MES DE NOVIEMBRE 2013 VALOR: JUSTICIA
Para comenzar ¿Te apegas a las normas que indica la ley? ¿Lo hacen tus padres y los miembros de tu comunidad? En México muchas personas exigen que haya justicia, pero no todas siguen las normas oficiales. Mira lo que les pasó a los habitantes de un pueblo acostumbrados a actuar de esta doble manera.
EL BRINCO En el pueblo de La Quemada los juegos de azar estaban prohibidos. Sin embargo, doña Enedina y Don Roque, dueños de la tienda de abarrotes, tenían un “brinco”, un centro de apuestas ilegales donde se realizaban peleas de gallos. Días antes se corría la voz y la gente empezaba a cruzar apuestas. Llegada la fecha, los abarroteros organizaban una fiesta con pulque, aguardiente y cantantes. Solía terminar entre gritos y sombrerazos que las autoridades del lugar ignoraban ¿Por qué también participaban! En una ocasión organizaron la “pelea del siglo”, en la que se enfrentarían a dos gallos temibles: el Colorado y el Jalapeño. Nadie sabía que habían llegado al mundo dentro del mismo huevo. La noche del enfrentamiento había 50 personas. El alcohol se derramaba y las apuestas sumaban diez mil pesos. Cuando soltaron a los gallos todo fue desilusión. El Colorado le dio un picotazo al Jalapeño, pero cuando éste lo iba a atacar reconoció a su hermano y quedaron en paz. Al ver que el enojo del público aumentaba, los abarroteros gritaron: “¡Lárguense!”, pero antes había que resolver lo del dinero. Los que habían apostado por el Colorado lo declararon vencedor por el picotazo. Los que habían
apostado por el Jalapeño aseguraban que eso no bastaba para la victoria. Asustada, doña Enedina llamó a Benjamín, un nuevo policía que iba pasando. El policía le silbó a su compañero. Entraron y los apostadores explicaron lo ocurrido, pidiéndoles que hicieran justicia. Benjamín les dijo: “Ahh… ¿Así que quieren justicia? Pues vamos a empezar. Quedan detenidos los dueños por celebrar peleas y servir alcohol. Quedan detenidos los apostadores porque la Ley del pueblo prohíbe los juegos; los cantantes, por desafinados, y los demás, por complicidad”. “¿Y el dinero? Te lo vas a robar..”, dijo el dueño del Colorado. “No – respondió Benjamín-, se lo daré al juez para que decida. Lo que sí me quedo son los gallos para protegerlos”. Esa noche todos durmieron tras las rejas hasta que canto del Colorado y el Jalapeño, que andaban sueltos, los despertó.
¡PIÉNSALO! • • • • • •
¿Se vale ser injusto y pedir justicia? ¿Qué opinas de las autoridades que permitían que el “brinco” estuviera abierto? ¿Qué hubieras hecho en el lugar de Benjamín? ¿Te parece bien que se haya quedado con los gallos? ¿Qué crees que les pasó a los apostadores? ¿Te parece bien los espectáculos en que se hace daño a los animales?
PONTE EN ACCIÓN Indaga, con la ayuda de tus padres y maestros cuál es el reglamento vigente en la escuela donde estudias. ¿Cuáles son tus derechos y obligaciones como alumno? ¿Cuáles son los de los padres y maestros? Propón a tu maestro la elaboración de un reglamento escrito para el salón de clase que aborde, por ejemplo, las normas de conducta.
AHORA YA LO SÉ Para vivir en una comunidad segura hay que respetar siempre las mismas reglas que se apliquen de forma común, sin excepciones ni privilegios. Hay que evitar, con disciplina, todo aquello que se aparte de las leyes y aceptar lo que indiquen las sutoridades responsables.
PENSAMIENTOS DE JUSTICIA Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la naturaleza la necesidad justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no está conseguida, se pelea. José Marti Es difícil hacer justicia a quien nos ha ofendido. Simón Bolívar Paga el bien con el bien, pero el mal con justicia Confucio Pues mi noción de la justicia es ésta: los hombres no son iguales. Friedrich Nietzsche Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia. Aristóteles La justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte. Platón Sin justicia, sólo hay divisiones, víctimas y opresores. Napoleón Bonaparte
La justicia requiere poder, inteligencia y voluntad, y se asemeja al águila. Leonardo Da Vinci Las palmas son novias que esperan: y hemos de poner la justicia tan alta como las palmas! José Marti La mejor justicia no siempre es la mejor política. Abraham Lincoln ¿Por qué no tener confianza en la justicia del pueblo? ¿Hay en el mundo esperanza mejor o que pueda igualarla? Abraham Lincoln No consideramos que la justicia se nos presente por naturaleza, porque sí, sino porque se puede enseñar y se aprende con la práctica. Platón La justicia te proporcionará paz, y también trabajos. Ramón Llull La misericordia es una parte integrante de la justicia. Jacques Benigne Bossuet La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes. Cicerón La justicia cojea, pero llega. Refrán La justicia es el conjunto de las normas que perpetúan un tipo humano en una civilización. Antoine de Saint-Exupery La caridad no es un buen sustituto de la justicia. Jonathan Kozol Lo que consideramos como justicia es a menudo una injusticia cometida en favor nuestro.
Paul Claudel Donde hay justicia no hay pobreza. Confucio La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad. Simón Bolívar Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo. Albert Camus
JUSTICIA
f. Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o lo que le corresponde. Se relaciona con: Derecho, razón, equidad. Lo que debe hacerse según el derecho o la razón. Pena o castigo y su aplicación. Poder judicial. com. Persona o tribunal que administra justicia. —Diccionario de la Lengua Española, Vigésimo segunda edición.
La justicia es mi valor Una persona justa conoce las normas y leyes vigentes de la comunidad, el municipio, la ciudad, el estado y el país donde vive y las hace valer en tres sentidos:
1) las respeta en su conducta diaria; 2) exige que se respeten en los asuntos que le conciernen; 3) procura que se respeten en el caso de las demás personas, en especial cuando se hallan en desventaja. En otras palabras, protege y respeta los derechos ajenos y exige que se protejan y respeten los suyos. El valor de la justicia no se limita a los asuntos legales, se extiende a la vida diaria procurando que cada quien reciba lo que le corresponde y tomando decisiones que no afecten negativamente a los demás. En un mundo donde todos tenemos derechos y obligaciones la justicia es indispensable para dar a cada quien lo que le corresponde. En ella se engloban algunos de los aspectos más importantes para el desarrollo de la vida personal, como las garantías de ser libre, mantener la salud y la integridad del cuerpo o recibir educación y alimentos, entre otras. Su otra función consiste en impulsar la civilidad; es decir, lograr que por sí mismas —sin la mediación de jueces o tribunales— las personas respeten mutuamente sus derechos: que nadie se apropie de bienes ajenos, que nadie lastime a los demás, que los padres se hagan responsables de sus hijos pequeños y que los hijos adultos protejan a sus padres ancianos. Cuando estos derechos no se respetan corresponde al gobierno del país impartir justicia, imponiendo castigos a quienes no se ajustan a las leyes y normas de convivencia y obligándolos a reparar el daño que hicieron. La misión no es sencilla: los jueces deben ser libres e imparciales y llegar a una decisión respetuosa para las dos partes, pues con ello están poniendo un ejemplo a la sociedad. Por eso el símbolo de la justicia es una mujer que lleva los ojos vendados —no da preferencia a nadie—, en una mano porta una balanza que simboliza el equilibrio en sus decisiones y en la otra, una espada que representa la decisión de defenderlas. Lograr ese balance imparcial es el ideal de un gobierno democrático.
¿Ya lo pensaste? La búsqueda de la justicia no se limita a los tribunales y a las autoridades, debe ser la misión de todos nosotros en la vida diaria como sociedad civil. Se trata de facilitar el camino para que cada quien expanda su potencial: respetar el derecho de nuestros familiares a realizar sus planes individuales, ayudar a las personas a que obtengan lo que les corresponde, no arrebatar a los demás sus derechos y luchar por conservar los nuestros. Con nuestras acciones podemos contribuir a construir una sociedad igualitaria, armónica y respetuosa que exprese las máximas virtudes de cada uno de sus integrantes.
Historia Nacional El Chamizal
A causa de la guerra contra Estados Unidos que se libró de 1846 a 1848, la República Mexicana perdió más de la mitad de su territorio original. Gran parte de la frontera quedó determinada por el curso natural del Río Bravo, también llamado Río Grande del Norte. A la altura de Paso del Norte, población llamada hoy Ciudad Juárez, había una porción de terreno que se situaba del lado mexicano; pero en 1864, cuando el Río Bravo cambió su curso por un fenómeno natural, quedó del lado de Estados Unidos, lo que significaba el riesgo de perder una sección adicional de nuestro país. En 1866 el presidente Benito Juárez informó al gobierno de Estados Unidos que este fenómeno natural no disminuía el territorio mexicano. Sin embargo, el país vecino se negó a aceptarlo, asegurando que cualquier área ubicada al norte del río era suya. Juárez murió sorpresivamente en 1872, antes de que el asunto quedara resuelto. Aunque El Chamizal tenía una extensión de apenas 2.4 kilómetros, conservarlo como parte de la República Mexicana tenía un gran significado para la soberanía nacional, las relaciones con Estados Unidos y el respeto a la justicia internacional. El conflicto se mantuvo igual durante el largo gobierno de Porfirio Díaz. El 24 de junio de 1910 se acordó someter el asunto a una comisión en la que habría representantes de México y Estados Unidos y un jurista canadiense, seleccionado por ambas partes, que debería hacer el papel de árbitro. El elegido fue el abogado Eugène Lafleur, quien gozaba de una excelente reputación en su país por su imparcialidad y conocimiento de las leyes internacionales. El 15 de junio de 1911, por mayoría de votos, la Comisión resolvió que El Chamizal pertenecía al territorio mexicano y que se debía reintegrar oficialmente a éste. Pero Estados Unidos se negó a acatar la resolución en las décadas siguientes y el gobierno mexicano no pudo hacer gran cosa al respecto: iniciar una guerra sería absurdo tomando en cuenta el tamaño del área en disputa y la desventaja militar de México en comparación con Estados Unidos. México optó por una estrategia política que tomó años desarrollar. Finalmente, en 1963 se reunieron los presidentes Adolfo López Mateos, de México, y Lyndon B. Johnson, de Estados Unidos, siguiendo lo determinado por la Comisión acordaron que el territorio en litigio se restituyera a México, hecho que se verificó a partir del 28 de octubre de 1967. El nuevo cauce del Río Bravo se rectificó para evitar cambios inesperados y fue inaugurado en 1968.
¿Lo sabías? Una de las misiones esenciales de todo gobierno es impartir justicia. En México el poder judicial es uno de los tres que dirigen el rumbo de la nación. Los otros dos son el ejecutivo (el presidente) y el legislativo (las cámaras de diputados y senadores). Su máxima instancia es la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se encarga de cuidar el equilibrio entre los poderes y solucionar los asuntos judiciales más importantes. No existe ningún órgano por encima de ella ni recursos que puedan oponerse a sus decisiones. Está conformada por once ministros y es presidida por uno de ellos. Éstos deben ser licenciados en derecho, honorables, eficientes y
capaces, con buenos antecedentes como defensores de la justicia y una trayectoria libre de manchas.
Acciones de Justicia
Con ganas de triunfar Reúne, con ayuda de tu maestro, las diferentes normas, leyes y reglamentos de tu comunidad. Léanlos. • Solicita a la dirección de tu escuela un ejemplar de su reglamento oficial. ¿Conocías sus normas? ¿Se cumplen o no en la institución? • Antes de realizar cualquier acción piensa si estás afectando, de alguna forma, los derechos de los demás. Si en tu casa o tu escuela se suscita una disputa analiza con objetividad los argumentos de las dos partes, considera quién tiene la razón y haz una recomendación sobre cómo resolverla. •
Palabras para las familias La familia y el ámbito doméstico ofrecen el campo ideal para el entrenamiento en el valor de la justicia. Gracias a ustedes los chicos pueden alcanzar la meta. • Evite el autoritarismo en las disputas y decisiones familiares. Explique a los niños la razón de sus decisiones y deles el derecho de replicar. • Cuando se presenten disputas entre hermanos oiga los planteamientos de cada uno antes de pronunciarse por una solución. • Aunque a veces no sea la alternativa más práctica, respete las leyes vigentes en su comunidad y enfatice ese respeto ante su familia.
• Legalice los posibles aspectos irregulares de su vida: su relación de pareja, su situación fiscal, la posesión de su casa, etcétera.
Palabras para los docentes La escuela es el espacio más adecuado para fortalecer las competencias relacionadas con el valor de la justicia y ustedes, los mejores entrenadores técnicos para chicos de “alto rendimiento”. • Conceda a sus alumnos el derecho de réplica en relación con las calificaciones de un examen o una tarea escolar. • Plantee reglas claras sobre las actividades en el aula y explique las sanciones a quien las infrinja. • Las sanciones deben ser medidas razonables y respetuosas, nunca castigos físicos o humillantes. • ¿Respeta usted las normas estipuladas por las autoridades educativas de su estado? Es buen momento de revisarlas.
Por el camino de la justicia El mundo de hoy es un lugar complicado y confuso, lleno de opiniones contradictorias y mentiras, de puntos de vista que no se ponen de acuerdo y desorientan a la gente común. Las divergencias pueden ser tan graves como en el ejemplo de los que defienden la aplicación de la pena de muerte y los que se oponen a ella. Tú no debes sumarte a esa confusión; trata más bien, de mantener pensamientos y acciones claras en tu vida diaria: Trata a las demás personas como quieres que ellas te traten a ti; aprende a tomar turnos en el salón, el juego y cualquier fila de espera; di siempre la verdad; respeta las reglas de los distintos ambientes: la casa, la escuela, la calle o la Iglesia (si vas); piensa en la forma en que tus acciones afectan a los demás; escucha a la gente con la mente abierta; no te aproveches de los demás y trata imparcialmente a los otros evitando tomar partido. Con cada una de esas acciones llegarás a ser una persona justa.
Cuentos LAS DOS JUSTICIAS
Elementos principales Idea y enseñanza principal La verdadera justicia necesita mirar al futuro y utilizar la compasión para no convertirse en una forma más de venganza.
Ambientación
Personajes
La antigua Grecia
Un filósofo, diosas y príncipes.
dos dos
Caminaba un filósofo griego pensando en sus cosas, cuando vio a lo lejos dos mujeres altísimas, del tamaño de varios hombres puestos uno encima del otro. El filósofo, tan sabio como miedoso, corrió a esconderse tras unos matorrales, con la intención de escuchar su conversación. Las enormes mujeres se sentaron allí cerca, pero antes de que empezaran a hablar, apareció el más joven de los hijos del rey. Sangraba por una oreja y gritaba suplicante hacia las mujeres: - ¡Justicia! ¡Quiero justicia! ¡Ese villano me ha cortado la oreja! Y señaló a otro joven, su hermano menor, que llegó empuñando una espada ensangrentada. - Estaremos encantadas de proporcionarte justicia, joven príncipe- respondieron las dos mujeres- Para eso somos las diosas de la justicia. Sólo tienes que elegir quién de nosotras dos prefieres que te ayude. - ¿Y qué diferencia hay? -preguntó el ofendido- ¿Qué haríais vosotras? - Yo, -dijo una de las diosas, la que tenía un aspecto más débil y delicado- preguntaré a tu hermano cuál fue la causa de su acción, y escucharé sus explicaciones. Luego le obligaré a guardar con su vida tu otra oreja, a fabricarte el más bello de los cascos para cubrir tu cicatriz y a ser tus oídos cuando los necesites. - Yo, por mi parte- dijo la otra diosa- no dejaré que salga indemne de su acción. Lo castigaré con cien latigazos y un año de encierro, y deberá compensar tu dolor con mil monedas de oro. Y a ti te daré la espada para que elijas si puede conservar la oreja, o si por el contrario deseas que ambas orejas se unan en el suelo. Y bien, ¿Cuál es tu decisión? ¿Quién quieres que aplique justicia por tu ofensa? El príncipe miró a ambas diosas. Luego se llevó la mano a la herida, y al tocarse apareció en su cara un gesto de indudable dolor, que terminó con una mirada de rabia y cariño hacia su hermano. Y con voz firme respondió, dirigiéndose a la segunda de las diosas. - Prefiero que seas tú quien me ayude. Lo quiero mucho, pero sería injusto que mi hermano no recibiera su castigo.
Y así, desde su escondite entre los matorrales, el filósofo pudo ver cómo el culpable cumplía toda su pena, y cómo el hermano mayor se contentaba con hacer una pequeña herida en la oreja de su hermano, sin llegar a dañarla seriamente. Hacía un rato que los príncipes se habían marchado, uno sin oreja y el otro ajusticiado, y estaba el filósofo aún escondido cuando sucedió lo que menos esperaba. Ante sus ojos, la segunda de las diosas cambió sus vestidos para tomar su verdadera forma. No se trataba de ninguna diosa, sino del poderoso Ares, el dios de la guerra. Este se despidió de su compañera con una sonrisa burlona: - He vuelto a hacerlo, querida Temis. Tus amigos los hombres apenas saben diferenciar tu justicia de mi venganza. Ja, ja, ja. Voy a preparar mis armas; se avecina una nueva guerra entre hermanos...ja,ja,ja, ja. Cuando Ares se marchó de allí y el filósofo trataba de desaparecer sigilosamente, la diosa habló en voz alta: -Dime, buen filósofo ¿hubieras sabido elegir correctamente? ¿Supiste distinguir entre el pasado y el futuro? Con aquel extraño saludo, comenzaron muchas largas y amistosas charlas. Y así fue cómo, de la mano de la misma diosa de la justicia, el filósofo aprendió que la verdadera justicia trata de mejorar el futuro alejándose del mal pasado, mientras que la falsa justicia y la venganza no pueden perdonar y olvidar el mal pasado, pues se fijan en él para decidir sobre el futuro, que acaba resultando siempre igual de malo. Autor. Pedro Pablo Sacristán
EL LEOPARDO EN SU ÁRBOL Elementos principales Idea y enseñanza principal La indiferencia frente a los problemas de los demás los hace crecer tanto que pueden terminar siendo un problema para nosotros mismos
Ambientación
Personajes
La selva
Un leopardo
Hubo una vez en la selva un leopardo muy nocturno. Apenas podía dormir por las noches, y tumbado sobre la rama de su precioso árbol, se dedicaba a mirar lo que ocurría en la selva durante la noche. Fue así como descubrió que en aquella selva había un ladrón, observándole pasar cada noche a la ida con las manos vacías, y a la vuelta con los objetos robados durante sus fechorías. Unas veces eran los plátanos del señor mono, otras la peluca del león o las manchas de la cebra, y un día hasta el colmillo postizo que el gran elefante solía llevar el secreto.
Pero como aquel leopardo era un tipo muy tranquilo que vivía al margen de todo el mundo, no quiso decir nada a nadie, pues la cosa no iba con él, y a decir verdad, le hacía gracia descubrir esos secretillos. Así, los animales llegaron a estar revolucionados por la presencia del sigiloso ladrón: el elefante se sentía ridículo sin su colmillo, la cebra parecía un burro blanco y no digamos el león, que ya no imponía ningún respeto estando calvo como una leona. Así estaban la mayoría de los animales, furiosos, confundidos o ridículos, pero el leopardo siguió tranquilo en su árbol, disfrutando incluso cada noche con los viajes del ladrón. Sin embargo, una noche el ladrón se tomó vacaciones, y después de esperarlo durante largo rato, el leopardo se cansó y decidió dormir un rato. Cuando despertó, se descubrió en un lugar muy distinto del que era su hogar, flotando sobre el agua, aún subido al árbol. Estaba en un pequeño lago dentro de una cueva, y a su alrededor pudo ver todos aquellos objetos que noche tras noche había visto robar... ¡el ladrón había cortado el árbol y había robado su propia casa con él dentro!. Aquello era el colmo, así que el leopardo, aprovechando que el ladrón no estaba por allí, escapó corriendo, y al momento fue a ver al resto de animales para contarles dónde guardaba sus cosas aquel ladrón... Todos alabaron al leopardo por haber descubierto al ladrón y su escondite, y permitirles recuperar sus cosas. Y resultó que al final, quien más salió perdiendo fue el leopardo, que no pudo replantar su magnífico árbol y tuvo que conformarse con uno mucho peor y en un sitio muy aburrido... y se lamentaba al recordar su indiferencia con los problemas de los demás, viendo que a la larga, por no haber hecho nada, se habían terminado convirtiendo en sus propios problemas. Autor. Pedro Pablo Sacristán