Revista Nuestra Ciencia

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Noviembre 2010

Adopción de niños por parejas homosexuales. Un modo de pensar la homosexualidad Arquitectura de los espacios psíquicos Cuando se adultera la función materna Cuentos infantiles y conformación de Género El Abuso sexual a menores: un nuevo paradigma psicojurídico El matrimonio igualitario. Una mirada desde el Psicoanálisis. Hombres y mujeres ¿sólo un problema de rosa y azul? La formación del sujeto que somos. Capitalismo, relaciones sociales y vida cotidiana Funciones parentales y violencia sexual. Aportes psicoanalíticos para la comprensión del Incesto.

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5 Adopción de niños por parejas Nuestra Ciencia. Revista 14. Noviembre 2010. Dirección Lic. Angélica Dávila Coordinación General Lic. Susana del Milagro Paez Comité Editorial Lic. Aris Yosifides Lic. Griselda Sananez Lic. Claudia Simonini. Coordinación Periodística Lic. Andrés Oliva Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba. Miembro de FEPRA Y FEPUC. Ovidio Lagos 163. Teléfonos: (0351) 42227034259367 5000 Córdoba

homosexuales. Un modo de pensar la homosexualidad Lic. Mariela Miretti

de los espacios psíquicos 10 Arquitectura Lic. Liliana Sturich de Kopelman Lic. María del Carmen Saavedra de Maineri

14 Cuando se adultera la función materna Lic. Britos Graciela Lic. Ferreyra Bettucci Eliana Lic. Iramain Aguirre Maria Dolores Lic. Giacusa Marcela

19 Cuentos infantiles y conformación de Género

Lic. Diego H. Tachella Prado

26 El Abuso sexual a menores: un nuevo paradigma psicojurídico Lic. María Marta Vega

30 El matrimonio igualitario.

Una mirada desde el Psicoanálisis Lic. Guillermo Agüero.

33 Hombres y mujeres ¿sólo un problema de

rosa y azul? La formación del sujeto que somos. Capitalismo, relaciones sociales y vida cotidiana Dra. Mirtha Cucco García

43 Funciones parentales y violencia

sexual. Aportes psicoanalíticos para la comprensión del Incesto Lic. Alejandro J. Rostagnotto. Lic. Mariela R. Yesuron.

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Prólogo

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ste año 2010, el 15 de julio, la Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica en avalar el matrimonio entre personas del mismo sexo. La aprobación del Proyecto de Ley que modifica el Código Civil para permitir el acceso al matrimonio a todas las parejas, incluidas las conformadas por el mismo sexo, transitó un largo camino de marchas y contramarchas a partir de 2005 cuando se presentara la primera iniciativa parlamentaria sobre el tema. El debate desarrollado en la ciudadanía en torno al tema fue controversial y trascendente, revelando sin dudas, muchas voces a favor y en consenso con la iniciativa del Proyecto, como también una fuerte manifestación opositora proveniente de ideologías e intereses de grupos corporativos, fundamentalmente religiosos. Nuestro Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba consideró imprescindible alzar su voz, implicarse disciplinariamente, con el objeto de ser escuchados, y que más allá de las presiones no se introdujeran falsos elementos en el debate, confundiendo a la ciudadanía.

Nuestra posición Como profesionales de la salud mental, responsables y comprometidos socialmente, consideramos que debemos accionar para que el Estado otorgue y sostenga todos los derechos que garanticen la igualdad jurídica y social para todas y todos los ciudadanos. Así, afirmamos que se trata de un derecho a la igualdad y a la no discriminación, y difundimos que debían evitarse argumentos psicopatológicos erróneos e inadmisibles respecto de los homosexuales. Utilizar desde la Psicología conocimientos teórico-científicos de la homosexualidad como argumento a favor o en contra, para tratar una temática referente a los derechos humanos, es en sí mismo, discriminatorio. Participar institucionalmente del debate frente esta problemática social, derivada además de las modalidades socio históricas de construcción de subjetividades,

Lic. Elsa Cristina Bravo / Presidente

de factores de poder, de construcción de ciudadanía, requirió ineludiblemente interrogarse sobre roles y funciones parentales, adopción, problemáticas de género, nuevas conformaciones familiares, lo femenino y lo masculino; y buscar respuestas conjuntas con otras disciplinas. Ana María Fernández en su libro “Las lógicas Sexuales: amor, política y violencias” plantea que en la segunda mitad del siglo XX ciertos movimientos sociales de occidente, feministas, homosexuales, indigenistas, iniciaron cuestionamientos a las hegemonías de poder. El siglo XXI trae transformaciones vertiginosas en lo laboral, político, cultural, en las prácticas sexuales, construcciones subjetivas, que requieren a su vez de construcciones conceptuales acorde a los tiempos que transcurren. Respecto de los homosexuales, dice, que éstos rechazan la idea de construir identidad sexual, de hacer de un rasgo totalidad identitaria, referencia identitaria. Pasar de la diferencia a la diversidad sexual implica construir categorías conceptuales interdisciplinarias1. Fernández nos plantea en su libro que la necesaria articulación entre las teorías de género y el Psicoanálisis nos lleva a repensar teorías y que Foucault plantea la sexualidad como experiencia de dimensión socio-histórica. La igualdad jurídica lograda por los homosexuales no implica una inmediata igualdad Social, allí, desde la Psicología, deberemos seguir participando en el debate, poner nuestra palabra, nuestras reflexiones, redoblar esfuerzos en el estudio y la investigación, en la producción de teorías y prácticas brindando más y mejores instrumentos que contribuyan a la salud mental de la población y a la construcción de ciudadanía. Ese es el objetivo de la convocatoria a los colegas a publicar sobre estas temáticas, cuyas producciones seguramente aportaran diferentes miradas desde la Psicología. El intercambio, el debate, el disenso y la búsqueda de consensos será un ejercicio necesario de democracia para los psicólogos. n

1. Al respecto, el CPPC difundió un documento en la revista Dialogar N° 39 y en el boletín digital N° 59.

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Introducción

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n esta oportunidad convocamos a los colegas a publicar artículos en relación a las familias, nuevas parentalidades y problemáticas de género. Hemos escuchado muchas voces al respecto, algunas basadas en el prejuicio y discriminación. Como Psicólogos sabemos que algunas temáticas movilizan aspectos profundos de nuestra personalidad y generan miedos al cambio. Aunque la realidad nos muestre la presencia de nuevas conformaciones familiares, preferimos sostener las creencias enraizadas y sostenidas en la cultura, de la “familia ideal”. También desde un paradigma científico biologista y monocausalista, se producen sesgos a la producción de conocimiento. Los profesionales de la Psicología, debemos reflexionar permanentemente sobre los supuestos subyacentes a nuestras teorías y prácticas. Ejercer una vigilancia epistemológica sobre nosotros mismos. Solo la Investigación teórica y empírica produce conocimiento y comprensión de los campos de problemas que nos

Angélica Dávila / Secretaria Científica

desafían como disciplina, permitiéndonos superar la doxa por la teoría fundamentada. El paradigma de la complejidad nos señala que las cuestiones que abordan las ciencias están múltiplemente determinadas, no pudiendo entender ni resolver las problemáticas emergentes desde una sola perspectiva. El ser humano está constituido por aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales. La subjetividad es una construcción compleja que integra todas estas dimensiones. En este camino, los artículos seleccionados para la Revista Nuestra Ciencia, muestran algunas miradas sobre los temas propuestos. Agradecemos a los Psicólogos y Psicólogas que nos acercaron sus trabajos, los cuáles constituyen un aporte a la discusión y debate que debemos realizar, profundizando en nuestras teorías, reflexionando sobre nuestras prácticas e investigando los problemas que surgen de ambas. n

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Adopción de niños por parejas homosexuales

Resumen El siguiente trabajo se trata de una investigación bibliográfica referida a los modos de pensar la homosexualidad y la adopción de hijos por parte de parejas homosexuales (igualitarias) exponiendo varios conceptos inherentes. Este trabajo fue diseñado en el año 2004 cuando todavía no era tan cuestionado por lo menos públicamente, la igualdad de los derechos de los homosexuales, el matrimonio igualitario ni la aprobación de una ley. El objetivo principal fue repensar sobre el tema y derribar algunos prejuicios que en definitiva, perjudican a la sociedad como tal.

Introducción Después de un recorrido de relectura de diversos artículos y libros relacionados con cuestiones sobre sexualidad, se investigó un tema referido a la homosexualidad. Es interesante sobre todo porque es un tema que cada vez está más naturalizado en nuestra sociedad actual y, sin embargo, en algunos ámbitos sigue tan controvertido como en otras épocas. Se acuerda con el significado de los términos descriptos por Silvia Bleichmar (S. Bleichmar, 2004) como sexuación, género, identidad de género, identidad sexual, sexualidad ampliada, conceptos que se van a ir desarrollando a lo largo del trabajo desde la perspectiva

Un modo de pensar la homosexualidad Lic. Mariela Miretti / M.P. 3285

de una mirada desubjetivada del inconciente. El concepto, desubjetivación del inconciente, se remarca porque fue guía durante la elaboración del desarrollo de éste artículo, conjuntamente con el concepto de constitución de subjetividad. A partir de haber planteado el tema de la homosexualidad surge un cuestionamiento en referencia a la posible adopción de niños por las parejas gay y lesbianas (vista desde las posibilidades de la homosexualidad y no desde la adopción en sí misma), teniendo en cuenta que las familias actuales ya no están fundadas en la diferencia anatómica. Para este interrogante no se han explicitado respuestas acabadas, justamente para mantener abierto el planteo y poder seguir repensando.

Desarrollo Nosotros los psicólogos y las personas en general estamos acostumbrados a pensar a la familia como un grupo de personas compuesta por una madre, un padre y el/los hijo/s. De la misma manera pensamos a la pareja formada por un hombre y una mujer. La realidad actual y desde hace ya varios años, y cada vez con mayor asiduidad, nos está demostrando un viraje a este respecto, un cambio de dirección en cuanto al modelo de la familia y de la pareja. Pareciera que ya no alcanzan los modelos heterosexuales (ni siquiera los homosexuales) para observar esta cuestión.

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Se entiende que esto tiene mucho que ver con el modo con el que los seres humanos nos representamos una manera de insertarnos en nuestra sociedad: estamos hablando de la constitución de la subjetividad como un producto de la cultura. Es decir el modo, con el cual cada sociedad determina los modelos con los cuales debe constituirse el sujeto para que pueda ser integrado en cada cultura. Pareciera que lo que antes no estaba permitido a nivel social y cultural, ahora se acepta cada vez con mayor flexibilidad y naturalidad. Desde esta perspectiva, la constitución de la subjetividad pone en movimiento las normas culturales y los estereotipos de género. El concepto de género que es un concepto sociológico, al decir de Bleichmar (Bleichmar,S.1993) “tiene que ver con los modos de representación social que se tiene de la forma de articular la diferencia anatómica en el interior de los roles de la cultura”, es decir que tiene que ver con la asunción de roles en referencia a la forma que tenga cada sociedad de determinar qué es lo masculino y qué es lo femenino. “Identidad de género es la experiencia privada del rol de género, que sería la expresión pública de la identidad de género. Rol de género como la expresión pública de la identidad de género. Serían como las dos caras de la misma moneda.” (Arnedo, E. 1991) En este punto se hace necesario diferenciar el concepto de identidad de género con el de elección de objeto ya que ha habido muchas confusiones por subordinar la identidad de género a la elección de objeto sexual. La elección de objeto es posterior, y la identidad de género es anterior a todo reconocimiento de la diferencia anatómica; cuando hay un trastorno de género es el efecto de algo que es una alteración identitaria en el yo y no una relación determinada por el modelo de elección de objeto.

Es aquí donde se pretende engarzar el tema de la homosexualidad relacionándolo con la desubjetivación del inconciente. Históricamente se ha definido a la homosexualidad como una perversión o como una conducta patológica. Según el manual de psiquiatría DSM I de 1952 la homosexualidad era considerada como una conducta patológica, en 1968 en el DSM II se define como sexualidad desviada, en 1980 en el DSM III se la describe como egodistónica, recién en 1995 el DSM IV y el CIE 10 no considera la homosexualidad como trastorno de ningún tipo. Para los partidarios del discurso psiquiátrico del siglo XX la homosexualidad fue siempre una inversión sexual, es decir una anomalía psíquica o mental. La expresión de un trastorno de la identidad o de la personalidad que podía conducir al suicidio. Por su lado, la sexología inventó un vocabulario específico para clasificar los comportamientos sexuales “desviados”, clasificados entre las enfermedades hereditarias, entre los crímenes y los delitos. Aquí vemos el nivel de prejuicios que se manejaban en la época. Los prejuicios se encuentran íntimamente ligados a las representaciones sociales. Un prejuicio social muy común es pensar “uno elige ser homosexual o heterosexual”. Es aquí donde cobra en importancia la desintencionalización del deseo inconciente que permite abordar una serie de fenómenos de la práctica, en este caso de los homosexuales, no como si hubiera otro sujeto adentro pensando algo distinto al sujeto de la conciencia. La homosexualidad es un tema del yo, no es un problema del inconciente. Lo que implicaría que no hay un sujeto heterosexual que tiene deseos homosexuales sino que son deseos concebidos como homosexuales por el yo. No hay elección en sentido estricto, nadie elige ser heterosexual ni homosexual, lo que se elige es renunciar a ciertas formas de la vida erótica y la manera de defenderse. El inconciente se define por su des-subjetivación, no es una segunda conciencia, no se rige por la lógica de la exclusión, ni de la temporalidad, ni de la negación, de este modo no sería posible pensar que en el inconciente se asentara la alternativa masculino-femenino, al contrario en él coexisten bajo la forma inclusiva las categorías que para el yo son del orden de la disyunción. Tampoco el inconsciente es del orden de un sujeto, justamente lo que caracteriza al inconciente es la au-

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sencia de sujeto, no hay en él un verdadero yo contrapuesto al yo falso que se cree ser: en el inconciente hay deseos universales, mociones deseantes. En este punto nos detenemos para bosquejar el interrogante que surge sobre el tema del deseo. El deseo de hijo, el deseo que aparece en los adultos por tener hijos. En este respecto es que se liga la temática de la adopción en parejas homosexuales. En lo concerniente a este tema, Elisabeth Roudinesco (2004) en su libro “La familia en desorden” comenta que los gays y las lesbianas que eran buenos padres y que sus hijos adoptados, procreados artificialmente o procedentes de familias recompuestas, se comportaban tan bien como los criados en las llamadas familias heterosexuales. Como ya hemos investigado en otros trabajos, el deseo de hijo poco tiene que ver con la elección de objeto, incluso el deseo de tener un hijo es independiente al deseo de tener una pareja o determinada pareja. Hemos visto también los modos de intromisión de parte del adulto sobre el niño en un marco de asimetría, pero nada nos fundamenta que los homosexuales sean más propensos a este tipo de conducta; sostener esta idea sería más del orden del prejuicio. Además abría que plantearse el tema de la función paterna y materna, pero también sabemos que esto es justamente eso: una función; no tiene que ver con la persona, ni que sea mujer o varón. Y en relación al corte en los tres tiempos del edipo, la “función paterna” que tiene que ver con las formas de poner límites tampoco se refiere a un hombre que lo ejerza. En cuanto al tema de las identificaciones, veremos que el supuesto niño adoptado podría identificarse con cualquier otra figura femenina o masculina, según sea el caso, como cualquier otro niño/a que no cuente con la presencia de alguno de sus padres por las razones que fuera. Entonces, lo más necesario para un niño es recibir el amor, el cuidado, el afecto y la contención de su familia y a éste respecto podemos decir que las parejas homosexuales tienen las mismas posibilidades de dar amor que cualquier pareja heterosexual. En relación al tema, Elizabeth Roudinesco (2004) escribe en el capítulo sobre la familia venidera: “(...) Algún día será preciso admitir que los hijos de padres homosexuales llevan, como otros pero mucho más que otros, la huella singular de un destino difícil. Y también habrá que admitir que los padres homosexuales son diferentes a los demás padres. Por eso nuestra sociedad

debe aceptar que existan tal como son (...) Y los padres homosexuales no lograrán demostrar su actitud para criar a sus hijos obligándose a ser “normales”, pues al procurar convencer a quienes los rodean de que esos hijos nunca se convertirán en homosexuales, corren el riesgo de darles una imagen desastrosa de sí mismos”. En estos términos queda planteado como interrogante abierto qué consecuencias puede tener para los padres gay o lesbianas el hecho de adoptar niños, consecuencias de tipo personales, sociales, culturales, etc. y los efectos que pueden producirse en el niño/a que son alojados en hogares con estas características. Como la bibliografía con que se contó respecto a la adopción de niños por parejas homosexuales era bastante acotada, se transcribieron algunas opiniones y artículos recabados de internet muy interesantes en referencia al tema. “La Academia de Pediatría de Estados Unidos recomendó que las parejas gay pueden adoptar niños. Llegaron a esa conclusión luego de años de elaboración de diversos estudios que concluyeron que los niños educados por ellas no difieren de los niños criados por parejas heterosexuales. Esta decisión trajo polémicas en ese país y en todo el mundo. En Argentina no existe legislación sobre el tema, pero la discusión está planteada. ¿Cuál es el motivo que consideran los críticos a esta medida? Opinan que la homosexualidad es “contagiosa” y “pervertirá” a los niños, convirtiéndolos también en homosexuales. Esta postura parte de la convicción de que la homosexualidad es una enfermedad mental. En 1973, la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos, y en 1974, la Organización Mundial de la Salud, determinaron que la homosexualidad no es una enfermedad mental, salvo en los casos de “egodistonía”, es decir, de conflicto por la orientación homosexual. Siguiendo este criterio, podemos pensar que lo fundamental a tener en cuenta para determinar si una persona puede adoptar un niño es su equilibrio psíquico, su salud mental. En ese sentido, tanto los hetero como los homosexuales pueden ser saludables o no mentalmente. No depende de la orientación sexual. Conocemos lamentables casos de hombres heterosexuales “respetables” que llevan una doble vida en la que incluyen prácticas sexuales violentas y delictivas. La adopción requiere de personas adultas sanas que deseen dar amor, cuidado, respeto, proyectos positivos de vida a niños que de otro modo quedarían subsumidos

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Un modo de pensar la homosexualidad: Adopción de niños por parejas homosexuales

en la muerte psíquica y social. No todas las personas heterosexuales ni homosexuales están emocionalmente preparadas para la difícil tarea de criar sanamente a un niño. Es necesario que quienes se ocupan de diagnosticar a los posibles padres adoptivos lo hagan desde el conocimiento científico y profesional y no desde sus prejuicios y valores discriminatorios.” Con la intención de evitar este tipo de conflictos, así como de ratificar aquello de que en un país democrático todos los hombres y mujeres son iguales ante la ley, sea cual sea su sexo, raza o preferencia sexual, dentro de poco tiempo entrará en vigor, en España, una ley pionera en todo el mundo que permitirá a lesbianas y gays contraer matrimonio (por la vía civil) y adoptar en pareja. El nuevo gobierno de izquierdas es el que ha permitido este impensable avance en los derechos sociales. José María Ortiz, presidente de la Comissió per a la Igualtat de Drets dels Nous Models de Familia de l’Il·lustre Col·legi d’Advocats de Barcelona conoce de cerca este proyecto de ley. Militante del Partido Socialista Catalán y organizador del Primer Congreso de Modelos de Familia y Normas Legales, afirma que “como abogado y como ciudadano valoro muy positivamente esta iniciativa”, aunque considera que el debate sobre la adopción por parte de homosexuales tiene un error de planteamiento, puesto que “la adopción no puede presentarse desde la perspectiva de quien puede solicitarla. Se trata del derecho del niño a tener unas necesidades básicas cubiertas, más que del derecho de alguien a adoptar”. De todos modos, concluye admitiendo que “no permitir la adopción por parte de parejas de lesbianas y gays supone una evidente discriminación; y considerar que las parejas homoparentales no son idóneas para garantizar los intereses del menor es una apreciación apriorística y en absoluto concisa”. De todos modos, hay quien no lo ve tan claro y se pregunta: ¿Está la sociedad de un país que hasta el año pasado estaba siendo gobernado por los conservadores preparada para la adopción homosexual?

La llegada de un niño o una niña adoptados al seno de una familia supone un cambio radical en la vida de esta familia. No hace mucho la adopción era un fenómeno extraño en España, y los padres tenían que comentar al niño o la niña la situación, para que no se sorprendiera si en la escuela o en el vecindario escuchaban algún comentario en voz baja. Es difícil, por lo tanto, suponer cómo va a reaccionar la gente cuando vea a un niño paseando junto a sus dos papás o sus dos mamás. A todos los prejuicios relacionados con la adopción tiene que sumársele la homofobia social. Sin ir más lejos, las primeras voces en contra de la adopción gay se han dejado oír en una institución como la Iglesia Católica, pese a los oscuros lazos que unen a esta institución con la homosexualidad, y que libros como Armarios en la catedral, del mosén Jaume Santandreu, retratan. Santandreu cree que la Iglesia se equivoca totalmente al adoptar posturas tan conservadoras en temas como la adopción: “Como capellán y conocedor del tema, creo que las parejas de lesbianas y gays tendrían que poder adoptar. El niño necesita afecto y seguridad, no importa que quien se lo dé sea una pareja heterosexual u homosexual”, afirma. Por eso no entiende la postura de la Iglesia: “Al fin y al cabo, ellos distribuían a los niños sin padres en comunidades unisexuales, los niños con los frailes y las niñas con las monjas, y para relacionarse utilizan expresiones como “padre”, “madre” o “hermano”. ¡Si eran como familias gays! La Iglesia considera nocivo algo que ella misma ha practicado durante siglos”. “Es posible que puedan surgir problemas en la escuela”, afirma cuando se le pregunta sobre la posibilidad que los futuros hijos adoptivos de gays y lesbianas sean discriminados por profesores y compañeros. “En todo caso, tiene que ser la sociedad la que aprenda que no hay nada malo en ser lesbiana o ser gay. No hay que culpar a los gays y a sus hijos por un conflicto originado en la homofobia social”. Parece que el término dinkies (“double income, no kids”), utilizado para definir la situación económica de las parejas homosexuales (en porcentaje bastante más alta que la de las parejas heterosexuales) está quedándose obsoleto. Qué duda cabe que este nuevo panorama legal y social hará que tanto gays como heterosexuales tengan que plantearse un dibujo de la sociedad diferente al del actual. Dentro de poco, cuando veamos a dos hombres con una niña en un carrito paseando por la Rambla, sabremos que algo habrá cambiado. n

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Bibliografía: • Arnedo, E. (1991): “Por qué es necesaria la educación sexual”. La Tiza, revista de la UEPC. N° 5, pag.22 • Aderete, Frías (1998): Homofobia, Mitos y prejuicios alrededor del homosexual. • Artículos obtenidos de internet. • A:\barcelona [inside] España da luz verde para la adopción de niños por parte de matrimonios gay.htm. www.loiola.org/adopción.htm • A:\La Asociación de Pediatría de EEUU apoya la adopción gay en Chueca_com.htm • A:\barcelona [inside] España da luz verde para la adopción de niños por parte de matrimonios gay.htm • Bleichmar Silvia(2004) “La Identidad sexual: entre sexualidad, el sexo y el género” Artículo publicado en año 2004. • Bleichmar Silvia.(1993) “La fundación de lo inconciente. Capítulo 3. Amorroru ediciones. • Bleichmar Silvia: Desgrabaciones de clases de Curso de Postgrado “Qué permanecen de nuestras teorías sexuales para la práctica actual” 2004-2005 • Delgado Alfred(2004)Sociedad Española de Pediatría www.chueca.com/actualidad • Gilmore David D.(2003) “Hacerse hombre”. Ed Paidos, Barcelona. • Roudinesco Elisabeth(2004) “La familia en desorden” Cap. 8, pag. 203. Fondo de cultura económica. Editorial Anagrama, Barcelona. • Segundas Jornadas de Homosexualidad y Familia. (1999)Córdoba • Verdier Virginia Martínez.2004) Psicóloga-Sexóloga. www.sigla.org.ar/

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Arquitectura de los espacios psíquicos

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os proponemos analizar la importancia de los conceptos de espacio y realidad psíquica. Y cómo estos están vinculados con un mecanismo defensivo en particular: la escisión. Pensamos que esta interrelación (espacialidad-realidad psíquica-escisión), se expresa, con notable asiduidad, a través de lo que consideramos una “metáfora”. Rescataremos una en especial, de frecuente presencia en la labor clínica: la casa. En “La invención de la soledad” Paul Auster dice:“(…) la casa se convirtió en una metáfora de la vida de mi padre, a representación auténtica y fidedigna de su mundo interior, porque a pesar de que conservó la casa ordenada(…), ésta sufrió un proceso gradual e inevitable de desintegración”. La definición de tópica (acerca de los lugares psíquicos) conduce hasta lo que expresan Laplanche y Pontalis (1971), apelando a términos de la arquitectura - arte y ciencia de organizar espacios -. Estos autores dicen que “(…) el término metapsicología es utilizado por Freud para definir la tentativa de edificar una psicología que conduzca al otro lado de la consciencia (…) tentativa científica de rectificar las construcciones “metafísicas”. Sabiendo que los paradigmas científicos de la época, llevan a Freud a concebir la mente como un aparato (termodinámica imperante), no podemos dejar de observar todavía en la actualidad la representación espacial, manifestada en expresiones

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tales como “en un rincón de la mente, agujero negro, derrumbe psíquico, vacío, etc. (...)”. Tomemos otros aportes: M.Klein (1952) con su concepción de mundo interno habitado por objetos y sus relaciones; Bion (1962) hace referencia a la capacidad de la mente de alojar pensamientos y la dimensión geográfica en el modelo de D. Meltzer (1991)Pero también el lenguaje coloquial, utiliza expresiones acerca del espacio como metáfora de la mente: “Los ojos son las ventanas del alma”, “cabeza hueca”, “no tiene todo en su casa” “no anda bien de la azotea”, etc. La casa, aparece en la labor clínica, como una de las representaciones del propio self; proveyendo de sustento al análisis del discurso, los sueños, el dibujo y el juego. Tanto en niños o adultos neuróticos, o como una expresión del aspecto psicótico de la personalidad. “Nos gustaba porque (…) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia (…) Nos moriríamos allí algún día (…)”(Julio Cortázar . Casa tomada.) La casa y sus moradores nos ofrecen los hebras de esta trama, entretejida en los insterticios y recortes de los espacios intra, inter y trans-subjetivos. “Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella,lo que era una locura…” Hay en el cuento de Cortázar un minucioso relato de

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hechos intrascendentes que remarca esa persistencia de los hábitos, ese tiempo circular, la creencia que nada debe cambiar. Locura, al fin. “Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra casa”. No se intenta encubrir la alusión al incesto, encierro endogámico. Tan simple, como todo lo que allí ocurría. Funcionamiento mental y vincular reducida a la mínima expresión. “Nos moriríamos allí(…)”. La conservación del linaje predomina sobre los avatares de los individuos, pero el mismo principio lo consume, se agota en sí mismo. La casa no será un bien transmisible. Clausurada, demolida o abandonada, el destino de la casa y sus moradores pareciera inextricablemente unidos. “Irene era una chica nacida para no molestar a nadie”(…) “yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada”. Pero inmediatamente, la desmentida. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias(...)”. Irene teje la trama de la futilidad. A medida que el relato avanza, se pone de manifiesto la problemática del espacio y el tiempo; es sabido que el criterio de realidad necesita de ambos, para dar lugar al pensamiento. De modo que el ataque al mismo está inexorablemente relacionado con estas dos variables. Si el espacio debe ser constreñido, promoviendo la inmovilidad, la reiteración se instalaría en la dimensión temporal. Los días monótonos se continúan de noches insomnes. “(…) Sus días eran un solo día” (Evaristo Carriego. Borges). “Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia” ¿Quién, o qué, es yo? ¿Irene representa un aspecto femenino escindido de ese “yo”? ¿Ese “yo” es un aspecto de Irene que observa y relata?”. El relato no incluye terceros, se mantiene en el terreno de la dualidad, aunque la casa parece convertirse por momentos en un tercero, por momentos en un doble. “(…) Avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá empezaba el otro lado de la casa(…)”. La puerta de roble, mecanismo imprescindible para aislar “lo que parece peligroso”. ¿Será, entonces, el otro lado de la casa, la representación de aquello con lo que no se “puede” entrar en contacto? “(…) Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa,

casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble(…)”. Preanuncio de desmantelamiento. Desinvestimiento. “Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo(…) ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos(…) y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar(…)”. A medida que la escisión gana espacio, el mundo interno se va empobreciendo. “Los ruidos se oían más fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras(…) -Han tomado esta parte- dijo Irene(...) Cuando vió que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo(…), cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla(…)”. Es difícil precisar, cuando empieza a desmoronarse el psiquismo de un individuo; cuando aquello que lo sostenía ligado a la cordura, cae y se hace añicos. De tal manera, que en un proceso lento e imperceptible pero tenaz, o uno abrupto y disruptivo, pierde su conexión con la realidad.

Acerca de la metáfora casa Consideraremos la “casa” como representación de un espacio psíquico individual, así también como el escenario donde se despliega la trama fantasmática de la estructura familiar. En este sentido, hablamos de metáfora. Como sabemos, el término escisión fue introducido por Freud (1927-1938), fundamentalmente en relación con el fetichismo y la psicosis, ligado al de renegación, y por tanto al reconocimiento o no de la realidad. Tanto Klein (1946), como Bion (1963), se refieren también a formas defensivas evacuando en un objeto externo partes del self. Conocemos que la identificación proyectiva requiere del mecanismo de la escisión, tanto en los procesos normales como aquellos patológicos que provocarán graves secuelas en el desarrollo mental. Pensamos que esta representación-casa puede sufrir diversas vicisitudes, desde una disociación neurótica a una escisión psicótica. Entonces, la capacidad de representación mental del objeto “casa” puede alcanzar la categoría de símbolo o quedar reducida a ecuación simbólica. Es interesante subrayar cómo aquel aspecto clínico que surge como aparente consecuencia de un proceso de cierta complejidad y elaboración simbólica, por lo tanto propio de la neurosis; puede ser, en realidad una

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Arquitectura de los espacios psíquicos

rigidificación de mecanismos defensivos que conllevan (retomando las palabras de Paul Auster)“(…)a un proceso gradual e inevitable de desintegración.”, producto de una escisión. En la clínica habrá que evaluar entonces, frente a qué tipo de metáfora nos encontramos; llamaremos elaborativa, aquella vinculada al proceso de sublimación y por lo tanto simbolización. Y metáfora encubridora, si la misma es expresión de empobrecimiento psíquico; con lo cual la salud mental del sujeto estará seriamente comprometida. El término “casa” también significa: “familia, individuos que viven juntos, linaje que tiene un mismo apellido”. La conceptualización de lo espacial en el orden familiar, se revela en la organización de lugares en el sistema de parentesco. Desde el estructuralismo, la prescripción de la exogamia, garantiza la circulación por estos. Si esta movilidad esta obturada, por la persistencia, nos encontramos, en lo que en psicoanálisis de familia se ha denominado, trasmisión de la irracionalidad. Así, nuevos significados entran en contradicción con los pertenecientes a generaciones anteriores, tornándose irracionales en las actuales. Es posible, pensar la escisión, como un mecanismo presente en los fenómenos grupales. Se ve una división definida, por un lado, la casa habitada por sus actuales moradores y el más allá de la puerta de roble, eco de anteriores generaciones, mandato ineludible de repetición narcisista, que se mantiene escindido y depositado allí, donde se guardan los recuerdos. Escisión necesaria para la prosecución de la vida misma pero que se revela ineficaz, ya que no puede evitar su retorno de forma intrusiva y ominosa. Predominio de lo especular narcisístico, siendo vivido lo diferente como amenaza. No resulta indiferente que los protagonistas sean hermanos; siendo el vínculo fraterno, junto al de filiación, aquellos términos en la

estructura de parentesco caracterizados por la consanguinidad más cercanos al polo endogamizante. El vínculo fraterno merecería un desarrollo más extenso, basta con pensar en la temática del “doble”,“el mellizo imaginario”, etc. La casa guardaba los recuerdos. Y también,(…) hemos de suponer los “no-recuerdos”, lo silenciado. Pacto denegativo, comunidad de la desmentida, constituyen modalidades de tratamiento de aquello que es objeto de represión o de negación, desmentida, repudio, a fin de que los sujetos implicados en un vínculo puedan preservar cierta organización del sistema y determinados funcionamientos psíquicos. “Nos vemos forzados, pues, a admitir que no hay proceso psíquico más o menos importante que una generación sea capaz de sustraer a la que le sigue”, decía Freud (1912-3). Y apelando a Goethe: “Es así como deben interpretarse las palabras del poeta: “lo que has heredado de tus padres, adquiérelo para poseerlo”. El fracaso en esta tarea de apropiación, debido al trabajo de lo negativo, imprime la cualidad de indecible o impensable; como los secretos familiares o situaciones traumáticas que no han podido ser elaboradas en generaciones anteriores, producen en sus descendientes efectos de alienación (Kopelman, L S de; Saavedra; Bartolacci(1998). Continuando con la metáfora-casa ¿podrían ser deshabitadas, clausuradas, finalmente abandonadas ciertas áreas de la mente y de los vínculos? En el texto de Cortazar, la casa es un “objeto” que concretiza un funcionamiento mental. De modo que, si consideramos la misma como proyección de espacios mentales, la casa-mente se revela escindida, como un modo de funcionamiento. El constreñimiento a habitar sólo algunos espacios y conservar aquellos que parecieran ser depositarios de aspectos “congelados”. Pero el trabajo defensivo se muestra ineficaz. Día tras día, hay que convertir la vida, en una sucesión de nimiedades. Para ello, es necesario implementar diversos mecanismos: evitativos; obsesivos como de ritualización, de control (la llave de nuestro lado), anulación y desmentida (tejer y destejer); disociación y/o escisión (yo que relata y observa). Para poder sostener este modo de funcionamiento mental las defensas tenderán a radicalizarse cada vez más; ante el avance insidioso de lo siniestro: la clausura. “Cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla”. Finalmente, el yo es “desalojado”. n

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Bibliografía: • Berenstein, I...1987.Familia y enfermedad mental. Paidós.Bs.As. • Berenstein, I.1992.Psicoanalizar una familia. Paidós. Bs.As. • Bion ,W. 1962. Aprendiendo de la experiencia.Paidós. España. • Bion,W. 1963. Elementos de Psicoanálisis.Hormé. Bs.As. • Freud,S. 1919-1920. Más allá del principio del placer. Ed.Biblioteca Nueva.Madrid. • Freud,S. 1938.Escisión del “yo” en el proceso de defensa.. Ed. Biblioteca • Freud,S. 1927. Fetichismo.Ed.Biblioteca Nueva. Madrid. • Freud.. 1912-3. Tótem y tabú.Ed.Biblioteca Nueva. Madrid. • Klein,M. 1952. Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del lactante. Paidós. Bs.As. • Klein, M. 1946.Nota sobre algunos mecanismos esquizoides. Paidós. Bs.As. • Kopelman,L.Sturich de;Bartolacci,D; Saavedra,Ma. Del C.1998.”Acerca de la circulación de lo negativo en la trasmisión trasgeneracional”. XIII Congreso Federación Latinoamericana de Psicoterapia Analítica de Grupo. Montevideo. • Laplanche y Pontalis.1971. Diccionario de psicoanálisis.Ed. Labor. España. • Meltzer,D. 1991. Claustrum. Una investigación sobre los fenómenos claustrofóbicos.Patia Editorial. • Meltzer,D.1990.Metapsicología ampliada.Patia. Editorial. • Steiner,John. 1997. Refugios psíquicos.Organizaciones patológicas en pacientes psicóticos, neuróticos y fronterizos.Ed.Biblioteca Nueva.Madrid. • Tustin,Frances. 1989. Barreras autistas en pacientes neuróticos. Amorrortu .Bs.As.

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“La diferencia que yo establezco es que en ciertos casos si uno escucha el discurso manifiesto de la madre, o si uno presta atención al vínculo con el niño se puede constatar que tiene el deseo de tener un niño con toda la evolución que ello implica: tener un hijo de la madre, tener un hijo del padre hasta llegar a desear un hijo del hombre que se lo puede dar. Este deseo de hijo debe ser diferenciado del deseo de maternidad que es el deseo de repetir en forma especular la relación con la madre. Este deseo es catastrófico para el niño. Lo catastrófico es que para estas mujeres es imposible aceptar lo nuevo. En francés decimos “nuevo nacido” (recién nacido). Estas mujeres pueden aceptar que alguien haya nacido pero no que sea algo nuevo”. Piera Aulagnier. (Dialogo con Piera Aulagnier- Luis Horstein.)

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uchos son los cuestionamientos que nos impone nuestro quehacer profesional como Peritos Psicólogas del Poder Judicial, miembros del Equipo Técnico de Menores de la ciudad de Córdoba. Nuestra tarea es eminentemente diagnóstica, destinada a brindar asesoramiento técnico y orientación ante pedidos específicos de los

Lic. Britos Graciela Lic. Ferreyra Bettucci Eliana Lic. Iramain Aguirre Maria Dolores Lic. Giacusa Marcela Psicologas Miembros del Equipo Técnico de Menores. Poder Judicial de la Provincia de Córdoba

Jueces de Menores en el ámbito prevencional. Nuestra práctica está destinada a valorar el ejercicio de los roles parentales ante múltiples situaciones de riesgo en las cuales se encuentra implicado un niño. Hemos advertido, de manera recurrente, en cuanto a la valoración del rol materno, problemáticas que orbitan dentro de una economía libidinal deficitaria materna, en la que no hay un tercero, no hay verdadera alteridad, manteniendo una duplicación narcisista sin reconocimiento de ninguna falta. Esta posición le otorga al hijo un lugar predeterminado que impedirá el crecimiento autónomo, quedando así a merced del deseo materno fuente potencial del sufrimiento y patología; lo cual deviene en adulteraciones de la función materna. Entendemos que las funciones tanto materna como paterna no son innatas y que por ello “genitora” no es sinónimo de “madre” ni “genitor” lo es de “padre”. En este sentido las funciones son independientes del hecho biológico de procrear. Cada mujer teje desde la infancia complejas redes acerca de la maternidad, que luego se imprimen sobre la función biológica de engendrar, tener un hijo del padre, un hijo autoengendrado, un hijo de la pareja. Ser madre como su madre1. El ser nombrado como padre o madre no implica necesariamente ocupar subjetivamente ese lugar y ejercer desde allí. Se adviene madre o padre durante y después de un proceso complejo que involucra niveles conscientes e inconscientes del funcionamiento mental. La función materna implica hacer lugar a otro en la trama sujetiva (histórica-identificatoria - libidinal) y, en este

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sentido, realizar una serie de movimientos físicos y psíquicos complejos, entre los cuales podemos nombrar el investimento libidinal-narcisista, a través del cual se propician ligazones capaces de producir derivados, es decir, nuevas vías de placer no reducidas ni fijadas a la satisfacción pulsional inmediata. Condición necesaria para el proceso de humanización y fuente que asigna vitalidad y empuje emocional. Cabe destacar también la capacidad para sostener afectivamente y efectivamente al niño. En este sentido, Winnicott expresa: “Se trata ante todo de un holding físico en la vida intrauterina; y el término se amplía gradualmente para incluir el conjunto de los cuidados adaptativos prodigados al lactante. Este concepto puede englobar, finalmente la función de la familia y de la sociedad”. La madre “devota” logra identificarse con su bebé y explorar las singularidades de los umbrales perceptivos y los estados afectivos del bebé respondiendo y respetando “su gesto espontáneo”. El holding (sostén) y el handling (manipulación) brindarán una “continuidad somato psíquica”. Dentro de las funciones reconocibles bajo la asignación de “una madre suficientemente buena”, cabe destacar la capacidad empática, que supone identificar y reconocer lo que le sucede al niño, es decir asignar sentido a sus dificultades, necesidades, a sus estados emocionales y al reconocimiento y anticipación de situaciones de riesgo. Esto también comprende la capacidad para tolerar tanto la dependencia inicial como la progresiva autonomía. Interjuego entre presencia y ausencia. En relación a lo expuesto, destacamos la siguiente valoración que sostiene que “una madre que acepta sus carencias, sus sentimientos de indefensión, se podrá identificar con la indefensión del bebé, y comprender sus ansiedades catastróficas y de desintegración y podrá ayudarlo a realizar una rectificación. Al disminuir las ansiedades el niño podrá afianzar su capacidad de pensar y de vincularse afectivamente”.2 Otro aporte valioso para estas reflexiones teóricasclínicas son los desarrollos de Bion quien destaca la importancia del vínculo, de las funciones de vinculación, de relacionalidad, y en cuanto a ello de “reverie materno”. Esta función supone la asociación continente-contenido, la madre continente desarrolla la capacidad de recibir los elementos beta, producto del exceso de excitación del infante y a través de su

función alfa-pensante, contiene física y emocionalmente al bebé. De esta forma el infante puede transformar sentimientos desbordantes en tolerables; reintroyectando lo proyectado, creando una representación de una experiencia primaria tolerable, antecedente del pensamiento. En nuestra práctica cotidiana, en el contexto de la valoración del ejercicio del rol materno, y a partir de la demanda judicial, advertimos en algunas ocasiones, modalidades vinculares maternas deficitarias. Diagnosticamos múltiples situaciones caracterizadas por progenitoras, que en el vínculo con sus hijos, consolidan una posición de control, dominio, de absorción narcisista, empobreciéndose así la capacidad para discriminar entre la realidad externa y la interna. Donde la presencia de su hijo es un medio para ocluir, regular, neutralizar la emergencia de vivencias propias, de soledad y carencias. Consecuentemente el niño queda ubicado a merced de la madre, modalidad que no resulta dadora de subjetividad. En este sentido, los enunciados del adulto se perpetuarían como la única posibilidad de existencia, quedando el niño sujetado a los mismos, y definiendo su identidad sólo en base a ellos. Las modalidades de vinculación materna narcisista implicarían dificultades para reconocer al hijo como objeto afectivo separado y en este sentido reunirse con él a modo de un encuentro. Así advertimos que en la modalidad vincular descripta, desde una vuelta a lo Uno, la madre está presente pero ausente libidinalmente, lo cual favorecería que el niño se erija ante el otro en función de las necesidades y solicitud del mismo, borrándose las diferencias niño-adulto, quedando el infante desprotegido. En este sentido Green plantea “al introyectarse esta ocupación psíquica, el otro puede representarse como opuesto al deseo, la espontaneidad y autonomía del sujeto. De ahí que suelen confundir sostenerse con someterse, sometiendo el espontáneo desear por el sometimiento al medio, salvaguardando al objeto como soporte libidinal”.3

“Si el juez no me devuelve a mi nieto se me cortan las venas” Se atiende una demanda judicial con el objetivo de valorar el estado emocional y el ejercicio de los roles de la progenitora a quien llamaremos Teresa (50 años) y

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de su hija Roxana (19 años) quien tiene un hijo de dos años, Joaquín. Al momento de la entrevista Teresa se encontraba separada, viviendo sola con su hija y el niño se encontraba a cargo del hijo mayor de Teresa. De la producción de su discurso, y respecto de su hija, destacamos las siguientes expresiones: “Dios me mandó a esta nena para que me acompañe a mí”. Y también agrega: “Acá era mi nena (muestra una foto), era virgen. Ella me decía me pica y yo la miraba para ver si era virgen [...] Le revisaba la zona pubiana, con algún motivo yo la revisaba sin que ella se diera cuenta”. En relación al niño, relata: “Fuera de engendrarlo y parirlo es como si fuera mío... yo lo he vivido a este nieto como una segunda oportunidad... de tener a un niño tan vieja como soy”. Los relatos de Teresa dan cuenta de modalidades vinculares intromisivas, operando la pérdida de límites demarcatorios yo-no yo, lo cual tendría un impacto invasivo para su hija. Se advierte un posicionamiento materno caracterizado por exceso de presencia, desestabilizante para el funcionamiento psíquico Roxana. Evidencia profundos sentimientos envidiosos hacia la maternidad de su hija e intolerancia al crecimientoindividuación-separación de sus hijos. Inclusive al tomar al otro (en este caso sus hijos y su nieto) como una prolongación de sí misma llega a no tolerar la separación corporal que existe entre ella y sus hijos tendiendo al apoderamiento del cuerpo de su hija (situación de revisarle los genitales) y de su producto: Joaquín. Su hija Roxana expresa de su madre: “Mi mamá es hartante, se mete demasiado… me perjudica que mi mamá sea así, me critica, no me deja actuar, yo hago las cosas que me creo que están bien y normales, siempre me ha manejado, no es que sea mala persona, yo veo que no es la única madre así… yo le hago la comida, le tiendo su ropa, la atiendo en todo… sino hubiera

estado mi mamá no hubiera salido adelante, es muy importante para mí, ella está pendiente de todo lo que me pasa a mí y a mi hijo, ella es mi única familia… era muy absorbente [...] me tenía controlada, dónde iba, con quién me juntaba, era feo porque no me dejaba ser yo... ahora es como que la nueva víctima es el bebé... como si ella quisiera ser la mamá del bebé”. El funcionamiento de Roxana queda subyugado a lo establecido por su madre, neutralizándose la posibilidad que el deseo y la autonomía de pensamiento puedan emerger. En tal sentido, se evidencia que el poder de uno está construido sobre la desaparición subjetiva del otro, quedando Roxana a merced de su madre. Si bien se advierte que Roxana por momentos logra tener una visión crítica y discriminada del accionar de su progenitora, finalmente claudica y se adhiere a la misma, desmintiendo lo que logra expresar. En este sentido, Bion propone un concepto que es ilustrativo, y es el de “indigestión psíquica” que es efecto de la violencia y omnipotencia, que en el caso de la intrusividad, opera produciendo imposibilidad de pensar. Es decir, desde el otro se ejercitan intromisiones no metabolizables que dejan al niño librado a la locura. Finalmente, se observan que los reclamos de Teresa en relación a su nieto, responderían a que la presencia del niño opera como fuente de regulación psíquica tendiendo a contrarrestar las angustias y ansiedades de fragmentación, por lo cual, Teresa refiere al finalizar el proceso diagnóstico: “Si el Juez no me devuelve a mi nieto se me cortan las venas”. Expresión que permite valorar la vivencia de hemorragia libidinal-narcisista si Teresa no cuenta con la presencia de su nieto y quizás de tantos otros.

Y ¿quién es el niño? La presente demanda judicial ingresa por una denuncia de abuso sexual sobre Valeria (8 años), quien tiene una hermana Luz (21 años). En dicha denuncia se imputa al progenitor de ambas por dicho hecho. Con posterioridad se solicita valorar alternativas familiares para el ejercicio de la guarda, ante lo cual se presenta Luz. Al realizarse el diagnostico de la misma se advierten no sólo limitaciones para el ejercicio de la guarda respecto de su hermana, sino que se encuentran indicadores compatibles con situaciones de riesgo a las que esta-

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rían expuestos sus hijos Isaías de 4 años y Milagros de 8 meses. Luz manifiesta en aquel momento respecto del motivo de intervención judicial, que los golpes de su hijo son productos de lo “hiperactivo” que este sería y no de golpes propinados por alguien del entorno. Refiere que al ser tan activo en muchas oportunidades logra dormirlo recién a las cuatro o cinco de la mañana, al igual que a Milagros, quien también tendría estas características. Manifiesta al respecto: “Con la bebé me estoy acostando recién a las cinco de la mañana, porque no se quiere dormir… juega hasta que se duerme”. Expresa que Isaías le pega, cuando intenta ponerle algún límite, y que no hace caso “si yo a Isaías le pego o hago el amague él me pega a mí...”. Refiere que juega todo el día con el perro, y que el animal lo muerde o lo voltea, por lo que muchos golpes son causados de esta manera, “no lo puedo tener quieto porque es un nene inquieto… hasta cuando duerme es inquieto y se cae de la cama”. Manifiesta también que Isaías saldría de la casa sin autorización en forma recurrente “Isaías se me pira, cuando me doy vuelta no está más… se piró”. En este sentido se reiteran las dificultades en ordenar la vida cotidiana de los niños en relación a las conductas alimentarías y de descanso, siendo significativos tanto los indicadores médicos en relación a Milagros “bajo peso y desnutrición leve”, como los recurrentes “accidentes” que sufre Isaías. Quién es el niño, es una de las primeras preguntas que se nos plantea al escuchar a Luz, entre otras tantas como comenzar a pensar la relación histórica de ésta con sus objetos de amor, hasta llegar al presente y su vinculación con Isaías y Milagros. Al respecto y ante semejante confusión entre quien es el adulto y quien es el niño, que cuida y que descuida, resulta clarificador el aporte de Zilinger: “La indistinción entre lo registrado y lo atribuido produce confusión; se pierde la brújula que indica y separa lo permitido, lo bueno y lo malo, lo que ampara y lo que no, el niño y el adulto y una constelación enmarañada de diferentes significaciones tienen lugar”.4 Consideramos que tanto en la historia de Luz como concomitantemente en la de Isaías y Milagros, las categorías que podrían permitir una cierta comprensión de la realidad y del vínculo que conforman están difusas, impactando de modo caótico en los tres. Pensamos en una mamá que se vivencia como sujeta al poder om-

nímodo de un niño de 4 años que tiene la potestad de decidir en qu horario dormir y comer o en el que la sola adquisición de la marcha le permiten atribuirle la autoridad para tomar decisiones acerca de su ingresos o egresos de la casa. También ante una hija de 8 meses que decide independientemente del criterio materno sus horarios de sueño como los momentos pertinentes para la alimentación. Nos preguntamos entonces si acaso son los niños quienes detentan tal poder, o serían potestades atribuidas por la madre, quien entonces parece quedar a merced de éste despotismo delegado; o son Isaías y Milagros quienes se erigieron en sus propios padres, decidiendo por sus vidas frente a las fallas maternas. Es quizás todo esto en una dinámica histórica y transgeneracional en la cual se reproducen relaciones de alienación, quedando subsumida, atrapada, prisionera, sin poder acotar las potestades del otro. También los niños quedan atrapados en los mismos enunciados que aprisionaron y aprisionan a su madre. Al respecto, Zilinger, concluye: “Como la violencia eclipsa la autonomía y la libertad del sujeto, se observa que en estos casos les resulta “preferible” el cautiverio al exilio.” De ese modo Luz queda históricamente entrampada en la encerrona de esta modalidad vincular y deja transitivamente aprisionados a sus hijos. Gutton plantea como hipótesis en torno a la continuidad-discontinuidad de los cuidados maternos, que en el caso de presentarse el continuo del deseo, en la medida misma en que se realizan los cuidados maternos, constituye el fundamento del desarrollo libidinal armonioso, mientras que de darse una discontinuidad en dicho sentido dicho desarrollo podría verse francamente perturbado. La clínica ha constatado que los sujetos que no encontraron un continente para permitir el desarrollo psíquico, guardan en sí mismos “partes no nacidas del self”, a las que sienten dotadas de un considerable y potencial poder destructor. Para sobrevivir, el sujeto ha debido identificarse con este objeto rechazante y por lo tanto rechaza su propio self, tiene horror de él. Resulta significativo pensar en el futuro de la identificaciones de Isaías y Milagros en torno a estos enunciados maternos en los cuales se les asigna la potestad de avasallar al otro, quedando asimilados a la tiranía de sus históricos objetos de amor; sin posibilidad de ser pensados como distintos y es en este sentido que difícilmente puedan advenir como sujetos. n

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Bibliografía • Alkolombre Patricia “Deseo de hijo. Pasión de Hijo”. Editorial Letra Viva. Buenos Aires 2008. • Gutton, Philippe: “El bebé del psicoanalista. Perspectivas clínicas”. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1987. • Leveratto, Beatriz Caso de; Notrica, Silvia Grinblat de; Pisani, Eloísa Fermepin de: “Psicoanálisis Apdeba – Vol. XXIII – N° 3 2001 Incidencia de lo prenatal en el vínculo materno – filial. Reflexiones en torno a la adopción y a la fertilización asistida. • Schejtman, Clara R. (compiladora): “Primera infancia. Psicoanálisis e investigación”. Librería Akadia Editorial, Bs. As. 2008. • Zilinger, Silvio: “Semblantes y destinos de la violencia psicológica”. Psicoanálisis Apdeba – Vol. XXII, N° 2/2000.

1. Alkolombre Patricia “Deseo de hijo. Pasión de Hijo”. Editorial Letra Viva. Buenos Aires 2008, pag. 17 2. Leveratto, Beatriz Caso de; Notrica, Silvia Grinblat de; Pisani, Eloísa Fermepin de: “Psicoanálisis Apdeba – Vol. XXIII – N° 3 2001 Incidencia de lo prenatal en el vínculo materno – filial. Reflexiones en torno a la adopción y a la fertilización asistida. 3. Zilinger, Silvio: “Semblantes y destinos de la violencia psicológica”. Psicoanálisis Apdeba – Vol. XXII, N° 2/2000. 4. Zilinger, Silvio, Idem Op. Cit.

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Cuentos infantiles y conformación de Género Resumen: Objetivo: introducir el cuestionamiento a aspectos tradicionalmente aceptados como inofensivos, los cuentos infantiles. Brindar un estatuto importante a estos relatos en la tarea que tienen los niños y sus padres o responsables en la conformación de la identidad y de la subjetividad. Se analiza brevemente la concepción de cuentos de hadas o fantásticos, introduciendo al lector en las complejidades del mismo a la hora de aportar elementos identificatorios fuertes a los niños para la conformación de su identidad. También se aborda la definición de género y de roles sexuales, planteando la existencia de una polarización hacia dos géneros que luchan entre sí, sin dar lugar al respeto y a la posibilidad de integración de las cualidades o aptitudes de ambos extremos, y de la complementariedad necesaria de ambos polos. Se cierra el trabajo con una discusión sobre la necesidad de asumir responsabilidad sobre el consumo de productos culturales, adquiriendo mayor consciencia sobre el proceso. También de la necesidad de inclusión en el ámbito terapéutico de los elementos de género, ya sea con niños o con adultos, tomando como punto de referencia a los cuentos inafantiles.

Introducción El presente trabajo propone un acercamiento a la problemática de género desde uno de los primeros productos culturales con los que toman contacto las personas,

Lic. Diego H. Tachella Prado / M.P. 3257 1

ya desde niños: los cuentos infantiles tradicionales o maravillosos. Se encuentra dividido en tres partes: • Los cuentos Maravillosos, donde se intenta una definición del género literario y de sus características y principales funciones; • Sobre Género. En este apartado se prueba una definición de la categoría social y de sus formas de implementación en las personas; y • Discusión, una serie de reflexiones sobre la influencia de los productos culturales en la construcción de la identidad de género y los roles sociales. En el seno de la sociedad se batalla constantemente, entre las personas y entre los grupos sociales, por obtener poder y dominar ciertos espacios, los diferentes sectores van desarrollando estrategias para mejorar su posición relativa respecto de los demás. La división en géneros como campo donde se puede desarrollar este conflicto se analiza a la luz de los cuentos infantiles como posibles estrategias para lograr una mejor posición en la lucha. Tratar de eliminar el conflicto por disminución de los opuestos a uno solo, integrándolos en un solo polo, o eliminando el polo contrario, lleva a un empobrecimiento de la diversidad y por lo tanto no será la postura sostenida en el presente trabajo. La revelación de este conflicto y la puesta en valor de una posición, que ha permanecido tradicionalmente oculta, ya que ha debido desarrollarse a la sombra del patriarcado y de la dominación masculina, lleva a la posibilidad de pensar la diferencia como algo necesario y enriquecedor para la

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sociedad en todas sus manifestaciones. La transmisión de la cultura de la ideología dominante intenta eliminar a los mensajes provenientes de aquellas clases marginadas o desfavorecidas o transformarlas para utilizarlas en su favor, y todos los participantes repiten el modelo continuando la reproducción del modelo dominante. En palabras de Juliano: Este mensaje es el que conviene al mantenimiento de la estructura de poder existente, y es interiorizado en forma acrítica por niños y jóvenes de ambos sexos, que desandan así el camino de la concienciación que se esfuerzan en construir los sectores alternativos. (Juliano, D. 1992, p. 31). Logra una postura crítica ante los mensajes mediáticos que se reciben a diario y constantemente no es una tarea sencilla, mas es un logro posible y alcanzable, la intención del presente escrito es buscar los indicios que permitan generar nuevas estrategias de intervención sobre la problemática de género, con impacto en el acontecer diario.

Los cuentos maravillosos Hablar de literatura infantil es plantearse ante un género de la literatura considerado menor durante muchos años, que sin embargo está presente en el imaginario popular desde hace miles de años, formando parte de un folclore y de la transmisión de padres a hijos que tiene generaciones. Una definición sencilla del cuento de hadas, o cuento maravilloso, es decir que son los cuentos tradicionales que se cuentan a los niños. Para darle mayor precisión se los puede reducir a los clasificados por uno u otro recopilador (i. e. Hermanos Grimm). Desde la literatura se los puede definir como aquellos cuentos donde suceden cosas mágicas o fantásticas en un contexto donde esto es posible y a su vez aceptado

como natural. Esta definición puede ampliarse con la que dan en su trabajo López y Encabo: El cuento será pues, una creación de índole literaria, de naturaleza oral o escrita, en la cual serán relatadas vivencias, fantasías, experiencias etc., es decir, se podrá hacer una aproximación tanto a lo fantástico como a lo real, de una forma intencionalmente artística, con la finalidad última de divertir y de enseñar. (López Valero & Encabo Fernández 2001). La función de estos cuentos fue ampliamente estudiada por Bettelheim, quien realizó un análisis desde el psicoanálisis de los cuentos de hadas a los que consideraba una obra de arte. Reconocía diversas funciones a los cuentos, una de las más importantes es la de permitir encontrar un sentido, un significado, a la existencia mediante la elaboración simbólica de los problemas psicológicos escuchando y procesando los relatos. En sus palabras: Al mismo tiempo que divierte al niño, el cuento de hadas le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad. Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece la existencia del niño de tan distintas maneras, que no hay libro que pueda hacer justicia a la gran cantidad y diversidad de contribuciones que dichas historias prestan a la vida del niño. (Bettelheim, 2001, p.17) Tradicionalmente estos cuentos eran contados en forma oral, constituyendo una forma de transmisión de la cultura en el seno de la familia. A lo largo de generaciones se pasaron de madres a hijas, aunque eran considerados como un tema de poca importancia por quienes ejercían el poder ideológico (Sacerdotes y nobles), es algo sabido que “una historia bien narrada puede inspirar acción, fomentar la comprensión de experiencias culturales, expandir el conocimiento del niño o de la niña o, también, proporcionar diversión” (López Valero & Encabo Fernández 2001), constituyéndose así en un instrumento potencialmente poderoso de un grupo marginal en la producción de cultura. Con el tiempo estos relatos fueron transformándose acorde al entorno y a las situaciones particulares en que eran relatados, manteniéndose vigentes al alimentarse de la cultura en que eran transmitidos. Cuando los folkloristas realizan una recopilación

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y los imprimen, fijan de alguna manera esta creación cultural colectiva y se detienen en su evolución, desfasándose temporalmente en sus temas y personajes, y perdiendo en este paso parte de su potencial transformador de la cultura. Actualmente han surgido nuevas formas de transmitir la cultura a los niños, que reemplazan en algunas de sus funciones a los cuentos de hadas, y que no se realizan necesariamente en el seno de la familia. Habitualmente responden a las ideologías dominantes y sirven más a sus intereses que a la transmisión de la cultura, en palabras de Juliano: El cuento, que era la forma tradicional mediante la cual se brindaba a los niños conocimiento sobre las pautas de conducta y los conflictos de su propia cultura, ha sido reemplazado casi por completo por relatos ilustrados, películas, vídeo, teatro infantil, cassettes, etc., que cumplen probablemente con mayor eficacia la función de entretener, pero que distan mucho de abarcar el mismo campo de funciones que correspondía al cuento tradicional. (Juliano, D. 1992, p. 70). Esta autora enumera algunas características de los cuentos que resultan particularmente útiles al presente trabajo, ya que ilustran la importancia social y cultural de los cuentos (Juliano, D. 1992): • Son relatados principalmente por mujeres. • Brindan una satisfacción simbólica. • Cuestionan a la ideología dominante en forma disfrazada. • Son una vía de endoculturación. • Transmiten enseñanzas y conocimientos valiosos. • Permiten interpretar la realidad. • El relato se articula con la sociedad concreta. • Toda la estructura del relato es una invitación a pensar y valorar. • En el cuento, el rol social asignado a un personaje no compromete su conducta. Propp (1971), en su clásico estudio de la morfología de los cuentos maravillosos, define dos tipos de elementos en estos relatos: unos que son constantes y otros que varían. Los personajes y sus atributos cambian, las funciones o acciones de los personajes constituyen los elementos constantes que permiten estudiar al cuento. Según el autor, una función es la acción de un personaje, definida desde el punto de vista de su

significación, en el desarrollo de la intriga, son las partes constitutivas fundamentales del cuento. El número de funciones que incluye el cuento maravilloso son limitadas y la sucesión de funciones es siempre idéntica, por lo que todos poseen el mismo tipo de estructura. Sobre esta estructura va a colocarse el ropaje de la ideología que desee transmitirse, es decir que se pude elegir el personaje masculino o femenino para una misma función de héroe o de agresor, otorgarle estos o aquellos atributos, e insertarlo en un ambiente cultural o en otro. De estos elementos cambiantes de un cuento a otro, que se montan sobre la estructura de funciones, va a depender que se cuestione a las ideologías dominantes o se las refuerce. Claro que esta elección es más social que individual, y las transformaciones de los relatos siguen el ritmo de los cambios sociales. Los cuentos tradicionales, aquellos que se han mantenido vigentes y han sido transmitidos con mayor eficacia, son sin dudas aquellos con los que más se identifican los que escuchan estos relatos, los niños. Los análisis realizados sobre las funciones de estos cuentos por Bettelheim, durante la aplicación de estos como instrumento terapéutico en la clínica con niños, le permiten afirmar que “los cuentos de hadas, a diferencia de cualquier otra forma de literatura, llevan al niño a descubrir su identidad y vocación, sugiriéndole, también, qué experiencias necesita para desarrollar su carácter.” (Bettelheim, 2001, p. 30). Otra terapeuta de niños que utiliza los cuentos como recurso es Oaklander, quien nos dice que “los cuentos de hadas y folklóricos ofrecen un caudal de material para trabajar con niños, y encuentro que a los chicos aún les encantan tal como nos sucedía a nosotros cuando yo era niña.” y más adelante completa diciendo: “los cuentos de hadas y folklóricos, [...] manan de las profundidades de la humanidad e involucran todas las luchas, conflictos, pesares y alegrías que la gente ha encarado a través de los siglos.” (Oaklander, 1998, p. 92). Así la utilidad terapéutica de los cuentos maravillosos para el trabajo en la clínica con niños tiene un fundamento en la dinámica que se da cuando escuchan un relato, que impacta especialmente en la construcción de la identidad mediante los mecanismos de introyección y proyección. Mediante la identificación con los personajes del cuento el niño va a realizar en su fantasía las acciones del héroe y del agresor, logrando integrar a su persona los elementos de ambos y la solución a un

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conflicto interior que proviene del relato. Respecto de la identificación, se pude ver en la investigación de Serrone y Cols. (1998) que la definen como: La operación en virtud de la cual se constituye el ser humano, teniendo como característica la transformación del Yo por una imagen asumida; es lo que da la identidad de cada quien como único e irrepetible en el plano de lo psicológico. (Serrone, A. Et all, 1998, p. 48) Al tomar las características de los personajes el niño va asumiendo la imagen que se crea del mismo, y de esta representación interna que realiza de la función del personaje va a tomar elementos para elaborar su identidad. La elección y connotación como positivos o negativos va a estar dado por el contexto socio-histórico en que esté inmerso ya que: Los personajes de los cuentos de hadas no son ambivalentes, no son buenos y malos al mismo tiempo, como somos todos en realidad. La polarización domina la mente del niño y también está presente en los cuentos. (Bettelheim, 2001, p. 15) Es esta claridad a la hora de definir los roles y las características lo que facilita la identificación de y con cada uno de los personajes. Los efectos sobre la identidad del infante van a depender del tipo de impresión que le cause el cuento, siguiendo con Oaklander: “Los cuentos de hadas sí impactan directamente sobre las emociones básicas: amor, odio, miedo, ira, soledad y sentimientos de aislamiento, inutilidad y carencia” (Oaklander, 1998, p. 93), y a mayor impacto emocional mayor posibilidad de un efecto profundo y duradero sobre el psiquismo. Es intención del presente trabajo mostrar que los cuentos de hadas no poseen una capacidad determinista sobre la conformación de la identidad en el niño, tampoco queda en el entorno social exclusivamente la

responsabilidad de formarla. Se intenta dejar en claro la postura de una responsabilidad compartida entre el individuo en formación y el entorno, ya que es en el Inter-juego de ambos que se va a construir una identidad y se van a desplegar los roles sociales. Si es muy importante poder filtrar en los primeros años, recayendo sobre los padres o tutores una mayor responsabilidad, que paulatinamente debería ir cediéndose a los niños y jóvenes para que puedan ejercer su juicio crítico sobre la información recibida.

Sobre género... El nivel de análisis del género en el presente trabajo está enfocado hacia una perspectiva más individualista, teniendo en cuenta los procesos de socialización y subjetivación, más que a los sociológicos, pero sin descuidar las normas y las instituciones que lo atraviesan. Al aproximarse a la temática de género e identidad de género es necesario tener en cuenta la definición que plantean Lopata y Thorne (1999) sobre roles sexuales. Según estas autoras, hablar de roles sexuales, o roles de género, es cuando menos ilógico y de alto riesgo de confusión para las posibilidades reales del individuo, que inserto en la trama social quiera modificar sus relaciones con los demás desde sí mismo únicamente. Negar u ocultar las cuestiones de poder y desigualdad, centrándose exclusivamente en los individuos, deja de lado aspectos históricos, políticos y económicos muy importantes. Entonces utilizar la noción de roles sociales planteada por Znaniekci es de mayor utilidad para un análisis comparativo con otras relaciones de este tipo. Estas autoras definen rol social como “(...) un conjunto de relaciones funcionalmente independientes y diseñadas culturalmente que implican deberes y derechos personales entre una persona y un círculo social.” (Lopata, H. & Thorne, B. 1999, p. 105). Género es una construcción cultural, es la creación social de ideas sobre los roles apropiados para mujeres y hombres. Es una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado y permite diferenciar la práctica sexual de los roles sociales asignados a cada uno. Al hablar de género se hace referencia a una identidad de género, que es algo más profundo y más estable que un rol social, es una parte de la identidad del individuo. Esta es una internalización de la sociedad y de la

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realidad objetiva establecida en ella y el establecimiento subjetivo de una identidad coherente y continua. Esta identidad tiene su base en el cuerpo y los límites del mismo, a la que luego se incorpora una identificación con los roles sociales que cada uno asume, o le han asignado, como parte del proceso de socialización. Entonces ser varón o ser mujer cobran sentidos completamente diferentes entre sí, dependiendo de la cultura y el entorno social en que se produzcan estos procesos. Una definición de género más amplia, a la vez que concreta y aplicable para la investigación es la de Scott: “(...) el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos; y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder.” (Scott, Joan 1999, p. 61). Esta autora profundiza el concepto al considerarlo un “elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias percibidas entre los sexos” y descomponerlo en cuatro elementos interrelacionados: 1.Símbolos culturalmente disponibles (incluye los mitos). 2.Conceptos normativos que manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos (se expresan en doctrinas religiosas, educacionales, científicas, legales y políticas). 3.Nociones políticas y referencias a instituciones y organizaciones sociales (ampliar la visión más allá de la familia). 4.La identidad subjetiva (Scott, Joan 1999, p. 61-63) Al realizar un análisis de estos cuatro elementos en relación con los cuentos maravillosos, se puede apreciar que estos son símbolos culturalmente disponibles, el niño puede acceder a ellos a través del lenguaje. Si se realiza un rastreo de los orígenes de los relatos se puede llegar en varios de ellos a un relato religioso, que luego ha sido disfrazado y re-simbolizado de diferentes maneras, además poseen una función educativa en la transmisión de valores. Respecto del tercer elemento, puede apreciarse que un relato sobre otras personas y sobre países lejanos, así como sobre viudas y huérfanos, implica una noción de familia muchas veces diferente a la del momento actual del niño, y por lo tanto amplia su visión del mundo. La construcción de una identidad subjetiva, a la que se van a fijar ciertos roles socialmente aceptados y

ciertos roles rechazables, puede verse favorecida por la identificación con los personajes de los cuentos. Los géneros tradicionales son femenino y masculino, desde un pensamiento binario y sencillo como el de los cuentos de hadas, o se es bueno o se es malo. Este pensamiento dicotómico, que se ha aplicado a otras formas de conocimiento, es el que trae aparejado una lucha entre ambos extremos y ha llevado a la dificultad actual de aceptar la diversidad y la diferencia. Si se es varón se cumplen con ciertos roles y se desarrollan ciertas características de la identidad relacionados con lo masculino, y otros roles y características relacionados con lo femenino se ven prohibidos. Si se es mujer sucede lo mismo en forma invertida. Excluirse de cumplir estas condiciones lleva a estar discriminado por el grupo social, a ser considerado diferente y por lo tanto extraño, ajeno. Este proceso es algo que está naturalizado en las sociedades occidentales y que se ha visto homogeneizado en gran medida por los medios de comunicación de masas, hasta el punto de ser adoptado en forma a-crítica, y hasta defendido como un bien a preservar. Respecto de este binarismo con polarización y exaltación de un polo en detrimento del otro, Oaklander, con una perspectiva de terapeuta Gestáltica de niños dice: “Tanto las cualidades ‘masculinas’ como las ‘femeninas’ debieran ser consideradas parte de la estructura total de cada uno de nosotros.” (Oaklander, 1998, p. 313). Esta propuesta apunta a fomentar un desarrollo más integral de ambos aspectos, tanto en niños como en niñas, no para apuntar a una igualdad que niegue la diferencia, sino para lograr personas más completas y con identidades más sólidas sobre las que apoyarse que los roles sociales. Es un llamado a la responsabilidad de todos, y en particular de los terapeutas el que hace Oaklander: El prejuicio o discriminación basado en el sexo ha sido tan parte de nuestra cultura por tanto tiempo, que lo damos por sentado. Por esto debemos empezar a erradicarlo reconociéndolo en todas sus sutiles e insidiosas formas. (Oaklander, 1998, p. 313)

Discusión Los cuentos infantiles contienen elementos del folklore y son una expresión de la transmisión oral de la cul-

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tura, las responsables principales de narrarlos son las mujeres y, por lo tanto, son un instrumento con el que han podido desarrollar sus estrategias como grupo minoritario en la sociedad para auto reproducir su modelo cultural y enfrentar a la hegemonía ideológica masculina en el campo de la cultura. Es posible decir, en base a los elementos expuestos anteriormente, que estos relatos influyen sobre la formación de la identidad del niño, a la vez que le permiten conocer lo roles sociales esperables para cada género y le transmite las normas de la sociedad que deben respetarse. El sentido que pueden extraer de esos indicios de conducta socialmente valorada, no es ignorado por los niños, quienes no pasan por alto su necesidad de ser reconocidos y aceptados por su entorno. Horney (1991) plantea que en la evolución de un niño pueden darse dos posibilidades, a grandes rasgos, o se instaura la confianza básica y puede confiar en sus capacidades y en el entorno para desarrollar sus potencialidades como persona, o se instaura la angustia básica que consiste en la sensación de estar aislado y sólo en un mundo potencialmente hostil. Cualquier infante que desarrolle una confianza básica va a poder manifestarse en desacuerdo con sus mayores sin temor a ser rechazado o a perder el amor y el cariño, si en cambio ha desarrollado esta angustia básica va a realizar toda una serie de defensas neuróticas para evitar ser rechazado, creando un yo idealizado que se aleja de su verdadero yo ante la promesa de ser aceptado y querido si se parece más y más a ese ideal. Es ante esta angustia que el niño va a desarrollar todas las actitudes y características del género que le han asignado sin permitirse cuestionarlo o intentar desarrollar las del opuesto, desvalorizando a todos quienes no cumplan con ellas. Es el objetivo de un proceso terapéutico lograr instaurar una confianza básica en lugar de esta angustia, y en apoyo de este proceso los cuentos de hadas uti-

lizados como instrumento permiten acercarse a lo que plantea Bettelheim: Esto indica que lo único que puede ayudarnos a obtener un estímulo a partir de los estrechos límites de nuestra existencia en este mundo es la formación de un vínculo realmente satisfactorio con otra persona. Estos relatos muestran que cuando uno ha logrado esto, ha alcanzado ya el fundamento de la seguridad emocional de la existencia y permanencia de la relación adecuada para el hombre; y sólo así puede disiparse el miedo a la muerte. (Bettelheim, 2001, p. 16). Por las características de la sociedad actual las mujeres resultan más vulnerables a los procesos mórbidos que los varones, especialmente en los sectores marginales y de escasos recursos. Desde un esquema de comprensión de la problemática de género presente en estas mujeres, basado en los planteos de Horney, Scott, Oaklander y Bettelheim, se podría trazar un proyecto de intervención desde lo recreativo que permita recuperar, al menos en parte, la eficacia de estos cuentos maravillosos para la transmisión de valores que cuestionen a las estructuras de poder, enseñando una manipulación inteligente de la realidad, con una invitación a pensar y a valorar otros productos culturales. Fomentando un proceso de endo-culturación como este y reforzando los lazos sociales y de solidaridad entre pares, otorgándoles una participación más activa en sus propios procesos de subjetivación. Sin pretender, por proponer estas actividades, que estas personas no poseen estas capacidades y que se les va a iluminar desde afuera, sino con estrategias participativas que permita que estos relatos se entretejan en las redes ya existentes para nutrirse de la cultura y así poder continuar reproduciéndose en el entramado social. Los roles de género suelen ser estereotipados y rígidos, ofreciendo posiciones con respuestas a “qué hacer” en muchas de las situaciones diarias. Esta rigidez puede generar cierta sensación de impotencia y, por ende, agresión y violencia entre hombres y mujeres, por lo que la posibilidad de integrar cualidades o conductas que son atribuidas socialmente al género opuesto permitiría disminuir los conflictos, o al menos su intensidad. A partir de la definición de género de Scott se puede afirmar que los cuentos maravillosos cuentan con el

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potencial suficiente para ayudar al niño a construir su identidad de género, y que aunque es difícil aislar las influencias de otros aspectos de la cultura sobre la subjetividad del niño, se pueden buscar y adaptar para mejorar esta construcción una serie de cuentos de hadas. Otro punto a destacar antes de finalizar el presente trabajo es la estructura del cuento de hadas, desarrollada por Propp (1971), sobre la secuencia de las funciones o acciones se pueden incluir diversos tipos de personajes, con características de género que no respondan al binarismo macho-hembra clásico y que sí permitan pensar en las nuevas categorías que se van desarrollando en algunos grupos marginales y que no se hallan posicionadas en esos extremos. Al mismo tiempo que es necesario comenzar a analizar desde una visión crítica los productos culturales a que se encuentran circulando ente los actores sociales y que contribuyen, al igual que los cuentos de hadas, a la conformación de identidades de género. Estos elementos, programas de televisión, películas, revistas, canciones, estilos de vestimenta, necesitan ser revisados para poder elegir con un mayor nivel de consciencia cada uno de ellos, asumiendo una postura crítica y responsable, como personas y como profesionales de la salud. La comprensión de los limites de una teoría sirve para saber sobre que objetos arroja luz, eso no implica ignorar que en la oscuridad quedan otros objetos de conocimiento, que estos no han dejado de existir por encontrarse en la oscuridad y mucho menos de tener influencia sobre los que si están iluminados. Ignorar que se ignora ya no es admisible. n

Bibliografía • Berger, P. & Luckman, T. (1998) La construcción social de la realidad. Amorrortu Editores, Buenos Aires. • Bettelheim, B. (2001) Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Editorial Crítica, Barcelona. • Horney, K. (1991) Neurosis y madurez. La lucha por la autorrealización. Siglo veinte Psicología. Editorial Psique, Buenos Aires. • Juliano, D. (1992) El juego de las astucias Mujer y construcción de modelos sociales alternativos. Editorial horas y HORAS, Madrid. • Lopata, H. & Thorne, B. (1999) Sobre roles sexuales. En Navarro, M. & Stimpson, C. (comp.) (1999) Sexualidad, Género y roles sexuales. Fondo de Cultura Económica, México. • López Valero, A. & Encabo Fernández, E. (2001) De mitos, leyendas y cuentos: necesidad didáctica del género narrativo. Revista CONTEXTOS EDUCATIVOS, 4 (2001), 241-250, Universidad de Murcia. • Oaklander, V. (1998) Ventanas a nuestros niños Terapia Gestáltica para niños y adolescentes. Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile. • Propp, V. (1971) Morfología del Cuento. Editorial Fundamentos, Madrid. • Scott, J (1999) El género: una categoría útil para el análisis histórico. En Navarro, M. & Stimpson, C. (comp.) (1999) Sexualidad, Género y roles sexuales. Fondo de Cultura Económica, México. • Serrone, A. Nadal, M. Turturro, E. & Merlo, D. (1998) Los Cuentos de Terror sus efectos sobre el psiquismo infantil. Narvaja Editor, Córdoba. • Tachella Prado, D. (2004). Cuentos de hadas y género. Inédito.

1. Docente Titular de Introducción a la Psicología en la Universidad Empresarial Siglo 21. Licenciado en Psicología, UNC. Magister en Psicología Clínica, UES21. Formado como Psicoterapeuta Gestáltico, Centro Gestalten (Córdoba). Delegado a Junta de Gobierno del CPPC, 2006 - 2008. Docente Invitado en diferentes materias relacionadas con el área clínica a disertar sobre Terapia Gestalt, UNC, UCC, UES21. Asesor de Trabajos Finales de Licenciatura en Psicología, UNC. Miembro de Tribunales Evaluadores de Trabajos Finales de Licenciatura en Psicología, UNC y UES21 Investigador sobre Creatividad. Docente de Psicoterapia Gestalt en diferentes seminarios particulares. Conferencista en Congresos nacionales e internacionales.

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El Abuso sexual a menores: un nuevo paradigma psicojurídico

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l incremento de denuncias de abuso sexual en los últimos tiempos, debido a la exposición pública de la temática y las reglamentaciones de la nueva Ley de Violencia Familiar 9283, ha generado en los ámbitos jurídicos un nuevo paradigma. La ley prevée la toma de medidas cautelares frente a la sospecha de ocurrencia abusiva en función del resguardo de las víctimas y el inicio de proceso de investigación para dilucidar la existencia de delito. No sólo se incrementaron los casos denunciados, sino que en la mayoría de ellos, el accionar jurídico queda supeditado a los datos suministrados por las intervenciones psicológicas debido a la no existencia empírica de evidencias físicas comprobables en gran parte de los casos, siendo los relatos de los menores la única prueba con que se cuenta. Son los supuestos especialistas quienes opinarán sobre los protagonistas, su capacidad para mentir, fabular, discriminar, etc. en base a instrumentos y teorías, a los fines de aportar a fiscales y jueces, elementos para procesamientos y sentencias. Este hecho tienta a realizar algunas consideraciones y aclaraciones que considero válidas. Sin duda el abuso sexual a menores es una infamia y uno de los peores atentados contra la dignidad y derechos de niños y niñas y compromete su futuro emo-

Publicado en Actualidad Jurídica. Nov. de 2009 Lic. María Marta Vega / M.P. 149 1

cional y social en forma inevitable. Tampoco se puede negar que ha estado presente a través de todo la historia de la Humanidad y que la consideración del menor como sujeto de derecho data recién del siglo pasado en un intento reparador hacia tantos años de impunidad hacia los niños. Como también es reciente la desmitificación de la familia, reconociendo que no es precisamente un lugar sagrado de amor y protección sino un ámbito en el que ocurren los peores maltratos y abusos, de hecho casi todos se producen en este ámbito. Esta salida del problema desde lo privado y naturalizado, hacia lo público punible, implicó la necesidad de estudiar el tema, definirlo y categorizarlo en todas las disciplinas, ya que por su etiología multicausal y todas las variables que intervienen en su ocurrencia, no se lo puede entender desde una sola ciencia. Como consecuencia, su abordaje sólo puede y debe ser interdisciplinario ya que intentar diagnosticar unilateralmente tan complejo fenómeno sería un reduccionismo. Aún así, dicen los expertos, es difícil su diagnóstico en el cual la certeza no siempre se puede asegurar, salvo en los casos con evidencias físicas contundentes. Este hecho complicó la tarea de los ámbitos jurídicos más acostumbrados a dictar sentencia sobre lo fáctico, mientras que en los delitos de abuso sexual sin pruebas palpa-

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bles, los únicos testigos, son el agresor, quien rara vez reconoce el hecho, y la víctima menor, quien en el caso de llegar a rebelar lo ocurrido superadas las variables de temor, vergüenza, amenaza, etc. deberá relatar varias veces los hechos, en las que no se tienen siempre en cuenta la curva del olvido o la distorsión cognitiva ni las circunstancias que puedan ocurrir en el mientras tanto. Recordemos que estos procesos de develamiento son lentos y una vez a la luz el secreto, y en el caso de ser denunciado, es largo el camino a recorrer por el niño/a, a través de diagnósticos, pericias, revisaciones en general re-victimizantes. Los relatos, en ausencia de indicadores físicos, adquieren una importancia vital, y deberán ser significados y traducidos por los profesionales del o los equipos intervinientes en el proceso, en general psicólogos. Intentar decodificar los relatos del menor, implica un amplio conocimiento de la problemática para llegar con cierto acierto a un diagnóstico. A veces no solo la ausencia de idoneidad y requisitos en los operadores interfiere la actuación, sino la sobreabundante intervención de psicólogos de diferentes equipos, instituciones de salud, peritos oficiales y de parte, terapeutas particulares, quienes en general exponen lecturas diagnósticas no solo diferentes sino muchas veces contradictorias, que confunden a la Justicia en su toma de decisiones procesales o sentenciales, definitorias sin duda, sobre la vida de víctimas, familias, agresores. No es fácil pararse frente a un niño abusado o supuestamente abusado, es por ello que el concenso universal al respecto es contundente y exige como requisito al menos dos años de formación clínica en niños y posteriormente otros dos de trabajo interdisciplinario con niños víctimas, con un estudio permanente y actualizado del campo del abuso sexual. Es fundamental el conocimiento evolutivo del niño, en sus procesos normales y patológicos, de su lenguaje, del funcionamiento de la memoria, atención, función cognitiva, diferencia realidad- fantasía, contexto de crianza, su dinámica familiar e historia personal y los hábitos, códigos y valores de su entorno sociocultural de referencia que son determinantes en la lectura y significación de los hechos abusivos. Es recién después de cumplimentar estos mínimos requisitos, que se puede intentar opinar al respecto. Diagnosticar desde estructuras psicológicas rígidas e inamovibles es un error, el abuso es más que una situación patológica, es un fenómeno multifacético entendido en un contexto socioeconómico e

histórico de interpretación. Los abusadores no tienen un perfil único de personalidad, en general tienen doble fachada. Tampoco hay un síndrome del niño abusado con indicadores, signos y síntomas exclusivos. No hay una víctima típica ni un solo tipo de situación abusiva, hay muchos formatos de abuso, de víctimas y agresores, la percepción emocional y social del abuso no es siempre la misma ni sus consecuencias. No existe un test de abuso ni ningún instrumento proyectivo que por si mismo permita asegurar la existencia de abuso. La ideología de los operadores también impregna la lectura e incide en su decodificación y la asignación abusiva o no de lo denunciado. Frente a la avalancha de denuncias en los últimos tiempos en los ámbitos de salud pública y los jurídicos, los operadores se han visto obligados a abordar el tema con no poca prisa, generando muchas veces intervenciones victimizantes para los niños y diagnósticos poco serios con consecuencias graves e irreparables, ya sea porque no pudieron ver el abuso, dejando desprotegidos a los niños o induciendo procesos de denuncia o sentencias basadas en opiniones psicológicas de poca certeza. No ver un abuso sexual a un niño/a es tan grave como ver algo que no existe. El psicólogo no está para evaluar la ocurrencia de los hechos ni afirmar veracidad de los relatos, su función es describir funcionamientos estructuras, síntomas. Relacionarlos con hechos sucedidos es peligroso ya que no siempre hay correlato. Una estructura y patología determinada no necesariamente confirma la existencia de conductas abusivas (hay agresores psicopáticos, depresivos, fóbicos, endogámicos, exogámicos homosexuales y heterosexuales, de diferentes estratos sociales). Las victimas pueden presentar síntomas compatibles con el abuso denunciado o con otras situaciones no abusivas también. Como es probable que en otros casos quede subdiagnosticado u oculto por el fenómeno de acomodación que lo naturaliza, la amenaza, miedo o vergüenza. Muchos colegas consideran que es fácil abordar y diagnosticar un abuso y lo creen un problema más en Salud Mental, olvidando que es un campo específico y nuevo de investigación , donde los errores de intervención recaerán sobre el niño y su familia. Tan complejo es su abordaje que aún cumpliendo los requisitos, hay casos en los que no se puede llegar a un diagnóstico definitivo. Las falencias del sistema y del proceso se eviden-

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cian más cuando se trata de denuncias que provienen de clases más favorecidas, en la que la utilización de la nueva ley se vuelve frecuente para dirimir conflictos de otro orden, con la complicidad de profesionales. Me refiero al ocultamiento de situaciones de victimización sexual hacia menores en el ámbito familiar o a la acusación de comisión de abuso sexual a uno de los conyuges en divorcios destructivos para concretar estrategias expulsivas que generan una situación de franco abuso y maltrato emocional hacia niños y niñas. En muchos casos, pareciera no existir la ética en los profesionales, sino, de desconocimiento de la problemática, temor al compromiso o la exposición judicial o cuestiones simplemente económicas. Tampoco existen controles de las entidades formadoras, al punto que cualquier profesional psicólogo puede ser perito de control en casos de abuso, y pago mediante, intentará justificar por cualquier medio la posición del denunciante o de la supuesta víctima según sea el caso. He intervenido en causas de abusos sexuales incuestionables, con evidencias físicas a la vista, en las que los peritos de parte del acusador han tratado de poner en duda el hecho o justificar con algún argumento psicopatológico lo indefendible, así como en otros casos he visto avalar denuncias de hechos de victimización inexistentes. A veces no es la búsqueda de la verdad real el objetivo de intervención, sino los intereses de las partes, las opiniones no se concensúan y todo parece un campo de batalla en el que, denunciados y denunciantes, cada uno con su equipo, intentará medir fuerzas y ganar. Junto a la emergencia de este milenario problema en el orden público, empieza a aparecer una industria paralela de la denuncia, que otorga dinero, prestigio o rédito personal, así como en lo público, la creación de Programas, Direcciones, Observatorios, etc, sirven para demostrar la preocupación del gobierno de turno por esta importante problemática de Derechos Humanos, cuando en realidad, las verdaderas medidas que deberían tomarse que son la Prevención o la atención de las víctimas en el ámbito de Salud Pública, siguen ausentes.

Como ocurre cuando un tema postergado sale a la luz, es común que se generen errores y excesos de todo tipo. Creo que el abuso sexual a menores, no está siendo abordado con seriedad. No se puede judicializar cualquier sospecha, ni apartar, procesar o privar de la libertad y luego investigar como prevee la nueva Ley ni utilizar la ley como estrategia de exclusión, ni ocultar su existencia por razones de prestigio, y menos aún transformar la emergencia de un problema milenario que sale a la luz en una caza de brujas. El abuso sexual a menores es un hecho cotidiano y no lo podemos permitir pero debemos abordarlo con seriedad y no en forma taquillera, apresurada, ignorante o sesgada ideológicamente. La demanda y asignación excesiva a la Psicología para que brinde pruebas de credibilidad en tan complicado delito, promueve actitudes soberbias y omnipotentes en muchos colegas, concientes de que sus opiniones serán decisivas en procesamientos y fallos. La duda no se explicita porque es sinónimo de inseguridad científica. Es largo todavía el camino por andar en esta temática. Así como se han creado Juzgados de Violencia Familiar, se deberían crear equipos interdisciplinarios específicos en el tema dentro de los ámbitos jurídicos, con formación idónea. Los ámbitos hospitalarios deberían contar todos con equipos de abordaje específico, conformados en Unidades de Violencia Familiar y Abuso sexual para recupero de las víctimas, no sólo de los daños del abuso sino del desgaste que implica el deambular por ámbitos jurídicos en pos de justicia. Los Colegios profesionales deben regular la actuación de los profesionales en estos casos, para evitar las malas praxis que en estos casos generan daños irreversibles. Y sobre todo tener claro que la solución no pasa por judicializar la violencia sexual, sino por fomentar la prevención social del problema a los fines de evitar su ocurrencia. Si creemos en las estadísticas, a cerca de que alrededor del 30 o 40% de la población infantil es abusada sexualmente, el tema adquiere no solo características de urgencia, sino que se transforma en un problema de tal dimensión social que obliga a la sociedad toda y especialmente al Estado, a hacerse cargo cuanto antes, porque su existencia compromete el futuro de niñas y niños que de no mediar una acción concreta de protección, repetirán la cadena transgeneracional del abuso. Las denuncias están a la orden del día, la prevención seria sigue ausente, pareciera que cuesta

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explicar a la población lo que no se tiene claro o es preferible rasgarse las vestiduras cuando aparece un caso en la prensa en vez de revisar el discurso hipermoralista y de doble fachada que atraviesa a la sociedad incluidos los operadores encargados de develar y sancionar tan compleja y singular problemática. n

1. Psicoterapeuta de niños víctimas. Ex Coordinadora de Salud Mental del Comité de Maltrato del Hospital Infantil. Formadora docente en Violencia contra el Menor y Abuso Sexual (Programa de Violencia Familiar del Ministerio de Justicia, Univ. Blas Pascal, Siglo XXI, otros)

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El matrimonio igualitario. Una mirada desde el Psicoanálisis

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sistimos en el presente a un debate que a pesar de lo joven de nuestro siglo parece por momentos presentarse como El debate del siglo, al menos en nuestro país. En los últimos días y a raíz de del inicio de la discusión parlamentaria para la sanción de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, se han sucedido en los medios un sinnúmero de noticias, de manifestaciones y argumentos tanto a favor como en contra de la sanción de dicha ley, llegando a establecerse la discusión mediante la oposición dicotómica de si estamos a favor o en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo y luego, pero ya para ello hay que dar muestras de cierto aire de superación, si estamos o no a favor de la adopción de niños en dichos matrimonios. Ahora bien, más allá de las consideraciones legales que no son mi especialidad, de las que sólo me atrevo a decir que humildemente me parece que un Estado debería garantizar igualdad de derechos para todos sus habitantes sin distinguir según su condición sexual, religiosa, étnica, económica o la que fuere, creo sinceramente, que tal vez el debate debería echar mano de algunos saberes que tienen su tiempo en nuestra cultura y que inclusive en algunos aspectos han pasado al estado de la Doxa incluso en perjuicio de su utilización específica.

Lic. Guillermo Agüero. Psicoanalista. Lic. en Psicología UNC. Docente de postgrado UNC.

Me refiero a lo que por ejemplo un señor llamado Sigmund Freud decía en 1905: “La opinión popular tiene representaciones bien precisas acerca de la naturaleza y las propiedades de esta pulsión sexual. Faltaría en la infancia, advendría en la época de la pubertad y en conexión con el proceso de maduración que sobreviene en ella, se exteriorizaría en las manifestaciones de atracción irrefrenable que un sexo ejerce sobre el otro, y su meta sería la unión sexual o, al menos, las acciones que apuntan en esa dirección. Pero tenemos pleno fundamento para discernir en esas indicaciones un reflejo o copia muy infiel de la realidad; y si las miramos más de cerca, las vemos plagadas de errores, imprecisiones y conclusiones apresuradas.1” (Freud, 1905: ) Podríamos continuar con numerosos párrafos del mencionado texto freudiano, ya que no creemos equivocarnos si sostenemos que todo ese texto en realidad parece concebido para distanciarse de la opinión general sobre la sexualidad humana al tiempo que romper con supuestas verdades que el saber popular sostenía en la época casi al nivel de mitos, esto es que la sexualidad no existe en la infancia, que lo que aparece

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como preferencias sexuales deben ser consideradas monstruosidades o aberraciones y que la adolescencia establece el inicio del la sexualidad en el ser humano. Asombra sin embargo ver que, si bien nuestra cultura asimiló muchas de las ideas freudianas incluso las incluyó en el acervo de la opinión generalizada, como por ejemplo: que la sexualidad comienza en la infancia y que lo que aparece como una supuesta desviación con respecto a una supuesta normalidad en realidad puede ser inscripta en la lógica misma de la sexualidad humana, no a la manera de una monstruosidad o una aberración sino como uno más de los desenlaces posibles, al mismo tiempo, decía, asombra que lo sustancial de dicha teoría no haya sido asimilado. Me refiero al hecho puesto de manifiesto de mil maneras por la teoría psicoanalítica de que la sexualidad no es algo que esté garantizado por la anatomía y la fisiología. Esto es que la anatomía no es el destino, para los que hablamos. Ello nos permite pensar que a nivel de nuestra especie, no es lo mismo el sexo anatómico, que la sexualidad y que la posición subjetiva sexuada, siendo esta última la resultante de todo un proceso de constitución de nuestra condición de sujetos, ya que como nos enseña, también el psicoanálisis y la antropología estructural, la naturaleza humana, es la cultura. Además, pocas veces es tan claro Freud como cuando a lo largo de toda su obra insiste en el hecho -incluso por momentos, pareciera que a su pesar- que lo más cambiante, lo más lábil es el objeto de la pulsión sexual, incluso en el párrafo citado es tajante, cuando dice que entender así la sexualidad es “cometer errores, imprecisiones y conclusiones apresuradas”. Porque si lo que dijo Freud tiene algo de verdad, las pulsiones sexuales en el hombre son siempre parciales, esto es no hay la unificación de la pulsión sexual tendiente a la unión hombre mujer para procrear. A ello hay que sumar el hecho que no sólo la pulsión es siempre parcial sino que además se satisface sobre el propio cuerpo, como nos lo enseña la obra de Lacan, siguiendo a Freud. Esto incluso le llevó al famoso psicoanalista francés a afirmar la inexistencia de la relación sexual, en el sentido en que al nivel del significante no hay nada que diga de la relación-proporción sexual, esto es, que al nivel del inconsciente podríamos decir, no podemos distinguir entre masculino y femenino. Una cosa es la anatomía que, como ya afirmamos, para la condición humana no es el destino. Otra es la

sexualidad que dicho brevemente es con quién cada sujeto, y si es que, elige ejercer su sexualidad. Y otra es la condición subjetiva sexuada que es fruto de una, por momentos insondable decisión del ser y que tiene que ver con nuestra constitución como sujetos o con el proceso que nos permitió constituirnos como sujetos. Entonces, la anatomía no puede venir en auxilio del planteo que nos ocupa, ya que haber nacido anatómicamente hombre o mujer no garantiza nada a la hora de asumir nuestra condición de sujetos sexuados. Por otra parte, el ejercicio de la sexualidad en nuestra cultura es reservada, por leyes de convivencia, al ámbito de la intimidad y como reza en nuestra carta magna, las acciones privadas de los hombres, están reservadas al juicio de dios y exentas del juicio de los magistrados, por lo que no puede ser objeto de consideraciones jurídicas o legales. Nos queda nuestra condición subjetiva que es única en cada uno de nosotros, desconocida para nuestra conciencia y en tanto que tal no entra en consideración para distinguir en relación a ella. Todo esto tiene que ver con nuestra propia condición humana,- estructura podríamos decir - eso tan particular que somos en tanto mezcla de carne y lenguaje, y que trae como consecuencia el hecho de que para nuestra especie la sexualidad no esté gobernada por el insitito como ocurre con los animales. Entonces, para ser directos, con quienes decidimos ejercer nuestra sexualidad, no es una materia para el debate jurídico o legislativo. Además, si lo que les preocupa a nuestros gobernantes y a las instituciones de la comunidad son los niños de hoy y los por venir, creo que ellos mismos en tanto estado y organizaciones de la comunidad tienen a su alcance todos los mecanismos de regulación, control y asistencia para evitarles los posibles daños. ¿Cuántos niños debería ser resguardados de padres abusadores, maltratadores, que los abandonan, que no los asisten?, y eso sin importar su condición sexual. Y, si de lo que se trata es de los derechos de las personas que libremente deciden compartir una vida me parece completamente justo que el Estado garantice la igualdad de derechos para todos. Entonces el problema no pasa por si pueden casarse y adoptar o procrear hijos dos personas del mismo sexo. Ya que dicha condición no implica una patología o aberración como se creía antes de Freud en 1900, como verán, ¡estamos al día!

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El matrimonio igualitario. Una mirada desde el Psicoanálisis.

Hay cuestiones patológicas que tiene que ver con rasgos de carácter o estructura que van más allá de las elecciones sexuales que realice una persona y son esas las peligrosas, tanto para la convivencia como para el ejercicio de la paternidad o maternidad, pero para ellas no podemos orientarnos por las elecciones sexuales de las personas. No debemos olvidar que a Adolf Hitler lo criaron en una familia tradicional de la época. Por último quería rescatar las palabras del actor y director argentino Pepe Cibrián cuando relata lo que su padre le dijo cuando le planteó su condición sexual, ya que dichas palabras encierran algo de la verdad que nos enseña el psicoanálisis: “hombre se es en la vida, no en la cama”. n

Bibliografía • Freud, S. Tres ensayo para una teoría sexual. Amorrortu Editores. Buenos Aires 1986. • Lacan, J. El seminario. Libro 20 Aun. Editorial Paidós. Buenos Aires 1998. • Soler, C. La maldición sobre el sexo. Editorial Manantial. Buenos Aries 2006.

1. El resaltado es nuestro.

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Hombres y mujeres ¿sólo un problema de rosa y azul?

Introducción “Cuando hacemos una aproximación históricosocial a la producción de nuestra existencia es problema central determinar qué es lo que tomamos como unidad de análisis. La posición liberal comporta tomar como unidad de análisis al individuo(…) Pero como nuestra producción no es sólo física, sino que también es emocional y simbólica, y dado que además las relaciones que hacen posibles nuestras vidas nos preceden y permanecen después de nuestra muerte, es posible considerar que la unidad mínima sea ese conjunto de relaciones, “la sociedad”. En este caso cada ser humano sería el producto de un cierto orden social, hablaría de un lenguaje recibido, desearía lo que bajo ciertas condiciones se hace deseable, haría lo que corresponde al lugar que tiene asignado y ya no se le podría considerar la unidad básica de la sociedad” (Izquierdo, 1998, p.202)

C

onsideramos como muy importante poder abordar el trabajo de los roles1 masculino y femenino desde una concepción estructural, entendiendo la construcción de dichos roles acorde con la formación económico-social que les da lugar. Esto nos permite descifrar la alta ingeniería, que en la lógica del Capital, conllevan los roles asignados-

La formación del sujeto que somos. Capitalismo, relaciones sociales y vida cotidiana Dra. Mirtha Cucco García

asumidos masculino y femenino, pudiendo tomar como un ejemplo paradigmático lo que hemos llamado “el rol del hombre trabajador” y el rol de la mujer de “ama de casa”. Partimos de la base de que no hay personas o cosas a las que se agreguen cualidades por estar en el sistema capitalista, sino que la relación capitalista es a condición de estar mediada por personas y cosas capitalistas. Así, la conciencia mitificada de los capitalistas es una condición del funcionamiento de una economía capitalista. Castoriadis (1989, p.310) nos alerta acerca de que hay que cuidar, cuando Marx habla de la relación entre personas mediadas por cosas, de no entender estas relaciones como algo “exterior” o agregado a las personas y a las cosas, que serían idealmente definibles con independencia de su inserción en ese tipo de relaciones. Será necesario determinar entonces, el proceso que genera realidad e individuos afines a ella, aptos para reproducir un orden dado. Será necesario dar cuenta de la relación entre una formación económico-social y el devenir subjetivo. Será necesario entender cómo se “fabrica el hombre y la mujer capitalista”. Será necesario identificar en la vida cotidiana nuestros comportamientos para no luchar por la autonomía, a la vez que en la cotidianidad de nuestras vidas reproducimos dependencia. Para ello nos es de gran utilidad comprender el papel que cumplen las formaciones imaginarias sociales

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Hombres y mujeres ¿sólo un problema de rosa y azul?

en la institución de la sociedad, ya que no sólo se trata de un modo de producción económica, sino de un modo de producción social. Lo que instituye, materializa y hace posible una sociedad está dado por la estructura de unas relaciones materiales, junto a la producción de universos de sentido que dice que “las cosas son como son” (por ejemplo: un billete de 10 es un objeto real, papel emitido por el estado, que tiene un carácter simbólico ya que representa un poder adquisitivo, y esto conlleva un nivel imaginario. Se debe participar de ese imaginario para dotar a ese “real” de una entidad particular). Así, desde la articulación de un universo de significaciones imaginarias sociales que operan como corrientes de sentido, se puede regular el comportamiento de las gentes. La institución familiar es un ámbito privilegiado para realizar, paso a paso, este disciplinamiento de los comportamientos. Siempre, por lo tanto, todo lo que una sociedad establece como real conlleva una carga imaginaria. Aquello asumido como realidad social (“el empresario crea puestos de trabajo”, “siempre existieron los pobres”, “esto es natural de las mujeres”, “los hombres son egoístas por naturaleza”, etc.) conlleva una interpretación colectiva solidificada socialmente y arraigada en las subjetividades. Al respecto Castoriadis (op. cit., p.308) dice: “Cuando Marx plantea ‘una máquina no es en si misma más capital que el oro en si mismo moneda’, aquí, del mismo modo que cuando habla del carácter fetiche de la mercancía, aquello en lo que pensaba sin nombrarlo, era lo que nosotros llamamos significaciones imaginarias sociales”, agregando que “para que el oro se convierta en moneda es menester un desarrollo histórico-social, que a partir de las formas embrionarias de intercambio, conduce a la institución del equivalente general”. El capitalismo emerge indisolublemente unido a la alteración de los individuos, de las cosas, de las relaciones sociales, de las instituciones. La sociedad busca entonces, instituir interpretacio-

nes dominantes que se arraiguen en las subjetividades, intentando clausurar todo intento de interrogación, dado que esto entraña el riesgo de cuestionar las certidumbres sobre las que se asienta su identidad. Esta institución de las significaciones instaura las condiciones de lo factible, y mantiene unida a una sociedad, en el plano de la subjetividad colectiva. Así toda formación económico-social “sujeta” su orden. Pero cabe decir también, que la sociedad es intrínsecamente historia y frente a lo instituido, se pueden operar nuevos procesos instituyentes. En este sentido, queremos rescatar la vida cotidiana como un lugar privilegiado para la intervención de estos procesos. A pesar de ser considerada con cierto desdén como lugar de mera empiria, es imprescindible su estudio toda vez que se quiera comprender la interrelación entre el mundo económico-social y la vida humana. La vida cotidiana es el espacio idóneo para observar: • Cómo se materializa una formación económicosocial dada. • Cómo se instituyen sujetos acordes a ese orden dado. • Cómo se invisibilizan los malestares que genera, dándoles status de normales y dejándolos sujetos a una queja sin análisis ni consecuencias, conformándose el estado de conformismo generalizado. La Psicología Social, desde la perspectiva de Enrique Pichon Rivière, se inscribe en la crítica de la vida cotidiana. Ésta implica (Pampliega de Quiroga, A. & Racedo, J., 1993, p.13) “el análisis del destino de las necesidades de los hombres en una formación económico-social determinada”. Según estas autoras, permite estudiar las lógicas que articulan la sociabilidad, el sistema de significaciones y los mecanismos con los que el sistema social produce los sujetos ideológicos buscados para su continuidad y desarrollo. Y accediendo a una mejor comprensión de las lógicas que articulan la cotidianidad, del tipo de sociabilidad, del sistema de significaciones, se estará en mejores condiciones de dar cuenta de la configuración social del sujeto, para poder abordarlo en sus condiciones concretas de existencia. La explotación capitalista ha cambiado las estrategias de siglos anteriores, por la estrategia de una alienación cada vez más generalizada, por cotidiana, que encubre la conciencia de la explotación a través de la

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estructuración y programación de la cotidianidad. Por tanto, desarrollar un nivel de intervención de la vida cotidiana se hace hoy, más que nunca, imprescindible. Por otra parte, el estudio de los procesos grupales también se hace esencial, toda vez que constituyen el lugar de génesis y neogénesis de los sujetos. Son un eslabón perdido desde la ideología dominante, y junto al nivel institucional conforman los espacios de intermediación entre una formación económico-social y la subjetividad.

Más allá del rosa y del azul: Los Supuestos Falsos Una larga y rica experiencia acompaña los planteamientos anteriores, en el intento de comprender el sujeto que somos, qué conlleva ser hombres y mujeres enteramente capitalistas y comprender también las posibilidades de transformación, en tanto reconocemos la capacidad instituyente. Así, la Metodología ProCC ya desde los años 80, viene abordando la problemática de los roles masculino y femenino desde la implementación de diversos Programas ProCC: “La mujer y su problemática actual”, “El rol de hombre. Una problemática silenciada”, “Escuela para padres”, “Hombre-mujer. Encuentros y desencuentros”, “Adolescencia. Su problemática actual”, etc. Desde dicha experiencia de trabajo hemos llegado a la conceptualización de los Supuestos Falsos, esquema de interesante potencia explicativa, que no pretende en ningún caso desmerecer la complejidad del tema que nos ocupa. ¿Por qué su nombre? Porque como objetivación de significaciones imaginarias sociales son reales, pero “falsos” si los consideramos construcción social que es intrínsecamente historia y, por tanto, sujeta a la acción de nuevos procesos instituyentes. ¿Por qué hablamos de ventaja-desventaja como punto de partida? Porque partiendo de las significaciones imaginarias sociales instituidas a los papeles propios de la construcción hegemónica capitalista, observamos que se adjudica al papel de la mujer el lugar de la desventaja, frente al del hombre al que se le adjudica la ventaja. Nos centramos por tanto en estos conceptos (“ventaja”–“desventaja”-V/D) como herramienta explicativa facilitadora2.

Desarrollamos a continuación los presupuestos básicos de los Supuestos Falsos, para luego presentar un esquema. Con el surgimiento de la burguesía y en los albores de la construcción capitalista el hombre”libre” despojado de su pertenencia a la tierra, de los lazos comunitarios y de sus instrumentos de trabajo, deberá vender su fuerza de trabajo al mercado, siendo él mismo mercancía3. Queda a su vez a expensas de nuevas significaciones imaginarias sociales articuladoras de una subjetividad que permita construir y reproducir el nuevo orden en ciernes: las propuestas por el individualismo metodológico, y las propuestas por la lógica del capital que necesita un “hombre-trabajador” que enajene su “ser humano” en su “ser trabajador asalariado”. Como decíamos más arriba “la relación capitalista es a condición de estar mediada por personas y cosas capitalistas”. Pero también hacía falta que ese “hombre-trabajador-eficaz” invierta las migajas recibidas como salario, que en nada representan el producto de su trabajo, para que pueda regresar “comido y planchado” nuevamente al mercado. Sin embargo, la extenuación de su jornada y la alienación del trabajo llevaban a este hombre a “malgastar” su salario en el “barril” (cerveza). Situación peligrosa también por la posibilidad de que hombres juntos pudiesen alimentar gérmenes de rebelión. Este hombre debería ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Pero, ¿cómo lograrlo? Se hizo necesario buscar alguna solución. Y allí está la creación del “ama de casa”, que cual policía al interno de “lo privado” sabrá administrar “ese sobre” para que su hombre mantenedor vaya dignamente comido y vestido a venderse, y para a su vez preparar a los “futuros asalariaditos”, los hijos. Esta burda realidad material, que en palabras de Marx constituye hoy “el terror civilizado”4, necesitaba de un soporte de significaciones imaginarias sociales5 que digan que las cosas son como son atribuyendo una entidad a lo real para conseguir un grado de clausura en los papeles instituidos al hombre y a la mujer. Se necesitó: • Crear el modelo de “las medias naranjas” para dulcificar esta realidad de dos al servicio de la reproducción del capital. • Se necesitó colocar un lugar de superioridad y un lugar de inferioridad, que los mantenga unidos desde un conflicto larvado por la dependencia a su vez

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asignada a ambos. • Se necesitó crear una conciencia de necesariedad de esa dependencia (ella administrará un sobre que”no gana”-trabajo invisible- y él ganará un sobre que no deberá administrar en lo cotidiano; ella necesitará un hombre que la mantenga, él una mujer que “lo recoja” articulándole los movimientos de su vida cotidiana; ella cuidará del hogar, será su feudo y ella su reina, él vivirá el mundo del trabajo para ser un buen proveedor; ella estará en el ámbito privado, él en el ámbito público, etc.). Esta dependencia debería quedar a su vez sujeta a una narcisización que emule la autoestima de cada uno. Léase “es una buena mujer porque es decente, limpia, hacendosa, de buena familia, religiosa, sumisa, discreta, de su hogar, una madre que dará todo por los hijos”; “es un buen hombre porque es trabajador, sin vicios, que ya tuvo sus experiencias”. Era necesario invisibilizar la alienación y generar resignación naturalizando estas formas de relación6. Todas las restantes formas de riqueza humana quedarán supeditadas bajo la forma de mercancía. Así se articuló lo que hemos dado en llamar el Modelo-materno-paterno-filial, que representamos con dos sillas de espaldas ambas encajadas y en equilibrio, donde si una se mueve se cae toda la estructura. La que representa a la mujer se visualiza con un peso, la que representa al hombre, no. Esta estructura difícil de montar, queda sin embargo solidificada por años desde un pacto de sangre y de renuncia a ser humanos autónomos, verdaderos ciudadanos políticos. El peso de la mujer, como señalamos, se visibiliza. El lugar de la desventaja que implicó asignarle la inferioridad se compensó con otorgarle un poder como es hacer de su casa un feudo, de sus hijos propiedad privada y del hombre su posesión, que no es igual que compartir el cuidado de una casa como lugar de contención, ayudar a crecer a unos hijos y compartir la vida con un hombre. Este poder que le otorga muchos be-

neficios secundarios frente a la dominación del hombre (tener la sartén por el mango en muchas situaciones, la mano izquierda con que consigue cosas, etc.) le significa naturalmente un peso, frente al cual puede quejarse. Frente a esta situación las salidas pueden oscilar entre: • Una salida de círculo vicioso, en la cual se queja del peso en tanto síntoma, pero naturalizándolo y sin cuestionar el Supuesto Falso. • La propuesta de cambio centrada en hacer lo que antes envidiaba al hombre asumiendo su papel como modelo (que también está sujeto a las lógicas de la sociabilidad capitalista) Se rescata la independencia económica pero sin cuestionar la necesidad de desarrollar protagonismo en la construcción social. Se busca una igualdad centrada en la competencia y la rivalidad negadora de diferencia. Lo dicho no significa negar el valor transicional de los incontables logros en los procesos de liberación de la mujer, sino plantear la necesidad de poder dimensionarlos desde la recuperación de los lugares expropiados, que en muchos de los planteamientos no se ponen en cuestión. • La satisfacción por el avance centrado en la participación de ambos en el trabajo asalariado, doméstico y de cuidados, en la autosuficiencia de la mujer, etc., pero sin poner en cuestión la propuesta de trabajo capitalista, y la igualdad en la diferencia. En relación a estas salidas del problema nos planteamos la necesidad de cuestionar el propio Supuesto Falso y recuperar lo expropiado desarrollando la capacidad instituyente. Esta lectura nunca ha de ser parcial siendo necesario elaborar ambos Supuestos Falsos a la vez, el del hombre y el de la mujer. Si esto no es así se incrementarán y se afianzarán en una nueva dimensión los presupuestos de los Supuestos Falsos, aumentando el resentimiento hacia el hombre, ya que desde lo asignado su problemática es silenciada haciéndose visibles sólo los privilegios, frente a los que aumenta el dolor de la mujer. Con la comprensión de los Supuestos Falsos se despojan las defensas construidas desde lo instituido, y se interpelan los propios pilares que sostienen la identidad, y esto es costoso y genera resistencias, pero es el camino que posibilita la construcción de alternativas. ¿Y qué pasa con “la silla” que no tiene peso? ¿No

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lo tiene o se ha invisibilizado para poder sostener atrapados al hombre y a la mujer en el sistema de dominación, donde hay uno que domina, otra que es dominada y así se desfocaliza7 la lucha y se desdibuja la dominación de ambos por la lógica del capital? Al hombre se le reconoce una superioridad, pero con la paradoja de colocarlo en el lugar de poderlo todo “porque es un hombre”, a la vez que se le expropia: • La capacidad de aprender (“hasta el valor se le supone”). • La capacidad de articular los movimientos de la vida cotidiana. • La capacidad de conectar con pliegues de la subjetividad (trabajar los afectos, expresar sentimientos, etc.). • La paternidad. • El cuerpo (enajenación y disociación). Siempre en riesgo. • La sexualidad saludable. Queda así convertido en lo hemos dado en llamar Supermán con pies de barro. Para compensar el grado de enajenación que supone ser hombre = trabajador = mercancía, respondiendo a los fines capitalistas, se le otorgan privilegios que lo colocan en una situación de poder respecto a las mujeres. Pero su inserción en el mercado de trabajo con el rol asignado de sostén familiar le acarrea un fuerte peso y deterioro. Frente a ello, el hombre tiene vedada la queja desde su rol asignado de su “ser fuerte” y desde la culpabilidad frente a sus privilegios. Esto sentará las bases de una problemática silenciada. La mayor perversión que se esconde detrás de la problemática del varón, es su propia cosificación en tanto “ser trabajador-mercancía”, que queda tan abrochada como tuerca del engranaje del funcionamiento capitalista, que implica una boca sellada. De ahí la problemática silenciada de un hombre en riesgo. Izquierdo siguiendo a Marx dice (1998, p. 231): “Bajo el capitalismo, el trabajador ya no es un ser humano que trabaja, sino mercancía – fuerza de trabajo, capacidad abstracta de trabajar. El “trabajo necesario” de la “fuerza de trabajo” es aquel trabajo abstracto, socialmente necesario, que le permite a “la fuerza de trabajo” existir como fuerza de trabajo, no como ser humano. No cabe hablar de trabajadores, y mucho menos de seres humanos que trabajan, sino de capacidad abs-

tracta de trabajar, haciendo abstracción del trabajador a quien pertenece y de las condiciones familiares en que la misma se ha producido”. Frente a esta situación las salidas pueden oscilar entre: • Callar y aguantar sin cuestionar el Supuesto Falso. Refugiarse en el bar, aumentar su exclusión del ámbito doméstico8. • Asumir una propuesta de cambio donde no reclama nada, más bien se siente reclamado a hacer lo que antes la mujer le reprochaba, haciéndose cargo de nuevas responsabilidades, sin una lectura crítica de su problemática, lo que conlleva más niveles de omnipotencia. • Considerar haber avanzado al participar junto a la mujer compartiendo trabajo asalariado, doméstico y de cuidados a pesar de sentirse confuso, perdido y silenciando su problemática. En relación a estas salidas, al igual que frente al Supuesto Falso de la mujer se hace necesario trabajar hacia el desarrollo de la capacidad instituyente recuperando lo expropiado. Cuando se trabaja la problemática del hombre las mujeres suelen dar una nueva vuelta a su problemática con un fuerte impacto, ya que al tomar conciencia de la problemática silenciada del varón, definitivamente no pueden seguir sosteniendo la esperanza de que su cambio dependa de que “la ayude” aquel al que no le pasa nada, ya que “sí le pasa” y el problema se focaliza de diferente modo, sin menospreciar lo que de dominación entre ambos queda por trabajar, ya que el Supuesto Falso es real como dijimos, en tanto materialización, objetivación de una realidad material de dominación. Por otra parte, los hombres se sorprenden y emocionan con el des-ocultamiento de su problemática silenciada expresando, en muchas ocasiones, que es la primera vez que han podido penetrar en algo que les concierne tanto y que está, sin embargo, tan oculto. Esta posibilidad de descorrer los velos de lo asignado en ambos roles genera mucha potencia al interno del cambio que cada uno debe asumir, a la vez que facilita que se desarrollen vínculos solidarios entre hombres y mujeres para enfrentar una lucha común. Consideramos que una lectura de los roles asignados-asumidos desde esta perspectiva estructural, es imprescindible toda vez que se quiera operar cambios revolucionarios.

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Hombres y mujeres ¿sólo un problema de rosa y azul? SUPUESTO FALSO DE LA MUJER D

MUJER” MACHACONA” Se queja del peso sin cuestionar Supuesto Falso. Circulo vicioso, pues para soltar el “Peso” debe también soltar el Poder.

INFERIORIDAD

V EXPROPIACIONES

Comprensión de que ser mujer es muy hermoso. Capacidad de valorar que tiene un útero fecundo y también una vagina. Capacidad de valorar que el placer es su derecho sin la estrechez como consigna. Capacidad de apropiarse de lo intelectual que también le pertenece. Posibilidad de acceder a otros espacios sociales más allá de la familia.

C O M P E N S A C I O N E S

Casa (feudo, en lugar de cuidar una casa, lugar de contención) Hijos (propiedad privada, en lugar de ayudar a crecer a unos hijos) Marido (su posesión, en lugar de compartir la vida con un hombre)

MUJER “PROGRE” El cambio se basa en hacer lo que envidiaba al hombre.

PESO

QUEJA

MUJER “AUTOSUFICIENTE” Frente a la dificultad de sostener el trabajo de dentro y fuera, asume ambos o renuncia a la vida en pareja o a la maternidad jerarquizando un supuesto “desarrollo individual” Se siente autoabastecida. Predominan los vínculos light ALTERNATIVA DESDE LA PROPUESTA DE LA METODOLOGÍA ProCCCambios centrados desde el cuestionamiento del Supuesto Falso y la recuperación de lo expropiado.

PODER

beneficio secundario

HOMBRE “PERIÓDICO”– Calla y aguanta.

SUPUESTO FALSO DEL HOMBRE V D

SUPERIORIDAD

EXPROPIACIONES

Capacidad de aprender (“hasta el valor se le supone”). Capacidad de articular los movimientos de la vida cotidiana. Capacidad de conectar con los pliegues de su subjetividad (trabajar los afectos, expresar sentimientos, etc.). Paternidad. Cuerpo (enajenación y disociación). Siempre en riesgo. Sexualidad saludable.

C O M P E N S A C I O N E S

privilegios reales otorgados

PODER

Resumen a modo de breve: esquema explicativo Supuesto Falso de la mujer: Desventaja. Situación de inferioridad con las expropiaciones realizadas a la mujer, propias de la sociabilidad capitalista. Compensaciones. Se plantea cómo, para conseguir un grado de clausura en el papel instituido de la mujer, se le adjudica un poder centrado en hacer de su casa un feudo, de sus hijos propiedad privada y del

HOMBRE “PROGRE” – Sensible a la problemática, quiere cambiar, pero no reclama nada, más bien se siente reclamado a hacer lo que la mujer antes le reprochaba.

PESO

CALLA 1. Porque sus superioridad no le permite quejarse. 2. Porque siente culpa por los privilegios que tiene.

HOMBRE “PERDIDO” – Frente a la autosuficiencia de la mujer está perdido en su lugar y su función. Se siente prescindible. Predominan los vínculos light. ALTERNATIVA DESDE LA PROPUESTA DE LA METODOLOGÍA ProCC - Cambios centrados desde el cuestionamiento del Supuesto Falso y la recuperación de lo expropiado.

hombre su posesión, en lugar de vivir una casa en tanto lugar de contención compartido, de ayudar a crecer a los hijos y de compartir la vida con un hombre. Peso-queja: La situación anterior le trae junto al beneficio secundario de detentar un poder, un nivel de peso y agobio, frente al cual se legitima como atributo muy femenino, la queja. Frente a esta situación las salidas pueden oscilar entre: • Una salida de círculo vicioso, en la cual se queja del peso en tanto síntoma, pero naturalizando y sin cuestionar el Supuesto Falso. • La propuesta de cambio centrada en hacer lo que an-

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tes envidiaba al hombre asumiendo su papel como modelo (que también está sujeto a las lógicas de la sociabilidad capitalista). • La satisfacción por el avance centrado en la participación de ambos en el trabajo asalariado, doméstico y de cuidados, en la autosuficiencia de la mujer, etc., pero sin poner en cuestión la propuesta de trabajo capitalista, y la igualdad en la diferencia. En relación a estas salidas del problema se plantea la necesidad de cuestionar el propio Supuesto Falso y recuperar lo expropiado desarrollando la capacidad instituyente.

Supuesto Falso del hombre: Ventaja. Situación de superioridad con las expropiaciones realizadas al hombre propias de la sociabilidad capitalista (Primera parte del cuadro explicativo). Se da la paradoja de colocar al hombre en el lugar de poder con todo, a la vez que se operan estas expropiaciones, lo que configura lo que hemos dado en llamar “Superman con pies de barro”. Compensaciones. Para compensar el grado de enajenación que supone ser hombre = trabajador = mercancía, respondiendo a los fines capitalistas, se le otorgan privilegios que lo colocan en una situación de poder respecto a las mujeres. Peso-queja. Su inserción en el mercado de trabajo con el rol asignado de sostén familiar le acarrea un fuerte peso y deterioro. Frente a ello el hombre tiene vedada la queja desde su rol asignado de su “ser fuerte” y desde la culpabilidad frente a sus privilegios. Esto sentará las bases de una problemática silenciada. Frente a esta situación las salidas pueden oscilar entre: • Callar y aguantar sin cuestionar el Supuesto Falso. • Asumir una propuesta de cambio donde no reclama nada, más bien se siente reclamado a hacer lo que antes la mujer le reprochaba, haciéndose cargo de nuevas responsabilidades, sin una lectura crítica de su problemática, lo que conlleva más niveles de omnipotencia. • Considerar haber avanzado al participar junto a la mujer compartiendo trabajo asalariado, doméstico y de cuidados a pesar de sentirse confuso, perdido y silenciando su problemática.

En relación a estas salidas, al igual que frente al Supuesto Falso de la mujer, se hace necesario trabajar hacia el desarrollo de la capacidad instituyente recuperando lo expropiado.

Esquema de los Modelo Materno Paterno Filial, el del Cambio Parcial y algunas características de perfiles posmodernos Retomando los Supuestos Falsos podemos ver diferentes articulaciones vinculares que conforman “modelos” de relación. Hablamos de modelos pero alejándonos de cualquier intento reduccionista que pretenda encasillar la realidad en determinados constructos teóricos ideales. En el decir de Castoriadis (1989, p.324), ningún individuo tiene necesidad, para ser individuo social, de representarse la totalidad de la institución de la sociedad ni podría hacerlo, tampoco representa una media, y puede ser equivalente efectivo de manera compatible, coherente, convergente, incluso conflictual. De este modo los Indicadores Diagnósticos de Población (IDP) que nos permiten articular estos modelos, no representan una “media” de una determinada significación imaginaria. Por ejemplo, una actitud del rol de “mujer imprescindible” en una determinada mujer, no representa la media de capacidad de imprescindibilidad que figura como “mandato” presente en el imaginario social. Así junto a algo que interpela de modo común a las mujeres (como “falta la sal en la mesa”), cada mujer puede asumir la imprescindibilidad de “manera compatible, coherente, convergente e incluso conflictual”. Esto también nos permite asumir la complejidad con que los comportamientos se expresan en la vida cotidiana, evitando como señalábamos, tentaciones reduccionistas. Los IDP consisten entonces en la caracterización y sistematización de trocitos de Imaginario social, cristalizados en comportamientos concretos de la vida cotidiana. Implican el análisis e interpretación de indicadores de realidad desde la referencialidad teórica, lo que permite su categorización. Indican el mecanismo de los micro-procesos que operan en lo invisibilizado. Expresan un valor diagnóstico de aspectos de la Normalidad Supuesta Salud, y contienen un valor pronóstico acerca de la viabilidad de los cambios, aspecto de crucial importancia a la hora de establecer estrategias

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de intervención. Están sometidos a su vez a un constante proceso de ratificación o rectificación, partiendo de esta concepción presentamos el modelo Materno Paterno Filial, el del Cambio Parcial y algunas características de perfiles posmodernos.

Modelo Materno-Paterno-Filial Este modelo encarna aspectos nucleares funcionales a los inicios y desarrollo de la lógica capitalista. El papel del hombre y de la mujer pueden ser representados simbólicamente como aspas que se cruzan en un juego donde la mujer está arriba (aspa izquierda) y el hombre abajo (aspa derecha). Ella hace de cuidadora de hombre e hijos (“mi marido como otro niño más”). Luego el hombre está arriba y la mujer abajo (aspa izquierda), él hace de jefe de familia, de sostén y sustento, y ella queda aquí en situación de sumisión y dependencia (de la obediencia al padre a la obediencia al marido). Articulan un modelo que, tomando la metáfora de las “medias naranjas”, implica la complementariedad de un juego de dependencias mutuas. M (gran madre)

H (jefe, padre)

M (“hija”)

H (“hijo”)

El hombre depende de alguien que le cuide para ser trabajador eficaz. La mujer de alguien que la mantenga para poder cumplir su función doméstica y de cuidados (trabajo invisible). El sistema necesita que se necesiten. Ellos están dispuestos a pagar precios muy altos por el beneficio de “seguir juntos”. Sostienen una sexualidad a oscuras, robada al tiempo y al pecado. La mujer está centrada en los hijos, la casa, lo doméstico. El hombre en el trabajo. Ella se queja, pero está muy instalada en su lugar. El calla, aguanta con una falsa conciencia de comodidad.

Modelo del Cambio Parcial: Este modelo recoge las luchas de las mujeres desde sus contradicciones en la búsqueda de la igualdad. Se consiguen logros de trascendencia en el plano de las transformaciones sociales, pero cabe preguntarse ¿de qué igualdad estamos hablando? ¿Dentro o fuera de la lógica del capital? ¿Respetando o negando diferencias? ¿Buscando complementariedad o aumentando la competencia y la rivalidad? ¿Entendiendo la problemática silenciada del hombre o manteniendo el Supuesto Falso de su ventaja? Es un intento de ser “naranja entera” desde la mujer y con la mirada puesta en las supuestas ventajas del hombre. La mujer reclama ayuda, cargada de quejas sobre las tareas, trabaja dentro y fuera, está sobrecargada. El hombre no reclama nada, más bien se siente reclamado frente a lo que las mujeres siempre les reprochaban, queda confundido en la búsqueda de su lugar. Muchas veces hará de “madre de sus hijos”, de “mujer” en la casa. Los dos están agobiados, confundidos, muchas veces en posiciones de rivalidad. Hay un nuevo lugar para los hijos, pautas de crianza “laissez faire” y de pseudo-autonomía.

Indicadores de actualidad que no comportan aún un modelo Estos serían dos modelos que responden a lo históricosocial hegemónico y representan juegos vinculares desde unos roles asignados-asumidos. Junto a ellos, desde las características del neo-liberalismo hegemónico se detectan hoy indicadores importantes que no sostienen aún lo nuclear de un modelo pero su nivel de incidencia va siendo significativo. Podemos hablar de “pareja funcional”, vínculos lights predominando el descompromiso, vacío de proyecto, mujer autosuficiente, hombres perdidos, “solidaridad de sexos” (chico con chico y chica con chica), negación de los hijos, adopciones tardías, etc.

Los procesos de transformación En tanto sujetos producidos, pero también productores, con capacidad instituyente, partimos de la interpelación ¿Cómo transformarnos y transformar la sociedad a par-

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tir de ser hombres y mujeres enteramente capitalistas, construidos con la lógica del capital, o con algún camino recorrido en la interrupción de esta lógica? Partimos de la consideración de que los consensos instituidos no desaparecen fácilmente, y perduran en sus efectos a pesar de los cambios en las condiciones sociales y materiales. Liberarse de los aspectos instituidos que son parte constituyente de nosotros mismos implica, por tanto, dentro de la intervención social realizar acciones específicas y de modo propositivo, ya que supone estar trabajando sobre temas que nos atraviesan de parte a parte (por ejemplo, se puede trabajar una metodología participativa, pero si no se dan las condiciones de reconocimiento y de trabajo de nuestras actitudes autoritaristas aprehendidas, nuestro saber será baladí). Esto nos sitúa en el decir de Brown (1975, contratapa), “en la necesidad de sentar las bases de una praxis que ligue los contextos micro y macro sociales y transforme la realidad interna no menos que la externa”. Nos enfrentamos aquí con una gran asignatura pendiente en el ámbito de la intervención político-social, que tiene que ver con el modo en que se soslaya, cuando no se desprecia como problema menor o sujeto al ámbito de la responsabilidad de cada uno para con su vida, el tema de la propia subjetividad en juego, construida con las mismas categorías de aquello que se pretende transformar. Si los cambios político-sociales no caminan junto a la liberación de la psiquis del individuo, si se apuesta por lo social negando la subjetividad, toda construcción va a ser autoritaria. Consideramos esencial para ello, contar con metodologías de trabajo grupal adecuadas y especificas para el abordaje de los malestares de la cotidianidad, y proponemos la Metodología ProCC y el Método de Grupo Formativo. Desde esta propuesta, sin entrar en niveles terapéuticos, se plantea incidir en el proceso de generar independencia del Imaginario Social instituido, es decir, desarrollar la capacidad reflexiva que implica la capacidad de ponerse en cuestión “más allá de lo permitido por el orden establecido hegemónico no saludable”. Nos planteamos esto como una condición, necesaria, aunque no suficiente, para caminar hacia ser sujetos autónomos, protagonistas del hacer personal/social. n

Referencias • BROWN, B. (1975) Marx, Freud y la crítica de la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu. • CASTORIADIS, C. (1989) La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona: Tusquets. • CUCCO, M. (2006) ProCC: Una propuesta de intervención sobre los malestares cotidianos. Bs. As: Atuel. • CUCCO, M. (1986) “Reflexión sobre algunos indicadores psico-sociales de la estructura borderline”. Revista de Psicoanálisis. Tomo XLIV. Nº 2, marzo-abril, pp.295-299. • CUCCO, M (2004) Un enfoque, una línea de trabajo que intenta penetrar en la comprensión de nuestro SER SOCIAL. Presentado en el seminario “Las bases psicosociales del comportamiento agresivo”. Organizado por la fundación Pablo Iglesias y la Secretaría de la Juventud. Madrid. • CUCCO, M (2004) El Método del Grupo Formativo: Sus Principios Metodológicos. Trabajo presentado en el Primer Taller de Coordinadores de Grupo Formativo. La Habana 2004. • CUCCO, M. (2006) Malestares cotidianos y micromecanismos subyacentes. Los IDP como concepto clave para su comprensión. II Taller Nacional de Coordinadores de Grupo Formativo. La Habana. Cuba. • CUCCO, M. (2007) Hombres y mujeres ¿Sólo un problema de rosa y azul? La formación del sujeto que somos. Capitalismo, relaciones sociales y vida cotidiana. Madrid: Centro Marie Langer. • FERNÁNDEZ, A. (1994). La mujer de la ilusión. Bs. As.: Paidós. • IZQUIERDO, M. J. (1998). El malestar de la desigualdad. Valencia: Ediciones Cátedra. • MARX, K. (1989) Elementos fundamentales para la crítica de la Economía Política-“Grundrisse”. Madrid: Siglo XXI. • MARX, K. (1998) El Capital. Tomo I Volumen I, Tomo I Volumen III. México: Siglo XXI • PAMPLIEGA DE QUIROGA, A. & RACEDO, J. (1993) Crítica de la vida cotidiana. Buenos Aires: Ediciones Cinco.

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Hombres y mujeres ¿sólo un problema de rosa y azul? 1. Hablamos de roles ya que la terminología “género” ha quedado, por un lado, muy subsumida a la visualización de la problemática de la mujer, y porque roles expresa mejor nuestro planteamiento. 2. Consultar Fernández, A. 1994, La mujer de la ilusión, Capítulo 2 La bella diferencia-La diferencia como problema. A modo de acercamiento va la siguiente cita: “En la Episteme de lo Mismo, las categorías desde donde puede ser pensada la diferencia de los géneros se estructura desde una lógica atributiva, binaria y jerárquica. Atributiva en tanto otorga, atribuye a los predicados del sexo masculino la propiedad del modelo humano (Hombre = hombre). El otro género, por lo tanto, se construye en términos de negatividad. Binaria, ya que alterna solo dos valores de verdad, siendo necesariamente uno verdadero y el otro falso (no es A y B, sino que es A y no –A) Jerárquica, en tanto transforma uno de los dos términos en inferior, complemento o suplemento. En tal lógica lo diferente será siempre negativo de aquello que lo hegemónico señala como lo uno y, en tanto l, falso. Versión incompleta de lo uno y, por lo tanto inferior. (Fernández, 1994 p. 39). 3. Marx (2003, El Capital, libro I, Volumen 3, p. 918) nos dice: “Los expulsados por la disolución de las mesnadas feudales y por la expropiación violenta e intermitente de sus tierras – ese proletariado libre como el aire - no podrían ser absorbidos por la naciente manufactura con la misma rapidez con que eran puestos en el mundo. Por otra parte, las personas súbitamente arrojadas de su órbita habitual de vida no podían adaptarse de manera tan súbita a la disciplina de su nuevo estado. Se transformaron masivamente en mendigos, ladrones, vagabundos, en parte por inclinación, pero en los más de los casos forzados por las circunstancias. De ahí que a fines del siglo XV y durante todo el siglo XVI proliferara en toda Europa occidental una legislación sanguinaria contra la vagancia”. 4. “Marx sostiene estas afirmaciones documentándolas. Cita por ejemplo una Ley de 1547, dictada durante el reinado de Fernando VI, según la cual si alguien se niega a trabajar se le condena a ser el esclavo del denunciante por practicar la vagancia. La única obligación de su amo es alimentarlo, si se fuga debe ser marcado en la frente con la letra “S”, y condenado a esclavitud en perpetuidad, y si se vuelve a escapar se le ejecuta. Este tipo de leyes estuvo en vigor hasta inicios del siglo XVIII. En cuanto a la situación en Francia, bajo el reinado de Luis XVI, una ordenanza disponía que si un hombre sano, entre los 16 y los 60 años, no tenía medios de vida, ni ejercía ninguna profesión debía ser enviado a las galeras. Hay que recordar que en España la Ley de vagos y maleantes estuvo vigente hasta finales del franquismo” (Izquierdo, 1998, p.248) 5. ¿Qué es lo femenino?, ¿qué es lo masculino? Cada época, en función de sus “necesidades”, delimita lo propio para cada sexo, desde un lugar ilusorio de naturalidad y atemporalidad. Lo imaginario social organiza el orden de lo ilusorio para cada sexo, instituyendo los géneros masculino y femenino. Ilusión, pero de tal potencia que consolida no solamente las prácticas, tanto públicas como privadas, de los individuos concretos, sino que también genera gran parte de sus procesos subjetivos y de los procesos materiales de la sociedad (Fernández, 1993, p.43) 6.

Todos los días Autor: Homero y Virgilio Expósito Salgo a la calle, soy otra rueda de esta máquina infernal, que nos fabrica la rutina... llego a la esquina, como una boca el colectivo me devora... me mastica media hora y me tira en la oficina. Ya ni soy nadie, sólo una cifra de una gran calculadora... como otra cosa,

entre las cosas de esta máquina espantosa. La tardecita, me toca el gong... para salvarme del knock out de la paliza del laburo salgo tan grogui... como la gente que camina en la corriente, sin ideas en la mente, consumido... sin apuro. Y al fin te encuentro descargo en vos la angustia

acumulada adentro... Todos los días discutimos, nos unimos... nos comprendemos, de hacer lo mismo. La vida pasa, pasan los días, sin cambiar en nada el ritmo... Sólo el silencio de un compás con la esperanza... que por lo menos salga el sol este domingo.

7. Pensamos que esta cita de Marx es lo suficientemente elocuente para mostrar los verdaderos porqués del silenciamiento de la problemática masculina: “El otrora poseedor de dinero abre la marcha como capitalista; el poseedor de fuerza de trabajo lo sigue como su obrero; el uno, significativamente, sonríe con ínfulas y avanza impetuoso; el otro lo hace con recelo, reluctante, como el que ha llevado al mercado su propio pellejo y no puede esperar sino una cosa: que se lo curtan. (El Capital, 2003, p. 205) 8. En palabras de Izquierdo (1998, p.280) Ser ganador de pan implica que cuando se llega a casa, por la noche, no se tenga ganas de jugar con los hijos, o hablar con la mujer, porque el ganador de pan está sometido a unas presiones y violencias que determinan su actitud en la casa. Ser ama de casa implica sentirse desbordada por las dificultades que comporta educar a los hijos, y hacer que el dinero llegue a fin de mes. No se puede esperar que un ama de casa, dado el sistema en que se desenvuelve su vida, sea sensible a la situación de los “trabajadores”, cuando tiene unos hijos que exigen atenciones y un marido que quiere encontrar algo en el plato cuando llega a casa. Cuando a pesar de su cansancio y malestar, el ganador de pan actúa como padre, es porque el sujeto ha logrado vencer sus circunstancias, como cuando el ama de casa, a pesar del autismo social a que le somete su encierro, manifiesta compromiso político y apoya a su marido en una huelga. En ambos casos, el sujeto ha vencido a las condiciones que objetivan el patriarcado en las relaciones entre el ganador de pan y el ama de casa.

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Resumen Este trabajo surge a partir de nuestra práctica como profesionales, en una Institución Penitenciaria. La problemática que se presenta se refiere a la solicitud del ingreso de menores como visita a los detenidos por delitos contra la integridad sexual. Dicha solicitud, algunas veces proviene del mismo interno, otras de las madres de los niños, o de algún familiar. Surge así la puesta en cuestión de nuestra práctica, la pregunta por nuestra intervención profesional y el debate sobre los roles y funciones parentales en la actualidad y en la particularidad del tema de la violencia sexual. Trabajadores Sociales y Psicólogos nos vemos compelidos a responder, no sólo al sistema Judicial o a la Institución misma, sino también responder por nuestra práctica ante la diversidad ambigua de criterios teórico-prácticos al respecto.

Introducción La sociedad de hoy demanda Justicia en general, y especialmente frente a uno de los delitos más odiosos y rechazados, dado que este crimen se perpetúa contra la subjetividad, contra lo social, y la humanidad como diversos autores lo señalan. En los casos de las personas

Aportes psicoanalíticos para la comprensión del Incesto Lic. Alejandro J. Rostagnotto. Prof. Adjunto Cátedra Psicoanálisis. Fac. Psicología. UNC. Lic. en Psicología. Esp. Ps. Clínica. MP 2158. MP 446 Lic. Mariela R. Yesuron. Lic. en Psicología. Esp. Ps. Clínica. MP 2753. ME 449

que son alojadas en los establecimientos carcelarios para procesados, la justicia ha decidido tomar una de las medidas más extremas que tiene a su disposición; esto es: la exclusión “preventiva” del presunto victimario del ámbito familiar y social. Pero, ¿qué es lo que sucede en la cárcel con estos supuestos autores de delitos contra la integridad sexual? Nuestra hipótesis plantea que dicha decisión judicial tiende a no ser del todo efectiva, en la medida en que no logra sostenerse en el tiempo, porque como vemos en la práctica, existe la solicitud de continuar con el vínculo paterno-filial, y algunas veces es la misma madre, que puede o no haber sido quien denunciara los hechos, la que solicita el ingreso de los menores a visitar al padre detenido. Incluso se presentan casos en que es la madre quien excluye a la víctima del delito fuera del grupo familiar, situando el problema en la misma víctima menor. Ante estas características de los padres, se abre el debate sobre las funciones parentales y surge el interrogante sobre qué posición tomar frente a la solicitud de ingreso de los otros hijos menores como visita a la cárcel. El presente trabajo intenta desarrollar algunos argumentos que nos posibiliten dar cuenta de la repetición como el mecanismo de funcionamiento de esta modalidad relacional, de este funcionamiento familiar, frente al

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cual nosotros también, como actores del sistema penal, nos vemos enfrentados y debemos, en el sentido ético del término, estar advertidos y reconocernos como sujetos, que además de repetir alienados a un sistema, podemos revisar lo sabido para repensar que también somos parte del objeto de la violencia, objeto que nos remite a nosotros mismos si pretendemos explicarlo o analizarlo. Más allá de cualquier tipo de encasillamiento, clasificación o estigmatización, que sólo serviría para dejar tranquilas las conciencias de los actores del sistema judicial y del estado, proponemos poner en cuestión los roles y funciones parentales e indagar acerca de la relación que establece el victimario con su víctima en este tipo de delitos para pensar algún tipo de intervención posible en esta problemática.

Desarrollo Todas las situaciones que implican la violencia y especialmente la violencia familiar, interpelan por su dramatismo a la justicia y su administración, en la toma de decisiones. Lo intrincado de los relatos, las historias que se entrecruzan y se repiten, los personajes que se confunden y producen perplejidad, son relatos tortuosos que violentan la escucha. La problemática de la violencia sexual, por la problemática incestuosa que subyace, genera conmoción y produce diversas reacciones, posibles de entender desde los conceptos psicoanalíticos de transferencia - contratransferencia. Nos preguntamos por las funciones parentales y los motivos o razones que sostienen el pedido del ingreso de menores como visita al padre detenido por supuestos autor de delito contra la integridad sexual. Para ensayar algunas respuestas posibles, comenzaremos por poner en cuestión la sustitución que el Código Penal a realizado del término incesto por el de abuso sexual agravado por el vínculo; ya que dicha sustitución, deja de lado el sentido sociocultural e impronta

subjetiva que el concepto tiene. En este punto debemos recordar el legado freudiano, el que cede en las palabras, termina cediendo en las cosas. Nuestra intervención discursiva debe priorizar la hermenéutica, como nos lo enseña Eva Giberti (Cfr. Giberti. 2007), es decir debemos aportar el doble sentido que se cuela por los intersticios de las narrativas, incluso de los actos, opacas quizás para el discurso jurídicoinstitucional, pero transparente para la hermenéutica, y para el psicoanálisis también.

Puntuaciones sobre el incesto Desde la antropología, C. Levi-Strauss plantea que la civilización se estructura a partir de la instauración de la prohibición del incesto, y que la regla principal del funcionamiento social es el establecimiento de las normas sociales de prohibición e intercambio de las mujeres (Levi-Strauss. 1947)1. S. Freud desde el psicoanálisis, construyó un mito de la horda primitiva, en ese texto, entre otras cosas, lo que mostró es que en el origen de la especie humana habría un protopadre gozador de todas las mujeres, ante esto los hermanos deciden matar al padre para acceder a los objetos de goce. Sucede así una lucha por la sucesión del poder, el conflicto se resuelve con la primera organización social y el establecimiento de las leyes, entre ella la exogamia, erigen el Totem y establecen el Tabú del incesto (Freud. 1913). Al creador del psicoanálisis debemos también el conocimiento acerca de la sexualidad infantil, el mito del Edipo y la idea de la construcción de una subjetividad a partir del otro, por lo cual la familia2 como primera institución de socialización es de fundamental importancia. Desde la perspectiva psicoanalítica, la subjetivación implica el atravesamiento del sujeto por una ley, que es la que le otorga un lugar en el campo de la genealogía y la filiación. Dicha ley, que es fundamentalmente ley de prohibición del incesto, posibilita la circulación del sujeto en la cadena generacional y lo integra al linaje. La función, tanto paterna como materna, indica la posibilidad de renunciar a ser propietario del hijo y soportar que ese hijo, sea hijo de una legalidad que también alcanza a los padres y los gobierna. Todos somos resultado de una legalidad instituida, esto es lo que la castración simbólica quiere decir, y los efectos que todos

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debemos afrontar (Gerez Ambertin. 2007). La función del padre es la de resguardar la ley del deseo. La realización del incesto atenta y cuestiona la raíz misma de la estructura social del modo más profundo. Un acto de incesto increpa a la sociedad toda, porque la trama de la ley allí se rompe, quien comete un acto de incesto comete un crimen contra la subjetividad (Gerez Ambertin. 2007). El pedófilo, incestuoso o no, comete un crimen contra la humanidad toda al atacar la infancia, al humano en su devenir. (Roudinesco. 2009) Al repudiar la prohibición del incesto, se ataca el funcionamiento social en general, en tanto que implica un desconocimiento radical de la subjetividad del niño, e implica una coacción que se apoya en la violencia y en la seducción narcisistica, arrasando con toda subjetividad infantil. De esta manera, el incesto rompe con esa circulación, de algún modo el sujeto se desubjetiviza, se deshumaniza, quedando sacrificado algo de su cuerpo, de su sexualidad, de su placer y de su historia. Es decir que el infantil sujeto queda devenido al lugar de objeto propiedad de ese adulto. En el mismo sentido, José Sahovaler (2007) indica que tan importante como el vínculo de consanguinidad para definir el incesto, es la diferencia generacional. El adulto es por definición y estructura el que debe cuidar y proteger la niñez, haciéndose cargo de los deseos incestuosos y edípicos del niño, y ejerciendo la prohibición correspondiente. El abuso sexual de un menor implica la perversión de esa norma social. De manera tal que, de acuerdo con este autor, sostenemos que todo abuso sexual caracterizado por la relación asimétrica donde el adulto victimiza un niño, por los efectos que dicho abuso tiene en el infantil sujeto, es un acto de incesto. Este autor, José Sahovaler (2007), postula que en el abuso sexual infantil se articula la perversión con la maldad; es decir, se articula la violencia unida a la desobjetivación, a la deshumanización de la víctima, pero también del victimario. Desde una perspectiva filosófica y antropológica, y siguiendo esta misma línea, nos remitimos a Freud ubicado junto a los hombres de la Ilustración que participaron en el debate sobre la procedencia del mal, sobre las cuestiones que giraban en torno a ubicar la causa del mal, si este procede de la naturaleza o de la cultura. Según E. Roudinesco (2009), Freud, es partidario de la idea de que la perversión es un paso necesario para la instauración de la cultura. Esta perversión, es el lado oscuro del ser humano, es

también la parte maldita de la sociedad. El fundador del psicoanálisis, junto con Hobbes y Sade, se encuentran entre los pensadores que no renuncian a la idea de la incorregible malignidad de la naturaleza humana y que proclama, no sin pesimismo, la necesidad de la autoridad (Cfr. Roudinesco.2009:111). El incesto, acontecido en el vínculo paterno-filial, es considerado por L. Capacete (2007) como un atentado contra el orden genealógico tal como lo postula P. Legendre (1985). El orden genealógico, no sólo se refiere al orden biológico sino también se refiere al conjunto de sistemas institucionales fabricados por la humanidad, cuyo marco de legalidad garantiza la conservación de la especie de acuerdo a la obligaciones que hacen posible la diferenciación humana (Cfr. Capacete. 2007). De este modo, la genealogía hace lugar asignando funciones, no sólo basta nacer biológicamente sino que se debe nacer en el orden de las instituciones, por lo que para P. Legendre instituir la vida es hacer comenzar el Edipo en cada generación; es decir reedición del deseo incestuoso, tanto como de su prohibición. Desde esta perspectiva, el efecto del incesto es la orfandad que implica al sujeto quedar anulado en su ubicación, en una categoría legislada.

Características de la relación victima-victimario Como ya lo hemos señalado, una de las principales características remite a la asimetría de la relación: en un polo se encuentra el adulto, quien debe ejercer la función de cuidados y protección del infante; en el otro polo el niño en su estado de desvalimiento e indefensión que necesita del otro para su supervivencia. El silencio y el secreto, son aspectos que, tanto a nivel conciente como inconsciente, están presentes; a veces en el entorno familiar y social, a veces en la víctima. Incluso se puede ver hasta la complicidad con el abusador. Rozansky describe el fenómeno de la normalización del abuso o violación (Cfr. Rozansky. 1994) por parte del victimario, a veces de los familiares también. Esto quiere decir que el adulto explica este tipo de actos incestuosos desde la naturalización de los mismos, argumentando que todos los padres lo hacen, o padrastros que los quieren como sus hijos. Este tipo de argumentos, cuando se repite de manera sostenida, implica

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además, la figura de corrupción que el Código Penal establece con sanciones más graves, en tanto que altera el normal desarrollo sexual de la criatura. El abusador de menores, en la generalidad de los casos, no reconoce sus crímenes, ya lo señalaba Freud, son los más virtuosos, los mas atormentados por escrúpulos y remordimientos (Cfr. Gerez Ambertin. 2004) El niño abusado está en posición de víctima haciéndose cargo de esa atroz vejación, ama y sostiene a su padre. A tal punto son los efectos, que el niño pareciera preferir su maldad como testimonio de su presencia, posición masoquista que paga el precio de su sufrimiento para sostener un padre que no existe como tal al no cumplir su función. Es un trabajo muy arduo en la clínica, que el niño pueda abandonar ese lugar de víctima y asuma responsablemente el hablar, el juicio al otro. Los niños víctima suelen sentirse comprometidos y culpables de la situación por reconocer su curiosidad y deseos eróticos, normales o exacerbados. En general, la madre o los miembros de la familia materna cumplen funcines de sostén y protección en medio de su propio desvalimiento y son los que denuncian buscando así la protección del niño que se encontraba en riesgo, evitando así que el daño continúe (Cfr. Torres. 2007).

vínculo paterno-filial. De esta manera hacemos nuestras las palabras de M. Gerez Ambertín: un padre que comete incesto pierde su condición de tal; y frente a la insistencia repetitiva que se vehiculiza en el pedido de ingreso de menores a la cárcel como visita, no debemos olvidar que todos los ámbitos de intervención se encuentran atravesados por la doctrina de protección integral que se deriva de la Convención de los Derechos del Niño en el art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, y específicamente el art. 19 de la Convención que obliga a los estados firmantes a: “(…) adoptar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual…”. Si postulamos que la intervención del aparato judicial no resulta suficiente para apartar al adulto encargado de ejercer la función paterna, que resulta victimario de los menores, proponemos que nuestra tarea profesional, pero también la de la institución penitenciaria, debe apuntar a continuar sosteniendo el lugar del tercero simbólico que la instancia judicial implica como representante y garante de la ley y la legalidad. Creemos que este trabajo no sólo debe ser multidisciplinario, sino, y fundamentalmente, interinstitucional, de manera tal que haya una continuidad de la decisión tomada a partir de la denuncia, y un relevo de los distintos actores del sistema jurídico con el mismo horizonte: para devolverle al infantil sujeto su lugar y la humanidad que ha sido violentada y arrebatada, ayudándolo así a cuidar su salud mental, no exponiéndolo ante nuevas situaciones traumáticas; y ayudar a la madre que denunció, a sostener su decisión, promoviendo una elaboración de su implicación, ya que éste es un factor altamente significativo para la salud del niño. n

A modo de conclusión El incesto rompe con la legalidad subjetiva, familiar y social, por lo que se requiere de la intervención judicial3. La mayoría de los casos de incesto son producidos por adultos significativos para el niño, que desconociendo o renegando de su función de pantalla protectora y continente para el psiquismo en formación del niño, producen como efecto la destitución de su infancia. Son casos que quedan fuera de toda ley de filiación y se invierte el sentido protector-amparador del

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1. Son los estudios antropológicos que el autor de Las Estructuras Elementales del Parentesco, los que demuestran, desde la concepción estructuralista, cómo la exogamia se funda a partir de la prohibición de uno de los elementos del sistema de parentesco. Es la ley de la prohibición de un vinculo dentro del entramado del parentesco lo que, tachando un objeto dentro de la progenie, inscribe al hombre en el campo de las relaciones simbólicas, posibilitando el intercambio de objetos diversos. 2. No nos referimos solamente a la familia patriarcal, sino que debemos considerar los cambios en esta institución, como lo es la familia ensamblada. 3. P. Legendre en su libro El crimen del Cabo Lortie, establece la función clínica del derecho al situar la instancia judicial en el lugar estructural que representa al Tercero mítico, o en otras palabras, a la referencia fundadora de la sociedad. La tarea de la justicia, tanto como de los distintos actores que intervienen y que se sienten llevados a reflexionar sobre ella, puede tener efectos clínicos-terapéuticos en tanto que el oficio del juez se remite a la defensa del principio de paternidad como principio de Razón (Cfr.Legendre. 1989:160-162).

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