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Y de nosotros, quién se acuerda?
PUNTOS DE VISTA
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En el marco del Día Internacional de las Personas Mayores, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), instó a los países a adoptar los sistemas
¿Y DE NOSOTROS, QUIÉN SE ACUERDA?
Por: Juan David García Méndez Estudiante programa
Los adultos mayores son quienes han sido más golpeados por la pandemia, fueron los últimos en poder volver a salir a la calle y los que están en más riesgo por el virus..
Tras el anuncio del encierro por la pandemia muchos problemas de índole social, económicos y psicológicos tuvieron lugar para su detonación. Una vez las personan superan el COVID quedan las secuelas, una serie de huellas que deja el virus por su paso por el cuerpo. Según German Peces Barba, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), señala que la mayoría de las veces no existe una causa concreta, sino que es multifactorial. En este sentido, el neumólogo recuerda la afectación muscular en muchos pacientes que han sufrido COVID-19 y que puede derivar en la mencionada disnea. En este orden, las secuelas neurológicas también pueden contribuir a un déficit de la fuerza muscular, así como un déficit de la función cardíaca.
No obstante, muchas personas que no han sufrido el virus ya padecen secuelas y no del tipo medico como la falta de oxígeno y dolores musculares, sino del orden psicológico. Según el Dr. Manuel Martín Carrasco, director médico de los centros de Hermanas Hospitalarias en Navarra (Clínica Psiquiátrica Padre Menni de Pamplona y Centro Hospitalario Benito Menni de Elizondo) se han registrado aumento en diversos síntomas del orden depresivo, ansioso y postraumático. Un informe realizado por el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM) de Costa Rica y publicado por Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el porcentaje de personas de 60 años son las más contagiadas por la COVID-19 dentro del total de la población en la misma situación:
21.7% en Cuba, 20% en México, 19% en Panamá, 13% en El Salvador, 9% en Guatemala y el 5% en Costa Rica. La tasa de letalidad por la COVID-19 en la población de 60 años y más alcanzó el 33,4% en México, 13,6% en Cuba, 5,7% en República Dominicana y 4,9% en Costa Rica. El total de personas mayores fallecidas en estos cinco países fue de 18.548.
El 12 de julio del 2020 la alcaldesa mayor de Bogotá, Claudia López, expidió el decreto No 169, mediante el cual se tomaban una serie de medidas, el cual decía textualmente: “Por medio del cual se imparten órdenes para dar cumplimiento a la medida de aislamiento preventivo obligatorio y se adoptan medidas transitorias de policía para garantizar el orden público en las diferentes localidades del Distrito Capital”. Después de este decreto una gran mayoría de alcaldes y gobernadores replicaron estas en medidas en sus lugares de jurisprudencia.
A medida que fue avanzando la pandemia los entes de salud, fueron conociendo mejor el virus. Intentaron predecir el comportamiento, pero se encontraron con que unas de las principales características de este, era su capacidad de mutar fácilmente, lo cual dificultó el proceso de contención. Para el mes de julio del 2020, tres de cada cuatro muertes en Colombia eran de adultos mayores. La situación para este grupo de personas empeoraba cuando tenían algún tipo de comorbilidad (hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y falla renal). Por lo tanto, las medidas de seguridad iban direccionadas para ellos.
Antes del nuevo coronavirus, las cifras oficiales indicaban que las principales causas de mortalidad de los adultos mayores en la ciudad de Bogotá eran la enfermedad isquémica del corazón (60,1 por cada 100.000 habitantes), las enfermedades crónicas de las vías respiratorias(28), las cerebrovasculares (21,4), las hipertensivas (13,5) y la neumonía (11,6 por cada 100.000 habitantes). Según la página Saludata, que publica las cifras de la pandemia en la ciudad, en 2019 había 1’054.635 adultos mayores, de los cuales 399.806 tenían más de 70 años. Precisamente, estos son los bogotanos con más peligro de fallecer si se contagian. Al 28 de julio, de los 2.392 muertos por Covid, 1.783 (74,5 %) tienen más de 60 años.
Pasado el tiempo las alcaldías empezaron a tomar medidas en pro de la reactivación económica. Dentro del decreto No 169 solo algunas profesiones de primer nivel de importancia tenían el permiso para poder salir a laborar, posteriormente más profesiones hicieron parte de esta reactivación. En Bucaramanga se estipuló que los menores de edad podían salir a las calles tres veces por semana durante una hora en la tarde y una hora en la noche. Mientras, los adultos mayores fueron los más severamente castigados por la pandemia pues para ellos las medidas nunca se levantaron. Algunos de los mayores se encontraban en ancianatos; las visitas quedaron completamente abolidas por el alto riesgo de contagio, obligando a las personas a olvidar a los adultos mayores. Durante esta época de pandemia muchos se acercaron a sus familiares a través de la tecnología, sin embargo, barreras como la desmotivación y discapacidad hacen dificultoso el uso de herramientas virtuales para los adultos. Así mismo, sumado a todo lo anterior, según un estudio de la universidad de La Sabana, el 74% de los adultos mayores (más de 4 millones) no tiene pensión, el 40% sufre de depresión y por lo menos 400 son abandonados cada año en Colombia, lo cual demuestra que no hay garantías para esa población y en consecuencia envejecer se convierte en un hecho casi titánico. Actualmente las regulaciones han ido disminuyendo, hasta el punto en el que se contempla la posibilidad de retornar presencialmente a clases. Personalmente no soy optimista, considero que retornar a mitad de semestre puede ser muy riesgoso tanto médicamente como académicamente. Además, encontramos que la mayoría de las estudiantes son de otras ciudades y movilizarlos requiere de planeación. Esperemos que el otro año comencemos los estudios de forma presencial, que los planes de vacunación avancen y que de esta manera muchos de mis compañeros, que como yo, comenzamos de manera virtual nuestra vida universitaria, podamos recibir clases en las aulas.