Cultura Política e imaginarios sociales en el Sur de Bogotá alrededor de la refrendación del Acuerdo de Paz de La Habana Heiner Gaitán Parra1 De la esperanza por la Paz a la incertidumbre política El impredecible resultado del plebiscito del pasado 2 de octubre, en el cual múltiples analistas, sondeos y el propio gobierno daban por ganador la opción del SÍ, ha configurado una particular coyuntura, donde los diversos actores han replanteado su lugar en el escenario de cara a encontrar una salida a la crisis política que atraviesa el país. A la estrecha victoria del No se ha sumado la incapacidad del gobierno que, incluso antes de los resultados, reconoció no tener un “Plan B” que pudiera afrontar un escenario contrario al planteado; esto en medio de la falta de propuestas concretas de los principales sectores aglutinados de la opción ganadora en función de reconducir los Acuerdos, lo que ha puesto en peligro la estabilidad del proceso. La incertidumbre ha sido la palabra común entre los analistas, los partidos políticos y la opinión pública nacional, puesto que el presidente, quien antes de la jornada electoral registraba una escasa imagen favorable y un gran desprestigio popular, logró que, por estrecho margen, la principal bandera de su gobierno, por la cual diversos sectores lo apoyaron en su reelección en el 2014, fuera derrotada sorpresivamente en las urnas. Santos perdió, en un primer momento, margen de maniobra y capacidad política para darle punto final a un proceso de paz de más de seis años, avalado por la comunidad internacional y por la mitad del electorado del 2 de octubre; sin duda, en segundo momento, el reconocimiento que le otorgó el comité noruego al conferirle el nobel de la paz, más allá de atizar la polarización interna, le entrega al primer mandatario una bala de oxígeno para que pueda concluir de la mejor manera el proceso de Paz. No obstante, el presidente se encuentra jurídicamente maniatado para encontrar una salida a la incertidumbre, y
1
Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Integrante del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH)
políticamente disminuido para reorganizar sus fuerzas de cara a los vencedores de la jornada electoral. Por su parte, la insurgencia armada de las FARC que, previamente, en su X Conferencia, había refrendado con su base guerrillera el contenido de los Acuerdos, se encuentra a la expectativa frente a una reapertura de la mesa de conversaciones que cambie de fondo lo originalmente acordado o, por lo contrario, en la posibilidad que el presidente Santos cierre filas con el Acuerdo firmado en Cartagena. En todo caso, mantener a la tropa preconcentrada con un cese al fuego limitado en el tiempo, incapacitada para seguir obteniendo recursos económicos y con su dirigencia político-militar en La Habana alejada de su base, tampoco encuentra el mejor escenario. En los sectores que, por un mínimo margen, ganaron el plebiscito destacan el Centro Democrático, partido del expresidente, y principal opositor del proceso de paz, Álvaro Uribe, el expresidente Pastrana, el exprocurador Alejandro Ordoñez y, en especial, algunas cristianas de corte cristiano y evangélico quienes promovieron una campaña basada en no reconocer la necesidad política de salir del conflicto, sino, por lo contrario, en fundamentar sus argumentos en la baja popularidad del gobierno Santos y la animadversión colectiva que en las últimas décadas se
dirigió hacia las FARC; ligado a una ofensiva
propagandística alrededor de atacar las principales potencialidades del Acuerdo desde una mirada religiosa que logró movilizar a millones de electores a votar por el No. En ese sentido, en el marco del triunfo del No, ha destacado la presencia de un nuevo actor: las iglesias cristianas y evangélicas, algunas de ellas, demostraron contar con una poderosa fuerza social, presente en recientes jornadas de movilización en defensa de la familia tradicional, contrarias a la ampliación de derechos para la comunidad LGBTI, y críticas frente al carácter laico del Estado, quienes han sacudido la opinión pública nacional y, sobre todo, se han convertido en retaguardia activa de la derecha política. Elementos de campaña alrededor de lo que comúnmente se ha conocido como “ideología de género”, la “entrega del país al comunismo” y la “impunidad” figuran en el discurso y en la conciencia colectiva de un gran número de personas que votó en contra del Acuerdo de Paz con las FARC.
Aunque no todas las iglesias cristianas y evangélicas estuvieron con la opción del No, hay que resaltar que quienes estuvieron contrarias a los acuerdos lograron tal resonancia en el proceso electoral que nublaron el trabajo y opinión de otras iglesias que se la han venido jugando por la paz desde hace muchos años. De ese modo, debemos develar los elementos movilizadores en los líderes del No para con su electorado pero también en los imaginarios colectivos que fortalecieron dichos elementos movilizadores, potenciaron el sentido común nacional alrededor de la violencia política, la exclusión del contrario y la fe religiosa, componentes de la identidad política nacional que se pusieron en evidencia el 2 de octubre y que, más allá de los esfuerzos en los últimos años de modernización cultural, jornadas de movilización de sectores no reconocidos y excluidos del debate público y , además la puesta en escena de leyes y políticas públicas con el objetivo de reconocer e incluir en la dinámica nacional a dichos sectores excluidos, han hecho que la agenda política del país gire a la derecha conservadora. El giro conservador lo explica en gran medida la herramienta discursiva de la ideología de género utilizada por algunos sectores políticos y religiosos para deslegitimar el enfoque de género, inserto en los acuerdos y con el cual se busca reconocer la particularidad de las mujeres víctimas en el marco de la violencia, en cuanto entender la confrontación como un escenario que generó impactos diferenciados en hombres, mujeres y población LGBTI, profundizando la discriminación histórica contra estos dos últimos sectores. El enfoque de género es el reconocimiento político a esos sectores sociales que han sido victimizados en razón de su género, no sólo en su dimensión de víctima de la violencia, sino en su condición de ciudadanos y ciudadanas y en papel determinante a la hora de consolidar la paz y la reconciliación del país. Apelar a la ideología de género les permitió a los promotores del No, por una parte, sumar a buena parte de las iglesias del país en su cruzada contra lo que se entendió como la oportunidad para que la comunidad LGBTI centralizará la agenda pública socavando los principios esenciales de la familia tradicional.
Esto, sumado a las políticas de tolerancia a estudiantes de secundaria pertenecientes a dicha comunidad promovidas por el gobierno Santos, generaron un clima de opinión que exacerbó los ánimos de cientos de ciudadanos que, rechazando una supuesta “dictadura gay” también lograron inclinar la balanza sobre el rechazo social sobre la firma del Acuerdo de Paz. En Bogotá el Sí no logró sacar mayor diferencia Detallando geográficamente los resultados en todo el país, es evidente que en el nororiente y centro del país (excepto en Boyacá y Bogotá) la
opción del No fue apoyada
mayoritariamente, mientras que, en la periferia nacional (costa caribe, pacifico, suroccidente y sur), el Sí fue ganador, según palabras de Eduardo Álvarez Vanegas, coordinador de la Fundación Ideas para la Paz: “En general, el Sí ganó en las zonas más alejadas del Estado y del mercado, donde el impacto del conflicto armado con las FARC ha sido más fuerte, pero donde los dividendos del cese al fuego han sido latentes. El No, en cambio, sacó ventaja en los territorios más integrados y que tienen mayor acceso, donde las instituciones están y funcionan mejor”2. No obstante, para el caso de Bogotá, donde la diferencia porcentual y de votos fue mínima en favor del Sí, la victoria del No se pudo concretar en tres localidades del sur de la ciudad, caracterizadas por sus altos índices de pobreza, conflictividad social, presencia de organizaciones armadas ilegales y escasa acción institucional; cobra entonces sentido la inquietud respecto a los imaginarios sociales en estos sectores de la capital del país, más teniendo en cuenta que la opción del Sí salió victoriosa en los lugares donde habitan los sectores medios y altos de la ciudad, en los que a priori se creería habría algún tipo de rechazo a la reincorporación de la guerrilla y su conversión en partido político.
2
Álvarez, Eduardo (2016). Mapeo del país que develó el triunfo del No. Disponible en: http://www.ideaspaz.org/publications/posts/1411
Sin embargo, los resultados fueron bien disputados en la ciudad: el Sí no logró sacar la ventaja suficiente para apalancar el voto contrario en el resto del país; por su parte el No perdió por la mínima en la capital, por lo cual el voto favorable en región fue decisivo para su impredecible triunfo. Grafico 1. Resultados plebiscito en Bogotá (voto por localidad) 3
En la ciudad de Bogotá se destaca los mejores índices socioeconómicos del país;4 lo que permitiría, en principio, mayor independencia del votante al no estar sometido respecto a 3
El Tiempo, 5 de octubre. Resultados del Plebiscito en Bogotá. http://www.eltiempo.com/bogota/resultados-del-plebiscito-en-bogota/16718784 4
Disponible
en:
Secretaría de Planeación Distrital (2015). Bosa es la localidad más segregada de Bogotá y Teusaquillo tiene las mejores condiciones urbanas. Boletín de prensa 071. Disponible en:
las maquinarias políticas y/o la corrupción. No obstante, es precaria esta lectura, si no atendemos los índices de pobreza, pobreza extrema, niveles de educación, participación política, legitimidad de las instituciones, presencia de actores armados ilegales, tradición histórica de denuncia de delitos electorales en la capital del país, entre otros. Teniendo en cuenta los resultados señalado en la gráfica 1, podremos evidenciar que la gran diferencia que obtuvo el Sí sobre el No se concentró en las localidades donde habitan las clases altas y medias, que a medida que disminuye el estrato socioeconómico de una localidad la tendencia de favorabilidad del Sí sobre el No se invierte (la excepción la constituye la localidad campesina de Sumapaz donde, a pesar de la alta abstención, el Sí ganó holgadamente). Tabla 1: Voto de las localidades respecto a los niveles de pobreza multidimensional Localidad
Pobreza
Voto por el Sí
Voto por el No
Abstención
multidimensional5 Ciudad Bolívar
29.4
68.217 (45,66%)
82.046(54,34%)
60,89%
Usme
28.2
38.983 (45,32%)
47.039 (54,68%)
60,47%
San Cristóbal
26.4
58.736 (51,80%)
54.659 (48,20%)
57,69%
Bosa
24.5
75.922 (48,27%)
81.354 (51,73%)
58,17
Rafael Uribe
22.2
60.527 (52,02%)
55.587 (47,98%)
55,16%
Santa Fe
20.6
21.390 (61%)
13.945 (39%)
61,67%
Tunjuelito
19.4
35.925 (52,54%)
32.447 (47,46%)
55,96%
Los Mártires
15.9
21.389 (56,59%)
17,086 (43,41%)
59,25%
La Candelaria
15.2
12.429 (66,18%)
6.351 (32,82%)
60,81%
http://www.sdp.gov.co/portal/page/portal/PortalSDP/Comunicados%20de%20Prensa/Comunicados2013/071Bosa.pd Dimas Hoyos Deison y Valencia Mosquera Ana (2015). Teusaquillo, con la mejor calidad de vida en Bogotá. Secretaría Distrital de Desarrollo económico. Disponible en: http://observatorio.desarrolloeconomico.gov.co/base/lectorpublic.php?id=585 5
Bogotá Cómo Vamos (2015). Índice de Progreso Social de Bogotá y sus localidades 2015. Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo. Universidad de los Andes. Disponible en: file:///C:/Users/Cardenal/Downloads/ips-bogota-y-sus-localidades-2015-1.pdf
Antonio Nariño
14.6
29.633 (58,09%)
21.377(41,91%)
53,64%
Kennedy
14.3
165.881
135.603 (44,98%)
51,24%
141.619 (41,36%)
46,46%
85.149 (40,44%)
46,86%
(55,02%)
Suba
10.3
200.827 (58,64%)
Usaquén
10.3
125.393 (59,56%)
Puente Aranda
9.5%
64.233 (56,73%)
48,997 (43,27%)
49,27%
Barrios Unidos
9.2
47.263 (60,52%)
30.831 (39,48%)
50,34%
Engativá
9.1
175.748
119.832 (40,54%)
46,26%
(59,46%)
Fontibón
9.0
73.635 (58,15%)
52.996 (41,85%)
46,92%
Chapinero
6.9
49.560 (63,66%)
28.294 (36,34%)
54,01%
Teusaquillo
2.3%
61.513 (68,14%)
28.763 (31,86%)
47,19%
Sumapaz
(Sin datos)
961 (85,35%)
165 (14,66%)
71,73%
Corferias
No cuenta
34.356 (53,71%)
29.605 (46,29%)
74,88%
Cárcel la Picota
No cuenta
215 (46,29%)
243 (53,71%)
79,24%
De igual modo, es fundamental señalar que el triunfo del No en el sur de la ciudad no obedece propiamente a la forma en que los opositores del proceso de paz condujeron su campaña, por lo contrario, su discurso fue apropiado más fácilmente en las localidades populares, tal y como viene ocurriendo en los procesos electorales previos, donde concretamente el uribismo ha triunfado en el conjunto de la ciudad de Bogotá, por lo cual Usme, Bosa y Ciudad Bolívar son su fortín. El primer gran anuncio del uribismo fue ganar en la capital del país en las elecciones parlamentarias de 2014. Tanto en Cámara como en Senado el partido más votado fue el Centro Democrático, el cual derrotó holgadamente al resto de partidos, los que integran la Unidad Nacional, a la izquierda y a los independientes
Tabla 2: resultados electorales elecciones a Senado y Cámara de Representantes en Bogotá D.C (2014)6
Además del precedente del triunfo en las parlamentarias del Centro Democrático, partido que nació e hizo campaña alrededor de una férrea oposición de los Acuerdos de Paz de la Habana, que consiguió aglutinar al electorado identificado con el proyecto político encabezado por Álvaro Uribe, el cual dominó la agenda política del país entre 2002 y 2010. También debemos revisar las dos vuelas presidenciales de 2014, donde el Centro Democrático ganó en primera vuelta. Tabla 3: resultados elecciones presidenciales de 2014 en Bogotá 7
6
Registraduría Nacional del Estado Civil. Resultados elecciones parlamentarias de 2014. Disponible en: http://www3.registraduria.gov.co/congreso2014/preconteo/99CA/DCA1699999_L1.htm?sol=1 http://www3.registraduria.gov.co/congreso2014/preconteo/99SE/DSE1699999_L1.htm?sol=0
Desglosando los resultados que obtuvo el uribismo en las dos vueltas presidenciales, en las tres localidades del sur de la ciudad, encontramos que sobresale su victoria en el caso de Ciudad Bolívar y Usme (en primera y en segunda vuelta); mientras que en la localidad de Bosa, el Centro Democrático perdió el primer lugar de la primera vuelta por escasos 900 votos, en tanto que en segunda vuelta Santos, gracias al apoyo de la izquierda, se impuso a Zuluaga. Tabla 4: resultados elecciones presidenciales de 2014 en la localidad de Usme.8
7
Registraduría Nacional del Estado Civil, resultados elecciones presidenciales de 2014 en Bogotá (primera vuelta). Disponible en: http://www3.registraduria.gov.co/elecciones/elecciones2014/presidente/1v/99PR1/DPR1699999_L1.htm 8 http://www3.registraduria.gov.co/elecciones/elecciones2014/presidente/1v/99PR1/DPR1600105_L1.htm http://www3.registraduria.gov.co/elecciones/elecciones2014/presidente/2v/99PR2/DPR1600199_L1.htm
Tabla 5: resultados elecciones presidenciales de 2014 en la localidad de Bosa
Tabla 6: resultados elecciones presidenciales de 2014 en la localidad de Ciudad Bolívar
Un asunto de Cultura Política ¿Por qué el resultado del plebiscito fue tan ajustado en Bogotá? ¿Por qué en las localidades donde habitan los sectores populares y las víctimas de la violencia el uribismo tiene mayor acogida? Los diferentes sondeos de opinión, días antes de la jornada electoral, vaticinaban un resultado de 6 a 4 en favor de la opción de la Paz9.
9
Una vez se convocó al plebiscito, todas las encuestas daban por ganador la opción del Sí. La encuesta de Datexco, del 2 de septiembre el Sí se imponía al No 59,5%-33,2% http://www.eltiempo.com/politica/procesode-paz/encuesta-del-plebiscito-por-la-paz-para-el-tiempo-y-w-radio/16689998. En la encuesta de Invamer Gallup el Sí mantiene su ventaja 67,7% a 32,5% que irían por el No. http://www.bluradio.com/paz/segun-invamer-gallup-el-plebiscito-por-la-paz-ganaria-el-2-de-octubre-117055 La encuesta de Cifras y Conceptos del 23 de septiembre daba como vencedor al SÍ 54,3%-34,1% http://caracol.com.co/programa/2016/09/23/6am_hoy_por_hoy/1474630703_980326.html
Sin embargo, a medida que avanzó la campaña, se pudo comprobar los elementos articuladores de los promotores del No para con sus adeptos consistió en reforzar los valores más conservadores de nuestro sociedad en función de negar los Acuerdos de Paz. Sobresalió el papel activo que diferentes iglesias de corte cristiano tuvieron en los días anteriores al plebiscito –donde también el país presenció, en diferentes regiones, una gran movilización social en defensa de la familia tradicional ocasionada por la implementación de unas cartillas educativas que incluían el respeto y la tolerancia con la comunidad LGBTI, las cuales fueron entendidas como parte de una estrategia de la implementación de una supuesta ideología de género en los colegios. Por primera vez, en mucho tiempo, las iglesias asumieron un rol abiertamente político, convirtiendo los pulpitos en paneles de deliberación de asuntos públicos. La triada UribePastrana-Ordoñez, a sus clásicas y conocidas críticas a la salida política del conflicto armado con las guerrillas, lograron afincarse en los valores más conservadores de la derecha política nacional, a la que siempre han pertenecido y han defendido, pero esta vez con ahínco especial, en tanto el objetivo era sintonizarse con la corriente de oposición al Acuerdo de Paz proveniente de las iglesias y, de esa forma, proyectar una futura candidatura presidencial que represente unitariamente a este sector del espectro político. Siguiendo a Paoli (1986), El contenido de la cultura política parte de vislumbrar cómo los diferentes actores, desde sus afinidades y particularidades, delimitan el campo de lo político. La cultura política se fundamenta en las categorías de comunidad e identidad nacional, mediadas por el carácter del régimen político y la lealtad que hacia este tienen los mencionados actores sociales, lo que va a permitir categorizar la tipología de cultura política que atraviesa una sociedad en particular.10 Pero esta cultura de la política está inserta en un contexto social, donde se desenvuelven diferentes relaciones de poder que generan imaginarios, estos se reflejan en la vida cotidiana de la población, que asimilan el orden social a través del consenso aceptado en el sentido común, el cual es hegemónico, en cuanto no es rechazado por el conjunto de la
10
PAOLI, Antonio. La lingüística en Gramsci. Premiá, México DF. México, 1986.
sociedad, al contrario, es reproducido a través del lenguaje, los símbolos, la estética, los sentimientos, entre otros. Dichos instrumentos de reproducción hegemónicos cuentan con potentes instituciones para asegurar el consenso social: la escuela, los medios de comunicación, las instituciones públicas, la empresa privada y las iglesias, etc. En otras palabras, la hegemonía cultural se apoya en un consenso materializado en instituciones sociales y reproducidas por el conjunto de la población. Por tanto, la educación, la religión y la política son las esferas
de
aseguramiento del consenso hegemónico. Desde ese punto de vista, y siguiendo lo anterior, los imaginarios como expresión del sentido común, corresponden a condiciones histórico-sociales concretas que parten de experiencias y vivencias previas pero que, también, producen y reproducen lecturas del mundo, refuerzan el sentido común y con ello el poder hegemónico que se impone a manera de consenso en el conjunto de la sociedad. En definitiva, los imaginarios sociales son un elemento clave de la sociedad, para su identidad y cohesión. Para hacerlos visibles, tenemos que tener en cuenta los siguientes elementos que identifica Cegarra (2012): “los imaginarios sociales constituyen 1) esquemas interpretativos de la realidad, 2) socialmente legitimados, 3) con manifestación material en tanto
discursos,
conocimientos
símbolos,
legitimados,
actitudes, 4)
valoraciones
históricamente
afectivas,
elaborados
y
modificables, 5) como matrices para la cohesión e identidad social, 6) difundidos fundamentalmente a través de la escuela, medios de comunicación y demás instituciones sociales, y 7) comprometidos con los grupos hegemónicos”. Sin lugar a dudas, el proceso de paz en general y la campaña del plebiscito en concreto sirvieron para que los opositores a la salida política y negociada del conflicto atrincheraran su posición en los elementos más conservadores del sentido común nacional, lo que podría explicar, desde la subjetividad de votante, la victoria del No en el país y en tres localidades habitadas por las sectores populares de la capital de la república.
Para hablar de los imaginarios sociales respecto a la paz debemos, incluso, apelar a algunos elementos genéricos que permitan dilucidar el carácter de esta categoría, más teniendo en cuenta que, según las herramientas argumentativas de quienes hicieron campaña por el No, el contenido del Acuerdo de Paz fue atacado a partir de supuestos, distorsiones y, sobre todo, de la desinformación generalizada lo cual facilitó la inserción de una matriz de opinión que faltó a la verdad, no tuvo en cuenta el contenido de lo acordado, y atizó la polarización de la opinión pública. En palabras de Juan Carlos Vélez, gerente nacional de la campaña del No, a la pregunta: -“La campaña del Sí fue basada en la esperanza de un nuevo país, ¿cuál fue el mensaje de ustedes?”
La respuesta: “La indignación. Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca” “Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación”11
Si a la estrategia propagandística de los promotores del No, que apelaron a la subjetividad conservadora de la población, también debemos mencionar algunos elementos estructurales que posibilitaron la permanencia de una opinión negativa hacia cualquier intento de democratización del país, los cuales, paradójicamente, legitiman un orden social excluyente para las grandes mayorías y exclusivo para la minoría social beneficiada con la guerra. Hay que señalar que los elementos movilizadores del No en las comunidades azotadas por la pobreza estuvieron lejos de apelar, en principio, a los Acuerdos. Por lo contrario, lo que se realizó fue un ejercicio de indignación colectivo y particularizado en donde los votantes identificaron su voto como la forma de rechazar lo que se consideraba una amenaza en el postplebiscito.
11
El NO ha sido la campaña más barata y más efectiva de la historia, entrevista a Juan Carlos Vélez. Diario la República. Disponible en: http://www.larepublica.co/el-no-ha-sido-la-campa%C3%B1a-m%C3%A1s-baratay-m%C3%A1s-efectiva-de-la-historia_427891
Se indignó al conjunto de la población, asumiendo la paz como una amenaza para la estabilidad y el orden del país; y se particularizó en la medida que los contenidos de la campaña del No, se orientaron a públicos específicos con necesidades concretas. Trabajadores asalariados, trabajadores informales, pensionados, y habitantes de zonas limítrofes del país recibieron el impacto de una campaña que se centró en los medios regionales, locales y barriales. La reforma tributaria, como política de gobierno para aumentar los ingresos oficiales a raíz de la crisis de los precios del petróleo, fue utilizada no para señalar su carácter antipopular en beneficio de las grandes corporaciones, sino para sentar sobre esta reforma la falsa idea que con los impuestos de los colombianos más pobres se financiaría la fase de implementación de los Acuerdos. Incluso se habló en redes sociales de la supuesta ‘Ley Roy Barreras’, la cual consistía en cobrar impuestos a los pensionados del país: 7% el primer año y al final el 9% rezaba una cadena masiva enviada por redes sociales.12 Apelar a los pensionados, era asegurar el voto de un tipo de población que mayoritariamente se expresa en las urnas y que relativamente está más interesada en la cotidianidad política. Uno de los mitos que cobró gran relevancia en la campaña fue el de tergiversar el apoyo que, por dos años, recibirían las tropas insurgentes, del 90% de un salario mínimo, una vez hicieran su tránsito a la vida civil, con el objetivo de evitar que, por falta de recursos, recayeran en otro tipo de actividades ilegales. Frente a esto, circuló la afirmación de que los desmovilizados cobrarían 1.800.000 mensuales.13 Muchos colombianos, guiados por el propio Uribe, interpretaron ello como el “premio al delito”. Otro tipo de mitos, como el cambio del himno y el escudo nacional, lograron titulares de prensa y desviar la atención sobre el contenido real de los Acuerdos suscritos en la Habana. 12
Semana.com. ‘Roy Barreras la ley que se aprobó en las redes sociales’. Disponible en: http://www.semana.com/nacion/articulo/plebiscito-por-la-paz-cadena-de-whatsapp-sobre-ley-de-pensionesque-involucro-a--roy-barreras/494634 13 Pacifista.com. El ‘cuentazo de Uribe del 1’800.000”. Disponible en; http://pacifista.co/el-cuentazo-deuribe-sobre-los-18-millones-que-recibirian-quienes-dejen-las-armas/
Esto señalando las ya reiteradas ideas-fuerza que lograron más relevancia: la conversión del país en “castro-comunista” y la “ideología de género”, herramientas discursivas muy potentes que se insertaron en el sentido común nacional y reforzaron los imaginarios tradicionales de la población. La media luna del sur: entre pobreza y presencia paramilitar En una ciudad segregada como Bogotá, donde los sectores populares se concentran en el sur de la ciudad, trayendo tras de sí los principales problemas urbanos: falta de equipamiento para los barrios, hacinamiento, escasa presencia institucional, inseguridad, limitadas oportunidades laborales y educativas, entre otros; podemos dar cuenta entonces que los niveles de legitimidad que se generan de la población hacia las instituciones está en cuestionamiento, a lo cual son otros los referentes sociales que aseguran la red de afinidades y lealtades de las poblaciones. Bosa, Ciudad Bolívar y Usme, conforman lo que coloquialmente se conoce como “la media luna del sur”, sector en el cual se concentra buena parte de la pobreza urbana, tal y como observamos en la siguiente tabla: Tabla 3. Índice total en pesos de los bienes y servicios ofrecidos por el distrito a las localidades
El índice total de pesos refleja los aportes en diferentes áreas que el distrito realiza en las diferentes localidades, como podemos apreciar en la gráfica las localidades donde ganó el No corresponde a los lugares con menor inversión social por parte de la administración distrital y, paradójicamente, donde se concentra la riqueza privada, y es mayoritaria la inversión pública, el apoyo al Acuerdo de Paz fue notorio. Por otra parte, según el informe “Calidad de Vida 2015” de la corporación Bogotá Como vamos las poblaciones que más aumentaron su población fueron Usme (3,39%) y Bosa (2,43%). Esto en parte se explica por los proyectos de expansión urbana, gerenciados por el capital financiero y las constructoras, que han encontrado el metro cuadrado de tierra mucho más barato en el sur de la ciudad para la construcción de unidades habitacionales (vivienda de interés social y vivienda de interés prioritario). En tanto que en Usaquén (al norte) se registra el 22,7% de la construcción en la ciudad, dedicada a edificaciones lujosas, infraestructura empresarial, centros comerciales, hospitales y universidades. En las localidades del sur como Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar, se concentra el 78% de los proyectos de Vivienda de Interés Social (VIS) de la ciudad.14 De igual forma, el Anuario de estadísticas económicas y fiscales de Bogotá (2015) refleja que el 10,14% de los bogotanos viven con menos de 241.130 pesos, es decir bajo el índice de la pobreza monetaria. Asimismo que la pobreza extrema en la capital se encuentra en el 2,0%, mientras que el índice nacional ronda el 7,9%. La pobreza multidimensional se encuentra en el 4,7%, muy por debajo del índice nacional que es del 20,2. Si detallamos estos datos al conjunto de localidades donde triunfó el No, encontramos que en Usme el 56,3 de la población económicamente activa está en la informalidad. Entre tanto, en Bosa se registra un 68.9% de población asalariada, el índice más alto de la ciudad; mientras que, en Ciudad Bolívar, el 54.1% de la población económicamente activa se
14
BUSTAMANTE, Berna (2015). Usaquén concentra el 26,8% del total de vivienda en proceso de construcción en Bogotá. Observatorio de Desarrollo Económico. Disponible en: http://observatorio.desarrolloeconomico.gov.co/base/lectorpublic.php?id=105
encuentra en informalidad laboral, a su vez que el 68,4% de los hogares de esta localidad registran que los ingresos sólo alcanzan para cubrir los gastos mínimos.15 Sin duda, estas tres localidades comparten problemas comunes: difíciles condiciones urbanas de entorno, alrededor de la inseguridad; accesibilidad, precaria infraestructura; incluso ambientales, puesto que en esas localidades se presentan problemas por cuenta de la minería, manejo de basuras, calidad del aire, etc. Así mismo es bien importante señalar la cantidad de víctimas del conflicto que viven en estas localidades, hasta septiembre de 2015, según la Alta Consejería para los Derechos de las Víctimas de la Alcaldía de Bogotá, en la ciudad están registradas 360.977 víctimas, de las cuales “cerca de 230.000 ya fueron caracterizadas. De ese modo, el Distrito identificó que 39.381 viven en Ciudad Bolívar, 34.202 en Bosa y 17.264 en Usme.”16 Pero sí lo referente a las condiciones de habitabilidad, poca asistencia a población víctima es un problema, también lo es, en mayor medida, la presencia y accionar de grupos paramilitares en la ciudad, sobre todo en las localidades del sur de la capital, donde, justamente, las condiciones de pobreza permiten el reclutamiento de jóvenes para sus redes de apoyo y rentables mercados para el microtráfico, además por ubicarse en los límites de la ciudad, estas zonas se constituyen en corredores estratégicos para la entrada y salida de material de apoyo y abastecimiento para las diferentes estructuras a lo largo y ancho del país. La persistencia del paramilitarismo en Bogotá obedece, en alguna medida, al incierto destino del Bloque Capital de las AUC, los cuales nunca entraron a la negociación con el gobierno de Álvaro Uribe. Declaraciones del excomandante paramilitar, Salvatore Mancuso, señalan al entonces periodista Francisco Santos de promover entre la dirigencia paramilitar la conformación de un bloque urbano en la capital del país para contrarrestar el 15
Bernal Forero, Pedro Ignacio (2013). La pobreza en Bogotá: avances recientes y nuevos retos. Semanario Virtual Caja de Herramientas. Disponible en: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0364/articulo09.html Secretaría de Planeación Distrital (2013). Boletín No. 50. Pobreza oculta en Bogotá, D.C. 16
El Tiempo. En las localidades más pobres del Bogotá ganó el No. http://m.eltiempo.com/bogota/en-las-localidades-mas-pobres-de-bogota-gano-el-no-en-elplebiscito/16718784/1/home?stopmobi
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avance de la guerrilla que, en su VIII Conferencia, definió tomarse Bogotá por la cordillera oriental. En todo caso, al no desmovilizarse las AUC que hacían presencia en el capital, queda un interrogante existente ¿Qué pasó con el paramilitarismo en Bogotá? 17 La pasada administración de Gustavo Petro (2012-2015) denunció la presencia de estructuras paramilitares en el sur de la ciudad, quienes cuentan con amplias redes de apoyo en diferentes localidades, mueven cuantiosas sumas de dinero, a partir de diferentes modalidades de usufructo ilegal (sicariato, alquiler de armas, fleteros, piratería urbana, oficinas de cobro, préstamos gota a gota, etc) y de actividades legales, a través del lavado de capitales. Según el analista Leonardo González, coordinador de la Unidad Investigativa de Indepaz, para inicios de este 2016 se registraba la presencia paramilitar en la ciudad, a través de las Águilas Negras y los Rastrojos.18 Cabe señalar que estos grupos no sólo actúan en la capital del país, sino también en otras poblaciones del departamento de Cundinamarca, entre ellas Soacha, importante corredor hacia el sur del país que, a su vez, limita con las localidades de Bosa y Ciudad Bolívar.19 A propósito de las dinámicas del Paramilitarismo en Bogotá, señala León Valencia, de la Fundación Paz y Reconciliación: “Ahora podemos decir que la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia tuvo un carácter parcial y que los mandos medios y los reductos paramilitares que persistieron después de cerrado el ciclo de negociación fueron el reservorio de las nuevas bandas criminales. Estas fuerzas florecieron en la mayoría de los territorios donde dejaron las armas los bloques paramilitares, sólo que ahora ponen mayor atención a los centros urbanos y han cambiado sus modalidades 17
RCN Radio. Bloque Capital el fantasma del paramilitarismo en Bogotá. Disponible en: http://www.rcnradio.com/opinion/bloque-capital-el-fantasma-del-paramilitarismo-en-bogota/ Semanario VOZ. El Paramilitarismo hoy en http://www.semanariovoz.com/2014/02/26/paramilitarismo-en-bogota/ 18
Bogotá.
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GONZÁLEZ Leonardo. Informe de presencia narcoparamilitar en los primeros tres meses de 2016. Unidad Investigativa Indepaz. Disponible en: http://www.indepaz.org.co/wpcontent/uploads/2016/04/Presencia-narcoparamilitar-2016.pdf 19 El Tiempo. Alerta por bandas criminales en Bogotá. http://www.eltiempo.com/bogota/alerta-por-bandascriminales-en-bogota/14912151
organizativas acudiendo a un funcionamiento en red en vez de las estructuras verticales que habían tenido en la fase anterior. Persisten en el negocio del narcotráfico, pero derivan con gran eficacia hacia el microtráfico en las grandes ciudades y al tiempo han ampliado su participación en la minería ilegal, en el contrabando de muy diversos productos, en la trata de personas, en la extorsión, en el robo de celulares y de autopartes, componiendo un portafolio diverso y potente” 20
De ese modo la presencia de paramilitares en Bogotá se debe entender bajo las dinámicas de cambio del conflicto, donde ya en los barrios no se ven sujetos con armas largas, brazaletes, estructura de mando visible; por lo contrario, las estructuras paramilitares en la ciudad combinan presencia territorial con presencia operativa. La presencia territorial ligada al posicionamiento en barrios fijando ciertas reglas: toques de queda, extorsión a comerciantes, fronteras invisibles, control del microtráfico en colegios, sólo por señalar algunas prácticas. La presencia operativa hace referencia, por una parte, a la facilidad logística que ofrece la ciudad a las redes de apoyo en las regiones: control de la central de abastos, transacciones de armas, establecimiento de contactos en la ilegalidad; y por otra parte, al blanqueamiento de capitales producto de actividades ilegales, ya sea en iniciativas de infraestructura, comercio y demás o, a través de la economía informal, según Luis Eduardo Celis, de la Corporación Nuevo Arcoíris, al referirse a la economía paramilitar en Bogotá: [Funcionan en] “Forma de redes con implantación local, vínculos con el campo de la tercerización económica, el monopolio del comercio informal, los servicios de diversión, eufemísticamente llamados de “alto impacto” y los sistemas de “seguridad privada” piratas o informales.” Igualmente se hace referencia en el debate al interés y propósito que poderes mafiosos y criminales tienen “de consolidar en Bogotá el lavado de activos por ser esta la ciudad que mejores condiciones brinda para ello, hay elementos que nos pueden mostrar que hay una gran actividad en ese sentido.”21
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Valencia, León (2013). Las bandas criminales y el posconflicto. Fundación Paz y Reconciliación. Disponible en: http://www.elespectador.com/files/pdf_files/b40c042e5345f328cfb9ea451437fa54.pdf 21
Celis, Luis Eduardo (2013). Paramilitarismo hoy en Bogotá. Semanario Virtual, Caja de Herramientas. Disponible en: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0166/index%20-%20pagina%205.html
Si detallamos, entonces, la presencia paramilitar en la capital del país, prestando vital importancia a las localidades del sur de la ciudad que dieron su respaldo a la opción del No, encontramos que Bosa, Ciudad Bolívar y Usme no son ajenas a la presencia de grupos contrainsurgentes, según lo denuncia el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo que, en mayo de 2015, emitió una circular, a propósito de recientes asesinatos de dirigentes juveniles y comunitarios en el sur de la ciudad. “Situaciones como la vinculación de menores de edad en actividades ilícitas como la distribución de sustancias sicoactivas, la circulación de panfletos amenazantes, el transporte y aprovisionamiento de armas de fuego, la violencia y explotación sexual, el desplazamiento intraurbano y las amenazas, forman parte del diagnóstico 22
elaborado por el SAT.”
La presencia paramilitar en Bogotá es evidente. Los típicos casos relacionados a “ajustes de cuentas”, los aparentemente aislados asesinatos de líderes comunitarios, las complicaciones que tiene la izquierda política para desarrollar actividades políticas y sociales en dichas zonas, la acción de los grupos de tierreros (organizaciones que utilizan a población desplazada para ocupar tierras en lugares periféricos), el aumento de los prestamos gota a gota, las extorsiones, las fronteras invisibles, etc. son, como lo han señalado diversos investigadores, parte del accionar de la prolongación paramilitar que, ante la ausencia de la institucionalidad, generan simpatías entre sectores de las comunidades que reproducen su discurso y legitiman sus prácticas. Conclusiones El resultado en el plebiscito del 2 de octubre se puede leer a partir de una mala planeación y ejecución de la campaña por el Sí que no supo conquistar al electorado en una jornada decisiva para la paz, o, por lo contrario, como una forma de manifestación de imaginarios sociales que no conciben, de ninguna forma, la solución del conflicto armado con las FARC
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Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas (2015). Nuevo escenario de riesgo por posibles vulneraciones a los derechos humanos en tres localidades de Bogotá. Disponible en: http://www.defensoria.gov.co/es/nube/regiones/3590/Nuevo-escenario-de-riesgo-por-posiblesvulneraciones-a-los-derechos-humanos-en-tres-localidades-de-Bogot%C3%A1.htm
como una prioridad para modernizar el país y ampliar la participación política de nuestra democracia. Lo del 2 de octubre deja en boga a dos grandes bloques, uno liberal-modernizante, variopinto que aglutina a sectores de la derecha política hasta sectores de la izquierda, que coinciden en la solución política del conflicto, manteniendo diferencias en el cómo proyectar los acuerdos; en el otro espectro se encuentra el bloque conservador-autoritario, que tiene una mirada vertical de la sociedad anclada a valores tradicionales, críticos del carácter laico del Estado y reacios a la salida política del conflicto armado. El segundo bloque interpretó la campaña como una manera de reforzar los valores tradicionales de la sociedad, oponiendo estos al Acuerdo de Paz. Las iglesias emergieron como un actor político clave en el escenario nacional, en el postplebiscito es imposible pensar la política nacional sin el concurso de estas instituciones religiosas que, de seguir ganando legitimidad social, pueden ser el mayor obstáculo a la hora de ampliar la gama de derechos sociales para comunidades históricamente excluidas, como la comunidad LGBTI; el reconocimiento de otras formas de espiritualidad, valores y concepciones del mundo, tal es el caso de los indígenas y las comunidades afro; o poner en cuestionamiento el carácter laico del Estado. La victoria del No fue, en parte, el producto de arraigar el proceso electoral en el miedo al cambio; de hacer ver que el triunfo del Sí era poner en riesgo el proyecto de familia tradicional, amenazado por lo que se consideró una “ofensiva gay” a través de lo que se conoció como la ideología de género inserta de manera encriptada en los Acuerdos. El anticomunismo, entendido este como cualquier tipo de avance hacia la modernización de la sociedad, y el apego a una sociedad tradicional se expresaron en la jornada electoral. Sumando, también al desprestigio que lleva a cuestas la guerrilla en parte por la degradación misma de la guerra de medio siglo, por otra, en la campaña oficial de demonizarlos, lo cual llevo a confusiones interpretativas del electorado respecto a firmar la paz con el que se consideró el grupo enemigo de la sociedad colombiana.
De igual modo, los bajos índices de aceptación del gobierno Santos quien, a pesar de los reiterados anuncios de avances en materia de paz con la guerrilla, no pudo tener al alza sus márgenes de aceptación debido a polémicas decisiones de su gobierno que, aunque muy al margen en lo relativo a la paz, le salieron muy caro el 2 de octubr3. En el Sur de la ciudad, donde habita la población más humilde, con precarios niveles de formalización laboral, poca presencia institucional y mercados informales, donde triunfó el No, hay activa presencia de organizaciones paramilitares; quienes han emergido como poderes locales al establecer fronteras invisibles, redes de préstamos y cobro, extorsiones, microtráfico, sicariato, donde sobresale la persecución y estigmatización de los líderes barriales y juveniles contrarios a la presencia de estas organizaciones armadas ilegales. En definitiva, transformar los imaginarios parte del concurso de las organizaciones sociales y comunitarias que, a través del trabajo activo en estos sectores puedan contrarrestar el unanimismo ideológico, alrededor de continuar con la guerra. También es indispensable que las autoridades civiles atiendan las necesidades estructurales de estas comunidades para cerrarle el paso al paramilitarismo que ha visto en la pobreza su base social para extender su proyecto en los barrios populares.
Artículos de apoyo ÁLVAREZ, Eduardo (2016). Mapeo del país que develó el triunfo del No. Disponible en: http://www.ideaspaz.org/publications/posts/1411 BERNAL Forero, Pedro Ignacio (2013). La pobreza en Bogotá: avances recientes y nuevos retos.
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