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La ciudad que los jóvenes olvidaron

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Fabián Queirolo Calderón, V B

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Mientras las campanas de la iglesia han de sonar En la plaza los jóvenes se reúnen a formar A lo lejos una mujer desciende del cielo Tan hermosa y frágil como el mismo hielo

Mientras los mira encantada, promete memoria Promete amor, promete felicidad Todos los jóvenes la siguen por la gloria Quedan cegados por su infinita fertilidad

A lo lejos se los ve marchar hacia la tierra prometida Oh mujer de Dios ¿Cómo puedes ser tan fría? Al mandar jóvenes a una batalla estúpida No hay necesidad de procela para una poesía

Las madres llorarán mil y una noches Y las viudas tomarán mil y un tragos Yo cuestionaré mil hechos Y los jóvenes romperán cada uno dos corazones

Veo a Irina temblar en el parque Quiere llorar, pero no hay hombro que la aguante Nemorosas las muchachas que quieren amar Pero no hay hombres para bailar Quiero salir y escribir Pero no hay amigos para sentir

Las madres quieren abrazar Pero no hay hijos para cuidar Los perros quieren jugar Pero no hay amos miríficos para admirar

Al final la ciudad se apaga foco por foco Mientras la veo morir poco a poco Oh mujer de Dios ¿Por qué te los llevaste? Si no había necesidad de pelearse

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