedica por primera vez un poema entero a sus recuerdos aguadillanos, pieza de cierta extensi6n (62 versos), elaborada cuidadosamente y de gran valor como documento personal y artistico. Podria pensarse a primera lectura que el autor solo desea contar poeticamente sus travesuras infantiles como lo hizo Gongora en el delicioso romancillo de Hermana Marica. La descripci6n del juego de volantines en el Cerro de las Animas ocupa buena parte del poema, aderezada con abundantes detalles de sabor local: descripci6n de un lugar determinado, incidentes y vocabulario particulares del juego, alusi6n a supersticiones y consejas. Pero observemos que en el titulo se enlazan dos realidades de jerarquia tan diversa como son los suefios y los volantines y que la estrofa final invierte la perspectiva poetica situaado el presente en el foco de atencion y desplazando el interes hacia las viven· cias mas intimas del adulto: todo lo cual obliga a rectificar el primer juicio. El juego de volantines retrocede a segundo piano como mero termino de comparacion, necesario para esclarecer el sentido espiritual de la vida del poeta. Son los suefios los que aqui importan en realidad y mas, muchisimo mas, que los volantines. El poema consta de tres partes : explicaci6n del nombre del cerro y descripcion del lugar (26 versos); narracion de las peripecias del juego (24 versos): reflexion sobre la propia vida del poeta (12 versos). Este desarrollo del asunto se parece al de las parabolas: relato de un caso concreto y particular para extraer una leccion de caracter general sobre la conducta humana. Mas aqui no se trata propiamente de una moraleja valida para todos, sino de una meditaci6n sobre el propio modo de ser, de una toma de concien· cia. El juego de volantines cobra valor de simbolo del combate interior con el espiritu del mal; y aunque se afirma que en · esa lucha siempre el demonio «le corta el hilo en el azul del cielo» al volantin de los suefios, la actitud no es desalentada ni pesimista. Asi lo confirman el tono y el empleo del romance her01co. De Diego parece dispuesto a seguir desafiando al demonio como don Quijote a los gigantes. Su genuina esperanza cristiana reviste el lenguaje de salvadora ironia.

desde que de mi cerro de las Animas la suerte impia me arrastr6 tan lejos,· desde que, como el loco de Cervantes, lo grande admiro, mas lo ruin desprecio; desde que grave me apunt6 el bigote, y estudio leyes y compongo versos, jaun no he podido, por desgracia mia, « encampanar» ez volantin de un suefio sin que el demonio, que me tiene rabi~, me corte el hilo en el azul del cielo. p. 77, vss. 7-18. Varios detalles de este poema ae 1888, dibujan ya algunos de los rasgos esenciales y permanentes de la fisonomia moral y artistica de nuestro poeta. La primera estrofa (los endecasilabos se agrupan en siete grupos o estrofas de extension desigual) comienza en la misma forma y tono convencional que suelen adoptar los narradores populares de cuentos:

«El Cerro de las Animas benditas»,

se llama un montecillo de mi pueblo:

extrafio nombre que le dio la gente

-segun afirman los que saben de ello-... p. 75, vss. 1-4.


pero de Diego, sens'ible desde muy temprano a las sugestiones del leng\iaje, detiene la narraci6a para explicar et «extra·ilio» nombre y seftala su origen en la tradici6n local. ·L a preocupaci6n ·p or captar en el nom· bre de las cosas su verdadera esencia sera desde este momento uno de los estimulos mas per.sistente s de su pensamiento. La segunda e'strofa nos relata l'as frecuentes escapadas ql:le· hi210 de nif.io al cerro de las Animas y su familiaridad con aquel paraje tan incitante para su curiosidad ihfanti'l. La repetici6n del nombre al comienzo del primer verso, la viveza expresiva de la exclamaci6n, jCuidado que estd en mis glorias el dichoso cerro1, cakada de Ia lengua oral, refuerzah la emoci6n del pasaje. Lo que sigue inmediatamente tiene incalcu1able valor para revelarnos hecho tan decisivo en la vida espiritual de una persona como es su trato con la naturaleza. Para De Diego, las faldas del Cerro eran dulces y acogedoras como el regazo maternal. Recorriendo sus seaderos lleg6 a coaocerlo minuciosamente y mejor qlie ninguno de sus compafilerns de travesuras. Entre e"l y Ios seres naturales que lo poblaban -pajaros, arboles, arbustos, zarzas y malezasse anudan estrechos vinculos de comunicaci6n e intimidad. Cree sorprender un lenguaje inteligible en los suaves susurros de las hojas, como palabras que responden tiernamente a su efecto. La naturaleza se anima y personifica ante su avida mirada y lo hechiza con su misterio y su belleza. Tal vez aqui este la clave de algunos rasgos de su sensibilidad y <'.quien sabe? si la fuente misma de su poesia. Pues solo es poeta verdadero aquel que sea capaz de asombrarse ante la maravilla de la Creaci6n y de conservar algun resto de su infantil inocencia. En los versos de la madurez, aun en los de combate, persiste la misma actitud de comuni6n admirativa con las criaturas, signo de una religiosidad profunda. Las tres estrofas que describen el juego de los vo: lantines, aparte su rico sabor local y costumbrista, contienen abundantes datos biograficos reveladores del caracter moral del poeta. Nos dicen que era travieso y revoltoso; que no se avenia bien ni con la disciplina escolar, ni con la rutina; que excedia a sus compafieros en destreza y don de mando; que el grupo lo reconoda como su jefe natural e indiscutible. Todas estas dotes lo harian, andando el tiempo, Jider de SU pueblo. Tambien advertimos los primeros lances de su espiritu combativo. El riesgo, la aventura, la competencia noble lo enardedan. Midiendose con ellos daba su cabal medida de hombre. Aceptaba sin vacilar el gran ret0 del vivir verdadero que nos exige entrega generosa y sin reservas. Su entusiasmo, su orgullo de vencedor en buena lid imprime dinamismo a la descripci6n del juego, muy expresiva energia a las imagenes de lucha y de dominio - «aguilas de papel», «gladiador del aire»- y emoci6n genuina a las exclamaciones, las repeticiones y los posesivos - «mi volantin», «mi volantin ligero», «mi perseguido volantin esbelto». En la estrofa final, indispensable para el esclarecimiento de la intenci6n poetica, el fluir de los recuerdos abre paso a una reflexi6n que contrasta el

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presente con el pasado. Las noticias personales se refieren ahora a cosas del espiritu : la ausencia de Ia tierra, la admiraci6n por lo gr.ande y el desprecio por lo ruin, los estudios profesionales, la vocaci6n poetica, el fracaso de los sl:lefios. Se identifica con don Quijote, «el loco de Cervantes », identificaci6n que conviene tener muy en cuenta porque ilumina profeticamente el sentido mas profundo de su destino personal. (EI hecho de que se considere odiado por el demonio revela su calidad moral; el diablo no se preocupa mucho de quienes puede veneer facilmente ). Al tono general meditativo y reminiscente del poema debemos afiadir el matiz de intenci6n pedag6gica. De Diego sabe que se dirige a un publico -acaso piensa preferentemente en los nifios de Puerto Rico- ·y Jes cuenta la tabula de su propia vida como ejemplo. Desea ser comprendido; explica sus terminos; se pregunta si su lenguaje estara al alcance de los pequefios Jectores. Concibe el juego como excelente preparaci6n para las luchas de la vida adulta. La preocupaci6n lingilistica se manifiesta de nuevo con los versos que citamos en seguida, asi como la simpatia h.a cia la infancia.

( cMe entenderan los ninos borinquenos? ... jLes voy a habJar en l'a divina charla de sus sencillos e inocentes juegost) p. 76, -vss. 24-26. Pudiera parecer vano orgullo que De Diego preten• da ofrecer su propia vida como lecci6n y ejemplo. Si lo juzgaramos asi, errariamos en la interpretaci6n de su pensamiento e intenciones; solo e'l examen cle sus ideas, Su conducta, sus libros resuelve esta dificultad. Cuando dedica este poema a los nifios puertorriquefios, procede de acuerdb con su profunda concepci6n de la relaci6n padre-hijo y de Ia funci6n educadora de la paternidad. Entiende, como piensa Guardini' , que lo caracteristico de esa reiaci6n es el entablarse entre el que da la vida y el que la recibe; entre el mayor y el mas joven; entre el mas fuerte y ·el mas debil; entre la primera generaci6n que ha alcanzado ya su situaci6n en la vida, el poder y la propiedad, y la segunda, menor de edad, sin propieda'des, inexperta e indefensa. Sabe que · esta · relaci6n s6lo ·es posible en el amor, Ia autoridad, fa obediencia y 'l:a confianza. De Diego alcanza temprano la madurez ·viri:l y el inslinto de paternidad. Ya en 1888 -soltero al'.mempieza a vivir espir itualmente las resp0nsabilidades paternales, no ya hacia los hijos de su propia carrre, que no los tenia en aquella epoca, sino baoia los nifios puertorriquefios a quierres quiere como hijos 0 como hermanos menores. Esta actit ud arroja mucha luz sobre su concepto y sentimiento de la patria. :No ama a Puerto Rico en los terminos de· la relaci6n hijemadre; su amor no asume Ila for.ma · de la adhesi6n serrsitiva y 'sentimental a la tierra, a la Ma-t-r-ia, -diriamos. Arna a fa ..Patria, ·que es una -ecmce]>ci6n po4. Romano Guardini, La realidad humana del Senor, Madrid, Guadarrama, 1960, p. 149.


sitiva y espiritual. Asi como al llegar a Ia pubertad el hijo reclama vida propia, llegar a ser el mismo padre, e incluso sosten de sus padres,. De Diego, al cobrar conciencia de su ideaJ. y de su misi6lil, se siente padre de su patria, padre de sus compatri0tas; preve sus necesidades y se dispone a dirigir su destino. Por esta madurez y clarividencia ha de vivir hasta su muerte la dramatica,. solitaria e incomprendida v.ida del profeta, consumido por la misma llama que le alumbra el secreto del porveniI:.

En Aguadilla. Presencia y destumb.r amiento. En 1889 regresa a Puerto Rico para quedarse definitivamente. S6lo pasara una breve temporada en Cuba, en el afio 1891-92, en tlonde recibe el grado de doctor en Derecho. En seguida se establece en Arecibo, luego en Mayagilez y empieza el ejercicio de su profesi6n y a intervenir en las luchas politicas del pais. Por estos afios vue'lve a AguadiUa en varias ocasfones. Los poemas que le dedica entonces son fruto de la obs·e rvaci6n directa y no de la nostalgia. El punto de vista subjetivo se reduce a registrar Ia impresi6n de las cosas en su sensibilidad, a describir pict6ricamente su esplendor y al intento de interpretar su misterio. Pero no hay alusiones a los sentimientos mas intimos, al amor, por ejemplo. Las composiciones son ahora poemas completes, de corte clasico, diri· gidos a exaltar lo concrete del paisaje aguadiilano, aquello que tiene ante sus ojos una significaci6n especial. Tanto en El Canto de las Piedras como en El Ojo de Agua, el objeto se nos ofrece en primer piano, rnagnificado, mostrandonos todos sus detalles con luminosa o sonora nitidez. La imaginaci6n y el intelecto se ban apoderado de los dates sensibles para comprobar que Aguadilla posee bienes excepcionales.

a. El canto de 1as P'iedras. En El Canto de las Piedras el tono es todavia evocativo, pero la exactitud de localizaci6n, Hay un sitio en las costas de AguadiH'a, al pie de una m0ntafia de granito y a poco trecho del luga'I' bendito en que iluermen los muertos de la Villa,· un sitio entre las rocas, ... p. 79, vss. l ~S. y la delicada precision de las percepciones acusticas -perenne nmwr, eterno grito, sordo fragor, vibra mas fuerte, himno, cdntico salvaje- demuestran con cuanta atenci6n ha contemplado De Diego el 'fen6meno, con todas sus particularidades. Sus palabras comunican at lector la impresi6n de un espectacu1o grandioso de rocas escarpadas, olas potentes y rumores sordos que, alguna vez, alcanzan los timbres agudos de un himno salvaje. De la lucha entre las fuerzas poderosas y elementales de la natura1eza -agua, viento, piedras-, brota un canto, que ·es orden y es espiritu, y que, en cierto sentido, redime su potenc1a ciega y destructora. La selecci6n del vocabuiario se ha hecho teniendo esmero de reunir voces cuya composici6n fonetica logra efectos sonoros sugestivos de1 fen6meno descrito:

abundancia de consonantes oclasivas sordas (p, t, k), de vibrantes (rr, r), de vocales de tipo iVelar (u, o). Sonoridad fuerte, ensordecedora, que se adelgaza un momento en tonos agudisimos.

vibra mds fuerte el cdntico salvaje. p. 79, vs. 11. Cantar es extrafio a la naturaleza de las piedras; lo que ocurre en este singular paraje aguadiUano es un prodigio dificil de entender y de explicar. El poeta no intenta resalver su misterio, pero lo sefi.ala y siente el orglil'l b de que j ... en

mi pueblo hasta las piedras cantan! p. 79, vs. 14.

Tras esta hiperbole tan a'fectiva adiv1namos que atribuye a la tierra natal una espiritualidad que la destaca sobre todas las ciudades del mundo. Algo en el tono del soneto -el Hay un sitio ... impersonal y narrativo del primer verso; el dato de la proximidad del cementerio- apunta a lo legendario y rodea el lugar de prestigio y fascinaci6n. El lector capta la insinuada sugesti6n de lo numinoso. b. Bi Ojo de Agua. La concepci6n poetica de El Ojo de Agua es distinta aunque la forma metrica -la del soneto clasico- sea identica y la composici6n semejante. Las impresiones sensoriales, las alusiones mitol6gicas, el concepto final de repercusiones religiosas mas precisas y mas amplias superan en arte y en profundidad ·de pensamiento y poesia a El Canto de las Piedras. Esta vez el valor del soneto se debe tanto a la elaboraci6n mental y pict6rica del objeto como a la auditiva. En la primera estrofa asistimos imaginativamente a la representaci6n de una tragedia griega: ~l Ciclope prisionero lamenta, llorando, su infeliz destino acompafiado de los piadosos comentarios del coro. La escena esta circunscrita

por la ancha verja, que el recinto mura. p. 78, vs. 6. Imagen muy intelectual y libresca, tal vez de procedencia o inspiraci6n gongorina y elaborada sobre correspondencias mentales que se encadenan en una representaci6n casi aleg6rica: rumores de la fuente = coro; pefia dura = frente; !echo de la fuente = cuenca oscura del ojo, de un solo ojo; Ojo de agua = ojo del ciclope; chorro = llanto; curso subterraneo del agua = prisi6n del gigante. La segunda estrofa evoca, con dos versos muy hermosos que Gongora suscribiria p0r su perfecci6n for· mal y representativa, los reflejos luminosos de las ondas en movimiento, .Ja movilidad rosada y aurea del pez,

tiembla en el fondo de la linfa pura el pez de rosa con estrellas de oro. p. 78, vss. 7-8. 5


En los versos finales del soneto, intensamente atectivos, el poeta, fascinado, se pregunta por el origen misterioso de este manantial y se admira de nuevo de que solo Aguadilla posea este don del cielo. Los dos sonetos que comentamcis responden a una elaboracion conceptual y artistica semejante. Comienzan ambos con la descripcion sensorial del objeto; se expresa en seguida curiosidad y asombro ante su misterioso origen y esencia; el poeta afirma, al final, que el prodigio es exclusivo de su pueblo. Pero El Ojo de Agua constituye un grado mas alto que El Canto de las Piedras en el proceso de estilizacion poetica del tema. Al canto de las piedras se atnbuye origen legendario; al ojo de agua, origen miticoreligioso: El pan de Dios lo tiene ~odo el m!'-ndo jpero, el agua de Dios solo Aguadilla! Este agua de Dios no puede ser -el texto nos autoriza a pensarlo asi- el agua corriente de rio~ ~ manantiales, sino el agua del bautismo. Nos red1m1mos, seg6n creemos los cristianos, por la virtud sacram.ental del agua y del fuego, que es el Espiritu. Aguad1lla ostenta en su canto espiritual de las piedras, en su ojo de agua, los sellos inequivocos y salvadores de su eleccion.

Aguadilla. Transfiguraci6n. Los dos sonetos anteriores se -refieren a aspectos significativos del paisaje; el poema Aguadilla describe una vision panoramica. Segun se indica en el encabezamiento, el poeta contempla la ciudad desde la bahia, navegando probablemente en una de las yolas que hacen el recorrido del puerto. La distancia entre el contemplador y el objeto de su contemplacion permite abarcar el conjunto y SUS mas insignificantes detalles. El punto de vista no es fijo, sino fluido, movible, agitado por el vaiven de las olas y por el progreso de la embarcacion. La vision dura desde la plenitud del dia hasta que sobreviene la noche; el cambio de iluminaci6n altera y modifica las imagenes visuales, que se suceden en el tiempo y en el espacio con el dinamismo de una proyeccion cinematografica. Este hecho determina la importancia de la perspectiva y de la proporci6n de los detalles dentro del panorama total. La tecnica descriptiva nos obliga a pensar en Degas, porque se capta el momento fugitivo, o en la masa de amarillos ardientes de El incendia del Parlamento de Turner, o en los reflejos luminosos que traspasan las nubes, el agua y la niebla en las obras de Whistler, Duffy y tantos otros pintores del estilo impresionista Valando sabre las alas de un extrema al atro extrema pasan las esbeltas yalas, que, en el peligro supremo, tienden las alas del rema, valanda sabre las olas. p. 71, vss. 13-15; p. 72, vss. 1-3.

6

En las llamas de la tarde envuelto el flanco terriza del cuartel, relumbra y arde, bajo el pabell6n rajiza, que es tambien un dureo rizo en las llamas de la tarde. p. 72, vss. 10-15.

a los lividos luceros abre el mar sus labregueces, en brillantes reverberas ... jy, engafiadas y ligeros, intentan picar los peces a los Zividos luceros! p. 73, vss. 13-18. El poeta nos ha propuesto una imagen de la tugacidad temporal en su apariencia elusiva y fantasmagorica, una suerte de espiritualizacion de lo material por la magia de la luz. Sus resultados participan a la vez de la objetividad realista y de la abstracci6n idealizadora. El contenido se vierte en doce estrofas de seis versos octosilabos cada una, que riman segun la combinacion a-b-a-ab-a; forma metrica que ofrece la particularidad de repetir al pie de la letra el verso inicial de cada estrofa en el verso sexto. Se produce de este modo un efecto doble: el de aislar cada uno de los detalles encerrandolo en un marco que subraya su autonomia estetica; el del vaiven ilusorio del objeto que se ofrece a la mirada del poeta y a la del lector. Al compas de este ritmo pendular penetramos en el ambito de lo relativo. Las cosas desfilan ante nosotros, captan nuestro interes momentaneo, se desvanecen. Al final queda, como flotando en el vacio, una oscilacion de puntos lumiqosos. De Diego podria decir de la Aguadilla estilizada de su poema lo que dijo Picasso de su pintura: ÂŤDescribo lo que pienso, no lo que veoÂť. Y asi es: Aguadilla sufre ante nuestra mirada una ve;rdadera transfiguracion. La estructura del poema tiene tres partes: la estrofa inicial que describe la ciudad surgiendo de la confluencia del mar y del monte; el desfile de cosas particulares en las diez estrofas inmediatas: palmar, yolas, golondrina, bandera, tumbas, pelicano, peces y estrellas, casitas iluminadas; la vision de Ia Aguadilla celeste en la estrofa final. Sohre el trasfondo del panorama aguadillano, los detalles van sucesivamente destacandose en el primer plano de la atencion. La seleccion de esos detalles tiene mucho interes. En todos los casos se escogen objetos que se agitan en el viento, que vuelan, que se mueven rapidamente, que se reflejan, brillan o se iluminan. La mirada se traslada verticalmente de arriba a abajo segun la barca remonta el Iomo de las olas. La luz, la altura, el vuelo tienen evidente valor expresivo, subrayan el tema dominante del poema y se acoplan al vaiven ritmico. En el curso de la descripcion, Aguadilla surge -como Venus- del abrazo del mar y de la tierra; agita sus palmares y sus banderas; echa a volar sus pajaros y sus barcas; eleva al cielo la oracion de sus sepulturas; desaparece en las sombras de la noche, y


surge de nuevo al encenderse las lamparas de las casitas escalonadas en las faldas de la montafia y en el cielo las estrellas. Asistimos a su nacimiento, su muerte, su resurreccion en cuerpo glorioso. Varias alusiones y simbolos de la pasion de Cristo, diseminados por el cuerpo del poema, revelan las analogias implicitas en la vision poetica:

Al pie de la cruz divina, sabre el campanario enjuto, alga muy leve se inclina ... y es la parda golondrina, coma una virgen de luto, al pie de la cruz divina! p. 72, vss. 4-9.

El pelicano resbala en lo alto de su elemento, su grito de 6rgano exhala y, apenas moviendo el ala, coma una cruz en el viento, el pelicano resbala. p. 73, vss. 7-12.

Como una ciudad del cielo, Aguadilla se estremece de las sombras en el vela ...

iY, desprendida del suelo, baja y sube y resplandece, coma una ciudad del cielol p. 73, vss. 25-30. De Diego ama a su pueblo y desea que se salve en un sentido no solo politico sino religioso. Par la intensidad de este deseo, su mirada traspasa el velo de las apariencias y contempla, coma en otro Tabor, la vision de Aguadilla transfigurada y resplandeciente. La lectura de las Sagradas Escrituras ha resonado en lo mas hondo de su espiritu. Ecos de pasajes biblicos afloran a cada instante a la superficie de sus versos. El Nuevo Testamento, el Genesis, los Profetas y el Apocalipsis le han revelado el sentido de la historia y, acaso, el de su propia vida personal. Todas sus visiones poeticas exhalan ese aliento cosmico de comienzo y de consumacion; su voz alcanza acentos profeticos y acepta su destino doloroso, el fracaso de su empresa, su muerte prematura coma una ÂŤpasionÂť que ofrece en aras de la salvacion de su patria. Todas esas ideas, pensamientos y decisiones de su voluntad son como el subsuelo que nutre y enriquece la bellisima descripcion de Aguadilla que acabamos de comentar, el mas hermoso y profundo de sus poemas aguadillanos.


impreso ~en

Disquisiciones del prime1· lihro

Puerto Rico Por ELOfSA RIVERA DE GARCfA

DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE ASUNTOS PUER· A PESAR torriquefios que han venido haciendose en estas ultimas decadas, aun no ha sido posible acl.r.rar concretamente la fecha exacta de la llegada de la imprenta a la isla, ni quien la introdujo allf. Tampoco se sabe con certeza cual es el primer libro impreso en el pais. En su estudio, Printing in the Ame6cas,' John Oswald Clyde sefiala un libro de Juan Rodriguez Calderon, con el titulo de Poesfas y con fecha de 1806, como el primero en ser dado a la prensa en Puerto Rico. ' A nuestro juicio, el bibliografo estadounidense se refiere al poemario del II!ismo autor, Ocios de la Juventud, el cual lleva como subtitulo, Poesias Varias, y vio la luz pubJica en ese mismo afio de 1806. Guillermo Rivera lo incluyo en su trabajo, A Tentative Bibliography of the Belles Letters of Porto Rico ', sin embargo, no consta en la Bibliografia de Antonio S. Pedreira ', no obstante casi coincidir ambas obras en cuanto al afio de su publicaci6n. Ocios de la Juventud se dio a la estampa en la Imprenta de la Capitania General a cargo de Lamberte. La frecuente metatesis de la «e» y la «U» del diptongo «ue» por confusion con el fonema «ea», abundante en la lengua francesa, se debe probablemente a la nacionalidad gala, del impresor. Rodriguez Calderon dedico su obrita al gobernador don Toribio de Montes:

No con el intento De las recompensas Que prodigar suelen Algunos mecenas

1. New York, Gregg Publishing Co., 1937, pag. 531. 2. Cambridge, 1931, pag. 39. 3. Bibliograffa puertorriquefia (1493 - 1930), Madrid, do, 1932.

8

Que solo el deseo De mostrar mi tierna Gratitud y af ecto Me impele a ofrecerla. (Pags. 2-6) En sus articulos «El libro mas antiguo de Puerto Rico», publicado en el Puerto Rico Ilustrado, del 27 de mayo de 1950 ' , y «La Gaceta de Puerto Rico», incluido en el numero de Alma Latina correspondiente al mes de julio de 1951, don Emilio J. Pasarell afirma que es Ocios de la Juventud la obra mas antigua impresa en Puerto Rico. El unico ejemplar de ella que hemos !ogre.do conseguir a pesar de afios de busqueda en lo.; Estados Unidos, Hispanoamerica y Espafia, se encuentra en la biblioteca de la Sociedad Hispanica de Nueva York. (Es por ello que Guillermo Rivera pudo incluirla en su estudio y no asi Pedreira, en el suyo, pues en el registro de dicha Sociedad aparece la firma del primero varias veces, pero no aparece ni una sola vez la del segundo. Por lo tanto, queda claro que Pedreira no trabaj6 en esa bibliote.;'.a). De acuerdo con Clara Luisa Penney, bibli6grafa de la mcnciomtda Sociedad Hispanica, este ejemplar de Ocios de la J uventud, pertenecia a don Manuel Guzman, Marques de Jerez de los Caballeros, un coleccionista entusiasta de libros raros y antiguos. Con ocasi6n de las excavaciones de Italica, Archibald Milton Huntington, presidente y fundador de la Sociedad His-pinica de America, habia conocido al marques. Luego, asistia a sus tertulias en Madrid, adonde tambien acudian Menendez y Pelayo y Rodriguez Marin; y en 1904 le compro su biblioteca. Uno de los libros en ella contenidos era la obrita de Rodriguez Calderon. El poemario consta de l:lO paginas mas algunas en blanco. Es pequefio y delicado. Mide menos de

Hernan-

4.

Pags.

13, 14, l!i, 16

y

25.


D E.DICATORIA.

0 CI 0 S

AL

p E LA JUVENTUD. P 0 ES I AS VAR I As, IN DIF&llENTES METROS CASTELLANOS•

• o a J>,

ju AN RooRJGuuCALDERON,

btEl.PR'ITETitolarde loA ldiomH Extra"geros de el (.lo\•icrno , lnteodencia y Capituoia General de In I.la de Puerto Rico, elritcrioo clel Santo Oflicio d11 11 Inqui1icioo do Carta· geoa de Indios en ella. II Picrdan1c en hora bueu:i 101 Poe111, • •uu dlo~ qui•rcn nrojanc A 1icoto. Hoa. An. Poanc. Tuo.

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L I C E N C I A·

PUERTO

D. TO R I B IO

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M O N TES,

Caballero de1 Ordcn de Santi;igo , Mariscal de Campo de los Realcs E xercitos , Gobernador y Capitan General de efta Plazit , e Ista de S. Juan Bautifi:a de Puerto Rico, Intcndcnte de la Real Hacienda , y Cru zada • Subdelegaclo de la Brigada dcl Real Cuerpo de Arti'llcria de su Dotacion, Inf'peclor <lei Regimiento Fixo, y de ]os de Infarneria y Cabalkria de las Milicias Dtsciplinadas, Comandante militar de Marina, y Principal de Corrcos, &c. &c. &c.

EN lalMPUNTAdelaCapitaniaGeneraI: por D.

s EN

& C.

M. D. CCC, VI.

seis pulgadas, por cuatro pulgadas y media. La encuadernaci6n en tafilete rojo con viii.etas doradas la hizo Victoriano Arias, librero anticuario de Madrid, quien era el encuadernador de don Manuel Guzman. ' Al reverso de una de las paginas en blanco anteriores a la portadilla hay una nota que, segun aseveraciones de la misma Clara Luisa Penney, es de pufio y letra del Marques Jerez de los Caballeros. La nota dice: «El segundo libro impreso en Puerto Rico. Muy raro». Otra nota en las paginas en blanco al final del libro da testimonio de haber pertenecido este ejemplar, con anterioridad, a Dolores Manrique, quien lo obtuvo como obsequio de su autor, en la ciudad de Cartagena de Indias, en el afio 1810, de acuerdo con las declaraciones de la romantica cartaginera. «este libro se lo dio su autor la noche del dia 16 de febrero de 1810 -a las nueve de la noche en su casa- soi de Dolores Manrique. Es de noche, la luna brilla. Las estrellas centellean en un cielo sereno y melanc6lico. Los asperos silbidos del viento norte, brisa fuerte, seca y glacial se ensancha, serpentea, se a~re­ molina en violentas rafagas. Un soplo repentmo azota las murallas de Cartagena de Indias». En sus duros y no siempre bien medidos versos, Rodriguez Calder6n se refiere a experiencias precedentes a su salida de Espana. Segun relata Alejandro Tapia en sus Memorias, el poeta pertenecia a la familia del famoso guerrero, Marques de Santa Cruz. S. Informaciones a viva voz recibidas de Clara Luisa Penney.

N

0 con el inlente De lo< rer.om pe1ua~ , Qn• prm-li~nr snelen Ali:;1111os Mece11H.

El joven arist6crata desert6 la Guardia de Corps y huy6 a Francia de donde regres6 con una cierta mi· si6n de ese gobierno de la cual nada se sabe. Al llegar a Espana lo reconocieron, y delataron. Como consecuencia se le desterr6 a Puerto Rico. ' Estos acontecimientos sucedian alla por el afio 1797, pues en el soneto au,tobiogrMico «A mi s_ituaci6n en 1797» el autor se queja en tono romantico del abandono de amigos y de familiares. 1 Tambien en unos versos dedicados al poeta madrilefio don Antonio Garcia, Rodriguez Calder6n describe el castillo de La Corufia, su pueblo natal, donde estaba preso esperando el momento del exilio.

Aun piso estas riberas Ailn lloro entre estos riscos, y aun las salobres alas Ajenas de mis tristes penas miro. Ovidio, alla en el Ponto Sufri6 zm destierro impio Y yo tolero muclws En cuarteles, prisiones y castillos.

. ...

'

Las salobres mareas Rodean el recinto De sus fuertes murallas, Pues en media del mar estd. construido. 6. San Juan P. R., Venezuela, 1947, pags. 26. 29. 7. Pagina 68.

9

'"


El pueblo que a distancia De una mitla distingo Y donde mi f am ilia Su casa tiene y su solar antiguo. (Pags. 27-33) En la oda «El ultimo adios a una ingrata», da cuenta de su partida :

Ya parto, adios, cruel, y ... desterrado ... '

Natura ofrece, y, en ef ecto, Fundar SU imperio, Flora, en el debiern. Dichoso quien campifia tal avista Pues vivir debe sin angustia y pena (Que mas placer el hombre necesita? Infeliz solo aquel que se condena A vivir en un pueblo donde excita El pesar que su espiritu exagera.

I

En paz te dejo, queda sin cuidado mientras navego el mar y huyo de Espana. (Pag. 72) Aunque en ningun instante habla de su arribo, por el soneto «Ida al campo de Puerto Rico en mayo de 1802», queda explicito el hecho de ya estar alli. Esto lo expresa mas bien el titulo que el contenido, pues como espiritu formado en el siglo xvnr, Rodriguez Calderon no se emociona ante el paisaje. Sus versos present;::m la naturaleza estereotipada de los neoclasicos. Nunca logro captar la nota autoctona del paisaje puertorriquefio, no obstante aparecer en sus trabajos el nmRbre especifico de algunos lugares de la Antilla:

Fui al campo, Teofila, y quisiera Pintarte en la estrechez de este soneto Su amenidad, su vista y el concepto Que luce cuando en el se considera. Es amigo, una eterna primavera, Deposito de cuanto mas perf ecto

( 7 )

(Pag. 72) Al afio siguiente, cuando don Alejo Arizmendi, el unico obispo de Puerto Rico, nacido en la isla, hasta la fecha, ocupo la Silla Pastoral, luego de m consagracion en Caracas, Rodriguez Calderon celebro este suceso con sentimiento, no de peninsular casi recien llegado, sino de hijo del pais.

Y quien no mira con notable gusto A un hijo de la patria engrandecido. (Pag. 92) A pesar de aquellas «ideas peligrosas», causa de su destierro -quien sabe si estaria envuelto en los movimientos de la Masoneria, de la cual era La Corufia un centro, en aquellos tiempos-,--- habia llegado a Puerto Rico como «Interprete titular de los idiomas extranjeros del Gobierno, Intendencia y Capitania General de la Isla de Puerto Rico e interino del Santo Oficio de la Inquisicion de Cartagena de Indias en ella»,. Este titulo aparece completo en la portadilla de Ocios de la Juventud.

"'

(

. )

Se eomponu de ton In'~ l!rilla qualquier parloro. Eu e.te e11 quo yo vi+o Ill o poode un pnbru lego l'or mncho que Jiscurra Pasir por Reverendo. Hay machos qne lo ealienden; Por e>o me de,•t1lo, Agocho-mis orcjaf Y 111i tumor oonfifso. P1do indulgencia, pide1 Caridad, y ai pueclo Obteoer una y otra i'eliz mo considero, Conque, Leclor •mad•, Quaudo· nyaa leyendo Mira solo la util, No repares mis yertot, Si le parecen malos 'Alguno; versos de t!stOI Compbo otros tnejores, Y aprendertl corrieudo. No hay co•a mu laudable Qua corregir dcfoctoa, Quandn quien las corrlj11 Lo hace eon t1l eir.etnplo. ~ Que iJDporla Cj,IM Jfl &ruiia

INTROD U CCIO N 0 Prologo , que' lodo uri lo mismo. SEj;Ol\ Leclor : no bulOCQ Con thlos poc•» ver•oe T u critica liindada , Que solo t:erdoa q uiero. C oaosco m i lorpe.za, Y tu ceasura lemo ; P ues vive diguslado El que nada hace bueno. D iras, que , quien me mete :A com (lOner ? es cier lO : Mas todo> dcseamos Mouslrar algun lalento. Se hallan m uy pocos aahio1, Y sin embargo v~o• Eu cada lugarc illo U n sin numero rle ellost No hay ioMiz aldea E u q ue deje d. haberlot Y enlre las probes gen ie• Pa,ao por h ombrea lleno1. Como la mayor part& J:)el maa pcq11ai11 p11el>lo,

·Cooln

10 r.


Muy posibiemente don jose Julian Acosta estuviera en lo cierto al sefialar a Juan Rodriguez Calderon coma el introductor de la imprenta en la isla, pues la esposa del poeta, dofia Maria de Calvo y Carriaga, era hermana de la senora madre de Acosta. A no dudar, el historiografo recibio la informacion a traves de SU tio politico mismo ', aunque yerre al dar la fecha, pues no es exfrafia la inexactitud cronologica involuntaria al recordar la historia vivida. A traves de una documentacion del Gobernador De Monte~, Antonio Rivera, profesor de historia de la Univ·ersidad de Puerto Rico, ha dejado comprobado el hecho de no existir imprenta en el pais en el mes de julio de 1805 y de ya estar alli en el marzo subsiguiente. '· En Ocios de la Juventud solo consta el afio de su publicacion: 1806. En su articulo «La introducdon de la imprenta en Puerto Rico», don Generoso Morales Mufi.oz hace afirmaciones al efecto de haber estado Rodriguez Calderon dos veces en los Estados Unidos. 10 Tambien Tapia se refiere a las peripecias del poeta en Filadelfia, donde se cree que compro una imprenta para llevarla a Puerto Rico. 11 Si en verdad fue Rodriguez Calderon quien introdujo la prensa en la isla y, coma tambien sefiala Tapia, fue director de la Gaceta Oficial del Gobierno ", de igual modo pudo haber sido el primero en aprovecharse de aquella para publicar sus versos. La misma diversidad de temas de Ocios de la Juventud indica la juventud del autor. El mismo contiesa su impericia. Con mds reflexion madura Mds talento adquirire.

(Pag. 117) Y en la conclusion del poemario hay una nota de

autocritica donde promete otras obras: Hare nuevas poesias Donde habrd mayor finura.

(Pag. 118) De hecho en sus versos hay defectos tecnicos de autor poco experimentado. La abundancia de fuentes que afloran en sus estrofas delatan el afan del autor en seguir las sendas abiertas por sus muchas lecturas. Tapia se refiere a la cultura de Rodriguez Calderon. 1 ' El mismo titulo con que llego a Puerto Rico

el exilado confirma su fina educaci6n, coma pertenecia a un hombre de su clase en aquel siglo. En las a menudo ripiosas endechas de Ocws de la J uventud pueden trazarse sin esfuerzo reminiscencias de los autores de las literaturas clasicas, de los del Siglo de Oro, de los neoclasicos franeeses y espafioles; de los prerromanticos de estas lenguas: Cadalso, Melendez Valdes, Rousseau, Bernardin de Saint Pierre; el espiritu de Atala y Rene de Chateaubriand. Tampoco faltan contactos con los romanticos ingleses. Pero resulta curioso, sin embargo, nota:r que los versos escritos por el joven gallego en la prision de La Corufia, evocando el pasado y hacienda mencion de su familia, de sus amigos y de sus condiscipulos, coinciden en el tema, en las ideas y en el tono con el poema de Lord Byron «Hours of Idleness», publicado por primera vez en 1807, o sea un afio despues de haber aparecido el poemario de Rodrigue'l. Calderon en Puerto Rico. Pero generalmente, el lirismo escasea en los versos del exilado. Como neoclasico, Rodriguez Calderon analiza el estado de la Isla al comenw_r el "Siglo xix, con la buena intencion de! aristocrata ilustrado, sin ahondar en la realidad de los probleinas del pueblo, pues no podia percatarse de su inopia. Solo era conocedor de los circulos gubernamentales dentro de los cuales se · movia. De vez en cuando satiriza aquella sociedad, particularizando, coma Moratin, pero con cierto humor y gracia, sin ponzofia. . .. .. ..................... .la triguefia Con ella par ecia Una turiesca y no puertorriquefia Mfontras que las sudores Sus briliantes y lustre no apagaban.

(Pag. 113) Pero si, coma parece, es Ocios de la Juventud la primera obra escrita por Juan Rodriguez Calderon; y si es la misma anotada en el estudio de Clyde con el titulo de Poesias, coma sospechamos, y si es, a su vez, el segundo libro impreso en Puerto Rico, aceptando la afirmacion de un bibliofilo tan m cticuloso coma el Marques Jerez de los Caballeros, cuyo bibliotecario y consejero era nada menos que don Francisco Rodriguez Marin "; entonces, c:cual y de qnien es el primer libro impreso en Puerto Rico? Hasta no poder contestar a estas preguntas conclusivamente, habra una laguna en la historia de las letras puertorriquefias.

8. G. E . Morales Munoz, «La introducci6n de la 1mprenta en Puerto Rico; Ptterto Rico Ilustrado, octubre lro., 1948, pags . 6, 7, 59 y 69.

9. abril, 10. 11. 12.

Historia, Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras, T. 1., 1951, pags. 58-76. Loe cit. Loe. cid. Ibid cit .

13. Ibid. 14. Afirmaciones de viva voz de Clara Luisa Penney.

11


El Cuarto Festival de Teatro puertorriquefio Por FRANCISCO ARRivf

1

FESTIVAL TEATRO (1958) EL lNSTIC ONtutoEL PRIMER de Cultura Puertorriquefia reconoce la laDE

bor de cuatro dramaturgos empefiados durante los ultimos veinte afios en traducir a expresi6n escenica el caracter y Ios conflictos del hombre puertorriquefio. Para el mismo, contrata y organiza a toda una generaci6n de directores, actores, escen6grafos, iluminadores, disefiadores de vestuario, maquillistas, utileros y tramoyistas que demuestran extraordinaria capacidad en el montaje y animaci6n de los mundos dramaticos contenidos en Encrucijada (fen6meno de adaptaci6n del boricua emigrado a Nueva York), La hacienda de las cuatro vientos (lucha de! criollo contra Ia esclavitud del negro ), Ve jigantes (enmascaramiento de la vergiienza racial de lo africano) y Los soles truncos (tragedia de Ia tradici6n engolfada por el tiempo destructor). ' Semana tras semana, por un termino de cuatro, el Primer Festival atrae numeroso y palpitante publico a la sala del Tapia. Confirma esta gran marea, y lo propaga con brios inusitados en comentarios verbales y escritos, nada menos que Ia rara existencia de un teatro nacional, capaz de sustanciarse por demas, con altas calidades, tanto en el aspecto literario de Ia escena como en el tecnico. Comprende que las gestiones previas de Areyto (1940), el Teatro Universitario (1941), la Sociedad General de Actores (1943), Tinglado Puertorriquefio (1944), La Comedia Estudiantil Universitaria (1947) y el Teatro Experimental del Ateneo (1952) han avanzado a consolidarse en un estadio de mayor significado: el de un teatro propio frecuentado por un creciente publico espontaneo. EI Segundo Festival (1959) ' repone tres obras del periodo comprendido entre el 1938 y el 1944 cuando 1. El Primer Festival de Teatro Puertorriquefio, Revista de! Instituto de Cultura Puertorriquefia, Num. 2, Enero, Marzo 1959. 2. Obras publicadas en Teatro puertorriquefio (I), San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueiia, 1959. 3. El Segundo Festival de Teatro Puertorriquefio, Revista de! Instituto de Cultura Puertorriquefia, Num. 4, pags. 10-14.

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algunos escritores de la generaci6n de los treinta, al plantear la posibilidad de una representaci6n escenica inspirada en la problematica social del pais, abren camino a una dramaturgia de fisonomia y acento propios. Esta noche juega el joker, Mi Seiioria y La resentida ' (entendida la importancia cimera de Tiempo Muerto, drama que no se represent6 en el Segundo Festival) aportan, no hay duda, una imagen del ser puertorriquefio que ha de ampliarse y perfeccionarse 4. Publicadas en Teatro puertorrique,fio (II), San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueiia, 1960.


en Ia creaci6n teatral subsiguiente. Sus plasmaciones caracterol6gicas reverberan en el trasfondo del Primer Festival. lncluye el Segundo Festival Ia participaci6n de Ballets de San Juan, organizaci6n escenica de baile clasico y espafiol que desde 1954 se aventura en Ia busqueda de una expresi6n coreografica inspirada en Ia musica folkl6rica y popular de Puerto Rico. Esta gravitaci6n desde modelos europeos hacia el centro de una identidad nacional, constante dclica de Ios mas valiosos creadores puertorriquefios, hermana a Ios ballets Las Fiestas de Juan Bobo, La Encantada y Sanjuaneras, representados durante el Segundo Festival. EI Tercer Festival (1960) ' subraya, no ya Ia existencia de un teatro nacional activo y creciente en las 6rdenes del Iibreto y Ia interpretaci6n, sino un firme pulso institucional consciente de Ia peculiar gesti6n dramatica. El Instituto de Cultura Puertorriquefia su¡ ma Ia participaci6n de la Universidad de Puerto Rko (Ia que concurre con el Teatro Universitario. la Comedieta y el Teatro Rodante), el Teatro Experimental del Ateneo y Ballets de San Juan. A traves del monta ie de Ios dram.as Un nifzo azul para esa snmhra. J>P. tanto caminar, Cristal rota en el tiemno, Cielo caido, En el principio la noche era serena. ' la pantomima en siluetas Areyto pesaroso y los ballets Carnet de 5. El Tercer Festival de Teatro Puertorriqueiio, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueiia, Num. 7, pags. 37-44. 6. Publicadas en Teatro Puertorriquefio (III), San Juan, Instituto de Cultura Puertorriquefia, 1961.

baile, Urayodn, Suite de juventud y Cuando las mujeres, dichas instituciones dan paso a una nueva sensibilidad que no rehuye contactos con el teatro extranjero contemporaneo al tiempo que afirma la vovaci6n de inspirarse en la circunstancia insular. Debe acreditarse al Tercer Festival la promoci6n de nuevos dramaturgos los cuales demuestran conocer Ios fundamentos ideol6gicos y tecnicos del teatro contemporaneo. Les resultan comprensibles y manej ables las desarticulaciones del tiempo y Ios desdoblamientos del ego. Saben sugerir la poesia de la Iuz, Ia escenografia y el vestuario como agente revelador del conflicto dramatico. Buscan apelar mas a Ia sique que a Ia sicologia. Prefieren Ia clave del sfmbolo al espejo de Ia realidad objetiva. Quizas hayan pecado de externidad por aquello de soslayar los perfiles de Ia vida puertorriquefia, pero el contacto con el animo del publico que se ha buscado a sf mismo en ellos, les hara pensar que a Ia universalidad legftima se Ilega por el camino de la identidad, primera via de comunicaci6n (estudiese a S6crates en su diaria gestion de griego a griego). En tal sentido, el Tercer Festival puede catalogarse de laboratorio cultural y no vitrina de productos espirituales ya medidos y recortados por un criterio comercial. Con el Cuarto Festival el Instituto de Cultura Puertorriquefia suma otra vez Ia participaci6n del Teatro Universitario, el Teatro Experimental del Ateneo y Ballets de San Juan. Previa recomendaci6n de la Comisi6n Asesora de Artes Teatrales y aprobaci6n final de la Junta de Directores de dicha agenda, el senor Ricardo E . Alegria, Director Ejecutivo del Instituto

Raul Davila (Jose Luis) y Marta Romero (Maria Soledad), en una escena de Maria Soledad, de Francisco Arrivf. Direcci6n de P i r i Fernandez. Escenografia de Rafael Rios Rey.

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de Cultura Puertorriquefia anuncia oficialmente el siguiente programa destinado a presentarse en el Teatro Tapia del 20 de abril al 28 de mayo de 1961:

1. Maria Soledad Drama en tres actos de Francisco Arrivi. Director: Piri Fernandez. 20, 21, 22 y 23 de abril. 2. La vuelta al hogar

Drama en tres actos de Salvador Brau. Productor: Teatro Universitario. Director: Nilda Gonzalez. 27, 28, 29 y 30 de abril. 3. La carreta

Drama en tres actos de Rene Marques. Productor: Ateneo Puertorriquefio. Director: Alberto Zayas. 4, 5, 6 y 7 de mayo. 4. Sol 13, Interior Suite de obras en un acto de Luis Rafael Sanchez. Titulos: Los angeles se han fatigado. La hiel nuestra de cada dia. Director: Victoria Espinosa.

11, 12, 13 y 14 de mayo.

5. El milagro Drama en tres actos de Manuel Mendez Ballester. Director: Leopoldo Santiago Lavandero. 18, 19, 20 y 21 de mayo. 6. Ballets de San Juan

Bajo la direcci6n de Ana Garcia y Gilda Navarra. Capricho Ballet clasico en cuatro movimientos. Musica de Jose I. Quint6n. (Cuarteto en re mayor para cuerdas ). Coreografia de Ana Garcia.

Tientos Musica de Carlos Surinach. Coreografia de Gilda Navarra. Retablo puertorriquefio Escenas hist6ricas puertorriquefias. Idea original de Ana Garcia. Adaptaci6n de Ricardo E. Alegria. 1. Borinquen 1500. Coreografia de Juan Anduze. Musica de Jose E . Pedreira.

2. San Juan 1600. Coreograffa de Antonio Machin. Musica espafiola del Siglo xvn. 3. Ingenio El Coloso 1750. Coreografia de Arnold Taraborelli sobre r itmos de t ambores nativos. 4. Hacienda La Milagrosa 1890. Coreografia de Gilda Navarra. Musica de Jose I. Quinton. 14

La bruja de Loiza Musica de Jack Delano. Coreografia de Ana Garcia. Libreto de Ricardo E. Alegria. 25, 26, 27 y 28 de mayo. Descontada La vuelta al hogar, drama del pasado romantico con el cual intenta el Cuarto Festival exponer una visi6n de nuestra voluntad escenica del siglo XIX y con ello avivar rakes hist6ricas, el resto de las obras escritas entre 1946 y 1960, responden a la gran corriente existencialista que impulsa al teatro mas significativo en el area de la civilizaci6n occidental. Estudiadas a fondo, con atenci6n a dicho clima filos6fico, se las podria catalogar como cuadro antol6gico que se desliga del afan social de los treinta para plantearse la raz6n metafisica, si alguna, del ser dotado de conciencia. El panorama ideol6gico que las emparenta con la creaci6n teatral allende los mares y las relaciona unas con otras dentro del festival, no les prohibe diferenciarse ni en su tematica, ni en su estilo, ni en el grado de ambientaci6n puertorriquefia. En Maria Soledad, obra escrita alrededor de 1946 por quien comenta y presentada ya en 1~47 con gran torbellino de critica, el autor se sirve de una concepci6n parad6jica del cuento de hadas, en terminos de la vida moderna, para dramatizar el problema de la comunicaci6n amorosa frente a la irreductibilidad de ser. Los cinco personajes, que bajo sus apariencias resultan ser la Princesa Encantada (Maria Soledad), el Principe Salvador (Ricardo), el Drag6n (Jose Luis), La Bruja (Sandra) y El Duende (Ernesto), confligen en una atm6sfera magica donde aflora simb61icamente la m aravillosa naturaleza de Puerto (jquien sabe si resto del Paraiso a la deriva! ), se siente el misterio de la creaci6n como trasfondo de la peripecia existencial del hombre y conmueve la pugna de este por trascender los limites espirituales de su mundo caido y aparentemente irredimible. Explico la paradoj a en un articulo titulado Buena suerte, i'nterpretes, publicado en el diario ÂŤEl MundoÂť, edici6n del 15 de abril de 1961: ÂŤDebo aclarar, antes de discutir el nivel verdaderamente problematico de la obra, que nunca he podido emender el cuento de la Princesa Encantada ta! y como me lo han explicado desde el extranj ero y no es otro el mito que retorna bajo la apariencia moderna de Maria Soledad. He creido desde hace tiempo que el Duende es travieso por enamoramiento inconsciente de Ia Princesa Encantada, que el Principe Hermoso encubre un Don Juan de mayor sensibilidad e imaginaci6n que el de Tirso, per.o Don Juan, en. ultimo analisis, que la Bruja ha venido a serlo por amar al temible drag6n inutilmente y que este, y solo este, es en verdad rendido poeta, capaz de bfrecer su muerte en aras de contemplar y salvaguardar la presencia de lo numinoso. En otras palabras, h e fundamentado el argumento de! drama sobre la inest abilidad de una p aradoja ir6nica y tal emplazamiento movedizo suscita, por regla general, puntos de vista disimiles y contradictorios, is6topos ...


Lucy Boscano (Dona Gabriela), Jacobo Montes (Luis), Luis Vera (Don Chago ), Jorgito Font (Chaguito) y Myrna Vazquez (Juanita), en una escena de La Carreta. Direccion : Alberto Zayas. Escenografia de Lorenzo Romar.

Doy fe de que he dicho la verdad y nada mas que la verdad respecto a cuatro personajes... Del quinto, Maria Soledad (la Princesa Encantada), no puedo aportar certidumbre alguna: excepto sugerir que su vida transcurre en la frontera de lo humano y de lo allende y que le es imposible revelar el secreto de su personalidad ya que lo desconoce». El nivel verdaderamente problematico no se halla, como ya apuntara, en la concepcion paradojal del cuento de hadas, sino mas adentro y mas alto, en la vision de mundo que puede intuirse de la accion total de la obra. Radica en que el hombre sea partkularmente y no pueda determinar el origen de su espiritu, en que se vea obligado a enfrentarse solo a la muerte y no pueda avizorar mas alla de ella. Jose Luis, Ricardo, Sandra y Ernesto se hacen y deshacen frente a Maria Soledad, maximo reflector del absurdo vital que acaba por enloquecerle su locura de belleza desencarnada. · El breve poema que prologa el drama contiene en sintesis el tema central de Maria Soledad:

Tantas veces coma nazca el hombre nacerti el mundo. Habra una estrella par m eta y una sombra par destino. En La carreta, escrita en· 1952, Rene Marques nos describe el peregrinaje de una familia jibara arrancada de su solar nativo por la miseria economica. Con el traslado al arrabal sanjuanero, comienza una desintegraci6n que se agudiza en el pavoroso arrabal neoyorquino, gigantesco sumidero c;.ie ilusiones.

Marques mismo en notas ' suministradas a la direccion del Cuarto Festival informa sobre el origen documental de la obra: «l.Vlientras un grupo de cineastas filmabamos en 1951 y en las montaiias de Puerto Rico la pelicula «Una voz en la montaiia», conoci a los principales actores de La carreta. Con ellos convivi durante tres meses. No era, desde luego, mi primer contacto intimo con el campesino puertorriqueiio. Como nieto de agricultores -y agronom.o, ademas- la tierra y su habitante h abian sido siem.pre experiencia entraiiable de mi vida. Por otro !ado, cuatro aiios de estancia en la capital me h abian permitido observar la agonia del campesino adaptandose a las condiciones del arrabal sanjuanero. Y mis estudios en la Universidad de Columbia me dieron la oportunidad de captar el tragico conflicto de ese mismo puertorriqueiio cuando, incansable en su patetica peregrinacion por una vida material mas desahogada, emigraba a la metropoli neoyorkina. Tenia, pues, de primera mano, el material que habrian de constituir las tres etapas dramaticas de la familia del emigrante: el campo boricua, el arrabal sanjuanero y la metropoli neoyorkina ... » El drama, por el uso de los ingredientes caracteristicos de la vida rural puertorriqueiia, revierte estilisticam ente al t eatro realista social de los treinta, como podra apreciarse con la lecura de Tiempo muerto, 7. Origen y enfoque de un tema puertorriqueiio, Rene Marques, Programa para el Cuarto Festival de Teatro Puertorriqueiio, pag. 6.

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Madeline Willemsen (Angela Santoni Vincent), en u n a escena de L o s tingeles se ha n fatigado, de Luis Rafael Sanchez. Direcci6n: Victoria Espinosa. Escenografia de Luis A. Maisonet.

de Manuel Mendez Ballester, y El desmonte, de Gonzalo Arocho del Toro; pero bajo esta filiaci6n de superficie, actuan conceptos existencialistas expresados anteriormente por el autor con distinto estilo. El abandono del campo puede interpretarse como la caida del hombre de su mansi6n c6smica, el paso deteriorante por el infierno del arrabal hasta el total

Roberto Rivera Negr6n (Piramo), Laura Martell (Tisbe) y Eva Alers (Dofia Agolina), en una escena de La hiel nuestra de cada dia. Direcci6n: Victoria Espinosa. Escenografia : Luis Maisonet

extrafiamiento en el vacio amm1co de Nueva York, el estrago progresivo de la negaci6n espiritual. A traves de «Dofia Gabriela», eje y motor de la obra, percibimos una voluntad sisifica, capaz de aceptar la derrota, pero no el fracaso. En su decisi6n de volver al campo materno se advierte el eterno reclamo de la inocencia paradisiaca por parte del hombre penitente. En la suite dramatica Sol 13, Interior, escrita en. el afio 1960, el joven autor Luis Rafael Sanchez nos redescubre tanto en un matrimonio anciano mordido por la pobreza (La hiel nuestra de cada dia) como en una prostituta en el momenta critico de enloquecer (Los tingeles se han fatigado) el viejo conflicto de la realidad y la ilusi6n, inspirado en el cual Cervantes abriera perspectivas a la literatura moderna. Ambas obras, las cuales muy bien podrian titularse Requiem para dos ilusiones, proyectan tambien, como La carreta, ingredientes naturalistas caracteristicos de la vida puertorriquefia, .pero mezclados a un compulsivo sentimiento lirico que termina por aligerarlos de excrecencias inmundas y transformarlos en fuentes de poesia tragica. Adara Jose Emilio Gonzalez, en su artfculo Sol 13, Interior, de Luis Rafael Sdnchez: «Para· resumir, Sol 13, Interior, polemiza dramaticamente en torno a ciertos problemas que acongojan al hombre contemporaneo y, especificamente, al de Puerto Rico. Uno de sus resortes es la oposici6n entre dos imagenes del mundo y de la vida, lo que se ha 8. Sol 13, Interior, de Luis Rafael Sdnchez, Jose! Emilio Gonzil.lez. Programa para el Cuarto Festival de Teatro, pil.gs. 12-16.


llamado conflicto de dos culturas, la mecanizada e industrial moderna, carente del sentimiento de lo real, y la rica cultura existencial puertorriquefia ... ». Otro problema que se debate es el azar en la vida humana... Este problema va ligado al de la funci6n de lo absurdo en la realidad, Hmite con el que h an luchado los fil6sofos desde la antigliedad... .l:il problema del tiempo se hace sentir tambien, pero no en forma decidida. Esta mas bien implicito. Esta preocupaci6n, casi tan vieja como la humanidad, ha sallClO al proscenio con el surgir de la escuela de pensadores historicistas y ultimamente con Heidegger, Ortega y Sartre... Lo que m as importa es que nos han salido al paso dos p1ezas por todos conceptos interesantes. Piramo, Tisbe y Angela :Santoni Vincent viven intensamente. Son personaJeS, porque son personas. En ellos reconocemos algo de lo que somos. En ellos late una agu· da consciencia de nuesiras diticultades y enigmas. :Son alertas a nuestro espiritu para que nos encaremos con nuestras realidades, preguntandonos sobre nuestro ser y nuestro destino. Al inclinarnos sobre los espejos trizados de sus vidas, entrevemos los perfiles de un Puerto Rico que todos queremos sa!var». Luis Rafael :::ianchez enfoca la peripecia de La hiel nu~:;cra ae caaa aia desae atuera y uesae un solo pumo ae vista. ~i es verdad que pone en JUego novi::;1mos recursos lingilisticos del teatro contemporaneo lormalmente sigue los p atrones de la obra b1en construida. En Los angeles se han fatigado, sin embargo, nos lanza directamente dentro del enloquecido f!uir de conciencia de Angela Santoni Vincent. Dentro de esta conciencia se muitiplican los puntos de vista de la realidad y se funden unos en otros. 0 nos dejamos arrastrar por la marea emocional, con sus embates y remolinos, ora lucida, ora arrebatada, o no podremos identificarnos con el drama. Luis Rafael Sanchez se ha aventurado lejos en su intento de ofrecer nuevos modelos al teatro puertorriquefio. En ambas obras un personaje invisible impera sabre los .visibles, el tiempo, que a manera de destino m6vil se distiende y contrae con. los agonistas, hasta constrefiirlos finalmente al gran silencio allende el alma. En El milagro, escrito en 1958, Manuel Mendez Ballester se abstrae de la circunstancia puertorriquefia y concibe la escena como estrado universal para la disquisici6n sabre el origen divino o no del ser humano. Se vale de dos atorrantes contrapuestos sico16glcamente, el primero racional y disolvente, el segundo voluntarioso e inocent6n, para proyectar a traves de un proceso dialectico, que en ·este caso podria llamarse dialogo del alma, la necesidad de la fe · en Dios. Tomas y Rufo deambulan mermes en la inmensa SOiedad de su iri.undo, ·siinbolo de la caida animica del hombre a partir · del Renacirriiento. Les sirve de ·vago norte una dudad inetafisica, Montebelo, cuyo magnetismo parece no operar· ·_en la brujula de sus espiritus hasta que la iluminaci6n milagrosa de Tomas al palpar el cuerpecillo calido de un ave le imparte

Ricardo Palmerola (Tomas) y Jose de San Anton (Rufo), en una escena de El Milagro, de Manuel Mendez Ballester. Direcci6n de Leopoldo Santiago Lavand.ero. Escenografia de Nina. jubilo religioso a sus vidas y los impulsa hacia la ciudad celeste. Del articulo «Breve historia para El milagro», ' escrito por Manuel Mendez Ballester, extractamos los siguientes p arrafos: «En el afio 1960 El milagro fue representada en Broadway durante tres meses por la compafiia de actores profesionales «The Broadway Chapel Players». Lewis Funke, critico t eatral del New York Times, intitula la cr6nica del estreno «Contestaci6n a Godot». Dice que El milagro es una obra «profundamente religiosa» y que su tecnica se asemeja a la tecnica de la obra de Samuel Beckett Esperando a Godot, comedia clasica del teatro frances contemporaneo, pero que sus personajes, contrarios a los de Beckett -en vez de sentarse a esperar a Godot (a Dios)- se ponen a caminar por el mundo en busca de Dios. William Green, critico y colaborador de «Theater Arte ... » cree es una obra dentro de la corriente del teatro frances de vanguardia, pero ve sus raices en la tradici6n de los autos sacramentales espafioles. Otros criticos ven en El milagro una moderna alegorfa donde se exponen, por media de personajes simb6licos, las grandes ideologias que preocupan al hombre de hoy: el comunismo, el capitalismo, el escepticismo religioso. Otros dicen que me he copia:do a Cervantes siguiendole los pasos a Don Quijote y a Sancho. Hay quien ve claramente la influencia de Los intereses creados, de Benavente. Otros dicen que no es una obra realista, ni sicologista, ni ruralista, ni regionalista, sino surrealista, y que no tiene nada que ver con el teatro 9. Breve historia para El milagro, Manuel Mendez Ballester. Programa para el Cuarto Festival de Teatro Puertorriqueiio, pag. 5.

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Francisco Prado (Don Pedro), Maria Soledad Romero (Consuelo), y Juan Gonzalez (Pepe), en una escena de La Vuelta al h o g a r , de Salvador, Br au. Direcci6n de Nilda Gonzalez. Escenografia de Rafael Cruz Emeric.

trances contemporaneo porque El milagro no tiene el pesimismo caracteristico de ese teatro, sino esa rara mezcla de lo religioso y lo humoristico que es el sello distintivo de la obra literaria de Franz Kafka. A todo esto no se que responder. Tal vez haya un poco de verdad en cada una de estas criticas, tanto en las favorables como en las desfavorables. Tan pronto termino de escribir y me reintegro al mundo de la realidad cotidiana, pierdo la perspectiva para enfocar mi propia obra. Una obra de teatro es un complicado · cafiamazo de pensamientos y simbolos que el autor va tejiendo de manera consciente y subconsciente, con ideas propias y ajenas, y es dificil sefialar d6nde terminan las nuestras y comienzan las ajenas ... ». Personalmente creo que El milagro es una ambivalente confesi6n de escepticismo y fe por parte del autor. Manuel Mendez Ballest~r ha dramatizado con pudorosa y sonreida mascara su conflictiva espiritual: la de dudar y creer alternadamente. Aspectos interesantes del Cuarto Festival lo son el montaje de La vuelta al hogar, drama. de Salvador Brau, escrito en 1877 y la escenificaci6I,1, gran cierre de temporada, de cuatro ballets: Capricho, Tientos,

Retablo puertorriquefzo y La bruja de Loil.a. La vuelta al hogar es drama en verso de clara filiaci6n romantica, posiblemente inspirado .en la figura de Roberto Cofresi, pirata puertorriquefio palpitante en la leyenda del Mar Caribe. La austeridad moral de Salvador Brau centra el drama en la virtud familiar la cual denigra un hijo aventurero desafiante de la ley. Las razones del padre ofendido provocan 18

el arrepentimiento del maldito quien decide expiar SU culpa uniendose a la lucha espafiola contra los infieles de Africa. En el intento de evadir a la guardia civil y marchar a Espana, pierde la vida. La obra permite al Cuarto Festival, no s6lo la exposici6n de un estilo dramatico, sino la reconstrucci6n de la vida insular a principios del siglo XIX. Nilda Gonzalez, directora de La vuelta al hogar para el Cuarto Festival, nos indica en su articulo «Al margen de la producci6n» ' 0 el prop6sito de montarla: «La producci6n de La vuelta al hogar ha sido un reto, una gran experiencia, ya que no s6lo planteaba las cuestiones tecnicas inherentes a cada obra, sino que abria un campo a la busqueda de pequefios y grandes detalles y motivos que contribuirian a enriquecer la producci6n y brindarian nuevos datos y caminos a los participantes en ella. Para todos -tecnicos y actores- lia sido un verdadero laboratorio que es lo que al fin y al cabo deben ser las producciones de un · Teatro Universitario. Como tal, se han fundido y cumplido las misiones educativo-culturales del Instituto de Cultura Puertorriquefia y la Universidad de Puerto Rico a traves de sus secciones de teatro». El programa de ballets parte de un trasfondo coreografico inspirado en musica espafiola para recorrer 10. Al margen de la producci6n, Nilda Gonzalez. Programa para el Cuarto Festival de Teatro, pags. 16-17.


luego el panorama historico y actual de la musica puertorriquefia. Con Tientos, musica de Carlos Surifiach y coreografia de Gilda Navarra, nos da Ballets de San Juan 4na vision estilizada de baile espafiol andaluz, quizas el de mas influencia en Puerto Rico. Con Capricho, inspirado en el Cuarteto en re mayor para ·cuerda, de Jose I. Quinton y coreografia de Ana Garcia, nos ilustra sabre influencias ·europeas actuantes en nuestros compositores de fines de siglo xix y principios del xx. Con los cuadros sucesivos de Retablo puertorriquefw, sugeridos por Ana Garcia y adaptados por Ricardo E. Alegria, describe las influencias culturales que se han fundido . en el hombre puertorriquefio ( Borinquen 1500 -musica de Jose A. Pedreira y -coreografia de Juan Anduze- influencia india. San Juan 1600 -mi'.1sica espafiola del siglo xvn, coreografia de Antonio Machininfluencia espafiola. lngenio El Coloso 1750 -inspirado en ritmos de tambores nativos y coreografia de Arnold Taraborelli- influencia africana. Hacienda La Milagrosa 1890 -musica de Jose I. Quinton y coreografia de Gilda Navarra- ejemplo del fenomeno de aculturacion que termina por definir al hombre puertorriquefio en el siglo xix). Con La bruja de Loiza, musica de Jack Delano, coreografia de Ana Garcia y libreto de Ricardo E. Alegria, se ilustra la posibilidad de una creacion escenica inspirada en puros ingredientes folkloricos. Como en el caso de las obras dramaticas, ha ligado al programa de ballets una fuerza comun: la voluntad de expresar las raices y ramificaciones del ser puertorriquefio a la luz de la relacion y contraste de la isla con el mundo exterior. La antigua onda histrionica de las caratulas griegas se ha

Escena del ballet Capricho. Coreografia de Ana Garcia. Mi'.1sica de Jose I. Quinton. Vestuario de Juan Anduze

Escena de Retablo Puertorriquefzo (San Juan 1600). Coreografia · de A. Machin. Escenografia de L. Bomar

recaracterizado en la expresion particular de la mascara de Loiza. El Festival de Teatro que resulta dramatico no solo por el genera de creacion de ambiente, sino tambien por intentar el rescate de una identidad dentro de la gran avalancha de otra, deviene triplemente conflictivo en su cuarta aparicion. El cartel de Lorenzo Hamar con su caratµla cubista de tres fases lo augur6. La critica reconoce, y esto lo confiesa unanime, la buena calidad, en algunos casos excelente, de la direccion, la actuacion, la escenografia, la iluminacion, el vestuario, el maquillaje. Se divide, y una de las partes se conturba, respecto al significado y valor de las obras representadas con lo cual genera el Festival de Teatro un conflicto dentro del propio animo. Ya no resulta polemico porque afirme una capacidad puertorriquefia en terreno creaclor de suma dificultad, apenas o no intentada en muchos paises, ni porque luche por sobrevivir en el diluvio arrollador clcl industrialismo norteamericano (incluida la industria teatral de Broadway); sino porque acoge las diferencias de personalidad y estilo que acusan los escritores representados en el contumaz suceso escenico. Marta Soledad, La carreta, Sol 13, Interior y El rnilagro, piezas arraigadas en una preocupacion filosofica que comienza a influir en Puerto Rico durante la decada del cuarenta, han perfilado, no obstante, al impulso de personales disposiciones e inclinaciones, con definidas variantes de contenido y forma, incluso de concepto 19


Escena de La Bruja . d~ Loiza. Coreografia d 'e Ana Garcia. Mu~ sica y escenografia c;le Jack Delano. Libreto de Ricardo E. Alegria.

dramatico. En todas podemos seftalar el «arrojo» del ser humano a un mundo indiferente y sin salida, la . angustia de la «caida» y la lucha del espiritu por redimirse de ella, el sentido de la culpa ante la insoslayable imagen de la libertad, el ansia de veneer la accion devoradora del tiempo en la eternidad de un regazo metafisico; pero, desde esta induccion general en adelante nos vemos obligados a particularizar en la sustancia y estilo de las piezas hasta encontrarnos solicitados a la vez por dos conceptos de dramatizacion que han venido debatiendose a partir del siglo en los centros escenicos de Occidente: la teatralizacion de la realidad y la teatralizacion de la esencia. Por cuanto abundan en la expresion exterior del hombre puertorriqueiio La carreta y La vuelta al hogar, segun la presentara el Teatro Universiario, se ajustan al primer concepto. Por cuanto se apoyan en la interioridad del drama animico y conforman lo exterior a su compulsion, Maria Soledad, Sol 13, Interior, y El milagro convienen con el segundo. En el primer caso, el publico con solo apelar a la «lectura» puede entender. La accion se explica con apariencias circundantes. En el segund6 caso, el publico tiene que avivar y despejar los canales de la intuicion ya que el lirismo del ser ha impuesto nuevamente su tracendencia en la creacion dramatica y t.i ende a manifestarse en simbolos. Por tal fenomeno de enfoques artisticos en pugna dentro de un mismo programa, el Cuarto Festival de- · sata a discusion, como ninguno, a espectadores y criticos ( espectadores ellos mismos con mayor responsabilidad de comprension y cultura). Ambos se encuentran empujados a confrontar sensibilidades y co-

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nocimientos, a enjuiciar y ser enjuiciados. Con cada estreno, una vez entregada Maria Soledad a nutrida y heterogenea expectacion, se intensifica el torbellino . Terminadas las representaciones luego ·de gran animacion en las funciones de La carreta y Ballets de San Juan, las rafagas no abaten y tal parec~ que se prolongaran. Faros en la encrespada nebulosidad: Robert Lewis y Emilio S. Belaval. Orientan con serenidad,- desde el firme y la claridad de una extensa cultura escenica, respecto a la problematica y el significado del Cuarto Festival. Llaman a orden, a sabiduria y a progreso a traves de articulos memorables por su correccion de forma, compenetracion de materia y circunstancia, agudeza de analisis y sentido de la mision iluminadora del critico. Con el Cuarto Festival resulta mas discernible aun la gran dinamica del teatro puertorriqueiio: el drama de «estarse hacienda» frente a teatros «hechos», principalmente de Estados Unidos y Espafia. Esta lucha, en pais de identidad tan comprometida e insularidad tan agueybanada como lo es Boriquen, conlleva necesariamente el enfrentarse a pesadisima carga de gigantescas superposiciones culturales y tenaz oclusion por parte de superafectos «esnobistas». Ni combate de David ha sido, mas bien de paloma enjaulada defendiendose <lei estacazo de Goliat; pero, en ello, en el tremendo reto que resulta tan solo sobrevivir, ha encontrado el Festival de Teatro patrocinado por el Instituto de Cultura Puertorriqueiia hondo movil de interes publico, mas amplio . e intenso a medida que insiste en hacer valer su voluntad creadora afirmada en raices propias.


Taller de vitriales del Instituto de Cultura Puertorriqueiia

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L NUMERO DE TALLERES DE ARTE ESTABLECIDOS POR EL

Instituto de Cultura en el anexo a su edificio principal de San Juan, se ha visto aumentado con la instalaci6n del Taller de vidrieria y emplomados, cuya direcci6n ha sido encargada al artista holandes Arnaldo Maas. Arnaldo Maas, dibujante, pintor, artista del mosaico y vitralista, conocido por sus obras en Puerto Rico, Europa y Estados Unidos, ha vivido largos afios entre nosotros y contribuido notablemente al impulso de varias ramas del arte en el pais. Obtuvo su adiestramiento como vitralista en uno de los mejores talleres de Nueva York, y recibi6 su orientaci6n artistica del maestro vidriero frances M. Nicholas. Ha instalado numerosas obras suyas en iglesias, escuelas, residencias y otros edificios en Estados Unidos. En Puerto Rico ha realizado importantes trabajos para diversas entidades y personas particulares. En el Taller de Vidrieria el Instituto de Cultura se propone adiestrar j6venes de vocaci6n genuina que en el futuro puedan, como profesionales, hacer prosperar en Puerto Rico este noble oficio, que en el mundo contemporaneo ha reconquistado su puesto de honor entre las expresiones de arte, y cuenta entre sus cultivadores a artistas como Matisse, Roualt, Le-

El maestro Arnaldo Maas explica la tecnica del vitral a uno de sus estudiantes. ger, Picasso, Chagall, Manessier y otros. La obra de! nuevo taller se utilizara ademas como ayuda para el Programa de embellecimiento de edificios publicos que impulsa el Instituto de Cultura Puertorriquefia. Los estudiantes que en calidad de aprendices ingresen en el Taller, deberan familiarizarse con todas las fases del proceso de producci6n de vidrieras, que incluye los siguientes pasos: dibujo de bocetos realizables en vidrio, corte del vidrio, composici6n con colores transparentes, pintura sobre vidrio, proceso de vitrificaci6n y manejo del emplomado.


El taino en relaci6n con el carihe insular y el lokono * PoR DOUGLAS McR.

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N UN TRABAJO RECIENTE EN TORNO AL ORIGEN y DIFUSI6N

del vocablo cacique', el profesor Ricardo E. Alegria alude al parentesco probado por Brinton' entre la lengua taina y la denominada lokono, de los indios arahuacos guayaneses. La citada relacion de familia es harto conocida hoy, y, hasta donde tengo en· tendido, generalmente aceptada. En el presente articulo me gustaria Hamar la atencion de! lector hacia el parentesco menos conocido entre el taino y la lengua autoctona de las Antillas Menores, equivocadam ente Hamada caribe insular, pero en . verdad habla tambien arahuaca a la que se sobrepuso una capa de rormas caribes. La lengua de los caribes insulares no aparece documentada, excepcion hecha de algtinas palabras sueltas, hasta mediados del siglo XVII, (;Uando, entre 1641 y 1654, el P. Raymond Breton pudo aprenderla en el transcurso de varias temporadas (que en total sumaron unos cinco aiios) durante las cuales convivio con los indios naturales de Dominica. Resultados direc· tos de estas experiencias con los caribes de la citada i'sla fueron su diccionario (en dos volumenes) y gramatica del caribe, salidos a la luz en Auxerre (Francia) en 1665, 1666 y 1667 respectivamente. Pot entonces se mantenia aun viva en la tradicion oral de los indios de Dominica la historia de la conquista " Traduccicin de! ingles por Manuel Alvarez Nazario . I. R. E . Alegria , • Origen y difusi6n del vocablo cacique n, Revis ta dei Instituto de Cttltura Pttertorriq11ena, 1959, II , num . 5, pp . ·33.34, 2. D. G. Brinton, « Th~ Arawa k Language of Guiana in its Linguistic and Ethnological Relations », Transact.ions of the American Philosophical Society, 1871, XXIX, pp . 427-444 . 3. R . Breton, Dictionaire Cara'ibe-Fran9ois meslt! de quantite de Remarques historiqttes pou r l'esclaircissem en t de la Langue .. . , Auxerre, MDCLXV (hay una ed . facs imile por Jules Pla tzma nn , Leipzig, 1892) ; - -, Dictionaire Fran9ois-Caralbe, Auxerre, MDCLXVI (hay ed . facsimile de Platzmann , Leipzig , 1900); -Gra111111aire Caralbe ... , Auxer re , MDCLXVII, suivie du Catt!chism e Caralbe, Auxerre , MDCLXIV (la gramatica vio una nueva ed ., por L'Adam & Ch . Leclerc, Paris, 1877) . ·

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caribe de las Antillas Menores y asi pudo recibir informes Breton en el sentido de que los invasores habian «extermine tous Jes naturels du pays, a la reserve des femmes, qui ont toujours garde quelque chose de leur langue »' . La documentacion lingi.iistica que le fue posible recoger al mencionado misionero frances tiende a probar, sin embargo, que la penetracion de la lengua invasora en la indigena insular no calo muy hondo, y que era tan solo en el habla de los hombres en la que se retenia «algo» de una segunda habla de origen caribe. Asi, mientras registra alrededor de una tercera parte de voces de procedencia karina (caribe guayanes) en el vocabulario to· ta! reunido, alternantes estas palabras, en el uso de mujeres y niiios, con formas correspondientes arahuacas, deja en .claro que la gramatica y estnlctura del id1oma de las islas seguia siendo fundamentalmente arahuaco, conservandose tan solo unos pocos rasgos caribes aun en el habla de los hombres . La historia subsiguiente de esta lengua de las Antillas Menores muestra una gran disminucion de! numero de formas lexicas diferencia das en el uso de uho y otro sexos. Todavia en tiempos presentes, no obstante, se conservan algunas de tales equivalencias en el dialecto que arranca de la antigua lengua de los caribes insulares, hablado por los caribes negros de la America Central'. Entre tales formas, igual aun a 4.

R . Breton , Dictionaire , p . 229 (229 , s. v . Galibi).

5. Los caribes negros, conocidos coma «morenos » en Honauras Brita nicas, Guatemala y Honduras , descienden de negros africanos traidos como esclavos a las Antillas Menores, y los que , habiendose cscapad;:; de su s amos europeos , buscaron refugio entre los ca ribes de la isla de San Vicente, de quienes aca baron por a doptar su lcngua y en buena m edida tambien su cultura . Por su actitud belica con tra los ingleses, el gobie rno brita ni co determin6 en 1797 su deportaci6n a la is la de Roatan , en el golfo de Honduras , desde donde se dispersaron con e l tiempo por la cos ta continental que se extiende a partir de Sta nn Creek (en Honduras Br itanica), pasando por Livingston (Guatemala) , hasta la fronte ra oriental de H onduras . (Veasc D. McR . Taylor, The Black Carib of British Hondu ras, New York. 1951 , p . 15.)


como se decia en tiempos de Breton, figura en el ha· bla de las mujeres la voz eieri 'hombre' (la palabra masculina correspondiente es la caribe uagori), de donde partiria la variante que sirvi6 de modelo probable .pa~a el nombre igneri- o ygneri, ifleri, eyeri, ieri, tan arr:pliamente usado por historiadores y arque6logos. En sus formas esenciales, tanto Iexicas como morfol6gicas y sintacticas, la lengua que Breton regis tra por vez primera es preponderantemente arahuaca, aunque, si bien, no identica del todo respecto de ningun otro miembro de la misma familia, y parece admisible asumir que la misma perpetua el lenguaje de los probladores precaribes de las Antillas Menores conocidos hist6ricamente con el nombre de igneri. De acuerdo con el finado C. H. de Goeje, la documentaci6n existente del taino en tiempos modernos «Se compose de deuxcents mots environ et de quelques phrases qui se trouvent eparpilles dans les ecrits espagnols et italiens des 15• et 16' siecles».' En buena medida, estos testimonios, ya escasos en sf, se reducen a titulos y nombres propios de personas y seres legendarios, a top6nimos y a denominaciones no establecidas en definitiva tocantes a la fauna y a la flora. Aun cuando nos asegura Las Casas que «en todas estas islas era una lengua y mismas costumbres'», carecemos de m edios para determinar si tales formas que se a tribuyen al taino pertenecieron a uno o a varios d.ialectos de la misma lengua. Se sabe con certeza, empero, que unas tres o cuatro docenas de rafc;:es y asimismo varios afijos son claramente arahuacos, lo que ha permitido establecer con suficiencia el parentesco del tairio con otros miembros de la familia mejor conocidos documentalmente. Contamos hoy, finalmente, con tres repertorios breves de palabras pertenecientes a una lengua Hamada «aroaca», recogidos· en Trinidad, a fines del siglo XVI, por Dudley (67 anotaciones), . Wyatt (27 anotaciones) y De Laet (15 anotaciones) respectivamente'. Estos materiales, aunque mas limitados que los diversos registros tainos en conjunto, contienen, no obstante, mayor numero de vocablos basicos y de afijos, y permiten identificar a la tal lengua «aroaca» con la que hoy se llam:t lokono o arahuaco verdadero, habla esta ampliamente documentada (aunque no siempre con el debido rigor y metodo) y descrita en las Guayanas en fechas posteriores. De Laet tambien registra 15 palabras de otra lengua de Trinidad, tambien arahuaca, conocida como shebaya, la que, a juzgar por la muestra, no se nos revela ni como caribe insular ni como taino ni como lokono.

6. C. H . <le Goeje, «Nouve lle examen des langues des Antilles», Journal de la Societe des A111ericanistes de Paris. 1939, yol 31, p. I. 7. B. de las Casas, Apologetica historia de las Jndias (citado por Sven Loven, Origins of the Tai11an Culture, West Indies, Goteborg, 1935, p. 70). 8. The Voyage of Robert Dudley ... to tlte Wes t Indies, 1594-1595, Ed. George F. Warner, Hakluyt Society, 2nd. Series, No. 3, London, 1899; J. de Lael, Novis Orbis, Leiden, 1633. 9. El nombre de la lengua trinitaria llamada shebayo parece guardar relaci6n fonetica con el de cigua_vo, de una tribu indfgena de La Espanola distinta a las tafnos en cultura y habla, segun testimonio de Las Casas, Historia de las lndias, ed. de 18 75-1876, Ji. bro I, cap. 67. (Nata del traductor.)

* * * Tal vez los mas difundidos de cuantos elementos gramaticales se dan en las lenguas arahuacas lo son los prefijos de caracter atributivo y privativo que representaremos con las grafias kA- y mA- respectivamente (A por a ante consonante radical de inicio o ante vocal radical de inicio, esta ultima vocal frecuentemente sustituida o absorbida por la tal a). Asi, de las expresiones invectivas tainas buti-caca 'anda para zarco de los ojos' y xeyti-caco 'anda para negro de los ojos', s.u rge el atributivo ·-kako 'con ojos (negroazulados)', que contiene kA + aka (cf. caribe insular) ( =CI en adelante) dku, lukono .( = L en adelante) aktlsi 'ojos'; y del taino ( = T en adelante) mahite 'anda que te falta un diente' surge el privativo mA + ahi (cf. CI dri, L dri) 'dientes, diente' + la particula subordinante -te (no atestiguada en los radicales cognados del CI y L, pero presente en la forrna de ambos maiulite 'sin tabaco', originada de su iuli 'tabaco'). De. igual manera, la h del taino corresponde con la r de las otras dos lenguas en su forrp.a mahiz (CI y L mdrisi) 'maiZ'. Se nos dice que la' frase taina ahiacauo guarocoel significaba 'enteramos a nuestro abuejo', y mientras la primera de tales palabras contiene posiblemente un radical cognado del CI ariaka y L adia( ka) 'decir, contar', la segunda tiene, sin duda, tanto el prefijo comc:i el radical cognado del CI udrukuti y L uddukunti 'nuestro abuelo' (del CI drukuti y L ddukuti 'abuelo'). De manera que tenemos un prefijo de primera persona plural en el taino guA- 'nosotros, nos, nuestro' equivalente y cognado del CI y L uA-. En las expresiones hispanotainas Dias nabaria daca (Las Casas) o Dia Abaria dacha (Pane ) ;yo soy siervo de Dios', y Mayani macand, Juan Desquivel daca 'no me mates, porque yo soy Juan de Esquivel' (Las Casas), figura la voz taina daca o dacha (tambien documentada como da9a) 'yo', la que revela ser cognada de su equivalencia en lokono dakia; y mientras el taino datiao o guatiao aparece explicado tan solo com.o 'amigo' o 'compafiero', es mas propio asumir que Ia voz anterior significa 'mi compafiero' y esta 'nuestro compafiero', mostrando asi un prefijo de primera persona singular correspondiente con el lokono dA- 'yo, mi, mi'. (Por comparaci6n de las variantes nabaria y abaria, nitayna y tayna, se desprende, aunque con a lgunas dudas, que el taino tendria, al igual que el guajiro moderno, un prefijo de lercera persona singular masculino n- 'e), para e), SU (de eJ)', El caribe insular tenia una raiz (hoy perdida) -tiau o -tiaU, como en la.documentaci6n de Breton nitignaon 'mon compere, mon amis', matiaan nameti 'je n'en ay point'; en el mismo t~xto se explica c6mo esta particular clase de amistad concertada entre caribes o entre un frances y un caribe, conllevaba el intercambio de nombres - tal como sucedia similarmente entre tainos o entre un espafiol y .un. taino -. Por lo antes expuesto, las formas uatiau, del caribe insular, y guatiaa, del taino, muestran ser evidentemente cognada:s, equivalentes de 'nuestro compaiiero'. No encuentro cognado alguno en lokono para la citada raiz,

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,.,


ya que ·q ue nukuia 'yo' y n- 'yo, mi, mi' del caribe insular positivamente no guardan parentesco alguno con sus equivalentes dakia, dA- del lokono. Pero en las otras formas personales (incluida la primera de plural) ambas lenguas muestran correspondencias regulares, y, asimismo, casi todas las lenguas arahuacas, aparte del taino, el lokono, el paraujano y el guajiro (taya, tA-), poseen, como el caribe insular, formas de primera persona singular iniciadas en n. Los cqgnados probables y tambien los prestamos de igual procedencia, que se encuentran en taino, caribe insular y lokono (hasta donde me permiten ver los materiales con que trabajo) alcanzan el numero de treinta y dos; los que se 'dan en taino y caribe insular (pero no en lokono) . suman diecinueve y los que aparecen en taino y lokono (pero no en caribe insular), seis. Estos ultimas son: T canocum : L kabuhin 'tres' (en CI hay un equivalente de origen caribe continental); T conuco 'huerto, sembrado': L kunuku 'bosque, rnatorral' (cf. guajiro unu'u 'arbol'); T daca o dacha: L dakia 'yo'; T. hage, age o aje: L hdliti o halte (guajiro haisi) 'batata'; T macand: L sapakane 'larga espada india de madera'; y T Matinin6, nombre de la mitica isla de las mujeres, parece ser cognado de L matinino 'los sin padre' con el privativo mA + iti 'padre' + el subordinante -ni + -no de plural) este Ul.timo sufijo figura tambien en L lokono 'gente', y, ta! vez, en T tayno «(zoe,) nobili» (Travesan). Los cognados qtie se dan en taino y caribe insular son: T anaqui : CI dkani 'enemigo'; T aon : CI dttli 'perro'; T arcabuco : CI ardbu 'bosque, matorral'; T batea : CI batdia 'artesa'; T bixa o bija : CI biset 'achiote' (Bixa orellana L); T buh(u)iti : CI buiei 'medium'; T cabuya 'cuerdas (de la hainaca)' : CI kdbuia 'cuerda, soga'; T canoa : CI kduana 'oro'; T guandbana : CI ualdpana 'gua~abana'; T hibiz : CI hibiset 'cedazo, cernidor'; T hicaco : Cl hikdku 'hicaco'; T hupia · : CI upuie fantasma'; T manati : CI mandtui 'manati'; T mani : CI mali 'mani'; T tarima o marima 'nalgas' : CI driuma 'ano' (las consonantes iniciales que muestran las formas del taino podrian ser prefijos: el privativo mA- y el de tercera persona singular t- 'su (de ella)'; T guatiao : CI uatfau 'nuestro compafi.ero'; T xagua : CI sdua 'jagua' (Genipa americana); T xagileye o jagii.eye 'cisterna o pozo natural' : CI saudi 'cueva, gruta'; T yari : CI iari o iari 'joyas', adorno (como cuentas, collar)'. La frase taina («usada por una india de Haiti para decir a su principal o encomendero que mirase una veta o piedra de oro») ocama guaxeri guariquen caona yari, contlene, aparte de caona y yari (v. supra), la voz guariquen que muy bien puede ser un cognado de! CI uarikai y de! L uadike 'nuestras orejas' o quizas de! compuesto CI uarikdila 'nuestros pendientes'. Otras voces y radicales que se dan en taino, caribe insular y lokono son : T -aco : CI dku : L akusi 'ojo(s)'; T ·arocoel : CI drukuti : L ddukuti 'abuelo'; T axi o aji : CI dti : L hati (guajiro hasi) 'aji' (Capsicum frutescens); T bagua : CI bardua : L bara (guajiro palaa) 'mar'; T. buren : CI burelet : L budali 'cierta plancha para cocinar'; T caniba o canima : CI kalipuna : L kalipina 'caribes'; T canoa : CI ka-

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Emme Caraib-e des AnttS!es Je {.Am.er171.U! . A ~racdets . .B Colfer de ~~d*1- C Camjf.t D. Esfece de ...1Jradi71ans .

ndua : L kan6a, -kanan 'canoa'; T cayo o ca.ia CI akdira : L kdiri 'isla'; T cocuyo : CI kukuiu L k6kui 'cocuyo'; T cori : CI kuli : L kuli 'rat6n': T guayaba : CI kuidbu : L mdliaba 'guayaba'; T. guaiba ' janda!' : CI udiba 'vamonos' : L wiiba 'dejaremos de'; T haba : CI hdba : L hdba '(cierta clase de) canasta'; T hequeti 'uno'; CI like- : L ikini- 'unico, solamente' ; T higii.era : CI uira . : L iuida 'higiiera' (Crescentia cujete L); T hobo- :. CI ubu : L hobu 'jobo' (Spondias mombin L); T hyen : CI iali 'jugo de yuca' : L keheli 'sopa de yuca'; T iguana : CI -iuana : L iudna 'iguana'; T mahiz o mdhisi : CI mdrisi : L mci.· risi 'maiz'; T ·mahite : CI mdri : L mari 'desdenta· do'; T manaya 'cuchillo' : CI -mana : L -mana 'filo - cortante'; T mayani : CI mani· : L mani- 'abstenerse, no hacer'; T nacan : CI andko : L dnakii. 'el medio (de un lugar o del mar)'; T nahe : CI -nehene : L -nahale '(un) remo'; T papaya : Cl abci.bai : L papdia


'papaya'; T simu 'frente (del rostro)'; CI isibu : L isibu 'cara'; T yagua : CI iaudla : L audra 'yagua'; T yamoca : CI biama : L biama 'dos'; T yamoncobre : CI biaburi : L biabite 'cuatro'; T zemi o cemi : CI semii 'dios o espiritu protector' : L semeti 'brujocurandero', seme- 'dukes'; T ziba o ciba : L siba 'piedra' : Cl isibani 'piedra-ancla' (la palabra corriente CI para 'piedra' es de origen caribe continental). Notese ademas que las siguientes voces tainas tienen equivalencias similares en varias de las lenguas caribes continentales: bagua, buhiti, cabuya, canoa, cocuyo, guayaba, papaya, yagua; las que siguen tienene tambien formas similares en algunas lenguas tupi : bagua, buhiti, manati, mani, yagua; asimismo los vocablos tainos iguana y papaya corresponden en guarao con yowdna y babaya, respectivamente. Por otra parte, las voces del taino duho 'asiento (banquillo, banco, silla)' y (n)aboria 'sirviente, siervo', para las cuales no se registran equivalentes en· ninguna otra lengua arahucana, muestran ser notablemente similares a las palabras del guarao doho· 'estar sentado, sentarse', dohonoko 'asiento, silla' y nebora 'hombre', neboratu 'sirviente, siervo'. Otro parecido entre el taino y el guarao digno de observacion lo es la distribucion de los sonidos que se representan por escrito respectivamente con d y r. En guarao, ambos sonidos pertenecen al mismo fonema, dandose d en posicion inicial y r en posicion medial; lo mismo plido haber sido cierto en relacion . con el taino. Asi, encuentro d- inicial en los vocablos tainos daca, daguita, damahagua, datiao, Diaconam, digo, Dimiuan, duho y Duiheyniquen; pero tan solo una vez -d-, o mas bien, -dr-, en el nombre propio Giadruuaua. Aparentemente no se daba r- en taino en inicio de palabra, aunque si eran corrientes -r- y -rr- en silaba medial. El fonema r del caribe insular ( que ocurre como pronunciacion de tipo vibrante o de tipo fricativo) corresponde con los sonidos d y r del lokono (de caracter distinto, como en adita 'saber' y arita 'nombrar'; cf. CI ruara : L doada 'olla' y CI y L dri 'diente,-s'; mientras d es en CI equivalencia fonemica no frecuente de t (excepto en la modalidad dialectal ultima de San Vicente y en su ramal centroamericano, en las que t se divide en t y d). No queda claro, sin embargo, si r del lokono se refleja en taino como h (mahite, mahiz) o sencillamente desaparece del todo (bagua, caia o cayo), o si tambien en tafno da a veces r (cf. T cori : L y Cl kuli 'raton'; ya que 1 y r, aun cuando son y se mantienen con caracter · distinto en lokono y caribe insular, se manifiestan de forma inestable, la r suplantando frecuentemente a la l en ambas lenguas). Por ultimo, seria de interes comparar tales formas como T aon : CI duli; T -ariquen : CI arikaila; T buren : CI · burelet : L budali; T caniba o canima : CI kalipuna : L kalipina; T guandbana : CI ualdpana; T hyen; CI lali : L keheli; T mani : CI m'([li; mientras T manaya 'cuchillo' y malia (o maria) en varias hablas caribes continentales, con el mismo significado, muestran ser en apariencias de un mismo parentesco.

Sin embargo, la presencia de una vocal nasal en tres de las formas del caribe insular hace pensar que 'lo que semeja ser una correspondencia entre n : l muy bien pudiera ser de cierto el resultado de una sincopa vocalica seguida de reducciones diferentes en el grupo -nl-. En respaldo de tal interpretacion podrian citarse las siguientes voces arahuacas para 'perro' : en guinao yunali, en mariate inari, en wapisiana anir, en caribe insular dnli (segun Breton) o auli (por testimonio personal), en achagua, maipure y piapoco auri, en taino aon; y, asimismo, tales otras palabras arahuacas para 'yuca' como, en campa kaniri, en wapisiana kanir, en guinao kani, en lokono kali, en caribe insular kai.

* * * En las listas preoedentes de palabras y raices tafnas he tratado de incluir a todas aquellas que se dan con igual carga semantica en caribe insular o en lokono, aunque no es probable que todas las formas citadas sean arahuacas ni que tampoco se haya agotado . la mencion de las formas evidentemente arahuacas procedentes del repertorio taino conocido. Podria ser significativo o no el hecho de que diecinueve de las voces nombradas en este trabajo corresponden con otras tantas formas respectivas en caribe insular, pero no asi en lokono, lengua esta ultima en la que tales correspondencias se contraen en numero a solo seis casos. Si bien es posible esperar que el fluir de. prestamos se cumpla con mayor fuerza entre hablas de territorios adyacentes que entre las que estan separadas geograficamente por el dominio de una tercera lengua, los contornos foneticos divergentes en cerca de un tercio de todas las parejas correspondientes hacen improbable creer que ninguno de los integrantes de tales pares haya podido ser tornado en prestamo ·del otro. (Veanse mas arriba casos como los de aon, arcabuco, -arocoel, axi, buhiti,

buren, caniba, canocum, guanabana, guariquen, guayaba, hage, hequeti, higuera, hyen, macana, mani, nacan, yamoca, yamoncobre.) De lo . anterior se desprend.e que el taino ha heredado mas palabras en comun con el caribe insular que con el lokono, pero desde el punto de vista fonetico parece haberse diferenciado mas de ambas lenguas que estas entre sf, tal vez como resultado de su aislamiento relativo durante un largo periodo de tiempo. Los grados relativos de parentesco entre las ·susodichas tres lenguas cobran importancia vistas estas a la luz de la prehistoria de sus hablantes y de las islas antillanas menores: Si la lengua de los tainos mostrara estar mas cercana del lokono que del caribe insular, y si esta ultima fuera, como parece ser lo probable, una continuacion de la vieja habla igneri, habria luego que concluir que el taino no pudo haber surgido del igneri tal como creen los arque6logos. De otra parte, si la lengua taina mostrara estar mas cerca del caribe insular que del lokono, habria entonces que explicar como y donde pudo adquirir sus formas en da- para la primera persona singular.

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Algunos datos concernientes al origen y desarrollo de una comunidad puertorriqueiia: Yauco Por FRANCISCO LLUCH MORA

A. Origen y desarrollo hist6rico. DE LA PRECISA UBICACI6N GEOGR,{FICA DE A IaPROP6SITO comunidad puertorriquefia de que nos vamos a ocupar, el ingeniero J. L. Torres ofrece las siguientes datos: Yauco es una ciudad que actualmente tiene un area superficial urbana de 0.33 millas cuadradas equivalentes a 217 cuerdas, con una poblaci6n de 10,500 habitantes. Esta situada en el paralelo geografico de 18° - 51' Oeste medido del meridiano principal de Greenwich. Cuando se fund6 el pueblo en febrero 29 de 1756 vivian en este poblado alrededor de 100 vecinos· ' Conviene aclarar, que la fecha de fundaci6n que menciona Torres corresponde tan solo al reconocimiento oficial par parte de la Corona espafiola, de que el conglomerado inicial de casas, Ievantado desde fines del XVII, alrededor de una ermita, debfa tener ya Ia consideraci6n de pueblo, y no de ribera del Santzsimo Rosario de Y auco coma se le llama todavia en Ios documentos oficiales para la primera mitad del XVIII. Yauco se convierte en pueblo par Real Decreto, firmado par el monarca Don Fernando VI en el Buen Retiro, en 29 de febrero de 1756. 2 Es conveniente indicar que en este documento se hace constar que don Fernando Pacheco, vecino del pueblo, es su primer Teniente a Guerra. Por lo tanto fue Pacheco, si no el fundador del poblado de criollos, mestizos y negros que se asentaba a las mar1. J. L. Torres, «Desarrollo urbano de Yauco», Album historico

de Yauco, Valencia, 1960, p. 25 . Este nucleo inicial de 100 vecinos que sei\ala Torres crece con el paso de! tiempo . En el censo de 1899 Ia poblaci6n urbana era de 6.105; en el de 1930 de 8,607; en el de 1940 de 9,885; en el de 1950 de 9,801. (Vease Anuario estadtstico de Puerto Rico, San Juan, P. R., 1957, p. 6). Segun el ultimo censo insular de poblaci6n efectuado en el 1960, la zona urbana de Yauco tiene 8,872 babitantes; Ia poblaci6n total de! municipio en el mismo censo asciende a 34,550. 2. Vease C. Coll y Toste, •Real Ordtn aprobando ·la creaci6n de! pueblo de Yauco•, Boletin Historico de Puerto Rico, 1917, IV, p. 17.

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genes del rio Coayuco, si Ia primera autoridad de Ia aldea, cuando esta adquiere categoria de pueblo. En sus origenes, segun consta en las archivos parroquiaIes, Yauco estuvo afiliado a Ia vicaria eclesiastica de San German, desde donde se enviaba un cura para atender la salud espiritual de los feligreses del villorrio. De acuerdo con documentos del mencionado archivo se sabe, par ejemplo, que en 1751, el cura que ejercia sus funciones en Yauco era Pablo de Santiago, miembro de la Vicaria de San German, quien se habia trasladado a Ia Rivera de Nuestra Senora del Rosario de Yauco, par las razones ya expuestas. EI primer cura parroco en propiedad de Ia ermita lo fue Jose L6pez de Victoria, quien aparece firmando actas de defunci6n, Ia primera de ellas, en el mes de marzo de 1752. Como documentos curiosos de Yauco figuran el primer acta de bautismo de que hay constancia en las mencionados archivos parroquiales, el acta de defunci6n de don Fernando Pacheco, primer Teniente a Guerra, y el acta de defunci6n de un negro liberto, de nombre Francisco. Estos documentos revelaron dos aspectos de origen del pueblo del que nos ocupamos, uno, su perfil eminentemente hispanico, puesto que alli habia una comunidad criolla en proceso de gestaci6n; y otro, Ia presencia del elemento negro, ya en Ios albores del desarrollo de esa sociedad. ' 3. EI primer acta de nacimiento de que tenemos noticia documental en Yauco lee asf: •En Ia Rivera de Nuestra Senora de! Rosario de Yauco , a Ios veinte y cinco dias de! mes de febrero de mil setecientos cincuenta y un afios , yo Don Pablo de Santiago, Capellan Interlno de dicha Rivera, baptize solemnemente, puse oleo y crisma, a una nii\a de quince d!a~ . nacida en el sitio de! Rio, hiia legitima de Felipe de Torres y Figueroa y de Ana Feliciano; a Ia qua! pusc par nombre Apolonia; fueron Padrinos Antonio Rodriguez de Tedos y D.• Maria Gracia y Torres, a quienes advert.i el parentezco espiritual y obligaciones. Siendo testigos el Ayudante Don Fernando Pacheco y Don Jose Velez Borrero, de que doy fee - Pablo de Santiago.• (Libro I -Actas de Nacimientos, Archivo Parroquial de Yauco, folios sin numerar). Observese que aparece en este documento de 1751 el ~ombr~ de Don Fernando Pacheco, quien sin lugar a dudas, fue vecmo pnnCJ-


Por otra parte, creemos pertinente indicar que no hemos encontrado alusi6n alguna a los pobladores indios originales de Yauco en los documentos consultados, ya que estos documentos pertenecen al siglo XVIII. Sin embargo, habiendo estado, en el lugar de esta poblaci6n o en sus cercanias, la sede de uno de los cacicazgos mas importantes del antiguo Boriquen, es de suponer que el elemento indigena o se fundi6 con el elemento espafiol o se refugi6 en la vecina region de Indiera, en plena cordillera. Es este un aspecto que merece un detenido analisis, pero que lamentablemente queda fuera de los alcances de nuestro estudio. ' pal del poblado, ya que Don Felipe Ramirez de Estenos, Gobernador y Capitan General de San Juan de Puerto Rico, le recomienda sin duda al Monarca para que le extienda el nombramiento de Pnmer Teniente a Guerra de Yauco, a lo que accede el Rey en la Real Orden aludida. El acta de defunci6n de Don Fernando Pacheco, reza as!: «En el pueblo de Nuestra Senora de! Rosario de Yauco, en diez y siete dfas de! mes de Abril de mil setecientos setenta y ocho. Yo el infrascrito Cura Ynterino de esta Iglesia, df sepultura Eclesiastica, i hize los oficios de Entierro doble, vigilia y (posar) al cuerpo difunto de Don Fernando Pacheco, a quien Yo, dicho Cura administre los Santos Sacramentos de Confesi6n y Extrema-Unci6n : fue casado dos veces en primer Matrimonio con D.• Isabel de Torres de la que hubo por hijos a Antonio, Luis, ya difunto; Domingo y Isabel. En segundo con D.• Marla de Quinones y tuvieron siete hijos a Catalina, Marla, Luisa, difunta, Jose Fernando, Marcelo, Antonio y Juana: hizo testamento, y en el deja cien pesos plata, para que se imponga una Capellania en honra al Santlsimo Sacramento de! Altar; de todo lo qua! doy fee - Juan Albares Cintr6n.• (Libro I -Actas de Defuncion, Archivo Parroquial de Yauco, folios sin numeraJ.1). 4. El factor indigena o taino es de gran importancia en la prehistoria yaucana, ya que fue en esta regi6n, llamada en lengua tafna Coayuco, donde se asentaba el cacicazgo principal de la Isla . El cacique Agiieybana era el dueno y senor de estas tierras a principios del siglo xvr, cuando entramos, de hecho, en Ia historia. Habla un poblado indfgena a levante del Rio Coayuco. Lo que no se puede precisar es el lugar exacto donde este se hallaba Iocahzado. Se ha escrito bastante sobre el particular y no vamos a abundar en este aspecto, el que corresponde dilucidar a los arque6logos y antrop6logos. No obstante, hay un dato hist6rico que nos revela que Agiieybana, el cacique mas poderoso de Ia isla, se entrevist6 en sus dominios con Juan Ponce de Le6n, Capitan de Higiiey y Colonizador de Boriquen. Esta entrevista cordial tuvo lugar el ano 1508. (Vease G. Fernandez de Oviedo, •Historia general y natural de las Indias•, en Biblioteca historica de P. R., pp. 29, 32). Nos cuesta trabajo creer que el elemento ta!no de la regi6n de! Coayuco desapareciera despues de realizada la conquista de esta Antilla. Lo mas probable es que el mismo se refugiara en el interior, en la regi6n denominada la Indiera, donde es frecuente locaIizar objetos propios de esa cultura, y donde aun se evidencian, e1. la fisonom!a de los campesinos, rasgos de esa raza. Sohre el particular dice lo siguiente el historiador S. Brau: •A medida que la colonizaci6n desarrollaba su fuerza civilizadora, el contacto social ofrecla mayores impulsos a la fusion de esa raza [la india] con las otras, reliistiendose a ello los grupos que vivlan en la lndiera, sitio rec6ndito de las montaiias que formaron parte del distrito antiguo de San German y muy distante de los centros de poblaci6n. Era alli en la lndiera donde se mantenfan esos m1llares de indios de raza pura que aparecen en los estados expuestos, y que al cabo, por evoluci6n natural, hubieran concluido por desaparecer, dado el incremento de Jos demas pobladores ; pero el gobernador D. Toribio Montes no crey6 conveniente aguardar los efectos de esa evo!uci6n, y en el censo de habitantes de 1808 suprimi6 arbitrariamente la clasificaci6n de indios, colocando a los existentes en la categorfa de pardos libres que comprend!an las razas mixtas.•

El acta de defunci6n del que fue probablemente uno de los vecinos mas ricos del pueblo, que como se observa en la misma se dice pueblo de Nuestra Senora del Rosario de Yauco, arroja datos interesantes. Existe en los origenes del conglomerado social un grupo director, al que pertenecia el rico hacendado Pacheco. Hay, por lo tanto, un principio de jerarquia social, de una sociedad eminentemente agraria, rural. A la sombra de estos sefiorfos, que en fin de cuentas no son otra cosa que el trasplante de los sefiorios peninsulares, se va a constituir una sociedad m estiza, que, andando el tiempo, recibira el impacto etnico del elemento corso, de tan importantes perfiles dentro de la comunidad hispanica que es Puerto Rico. Estamos, por lo tanto, frente a documentos relativos al origen de una sociedad en la que ya el elemento negroide habia hecho irrupci6n. El elemento negroide se hacin6 en las haciendas de cafia que rodeab an la zona urbana, unas haciendas que estaban en poder de pocas familias principales. Seria de interes efectuar un estudio minucioso de los libros de pardos que obran en los archivos parroquiales, y facil discernir los apellidos de las familias que poseian buena cantidad de esclavos a mediados del siglo XVIII; los Arenas, los Pacheco, los Quinones, los Rodriguez de Seda, etc. La existencia de un acta de defunci6n de un negro liberto fechada en 1752, y que no obra en los libros de pardos, sino en los libros de criollos o blancos, nos hace suponer una tolerancia social que ha caracterizado siempre a la comunidad yaucana, como a toda la comunidad insular, y que podria revelar tambien que s6lo se establecia una diferencia social basada, no en -el color, sino en la condici6n de libres y de esclavos. ' Para 1785, segt'.tn O'Reilly, la poblaci6n de Yauco constaba de un total de 1,088 personas que incluia blancos, pardos y morenos libres, y ademas un numero de esclavos que ascendia a 148. La suma de los habitantes libres y la de los siervos arroja un total de 1,234 personas. Vemos c6mo el poblado que a principios del siglo XVIII tenia alrededor de cien vecinos, ya en la segunda mitad del mencionado siglo, justam ente a los nueve afios de haber sido reconocido como pueblo, tenia un numero de habitantes que rebaConviene decir que gran parte de la regi6n a que alude Brau, la Indiera, esta comprendida en el barrio de Rio Prieto, de Yauco, regi6n por donde colinda el termino municipal de dicho pueblo con los de Maricao y Adjuntas. (Vease S. Brau, •Puerto Rico en Sevilla• en Disquisiciones Sociologicas, (Rio Piedras, P. R.), 1956, pp. 322, 324). 5. El acta de defunci6n dice textualmente : •En la Rivera de Nuestra Senora de! Rosario de Yauco, a los doce dlas del mes de Noviembre, de mil setecientos y cincuenta y dos aiio&: Yo, Dn. Jose L6pez de Victoria, Capellan propietario de dicha Rivera, di Sepultura Ecca. e hize Ios oficios de entierro llano a Francisco, Moreno liberto de D.• Maria de Candelaria, de edad de setenta anos, habiendo recibido los Santos :Sacramentos de la Penitencia y Extrema-unci6n: no recibi6 Viatico por no ser hora de Misa, y no haber :;a. grario en esta Capellanfa, de que doy fee - Jose L6pez de Victoria.• (Actas de Defuncion, Libro I, Archivo Parroquial, folios sin numerar).

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saba la cifra de mil personas. Tai como se desprende de este censo, la poblacion era heterogenea. Tengase presente que el numero de esclavos negros ascendia a 148; pero observese que la poblacion libre estaba integrada por blancos, pardos y morenos. Fernando Miyares Gonzalez nos da noticias adicio. nales del Yauco de una decada despues. Esta en un llano en las inmediaciones de un rio y casi por todos lados cercado de bosques, por ser un pueblo nuevo, separado como Mayagilez y Caho Rojo, de la jurisdiccion de San German. Tiene iglesia con cuarenta casas a su alrededbr. No hay milicias disciplinadas, pero esta nombrada la mejor gente p:u'l concurrir a donde se le mantle. • El citado autor nos da, ademas, una minuciosa observacion del puerto de Guayanilla, contiguo al pueblo de Yauco, y luego describe esta poblacion y la de Ponce. La descripcion de Miyares es quiz3,s una de las mas precisas, y revela, a pesar de la sobriedad con que esta redactada, un don de observacion poco comun en la literatura de viajeros- Observese que menciona la iglesia. ' Alrededor de esta, cosa comun en los pueblos que creara Espana en Indias, se aglomeraba el poblado, que en nuestro caso, constaba de cuarenta casas. La anterior descripcion coincide con la de Fray Ifiigo Abbad y Lasierra, de 1782. El fraile nombrado no se limita a efectuar una descripcion del poblado, sino que nos habla con precision de lo sinuoso de los terrenos de su municipalidad, y se refiere tanto a los cultivos agricolas como al numero de vecinos asentados en el pueblo. La cifra, empero, no coincide con la de don Alejandro O'Reilly. Veamos lo que nos dice Ab bad y Lasierra: Tres leguas mas adelante, despues de pasar el rio Cana, se llega al pueblo de Yauco, situarlo al norte y poniente; el rio Ventanas por el oriente y una llanura que corre hasta la mar por el mediodia. El pueblo consiste en un cuadro que forman 40 casas en terreno pendiente; a un lado esta la iglesia, que es reducida, el rio pasa inmediato, es abundante de pescado y riega buena vega. Las tierras de este pueblo por la mayor parte son muy quebradas, de poco util, cerradas de bosques, en los cuales tienen algunos hatos con mucho ganado de todas especies; pero la vega inmediata al pueblo y en la de Guayanilla son muy buenas para el cultivo de la cana, tabaco, arroz y cafe, del que cosechan algunas porciones para su consumo. Los sobrantes de todo con muchas v excelentes maderas pasan a las islas a cambio de ropas, de que surten esta costa. El vecindario asciende a 348 vecinos, con 2,299 almas. Habitan por la mayor parte en el territorio de la bahia de Guayanilla, que es muy grande y de fondo suficiente para navios de linea. Esta y la de Guanica ofrecen 6. F . Miyares Gonzalez, Noticias partic11lares de la isla y plaza de San Juan Bautista de Puerto Rico, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, San Juan, 1957, p. 80. 7. Consla en los Archivos parroquiales de esta epoca el inventario de los bienes de la iglesia, modestos en demasfa.

adrmrablo;:s situaciones para erigir pueblos con todris las ventajas y comodidades que pu:!den apetecerse, y respecto que en una y otra ~a~r establecidos suficiente numero de colonos r::ira efectuarlas, solo resta la division de terminos y autorizarlos en la forma ordinaria. ' Se desprende de la anterior cita que los pobladores de la municipalidad formaban un conjunto de cerca de tres mil almas, las que obtenian su subsistencia del cultivo de la cana de azucar, el tabaco, el arroz, el cafe y las maderas de los bosques vecinos. Nos revela, ademas, que aun no existia la municipalidad de Guayanilla, la que estaba incluida, probablemente casi toda, en los limites de la yaucana. Yauco era, por lo tanto, para fines del siglo XVIII, el unico nucleo Urbano y civil, con iglesia y gobierno local constituido, entre los pueblos de San German y Ponce. Sus tierras eran banadas por el Mar Caribe desde la bahia de Guanica hasta la de Guayanilla y su jurisdiccion se internaba cordillera adentro hasta la region de la Indi era. Y finalmente, nos detenemos en la mencion de Yauco que hace Andre-Pierre Ledru en 1796. El naturalista frances repite mas o menos lo expuesto antes por Miyares Gonzalez y Abbad Lasierra. Dice asi Ledru : Yauco. Se encuentra a dos leguas del mar: la costa por esta parte de la Isla esta rodeadada por un lado de arrecifes, y por el otro presenta una cadena de montanas incultas, por cuya falda corren los rios Canas y Ventanas que bafian las fertiles vegas en que viven 2,647 habitantes, dedicados al cultivo del arroz, maiz y tabaco. ' De acuerdo con la literatura de viajeros y cronistas, la poblacion constaba a fines del siglo XVIII de tres mil habitantes aproximadamente. Conviene apuntar que los autores citados se refieren a los habitantes que se encontraban diseminados por las tierras mas fertiles del municipio, las que eran banadas por el rio Canas, tributario del rio Loco, y por el rio Coayuco o Ventanas, extension territorial que se extiende desde la bahia de Guanica a la de Guayanilla. El pueblo en si constaba de una iglesia y alrededor de cuarenta casas, contiguas a esta. Observese que en las citas expuestas no se hace mencion je] territorio al norte del pueblo, hacia el interior, apuntando a la Cordillera Central. Estas serian las tierras que se sembrarian de cafe durante el siglo XIX, cuando Yauco ¡se convierte en uno de los cultivadores mas importantes de dicho grano en la Isla. Conviene apuntar que desde la segunda mitad del siglo XVIII figura el cafe, junto al tabaco y la cafia de azucar, entre los cultivos principales de la comarca yaucana. La produccion incipiente del aromatico grano para prin8. I. Abbad y Lasierra, Historia geografica civil y natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, Ed. de la Universidad de Puerto Rico, 1950, p . 141. 9. A.-P. Ledru, Viaje a la Isla de Puerto Rico, Ed. de! Instituto de Literatura Puertorriquefia, Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras , 1957, p . 70 .

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c1p10s del ultimo tercio de la citada centuria se convertiria en el XIX eu la riqueza primordial de la regi6n, y, segun Brau, en una de las mas importantes de la lsla. '° Fue precisamente esta riqueza, la del cultivo del cate, la que atrajo a los corsos, a los catalanes y a los mallorquines en la centuria pasada. Es innegable que tanto los corsos, como los catalanes y lo~ mallorquines, efectuaron el progreso que experiment6 el pueblo en la segunda mitad del XIX. B. El elemento poblacional corso. l Cuando Hegan los corsos a Yauco? A pesar de nuestas investigaciones en el Archivo Parroquial no podemos precisar la fecha exacta en que dicho elemento humano se aposenta en nuestras tierras. Se ha creido que los corsos arribaron a Puerto Rico como consecuencia de la Real Cedula de Gracias del 10 de agosto de 1815, expedida por el gobierno de Madrid, «la q_ue estaba destinada al fomento de la poblaci6n, el comercio, la industria y la agricultura insulares». Es posible sin embargo, que antes de la expresada fecha ya se hubieran establecido extranjeros en Puerto Rico, pues afirma I. Gutierrez del Arroyo que «desde el siglo XVIII, se pens6 en la necesidad de importar ohreros di'e stros del exterior para fomentar la agricultura puertorriquefia». «La Real Cedula de 1778 -agrega-· autorizaba al Capitan General a conceder licencias para transportar el muy preciso numero de operarios con tal que fuesen cat61icos romanos». " Esta autorizaci6n puede explicar la presencia de corsos en Puerto Rico con anterioridad a 1815, y hay documentaci6n al efecto que indica el establecimiento de los mismos en el pais antes del citado afio. El estudio minucioso que hemos realizado en el Archivo Parroquial de Yauco nos revela la presencia de un corso en Yauco ya para 1814: Domingo Mattei. " 10. El cultivo de! cafe en Puerto Rico se inicia en la segunda mitad de! siglo XVIII. El gobernador don Felipe Ramirez de Esten6s introdujo el cultivo en la Isla, a imitaci6n de lo que ya se estaba hacienda en la zona oriental de Cuba. Fue en Coamo donde -segun Brau- se practicaron los primeros ensayos. De la serrania de Coamo el cultivo se extendi6 a otros lugares de la cordillera puertorriquefia. En una estadistica que hace el teniente coronel de milicias don Andres Vizcarrondo (1770) se indica que por entonces Yauco producfa 14 arrobas de dicho grano. (Vease S. Brau. • De c6mo y cuando nos lleg6 el cafe• en Disquisiciones sociol6gicas, pp. 383, 384). Fue tan intenso el cultivo en la serrania de Yauco, y de ta! calidad el grano cosechado, que el cafe yaucano se convirti6 en objeto de lujo en las capitales europeas durante todo el siglo XIX, y pas6 a ser, como dice Gabriela Mistral, •el cafe arcangeb de! mundo. El mismo Brau en • Dos factores de la colonizaci6n de Puerto Rico., Disquisiciones sociol6gicas (p. 357) dice: •Avanzad hasta 1770; fijaos en ese Estado de producci6n fori:nado por don Andres Vizcarrondo, y observad el cafe que se recog!a en Yauco: 14 arrobas. Y Yauco, poblaci6n renacida de entre cenizas hace 22 afios [Brau escribe en 1898 y alude a un fuego que casi destruy6 el pueblo en 1873] y cuya riqueza urbana puede considerarse superior a la que pose!a la capital de la Isla al formarse ese Estado, a la circunstancia de figurar entre los primeros distritos cultivadores de un grano cuya exportaci6n se remonta ya a 22 millones de kilogramos, une el privilegio de especialidad adquirido por el producto, estimandose la marca Yauco en los mercados europeos en condiciones preferentes». 11. L. Cruz Monclova , Historia de Puerto Rico (Siglo XIX), Toma I (1808-1862 ), Santurce, 1952, p. 106; I. Gutierrez del Arroyo, El reformismo ilustrado en Puerto Rico, Mexico, 1953, pp. 97.98. 12. Se trata de un acta de bautismo, la de un ahijado de Domingo Mattei inserta en el referido Libra en que se asientan las Partidas de las personas blancas ... (1814, 1837), Archivo Parroquial de Yauco, Folio 1, NW:n. 5. Transcribimos la misma integra. Domingo Mattei es probablemente el corso con mas antigiledad en la Isla,

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En estos documentos estudiados en el citado archivo Parroquial nos topamos en el mismo afio de 1814 con los nombres de otros corsos: Jose Julian Bonnelli Y Juana Maria Bonnelli, quienes apadrinan a la nifia Juana Rita, hija de Pedro Ilizarri [sic] y de Isabel Ilizarri [sic]. Asimismo aparece el acta de bautismo del nifio Pablo, hijo legitimo de Domingo Mattei y de Estefania Rodriguez. No sabemos si este nifio es el primero que nace en Puerto Rico, hijo de Ia uni6n de un corso y de una criolla. Con fecha posterior a 1815, cinco afios despues, encontramos el acta de bautismo de Juan Manuel Rodriguez Bonnelli [sic], hijo de Manuel Rodriguez y Juana Bonnelli [sic], dama que ya estaba radicada en Yauco para 1814. " Hemos realizado un estudio detenido de los Libros de Bautismo. Los unicos apellidos corsos que aparecen en dichos documentos con anterioridad al 1840, son los que siguen, que citamos en el onlen en que aparecen: Mattei, Bonnelli, Coneli, Negroni. Pertenecieron estos posiblemente, a los primeros corsos en establecerse en Puerto Rico. '' que arrib6 a Yauco antes de emitida la Real Cedula de Gracias de 1815. En el acta en cuesti6n se revela el enlace de la sangre corsa con el elemento criollo, ya que Mattei se une en matrimonio con Estef?n!a Rodrig~ez, d~scendiente esta de una de las familias que c?nstltufan el prrmer nucleo de hacendados en la segunda mitad de! s1glo XVIII. El documento de referenda dice as!: «En el afio de! Senor mil ochocientos catorce dia veinte y seis de enero, yo el Presbitero Don Manu;l Capacete Cura Parroco de esta feligres!a bautise solemnemente puse oleo y crisma a un nifio que naci6 el nuebe de! corriente al que puse el nombre de Juan Manuel hijo legitimo de Don Josef L6pez de Victoria y de Dofia Maria Josef Rodriguez de este vecindario, fueron sus pa. drino_s Don Domingo Mattei y Dofia Estefania Rodriguez, a qurenes advert! el parentesco espiritual, y obligacio11es de lo que doy fe. Fdo . Manuel Capacete. (Vease Libro en que se asientan las partidas de las personas blancas que se bautisan [sic] en esta Parroquia de N .• S.• del Rosario de Yauco y da principio en Enero a 10 de 18.'4 y finalisa [sic] 21 de octubre de 1837).• 13. Ibid, folio 3, m1m. 41; folio 12, nW:n. 65. 14. A prop6sito de! origen de! apellido Negroni en Puerto Rico, debemos.. hacer Constar que este parte de don Francisco Negroni, tercer h110 de! Marques de Negroni de San Colombano y de doi\a Ana, Condesa de Mattei, miembros ambos de la aristocracia corsa ; y de don Pascual Negroni, cuarto hijo de Jos mencionados nobles. Se estableci6 tambien en Puerto Rico, Juan Antonio Negroni, hijo segundo de dichos sefiores, pero este muri6 sin dejar descendencia. Por lo tanto, la rama de Ios Negroni de Puerto Rico se inicia con los citados Francisco y Pascual Negroni. Francisco (Antoine-Fran~ois) nace en el castillo de San Colombano, cabo Corso, C6rcega, y se establece en Yauco en 1825. Pascual (Pascal) pasa a la Isla en 1831, el mismo afio que su hermano Juan Antonio (JeanAntoine). Francisco Negroni se cas6 tres veces en Yauco, la primera con dofia Rita Rodriguez L6pez de Victoria ; la segunda con dofia Magdalena Contrera, y la tercera con dofia Estefania Rodriguez. Pascual Negroni cas6 con dofia Juana Lucca. Los datos aqul emitidos han sido tomados de la obra de! Marques de Negroni de San Colombano, Histoire de L'Ancienne Seigneurie de San Colombano ou Capo-Corso et de Capraia, Laval, 1896, pp. 284-288. Esta informaci6n ha sido corroborada en el Archivo Parroquial de Yauco. Omitimos los enlaces de la familia Negroni con otras familias de Puerto Rico, ya que dicho aspecto no entra en el contenido de este trabajo. Cruz Monclova en su Historia de Puerto Rico (Siglo XIX), Torno 1 (1808-1868), en nota al cake en la pagina 106, informa, a la Iuz de documentos existentes en el Archivo General de! Obispado de Puerto Rico, San Juan, y de! Archivo de! Excmo, Ayuntamiento de la Capital, 1839, que en dicho afio se domicilia en Puerto Rico, don Niveoso Maria Negronio, natural de C6rcega. El nombre de! referido sefior no se inc!uye en la obra geneol6gica de! Marques de Negroni. El data resulta curioso, pues este podria revelar que se estableci6 en Puerto Rico un cuarto Negroni, posiblemente emparentado con los ya mencionados.


El recorrido efectuado por los documentos existentes en el Archivo Parroquial de Yauco demuestra que ya para el 1814 habia naturales de Corcega, radicados en esta Antilla, dato que revela la equivocacion de Paul G. Miller al afirmar que los corsos comienzan a establecerse en la Isla a mediados del siglo pasado. " Se lleva a cabo en Yauco, como en otros pueblos de la Isla, el mestizaje humano. El blanco, espaiiol y corso, en esta region, se funden con el negro, y en menor grado con el indio, surgiendo el tipo puertorriqueiio que hoy conocemos.

El elemento corso no fue lo suficientemente abundante para alterar el perfil criollo-hispanico de nuestra comunidad. Aquel se hispanizo pronto. El inmigrante de la citada procedencia se casa en nuestro pais, y el producto de ese enlace es ya puertorriqueiio. Tampoco se altero, en las regiones de Yauco, Sabana Grande, Adjuntas, Juana Diaz y Villalba, donde se establecio el mayor numero de corsos, el habla espaiiola de la comunidad criolla. No obstante, resulta interesante la presencia en Yauco, y en la region que hemos apuntado, de un elemento, que aunque latino, no era hispanico.

15. P. G. Miller, Historia de Puerto Rico, 1940, p. 342.

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cuento

CACIMAR,

el nino borincano Por Julio Marrero Nuiiez

'·

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Cacimar, el nliio borincano PoR Juuo MARRi:Ro N@Ez

L caba la mas alegre turba de hidalgos, soldados y

A MANANA SE ENCENDI6 DE VOCES EXTRANAS. lJESEMBAR·

artesanos de un enorme carabel6n. Servia de fondo al cuadro de la •:<>nquista la cresteria espumosa de las olas. Comenzaba un Nuevo Mundo. jBoriquen! Cuanta ilusi6n se des_prendia de la palabra prometida. Ante sus ojos, la tierra hecha a la medida del hombre. Un pueblo que llegaba. Un paso vivaz a la aventura. Un misterio en marcha. Sus ojos de niiio extasiados se deleitaban ante aquel · espectaculo jamas vista en la placidez de Boriquen. No eran caribes flecheros. De eso estaba seguro. Eran hombres con barbas y bigotes, vestidos de acer(). Traian animales que el desconoda. Sus ojillos curiosos no parpadeaban. Desde su escondite sigui6 las pasos de aquellos seres nuevos. c:Seria un suef;o lo que veia? Aquellos palos negros no eran macanas. Eran bombarda.s . Se frot6 las ojos para ver mejor. Voces raras a su oido, empezaron a poblar la isla. iVendrdn en son de guerra o en son de paz? Cacimar crey6 par las trajes relucientes que eran Rijos del Sol. cSe· rdn los dioses blancos que descienden a la tierra de Boriquen? Sinti6 una emoci6n nueva en su coraz6n de niiio borincano. Trat6 de huir. Pero le detuvo la ceremonia de las dioses blancos. No era un areyto. No se parecia a las grandes fiestas en las yucayeques ni al juego de pelota. Un hombre de traje oscuro alz6 una .cruz; otro de barba cuadrada una espada: y todos de rodillas miraban al cielo. (Pero por que levantaban las banderas al aire? Le pareci6 a sus oidos infantiles que gritaban hacia tierras remotal>. (Pero que dicen? cA quien hablan? jQue angustia le daba el no entender! Aquellos hombres tomaban posesi6n de Boriquen a nombre del reino de Castilla y de su augusto Soberano. Las espadas brillantes cortaron el aire virgen de Boriquen. Se acerc6 un poco, para ver mejor las nuevos amigos o las nuevos enemigos. No podian ser

tan crueles coma sus vecinos las caribes. Brillaba la ansiedad en lo<; ojos de las hombres blancos y barbudos. cSerdn confiables? Nadie las conocia. De todo aquel vocerio :>6lo pudo retener tres silabas, Cas-ti-lla, Cas-ti-lla. (Pero por tzue usan tanta ropa? Mir6 su desnudez y se rio de las hombres sofocados par ~l ardiente sol de las Indias. (Como era posible que de aquella enorme piragua pudieran salir tantos hombres o tantos fantasmas? Cada uno p:i.recia. a s~s pequeiios ojos un gigante. Si vienen del Sol son dioses y si son dioses son inmortales. (Por que le bullian estas ideas en su diminuta cabeza achatada? Y brot6 de su coraz6n borincano la pregunta que le causaba miedo. cTendrernos guasdbara? Escondido cntre las arbustos de uvas pl::i.ya, inocentemente presenciaba la epopeya de las ,;.Jnquistadores. Vio que cortaban el tronco de un caobo y luego lo metian en un gran hoyo. Entonces el h')mbre del ·· penacho en la r:abeza sac6 un cuchillo y lo hinc6 en el tronco. De la herida corri6 la savia espesa y transparente. (Quien era _aquel hombre de la barba aguda y los ojos un poco tristes? Le impresion6 el hidalgo de la faz serena. (Pero quien era el que cuando hablaba todos callaban:> «Cabalkros, soldados y compaiieros, fundo y sitio la ciudad de Caparra, Ia cual guarde Dias ror largos aiios; la cual pueblo en nombre de Su Majestad y en su real nombrc guardare y manteiidre paz y justicia a todos los espaiioles, a todos las naturales; hacienda justicia al pequeiio como al grande, amparando a las viudas y huerfanos.» No era la voz de un mozo. Era Ia voz de don Juan Ponce de Le6n, un hidalgo viejo y pobie . . Pero America se habia de hacer con Ios pobres de Espana. Tenia el alma de hombre viajero. Su mayor placer era pasar de un sitio a otro. Le habia asaltado ef·deseo de scr famoso, de ser rico. Oia una voz que-·]e · decia '. «Seras Adelant1do, poderoso y tu nombre sera recordado par las cdades futuras.» Por eso gustaba de cantar la canci6n que aprendiera en la nifiez.

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Tiempo es ya, Caballero, tiempo es ya de andar de aqui... Ponce de Leon tenia velas en sus pies. Y soiio la isla maravillosa de San Juan Bautista del Puerto Rico del Mar Oceano. El caudillo de la barba y el bigote abundante y voz que no era de mozo, miro a su alrededor c:on honda gravedad y sacanr\o su espada, con mailo ardiente hizo un campo ancho, y aparento montar en colera. -Caballeros, ya tengo poblada la ciudad de Caparra en nombr.e de Su Majestad. Salga crmmigo al campo la perscma que pretenda contradecirme. Los soldados miraron a todas partes tratando de sorprender en b enramada los ojos asustados de los nativos . Cacimar creyo haber sido drscubi_e rto. Se sintio prisionern entre las ramas. Hubo gran silencio. Nadie respondi.6 al reto de los caballeros blancos. Solo el viento entre las hojas murmuraba su indescifrable letania. Tres veces se oyeron los gritos de entusiasmo. -jLa ciudad esta poblada! jViva el Rey! jViva nuestro Senor! La espada Jel Caudillo comenzo a cortar plantas y yerbas en seiial de posesion. Se exaltaba su vejez heroica con nuevos alientos de juventud. Cacimar, >• ¡ ..)

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sin saber por que, admiro al hombre que hah!aba con alegria de nifio. Se cumplian los sueiios de Ponce de Leon: fundar una ciudad. Miro de reojo la isleta. Buen paYaje para fortaleza militar, pero no para ciudad pacifica. Ponce de Leon, el nacido en Tierra de Campos, el leones macizo, el hombre de bien y limpio de costumbres, ahora hincaba una gran cruz. -Aqui se levantara la iglesia. El hombre del sayal oscuro hablo con voz paternal. Luego los soldados se arrodillaron junto a :as banderas que ondeaban de alegria. Los rayos del sol, abiertos en gigantesco abanico de luces sobre el espejo de la bahia dei Puerto Rico, entusiasmaron al hombre que ya no era jovcn y buscaba las aguas maravillosas. Le dolia ser viejo. Pero ya conocia el secreto. Buscaria la tierra donde no habita la muerte. Si, soy viejo, pero son j6venes mis dnimos. No quiero nwrir. - (. Como se llama esa tierra en que no Sc:> muere nunca, donde se encuentran las aguas que dan la perpetua juventud? Tornanc'.o sus arcabuces hicieron much8s salvas. Sonaron las trompetas y cajas. El ruido fue enorme y retumbo por los aires llegando hasta los ultimos


yucayeques. M:.'n de cuarenta hombres comt:nzaron a internarse en la selva virgen de Boriquen. -lSera esta una isla de paz? lTendremos oro, sin estocada? -Volver con oro importa poco -exclam6 el hombre del sayal oscuro. Levant6 de nuevo la voz, el Caudillo lec'Iles, que era la calma en la actividad : -Al buen var6n, tiet.ras ajenas, patria le son. Seamos hombre> de paz. Convivamos con Joe naturales de Boriquen, como son los designios de nuestro Soberano. La tarea por hacer era obra creadora. La guerra si se _hacia tendria que ser justa. Nunca Ia destrucci6n, nunca la esclavitud, nunca el latrocineo, sino la obra fundadora. Asi ,pensaba el caballero del animo recio, el nacido para veneer. Al estruendo de las bombardas, el peqnefio Cacimar corri6 haci<J. la selva verde y amiga. H uia de hombres blancos con barbas negras. El camino fue largo y el miedo grande. Camin6 a saltos como a pajaro que le han cortado el vuelo. Cansado y aturdido lleg6 a la presencia del viejo boite. -Te esperaba Cacimar -su boca estaba lista para el tragico anuncio. -lPero es que ya sabes lo que yo he visto? - Yocahu ha hablado. La palabra del dios se ha cumplido. Terrible es la suerte de Boriquen. -Boite, tu eres bravo, empufia tu arco y flecha y corre, corre a la pelea. -Es tarde, Cacimar, para empufiar el arco. Raz6n es servir a estos que bien parecen Hijos del Sol. El boite comenz6 a dar aullidos y saltos salvajes como un endemoniado. -lPor que r.0 hablas con Yocahu y le Jireguntas la raz6n de su ira? -A Yocahu no se le hacen preguntas. -c:Por que? -Porque el es el dios. -No quiso revelarle toda la amargura de sn profecia. Tuvo pena de la pequefiez de Cacimar. -No se c6mo explicarte, porque eres nifio .. . -Hablame, aunque no entienda -sup1ic6 temblando. -Yocahu esta enojado. Pronto oiremos su voz en los huracanes. Ha clamado Ia tierra ante el dios por la indolencia de nuestras tribus tainas. Estan abandonados los conucos y los corrales de pesca. La tierra seca y sin semilla aguarda por las manos del hombre. Por eso Ia isla con sus arboles, con sus pajaro<> y peces, ha sido dada a un nuevo hombre. -Boite, Yoc<Jhu tal vez csta enojado pol'que tiene hambre. Le llevare comida. -Cacimar, tu no puedes comprender... -Y estos hombres que toman nuestra tierra, c:nos dejaran cazar y pescar?

-Ni Ia tierra ni la mar nos perteneceran ... -Yo Jes regalare mi collar de caracoles. -Ellos buscan otras cosas ... -c:Crees que les gustaria el guanin del cacique? -jQuien sabe! -respondi6 con aflicci6n la voz cobriza. -Boite, iY si yo y los coquies nos rebelamos? -Oyeme, querido Cacimar: el dios tambien ha dicho que a estos hombres seguiran otros hombres. Los vencedores de hoy seran los vencidos de mafiana. -c:Y que mas dijo? -Ese es t_orlo el secreto de Yocahu. -c:Boite, por que tanto castigo sobre nosutros? -No se. Soy hombre y no dios. Misterio .. -Y ... iY no jugaremos mas a la pelota? -pregunt6 el nifio ahogando el llanto. Los ojos del hombre de la voz cobre se cubrieron de ceniza. Desesperado por la tristeza del nifio, estrechandolo contra su coraz6n le dijo: -Los muertos resucitaran a los vivos. Y la voz retumb6 como el alarido runebre de un tambor. Enmudeci6 la cara del ind6mito boite. Le consumia una feroz angustia. Le quemaba las entraiias una gran fiebre. Sus ojos fijos, se clavaron en el horizonte. El dia de Boriquen habia llegado. La raza de Agueybana habia de morir. ¡ -jCaciques de Boriquen, doncellas de J3oriquen! Encended las hogueras para el mas triste de ios areytos. Nuestro pueblo sera ... talado. Al decir la -Ultima palabra todo sn cuerpo se impregn6 de amargura. Se ensangrentaron sus ojos y estall6 su pecho en nuevos gritos salvajes. No debi6 haber dicho la. palabra dolorosa. Pero era necesario. La vida del hombre pasaba tan rapida como el vuelo de una flecha. Fue un dia de triunfo para las g1oriosas bandera! castellanas._ Calientes de sangre taina relucian en el aire las espadas de dos filos. El lejano tam-tam son6 por todos los yucayeques. Las flores comenzaron a caer sin cuajar, las aguas se volvieron amargas y los pajaros huyeron despavoridos ante las lamentaciones de Ios vencidos. Los ojitos morenos de Cacimar se llenaron de lagrimas. Mir6 al cielo. Un pajarillo de luz cruzaba rapidamente el firmamento. En SUS labios comenz6 a dibujarse una sonrisa pequeiiita. - Yocahu, protege a nuestro pueblo para que nuestros hueso.:; r everdezcan como la yerba... y k s muertos resuciten a los vivos. La isla ardia en hogueras bravias anundando la noche que caeria sobre las tribus perdidas de Boriquen. Y vino Ia noche.

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Dos poemas de LILIANNB

P~REZ-MARCHAND

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La savia Primer poema de Tierra Indiana. Libro inedito.

Tanta la savia amarga que corre por mi torrente que ronca la voz, fermento, el canto de tu hermosura, porque no hay posible cura del mal de querer quererte. Arcilla nifia, paciente yunque de orgullo genuino. Sementera india, india como tus arenas; pend6n molido ondeandote en cintillo de costa abierta y tendida. Isla eres, solo isla, y s6lo tu eres tu cima. Anclaje viejo que extirpas lo nuevo como lo unico; anclaje de azul arcilla, linaje de luz indigena. Sangre batida en tres chorros, y en tres voces r evibrada p ara concebirte en una. Y por esta savia amarga rompe feraz tu hermosura que no tenerte es locura que rompe tenaz arcilla, galana y tostada orilla. Te nace tierra no en ti, sino en la fuerza que das; en ese quererte dar y quedarte en el paisaje. jQue si no existieras isla Isla fueras en mi anclaje!

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Alahanza y:--- -

Dedicada a mis compafzeros de trabajo y taller del I. C. P.

Alabanza porque he vivido la aurora, la gota de rocio, la hora placida suspendida. ...porque he vivido la espera y la ausencia del ser. El vacio que crece de creerse vacio. ...porque he vivido la hora estrecha y alargada y he sentido el cauterio de todas las caidas de la luz y las alas, Alabanza. Alabanza, p9rque he vivido el cansancio tallado, echado e indolente en que las cosas viven sin saber que estan vivas; la mortandad cansada que sigue la tormenta para empezar de nuevo un principio trillado, un camino sabido cruzado y por cruzarse, Alabanza. Alabanza, Porque he vivido el reposo estrellado, que florece estallante en brotes nuevos, vivos, al saber que hay principio inexorablemente herm.oso. Alabanza. Porque he vivido ~a hora blanda, la hora sin pasi6n, la hora transparente; Porque he vivido, Alabanza. Jueves, 23 de septiembre de 1956

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Aziyade Por PEDRO BERNAOLA .

(Del libro en prensa: Tremolo de Angustias.)

i reina entre las reinas hermosas orientales escapada del cielo suntuoso de Mahoma ... Mas bella que las bellas ex6ticas vestales en torno a los altares antiguos de la Roma. Mis aridas y pobres costumbres ambientales no saben de la esencia que encierra tu redoma. Aziyade, yo siento que a los tristes vitriales de mi iglesia tu risa sarcastica se asoma.

lOue buscas, que persigues en esta tierra fria ... ? c:Por que dejas tu cielo de calida armonia para turbar mi vida de asceticos hinojos? Aziyade, esta noche, que callen ateridas las voces ancestrales que apartan nuestras vidas, mientras yo me sumerjo al fondo de tus ojos.

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(Que perfume de Oriente me filtra tu redoma? (Que citara cel~ste defiende mis oidos del acorde estridente de occidentales ruidos mientras beso en tus ojos el amor que se awma? Que dolor no haber sido feligres de MahomR desde el tiempo infinito de lagrima y quejidos, cuando el alma buscando la paz de los sentidos, se aferr6 al incensario de la iglesia de Roma ... Aziyade, jque triste... que amargo ser Cristiano! Que triste no seguirte como fiel otomano por las aguas astrales de tu hermosa cr.eencia ... jQue triste que en un caique de miticos rubies, no Ilegue a tu palacio de musicas y buries porque Ilevo uaa cruz clavada en mi conciencia!

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jQue amargas y que crueles, que duras estas que a la fuerza ~eparan tu vida de mi vida! Estas rejas host!Ies a Ia ilusi6n florida .. . Estas rejas tan firmes y a l::t vez tan afieja~ ...

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Tan crueles qm~ por ellas yo se que tu me dejas y vuelves a tu ~itio de reclusa dormida. Mientras yo con el alma de nostalgias heridri, le riego a los jazmines el dolor de mis quejas. Aziyade, jque im'.ltil... que inutil encontrarnos! Dos tristes prisioneros de Oriente y Occidente. Dos pobres pasajeros de rumbo diferente ... Dos Jagrimas tembluzcas al punto de ausenti:irnos .. . Y un cansancio muy hondo, muy hondo y muy hiriente, de las cosas que obligan -ioh, Dios!- a sep:ararnos ...

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En el centenario de Ana Otero Hernandez Por ANTONIA SAEZ

DE UN PUEBLO ESTAN EN SU PASADCI. DESCUL ASbrirRAiCES y fortalecer con la revaloraci6n las autenticas rakes de nuestra personalidad es una de las hermosas labores · que se ha impuesto el lns1 ituto de Cultura Puertorriquefia. La conmemoraci6n de centenarios de pue.rtorriquefios ilustres, asi lo confirman. Ayer Jose Celso Barbosa, Juan Morel Campos, Luis Mufioz Rivera, Juan de Arizmendi, !-Jrimer obispo de Puerto Rko, y hoy Ana Otero Hernandez, distinguida pianista humacaefia. Ana Otero Hernandez naci6 en Humacao, el 24 de julio de 1861. Revel6 desdc temprana edad extraordinarias dotes musicales. Con clara inteliger.cia y firme voluntad supo veneer los muchos obstaculos que dificultaban la realizaci6n de sus mas caros ideales: llevar por el mundo, en alas de su arte, el ncimbre de Puerto Rico y crear en su pais una acafiemia musical que igualara a las establecidas en otros lugares de la tierr a. Tratar de nuestras preocupaciones intelectuales es cosa facil, tiene el extraordinario encanto de comprobar con los he::hos la veracidad de lo que decimos. Haplar de lo quc, dia a dia, ha ido formando nuestro espfritu y llenando nuestra existencia de sentido y de gratas afioranzns, es tarea dificil, pero gozo inefable que entorpece eJ entendimiento, pero agiganta el coraz6n. Tal es mi caso al ocuparme de Anitq Otero, quien desde mis afios mas tempranos fue inspiraci6n y acicate para mi. Un homenaje a Anita Otero al cumplirse cien afios de su nacimiento, el 24 de julio de 1961, es ocasi6n propicia para recordar a toda la familia Otero Hernandez, por SU COntribuci6n al desarrollo C•Jltural y artistico de la sociedad humacaefia, y por la ejemplaridad de sus vidas laboriosas y fructiferas. . Don Ignacio Otero, padre de Anita, espafiol nacido en Cadiz, vino a Puerto Rico desde Caracas con sus padres y hermanos, en 1836, cuando solo tenfa 16 afios. · . Varios miembros de su familia se establederon en

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Ponce; don Ignacio y su hermano Rafael en Humacao. En don Ignacio se daba la conjundon de notables dotes musicales y de raras habilidades en diversas artesanias, especialmente las de artifice impresor. A la musica y a la labor de imprenta se dedico con empefio. Como maestro de musica dio muestrns de su capacidad al formar excelentes musicos, sus propios hijos y entre otros, las pianistas Pepa y Eugenia de Torres, Carmela y Rosa Fulladosa. La tradici6n musical que ha caracterizado a Humacao es en gran medida hija de sus esfuerzos, secundados por otros buenos musicos de SU epoca: don Lino Rendon, don Heraclio Ramos y continuada por el maestro Juan Pena Reyes, Francisco Font, Angel Solier, Jose Maduro, los Lois y muchos mas y actualmente sostenida por la nueva generaci6n de los Pefia y los Gonzalez Pefia. La lmprenta Otero, iniciada por don Ignacio y continuada por SU hijo Felipe, libro en di.versas epocas nobles campafias en pro de la cultura, la justicia y la libertad. En su taller se componia Euterpe, la revista que, a iniciativa de la distinguida educadcra dofia Ana Roque de Duprey, se fund6 para que Anita pudiera, con su producto, volver a Paris a coni:inuar sus estudios. Dofia Carmen Hernandez, madre de Anita, humacaefia de purn cepa, descendia de aquella Mariquita Ramos, mujer laboriosa si las hay, que en 1779 cedi6 al municipio de Humacao parte del hermoso valle en que esta enclavada la ciudad, en donde con mayor seguridad pudiera desarrollarse el poolado, sin los riesgos que en 1776 apunta Fray Ifiigo Abbad. Dofia Carmen fue mujer que se adelant6 a SU epocR. Artista por temperamento form6, en su juventud, parte de las compafiias d,~ aficionado·s que desde 1836 cleleitaban gratuitamente a los humacaefios. Dofia Carmen era lectora inteligente · e infatigable, todo le interesaba. Entre mis gratos recuerdos de infancia est{n• los dialogos que acerca de sus lecturas sostenian ci.ofia Carmen y mi madre. Dofia Carmen irradiaba comprensi6n y simpatia. Sentada en su sill6n con los ~spejuelos


1路.

I.

sobre la cabeza, la lupa y el libro en las manos se m e aparece como el simbolo de la femineidad inquisitiva. No extrafia, pues, que en el hogar formado por un hombre y una mujer de semejantes dot<>s nacieran hijos con gr::mdes inquietudes artisticas y con gran dedicaci6n al trabajo: Felipe, compositor, pianista y p eriodista-impresor. Conservo hasta su muerte, a edad bastante avanzada, su clara inteligencia y su fino sentido de humor. Carmela, mujer de extraordinario encanto, su bien timbrada voz de soprano amenizaba misas y novenas hasta en su ancianidad Su hijo, Santiago Galvez Otero, primer premio de violin del Conservatorio de Madrid, hubiera sido gloria de Puerto Rico, si la muerte no segara en flor su existencia; otro de sus hijos, Julio Galvez, fue un buen periodista. Anita, nuestra pianista, fue des<le temprana erlad guia y mentora de sus hermanos. Tomas, hombre de extraordinarias . dotes y habilidades fue buen mt'1~ico, excelente 路路afinador de pianos, habilisimo encua<iernador, pirotecnico de gnm imaginacion y amenisimo conversa dor . . Pepa, de haberse dedicado al canto, hubiera sido una de las mas notables sopranos dramaticas de Puerto Rico. Con su hermosa voz y sus raras dotes dram:Hicas deleito a los puertorriquefic,s en la peregr inacion artistica que, para estudiar en Paris, realizara Anita acompafiada por Pepa y Felipe, por diversas poblaciones de la isla. Beatriz, asombraba con su profunda cultura musical. Modesta, artista de exquisita sensibilidad, versatil pianista que con igual maestria ejecutaba los mas delicados pasajes de Mozart y Chopin y los m~s impetuosos y apasionados de Litsz y de Beethoven. Herederos de su temperamento artistico son sus hijos Nelson y Zoe Argiieso. Y Julia, h benjamina, excelente maestra de piano y notable pianista. Lastima que su excesiva modestia nos haya privado del deleii:e de su arte purisimo. Es Julia la mas genuina representacion de las dotes de maestra de Anita, del decoro y respeto en la interpretacion de los textos musicales; caracterisicas esenCiale~ de la escuela pianistica de don Ignacio Otero, de la cual era Anita el fruto mas 1ogrado. Porque hay que reconocer que cuando Anita fue a estudiar a Paris, en 1897, era ya notable pianista formada por su pa::lre. Solo necesitaba el espaldarazo de los grandes ma<:>stros y el aplauso del publico de las grandes urbes. La casona de los Otero estaba enclavada en el solar que hoy ocupa el Teatro Oriente. Comoda y amplia, albergaba la imprenta y la residencia. A ella eran bienvenidds' ci.rnntos. artistas visitaban Hurnacao y su sala, espaciosa y acogedora, era escenaric en que 路 se preparaban conciertos, veladas, comedias, zarzuelas, e.s decir, cuanta manifestacion asume el arte musical y el dramatico. Es natural que en este ambiente, el espiritu artistico de Anita sofiara con ir mas alla de los linderos de su pueblo a encontrar horizontes mas amplios, para desarrollar a plenitud SUS dotes extraordinarias. Humacao para los afios 1860, 1870, 1880 y hasta 1890, participaba de este fervor artistko y cultural. Contaba con ctiversas escuelas de muska, con varios colegios particnlares, con un Instituto de Segunda En-

sefianza y con varios centros de instruccion y recreo, como se llamaban entonces los casinos, entre los cuales se destacab.:i. el centro obrero llamado Taller Benefico, que contaba con edificio propio _;_el que hoy ocupa el Registro de la Propiedad-. Ya hemos dicho que desde 1836 las compafiias de aficionados de j6venes de diversas esferas sociales proporcionaban gratuitamente, diversion y entretenimiento. En 1860, bajo la direccion de don Ignacio Otero y mediante acciones adquiridas por las. familias pudir;ntes, se levanta en la Calle de Yabucoa el be1lo teatro que en 1899 destruyera San Ciriaco. ~or el pasaron todas las compafiias de verso y de opera que visitaron Puerto Rico y actuaron las diversas compafiias de aficionados organizadas en la isla. Administraba el teatro don Rafael Otero, el noble jorobado que tanto bien hizo a varios muchachos pobres de Humacao. Esta tradici6n teatral no se pierde, la renueva en la segunda decada del 900, otro espafio1, Jose Llona, en su teatro de la Calle Yabucoa, y mas tarde, en el Teatro Victoria, estrenado por la compafiia de opera en la que figuraba el eminente tenor Hipolite Lazaro, en mayo de 1917. Ojala este rapido recuento de pasado artistico de Humacao desp"ierte el entusiasmo latente d~ Ios humacaefios y vuelva a ser el Teatro Victoria el centro de su vida cultural y artistica. Sea esto un reto a

Anita Otero, oleo de Ruben . Moreira

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mis queridos compueblanos. entre los cualts se encuentran muchc1s de mis antiguos discipulos. De las dotes artisticas de Anita Otero nacia podria decir que no haya dicho ya la bien documentada critica de SU epoca, en la ptensa de las ci1Jdade& que Visit6: Paris, B~ffcelona, Caracas, Nueva York. De sus habilidades de rnaestra dan fe sus discipulas, entre las cuales se destacaban su hermana Julia, Monsit.'l Ferrer, Alicia Sicard6, Rosita Galifi.anes y Carmen Belen Barbosa, ya fallecida. Grande sin discusi6n, ~n gloria es parte de nuestro patrimonio. Restame ha-::er, uniendo recuerdos e impresiones, un retrato fisico y moral de tan ilustre puertorriquefi.a. Anita era una n:ujer bella y elegante. Sin afeites, sin artificios se dPstacaba su porte sefi.orial. la gracia de su cabeza, la majestad de su frente, la hermosura de sus ojos y la vaguedad de su mirada. Anita parecia estar siempre ausente, ensimismada. Todo su rostro revelaba no adustez, como alguien ha i::::.sinuado, sino austeridad, la austeridad propia de la persona cuyo caracter podria resumirse en pocas palabras --entere-

za de prop6sito e integridad en la acci6n-. Sobria de palabras, sin embargo, no rehuia la polemic;oi cuando la causa la justificaba. Inteligencia cultivada . hablaba varios idiomas y tenia hon<las preocupaciones por el destino de su tierra. Vivi6 enamoracla de su arte al que clio tocla sn vida. Quien tan de Ueno se da a un quehacer, sacrifica todo lo demas a su ideal. La enfermeclad no pudo veneer su ferrea voluntcid. La ultima impresi6n que tengo de Anita es sentada al piano ejercitandose en obras de una sola mano, ya que la otra estaba inmovilizada por la paralisis. Muri6 en ::ian Juan el 4 de abril de 1905, pero sus restos descansan entre los suyos, en Humacao. Nada vale recordar a los seres ejemplares si no hay un firme prop6sito de emulaci6n. Viflas dedicadas por completo a una vocaci6n con olvido, las mas de lar, veces, de ellas mismas, como 19. vida de Anita Otero, deben servir no solo para enorgullecernos de nuestro ¡pa:;ado, sino pan laborar por nuestro porvenir.

Grupo de la fa. milia Otero. D e izqilierda a derecha, Anita, Tomas, P e p a , Beatriz, Modesta, Felipe, y Julia. Al cent r o sentado, D on Ignacio, el padre.

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Epifanio Fernandez

Vanga

El 10 de mayo falleci6 en San Juan don Epifania Fernandez Vanga, figura de relieve en el ambito literario y politico del pais durante los ultimas cincuenta aiios. Nacido en Manati el 30 de abril de 1880, Fernandez Vanga estudi6 derecho en la Universidad de West Virginia, Estados Unidos, graduandose de abogado en 1903. Paco tiempo despues fue designado secretario d e la Corte de Distrito de Arecibo. Posteriormente, y en diversos periodos, ocup6 las cargos de director escolar de San Juan, presidente del Ateneo Puertorri¡ quefio, miembro del Consejo Superior de Ensefianza y - hasta su muerte- presidente del Instituto de Literatura Puertorriquefia. En las luchas politicas estuvo siempre estrechamente asociado a don Luis Munoz Rivera, par quien siempre profes6 gran admiraci6n.

Fernandez Vanga se distingui6 principalmente coma periodista de prosa impecable y fina ironia, que puso siempre al servicio de las mas altos valores de Puerto Rico. Gran parte de sus ensayos y articuios estdn dispersos en revistas y peri6dicos, o fieuran coma pr6lagos a los libro de otros autores. En 1:>31, bajo el titulo de El idioma de Puerto Rico y el idioma escolar de Puerto Rico, public6 una compilaci6n de sus articulos en contra del uso del ingles coma media de ensefianza en nuestras escuelas. En 1946 apareci6 su poema ÂŤepico-electoralÂť La Pilada, muestra de su ingenio humoristico. Con la muerte de Epifania Fernandez Vanga ha perdido Puerto Rico uno de sus mas genuinos valores intelectuales, y nuestro idioma uno de sus mejores cultores y defensores. 43

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Nuestra leng·ua maternal* Por EPIFANIO FERNAl\TDEZ VANGA

PUEBLO PUERTORRIQUENO TIENE SU IDIOMA... ESAS palabras dichas asi, simplemente, parecen un poco vacias. Es preciso que el lector las pronuncie prefiandolas de significaci6n y de sentido, para que sc de cuenta de todo el sentido y de toda la significaci6n de ellas. Para un pueblo, como para un hombre, su lengua es casi como su vida; es el vehiculo para percibir y trasmitir sentimientos, ideas, pasiones, conocimientos, emociones, si'.1plicas, ruegos, insultos, loas, apasionamientos, todo; es, ademas, la maquina para fabricar, ampliar o reformar esas mismas cosas. Imaginese el lector -no importa cuan limitada sea Sll cultura y cuan mezquinos su ideario y su sensorioimaginese el lector que se trata de recortarle, de coartarle, de limitarle, de adulterarle, y en definitiva de arrancarlo de ese medio de comunicaci6n que tiene el con los demas y de reflexion y ensofiaci6n que tiene para consigo mismo, y se estara dando cuenta de que es y de c6mo es lo que se esta tratando de hacer con persona que se llama pueblo de Puerto Rico. Esta lengua nuestra no es nuestra lengua oficial, ni nuestra lengua nacional, ni nuestra lengua comercial, ni nuestra lengua adoptiva o secundaria o sustituta; nada de eso; es simplemente nuestra lengua vital, y mas simplemente ai'.tn, nuestra lengua a secas. Es la lengua esta en que De Diego hizo versos, y Brau hizo historia, y Baldorioty hizo hombres, y Mufi.oz Rivera hizo Patria; la lengua en que Matienzo y Corchado eran Oradores, y Esteves y Betances eran Maestros y Ap6stoles y Fil6sofos. Y me dice alguien: « jAh!, pero el idioma ingles es mucho mas comercial y m~s mundial que el nuestro, y su literatura es mucho mas rica que la de nuestro idioma, especialmente desde hace tres siglos para aca»; pero yo le ruego a ese alguien que multiplique por diei o por cien todas esas superioridades en las cuales creo, o las cuales no discuto, o las cuales no me im-

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* Del libro El ldioma de Puerto Rico y el idioma esco/ar de Puerto Rico. San Juan, Tipografia Cantero Fernandez & Cia, 1931.

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portan, para responderle: i.Y que? El rio Misisipi es terriblemente mas grande que el Manati, o el Plata, o el Toa; nquel arrastra por millones en un segundo los galones de agua, y estotros por unidades solamente las gotas en una hora; las margenes de aquel estan sembradas de ciudades populosas y en las orillas de estos apenas se divisan los caserios miserables; circulan por aquel los navios de alto bordo, y en estos se varan casi las canoas fabricadas del tron:::o de una palma ... Pero si mafiana han de secarse y quedar secas las monumentales fuentes del Misisipi, del Nilo, del Amazonas y del Rhin, o los diminutos manantiales del Manati, del Toa, del Plata o del Cibuco, nosotros, las gentes de esta isla preferimos que se sequen todas aquellas y que sigan brotando todos estos. Porque son las linfas de estos las que desalteran nuestras fauces y refrescan nuestra piel; porque son las auras y los rumores y las frondas de estos y sus aires recargados de olorosas humedades, los que despiertan en nuestros organismos hondas, oscuras y desconocidas sensaciones, que no sabriamos decir a punto fijo si son fisicas ·o psiquicas por ser tanto y tan profundamente los que nos remueven a un mismo tiempo el alma y el cuerpo. Y si nos dicen que nos traeran agua abundante para todos nuestros menesteres, pero nacida entrc otras pefias, reflejante, cuando corria, de otros cielos, fecundante de otras orillas, refrescantB de otra fauna y de otra flora, diremos que no jdiablo! que preferimos el agua bullente y sonora de nuestras miseras aguas corrientes. Asi tambien nuestro idioma; el cual, por ser nuestro idioma, nuestro idioma vital o nuestro idioma naturn.l, debe de ser tambien nuestro idioma nacional, y nuestro idioma comercial, y nuestro idioma a secas. (.Quiere esto decir que no aprendamos el ingles? De ningun modo; lo que quiere decir es que no aprendamos nada, ni ingles tampoco, que por las circunstancias de tiempo y de lugar en que lo aprendamos o tratemos de aprenderlo coarte, recorte, limite, adultere, deforme, nuestro idioma, que es como decir nuestra vida.


Una sola es nuestra vida y uno solo ha de _ser nuestro idioma . El otro, o los otros que podamos aprender ban de ser s o 1 a m e n t e subsidiarios del nuestro. Las palabras para que sean verbo, pero wroo encarnado, es decir, Vida y Espiritu, P<;m y Vino, Hostia y Caliz, Cuerpo y Sangre, tienen que estar honda y secularmente arraigadas en nuestra vida y en nuestro espiritu. Es el escoces Laurie quien lo dice en estos terminos: «Words must be steeped in life to be living; and as we have not two lives but only one, so we have only one language, to the mother tongue then, all other languagues we acquire are . merely subsidiary; and their cbief value in the education of youth is that they help to bring into relief for us the character of our own language as a logical medium oi thinking, or help us to understand it as thought or to feel it as literary art.» El estudio de una segunda lengua -dice el Profesor Carlos Balby, de la Suiza· francesa, en su recientisima obra «El Lenguaje y la Vida >>- es un estudio esteril (el dice 'esteril pero ha querido decir nocivo), mientras no se ha removido en todas direcciones la lengua maternal, como a un terreno nuevo; si, por el contrario, el aleman, el ingles, el latin, o el griego, Hegan a su hora, es decir, no Hegan temprano encontraran el terreno admirable preparado, y por las muchas diferencias que los distinguen del idioma maternal, invitan, incitan e impulsan a un mejor conocimiento de este (L'etude d'una seconde langue est sterile tant qu'on ,n'a p as remue en tous sens la langue maternelle; · si, au contraire, l'allemand, l'anglais, le latin ou ~e grec arrivent a leur heure, c'est-a-dire pas trop t6t, ils trouvent le t errain mieux prepare, et inversement, ils pousseht a r:nieux connaitre la langue maternelle par les innombrables differences qui les en separent».) 0 en otras palabras. Un segundo idioma es un abono poderoso, que aplicado en las rafces de la planta cuando esta esta muy tierna (antes de cumplir el nifio los trece afios) la m arcara para siempre con mortales . quemaduras, si es que no la mata; pero quc aplicado en tiempo y saz6n a la planta contribuira decididamente a su mayor desarrollo y lozania. La planta, esa planta de que habla Balby es nada menc,s que la suma de estos dos sumandos : el alma y el verbo del niiio, su entendimiento y su palabra. 0 como lo decia el mexicano Urbina en sus conferencias sobre Literatura Mexicana en la Universidad de Buenos Aires : «Un misterio psiquico compenetra y cristaliza en unidad indivisible la forma y la esencia, la voz y la idea, la materia y la energia.» El mismo Profesor escoces Laurie, al cual no hay que cansarse de citar, lo repite has_ta sin venir a cuento. Hablando en la pagina setenta de su obra acerca de la ensefianza de la lengua maternal, dice de subito: «Let me repeat here, in passing, that children should b e made t o live in the atmosphere of their mother tongue alone, and think through the vehicle of it alone, if we are to promote in them depth and solidity of nature and unity of character .» 0 sea: «Dejadme decir de p aso, una vez m as, que los nifios deben vivir y desarrollarse solamente en la atm6sfera

de su lengua maternal, y en ella solamente pensar, si es que pretendemos infundirles solidez y profundidad en su espiritu, y unidad y firmeza en su caracter.» Esas palabras parecen, a veinte siglos de distancia, un eco de las que, acerca de la materia, dictaba Plutarco para sus compatriotas: «Las personas que se asocien con el nifio deberan hablarle siempre en lengua griega, porque si se le acostumbra a la conversaci6n con gentes de lengua barbara (barbara, es decir, extranjera) adquirira del trato con ellas, manchas que nunca se borraran de su espiritu.» i:Oue mas? .. . El Profesor Stanley Hall, de la Universidad de Clark, cuya autoridad en materias peda· g6gicas no es inferior en un apice a la de Murray Butler, el de la Universidad de Columbia, en su tratado sobre Psicologia de la Adolescencia, afirma: «Es totalmente imposible, desde el punto de vista psicolO. gico, atravesar el periodo de aprendizaje de una lengua extranjera a la edad en que la maternal se esta asentando y acomodando, sin que esta ultima quede 45

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para siempre deformada y mutilada.» (It is a psycho· logical impossibility to pass through the apprent1· ceship stage of learning foreign languages at the age when the vernacular is setting without crippling it.) Pero al decir lo que precede, hay que afiadir siempre lo tantas veces repetido acerca de la interdependencia y relacion de la inteligencia y del lenguaje, para que se entienda y sepa que afectado y mutilado este, queda aquella afectada y mutilada. Sirvanos esta ve:z la autoridad del Profesor James Johnnot en su Prin· ciples and Practice of Teaching; «The activities of the mind are so intimately associated with language that it is scarcely possible to consider the two as separate. All ideas and thoughts have their representatives in words and sentences, and some philosopers have con· tended that it is impossible to think without thinking in language.» Es decir, que tan afectada queda la inteligencia cuando ha sido afectada la palabra, que no podriamos, de acuerdo con la opinion de algunos tilosofos, pensar sin hablar (sin hablar por lo menos interiormente y para nosotros mismos.) El Padre Ceferino Gonzalez debe ser de estos filosofos, porquc son suyas estas palabras: «La conciencia intima nos revela que mientras investigamos y conocemos los objetos, hablamos interiormente; locucion que seria dificil, imperfecta y confusa si no poseyeramos el lenguaje articulado.» Puerto Rico debe conocer ingles no hay duda. Pero esto no quiere decir que Puerto Rico va a ser bilinglie, ni que los puertorriquefios van a ser bilingiles. Eso lo que quiere decir es que Puerto Rico va a tener escuelas apropiadas para que un numero conveniente de

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sus puertorriquefios convenientes, cuyo idioma vital y sustancial seguira siendo el nuestro, conozcan, de la mejor' manera posible el ingles, para que ellos sean, por lo que a Puerto Rico respecta, los artesanos de la obra en que culmine aquel deseo, o aquella profecia, segi'.m el cual o segun la cual, Puerto Rico ha de ser el lazo de union entre las dos Americas, el canastillo de bodas entre el Norte y el Sur, la sede y el sitial para la verdadera Universidad Panamericana que serci la Universidad Puertorriqueiia: el clearing house, en fin, entre las ideas y las concepcioncs de los sajones de America, que tanto valen, y las de los latinos de America que quizas valen mas que los sajones por la intencion, y que pueden llegar a equivalerlos por la expresion y por la accion. Puerto Rico por su geografia, por su historia, por su ideologia, y hasta por su exceso de poblacion -caso unico en todo este Hemisferio- esta llamado a realizar esa obra y quiere realizarla; pero quiere realizarla como Puerto Rico y como puertorriqueli.o que es, no como ninguna otra cosa que no quiere ser, porque, como otra cosa a que la constrifian o la obliguen, acabara. por ser la manzana definitiva de Ia discordia entre las dos Americas, pero no el lazo de union o el canastillo de bodas entre ellas. Para llevar a cabo esa obra, Puerto Rico que quiere que sus hijos se afirmen como puertorriquefios, y se eleven como hombres, sabe que debe conocer, de manera conveniente, el ingles que sea necesario y conveniente para mejor realizarla. (Como, cuando y en que circunstancias vamos a aprender ese ingles? Eso es lo que vamos a ver.


Exposici6n de Augusto Marin

Cartel de la Exposici6n, obra de Lorenzo Hamar

E:.;.

N EL

lNSTITUTO

DE

CULTURA

PUERTORRIQUENA

FUE

oficialmente inaugurada en la noche del 30 de junio de 1961 la exposici6n de pinturas, dibujos y grabados de Augusto Marin, figura destacada en el grupo de artistas j6venes puertorriquefios. Natural de San Juan, donde naci6 hace 39 afios, Augusto Marin inici6 sus estudios bajo la direcci6n del dibujante espafiol Sanchez Felipe, quien residi6 varios afios en Puerto Rico. Continu6 sus estudios en la instituci6n Art's Students League, de Nueva York, y en el Los Angeles County Art Institute, de Los Angeles, California. Sus obras han figurado anteriormente

en exposiciones de grupo en esta ciudad, en Nueva York y en Mexico, donde particip6 en la I Bienal Interamericana de Pintura y Grabado (1958). En Puerto Rico ha expuesto en la Galeria Don Roberto (1958) y en la Galeria Campeche (1959). Recientemente el Museo Metropolitano de Nueva York adquiri6 su grabado Cabeza de Cristo. Otra obra suya, el 6leo titulado Grano de oro, obtuvo segundo premio en el Festival de Navidad de 1957, auspiciado por el Ateneo Puertorriquefio. La exposici6n comprendi6 42 pinturas, 13 dibujos, 5 grabados, 2 bocetos de murales y seis piezas catalogadas como apuntes de apuntes. La variedad de temas

Augusto Marin junta a algunos de sus cuadros


y de tecnicas representadas (6leo, acrilato-6leo, gouache, carbon y tinta, entre otras) sirvi6 de ocasi6n para destacar un elemento principalisimo y unificador en . Ia obra de Marin : su gran amor por. la Iinea, predilecci6n que -segun palabras del propio artista- ÂŤha determinado los rasgos caracteristicosÂť de sus obras. Reproducimos en estas paginas algunas de las obras expuestas.

Branca

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El obrero Aspecto de Ia

48.

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·Luis Muiioz Rivera: una causa, un pais y una epoca~* Por Jos:E

Rivera no es de ocasion. Supo, segun veremos, de tributos anteriores. Quizas por ello -y a manera de tacito y generoso reconocimiento- se nos ha honrado con la solicitud de que hablemos aqui hoy. Todos somos deudores de aquellos que entregaron, latido a latido, sus corazones al amor de nuestra tie-· rra: de los que hicieron vibrar, fibra a fibra, sus cerebros para crearle la personalidad de pueblo y reafirmarle la ruta hacia la libertad. Y entre los claros varones que tan noblemente la sirvieron en las postrimerias del pasado siglo y en los comienzos del actual, ninguno fue tan lejos ni luch6 con mas tes6n que el hijo augusto de Barranquitas. Aseveraba Emerson que todo verdadero hombre es una causa, un pais y una epoca. E independientemente de la imagen que el sabio escritor de la Nueva lnglaterra tuviera en mente cuando tal decia, nosotros, los aqui nacidos, sabemos que de nadie pudo afi'rmarse aquello con mas exactitud que de Luis Mufioz Rivera. El movimiento autonomista de Baldorioty de Castro fue el brote mas espontaneo y de repercusion ma5 amplia y honda en la conciencia politica de su tiempo. Ni la abnegacion de Betances, ni la trascendencia continental de Hostos bastaron para llevar a nuestro pueblo por otro rumbo. Y cuando ya se apagaban las luces del fundador; cuando -sin una inteligencia poderosa y una indomita voluntad aplicadas a las realidades circunstanciales- se ab atiria ideal tan afin al espiritu tradicional de nuestros mayores, surgi6 la figura sefiera de Luis Mufioz Rivera. Insuflole nuevos brios con su procer magisterio y la altivez de su genio civil. Y lo que amenazaba esfumarse en el crepusculo, alumbro en aurora de esperanza que si apenas nacida entraria en la sombra, reviviria de entre nuevos y mas dificiles escollos. jQue alli esta-

N

,

UESTRO HOMENAJE A LA MEMORIA DE LUIS MUNOZ

* Discurso pronunciado en Barranquitas, Puerto Rico, el 17 de julio de 1961.

AGUSTfN BALSEIRO

ba -otra vez, y siempre- entero y decidido, el luchador sin reposo para reanudar la marcha, en alto y tremolante su bandera! Porque Luis Mufioz Rivera era una causa, un pais y una epoca. Cuando partio de estas montafias, cada uno de su5 picas era simbolo de protesta ante la injusticia que combatiria el heroe. Y cada una de sus crestas era promesa de corona para premiar al que iniciaba su jornada ingente. Lo sostendria su caracter. Lo impulsaba su ambici6n. Lo ennoblecia su cultura. Colocariase el primero a la hara de! reto responsable quien podria afirm ar ante sus jueces: «Cuarenta y dos vetes fui procesado, y siempre por el delito de hacer patria». Pero nunca incit6 a las suyos al sacrificio inutil. Su conquista seria la del derecho ganado con la inteligencia perseverante, con la paci1:1ncia razonadora, con la prudente evoluci6n· Pareando siempre la posibilidad del avance y la realidad del m edia con la esencia ideologica y la disposicion mental de las lidere's de una y otra metropolis. Ya en 189J escribia que «de concesi6n en concesion puede llegarse lejos». Ditiase, estudiando su obra y su accion, que -dejando siempre a salvo el decoro individual y colectivo- aplicaba a la politica el criteria objetivo de Socrates: «es util aquello que sirve para su fin». Y el fin al que ascendia siempre Mufioz Rivera era la felicidad de Puerto Rico. De ahi su atencion al movimiento vivo, al presente inmediato que pedia soluciones empiricas. Asegurar el progreso comprobado de un paso especifico, que llevara a otro concreto, importabale m as que la especulacion meramente doctrinaria. Asi se dejaba en libertad para el movimiento flexible. De modo que el dogmatismo abstracto no paralizara la medida adecuada, de acuerdo con la exigencia de cada hora en la colonia. Puerto Rico le entendi6 esa eficaz dinamica de! ascenso bien intuido y proyectado. Y lo anim6 con la adhesi6n confiada de las mas que aprobaban el pro49


greso sin saltos y la marcha hacia la altura sin comprometer la seguridad del camino. Era la suya la po¡ litica fluida de quien, para cada crisis, crea el remedio que la conjura: como si llevara a la realidad el pensamiento de Renan cuando aseveraba que nuestras opiniones volvianse fijas en aquel punto donde dejamos de pensar. iY cuanto hubo de reflexionar sobre nuestros hechos y sus disyuntivas! Que mientras otros pue-

blos y otros conductores de su politica supieron de un solo gobierno exterior a quien debian persuadir o veneer, Puerto Rico y Munoz Rivera tuvieron que arrostrar dos muy distantes y distintos: que enfrentarse a tradiciones y cultura!S, a naturalezas y lenguas disimiles. Y el ultimo de aquellos encuentros no ocurri6 luego de reparadora pau~a. Fue ramalazo del destino que arrasa inesperadamente lo levantado en la vispera a hombros de centenarios sacrificios. Y en brega con todo un nuevo y extraiio repertorio de insospechables alternativas y problemas, la segunda jornada no fue menos angustiosa, ni supo de horas menos radiantes en la intensidad vital de Muiioz Rivera para superarla. Porque, coma los griegos de la mejor epoca, no solo arrostraba los hechos como son, sino que no le interesaba evadirlos. Su afan fue siempre vencerlos. iY cuan autenticamente grande le reconocemos entonces! Que en el centro de acontecimientos como los sufridos por el es cuando admiramos el forcejeo entraiiable de su pasion meditabunda en su agonia de hallar la via franca hacia la dichosa meta. Y en su debate consigo mismo para elegir la ruta, vemosle ensayando nuevas probabilidades, en diario y honrado ejercicio de patria. La existencia y la politica de Luis Muiioz Rivera revelan el doloroso retorcimiento sicologico de quien -aguijonado casi siempre por el acicate de la rebeldia- imponiase con frecuencia el freno de la moderacion. Porque su probo sentido de responsabilidad ciudadana le obligo al pensamiento contenido y a la templada voz en ocasiones cuando los rios candentes de su tension soterraiia ardianle en lo recondito del ser. Y ese decretar el propio dominio, hasta violentarse el temperamento, no es de los menores sacrificios de quien, al no desbordar su intimo fuego , no call6 nunca cuando fue menester promulgar la protesta y la reclamacion de Puertq Rico. Y al recoger, individualmente, .el reto del Gen-eral Palacio, provocalo con ejemplar denuedo:

Alla, sabre las cumbres de la sierra, con s11s turbas de ilotas y reptiles, para dictar SUS ukases se encierra entre nubes de sables y fusiles. Pero cuando sueiia a su Puerto Rico y escribe como quien burila en bronce, le traza un programa asentado en la cordura que se proyecta constructivamente hacia la posteridad:

Alma fogosa, coraz6n sereno; brazo nervudo, voluntad entera; la fe por guia, la raz6n por freno; la libertad por unica bandera; sin la cobarde sumisi6n del paria; sin el brutal instinto de la fiera: asi, en mis sueiios de ambici6n precaria, quise en mi patria contemplar un dia no la turba rebelde y tumultuaria que en algarada iniltil se extravia ... Y si pensaba asi en su Nulla est redemptio, del afio 1889, todavia en Paris, de 1901, exclamaria:

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Yo condeno el motin, iSi!, yo condeno la rebeli6n sin freno que mata y roba, incendia y anonada: yo se que la raz6n sus fueros vende cuando a luchar aprende al amparo de abrupta barricada. Nunca un temperamento tan viril le trazo a la America hispana normas de ordenada evoluci6n y pautas de paz coma el de Luis Munoz Rivera. En ese sentido es unico en el Nuevo Mundo de su lengua. Y el hecho es m as notable si recordamos que no fue poeta de tonalidades vagas, de matices evanescentes; que no fue hombre de temperamento clasicamente frio, sino independiente, energico y sanguineo. Uno y otro de sus versos lo dejan asi al desnudo:

Par eso en mis estrofas turbulentas hay alga que responde a mis afanes; a veces guardan, al plegarse lentas, el soplo abrasador de las tormentas y el halito fatal de lus volcanes. Esa estrofa es del poema Rdf agas en el que tambien se autodescribe coma «rudo y altivo». De Mens divinior es esta otra:

De frente al sol, sabre el maciza idioma en que su huella el ideal estampa, domo mis versos cual el gaucho doma sus salvajes corceles en la pampa. Y en Ampa.ro le sab~mos consciente de que el eco de la voz femenina trae a su lira

la not a suave que faltaba en ella .. . . I

Asi, lo que por la contextura del prudente conseJO parecia a veces marmol, era, hombre adentro, fuego de sangre solo sofocado por el imperativo de la disciplina interior. Sin su diafano proposito, pero con su avasalladora popularidad, hubiera podido desatar a su pueblo. Porque sabia lo que tanen las campanas mientras la patria exige «ancho muro de pechos viriles, / de p6lvora estruendos y choque de espadas». Y r epetia:

ya se lo que dicen las roncas campanas cuando vibran en brusco desorden: ya se lo que dicen: iV enganza! iVenganza! Pero, estadista previsor, cuido, hara tras hara, de la formaci6n de una sociedad politica estribada en el derecho. Cuatro inolvidables versos acunan su condicion de animo:

En este valle de miseria y lodo, nada me importa al fin, y esta es mi ciencia: estar en lucha siempre y contra todo estanclo siemvre en paz con mi conciencia. Los dos i'.1ltimos renglones entranan la quintaesen·cia viva del quijotismo hispanico exaltado a la religion del deber. Mas de una vez insidiosamente perseguido; herida su sensibilidad por mas de un dicterio, torn6 la ne-

gaci6n de los hombres en victoria del espiritu. De ahi que pudiera declarar un dia: «Sean cuantos sean mis enemigos, aunque se multipliquen coma las arenas del mar y las estrellas del cielo, yo no soy enemigo de nadie». De ahi que manifestara otro: «Y yo no sacrificaba Puerto Rico a mis preferencias, a mis felicidades, a mis teorias», anadiendo con acento estoico: «yo no me para en los consejos de mi amor propiO >>. Al verlo violentando asi su propio ser; al conocerle tan elevados sentimientos para darle a su pueblo lecciones de buena razon, crece con tal estatura moral, que habria entonces -para hacerle justicia plenaque repetir la frase aquella que Schiller escribiera a Goethe: «Una cos:t es, por de pronto, cierta; el poeta es el unico hombre verdadero». Personalidad definida y vigorosa, no consintio nunca que Puerto Rico dejara de perfilar la suya propia y que no se le reconociera y respetara. Y sabre la masa amorfa de la colonia, trabajo, ahincado, como el escultor sabre el barro deforme: hasta irle cortando las lineas e imponiendole los angulos de la imagen que, al ser vaciada en bronce, adquirira caracter peculiar y permanente relieve. Y porque, para lograrlo, tuvo que combatir con aquella celosa, convincente y tenaz palabra suya, llevo al animo de los puertorriquenos tal amor por su tierra y por sus rasgos tipicos que ni ausencias ni destierros, ni miserias ni prosperidades ban podido, desde entonces, apartar a quien nace aqui de la lealtad a lo nuestro, del ansia de que perdure y del deber de glorificarlo en su recuerdo, en su devocion y en su espiritu. No es, sin embargo, el saludable regionalismo de Munoz Rivera coma el nacionalismo ciego que se niega a buscar y a ver lo que vale y luce mundo afuera. No solo se nutre con sus jugos domesticos sino con los de sana dulzura de otros suelos. Abre fronteras al alma del hombre, sin agobiarlo con murallas aisladoras. iOue bastante isla eramos -y somos- para, ademas de la soledad impuesta por la Naturaleza, rechazar los contactos que enriquecen dentro de la armonia universal! Sin desarraigarnos; sin olvidar nuestro sentimiento nativo y nuestra pasion telurica, jamas se le debe exigir carta de nacionalidad a lo que sirve para ennoblecernos. Asi fue el regionalismo de Munoz Rivera. Porque afirma las lineas que nos mantienen definidos dentro del concierto humano, pero sin desorbitarnos coma anodina especie. Lo otro, el nacionalismo que repudia y desaprovecha esas relaciones con las que se mide la verdadera talla del que en todas partes cuenta y vale, es lo herri:J.etico: lo que excluye, divide y aparta hasta asfixiarse en su propio vacio· Es revelador que libro tan suyo, tan nuestro y tan de estas latitudes coma Tropicales lo inicie Munoz Rivera no con un canto a Puerto Rico, sino con una invocaci6n a la Varsovia inmortal de Kosciuszko donde «los heroes polacos defienden su honor». Y es significativo que La marsellesa y Paris sean, tambien, temas poeticos de la obra. Aun mas, en Vendimiaria hace la consagracion lirica de los vinos. Y decanta el

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de Chipre, el Falerno, el Oporto, el Jerez, el del Rhin, el champafia y el Tokai que

es la sangre de Hungria que nutre patriotas ind6mitos. Al solidarizarse universalmente con todos los perseguidos por amor a su tierra, Munoz Rivera sabia

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que el dolor es el mismo a lo largo y lo ancho del mundo; y que identicos resortes disparan la voluntad unanime de los cruzados de la libertad. Ese saber le venia no solo de su n aturaleza, sino de su cultura. Al ser instalado como rector de la Universidad de Edinburgo, el 2 de abril de 1866, Thomas Carlyle hizo una observacion exacta: que ya no tenian los hombres que ir en persona a donde un profesor hablaba; porque, en los mas de los casos, podia conocerse su doctrina por medio del libro. Lo que habia era que leer y leer y leer, estudiando siempre. Aqui, en este mismo recinto de lo que en los dias de la mocedad y la juventud de Munoz Rivera era solo una aldea, la teoria del sabio anglosaj6n fue vivida por el montanes de Puerto Rico, Estudi6 los clasicos griegos y latinos. Familiarizose con los de Espana y se aficiono al frances de cuyas letras aprendio no poco. En verdad asombra la cultura con que, cuando parte de Barranquitas, cuenta ya aquel ejemplar autodidacto. Probablemente porque su cultura esta difusa en la diaria labor de periodista y de politico, no se ha justipreciado cabalmente. jQue no en vano alude Munoz Rivera, en su poema Confidencias, a «mi ambicion de saber devoradora»! Ahora entenderemos mejor por que la figura de la estatua que vela el sueno sin fin de nuestro procer sostiene un libro. Y como al relacionarse con el y estar ubicada aqui pertenece ya a la historia, para que esta sea completa explicaremos el origen de aquella. En nuestros anos mozos hicimos un viaje por Italia con Eduardo Giorgetti. Segun admirabamos, en una y otra ciudad, aquel bosque de esculturas que es la tierra de Miguel Angel, Giorgetti nos decia y tepetia su anhelo de mandar a esculpir una en recuerdo de Luis Munoz Rivera: para marcar el punto preciso donde estuvo el lecho mortuorio del ilustre varon en la antigua casa, destru·:da despues, de su fiel amigo. En Roma pusimonos al habla con el escultor Macagnani. Le explicamos quien fue Mufioz Rivera y lo que se aspiraba a conmemorar. Y aquella figura que simboliza la Amistad, sustentando un libro en el que se lee «Hoy y Siempre», es el fruto de la fraterna devocion. Muerto Giorgetti, su primo Epifanio Fernandez-Vanga cedio la estatua al Gobierno actual. Y cuando el Instituto de Cultura Puertorriqueiia encargose de restaurar el mausoleo, tuvo, entre sus aciertos, el de traerla al camposanto donde, en la paz de la muerte, ya que no lo realizara en el vaiven de la vida, se le cumple a Luis Muiioz Rivera aquel ensueno expresado en carta a Mariano Abril, escrita en Washington el 8 de agosto de 1916, muy cerca ya su postrero dia: «Para mis ultimos anos, que ya seran pocos, quisiera un pedazo de esa campina cubierto por un pedazo de ese cielo». El ano 1939 concluimos una novela que, por razones innecesarias de explicar ahora, no vio la luz hasta 1953 : En vela mientras el mundo duerme. Su protagonista naci6 tamb1en aqui. Y cuando todavia en el albor juvenil, pero ya con las alas rotas al querer


elevarse sin fuerzas todavia, regresa a este lugar, lo ve desde lo alto de las inolvidables montanas :

Y, por instinto, busca con la mira<f-a inquisitiva el jardincillo siempre en flor -que es coraz6n de la aldea- donde reposa el pr6cet que sali6 de aquel mismo Barranquitas, a fi· nes del pasado siglo, para empezar a hacer patria ... Al siguiente ano (1954) fuimos a diez republicas de Hispanoamerica en jira de conferencias. Una de las que frecuentemente pronunciamos fue sobre el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, publicada en Buenos Aires, en dos ediciones de diez mil ejemplares cada una, por el Servicio Cultural e Informativo de Estados Unidos de America. Su decimo subtitulo es «Otra vez Munoz Rivera». Esa misma conferencia la repetimos en centros culturales de Espana y de Inglaterra. En diciembre de 1955, en Madrid, escribimos las Palabras del Autor para nuestras Saudades de Puerto Rico, obra impresa alli en 1957. De aquellas palabras son las siguientes:

Recuerdo que en el ano 1931 estaba yo enfermo en un hospital de las afueras de Paris. Iba a verme una anciana amiga de mis mayores, Emilie Palmieri, nacida en Puerto Rico y transplantada a Francia en su ninez. Pobre y sencilla, cque me llevaba de regalo? Uno de inapreciable valor dentro de las circunstancias. No habia dejado de recibir nunca La Democracia, el antiguo diario fundado par el mds notable de nuestros periodistas, el patriota Luis Munoz Rivera. Y me traia todo un paquete de numeros que tardaban semanas en recibirse en Europa. Yo estaba rodeado de publicaciones francesas e inglesas de las q1:'e me interesaban unicamente los articulos principales. Pero al tener conmigo La Democracia lei hasta sus anuncios. En aquellas mismas Saudades de Puerto Rico, y ya en sus poemas, evocamos a Munoz Rivera en el tituJ::iclo Ponce, al que sigue Barranquitas y dice asi:

Toda verde, todo verde, el paisaje y la esperanza: que es la yema de mi tierra y es tierra de la montana. Apenas si fue recuerdo el de la aldea en su alba: pero fue espfritu eterno para alumbrar el Manana. Que de aqui sali6 Munoz Rivera: el de la mirada toda llena de esplendores para vislumbrar la patria. Toda verde, todo verde, el paisaje y la esperanza. En su mano fue la pluma mejor que acero de espadas. Bien llev6 de aqui los brios que en su palabra golpeaban: enteros coma sus mantes, derechos coma sus palmas.

Toda verde, todo verde, el paisaje y la esperanza. Siente el coraz6n correr desde las cumbres el agua, y siente, ingrdvido y dulce, que le van naciendo alas. Toda verde, todo verde: el paisaje y la esperanza. Y la memoria repite: Patria, Patria, Patria, Patria. Cursabamos la escuela secundaria, en Baltimore, Maryland, cuando nos lleg6 la noticia del fallecimien· to de Munoz Rivera. La tuvimos en cartas familiares numerosas en plurales pormenores de inapreciable intimidad. Recuerdo c6mo mi padre, conmovido, se lamentaba de no estar en Puerto Rico para componer la marcha fllnebre con que se enterrara al ilustre compatriota. Aquellos mensajes, cargados de emoci6n, echaron hondas raices en la subconsciencia. Porque, pasados los anos, y para el mencionado Saudades de Puerto Rico, escribimos la poesia Ha muerto Munoz Rivera, como si vieramos, en presente, el luctuoso acontecimiento pasado:

Se visti6 el cielo de luto, el mar se hiza sombra densa, corrieron rios de f lores llorando desde la sierra. Los corazones de hombres en hondas quejas se vuelcan; los labios · de las mujeres rezan, rezan, rezan, rezan; las ninos, turbados, hacen cien preguntas sin respuesta. -Se qued6 sin voz la patria: jha muerto Munoz Rivera! Paralizada de miedo la Isla se queda yerta entre misterios de plomo, de ceniza y de tinieblas. Los nervios quietos de espanto; cada mirada se quema en fuegos de desventuras sabre horizantes de ausencia. -Se qued6 sin voz la patria: jha muerto Munoz Rivera! -cD6nde el var6n, Puerto Rico, que coma el te defienda? -Y cquien sabrd SUS palabras en nuestras horas siniestras? Dondequiera que va el f eretro fervor de manos le esperan; dondequiera lo detienen para llorar a su vera; de Santurce sale ahora camino de Rio Piedras; despues en Caguas se posa, porque alli anim6 su prensa; Ponce estremecese todo en angustias inconcretas -ese Ponce que sabia de su pluma clara y recia. Par fin vuelve a la montana de donde antano partiera, y es coma si el coraz6n ya no latiera en su tierra. 53


Barranquitas, que le diste al mundo flor de nobleza; Barranquitas, que te hiciste inmortal con su presencia, ique han sentido tus entrafias al tocar su carne muerta en silencios que no finan mientras el dolor te arredra, que si ayer fuiste su madre hoy le lloras co mo huerf anal -Se qued6 sin voz la patria: iYa muri6 Munoz Rivera! (Pero en el Cielo se asoma el oro de aurora nueva .. . ) En 1959, al entregar al Iristituto de Cultura Puertorriquefia el original de Expresi6n de Hispanoamerica, nuestra obra iba dedicada ÂŤA la memoria de Luis Mufi.oz Rivera (1859-1916) el patriota, el poeta, el escritor. En el centenario de su natalicioÂť. Y en el ensayo acerca de Un lirico neorromantico: Jose Antonio Davila, incluimos a Luis Mufi.oz Rivera, con Gautier Benitez y Jose de Diego, entre las valores sobresalientes de nuestra poesia del pasado siglo. Ya dijimos, al comenzar, que nuestro tributo a la memoria del primero no es circunstancial. (Como no rendirle reiterado culto a cerebra de tales luces, a caracter de tantos quilates, a corazon de tan magnanimos impulsos? En su virtuosa mision de velar por Puerto Rico, no permitiose nunca el lujo del reposo y del desmayo. Derramo su amor sobre esta tierra al ritmo puntual de su diml.mica prosa y en la ola creciente de sus pletoricas estrofas. Y cuando hizo sentir su presencia

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en nuestra vida de pueblo, pronto vio mas que los otros dentro del movimiento autonomista. En mas de una ocasion derrotaronle los mas viejos que no tenian su mirada previsora. Y fue menester el advenimento de nuevos hechos para comprobar el alcance y claridad de su vision. Desesperado, llego a escribir una amarga Profecta:

Para calmar su dolor tiene este pueblo Zeal un remedio superior: y es que, estando ahora tan mal, despues ... estard pear. Pero quien trataba de formar un pueblo que encarne colectivamente lo que Mufi.oz Rivera mismo representaba coma su conciencia civica, no permaneceria encadenado par el pesimismo. Y las puertorriquefios de hoy debemos buscarle -y le encontraremos integro- en sus voces de esperanza: vaticinando, sin dudar, esplendoroso amanecer, en su poema La estatua:

y esta ninfa gentil que ora se duerme al lcinguido arrullar de sus palmares, sacudird su anemico letargo; se alzard triunfadora y formidable¡ sentird en sus arterias ' circular otra vida y otra sangre, y serd para siempre, ipara siempre!, f eliz, y digna, y grande. Y coma campana que repica a Gloria con mas de una afirmaci6n de hosanna, afiade -jubiloso, convencido y confiado-:

Ese dia vendrd. iLlegad, hermanos!


Consideraciones sobre la cultura de Puerto Rico en la planificaci6n * Por REGINALD R. ISAACS

Al Doctor Tomas Blanco, porque nadie ama mas que el a Puerto Rico.

RICO SE HA CONVERTIDO EN MI SEGUNDO HOGAR. P UERTO Adoptar un nuevo hogar o ser adoptado por este, presupone adquirir hacia el un sentido de responsabilidad. Esto lo he llegado a sentir poderosa y celosamente. Fuera de la sensacion de afinidad que experimento por su gente, una gran parte de este interes personal lo producen los valores particulares de San Juan y de Puerto Rico. Ante todo, existe el impacto inicial e imperecedero producido por su caracter visual. Esta cualidad no puede medirse solo por el grado de distincion de su arquitectura. Lo que yo veo y siento relata una historia y una tradicion -que conduce a reacciones emccionales, medibles, tal vez, tanto por confesiones y psicometria como por sus dimensiones esteticas. Para mi estas emociones resultan de estar identificado y de compartir el orgullo manifiesto y apasionado y el amor innato del puertorriquefio por su Isla, vista a traves de sus ojos y expresado en el tehirico idioma del jibaro, en el castellano impecable del caballero y en el ingles melodioso de las mujeres. Esta identificacion tambien surge cuando escucho la musica de clave, del cuatro; el canto del coqui; las palabras de la poesia popular o culta o las palabras de un Gobernador de personalidad magnetica; cuando veo no solo los romantii::os paisajes de la Isla con su mar iluminado por el sol, sus montafias verdegris, su arquitectura colonial, su pintura, sus santos y demas manifestaciones del arte nativo; sino tambien las facciones de madona en sus mujeres, de figura y gracia inimitables al caminar; cuando se experimenta el compas de la danza, la plena y el seis; cuando se saborea la comida del pais: mondongo, mofongo y gandinga .. . , el ron, las quenepas y el tamarindo; cuando se esta saciado por la riqueza del exhuberante flamboyan, el perfume humedo de otras flores tropicales, y la fragancia penetrante de la panaderia, el meJ.ao de las centrales de azucar y el cafe tostado. Todas estas sensaciones deben ser asimiladas, al menos por osmosis, por un americano simpa-

tizador.. Ademas de todo esto, debe ap;reciarse la gentileza del trato, la cortesia innata, la galanteria de un piropo y el orgullo del campesino o del hombre de la ciudad. No es necesario ser un nostalgico sentimental, un romantico o un puertorriquefio con las hondas raices del ausubo, para sentir todo esto. Estoy de acuerdo que todavia debe corregirse una ambivalencia de propositos para aceptar o rechazar una ÂŤetica protestanteÂť ' en una cultura hispanoamericana y seleccionar lo mejor de otras culturas al mismo tiempo que se conserva la tan apreciada cultura puertorriquefia. La vehemente lucha por la retenci6n del idioma aun viva en la memoria de los j6venes, debera ser igualada ahora por una defensa similar de las mejores tradiciones. Solo la brillante luz del sol, el mar y el viento del Este son inagotables; estas tradiciones no lo son. La dedicaci6n de su gente persistentemente joven puede todavia dirigirse hacia la determinaci6n de metas para una generacion de puertorriquefios aun por nacer. Yo urjo que se las considere. Creo firmemente que los arquitectos y planificadores responsables de decisiones y direcciones deben comprender y apreciar la cultura de Puerto Rico antes de que puedan concebir soluciones a sus problemas. Es verdad que la arquitectura espafiola, norteamericana e internacional y las costumbres y lenguajes, forman una mezcla abigarrada de simbolos culturales en San Juan. Sin embargo, para planear, disefiar y construir correctamente es necesario buscar, comprender y perpetuar los elementos rulturales nativos y mas reveladores del pais y de su gente. * El autor desea agradecer a su~ amigos por los consejos en la preparaci6n de este ensayo. Particularmente a los seiiores Carlos F . Lavandero, Francisco Javier Blanco, Juan M. Garcia Passalacqua, Manuel Seoane Faura y Jorge E. Hardoy. A la senora Sibila S. de Yujnovsky expreso mi agradecimiento especial por la ayuda que me h a pres ta do en la traducci6n. 1. Max Weber, The Protestant Ethic and the Spirit of Captpitalism, Scribner, N. U. 1958.

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Un reciente viaJe por America Central y America del Sur ha aumentado mi conviccion en la importancia de tales valores, en la certeza de que no solo proveen ventajas economicas, sino que tambien son focos para el orgullo ciudadano. A pesar de que unas 50 o mas ciudades en el Hemisferio Occidental ban retenido muchos de los elementos materiales de su cultura, muchos se ban perdido por falta de medios para conservarlos o por haber sido mutilados por diversas utilizaciones inadecuadas, sin contar con la natural erosion del tiempo. Entre estas ciudades estan San Juan de Puerto Rico, Quito, Ecuador, Ouro Preto, Brasil, Trinidad de Cuba, Ayacucho, Cuzco y otras en Peru; Antigua y Chichicastenango, Guatemala, Taxco y Guanajato en Mexico; Tunja, Colombia, Quebec, Canada; algunas aldeas de Nueva Inglaterra agrupadas alrededor de su parque comunal y algunas poblaciones de Virginia que ban sido dejadas de lado por el progreso. A pesar de que afortunadamente algunos ban sido preservados como de interes nacional, se enfrentan al estancamiento economico como monumentos, en vez de ser lugares de tradiciones vivas y en desarrollo. Creo que ahora es el momento oportuno para asegurar la conservacion, el realce y la perpetuacion de la herencia de Puerto Rico. Tal es, pues, el proposito de este articulo escrito para un publico que me anticipo a creer, lo acogera con simpatia. METAS IDEALES PARA PUERTO RICO

No se pueden desarrollar satisfactoriamente planes realistas, ya sean fisicos, sociales, economicos o gubernamentales para la Isla, el area metropolitana de San Juan o bien San Juan Antiguo, si no se establecen primero metas ideales cuidadosamente consideradas que dirijan el planeamiento. Tal vez las metas expresadas en la Constitucion de 1952 esten aun fuera de alcance. Aunque una vez que J.as metas ideales se ban alcanzado o estan proximas a lograrse, dejan de ser ideales. No obstante, estas, asi como otras metas o ideales para p·u erto Rico, debenan ser reexaminadas para determinar su conveniencia actual. Tales metas representativas de las mas altas as. piraciones de la Isla, podran parecer utopicas, intangibles y generales. Sin embargo, solo a traves de la consideracion y establecimiento de metas ideales se promovera una direccion clara para las orientaciones, objetivos y decisiones. Basicamente, todas las metas temporales surgen de una aspiracion hacia la dignidad humana -un anhelo muy por encima del instinto de supervivencia o la lucha por la existencia-. Por cierto, la Constitucion de Puerto Rico establece que «La dignidad del ser humano es inviolable ... » ' Sin embargo, las metas solo surgen en un medio favorable a su formacion. Las metas son un resultado de profundos pensamientos filosoficos. Es cierto tambien que la sordidez de la Revolucion Industrial en Europa y particularmente en los Estados 2. Art!culo II, Carta de Derechos, Secci6n I, 1952.

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Unidos, ha podido producir otras ideas conceptuales de la utopia urbana. Afortunadamente no hay una tradicion de utopias urbanas entre ios filosofos latinoamericanos. Por lo tanto, no hay certeza de que los tecnicos y funcionarios, que en general pertenecen a la clase media acomodada y, por lo tanto, carentes de privaciones o bien pletoricos de oportunidades culturales, produzcan otras metas ideales que las basadas en valores de clase media. Por ejemplo, no basta decir que San Juan debe ser «Un buen lugar donde vivir, trabajar y tener una familia». Tampoco que San Juan deberia ser un lugar de «seguridad; conveniencia y amenidad». Estas declaraciones tan aceptadas en los textos sobre planeamiento se ban convertido en algo obvio, por no decir en lugares comunes, aplicables a cualquier ciudad en casi cualquier parte del mundo. Solo adaptadas y moldeadas por factores ambientales y culturales propiamente puertorriquefios podrian ser parte de sus metas ideales. San Juan, la Capital -un simbolo no solo para Puerto Rico, sino para otros paises en el mundo- debiera ser motivo de orgullo para sus ciudadanos aqui o en el extranjero. Por esto es menos que suficiente decir que San Juan es «the All American City», si este juicio implica la emulacion de una etica inasimilable y el comercialismo barato de la mayoria de las ciudades estadounidenses, una emulacion que seguramente fallara. Si Puerto Rico ha de enorgullecerse de ser un ejemplo de la cooperacion entre los Estados Unidos y Latonoamerica, entonces la Isla y San Juan deberan retener los elementos de su cultura hispanica, su dignidad y su linea de conducta como fueron definidas por el Gobernador en su «Operacion Serenidad». El preambulo de la Constitucion del Estado Libre Asociado de Puerto Rico declara : « Consideramos .facfores determinantes en nuestra vida... la coexistencia en Puerto Rico de las dos grandes culturas del Hemisferio Americano ... ; nuestra fidelidad para con los valores humanos por encima y mas alla de posicion social, diferencias raciales e intereses economicos ... » Rago notar que la intencion declarada es convivencia, no asimilacion, negacion o desaparicion de la cultura puertorriquefia . En una reciente propuesta para la planificacion del area metropolitana de San Juan, se sugiere que una meta ideal seria conseguir que un area metropolitana . o una ciudad fuesen economicamente autosuficientes o bien obtuviesen equilibria entre sus ingresos y gastos pi'.1blicos. Concedamos que esto es realizable. Sin embargo, se entiende que un area metropolitana o una c.iudad que este adquiriendo estabilidad economica, equilibrando su presupuesto, puede generar ciertos sacrificios sociales, politicos o fisicos. Por ejemplo, un area metropolitana o ciudad muy atractiva para el comercio y la industria y muy conveniente para su transito, podria no ser ciudad muy agradable para vivir. Un area metropolitana o una ciudad eficiente solamente en terminos de la distribucion del uso de la tierra, puede no ser nece-


sariamente una ciudad bella o una fuente de orgullo y dignidad ciudadana. Estas metas ideales no Hegan a definir ciertos valores y cualidades, tangibles e intangibles -de San Juan, de Puerto Rico o de .los mismos puertorriquefios- valores y cualidades que deben establecer, reestablecer o destacar, segun se requiera, por los puertorriquefios mismos. Las metas sugeridas para Puerto Rico en su conjunto y para sus ciudades deben tener en cuenta la continuidad de una larga historia y una rica tradici6n, cultura y ambiente de los cuales cada puertorriquefio orguilosamente se sienta, y sea parte. La cultura es hispanoamericana y por esta raz6n posee valores unicos que deberan ser conscientemente conservados y realzados -no perdidos por la presi6n tanto del crecimiento de la poblaci6n como de la economia orientada hacia los Estados Unidos-. El clima tropical no es compatibl•.:! con intentos de reorga· nizaci6n que utilice normas desarrolladas especificamente para los Estados Unidos o ciudades europeas de otras latitudes y otras culturas. Como posee en su area fisica los elementos de una historia de 500 afios debera existir una responsabilidad moral y cultural para su preservaci6n, presen · taci6n y apreciaci6n. Esto tambien puede o no ser operacion lucrativa financieramente. Puerto Rico, que adelanta con un programa econ6mico, tiene la responsabilidad de preservar su dignidad, y esto lo hara en p arte por la perpetuaci6n de sus expresiones culturales. La norma en que se bas a la «Operaci6n Serenidad» reconoce este deseo; al incluir en la Junta de Planificacion personal de ciencias sociales se echan las bases para su planeamiento. El programa del Instituto de Cultura Puertorriquefia es una acci6n principalfsima hacia su logro. Existe el temor de que la preocupacion por talcs metas conduzca al nacionalismo. « ... sin embargo, es mas bien una forma de nacionalismo cultural que politico. Es la reacci6n espontanea e inevitable... a profundos cambios originados por un grupo de instituciones que se ha impuesto sobre ella (la poblacion) desde afuera ... » ' Sin este ,;nacionalismo cultural» deseable para preservar la herencia historica, existe el peligro de perder la identidad y los derechos de nacimiento de futuras generaciones, a cambio de la mediocridad y monotonia del intento de adoptar un ambiente in- · asimilable. EL

PRESENTE - UNA POLfTICA A SEGUIR EN EL FUTURO

Las areas historicas de San Juan Antiguo son encantadoras y peculiares, atractivas tanto para los habitantes como para los turistas. Estas areas de la ciudad son un museo vivo con sus angostas calles a veces escalonadas, empedradas de adoquines azules, sus residencias construidas una muy cerca de la otra, su piedra, yeso y pintura desvahida por el tiempo, 3. Steward, Jul.fan H., Culture Patterns of Puerto Rico, in Annals of the American Academy o.f Political and Social Sciense, January 1953.

sus fugaces vistas de sombreadas montafias y refrescantes paisaj es marinos. Hay sucesivas delicias y sorpresas cuando se camina por estas areas. :::>anturce, en muchas de sus secciones, presenta un espectaculo poco edificante. Falta una escala intima, onentaci6n para el peat6n, espacio abierto, color y distribuci6n de arboles, fuentes y estatuas que se asocian con San Juan Antiguo. liay varios edificios aislados como el del Departamento de Salud en la Parada 19, la Iglesia San Mateo, ciertas casas viejas y el Hogar de Nifias en la Parada 15, que proveen los puntos focales tradicionales, y las peculiares casas de Antonin Nechodema, discipulo de Frank Lloyd Wright. Rio Piedras, aunque no escapa a las caracteristicas de tantas otras -ciudades, tiene cualidades esteticas y oportunidades para destacarlas en su plaza, los edificios mas antiguos de la Universidad, otras casas viejas y ciertos espacios no construidos todavia. Se necesita una evaluacion actualizada de las valores y cualidades no fisicas como tambien de las caracteristicas de disefio de San Juan Antiguo. Esto produciria criterio y estimulo para la nueva arquitectura paisajista y el planeamiento nuevo que consideren y se relacionen con los del pasado. Tal enfoque tendria en cuenta la apariencia fisico-estetica de San Juan Antigua, Santurce y Rio Piedras y sus menos tangibles aunque no menos reales efectos emocio· nales, sociales- y sicologicos. El planeamiento de. una ciudad tan vieja coma San Juan, que posee tan destacada herencia historica visual y cultural, implica no solo la preservacion de las valores existentes, sino tambien la integraci6n de su crecimiento futuro dentro del marco tradicional. Esto es necesario para volver a captar y continuar utilizando aquellos elementos que han moldeado el ambiente de San Juan, han dado a sus habitantes una bien establecida escala de valores que serian retenidos, realzados y repetidos en forma funcional con sentido de actualidad, pero al mismo tiempo con respeto al pasado. Como creemos que las metas que se fijaran se aceptarian debe establecerse o asumirse una politica sabre la cual se base el planeamiento. Par ejemplo, supongamos que San Juan Antigua, en su totalidad, seguira siendo el centro de gobierno para toda la Isla; que San Juan Antigua continuara considerandose coma monumento del pais y foco de orgullo civico para todos las puertorriquefios y visitantes de otros paises, luego las metas esteticas para una «city beautiful» demandariamos .una mayor inversion. Presuponemos que se adoptaria una politica para estimufar la provision de espacio abierto, parques y bulevares dentro de las areas construidas. Presuponemos que las servicios comerciales se limitarian en calidad y tamafio proporcionalmente dentro del area. Se supone que el turismo seria dirigido propor. cionalmente hacia otras partes de la Isla. Se asume que habria aumento de la inversion en transportes publicos ·· para· reducir el creciente transito de automoviles y la concomitante demanda par estacionamiento.

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Presµponemos que se desalentaria el hacinamiento en el area metropolitana de San Juan encauzando la localizacion de industrias en la Isla y las urbaniza· ciones de alta densidad en relacion con su acceso y otros servicios. Se asume que la intensidad de desarrollo seria controlada; que Puerto Rico reconoceria la necesidad de tener su propia Escuela de Arquitec· tura -arquitectura paisajista y planeamiento- de· dicada a los problemas de areas tropicales, a Latinoamerica y a Puerto Rico mismo, porque incluso Harvard no puede suplirlas completamente. Presuponemos que los puertorriqueiios sean tan dedicados como un americano a las metas expresadas aqui. SUGERENCIAS PARA ESTUDIO '

Establecidas las metas y la politica a seguir, deberan examinarse los elementos tradicionales que incluyen: Escala: Ciertas partes de San Juan poseen caracteristicas esteticas muy peculiares expresadas en las relaciones entre la altura de los edificios, el ancho de las calles y los espacios abiertos. Hay relaciones definidas entre estas y el peaton, que se ban convertido en parte integral de la vida de los puertorriqueiios, asi como ·en hitos o guias para los turistas que vienen a Puerto Rico. Hay una unidad visual realzada por el corte abrupto entre areas intensamente urbanizadas y el agua o los parques. Gran parte de la inherente belleza de San Juan Antiguo se debe al contraste entre hermosos y viejos edificios, angostas calles sombreadas, propias para el clima calido de Puerto Rico, y plazas que siempre ban sido el centro natural de las actividades de sus habitantes. Estos son algunos de los h aberes de la vieja ciudad colonial, que con demasiada frecuencia ban sido descartadas en el pasado reciente y que deberan ser preservados como parte de la herencia de la Isla. Un estudio de escala incluiria la determinacion de las relaciones apropiadas entre edificios altos y bajos; entre espacios abiertos y edificios; entre grupos de edificios y Ia ciudad; entre los edificios y el transporte. Diseno, estilo y materiales: Del mismo modo, mu· chos edificios dentro de la ciudad tienen caracteristicas inimitables de estilo y de construccion que los hacen originales. Rasgos arquitectonicos tales como patios interiores, balcones, cornisas labradas y rejas decorativas, dan una atmosfera definida que solo puede encontrarse en pocas ciudades del Hemisferio Occidental. Los excelentes materiales y artesania utilizados en estos edificios los hacen, aun hoy, muy adecuados a las condiciones climaticas de la Isla: son estructuras valiosas y dignas todavia de usarse por largo tiempo. Por esto es conveniente hacer estimacion detallada de aquellos tipos de construccion, colores, texturas y materiales que podrian y deberian continuar en uso en las partes nuevas de la ciudad y expresadas en formas contemporaneas de diseiio. 4. El autor aiiradece especialmente a su colega Fran~ois Vigier por la ayuda que le ha prestado al escribir esta parte.

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Edificios de importancir,i estetica e hist6rica: Si bien la antigi.iedad no debe ser la unica razon para preservar meticulosamente un edificio, tampoco significa que ese edificio debera ser reemplazado. Alteraciones atinadas y modernizacion del equipo funcional de un edificio viejo seran muchas veces suficientes para permitir su utilizacion continuada y eficiente. Este enfoque tiene, ademas, la ventaja de prevenir Ios traslados caros y a menudo socialmente perjudiciales de los usos de la tierra existentes, de una parte de la ciudad a la otra. Estos cambios, generalmente, ocasionan la extension de las condiciones del arrabal a las areas desocupadas. Una parte importante del trabajo del Instituto de Cultura es determinar que edificios antiguos deberan preservarse, ya sea por su importancia nistorica 0 estetica 0 bien por la posibilidad de utilizacion. Sin embargo, se observara que la atraccion estetica no es producto de un solo edificio hermoso aislado, sino del mismo en relacion con su medio -tal vez un grupo de edificios muy humildes. Impacto social y sicol6gico: Uno de los propositos en el esfuerzo de reconstruccion de San Juan Antiguo y otras partes escogidas de San Juan, seria intentar captar algm:os de los valores sociales y sicologicos que existieron en el pasado y que ahora son amenazados pol" una rapida urbanizacion e industrializacion de la Ciudad. La escala de gran p arte de San Juan Antiguo es especialmente conveniente para lograr una relacion estrecha entre el individuo y el ambiente, una sensaci6n de «pertenencia» a un medio comun claramen· te comprensible que promueve la estabilidad social. La escala intima de gran parte de San Juan Antiguo, el contraste entre calles angostas y bulliciosas y la atm6sfera de tranquilas y amplias plazas, el valor estetico de ciertos edificios y monumentos proporcionan un alivio del ruido y la actividad de una ciudad moderna, esencial al bienestar del individuo. La conciencia por parte de un individuo de las fuerzas sociales y culturales que ban dado forma al presente y que t>stan expresadas en los aspectos fisicos de la ciudad con la cual esta en contacto diario, no puede dejar de originar un sentimiento de orgullo y fortalecer la salud espiritual que lo ayudara a adaptarse a los valores rapidamente cambiantes de la sociedad contemporanea. Este sentimiento es mas que latente y esta expresado aqui por un planificador puertorriqueiio con la palabra y el sentimiento del poeta : « ... Isla,

coraz6n melodioso, Ciudad loto del Caribe Puerto Rico; !Tan hermoso! Tierra donde el sol reside.

Portal del Caribe al Mundo Y entrada del Mar Caribe, De quien te ama muy profundo Escucha esto que te escribe... » ' 5. De la poesfa «Luz y Paz•, con el permiso del Ing. Manuel Seoane Faura.


Bihliografia puertorriqueiia 1960

LITERATURA PUERTORRIQUEN:A: 21 CONFERENCIAS. Varios autores. 616 pags. San Juan. Instituto de Cultura Puertorriquefia, 1960. Recoge este tomo la serie de conferencias sobre literatura auspiciadas por el Instituto de Cultura Puertorriquefia y dictadas en la Universidad de Puerto Rico y en el propio Instituto de Culttira en el periodo comprendido entre noviembre de 1957 y junio de 1958. La serie abarca los principales aspectos y etapas de la creaci6n literaria en la Isla desde principios del Siglo XIX hasta el presente, y estuvo a cargo de distinguidos literatos, investigadores y criticos puertorriquefios. Las conferencias van precedidas de notas biograficas de sus autores, cuya lista es la siguiente: Ruben del Rosario, Josefina Rivera de Alvarez, Emilio J. Pasarell, Manuel Garcia Diaz, Cesareo Rosa-Nieves, Julia Maria Guzman, Adriana Ramos Mimoso, Modesto Rivera, Emilio S. Belaval, Vicente Geigel Polanco, Jose Emilio Gonzalez, Mariana Robles de Cardona, Concha Melendez, Francisco Arrivi, F. Manrique Cabrera, Ester Feliciano Mendoza, Washington Llorens, Jose S. Alegria, Wilfredo Braschi, Maria Teresa Babin, y Monelisa Lina Perez Marchand.

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DIAZ SOLER, Luis M.: Rosendo Matienza Cintron, Orientador y guardian de una cultura. Torno I, 734 pags., Torno II, 521 pags. Ilustrados. Ed1ciones del Instituto de Literatura Puertorriquefia, 1960. Se publica esta obra con motivo del reciente centenario del natalicio del pensador y politico puertorriquefio Rosendo Matienzo Cintron, de cuya vida y obra constituye u n documentado estudio. «Este libro - expresa el autor en la introducci6n- intenta la rectificaci6n de todo un pueblo por el olvido en que ha mantenido a uno de sus excepcionales hijos.» FRANCO OPPENHEIMER, Felix: El hombre y SU angustia. 94 pags. San Juan, Ediciones Yaurel. 1960. Es esta la segunda edici6n del libro de epigrafe, publicado por primera vez en 1950, y del que dic:e Luis Pales Matos en el pr6logo que es «Un mensa.Je cordial, calido e intrigante, envuelto en una niebla de suave melancolia, y trasminado de sutiles esencias liricas.» O'NEILL, Ana Maria: Etica para la Era At6mica. Tr aducci6n de Rita O'Neill. 456 pags. Mexico, D. F. Editorial Ori6n, 1960. Version espafiola del original ingles, publicado en

1948, obra que le vali6 a la autora el premio umco en certamen internacional patrocinado por la Northwestern University. Trata sobre los siguientes temas:

El hombre coma concepto cientifico; la empresa libre coma parte de la civilizaci6n occidental; las rutas politicas abiertas al hombre en caso de fracasar la empresa libre; las ingenieros morales; el cooperativismo coma salvador de la civilizaci6n occidental. COLBERG, Juan Enrique: Hablar de una andadura breve. 115 pags. San Juan, Editorial Campos, 1960. La mayor preocupaci6n del autor es la realidad puertorriquefia actual, que analiza en alguno'> de los ensayos que componen el libro. Entre lo& trabajos sobresalen los titulados : H ostos, o el dolor de la vida

consciente; La humana dolida voz de Canales; Notas sabre el arte memorador de Abelardo Diaz Alfaro; Esquema de una pasi6n de cultura, y Sostenido ademan de borincanidad. BONNIN, Ana Ines: El mendigo y otros dialogos. 208 pags. Barcelona, Ediciones Destina, 1960. Siete narraciones dialogadas, la primera de las cuales d a titulo al libro, integran esta obra de la escritora puertorriquefia, hoy residente en Espana. Son narraciones de gran interes humano, en que tipos diversos ofrecen el dialogo cotidiano de sus vidas, lleno de calor y emoci6n, y de un realismo inconfundiblemente es~afiol. ALCAIDE, Jose A.: Victor Rojas, salvador de doscientas vidas. 302 pags. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. Novela basada en la vida y actos h eroicos del pescador arecibefio Victor Rojas, quien vivi6 a m ediados d el siglo pasado. Explicando su procedimiento nove· listko, declara el autor lo siguiente: «A veces la fabula resulta mas cierta que la realidad, porque la verdad no consiste en la narraci6n de los hechos escritos, sino que surge de la confrontaci6n de los hechos con los reflejos imaginativos que de ellos se derivan». En la obra figuran varios personajes de ficci6n, pero sus referencias a los hechos de Rojas, afirma el autor que se basan en datos rigurosamente hist6rieos. NARVAEZ SANTOS, Eliezer: La influencia taina en el vocabulario ingles. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. El autor examina la aportaci6n taina al ingles, asi como algunos vocablos caribes, asimilados por los

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tainos, que tambien pasaron a aquel idioma. Uno de los capitulos del libro resume la historia, costumbres y lenguas de estos pueblos indigenas y recalca su gran contribuci6n a la lexicologia moderna. CEIDE, Amelia: Stahl: Estudio biogrdfico. 133 pags. Ilustrado con fotografias. San Juan, Editorial Club de la Prensa, 1960. Se propone la autora en este estudio recopilar los escasos datos que existen sobre la personalidad del distinguido naturalista puertorriquefio, doctor Agustin Stahl. Trata de su infancia y juventud, sus estudios en Europa, vida hogarefia, actividades politicas y artisticas, ademas de las actividades cientificas que le dieron fama. Se afiaden algunas anecdotas de su vida. VIVAS MALDONADO, Jose Luis: Historia de Puerto Rico. Nueva York. Las Americas Publishing Co., 1960. Declara el autor en el pr6logo que su obra fue escrita con el objeto de ayudar a los estudiantes de escuela secundaria en el estudio de nuestra historia. El devenir de esta se ofrece en forma sencilla y clara en los veinticinco capitulos de que consta el libro, qu\! incluye un apendice con ejercicios. LLORENS TORRES, Soledad: Entre las azucenas olvidado, 42 pags. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. A manera de mensaje en doble devoci6n dedica la autora este libro de poemas a San Juan de la Cruz. A esta dedicatoria responde la primera parte del libro, y la segunda la integran poemas de tematica puertorriquefia bajo el titulo Mentares de la piedra

Puerw Rico. MATTHEWS, Thomas G.: Puerto Rican politics and the New Deal. 346 pags. Gainsville, Universidad de Florida, 1960. El libro explora un momento politico de la historia puertorriquefia, la decada del 1930, como punto de partida de los cambios que luego se operaron en Puerto Rico. Se describe en detalle la actividad politica en la Isla durante la administraci6n del Nuevo Trato del Presidente Roosevelt. Los capitulos llevan los siguientes titulos : Trasfondo hacia la politica;

1932: aiio de cambios politicos; lnfierno de Gore; Medidas de emergencia; Ayuda y reconstrucci6n, Lucha para el dominio; Semillas de desconfianza, y La cosecha.

FRANCO OPPENHEIMER, Felix: Contornos. 174 pags. San Juan, Editorial Yaurel, 1960. Grupo de ensayos en que el autor expone sus ideas filos6ficas y literarias, estudia la obra de algunos poetas espafioles (Becquer, Antonio Machado) y analiza la de otros poetas y prosistas puertorriquefios (Antonio Perez Pierret, Joaquin L6pez L6pez, Antonio S. Pedreira). El libro incluye unas notas sobre libros puertorriquefios. MORALE:s, Jorge Luis: La ventana y yo. Ilustraciones de Liarte. 98 pags. Rio Piedras, Ediciones La Torre, 1960, Colecci6n que recoge parte de la obra del autor. Es poesia fina y depurada, de hondas resonacias humanas. El libro ha sido premiado por el lntituto de Literatura Puertorriquefia. PARRILLA, Arturo: Cuentos del ser primitivo. 104 pags. Nueva York, Las Americas Publishing Co., 1960. Con pr6logo de la escritora Maria Teresa Babin aparece este libro de cuentos de Arturo Parrilla, puertorriquefio residente en Nueva York. Tiene la obra una gran unidad tematica. Por ella desfila el ho~bre siempre en pugna con las fuerzas del mal y la ignorancia, que pretenden destruirle.

Drnz DE ANDINO, Juan: Manuel Benitez Flores. 262 pags. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. Compilaci6n de selecciones de poesia, prosa y oratoria del poeta y escritor cuyo nombre da titnlo al libro. La antologia va precedida de un breve ensayu bi.ografico. ARANA~ Felipe N.:

Grito de la tierra honda. Pr6logo de Federico de Onis. 128 pags. San Juan, Editorial Club de la Prensa, 1960. Estampas de la tierra en prosa y verso. Segun el prologuista, «la poesia de Arana tiene un valor propio inconfundible, que la hace muy puertorriquefia y personal». La parte de prosa se compone de varios cuentos. BABfN, Maria Teresa: La hara colmada. 90 pags. Santander, Taller de los Hermanos Bedia, 1960. Esta fina tabula teatral en dos actos alcanz6 menci6n honorifica en el Certamen de teatro del Ateneo Puertorriquefio en 1958. A juicio del jurado calificador, la obra, «notable por su delicadeza sugeridora, linda con la pantomima poetica». DE ONfs, Federico: Luis Pales Matos (1898-1959 ). 90 pags. Con ilustraciones fotograficas. San Juan, Ediciones del Ateneo Puertorriquefio, 1960. El escritor Federico de Onis hace en esta obra un recuento de la vida y un estudio de la poesia de Luis Pales Matos, de quien dice que «Como gran poeta de nuestra lengua y nuestra epoca, es universal y permanente». El libro recoge composiciones ineditas del poeta y afiade una abundante bibliografia. MALDONADO, Te6filo: Este fue mi maestro, 215 pags. Hato Rey, Talleres de La Primavera, 1960. Maldonado se refiere en este libro al periodista don Jose Coll y Vidal; narra c6mo le conoci6 y de que manera influy6 en su carrera periodistica. Es una exaltaci6n de su maestro en las bregas periodisticas hecha con simpatia y afecto, en prosa Ilana y sencilla. ALEGRIA, Ricardo E.: El Instituto de Cultura Puertoriquefza: Los primeros cinco afzos. 100 pags. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriquefia, 1960. La raz6n de ser del Instituto de Cultura Puertorriquefia, su origen, gobierno, y prop6sitos; los programas y diversas actividades que realiza desde su fundaci6n, aparecen descritos y registrados en esta publicaci6n, que ornan numerosas ilustraciones y fotografias. El libro incluye un elenco de todos los actos culturales organizados durante ese periodo bajo los auspicios del Instituto. URRUTIA, Norma: De Troteras a Tigre Juan. 126 pags. San Juan, Ediciones Club de la Prensa, 1960. Es este una interesante estudio de dos grandes temas : el tema de Espana y la conciencia nacional, y el tema del honor. La obra comprende una biografia sin6ptica de Perez de Ayala y un apendice bibliografico. L6PEZ L6PEZ, Joaquin: Antologia. Selecci6n y pr6logo de Carmelina Vizcarrondo. 66 pags. San Juan. Ediciones del Ateneo Puertorriquefio, 1960. El libro contiene poemas de las obras A plena lumbre (1934) y Romancero de la luna (1939), y otras composiciones publicadas en revistas locales en el periodo 1925-1928. Segun la prologuista, estos poemas «obedecen a un orden emotivo que trata de llevar un mensaje autobiografico.» LLUcH MoRA, Francisco: El ruisefzor y el olvido. 106 paginas. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960.


Versos escritos entre 1952 y 1953 componen este ultimo poemario de Lluch Mora, integrado por las siguientes sec<;:iones tematicas: El ruisefior y el olvido; Poema del tiempo,· La muerte; Intermedio y La nueva canci6n. RoDRfQUEZ l\1oRALES, Luis M.: La centella. Pr6logo de Concha Melendez. 157 pags. Ediciones Rumbos, Barcelona, 1960. La obra conti~ne trein.ta y tres cuentos, algunos de los cuales han s1do pubhcados en la prensa del pais. El primero da su titulo al libro.

Manuel Fernandez Juncos: Antologia de sus obras. Pr6logo de Jos~ Antonio Torres. Mexico, Editorial Ori6n, 1960. La Secretaria de Instrucci6n Publica ha editado, con fines escolares, esta antologia, que «recoge una minima parte de la amplia y diversa obra de Fernandez Juncos», escritor espaiiol que hizo de Puerto Rico su segunda patria. En el libro figuran dieciocho cuadros de costumbres y semblanzas, con sus correspondientes cuestionarios. Comprende, ademas, una bibliografia y un vocabulario. LLUCH NEGRONI, Francisco: Album hist6rico de Yauco . Pr6logo de Pablo Vargas Badillo. Con ilustraciones y fotografias. 386 pags. Valencia, Editorial Guerri, 1960. Con motivo del bicentenario del pueblo de Yauco se publica este album, que recoge trabajos literarios e hist6ricos y articulos sobre diversas facetas de la vida yaucana tales como el periodismo, la literatura, el desarrollo comercial, y la instrucci6n publica. JosE GAUTIER BENfTEZ: Poesias. 68 pags. Con ilustraciones de Augusto Marin. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueiia, 1960. Es este el numero 4 de los Cuadernos de Poesia que viene publicando el Instituto de Cultura Puertorriqueiia. Los anteriores fueron dedicados a Jose de Diego, Luis Llorens Torres y Luis Pales Matos. Contiene 13 de las mas caracteristicas poesias de Gautier, entre ellas el Canto a Puerto Rico. MELENDEZ CONCHA: De frente al sol. 24 pags. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueiia, 1960. La notable escritora puertorriqueiia hace en esta obra un juicio de sintesis de la poesia de Luis Muiioz Rivera, destacando aspectos nuevos e ineditos de la misma. HERNANDEZ AQUINO, Luis; La muerte anduvo por el Guasio. 190 pags. Madrid, Talleres Graficos de Hauser y Menet, 1960. Novela hist6rica, en que se narran incidentes de la invasi6n norteamericana de Puerto Rico en 1898. El autor advierte, en nota preliminar, que todos los personajes y episodios de la novela son imaginarios. BABiN, MARIA TERESA: Fantasia Boricua. 176 pags. Ilustrnciones de Esteban Vicente. Santander, Imprenta de los Hermanos Bedia, 1960. En la segunda edici6n de este libro de evocaciones puertorriqueiias, hecho con cariiio y emoci6n, en prosa poetica. Los capitulos se titulan: Dias de mi Isla; Lagrimas de tiempo; Tiempo de temporal; Trajin de cafia y de playa; El pueblo, El camino y la montafia, Suefios de amor y muerte. BALSEIRO, JOSE A.: Expresi6n de Hispanoamerica. (Primera serie). Pr6logo de Francisco Monterde,

294 pags. San Juan, Institute de Cultura Puertorriqueiia, 1960. A la memoria de Luis Munoz Rivera, en el centenario de su natalicio, dedica Balseiro esta primera serie de ensayos literarios sobre temas hispanoamericanos. Refiriendose al autor dice Monterde en su pr6logo que «en noble ejercicio de las letras y perenne devoci6n a la catedra, templ6 la voz y puritic6 el estilo, para llegar seguro a la deseada meta.» MELENDEZ MUNOZ, Miguel: Retablo puertorriquefio. Introducci6n de Enrique Laguerre, 200 pags. San Juan, Editorial Campos, 196U. Es esta la tercera edici6n de la obra, publicada por primera vez en 1941. La primera parte se compone de cuatro esbozos dramaticos; la segunda, del ensayo titulado Par las caminos de Puerto Rico, y de otros trece trabajos. El libro es de acento nativista y telurico; su tematica en general versa sobre el campesino puertorriqueiio, su vida, costumbres y problematica social. ORTIZ STELLA, Cruz: Misa de alba. 156 pags. San Juan, Editorial de Club de la Prensa, 1960. Serie de poemas de corte clasico y modernista con predominio de los de tema religioso, «expresivos en buena parte» -segun el autor- «de su regreso a la Iglesia». Fiz JIMENEZ, Epifanio: Baya·man y su gente. Ilustrado con fotografias. 358 pags. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. Album informativo sobre Bayam6n, con numerosos datos sobre la historia del pueblo, su vida religiosa, social y cultural, agricultura, comercio, industria, beneficencia, teatros, etc. Su segunda parte contiene reseiias biograficas de personalidades nacidas en Bayam6n o vinculadas en alguna forma a la historia y vida de la ciudad. RosA-NIEvEs, Cesareo: Girasol. 70 pags. San Juan, Editorial Campos, 1960. Treinta poemas para niiios, que el autor dedica a sus nietos, respondiendo a un ideario estetico que formula asi: <«'. Poesia infantil? Color, musica, belleza. La imagen tiene que soiiarse en niiio, en niiio debe amarse y concebirse la lengua.. . dentro del imperio de la poesia mas pura.» A1''DREU IGLESIAS, Cesar: El derrumbe. San Juan, Puerto Rico, Club del Libro, 1960. La regi6n cafetalera de Yauco y el pueblo del mismo nombre sirven de escenario a los sucesos dramaticos de El derrumbe, nueva novela del autor de Los derrotados y Una gota de tiempo. En esta novela supera Andreu Iglesias su tecnica de novelar, asi como la forma de enfocar la sicologia de sus personajes. El derrumbe gana tambien en sentido descriptivo. ASENJO, Conrado: Recuerdos y aiioranzas de mi viejo San Juan. 137 pags. Imprenta Venezuela, San Juan, 1960. Segun sugiere el titulo, recoge en este libro don Conrado Asenjo una serie de cr6nicas y estampas evocadoras del San Juan del pasado. Rememora el autor una serie de tipos, situaciones, hechos y circunstancias, en cr6nicas sencillas y llenas de humor, gracia e interes. El libro tambien recoge algunas notas autobiograficas del autor. RosA-NIEVES, Cesareo: Diapason negro. 92 pags. Editorial Campos, San Juan, 1960. Veintisiete poemas negroides componen el ultimo libro de este autor, quien justifica $U nuevo modo 61


de hacer poesia, de la manera siguiente: «Los ensuefiistas, creemos firmemente en la pintura estetica de un negro humano, autentico, libre, sin timideces ambientales, sin supersticiones risibles, sin limitacion de fronter as obsoletas... sin ironias bastardas, producto acaso de prejuicios incognitos en lo etnico.» La obra lleva un estudio del profesor Francisco Lluch Mora. BAGUE, Jaime: La administraci6n publica y sus raices hist6ricas. 142 pags. San Juan, Imprenta Venezuela, 1960. Estudio de la administracion publica y sus origenes historicos en Puerto Rico en que se analizan sus diferentes etapas y aspectos desde la fundacion de Caparra, hasta la concesion de la autonomia a la isla, en 1896. Trata tambien de las gobiernos de las pueblos y sus alcaldes. Incluye un boceto «biografico» de La Fortaleza y sus contornos. GONZALEZ GARCfA, Matias: Cuentos. 262 pags. Ediciones Rumbas, Barcelona, 1960. Veintiseis cuentos integran esta primera seleccion del escritor Matias Gonzalez Garcia (1866-1938), compilada y prolongada par el periodista Juan Martinez Capo. La coleccion contiene cuentos de caracter historico, romantico, sicologico; de humor pueblerino y campesino; de satira y protesta social. L6PEZ, Julio Cesar: Pasion de poesia (Jornada critica) 160 pags. San Juan, Puerto Rico, 1960. El joven ensayista Julio Cesar Lopez hilvana en una serie de ensayos, la critica dedicada a temas y autores de su predileccion, bajo el signo de su amor a la poesia. Poetas, novelistas y escritores espafioles, hispanoamericanos y puertorriquefios, desfilan por Pasion de poesia, enjuiciados con una critica creadora. Otros temas de la obra son reflexiones sobre el libro, la cultura y la creacion literaria. PuJADA DiAz, M.: Impresiones de un viaje. 158 pags. Barcelona, Editorial Rumbas, 1960. A modo de estampas se recogen en este libro las impresiones del autor en sus viajes par Espana, Francia, Belgica, Rolanda, Alemania, Suiza, Austria, Italia y otros paises europeos. «La obra -dice el escritor Jose S. Alegria- es reducida de paginas y amplia, muy amplia en el analisis, en el comentario y en la ensefianza.» LAGUERRE, Enrique A.: La resentida. 119 pags. Barcelona, Ediciones Rumbas, 1960. Nueva edicion de este drama en tres actos, que evoca la situacion creada en el pais, a raiz de la invasion americana, por las llamadas partidas sediciosas, grupos de criollos que ejercian violencia contra las espafioles residentes la zona rural. Hay en La Resentida una fina recreacion del paisaje, las costumbres de la region cafetalera y el espiritu campesino de la epoca. MALDONADO, Teofila: Luis A. Ferre: ciudadano. 210 paginas. Con ilustraciones fotograficas. Hato Rey, Im9renta La Primavera, 1960. El libro es una exegesis del prominente hombre publico e industria~ puertorriquefio Luis A. Ferre, vista coma ciudadano y coma politico. Se discuten sus ideas y su labor en el campo de la politica insular, y en el apendice se insertan varios de sus discursos. SANCHEZ, Luis Rafael: Los angeles se han fatigado. Parsa del amor compradito. 134 pags. Ediciones Lugar, 1960. 62 'C?">.

Son dos piezas teatrales cortas, sobre situaciones y personajes puertorriquefios, en que se satirizan las valores decadentes y el superficial prurito intelectualizador que dominan en algunos ambitos de nuestra vida social. DiAZ MONTERO, Anibal: Hablando con ellos. 108 pags. Ilustrado con fotografias. San Juan, Editorial Club de la Prensa, 1960. Entrevistados por el autor, nos revelan sus biografias y su particular filosofia de vida el coquero, el herrero y otros tipos populares ya en proceso de desaparicion. La obra lleva un prologo de Miguel Serrano Hernandez. NORAT MARTfNEZ, Jose: Historia del Regimiento 65 de Infanteria. San Juan, 1960. La obra, dedicada a «todos los soldados puertorriquefios que han defendido con honor y dignidad las colores del glorioso Regimiento 65 de lnfanteria», traza la historia de este cuerpo del Ejercito de Estados Unidos desde su creacion (1899) hasta su reciente disoluci6n. El libro esta profusamente ilustrado. RosA NIEVES, Cesareo: La lam para del faro. 224 pags. San Juan, Editorial Club de la Prensa, 1960. Es este el segundo tomo de la obra de epigrafe, coleccion de ensayos en que el autor ofrece su contribucion para «una interpretacion de algunos hitos culturales del fluir puertorriquefio». El presente tomo, compuesto de ocho trabajos, cubre aspectos de nuestra literatura, comentarios y juicios de autorei puertorriquefios. FoNT, Manuel: Mayaguez lirico y tradicional (Incursiones literarias de un ingeniero ). 204 pags. Barcelon~, Editorial Rumbas, 1960. Libro evocador, en el que el autor ofrece varias glosas, divagaciones y estampas sentimentales del Mayagiiez de principios de siglo. La obra recoge tambien otros ensayos de indole varia, y notas de un viaje por la America del Sur. G6MEZ COSTA, Arturo: Puerto Rico heroico. 152 pags. Ediciones Rumbas, Barcelona, 1960. El libro es a manera de un mosaico de poemas que cantan las hechos y hazafias de la colonizacion e historia ulterior de Puerto Rico. Va precedido de un interesante trabajo en prosa titulado Presencia de Isabel la Cat6lica en America. DIEGO PADR6, J. I. de: El tiempo jug6 conmigo. 365 paginas. Barcelona, Ediciones Rumbas, 1960. «Obra amarga, dura, aspera, triste, coma la misma realidad de que ha sido, pedazo a pedazo, extraida», confiesa que es El tiempo jug6 conmigo uno de sus personajes. El libro es secuencia del titulado En babia, novela anterior de De Diego Padro, con la cual forma un conjunto unitario. Confiesa el autor -a traves de otro de las personajes- que «las sucesos que en el manuscrito se narran ... son rigurosamente verdaderos, personalmente vividos o captados par el que escribe, aun cuando las nombres de las personas y lugares son supuestos». MIRANDA ORTIZ, Lydia: Marinero del alba. 30 pags.' Nueva York, Ediciones Ulysses, 1960. Conjunto de veinte poemas liricos de tematica variada. El libro lleva un prologo de Rafael Descartes. NATALIA, Cr...men: Llanto sin termino par el hijo nunca llegado. 40 pags. San Juan, Ediciones del Ateneo Puertorriquefio, 1960.


La poetisa dominicana, residente en Puerto Rico, canta en verso libre, desbordado, los eternos temas de la soledad del hombre y la perdida de su libertad. La obra obtuvo el premio de poesia del Festival de Navidad de 1959, anspiciado por el Ateneo Puertorriqueno. MURGA SANZ, Vicente: Puerto Rico en las manuscritos de don Juan Bautista Munoz. 436 pags. San Juan, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, 1960. Con la reproducci6n de los datos y papeles sobre Puerto Rico reunidos por el erudito histori6grafo valenciano, cosm6grafo oficial de Carlos III, inicia el autor la nueva «Biblioteca Hist6rica de Puerto Rico», que habra de incluir a los cronistas e historiadores de lndias de los siglos xvi y xvii, en lo referente a Puerto Rico. El presente es el primer estudio critico que se publica sobre esta parte de los extractos o apuntes de don Juan Bautista Mufioz. ARRivf, Francisco: Bolero y plena. 118 pags. SaJl Juan, Editorial Tinglado Puertorriquefio, 1960. Estamos frente a una suite dramatica, que sigue el tema del prejuicio racial en Puerto Rico -sicol6gicamente tratado- con el cual ha especulado el autor en otras de sus obras (Vejigantes -1957- y Sirena -1958). La obra fue estrenada en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico en 1956. LUIS MUNOZ RIVERA, Obras completas. Poesias. Con un pr6logo de Eugenio Fernandez Mendez. llustraciones de Carlos Marichal. 272 pags. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriquefia, 1960. Recoge este libro la producci6n poetica de Luis Mufioz Rivera ya publicada anteriormente en Retamas (1891), Tropicales (1902) y el volumen p6stumo titulado Versos selectos (s. f.), ordenada esta vez con arreglo a un estricto criterio cronol6gico. En el pr6logo, Eugenio Fernandez Mendez estudia a Luis Munoz Rivera como poeta civil. MERGAL, Angel M.: Puerto Rico, enigma y promesa. 244 pags. San Juan, Ediciones Chtb de la Prensa, 1960. Serie de ensayos recogidos en cuatro partes, una de las cuales (la tercera), es un estudio de la dinamica estructural de la cultura puertorriquefia. Las otras partes tratan especialmente de los problemas de las relaciones humanas. ARRIVf, Francisco: Sirena. 118 pags. San Juan, Editorial Tinglado Puertorriquefio, 1960. Esta pieza teatral, estrenada en 1959 por el Teatro Experimental del Ateneo Puertorriquefio, forma parte de la trilogia Mascara puertorriquena, del mismo autor, quien plantea en ella el problema del prejuicio raciai visto desde el punto de vista de la sicologia. GONZALEZ, Jose Emilio: Parabola del canto. Pr6logo de Francisco Lluch Mora. 58 pags. San Juan, Ateneo Puertorriquefio, 1960. La poesia de Jose Emilio Gonzalez es, segun el prologuista, «poesia de minorias». Lluch Mora ubica a Gonzalez en el superrealismo, y sefiala en su obra huellas de Neruda, Huidobro y Lorca, asi como de G6ngora y Garcilaso. Independientemente de estas influencias, la voz del poeta es «original, nueva e inconfundiblemente personal». PADR6, Humberto: El antifaz y las demas son cuentos. 190 pags. llustrado. San Juan, Editora lmprenta Social, 1960. Recoge esta obra -publicaci6n p6stuma- veintiseis cuentos de Humberto Padro, escritor puertorri-

quefio que destac6se por su sencillo arte de narrar y por su fino humorismo, segun destacan las criticas reproducidas en el libro. RAMfREZ DE ARELLANO, Diana: Un vuela casi humano. 87 pags. Madrid, Ediciones J. Romo Arregui, 1960. La poetisa de Albatros sabre el alma y Angeles de ceniza aporta a la bibliografia puertorriquena esta nueva obra poetica, de profundo lirismo y novedosas imagenes. El libro se subdivide en los siguientes titulos: Dedicatorias; Subida a la poesia; Plenitud y huida; Isla inventada y Tumbas para la dicha. ESPADA MARRERO, Jose: El hijo pr6digo y otros poemas. 44 pags. Gospel Press, l<.io P1edras, 1960. El cuaderno contiene cinco poemas inspirados en motivos biblicos: Hl hijo pr6digo; La casa de Zaqueo, Manana dominical, La capilla en la colina y Lecci6n objetiva. GoNTAN, Jose A.: Luis Munoz Rivera ( una historia intima) . 216 pags. Editorial Otero, San Juan, 1960. El autor denomina a este estudio biografico «historia sencilla y familiar de Luis Munoz Rivera». Los cuatro capitulos del libro tratan de su infancia, formaci6n, alnistades; del poeta, el politico y hombre de acci6n. Lleva un apendice que trata de Munoz Rivera como periodista y orador, y de su amistad con Jose de Diego. DEMAR, Carmen: Alturas del silencio. 136 pags. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. Nue.vo libro de poemas de la autora de Vuela intimo y Mar de sargazo, precedido de un pr6logo del escritor Luis O'Neill de Milan. lncluye un apendice en que se reproducen opiniones de diversos escritores, sobre las anteriores obras de la autora. RUBENS, Alma: Senderos de cristal (poemas) - Impresiones de viaje (prosa). 112 pags. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1%0. Como indica el titulo, al poemario Senderos de cristal acompanan unas impresiones de viaje, escritas en prosa de gran calidad poetica. Prologa la obra el licenciado Ernesto Juan Fonfrias. Al final se inserta un apendice con juicios criticos de diversos autores acerca de la obra anterior de la poetisa. ALBUM POETICO PUERTORRIQUENO : 172 pags. Barcelona, Graficas F. Carrera, 1960. La firma comercial Gonzalez Clemente, de Mayagiiez, ha editado esta colecci6n de poesia puertorriquena para conmemorar su fundaci6n. El libro incluye selecciones de cuarenta y cuatro poetas y lleva introducci6n y notas de su compilador, el escritor Juan Bautista Pagan. LA OBRA DE MALARET: OPINIONES FRAGMENTARIAS. 92 pags. Nueva York, Argentina Press, 1960. Se compilan en este cuaderno gran parte de las opiniones y comentarios de la critica univer~al a la obra del autor del Diccionario de Americanismos y V ocabulario puertorriqueno, don Augusto Malaret Yordan. MuN:oz IGARTUA, Angel: Vibraciones. 96 pags. San Juan, lmprenta Venezuela, 1960. El poeta Mufi.oz Igartua define su modo de hacer poesia en las notas que preceden sus versos. Sobre ellos dice que son. .. «humildes, claros, sencillos y sinceros». «No he sabido hacerlos de otra manera ... -agrega-. Todos llevan vibraciones de mi alma.»

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Gm.6N DE SEGURA, Socorro: Jose Gautier Benitez: obras completas. 366 pags. Palma de Mallorca, Imprenta de Mosen Alcover, 1960. Recopilaci6n de la obra poetica y del epistolario de nuestro gran poeta romantico, que incorpora versos no publicaaos en ninguna de las anteriores antologias de Gautier. Como apendice se incluye una interesante cronologia de su vida, con datos hasta ahora ineditos. RIBERA CHEVREMONT, Evaristo: Antologia poetica (19241950). Precedida de un estudio de Federico de Onis. 351 pags. San Juan, Ediciones de Ia Universidad de Puerto Rico, 1960. Comprende esta antologia selecciones de Ia obra de uno de Ios mas destacados poetas puertorriquefios contemporaneos. Como el titulo indica, no comprende el libro la producci6n posterior al afio 1950. La introducci6n de Federico de Onis constituye el mas importante trabajo sobre Ia poetica de Ribera Chevremont realizado a partir del estudio de Concha Melendez titulado «La pureza cautiva». MORALES OTERO, Pablo: Puerto Rico grande y rico. San Juan, Biblioteca de Autores Puertorriquefios. 263 paginas. 1960. En la introducci6n el autor presenta este libro como testimonio de la «transformaci6n revolucionaria casi total en toda la vida del pueblo puertorriquefio» operada en Ios ultimos 16 afios. Los diferentes capitulos tratan, y aportan abundantes datos, sobre demografia, salud publica, recursos agricolas, industria, trabajo, alimentaci6n, vivienda, hogar, problemas sociales, instrucci6n, cultura, tradici6n y deportes, " como sobre riego y fuerza electrica, transportaci6n y comunicaciones. Cierra Ia obra una resefia de las contribuciones puertorriquefias a Ia comunidad internacional, seguida de unos breves comentarios y de una extensa bibliografia. RODRIGUEZ EscuDERO, Nestor A: Ensayos escogidos ( sabre autores de Europa y America). Torno I, 142 paginas con un pr6logo de Cesareo Rosa Nieves. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1960. La primera secci6n del libro trata de autores y temas de Europa (principalmente espafioles), e incluye un articulo sobre la Iiteratura proletaria. La segunda parte trata acerca de escritores y poetas puertorriquefios, la mayor parte aguadillanos, entre Ios que fi. guran Enrique A. Laguerre, Jose de Jesus Esteves,

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Ramon Mendez Quinones, Jose Agustin Aponte, Angela Luisa Torregrosa, Josefina Guevara Castafieira y Pedro Conti Crespo. VERAY, Amaury: Manuel Gregorio Tavarez: soledad y plenitud. 98 pags. San Juan, Ediciones del Ateneo Puertorriquefio, 1960. Estudio sobre Ia vida y obra del compositor Manuel G. Tavarez, que incluye su biografia, su semblanza, y tres trabajos sobre los temas: «La danza puertorriquefia y Tavarez», «El concepto de la puertorriquefiidad» y «El sentido de lo heroico en Tavarez». El libro contiene el elenco de las obras deI compositor clasificadas por generos; una tabla cronol6gica-hist6rica, una bibliografia critica y varios apendices documentales. GUZMAN, Julia M.: Apuntes sabre la novelistica puertorriquena. 123 pags. Madrid, Talleres Hauser y Menet, 1960. Se trata de un estudio sobre Ia novelistica de Manuel Zeno Gandia. La autora analiza, con gran sentido de sintesis, toda la obra de nuestro maximo novelista, para defiinir su naturalismo como de posici6n intermedia entre el naturalismo de Emilio Zola, de Emilia Pardo Bazan, y el de los realistas-naturalistas espafioles. ARRIVf, Francisco: Frontera. 86 pags. Ilustraciones de Liarte. Barcelona, Editorial Rumbos, 1960. Es el segundo poemario que publica Francisco Arrivi, y puede adscribirse a un tipo de poesia altamente metaforica y simb6lica. El volumen reline cincuenta y cinco poemas breves. TEATRO PUERTORRIQUENO: Mi senoria, La resentida, Esta noche juega el Joker. 406 pags. con fotografias fuera de texto. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriquefia, 1960. Es el segundo tomo de la colecci6n Teatro Puertorriquefio, e incluye las obras presentadas en el II Festival de Teatro Puertorriquefio auspiciado por el Instituto de Cultura (1959) y cuyos autores son, respectivamente: Luis Rechany Agrait, Enrique A. Laguerre y Fernando Sierra Berdecia. El tomo reproduce ademas los programas de Ios «ballets» Juan Bobo y las fiestas, de Hector Campos Parsi; Sanjuaneras, de Jack Delano, y La encantada, de Amaury Veray, presentados en dicho Festival por Ia Compafiia Ballets de San Juan.


AMOR BENDITO Danza para canto y piano por Mt1sica: JUAN RlOS OVALLE

Letra: M. DESSUSE

INSTITUTO DE CULTURA P.UERTORRIOUENA San Juan de Puerto Rico 1961


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JL:AN Rios OVALLE, natural de Ponce, tue uno de Jos mas notables musicos puertorriquef\os de fines de! pasado siglo y principios del actual. Destac6se como cJarinetista y co mo compositor. Durante muchos af\o;; colabor6 con Juan Morel Campos en la orquesta dirigida por este, y puede considerarsele como el sucesor de Morel Campos en la danza puertorriquef\a, tanto en el caracter de compositor como en el de director de orquesta de danza. Sus composiciones se distinguieron por su fecunda inspiraci6n lirica y gran vuelo melcidico, unidos a un hondo sentido de con·cepci6n arm6nica. Para comienzos de! prescnte siglo Rios Ovalle quiso apartarsc de la tradicional estruc·.. tura de la danza puertorriquef\a, t'avoreciendo un disef\o de raiz norteamericana, co.n jlis danzas «twoteps», pero el in ten to -por fortuna- tuvo una .vigencia efimera, gracias a la oposici6n establecida por los tradicionalistas. A!gunas de las danzas tradicionales de Rios Ovalle son de las mas hermosas de nuestro acervo musical. La presente danza Amor bendito, con tetra de M. Dessuse , constituye magnifica demostraci6n de su tale nto e inspiraci6n. La copia que ofrecemos a los lectores de la Revista de! lnstituto de Cultura Puertorriquef\a fue hecha -y posiblemente , corrcgidapor el compositor Jose Ignacio Quinton. El Instituto de Cu!tura Puertorriquef\a conserva esta copia en su Archivo de Musica, como pane de la Colecci6n «Monsita Ferrer». A. V.


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An1or Bendito Danza para canto y piano

Letra: M. DESSUSE

Musica: JUAN RIOS OVALLE

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. vueLvehacia ti.


AMOR

BENDITO

/Ja11 ::.a para piww. por .111a11 Rios 01¡alle - Ponce, P. R. 27 de agmtu de 1902 - /,etra 1.le 1\11. Dessuse.

Tkncs morl'na risa a morosa Qul' bl'sa cl aura con efusion En csos labios quc ocultan pcrlas Brillantes joyas Que adoro yo Yo vi a tus ojos Una mafia na Nublar la lumbre Del astro sol, Porque ha~' e n ellos Fuego sagrndo Savia de vida Llama de amor En grato sul'fio Llame a la vida Ensuefio grato De rosa y luz Pas6 ligera Y el alma mia Se fue con el la Porque ibas tu Ya se acabaron mis alegrias Quedo sin a lma Quedo sin ti, Ven con la dicha Dulce m orena Y asi mi a lma Vuelve hacia ti.


SEPARATA DEL NUMERO 11 DE LA REVISTA DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUENA Offset RVMBOS Ramblas, 23 Barcelona Printed in Spain


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