200 AÑOS DE IDENTIDAD EN LA FOTOGRAFÍA
ACERVO FOTOTECA NUEVO LEÓN | CURADURÍA VÍCTOR CAVAZOS
La ciudad de Monterrey en el tiempo
Monterrey hacia 1824 era un poblado de pocas casas y jacales estructurado por unas cuantas calles y una serie de acequias extraídas del Río Santa Catarina mismas que circundaban el asentamiento. Su crecimiento fue limitado hasta recibir la sede del Obispado que impulsó que su parroquia fuera adaptada como catedral provisional y que arribara el Obispo de Llanos y Valdés acompañado de médico y arquitecto, así se emprendió la construcción de una nueva catedral y un hospital obras que se sumarían a las capillas dispersas preexistentes.
Los esfuerzos por extender la trama urbana avanzaron a paso muy lento, entre las obras más destacadas les seguirán la apertura del Colegio Civil y la delimitación de la Alameda lo que extiende la traza de las calles hacia nuevos repuebles. Hasta fines del siglo XIX se concreta la ampliación del cuadrante habitado, con la construcción de las vías férreas, las estaciones de ferrocarril y las primeras empresas como la Cervecería y las fundiciones de metales a las afueras de la ciudad. El ferrocarril potenció la llegada de inversiones extranjeras y facilitó el comercio de los productos generados en Monterrey. Este factor sumado a los estímulos del gobierno de Bernardo Reyes acrecentaron los capitales locales y promovieron nuevas industrias a las que pronto se sumarían los centros bancarios, servicios administrativos y comerciales. Uno de los fenómenos más sorprendentes presenciados en esta época fueron las lluvias torrenciales que desbordaron el Río Santa Catarina en 1909 y 1910 arrasando con las construcciones aledañas a sus márgenes, aunque este fenómeno se ha presentado en múltiples ocasiones, la propuesta de rectificación y canalización del río fue posible hasta mediados de siglo XX.
En torno a las fuentes de trabajo surgieron grandes áreas de fraccionamientos habitacionales. Ante esta demanda de espacios surgieron los condominios y desarrollos verticales volviéndose frecuentes hasta nuestros días, así como la creación de sub centros urbanos para focalizar la densidad poblacional en distintas zonas. El crecimiento constante de la población, a su vez, alentaría la creación de centros educativos básicos y superiores y una gran diversidad de servicios como inmuebles para la salud, el deporte y el entretenimiento.
Las fotografías históricas de la ciudad de Monterrey muestran los constantes cambios y modernizaciones que ha tenido como demolición de inmuebles, remodelación de plazas y la constante búsqueda de solución a las demandas viales. Con todas estas imágenes se advierte la pérdida de los indicios históricos ante el embate constante del desarrollo y la regeneración de los conceptos identitarios.
