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La exhortación de la inminencia | Lia Colombino

LA EXHORTACIÓN DE LA INMINENCIA

| Lia Colombino

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La consigna a la que fuimos convocados resulta casi como una exhortación en la que el momento se concibe como inminente. Al contexto del estallido social en Chile se sumó el tiempo de la pandemia. Una percepción de todos los tiempos en el tiempo en el que se vive y se transcurre.

Todo parece detenido y todo parece convulso, todo ocurre con un vértigo inaudito y en la lentitud más apabullante. Como si el tiempo se hubiera roto, y en esa hendidura se concentraran todos los modos del tiempo.

La consigna, reconfigurada, funcionó como un hiato para reflexionar el presente. Para atravesarlo quizás. Para ser atravesados por una inminencia, un apremio que todavía no llega a colapsar contra algo que tampoco sabemos qué es.

Ese presente continuo en el que se concentran el pasado y el futuro en la fugacidad y eternidad de este momento de nuestra historia, parece habernos puesto de frente a varias cosas: los miedos, las fortalezas, los monstruos, las prioridades. Casi como una presencia fantasmática, ese presente continuo debe atravesarnos para no salir indemnes, para abrazar la dislocación necesaria que impone este hiato del tiempo.

Este tiempo minado, esa inminencia, es lo que debemos atravesar, afectando lo que somos, para lograr construir otro tiempo; uno en el que se pueda vivir mejor, bellamente, en el sentido guaraní de la belleza, donde lo bueno y lo bello disponen de una condición ética que trae consigo el futuro.

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