La libreta #03

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La Libreta:

febrero 2017

De lo privado a la pĂşblico


La Libreta #03: Ediciones Ratas Diseño y diagramación: Colectivo Ratas Fotografía: Sebastián Valdivia Familia tipográfica: Jauría Escriben: Lia Nadja Felipe Rojas David Pezo Ricardo Arriagada Paloma Paz

colectivoratas@gmail.com


En hojas sueltas, servilletas, diarios, cuadernos, mesas, espejos, murallas, ventanas, suelos, teclas y pantallas encontramos albedrío. Eso es la libreta, el margen, sí, un margen que al menos definimos, en parte, nosotros, ahí donde creemos tener libertad.

Anotaciones, poemas, frases, palabras huérfanas, listas, cuentos, intentos de novelas o páginas en blanco de otros que no conocemos.


ESTÁ MAL Está mal tratar mal. Mantenemos un censor que nos dice lo que nos duele, lo que no queremos vivir. Pero es difícil comunicar estas cosas sin hacer sentir mal a los otros y que luego eso no te vuelva como un boomerang en la cabeza.

Conocí chicos muy silenciosos, que vivían cosas que los herían y preferían guardar silencio y no comunicar, hacer una dureza en la coraza hasta que cicatrizara y luego, superar.

Yo no soy así, creo que en una vida pasada debo haber sido un perro. Espero lo máximo de los que amo. Y me duele mucho cuando las actitudes de los otros me causan dolor. Intento guardarlo, pero luego chorrea... así lo siento, primero aparece en mis sueños y luego en el día a día. Hasta que debo decirlo en canción o en palabras.

Se tiñe todo de mi emoción.

Aparecen cuervos en las ventanas, las paredes se oscurecen, mis piernas se ponen secas, las flores se secan, desaparecen los objetos, los ruidos de los autos son más molestos y quedamos nosotros en medio de una poza negra. Así es el dolor creo.


Es terrible que no nos enseñen a comunicar o a escuchar desde pequeños. Porque cuando lo hacemos el drama se sale de las manos. Y luego solo puedo pensar “Está mal hacer sentir mal” porque, aunque exprese mis ideas no me siento mejor... sí me siento más liviana, pero no mejor o más feliz.

Supongo que la felicidad no se manipula.

Y es un reflejo sentirse mal si ahora la poza inunda a alguien más que yo. ¿Nos ahogamos? No estoy sola. Pero no me gusta hacer sentir mal a nadie.

Solo se ladrar. Me gustaría ser un gato, pero soy muy perro y mi felicidad está en querer y cuidar. No podemos cuidar lo que nos daña.

Lia Nadja


III

Viernes es mañana, es un poquito normal sentirse cielo, en la boca abismante del cansancio que promete, sueños sin soñar. Destraba las mandíbulas en las muertes al amanecer intoxicados en sedantes para mantener el pulso firme.

Nadar en tu nombre es sentir aquel aliento primaveral más cerca, regocijarse en dos lunares, que iluminan tu cara, desenmarañar la chasquilla que alimenta tu frente, y buscar en ambos pies el alimento para mi equilibrio.


Y no me quedan más caras, las trance por unas visitas al psicólogo, las intercambié por un par de días, tardes y noches sin tu ausencia.

“Aunque suene a serenata de lamentos, el cuerpo se pudre en la memoria”.

Felipe Rojas


IX

Consumidos por la locura del pensar, enraizado se encontraba el pavor, palpable se comprenderĂ­a a la intenciĂłn ingenua de trascender. Y de las formas ingenuas que atraviesan las mentes de los que piensan, se forman sonidos descomunales, estafando el sentido y la razĂłn. Y piedras arremeten la salida de nuevos crĂ­menes sentimentales.


Incesantes curiosidades aclimatan las auspiciosas tardes de otoño, donde la insensatez se viste de utopía, y cae sin vértigo por estrepitosas páginas de un libro acallado en un rincón de la habitación. Desde el balcón, se ven las primeras sombras del día, el sonoro deleite de la semana, aplaca la aridez incómoda de un día por comenzar, y misivas tocan la puerta, y misivas se alejan en manos anónimas.

Felipe Rojas


Jepe ese

Recuerdo el nombre y orden de las 27 estaciones del metro en línea 1.

Las otras 22 de la línea 2. Y claro bien -puedo- desplazarme en todas las restantes recordando sus nombres una vez en el tren.

Puedo tomar cualquier micro en cualquier parte de Santiago sin dudar, llegando a destino y sin atraso a mi rutina gris. Soy ese al que le preguntaste dónde estaba esa calle, le entendiste y efectivamente llegaste. Con todo eso a mi favor y aun así. Voy o estoy tan perdido.

David Pezo


Paloma

La manía de las palomas de ir a morir siempre al costado de mis caminos.

Como si el hecho de nacer sin volar no fuera lo suficientemente triste, viene entonces la vida (o la muerte, quién sabe) y de golpe le muestra a uno la única certeza: que con o sin alas, todo se reduce a respirar o dejar de hacerlo.

Sufro de ornitofobia Es decir, le tengo miedo a las aves. Visto de otra forma le tengo un terror irracional a quienes pueden volar.

David Pezo


401n Ella venía pegada y con la mirada perdida por una noche que en la mañana tendrá consecuencias. Yo venía pegado de lo aburrido y cansado que estoy ya de la vida. Nuestras miradas a ratos se encontraban mientras la micro pasaba frente al Santa Lucia, La Moneda y la Estación Central. Yo ajeno a la realidad y pegado de la música que salía de mis audífonos fui devuelto. Cuando ella me habló me preguntó sobre mis chapitas con una sonrisa de borracha tan encantadora como sus ojos verdes. Yo con mi cara de tonto le respondía embobado por su rostro.

Hablamos de música, de música y de música mientras la micro pasaba por la USACH, General Velázquez y la Teletón. Yo veía mi paradero alejarse, pero sentía que esos segundos valían la pena por quedarme pegado en sus ojos y en su voz. Yo por seguir hablándole habría seguido derecho, pero en Las Rejas era mi punto sin retorno. Ahora que lo pienso cuando ella me dijo que venía pegada con mis chapitas yo pude haber respondido: yo venía pegado por tus ojos. Quizás la falta de alcohol en el cuerpo no dejó que esas palabras salieran o quizás fue mi propio autocontrol. Al menos esa pequeña conversación sirvió para darle luz a una noche nublada y sin estrellas.

Ricardo Arriagada


Perdidos Santiago. Ciudad perdida y de perdidos. Repleta de autómatas de carne que se alimentan de una batería que consume su vida y ciega su alma. Los hace perderse, los hace cegarse, y los hace olvidarse de la misma ciudad por la que avanzan. Una ciudad que se olvida a sí misma y que vive en forma de recuerdo, en forma de una fotografía en tonos sepia, quemada y olvidada dentro de la memoria de los mismos autómatas que viven en ella y que la transitan, buscando, buscándose.

Ricardo Arriagada


Amanecer... historia sin retorno... Un árbol brota: Los animales y los árboles se agitan, lloran intensa y fuertemente junto a mí... Hasta quedar en completo silencio…

Paloma Paz


Dejar caer la última sensación virtual caer de pies en la tierra.

Después de volar en el espacio por muchos años he llegado a este planeta a solo cortar tu cabeza...

Así que aliméntate de mí todo lo que puedas mira nada mas la poca miseria que me queda

Arrástrate hacia el infierno porque ahora comenzará tu triste agonía.

Paloma Paz


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“Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie�. Entonces, cualquiera puede escribir.

Escribir por necesidad, darle sentido a la existencia. Entonces solo algunos pueden escribir.


Colectivo Ratas Ediciones Ratas

2017


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