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La página 300

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Vieja araña

Vieja araña

Patrón Schmiel, Dulce María IIA

Los días se alargan mientras ella sigue con el corazón hundido desde que la familia apareció incompleta. Su madre parecía haberlo superado, para ella ya habían pasado dos años; mientras que, para la niña, parecía apenas un día…

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Mi hija era todo para mí, para ella era su amigo, consejero y a veces hasta me llamaba su ángel guardián. Siempre traté de estar a su lado en las buenas y especialmente en las malas. Antes de empezar mi viaje, le entregué un libro con tapa gruesa y bordes sobresalientes que venía con una pluma dorada. En estos dos años ella no lo había abierto hasta una cierta mañana más brillante de lo normal. Se sorprendió al ver que estaba vacío, pasó las páginas con curiosidad y se desesperó al no ver ni una sola mancha de tinta hasta que encontró una nota con letra ligada y delgada que decía “Todo lo que escribas aquí, se realizará”. Al comienzo pensó que se trataría de una broma así que decidió dejar ese tema en paz por un tiempo.

Mientras pasaban los días, ella sentía cada vez más curiosidad por la frase que encontró en ese libro. Así que luego de unos cinco largos días de intriga decidió probar y escribir algo, pero debía ser un detalle simple del que sólo nosotros nos diéramos cuenta. Pasaron por su cabeza muchas ideas hasta encontrar una que la dejó helada de miedo, pero también ruborizada de la emoción, entonces agarró la pluma dorada y temblorosa escribió “1. Que el chico que me gusta se enamore de mí”. Eso me sorprendió mucho, pero pensé que era buena idea porque sólo los dos sabíamos eso. Al día siguiente al llegar a casa después del colegio, encontró un avión de papel que había sido lanzado hacia la ventana de su cuarto que tenía escrito un corazón, en ese instante sacó su cabeza por la ventana y con sorpresa lo encontró a él, sonriéndole sonrojado. Se le escapó una sonrisita la cual ella trató de disimular mas no pudo, ¡ella no podía creerlo!

Desde ese día empezó a escribir todo lo que deseaba en ese preciado libro. En esa misma

tarde, decidió escribir algo sobre las notas del colegio porque no le va nada bien, así que

escribió “2. Tener buenas calificaciones en todos los cursos”. Ella al día siguiente tenía clases y un examen de matemática, para el cual ella no había estudiado porque el sueño le ganó en clase. Por lo que en ella se veía la esperanza brillando con grandes destellos

en sus ojos, ya que ella había puesto toda su confianza en ese libro.

A pesar de no haber estudiado, al otro día obtuvo la nota más alta. Se emocionó tanto que siguió escribiendo cada vez más y más sobre lo que ella quería que pasara… “3. Que mi cuarto nunca se vea desordenado”, “4. Tener buena caligrafía y ortografía”, “5. Que mis

padres me dejen salir a fiestas mucho más seguido”, “6. Tener muchos amigos”, “7. Ser organizada en mis cuadernos de apuntes”, “8. Tener un celular nuevo”, “9. Tener buenos accesorios para mi celular”, “10. Comprar ropa y maquillaje de marca”, “11. Encontrarme

con alguien famoso en el centro comercial”, “12. Ir de fiesta cada semana”, “13. Dormir tarde pero no tener sueño al día siguiente”, “14. No enfermarse, “15. Practicar deportes

profesionalmente”, “16. Tener letra bonita”, y muchas ideas más no tan relevantes. Pero cuando avanzaba, estos deseos aumentaban y todo en exceso es dañino.

El libro se estaba acabando y empezó a preocuparse, así que se propuso encontrar una forma de mantener esa cadena de deseos viva. Luego de pensar durante muchas horas, llegó a la conclusión de que tal vez toda la “magia” estaría en la pluma de tinta dorada. Arrancó una hoja de un cuaderno y apresurada escribió lo primero que se le vino a la mente. “152. Encontrar donas en mi escritorio”. Ese día se fue a dormir con ansias y una gran sonrisa estampada en su rostro. Mas al día siguiente encontró todo lo contrario: nada. Aquello la decepcionó mucho, pero siguió adelante ahora sabiendo que en algún momento esos deseos se acabarían igual que la tinta de la pluma.

Siguió escribiendo día tras día todos los deseos que ella quería y fue agregando algunos más. Podría escribir hasta 5 veces por día y todos sus sueños estarían cumplidos al día

siguiente. Luego de 6 meses, podría decirse que su vida fue cada vez más “glamourosa

y perfecta” según lo que ella pensaba, tanto que llegó a escribir 259 deseos. Estos habían llenado casi por completo el libro incluyendo la página en la que encontró la nota, si

no me equivoco por la página 173 y la tinta de la pluma empezaba a cortarse, en ese momento se dio cuenta que en un tiempo se acabaría todo. Sin querer en estos meses se había cambiado por completo su vida, pero ahora sentía que todo era tal y como quería, pareciendo vivir el mejor sueño de su vida; más para mí no lo era.

Tiempo después, ella ya no abría el libro anhelando que al día siguiente todo se haga realidad, sino que esta vez lo hizo con mano temblorosa, su corazón le decía que algo

había llegado a su fin, que ya nada sería como antes. Tenía miedo sobre que escribir, así que decidió tomarse unas horas para pensarlo. Pasaron 3 horas reflexionando sobre su último deseo hasta que por fin lo encontró. Respiró profundamente, agarró la pluma, abrió el libro en la página 300 y sus ojos se llenaron de lágrimas por el mensaje:

“Hija, nunca trates de aparentar lo que no eres, eres mágica siendo tú misma. Quiero que crezcas fuerte e independiente. Eso sí, conservando tu corazón de niña por siempre. Te quiero princesa, papá”

Mi corazón se estremeció y mis ojos se cerraron por la radiante luz, me desperté con sudores fríos y con la respiración agitada… ¿dónde estaba?

FIN

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