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Perspectivas sobre la presencialidad
Jhon Stiven León Quintero
Estudiante del programa La pandemia originaria en China SARS–CoV-2 (COVID-19) generó estragos a lo largo y ancho de nuestro planeta, trajo consigo problemas económicos, políticos, ambientales y sociales, obligando a la humanidad a cambiar su forma de vivir. Un virus que desplazó el contacto físico y nos forzó a interactuar por medio de las redes sociales. La Universidad de Pamplona, al igual que los demás colegios y universidades del país tuvo que implementar un modelo virtual que ha funcionado por casi cuatro semestres consecutivos, sin embargo, el retorno a aquella vida que llevábamos antes del virus es lo que la mayoría anhelamos, pero ese regreso a las aulas no es algo que se de por simple deseo, para esto debemos tener en cuenta cifras, estadísticas y más concretamente saber cómo va el Covid en nuestro país. El 06 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud y Protección Social dio a conocer el primer caso de COVID-19 en el territorio nacional luego de los análisis practicados a una paciente de 19 años. Durante esa semana Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud y Protección Social, se reunió con secretarios de Salud del país, EPS, IPS, aseguradoras y agremiaciones para instaurar un plan ante la llegada del coronavirus a Colombia. De esta forma se establecieron estrictos protocolos de bioseguridad y algunas restricciones en el país. Luego de tres meses el país ya contaba con 91.769 personas infectadas, 3.106 personas fallecidas y 50.228 casos activos según autoridades competentes de salud, dejándonos atónitos por cifras tan aterradoras en tan poco tiempo. Los casos de Covid-19 fueron aumentando consecutivamente. En diciembre de 2020 ya teníamos 813.056 casos en Colombia, sin embargo, ese mismo mes, la luz al final del túnel para superar esta pandemia se hacía visible. La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU) aprobaba la primera vacuna contra el COVID-19. Pfizer-BioNTech se comenzaba a comercializar en el Reino Unido, y empezaba a ser producida en masa para hacerla llegar al mundo entero. En febrero de 2021 llegaban a Colombia las primeras dosis de tan anheladas vacunas. La primera persona en recibirla fue Verónica Luz Machado Torres, enfermera jefa de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Sincelejo. Con ella y la llegada del primer lote de vacunas con 50.000 dosis de Pfizer comenzó la vacunación contra la covid-19 en el país. Un gran primer paso para desterrar el virus de nuestra vida y nuestra sociedad. La vacunación ha avanzado de forma lenta, pero efectiva.
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Hoy en día, inicios de octubre de 2021, los casos de Covid-19 registrados desde el comienzo de la pandemia son aterradores, pues contamos con 4,950,253 casos, más de 126.000 muertos y 4,790,128 recuperados. Los más contagiados han sido personas de 20 a 40 años, reportando un 47.51% de casos masculinos y un 52.49 % de casos femeninos, sin embargo, el número de personas contagiadas por día es aproximadamente de 1702, un buen numero comparado con los 32.997 casos registrados el 24 de junio del presente año.
Lo cierto es que el progreso de vacunación en Colombia aun no nos asegura un pronto retorno a la vida que llevábamos antes de la pandemia y aún más cuando debemos luchar contra noticias falsas y supersticiones sobre los efectos que esta pueda ocasionar, ideas erróneas con las que tuve que lidiar personalmente.
Foto tomada por: Héctor Fabián Zamora. Recuperada de El Tiempo el 03 de octubre de 2021
En el mes de Julio llegaban las primeras dosis de Jannsen y Pfizer a mi municipio (Barranca de Upia – Meta), los comentarios negativos no tardaron en resonar en las calles, frases como “la vacuna tiene un chip de rastreo” o “las vacunas son invento para disminuir la población” eran muy comunes incluso dentro de mi familia. El Ministerio de Salud y Protección Social informó que, con corte al 15 de septiembre, Colombia superó los 38 millones de vacunas aplicadas contra el Covid-19. Bogotá lleva la ventaja en la vacunación con 6,95 millones de dosis aplicadas, Antioquia tiene 5,48 millones, Valle del Cauca 3,25 millones, Cundinamarca 2,26 millones y Santander 1,82 millones. Aunque vamos por buen camino, aún nos falta gran parte de la población para llegar a tan anhelada inmunidad. Todos estos datos nos permiten acercarnos a la realidad y dilucidar sobre un posible retorno a clases, principalmente en nuestra Universidad de Pamplona. Según una encuesta realizada por el COSEUP (Consejo Superior Estudiantil), en la que participaron 6,244 estudiantes (71% de Pamplona, 19.4% de Villa del rosario y Cúcuta y 4.5% de estudiantes a distancia, a los que también se tuvieron en cuenta) el 64% de los encuestados están vacunados contra el Covid-19 y un 52% está de acuerdo con el retorno a las aulas este mismo año, por supuesto, el número de encuestados no es suficiente para conocer la postura y la condición mayoritaria de los estudiantes. Aunque conocer la opinión de tantos estudiantes sea complicado, el sentimiento compartido en las clases virtuales es un indicador que nos puede servir como base para saber lo que quieren los alumnos. He notado el agotamiento mental y el cierto rechazo que han tomado algunos de mis compañeros por las clases virtuales. El deseo de los estudiantes de primeros semestres, que debido a la pandemia no conocen aulas ni pupitres es creciente y, por supuesto en su mayoría desean el regreso a las aulas, sin embargo, argumentan que no es conveniente regresar este mismo año dado el poco tiempo y el gasto económico que supone dicho regreso. Sin duda, la pandemia ha marcado la vida de cada uno de nosotros, nos ha vuelto vulnerables y por primera vez en mucho tiempo nos hemos sentido expuestos, indefensos y temerosos. No obstante, nos ha hecho fuertes, perseverantes y a muchos nos ha enseñado a apreciar la vida, una forma de vivir que no pensábamos que se pudiese ver afectada. El virus nos quitó nuestra libertad, resumió nuestras relaciones interpersonales a un teléfono y una computadora, nos volvió autodidactas e independientes, pero en este momento lo que más anhelamos es retomar esa vida que llevábamos, y que ahora vemos de forma extraña.