Bruxismo Nº3

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bruxismo

Del ingl. bruxism, y este del gr. βρύχειν brýchein ‘rechinar los dientes’ e -ism ‘-ismo’.

La idea de comenzar a escribir un fanzine surgió como suelen ocurrir este tipo de cosas, entre la verborrea y las promesas de eterna camaradería que acostumbran a abundar en las noches que, aún hoy, salvan a un pequeño grupo de expatriados —de la patria chica, claro— del letargo que parece consumir a todo aquel que acaba por hacer de la gran ciudad su hogar. En el momento en que por fin se publiquen estas líneas —momento que ahora mismo se antoja inalcanzable por, entre otras cosas, el poco rigor del personal con los plazos de entrega— hará aproximadamente dos años de aquel primer impulso. Aquel primer y en gran parte inocente impulso que, con el tiempo, fue tornándose más en quimera que en otra cosa, hasta que finalmente los hados tuvieron a bien juntar a la alegre compañía de sinvergüenzas que hoy conformamos el Colectivo Bruxista. Bruxismo nace a medio camino entre Asturias, Euskadi y Madrid, y lo hace con un objetivo claro. Durante los dos últimos años, los diferentes miembros del colectivo hemos asistido con pesar a lo que, creemos, son algunas de las mayores lacras de la cultura en nuestro tiempo. O, al menos, y por quitarle algo de grandilocuencia al asunto, las mayores lacras de la cultura en nuestro tiempo en lo que respecta a nuestra generación —esa que se desenvuelve inocentemente por el ecuador de la veintena y que se apresta a descubrir, con paso firme, que el futuro es un gigantesco solar con un cartel de «se vende»—. De la cultura a nivel de la calle, se entiende, que en el fondo es la única que importa. En este tiempo, hemos visto una escena dominada por una suerte de esnobismo trendy que ya no sabe qué hacer para no dejar de molar y que se pudre, mirándose el ombligo, en una actitud que no sabemos si resulta más repulsiva que vergonzosa. Hemos visto un sector mercantilizado hasta lo obsceno —la gran ramera de Babilonia— en el que nadie paga, nadie cobra, se consume mucho(demasiado) y mal. Un mercadillo de sistemática autocomplacencia en el que el fondo apenas importa y en el que la calidad y el buen hacer son un lujo al alcance de una selecta minoría, un capricho de los que no parecemos ser conscientes de cuál es nuestro lugar. Formamos parte de una generación cuya única respuesta ante un futuro desolador es el refugio en algo así como un nihilismo postadolescente, cargado con buenas dosis de fina ironía e incredulidad, para el que lo mismo da ser que parecer, hacer que deshacer, una cosa o la contraria. A diferencia de otros fenómenos de nuestro tiempo, no nos mueve el complejo de cura ni pretendemos dar lecciones de moral, pero sí estamos convencidos de que otra(s) actitud(es) es posible —y necesaria—. Lo mod, lo skin, lo punk, lo pop; anarquismo, futurismo y situacionismo; música, literatura, historia y fútbol. Todo ello tendrá cabida en nuestra barricada: personajes, historias y actitudes bruxistas. Gente que rechina los dientes y aprieta los puños. Que no cede un palmo a la mediocridad. La resistencia. Esperamos estar a la altura y que este experimento sirva no sólo como plataforma desde la que dar pábulo a nuestras obsesiones personales —que son muchas—, sino como un punto de encuentro para toda esa gente singular con la que hemos tenido la suerte de cruzar nuestros caminos y que tiene algo(mucho) que decir. Está escrito que «el hecho de estar vivo exige algo» y nosotros así lo creemos. Esta es nuestra apuesta. —Colectivo bruxista

Bruxismo o barbarie.


Bruxismo Nยบ 3

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Noviembre 2018


p.8 El «Negro Jefe» - A. Saralegui p.12 Popcorn, el northern soul belga que se bailaba despacio — Alejandro Alvarfer p.14 Hubo vida después de Pet Sounds — Jaime Guardamino p.16 Todo fue hermoso y nada dolió. — Alejandro Alvarfer p.18 Entrevista a Anaut — Jaime Bajo p.24 Chicago Gousters: la subcultura negra de los 60 — Anton Rei p.28 Reventando París — M. T. Treacher p.30 Quadrophenia en el siglo XVIII: Bucks contra macaronis — Alejandro Alvarfer p.34 Teddy Boys: Los primeros rebeldes sin causa — Lucía del P. p.38 Zapatos como adoquines. Los disturbios del traje de Zoot. — Alejandro Alvarfer p.44 El ejército negro de Néstor Makhno — A. Saralegui p.52 Entre bambalinas — Arístides González p.56 La resurrección de Fiódor Dostoievski — Jan. H p.60 Anne Bradstreet. Poeta puritana y protofeminista — Belén Cabo p.63 Quería ser Kiko Amat (y aún quiero) — Jon Pagola p.65 Sobre unos desclasados que intentaron calzarse a Fernando VII —M.T. Treacher p.67 Entrevista a Cristina Morales —Bruxismo


Editorial Ha sido duro, pero por fin tenemos el tercer número de Bruxismo en la calle. La respuesta a los dos anteriores nos ha sorprendido por entusiasta así que nos hemos pensado muy mucho como enfocar esta tercera entrega. Hemos trabajado más que nunca en los textos y ampliado el número de colaboradores (gracias a todos, gente, sois grandes). También hemos tomado la decisión de incluir dieciséis páginas más que en el número anterior porque sentíamos que el contenido nos lo pedía a gritos. Creo que hemos acertado. El resultado son estas 76 páginas en las que damos rienda suelta a nuestra enfermiza obsesión por las subculturas. En esta entrega nos hemos centrado en subculturas históricas como los macaronis y los apaches parisinos, lejanas (para nosotros) como los chicago gousters o los pachucos y zootsuiters de los años treinta. También hay un texto maravilloso sobre Teddy Boys y Teddy Girls y un viaje al centro de la escena popcorn belga. Pero como sabéis, Bruxismo es algo más que un dosier sobre subculturas, así que no falta el artículo histórico de A. Saralegui, en este caso centrado en la figura del revolucionario anarquista Néstor Makhno; la entrevista del gran Jaime Bajo a Anaut; una sección literaria en la que se encuentran autores tan dispares como Dostoievski, Anne Bradstreet, Cristina Morales (entrevista incluida) y Kiko Amat y unas cuantas sorpresas. 76 páginas de subculturas extrañas, dandismo, música popular, historia y literatura que esperamos que sirvan de refugio de papel durante un invierno que promete ser duro. Nosotros lo pasaremos bailando temas de la Motown en la Huelga, organizando festejos a los que estáis todos invitados y preparando el Bruxismo Nº4 que os prometemos que será todavía mejor que el que tenéis en las manos. Tres números después, como Los Retrovisores, como la aguja de nuestros tocadiscos, seguimos en el surco. Os invitamos a todos a acompañarnos.


«When you feel lost and about to give up 'Cause your best just ain't good enough And you feel the world has grown cold, And you're drifting out all on your own, And you need a hand to hold»

—Four Tops, Reach Out I’ll Be There

[Bruxismo es un fanzine de crítica cultural sin ánimo de lucro. Los cuatro euros del precio irán destinados exclusivamente a la sostenibilidad del proyecto]


El «Negro Jefe»

por A. Saralegui

«Caballero, ahí acaba de entrar el watusi, ese mulato que mide siete pies y pesa 169 libras. Y, cuando ese mulato llega al lugar, todo el mundo dice: ¡A correr, que ahí llegó watusi, el hombre más guapo de la Habana!» Ray Barretto El Watusi (1968) En la primavera de 1741, una gigantesca flota británica

asistentes al partido, para todos los brasileños, para

—la mayor de la historia hasta el desembarco de

los aficionados al fútbol en general, para la mismísima

Normandía— puso sitio a la ciudad de Cartagena de

organización y posiblemente para la propia Uruguay,

Indias, punto estratégico en el juego del comercio

Brasil ya había ganado el Mundial.

colonial pobremente defendido por un Imperio español en el que el Sol seguía sin ponerse pero cada vez alumbraba un poco menos. Dada la abrumadora superioridad británica —unos 30.000 hombres frente a una fuerza local de 3.000, contando varios cientos de arqueros nativos—, los ingleses anticiparon el regreso de la flota acuñando medallas y monedas conmemorativas en las que Blas de Lezo, defensor de la plaza, aparecía arrodillado ante un victorioso almirante Vernon —«El orgullo de España humillado

Debido al sistema del torneo, a Brasil le bastaba con un empate para recibir el trofeo de manos de Jules Rimet, presidente de la FIFA. En casa. Con 200.000 gargantas detrás que asistirían al encuentro no con la ingenuidad expectante del aficionado común, sino con la confianza de un gángster de peli en blanco y negro que ha apostado todos sus ahorros, su casa, a su mujer, las llaves de su coche e incluso al perro en una pelea de boxeo amañada. Amañada por él mismo, claro.

por Vernon», se leía—. El destino quiso que la armada

Todo estaba preparado para la farra posterior: miles

regresase a Inglaterra con medio centenar de barcos

de camisetas festejando el triunfo, un grandilocuente

menos, 18.000 caídos y Cartagena de Indias aún en

discurso por parte de la autoridad competente,

manos españolas. Jorge II prohibió a historiadores y periodistas escribir sobre el tema. Nadie cantó el «Rule, Britannia!». Algo parecido a lo del monarca inglés debieron sentir las 200.000 personas reunidas en el estadio de Maracaná —la mayor concentración de aficionados de la Historia del fútbol— cuando, un 16 de julio de 1950, Uruguay remontó y se impuso a Brasil por un gol en la final de la Copa del Mundo. Esta historia a priori insulsa adquiere un poco más de chicha si se tiene en cuenta que Brasil era la anfitriona del torneo y que de las cerca de 200.000 personas casi ninguna iba con la celeste. Algo más aún al considerar que Brasil había sido clara dominadora del campeonato y que llegaba en una situación más holgada que su rival. Bueno, no «más holgada». Lo cierto es que para los 8


monedas

conmemorativas

—dichosa

manía—,

que pronto le granjearon la antipatía de los poderosos

carrozas de carnaval e incluso una banda que habría

y el respeto de sus iguales. Ya en Peñarol desde 1943,

de interpretar el himno del vencedor en una entrega

se negó a vestir publicidad en la camiseta alegando que

de premios en que a los jugadores los escoltaría una

«ya pasó el tiempo en que a los negros nos señalaban

guardia de honor. En su repertorio, por supuesto, sólo

con argollas». Tras vencer a River en 1945, se negó

el himno brasileño.

a recibir una prima dos veces mayor que la de sus

La épica del asunto estriba en que fue un solo jugador el que logró convertir cualquier atisbo de celebración en «la noche más triste que la ciudad recuerda», dejando para la Historia este episodio con el nombre de «Maracanazo». Obdulio Jacinto Muiños Varela. El «Negro Jefe».

compañeros por ser el capitán —«yo jugué como todos, si cree que merecí 500, son 500 para todos; si ellos merecieron 250, yo también»—. Al final, fueron 500 para todos. Tampoco ocultó nunca su desprecio por la prensa —«los diarios sólo dicen dos verdades: el precio y la fecha»—. Por todo ello, Obdulio Varela era el «Negro Jefe». La mejor muestra de su temperamento hay que

Mulato, asmático y pobre, Obdulio adoptó el apellido de

buscarla, sin embargo, fuera del verde. En 1948,

una madre que lo crió en la indigencia. En su juventud,

el fútbol uruguayo vivió una huelga de futbolistas

«Varela» trabajó como guardacoches, vendedor

que paralizó el campeonato durante siete meses.

de periódicos, cadete de lavandería, limpiabotas y

Por aquel entonces, el jugador era poco más que un

peón. Debutó en 1936, a los 19 años, con el Deportivo

objeto en manos del jerifalte de turno y los derechos

Juventud. Dos años más tarde se hizo profesional con

laborales brillaban por su ausencia. El club podía

el Montevideo Wanderers.

retener al futbolista prácticamente de por vida,

Nada por aquel entonces hacía suponer que Varela acabaría convirtiéndose en el centrocampista más respetado de la historia de su país. Rondando el metro ochenta, Obdulio no era ni de lejos el jugador más técnico de su generación. Tosco y rudo —nunca sucio—,

así como rescindir su contrato de forma unilateral. Por supuesto, los jugadores no veían un duro de las transferencias y el club tenía siempre la última palabra sobre su rendimiento, pudiendo retenerles el sueldo a placer.

sólo destacaba por un potente disparo desde fuera del

Ante este panorama, y con el «Negro Jefe» a la cabeza,

área con el que precisamente daría buena cuenta de

los futbolistas uruguayos se declararon en huelga hasta

España en el Mundial del 50. Si llamó la atención de los

que no se mejorase su situación y se reconociese su

responsables del Club Atlético Peñarol, desde luego no fue por su talento. Sobra decir que en los años 40 el fútbol y los futbolistas eran otra cosa. En cierta ocasión, tras festejar un gol, recibió el impacto de un objeto en la nuca. Varela recuperó el conocimiento varios minutos después, en el bar de enfrente del estadio. En semejante ambiente, un carácter forjado en los rigores de la pobreza no tardó en imponerse. Enemigo acérrimo de directivos y soplagaitas varios, Obdulio protagonizó no pocos arranques de dignidad

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derecho a tener un sindicato. Acosado por la prensa

Schiaffino. El envite charrúa no cesó y en el minuto ‘80,

y con su puesto en Peñarol pendiendo de un hilo,

a pase del «Negro Jefe», Ghiggia consumó la victoria.

Obdulio regresó a su trabajo como albañil —llegó a

Uruguay era, por segunda vez en su historia, campeona

rechazar sobornos, según se dice—. Sus compañeros

del Mundo.

lo siguieron, y sólo los «carneros» acudieron a la 1

convocatoria de la selección para el Campeonato Sudamericano —luego Copa América— del 49. Uruguay quedó tercera por la cola y el campeonato de Liga se declaró inconcluso. Los jugadores ganaron el pulso.

Lo que vino después del pitido final fue esperpéntico. Las 200.000 personas en la grada habían tornado en un mar de lágrimas. Los jugadores brasileños no daban crédito. No hubo discursos, carrozas ni guardia de honor. La banda no interpretó himno alguno.

Y así, y de nuevo con Obdulio al frente, la selección Uru-

Cuando Jules Rimet —que no había presenciado el

guaya llegó al partido final del Mundial de Brasil de 1950.

último gol— saltó al campo, se encontró tan perdido

Ya hemos señalado el ambiente poco halagüeño para la celeste. Los propios directivos de la federación

ante semejante maremágnum que Varela tuvo que quitarle la copa de las manos.

uruguaya daban por buena una derrota por «tan sólo»

El «Maracanazo» pasó a la historia sin grandilocuencia,

cuatro goles. No así el «Negro», que levantó como

entre lágrimas, rabia e incredulidad. El palo fue tal que

pudo el ánimo de unos compañeros atónitos ante el

Brasil nunca volvió a vestir de blanco.

espectáculo de la grada —«salgan tranquilos, no miren para arriba. Nunca miren a la tribuna, el partido se juega abajo»—. Lo cierto es que Varela ya había tenido que hacer uso de galones durante el campeonato, bien concentrando a sus jugadores tras una noche de juerga, bien obligando a todos los jugadores a dar la mano a Matías González, uno de los «carneros» del 48. Fue precisamente en el minuto ‘48 cuando se produjo el gol de Friaça que sentenciaba la victoria brasileña. Y fue en ese mismo minuto cuando el «Negro Jefe» corrió 40 metros, agarró el balón y fue a protestar un fuera de juego inexistente. El árbitro, George Reader, no hablaba castellano. Tampoco Obdulio hablaba inglés. Hubo que llamar a un intérprete. Con la pelota todavía bajo el brazo del «Jefe», los jugadores empezaron a arremolinarse. La situación era incomprensible para propios y extraños. Los nervios empezaron a apoderarse de los brasileños y los ánimos en la grada se enfriaron. Al poco tiempo, las 200.000 almas allí presentes quedaron sumergidas en un silencio sepulcral. Al reanudarse el partido, Obdulio se dirigó a sus compañeros —«estos no nos podrán ganar nunca»—. Algo había sucedido. Uruguay, pasándose por el forro la táctica de su entrenador, atacó. Los brasileños cedieron terreno y a los quince minutos llegó el gol de 1

Esquiroles.

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Hubo quien sí sacó provecho de la victoria. Al día siguiente, se celebró una recepción en el consulado uruguayo de Río. Los directivos de la federación, los mismos que habían aconsejado a sus jugadores perder por «tan sólo» cuatro goles, recibieron medallas de oro. Los futbolistas uruguayos, de plata. Obdulio Varela no estuvo presente en la recepción. En su lugar, se fue con su masajista a recorrer las tabernas de Río. El hombre que se había echado todo un país a sus espaldas rehuía las mieles del triunfo y ahogaba ahora sus penas con aquellos cuyos sueños había contribuido a arruinar —«mi patria es la gente que sufre», acabaría diciendo—. A su llegada a Montevideo, huye disfrazado de los periodistas y se encierra en su


casa. Con el dinero del trofeo se compró un coche que le robaron a la semana siguiente. El «Negro Jefe» no fue el mejor jugador de la Historia de su país. Tampoco fue uno de esos simpáticos sinvergüenzas con aires de estrella del rock hoy tan añorados por los detractores de esa cosa llamada «fútbol moderno», capaces de regatearse tanto a la defensa rival como el récord mundial de ingesta de Larios por décima de segundo2. Y además, guapos y bien vestidos. Fue un jugador mediocre con una personalidad descomunal. Un raro ejemplo de honradez y honestidad en un mundo en el que —por desgracia, cada vez más— abundan los miserables, las estrellas de medio pelo y los mangantes. Algo así como un working class hero balompédico. Obdulio Varela se retiró en 1955. Ganó seis ligas en diez años, una Copa de Sudamérica y un Mundial. Acabó arrepintiéndose de la victoria ante Brasil. Con él en la cancha, Uruguay nunca perdió un partido.

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Nos consta que a Varela le gustaba pegarle al vaso. De ahí otro apodo, «Vinacho».

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POPCORN EL NORTHERN SOUL BELGA QUE SE BAILABA DESPACIO Por Alejandro Alvarfer A los belgas siempre les ha gustado el bailar lento.

los mandos a Govaert, que decide cambiarle el nombre;

Pero siempre les ha gustado bailar.

a partir de ahora se llamará Popcorn en honor al hit de

Pese a su pequeño tamaño, Bélgica ha sido una de las mecas de la moderna música de baile desde sus inicios.

James Brown de 1968 Mother Popcorn, la primera canción pinchada en el club.

Ha exportado sonidos y dj’s a todo el mundo. Muchos

El cambio no se limita al nombre. La música también

de los clubes y festivales más influyentes de música

cambia. Se hace más lenta. Tanto Gilbert Govaert

—el otro dj

electrónica han nacido dentro de

como Gerry Franken

sus fronteras. Fue en Bélgica donde

del

géneros como el house o el techno

nes de los temas y el público res-

tuvieron sus primeros éxitos co-

ponde entusiasmado. Esa música a

merciales. La escena belga siempre

esa velocidad genera una atmósfe-

ha sido enérgica e influyente. Y si

ra decadente y sensual, un ambien-

algo la ha caracterizado, además

te caldeado, como de prostíbulo de

de su sensualidad y eclectismo, es

la Belle Époque; pero con botellines

el amor por los ritmos pausados.

de Tuborg, cuerpos entrelazados

Como le dijo el dj de new beat al pe-

en bailes que recuerdan al jive de

riodista Mathew Collin «en Bélgica,

Cab Calloway y gente que jalea los

si vas más rápido, no bailan».

temas conocidos subiéndose a las

El origen de este amor por el baile lánguido se encuentra en Vrasene, un pueblo de 4000 habitantes situado

— deciden bajar las revolucio-

mesas, quitándose la ropa. Nothern soul sin dexedrina: borrachuzo y corpóreo.

cerca de Amberes, en el corazón flamenco de Bélgica. El corazón, también, de la escena popcorn, el northern

La fiebre del popcorn se contagia a todo el país. Pronto

soul belga: rythm & blues, soul, bossanova y boogaloo a

no hay una sola ciudad —un solo pueblo— que no ten-

velocidad reducida. Revoluciones bajas, cerveza derra-

ga su propio club. En verano, toda la escena se muda a

mada en una pista de madera sobre la que se deslizan

Ostende, donde el Groove toma el testigo del Popcorn.

despacio los bailarines, marcando el ritmo de cancio-

Allí, el dj y propietario Freddy Cousaert ampliará toda-

nes que, reproducidas a esa velocidad, parecen empa-

vía más los límites musicales del espectro pinchando

parse de una oscuridad embriagadora y profunda.

ska, antiguos tangos, canciones melódicas italianas, números musicales de Broadway o ejemplos del muro

Allí, desde 1969, en una granja perdida en mitad del

de sonido de Phil Spector; singles siempre reproduci-

campo y reconvertida en garito llamada De Oude Hoe-

dos a la velocidad adecuada, más cerca de las 33 que

ve (La vieja granja) las tardes de domingo se dedican

de las 45 revoluciones por minuto. A diferencia de las

a la música negra. Su dj residente, Gilbert Govaert,

escenas británicas, tan obsesionada con la pureza, aquí

pincha sobre todo soul y funk de la época. Sus sesiones

se celebra la impureza como la mejor de las virtudes. En

tienen un éxito descomunal, cada vez más gente acu-

el Versalles, otro club de Ostende con acceso a la playa,

de a la granja rodeada de campos de maíz para bailar,

las parejas comparten botellas de ron mientras bailan

emborracharse y aferrarse a otros cuerpos. Se baila en-

despacio una canción de cha cha chá, antes de bañarse

cima de las barras, en el parking, sobre los coches. La

desnudas en el mar del Norte. Nadie se resiste al encan-

enorme afluencia —se habla de más de 3000 personas

to decadente del popcorn.

cada domingo— hace que en 1971 el dueño del club deje 12


Surgen tiendas de discos de importación por toda Bél-

Volverá a las catacumbas donde tan bien suenan sus

gica, manos nerviosas en busca del single más oscuro

canciones oscuras, donde siguen sonando a día de hoy.

que pinchar el fin de semana. Se graban bootlegs para satisfacer la demanda. Los dj’s cubren las galletas de sus singles para que nadie pueda ver el tema que están pinchando. Para mediados de los setenta, el popcorn, ya es un fenómeno nacional. Las grandes discográficas sacan recopilatorios, artistas locales graban temas bajo la etiqueta popcorn y hasta Marvin Gaye se muda a Ostende, donde vivirá 18 meses en los primeros ochenta. A lo largo de esta década la subcultura irá decayendo poco a poco tras haber coqueteado con el mainstream.

La irrupción de la música electrónica terminará de desplazarla por completo. A finales de los ochenta, los ojos se volvieron hacia el Bocaccio, en Gante, donde triunfaba el new beat. Sus dj’s pinchaban singles de Electronic Body Music a 33 revoluciones. A la gente le encantaba el nuevo sonido. De una oscuridad embriagadora. Había nacido la escena belga de música electrónica. Y se bailaba a cámara lenta.

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HUBO VIDA DESPUÉS DE PET SOUNDS por Jaime Guardamino Muchas veces compruebo con absoluta perplejidad

a la voz principal. Me sigue emocionando no importa

como algunas revistas musicales, radios especializadas

cuántas veces la escuche.

o simples aficionados tienden a prestar poca o ninguna atención a la música que produjeron los Beach Boys después de Pet Sounds, sobre todo a raíz del descalabro emocional del que hasta entonces era su principal referente, Brian Wilson.

Una vez estrenada la nueva década, el grupo abandonó Capitol Records y creo su propio sello, Brother Records, donde publicarían a partir de entonces todos sus discos. Durante esta época Carl se había hecho dueño y señor del estudio, y Brian, aun

Es sabido que Brian perdió el norte durante las

aportando pequeñas dosis de genialidad, se encontraba

sesiones de grabación del mítico Smile, que el mismo

relegado a un segundo plano. Sunflower, publicado

acabaría abortando y a las que recurriría durante

a principios de la década, es una delicia de álbum.

muchos años para buscar material cuando le fallaba la inspiración, y que regrabó y reeditó años después. Pero en 1967 Brian era todavía capaz de componer maravillas como Heroes and Villains junto a Van Dyke Parks. El disco que acabó saliendo de estas sesiones abortadas de Smile se tituló finalmente Smiley Smile, y es francamente bueno, ya que contiene además del citado Heroes…, clásicos indiscutibles como Good Vibrations, Vegetables o Wonderful. A finales de ese mismo año publican el también estupendo Wild Honey, con un feeling más acústico. El disco fue un buen contrapunto a lo ofrecido hasta entonces por el grupo, pero no tuvo el éxito de ventas esperado, lo que provocó tensiones entre Capitol Records y la banda. Y todo ello teniendo en cuenta que, a pesar de no ser un LP muy comercial, el álbum contenía canciones tan extraordinarias como Darlin, que suena a Beach Boys en estado puro y que fue un hit en el Billboard estadounidense. Fue a partir del álbum Friends en 1968 cuando el resto

Trabajando más que nunca como grupo, canciones

del grupo empezó a compartir por completo las tareas

como Tears in the Morning hicieron que la crítica se

de composición, producción y elaboración de arreglos.

volviera a enamorar de ellos, algo que, por desgracia, no

Este estupendo disco contiene temas sobresalientes,

le sucedió al público.

y venía a demostrar que cada miembro del grupo era capaz de componer grandes canciones como Little Bird de Dennis Wilson.

Quizás en su siguiente álbum, Surf's Up (1971), Brian compuso y cantó su último gran tema, Till I die. La canción, que cierra el que probablemente sea el mejor

A finales de la década, y después de grabar el digno 20/20,

disco de los Beach Boys en los setenta, es también el

los Beach Boys publicaron su último gran single de

testamento musical de este genio consumido por sus

los sesenta y quizás una de mis canciones favoritas de

propios excesos. El LP incluye además la genial Surf's

siempre, Break Away, con un Carl Wilson memorable

Up, rescatada de las sesiones de Smile.

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A partir de aquí el grupo toma unas cuantas decisiones

desgraciadamente por poco tiempo. The Night is So

cuestionables. Contratan a dos nuevos miembros, Rick

Young demuestra que cuando el grupo quería, seguía

Faatar y Blondie Chaplin, que venían de tocar en algunas

siendo capaz de crear auténticas gemas.

sesiones con Carl Wilson. Ambos de origen sudafricano, dieron cierto vigor al grupo en directo, pero esto no fue suficiente para reconducir su dirección musical en el estudio. Tras publicar un mediocre trabajo titulado Carl and the Passions, deciden viajar a Holanda para grabar su siguiente álbum, que titularon imaginativamente Holland. Se publicó en 1973 y su primer single, la estupenda Sail on Sailor fue grabada por Blondie Chaplin, lo que la convierte en el único single de la banda cuya voz principal no es la de ninguno de los miembros originales del grupo. En 1974 Capitol Records publica el

Lamentablemente la cosa fue a peor en la década de los ochenta. Con la muerte de Dennis Wilson, ahogado en 1983, y con un Brian controlado por sus adicciones y un psiquiatra/gurú llamado Eugene Landy, el grupo se fue apagando poco a poco hasta que, por cuestiones del destino, grabaron sin Brian un tema (Kokomo) para la banda sonora de la película Cocktail que se convirtió en número uno en medio mundo. Pero como se suele decir, eso ya es otra historia (a la que no quiero dedicar ni media línea). Está

claro

entonces

que

después

del Pet

Sounds los Beach Boys siguieron produciendo grandes discos y memorables canciones. Venciendo a multitud de adversidades, entre ellas la desintegración emocional y física de su líder y la presencia en la banda de un personaje manipulador y nada recomendable llamado Mike Love. Y eso, queridos lectores, tiene mucho mérito. Mención de honor para el gran Carl Wilson, que además de poseer una de las mejores voces de la historia del pop, fue capaz de coger el testigo de su hermano Brian y liderar al grupo durante una década, la de los setenta, que no les pertenecía pero por la que pasaron con gran dignidad. Va por ti Carl.

recopilatorio Endless Summer, que es un éxito de ventas y les redescubre a una nueva generación que acude en masa a verles en directo durante sus continuas giras. Tres años más tarde, en 1977, publican el último gran trabajo del grupo, The Beach Boys Love You. Originalmente pensando como el primer disco en solitario de Brian Wilson —que por esta época sufre un notable sobrepeso y se encuentra muy perdido emocionalmente—, se decidió a última hora que sería buena idea que todo el grupo se uniera a un Brian que pese a todo había reactivado su creatividad, aunque

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Todo fue hermoso y nada dolió® por Alejandro Alvarfer

El soul, hijo bastardo del góspel y el rythm & blues, es la música de la redención y la carne. Del espíritu y del sexo. De la infidelidad y el amor. Carnal e incorpórea. Es una música que nace del dolor para sanarte. La música de un pueblo perdido que se busca a sí mismo a través de la cultura pop. Una tradición sincrética que cristaliza en piezas de orfebrería hechas a destajo en un estudio. Es la riqueza de la contradicción. La pureza de la impureza. Recuerdo un concierto de Spiritualized en Gijón. Era el año 2009 y presentaban el infravalorado Songs in A&E. El grupo se presentó con su formación habitual en la época, acompañado de dos coristas que parecían sacadas de un conjunto de góspel. Comenzó a llover. Quedamos unas quince o veinte personas. Borrachos, bajo la lluvia de verano, sentimos como nuestras contradicciones más íntimas, todas nuestras traiciones y miserias, se evaporaban durante unos instantes gracias a esa mezcla personalísima de soul, góspel, psicodelia y distorsión. Desde ese instante tuvieron mi amor eterno. Por lo que sabemos, Jason Pierce, líder de Spiritualized, ha tenido una vida complicada. A veces la prensa lo vende como el típico rock star torturado. Siempre al borde del apocalipsis, a punto de estrellarse, salvado en el último momento gracias a un disco genial repleto de góspel y rock espacial, orquestas y coristas. Este tipo de comentarios le han acompañado desde la publicación del mítico Ladies and Gentlemen we are floating in the space. Yo no desmentiré la leyenda —nunca lo hago—, aunque tampoco puedo confirmarla. Entiendo su fertilidad porque, pese a lo épico de los arreglos, a lo grandioso del sonido —su música es un ejemplo de verdadero rock religioso—, hay algo en la manera de cantar de Pierce que transmite fragilidad, una persona vulnerable susurrando en una explosión. Y todo esto viene porque ha vuelto a hacerlo. Spiritualized acaba de publicar un nuevo disco. Se titula …And nothing hurt y es un bella reflexión sobre la redención y la nostalgia. Las palabras susurradas de alguien que ha aceptado el caos. El epitafio de Billy Pilgrim, el protagonista de Matadero 5: Todo fue hermoso y nada dolió. Como Matadero 5, …And nothing hurt es triste, bello y está lleno de compasión. Es, quizás, su disco más equilibrado. Todo su canon particular —de Spaceman 3 a los espirituales― condensado en nueve canciones redondas. Siempre me ha parecido imposible escribir sobre música sin forzar las palabras o parecer un farsante. Las palabras y la música forman lenguajes paralelos que pueden llegar a rozarse, pero nunca a mezclarse del todo. Por eso les ahorraré la descripción de los temas, la genealogía de los arreglos y absurdas interpretaciones sobre las letras. Solo les pediré que cierren los ojos mientras la alegre melancolía de A perfect miracle se desliza por su habitación. La pureza de la impureza que duele y que sana. Porque a mí ha conseguido emocionarme.

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«SER UNA MEZCLA DE MÚSICAS Y NO UN GÉNERO ES NUESTRA BAZA» Entrevista por Jaime Bajo.

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Han tenido que transcurrir tres álbumes y un calendario trufado de actuaciones para que Anaut —como proyecto de creación colectiva y no como «la banda» de Alberto Palacios— pueda desarrollar en plenitud su capacidad creadora. Y no porque en los precedentes no la ejercieran, sino porque es ahora, al sentirse libres de ataduras hacia cualquier escena musical —como le ha ocurrido, por ejemplo, a Aurora & the Betrayers—, al dejar de preocuparse de en qué estante de la tienda se ubica su elepé y con sus cuatro integrantes volcados en el proyecto y nutriendo con sus aportaciones las canciones, cuando han empezado a consolidar un sonido que, sin olvidar sus orígenes (blues, r&b, soul), les proyecta a otras sonoridades más aperturistas. Más rockeras, acaso. Todo un acierto si consideramos que pueden ganarse el sustento con dignidad a través de su particular «viaje» musical sin pretenderse únicos. Tan solo unos trabajadores en perpetuo aprendizaje que cultivan el atrevido arte de la autogestión. La principal transformación vivida por Anaut en los últimos tiempos ha sido la de evolucionar de ser una banda en torno a las composiciones de Alberto Palacios a un proyecto colectivo en el que todos los músicos sois corresponsables e intervenís en la toma de decisiones. ¿Cuál fue el punto de inflexión en que tomáis esta decisión y a qué fue debida? ¿Qué implicaciones tiene y cómo se refleja en las composiciones y en las acciones llevadas a cabo por la banda (actuaciones, promoción, videoclips…)? Te diré que es un lujo contar con compañeros que han hecho suyo el proyecto y han puesto toda su energía en que esto siga adelante. Fue algo natural. Nos lo pasamos bien tocando juntos, somos afines musicalmente y resultó evidente que con cuatro personas se llega más lejos que solo. Así que, grabando «Time Goes On» —el disco anterior—, la banda se configuró como el cuarteto que es hoy en día. Llama poderosamente la atención que buena parte de las canciones que nutren vuestro último álbum hayan sido registradas en estudios caseros (CasAlberto, Casanova Keyboard Studio) donde —supongo— ensayáis además de grabar. ¿Por qué habéis optado por esta diversidad de estudios en lugar de focalizarlo en el estudio analógico Funkameba? Tanto Gabriel como yo hemos construido sendos estudios para grabar nuestro instrumento tanto para Anaut como para otras bandas. Cuando logras el sonido que te gusta en tu propio estudio, resulta difícil ir a grabar a otro estudio. En nuestro estudio teníamos todo el tiempo del mundo para experimentar. Creemos que «Hello There» es, de hecho, un resultado de esas circunstancias. ¿En qué medida condiciona la grabación el lugar en que se registran las canciones o el hecho de que intervenga alguien ajeno a los efectos de un productor? Cada disco, cada proyecto, necesita un sonido y una atmósfera determinada. La elección del estudio para registrar la obra es un paso importantísimo. Por supuesto, al final lo más importante de todo son las canciones. Hay muchos ejemplos de hits grabados de manera muy rudimentaria. Con respecto a los dos álbumes precedentes, «Hello There» huye de encasillamientos en una determinada escena musical y se abre a sonoridades más rockeras quizá y distintas al rhythm&blues o el soul clásico que habían

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caracterizado «Times Goes On» y «140». ¿En qué medida os ayuda u os perjudica, a nivel de público y repercusión mediática, no adscribiros a un determinado género o escena? ¿Por qué creéis que el público en nuestro país se sigue circunscribiendo a una escena o a géneros musicales concretos en lugar de disfrutar la música en un sentido amplio sin importar tanto las etiquetas? Con el tiempo he acabado entendiendo el porqué de las etiquetas. Ayudan a vender un producto, a circunscribirlo a una «escena» y a llegar a un nicho de público concreto. También a poner el disco en una estantería u otra de la tienda. Para entender nuestra evolución en este último disco, hay que entender qué es Anaut, de dónde viene y qué pretensiones tenemos. Somos autoproducidos, autofinanciados, y nuestro equipo de trabajo es lo mínimo que puede haber para trabajar en condiciones. Con bastantes cosas que se complican al utilizar esta fórmula, sí que existe una ventaja importante: no respondemos ante una «major» y tenemos libertad creativa total. Por supuesto, nuestro objetivo es hacer música que le gusta a la gente, hacer muchos conciertos, llenar casi todos y ganarnos la vida con ello. Pero nos gusta usar ese margen de libertad para experimentar con nuestra música y buscar un sonido que sea «nuestro». Creemos que mutar de género, o, al menos, evolucionar, se va a traducir en que a algunos fans les gustará menos que otros trabajos y que conseguiremos público nuevo, con suerte y trabajo. Y en ello estamos. Al final, confiamos en que las canciones se abren paso a través de los géneros, los «looks» y las estanterías de las tiendas. Esperamos poder hacer un buen puñado de ellas para que todo lo demás dé igual. Uno de los temas más enérgicos del último disco es el single «The difference», que dice algo tan elocuente y significativo como que «existe una diferencia entre quién eres y quién crees ser». ¿En qué medida se ha ido transformando la idea inicial entre lo que tenías en mente en aquel Conservatorium van Amsterdam y en lo que se ha convertido Anaut en la actualidad? El estudio de la música —que es el que yo conozco— es duro y largo. Se necesita una vida para conocer los rudimentos de la composición y la interpretación y, con suerte, eso nos cambia a nivel humano. A través de los diferentes proyectos en los que uno participa y los discos en los que trabaja, el músico descubre quién es musicalmente y qué quiere hacer. Por supuesto, la música que consumimos en nuestro «viaje» es también importantísima. Cuando acabé el conservatorio mi meta era, simplemente, convertir todo lo que había aprendido —y lo que no— en canciones. Tampoco existía una mayor pretensión. Con las múltiples transformaciones que sufre una banda y los cambios de personal, un compositor aprende un montón de cosas: cada músico tiene su propia manera de sentir la canción. Y eso enriquece el resultado final enormemente. Creo que Anaut sigue en ese aprendizaje y espero que no acabe nunca, de verdad. Y, en ese sentido, sigo siendo el mismo que salió del conservatorio queriendo pensar menos y sentir más cuando tocaba. ¿Qué limitaciones encontráis a la hora de plasmar ideas o conceptos musicales que tenéis en mente y cómo hacéis frente a dichas adversidades? Tengo la suerte de tocar con músicos buenísimos y generosos. Pasamos tiempo buscando referencias para explicar al resto de la banda nuestra idea para una canción que estamos arreglando y lo mismo hacen con nosotros. Ser cuatro músicos es contar con un montón de estilos, bandas y recursos disponibles para hacer nuestra música. Realmente no tenemos muchas limitaciones a la hora de plasmar ideas. Quizás la única sea la prisa por sacar otro disco ¡y que así la gira nunca pare.

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Habéis logrado algo que no es para nada sencillo:

¿A qué debe renunciar o qué debe aceptar un músico,

vivir como músicos de un proyecto original, con

un creador, para poder vivir de su arte, de sus

composiciones propias y, como hemos comentado, sin

creaciones?

adscripciones a escena alguna. Puesto que no existen fórmulas para conseguir este hito, ¿cuáles han sido vuestras claves para alcanzar este propósito que todo músico amateur se hace al principio de su carrera?

No sabría contestar tu pregunta. Creo que cada músico es diferente y tiene expectativas y posibilidades diferentes. La música clásica, por ejemplo, sobrevive porque existen subvenciones por parte de los Gobiernos y, aun

Son preguntas muy profundas y difíciles de contestar.

así, luchan por seguir vivos. La música moderna tiene

¡Pero me hacen pensar, así que gracias! Mi máxima

bastantes menos ayudas, así que resulta fundamental

siempre ha sido que si uno considera que lo que hace es

tener un público, mantenerlo y, a ser posible, engordarlo.

bueno y se esfuerza en que su música tenga un cierto

Una gira deficitaria mata a cualquier banda.

nivel y sea honesta, alguien lo apreciará. Y creemos que hemos tenido muchísima suerte en este sentido. Hasta ahora ha funcionado y tenemos nuestro público. Una suerte. Y tenemos que seguir trabajando para mantenerlo y satisfacerlo. Para mí, la clave es hacer música honesta. Canciones que salgan de dentro y que, con el mínimo de artificios posible, consiga reflejar quiénes somos y qué mensaje queremos mandar. También es importante ayudar al público a disfrutar de la música que hacemos: sonar lo mejor que se puede, intentar conectarlos al

El año pasado, coincidiendo con la séptima edición del festival Madrid es Negro, recibisteis el encargo de organizar un homenaje a la figura de Otis Redding en el 50º aniversario de su prematuro fallecimiento en un accidente de avioneta en 1968. ¿Cuándo descubristeis a Otis y qué fue lo que os atrajo de este personaje que trasciende al soul como género y al paso del tiempo? ¿Cómo os coordinasteis para organizar este tributo y para poder compaginarlo con vuestro repertorio?

concierto explicando las canciones o, simplemente, siendo

Fue un encargo precioso y un honor. Y, creemos,

respetuoso y simpático cuando nos dirigimos a ellos.

aquella noche fue épica. Una sala a reventar de gente

¿Qué creéis que os hace únicos y para lo que, por tanto, exista una demanda? No creo que seamos únicos, ni que una característica logre que lo seamos. Lo que sí considero que somos es trabajadores, muy respetuosos con la música y con nuestro trabajo y todo lo majos que podemos en los conciertos. Sí que opino que precisamente ser una mezcla de músicas y no un género concreto es nuestra

compartiendo su amor por un genio. Ellos cantaban las canciones y nosotros las tocábamos con ellos. Muy, muy emocionante. ¿Habéis sopesado seguir realizándolo ahora que las bandas-tributo parecen funcionar bien en el mercado? ¿No creéis que esta excesiva proliferación de bandastributo dificulta el avance de la música y la restringe a una sempiterna mirada al retrovisor?

principal baza. Lo que, ojalá, haga que no pasemos de

Creemos que dedicar nuestra energía a un tributo nos

moda cuando determinado género musical sí lo haga.

aleja de nuestra misión como banda: crear discos de

Lo que un músico debe aceptar es, creo yo, el país en el

música original. Así que solo lo hacemos cuando surge

que trabaja. En este sentido, creo que España es un país

una oportunidad especial.

de primera para muchas cosas. Con gente encantadora y un nivel de cultura bastante aceptable. Sin embargo, ocurrirá que hay lugares donde su música no gusta o simplemente la música en directo no cuenta con el apoyo de la gente del lugar, que prefiere divertirse o enriquecer su vida con otras tareas. Es duro, pero al final resulta beneficioso tener claro dónde se nos valora y centrarse en esos lugares.

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Si comparamos las actuaciones de la banda con las presentaciones de los álbumes, hemos podido percibir que el formato se adapta incorporando sección de vientos, coros, guitarra y otros elementos que enriquecen el sonido cuando las circunstancias así lo permiten. ¿Hasta qué punto la coyuntura económica del evento o local en que os ofrecen actuar determina la calidad con que puede llegar a sonar la banda?


Las canciones se escribieron, ensayaron, grabaron y arreglaron para un cuarteto. La presentación en Madrid es un evento único y creemos que resulta interesante para el público contar con colaboraciones que enriquezcan la música. Sin embargo, «Hello There» está concebido para ser ejecutado a cuarteto y nos encanta hacerlo así. ¿Cómo se transforman las canciones y el espectáculo de directo en función del formato que adopta la banda? Nuestro sonido viene de ensayar, llevar nuestro propio «backline» allá donde vayamos y trabajar con nuestro técnico, Mario, que nos garantiza que vamos a sonar lo mejor que podamos. En otras entrevistas habéis confesado priorizar las emociones, lo que transmiten las canciones, a la técnica con que una canción es interpretada, sin importar tanto que esté excelentemente tocada o cantada como el hecho de que sea bien acogida, de que el público disfrute. ¿Se pueden compaginar ambos aspectos, técnica y «feeling», o necesariamente hay que sacrificar uno de ellos para poder potenciar el otro? El «feeling» es una sensación totalmente subjetiva y abstracta. Pero que, sin embargo, redunda enormemente en nuestro impacto en el público. La técnica es lo que nos permite tocar determinada música correctamente. No todos los estilos son igual de virtuosísticos. Intentamos estudiar individualmente y ensayar en grupo lo suficiente para mantener el concierto a su máximo nivel. El «feeling» es, por el contrario, mucho menos controlable. Cada noche es un mundo y la concentración no siempre es la misma, aunque lo intentemos. ¿Qué artistas actuales o clásicos encarnan mejor, para vosotros, la perfecta combinación de ambos aspectos? Bandas y artistas que manejen ambos hemisferios ha habido y habrá muchas: Queen, Led Zeppelin, Miguel Poveda, Allman Brothers, Wilco, John Scofield, The Beach Boys… ¡Que no falten, por Dios!

Fotografías de José Aguilar

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Chicago Gousters: la subcultura negra de los 60 por Anton Rei Para los europeos, Chicago es un punto indeterminado a medio camino entre Nueva York y Los Ángeles. Se ubica en un inmenso vacío sin más contexto que Michael Jordan, los gángsters de la Ley Seca y, con suerte, un blues electrificado sonando de fondo entre rascacielos. Un grueso Al Capone sonríe elegante desde las catacumbas mientras los negros controlan los ghettos y sopla un viento endiablado en el Medio Oeste. Es todo lo que sabemos tras nuestro curso B1 sobre Chicago, la urbe de bronce en el podio de las ciudades yanquis. De no ser por las otras dos, tendría recursos para regir el mundo y superar a casi cualquier país, ya que genera más PIB por sí misma que muchas naciones, como Suiza, Suecia y de ahí para abajo. Afinando un poco, en los años 60 es una de esas urbes industriales del Norte que atraen a los que escapan del Sur segregacionista que no da tregua. Los negros han reemplazado a los italianos y católicos irlandeses como metralla en barrios obreros cuyo paisaje de casas bajas se desparrama formando suburbios interminables que alcanzan a los Estados vecinos. Están salpicados de factorías y torres de infraviviendas, infames projects de gran altura y ladrillo rojo. Tiene sentido que sea en Chicago donde prospere el chabolismo más vertical, pues es la ciudad pionera en lo tocante a construcción en altura. Allí nacieron los rascacielos que luego encumbraron a Nueva York, amén de otros inventos siniestros como las high rise prisons, cárceles en altura nutridas de los problemas que hay en los ghettos. Y, ¿qué decir de los que viven allí? A mediados del s.XX, sus habitantes tratan de sacudirse la esclavitud y su herencia, que sigue viva como esos miembros fantasmas que aún duelen tras ser amputados. Ante la realidad palmaria de la dominación bajo nuevas formas, quedan dos actitudes opuestas: la sumisión o la subversión de las reglas; la ley ajena o la de la calle, si cabe aún más dura, pero que ofrece una alternativa. Cuando esta también oprime, solo queda volver a cuadrarse, palabra en argot local que ilustra la vuelta a la vida de horarios duros, sueldos precarios y privaciones. A medio camino entre ambas salidas, la juventud obrera de latitudes y épocas diferentes diseña universos propios en los que ella misma marca las pautas: vestimenta, vocabulario, actitud… Nacen las subculturas urbanas, un fenómeno quizás más antiguo de lo que puede probarse, cuyas primeras muestras documentadas datan del XIX y que vive su edad dorada hacia 1960. Entonces, mientras los mods y los rockers mandan en Inglaterra, en los Estados Unidos los jóvenes desarrollan estilos propios que, en ocasiones, apenas trascienden el ámbito reducido de su ciudad. Proliferan las subculturas locales, o mejor dicho, todas lo son al principio, solo que algunas logran el salto a nivel mundial. En lo tocante a Chicago, los referentes más destacados para la juventud obrera aún son los gángsters de los Felices Veinte, la década prodigiosa del crimen organizado. Admiran su contundencia vestida con traje holgado, sombrero ancho y vicios inaccesibles. Figuras

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como Bugs Moran o Dean O’Banion habían surgido del fango y vencido prejuicios; sin ir más lejos, los relativos a su lugar de origen, por lo que no es extraño que su legado perviva entre los parias de la ciudad. Pero no solo está el lado salvaje, South Side Chicago es tan grande que se ha convertido en el corazón negro de América, un mundo complejo y difícil con más matices de los que caben aquí. Aunque hay problemas, algunas familias prosperan, formando una élite negra que sirve también como referente para los suyos. Si hay que jugar con cartas marcadas por blancos, se juega. Existen, por tanto, dos planteamientos que desembocan en subculturas distintas, en una dicotomía que nos remite de nuevo a los mods y los rockers. De un lado, el estilo pulcro de la Ivy League, de otro, la elegancia macarra y retro de los llamados gousters. De los primeros, poco se puede decir que no se haya dicho ya. Los ivy leaguers siguen la moda surgida en las universidades más elitistas de Estados Unidos: sta prest de pitillo, cuellos abotonados, camisa y polo, jerseys de pico. La misma receta que siguen los mods; estilo preppy al alcance de obreros que viven entre burgueses, de negros que medran entre los blancos para desprecio de aquellos que ven servilismo en ello y los acusan de tíos Tom1. En cuanto a los gousters, asumen un rol macarra pero atildado, inspirado en la edad dorada del gangsterismo y del jazz, aportación clave en el contexto de la cultura negra. Imitan su estilo holgado con pantalones anchos de pinzas, jerseys de lana, chaquetas de alpaca o mohair y cazadoras de béisbol. Compiten en elegancia con sus rivales los ivy leaguers, por eso rematan su atuendo con complementos como sombreros Fedora, bastones de nácar y olor a perfume Jade East, su aroma de cabecera. Para ellas, cardigan abotonado a la espalda, falda ajustada, medias de nylon y chukka boots. La guinda la ponen las perlas en los pendientes y con collar a juego. Resulta curiosa su mezcla de estilos preppy y de barrio, capaz de combinar un zoot suit con lo cotidiano, la chulería con el dandismo y el aire universitario con la atmósfera oscura del Cotton Club, haciendo de esos aspectos una herramienta para adaptarse al mundo. El de los gousters gira en torno a clubs como el Persian Ballroom o el Peps, donde se escenifica el triunfo mediante el baile, un rito simbólico universal que es clave para alcanzar status. Si viste con elegancia y domina los pasos del gouster bop, a un hombre negro se le abren las puertas del cielo.

1

Término despectivo usado por la comunidad afroamericana para designar a aquellos que son serviles respecto a los blancos. Proviene de la novela “La cabaña del Tío Tom”, cuyo protagonista y su familia aceptan cristianamente su rol sumiso, lo que los hace aceptables para la sociedad blanca.

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Para llegar a él, hay que tomarlo al asalto, sin preguntar,

comercialidad lo relegaron al ostracismo hasta 2016,

esgrimiendo descaro y condescendencia a pares.

cuando fue incluido en un recopilatorio centrado en

Es ese el origen del término gouster (léase gáuster

aquella época.

en español). El diccionario muestra dos acepciones: violento y maleducado, quizás demasiado gruesas para reivindicarlas. Indica también procedencia escocesa y sustrato nórdico, lo que induce a una duda de peso: ¿cómo un dialectalismo ajeno en desuso acabó en el slang afroamericano? La inmigración puede ser la respuesta, pero Escocia apenas llegó a Chicago. De haber un nexo,

A casi sesenta años vista, los gousters ocupan un puesto menor en lo tocante a las subculturas, limitados en tiempo y espacio al Chicago de los 60, pero como todo aquello que muere joven, condensa el espíritu de una época y es susceptible de servir de influencia en algún momento.

fue más difuso que eso. Sí había escoceses entre la clase terrateniente del Sur, dueños de plantaciones que acaso legaron el término a sus esclavos, cuyas familias y descendientes lo trasladaron al Norte. Quién sabe. El caso es que en el South Side Chicago de los 60, los jóvenes se referían a los que llevaban trajes de gángster como old gousters, viejos bribones que añoraban los tiempos malos. Sea de un modo u otro, el término prosperó. En esa época, era un gouster aquel que tenía swag, concepto más viejo de lo que creen los millenials e incluso sus referentes, pues tipos que muevan los hilos los ha habido siempre. Sin embargo, el estilo gouster pasó de moda a mediados de los 60 y, a diferencia de otros, lo hizo definitivamente. Los referentes de la cultura afroamericana tomaron tintes de reivindicación, con formas polítizadas en los Panteras Negras y la Nación del Islam, o frívolas y arquetípicas en el género Blaxploitation. El caso es que un nuevo ciclón estético barrió el South Side, dejando a la subcultura gouster en el olvido. No sucedió así con el término, que siguió designando a los machos alfa de la comunidad. Esa acepción ganadora fue la que adoptó David Bowie en 1974, cuando grabó un álbum de soul y funk llamado «The Gouster». En él daba cancha a su lado más negro, pero cuestiones de

Bibliografía: — Lesser known youth culture - Chicago Gousters – Voicesofeastanglia.com (2010) — Gouster or Ivy Leaguer? – Darkjive.com (2011) — Gouster – Languagehat.com (2012) — Iceberg Slim: Pimp, memorias de un chulo. Madrid, Capitán Swing (2015)

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REVENTANDO PARÍS Por M.T.Treacher

El 11 de noviembre de 1918 la Primera Guerra Mundial

Efectivamente, después de que el mundo moderno

llegaba a su fin después de cuatro años de contienda sin

llevase el terror a términos superlativos y nunca antes

cuartel y siete millones de muertos. La revolución indus-

imaginados, la figura de estos bandidos parisinos había

trial, el imperialismo, el capitalismo salvaje y el ultrana-

perdido su espantoso lustre. En la edad dorada de la

cionalismo burgués habían desembocado de manera

sociedad burguesa, sin embargo, seducían y repelían

conjunta en aquella experiencia bélica sin precedentes

al mismo tiempo gracias a sus estrambóticos bailes,

en crueldad. Nunca nada volvería a ser como en los tiem-

sus ropas pensadas para facilitar el robo, su recurso

pos previos a 1914, cuando la cultura europea se había

constante a la pelea y un curioso código ético que

prestado a una indulgente autoconsciencia de civiliza-

para nada le hacía ascos a impartir justicia mediante

ción. Un siglo soberbio de racionalismo había muerto en

el asesinato. Una prensa escandalizada de que estos

los brazos de la mayor de las locuras; las pesadillas del

indocumentados de clase baja pudiesen vivir sin

viejo mundo se convirtieron en un pálido reflejo de lo que

trabajar y dedicarse al ocio (y al vicio) durante todo el

habían sido. ¿Después de luchar en las trincheras contra

día daba cuenta diaria de sus correrías y los tachaba de

los tanques, las granadas y el gas mostaza, quién le ten-

apaches, comparándolos así con los indios salvajes que

dría miedo a un simple apache?

abundaban en la literatura pulp del momento.

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La de los apaches fue una subcultura de ladrones y

herederas de Pentesilea y las amazonas de la Revolución

delincuentes en una época en la que el trabajo y la

francesa, que también se definían por portar armas y su

productividad eran los valores supremos. En unos

gusto por los golpes. Pero mientras que las amazonas

tiempos en los que el movimiento obrero empezaba

revolucionarias, con Théroigne de Méricourt a la cabeza,

a asustar de verdad con sus sindicatos, sus bien

defendían acciones políticas como la incorporación

construidas teorías socialistas y comunistas y su

de la mujer al naciente ejército nacional, las de la Belle

internacional; el establishment se encontró con

Époque no eran tan ambiciosas. No era cuestión de

que para colmo había pobres que no aspiraban a

cambiar el mundo, sino de sobrevivir a él marcando un

condiciones laborales dignas, tan solo a hacer el indio. Y

pasodoble distinto.

la negociación para conquistar este derecho no estaba entre sus métodos. Parecía el mundo al revés.

Así pues, los apaches y las amazonas eran ladrones en el imperio de la propiedad; vagos en la sociedad del trabajo

Estos muchachos que muchas veces no llegaban a

y esperpénticos en la cultura de la Razón. Pero además

la veintena vestían con chaquetas de satén negras,

eran peligrosos y violentos al margen de un Estado que

extravagantes camisas de colores, blusas azules,

pretendía reservarse el monopolio de la fuerza. Aquel

chalecos, camisetas rayadas de marineros, cinturones

París de la III República había sido concebido por Luis

de franela roja, fulares de diferentes colores (según

Napoleón y por su urbanista de referencia, Barón de

la banda a la que pertenecían), gorras planas y unos

Haussmann, para evitar las luchas en las barricadas y el

inconfundibles pantalones de fieltro apretados en

despliegue de revoluciones exitosas como ocurriera en

las rodillas conocidos como los pantalones dolor de

el pasado. Las amplias avenidas parisinas podrían evitar

barriga debido a sus enormes bolsillos delanteros, muy

otro julio de 1789, pero no que el salvaje oeste campase

útiles para ocultar los objetos robados y las armas.

por ellas en toda su gloria. A los apaches les encantaba

La moda imperante era sobria y gris, así que a los

pegarse, mayormente entre ellos, y de hecho no eran

apaches se les veía de lejos. También destacaban por

pocos los que morían en reyertas. No eran peleas en la

sus estrambóticos tatuajes, más propios de marineros

sombra, sino a plena luz del día y en mitad de la calle.

y de presidiarios que de hombres libres en la ciudad de

Los locales en los que se reunían estaban llenos de

París. La prensa española, antes que apaches, prefería

pistolas (otro de sus distintivos) puestas encima de la

ponerles el revelador apodo de «pinacotecas móviles».

mesa. Sin embargo, cuando la policía intentaba mediar

Pero si algo les hizo realmente famosos (y a ratos amados), fue su pasión por el baile. Un apache es un apache, así que no podía seguir las delicadas danzas imperantes en el aburrido mundo de los biempensantes. Representaban ni más ni menos que desencuentros entre un chulo y una prostituta, en el que este fingía propinarle todo tipo de golpes y llevaba a cabo numerosas acrobacias con caídas en que la chica aparentaba perder el conocimiento. Todo esto al son de un vals. Fueron estos bailes lo que llamaron la atención de no pocas jóvenes de la alta sociedad, atraídas por este mundo rebelde y prohibido protagonizado por hombres diferentes con los que trataban habitualmente.

en los disturbios acababa enfrentada con todos los implicados. En 1904, en lo que se conoció como la batalla de la Bastilla, al intentar detener una de estas luchas entre apaches, estos se unieron contra las fuerzas del orden público. Seis policías acabaron en el hospital con herida de bala. La subcultura apache era un síntoma de que no todos querían participar de los valores de la sociedad optimista y cosmopolita que triunfó hasta el estallido de la Gran Guerra. Eran un movimiento extraño porque no aspiraba al diálogo con las autoridades ni a la consecución de mejoras sociales. Era la espontaneidad del día a día librándose de la mejor forma posible de las

No se trata, sin embargo, de una subcultura

garras de la explotación a la que parecían condenados.

exclusivamente masculina. A las mujeres encartadas en

De ahí que las campañas contra ellos fuesen tan intensas,

estas bandas callejeras apasionadas del desacato y la

pero resistieron. A lo que ya no pudieron resistir fue a

vida alegre se las conocía también como las amazonas.

la masacre que comenzó en 1914. El exterminio fue algo

Solían llevar cuchillos y también eran aficionadas a

sistemático entonces como lo había sido en las guerras

pegarse. No deja de haber cierto parecido entre estas

indias del lejano oeste. El baile había terminado. 29


QUADROPHENIA EN EL SIGLO XVIII: bucks contra macaronis por Alejandro Alvarfer

Ya decía nuestro compay A. Saralegui en su artículo La batalla de Cable Street.Violencia cockney contra el fascismo británico, incluido en aquel Bruxismo Nº1 que tantas alegrías nos dio, que la cultura popular británica se encuentra intrínsecamente ligada a la camorra. Y a la ropa y a los clubes de todo tipo y condición, añadiría yo.

Uno de los episodios más conocidos de los que

del siglo XVIII ya era famosa en toda Europa por sus

construyen este imaginario popular es el de las

clubes extravagantes, sus apuestas elevadas y sus

batallas campales entre mods y rockers de 1964. Las

jóvenes pendencieros.

mismas que retrató la infravalorada Quadrophenia en 1978, dando inicio al revival de la movida mod. Las imágenes de aquellos jóvenes zurrándose sobre las tablas de los pintorescos paseos marítimos de ciudades costeras como Brighton y Hastings siguen siendo poderosas, pese a su evidente banalidad, y en su momento recibieron una atención inusitada. Es comprensible que el mundo fuera incapaz de apartar la mirada de aquel espectáculo. De un lado jóvenes de aspecto inquietantemente cuidado, con el pelo corto, trajes ceñidos, zapatos brillantes. Del otro, otros jóvenes vestidos de cuero, de maneras camorristas, amenazadores desde sus motos Café Racer y sus enormes botas. Lo curioso del caso es que cuando uno rebusca en las profundidades de los archivos del dandismo británico se da cuenta de que esa dicotomía entre el atildamiento y la brutalidad ya tenía curiosos precedentes. Lo mismo pasa con su relación con la violencia. El más llamativo es el de los macaronis y los bucks que tuvo lugar en pleno siglo XVIII. Efectivamente, en el conocido como Siglo de las luces también había tiempo para perderse de vez en cuando

En 1764 estos jóvenes ociosos de las clases altas

en la oscuridad de las tabernas y, como siempre,

londinenses saludaban con alegría la aparición de

había gente que prefería las apuestas y la camorra a

un nuevo club, el Almack. Nacía para sustituir al

las iluminaciones de los ilustrados. Y si había algún

que había mandado en las carteras de los jóvenes

paraíso en la tierra para este tipo de seres noctámbulos

durante la década anterior, el White’s Club, famoso

y manirrotos, ese era Londres, ciudad que a mediados

por lo demencial de sus apuestas. Al parecer, White’s

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comenzó a prohibir las apuestas que consideraba

Al principio se conocía como macaronis solo a los

demasiado elevadas, lo que supuso el inicio de su

miembros del club, jóvenes de clase alta que prestaban

declive y la oportunidad para el Almack. Es importante

una atención desmedida a la moda; después pasó

comprender que en el siglo XVIII lo que más gustaba

a denominar a cualquiera que vistiera como uno y

a los chavales dieciochescos era apostar. Cuanto más

llevara una vida licenciosa. A partir de 1770 la palabra

a lo loco mejor. Muchos de ellos llegaban a los treinta

macaroni se utilizaba para referirse a cualquiera que

años acosados por las deudas del juego y no pocos

luciera ropa absurda y viviera con extravagancia. Un

terminaban completamente arruinados. Las partidas

sinónimo de fantoche.

se celebraban en estos clubes de asistencia restringida, y en la mayoría de ellos había un espacio dedicado a los prestamistas a los que acudían los jóvenes ricos y no tan ricos para proveerse de dinero que perder.

Los macaronis tenían un estilo extremadamente afeminado, llevaban corsé, chalecos de seda y chaquetas con faldones. Los calzones eran extremadamente ajustados y solían llevar ribetes o cordones de adorno.

El Almack pronto se convirtió en el club de moda,

Era habitual que llevasen bastones que terminaban

pero pronto se hizo famoso por ser la guarida de una

en borlas de oro y plata. Hacían gala de una frivolidad

nueva hermandad cuyos miembros se referían a sí

exagerada y petulante, prestando atención solo a sus

mismos como macaronis. ¿Quiénes eran? El nombre de

perfumes, su ropa y sus apuestas. Pero lo que más

macaronis, como casi todos, tiene un origen discutido.

identificaba al macaroni era lo que llevaba sobre la

Clare Jerrold dice en su indispensable Los bellos y los

cabeza: unas inmensas pelucas de casi un metro de

dandis que lo adoptaron después de que se empezara

altura que hoy nos resultan totalmente inconcebibles. De nuevo nos remitimos a Clare Jarrold: «Consistía en una inmensa plataforma que se levantaba uno o dos pies por encima de la cabeza y, cubriéndola, el cabello se peinaba hacia arriba. Tres o más enormes rizos caían horizontalmente por el rostro a cada lado, un lazo lo suficientemente grande como para ocultar los hombros la recogía en la espalda y un pequeño sombrero de tres picos, llamado Nevernoise, coronaba el conjunto». Gracias, Clare, poco se puede añadir a tus palabras. ¿Y qué podemos decir de los bucks, especie de reverso tenebroso de los macaronis? La verdad es que se sabe muy poco sobre los bucks, es más difícil encontrar referencias menciones en la prensa de la época, lo que indica que fueron menos numerosos que sus compañeros italianófilos. Sabemos que existieron y que también fueron conocidos con el bonito nombre de bloods, que imitaban las maneras y vestimentas de las clases bajas y que tenían una enorme afición por la violencia. A estos chulos, macarras o calaveras les encantaba

a importar macarrones desde Italia y tiene sentido,

boxear y no desaprovechaban ninguna oportunidad de

porque los macaronis se distinguían por una elegancia

exhibir su fuerza física y su brutalidad. Solían buscar

exagerada que imitaba el estilo continental, sobre todo el

pelea por las noches y la mayoría de referencias que se

italiano que habían conocido en sus viajes, pues para ser

pueden encontrar sobre ellos hablan de asaltos, peleas

aceptado como miembro de estos primeros macaronis

y palizas a cobijo de la noche londinense.

era necesario haber viajado por el continente. 31


Uno de los artículos que mejor define a los bucks es este de The Court Miscellany: «Hay cierta moda que parece que en la actualidad está extremadamente extendida por estos reinos y que merece especial atención: consiste en imitar la vestimenta de los mozos de cuadra, los andares y pavoneos de vulgares estafadores y carteristas, los juramentos y los tacos de las pescaderas, de los cocheros, de los repartidores de cerveza y de los porteros, con todas las demás florituras retóricas y figuras del lenguaje extraídas directamente de la cárcel de Newgate. Dónde acabará este refinamiento no es fácil de adivinar, puesto que ya lo practican todas las clases sociales, desde las más altas hasta las más bajas, bajo la eminente sanción de esa clase de personas insensatas llamadas bucks». Tanto bucks como macaronis reinaron durante la década que va de 1765 a 1775 y luego comenzaron a decaer. Su hábitat natural era la calle St. James donde compartieron bares y trifulcas, aunque los macaronis eran mucho menos violentos que sus compañeros bucks. Ambos escandalizaron por igual a la prensa y a la sociedad biempensante de sus mayores, aunque los macaronis tuvieron mucho más éxito y su influencia en la cultura de su tiempo fue mucho mayor. El fenómeno macaroni llegó incluso a ser importado por otros países. Todo este carnaval de rapé, perfumes, apuestas y peleas siguió más o menos en marcha hasta que llegó la Revolución de 1789 y mandó a parar. A partir de entonces, el paradigma cambió y todo aquello que habían representado los macaronis y los bucks comenzó a aparecer repentinamente agotado. La clase ociosa se olvidó de bastones y chalecos de seda y pasó a vestir el estilo republicano, caracterizado por prendas anodinas y de aspecto viejo y descuidado. Los mismos que cinco años antes llevaban pelucas de un metro de altura pasaron a salir a la calle con el cabello corto a plena vista, desaparecieron los afeites y los encajes. Un estilo había muerto. La elegancia pasó a estar mal vista. No recuperaría el esplendor perdido hasta la llegada de un estilo nuevo de la mano de un hombre llamado a convertirse en el primero de los dandis: George Bryan Brummell.

32



Teddy Boys: Los primeros rebeldes sin causa por Lucía del P. «Los jóvenes siempre han tenido el mismo problema— cómo rebelarse y conformarse al mismo tiempo—. Ahora, han solucionado este problema renegando de sus padres y copiándose unos a otros.» — Quentin Crisp, The Naked Civil Servant Era 1955 y en Europa las consecuencias de la segunda

«Los Teddy Boys abrieron nuevos caminos. Habían

guerra mundial aún estaban por cicatrizar. Muchos

establecido un mercado de adolescentes. Habían

de los barrios obreros de Londres permanecían

introducido una moda que era totalmente proletaria

devastados. Sus calles, todavía en ruinas, recordaban

en sus orígenes. Y habían hecho aceptable que

el horror vivido durante la batalla de Inglaterra, bajo

los hombres se vistieran exclusivamente para el

el ruido de las sirenas antiaéreas y los bombarderos

espectáculo»

alemanes. Mientras bloques enteros de apartamentos eran destruidos y las familias de clase más baja se veían reubicadas sin su consentimiento, el centro de la ciudad se sometía a un rápido proceso de modernización. El incremento de las tasas de natalidad junto a la proliferación de clubes de jazz y cafés en los barrios más modernos convirtieron a Londres en el nuevo centro cultural de la juventud.

1

Barnes, Richard (1979) Mods! En los años 50, la austeridad de la posguerra comienza a diluirse, y las familias obreras vieron incrementarse ligeramente sus ingresos. Por primera vez los ahorros alcanzaban para algo más que la mera supervivencia familiar. Los adolescentes, acostumbrados a una vestimenta determinada por la funcionalidad — la rotación entre el «traje de trabajo» durante la semana

Fue precisamente este escenario de contrastes —cines

y el «traje de los domingos» para las ocasiones

y modernas salas de baile frente a calles en ruinas y

especiales — se vieron en la posibilidad de dedicar por

edificios abandonados— el que acogió el nacimiento de

primera vez parte de su dinero al ocio y a su imagen. Así,

la primera subcultura británica con una identidad de

los nietos de los soldados de la Gran Guerra, los hijos

grupo claramente diferenciada. Entre los escombros,

de una clase obrera laborista —que había combatido

jóvenes dandys proletarios, vestidos a la moda de

en las trincheras contra el eje—, nacen entre medidas

principios del siglo XX y peinados como las estrellas

de austeridad, ruinas y alimentos racionalizados

americanas del rock & roll, comenzaron a reclamar

y llegan a su juventud justo cuando el capitalismo

su derecho a distinguirse de sus predecesores y del

norteamericano comienza a invadir el continente. Ante

resto de jóvenes aún influenciados por la imagen

el conformismo de las generaciones anteriores, estos

sobria y restrictiva de los años de postguerra. Aunque

jóvenes deciden protestar contra el rol históricamente

ya habían existido otros grupos juveniles, como «los

asociado a su estrato social. Influenciados por los

Scuttlers» de Manchester y Liverpool o «los Spivs»,

sastres de Saville Row — que ya en 1940 habían tratado

los «Teddy Boys» fueron el primer grupo de jóvenes

de revivir entre las clases sociales más altas el estilo

en diferenciarse como adolescentes, respetando unos

de la época de Eduardo VII— los jóvenes comenzaron

patrones comunes en apariencia y conducta.

a reutilizar los trajes de segunda mano desechados

M. Brake, Comparative Youth Culture: The sociology of Youth Culture and Youth Subcultures in America, Britain and Canada, Londres, 1990, Routledge (3ª Ed.), p. 191 ; citado por R.J. Cross, op. cit. ,p. 217.

34


por la burguesía, fusionándolos con elementos de otros grupos juveniles anteriores — como los zapatos estilo creepers, los cuales habían tenido su origen en el ejército británico durante la II Guerra Mundial, y los peinados «greaser» de los ídolos del cine y el rock norteamericano—. Había nacido la primera subcultura londinense y proletaria de la posguerra: los «Teddy Boys», la base sobre la que se cimentarían las culturas mod, punk, rocker y el resto de movimientos juveniles que les sucederían.

Navajas, música de baile y trajes a la «eduardiana». El asesinato de un joven en Clapham Common a manos de una banda de Teds conocidos como los «muchachos del arado» (Plough Boys, en inglés) en julio de 1953 fue portada en todos los periódicos del país. Como consecuencia, se extendió el terror entre la población hacia estos nuevos grupos de adolescentes vestidos a la «eduardiana» y con un gusto insano por las navajas y ladrillos como complementos a su vestuario. El titular de The Daily Mirror «Flick knives,

La cultura de los Teds se entiende como una

dance music and Edwardian suits» (Navajas, música de

crítica tanto a sus padres, chapados a los antiguos

baile y trajes «eduardianos») convenció rápidamente

convencionalismos, como a las clases sociales

a la opinión pública de la violencia asociada a todos los

dominantes, de las que se sienten excluidos. Para ello,

jóvenes Teds. En las salas de baile aparecieron carteles

los Teds llevaron a cabo una «declaración pública y

que prohibían la entrada a cualquiera con «ropa

dramatúrgica de su diferencia»1 , que causó la alarma

eduardiana o calzado con suela de goma».

en la prensa del momento. Los Teddy Boys fueron tachados de violentos, sociópatas e incluso criminales, protagonistas de titulares fatalistas sobre «la juventud salvaje» y la «amenaza adolescente».

Aunque el movimiento de los «Teddy Boys» trataba principalmente de crear un sentimiento de comunidad alrededor del rock and roll, la ropa y la cerveza (lejos de la imagen criminal extendida por la prensa), es innegable que el gusto por la violencia fue parte

2

Lewis, Peter (1978) The Fifties pag 118. Londres: Heinemann

35


indiscutible de muchas bandas de Teds. La película

repercusión en la prensa que tuvieron sus compañeros.

Blackboard Jungle fue prohibida en todas las salas del

Los periódicos de la época, interesados en el

país tras las numerosas revueltas que se organizaron

sensacionalismo y la violencia, dirigieron su atención

en los cines, cuando se prohibió a los jóvenes bailar

hacia los grupos más conflictivos de esta subcultura

durante la proyección al ritmo de la banda sonora —el

relevando la importancia de las Teddys a su ocasional

famoso Rock Around The Clock de Bill Haley— y estos

colaboración en las revueltas de sus compañeros.

la emprendieron a cuchilladas contra los sillones. Las participaciones en movimientos racistas como las revueltas de Notting Hill —en la que numerosos grupos de Teds llevaron a cabo violentos ataques contra los inmigrantes indios durante las noches del 29 de agosto al 5 septiembre de 1958— y las peleas entre bandas en Birmingham, Glasgow, Liverpool y Manchester sirvieron de argumentos para la incendiaria prensa británica. Para una sociedad que hasta el momento desconocía el término adolescente, en la que los niños pasaban directamente a ser jóvenes adultos siguiendo los pasos marcados por sus padres; la aparición de bandas de teenagers vestidos de forma estrambótica

y

repartiendo

a los batallones de soldados americanos con sede en el Reino Unido, supuso un cambio

en reivindicar la disolución de las diferencias entre géneros que vemos más tardes en subculturas como el movimiento Mod. Al igual que sus homólogos masculinos, las «Teddy Girls» buscaban destacar, proyectar una imagen que las diferenciara del resto. Trajes con el cuello de terciopelo, broches de camafeos victorianos y paraguas de plexiglás eran parte de su vestimenta habitual junto con los

«Muchachos que visten a la moda eduardina ocupan la actualidad londinense. Se les llama “teddy-boys” y padecen la consecuencia de un complejo de inferioridad social».

pantalones vaqueros arreman-

Imperio,

ca, luchando por la aceptación de

Diario de Zamora de La Falange Española 28 de septiembre de 1955

y la exaltación de la sensualidad.

palos a los escuadrones del Servicio Nacional, e incluso

Estas chicas de las clases bajas fueron las primeras

inesperado ante el que la población adulta no supo cómo responder. Como consecuencia del incremento de las tasas de criminalidad entre los jóvenes —las infracciones cometidas por los menores de 21 años aumentaron desde 24.000 en 1955 a 45.000 en 19592— las palabras «adolescente» y «delincuente juvenil» eran comúnmente consideradas como sinónimos, dando lugar a una oleada de pánico moral. Las olvidadas «Teddy Girls»

gados y los zapatos planos. Un estilo de herencia inglesa pero claramente influenciado por las modas estadounidenses. Fueron defensoras de la relajación de las restricciones sexuales de la épolas relaciones prematrimoniales Lejos del prototipo de damisela tan estimado en la época, la actitud de las Judies era claramente

masculina. Muchas llevaban navajas como protección en caso de que «alguno de los compañeros se arrimara demasiado» y, aunque la mayoría trataban de alejarse de la imagen violenta de los Teds, no fueron pocas las que participaron en las revueltas y peleas junto a sus compañeros. Más allá del vestuario, las «Teddy Girls» reclamaron su derecho a la independencia absoluta. No eran las «novias» de los Teds, eran chicas económicamente

En paralelo a los Teds, surgen sus homólogas, las

independientes de sus padres, que organizaron sus

«Teddy Girls», mantenidas en el anonimato hasta

propias bandas y determinaron su propio estilo e

la publicación en 2005 de unas fotografías tomadas

ideales. Lucharon por su derecho a interesarse, al

cincuenta años antes por Ken Russell. Las «Teddy

igual que sus compañeros, únicamente en la música,

Girls», también llamadas «Judies», no lograron la

la ropa y el pasarlo bien. Reivindicaron su derecho a

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emanciparse y demostraron su capacidad de actuar exactamente igual que sus homólogos. Aunque su paso por la historia haya sido silencioso, las «Teddy Girls» tuvieron una importancia enorme en el desarrollo de la figura femenina en movimientos posteriores. Los primeros adolescentes Los «Teddy Boys» fueron considerados el movimiento nihilista de unos rebeldes sin causa, únicamente interesados en el ocio y la imagen personal. El intento de burla de unos jóvenes con «complejo de inferioridad social». Sin embargo, este nihilismo y

«Nuestra vestimenta es nuestra respuesta a un mundo sordo» Teddy Boys en el Mecca Dance Hall, Tottenham (1954)

gusto por las juergas y los palos es la base del establecimiento de los adolescentes como un grupo social diferenciado de los adultos y de los niños. «En un acto de auto-empoderamiento, los Teds (y todas las subculturas juveniles de clases trabajadoras después de ellos) se comprometieron a convertir en alguien a aquellos a los que la sociedad consideraba nadies».3 Por primera vez los niños, en su paso hacia la edad adulta, reivindican su derecho a renegar de sus padres, su derecho a divertirse, a llamar la atención y a definirse como individuo diferenciado en una sociedad empeñada en mantener unas normas heredadas generacionalmente. Frente a la sensación de claustrofobia de estos jóvenes ante la idea de continuar estáticos en la posición social determinada por las generaciones anteriores, se entiende la incomprensión de sus padres ante esta rebelión sin causa aparente, y su temor frente a sus poco ortodoxos métodos de reivindicación. Los Teds representan el nacimiento del mercado adolescente, el principio de la difuminación de las diferencias entre géneros y la base del resto de las contraculturas británicas que surgieron durante la postguerra. Navajas, rock and roll y «trajes Ted» para llamar la atención de un mundo hasta entonces sordo hacia ellos.

3

J. Cross, Robert (2009) “The Teddy Boy as Scapegoat”, en Men's Fashion Reader Fairchild Books, pp.264-291

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Zapatos como adoquines. Los pachucos y los disturbios del traje de Zoot por Alejandro Alvarfer

«[…] el pachuco es un clown impasible y siniestro, que no intenta hacer reír y que procura aterrorizar. Esta actitud sádica se alía a un deseo de autohumillación, que me parece constituir el fondo mismo de su carácter: sabe que sobresalir es peligroso y que su conducta irrita a la sociedad; no importa, busca, atrae la persecución y el escándalo. Sólo así podrá establecer una relación más viva con la sociedad que provoca: víctima, podrá ocupar un puesto en ese mundo que hasta hace poco lo ignoraba; delincuente, será uno de sus héroes malditos». Octavio Paz, El pachuco y otros extremos

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El pachuco: El estilo como arma Desde la aparición de los primeros dandis en la Inglaterra de la Regencia (1811-1820), en todas las épocas y culturas han existido individuos que han hecho del vestir una forma de vida y un desafío. Prestándole especial cuidado, ya sea a través de la elegancia desmedida o de la pura extravagancia, estos personajes reafirman su singularidad a través del vestido, muestran su intención de no formar parte de una sociedad que desprecian. Y es precisamente este desafío lo que diferencia al dandi del mero esnob u hombre elegante1, que se adapta a las modas del momento para tratar de acceder a una sociedad que lo excluye. Aunque el dandismo tiende a considerarse como una exhibición de individualidad extrema, siempre ha tenido algo de gregario —los dandis originales se conocían entre sí, frecuentaban los mismos clubes y compartían códigos comunes— y ya antes de la llegada del siglo XX se habían dado casos de dandismo colectivo, como los macarronis dieciochescos o los bellos del barroco español. Pero es tras la irrupción del siglo XX y su cultura de masas cuando el aspecto grupal se acentúa. A partir de ese momento serán colectivos, casi siempre desde los márgenes, los que a través de unos códigos estéticos desafíen a una sociedad que los excluye o ignora. En la cabeza de

sociedad que solo sabía relacionarse con ellos a través

todos están las llamadas subculturas de la apariencia

del desprecio o la caricatura. Invisibles, orgullosos

de la Gran Bretaña de posguerra: los teddy boys, mods,

y resentidos, mantenían una relación de amor-odio

skinheads, rockers, etcétera. Pero anteriormente

tanto con su cultura de procedencia como con la de

ya se habían dado casos de bandas de forajidos

acogida.

elegantes, como los apaches parisinos o los zazous de entreguerras.

Los Ángeles crece de forma descontrolada y voraz.

Otro ejemplo revelador es el de los pachuchos

Su expansión recuerda más a una metástasis que a

californianos en los años previos a la Segunda Guerra

un Plan de Ordenación Urbano. Los chicanos, claro,

Mundial.

malviven en los peores barrios de la ciudad y se ven

Los pachucos eran huérfanos que habitaban una tierra de nadie. Descendientes de mexicanos que habían emigrado a los estados de California y Texas durante la expansión económica de los años veinte, no eran ni mexicanos ni estadounidenses. Hijos bastardos de un

1

Estamos a finales de los años treinta y la ciudad de

obligados a realizar los trabajos que nadie quiere por sueldos de miseria. En este contexto, los jóvenes desarraigados desarrollan una serie de códigos estéticos que les permite abrazar y, al mismo tiempo, rechazar el American Way of Life.

México al que nunca habían pertenecido, vivían en los

A través de la exageración reafirman su presencia

márgenes de la América Blanca de los cuarenta, una

y su exclusión, se hacen ver y se autoexcluyen. De la

Eso dice Luis Antonio de Villena y no conocemos a nadie que haya escrito más y mejor sobre sobre el asunto dandístico.

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indiferencia y la caricatura se pasa a un miedo teñido

Sea como fuere, para finales de 1940 las calles estaban

de fascinación.

llenas de zootsuiters. Chicanos, italianos y negros

Lo que primero identifica al pachuco es su traje, el Zoot Suit. Pantalones holgados de tiro alto ceñidos a la cintura y a los tobillos, tirantes, chaqueta larguísima con anchas solapas y hombreras. Todo del color más llamativo posible. Para completar el atuendo un

llevando orgullosos el mismo traje, tomando las calles, compartiendo códigos indescifrables para los oficinistas de camisa blanca y corbata oscura con los que se cruzaban: John Coltrane, Cab Calloway y pantalones con pinzas.

sombrero italiano —si está decorado por una enorme

Y es que el estilo del pachuco no es una vuelta a las

pluma, mejor—, cadenas de oro y zapatos bicolor. Es

raíces de sus padres. Su estilo es un híbrido de no-lu-

este un estilo exagerado —dandismo grotesco, según

gares. Por eso, a la vez que rechazan la vestimenta de

Octavio Paz— que genera un rechazo instintivo en la

la sociedad estadounidense se alejan de la música de

puritana y eficiente América Blanca. Los pachucos

los mariachis. Su reino es el music hall, lugar de inter-

toman el traje de la clase media estadounidense y —

cambio racial donde se reúnen pachucos, negros e in-

en una espectacular muestra de dandismo— lo deforman: si los estadounidenses siempre se han guiado por la comodidad para elegir sus atuendos, ellos optan por un traje impráctico; si los colores de los trajes de la época no solían salir de la previsible tríada negro-gris-azul, el traje de Zoot debía reunir la mayor cantidad de colores extravagantes: diferentes tonos de rojo, azul eléctrico, verde lima, amarillo mostaza.

«El indio mexicano es principalmente indio, y éste es el elemento que inmigró a los Estados Unidos en números tan grandes. Ve la clemencia de las autoridades como debilidad o miedo, y se considera más astuto que ellas».

jazz, swing, boogie-boogie, doo wop y rythm & blues. Juan sin tierra de pantalón bombacho y sombrero italiano, el pachuco desafía a una sociedad de cuello blanco que hasta ese momento había insistido en ignorarlo. La reacción no se hace esperar.

Edward D. Ayres Lugarteniente del Sheriff de Los Ángeles

La invención del traje de Zoot es discutida y discutible, nadie sabe exactamente de dónde surge, aunque algunos historiadores de la moda se retrotraen hasta la rotunda fisionomía del Duque de Windsor para explicar la entrada de los pantalones anchos y de talle alto en los Estados Unidos. Lo que está claro es que a principios de 1940 ya era la indumentaria oficiosa en el entorno de los músicos de jazz. Es posible que tanto latinos como afroamericanos sencillamente imitasen la estética de los músicos que admiraban, ya que en aquellos años los jóvenes de las minorías discriminadas trataban de construir su identidad en torno al jazz y el swing —pese a ser este último género una adaptación blanca del jazz más crudo— que bailaban entremezclados en las pistas de los music halls. Aun así, Arthur C. Clarke, el sastre y trompetista de jazz que puso nombre al traje (zoot es una deformación de suit, un juego de palabras típico de la época) reconocía que el traje «vino directamente de la calle y de los guetos». 40

migrantes italianos. Allí escucha

2. Los disturbios del Zoot suit de 1943 El 7 de diciembre, los japoneses bombardean Pearl Harbour. Al día siguiente, Franklin D. Roosevelt pronuncia el conocido como discurso de la infamia en el que pide la aprobación del congreso para declarar la guerra a Japón. El 11 de diciembre, el Ministro de exteriores de la Alemania nazi, Joachim von Ribbentrop, llama al embajador estadounidense para leerle la declaración formal de guerra. Los siguientes meses son frenéticos: se emiten una serie de bandos para adecuar el país a las necesidades de la guerra. El 18 de febrero de 1942 el gobierno prohíbe, a través de un WPB (War Preparedness Board) los pantalones con pinzas y las chaquetas largas, bajo el pretexto de ahorrar tela de cara al esfuerzo bélico. El gobierno ha prohibido el traje de Zoot.


De esa forma, el traje favorito de los jazzmen fue declarado antipatriótico en un intento de matar dos pájaros de un tiro y, además de ahorrar tela, terminar con el principal símbolo de las bandas que por aquel entonces ya incomodaban a las autoridades. En una decisión insólita, se prohibió explícitamente una forma de vestir. A partir de ese momento llevar un traje de Zoot pasó de ser una amenaza implícita a ser una muestra de antipatriotismo prohibida por la Ley. Las necesidades del conflicto mandan. Pese a la prohibición, muchos sastres avispados siguen fabricando trajes de Zoot que venden mucho más caros y los pachucos siguen llevándolos con orgullo. Gran parte de los latinos que haraganean por las calles de Los Ángeles embutidos en sus pantalones bombacho son demasiado jóvenes para ser reclutados para el servicio militar, pero eso no importa ni a los propios militares, ni a la policía, ni a la «gente decente» que no duda en señalarles con el dedo para acusarles de antipatriotismo. Tampoco importa a la prensa, que no duda en exagerar o distorsionar la relación de los pachucos con la criminalidad. Se dan todos los elementos para que se desate la tormenta perfecta de la xenofobia y la tensión aumenta. El 30 de mayo de 1943, la televisión pública informa de que el marine Joey Dacy Coleman ha resultado gravemente herido tras una trifulca con latinos. El 3 de junio, un grupo de unos 50 marines abandonan el Arsenal Naval de Reserva de Chávez Ravine, decididos a vengar a Coleman atacando a toda 41


persona vestida con traje de Zoot con la que se cruzan.

A los pocos días, la policía y los militares habían

También agreden a mujeres latinas. El arsenal estaba

recuperado el control. 600 heridos y cinco

situado cerca de lo que hoy es el estadio de los Dodgers,

afroamericanos muertos después, las calles estaban en

en la época una zona deprimida habitada por muchas

calma y las necesidades del conflicto volvían al centro

familias mexicanas. Los días 4 y 5 de junio se producen

del tablero. Habían terminado lo que se conocería

redadas sistemáticas de grupos de soldados que salen

como los Disturbios del traje de Zoot.

en busca de latinos por el centro de la ciudad, ante la pasividad de las autoridades y de la población blanca. La mecha prende. Los pachucos responden. Comienza una batalla urbana entre pachucos y militares estadounidenses. Un bando viste el uniforme reglamentario del ejército de los Estados Unidos, el otro tiene su traje de Zoot. Marines contra zootsuiters. Los disturbios se enconan y se alargan durante tres días. Se extienden por toda la ciudad. Los militares detienen a cualquiera que lleve un traje de Zoot, hacen a los pachucos desvestirse, cortan las colas de las chaquetas, se amontonan trajes requisados en las esquinas y se obliga a los detenidos a orinar sobre ellos. La América Blanca que representan esos soldados se ceba con esos trozos de tela que simbolizan tanto. Se forman hogueras de trajes en las calles de Los Ángeles. Los pantalones anchos y las enormes chaquetas de colores de ensueño arden e iluminan a los que combaten en esas noches de furia, frenazos, cristales rotos. El 8 de junio los disturbios de Los Ángeles llegan a su fin con 500 pachucos y 9 soldados detenidos. 8 de los 9 soldados detenidos son liberados al día siguiente de su detención tras pagar una multa ridícula. Cuando todo parece haberse calmado, los disturbios prenden en el resto de California, Texas, Detroit, Nueva York. Los afroamericanos del este se alían instintivamente con los pachucos del oeste y se lanzan a enfrentarse con la policía, que también ha tomado nota de lo ocurrido en Los Ángeles y organiza cacerías de negros antipatrióticos que vistan trajes de Zoot. El país está en llamas. Aquí no hay adoquines que lanzar a los maderos ni nadie espera encontrar una playa bajo el asfalto, pero los que luchan tienen sus zapatos bicolor. La situación amenaza con hacerse insostenible para las fuerzas del orden, pero consiguen aguantar.

42

Cuando a Tom Wolfe le preguntaban por la razón por la que llevaba su extravagante traje blanco de caballero del Sur, solía responder que se trataba de una «inofensiva forma de agresión». Eso es lo que suele ser la ropa para las subculturas, una forma sublimada de violencia, un gesto, un desafío soterrado. Hasta que salta la chispa. Entonces se convierte en algo más, en un uniforme. El de los pachucos estaba formado por unos pantalones de pinzas, una larga chaqueta con cola y unos zapatos bicolor.



EL EJÉRCITO NEGRO DE NÉSTOR MAKHNO por A. Saralegui

«Dondequiera que se encuentre vida humana, el anarquismo asume existencia concreta.» Néstor Makhno, «El anarquismo y nuestros tiempos», Dielo Trudá n. 4,1925

La revolución makhnovista, o Makhnovschina, supone

kilómetros cuadrados habitado por varios millones

uno de los acontecimientos más notables y paradójicos

de personas —las cifras varían según el momento—.

en la historia del anarquismo. Surgida en plena

Tradicionalmente, Ucrania había sido una región

Revolución rusa, su carácter popular y espontáneo,

socialmente diferenciada de Rusia. Anexionada al

las dimensiones que abarcó y la tenacidad en la lucha

Imperio en el s. XVIII, las comunidades rurales del sur

de sus guerrilleros posibilitaron el desarrollo de una

del país habían desarrollado un fuerte sentimiento

auténtica revolución social en la que se aplicaron,

de independencia y una cierta ingobernabilidad.

con mayor o menor fortuna, algunas de las principales

Siendo extremadamente fértil, su suelo fue disputado

tesis del movimiento libertario. Sin embargo, el

por turcos, polacos, alemanes y rusos; y la población

makhnovismo fue también un fenómeno aislado tanto

se encontraba constantemente amenazada por las

política como geográficamente, que se agotó luchando

razzias de los diferentes ejércitos que cruzaban sus

en diversos frentes, que se vio obligado a supeditar

tierras. Esto se tradujo en una secular desconfianza

sus conquistas sociales al buen hacer de la guerrilla

hacia cualquier tipo de gobierno u organización

y que tuvo que enfrentarse tanto a la indiferencia

estatal. Asimismo, ciertas comunidades habían

generalizada de la intelligentsia anarquista rusa como

logrado resistirse a la imposición de la servidumbre

a la oposición manifiesta del bolchevismo.

que sobrevino a la inclusión del país en el imperio de los zares, lo que desembocó en la llamada volnitza,

El makhnovismo tuvo como escenario principal el

o «vida libre». Así, el territorio ucraniano ejerció

sudeste de Ucrania, un territorio de unos setenta mil

tradicionalmente de refugio tanto para los fugitivos

44


huidos de Rusia, como para los zapórogos, siervos

del nuevo año, se proclama definitivamente la

que escapaban de la servidumbre polaca. En 1917, esa

independencia y Ucrania pide ayuda a los Imperios

tradición de «vida en libertad» supuso una mayor

centrales. Un mes antes de que los bolcheviques

cercanía del campesinado al anarquismo —no tanto en

sacasen a Rusia de la I Guerra Mundial y entregasen el

un plano teórico como en la práctica— y una influencia

frente oriental en el tratado de Brest-Litovsk (marzo

prácticamente insignificante del bolchevismo o

de 1918), el gobierno ucraniano había firmado un

cualquier otra fuerza estatista en los consejos de

acuerdo con Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria y

obreros y campesinos.

el Imperio Otomano mediante el cual se reconocía la

El centro neurálgico de esta insurrección será la ciudad de Guliaipole, donde a finales de 1889 había nacido Néstor Ivánovich Makhno. Habiendo trabajado como pastor y peón de granja para los kulaks1 alemanes

independencia de un país que se convertía, de facto, en un satélite de las potencias centrales —Ucrania entregaría a cambio 1.000 toneladas de productos agrícolas—.

desde los siete años, Makhno entra en contacto con la

Con el apoyo de alemanes y austríacos, el nuevo

política a los dieciséis, participando en la Revolución

gobierno trató de restablecer el orden y las

de 1905. Tres años más tarde, es apresado y condenado

propiedades de los terratenientes, así como de poner

a la horca acusado de actividades terroristas. Dada

fin a la insurrección campesina. Su incapacidad a este

su juventud, se le conmuta la pena por la de trabajos

respecto dio lugar a un golpe de Estado que, apoyado

forzados a perpetuidad y es trasladado a la prisión

por Alemania, estableció un régimen autoritario

central de Moscú. En la cárcel conoce a Piotr Archinov,

conocido como el Hetmanato. El hetman2 Pavló

quien lo inicia en el anarquismo. Tras nueve años

Skoropadsky, un general cosaco del Imperio Ruso que

preso, tiempo repartido entre su formación intelectual

había defendido Ucrania de la invasión bolchevique y

y la celda de castigo, es liberado durante la Revolución

que acabaría sus días en la Alemania nazi, desató una

de febrero de 1917.

brutal campaña de represión ante la que Makhno se

Tras salir de prisión, Makhno se entrega por entero

convierte en el principal responsable de proteger a

a la labor revolucionaria. De regreso a Guliaipole, funda la Unión Profesional de Obreros Agrícolas y un soviet local de campesinos, así como organiza la primera comuna libre de la región. También ejerce de presidente de la Unión Campesina Regional, de la Unión Profesional de Obreros Metalúrgicos y del soviet de campesinos y obreros. La rebelión del campesinado en la región es total y, durante el verano, Makhno lleva a cabo las primeras medidas colectivizadoras: tras hacer un inventario de las tierras y bienes de los señores, propone igualar el usufructo de la tierra de campesinos, kulaks y terratenientes. La situación política en la Ucrania revolucionaria resulta realmente compleja. La Rada, el parlamento surgido de la Revolución de febrero, había proclamado unilateralmente la autonomía en junio. En noviembre, proclama la federación con Rusia, ante lo que el gobierno bolchevique invade el país. Con la entrada 1 2

Campesinos adinerados, propietarios de tierras y con trabajadores a sueldo.

Título cosaco, se refiere al mayor responsable militar por detrás del monarca.

45


la población, organizando compañías de obreros y

El régimen de Skoropadsky duró lo mismo que el

campesinos.

esfuerzo de las potencias centrales en la guerra. A

En junio, Makhno viaja a Moscú. Allí se entrevista con un anciano Kropotkin, aunque es recibido con total indiferencia por la mayor parte del anarquismo ruso. Convencido entonces de que la revolución debe ser llevada a cabo por las masas anónimas de campesinos, regresa a Ucrania para ser capturado por los austríacos. Una vez en libertad, su actividad política se intensifica: conciencia a las masas contra el hetman y los terratenientes mediante arengas y manifiestos, unifica a los diferentes grupos de insurrectos y forma el embrión de lo que será el brazo armado de la insurrección anarquista en Ucrania, el Ejército Negro.

la rendición de Bulgaria en septiembre siguió la del Imperio Otomano y el repliegue de los austríacos. Privado de todo apoyo, el hetman viró sus posiciones hacia los monárquicos y prescindió de cualquier idea de independencia ucraniana. La burguesía nacionalista no tardó en reaccionar y, liderada por Simón Petliura, se hizo con el poder en diciembre proclamando la República Popular Ucraniana. No obstante, el control de Petliura sobre el país fue prácticamente inexistente. En la zona defendida por el Ejército Negro se proclama el Territorio Libre, con capital en Guliaipole. La extensión de esta área varió según el transcurso de la guerra, pero siempre se organizó sobre

La represión del hetman y los alemanes había sido

la base de una ausencia total de autoridad política y la

especialmente cruenta en este período (unos 20.000

autogestión de los trabajadores. El principal pilar del

muertos, aldeas arrasadas, etc.). El Ejército Negro,

nuevo orden social será la «Comuna del trabajo libre

cuyo nombre procede de su estandarte, trató de

y los soviets libres de los trabajadores», a imitación

consolidar la revolución plantando cara a todo

de la cual se crearán comunas por toda la región

enemigo de los insurrectos. Siempre en inferioridad

siempre por iniciativa propia de los campesinos —no

numérica, su acción se basó en el ímpetu de sus tropas,

necesariamente a instancias de los guerrilleros y,

su movilidad —se componía casi exclusivamente de

desde luego, ajenas a los bolcheviques—.

caballería, por el momento— y el apoyo de la población. Makhno y sus compañeros eran capaces de recorrer 100 kilómetros en un sólo día, atacar por sorpresa a un ejército enemigo y darse a la fuga, encontrando caballos de refresco en cualquier aldea cercana. Los soldados prisioneros eran puestos inmediatamente en libertad. No así en el caso de los oficiales que, junto a los culpables de abusos hacia la población civil, eran fusilados al instante. El carácter de Makhno en este período adquiere tintes casi legendarios. Las fuerzas del hetman organizan una división especial para atraparlo que consigue cercarlo en el mes de septiembre. Rodeado, carga con sólo treinta hombres y una ametralladora, poniendo a los enemigos en fuga. Es entonces cuando los campesinos le otorgan el título de batko, «padre» de los insurrectos. La colaboración entre campesinos y guerrilleros será total hasta los últimos días de la Makhnovschina.

46

La autoridad del nuevo gobierno será efímera, puesto que el fin de la IGM había invalidado el tratado de Brest-Litovsk y los bolcheviques marcharon de nuevo sobre Ucrania, tomando Kiev en febrero


de 1919. También los makhnovistas se opusieron

Denikin fue el enemigo más formidable de la revolución

al gobierno de Petliura, atacando a sus tropas en

makhnovista en este período. Avanzando desde la

Ekaterinoslav —actual Dnipró— y creando un nuevo

cuenca del Don, establece un frente de cien kilómetros

frente contra la burguesía nacionalista ucraniana.

con el Ejército Negro durante seis meses. La represión

Ante las dificultades del «Directorio», buena parte

contra todos aquellos sospechosos de colaborar con

de las tropas petliuristas —obreros en su mayoría—

los insurrectos fue brutal, llegando a poner precio a

desertó, liberando la presión sobre el Territorio Libre

la cabeza de Makhno. En clara inferioridad numérica

y permitiendo el desarrollo de los aspectos sociales y

y material, los makhnovistas deciden colaborar con el

organizativos de la insurrección. En enero de 1919, se

Ejército Rojo, si bien manteniendo ciertas condiciones:

había convocado el primer Congreso Regional de los

que se les permita conservar el orden interno,

Campesinos, Obreros y Guerrilleros; organización de

recibiendo a los comisarios políticos comunistas;

carácter general destinada a tratar los avatares de la

que la subordinación sea únicamente militar; que

guerra. En el segundo Congreso, convocado en febrero,

se despliegue a los makhnovistas sólo en el frente

se crea el Consejo Militar Revolucionario, órgano

oriental y que se les permita conservar el nombre

ejecutivo del Territorio Libre encargado de hacer valer

(Ejército Revolucionario Insurreccional de Ucrania) y

las resoluciones del Congreso, con representantes

las banderas. Precisamente, la organización interna

tanto de los distritos como de los destacamentos de la

del Ejército Negro es una de sus características más

guerrilla. Además de cuestiones puramente militares,

reseñables: de carácter voluntario, los mandos eran

en los congresos se trata todo lo relacionado con el

elegidos directamente por la tropa según su valor;

abastecimiento y la autogestión de la región. Asimismo,

y la disciplina interna era elaborada en asamblea y

se publican los principios generales de los soviets en la

posteriormente ratificada por la guerrilla.

Declaración del Consejo Revolucionario Militar de los Guerrilleros Makhnovistas. Tras la caída del Hetmanato, el país se encontraba en una situación de caos absoluto. La guerra civil rusa tomó en Ucrania un cariz todavía más complejo, con varios ejércitos enfrentándose entre sí según intereses diversos. Por un lado, y en franco retroceso, estaban las tropas nacionalistas fieles al gobierno de Petliura. Por otro lado, el Ejército Rojo, que avanzaba desde el norte tratando de imponer el control bolchevique sobre Ucrania. Frente al Ejército Negro de los guerrilleros makhnovistas, milicias campesinas conocidas como el Ejército Verde, cuya lealtad oscilaba según los intereses no siempre claros de sus caudillos, como fue el caso del atamán3 Grigoriev —Nikífor Grigoriev, atamán de Jersón, había sido un antiguo oficial zarista que se alió con los nacionalistas de Petliura, posteriormente con los bolcheviques y que acabaría haciendo la guerra por su cuenta—. Por

3

El exceso de confianza a la hora de pensar que, vencido el enemigo, bolcheviques y anarquistas serían capaces de seguir caminos paralelos, será uno de los mayores errores de la Makhnovschina. Si bien es verdad que el Ejército Negro se encontró siempre necesitado en cuanto a hombres y recursos, su valor en el combate y su popularidad entre la población hicieron de este un aliado indispensable para los bolcheviques. Menos dadas a la buena fe, las autoridades del Ejército Rojo planificaron el exterminio del makhnovismo desde el momento mismo esta alianza. La prensa bolchevique emprendió una campaña de desprestigio sin precedentes; el Territorio Libre fue cercado y se cortaron los suministros; el tercer Congreso Regional de los Campesinos, Obreros y Guerrilleros fue declarado contrarrevolucionario y puesto fuera de la ley por Pável Dybenko —fusilado en 1938 durante la Gran Purga de Stalin—; y en abril se frustró un intento de asesinar a Makhno.

último, el Ejército de Voluntarios, el primer Ejército

En mayo tuvo lugar la rebelión de Grigoriev al oeste

Blanco formado por tropas contrarrevolucionarias y

del Territorio Libre, lo que puso en aprietos al Ejército

zaristas bajo el mando del general Antón Denikin.

Rojo. Los makhnovistas, considerando a Grigoriev

Para los cosacos, comandante.

47


poco más que un aventurero, se negaron a tomar parte en el conflicto. Este, además, se había hecho tristemente célebre por la brutalidad con la que se ensañó con las poblaciones griegas de la costa del mar Negro y por haber organizado diferentes pogromos contra los judíos. Aprovechando las circunstancias, un Ejército Blanco reforzado emprende la ofensiva. En el Territorio Libre se convoca el cuarto Congreso Regional, al que también se invita a las tropas comunistas. De nuevo, los bolcheviques lo declaran ilegal y prohíben la difusión de propaganda makhnovista. Trotsky, ahora en Ucrania, promete «barrer con una escoba de hierro» al anarquismo, y ordena la disolución de las asambleas, así como la detención y hasta ejecución de militantes. En junio, los rojos abandonan Ucrania a las fuerzas de Denikin. Dispuesto a revertir la situación, Makhno convoca una reunión con Grigoriev a finales de julio. Sorprendentemente, el atamán le propone una alianza con los blancos ante la que Makhno responde declarándolo enemigo del pueblo, sacando a la luz los pogromos realizados en Elisavetgrado4 (hoy Kropyvnytsky) y ejecutándolo; tras lo que incorpora sus tropas a la guerrilla. También un contingente abandonado por el Ejército Rojo se une a los makhnovistas. Tras una campaña complicada, en la que todo el Ejército Negro llegó a estar completamente rodeado por blancos y petliuristas, los insurrectos alcanzan una victoria aplastante a golpe de sable en Umán. La revolución alcanza entonces su momento álgido y Makhno es tomado por el pueblo como el finalizador de la rebelión de Pugachov5. Imparable, el Ejército Negro parte en todas direcciones erradicando todo rastro de autoridad. Los rebeldes toman Aleksándrovsk —hoy Zaporiyia—, Berdyansk, Guliaipole… En diez días, todo el sur de Ucrania se encuentra libre de presencia zarista. Los makhnovistas alcanzan el depósito de armas de Denikin, en el mar de Azov, y arrasan su retaguardia. El 20 de octubre se apoderan de Dnipró, en pleno centro del país. Esta campaña frustrará definitivamente el avance de los blancos hacia Moscú. Superadas por el momento las exigencias de la guerra, los makhnovistas retoman su labor social. Las cárceles son destruidas; se establece la libertad de prensa, de asociación y de reunión —en tan sólo seis semanas, en Dnipró se publican periódicos de toda tendencia—; y se impone una única prohibición: la formación de comités de partido que pretendan imponer cualquier tipo de autoridad sobre la población. El triunfo, sin embargo, es un impostor. A una epidemia de tifus se suma el intento del bolchevismo de imponerse de nuevo en la región declarando a Makhno y los suyos «fuera de la ley». Echando mano a esa «escoba de hierro», se llevan a cabo asesinatos en masa por todo el Territorio Libre (hasta 200.000 muertos), así como se procede a la tortura sistemática de los 4

Donde, bajo el lema de «¡Ucrania para los ucranianos sin bolcheviques ni judíos!», se había ejecutado a 3.000 personas.

5

Cosaco del s. XVIII que lideró una insurrección contra Catalina la Grande haciéndose pasar por el depuesto zar, Pedro III.

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prisioneros para tratar de dar con Néstor Makhno.

reunir unos 2.500 efectivos y toma Guliaipole haciendo

También tienen lugar varios atentados contra su vida

6.000 prisioneros. Cerca de Andréevka, vence a dos

orquestados por la Cheka. A pesar de esto, un todavía

divisiones rojas y hace 9.000 prisioneros. Tras la

peligroso Ejército Blanco ahora bajo el mando del

victoria, se actúa igual que en tiempos del hetman:

barón Piotr Wrangel lleva a ambas fuerzas a negociar

los prisioneros son puestos en libertad o aceptados,

una nueva alianza. A mediados de octubre, se redacta

en caso de querer unirse a la guerrilla; los oficiales y

un acuerdo militar y político que estipula el fin de las

comisarios políticos son ejecutados sin excepción.

hostilidades, la liberación de anarquistas presos, libertad para la prensa anarquista, la posibilidad de que los anarquistas se presenten a las elecciones de los soviets y la autonomía de ambos ejércitos.

Tras una serie de derrotas consecutivas, los bolcheviques lanzan sobre Makhno una fuerza 40 veces mayor a la del Ejército Negro. Los makhnovistas son rodeados cerca de Kiev y deciden plantar cara.

De nuevo, surgen problemas. Los comunistas no llegan

Consiguen finalmente romper el cerco y dar esquinazo

a publicar el acuerdo. Los makhnovistas, por tanto,

al Ejército Rojo. De nuevo, el genio militar de Makhno

no lo respetan. Finalmente, se publica en dos partes,

se hace patente, presentando batalla a un ejército de

omitiendo una cláusula que establecía la libertad

cerca de 150.000 hombres con una fuerza partisana

organizativa dentro del Territorio Libre. Cinco días

unos 3.000. Los combates se libran a diario, los

más tarde, se lanza la ofensiva contra Wrangel en

desplazamientos son largos y se hacen al margen de

el istmo de Crimea y, en algo menos de un mes, el

los caminos convencionales. Estos enfrentamientos

Ejército Negro rodea a los blancos y hace su entrada

se prolongaron hasta agosto de 1921, cuando se decide

en Simferópol.

que Makhno abandone el país a causa de la gravedad

Al abrigo de esta tregua con el Ejército Rojo, se presta en el Territorio Libre una especial atención a

de sus heridas —había sufrido un balazo en el vientre que casi acaba con su vida—.

la instrucción pública y la educación, abandonadas

La huida tampoco fue un camino de rosas. Habiendo

durante años de guerra civil. En Guliaipole, se

superado el tifus y varias heridas de bala y sable,

imparten cursos para los revolucionarios analfabetos,

Makhno recibe un disparo que le atraviesa la cabeza

se retoman con interés las funciones teatrales y

sin llegar a matarlo. El 28 de agosto, cruza el Dniéster

se desarrolla un sistema educativo inspirado en la

y llega a Rumanía.

Escuela Moderna de Francisco Ferrer. También se intensifica la labor de propaganda a propósito del

En Rumanía, Néstor Makhno es encerrado en un campo

artículo 4 del pacto con los bolcheviques, una vez

de refugiados. Logra huir a Polonia, donde es víctima

llegan noticias de que este ha sido rechazado de pleno

de un complot comunista por el que pasa año y medio

por Moscú.

en prisión7. En 1924 se dirige a Danzig, donde de nuevo

Tras la derrota definitiva de Wrangel, los bolcheviques consuman su traición6 y reanudan las hostilidades de manera implacable: lanzan una ofensiva contra las tropas negras en Crimea, atacan Guliaipole y llevan

6

7

es apresado e internado en un campo de prisioneros. Tras su liberación, se le expulsa de la ciudad y se las arregla para llegar a París, donde pasará los últimos años de su vida trabajando en un taller.

a cabo detenciones de anarquistas por toda Ucrania.

A pesar de su precario estado de salud y de una

Una vez más, el Ejército Negro se ve obligado a batirse

existencia miserable, Néstor Makhno no cejó en

con fuerzas ampliamente superiores. Makhno logra

su actividad política. Durante su estancia en París,

Esta llevaba tiempo gestándose, toda vez que, días antes de la ofensiva, espías bolcheviques fueron encontrados con propaganda antimakhnovista, publicada sin fecha, en la que se realizaban toda una serie de acusaciones fabricadas de antemano contra el Ejército Negro. Se le acusó de haber negociado con la delegación soviética de Varsovia una rebelión en la región de Galitzia para anexionar esta provincia a Rusia. Es puesto en libertad sin encontrarse ninguna prueba al respecto y tras una campaña de protesta de anarquistas de todo el continente.

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mantuvo discusiones con personajes de la talla de

una campaña de terror generalizado para la que no

Errico Malatesta; y se defendió de las difamaciones de

se dudó en contar con la inestimable colaboración

la propaganda soviética. Quizá la acusación más grave

de los kulaks, que muy gustosamente señalaron

vertida sobre él haya sido la del supuesto carácter

a todo simpatizante o familiar de los guerrilleros.

antisemita de su movimiento y su responsabilidad en

Antes de acabar 1921, las tropas de Mijaíl Frunze ya

ciertos pogromos. Tanto Piotr Archinov —principal

habían borrado todo rastro de oposición al poder

fuente para el estudio de la Makhnovschina—,

bolchevique en Ucrania. Sin embargo, a pesar de los

como el propio Makhno rechazaron siempre estas

ímprobos esfuerzos de las autoridades soviéticas por

acusaciones. A comienzos de siglo, el antisemitismo

erradicar o desvirtuar todo recuerdo de la revolución,

era un sentimiento profundamente arraigado en la

ésta no cayó en el olvido, y ha quedado para la Historia

población ucraniana, y el makhnovismo fue quizá el

como uno de los mejores ejemplos de insurrección

único movimiento de su época que no sólo no se mostró

libertaria y de aplicación real de los principios básicos

indiferente, sino que lo combatió de manera activa .

del anarquismo10, sirviendo de precedente a otras

8

Su labor teórica, no obstante, fue más allá. Makhno y otros camaradas de la guerra civil rusa y la rebelión

experiencias como la de la Provincia Libre de Shinmin o el Consejo Regional de Defensa de Aragón.

de Kronstadt fundaron en 1925 la revista Dielo

Queda preguntarse qué habría sido de la revolución

Trudá , desde donde defendieron la necesidad

makhnovista de no haber tenido que supeditar su

de crear organizaciones anarquistas capaces de

desarrollo a las exigencias de la guerra; de haber

llevar a buen término la revolución partiendo de

recibido un mayor apoyo de teóricos y militantes

una unidad ideológica y táctica, y superando así el

anarquistas; de no haber sido traicionada una y otra

fracaso de la Revolución rusa (postura conocida como

vez por un partido bolchevique que, lejos de ser la

«plataformismo»). A este respecto, en 1926 se publica

fuerza depositaria de los anhelos de los trabajadores

el «Proyecto de programa de organización de una

ucranianos, se aprovechó de estos para hacerse con un

Unión General Anarquista»; si bien el «Proyecto»

poder absoluto e incontestado. ¿Habría sido posible el

recibió duras críticas y acabó fracasando a nivel global.

sueño de construir una nueva sociedad, un territorio

9

sin Estado en el que el pueblo trabajador fuese dueño

8

9 10

11

Néstor Makhno falleció en 1934, a la edad de 45

de su destino y pudiese desenvolver su existencia

años, a causa de una afección pulmonar contraída

ajeno a cualquier autoridad? Quizá. O quizá no. Quizá

durante los años de prisión en Moscú. En cuanto a la

la insurrección estuvo destinada a fracasar desde el

Makhnovschina, fue efectivamente barrida mediante

principio, víctima de sus propias incongruencias11.

A la ejecución de Grigoriev se podrían sumar otros tantos ejemplos de represalias contra los responsables de pogromos; así como la existencia dentro del Ejército Negro de compañías y baterías de artillería formadas única y exclusivamente por judíos. Sí parecen más claras las responsabilidades de otros caudillos como Simón Petliura, que fue asesinado en París en 1926 por un judío que acabó siendo absuelto al tener en cuenta el tribunal la responsabilidad de Petliura en los pogromos ucranianos. «Causa obrera». El hecho de no haber contado con una base teórica fuerte no lo convierte, como han querido ver algunos, en algo distinto al movimiento anarquista —hay quien ha hecho distinciones entre «makhnovistas»/«libertarios» y «anarquistas»—. Efectivamente, el makhnovismo aglutinó a individuos de diversas tendencias; surgió como un movimiento anónimo y poco definido; y se desarrolló al margen de los círculos anarquistas de Moscú y San Petersburgo. Sin embargo, siempre se organizó según los principios de no estatismo, autogestión económica y social, e iniciativa de los propios trabajadores. Todos sus líderes profesaron una ideología anarquista. Hubo además, una estrecha colaboración entre el Ejército Negro y la organización Nabat de Volin desde 1919. Por último, sirva como prueba la escasa distinción que entre unos y otros hicieron las autoridades bolcheviques a la hora de sacar la «escoba» a pasear.

De entre las principales críticas que ha recibido el makhnovismo por parte de propios y extraños podemos destacar: el supuesto «caudillismo» de Makhno, su carácter meramente rural alejado de la realidad del proletariado industrial, su contundencia en la ejecución de ciertos prisioneros y el carácter «eserista» de los soviets libres. Analizar una a una cada afirmación nos llevaría a un artículo de dimensiones considerables, por lo que nos limitaremos a dejar constancia de las mismas.

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Quizá la fortuna no favorezca a los audaces y Makhno y sus guerrilleros estuvieran condenados a convertirse en algo así como unos héroes románticos del movimiento libertario; tan inspiradores como utópicos. Perdedores. Quizá el mismo ideario anarquista había acabado mostrándose igual de inspirador y de utópico, llegando a desaparecer prácticamente de Rusia desde 1921. Sea como fuere, tres hechos han de ser tenidos en cuenta antes de precipitarse a cualquier conclusión. El primero, que en el Territorio Libre se llegó a implantar algo cercano a un anarquismo real durante no menos de tres años. El segundo, que ello se debió a la iniciativa y la colaboración de las masas anónimas de campesinos, no a la mediación de una élite de partido o de un grupo de iluminados. El tercero, que tal revolución nunca llegó a fracasar y que su fin sólo fue posible mediante el exterminio sistemático y el terror de Estado.

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Entre Bambalinas

STEPHEN HAWKING por Arístides González Dos mil cinco no fue un año del todo malo ni tampoco lo suficientemente bueno para mí: Roberto Heras era laureado ganador de una vuelta ciclista a España en la que se enfrentó al puerto de Pajares en su última etapa, dándole a Menchov sopas con honda. Yo quedé muy por detrás en mi resultado personal. Tanto que tuve que ver la coronación en el podio de mis logros desde detrás del cordón de seguridad, este marcado por mi propio subconsciente, como si de un aparato del Estado se tratase: un elemento censurador que se protegía de que en algún momento pudiera boicotear una entrega de premios en la que sólo interviniese yo mismo. El universo y sus caprichos quisieron que ese octubre participase como chico de los recados de la comitiva que acompañó al honrado dieciséis años atrás con el premio a la Concordia1 , Stephen Hawking. Yo, un pibe joven que llevaba unos pocos meses en Asturias y que, de resultas a la mediación de un familiar en el extranjero, tenía el honor de compartir unos momentos con una de las mentes más brillantes que han habitado este planeta. He de reconocer que me sentí superado al fantasear con las misiones que podrían serme otorgadas, fuesen estas asistir a la hora de superar una de las barreras arquitectónicas que brindaban nuestras calles o simplemente abrir paso entre el gentío que finalmente se congregó en el trayecto desde la Escalerona hasta la iglesia de San Pedro. Ese fue quizá mi punto de partida a la hora de entender la idiosincrasia local que ahora amo y que entonces, como lo que soy o lo que antes era —alguien de fuera—, se me antojó extravagante y superlativa. Como decía, el trayecto duró, en cuanto a la distancia, lo que va de la escalera 4 hasta las puertas de las termas romanas2 . Nadie pensó en ningún momento que esto fuese a ser poco más que un paseo rápido por el muro de San Lorenzo, resultando en el tiempo mucho más de lo esperado. Al llegar al punto de inicio, que fue donde me citaron con la directriz de esperar a la llegada del transporte institucional y luego ya veremos, hordas de ciudadanos se arremolinaban a nuestro alrededor haciendo casi imposible el paso. Tuve que encabezar el paseo abriendo el improvisado desfile como pude, con timidez al principio, desparpajo al cabo y al borde de hacer repartición de collejas cuando ya me sentía confiado en el desempeño de esta mi primera función. Yo de punta de lanza y atrás, cerrando el pelotón y empujando la silla, su mujer, que además de asistir en estos menesteres hacía de pantalla, bisagra, auxiliaba si era necesario o bien le daba tranquilidad, cosa más que comprensible cuando entre tu mente y tu cuerpo existen inconvenientes tales como es el caso. El tema es que, al poco de dejar la Escalerona atrás, una mujer que consiguió librar el exiguo y a la par inexistente cordón disuasorio de seguridad que flanqueaba a nuestro Señor H., le postró un bebé sobre los brazos para que lo besase como si fuese la misma Virgen del Rocío. A

1

Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. N. del. E.

2

Unidad de medida típicamente gijonesa referente al paseo de la playa que en el Sistema Internacional equivale a unos 450 m. N. del E.

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Stephen, que para quien no lo sepa sólo puede mover un párpado —con el cual hace mucho más que yo mismo, en primer lugar, y que muchos otros que yo conozco, después—, esto le resulta cosa insuficiente a la hora de recoger niños al vuelo, y aunque se lo pusiesen sobre el pecho. El niño se escurrió desde su caja torácica hasta sus rodillas, a lo que Elain —entonces su esposa—, rápida como el rayo, evitó que este fuese engullido por sus cuatro ruedas y se lo devolvió a la imprudente madre con cara de reprobación pero amablemente. Yo estreché la distancia desde la vanguardia y la persona que empujaba la silla para evitar futuras situaciones del mismo pelaje y conseguí placar a varios niños de muy corta edad y aplacar a sus madres posesas que los lanzaban sobre H. para que los besase con su párpado bueno y a la vez bendijese, supongo, quizá pensando que algo se les pegaría y siempre, claro, por el bien de estos. Era esta quizá su manera de darle un empujón a las ruedas de sus buenas fortunas en un futuro. Yo la verdad es que, si bien estaba emocionado por compartir estos momentos con él —y qué decir que por supuesto sabía perfectamente quién era, aunque siendo humilde no entiendo la totalidad de su teorías—, al poco me di cuenta de que la algarabía que le jaleaba quizá no tanto, o lo que deparó esta experiencia, demostró empíricamente que casi nadie tenía muy claro lo que allí hacía, más que ser turba emocionada, con lo que esto conlleva. Dos señoras conversaban de manera animada en primera fila a eso de la tres, también a voces para poder entenderse entre los vítores que ora bramaban «¡Viva!», a secas, y otrora «¡Viva Superman!», conflicto creado por el fatal accidente sufrido por el actor que encarnó al principio de la saga en el cine al Superhéroe de calzón rojo y mono azul, aquel que cruzaba los cielos entre golpiza y golpiza y que se había visto confinado a una silla de ruedas como el protagonista de estas alabanzas, Christopher Reeve. Quizá la combinación entre la prensa amarilla, la rosa y el populacho quisieron haber fagocitado a tan preclaro individuo, como un agujero negro atrae y consume la luz, para escupir una silla de ruedas, haciendo de ella lo único que la gran masa veía. Sigamos, entonces. Una de esas señoras me agarró del brazo y me dijo «guajín, ¿quién ye esti que tol mundo i grita?». «Stephen Hawking, señora», contesté adustamente e intentando mantener una voz de barítono. Ella se lo trasladó a su interlocutora, a lo que la otra replicó «¡coño, el de El silencio de los corderos!». Yo seguí mi camino pensando en cuán leonina puede ser esta vida mientras, unas filas más atrás, otros coreaban «¡Stephen King!». De qué manera deseé que dentro de ese ordenador que lleva pegado a él no hubiese, y si así fuese no estuviese activado, un traductor simultáneo. A la vez, me llamó la atención la querencia de este pueblo por el séptimo arte. Podría decir que, desde entonces hasta las termas romanas de San Pedro, fue un camino fácil. No fue así, pero tampoco sucedió nada reseñable a lo que, varios niños en volandas y un puñado de referencias cinematográficas después, estábamos bajo tierra, donde para mi sorpresa la

2

53


temperatura era mucho más agradable y había menos bullicio. Supongo que, debido a la situación de estrés que acabábamos de pasar y la sudoración ulterior, agradecía el fresquito. En las termas, y esto es una deducción personal, echamos el rato justo hasta que fuera aflojó el gentío. Salimos y consulté a mi superiora si había terminado con mis obligaciones. Esta, viendo lo acaecido, me dijo que no, que mejor me subía con ellos a la furgoneta y nos desplazábamos todos juntos hasta la siguiente parada.

Y así lo hice, pasé el trayecto sentado en el asiento del medio de la parte delantera de una Mercedes Vito adaptada haciendo cábalas sobre qué nos depararía el destino o, de otra manera, cuál sería este. Cogimos la autovía hacia Oviedo y, para mi sorpresa, antes de llegar cogimos también la salida a Colloto. Paramos en el parking de una gran sidrería, salimos del vehículo y entramos por la puerta de esta, en la que esperaban algunos altos cargos de la región, algún que otro invitado por la Fundación y es posible que quizá también algún galardonado ese año. No pude alternar, ya que mi misión en ese momento fue la de no despegarme del señor H. por lo que pudiese acontecer. No nos llevemos a malentendidos, en todo momento y ya desde el principio de esta historia hubo cuatro personas de seguridad —aunque antes lo negase—, pero debemos aceptar que es siempre mejor en estos casos que no intervengan. Ellos están por si a quien escoltan es amenazado por seres que hayan superado al menos su periodo de lactancia —tampoco valen abuelas—, etc., por lo que fueron del todo ineficaces. Fue todo correcto, todo cuanto puede ser en una espicha en la que estés a la vera de nuestro Señor H., rodeado de camareros escanciando sidra y esta, al romper, llenándole de salpicaduras a una altura comprometida. Y ahí iba yo a hacer de parapeto, siempre orgulloso. Total y en estas, alguien que no recuerdo se acercó a H. y saltándose las reglas del protocolo, además de las del tiempo y el espacio —esto viene dado porque yo no pude bloquearlo de una u otra manera o forma—, le acercó una cazuelilla de barro con dos o tres trocitos de chorizo a la sidra. Vi cómo su párpado se movía poniendo en entredicho alguna de sus teorías. Por cierto, después me contaron —aquellos que sí que pudieron conocerlo un poco más— que si algo tiene que te deje como un témpano es que anticipa tu conversación y, sólo moviendo un músculo de su cuerpo, mantiene una conversación fluida, teniendo en cuenta las circunstancias. Imaginad: este señor, con sus cosas y sus estudios; el otro señor, con su chorizo a la sidra... En fin, intervine lo más correctamente que pude y grité «¡pero, ¿qué hace, mentecato?!», también nervioso, para qué negarlo, y entonces una mano se posó en mi hombro derecho de manera tranquilizadora. Era Elain, quien me dijo lentamente en inglés para que hacérmelo más fácil «ok, ok, easy, don’t worry» y la dejé hacer a ella. Elain recogió la cazuela de barro, desmenuzó con los dedos el chorizo a la sidra, sacó la pajita de comer del Sr. H. y se la puso en la boca para que sorbiese. Yo fui hacia mi superiora y dejé el trabajo, cansado emocionalmetne y empapado en jugo de manzana, una vez comprobé que el Sr. H. se había terminado el chorizo y aún respiraba. El Sr. H. dejó a Elain al cabo de unos meses. Dicen que por maltrato.

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LA RESURRECCIÓN DE FIÓDOR DOSTOIEVSKI por Jan H.

En física hay una figura llamada «Cono de sucesos». Este cono da relación de si sucesos que transcurrieron en un espacio y un tiempo determinado pueden estar conectados con otros que sucedieron en otro espacio y en otro tiempo. ¿Y cuál es la condición para que estos dos sucesos estén relacionados? Que un rayo de luz pueda unirlos. Algo así imagino yo cuando pienso en Dostoievski, esperando en Tobolsk, junto a Durov, el traslado a la prisión definitiva. Y cómo, tras mucho insistir, el intendente permitió que las esposas de los Decembristas visitaran y desearan suerte a los dos compañeros en lo que estaba por venir. Ellas sabían bien a qué atenerse, mujeres que habían recogido como propio el castigo a sus maridos, oficiales que se habían sublevado contra Nicolás I en 1825, ya que finalmente éste iba a ser proclamado como zar en lugar de Constantino. Dostoievski, recibiendo con las manos unidas, en vez del cuerpo de Cristo un ejemplar del Nuevo Testamento (único libro permitido en presidio). De manos de ellas, esas mujeres que hicieron ese mismo camino 25 años antes (con la diferencia que Dostoievski podrá regresar) y que habían depositado además, diez rublos bajo la cubierta. La unión de dos sucesos ocurridos con un cuarto de siglo de diferencia. Dostoievski fue detenido junto a otro gran número de personas por pertenecer al llamado Círculo Petrashevski, que aunque se podría entender que era un grupo de personas que se reunían para hablar sobre la emancipación de los campesinos o la verdadera condición interna de Rusia, también es cierto que albergaba otro círculo aún más pequeño, el de Palm-Durov, que fantaseaba (porque no tuvieron tiempo material de hacer nada) con armar a los campesinos y provocar indignación contra el gobierno. Este Círculo estaba dirigido por Nicolai Speshnev. La situación en Rusia era asfixiante. El zar, Nicolás I, veía como en la Europa de mediados del S. XIX se conquistaban libertades y derechos, y su reacción fue apretar todavía un poquito más la soga, restringir todavía más las ya de por sí precarias libertades, ahogando cada vez más a su pueblo. Como reacción natural a esta autocracia las reuniones clandestinas se sucedían, ya que el ansia de libertad también había llegado al imperio. Dostoievski no era ajeno a esto, y guiado por una tremenda piedad hacia la situación de los campesinos, empezó a asistir a las reuniones en casa de Mijail Butashevish-Petrashevski donde se comentaban todos esos temas que se tenía prohibido mencionar en la prensa de la época. Las detenciones llegaron por orden directa del zar, que había confiado en I. P. Liprandi para descubrir a los posibles conspiradores. Y éste a su vez en Antonelli (ya que Liprandi, pese haber instalado una parada de carruajes justo en la puerta de la casa de Petrashevski, no había obtenido nada relevante), persona con educación suficiente para entender lo que allí se hablaba, que se infiltró en el Círculo Petrashevski para informar de lo que allí se decía o hacía. A las cuatro de la mañana llegaron a la casa de Dostoievski, e — imagino que somnoliento y sorprendido —, vio como registraban su estancia y se llevaban sus documentos per56


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sonales junto a su persona. El carruaje le llevó al cuartel general de la tercera sección, donde vio como llegaba el resto de invitados al proceso, entre ellos el hermano menor de Dostoievski (detenido por error, ya que el otro hermano implicado era Mijail. Este error fue corregido a las dos semanas), y todos contemplaron, cómo durante el día que estuvieron allí, no sólo se les trató con respeto, sino que hasta se podría decir que fueron tratados con delicadeza. Al día siguiente fueron trasladados a la fortaleza de Pedro y Pablo. Parece ser que, al contrario que su hermano Andrei, Dostoievski estaba alojado en el revellín Alekseevski, no excesivamente incómodo. La comida era buena y las condiciones eran dignas, la mayor queja venia por la sensación de ser vigilado constantemente (había una mirilla en la puerta por la cual eran observados todo el día) y por la sensación de aislamiento. El proceso se dilató entre interrogatorios individuales, confesiones por escrito, confrontaciones entre detenidos en caso de que hubiera discrepancias y analizar todo el material confiscado. Llegados un punto al menos se les permitió leer libros, esto alivió bastante la presión del encierro. No obstante para entonces la salud de Dostoievski empezaba a ser más delicada, aunque hacía todo lo posible por mantenerse animado. Parece ser que durante el proceso más de veinte detenidos fueron puestos en libertad, no así Dostoievski, que junto con otras siete u ocho personas formaba parte del Circulo de Palm-Durov. ¿Y cuál era la acusación principal que se cernía sobre Fiódor? Pues era la lectura de una carta que había escrito Belinski a Gógol debido a un texto de éste en el que entre otras cosas defendía la servidumbre del campesinado. ¿Y qué contenía la respuesta de Belinski que produjo la lectura de ésta por Dostoievski? La carta era una denuncia a Gógol, y a su vez una denuncia al trono, al Estado y a las instituciones. Además, Dostoievski no sólo la había leído, sino que la prestó para que se hicieran copias que tendrían que circular en clandestinidad. La defensa de nuestro hombre se basó más en quitar importancia al asunto o admitir que había actuado sin mala intención más que en mostrar arrepentimiento. Parece ser que la opinión general era que el caso estaba sumamente exagerado, y no podían considerárseles de una forma medianamente seria unos conspiradores. La comisión de investigación llegó a su fin a mediados de septiembre y pese a que el veredicto era relativamente tranquilizador el zar tomó la medida de juzgarles según la ley militar. El veredicto fue que de las 23 personas que finalmente fueron encontradas culpables, quince de ellas, entre los cuales estaba Dostoievski, fueron condenados a muerte mediante fusilamiento; y aunque la sentencia no fue ejecutada, sí que el zar dio orden de gastarles una simpática broma: simular que realmente iban a ser fusilados. El 22 de diciembre, con la sensación de que tal vez podrían salir airosos de la situación, observaban como se empezaron a reunir frente a sus celdas una serie de carruajes. Tras ocho meses de encierro, vieron la luz de sol y quién sabe si esos rayos les llenaron de optimismo. De allí, tras un pequeño viaje, les llevaron al lugar donde la sentencia iba a ser anunciada. En medio de la nieve, todos los encarcelados se saludaban, y tal vez hasta se felicitaban por su pronta liberación. No obstante, ese momento duró poco. Todos

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fueron alineados según el orden en el que se iban a dar las sentencias. Y aunque debió durar una media hora la lectura de todas ellas, supongo que todo se limitaba a una frase: « El tribunal de lo Criminal ha condenado a todos a morir ante el pelotón de fusilamiento». Todo estaba dicho. El final. El instante del que escribió Goethe. Orest Miller, biógrafo de Dostoievski, dejó recogido que el escritor se giró a Durov y le dijo: «No es posible que vayamos a ser ejecutados». Allí acababa todo, las reuniones y las conversaciones y las lecturas iban a tener un precio exagerado. No se lo podían creer. No daban crédito. A continuación fueron obligados a vestirse con lo que serían sus mortajas funerarias y después apareció un sacerdote instando a los condenados a arrepentirse. El momento había llegado. La broma estaba yendo demasiado lejos. Los tres primeros hombres de una de las filas (entre los cuales estaba Petrashevski) fueron atados a unas estacas y se les cubrió el rostro con los gorros. Dostoievski estaba en el siguiente grupo, le quedaban unos pocos minutos de vida. Orest Miller nos refiere lo que sentía: «...sentía un terror místico. Un pensamiento me dominaba: en cinco minutos me iré a otra vida. ». Durante un minuto se esperó a que apretaran los gatillos, sin embargo lo siguiente que se oyó fue un redoble de tambor, luego la bajada de los fusiles y la llegada a caballo de un ayudante de campo anunciando el perdón del zar y leyendo las sentencias reales. No sé si alguien que no haya pasado por una experiencia similar puede hacerse una ligera idea de la tortura a la que habían sido sometidos. Algunos de ellos, cayeron en la locura y nunca se recuperaron. Por supuesto, mientras se leían las condenas reales todos tenían sensación de alivio. Mientras iban cayendo los años en los campos en unos y en otros, todos las recibían con los brazos en alto y dando gracias. Les esperaban unos años horribles. Y de una condena tan horrible, de una muerte ficticia, nació un nuevo Dostoievski. Finalmente resultó que la muerte fue, en cierto modo, real. Esos años que pasó en el campo de trabajo, junto a lo más bajo del pueblo ruso, formaron sus líneas de pensamiento con las que retornaría a la escena literaria años después. Esos años que pasó siendo odiado por sus compañeros, que no le reconocían como a uno de ellos, fueron los que le dieron esa capacidad de ver el espíritu, la psicología humana. Al morir, nació. Al tocar fondo, encontró los principios del pueblo ruso que le guiarían el resto de sus días.

Ilustración: Jorge Esteban Urabayen @jorgiot

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ANNE BRADSTREET.

Poeta puritana y protofeminista por Belén Cabo Intentado buscar una explicación a la tiranía legendaria ejercida por Enrique VIII hacia sus mujeres, los historiadores han señalado un accidente durante un torneo de justa. El caballo literalmente aplastó a Enrique. Esto le causo una lesión en la pierna que arrastraría toda su vida y que le haría chillar de dolor durante las «curas», en las que básicamente lo sujetaban mientras su ayudante apretaba la herida hasta que expulsaba todo el pus y vuelta a empezar. Fuera o no la justa, el caso es que Enrique pasó a la Historia por una violencia misógina imposible de controlar —algo no tan fácil en un mundo en el que el maltrato a las mujeres ni siquiera estaba mal visto socialmente—. De entre sus seis esposas, decapitó a dos. Ana Bolena fue asesinada tras ver cómo le hacían lo mismo que ella había hecho previamente a Catalina de Aragón y bajo acusaciones de haberse acostado con su propio hermano. Sin embargo, antes de que todo esto pasara, había conseguido la ruputra de Inglaterra con la Iglesia Católica y dar a luz a una hija, Isabel, que en parte haría posible la existencia de la primera poeta norteamericana —hombres incluidos— en ser publicada. Anne Bradstreet se benefició de la corriente de la época isabelina que creía en la educación de las mujeres de cierta clase, a la que ella pertenecía. A pesar de la creencia popular, también se benefició del puritanismo. Anne iba a bordo del segundo barco de puritanos que dejaron Inglaterra por desacuerdos religiosos y emigraron a lo que hoy es Estados Unidos. El término «puritano» está tan extendido en su sentido despectivo que, casi acríticamente, asumimos que sí, que a toda aquella gente le repugnaba la sexualidad y que probablemente su visión de las mujeres era la de contenedores del pecado. Nada más lejos de la realidad. Siendo Anne Bradstreet una poeta «feminista» (dentro de su contexto), es necesario revisar las circunstancias en las que escribió y preguntarse si ella también fue un producto de su tiempo. Anne escribió sobre su marido. No como un ente abstracto, objeto de idealización y respeto, sino como un compañero al que ama. También escribió sobre su sexualidad.

«Vuelve, vuelve, Sol de Capricornio; en este tiempo de muerte, ¿qué más puedo hacer que contemplar los frutos que con tu calor engendré?» El anterior extracto se saca de un poema que Anne escribe durante una de las ausencias por trabajo de su marido. También hay declaraciones de amor que no tendrían cabida de boca de una mujer en la Europa de la época. De hecho, algo fundamental sobre Bradstreet es la tensión continua entre el amor que siente hacia su marido y la devoción que le provoca (y debe provocar) Dios. Toda su vida reflexiona sobre si la pasión que la une a su marido es legítima en un mundo en el que «sólo» cabe esperar la reunión final con Dios. Sí que es cierto que el matrimonio era visto por los puritanos como un pacto entre hombre y mujer. De hecho, seguían el Génesis al considerar que la mujer había sido creada a partir de la costilla de Adán precisamente para posicionarla a su lado, ni por debajo ni por encima. Era algo habitual en las comunidades escuchar alegatos de hombres en contra del maltrato o incluso desprestigiando a aquellos que defendían el discurso de la superioridad del hombre sobre la mujer. Es un error considerar que estas mujeres estaban sometidas a sus maridos y sus 60


hogares desde el punto de vista del feminismo actual. Para Anne Bradstreet, su realización también pasaba por amar a Dios y a su familia, siendo plenamente consciente del machismo que reinaba en otras partes. En su Prólogo, escribe lo siguiente:

«Si lo que escribo, resulta ser bueno, igual dará dirán que es robado o que fue casualidad». Obviamente, el «dirán» se refiere a todos ellos, grandes poetas que consideran a la mujer inepta para escribir poesía. Por eso, Anne les arroja las grandes batallas, los reyes y los capitanes; y dice sardónicamente que no tendría sentido guerrear con los hombres, tan evidente es que nos superan en talento. Anne sufría las inseguridades que podría sufrir cualquiera enfrentándose a su propia obra. Sin embargo, parecería razonable suponer que, en su caso, parte de esta desconfianza venía espoleada por un mundo que la consideraba incapaz de escribir poesía, que ponía en duda cualquier talento que viniese de una mujer. A este respecto, debemos fijarnos en los poemas que Bradstreet dedica a Isabel I, hija de Ana Bolena y Enrique VIII. Isabel se había convertido en reina casi de casualidad, tras la muerte de sus dos hermanastros y la lucha por su reconocimiento como hija legítima y, por tanto, heredera de su padre. Enseguida tuvo que soportar ser puesta en tela juicio y una insistencia casi enfermiza en que se casara, cosa que siempre supo utilizar para los fines que le interesaron. Con el tiempo, y cuando no quedó otra, los hombres tuvieron que reconocer que Isabel había sido una reina buena e inteligente y por eso Anne les dedicó estas líneas:

/ «Y ahora decid: ¿valen las mujeres algo o no valen nada? ¿Acaso valíamos parte y con Isabel se ha ido esa parte? No, masculinos, tanto tiempo nos habéis desafiado. Ella, pese a estar muerta, os probará equivocados. Y a los que dicen que nuestro sexo está vacío de razón: Sabed que ahora se considera difamación, Pero antes se consideraba traición.» / 61


En el mundo de Anne, esa realidad fue también perder a tres nietos casi consecutivamente. Esto le hizo dar un paso colosal en su enfrentamiento con la realidad. Porque no cuestionó la existencia de Dios —algo prácticamente inimaginable en su época—, pero sí cuestionó su bondad. Ahora podríamos preguntarnos qué resulta más difícil para la persona de fe: acoger la duda y aceptar que quizá Dios no exista, o —puede que peor— desmitificarle y seguir creyendo que existe una fuerza superior, pero no necesariamente de eterna misericordia. Anne lo expresa así:

«Tres flores, dos apenas abiertas, la otra aún en el capullo, arrancadas por su todopoderosa mano pero, ¡vaya si es Él bueno! Con temor reverencial, ante Él callemos, Tal fue su voluntad, no la disputemos.»

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QUERÍA SER KIKO AMAT (Y AÚN QUIERO) por Jon Pagola

Kiko Amat ha escrito un nuevo libro. Una novela. No parece que se vaya a parar el mundo: todos los días se publican millones de libros y a la mayoría de la gente le importan tanto como la homilía del cura en las misas de La 2. Pero en mi mundo —y tal vez en el de alguno más: me resisto a pensar que somos seres tan extraños— cada vez que Amat escribe se produce un feliz terremoto de magnitud 6,4 en la escala de Ritcher —siempre quise escribir esta palabra— que altera mi armoniosa cotidianidad. Es el Madrid-Barça del fútbol, un concierto de Black Angels en la sala de tu ciudad, el pintxo de tortilla de la Ardosa. ¿A cuento de qué viene tanta solemnidad? ¿Quién coño es Kiko Amat? A grandes rasgos, Amat para los no iniciados sería algo así: —1— Un escritor CERO académico. Esto es un punto clarísimo a su favor. Carece de absurdos referentes institucionales basados en los criterios de no se sabe muy bien qué señores. Conclusión: tiene discurso propio y si algo la parece una mierda lo dice. Caiga quien caiga. —2— Es uno de los nuestros, de esto no hay duda. Sabe quiénes son los malos (Phil Collins, los melifluos, la derecha española, la burguesía catalana) y, por descontado, ensalza a los buenos, normalmente gente sin suerte en la vida, los marginados y perdedores que deberían haberse engullido el mundo, como The Fleshtones. —3— Es el cromo de Arconada que no cambiarías por nada del mundo. Aunque a veces la cague, como en la célebre pifia de la Eurocopa. —4— Para entendernos, hay días que te entran ganas de arrojarle a la hoguera y que se carbonice entre muebles feos de IKEA. La mayoría del tiempo lo achucharías como a un peluche gigante de una tómbola. No tiene un punto medio, pero es parte de su irresistible personalidad. —5— Escribe a borbotones, vomitando la resaca de un concierto punk, me lo imagino con mogollón de gotas de sudor esquiando por su frente, con los dedos pringados por una mezcla de zumo de frutas tropicales y sospechosos restos de una noche de farra. —6— Pero lo más importante de Amat no son sus metáforas imposibles, la elasticidad de sus frases, ni siquiera las referencias pop. La clave es su absoluta devoción por el humor. —7— En su monasterio de Shangri-La debe haber una enciclopedia de puyas y chanzas y escenas absurdas y tragicómicas que es una joya y que explica el secreto de su inmarchitable fe en la comedia.

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Lo confieso: a Kiko Amat llegué relativamente tarde. Lo

tos, hay devaneos autobiográficos, los años 80… Pero,

conocía por sus reseñas apasionadas en la Rockdelux.

al mismo tiempo, su escritura se ha metamorfoseado.

Su visión de la música pop se parecía bastante a la

Las frases son más escuetas. Las descripciones son

mía: un hurra por los sesenta, filiación británica,

brillantes. Han desaparecido las referencias musica-

sensibilidad mod, northern soul, The Jam, Dexys

les y las tribus urbanas. La juventud es por primera

Midnight Runners… (Casi) todo lo que le gustaba a mí

vez un lugar hostil del que puedes salir a hostias, con

también me hacía tilín, así que no me costó demasiado

el pelo trasquilado y ojeras hasta el suelo, sobre todo

meterlo en el saco de periodistas musicales-a-los-

si eres pobre y no llevas las zapatillas adecuadas en el

que-seguir. Lo de su faceta de escritor lo descubrí un

instituto.

poco por casualidad. No sé muy bien dónde ni quién me habló de Rompepistas (2009). Por aquel entonces andaba mucho por la escena rock and roll y 60s de Madrid (Sala Sol-Wurlitzer-Louie Louie-Groovie) y es probable que alguien lo mencionara de pasada. El flechazo llegó un par de años después, cuando

Habla de no poder encajar en el mundo y volverte loco de remate. O quizás el gen de la locura ya estaba ahí. Como el dinosaurio de Monterroso. Quién sabe. Kiko Amat ya no es el Dorian Gray del pop. Y esto no es malo. Qué va. Sigo queriendo ser como él.

publicó el ensayo definitivo de la música pop escrita

(Nota final, totalmente gratuita, dicho sea de

en castellano, Mil Violines (2011). Me dio rabia y

paso, pero que me sirve para compensar el retrato

envidia cochina no haberlo escrito yo, aunque mejor

hagiográfico: no me fijé en lo bajito que era Amat

así: nadie mejor que Kiko para un libro de estas

hasta que salió departiendo con Robert Foster en

características. Mientras agonizaba metiendo horas

el desaparecido programa televisivo Mapa Sonoro.

en el departamento de comunicación de una odiosa

Mejor quedarme como estoy, pensé, con mis

oficina del barrio de Salamanca, QUERÍA SER ÉL.

reglamentarios 1,80, mis camisas Pretty Green y una

Participar en las mejores revistas, reírse del mundo,

nariz que pasa desapercibida como una bandeja de

tener un blog guay, sentar cátedra no desde un

chorizo Palacios en el Eroski. Chúpate esa, Amat).

púlpito, sino sentado en un bar castizo rodeado de amigos espontáneos, emborracharse de día bebiendo vermuts, redactar la crítica de un concierto sin ni siquiera haber ido y quedar como Dios… Todo esto está explicado en su antología Chap-Chap (2015), el libro que más carcajadas me ha provocado nunca y en la que cuenta TODA SU VIDA sin ningún tipo de cortapisas. Cuando lo leía recostado solía despertar a mi exnovia entrada la madrugada: - Joder, Jon, ¿Amat otra vez? - Sí, perdona. Ya termino. Es mi santo grial. Lo he colocado estratégicamente en una estantería del salón de casa entre un cactus y el segundo disco de los Allah-Las. Decía al principio que tiene una nueva novela. Se llama «Antes del huracán». Me faltan 50 páginas para terminar de leerla, pero estoy seguro de que va a ser mi libro favorito de 2018. Es otro Kiko Amat sin dejar de ser del todo Kiko Amat. A ver si me explico: se mantiene intacto el paisaje obrero de la periferia, las pinceladas de humor en los dos protagonistas adul64


SOBRE UNOS DESCLASADOS QUE TRATARON DE CALZARSE A FERNANDO VII por M.T.Treacher

«Todo lo que existe debe ser destruido. Todo lo que existe está mal.» Oscar Wilde

Las buenas novelas son aquellas que te invitan a ser

En caso de que el rey se negase a colaborar, debería

irreverente ya que en esta vida ante todo hay que ser

ser asesinado. Nada de esto ocurrió finalmente y la

inconformista. El inconformismo es la base de toda

Constitución no se restableció aquel año de 1816;

dignidad personal, por lo que me siento especialmente

pero no importa porque si la conspiración tuvo el más

afortunado de que haya llegado a mis manos (por

mínimo parecido con lo narrado por Cristina Morales,

una feliz casualidad) un ejemplar de una de esas

fue bien divertida.

novelas que lo estimulan a más no poder: Terroristas modernos de Cristina Morales (Granada, 1985). Entre las carcajadas y el creciente suspense de la narración, uno le acaba perdiendo el respeto a muchas cosas, y perderle el respeto a algo es ya una forma de rebelión.

El interés de Terroristas modernos radica en que presenta dicha trama a ratos como un juego y a ratos como una fiesta. El dinero corre entre los conspiradores y es el momento de sentirse —de nuevo— héroes de la nación. La mayoría de ellos son viejas glorias de

Contra lo que podrían sugerir título,

la Guerra de la Independencia que

portada y nombre de los capítulos,

no tienen donde caerse muertos en

Terroristas modernos no es ningún

tiempos de paz y no les queda otra

ensayo hípster, sino la historia de la

que sumarse a esta mascarada. La

poco conocida «Conspiración del

estructura que seguían era triangular,

Triángulo», único intento de asesinar

siendo la ventaja que cada conspirador

a Fernando VII, monarca absoluto de

sumaba dos ángulos inferiores que

infausto recuerdo. Nos encontramos

no se conocían entre ellos y a quienes

con uno de los primeros intentos de la

daba órdenes y dinero que venían de su

instauración del liberalismo en España

ángulo superior. Así, cada conspirador

a través de esa famosa Constitución de

conoce sólo a su inmediato superior y a

Cádiz tradicionalmente conocida como

sus dos inmediatos inferiores. En teoría

la Pepa. La idea de estos conspiradores

esto era para que no pudiesen delatar

consistía en esperar al rey en la

nunca a sus compañeros, pero lo cierto

Puerta de Alcalá en una de sus escapadas, pues en

es que en el fondo conspiraban en precario mientras

sus inmediaciones solía visitar de incógnito a una

personalidades ocultas en las sombras esperaban

prostituta que por una graciosa ironía era conocida

tener preparados sus sillones de ministros liberales sin

como Pepa «la malagueña». Sin embargo, esta vez

correr el más mínimo riesgo. Cuando los protagonistas

sería otra Pepa la que estaría esperando, acompañada

conspiran, sus superiores se reservan sus suculentos

de soldados que debían intimidar al rey para que la

premios por haber liberado a «la nación» y haberle

aceptase, renunciase al absolutismo y formase un

abierto la senda de la felicidad. La revolución liberal

nuevo gobierno. Mientras, en las cercanías de Atocha

como una buena tomadora de pelo, como un «quita tú,

un tumulto popular tendría ocupadas a las fuerzas del

que ahora vengo yo»; una lectura osada del pasado que

orden de Madrid, impidiéndoles socorrer al Borbón.

además resulta brillante. 65


Así, la historia va corriendo hacia el desastre entre

drogas y sinvergonzonería se entrevé una distopía

personajes que quieren creerse eso de que la nación

inquietante que en algún momento se hizo realidad y

española es libre e independiente, y no es ni puede

surge la duda de si a nosotros no nos habrán comido

ser patrimonio de ninguna familia ni persona; pícaros

el coco como se lo comieron a Diego Lasso y de si

que pretenden ser más listos que aquellos que les

podemos hacer algo más que Domingo Torres en sus

manipulan; alguno que aspira a llevar la simbología

intentos por sobrevivir a base de cinismo.

del triángulo hasta límites poco decorosos; poetas que luchan contra los cánones clásicos, disfraces, una Virgen provocativa y una buena orgía en los Caños del Peral en el que abundan los opiáceos y la voluptuosidad acompañados de una genial intervención poética de Bretón de los Herreros.

En resumen, Cristina Morales se ha calzado a Don Benito Pérez Galdós con una novela sobre los orígenes del liberalismo patrio que es puro Realismo sucio y deja a todos los imitadores del autor de los Episodios nacionales a la altura de la mierda. También va más allá que otros intentos novelísticos recientes de cuestionar

Todo esto mientras un dinero y unas órdenes que

los relatos fundacionales de las democracias

nunca se sabe de dónde proceden se van repartiendo

contemporáneas (como Manituana y El ejército de los

entre los implicados que tienen que amenazar a un rey

sonámbulos de Wu Ming). Aquí no hay aventuras, esto

en nombre de la nación, pero, claro, llega la pregunta

es puro salvajismo cotidiano. A menear el bullarengue.

obligada: ¿Qué nación les ha dado tal orden? ¿Qué es la nación al final? Si es un ente con una voluntad definida, y con sus portavoces bien escogidos, entonces queda muy poco margen para la disidencia, entonces eso de la «soberanía nacional» resulta muy poco liberador y ya se entiende que los liberales de Cádiz tuviesen su tribunal de la censura bien establecido a la vez que declaraban la libertad de imprenta. Entre bailes,

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UNA CONSPIRACIÓN ANTILITERARIA Entrevista entrevista a Cristina Morales por M.T.Treacher y Alejandro Alvarfer.

Tu novela Terroristas modernos está ambientada en

de que todos, al fin y al cabo, somos personas. Entre las

el año 1816 y recoge una serie de acontecimientos que

características extraliterarias la más sobresaliente es el

giraron en torno a la Conspiración del triángulo, una

diseño de portada: las novelas históricas suelen venir

conjura que tenía por objeto restablecer la Constitución

ilustradas con referentes del pasado en el cual la historia

de Cádiz y concebía el asesinato de Fernando VII. Sin

se desarrolla. Es asimismo propio de las novelas de

embargo, en la entrevista que concediste a El Español

género histórico el aparecer en editoriales o colecciones

rechazabas la etiqueta de «novela histórica», ¿por qué

dedicadas exclusivamente a ese género, como también

no te sientes cómoda con esa definición?

lo es el contar con sus propios premios literarios.

La entrevista a El Español que mencionas es de hace un año más o menos. Por entonces Terroristas modernos

Terroristas modernos no cumple ninguna de esas características.

estaba recién publicada, aún no había sido leída y todo

¿En qué momento decides novelar esta conspiración,

el mundo daba por hecho que se trataba de una novela

una de las conjuras liberales más oscuras y menos

histórica por el simple hecho de desarrollarse la acción

conocidas de las ocurridas en la historia de España?

hace 200 años. La novela histórica es un género literario,

Y, sobre todo, ¿Por qué? ¿Desde el principio quisiste

tal y como lo es la novela negra o la novela femenina: nichos

hacer una reflexión sobre el terrorismo moderno o en

de mercado creados por la industria editorial dirigidos a

un primer momento tus intereses eran otros?

un tipo de lector-consumidor que constituye su target. Para alcanzar dicho target, las novelas históricas en concreto responden a una serie de características literarias y extraliterarias. Entre las literarias las más importantes son, me parece, el homenaje de hitos y personajes del pasado y su tendencia a la pacificación de los conflictos de dicho pasado. Consecuencia de esto último es el humanismo que suelen profesar las novelas históricas: las posturas enfrentadas sobre modos de ver el mundo se acaban reconciliando en virtud de la máxima

No estaba en mi ánimo tanto novelar como acercarme críticamente al momento histórico, en especial a la formación de Estado liberal tal y como lo conocemos hoy. Mi formación académica es jurídica y politológica, y fue con esas herramientas con las que empecé a investigar. Tenía yo veintiún años, estaba en tercero de carrera (bueno, en verdad estaba en la Fundación Antonio Gala: había interrumpido la carrera durante el año que duraba la beca y fue en Córdoba donde empecé su escritura).

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Pero una vez me di cuenta de la cantidad de información

El trasfondo de la novela no deja de ser profundamente

que emergía de cada hilo del cual tiraba (la Guerra

angustioso, casi kafkiano; por una parte nos

de Independencia, la crisis financiera de posguerra,

encontramos con un régimen absolutista que tiene

el Romanticismo, los cambios arquitectónicos, de

condenado al país a la miseria, pero la alternativa liberal

costumbres, de vestido, la literatura patriótica, la

que se presenta y que sostienen los protagonistas

fantasmagoría…) pasé de satisfacer una mera curiosidad

en absoluto es esperanzadora. Los conceptos

de estudiante empollona a desear construir algo con

utópicos en los que se mueven estos, especialmente

ello. Y cómo yo lo que mejor sé construir son novelas,

el de la soberanía nacional que proclamaba aquella

pues a escribir una novela me puse. Que la cosa fuera

Constitución de Cádiz, los presentas como trucos

convirtiéndose en una crítica a lo que terrorismo y Estado

lingüísticos para garantizar el dominio de una nueva

significan ha sido algo de lo que me di cuenta muy tarde,

élite. ¿Crees que había más alternativas en aquellos

casi a punto de entregarla a imprenta. Yo escribía por

años en los que se gestaron las culturas políticas

el puro placer de ver a mis personajes bailar. Y bailar

contemporáneas?

precisamente la música que yo bailo.

Dices muy bien que la alternativa frente al absolutismo

«Terrorismo» es un concepto que ha estado muy

era un truco lingüístico, truco en el que yo en buena

presente últimamente en el debate público, en el

medida baso mi novela. Creo que te he respondido

sentido de que su definición resulta especialmente

parcialmente a esta pregunta con la respuesta que te

polémica. ¿Cómo definirías el terrorismo? ¿Qué

di antes acerca de termidorianos y jacobinos. En España

significó el Terror de los jacobinos en la definición del

teníamos, primero, absolutistas frente a afrancesados;

sistema demo-liberal?

luego,

«Terrorismo» es una palabra de origen francés. «Terrorisme» aparece por primera vez en el diccionario de la Academia Francesa en 1798, cuando los termidorianos están en el poder y definen la legislatura anterior, la jacobina, como régimen del terror, llamando terroristas a sus defensores; cosa que no obstó para que los mismos termidorianos emplearan la guillotina contra Robespierre (y cientos como él) tal y como éste la empleó. Unos y otros consideraban su acción de gobiernos como «virtud pública». Marat-Sade de Peter Weis retrata a la perfección esa falsa oposición entre los detentadores del poder republicano. La violencia

doceañistas

veinteañistas;

luego

frente

a

liberales

frente a moderados… Y así, con esos falsos dilemas que en realidad son tándems, llegamos hasta hoy. Es consustancial a la formación y perpetuación del Estado liberal la

«Yo apostaría, pue anticanon, y no para asentar otro, en el sent marxiano clásico, sino canon ningun

legitimación de falsas alternativas, falsas porque ni unas ni otras cuestionan la existencia del Estado. Bien al contrario, ayudan a pertrecharlo bajo una apariencia de lugar plural donde todas las opiniones son bienvenidas. Y efectivamente son bienvenidas, siempre y cuando no cuestionen las bases del Estado.

contra opositores y contra la población en general

Al contrario que en muchas novelas de corte histórico,

está en la raíz misma de la democracia representativa,

Terroristas modernos no es para nada un lamento por

del establecimiento del capitalismo y del positivismo

una oportunidad perdida. No se respira en el libro la

legal. Esto no es una interpretación mía, esto está en

idea de que si hubiesen triunfado los conjurados la

los diccionarios. Al español no llega hasta 1825, definido

historia política habría seguido mejores derroteros

lacónica pero elocuentemente como «Sistema político

¿Crees que el liberalismo decimonónico no resultaba

del terror». La definición hace referencia a un orden,

mucho mejor alternativa que el absolutismo?

a una organización social no dejada a la improvisación ni al caos, que es como ahora está connotado el concepto de terrorismo. Parece que «radical» procede etimológicamente de «raíz». Yo me quedo, pues, con la definición de terrorismo que se escucha en algunas manifestaciones actuales y que es una vuelta a las raíces del término: «L’únic terrorista, l’Estat capitalista».

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Agustín García Calvo decía que la Revolución Francesa ni había sido revolución ni había sido nada, que menuda patraña el término revolución. Que el absolutismo monárquico fuera un régimen opresor no tiene que necesariamente significar que el liberalismo fuera «algo mejor». Lo que subyace a esa concepción del mundo y


de la Historia (y el establecimiento de la Historia misma

la Historia como narración. ¿Te han influenciado algo

como entidad) es la idea de progreso, de avance, de

estos autores? ¿Te sientes identificada con la obra de

que lo que se deja atrás siempre es peor o «menos

algún autor contemporáneo?

avanzado» que lo que está por venir. Por eso se llama «reaccionario» a todo aquel que rechaza los cambios. Porque en la concepción progresista (o sea, cristiana) del mundo, todo cambio es para bien. Yo no comparto esa idea.

No he leído a ninguno de esos autores que mencionas, pero sí comparto ese gusto por des-narrar el relato histórico-político que nos embuchan los cronistas del poder. Sobre obras de autoras contemporáneas, me siento influida por Angélica Liddell, por Andrés

La figura de Fernando VII resulta muy interesante,

Caicedo y por María Galindo. Pero Terroristas modernos

pero aunque se habla de él constantemente, no

no bebe tanto de ellas como de otras literaturas más

llega a aparecer. De todas las conjuras liberales que

canónicamente novelísticas, clásicas incluso. La

conocemos de su reinado, la de Richart fue la única

ciudad y los perros de Vargas Llosa, Ensayo sobre la

que incluía su asesinato como una posibilidad si se

ceguera y Ensayo sobre la lucidez de Saramago, Nada

negaba a colaborar con el liberalismo. ¿Llegó a tentarte

de Carmen Laforet, La naúsea de Sartre, La peste de

la posibilidad de incluirlo como un personaje más? Su

Camus. A lo mejor Terroristas modernos es una novela

personalidad esperpéntica se habría amoldado bien

existencialista.

a la novela.

La época que retratas es también la de consolidación de

No tenía ningún interés en hacer hablar a Fernando VII

la novela Realista como producto cultural de prestigio.

en la novela, de hacer de él un personaje en el sentido

La novela pasa de ser una creación mayoritariamente

clásico del término, o sea, de que

popular en la que cabe todo, y que parece tener por

los lectores «vieran» a Fernando

única regla la ausencia de éstas, para convertirse en

VII como ven a Catalina Castillejos

una categoría cerrada con unos estándares fijos e

o a Diego Lasso. Sin embargo y

inamovibles de calidad. ¿Es ese «escribir mal» al que

como tú bien dices, al rey se le

nos referíamos antes una forma de dinamitar todo ese

alude constantemente, y esa es

prestigio rancio del que sigue gozando la Literatura y

otra técnica de construcción del

la grotesca figura del Literato?

taría, pues, por un y no para derrocarlo y en el sentido dialéctico sico, sino para no tener on ninguno. »

personaje: por alusiones, como pasa en Esperando a Godot o en Eloísa está debajo de un almendro o en Cinco horas con Mario. Eso revela el sentido moral de la novela: la historia (con minúscula) no va de los líderes del poder establecido sino de otra cosa. Me gusta pensar, eso sí, que el rey está en el baile de disfraces del Caños del Peral, esa escena central de Terroristas modernos. Es perfectamente posible dado que el teatro y el palacio real estaban uno enfrente del otro, y que al rey le gustaba la jarana viniera de donde viniera.

¡Dios te oiga! Yo, cuando escribo, no pienso tanto en demoler como en construir, porque si no la escritura no sería posible. Al menos no sería posible para mí. A efectos técnicos, de cocina literaria como lo llaman por ahí, cuando me siento a escribir lo hago con una increíble preocupación por que todo lo «mal escrito» parezca «bien escrito». Dar gato por liebre. Que no se note el truco. Que la obra llegue al editor sin guiones de diálogo, con palabras unidas entre sí creando palabras nuevas, con deliberadas faltas de ortografía, con

En ocasiones has dicho que la novela está mal escrita,

transcripciones fonéticas, con collages, con entrevistas

entendiendo este escribir mal como una especie de

picadas de la tele, con conflictos triviales, con tonterías

cuestionamiento a sí misma como narración. En mi

de discusiones, con inverosimilitudes… Y que el editor

opinión, ese cuestionamiento es lo que diferencia

(un editor listo) la lea y diga «esto es literatura», como

a Terroristas Modernos de la novela histórica como

hicieron los editores de los dadaístas, de los surrealistas,

género comercial de Caspa y Espada. Algo que la acerca

de los futuristas.

a la obra de autores que —pienso en Pynchon, en el colectivo Luther Blissett o en David Peace— hacen novelas históricas que parecen dejar en evidencia a

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¿Es la hora de apostar por una antiliteratura? No sé bien qué sería eso. Ir contra el canon literario sí sé lo que es. Yo apostaría, pues, por un anticanon, y no para derrocarlo y asentar otro, en el sentido dialéctico marxiano clásico, sino para no tener canon ninguno. En vez de canon, deseo. En fin, una utopía. Pero me interesa el término antiliteratura. ¿Me lo explicas mejor?1 ¿Podrías decirnos algo sobre los problemas que tuviste con los discursos de Ramiro Ledesma no citados

Cristina Morales (Granada, 1985) ha escrito las novelas

en tu novela Los combatientes? ¿Cómo ha sido tu

Terroristas modernos (Candaya, 2017), Malas palabras

experiencia dentro del llamado mundillo literario, el

(Lumen, 2015) y Los combatientes (Caballo de Troya,

de las editoriales y los prescriptores culturales?

2013), que recibió el Premio INJUVE de Narrativa

Pocas veces me sentí tan a gusto con un editor como con Constantino Bértolo. Fue el primero que me dijo «Tu libro no me gusta, porque yo no digo que los libros me gustan o me disgustan. A mí los libros me interesan o no me interesan, y tu libro me interesa». A Los combatientes se refería. Y cuando saltó todo el asunto de que yo había colado discursos sin citar de Ramiro Ledesma Ramos en el texto, habiéndolo tomado la prensa cultural e incluso el INJUVE (que premió la novela) por discursos del 15M, Bértolo (que tampoco se había enterado del morcillazo) se mostró encantado y colaborador en la defensa del libro. Se alegró, le gustó la broma. Y esa otra pregunta sobre el mundillo literario que me haces es extraordinariamente pesada de responder.

2012 y fue finalista del Festival du Premier Roman de Chambéry a la mejor primera novela publicada en España en 2013. También ha publicado el libro de relatos La merienda de las niñas (Cuadernos del Vigía, 2008). Sus cuentos han aparecido en numerosas antologías, como Riesgo. Antología de textos :Rata_ (:Rata_, 2017), Última temporada: Nuevos narradores españoles 19801988 (Lengua de Trapo, 2013) y Bajo treinta: Antología de nueva narrativa española (Salto de Página, 2013). En 2007 recibió la beca de la Fundación Antonio Gala; en 2015, la de la Fundación Han Nefkens; y, en 2017, la de escritura Montserrat Roig. Actualmente es artista residente en La Caldera (Barcelona) como miembro de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Para terminar, molaría que nos hablases de alguna obra prestigiosa que por algún motivo detestes. Limónov y El Reino de Emmanuel Carrère son dos novelas que se regodean en la alegría de ser un escritor, un narrador y un protagonista (en Carrère concurre la identidad de esas tres categorías) privilegiado. Se congracia Carrère de ser un varón blanco heterosexual de clase alta y elevada cultura académica y desde ese prisma fundamentalmente acrítico con la violencia que sus privilegios de macho bobo (bourgeois-bohème, como él se autodenomina) genera, juzga a los estalinistas, a los neonazis, a los católicos practicantes, a las mujeres que hacen yoga y a las mujeres violadas. Ganas de vomitar.

Por petición expresa de la autora añadimos nuestra propia definición del término. Nos referimos precisamente a derribar un Canon, pero no para sustituirlo por otro. Escribir desde el frente para acabar con todos esos clichés relacionados con el «prestigio literario». Una antiliteratura alejada tanto de los balbuceos de los vejestorios de la RAE como de los ejercicios de estilo de los nuevos aspirantes al trono. Escribir para arrancar y arrancarse costras, no para recibir palmadas en la espalda. 1

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Colectivo Bruxista son: A. Saralegui

J. Layla

Músico frustrado, historiador novel con pretensiones y falso sibarita. Quiso ser cantautor, pero acabó afeitándose. Ejerce de bon vivant en el exilio y aspira a convertirse en diletante profesional. Cuando bebe, afirma estar decepcionado con el Papa y no haber superado la caída del Muro. Los veranos los pasa en el norte, con su familia —a la que ama—, recuperándose de humores melancólicos. Como el César, habla de sí mismo en tercera person.

Habiendo concluido con éxito un máster en escuchar pamplinas como KPI´s, fundraising o (mi favorita) sinergias, que me ha servido para atesorar un sinfín de experiencias como parte de las absurdas pretensiones profesionales de la actual New age empresarial; me es grato manifestarles mi interés por formar parte de este incipiente proyecto. Espero que mi pasión por cosas-que-a-nomucha-gente-interesan, junto con mi deseo de que mi profesión deje de vapulear mi tiempo, sirva para cumplir con los requisitos necesarios para formar parte de este faszinante fanzine. Por todo lo anteriormente expuesto, espero tener la oportunidad de aportar mis valores, pasiones y obsesiones, esos que han regado y empapado mi vida. Les aseguro que si me dan la oportunidad de participar, las páginas de los próximos números desbordarán tinta.

Alejandro Alvarfer. Nace el día en que el Sporting de Gijón queda eliminado de la Copa del Rey después de meterle cinco goles al Real Madrid. Hijo de una aristócrata venida a menos y un marinero inglés, al que nunca llega a conocer, estudia con los Jesuitas para después, en contra de la opinión de sus profesores, que lo consideran un chico holgazán, inadaptado y de una inteligencia superficial, estudiar física en la Universitat de Valencia. Alberga la ilusión de lograr el doctorado. Fracasa, para regocijo de los susodichos profesores, y se sume en una profunda depresión. Tras una concatenación de extravagantes desdichas, termina viviendo en la ciudad de Ginebra y siendo vecino de Tina Turner. Allí descubre la música negra y su amor por el baile. Tras fracasar (de nuevo) como pinchadiscos de northern soul, se instala en Memphis, donde reside en la actualidad con su perro, Otis, dedicado por completo a la literatura. Asegura ser feliz.

M. T. Treacher A M. T. Treacher le apasiona cantar las glorias de Napoleón Bonaparte, cargar contra la monarquía borbónica, recordar el sueño de Lincoln el día antes de su asesinato, recrearse con el último momento de Maximiliano de México, ponerse pelucas de mujer, beber solo y encerrarse en su cuarto cual Emily Dickinson a hacer solo Dios sabe qué cosas. Algunos lo definen como ludita. Intentar una reseña biográfica de cómo la existencia de semejante sujeto es posible sería un ejercicio realmente árido.

Lucía del P.

R. Montero

Hija de un saxofonista cubano y una profesora asturiana. Gran amante de los bailes latinos y la literatura rusa, un loco misticismo adolescente la lleva a ingresar a los 16 años en un convento de Madrid. Apenas un año después de su ingreso, conoce a Isidoro, carmelita descalzo y aristócrata arruinado, que se convierte en su primer marido. La pareja se muda a Puerto Rico, donde Lucía imparte clases de salsa hasta que una tórrida aventura con un famoso productor de telenovelas le hace abandonar su matrimonio. Diez años y tres divorcios después, Lucía vive retirada en su villa ibicenca con su ejército de jóvenes bronceados que le leen a Dostoievski en la playa.

Tras ser expulsado de catequesis por patear al párroco al segundo día, descubrió su amor por el balompié, en el que destacó como capitán en el U.D. San Claudio hasta que fue apartado del mismo por, citando textualmente a su entrenador, «hijodeputa» y «vagu redomau». Desde entonces, ocupa su tiempo a partes iguales entre la Fun House y el diseño gráfico.

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Colaboran: Jaime Bajo González

Belén Cabo

(Madrid, 1983) — o Larry ACR — se inicia en el Ska el año 1999 con la publicación del skazine Rough & Tough. Desde entonces ha sido corresponsable de cuatro recopilatorios, selector, autor del corto El ritmo que adoptamos del Caribe, colaborador del programa «Alma de León» (RNE-R3) y de publicaciones como el boletín Do The Reggae, el periódico Diagonal y las revistas ALittleBeat, Mondo Sonoro o Enlace Funk. Destaca también por ser uno de los responsables de la Asociación Cultural Reggae. Es autor del fundamental Ska en España, La vida no se detiene (Milenio, 2015).

Feminismo de clase, bibliotecas públicas y, los jueves, al Páramo. Jaime Guardamino Bilbaíno afincado en Mallorca. Melómano y coleccionista incansable de discos raros. Jon Pagola Periodista, creo que cultural y musical. Y de lo que surja. Community Manager. Han & hemen.

Anton Rei Nacido en Caracas en 1981, es historiador y novelista. Su novela K y el Alfil Blanco (Excodra, 2016) es una obra indefinible y formalmente rompedora que no nos cansaremos nunca de recomendar. Reside en Madrid, donde regenta junto a su pareja la tienda-templo Sweet & Dandy (C/Cabestreros, 6), responsable del impecable estilo en el vestir de los miembros de este colectivo.

Jan H. (Dresde, 1982) Matemático y pintor, dejo los estudios de filosofía por graves discrepancias con sus profesores. Reside en Lavapiés donde regenta un bar llamado: "Don Benito". Intenta entender la vida, y cree que la respuesta a todo está en Camus, Dostoievsky y H. Hesse, pero la realidad es que no entiende una mierda y entonces se pone el fútbol y una copa de pacharán. Cree que todavía hay esperanza y os anima a seguir luchando.

Reclamaciones en otra ventanillla Nos sentimos obligados a dejar constancia de nuestra deuda con el fanzine barcelonés La Escuela Moderna, que llegó a nuestras manos a través de la red en un momento clave de nuestra existencia, salvándonos así de una vida de bingo y licores de oferta. La vida moderna nos enseñó que existe redención hasta para los sinvergüenzas más redomados y dio sentido a nuestro tembloroso deambular. Gracias a sus páginas en blanco y negro cambiamos el pegamento por los libros de los situacionistas, empezamos a coleccionar vinilos, leímos a Jim Dodge y aprendimos a combinar los calcetines de forma audaz pero elegante. Como ellos son los verdaderos culpables de que tengas este artefacto en tus manos, pedimos a quien se sienta insultado que les escriba. Lo mismo le decimos al que crea que algo de lo leído ofende al buen gusto, a la moral o a la conciencia de la clase trabajadora.


LE CO

BR

CTIV O

U X I S TA

www.colectivobruxista.es www.facebook.com/bruxismofanzine/




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